Cooperativa Progreso y anexas.
Antecedentes y su fundación
L
os efectos del sismo pascual 7.2 grados Richter, que
estremeció a Mexicali la tarde del domingo 4 de
abril del 2010, fueron más devastadores en el valle
que en la zona urbana. A seis años del temblor todavía no se
concluyen las obras de reconstrucción de la red hidráulica
en el perímetro más dañado denominado Zona Cero (entre
otros, los ejidos más afectados fueron: Oaxaca, Sonora,
Nayarit, los Cucapá —Indígena y Mestizo—, Durango,
Zakamoto, colonias Carranza, Rentería, La Puerta,
Mariana, etcétera). Más de 3000 ha —con sus respectivos
poblados— se quedaron sin agua.
Al suroeste de la capital se yergue un edificio histórico
(1925) que no se escapó de sufrir daños en su estructura física
a causa del mencionado fenómeno natural. Este emblemático
monumento originalmente fue la sede de la colonia Progreso,
Sociedad Cooperativa Ilimitada. Desde la década de 1940 el
inmueble alojaba, primero a la subdelegación y luego a la
delegación municipal. Fue necesario trasladar las oficinas
municipales a la populosa colonia Santa Isabel y desde
entonces el viejo edificio quedó abandonado a su suerte, a
merced de vándalos saqueadores y a la erosión propia de los
fenómenos naturales, ni los vecinos del lugar ni las autoridades
tomaron acciones para evitar su progresivo deterioro.
Fue hasta el año 2012 cuando exresidentes de esta zona,
como el ing. Óscar Sánchez Ramírez, el ing. José Trejo
Alvarado, arquitecta Diana Guerrero González, ingeniero
Francisco Dueñas González, las cronistas de la ciudad:
maestra Yolanda Sánchez Ogás y la licenciada María Isabel
Verdugo Fimbres, sumados a todos los integrantes de la
Comisión para la Preservación del Patrimonio Cultural de
Mexicali y su valle —que entonces presidía el ingeniero Trejo
y después el profesor Rogelio Ruelas Parra— gestionaron y
solicitaron a las instancias federales, estatales y municipales
apoyo para su rescate, rehabilitación y reutilización en
beneficio de la sociedad rural mexicalense.
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A. C.
Lorenzo Hurtado Valenzuela*
En el año 2013, el XX ayuntamiento colaboró con la
limpieza y desalojo de vagabundos que pernoctaban en el
lugar. El 28 de noviembre del 2014 el alcalde Jaime Rafael
Díaz Ochoa por fin anuncia la obtención de recursos ($ 10
600 000 pesos) y pone en marcha la maquinaria y demás
elementos para la reconstrucción del antiguo icono de la
col. Progreso, declarando, además que será adaptado como
centro cultural. El proyecto es que esté funcionando como
tal a finales del 2015 (periódicos La Crónica, La Voz de la
frontera y El Mexicano).
Pero vayamos a asomarnos, por un momento, a la historia
de esta región para tratar de comprender las circunstancias
que motivaron la realización de este ambicioso proyecto
agropecuario de los años veinte del pasado siglo. No se
debe olvidar que las primeras actividades productivas de
los colonizadores del bajo delta del Río Colorado fueron la
ganadería y la agricultura, en ese orden.
A finales del siglo xix 80% de la península de Baja
California estaba en manos de compañías deslindadoras
y colonizadoras extranjeras (Herrera, 2002: 55). Estas
empresas aprovecharon las ventajosas facilidades brindadas
en la Ley de Cesión y Colonización de Terrenos Baldíos
decretada por el gobierno mexicano el 20 de julio de 1863.
El 30 de mayo de 1857 el jefe superior político de la Baja
California, don Rafael Espinosa otorgó la primera concesión
de tierras en lo que hoy es el Valle de Mexicali, que consistía
en quince sitios de ganado mayor en la banda occidental del
Río Colorado. (Herrera, 2002: 69).
