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Un escriba en la corte del Rey

Capítulo 1 En uno de los pasajes de la epopeya, Gilgamesh, profundamente


LA PROGRESIVA CONDESCENDENCIA DE LA PALABRA afligido por la muerte de su amigo Enkidu, emprende una larga marcha
DE DIOS EN ISRAEL hacia los infiernos para intentar encontrase de nuevo con su compañero:

«'Mi amigo, a quien yo quería tanto, que ha soportado conmigo todas


las fatigas, sobre él ha caído la mala suerte de la especie humana. Durante
seis días y siete noches le he llorado, hasta que un gusano cayó de su nariz.
Temiendo la muerte ando errante por la estepa; el problema de mi amigo
pesa sobre mí. Por caminos lejanos ando errante por la estepa; el problema
de Enkidu, mi amigo, pesa sobre mí. ¿Cómo puedo estar callado? ¿Cómo
puedo estar quieto? ¡Mi amigo, al que yo amaba, ha vuelto a ser tierra!
¿ Tengo que tumbarme como él para no levantarme ya nunca más?' Gilga-
mesh dijo, además, a la tabernera: 'y ahora tabernera, ¿Cuál es el camino
l. El deseo de una palabra revelada
que conduce hasta Utnapishtim? ¿Qué señal me lo hará reconocer? ¡Dime
Cuando era un adolescente de 13 o 14 años me mandaron leer en la señal! Si la cosa es posible atravesaré el mar; en caso contrario, iría por
el colegio el poema de Gilgamesh, la epopeya más antigua de la lite- tierra'. La tabernera respondió a Gilgamesh: 'Nunca, Gilgamesh, ha existi-
ratura universal. No creo que entonces fuera consciente de la profun- do tal camino. Y a nadie le ha sido dado, desde los antiguos tiempos, cruzar
da dimensión religiosa que aquella obra albergaba. Y, desgraciada- las aguas del mar'» (Tablilla X; columna II. Texto asirio).
mente, ningún profesor me llamó la atención sobre este particular. El
poema tiene como protagonista a un personaje histórico, Gilgamesh Desplacémonos hacia delante en el tiempo y hacia occidente en el
de Uruk, rey del imperio sumerio, en la alta Mesopotamia, en tomo espacio para llegar a la Grecia clásica de Platón (primera mitad siglo
al 2750 a.C. La obra debió construirse a partir de cantos transmitidos IV a.C.). La problematicidad que la existencia plantea adquirió allí
oralmente. La primera redacción escrita se sitúa entre el 2100 y el una :flexión que hemos llamado filosofia, que tiene en común con la
1800, en lengua acadia. Desde entonces la fama del poema le hizo epopeya clásica un mismo movimiento de búsqueda de respuesta a las
conocer diversas ediciones y traducciones a otras lenguas llegando a cuestiones esenciales del hombre. En uno de sus diálogos, el Fedón,
influir en la literatura de muchos pueblos, desde la Grecia micénica Platón retoma la imagen del mar que el hombre desea atravesar para
hasta el Israel bíblico. La versión más completa nos ha llegado en alcanzar la orilla del Ser que da consistencia a las cosas, el inmenso
doce tablillas en lengua asiria cuneiforme encontradas en Nínive, en piélago:
la biblioteca de Asurbanipal, uno de los últimos monarcas asirios
(669-626 a.C.). «Me parece a mí, oh Sócrates, y quizá también a ti, que la verdad segura
Mucho antes de que Israel hiciera su aparición en el concierto de los en estas cosas no se puede alcanzar de ningún modo en la vida presente,
pueblos, el poema de Gilgamesh expresa agudamente la natural dimen- o al menos con grandísimas dificultades. Pero pienso que es una vileza no
sión religiosa de todo hombre, lanzado desde la cuna a buscar el sentido estudiar con todo respeto las cosas que se han dicho al respecto, o dejar las
de la propia existencia. Esta búsqueda, provocada por la misma realidad investigaciones antes de haberlo examinado todo. Porque en estas cosas,
(el nacimiento, la muerte, la amistad, el amor), está acompañada de un una de dos: o llegar a conocerlas, o, si esto no se consigue, agarrarse al
sentido de impotencia: es imposible salvar la infinita distancia entre mejor y más seguro entre los argumentos humanos y con éste, como en una
nuestra orilla y la del Misterio que da y quita la vida. barca, intentar la travesía del piélago. A menos que no se pueda con más

