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y la Tierra II
Escala de tiempo
geológico
Concepto de tiempo geológico
Nuestro planeta es muy antiguo. Su edad promedio estimada es de 4600 millones de años.
Comprender una historia de miles de millones de años es complicado. Por ello se ha desarrollado
la escala de tiempo geológico.
Para reconstruir el pasado geológico de la Tierra, los científicos analizan los fósiles y
los minerales que componen a las diferentes rocas y buscan evidencias como las
siguientes:
Paleontológicas
Se basa en los restos de animales y plantas que se encuentran en los estratos, donde cada
organismo o grupos de organismos son representativos de una época determinada en la historia de
la Tierra.
Estratigráfico
Considera la posición de los estratos y el contenido fósil, lo cual da una idea del momento en que
se depositó cada estrato. La capa más reciente se encuentra en la parte superior, mientras la más
antigua está en la base del depósito.
Radioactivo
Utiliza la lenta desintegración de los elementos radioactivos para conocer la edad de la roca que
contiene a dicho elemento, además sirve como indicio de las condiciones ambientales del pasado
de la Tierra. Los elementos radioactivos tienen la particularidad de ir perdiendo su energía
radiactiva con un ritmo fijo que dará origen a la formación del plomo. Así, el uranio 238 pierde
la mitad de su radioactividad en un tiempo de 4360 millones de años, que es más o menos la
edad de la Tierra.
División del tiempo geológico
Las rocas son como un libro de la historia de la Tierra, aunque con algunas páginas perdidas por
el paso del tiempo, la erosión, los procesos físicos y químicos que han afectado la evolución de
nuestro planeta. Los restos de organismos, llamados fósiles, que se establecieron en las rocas
sedimentarias, tienen también un valor incalculable para los paleontólogos, ya que proporcionan
información sobre las formas de vida y las condiciones del ambiente.
Es con base en los estudios geológicos y paleontológicos que sabemos acerca de la historia de la
Tierra —que es muy antigua (miles de millones de años)—, entonces, se ha dividido su historia
en distintas unidades:
Eón: Unidad mayor de medición del tiempo geológico. En la evolución de nuestro planeta se
distinguen cuatro eones: El Hadeano, que abarca desde hace 4600 a 3800 millones de años; el
Arqueano, que abarca de 3800 millones de años a 2 500 millones de años; el Proterozoico, desde
hace 2500 millones de años a 570 millones de años, y el Fanerozoico, que se extiende desde hace
570 millones de años hasta la actualidad. Es común encontrar que los tres primeros se agrupen
con el nombre de Precámbrico.
Eras: Lo eones se dividen en eras marcadas por distintos eventos geológicos. El Fanerozoico se
integra por tres eras: Paleozoica (del griego "palaeos", antiguo y "zoe", vida) desde hace 570
millones de años a 250 millones de años, Mesozoica (del griego "mesos", medio y "zoe", vida)
desde jace 250 millones de años a 65 millones de años y Cenozoica (del griego "kainos", reciente
y "zoe", vida) desde hace 65 millones de años hasta la actualidad.
Periodos: Cada era se divide en periodos, marcados normalmente por cambios en las
condiciones climáticas, biológicas o geológicas, los cuales quedan reflejados en los estratos
rocosos. Por ser más recientes los estratos rocosos de la era Fanerozoica, se dispone de más
información sobre los diferentes periodos de esta era.
Época: División de los periodos caracterizados por una secuencia de estratos rocosos. Varias
épocas forman un periodo.
Evolución química en
el eón Hadeano
En los inicios de nuestro planeta, las condiciones ambientales eran muy diferentes. El Hadeano
es el primer eón en la historia de la Tierra y del cual existe poca información, ya que no hay
registro de rocas tan antiguas. Los estudios realizados por astrónomos, paleontólogos, biólogos y
geólogos permiten tener un panorama general de sus condiciones durante este lapso.
