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Material compilado para el Trabajo práctico Derecho a la Salud de la materia Introducción a los Estudios de la

Medicina

Aguilar Sol, Cossinotti Florencia. Qué es esto de los Derechos Humanos. Apuntes para
la reflexión crítica: Historias, documentos, concepto y actividades. 1º Edición. Buenos
Aires. APDH, 2008 pp 10 a 17 y 100 a 120.
Disponible el 15 de Abril del 2013 en http://apdh-argentina.org.ar/biblioteca/2008/ddhh/index.asp

Concepto de derechos humanos


En este primer capítulo realizaremos una aproximación al concepto de derechos humanos.
Señalaremos brevemente el contexto socio histórico en el que se originaron los derechos humanos y las
características que adquirieron a través de la normativa internacional, sin perder de vista que la lucha por su
reconocimiento y conquista no ha concluido. A su vez, mencionaremos los debates actuales sobre su alcance y
exigibilidad.

El nacimiento de los derechos universales


Luego de los hechos cometidos por el fascismo y el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, la comunidad
internacional estimó necesaria una instancia supranacional que velara que los Estados garantizaran a sus
habitantes ciertos derechos mínimos.
Este fue uno de los motivos del surgimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), organismo
internacional formado por 51 Estados en 1945 y que actualmente lo conforman casi todas las naciones del
mundo (192 Estados miembros).
¿Pero cuáles eran esos derechos mínimos que ningún Estado podía violar? Luego de largas discusiones, en
1948, se llegó a un consenso que se plasmó en un documento llamado Declaración Universal de los Derechos
Humanos (DUDH).
Esta Declaración establece el derecho a la vida, a la igualdad, a la libertad de pensamiento y de expresión, a que
las personas puedan participar en el gobierno de su país, a la salud, al trabajo, al descanso y a la educación,
entre muchos otros.
La DUDH destaca el principio de la integralidad de este conjunto de derechos: un derecho no puede garantizarse
en su totalidad si no se garantizan el resto de los derechos.
El derecho a la libertad de pensamiento no está completo sin el derecho a la libertad de expresión, el derecho al
trabajo precisa del derecho al descanso, el derecho a la igualdad no puede garantizarse plenamente si no se
garantiza el derecho a la educación, el derecho a la educación no puede cumplirse sin el derecho al alimento.
Los derechos son interdependientes entre sí.
Los derechos humanos son universales y es el Estado el que debe garantizarlos. La universalidad implica que
son inherentes a la condición humana, todas las personas son titulares de los derechos humanos y no puede
argumentarse diferencias de regímenes políticos, sociales o culturales, ni de características individuales
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relacionadas con el sexo, la raza , el color, el idioma, la religión, posición económica, opinión política o de
cualquier otra índole.
Los Estados se han comprometido a nivel internacional con la firma y ratificación de pactos, tratados y
convenciones. Por ende, los Estados son los únicos capaces de garantizar los derechos humanos a toda la
población (así como son los únicos capaces de violarlos). La DUDH indica que el titular de los derechos es la
persona y el que debe garantizar que se respeten esos derechos es el Estado.
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Los Estados tienen diversos niveles de obligaciones :
• La obligación de respetar: exige que los Estados se abstengan de injerir directa o indirectamente en el disfrute
de los derechos.
• La obligación de proteger: requiere que los Estados adopten medidas para impedir que terceros interfieran en
la aplicación de las garantías que se encuentran en los pactos y tratados de DD.HH.

