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un nuevo espacio del Centro de Estudios de Género de la UNED, dentro de la serie Género e
Igualdad, que en esta ocasión vamos a dedicar a iconografía mariana.

En el estudio me acompañan Honorio Velasco, catedrático de mérito en el Departamento de


Antropología Social y Cultural de la UNED, profesor de Antropología Cognitiva y Simbólica.

Un placer encontrarnos en este estudio, profesor Velasco, y bueno, un especialista, un


verdadero especialista en iconografía mariana, yo creo, diremos porque este tema.

Buenos días y muchas gracias por asistir a esta cita.

Buenos días, Miguel, encantado igualmente.

Y Elena Hernández Corrochano, que es secretaria docente del Centro de Estudios de Género
de la UNED.

Ella es también profesora dentro del mismo departamento de Antropología Social y Cultural.

Elena, buenos días.

Buenos días, ¿qué tal?

quería, no sé si justificar, no hay por qué justificar, pero por qué vamos a dedicar este
programa, Iconografía Mariana, dentro de esta serie de género de igualdad que lleva a cabo el
Centro de Estudios de Género de la UNED.

Bueno, pensamos que la importancia que tiene la figura de la Virgen María en la construcción
cultural de la feminidad y del género en el mundo occidental era importante tratarla.

De hecho, se ha tratado dentro de la propia teoría feminista y también dentro de la


antropología feminista.

y lo que pensamos que es para un primer paso a esto era traer un especialista en simbólica
para que nos dé ese marco global donde encajar los estudios de las iconografías y ya le
pregunto a Honorio y del papel de las imágenes en el cristianismo que es parte de nuestra
cultura.

Sí, efectivamente, la primera pregunta tiene que ver sobre todo con ese planteamiento.

¿Cuál es el papel que las imágenes han desempeñado a lo largo de la historia del cristianismo?

Bueno, por resumirlo en varios trazos, fuertes trazos, el cristianismo en realidad en los
primeros tiempos fue propiamente iconoclasta.

en el sentido en el que no aceptaba el culto a los emperadores y a los dioses romanos, en


particular en la Roma Antigua, no lo aceptaba porque claramente, dijéramos, eran en realidad
expresiones de idolatría.

Esta no aceptación se mantuvo con mucha fuerza en los cuatro primeros siglos.

En la Iglesia de Oriente

Y también, en buena medida, en Roma aparecen ya pronto algunas figuras representadas


dentro propiamente del culto cristiano.
En las catacumbas hay algunas de estas representaciones.

Esto extraña un tanto, teniendo en cuenta lo primero que había dicho, que el culto a las
imágenes era considerado como idolatría e incluso los primeros padres de la iglesia se
apoyaban en la Biblia para rechazarlo.

En la Iglesia de Oriente, sin embargo, empezaron a aparecer algunas imágenes que reconocían
como arqueropoéticas.

Significa

que aquellas imágenes habían sido hechas por manos divinas o por apóstoles.

En particular, se atribuyó a San Lucas algunas de estas representaciones primeras.

La presencia de estas primeras imágenes revela un culto a ellas.

Claro que el carácter, diríamos, de arqueropoéticas la transformaba igualmente, diríamos, en


objetos donados por la divinidad, trasladados en ese sentido, diríamos, al culto por los propios
seres sobrenaturales.

Se generó una controversia muy relevante en torno al siglo VI en la Iglesia de Oriente entre
iconodulios e iconoclastas.

finalmente predominaron los iconodulios, es decir, los que defendían el culto-devoción de las
imágenes con un matiz.

No se trataba de idolatría.

Se trataba propiamente de iconodulia, o sea, del afecto tenido a las imágenes, no


propiamente de la veneración, hasta el punto en ese sentido, diríamos, de la visión
incondicionada, que luego, sin embargo, los devotos sí adoptaron.

En la Edad Media se empezaron a justificar como la Biblia de los pobres, se decía Biblia
pauperum,

porque la manera de enseñar el dogma a los iletrados dependía fundamentalmente de las


representaciones en el arte.

En particular, eso explica el desarrollo del arte románico, fundamentalmente un desarrollo


muy rico en matices, con una gran carga de simbolismo, sin ninguna duda, pero que
fundamentalmente se justificaba

como la manera de enseñar el dogma a quienes no sabían leer.

Es bien conocido que la reforma luterana

pues trató en ese sentido de recuperar estas posiciones primitivas de la iglesia, iconoclastas,
desechando de las iglesias las imágenes.

