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Paidós Studio Frecleric Jameson

El posmodernismo
Últimos títulos publicados:

61. P. Aries, A. Béjin, M. Foucault y otros - Sexualidades occidentales


O la lógica
62. E. Wiesel - Los judíos del silencio
63. G. Deleuze - Foucault
64. A. Montagu - ¿Qué es el hombre?
cultural
65. M. McLuhan y a. Fiore - El medio es el masaje
66. W. J. H. Sprott - Grupos humanos
67. P. Aries - El tiempo de la historia
del capitalismo
68. A. Jacquard - Yo y los demás
69. K. Young - La opinión pública y la propaganda avanzado
70. M. Poster - Foucault, el marxismo y la historia
71. S. Akhilananda - Psicología hindú
72. G. Vattimo - Más allá del sujeto
73. C. Geertz - El antropólogo como aulOr
74. R. Dantzer - Las emociones
75. P. Grimal- La mitología griega
76. J.-F. Lyotard - La fenomenología
77. G. Bachelard - Fragmentos de una poética del fuego
78. P. Veyne y otros - Sobre el individuo
79. S. Fuzeau-Braesch - Introducción a la astrología
80. F. Askevis-Leherpeux - La superstición "
.
81. J.-P. Haton y M.-C. Haton - La inteligencia artificial
82. A. Moles - El kitsch
83. F. Jameson - El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado
84. A. Dal Lago y y A. Rovatti - Elogio del pudor
85. G. Vattimo - E/ica de la interpretación
86. E. Fromm - Del tener al ser
87. L.-V. Thomas - La muerte
88. J.-P. Vernant - Los orígenes del pensamiento griego
89. E. Fromm - Lo inconsciente social
90. J. Brun - Aristóteles y el Liceo
91. J. Brun - Platón y la Academia
92. M. Gardner - El ordenador como científico
93. M. Gardner - Crónicas marcianas
94. E. Fromm - Ética y política
95. P. Grimal - La vida en la Roma antígua
96. E. Fromm - El arte de escuchar
97. E. Fromm - La patología de la normalidad
100. C. Losilla - El cine de terror
101. J. Bassa y R. Freixas - El cine de ciencia ficción
102. J. E. Monlerde - Veinte años de cine español (1973-1992)
103. C. Geertz - Observando el Islam
104. C. Wissler - Los indios de los Estados Unidos de América
~
105. E. Gellner - Posmodernismo, razón Y religión ediciones
106. G. Balandier - El poder en escenas
PAIOOS
107. a. Casas - El westem
108. A. Einstein - Sobre el humanismo
109. ¡;:. Kenig - Historia de los judíos españoles hasta 1492
110. A. Ortiz y M. J. Piqueras - La pintura en el cine
Barcelona
Buenos Aires
México
lilliiif
07OOel7888
Título original: Postmodernism or the Cultural Logic o( Late Capitalism
Publicado en inglés por New Left Review Ud., Oxford

Traducción de José Luis Pardo Torío


SUMARIO
Cubierta de Mario Eskenazi y Pablo Martín

Introducción ................. ... ....... .. .. ... .... . 9


El triunfo del populismo estético 11
El posmodernismo como pauta cultural
dominante l.............. 1S

I. La desconstrucclón de la expresión 23
«Zapatos de labriego» 23
«Zapatos de polvo de diamante» ~. 27
El ocaso de los afectos 30
Euforia y autoaniquilación 35
1.' edición, 1991
1.. reimpresión, 1995
11. La posmodernidad y el pasado ......... 41
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del ..Copyright.., bajo
las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
De cómo el pastiche eclipsó a la parodia 41
métodoo procedimiento, comprendidos la reprografíay el tratamientoinformático, y la distribución
de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, De cómo el «historicismo» eclipsó a la
Historia ....... .. ... .... .. ... ... .. ... .... 45
© 1984 by New Left Revíew Ud., Oxford La moda «Nostalgia» 46
© de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Paidós Ibérica, S.A., El destino de la «historia real» 53
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona
y Editorial Paidós, SAICF,
La pérdida del pasado radical 57
Defensa, 599 - Buenos Aires