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• La obligación de cumplir o garantizar: requiere que los Estados adopten medidas apropiadas con todos los
medios a su alcance, tanto a nivel legislativo, administrativo, presupuestario y judicial, para dar plena efectividad
a los derechos.
• La obligación de promover: requiere de los Estados la implementación de medidas a largo plazo y la previsión
de la garantía de los derechos en un futuro.
En el ámbito legal de 1948, la DUDH no tuvo carácter vinculante (en derecho significa que no obliga a los
Estados que la firman a cumplir con ella). Fue una expresión de voluntad colectiva, un documento político y
ético, un objetivo común por parte de los Estados para reconocer, velar y garantizar por esos derechos
enumerados en el texto.
Aún así, funcionó como un importante avance en la declinación de la soberanía absoluta del Estado. Los países
que suscribieron a la DUDH consideraron que el mundo se encaminaría hacia ciertos derechos mínimos
comunes a todos los países y que, en un futuro, los límites geográficos no justificarían diferencias sustanciales.
Estos derechos mínimos se redactaron de forma amplia para permitir que variara la manera en que cada Estado
los satisficiera, según la cultura y las tradiciones de su pueblo. Por ejemplo, la denominada educación básica o
elemental para niños y niñas es obligatoria para todos los Estados, pero las características de esa educación –
entre ellas los contenidos y su duración– las decide cada Estado.
Hoy, muchos analistas consideran que la DUDH forma parte del derecho internacional consuetudinario, es decir
que se ha constituido en una obligación debido a su reiterada aplicación a lo largo del tiempo. Esta tarea no fue
sencilla; algunos Estados accedieron a respetarla gracias a la presión ejercida por la sociedad, de las
organizaciones no gubernamentales y de la opinión pública.
Teniendo en cuenta este recorrido histórico y las bases que se sientan a partir de la elaboración de la DUDH, se
considera que los derechos humanos tienen las siguientes características:
• Integrales o indivisibles: si se vulnera un derecho, por efecto dominó se ven afectados
los otros derechos. Por cuanto conforman las condiciones mismas de la dignidad de las personas, basta con que
un solo derecho sea violado, para que todos estén en riesgo inminente. Por esto, se los llama interdependientes
o complementarios – ya que dependen unos de los otros y se complementan entre todos–. La integralidad de
todos los derechos implica que no son jerarquizables.

• Inajenables y universales: como dice el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos3:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derecho...”, así todos y todas somos sujetos de
derecho por el solo hecho de haber nacido. La universalidad de los derechos se basa en el principio de no
discriminación. Nadie puede tener más o menos derechos, si así fuera se convertirían en privilegios y no
podríamos hablar de derechos humanos.

• Exigibles: el respeto de los derechos humanos representa para el Estado una obligación de resultado. De no
ser así, la sociedad puede reclamarlos ante el mismo Estado y, en caso de no ser oída, ante instancias
supranacionales, como la ONU.

• Históricos: son el resultado de las luchas de diferentes sectores sociales a lo largo de toda la historia. Es por
esto que también se caracteriza a los derechos como acumulativos e irreversibles ya que los nuevos derechos
que vamos conquistando se suman a aquellos ya reconocidos, se resignifican y amplían con la historia.
• Trasnacionales: es indudable que si los derechos son inherentes a la persona humana, “no dependen de la
nacionalidad o del territorio donde esta persona se encuentre,(…) los derechos humanos están por encima del
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Estado y su soberanía” .

Los derechos humanos son aquellos derechos relacionados con la dignidad de todas las personas, sin los cuales
no podemos desarrollar plenamente nuestras capacidades ni satisfacer nuestras necesidades.

Los pactos

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Una vez consensuada y redactada la DUDH, los países consideraron que era necesario avanzar un paso más y
redactar un pacto o convención –ley internacional– que obligara a los Estados a cumplir con esos derechos
proclamados.
Pero los derechos expresados en la DUDH no llegaron a formar un pacto, sino dos, por un desacuerdo histórico
producido por dos bloques de poder. Parte de los derechos se agruparon en el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (PIDCP) y otra parte formaron el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (PIDESC), ambos aprobados en 1966. Esta fractura todavía existe y es fundamental para comprender
la exigibilidad de esos derechos hoy en día.
Los derechos civiles y políticos son los que tutelan la libertad, la seguridad y la integridad física y moral de la
persona, y su derecho a participar en la vida pública. Por ejemplo, el derecho a la vida, a la libertad y seguridad
personales, a ser iguales ante la ley, a asociarse libremente con otras personas, a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión, a salir libremente de un país, a no ser sometido a torturas ni a la esclavitud, entre otros.
Los derechos económicos, sociales y culturales se refieren a la existencia de condiciones de vida y de acceso a
los bienes materiales y culturales. Por ejemplo el derecho a la educación, a la salud, al trabajo, a fundar
sindicatos y a elegir la afiliación, al descanso, a estar protegido contra el hambre, a participar en la vida cultural,
a gozar de los beneficios del progreso científico, entre otros.
La discusión sobre cómo sería la ley que garantizara los derechos que enunciaba la declaración duró casi dos
décadas (desde 1948 hasta 1966) y se realizó teniendo como escenario internacional la Guerra Fría.
Durante estas discusiones el polo capitalista estuvo interesado en proteger los derechos civiles y políticos y,
acorde a su economía liberal, argumentaba que cuanto menos interviniera el Estado, tanto mejor. Consideraba
que para proteger los derechos civiles y políticos alcanzaba con que el Estado cumpliera las llamadas
obligaciones negativas, es decir, que “no hiciera”, que no impidiera la libertad de mercado, que no impidiera la
libertad de expresión, que su policía no abusara del monopolio de la represión, entre otros. Del resto de los
derechos (los económicos, sociales y culturales, como vivienda, salud, alimento y educación) se encargaría el
mercado distribuyendo los bienes materiales y culturales. El polo comunista, por su parte, argumentaba que el
Estado es el que debe garantizar los derechos económicos, sociales y culturales, interviniendo y redistribuyendo
la riqueza de forma justa. Por la manera en que fueron redactados, la exigibilidad de ambos pactos resultó
distinta. Uno resultó de exigibilidad inmediata, el otro relativa.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos es de una exigibilidad inmediata:


“Los Estados se comprometen a respetar y garantizar a todos los individuos que se encuentren en su territorio
(…) los derechos reconocidos en el presente Pacto”. Por lo tanto, está explicitado que los Estados se deben
comprometer sin excepciones y los individuos pueden exigir esos derechos de inmediato. Pero, en el Pacto
Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales la exigibilidad es relativa: “Los Estados se
comprometen a adoptar medidas
(…) hasta el máximo de los recursos que se dispongan, para lograr progresivamente, por todos los medios
apropiados (…) la plena efectividad de los derechos aquí reconocidos”.
O sea, estos derechos son exigibles en la medida en que el Estado tenga recursos. Para establecer que un
Estado ha violado dichos derechos no alcanza con demostrar que no han sido satisfechos, sino que este Estado
no ha hecho lo máximo posible.
Esta diferencia es producto, como ya se mencionó, de una situación histórica y de una lucha política. Radica en
una concepción liberal que considera que los derechos civiles y políticos constituyen un límite al poder del
Estado, que debe abstenerse de invadir la esfera individual. Sin embargo, el “no hacer” –obligaciones negativas–
no alcanza para sostener los derechos civiles y políticos, pues el Estado precisa invertir en instituciones –
políticas, judiciales, de seguridad y defensa, entre otras–. Desde esta perspectiva, ambos grupos de derechos
dependen de los recursos que el Estado disponga, por lo tanto, fue una decisión política considerar que los
económicos, sociales y culturales no contaran con el mismo grado de exigibilidad (Abramovich, V, Courtis, C,
2000).
A nivel internacional, este sistema de protección universal surge de una determinada correlación de fuerzas, y
por eso, no es algo definido o acabado, sino un proceso continuo de construcción. Esta división de derechos es,

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todavía hoy, un tema muy debatido en Naciones Unidas. Muchos Estados violadores de los derechos
económicos, sociales y culturales continúan negando su apoyo para elaborar nuevos documentos que resuelvan
esta separación. Aún así, los derechos económicos, sociales y culturales son exigibles. Se pueden hacer
denuncias a nivel internacional si un Estado no está “usando el máximo de los recursos que disponga” para
lograr satisfacerlos “por todos los medios apropiados”. De esta forma se puede luchar contra los Estados que
diseñan políticas económicas que no tienen en cuenta a los más necesitados y que se excusan argumentando la
falta de recursos.
Los derechos humanos, según se concibieron en la DUDH, son indivisibles e interdependientes. Las personas
con necesidades insatisfechas no son libres. El derecho a la vida, el primer derecho garantizado por el PIDCP,
pierde sentido si no se lo acompaña con el derecho a la salud, la educación, el trabajo, el descanso, etc. – por
ejemplo,
¿qué tipo de vida es la que no tiene el derecho a la alimentación?-. Sin el goce de los derechos económicos
sociales y culturales los derechos civiles y políticos se reducen a meras categorías formales y viceversa.
1 La DUDH utiliza la noción de “raza” que, gracias al avance científico, hoy sabemos que no debiera aplicarse a las poblaciones humanas.
Para ampliar esta temática se recomienda leer el Capítulo “¿Tiene la noción de raza fundamento científico?” de Comisión de Educación
APDH, (2005) Discriminación. Un abordaje didáctico desde los Derechos Humanos, pp 16-27, Buenos Aires, APDH.