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comodidad y menor peligro hacer el paso con un transporte más sólido, es dios'. Los pueblos del entorno de Israel desarrollan mitos que explican el
decir, con la ayuda de la palabra revelada del dios» (Platón, Fedón 85d). origen de los fenómenos que podemos percibir. Estos mitos consisten en
teogonías, es decir, relatos sobre el origen de los dioses. En realidad, estos
El genio griego de Platón da voz a la experiencia humana que, im- mitos no hacen sino describir el fatum (= hado, sino, fatalidad, destino
potente ante las grandes cuestiones que sacuden la vida de los hombres, irremediable) que rige el universo. Todo está gobernado por elfatum, cada
clama por un transporte más sólido para atravesar el inmenso piélago dios es la expresión de los fenómenos irremediables de la naturaleza (leyes
del sentido: la palabra revelada de un dios. O lo que es lo mismo, que que rigen el devenir natural) que el hombre teme. Aunque representen fe-
del otro lado de la orilla del Misterio, él mismo salga a nuestro encuen- nómenos universales, los dioses son nacionales, pertenecen a una cultura
tro revelando o desvelando su designio. o a un pueblo, al que dichos dioses defienden especialmente. Describiendo
el universo de dioses y la relación entre ellos ( describiendo, por tanto, toda
la realidad), una cultura se afirma a sí misma frente a las otras.
2. La palabra de Dios entra en la historia: Abraham La noción de elección o pueblo elegido, en el sentido histórico con
el que es utilizado por Israel, es_ ajena a estos pueblos. La nación, y
Si hay una historia que merece ser contada es aquella que tiene como especialmente su rey, están unidos a los dioses desde un tiempo mítico
objeto las coordenadas espacio temporales en las que Dios rompe su original. La relación se remonta a un origen a-temporal. En el fondo es
«silencio». Un silencio divino, sin embargo, que estaba cargado de un absurdo hablar de historia o de tiempo. Las narraciones mitológicas de
rumor armónico, aquel presente en el orden y belleza de todo lo creado, los pueblos del entorno de Israel describen el origen y el funcionamien-
rumor que cargaba de nostalgia (nostalgia del paraíso) toda humanidad to de las realidades tal y como son, como han sido y como serán. Los
verdaderamente leal con su experiencia, como nos han testimoniado dioses están fuera del tiempo y de la historia.
las obras de Gilgamesh y Platón. Pero hay un momento en el que ese En este sentido el relato de la llamada de Abraham es totalmente a-
rumor se convierte en palabra, sonido articulado e inteligible, contenido mesopotámico (aunque le sucede a Abraham, que es un hombre de esas
de una voluntad de comunicación. Y se convierte en palabra dentro de tierras) por el cambio que propone. En lugar de apropiarse racional-
la historia, Sus coordenadas: Mesopotamia, mitad del segundo milenio mente (a través del mito) de una parte del universo predecible, a un ser
a.C. Se trata de la historia de Abraham. humano se le pide despojarse de su seguridad y aceptar un futuro im-
predecible e imprevisto. Existe, por tanto, un contraste entre aceptación
2.1 El origen de Israel de una voluntad y descubrimiento racional de unas pautas. La cultura
religiosa en Israel consiste en la aceptación de algo impredecible que se
La primera palabra que Dios dirige a Israel es una palabra extra- ha comunicado; en el politeísmo consiste en el descubrimiento de algo
ña. Va dirigida a un politeísta mesopotámico, Abraham, al que invita a predecible que contiene su propia auto-revelación en sus pautas y en el
abandonar su casa y a dirigirse a una tierra desconocida. El origen de
escrutinio racional al que invita.
Israel, por tanto, se sitúa en un acontecimiento enmarcado en la histo-
ria: la conversión de Abraham. Se trata de un dato relevante, visto que 2.2 La vocación de Abraham
las civilizaciones del entorno remontan su origen a un tiempo mítico
original. Remitiéndose al «Dios de Abraham» Israel rechaza un tiempo La comparación con las culturas vecinas nos ayuda a comprender
cósmico como origen del Dios al que sirve. mejor la peculiaridad de esta primera palabra que Dios dirige a Abra-
Curiosamente, Mesopotamia, Fenicia y Egipto poseen relatos sobre
1 En la exposición de las diferencias entre Israel y su entorno sigo de cerca G.
el origen de sus dioses, no tanto sobre el origen de sus religiones, es Buccellati, «Ethics and Piety in the Ancient Near East», Civilizations of the Ancient
decir, sobre la historia del inicio de la relación de un pueblo con un Near East (ed. J.M. Sasson) (New York 1995) vol. III, 1685-1696.

