Está en la página 1de 3

LA REVOLUCIÓN POLÍTICA: TRANSFORMARSE EN LA ÚNICA Y ÚLTIMA INSTANCIA

José Sierra Pama

Barcelona, a 2 de Noviembre de 2023

“… España es el recuerdo de mi padre


y la ilusión de mi nieto …”
Con el permiso de quien
me ha inspirado estas líneas.

España … ¿qué es España? ¿Quienes votan a sus representantes o los representantes políticos
que resultan de unas elecciones? ¿Una esencia y un destino? ¿Un sueño o una pesadilla?

¿Son los políticos quienes deciden, o los plutócratas, el globalismo, la Unión Europea, los
anglosajones, el cuerpo de electores que vota, tal vez quienes no votan?

Si los políticos ya no deciden, eso es cierto, entonces para qué están, cuál es su función, qué
sentido tiene un sistema político de partidos tan enorme como abominable.

Los políticos y los partidos políticos son medios para traducir la voluntad de otros (sean los
electores o sean los oligarcas, sean los poderes extranjeros o sean los ideólogos) en leyes y
decretos. Las decisiones están tomadas por anticipado, no hay improvisación. El problema
radica en que la casta política puede ser más o menos voraz en la corrupción … e inculta o
incompetente. Todo eso debemos darlo por descontado.

El terrible drama actual y que no se percibe con toda su clara contundencia podríamos
enunciarlo en los siguientes términos: que la política solo se representa a sí misma y tiende a
ser autocrática en grado máximo y solo se sirve a sí misma, a los políticos y para los
políticos… dentro del Estado ya constituye una instancia autónoma y soberana respecto de
todos lo demás poderes (económicos, financieros, religiosos, militares, judiciales, etcétera) y
así actúa buscando el protagonismo absoluto y, para protegerse, blindarse de las intromisiones
del resto de instancias y poderes que no controla total o parcialmente. La política carece de
límites.

Este hecho capital no se considera, ni por periodistas ni por ‘expertos’ en sus análisis políticos,
de ahí su extravío.

España ha sido convertida por sus políticos al uso en una ‘nación constitucional’ (¿?) animada
por la ilusión ‘democrática’. Pero eso no es más que un resplandor de fuegos artificiales que
deslumbra pero que no tarda en apagarse. Después de la luz cegadora todo es opaco. Casi
todos están ciegos y así quieren seguir (de otro modo no podría explicarse el hecho de que se
vote y que se vote a partidos políticos tiranicidas de la población).

A nadie le importa su futuro ni el de los demás y, por extensión, ni el de los políticos ni el de


España, seguramente porque no hay futuro. Pero sobre todo porque el político se ha
constituido en el reflejo de su propia nación: zafio, ignorante, corrupto, desfondado, agotado,
inmoral, lascivo, desilusionado … Y esta nación parece no querer vivir, ha sentido ese desapego
que antecede a la muerte. Los políticos son los sepultureros. Nada más.

1
Ese hecho no es más que la legitimación, positiva, de todo cuanto sucede: la indiferencia
conduce a la disolución de la persona y, por tanto, de la nación. No podemos obviar ese hecho,
nos guste o no. Pero también es la ausencia de cualquier otra legitimidad, negativa, que actúe
por sustitución: porque no existen alternativas dentro del sistema de partidos políticos.

Si es indiferente el político para la historia también lo serán sus decisiones de Gobierno. No son
las acciones de Gobierno o la de los políticos quienes hunden o levantan un país. Son muchos
factores que concurren simultáneamente y muchos no dependen ni del país ni de sus políticos.
¿Entonces? La principal: la voluntad de no ser España, estado al que nos ha conducido este
desfondamiento que desestructura la familia, como vínculo esencial, y que destruye toda
ilusión colectiva. Estamos ante un discurso que se presenta como coherente, pero falso.

¿Por qué no les gusta a los españoles ese modelo de España, democrático y constitucional?
Habría que analizar en profundidad esa desidia y disidencia mortal.

No puedo negar esa evidencia. Ni puedo ni debo sustraerme de sus consecuencias.

El hecho de una investidura pagada a costa de leyes futuras no es nuevo. Sea la amnistía o el
referéndum o lo que quiera ponerse en la balanza de pagos. Eso es completamente
intrascendente … siempre que se mantenga incólume lo que representa España en la
conciencia de su población. Nada le alterará y nada la modificará, ni siquiera la zafiedad de sus
políticos corruptos porque su objetivo no es destruir España sino saquearla … salvo que
España ya no quiera ser.

Porque, sinceramente, ¿existe ese anhelo de España en una población que es un despojo, un
detritus ignorante que elige a quienes no tienen más programa que exterminarla?

Se está finiquitando una España que ha durado exactamente 45 años, para formular otra
España a imagen de los políticos. Y todos los políticos están de consuno en esa estrategia fatal.
La amnistía y todas las pamplinas son miserias. El objetivo no es otro que hacer de la política
la única y última instancia soberana de todo y de todos, someter todo a la política como
nuevo demiurgo de la existencia.

No. Usted se equivoca. Para mí lo que hace Sánchez no es una bajada de pantalón y ese tipo de
interpretaciones que toman la parte por el todo o lo personal (traidor, megalómano,
desequilibrado, soberbio, chulo, ignaro, etcétera) como explicación de unos hechos que no
tienen nada de personales sino que son exacta y precisa expresión de la política, de la política
entendida como el ‘arte de lo posible’.

La corrupción política es de dimensiones absolutas y pretende reorganizarse. Nada más. El


reparto del botín cambia. No hay nada en peligro, nada esencial. Repito: salvo que España no
quiera ser. Y en eso estamos: reorganizar el robo (los impuestos excesivos) y el reparto del
porcentaje de las cuotas entre los partidos políticos con representación y reconocer nuevas
formas de corrupción ... que quedarán impunes.

A Sánchez lo despacharán, porque es totalmente contingente y va por libre. Si Biden no se


relaciona con él y es permisivo con propalestinos en el seno de su gobierno… no va a durar. Y si
dura es porque no hay ningún otro político que pueda sustituirlo.

En efecto, se critica a Sánchez por hacer cualquier cosa para conservar el poder (del Gobierno).
¿Algún político, que pretenda denominarse político, no haría lo mismo? “Pues no”, me podrán

2
replicar. “Hay límites que no pueden traspasarse”. Entonces, hemos de reconocerlo, ya no sería
un político. “Entonces ¿qué sería?” Feijoo …

La amnistía no se convertirá en ley sino en su tumba política y puede que haya engañado o no
a Puchi y al resto de etnicistas pero acabará en una cuneta despreciado y vilipendiado. Tarde o
temprano. Si es pronto, bien. Si es tarde, bien. Porque pensar a estas alturas que existen
alternativas y diferencias, sustanciales, entre las distintas opciones que presenta el sistema de
partidos políticos es una anomalía que se paga con la ceguera y la incapacidad de entender lo
que sucede.

La investidura es su muerte política y lo sabe porque no es idiota como quienes le critican sin
entender nada: la política se ha convertido en el arte de lo posible y no hemos tenido un
político de esa hechura en los últimos 200 años.

España está muerta, la España democrática y prostituida que conocemos está muerta. El 1 de
Noviembre se celebró su gran fiesta. Nada augura que la nueva sea mejor.

También podría gustarte