ISBN: 84-7509-705-7
111.' La ruptura de la cadena significante.. 61
Depósito legal: B-20,129/1995 «China» .:..................................... 66
Impreso en Edim, S.C.C.L., El collaze y la diferencia radical 72
Badajoz, 145 - 08018 Barcelona

Impreso en España - Prínted ín Spaln


IV. Lo sublime histérico 75
La apoteosis del capitalismo 79

V. El posmodernismo y la ciudad 87
El hotel Bonaventura 88
La nueva máquina 98 INTRODUCCION

VI. La abolición de la distancia crítica.... 101


La necesidad de mapas 111
El símbolo y la cartografía social 117

Estos últimos años se han caracterizado por un


milenarismo invertido en el que las premoniciones
del futuro, ya sean catastróficas o redentoras; han
sido sustituidas por la convicción del final de esto
o aquello (el fin de la ideología, del arte o de ,las
clases sociales; la crisis del leninismo, la socíalde-
mocracia o el Estado del bienestar, etc., etc.): to-
mados en conjunto, todos estos fenómenos pueden
considerarse constitutivos de lo que cada vez con
mayor frecuencia se llama posmodernismo. La cues-
tión de su existencia depende de la hipótesis de una
.ruptura radical o coupure que por lo general se re-
monta al final de la década de los años cincuenta
oa principios de la de los sesenta. 'Ial Y como el,~­
término mismo sugiere, tal ruptura se relaciona casi
siempre con la decadencia o la extinción del ya cen-
tenario .movimiento modernista, (o bien con su re-
10 EL POSMODERNISMO INTRODUCCION 11

pudio estéticoo ideológico). Así, el expresionismo ca de la textualidad o écriture... La Iista podría am-
, abstracto en la pintura, el existencialísmo en la fi- pliarse indefinidamente; pero, ¿implica todo ello un
. losofíat las formas finales de la representación en ~ cambio o una ruptura más fundamental que los pe-
la novela, las películas de los grandes auteurs o la ~ riódicos cambios de estilo y de moda determina-
escuela modernista en poesía (tal y como se ha ins- dos por el antiguo imperativo modernista de la in-
!~
titucionalizado y canonizado en la obra de Walla- novación estilística?'
ce Stevens), son todos ellos considerados hoy como
el final, extr~rdinariamente floreciente de un pri-
mer impulso modernista de cuyo agotamiento y des- El triunfo del populismo estético
gaste ellos mismos dan fe. El catálogo de sus suce-
sores presenta, pues, un aspecto empírico, caótico ESt no obstante, propio de la arquitectura el que
y heterogéneos.Andy Warhol y el pop art; pero tam- las modificaciones de la producción estética sean
bién el realismo fotográfico y, más allá de él, el en ella más espectacularmente visibles y el que sus
«neoexpresíonísmo»; en música, la impronta de problemas teóricos se hayan elaborado y articula-
John Cage, pero también la síntesis de los estilos do de forma más notoria; en realidad, fue a partir
clásico y «popular» que encontramos en composi- de los debates de la arquitectura cómo empezó..a
tores como Phil Glass y Terry Riley, e igualmente emerger mi propia concepción del posmodernismo,
elpunk y el rock; de la nueva ola (los Beatles y los que expondré en las páginas siguientes. Más deci-
Stones representarían ahora el momento modernista sivamente que en otras artes o medios, las posicio-
de esta tradición más reciente y de rápida evolución); nes posmodernistas en arquitectura son insepara-
en cuanto al cine: Godard y el postgodardismo, así bles de una implacable recusación del modernismo
como el cine y el vídeo experimentales, pero tam- y del llamado «estilo internacional» (Frank Lloyd
bién un nuevo tipo de películas comerciales (sobre Wright, Le Corbusier, Mies); en tal recusación, el
las que se hablará 'Con detalle más adelanteuBu-
1. El presente ensayo es una reelaboración de algunas con-
rroughs, Pynchon o Ishmael Reed~'::Por una parte,
ferencias y otro material previamente publicado en The Anti-
y el nouveau roman francés )l sus herederos, por Aesthetic, compilado por Hal Foster (Port Townsend, Was-
otra, pero también las formas nuevas y provocati- hington: Bay Press, 1983) y en Amerika Studien/American
vas de crítica literaria basadas en una nueva estéti-. Studies; 29/1(1984).