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ham. Ante todo se trata de una palabra que funda una relación: Dios con sus ciclos que siempre retoman, favorecía esta concepción. Sólo la
revela su voluntad invitando a Abraham a ponerse en movimiento, es irrupción de Dios en el tiempo indicando una tarea y haciendo una pro-
decir, a fiarse, a salir de sí mismo y descansar en una relación y no en mesa es capaz de romper esa dinámica y de introducir el primer capítulo
la apropiación racional de unas pautas. En la vocación de Abraham se de una historia que avanza linealmente. Se trata de una única historia
revela la alteridad más radical, un Misterio que desvela su rostro bueno, universal que tiene dos protagonistas fundamentales: Dios, que elige
generando así un sujeto nuevo, consciente de sí mismo. Abraham com- un pueblo entre los pueblos, e Israel, que juega el papel de interlocutor
prende que su persona es relación con el Misterio. de Dios en nombre y a favor de todas las naciones. En esta interlo-
De hecho, podríamos decir que la primera revelación de Dios en la cución la iniciativa la tiene siempre la palabra de Dios que interviene
historia representa más una revelación del rostro del hombre a sí mismo libérrimamente solicitando la libertad del hombre. La historia de esta
que una revelación a los hombres del rostro divino. Esto es, de hecho, intervención ( que es un diálogo) constituye el corazón de la historia de
lo que la vocación de Abraham genera. En cierto modo se podría decir la humanidad, más allá de las apariencias. El resto de la historia, para-
que conAbraham se produce el nacimiento del yo. En efecto, el diálogo dójicamente, no son más que historias que se mueven en la periferia.
que el Misterio comienza con Abraham, la tarea que le encomienda,
y la responsabilidad que conlleva, la promesa, y la espera que de ella
nace, la historia como respuesta, son rasgos que configuran el verdade- 3. D'bar adonai: palabras y hechos intrínsecamente unidos
ro rostro humano. Podríamos incluso decir que con Abraham empieza a
recuperarse la imagen primitiva de hombre, Adán: un sujeto en diálogo La palabra de Dios, que nace como llamada y promesa, tiene la
con Dios. potencia de convertirse en hechos que cumplen la palabra dada. No en
La forma de la vocación es la promesa: «De ti haré una nación gran- vano, el término hebreo que la Biblia usa para identificar la palabra de
de y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y tú serás una bendición». Dios, dábár (debar 'ádánay, palabra del Señor), encierra también la
Se desencadena así una dinámica de espera y cumplimiento que marca significación de hecho, asunto. En su deseo de comunicarse al hombre,
la vida de Abraham y del pueblo que de él nace. La promesa llama a la palabra de Dios se hace incisiva al convertirse en hechos que tocan la
una espera y a una verificación en la historia. Y el cumplimiento de las razón y el afecto humano. Pero todo hecho debe ser interpretado, com-
promesas en la historia no hace sino acrecentar una relación, de la que prendido. Por ello el hecho o bien viene a cumplir una palabra-promesa
Israel está cada vez más cierto. anterior o bien es acompañado de una palabra explicativa.
Y la vocación pone en marcha-una tarea, la vida como tarea. Con La promesa hecha a Abraham de hacer de él un gran pueblo tropie-
la primera palabra dicha a Abraham, su vida adquiere una dirección, se za desde el principio con muchas dificultades. En más de una ocasión
concreta en una tarea que expresa su relación con el Misterio. En este parece que la palabra de Dios se va a revelar como infecunda y, como
momento comienza una historia. La tarea de Abraham es «responsa- tal, mentirosa. Ya el mismo Abraham se lamenta de la esterilidad de su
bilidad»: la respuesta a la llamada, al diálogo que Dios ha comenzado mujer que, a los ojos humanos, cierra toda posibilidad de cumplimiento
con él. a la promesa de generar un gran pueblo. Es entonces cuando la palabra
El relato de la vocación de Abraham marca la concepción de la his- de Dios vuelve a afirmarse como promesa cierta en medio de las difi-
toria que tiene Israel. La promesa y la verificación que ésta conlleva cultades:
trazan una línea lanzada hacia el futuro. La historia se escribe como
un proceso lineal que busca el cumplimiento siempre novedoso de an- «Yahvé le dijo: 'No te heredará ése, sino que te heredará uno que saldrá
tiguas promesas. Se rompe así la concepción cíclica de la historia que de tus entrañas' Y sacándole afuera, le dijo: 'Mira al cielo, y cuenta las es-
domina en los pueblos que circundan a Israel, una concepción en la que trellas, si puedes contarlas'. Y le dijo: 'Así será tu descendencia'. Y creyó
no tienen espacio la novedad y el acontecimiento. La misma naturaleza, él en Yahvé, el cual se lo reputó por justicia» (Gn 15,4-6).