Sin embargo, algunas otras versiones del protestantismo, por ejemplo, la iglesia anglicana,
pues mantuvo el culto a las imágenes.

Y en realidad, a lo largo del tiempo, esta doble visión ya ha continuado.

Es decir, cada planteamiento de reforma


con la intención de volver a la primitiva iglesia, llevaba consigo la iconoclasia.

Pero la reacción que producía a veces generaba incluso una mayor orientación y un mayor
culto hacia las imágenes, hasta el punto de que los distintos concilios, en particular el Vaticano
II, intervino muy claramente sobre algunas formas que entendía desmesuradas de la
religiosidad popular.

Yo lo he vivido eso como experiencia de campo.

Muchos de los de las diócesis acometieron una limpieza en los santuarios y en las iglesias,
llamando limpieza a quitar de ellos elementos que, por ejemplo, aparecían como esbotos,
colgados como ofrendas a las imágenes.

Aún así, con todo,

las versiones de la iconografía a lo largo de los tiempos han sido y siguen siendo numerosas.

y sigue perviviendo en el concepto, diríamos, más nuclear del cristianismo que tiene
conciencia, diríamos, de iglesia, manteniendo los valores que entienden como valores
cristianos más trascendentales, pues al mismo tiempo sigue habiendo este planteamiento
iconoclasta de que rechaza cualquier otra actitud ante la imagen que no sea

la de simple, mero recuerdo para los devotos, para los fieles, recuerdo de los seres a los que
representa.

No sé si podemos hablar de una focalización de las imágenes de la Virgen María.

Sí, en el sentido en el que ha sido la figura de la Virgen María

uno de los temas, tal vez el tema principal de la representación iconográfica cristiana.

Lo explicaré primero con un punto que tiene que ver con la propia teología.

El desarrollo de la teología cristiana en los primeros tiempos, como se sabe, fue muy

fue muy controvertido en el sentido en el que numerosas herejías se fueron generando a


medida que se iban desglosando, dijéramos, los distintos aspectos principales del dogma
cristiano.

Uno de ellos fue el de la declaración de la doble naturaleza de Jesucristo, divina y humana.

es en esta perspectiva en la que debe entenderse qué representa la Virgen.

Precisamente la atención hacia la Virgen es lo que justificaba dentro de la propia iglesia la


naturaleza humana de Cristo.

Esa naturaleza humana en ese sentido quedaba no solamente por la representación del propio
Cristo, que se evitó bastante tiempo,

y más que la propia figura de Cristo era la cruz vacía, la expresión más primitiva del
cristianismo, acompañada por una figura que empezó a actuar en ese sentido como de
representación por mediación, es decir, la madre que tiene al hijo.

Y esa figura de la madre que tiene al hijo es claramente la primera figura de la Virgen.
Y dentro de este interés que hay por la Virgen María como motivo iconográfico, ¿nos podrías
hablar de la variedad de tipologías que hay de la iconografía mariana en nuestro país, y fuera
de nuestro país, pero en nuestro país que hay varias?

Sí, especialmente.

Especialmente.

Bueno, pues sin duda ninguna este es el tema principal de lo que se conoce como una sección
de la historia del arte cristiano, la iconografía mariana.

En España hubo un primer trabajo de Pérez Sánchez en los años 40 sobre el culto de la Virgen
en España, pero sin duda ninguna la figura más representativa fue Manuel Trens,

un presbítero especialista en Historia Sagrada, que publicó un volumen también en los propios
años 40, titulado así, María en la iconografía del arte cristiano.

En esta obra, que es clásica, es una referencia inevitable, ya hay una tipología,

de la iconografía mariana, pues, en principio aceptada, aunque luego ya claramente, desde los
años 40 aquí, ya ha transcurrido, ha habido un desarrollo muy importante de la historia del
arte cristiano en España y, naturalmente, bueno, y de la historia del cristianismo.

Y esa tipología, dijéramos, que ha sufrido distintas variaciones.

A ver, por tratar de simplificar,

La primera tipología sobre todo está construida en torno a la representación de la Virgen


María en la Iglesia de Oriente.

Y desde ahí, luego en Roma y en la cristiandad en general.

En esta primera fase de la iconografía mariana, hay una serie de tipos principales.

Ya he hablado antes de que los primeros tipos se caracterizaban por ser arqueropoyéticos, o
sea, aquellos que habían sido recibidos de manos divinas.

