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¿Qué dice la geología

sobre la edad de la
Tierra?
La pequeña comunidad donde crecí en el norte de los
Estados Unidos consistía de tierras de cultivo llanas,
intercaladas con cerros ligeramente ondulantes y bosques
frondosos. En un verano de mi adolescencia, nuestra familia
condujo hacia el oeste para unas vacaciones en las que
conocí las Montañas Rocosas.
Nunca olvidaré cómo lucían las montañas a través del
parabrisas, creciendo desde una manchita en la distancia
hasta llegar a ser cumbres altísimas y majestuosas. A mí me
fascinaba la escala colosal de las montañas y me preguntaba:
“¿cómo llegaron ahí?”.
Mi curiosidad sobre las montañas imponentes, rocas y
minerales coloridos, dunas de arena, ríos serpenteantes, y
otros paisajes interesantes me llevó estudiar geología. Los
geólogos investigan preguntas acerca de la historia, la
estructura, los componentes, los organismos, y los procesos
de la Tierra.
Los geólogos —incluso muchos geólogos cristianos— creen
que nuestro planeta tiene alrededor de 4,5 mil millones de
años.
Algunos podrían preguntarse: ¿Puede un cristiano estar
comprometido con la infalibilidad de la Biblia y todavía
aceptar la posibilidad de una Tierra tan vieja? ¿Importa la
edad de la Tierra? ¿Cómo es que los geólogos determinan la
edad de la Tierra si, después de todo, nadie excepto Dios
estuvo ahí cuando ocurrió la creación?
La intención de este artículo es proveer una introducción
muy breve al campo de la geología, en particular respecto a
cómo esta disciplina determina la edad de la Tierra. Además,
discutiremos cómo los cristianos debemos responder a esa
información.
Los científicos abordan esta pregunta —sobre cómo
podemos determinar la edad de las rocas en la Tierra—
desde dos puntos de vista principales: la edad relativa y la
edad absoluta. Una analogía de la edad relativa sería decir
que tu hermana es más joven que tú. La edad absoluta, por
otro lado, sería decir que tú tienes 32 años y tu hermana
tiene 24.