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12 EL POSMODERNISMO INTRODUCCION 13

'. análisis y la crítica formal (de la transformación mo- nunciada por todos los ideólogos de lo moderno,
dernista del edificio en algo cercano .a la escultura desde Leavis y la «nueva crítica americana» hasta
o en un «pato» monumental, .según el término de :i\dorno y la escuela de Francfort. En efegQ, lo que
Robert Venturi) se.acompañan de una reconsidera- fascina a los posmodernismos es precisamente todo
ción de los niveles urbanísticos y de las institucio- este paisaje «degradado», feísta, kitsch, de series
, \
nes estéticas. El modernismo se asienta pues en la televisivas y cultura de Reader's Digest, de la pu-
destrucción del tejido urbano tradicional y de su blicidad y los moteles, del «último pase» y de las
vieja cultura de vecindario (mediante la ruptura ra- películas de Hollywood de serie B, de la llamada
dical del nuevo edificio utópico modernista con el «paralíteratura», con sus categorías de lo gótico y
contexto que le rodea); además, el elitismo proféti- lo románico en clave de folleto turístico de aero-
co y el autoritarismo del movimiento moderno son puerto, de la biograffa popul~, la novela negra, fan-
despiadadamente denunciados como un gesto im- tástica o de ficción cíentíñcaamateriales que ya no
perial del Maestro carismático. se limitan a «citar» simplemente, como habrían he-
En consecuencia, el posmodernismo en arqui- cho Joyce o Mahler, sino que incorporan a su PI'9:o,
tectura se presenta lógicamente como una especie pia esencia;
de populismo estético, tal y como sugiere el propio Pero sería erróneo considerar esta ruptura como
título del influyente manifiesto de Venturi, Apren- un acontecimiento exclusivamente cultural: en rea-
diendo de Las Vegas. Sea cual sea la forma en que lidad, las teorías de la posmodernidad -tanto las
valoremos en última instancia esta retórica popu- apologéticas como las que se atrincheran en el.len-
lista, le concederemos al menos el mérito de dirigir guaje de la repulsión moral y la denuncia- presen-
nuestra atención a un aspecto fundamental de to- tan un acusado parecido de familia con las más am-
dos los posmodernismos enumerados anteriormen- biciosas generalizaciones sociológicas que, en buena
1 te: a saber, el desvanecimiento en ellos de la anti-
gua frontera (esencialmente modernista) entre la
parte al mismo tiempo que ellas, anunciaron el ad-
venimiento o la inauguración de un tipo de socie-
cultura de élite y la llamada cultura comercial o de dad completamente nuevo y a menudo bautizado
masas, y la emergencia de obras de nuevo cuño, im- como «sociedad postindustrial» (Daniel Bell), aim-
buidas de las formas, categorías y Contenidos de esa que designado también frecuentemente como «so-
«industria de la cultura», tan apasionadamente de- ciedad de consumo», «sociedad de los media»,
14 EL POSMODERNISMO INTRODUCCION 15

«sociedad de la información», «sociedad electró- El posmodemismo como pauta cultural dominante