El 16 de noviembre de 1916, el gobernador del distrito
norte de la Baja California, coronel Esteban Cantú Jiménez,
declaró caducos, por falta de pago de contribuciones, los
contratos de concesiones de terrenos celebrados por la
Compañía Inglesa, por la Compañía de Terrenos y Aguas
de la Baja California y sus antecesoras, embargándoles 6
500 hectáreas comprendidas en lo que hoy son las colonias
Progreso, Sonora, Zaragoza y el ex ejido Orizaba. Parte
55

2008. Edificio de la cooperativa progreso recientemente acondicionado para oficina de la Delegación concesionadas a Víctor Carusso,
Progreso antes del sismo del 4 de abril de 2010.
de las tierras embargadas el gobierno las arrendó a otros
extranjeros, como: Coats, Bannerman, Campbell, Stevens
y Burhans — a finales de 1920, vencidos estos contratos,
se rentaron 5 661 hectáreas al italiano Víctor Carusso—.
(Herrera, 2002: 75, 143, 144, 152). Con parte de estas y otras
tierras embargadas a extranjeros, el coronel Cantú fundó
en diciembre de 1916 las colonias Sonora, La Herradura y
Abasolo (estas dos últimas al este de Mexicali); en febrero
de 1918 la colonia Benito Juárez (hoy desaparecida con
ese nombre) y en abril del mismo año la colonia Zaragoza
(Herrera, 2002: 143).
El 15 de mayo de 1922 el coronel villista Marcelino
Magaña Mejía presentó al gobernador del Distrito
Norte de la Baja California Ing. José Inocente Lugo, 200
solicitudes individuales de tierras nacionales arrendadas a
extranjeros. Ante la negativa del gobierno, Magaña y su
gente se apoderaron de la concesión de la Signal Montain
and Cattle Company (4 060 hectáreas al noroeste de la
hoy colonia Progreso, barbecharon parte de los terrenos y
construyeron algunos jacales). Al recibir la queja de esta
compañía, el gobierno ofrece a Magaña y sus “muchachos”
terrenos nacionales en la Laguna de los Volcanes, quienes al
verificar las condiciones físicas de dicha zona, las rechazan
rotundamente ante la imposibilidad de cultivarlas por
campesinos pobres y sin apoyos —carta enviada por Magaña
a la Secretaría de Agricultura y Fomento el 5 de marzo
de 1923—. (Herrera, 2002: 144). En dos cartas, fechadas
a finales de 1923 y la segunda el 28 de enero de 1924,
Magaña Mejía expresa su inconformidad al presidente de
56
México, general Álvaro Obregón,
lamentándose de esta manera:
“no concibo que los terrenos sean
rentados a extranjeros, mientras
hay una inmensa mayoría de
mexicanos solicitándolos”. (He-
rrera, 2002: 144).
Obligado por la apatía que
las autoridades demostraron
a sus peticiones, Magaña se ve
obligado a invadir 500 hectáreas
quien a su vez las arrendaba a
agricultores chinos; también tomó
posesión de la hacienda Rancho
Verde de la Compañía Ranchera de la Baja California, S.
A., cuyos dueños extranjeros poseían por los rumbos de lo
que después sería el ejido Orizaba, al noroeste de Mexicali.
(Aguirre, 1983: 142-145).
El coronel Marcelino Magaña Mejía tiene el mérito
histórico de haber encabezado el primer movimiento agrario
en el valle de Mexicali, logrando establecer y arraigar en
estas tierras a gran cantidad de mexicanos, la mayoría de
ellos repatriados de California, de Arizona y otros lugares de
Estados Unidos de América, afectados por la depresión de la
postguerra mundial, ellos se sumaron a los ex revolucionarios
desempleados y sin tierras que siguieron leales a su jefe
Magaña; fundaron la colonia Magaña Mejía (ubicada en
lo que hoy es la colonia Sonora, II sección). En 1925, por
cuestiones políticas, se le cambió el nombre. Durante el
gobierno del general Abelardo L. Rodríguez se repartieron
muchos terrenos, dando preferencia a otros solicitantes,
ignorando a 2 805 magañistas. (Herrera, 2002: 142-145).