La edad relativa de las rocas


Los geólogos han establecido ciertos principios que pueden
ser aplicados a las capas de rocas y nos ayudan a determinar
la edad relativa de esas capas.
En muchos lugares alrededor del mundo podemos encontrar
capas horizontales (estratos) de rocas sedimentarias. Uno de
los puntos más famosos es el Gran Cañón del Río Colorado,
ubicado en el estado de Arizona en los Estados Unidos. En el
Gran Cañón podemos observar hasta 4800 metros de rocas
sedimentarias y volcánicas que son generalmente planas.
La mayoría de los sedimentos se depositan horizontalmente
en cuerpos de agua como los océanos, lagos, o ríos. Cada vez
que una capa nueva se deposita, se deposita
horizontalmente encima de una capa de sedimento más
viejo. Este es el principio de horizontalidad original, que
también dice que cualquier deformación (inclinación, rotura,
doblez) de la roca sedimentaria debe haber ocurrido después
de que la roca fue depositada.
El principio de superposición dice que, en una serie de rocas
sedimentarias no deformadas, cada capa de roca es más vieja
que la capa de roca que está encima y más joven que la capa
de roca que está abajo.
Finalmente, el principio de relaciones transversales dice que
cualquier característica geológica (como una falla o intrusión
de lava) que atraviesa las capas sedimentarias debe haber
tenido lugar después de que se formaron las rocas que se
atravesaron.
Usando estos tres principios, los geólogos se han vuelto muy
buenos en poner en orden los eventos que ocurrieron en
cierto lugar, de manera similar a cuando un detective
recolecta evidencia para determinar qué sucedió en una
escena del crimen.
En otras palabras, los geólogos estudian las características de
los sedimentos depositados por el viento, los ríos, los
glaciares, y en los profundos océanos del presente para
descubrir sus contextos corolarios del pasado, preservados
en el registro de las rocas.
Estudiando los sedimentos el Gran Cañón, o los más de 9000
metros de rocas sedimentarias en el norte de Utah, o los más
de 15 000 metros de sedimentos encontrados a lo largo del
Océano Atlántico, los geólogos pueden identificar los
contextos antiguos de desiertos, lagos, ríos, costas, y
océanos. La diversidad de ambientes que representan
condiciones cambiantes y la gran magnitud de las capas de
rocas sedimentarias indican fuertemente que deben haber
transcurrido largos periodos de tiempo durante su
formación.
Por otro lado, científicos creacionistas como Larry Vardiman,
quien propone que la Tierra tiene solo unos pocos miles de
años, han atribuido la deposición de estos sedimentos al
Diluvio de Génesis. Vardiman dice que:
“Parece que se formó una mezcla de lodo y arena en los
océanos por la acción de los eventos de inundación, que se
depositó en los continentes y los fondos oceánicos para
formar las capas de rocas sedimentarias”.[1]
Si este fuera el caso, uno podría esperar encontrar grandes
cantidades de sedimentos de varios tamaños, formas, y
composiciones entremezcladas en una masa de roca gigante,
desestructurada, y sin clasificar. En cambio, en muchos
lugares encontramos múltiples capas distintivas de roca que
representan ambientes muy diferentes al momento de la
deposición.
Volvemos al ejemplo del Gran Cañón, que incluye 15 grupos
distintos de formaciones rocosas formadas en diferentes
condiciones. Las capas de la Roca Cocorino se interpretan
como un ambiente de antiguas dunas de arena. En la piedra
arenisca de Cocorino se pueden encontrar huellas fosilizadas
de reptiles e insectos que alguna vez vivieron en las dunas de
este antiguo desierto. Por otro lado, se interpreta que la
Piedra Caliza Redwall, también encontrada en el Gran Cañón,
proviene de un entorno de mar poco profundo y de aguas
cálidas. La piedra caliza gris contiene fósiles marinos,
incluidos corales, briozoos, y braquiópodos que se habrían
formado en aguas oceánicas claras y bien iluminadas.
Los geólogos modernos concluyen que los entornos de las
formaciones de Cocorino y Red Wall no solo son muy
distintivos, sino que también se requirió una cantidad de
tiempo considerable para su deposición y la deposición de las
formaciones adicionales encontradas en el Gran Cañón.
La edad absoluta de las rocas
Además de determinar las edades relativas, los geólogos
tienen métodos que pueden usarse para estimar la edad
absoluta de las capas de roca. Los métodos de datación
radiométrica se basan en la desintegración radiactiva natural
de elementos como el uranio, el potasio, y el carbono. Aquí
no tenemos espacio para explicar adecuadamente un asunto
tan complejo como la datación radiométrica.
Sin embargo, Nick Rogers ha proporcionado una excelente
analogía para explicar el concepto básico:
“Algunos materiales cambian con un ritmo predecible.
Cuando las cosas desaparecen o crecen con el tiempo,
podemos determinar cuánto tiempo han estado
desapareciendo o creciendo midiendo la cantidad de ‘cosa’
que todavía queda dentro de ellas.
Imagine que tiene una caja de chocolates y se come la mitad
cada hora. Después de una hora, le quedaría media caja.
Luego, después de otra hora, le quedaría un cuarto de la caja.
Después de la tercera hora, comería la mitad de eso y solo
quedaría una octava parte de la caja, y así sucesivamente.
¿En algún momento, si cuenta cuántos chocolates quedan,
podría calcular cuánto tiempo han estado disponibles?
¡Seguro que sí! Es posible debido a la tasa de descomposición
constante, el ritmo uniforme y constante al que algo
desaparece. Los científicos realizan un cálculo similar cuando
intentan averiguar qué edad tienen las cosas”.
Los métodos de datación —la datación radiométrica, la
resonancia de giro electrónico, los nucleidos cosmogénicos,
la magnetoestratigrafía y la tefrocronología— pueden
proporcionar estimaciones de fechas para materiales que van
desde unos pocos miles de años hasta millones e incluso
miles de millones de años.
Algunos creacionistas de la tierra joven han criticado este
tipo de métodos y buscan invalidar todos los resultados de la
datación radiométrica basados en unos pocos ejemplos
verificados de edades radiométricas incorrectas. Sin
embargo, la datación radiométrica ha demostrado ser
confiable y replicable para determinar la edad de unidades
de roca en todo el mundo.
Es importante recordar que incluso las cosas que funcionan
bien no funcionan bien todo el tiempo en todas las
circunstancias. Como dijo Brent Dalrymples: “Intente, por
ejemplo, usar un reloj que no sea resistente al agua mientras
nada. Probablemente fallará, pero ¿cuál sería la conclusión
de una persona razonable? ¿Qué los relojes no funcionan?
Claro que no”.
Tanto los métodos de datación por edad relativa como los
métodos de datación absoluta han ayudado a los geólogos a
concluir que la Tierra es muy antigua. En el libro The Bible,
Rocks and Time [La Biblia, las rocas, y el tiempo] Young y
Stearley señalan:
“Mucho antes del desarrollo de los métodos de datación
radiométrica, había abundante evidencia geológica para un
mundo antiguo. Incluso si los creacionistas de la Tierra joven
pudieran desacreditar de alguna manera todos los métodos
de datación radiométrica, la conclusión de que la Tierra es
muy antigua está firmemente establecida sobre bases
científicas sólidas” (p. 389).
Los científicos han fechado algunas de las rocas más antiguas
del centro de Guatemala utilizando el método radiométrico
de uranio-plomo. La datación isotópica de uranio y plomo es
uno de los métodos de datación más antiguos y
generalmente más confiables para rocas que van desde 1
millón hasta más de 4500 millones de años.
Las rocas antes mencionadas probadas en Cuchumatanes,
Guatemala, tienen una edad de 391 millones de años. Por
otro lado, algunas de las rocas más antiguas encontradas en
el Gran Cañón datan de hace 1800 millones de años
utilizando este mismo método. Las rocas más antiguas que se
encuentran en la Tierra tienen casi 4,28 mil millones de años.
Estas rocas conocidas como Nuvvuagittuq se encuentran en
la costa oriental de Canadá y fueron fechadas con isótopos
de neodimio y samario.[2]