Entre estos, los primeros fueron los de la representación de la Theotokos, o sea, la madre de
Dios, cuya caracterización luego, posteriormente, recibió el nombre de Maiestas.

Es la madre que sostiene al niño.

En realidad, es el trono.

es el trono.

En realidad, la madre que sostiene al niño, ambas en esas postures característicamente


hieráticas, no se miran a sí mismos, es decir, ambos están orientados hacia los devotos, hacia
los fieles.

Y el niño saliendo, diríamos, saliendo más cercano, y la madre detrás sosteniéndolo.

La posición ya, si en el centro o en un lado, parece que es posible que las primeras imágenes
fueran propiamente las entronizadas, es decir, las que tenían a la madre como trono, con el
niño en medio, y luego, posteriormente, la figura del niño se fue posicionando en uno u otro
lado.
En este sentido, el desarrollo que se entiende como segundo, pero también arqueropoéticas,
es la famosa imagen conocida como odegetria.

Odegetria o idigitria.

Bueno, hay diferentes formulaciones terminológicas sobre ella.

Es la madre que tiene al niño en el brazo izquierdo y la mano derecha dirigida hacia él.

Esta dirección ha sido interpretada como camino, como la indicación de que la madre está
diciendo que el cristianismo, que la vivencia cristiana es un camino hacia Dios, hacia Cristo.

Se sabe que la representación primera de la Odegetria, que desapareció en la toma de


Constantinopla en el siglo XV,

se sabe que esta imagen que desapareció era imagen de cuerpo entero, quiero decir, no era
un busto, era todo el cuerpo, con el niño en el brazo izquierdo y el brazo derecho dirigido hacia
él.

En torno a estas dos figuras básicas hay otras más.

Una de ellas se conoce con el nombre de Eleusa,

Es la madre dulce, la que acaricia al niño.

A veces la acaricia es piel con piel, cara con cara, así como inclinada la cabeza de la madre
hacia la cabeza del niño.

Otras veces, propiamente, acaricia con manos.

Eleusa.

Una variante de esta es la galactotrofusa, que nosotros conocemos con el nombre de la Virgen
de la Leche.

que luego ha tenido muchas variantes, pero la que más se conoce es la que se atribuye a San
Bernardo.

El episodio que se atribuye a la biografía de San Bernardo que gratificó, por decirlo así, la
devoción a unas gotas de su leche.

Hay otras variantes de estas, pero estas son las principales.

Hay una que se reconoce como virgen de la victoria, pero que no representa propiamente, no
es una virgen guerrera, es simplemente una virgen igualmente acompañada del niño y que
luego ha sido modelizada en muchas imágenes patronales.

En advocaciones.

Sí, con muchas advocaciones.

Bueno, estas son las principales, pero yo no querría dejar de señalar que una parte muy, muy
importante de la iconografía mariana está basada en la representación de episodios de su vida,
acompañada de Jesús o no, en un primer momento de la propia infancia, y también de su
madre, Santa Ana.
Y hay un tipo de imágenes que muchos reconocerán, porque las deben haber visto en las
exposiciones e incluso en las propias iglesias, que son madres abrideras.

Es decir, que se abren mostrando el interior y en algunos casos se llama la Santa Ana triple,
que es una Santa Ana, la abuela, que se abre y aparece la imagen de la Virgen, que se abre y
aparece la imagen del niño.

No tiene nada que ver con las muñecas rusas.

Pero sí es muy interesante.

¿Estas tipologías tienen un contexto histórico?

¿Aparecen en un momento o aparecen todas a la vez?

No, no, no.

Estaba tratando de ir mostrando el desarrollo.

Y si hay algún estudio que nos diga por qué estos cambios.

Sí, ya lo creo.

La iconografía mariana, como antes ya citaba, tiene un trabajo enorme en la historia del arte.

Hay claramente, por un lado, una motivación dogmática.

Es decir, la expresión, la representación de los dogmas se ha hecho muy principalmente a


través de María.

incluso la María en gloria, hoy la María ascendida a los cielos, asunta propiamente, más que
ascendida, asunta a los cielos, es igualmente parte, diríamos, de la expresión de distintas
formulaciones del dogma cristiano.

Pero, fundamentalmente, es la imagen de la Virgen al lado de la cruz,

el núcleo de la representación, en ese sentido, de cómo la figura de la Virgen está asociada a


la condición humana y divina de Cristo.