El 2 de noviembre de 1923 toma posesión, como
gobernador del Distrito Norte de la Baja California, el
general de división Abelardo L. Rodríguez ( ya había estado
en la región 1920, enviado por el presidente interino Adolfo
de la Huerta para investigar y presionar al coronel Cantú con
el fin de que dimitiera a su cargo de gobernador). Al analizar
la situación en la que se encontraba la inmensa mayoría de
terrenos del territorio (concesionados a extranjeros) toma
la firme determinación de ¨mexicanizar¨ la zona inmediata
a la línea divisoria con Estados Unidos de América por
medio del establecimiento legal (con títulos de propiedad)
de colonias agrícolas, de ésta manera se les podría apoyar
oficialmente con créditos, infraestructura agropecuaria,
insumos (agua, semilla, maquinaria y equipo), organización
en grupos de trabajo, etcétera. (Rodríguez, 1928: 67). En
1924 se agudizó el problema de desempleo, que ya en años
anteriores se venía presentando debido, principalmente a la
crisis que dejó la primera guerra mundial y a una prolongada
sequía en todo el territorio: gran cantidad de braceros
mexicanos retornaban a su patria en busca de trabajo y
tierras cultivables para subsistir. (Herrera, 2002: 146-163).
El gobernador Rodríguez tomó la decisión de rescindir los
contratos de arrendamiento de terrenos nacionales en la zona
1924. Edificio de la Cooperativa en construcción.
de la hoy colonia Progreso, indemnizando, justamente, a los
arrendatarios por las mejoras e infraestructura realizadas
en dichas tierras. Como ejemplo de los pagos se describen
algunos: El 4 de abril de 1925 se paga al sr. Juan Chiang
$ 56 226.82 dólares ($112 453.64 pesos) por concepto de
anticipos de renta de terreno, apertura de canal de riego y
demás obras realizadas en terrenos nacionales del Rancho
de Corona. El 7 de abril de 1925 se manda ministrar al
sr. Víctor Carusso $17 000.00 Dlls. ($34 000.00 pesos) con
cargo a la cuenta Hacienda Progreso administrada por el
gobierno, por las mejoras implantadas en terrenos que tenía
arrendados por el gobierno federal, conocidos como Rancho
Corona de esta municipalidad. Firmado por el gobernador
del distrito Gral. Abelardo L. Rodríguez y el secretario de
gobierno Antonio Murúa Martínez. (Rodríguez, 1928: 75).
Con el fin de arraigar y colonizar esta región con
1925. Edificio de la Cooperativa Progreso recién terminada su
mexicanos, se invitó a familias que sobrevivían precaria- construcción.
mente en distintos campos agrícolas, proporcionándoles
gratuitamente transporte, comestibles y medicinas.
Inicialmente se instalaron 230 familias en 2 230 hectáreas
para que cada una trabajara ocho de estas hectáreas;
posteriormente se amplió la superficie con 1 500 ha, dotando
con 16-00 a cada familia. Cuando quedó fraccionado, este
núcleo agrícola recibió el nombre de colonia Progreso
(Rodríguez, 1928: 76). A todos los colonos se les repartió:
instrumentos de labranza, animales, semilla y a algunos
se les dotó de casas de madera, asimismo, se le asignó al
grupo $75 000.00 pesos mensuales para comprar artículos
de primera necesidad, pastura para sus animales, etc. Se
instalaron dos plantas de bombeo Fairbanks Morse de
100 caballos de fuerza para irrigar las colonias Progreso,
1925. Interior de la planta alta del edificio de la Cooperativa
Zaragoza y Sonora que sumaban 5 000 ha, se invirtieron
Progreso donde se celebraron las reuniones.

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1983. Reinauguración del edificio de la Progreso, después de una
más de las reparaciones totales del inmueble. Devela la placa el
gobernador del estado Roberto de la Madrid Romandía (1977-1983).
Sra. María Espinoza y Manuel Andrade Prieto, delegado.
1983. Exterior del edificio de la Progreso el día de la inauguración de
su acondicionamiento.
2015. Mausoleo del general Abelardo L. Rodríguez en el cementerio
del poblado de El Sauzal de los Rodríguez en Ensenada, B.C., el
general falleció el 13 de febrero de 1967. Él fue el creador de la
colonia Progreso cuando fue gobernador del Distrito Norte de Baja
California de 1925 a 1930.
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$ 100 000 pesos en las bombas y su instalación. Además se
les dotó de 17 tractores Fordson que costaron $34 000 pesos.
El gobierno del territorio tuvo la visión y convencimiento
de las bondades del trabajo y organización en forma colectiva,
transmitiendo a los colonos dichas ideas, procediendo a
seleccionar, entre ellos, a los más entusiastas, honestos y
trabajadores integrando una cooperativa industrial. Para
el logro de este proyecto se contrataron los servicios del
abogado Luis Gorozpe (desde la Ciudad de México) para
la organización, al experto alemán A. Eickemeller como
técnico y al Ing. Salvador España como gerente.