¿Y la inerrancia?
Ahora volvemos a la pregunta del inicio: ¿Puede un cristiano
estar firmemente comprometido con la infalibilidad y la
inerrancia de la Biblia y aceptar la posibilidad de una tierra
vieja? Creo que la respuesta a esta pregunta es: sí,
totalmente.
La palabra de Dios es inerrante e infalible, sin embargo, tanto
los teólogos como los científicos son seres humanos falibles.
Humanos que deben abordar la interpretación de las
Escrituras y las observaciones científicas sobre la naturaleza
con asombro y humildad. Nuestras conversaciones sobre la
revelación especial de Dios (la Biblia) y su revelación general
(naturaleza) deben hacerse con gracia y amor.
Las contradicciones aparentes entre la teología y la ciencia
convencional no deberían disuadirnos de buscar la verdad de
todo lo que Dios ha revelado a su pueblo. No debemos temer
la evidencia que descubrimos en la creación de Dios.
Young y Stearley nos recuerdan que la evidencia abrumadora
de los estudios geológicos apunta a una tierra muy antigua.
“Dios ha colocado una gran cantidad de pistas en las rocas
que dan fe de la gran antigüedad terrestre. De la abundante
evidencia empírica que se ha extraído de las rocas, no hay
nada que pueda llevar a los geólogos a la conclusión de que
la Tierra es otra cosa que extremadamente antigua. El hecho
difícil que todos los cristianos deben reconocer y aceptar es
que las investigaciones geológicas apuntan de manera
convincente y abrumadora a la enorme antigüedad de la
Tierra” (p. 475).
Como cristianos, debemos observar e interpretar la
naturaleza con nuestras habilidades dadas por Dios y no
tener miedo de la verdad que descubrimos.

Pero, ¿qué importa?


Volvamos a la pregunta: “¿Importa cuántos años tiene la
Tierra?”. Aquí hay tres razones por las que la respuesta larga
es “¡ciertamente, sí!”.
Primero, como cristianos debemos estar preparados para
relacionarnos con el mundo honrando al Señor. Como dice
Pablo en 1 Corintios 10:31: “Entonces, ya sea que coman, que
beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la
gloria de Dios”. Esto incluye practicar una buena ciencia y
teología.
Segundo, hacer buena ciencia es importante para el
evangelismo. Los científicos incrédulos podrían negarse a
escuchar de un cristianismo conectado con la ciencia
sospechosa y una tierra que solo tenga unos pocos miles de
años. No debemos colocar una barrera seria e innecesaria
entre los incrédulos y el evangelio de Jesucristo.
Tercero, debemos equipar a los jóvenes en la iglesia para que
reconozcan que la creación de Tierra joven no es la única
interpretación posible de Génesis. Los estudiantes
universitarios que se enfrentan a la abrumadora evidencia
geológica de la antigüedad de la Tierra pueden sentirse
engañados por la creación y perder la confianza en el resto
de su educación religiosa.
Para comprender correctamente los pasajes de la Biblia,
como el relato de la creación de Génesis, uno debe
considerar el idioma original, la audiencia original, el género
literario, el contexto del relato, y el entorno cultural original
para el que se escribió el texto. Un cristiano puede estar
firmemente comprometido con la infalibilidad y la inerrancia
de la Biblia y aún aceptar la posibilidad de una tierra vieja.
Consideremos cuál es el hecho indiscutible entre los
cristianos con respecto a lo que la Biblia enseña sobre la
Tierra y toda la creación: que Dios creó el universo y todo lo
que hay en él. Ya sea que Dios creó todo en un momento o
durante largos períodos de tiempo, el punto principal es que
Dios lo hizo.

Las teorías del siglo XVIII


La interpretación literal de los textos bíblicos,
mediante las cronologías allí recogidas, daba a la Tierra
una edad de pocos miles de años. En Los anales de la
Tierra (1650) el arzobispo irlandés James Ussher
estimó que había sido creada el año 4004 a.C. Sin
embargo, desde Erasmo de Rotterdam se había
comenzado a estudiar la Biblia desde una perspectiva
histórica y filológica que desechaba la verdad literal de
los textos. En De solido (1668) el naturalista holandés
Nicolás Steno expuso los principios de superposición y
horizontalidad primitiva de los estratos, apuntando a
una dimensión más extensa del tiempo geológico. Ya
por esta época algunos estudiosos que trataban, como
el propio Steno, de reconciliar la duración de los
procesos geológicos con el relato bíblico, sostuvieron
que los días de la Creación debían considerarse como
una metáfora de las épocas geológicas.
Hacia 1730, el diplomático y naturalista francés Benoît
de Maillet, en una obra de ficción filosófica titulada
Telliamed, propuso desde una perspectiva neptunista,
en función del descenso del nivel del océano primitivo,
una edad de dos millones de años para la Tierra; no se
atrevió a publicarla, cosa que encomendó a su albacea.
En 1755 el filósofo Inmanuel Kant, basándose en la
física de Newton, escribió_ Historia general de la
naturaleza y teoría del cielo_, donde planteaba dos
novedosas hipótesis: que el sistema solar se había
formado a partir de una nebulosa y que muchas
nebulosas eran cúmulos de estrellas; ambas sugerían
un tiempo más vasto para la historia del universo.

Georges Louis Leclerc,


conde de BuffonEn 1779 el conde de Buffon,
naturalista francés famoso en toda Europa por su
monumental obra Historia Natural, publicó Las Épocas
de la Naturaleza, donde a partir de cálculos sobre el
enfriamiento progresivo de la Tierra, mediante
extrapolaciones a partir de experimentos con bolas de
hierro, determinó su edad en unos 75.000 años. Sin
embargo, sabemos por algunos de sus manuscritos
inéditos que había calculado que la existencia de seres
vivos tenía que remontarse al menos a 1.500.000 años,
pero no se atrevió a publicar esa conclusión tan
heterodoxa, pues ya había tenido problemas con la
Iglesia Católica cuando en su primer tomo de la
Historia Natural había estimado la antigüedad del
globo en 50.000 años.
En 1785 el geólogo escocés James Hutton publicó su
Teoría de la Tierra, donde defiende una concepción
temporal cíclica de los procesos geológicos que remite
a lo que llamó “tiempo profundo”, una enorme e
indeterminable antigüedad del planeta. La observación
de las nebulosas llevó al astrónomo William Herschel a
postular en su artículo Sobre la construcción de los
cielos (1785) una dimensión temporal para la
formación del universo que debería medirse en
millones de años. Gracias a las observaciones de
Herschel, el físico y matemático francés. Pierre-Simon
de Laplace, en su obra Exposición del sistema del
mundo (1796) pudo reformular con mejores datos la
hipótesis nebular: sostuvo que el colapso gravitatorio
de una nebulosa había formado el Sol y que los
planetas eran el resultado de la fusión del material que
orbitaba en torno a él. Estos procesos exigían un
tiempo muy vasto.

