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El libro de Éxodo es

el segundo libro de la Biblia.

Continúa la trama del


libro anterior, Génesis,

que terminó con el nieto


de Abraham, Jacob,

guiando a su familia
de 70 personas hacia Egipto.

El onceavo hijo de Jacob, José,

había sido ascendido a ser


el segundo al mando en Egipto.

Él había salvado a toda su


familia de una hambruna.

Faraón, el rey de Egipto,

le ofreció a su familia que viniera


a vivir allá como un refugio seguro.

Tiempo después, Jacob muere en Egipto


y también José y todos sus hermanos.

Pasan alrededor de 400 años


y la historia del éxodo comienza.

Ese nombre se refiere al evento que ocurre


en la primera mitad del libro,

El éxodo de Israel desde Egipto.

El libro tiene una segunda mitad


que tiene lugar al pie del Monte Sinaí.

En este video solo enfocaremos


la primera mitad, donde siglos han pasado.

Israel fue fecundo,


se multiplicó y llenó la tierra.

Esa frase es un eco intencional

de la bendición que Dios le dio a toda


la humanidad en el jardín del Edén.

Nos recuerda de la gran historia bíblica


hasta ahora:

la humanidad perdió la bendición


de Dios por su pecado y rebelión.

Así que Dios escogió a la familia


de Abraham como el medio a través del cual
restauraría su bendición
para todo el mundo.

Pero el nuevo Faraón no ve


a Israel como una bendición.

De hecho, él piensa que este grupo


creciente de inmigrantes israelitas

es una amenaza para su poder.

Igual que en Génesis,

la humanidad se rebela
contra la bendición de Dios.

Aquí, Faraón intenta destruir


la fuente de bendición de Dios,

los israelitas.

Él los esclaviza brutalmente,


obligándolos a trabajos forzados,

y luego ordena que todos los niños


israelitas fueran ahogados en el río Nilo.

Faraón es, hasta ahora, el peor


personaje de la Biblia.

Su reino ejemplifica la rebelión


de la humanidad contra Dios.

Faraón ha redefinido el bien y el mal


de acuerdo a sus propios intereses,

que aún el asesinato de niños inocentes


se ha convertido en algo bueno para él.

Ahora, Israel clama por auxilio contra


esta nueva Babilonia y Dios responde.

En primer lugar, Dios da vuelta


a la maldad de Faraón,

cuando una madre israelita


lanza a su hijo al río Nilo,

pero en una cesta,

él flota sin peligro hasta donde está


la propia familia de Faraón.

Él es llamado Moisés
y crece hasta convertirse en el hombre

que Dios usará para vencer


la maldad de Faraón.
En la famosa historia
de la zarza ardiente,

Dios se le aparece a Moisés


y le manda ir delante de Faraón

y ordenarle que libere a los israelitas.

Dios dice que él sabe


que Faraón se resistirá,

así que traerá su juicio sobre Egipto


en forma de plagas.

Luego, Dios también dice que él


endurecerá el corazón de Faraón.

Entonces, se nos presenta la siguiente


parte importante de la historia,

la confrontación entre Dios y Faraón.

¿Qué significa eso que Dios dice


que él endurecerá el corazón de Faraón?

Es muy importante que leamos


esta sección de la narración

muy cuidadosamente y en secuencia.

En el primer encuentro
entre Moisés y Faraón,

simplemente se nos dice


que el corazón de Faraón se endureció.

No hay implicación de que Dios hizo algo.

En respuesta, Dios envía


las primeras cinco plagas,

cada una confrontando a Faraón


y a uno de sus dioses egipcios.

Cada vez, Moisés le ofrece una oportunidad


para que Faraón se humille

y deje ir a los israelitas.

Pero después de cada plaga, se nos dice


o que Faraón endureció su corazón,

o que su corazón se endureció,


lo está haciendo de su propia voluntad.

Finalmente, es con el segundo grupo


de cinco plagas que empezamos a escuchar

cómo Dios endureció el corazón de Faraón.


El punto de la historia parece ser este.

Aunque Dios sabía que Faraón


resistiría su voluntad,

de todos modos,

Dios le ofreció todas estas


oportunidades de hacer lo correcto.

Eventualmente, la maldad de Faraón


llega a un punto sin retorno.

Quiero decir, hasta sus propios consejeros


creen que él ha perdido la razón.

Es en este punto que Dios toma las riendas

y dobla la maldad de Faraón hacia sus


propios propósitos redentivos.

Dios atrae a Faraón hacia su propia


destrucción mientras salva a su pueblo,

que es lo que sucede después.

Con la plaga final,


es la noche de Pascua.

Dios le cambió las cartas a Faraón.

Así como él mató a los hijos


de los israelitas,

Dios matará a los primogénitos


de Egipto con una plaga final.

A diferencia de Faraón,

Dios proveyó un medio de escape


a través de la sangre del cordero.

Aquí la historia se detiene


y nos presenta en detalle

el ritual anual israelita de la Pascua.

En la noche anterior a la salida


de Israel de Egipto,

sacrificaron un cordero joven y sin mancha

y pintaron con su sangre los dinteles


de las puertas de sus casas.

Cuando la plaga divina


vino sobre Egipto,
las casas cubiertas
con la sangre del cordero

fueron pasadas por alto,


y el hijo primogénito fue librado.

Así que cada año después de eso,


los israelitas recrean esa noche

para recordar y celebrar la justicia


y la misericordia de Dios.

Pero Faraón, por su orgullo y rebelión,


perdió a su propio hijo,

y es movido, por fin,


a dejar en libertad a los israelitas.

Los esclavos israelitas


hacen su éxodo desde Egipto,

pero en cuanto se fueron,


Faraón cambió de opinión.

Reunió a su ejército
y persiguió a los israelitas

para una última confrontación.

Mientras los israelitas pasan a través


de las aguas sin peligro alguno,

Faraón
se precipita hacia su propia destrucción.

La historia del éxodo


concluye con la primera

canción de alabanza en la Biblia.

Se llama «el cántico del mar».

La última línea declara


que el Señor gobierna como rey.

La canción cuenta poéticamente sobre qué


trata la historia del Reino de Dios.

Se trata de cómo Dios está en una misión


para confrontar el mal en este mundo

y redimir a aquellos que están


esclavizados por ese mal.

Dios llevará a su pueblo


a la tierra prometida,

donde su divina presencia


vivirá con ellos.
Esta historia muestra
cómo se ven las cosas

cuando Dios es rey sobre su pueblo.

Después que los israelitas cantan


su canción, la historia da un gran giro.

Los israelitas están viajando a través


del desierto hacia el Monte Sinaí.

Tienen hambre, están sedientos


y empiezan a criticar a Moisés y a Dios

hasta por haberlos rescatado.

Ellos dicen que extrañan


los buenos tiempos en Egipto.

¡Es una locura!

Dios, en su misericordia, provee


a Israel alimento y agua en el desierto.

Pero estas historias


oscurecen el panorama.

Nos comenzamos a preguntar:

¿podría ser que el corazón de Israel


sea tan duro como el de Faraón?

Ya lo veremos.

Por ahora,

esa es la primera mitad


del libro de Éxodo.

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