2 Lo siguiente se realizó en base a la Observación n°14 de Naciones Unidas sobre el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales: El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud (11/08/2000. E/C.12/2000/4).
Disponible en: http://www.unhchr.ch/tbs/doc.nsf/(Symbol)/E.C.12.2000.4.Sp?OpenDocument. Y en base a Abramovich, Courtis (2000).

3 Declaración Universal de los Derechos Humanos, Organización de las Naciones Unidas, Ginebra, 1948.

4 Nikken, P. (1994): El concepto de los derechos humanos.


Disponible en: http://www.iidh.ed.cr/Curso2006/Documentos/Concepto%20DDHH%20-%20PNikken.pdf (Fecha de consulta: mayo 2007).

El Estado como garante


Ya se ha mencionado que los Estados son los que se han comprometido a nivel internacional firmando y
ratificando pactos, tratados y convenciones. Por eso los Estados son los únicos capaces de garantizar los
derechos humanos a toda la población. El titular de los derechos es la persona y el que los debe garantizar es el
Estado.
De la misma forma, es el Estado el único capaz de violar los derechos. Puede hacerlo por acción o por omisión.
Los viola por acción cuando genera actividades que van en contra de los derechos de sus habitantes. Un
ejemplo es el terrorismo de Estado que impuso el último gobierno de facto en nuestro país, también lo son las
prácticas autoritarias, estructurales al accionar y a la organización de las fuerzas de seguridad –maltratos en
comisarías, torturas seguidas de muerte o no, detenciones arbitrarias y muertes por gatillo fácil- de los gobiernos
democráticos. Y los viola por omisión cuando, por su no accionar, los ciudadanos ven afectados sus derechos
(por ejemplo cuando el Estado no establece políticas educativas tendientes a eliminar las desigualdades en el
acceso, permanencia y egreso de los sectores populares al sistema educativo, dejando “librada” la
responsabilidad de educarse a las condiciones sociales de cada sector de la población).
No todo daño contra una persona ni toda forma de violencia social representa una violación a los derechos
humanos, por más grave que sea. Todo lo que un individuo o un grupo de individuos realice en contra de la ley
es un delito, no una violación a los derechos humanos (sólo los Estados pueden violar los derechos humanos).
El Estado debe intervenir, por medio de la justicia, condenar al responsable y tomar todas las medidas
necesarias para revertir el daño que este delito haya causado. Si este es el caso, se considera que el Estado no
está violando un derecho humano pues ha actuado para revertir una falla del sistema. Pero si el Estado no
actúa, entonces está generando una situación de impunidad y es aquí cuando se considera que ha cometido una
violación a los derechos humanos y puede ser denunciado ante el sistema internacional.

Una aproximación al derecho a la salud


Intentaremos en las páginas que siguen conocer qué se entiende por derecho a la salud, cuáles son sus
componentes de acuerdo a las especificaciones de Naciones Unidas y en particular, cómo aparece este derecho
en nuestra Constitución.
El concepto
Hablar de salud supone hablar de derechos humanos. La Declaración Universal de DD.HH (1948) y el PIDESC
se refieren al derecho a la salud. La Declaración Universal incluye a la salud, en su artículo 25, al hablar del

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derecho a un nivel de vida adecuado y lo relaciona con la alimentación, el bienestar, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios, seguro en caso de desempleo, enfermedad, invalidez,
viudez, vejez y otros casos.
Por su parte, el PIDESC (1966) que como todo pacto establece obligaciones legalmente vinculantes para los
gobiernos de los estados que lo ratifican, establece en su artículo 12 que estos estados reconocen el derecho de
toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.
Ahora bien, ¿quién establece cuál es el “más alto nivel posible?” ¿Qué significa ese nivel? El Protocolo
Facultativo al Pacto de San José de Costa Rica parece ser algo superador en este sentido, ya que indica: Toda
persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental y
social. (Art. 12). No se trata solamente de la ausencia de enfermedad.
Por otra parte, si bien el PIDESC no posee un Protocolo Facultativo, existen una serie de Observaciones
generales del Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales de Consejo Económico y Social de la ONU
sobre cuestiones sustantivas que se plantean en la aplicación del Pacto. En estas observaciones, se define el
sentido con el que debe interpretarse determinado artículo del Pacto, se especifican las obligaciones de los
Estados y los alcances de los derechos. Una de estas observaciones, la número 14, se centra en el derecho “al
disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental” y fue realizada en el año 2000. En este documento se
plasma una definición más amplia que da cuenta claramente de la integralidad de los derechos:
El derecho a la salud “no sólo abarca la atención de salud oportuna y apropiada sino también los principales
factores determinantes de la salud, como el acceso al agua limpia potable y a condiciones sanitarias adecuadas,
el suministro adecuado de alimentos sanos, una nutrición adecuada, una vivienda adecuada, condiciones sanas
en el trabajo y el medio ambiente, y acceso a la educación e información sobre cuestiones relacionadas con la
salud, incluida la salud sexual y reproductiva. Otro aspecto importante es la participación de la población en todo
el proceso de adopción de decisiones sobre las cuestiones relacionadas con la salud en
los planos comunitario, nacional e internacional.” Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. ONU.
Observación N° 14, año 2000.
Resulta interesante observar cómo el reconocimiento legal va dando cuenta de las conquistas progresivas.