La Geología rompe con la Biblia

George Scrope (1797-


1876)Hacia 1830 geólogos como Charles Lyell y George
Scrope, en base a sus estudios sobre los procesos de
erosión y sedimentación estaban convencidos de que
la escala del tiempo geológico era enormemente
superior a la escala de los tiempos históricos. Lyell, por
ejemplo, calculó que sólo la formación del delta del río
Mississippi exigía medio millón de años.
Aunque su prudencia le hizo no dar cifras concretas
públicamente, sabemos por sus manuscritos que
estimaba la edad del globo entre 100 y 200 millones de
años. Su amigo Charles Darwin, en El origen de las
especies, basándose en la denudación de los terrenos
cretácicos del sureste de Inglaterra, concluyó que sólo
ese proceso había durado al menos 300 millones de
años. Poco después, el geólogo John Phillips, en base a
la sedimentación en la cuenca del río Ganges, calculó
que la formación de la corteza terrestre requería entre
38 y 96 millones de años.
Estos cálculos generaron la oposición de los jerarcas
religiosos más conservadores, pero también de una
parte de la comunidad científica. El crítico más
destacado fue el físico William Thomson, lord Kelvin.
En un artículo de 1862, Sobre la edad del calor del Sol,
basándose en los datos estimados sobre la masa y
temperatura del Sol, en los principios de la
termodinámica y en la conversión en calor de la
energía de los meteoritos que habían chocado contra
él, calculó su edad entre diez millones de años como
mínimo y cien millones como máximo. Kelvin se basaba
en un trabajo del físico alemán Helmholtz en 1856, que
había calculado que al Sol le llevaría entre 22 y 24
millones de años adquirir su volumen y temperatura
actual a partir de una nebulosa de gas y polvo,
considerando el calor como efecto de la contracción
gravitatoria.
Kelvin, en un artículo de 1863, Sobre el enfriamiento
secular de la Tierra, estudiando este fenómeno a partir
de la estimación de la temperatura interna del planeta
y la conductividad del calor en las rocas, calculó que el
planeta tenía unos 98 millones de años; aunque la
incertidumbre sobre ciertos datos le obligaban a
aceptar como límites inferior y superior 20 y 400
millones de años. En otro artículo de 1868, Sobre el
tiempo geológico, donde atacaba el uniformismo tal
como había sido expuesto por John Playfair en su
Ilustraciones sobre la teoría de Hutton, Kelvin presentó
un tercer tipo de argumentación, basado en que la
fricción de las mareas debía retrasar la velocidad de
rotación de la Tierra, lo que a su juicio implicaba un
límite superior para la solidificación de la corteza
terrestre. Un amigo suyo, Peter Tait realizó los cálculos
sobre el retardo debido a las mareas, que daban para
el globo una edad inferior a los 10 millones de años, lo
que era totalmente inaceptable para los geólogos.
Tales cálculos preocuparon mucho a Darwin, que
necesitaba un período de tiempo superior al que Kelvin
estimaba desde el Cámbrico, unos 60 millones de años,
para que su teoría evolucionista tuviera plausibilidad.
Es posible que la necesidad de acortar los tiempos
necesarios para la evolución fuera uno de los factores
que aproximó a Darwin al lamarckismo en sus últimos
años. Thomas Huxley, el ferviente defensor del
darwinismo salió a la palestra para criticar los amplios
márgenes de variación de los cálculos de Kelvin, que a
su juicio les restaban toda credibilidad. Por su parte, en
base a las extinciones de floras y faunas, Lyell
consideraba que había que darle al inicio del Cámbrico
una antigüedad mínima de 240 millones de años.
La polémica a finales del XIX