El 31 de diciembre de 1925 se firmó el acta constitutiva
de la colonia Progreso y Anexas, Sociedad Cooperativa
Ilimitada, integrada por 230 colonos y 5 300 ha, controlada
en forma absoluta por el gobierno del distrito, estipulando
que la Cooperativa sería mixta, es decir: de crédito,
consumo y producción, y de responsabilidad ilimitada, es
decir que cada socio responde solidariamente de todos los
compromisos contraídos por la Sociedad. El gobierno donó
un excelente edificio de concreto armado, invirtiendo $90
000 pesos. La planta baja albergó la gerencia, Depto. de
Contabilidad, tienda y almacén de artículos al mayoreo. En
la planta superior se instaló la biblioteca de la Sociedad y un
amplio salón de sesiones y otros eventos. El capital inicial
de la Cooperativa, aportado en calidad de préstamo por el
gobierno, se ministró de la manera siguiente:
Dos plantas de bombeo $99 764.88
Una planta despepitadora de algodón 67 969.62
Un molino harinero 31 509.46
Una fábrica de pastas alimenticias 6 199.26
Siete casas habitación 3 500.00
Dos dragas 39 100.00
Un camión Moreland 8 424.18
Un camión Ford 1 643.78
Como primera exhibición, 10% sobre $362 540 pesos,
importe del capital inicial. (Esta suma se cargó a los colonos
en sus cuentas corrientes). Suma $ 294 365.18. (Rodríguez,
1928: 79).
Además, mensualmente, el gobierno ministraba a cada
socio cantidades en efectivo para adquirir: comestibles,
ropa, medicinas, insumos agrícolas (semilla, fertilizantes,
agua, forraje para sus animales de trabajo), implementos
y demás gastos, tanto para las labores agrícolas, como
administrativas. Estas cantidades se pagaban con el
producto de las cosechas, gravándose con 1 % anual.
 2014. El edificio de la Progreso,
vandalizado después de que se condenó
y fue abandonado después del sismo del
4 de abril de 2010.

El capital social se integró dotando a cada socio con Una rastra de picos 133.30
acciones de $ 100.00 por hectárea de terreno adjudicado, Un arado surcador 73.30
pagaderos en 10 anualidades. Un fresno 100.00
Un cuadro para arrastrar 100.00
Se llevaba una contabilidad particular por colono,
Cuatro mulas 533.50
registrando en una libreta todo lo que se les proporcionaba Guarniciones, balancines, etcétera. 262.20
mensualmente. El socio se comprometía a entregar a la Y la cooperativa tenía cultivando la siguiente superficie:
cooperativa todo lo que producía (aunque ya no tuviera Cultivo Hectáreas
deudas con la sociedad). Si algún socio, en forma reincidente, Algodón 2,730
no cumplía con el reglamento establecido se le suprimía Alfalfa 1,000
Trigo 750
toda ayuda.
Caña de azúcar 100
Al final del ciclo agrícola las pérdidas o ganancias se Maíz de Egipto 110
repartían proporcionalmente, según las operaciones realizadas Melón 50
por cada socio, asignando 40% de las utilidades para el fondo Cebada 75
de reserva de la organización (Rodríguez, 1928: 80). Legumbres y otras plantas 25
Total 4 840 (27).
Los principales cultivos de la cooperativa eran: algodón,
Con el propósito de estimular el trabajo, producción y
trigo, alfalfa, maíz de Egipto (sorgo para sus animales)
el arraigo de los colonos asociados, el gobierno del distrito
frijol, maíz, caña de azúcar, cebada, legumbres, cítricos,
instituyó los siguientes premios:
además de productos de origen animal como leche y carne
1º. Una vaca pura sangre para el productor de la primera
de bovino, huevo, pollo, carne y manteca de cerdo, etcétera.
paca de algodón.
El gobierno les repartió también 20 vacas lecheras finas,
2º. Una cortadora y rastrillo forrajero al socio que
cerdos de buena raza (la manteca era ingrediente primordial
obtuviera el mejor rendimiento por hectárea de algodón.
en la cocina), 1 500 gallinas importadas.