¿Qué decir de la inmaculada concepción?

Que fue todo un dogma.

La representación, además, simbólica.

Hay antecedentes del dogma, sin duda, antiguos, pero como se sabe, su declaración como tal
fue bastante tardía.

También pasó con la Asunción.

Fue anterior, pero también pasó con la Asunción.

En este aspecto, dijéramos claramente, las representaciones tienen que estar asociadas a los
motivos que la jerarquía eclesiástica ha tenido en la difusión pastoral de los dogmas.

Pero, por ejemplo, las advocaciones no dejan de tener un arraigo en la religiosidad popular,
porque además en España hay un gran número de advocaciones y además con cambios de la
Virgen del Carmen a la Virgen del Rosario,
cambios que van dándose dentro de las propias imágenes de la Virgen, que las van cambiando
de advocación, como ocurre, por ejemplo, en la alberca, que una misma imagen puede tener
varias advocaciones.

Eso va unido mucho a lo que es la antropología, a lo que es la religiosidad popular, digo yo.

Sí, efectivamente, claro.

Una vez dicho lo que he dicho acerca de cómo la figura mariana ha contribuido, diríamos, a la
visibilización, a la visualización, a la percepción visual de los dogmas cristianos, casi con la
misma intensidad desde la perspectiva de la antropología, debería decir que la Virgen ha sido
el objeto, el sujeto religioso más próximo en la religiosidad popular.

Desde el punto de vista de la pastoral eclesiástica, esto se justifica por el papel de la Virgen
como mediadora.

Pero desde el punto de vista de la expresión de la devoción popular, la figura de la Madre, de


la Madre protectora, de la Madre que acoge, de la Madre misericordiosa, esta seguramente es
la figura más cercana.

hasta el punto de entablar con ella, con la propia imagen, una relación que, desde el trabajo
de campo, permite asegurar, hasta donde nos es posible hacerlo, que se trata de una relación
personal.

Es decir, los devotos miran a la imagen como a una persona.

La tratan como a una persona.

Entablan con ella relaciones de intercambio.

ofrendas y petición de favores.

Cuidado, protección.

Hay muchos episodios que se cuentan durante la guerra civil española de la protección de las
imágenes, en particular de las imágenes patronas.

En el sentido de que la protección se daba claramente al objeto de culto, pero no menos a la


persona

que era la propia imagen y que los devotos tomaban tan cercanos y tan próximos a ellas como
si fueran vecinas de sus propias comunidades.

Esta condición de proximidad de la Virgen, por un lado madre, lleva a planteamientos en ese
sentido que parecen discordantes, es decir, una expresión del dogma, como puede ser la
inmaculada, cuando se convierte en imagen patrona se personaliza

Y entonces, dijéramos que la frialdad, el dogma, desaparece.

Hay imágenes patronas que son vírgenes de la soledad, son vírgenes del sufrimiento.

Pero respecto a ellas se establece la relación de modo que al personalizarla se espera de ella
ese trato de favor que los fieles, que los devotos piden a las imágenes.

Esta relación tiene algunos momentos particularmente cálidos, particularmente


emocionantes.
Cuando hemos hecho trabajo de campo en las fiestas populares y en las romerías, hemos
percibido en ese sentido, en el entorno, en momentos críticos, por ejemplo, cuando la Virgen
sale de la ermita o cuando vuelve a ella.

como la gente de una manera encendida, intensa, le expresa afecto.

Incluso hacen a la imagen bailar, esta especie de baile que se comunica al objeto que, sin
embargo, para los devotos, para los fieles, es siempre personal.

Bueno, yo quería hacerle a Honori una pregunta, porque esa cercanía al culto de las imágenes
de Marianas también transmiten valores hacia cómo se debe construir la feminidad en
determinados momentos o no dejan de ser, porque ya que son personas,

¿Algo nos dice la Virgen de cómo debería ser una mujer, por ejemplo, en determinados
momentos o no?

A ver, yo, como profesor de Antropología Simbólica, debo de subrayar algo.

Los símbolos son polisémicos.

Es decir, dicen muchas cosas.

A la vez, y de una manera condensada.

y además no solo transmiten ideas, generan emociones.

De manera que, en ese sentido, yo no soy capaz de encapsular los significados que se supone
que están insertados en las imágenes, de encapsularlos en una dirección o en otra.

Es evidente.

que el modelo de madre en la sociedad española, pues lo ha encarnado la Virgen.