William Thomson, primer


barón Kelvin (1824-1907)Para determinar la edad de la
Tierra el geólogo irlandés Samuel Haughton recurrió al
estudio de su enfriamiento progresivo, que le dio un
resultado de 2298 millones de años; en 1871,
considerando además los procesos de acumulación de
sedimentos redujo su estimación a 1526 millones; en
un tercer trabajo de 1878, en base a los fósiles,
temperaturas, índices de sedimentación y potencia de
los estratos del Ártico estimó un período de 153
millones para el tiempo anterior al Mioceno. El primer
geólogo que aceptó los cálculos de Kelvin fue el
escocés Archibald Geikie, basándose en la hipótesis de
que los procesos geológicos del pasado habían tenido
una intensidad media superior a los del presente, por
lo que había que corregir a la baja los cálculos sobre la
duración de los períodos geológicos realizados en base
a extrapolaciones de los datos actuales; pero no
apoyaba su hipótesis en pruebas empíricas.
Una reacción contraria fue la de James Croll, geólogo
de formación autodidacta, estudioso de la relación
entre el clima y la geología, que rechazó la validez de
las hipótesis que justificaban los cálculos de Kelvin;
pero en 1875, en su obra Clima y Tiempo, a partir de su
teoría de las glaciaciones debidas a la excentricidad de
la órbita terrestre llegó a una conclusión similar: La
Tierra tenía como máximo 100 millones de años. El
propio Kelvin, en un trabajo de 1881, redujo su
estimación a entre 20 y 50 millones. Basándose en una
idea expuesta en 1715 por el astrónomo Edmund
Halley sobre la utilidad de medir las concentraciones
de sal en los océanos para determinar la edad del
planeta, el ingeniero y geólogo aficionado Thomas
Mellard Reade, realizó cálculos sobre la denudación
mecánica y química,deduciendo una edad mínima de
526 millones, que en un trabajo posterior amplió a 600
millones; años después, con los nuevos datos sobre los
fondos oceánicos proporcionados por la expedición del
Challenger (1872-76), redujo su estimación a 95
millones desde el Cámbrico al presente.
En un artículo de 1893 el geólogo norteamericano
Clarence King, a partir de sus hipótesis sobre la
temperatura interior de la Tierra y tomando a la
diabasa como roca representativa de la corteza
terrestre estableció una serie de correlaciones de las
que dedujo que la edad de la Tierra era de 22 a 24
millones. En 1897 Kelvin publicó su último trabajo
sobre el asunto, donde se acogía a la estimación de
King. El enfoque del geólogo irlandés John Joly
consistió en calcular la cantidad de sodio en el océano;
publicó sus resultados en un artículo de 1899, que
daba al planeta una edad entre 90 y 99 millones. Una
perspectiva totalmente distinta fue la del geólogo
norteamericano Thomas Chamberlin, quien basándose
en la teoría planetesimal de la formación de la Tierra
mediante acreción por colisiones de meteoritos, que
había desarrollado con el astrofísico Forest Ray
Moulton, expuso en un artículo de 1899 que la
existencia de una fuente de energía aún desconocida
en el interior del planeta invalidaría por completo los
cálculos de Kelvin. En realidad, esa energía ya se
conocía: la radiactividad, descubierta por Henri
Becquerel en 1896. Los geólogos no fueron conscientes
de la importancia que ello tenía para su trabajo hasta
que en 1906 el físico neozelandés Ernest Rutherford
propuso que el helio atrapado en los minerales
radiactivos podía ser un medio para la determinación
de la edad geológica. Ahí empezó otra fase en el
estudio de la edad de la Tierra.
Algunos de los que intentaron calcular la edad de la
Tierra fueron los siguientes:
 Siglo XVII: el arzobispo James Usser, basándose
en las edades de los Patriarcas Judíos que
aparecen en el Antiguo Testamento, estimó la edad
de la Tierra en 4004 años antes de Cristo,
concretamente el 23 de octubre a las 9 de la
mañana. Algunas teorías creacionistas aún
sostienen que la edad de la Tierra es de varios
milenios.
 En 1774, Buffon (Georges Louis Leclerc, conde de
Buffon), creó un globo de pequeñas dimensiones
de composición similar a la Tierra, y partiendo de
esa masa fundida, calculó una edad de 75000 años
midiendo su ritmo de enfriamiento. Fue juzgado por
la iglesia, ya que sus cálculos distaban mucho de
los 6000 años de edad de la Tierra que proclamaba
la iglesia. Su cálculo fue incorrecto porque se
desconocía que la mayor parte del calor interno de
la Tierra procede de la desintegración de
isótopos radiactivos.
 A comienzo del Siglo XIX, se utilizó el
procedimiento de la salinidad del mar. Partiendo
de que, en un principio, los océanos estaban
constituidos por agua dulce, calculando la cantidad
de sales que aportan los ríos al mar hasta llegar a
la salinidad actual, la edad estimada era de unos 5
millones de años. (No contaban con que la
salinidad no aumenta indefinidamente, sino que se
produce la precipitación de esas sales formando
rocas sedimentarias).
 A mediados del siglo XIX surgieron dos corrientes,
aunque se aceptó la primera:
o En 1862, William Thomson, (Lord Kelvin),
basándose en el tiempo que tardaría el planeta
en enfriarse suponiendo que se había formado
como una bola rocosa fundida, calculó que la
edad de la Tierra estaba entre 24 y 90 m.a.
o Charles Lyell, creía que era necesario más
tiempo para que se produjeran los fenómenos
de erosión y sedimentación. Observando el
espesor de los estratos, calculó que eran
necesarios unos 2000 m.a., cálculos bastante
acertados, pues aún no se habían descubierto
las rocas más antiguas. Darwin también veía
necesario un gran periodo de tiempo para que
evolucionasen las especies, proponiendo una
edad de 300 m.a.