3º. Una pareja de cerdos de raza pura al segundo lugar
Para el año de 1928 cada socio de la cooperativa estaba
en rdto. /ha.
dotado de:
Además se les dotó con un vivero de árboles frutales,
Un arado para barbechar $ 84.00
Una rastra de discos 277.70 en el que había: vid, olivos, toronjos, limoneros, naranjos,
Una sembradora 144.00 higueras, duraznos, membrilleros, perales, albaricoques y
Una cultivadora de discos 218.80 ciruelos. Asimismo, los socios recibían capacitación en una

59
 Como dato histórico se
registra que fue en la colonia
Progreso en donde, por vez
primera, en el valle de Mexicali,
se instalaron: La propia
cooperativa agroindustrial, una
despepitadora de algodón y el
primer molino harinero con su
fábrica de pastas alimenticias.
Desafortunadamente este
auge duró poco tiempo, en 1928
se detectaron anomalías en la
recuperación de créditos otorgados
a socios carentes de vocación
agrícola que se incorporaron al
1983. Grupo de funcionarios frente el edificio de la Progreso después de la reinauguración de su grupo solo para aprovechar las
acondicionamiento en marzo de 1983. Entre los presentes en la foto: De izquierda a derecha: entre facilidades crediticias. Ese año
otros: sentados: Pedro Pérez y Ramírez “Peritus”, cronista de la ciudad, Rodolfo Escamilla Soto,
la empresa reportó pérdidas por
expresidente municipal (1954-1956), no identificado, Manuel Andrade Prieto, delegado municipal,
Roberto de la Madrid Romandía, gobernador del estado, señora María Espinoza, Eduardo Martínez $ 1 000 000. 00 —un millón de
Palomera, presidente municipal de Mexicali (1980-1983), ingeniero Carlos Rubio Parra, expresidente pesos—. (Walter, 1991:133).
municipal (1962-1968), José María Chemalo Rodríguez Mérida, expresidente municipal (1965-1968),
Ernesto García, expresidente municipal (noviembre 1977). Atrás, de pie: siete no identificados, La debacle se agudizó al
Enrique Villegas Leyva, dos no identificados, Sonia Maldonado, Eduardo Martínez Lara, Anastacio finalizar el periodo de gobierno
Gerardo, exdelegado municipal, no identificado, Luis Granados González, exdelegado municipal, y
del general Rodríguez (diciembre
Ángel Valencia y no identificado.
de 1929). Aumentaron los
estación experimental, donde ensayaban y seleccionaban desfalcos crediticios por parte de algunos socios y la
los cultivos más redituables, así como el manejo del agua, corrupción de empleados y funcionarios de la institución
aplicación de fertilizantes, etcétera. Se construyó una que, vergonzosamente, desvirtuaron los nobles objetivos del
escuela primaria para los hijos de los socios y por la noche cooperativismo.
asistían los adultos, funcionaba una surtida biblioteca; se A principios de la década de 1930 la cooperativa dejó de
contaba con un botiquín de primeros auxilios y dos veces operar, ignominiosamente, envuelta en denuncias penales,
por semana un médico daba consulta a las familias. Se pleitos judiciales, embargos, etcétera.
conformó un buen equipo de béisbol.
En poco tiempo se observaron las ventajas y el cambio Referencias
socioeconómico logrados por este tipo de organización: Aguirre Bernal, Celso: (1983). Compendio histórico-biográ-
aquellos campesinos desesperados, con hambre y sin fico de Mexicali. Tercera edición. Mexicali. Sin editorial.
tierra aprendieron a trabajar en armonía y con magníficos Herrera Carrillo, Pablo. (2002). Reconquista y colonización del
resultados productivos; se fomentó la solidaridad (en valle de Mexicali y otros escritos paralelos. Colección Baja Ca-
caso de fallecimiento de algún familiar, recibían el apoyo lifornia: Nuestra historia. uabc, XVII Ayuntamiento, icbc.
de los demás), la vida sana (se prohibieron las bebidas Rodríguez, Abelardo L. (1928). Memoria Administrativa
embriagantes en la comunidad). A nivel municipal del gobierno del Distrito Norte de la Baja California, 1924-
los integrantes de la cooperativa Progreso gozaban 1927. Edición original.
de prestigio como buenos ciudadanos y tanto en las Walter Meade, Adalberto. (1991). Orígenes de Mexicali.
instituciones públicas, como en los comercios locales Mexicali, Baja California. Universidad Autónoma de
recibían un trato especial. Baja California.

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