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Abraham creyó en una palabra que todavía no se había cumplido, crece, reforzada por la siempre sorprendente potencia de la palabra
creyó en virtud de una relación previa y se convirtió así en padre de to- de Dios puesta a prueba en tantas circunstancias. Esta dinámica de
dos los creyentes ( cf. Rm 4, 11 ). El diálogo entre la palabra de Dios y el promesa - dificultad- primer cumplimiento - nueva dificultad- nue-
hombre se hace así fecundo. Y es entonces cuando la palabra de Dios se vo cumplimiento está siempre en función de una relación: la relación
revela con toda su potencia actuando y salvando todas las dificultades: entre Dios que se comunica por su palabra y Abraham que responde
Sara, la estéril, da a luz un hijo. y confía.
Esta misma dinámica se repetirá en tomo a la débil cadena de la
«Yahvé visitó (verbo páqadi a Sara como había dicho ( 'amar), e hizo descendencia de Abraham que porta la promesa: la esterilidad de Rebe-
('ásáh) por ella lo que había prometido (dábar)» (Gn 21,1). ca y la esterilidad de Raquel ponen a prueba la fe de Isaac y de Jacob
y son ocasión (insustituible), a su vez, de crecimiento en la certeza de
En este versículo, construido con dos esticos paralelos, vemos per- una relación.
fectamente ilustrada la doble dimensión de la palabra de Dios ( es de- El paso del tiempo, vivido como historia de la relación entre un gru-
cir, de la acción de comunicarse Yahvé al hombre): la palabra ( que es po familiar y el «Dios de Abraham, Isaac y Jacob», genera un pueblo
promesa) y la acción (que es cumplimiento de la palabra prometida)'. numeroso que en el siglo XIII a.C. se localiza en Egipto, al calor de la
Podríamos hablar de palabra performativa, llamando historia al espacio fecundidad de aquella tierra y de la riqueza de aquel imperio. Pero en-
que media entre la promesa y su cumplimiento a través de una acción. tonces, y una vez más, las circunstancias históricas amenazan con dejar
No será la esterilidad de Sara el último obstáculo que deba salvar la infecunda la promesa divina: la dura esclavitud y la eliminación de los
palabra de Dios y, por ende, la fe de Abraham. Dios, comunicándose a hijos varones parecen condenar a Israel a la extinción.
Abraham por su palabra, le pide sacrificar a Isaac, el hijo de la promesa, Es entonces cuando la palabra de Dios se muestra con mayor evi-
la primera señal de la fidelidad divina. De nuevo se pone en juego la dencia como hecho potente que incide en la historia dejando huella.
fe de Abraham, que descansa en una relación cuya certeza crece con el E incide para asegurar la fidelidad de la misma palabra de Dios como
tiempo. No por ello la perplejidad es menor: lo que se pide en sacrificio promesa y para acrecentar la certeza y la fe de un pueblo. Certeza y fe
es el hijo de sus entrañas, el único, el que ama ... Y de nuevo la confian- que sólo pueden crecer frente a hechos que suceden aquí y ahora ante
za de Abraham abre paso a la potencia de la palabra divina: la libertad de Israel.
La prodigiosa liberación y salida de Egipto permanecen en la his-
«Por mí mismo juro, oráculo de Yahvé, que por haber hecho esto, por toria y en la memoria de Israel como el acontecimiento por antonoma-
no haberme negado tu hijo, tu único, yo te colmaré de bendiciones y acre- sia, como el gran gesto que Yahvé ha cumplido a favor de su pueblo.
centaré muchísimo tu descendencia como las estrellas del cielo y como La palabra de Dios, expresión de su voluntad de comunicación con el
las arenas de la playa, y se adueñará tu descendencia de la puerta de sus hombre, actúa en la historia, se hace gesto potente. Gesto encaminado
enemigos. Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, a hacer verdadera la promesa: liberando a Israel se hace posible la apa-
en pago de haber obedecido tú mi voz» (Gn 22,16-18). rición de ua gran pueblo que lleve el nombre divino en el concierto de
las naciones. Y este gesto potente, una vez más, hace crecer la certeza
La fe de Abraham es motivo para reafirmar las antiguas promesas y de Israel. Sin embargo el acontecimiento de la salida de Egipto posee
añadir nuevas. En este diálogo intenso y dramático la certeza de Abraham una relevancia que hasta entonces no había tenido ningún gesto divino
en relación a su pueblo. Tanto es así que podemos decir que la fe de
2
La lengua hebrea no posee un término para expresar el concepto «promesa». En
el AT hebreo esta noción sólo aparece en sus realizaciones concretas, no en su concepto
Israel como pueblo nace, sobre la base de la promesa hecha a Abraham
abstracto. Es introducida con el verbo dábar seguido del contenido de la promesa, dirigido y de la elección de Moisés, como fruto de la acción salvadora de Yahvé
al futuro. En Gn 21,lb eltexto hebreo diría literalmente: «hizo por ella lo que había dicho». en Egipto.

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«Vio, pues, Israel la mano potente que Yahvé había empleado [literal- Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura ser-
mente había hecho] contra los egipcios, temió el pueblo a Yahvé, y creyó vidumbre. Nosotros clamamos a Yahvé, Dios de nuestros padres, y Yahvé
en Yahvé y en Moisés, su siervo» (Ex 14,31 ). escuchó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestras penalidades y nuestra
~ opresión, y Yahvé nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido,
La sucesión de verbos en este versículo resulta ciertamente instruc- con gran terror, con señales y con prodigios. Y nos trajo a este lugar y nos
tiva'. Se trata de tres verbos en la forma wayyiqtol (vio, waY.)lar ', temió, dio esta tierra, tierra que mana leche y miel» (Dt 26,5-9).
wayyir 'u, creyó, waY.Ya 'áminü¡ interrumpidos por un qatal (había he-
cho, 'a.sa.h). En la narración, la forma wayyiqtol, muy usada, indica la La alianza en el Sinaí no hará sino refrendar jurídicamente una rela-
idea de sucesión en el tiempo pasado. La forma qatal, que interrumpe ción que tiene su origen en la acción salvadora de Yahvé. Los mandatos
esta sucesión, tiene la función, en este texto, de expresar una circuns- y cláusulas de la alianza sólo se justifican a partir de dicha acción.
tancia anterior a la sucesión en curso; por eso suele traducirse por el Pero el significado del gesto potente desborda la conciencia de Is-
pluscuamperfecto. rael. El hecho necesita de la palabra para ser entendido en toda su pro-
Siguiendo este orden hay una acción que precede al resto de verbos fundidad. La segunda parte del libro del Éxodo y todo el Deuteronomio
y que, de hecho, desencadena las reacciones que éstos expresan. Se pueden considerarse como una gran palabra explicativa que acompaña
trata de la acción que describe el verbo 'a.sa.h, hacer, cuyo sujeto es el Hecho por antonomasia de la historia de Israel. La feliz expresión
Yahvé. La expresión «la mano potente que Yahvé había hecho contra de la Dei Verbum «hechos y palabras intrínsecamente unidos» (DV 2)
los egipcios» es un frase idiomática que encierra todos los gestos que encuentra en esta página de la historia sagrada una clara ilustración". La
Dios cumplió para liberar a su pueblo de la mano de sus enemigos en palabra de Éxodo y Deuteronomio ayuda a entender que de la acción
Egipto. De hecho la afirmación «Yahvé sacó a su pueblo de Egipto con liberadora de Yahvé nace la dinámica de una relación por la que Israel
mano fuerte (y brazo extendido)» se convertirá en un estribillo en los pasa a ser propiedad personal de Dios ( cf. Ex 19 ,4-8); permite recono-
libros del Éxodo y Deuteronomio. Esta acción potente es la que, a la cer que los mandatos y la alianza aceptada son la expresión concreta de
vista de Israel provoca el temor, entendido como estupor y respeto por esta pertenencia exclusiva (cf. Ex 20,1-4); hace entender que el gesto
algo prodigioso y excepcional, y lafe en Yahvé y en Moisés, su siervo. gratuito de Yahvé contiene ya en sí una pretensión totalizante: Israel
La palabra de Dios que entra en la historia como vocación y promesa se debe amar al Señor con todo su corazón ( cf. Dt 6, 1-9); explica que toda
convierte en gesto potente que genera la fe de Israel. Israel conocía ya al la moralidad de Israel nace y se fundamenta en la acción prodigiosa de
Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Conocía también sus promesas. Había Yahvé a favor de su pueblo (cf. 7,17-19; 8,11-18); y, finalmente recuer-
llegado a conocer su nombre, desvelado a Moisés en su vocación. Pero
da que, como gesto que funda una relación, la liberación de Egipto debe
es ahora, cuando en el hoy de la historia la palabra se cumple hacién-
ser conservada en la memoria y celebrada periódicamente (Dt 16, 1 ).
dose acción poderosa, cuando Israel conoce verdaderamente a Yahvé y
Y no olvidemos que el hecho, a su vez, viene a cumplir una palabra:
cree en él. En el credo de Israel este hecho permanece como el hecho
sacando a Israel de Egipto, Yahvé se muestra como el Dios vivo y ver-
fundante, el que crea la relación entre Dios y su pueblo:
dadero que cumple su promesa.
La dinámica palabras - hechos continúa a lo largo de la historia de
«Mi padre era un arameo errante, y bajó a Egipto y residió allí siendo
Israel. La conducción del pueblo por medio del desierto, en el que «no se
unos pocos hombres, pero se hizo una nación grande, fuerte y numerosa.
gastó el vestido que llevabas ni se hincharon tus pies» (Dt 8,4), durante
3
Cf. sobre este versículo y, en general, sobre el valor del gesto liberador en cuarenta años y la conquista de la tierra prometida son acciones prodi-
Egipto mi artículo, «' ... Con mano fuerte y brazo extendido'. El testimonio de la giosas que tienen por objeto constituir un pueblo asentado haciendo
salida de Egipto en los libros del Éxodo y Deuteronomio», RevAg 43 (2002) 391-412,
especialmente 394-397. 4 Cf. l. Carbajosa, «Con mano fuerte y brazo extendido», 398-411.

