Nº 214
Sábado, Diciembre 16, 2023
3 2 1 5 E a st Mi l l c r e e k Par kway,
V I S A LI A, CA 9 3 2 9 2, U SA boletín informativo
Mensaje del pastor
El libro de Deuteronomio es “una segunda repet-
ición de la ley” y de los estatutos que Dios estab-
leció para su pueblo. El “Huqah’, o el estilo de vida
del pueblo de Dios debería ser distinto de todas las
naciones paganas. Dentro de estos principios de
vida está la lucha del hombre contra el EGO, el YO,
Dios quería un pueblo alejado del orgullo (Caín),
del lucro (Balaam) y la rebelión (Coré) (Judas 11).
Pero en el cap. 17, aunque parezca no real, el Señor
mismo anunció un REY con su pueblo. ¿Cómo po-
demos explicar esta contradicción?
Antes de seguir, recordemos esta cita: “Los princip-
ios presentados en el libro de Deuteronomio para
la instrucción de Israel deben ser seguidos por el
pueblo de Dios hasta el fin del tiempo. La verdadera
prosperidad depende de que continuemos fieles a
nuestro pacto con Dios.” (P y Reyes, p.417).
Entonces surge la pregunta: ¿es bueno tener un rey
de barro? Deuteronomio 17 dice que SI, que la men-
te divina tenía pensado establecer un rey. pero él
tenía propósitos diferentes. Ese individuo debería ser
un “rey según la voluntad de Dios”. y no es solo des-
de Deuteronomio, sino desde Génesis aparece esta
responsabilidad (Génesis 17:6 y 49:8 y 10).
Entonces, nos transportamos a 1 Samuel 8:7 en
donde no hay ese mismo entusiasmo de parte de
Dios, y el texto indica que el Señor está triste por la
petición del pueblo (v.7), “me han desechado para
que no reine sobre ellos”.
1 Samuel 8 parece estar de acuerdo con las pal-
abras de Deuteronomio 17:14 (observa las últimas
palabras de v.5: “...como tienen todas las demás na-
ciones...”). Entonces, parecen ser fieles a las palabras
de la ley cuando presentan su petición ante Samuel.
Sin embargo, esta solicitud no se basó en la fe sin-
cera y la confianza en su Dios. Al mirar las primeras
palabras del v.5 la reacción del Señor deja claro que
los israelitas no tenían en mente la intención adec-
uada. La razón real por la que querían un rey no se
ajustaba al propósito de Dios para el cargo de rey.
Según el Señor, ¿por qué Israel necesitaría un día un
rey? Israel había sido puesto en un camino que con-
duciría al gran Salvador, Jesucristo. Por esa razón,
Israel necesitaba aferrarse a la ley del Señor; la jus-
Pr. Erik Jiménez Milla
ThD, MTh.
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ticia y la paz, y tendrían que mantenerse allí. La
realidad es que toda organización necesita de un
líder . Los pasajes anteriores, el 16:18-20; y este
mismo cap 17:8-13, muestra a Dios queriendo es-
tablecer líderes que apliquen justicia y juicio
sin pensar en un ápice de avaricia.
Por lo tanto, la razón del Señor para nombrar a un
rey en Israel podría crear una reforma al actuar de
las otras naciones. Los israelitas querían un rey
para mostrar su poder de forma permanente, sin
embargo Dios tenía otro objetivo.
Cuando Dios establecería un rey, él mismo deter-
minaría quién sería el adecuado para el cargo de
rey. El propósito era que los israelitas no deberían
pensar en su rey como un dios. Esto es lo que otras
naciones hacían a menudo. No deberían tener la
tentación de reverenciar a su rey como un salva-
dor, como si pudiera salvarlos a través de su dem-
ostración militar de poder. Tampoco la importan-
cia del rey radicaría en impresionar a las naciones
circundantes con su demostración de fuerza (ver
1.2.4 y 1.2.5).
Las acciones del rey deberían caracterizarse por
la obediencia a la ley del Señor. Un rey de barro
tendría que dar un buen ejemplo. Si un rey cum-
plía así su tarea, el bienestar del pueblo estaría se-
guro bajo su liderazgo. Para el propio rey existía la
promesa de que su reinado también estaría seguro.
Pero, si el inicio estuvo equivocado, lo que ven-
dría después es una historia triste. No duele ver
la historia de los reyes de Israel que no se some-
tieron a las ordenanzas de Deuteronomio 17 y no
fueron “reyes según la voluntad de Dios”. David,
sin embargo, lo hace. Esto no significaría que
mantendría la ley del SEÑOR a la perfección. Sus
imperfecciones demuestraríanque él no sería el
gran Salvador. El pueblo de Dios tuvo que esperar
a este Salvador hasta la venida del Hijo y Señor
de David: el Señor Jesucristo. Sin embargo, en su
posición como rey, David caminó por los camin-
os del SEÑOR (1 Reyes 3:14). Buscó justicia y paz
para su nación y lleva a Israel hacia el camino ha-
cia el Salvador que viene.
Cristo vino a la tierra como rey según la voluntad
de Dios. Era obediente, no buscó su gloria en el
poder mundano. Estaba encantado de ser uno
con aquellos a los que llamaba “hermanos”, por
quienes sufrió y murió. Este rey nos livió de nuestra
esclavitud al pecado. Ahora que está entronizado
en el cielo, hace todo lo necesario para prote-
gernos y mantenernos en su salvación. ¡UN FELIZ
SÁBADO VISALIA!