¿Qué son los Derechos Económicos Sociales y Culturales (DESC)


Los derechos económicos, sociales y culturales se refieren a la existencia de condiciones de vida y de acceso a
los bienes materiales y culturales. Tienen como objetivo fundamental garantizar el bienestar económico, el
acceso al trabajo, a la educación y a la cultura en términos adecuados a la dignidad humana. Se suelen
denominar derechos colectivos ya que su vigencia beneficia a grupos de personas y no a individuos en particular
y dependen de la generación de políticas sociales estatales dirigidas al conjunto de la población. Sin embargo, la
integralidad de los derechos no nos permite limitar estas características a los DESC: los derechos civiles y
políticos también benefician a grupos y requieren la generación de políticas estatales. En el PIDESC, podemos
identificar los siguientes derechos:

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PIDESC - Artículo 12
1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del
más alto nivel posible de salud física y mental.
2. Entre las medidas que deberán adoptar los Estados Partes en el Pacto a fin de asegurar la plena
efectividad de este derecho, figurarán las necesarias para:
a) La reducción de la mortinatalidad y de la mortalidad infantil, y el sano desarrollo de los niños;
b) El mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del trabajo y del medio ambiente;
c) La prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas, endémicas, profesionales y de
otra índole, y la lucha contra ellas;
d) La creación de condiciones que aseguren a todos asistencia médica y servicios médicos en caso
de enfermedad.

Protocolo de San Salvador (Protocolo Facultativo del Pacto de San José de Costa Rica)
Artículo 10. Derecho a la salud
1. Toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto nivel de bienestar
físico, mental y social.
2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a la salud los Estados Partes se comprometen a reconocer la salud
como un bien público y particularmente a adoptar las siguientes medidas para garantizar este derecho: a. La
atención primaria de la salud, entendiendo como tal la asistencia sanitaria esencial puesta al alcance de todos
los individuos y familiares de la comunidad;
b. La extensión de los beneficios de los servicios de salud a todos los individuos sujetos a la jurisdicción del
Estado;
c. La total inmunización contra las principales enfermedades infecciosas;
d. La prevención y tratamiento de las enfermedades endémicas, profesionales y de otra índole; e. La educación
de la población sobre la prevención y tratamiento de los problemas de salud, y
f. La satisfacción de las necesidades de salud de los grupos de más alto riesgo y que por sus condiciones de
pobreza sean más vulnerables.

¿Qué implica tener derecho a la salud?

Como dijimos antes, tener garantizado el derecho a la salud no significa simplemente tener derecho a “no estar
enfermo”.
Profundicemos un poco más sobre el concepto. Podemos decir que el derecho a la salud contiene ciertos
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elementos fundamentales , entre los que enumeramos:
1. Disponibilidad: se refiere tanto a la infraestructura (contar con el número suficiente de establecimientos y
recursos) como a los servicios y programas (de prevención, información, vacunación, etc.)
2. Accesibilidad: si se habla de accesibilidad, se debe pensar en las siguientes dimensiones:
a. No discriminación: los establecimientos y programas deben ser accesibles a toda persona.
b. Accesibilidad física: los centros de salud deben estar adecuadamente distribuidos para ser
accesibles a los sectores más vulnerables.
c. Acceso a la información: el ejercicio del derecho a la salud implica el ejercicio del derecho a
solicitar, recibir y difundir información calificada.
3. Aceptabilidad: los establecimientos deben ser respetuosos de la diversidad cultural.
4. Calidad: otro elemento esencial del derecho a la salud se refiere a la capacitación y adecuada remuneración
del personal y al nivel del equipamiento hospitalario y de medicamentos. También implica el acceso a otros
servicios básicos, como agua potable y servicio de cloacas.