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verdadera la palabra dada a Abraham y las palabras que Moisés procla- 4. La palabra de Dios se hace palabra humana: la profecía
mó en el desierto.
De entre las gestas de Yahvé que la dilatada historia de Israel ha Pero volvamos atrás en el tiempo para situamos de nuevo en Egipto,
registrado merece la pena destacar una que, por su relevancia, ha sido en el periodo en el que el pueblo nacido de Abraham sufría una dura
comparada con la prodigiosa salida de Egipto. Se trata de la liberación esclavitud. Es éste un tiempo fundacional en tantos aspectos, también
en uno que marcará el carácter de Israel y la modalidad con la que la
del pueblo exiliado en Babilonia, en el 538 a.c., y el posterior regreso
palabra de Dios se comunica a los hombres: la revelación del nombre
a Jerusalén. Cincuenta años antes Jerusalén había sido arrasada por
divino y la institución de la profecía.
las tropas de Nabucodonosor en uno de los episodios más trágicos de
En efecto, la creatividad divina sale al encuentro del grito de Israel
la historia de Israel. El pueblo elegido marchaba al destierro y se que-
suscitando por vez primera un «profeta», Moisés, al que dirige su pa-
daba sin tres de sus pilares fundamentales: la tierra, la monarquía y el
labra encomendándole una misión. En el Horeb Moisés no ve más que
templo.
una zarza que arde sin consumirse, hecho ciertamente prodigioso, pero
Fueron las palabras de Jeremías y de Ezequiel las que hicieron que
sus oídos escuchan la voz de Yahvé:
Israel supiera leer aquellos acontecimientos: la mano de Yahvé castiga-
ba a su pueblo, infiel durante años a la alianza. La destrucción de Jeru-
«'Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el
salén, paradójicamente, venía a cumplir la palabra de Dios que los oídos
Dios de Jacob'. Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios. Yahvé
de Israel no habían querido escuchar. Pero la misma palabra de Dios no
le dijo: 'He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado el cla-
podía ser infiel a sí misma haciendo desaparecer al pueblo elegido. Que mor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para librarlo
el pueblo exiliado haya sobrevivido y haya conservado su unidad cultu- de la mano de los egipcios y para subirlo de esta tierra a una tierra buena y
ral es un hecho que resulta sorprendente, vistos los precedentes de otras espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos ( ... ).
naciones. Lo es también el decreto de Ciro, rey de Persia, que después Ahora, pues, ve: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los
de tomar Babilonia ordena el regreso de los judíos a su patria. La pa- israelitas, de Egipto'» (Ex 3,6-1 O).
labra de Isaías, palabra de Dios, se encargará de leer rectamente estos
hechos. La liberación no es fruto de los equilibrios internacionales. Ciro El diálogo que se entabla entre la misteriosa voz y Moisés ocupa un
ha sido enviado por Yahvé, es más, llega a ser llamado el Ungido del lugar central en la historia de la comunicación de Dios con su pueblo.
Señor, es decir, el Mesías. Detrás de todos estos acontecimientos está la A Moisés no le basta con escuchar la voz, quiere nombrarla, ponerle
mano de Yahvé que actúa a causa de Israel, su elegido: un nombre, que es ya una primera forma de identificación. El diálogo
entonces se hace más personal. Sólo así podrá responder a los que le
«Así dice Yahvé a su Ungido Ciro, a quien he tomado de la diestra para preguntan «¿Quién te ha enviado?»
someter ante él a las naciones y desceñir las cinturas de los reyes, para
abrir ante él los batientes de modo que no queden cerradas las puertas. Yo «'Si ellos me preguntan: "¿Cuál es su nombre?", ¿qué les responderé?'.
marcharé delante de ti y allanaré las pendientes. Quebraré los batientes de Dijo Dios a Moisés: 'Yo soy el que soy'. Y añadió: 'Así dirás a los israeli-
bronce y romperé los cerrojos de hierro. Te daré los tesoros ocultos y las ri- tas: "Yo soy" me ha enviado a vosotros'» (Ex 3,13-14).
quezas escondidas, para que sepas que yo soy Yahvé, el Dios de Israel, que
te llamo por tu nombre. A causa de mi siervo Jacob y de Israel, mi elegido, Dios no revela únicamente su voluntad, como hasta entonces había
te he llamado por tu nombre y te he ennoblecido, sin que tú me conozcas» hecho con Abraham, Isaac y Jacob. Al revelar su nombre revela parte
(Is 45,1-4). de su identidad. Se convierte, de un modo aún más claro, en Dios de