Esto es una evidencia.

Y de hecho, en esa relación personal de la que yo hablaba antes, los devotos se consideran
niños, hijos.

Esta es una relación materno-filial.

Efectivamente, efectivamente, por lo tanto, la Virgen, claro, que ha contribuido de manera


decisiva a la imagen de la feminidad, pero también a sus cambios.

Sí, porque las educaciones cambian también.

Claro, también.

Y de hecho, en las representaciones, diríamos, iconográficas, en los distintos tiempos, eso se


aprecia.

Que evoluciona, ¿no?

No es algo que sea un símbolo, sea una foto fija.

Exactamente, no son fotos fijas.

Formando parte de la vida de las personas, mucho menos.


O sea, si nos fijáramos propiamente en que la imagen, la talla de madera o el lienzo, es una
especie de foto fija,

pues efectivamente tendría a pensar que los significados que la acompañan y que están
asociados a ella se mantendrían iguales, pero no es cierto.

Lo que se trata más bien es que, como decía antes, los símbolos son polisémicos, y a lo largo
del tiempo es posible que las formas permanezcan, pero los significados asociados a ella no.

Y entonces, incluso la propia figura de madre en la Virgen tiene muchos matices.

Claro que hay representaciones marianas, incluida la Inmaculada con el dragón debajo de los
pies.

Hay otras representaciones.

Yo tengo un cuadro que adquirí en una tienda de antigüedades de una imagen de la Virgen
ayudando a los cristianos a vencer a los moros.

En los distintos tiempos, en relación con las vicisitudes de las comunidades, estas figuras
cambian, van con significados diferentes.

A veces la madre protectora también es la madre triste, y otras veces es la madre firme.

Así que, en este sentido, esta vitalidad que se le ha dado a las imágenes, esta vitalidad es,
desde el punto de vista antropológico, lo más fascinante.

A la hora, diríamos, de acercarse a una comprensión de hasta qué punto el culto a las
imágenes en el cristianismo, en España en particular, está tan incorporado.

Siguiendo con ese ánimo que queremos dar a las personas, a seguir estos estudios y aplicarlos
en el caso de las personas que trabajamos teoría feminista a nuestro campo y a ver

Me gustaría que volvieras a retomar que a mí, por ejemplo, cuando hice mi tesina y que tenía
que ver mucho con vírgenes, me emocionó.

Es cómo hay que leer las imágenes, porque no es igual, no va igual la virgen cuando es virgen
que la virgen cuando es madre, le cambia el pañuelo, la simbología que lleva, aparte de la
serpiente o... Esa lectura que hay que aprender.

Pues exactamente esto es un motivo de investigación.

Por un lado, en la medida en que la Iglesia ha tenido un celo particular sobre la representación
iconográfica, dijéramos que no hay ningún detalle, en términos iconográficos, que no responda
a lo que se llama a un programa iconográfico.

Por lo tanto, guardado, vigilado desde la autoridad eclesiástica.

Eso por un lado.

Pero por otro lado, como decía antes, los significados asociados a las imágenes por parte de
los devotos son muy ricos y van mucho más allá de las intenciones programáticas de las
eclesiásticas.

Así que es necesario, por un lado, prestar atención a los detalles.

La Virgen en muchas ocasiones lleva un manto azul.


Pero no solo.

Hay otras veces que llevan mantos asociados a las órdenes religiosas.

manto blanco, por ejemplo, o túnica púrpura, o celeste, con velo, con corona o sin corona, con
estrella, con lirio, con manzana, por ejemplo, a veces también con cetro.

A veces también con cetro.

Todos estos componentes, desde el punto de vista de lo que he llamado programa de


representación, que viene sancionado por la Iglesia, tienen significados previos atribuidos.

Y es posible justificar documentalmente eso, porque en muchas ocasiones, en particular


durante el barroco, los historiadores han hecho estudios preciosos mostrando hasta qué punto
los encargos que habían hecho los escultores habían cumplido con el programa eclesiástico.

Y aquí tiene que estar el lirio porque representa la pureza.

O tiene que estar la manzana, porque la manzana representaba a Eva, pero en el caso de la
Virgen está en ese sentido, dijéramos, mudada de valor.

O tiene que estar las estrellas, que por un lado indican la condición de gloria, del lugar donde
está.

la gloria.

O los colores que representan, una vez más, la pureza, o bien, en algunos casos, la fortaleza.

Y en el caso del dolor, los negros.