 En 1896, Becquerel descubrió la radiactividad,


pero fue en 1903 cuando los esposos Curie
descubrieron que los elementos radiactivos
desprendían calor, la fuente de energía que
calentaba el interior de la Tierra. Ernest Rutherford
ganó el Premio Nobel de Química en 1908 al
descubrir que la radiactividad iba acompañada por
una desintegración de los elementos. Esta fue la
base para calcular con precisión la edad de la
Tierra.
 A mediados del siglo XX ya se situaba la edad de la
Tierra entre los 1600 y los 3000 millones de años,
aunque en la actualidad está estimada en 4553
m.a., y no se cree que varíe mucho esta estimación
en los próximos años. En 2010, unos estudios
basados en la desintegración de hafnio 182
estimaron que la edad de la Tierra era 70 millones
de años menor.
Para hacernos una idea del significado real del
tiempo geológico se han hecho muchos modelos y
gráficas. En la figura de debajo se representa los
4553 m.a. de la Tierra en un círculo, similar a las
12 horas de un reloj y donde podemos ver, por
ejemplo, que la aparición de los humanos se
produje en los últimos segundos de esas "12
horas" que representarían la edad de la Tierra.
En su Introducción a la historia de los minerales (1774) Buffon
calculó la edad de la Tierra en al menos 180 000 años. A
pesar de que hoy resulta una cifra extraordinariamente
pequeña, en su época se alejaba ya considerablemente del
cálculo del arzobispo Usher a comienzos del siglo XVII a partir
del relato bíblico. En su Cosmogonía (1775), Kant hablaba de
millones e incluso de centenares de millones de años.9
En 1862, el físico de Glasgow William Thomson
(posteriormente llamado Lord Kelvin) publicó cálculos que
estimaban la edad de la Tierra en una banda entre 24
millones de años.10 11 Lord Kelvin supuso que la Tierra se
habría formado como una bola de roca fundida, y calculó el
tiempo que demoró el proceso de enfriamiento hasta las
temperaturas actuales.
Los geólogos tenían dificultades para aceptar que la Tierra
fuera tan joven. Los biólogos podían aceptar que la Tierra
pudiera tener una edad finita, pero aún 100 millones de años
parecía un número demasiado pequeño para ser plausible.
Charles Darwin, que había estudiado los trabajos de Lyell,
había propuesto su teoría de la evolución de los organismos
mediante selección natural, un proceso que se basa en la
combinación de modificaciones hereditarias aleatorias y
donde para que sea posible una selección acumulativa se
requieren de grandes períodos de tiempo. Por ello aún 400
millones de años no parecía ser un lapso suficiente.
En una disertación que Thomas H. Huxley un gran defensor
de Darwin realizó en 1869, atacó los cálculos de Thomson,
indicando que si bien parecían consistentes y precisos los
mismos estaban basados en un conjunto de suposiciones
erróneas. En 1856 el físico alemán Hermann von Helmholtz y
en 1892 el astrónomo canadiense Simon Newcomb
presentaron sus propios cálculos de 22 y 18 millones de años
respectivamente: cada uno de ellos en forma independiente
había calculado el tiempo que le habría llevado al Sol
evolucionar hasta su diámetro e intensidad actual a partir de
la nebulosa de gas y polvo de la cual se formó.11 Estos valores
eran consistentes con los cálculos de Thomson. Sin embargo,
ellos solo supusieron que el Sol brillaba como consecuencia
del calor generado por su contracción gravitacional. En
aquella época el proceso de fusión nuclear era aún
desconocido para la ciencia.
Otros científicos también apoyaron las estimaciones de
Thomson. El astrónomo de la Universidad de Cambridge,
George H. Darwin (hijo de Charles Darwin) propuso que la
Tierra y la Luna se habían separado al comienzo de su
existencia cuando aún eran masas líquidas. Él basándose en
cálculos usando modelos de fricción mareomotriz calculó
cuánto tiempo le tomó a la Tierra desarrollar el día de 24
horas de duración (se estima que hace 4000 millones de años
la tierra rotaba cada 6 horas12 ). Obtuvo una estimación de 56
millones de años que apoyaban los valores de Thomson.11
En 1899 y 1900, John Joly de la Universidad de Dublín calculó
el ritmo al cual los océanos habrían acumulado sal mediante
procesos de erosión, y determinó que los océanos tendrían
una edad de unos 80 a 100 millones de años.11
William Thomson (Lord Kelvin)

Manto convectivo y
radiactividad[editar]
Para 1892, Thomson ya había sido nombrado Lord Kelvin en
reconocimiento por sus muchos logros científicos. Kelvin
calculó la edad de la Tierra utilizando un método basado en
los gradientes térmicos en el interior de la Tierra, y obtuvo un
estimado de 100 millones de años.13 Sin embargo Kelvin no se
dio cuenta de que la Tierra tenía un manto fluido sumamente
viscoso, y que esto hacia que sus cálculos fueran erróneos. En
1895, John Perry utilizando un modelo de un manto
convectivo y una corteza delgada, estimó que la edad de la
Tierra estaba de 2000 a 3000 millones de años.13 Kelvin se
mantuvo firme en su estimación de 100 millones de años,
inclusive con posterioridad redujo su predicción a un valor de
20 millones de años.
La radiactividad introducirá otro factor adicional en el
cálculo. En 1896, el químico francés A. Henri Becquerel
descubrió la radiactividad. Y en 1898, otros dos científicos
franceses, Marie y Pierre Curie, descubrieron los elementos
radiactivos polonio y radio. En 1903 Pierre Curie y su colega
Albert Laborde anunciaron que el radio producía suficiente
calor para producir el fundido del equivalente de su propia
masa en forma de hielo en una hora.
Rápidamente los geólogos se dieron cuenta de que el
descubrimiento de la radiactividad echaba por tierra las
suposiciones en que se basaban la mayoría de los cálculos de
la edad de la Tierra. En dichos cálculos se suponía que la
Tierra y el Sol se habían formado en algún punto en el pasado
y que se habían ido enfriando en forma continua desde
entonces. Pero la radiactividad aportaba un fenómeno por el
que se generaba calor, tal como fuera destacado por primera
vez, en 1903, por George Darwin y Joly.14