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un pueblo, que puede y desea ser nombrado. Invocar un nombre que ha con Moisés y llega hasta el último de los profetas ( con propiedad, el
sido revelado introduce una corrección en la inevitable tendencia de la judío Juan el Bautista), es que la «encarnación» de la palabra es real: no
experiencia religiosa a la imaginación y la idolatría. Con ello comienza se trata de una sustitución, en virtud de la cual el oráculo divino toma
una tensión hacia la fidelidad al nombre revelado, que ya no es una el puesto de la conciencia humana anulando a ésta y hablando por la
mera proyección de las necesidades humanas. boca de la persona poseída. Éste era el modelo del oráculo griego clá-
Y el nombre revelado, 'ehyeh 'áser 'ehyeh, que parece ser una ex- sico ( oráculo de Delfos) y de los «profetas extáticos» que abundan en
plicitación del sintético Yahvé, desvela pero no reduce ni define a Dios. las naciones del entorno de Israel. En estos modelos es absolutamente
Ego eimi ho iin, yo soy el que es, según la versión griega, siempre legí- inconcebible que lo divino pueda formar una sola cosa con lo humano.
tima, de los LXX:5• Dios revela su nombre que no es más que su esencia: Por ello la comunicación de lo divino a través de lo humano es sólo for-
el que está siendo, el Ser. Se fundamenta ya aquí la futura insistencia en mal: únicamente puede darse con el declinar de las facultades humanas,
la prohibición de hacer imágenes de Dios: el que es no puede ni quiere razón y libertad. Es curiosamente un judío, Filón de Alejandría, fuerte-
ser reducido. mente helenizado, el que mejor expresa esta concepción griega que, en
La vocación de Moisés introduce una novedad respecto a la llamada el fondo, es la misma que subyace en la «profecía» que Israel encuentra
a Abraham. A Moisés se le asigna una misión que resulta trascendente cuando entra en la tierra de Canaán6:
para la supervivencia del pueblo elegido, y al capacitarlo para la misión
se le concede algo inusitado: la palabra de Dios se confunde con lapa- «Pues cuando la luz divina ilumina, se pone la humana y, cuando aque-
labra del enviado. lla se pone, alborea entonces y se levanta ésta. Y esto es lo que suele acon-
tecer al linaje de los profetas. A la llegada del espíritu divino la mente aban-
«Así pues, vete, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que debes dona su habitáculo en nosotros, y a la partida de éste, de nuevo se instala
decir» (Ex 4, 12). en dicho habitáculo, pues no es lícito que comparta un mismo habitáculo lo
mortal con lo inmortal» (Filón, Heres 268).
Hasta tal punto se funden ambas palabras que Moisés llega a ser
como un dios para Aarón, su profeta: La comparación con el ambiente religioso del entorno nos ayuda a
reconocer la peculiaridad de la experiencia de Israel, toda ella deudora
«¿No tienes a tu hermano Aarón el levita? Sé que él habla bien; además, de la particular iniciativa divina que desborda la imaginación y la crea-
va a salir a tu encuentro, y al verte se alegrará su corazón. Tú le hablarás tividad humanas.
y pondrás las palabras en su boca; yo estaré en tu boca y en la suya, y os Moisés podría llamarse, por tanto, y con toda propiedad, el primer
enseñaré lo que habéis de hacer. Él hablará por ti al pueblo, él será tu boca profeta de Israel, el primero que vehicula, con su palabra, la palabra
y tú serás su dios» (Ex 4, 14-16).
6 El episodio de los profetas de Baal sobre el monte Carmelo, «compitiendo» con
el profeta Elías ilustra bien esta concepción de que la comunicación con lo divino se
Encontramos aquí el primer antecedente de la institución profética da cuando el hombre sale fuera de sí y entra en trance: «Tomaron el novillo que les
que va a marcar el carácter singular de Israel. Se trata de la primera dieron, lo prepararon e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía,
diciendo: '¡Baal, respóndenos!' Pero no hubo voz ni respuesta. Danzaban cojeando
«encamación» de la palabra, de un primer gesto de «condescendencia»
junto al altar que habían hecho. Llegado el mediodía, Elías se burlaba de ellos y decía:
o synkatábasis: la palabra de Dios se hace palabra humana sin dejar de '¡Gritad más alto, porque es un dios; tendrá algún negocio, le habrá ocurrido algo, estará
ser divina. Pero lo que más sorprende en este proceso, que comienza en camino; tal vez esté dormido y se despertará!' Gritaron más alto, sajándose, según su
costumbre, con cuchillos y lancetas hasta chorrear la sangre sobre ellos. Cuando pasó el
5
Sobre la versión griega de Ex 3,14, cf. M.A. Pertini, «Apuntes para la exégesis mediodía, se pusieron en trance hasta la hora de hacer la ofrenda, pero no hubo voz, ni
y la teología de LXX Ex 3,14», EstBib 63 (2005) 147-173. quien escuchara ni quien respondiera» (lRe 18,26-29).