Inca» o de las «altas tecnologías», etc. Dichas teo-
rías tienen obviamente la obligación de demostrar, Una última cuestión metodológica preliminar:
en su propia defensa, que la nueva formación so- las páginas que siguen no deben considerarse como
cial en cuestión ya no obedece a las leyes del capi- una descripción estilística ni como la catalogación
"talismo clásico, esto es, la primacía de la produc- de un estilo o un movimiento cultural entre otros.
ción industrial y la omnipresencia de la lucha de He pretendido más bien ofrecer una hipótesis de
clases. En consecuencia, la tradición marxista ha periodización histórica, y ello en un momento en
opuesto una vehemente resistencia a estas teorías, ei que el concepto mismo de periodización históri-
salvo por la honrosa excepción de Ernest Mandel, ca se presenta como auténticamente problemático.
cuyo libro El capitalismo tardío no intenta mera- He sostenido en otros lugares que todo análisis cul-
mente analizar la originalidad histórica de esta nue- tural aislado o discreto implica siempre una teoría
va sociedad (que él entiende como una tercera eta- soterrada o reprimida de la periodización históri-
pa o un tercer .m.Qmento en la evolución del capital), ca; en todo caso, la concepción «genealógica» co-
sino también demostrar que se trata, en todos los rre el gran riesgo de quedarse en las preocupacio-
niveles, de una fase del capitalismo más pura que nes teóricas tradicionales acerca de la llamada
cualquiera de los momentos precedentes. Volveré «historia lineal», las teorías de las «etapas» y la his-
'::
más tarde a este argumento; baste por el momento toriografía teleológica. En este contexto, no obstan-
subrayar una tesis que he defendido con mayor de- te, algunas observaciones esenciales pueden ocupar
talle en otro lugar': que toda posición posmoder- el lugar que merecería una discusión teórica más
nista en el ámbito de la cultura -ya se trate de apo- amplia de estos (muy reales) problemas.
logías o de estigmatizaciones- es, también y al Una de las inquietudes que a menudo despier-
mismo tiempo, necesariamente, una toma de pos- tan las hipótesis de periodización histórica es que
tura.ímplícíta o explícitamente política sobre la na- tienden a pasar por alto lasdiferencias y a proyec-
turaleza del capitalismo multinacional actual. tar una idea del período histórico como una homo-
geneidad compacta (coartada por todas partes por
2. «The Politics oí Theory», New German Critique, 32, signos de puntuación y metamorfosis «cronológi-
primavera/verano, 1984. cas» inexplicables). Sin embargo, esto es lo que pre-
16 EL POSMODERNISMO INTRODUCCION 17

cisamente me parece fundamental para captar el casso y Joyce han dejado de ser repugnantes, sino
«posmodernismo», no como un estilo, sino más que ahora los encontramos, en conjunto, bastante
bien como una pauta cultural: una concepción que «realistas». Lo que no es sino el resultado de la ca-
permite la presencia y coexistencia de una gama de nonización e institucionalización académica del mo-
rasgos muy diferentes e incluso subordinados en- vimiento modernista en general, que puede fecharse
tre sí. al final de la década de los años cincuenta. Segu-
Considérese, por ejemplo, la tan extendida pos- rarnénte ésta es una de las explicaciones más plau-
tura opuesta, según la cual el posmodernismo en sibles de la emergencia del posmodernismo en cuan-
sí mismo es poco más que una nueva fase del mo- to tal, dado que la generación más joven de los años
dernismo propiamente dicho (cuando no del -aún sesenta se enfrenta entonces con el movimiento mo-
más antiguo- romanticismo); puede ciertamente derno, situado anteriormente en la oposición, como
concederse que todas las características del posmo- con una masa de clásicos muertos que, como Marx
dernismo que acabo de enumerar pueden detectar- dijo en cierta ocasión, yen un contexto diferente,
se, a grandes rasgos, en tal o cual precursor mo- «gravitan como una pesadilla sobre la mente de los
dernista (incluyendo precursores genealógicos tan vivos».
asombrosos como Gertrude Stein, Raymond Rous- En cuanto a la reacción posmodernistacontra
sel o Mareel Duchamp, quienes pueden considerarse todo ello, en cualquier caso, debe señalarse igual-
sin reservas posmodernistas avant la lettre). Ello no mente que sus propios rasgos ofensivos -desde la
obstante, lo que este enfoque no tiene en cuenta es oscuridad y el material sexualmente explícito has-
la posición social del viejo modernismo o, mejor ta la obscenidad psicológica y las expresiones de
dicho, el apasionado repudio del que fue objeto por abierta provocación social y política, que trascien-
parte de la antigua burguesía victoriana y posvic- den todo lo imaginable en los momentos más ex-
toriana, que percibió sus formas y su ethos alter- tremos del modernismo- ya no escandalizan a na- .
nativamente como repugnantes, disonantes, oscu- die,'y-que no solamente se reciben con la mayor
ros, escandalosos, inmorales, subversivos y, en complacencia, sino que ellos mismos se han dnsti-
general, «antisociales». Nuestra tesis es que tales tucionalizado e incorporado a la cultura oficial de
actitudes se han vuelto arcaicas debido a una mu- la sociedad occidental.
tación en la esfera de la cultura. No solamente Pi- Lo que ha sucedido es que la producción estéti-
18 EL POSMODERNISMO INTRODUCCION 19