Descubrimiento de la
datación radiométrica[editar]
La radiactividad, que había anulado la validez de los cálculos
precedentes, sin embargo brindó nuevas herramientas para
calcular la edad de la Tierra utilizando la datación
radiométrica.
Ernest Rutherford en 1908
Ernest Rutherford y Frederick Soddy continuaron su trabajos
con materiales radiactivos y llegaron a la conclusión que la
radiactividad se debía a la transmutación espontánea de
elementos atómicos. En un decaimiento radiactivo, un
elemento se convierte en otro elemento, más liviano, y en el
proceso emite radiación alfa, beta, o gamma. Ellos también
encontraron que un elemento radiactivo decae para
convertirse en otro a una velocidad característica que es
distinta para cada elemento. Esta velocidad se expresa en
función de la «vida media», o lapso necesario para que la
mitad de una cantidad de un material radiactivo se
transmute y convierta en su «producto de decaimiento».
Mientras que algunos materiales radiactivos poseen vidas
medias cortas, otros poseen vidas medias muy largas. El
uranio, el torio, y el radio tienen vidas medias prolongadas, y
por lo tanto todavía se los encuentra en la corteza terrestre,
pero aquellos elementos con vidas medias cortas ya no se
encuentran en forma natural en la corteza terrestre. Este
hallazgo hace pensar que podría ser posible medir la edad de
la Tierra si se midieran las proporciones relativas entre los
materiales radiactivos de muestras geológicas. En realidad,
los elementos radiactivos no siempre decaen directamente
hacia elementos no-radiactivos o estables, en cambio decaen
formando otros elementos radiactivos que tienen sus propias
vidas medias que a su vez decaen, hasta que luego de una
cadena de procesos se llega a un elemento estable. Estas
«cadenas de decaimiento», tales como las del uranio-radio y
las del torio, se descubrieron a los pocos años de haber
descubierto la radiactividad, y fueron la base sobre la que se
desarrollaron las técnicas de la datación radiométrica.
Estos temas se vieron enriquecidos por los descubrimientos
de Bertram B. Boltwood y de Rutherford. Boltwood había
realizado estudios sobre materiales radiactivos, y cuando en
1904 Rutherford dio algunas charlas en Yale,15 Boltwood se
inspiró para describir las relaciones entre los elementos de
varias cadenas de decaimientos radiactivos. Posteriormente
en 1904, Rutherford realizó el primer paso hacia la datación
radiométrica al sugerir que las partículas alfa emitidas en un
decaimiento radiactivo podían quedar atrapadas en una
muestra de roca en forma de átomos de helio. En ese tiempo,
Rutherford solo estaba adivinando la posible relación entre
partículas alfa y los átomos de helio, teoría que luego
demostró cuatro años después.
Apenas habían Soddy y sir William Ramsay, del University
College en Londres, logrado determinar el ritmo mediante el
cual el radio produce partículas alfa, cuando Rutherford
propuso que podía determinar la edad de una roca midiendo
la concentración de helio en su interior. Utilizando esta
técnica calculó que una muestra de roca que tenía en su
laboratorio tenía una edad de unos 40 millones de años. Al
respecto Rutherford escribió:
Escala geológica de la Tierra. División geológica de la Tierra
desde sus orígenes hace 4.500 millones de años, hasta la
actualidad. dividida en cuatro eones Hadeico, Arqueozoico,
Proterozoico y Fanerozoico, sus nombres hacen referencia a
la evolución de la vida terrestre. Estas divisiones no poseen
un valor temporal exacto, la extensión de cada división y
subdivisiones están marcadas por la evolución geológica del
planeta no por períodos de tiempo exactos.
El eón Fanerozoico, es el que mejor conocemos gracias a la
existencia de fósiles visibles, se divide en tres eras: era
Paleozoica, era Mesozoica y era Cenozoica. Las eras, a su vez,
se dividen en períodos, estos en épocas y estas últimas en
edades. El tiempo geológico esta enmarcado en una escala
macrotemporal de etapas variables que dependen
uncamente de grandes eventos geológicos ocurridos durante
la historia del planeta.
Se denomina Precámbrico a todo el tiempo anterior al eón
Fanerozoico, o sea incluiría los tres eones anteriores.
Recientemente se ha añadido el nombre Ediacariense para
denominar a un período (635Ma-540Ma), situado al final del
Precámbrico, y cuyo nombre deriva de la aparición de
animales nuevos y de hasta medio metro de tamaño (fauna
de Ediacara). El precámbrico es un supereón, que es la
división en la escala geológica por encima de los eones, esta
por ser tan grande carecen de importancia para el estudio de
la historia geológica del planeta.

Escala geológica de la Tierra

Concepto: División geológica de la Tierra en escala de


tiempo, desde sus orígenes hasta la actualidad.
Datos generales de la tierra
● Radio ecuatorial: 6378 km
● Radio polo/polo: 6357 km
La tierra no es un globo. A causa de la rotación de la
tierra el radio ecuatorial es 21 km más largo como el
radio polo N-polo S. La forma de la tierra entonces es
un elipsoide de rotación.

● Volumen: 1,083 X km3 1012


● Masa: 6 X 1021
ton.
● Peso específico promedio : 5,517 g/cm3
La tierra tiene una densidad (véase
) o peso específico relativamente
alta. (una roca común como cuarzo tiene solamente
2,65 g/cm3). La causa es la acumulación de minerales
pesados en el núcleo y el manto a causa de la
diferenciación. Es decir, los minerales pesados durante
y después de la formación de la tierra se movieron
hacia abajo, los livianos se quedaron en la corteza.
● Edad: 4,65 mil millones de años

● Rocas más antiguas: 3,75 mil millones de años

La tierra se formó 4650 millones años atrás. Las rocas más antiguas de la tierra que se conoce

marcan un edad de 3750 millones de años (mayor información


).
● Océanos/Continentes

La tierra firme solo cubre 29% de la tierra, el resto son los océanos.