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La progresiva condescendencia de la palabra de Dios en Israel Un escriba en la corte del Rey

divina. Es curioso, sin embargo, que, dentro del Pentateuco, este títu- la palabra que recibió Abraham y que le constituyó padre de un gran
lo (nabí') sólo se lo atribuye un libro tardío como el Deuteronomio, pueblo. Y es la palabra que Dios pone en boca de Moisés, caudillo de
mientras que Éxodo y Números más bien parecen resistirse a tal atri- Israel.
bución. En efecto en Ex 7,1 es Aarón el que es llamado profeta de ¿Qué sucederá cuando el pueblo entre en la tierra que el Señor le
Moisés, en cuanto que es el que habla en su nombre. De Moisés, que ha prometido, ya sin la presencia de Moisés? ¿Cómo no volver al ca-
tiene en su boca la palabra de Dios, se dice que es un dios para Aarón mino «normal» y escrutar signos, como todas las naciones? Moisés se
(Ex 4,16) y para el Faraón (Ex 7,1). En Nm 12,6-8 se contrapone la anticipa a la cuestión recordando a Israel la particular dinámica que la
figura del profeta, al que Dios se manifiesta en visión o por sueños, a elección divina ha introducido en su vida. El pueblo vive de una rela-
la de Moisés, con el que Dios habla cara a cara, «abiertamente y no ción en la que Yahvé ha tomado la iniciativa. De ella depende. La mis-
en enigmas». Parece que en esta ocasión el término profeta (nabí') ma dinámica se dará al tomar posesión de la tierra: «Yahvé tu Dios te
todavía conserva algo de su primitivo valor religioso, ligado a las suscitará, de en medio de ti, de entre tus hermanos, un profeta como yo:
«visiones» y a los sueños, tal y como se entendía en el ambiente que a él escucharéis». La novedad que se introduce con Moisés no es una
rodeaba a Israel. Se contrapone, por tanto, a la figura de Moisés, el excepción, se convierte en una economía que encuentra continuidad en
«amado de Dios» (Sir 45, 1 ), que inaugura una relación de confianza, los profetas. Y el pueblo reconoce que esta dinámica es más adecuada:
en la que Dios habla al hombre «como habla un hombre con su ami- es más sencillo escuchar y seguir la voz divina que se hace voz de un
go» (Ex 33,11), es decir, en un diálogo en el que el hombre conserva hombre, de uno de entre nosotros, que la voz misteriosa y terrible del
toda su conciencia y libertad. Dios vivo:
Es precisamente esta nueva economía la que se despliega en los
grandes profetas de Israel, de Samuel en adelante. Quizá por ello el «Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta
libro del Deuteronomio no tiene reparo en atribuir a Moisés el título de y el monte humeante, y temblando de miedo se mantenía a distancia. Dije-
profeta (nabí'). Es más, lo considera el iniciador de la nueva economía, ron a Moisés: 'Háblanos tú y te entenderemos, pero que no nos hable Dios,
aquella que vehiculará la comunicación entre Dios y su pueblo una vez no sea que muramos'» (Ex 20,18-19).
que éste tome posesión de la Tierra Prometida: «'Acércate tú a oír todo lo que diga Yahvé nuestro Dios, y luego nos dirás
todo lo que Yahvé nuestro Dios te haya dicho; nosotros lo escucharemos
«Porque esas naciones que vas a desalojar escuchan a astrólogos y adi- y lo pondremos en práctica'. Yahvé oyó vuestras palabras y me dijo: 'He
vinos, pero a ti Yahvé tu Dios no te permite semejante cosa. Yahvé tu Dios oído las palabras de este pueblo, lo que te han dicho; está bien todo lo que
te suscitará, de en medio de ti, de entre tus hermanos, un profeta como yo: han dicho'» (Dt 5,27-28).
a él escucharéis. Es exactamente lo que tú pediste a Yahvé tu Dios en el
Horeb, el día de la asamblea, diciendo: 'No volveré a escuchar la voz de Desde entonces los profetas han sido la voz contemporánea de Dios
Yahvé mi Dios, ni veré más ese gran fuego, para no morir'» (Dt 18,14-16). para con su pueblo. Voz que transmitía una palabra siempre novedosa,
fuera de los esquemas, a veces incómoda, denunciando, desvelando el
La dinámica religiosa normal tiende a entrar en lo desconocido, a formalismo y la hipocresía, a veces consoladora, curando heridas. Pala-
indagar en el futuro del que depende. ¿ Y qué modo más natural que bra siempre profética, es decir, palabra de Dios que desvela el camino
escrutar las estrellas, los hígados de los animales, echar suertes, etc.? de Israel, haciéndolo más sencillo.
Lo han hecho todos los pueblos ... y lo seguirán haciendo. ¿Por qué a Es la palabra que en Natán desvela el pecado de David, que en Elías
Israel se le prohíbe? Israel ha recibido una palabra de Dios y toda su se opone a la prepotencia del rey Ajab, que en Amós denuncia la injus-
moralidad está concentrada en escuchar, obedecer a esta palabra. Es ticia de los poderosos, que en Oseas lamenta la infidelidad de Israel,