ca actual se ha integrado en la producci6n de mer- tura posmoderna, que podríamos llamar estadou-
cancías en general: la frenética urgencia econ6mi- nidense, es la expresi6n interna y superestructural
ca de producir constantemente nuevas oleadas re- de toda una nueva ola de dominaci6n militar y eco-
frescantes de géneros de apariencia cada vez más n6mica norteamericana de dimensiones mundiales:
novedosa (desde los vestidos hasta los aviones), con en este sentido, como en toda la historia de las cla-
cifras de negocios siempre crecientes, asigna una po- ses sociales, el trasfondo de la cultura lo constitu-
sici6n y una funci6n estructural cada vez más fun- yen la sangre, la tortura, la muerte y el horror,
damental a la innovaci6n y la experimentaci6n es- El primer punto que se debe establecer en cuanto
tética. El reconocimiento de estas necesidades al concepto de periodizaci6n hist6rica de las pau-
econ6micas se manifiesta en el apoyo institucional tas culturales dominantes es, por tanto, que, incluso
de todo tipo puesto a disposición del arte más nue- aunque todos los rasgos constitutivos del posmo-
vo, desde las fundaciones y subvenciones hasta los dernismo fueran idénticos y continuos con respec-
museos y otras formas de mecenazgo. De todas las to a los del modernismo más antiguo -posici6n
artes, la arquitectura es la que se encuentra por su que considero demostrativamente refutable, pero
esencia más pr6xima a la economía) ya que, a tra- que s610 un análisis más amplio del modernismo
vés'de las concesiones municipales y los valores in- propiamente dicho podría disipar-e-, ambos fen6-
mobiliarios, mantiene con ella una relaci6n prácti- menos seguirían siendo perentoriamente distintos
camente inmediata: no hay que sorprenderse, por en cuanto a su significaci6n y a su funci6n social,
tanto, de encontrar el\extraordinario florecimiento debido al lugar netamente diferente que ocupa el
de la arquitectura posmoderna sustentado en el pa- posmodernismoen el sistema econ6mico del capi-
tronazgo de las.empresas multinacionales, cuya ex- talismo avanzado y, lo que es más, debido a la trans-
pansi6n y desarrollo son estrictamente contempo- formaci6n de la esfera misma de la cultura en la
ráneos de ella. Estos dos nuevos fen6menos tienen sociedad contemporánea.
una interrelaci6n dialéctica más profunda aún que Retomaremos esta tesis al final del ensayo, pero
la simple financiaci6n individual de tal o cual pro- ahora debemos atender brevemente a otra clase de
yecto concreto y que más adelante apuntaremos. objeci6n contra la periodización histórica, un pre-
Pero éste es el momento de llamar la.atención del juicio de orden distinto sobre su presunto desdén
lector sobre algo obvio: a saber, que toda esta cul- de la heterogeneidad, que aparece a menudo en el
20 EL POSMODERNISMO INTRODUCCION 21