5 La enumeración de los diferentes elementos que abarca este derecho se realizó en base a la Observación N° 14, ya
citada, del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales del Consejo Económico y Social de Naciones Unidades.

El derecho a la salud en nuestra Constitución

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Como sabemos, la normativa sobre derechos humanos no está exenta de contradicciones y no progresa en todos los
ámbitos de la misma manera, tanto en su reconocimiento formal como en su cumplimiento real.
En el caso del derecho a la salud, debemos advertir por un lado, que no existe una Ley Nacional de Salud, de
carácter integral, que defina los lineamientos de la política pública en salud en tanto derecho humano, y por lo
tanto precise las obligaciones asumidas por el Estado.
Por otro lado, si bien nuestro país ha ratificado y otorgado carácter constitucional al PIDESC y el Pacto de San
José de Costa Rica que reconocen a la salud como derecho humano, en el mismo texto constitucional
encontramos que se la considera de manera sustancialmente diferente.
Luego de la reforma de 1994 se incorporaron a la Constitución una serie de “Nuevos Derechos y Garantías”. En
ellos se refiere a la protección de la salud pero en el marco de los derechos de los consumidores:
El artículo 42 indica: “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tiene derecho, en relación de consumo,
a la protección de la salud, seguridad e intereses económicos, a una información adecuada y veraz, a la libertad
de elección y a condiciones de trato equitativo y digno.”
Esta consideración de la salud como un objeto de consumo nos desvía del eje central para poder exigir un
derecho: de personas que poseemos derechos humanos por el simple hecho de ser personas pasamos a ser
consumidores que adquirimos derechos dependiendo de nuestra capacidad de comprar bienes o servicios.
Lo que puede considerarse un simple cambio de palabras no lo es, conlleva una fuerte impronta ideológica que
arrasa con la premisa de igualdad de todas las personas. Si dejamos de considerar a la salud como un derecho
humano exigible que hace a nuestra dignidad y que implica obligaciones de todo tipo a los estados para con su
población, corremos el riesgo de transformarla en un producto intercambiable, un bien de consumo cuya
obtención se rige por las leyes del mercado. El “negocio” que significa el desarrollo de la industria farmacéutica;
la proliferación de empresas privadas que “venden salud” y su contracara: el deterioro de los servicios estatales
de salud; el arancelamiento hospitalario; la transferencia sin presupuesto de los hospitales públicos del ámbito
de la nación a las jurisdicciones, entre otros fenómenos, se inscriben en esta tendencia de pérdida de sentido de
la salud como derecho humano.

Breve glosario de términos


Normativa Internacional de Derechos Humanos
Fuente: elaborado en base al glosario del Curso Básico sobre Derechos Económicos Sociales y Culturales
(DESC). Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Disponible en línea: www. iidh.ed.cr
Declaración internacional
Acuerdo celebrado por escrito entre dos o más Estados cuyos efectos jurídicos son menores al de los tratados o
convenciones, pues las declaraciones no obligan a las partes. Debe recordarse que, excepcionalmente, la
Declaración Americana de Derechos y deberes del Hombre sí tiene efectos vinculantes u obligatorios. (Salvioli,
Fabián. Curso Básico sobre el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos. IIDH, 2003)
Convención/Pacto/Tratado.
Acuerdo celebrado por escrito entre dos o más Estados, regido por el derecho internacional, y de cumplimiento
obligatorio para las partes que lo ratifiquen. (Salvioli, Fabián. Curso Básico sobre el Sistema Interamericano de
Protección de los Derechos Humanos. IIDH, 2003)
Protocolo
Un protocolo tiene las mismas características jurídicas que un tratado. En general, un protocolo enmienda,
complementa o aclara un tratado multilateral. La ventaja de un protocolo es que, si bien está vinculado al
acuerdo matriz, puede centrarse con mayor detalle en un aspecto determinado de ese acuerdo.
Firma de tratados, pactos y convenciones
Procedimiento por el cual los Estados se comprometen a realizar todos los pasos necesarios para ratificar un
tratado, pacto o convención.
Ratificación o aceptación

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Cuando el Estado lleva a cabo todos los requisitos legales nacionales para hacer cumplir el pacto, tratado o
convención en su país (en los Estados democráticos consiste en la aprobación parlamentaria). Desde ese
momento está obligado a cumplir con lo expresado en el pacto, tratado o convención.

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