Debido al intenso calor que prevalecía, los científicos suponen que la Tierra se encontraba en un
estado semifluido entre sólida y viscosa, incandescente y burbujeante, lo cual provocó un
fraccionamiento de la materia que componía a la Tierra, por orden de densidades. Los materiales
más densos se deslizaron al fondo y los más ligeros se desplazaron a las capas superiores, lo cual
dio origen a la formación de capas concéntricas conocidas como el núcleo, el manto y la corteza
terrestre.
La estructura en capas concéntricas que adquirió la Tierra primitiva fue fundamental para la
evolución del planeta: los movimientos del núcleo externo producen corrientes eléctricas, que
dan origen al campo magnético de la Tierra, el cual a su vez protege a la atmosfera del viento
solar. Como revisaste en Ciencias de la Vida y de la Tierra I, es justo la magnetosfera lo que
evita que la atmosfera terrestre exista y no se sea eliminada por el viento solar.
Formación de la litosfera
Se cree que, durante este periodo de diferenciación de la Tierra, el planeta pudo haber estado
completamente viscoso, fundido y cubierto por un océano de magma, con temperaturas de 1200
a 4000 °C (imagínate la cantidad de calor que hacía. Para ponerlo en perspectiva, el agua bulle a
100 °C). Cuando el planeta comenzó a enfriarse (por efecto de la atmosfera primitiva que
comenzaba a filtrar la cantidad de radiación solar que ingresaba al planeta), el magma se
solidificó para dar origen a la litosfera. Con el enfriamiento paulatino del planeta, la litosfera se
fue engrosando, hasta llegar a alrededor de 100 km de profundidad para finales del Arqueano.
La atmósfera
Es justo la temperatura del océano de magma, una de las causas de la formación de la atmósfera
primitiva, ya que, bajo estas condiciones térmicas, el agua se encontraba en forma de vapor y los
carbonatos del magma eran inestables y se descomponían emitiendo CO2, generando una
atmosfera rica en vapor de agua y CO2.
Puedes darte cuenta de que los eventos se influían entre sí: las altas temperaturas del océano de
magma permitieron la condensación del agua, lo que dio origen a la formación de la atmósfera,
cuando ésta se forma, promueve el enfriamiento del planeta y el océano de magma se solidifica y
se forma la litosfera.
Desde su origen, los océanos han sufrido una transformación constante. Las lluvias disolvían
gases atmosféricos como el nitrógeno (N2) y dióxido de carbono (CO2) que, al llegar a las masas
continentales y cuerpos de agua acumulados, iban reaccionando químicamente para dar origen a
otros compuestos más complejos.
La composición del agua del mar se fue complementando debido a la acumulación de sales y
minerales. Al principio, la concentración era mínima, pero creció a medida que los ríos
erosionaban la corteza, así como por las sustancias disueltas que provenían de las erupciones.
Durante el Hadeano, el agua de los océanos tenía un aspecto oscuro y parduzco.
Hasta aquí hemos revisado cómo se originaron tanto las capas internas como externas del
planeta, por lo cual es necesario que comprendas y analices que las transformaciones de nuestro
planeta tienen dos orígenes:
Puedes darte cuenta de que nuestro planeta es un gran sistema abierto que intercambia materia y
energía con el universo, además este intercambio de materia y energía también se da al interior
del planeta, dichas interacciones dieron origen a los diferentes compartimentos de nuestro
planeta: la litosfera, la atmosfera, la hidrosfera y la biosfera.
Advierte cómo a través del proceso evolutivo se fueron diferenciando estos compartimentos de
nuestro planeta y sus interacciones gestaron las condiciones necesarias para el desarrollo de los
primeros organismos (biosfera); se tenía una litosfera rica en minerales que se iba endureciendo
mientras se enfriaba, un océano (hidrosfera) rico en sales y minerales y una atmosfera que
comenzaba a proteger de la radiación solar intensa.