pensamiento de izquierdas. Hay ciertamente una ex- les de muy diferentes especies (lo que Raymond Wi..
traña y casi sartreana ironía -una lógica de la vic- lliams ha designado a menudo como formas «resi-
toria pírrica- que parece acompañar a todo intento duales» y «emergentes» de la producción cultural).
de describir un «sistema», una dinámica totaliza- De no alcanzar el sentido general de una pauta cul-
dora como la que se detecta en el movimiento de tural dominante, recaeremos en una visión de la his-
la sociedad contemporánea. Sucede que la poten- toria actual como mera heterogeneidad, diferencia
cia perceptiva del lector disminuye en la misma pro- aleatoria o coexistencia de una muchedumbre de
porción en que aumenta la potencia descriptiva de fuerzas distintas cuya efectividad es indecidible. Esta
un sistema o de una lógica progresivamente totali- ha sido en todo momento la intención política que
zadora. El libro de Foucault sobre la prisión es el ha presidido los análisis siguientes: proyectar el con-
más obvio ejemplo de ello: en la medida en que el cepto de una nueva norma cultural sistémica y de
teórico triunfa, de hecho, al construir la descrip- su reproducción, con objeto de reflexionar adecua-
ción de una máquina terrorífica y cada vez más ce- damente sobre las formas más eficaces que hoy pue-
rrada, en esa misma medida fracasa, puesto que la de adoptar una política cultural radical.
capacidad crítica de su trabajo queda entonces pa- La exposición presentará sucesivamente los si-
ralizada, y los impulsos de rechazo y revuelta "'-por guientes rasgos constitutivos del posmodernismo:
no hablar de los de transformación social- se per- una nueva superficialidad que se encuentra prolon-
ciben como algo vano y trivial a la vista del propio gada tanto en la «teoría» contemporánea como en
modelo. toda una nueva cultura de la imagen o el simula-
Ello no obstante, considero que el único modo cro; el consiguiente debilitamiento de la historici-
de abarcar y registrar la diferencia genuina del pos- , dad, tanto en nuestras relaciones con la historia
modernismo es mostrarlo a la luz del concepto de oficial como en las nuevas formas de nuestra tem-
norma hegemónica o de lógica cultural dominan- poralidad privada, cuya estructura «esquizofréni-
te. Estoy muy lejos de pensar que toda la produc- ca» (en sentido lacaniano) determina nuevas mo-
ción cultural de nuestros días es «posmoderna» en dalidades de relaciones sintácticas o sintagmáticas
el amplio sentido que confiero a este término; lo en las artes predominantemente temporales; un sub-
posmoderno es, a pesar de todo, el campo de fuer- suelo emocional totalmente nuevo -podríamosde;;.
zas en el que han de abrirse paso impulsos cultura- nominarlor «intensidades»- que puede captarse
22 EL POSMODERNISMO

más apropiadamente acudiendo a las antiguas teo-


rías de lo sublime; las profundas relaciones consti-
tutivas de todo ello con una nueva tecnología que'
en sí misma representa un sistema económico mun-
dial completamente original; finalmente, y tras un
breve repaso de las modificaciones posmodernistas
de la experiencia vivida del espacio urbano en cuan- l. LA DESCONSTRUCCION DE
to tal, añadiré algunas reflexiones sobre la misión LA EXPRESION
política del arte en el nuevo y atribulado espació
mundial del capitalismo multinacional avanzado.

«Zapatos de labriego»

Comenzaremos con una de las obras canónicas


del modernismo en las artes visuales, el célebre cua-
dro de Van Gogh que representa unos zapatos de
campesino; este ejemplo, como puede suponerse,
no se ha escogido de forma inocente o casual. Qui-
siera proponer dos maneras de interpretar este cua-
dro que en cierto modo reconstruyen la recepción '
de la obra en un proceso de dos fases o niveles.
Mi primera observación es que, si esta imagen
tan abundantemente reproducida no se reduce a un
estatuto meramente decorativo, exige de nosotros
la reconstrucción de la situación inicial de la que
emerge la obra terminªºª..! Si no hubiera ninguna
forma de recrear mentalmente esta situación -des-

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