Este conjunto de detalles, que por un lado se refieren a la indumentaria, el velo, el manto, la
túnica, el cíngulo, la cinta.

Hay abocaciones de la Virgen como la Virgen de la Cinta.

Estos detalles, todos estos detalles, claro que tienen que ser objeto de la investigación, pero
en la investigación antropológica no asumimos que la intención de la representación haya sido
precisamente el significado que los devotos le han dado.

Porque el caso, por ejemplo, de la Virgen de la Cinta es muy característico.

Que la Virgen de la Cinta se asocia con los embarazos.

En la condición iconográfica quería representar la Virgen de la Esperanza.

Pero no siempre.

A veces la imagen que es Virgen de la Cinta, dijéramos, tiene un cíngulo, pero es un cíngulo
que lo que hace es definir el talle, pero no el embarazo.

En este sentido, los devotos han hecho apropiaciones de significado y las representaciones
intencionadas ahí no deben de tomarse como un código de estos que ha quedado impreso en
la talla de una manera fija.

Es el dogma, lo que se ha que transmitir, pero luego la evolución popular le da otro carácter.

Exactamente, le da otro giro, a veces un giro inusitado.


A veces es un giro inusitado.

Por ejemplo, hay multitud de advocaciones de la Virgen.

La Virgen de la Parra, la Virgen de la Oliva, la Virgen del Roble, la Virgen de la Encina, la Virgen
del Pico, la Virgen de la Sierra.

Esto es enormemente ilustrativo de la capacidad que las comunidades, los pueblos han tenido
de resignificar.

Cuando se estudian las tallas y lo que representan, incluso los cuadros, pero que en mayoría
son tallas, o sea, imágenes de bulto, cuando se estudia qué tiene que ver la denominación que
le da el pueblo con la representación que está allí inscrita, es decir, tallada en piedra,

se ve que no hay necesariamente concordancia.

Hay algunos casos que sí, claro, por cierto, por supuesto.

En particular, las imágenes que se tienen como devociones, imágenes de devoción, son más
claramente imágenes que mantienen, diríamos, en representación los signos impuestos por,
incorporados por prescripción.

Pero las imágenes patronales no.

Las imágenes patronales llevan consigo asociados muchos significados que están fuera de los
límites de lo que fue el control eclesiástico de los significados religiosos.

Elena, Honorio, tenemos que poner punto final a este espacio.

La verdad que es un placer escuchar a Honorio, ¿verdad?

Un tema como el que hemos tratado hoy dentro, quiero recordar, dentro del Centro de
Estudios de Género en la serie Género e Igualdad que hemos dedicado a simbología mariana.

Yo creo que cualquier tema de investigación tratado por un experto, en este caso Honorio
Velasco, que es catedrático de mérito del Departamento de Antropología Social y Cultural,
profesor

de antropología cognitiva y simbólica cuando se trata como él lo trata, ¿no?

Yo creo que nos lo hace ver mucho más palpable, cosas que a lo mejor no habíamos... Y tan
vivo, que no.

Que lo transmite muy bien, ¿verdad?

Sí, porque nos ha transmitido hasta las imágenes, las hemos visto.

Y mira qué difícil en radio, ¿verdad?

Él lo decía y dice, bueno, no sé cómo voy a hablar de imágenes en radio.

Bueno, pues prueba conseguida, profesor Velasco.

No hay nada comparable con asistir y hacer trabajo de campo con las gentes en esa situación.

Yo creo que a partir de ahora, por lo menos en mi caso, me fijaré mucho más en las imágenes
y en las romerías, como ha comentado, o en el culto popular, que es enriquecedor y yo creo
que se puede ver de distintos puntos de vista, está claro.
Pues muchas gracias, Elena Hernández Corrochano, secretaria docente del Centro de Estudios
de Género.

Gracias a ti.

Y del Departamento de Antropología Social y Cultural también, como el propio Honorio


Velasco, y muchas gracias y espero vernos en alguna ocasión por aquí.

Claro que sí.

Hasta otra.

Hasta luego.

Adiós.

Con el Ave María de Schubert cerramos la emisión de hoy.

Nuestro espacio sin distancias volverá mañana, con nuevos temas en los que la educación y la
cultura tienen mucho que aportar.

Nos podéis seguir en Radio 3, en canal.uned.es y en Youtube UNED.

Gracias por la atención que nos prestáis.

Hasta mañana.

para un bebé cansado.

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