● Altura promedia de la tierra firme : 623 m


● Profundidad promedia de los océanos : 3800m
Los científicos de los últimos siglos no tenían métodos para
medir las edades absolutas en las rocas. Solo edades relativas
(cronología) se detectaron. Estimaciones de edades absolutas
por el espesor de capas y velocidad de sedimentación no
llegaron a resultados satisfactorios.

● 1654 USHER: La tierra se formó 4004 antes Cristo.


● 1715 HALEY: Estimación de la edad por las sales qué contiene la
tierra y el mar.
● 1862, 1897: LORD CELVIN: 100 millones de años - por el supuesto
enfriamiento de la tierra a partir de una temperatura de 3900ºC
● 1899 JOLY: 90 millones de años, también por el contenido de las
sales en los océanos (acumulación de Na).
● 1910 STRUTT: Óxido de uranio se descompone a helio
(Rutherford): Rocas arcaicas: 200 - 600 millones de años, devónico
200 millones de años.
● 1913 Joly y Rutherford: Devónico alrededor de 400 millones de
años (por descomposición radioactivo).
● 1931 SCHUCHERT: 4.000 millones de años

Solo el método por la medición de la descomposición radioactiva de


algunos isótopos (U, Rb, C) llegó al fin a edades absolutas de la
formación de rocas. Hoy sabemos qué la tierra tiene una edad de
4.750 millones de años. Se puede medir esta edad por medio de
isótopos radioactivos y su descomposición permanente. (Datación
radiométrica)
LAS ERAS GEOLÓGICAS DEL PLANETA TIERRA
CARACTERÍSTICAS Y DURACIÓN
Hace muchísimos años nació nuestro Sistema Solar y, dentro de él, la
Tierra, el único planeta en el cual se ha establecido un equilibrio que
permitió el surgimiento de la vida.

Según estudios científicos, hace alrededor de 15.000 millones de años


toda la materia y la energía del Universo estaban concentradas en una
pequeñísima zona.

Entonces sucedió el Big Bang o Gran Explosión: un gigantesco estallido


hizo que la materia y la energía salieran expulsadas en todas las
direcciones.

A partir de choques y del desorden, la materia se fue agrupando y


concentrando, y así se formaron las primeras estrellas y las primeras
galaxias.

Se supone que una gran nube de gas y polvo formó nuestro Sistema
Solar. Primero, gran parte de ella se acumuló y dio origen al Sol.

El resto, se comprimió y formó los distintos planeta


• ►EXPLOSIÓN DE VIDA:
Los primeros océanos se convirtieron en el hogar de las bacterias y algas,
como por ejemplo las algas azul verdosas.

Se cree que estas formas tempranas de vida marina fueron las


responsables de la generación de oxígeno en la Tierra, ya que hasta ese
entonces nuestra atmósfera no lo contenía y los rayos ultravioletas del Sol
llegaban al planeta en forma directa sin ninguna barrera de por medio.
Las algas, las primeras productoras de clorofila, lograron absorber la
energía del Sol y producir su propio alimento, al tiempo que liberaban
oxígeno.

Fueron vertiéndolo gradualmente y preparando así el camino para la


evolución de otras criaturas marinas.

Los organismos unicelulares precursores necesitaron miles de millones de


años para conseguir organizarse en formas más complejas.

Fue hace alrededor de 680 a 650 millones de años, hacia fines de la Era
Precámbrica, cuando finalmente aparecieron los primeros organismos
pluricelulares.

Los restos más antiguos de organismos complejos fueron encontrados en


Edicara, Australia.

Son, por lo general, impresiones sobre la piedra de restos de ancestros de


anélidos y medusas.

Debido a estos hallazgos, se discute la posibilidad de crear un nuevo


período, denominado Edicariano, que marcaría el inicio de la Era
Paleozoica.

UNICELULARES:
Los primeros organismos estaban compuestos por una sola célula sin
núcleo (Era Precámbrica).
MEDUSA:
Hacia fines de la Era Precámbrica, surgieron le primeros organismos
pluricelulares.

EN LA ERA PALEOZOICA:
Surgieron peces sin mandíbula como el Arandapsis; insectoscomo la
efémera; anfibios como Phlegelhontia y escorpiones.
TRILOBITES:
Se originaron durante el Período Cámbrico. Eran animales articulados que
contaban con un caparazón de quitina.

REPTILES:
En la Era Mesozoica surgieron grandes reptiles voladores, como
Eudimorphodon y los dinosaurios.
MAMÍFEROS:
El Crusafontia vivió durante el Cretácico, y es uno de los mamíferos
primitivos. Era parecido a una ardilla.

ERA CENOZOICA:
Animales muy parecidos al ornitorrinco actual vivieron durante este
tiempo. También el Didododus un cuadrúpedo.
CABALLO Y TIGRE:
Uno de los ancestros del caballo actual, el Mesobippus, y un antiguo
felino, el Esmilodonte (Era Cenozoica).

EL HOMBRE:
Los primeros homínidos y losantepasados directos del hombre vivieron en
los últimos períodos de la Era Cenozoica.
https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/que-dice-la-geologia-sobre-la-edad-de-la-tierra/

https://fundacionorotava.org/lyell/la-geologia-antes-de-1830/la-edad-de-la-tierra/la-polemica-a-
finales-del-xix/

https://biologia-geologia.com/geologia/61_la_edad_de_la_tierra.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Edad_de_la_Tierra

https://www.ecured.cu/Escala_geol%C3%B3gica_de_la_Tierra

https://historiaybiografias.com/tierra1/

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