Para que estas sales y minerales dieran paso a los compuestos orgánicos, era necesario el
suministro de calor para lograr su síntesis.
En la Tierra primitiva existieron diversas fuentes de energía libre que pudieron contribuir a la
síntesis de compuestos orgánicos.
1. La superficie terrestre.
2. El flujo de calor.
Proveniente del interior terrestre, por la desintegración nuclear de los elementos químicos
radiactivos, como el potasio-40, el uranio-235, etcétera, muy abundantes en el manto, que en
aquel entonces era muy radiactivo.
3. El Sol.
La intensidad de la radiación solar era inferior a la actual, porque era una estrella en su infancia y
no tenía mucho helio.
4. La actividad volcánica.
Fue una característica muy importante, ya que, como vimos, no sólo aportó fuentes de calor, sino
que también está relacionada con el nacimiento de los océanos y la formación de la atmósfera.
Hagamos un resumen: el planeta se formó hace 4600 millones de años y desde entonces está en
una continua evolución. Su superficie —que se iba solidificando paulatinamente—, la atmosfera
y los océanos, enriquecidos en sales y minerales, proporcionaron —y siguen proporcionando—
el suministro de elementos químicos que constituyen la vida.
¿Cuáles son esos elementos? ¿Por qué son utilizados por los seres vivos? A continuación,
conocerás las respuestas que la ciencia ha aportado al respecto.
Los seres vivos han evolucionado a partir de las sustancias químicas que se encuentran en su
ambiente. Por lo tanto, la constitución química de la Tierra y su atmosfera han contribuido y a la
vez limitado la disponibilidad de sustancias.
Recordarás de CVT I que actualmente existen 118 elementos químicos, y sólo 92 son de origen
natural, los demás se han obtenido en el laboratorio, es decir, son sintéticos, pero los organismos
han sido selectivos porque sólo usan aquellos cuyas propiedades permiten construir moléculas
con una amplia variedad de formas y funciones; de aquí que sólo 25 elementos resultan
esenciales para la vida, por lo que se les conoce como bioelementos o elementos esenciales para
la materia viva.
Por su importancia y sus diferentes funciones biológicas, estos elementos esenciales se clasifican
en tres grandes grupos:
1. Bioelementos primarios
2. Bioelementos secundarios
3. Elementos traza
• Bioelementos primarios
Por su abundancia en la composición química de los organismos, al carbono (C), hidrógeno (H2),
oxígeno (O2) y nitrógeno (N2) se les conoce como bioelementos primarios, estos cuatro
elementos químicos forman 95 % de la materia viviente. Una característica importante de estos
bioelementos es que fácilmente tienden a formar enlaces químicos entre sí. Estas uniones, en
general, son fuertes y estables debido a que se trata de elementos constituidos por átomos de
tamaño y masa pequeños. Por ejemplo, por su estructura geométrica, tetraédrica, el carbono
presenta propiedades químicas especiales que le permiten que sus átomos puedan unirse entre
ellos mismos formando infinidad de estructuras químicas cuyo arreglo geométrico puede ser
lineal, ramificado o cíclico.
Pero los átomos de carbono no sólo se unen entre sí a través de enlaces covalentes sencillos,
enlaces covalentes dobles o enlaces covalentes triples, también se pueden unir con átomos de
hidrógeno a través de enlaces covalentes sencillos; con el oxígeno, el carbono se une mediante
enlace covalente simple o doble y con el nitrógeno puede formar incluso enlace covalente triple.
C-H C-O C=O C≡N
Por esta gran capacidad de los cuatro bioelementos para formar diversos y fuertes enlaces
químicos es posible que se combinen y den origen a una enorme variedad y cantidad de
compuestos químicos, con propiedades que los hacen diferentes, como las
llamadas biomoléculas: proteínas, ácidos nucleicos, carbohidratos, lípidos y vitaminas.
• Bioelementos secundarios