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que en Jeremías anuncia el castigo inminente. Y es la palabra que hace «Escucha, pueblo mío, te conjuro, ¡ojalá me escucharas, Israel! No tendrás
releer la historia en Ezequiel, que consuela en Isaías y que anuncia una un dios extranjero, no adorarás a un dios extraño. Yo soy Yahvé, tu Dios,
nueva alianza en Jeremías. que te saqué del país de Egipto; abre tu boca y yo la llenaré. Pero mi pueblo
¿Yen qué consiste la moralidad del pueblo? Si Dios hace oír su voz no me escuchó, Israel no me obedeció; los abandoné a su corazón obstina-
por la palabra de los profetas toda la libertad de Israel se concentra en do, para que caminaran según sus caprichos» (Sal 81,9-13).
escuchar. Escuchar que lleva implícito el obedecer. No en vano el ver-
bo sama' encierra ambas significaciones. Llama la atención la insisten-
cia del libro del Deuteronomio, especialmente en sus capítulos finales, 5. Por la palabra de Dios fueron hechos los cielos y la tierra
en esta expresión: escuchar su voz. Es como si al pueblo se le pidiera
Es ya clásica la afirmación de que, a pesar del orden actual de los
callar, acallar su palabra imaginativa, su creatividad religiosa y dejar
libros en nuestras Biblias, el Éxodo, en la experiencia de Israel, precede
espacio a la palabra que viene de fuera:
a la Creación (Génesis)", La afirmación contiene multitud de implica-
ciones y no está exenta de problemas que todavía hoy son objeto de
«Después Moisés y los sacerdotes levitas hablaron así a todo Israel:
discusión, pero contiene una verdad que creo sigue siendo válida. Israel
'Calla y escucha, Israel. Hoy te has convertido en el pueblo de Yahvé tu
ha hecho experiencia de Dios, lo ha conocido en su manifestarse pode-
Dios. Escucharás la voz de Yahvé tu Dios y pondrás en práctica los manda-
rosamente en su historia, empezando por la liberación de Egipto. Como
mientos y preceptos que yo te prescribo hoy'» (Dt 27,9-10).
hemos visto, éste es un motivo recurrente en la literatura de Israel y a
él se remite el pueblo elegido como gesto que inauguró una relación.
A lo largo de los siglos Israel renueva esta posición moral en la me- El gesto potente y gratuito a favor de Israel es el que fundamenta una
moria cotidiana que tiene lugar en la liturgia, especialmente a través de pertenencia exclusiva y el que justifica la sorprendente exigencia del
los salmos: Shemá puesto en boca de Moisés: amar a Yahvé, no simplemente obe-
decerle o cumplir las cláusulas de la alianza. Yahvé, así manifestado,
«Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis vuestro corazón» (Sal 95,7-8). es uno (Dt 6,4), no hay otros dioses fuera de él. El que sacó a Israel de
Egipto es el mismo que creó los cielos y la tierra, los hombres y todos
No es una casualidad que una de las grandes oraciones de Israel, el los linajes. En cierto modo Israel, tras hacer alianza con el Dios que le
Shemá, comience precisamente por el imperativo escucha (.fama'), y se liberó, se remonta en el tiempo para reconocer en la creación la primera
concentre toda ella en conservar y transmitir la palabra recibida: acción histórica de Yahvé8•
El primer relato de la creación (atribuido a la tradición sacerdotal)
«Escucha, Israel: Yahvé nuestro Dios es el único Yahvé. Amarás a está construido, a partir de un modelo literario común a los pueblos se-
Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuer- míticos, con una evidente intención teológica. Los rasgos del Dios que
zas. Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Se las repe- crea, así como los de la obra creada, son los que Israel ha reconocido en
tirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de la historia de su relación con Yahvé.
viaje, así acostado como levantado» (Dt 6,4- 7).
7 Cf. G. von Rad, Teología del Antiguo Testamento. 1: Las tradiciones históricas

delsrael(BEB 11; Salamanca 71993) 185.188.


El pecado, por el contrario, es cerrar los oídos a la voz del Señor, no 8 «Este modo de concebir la creación lleva consigo consecuencias teológicas
escuchar la palabra novedosa que Israel ha recibido. Y la consecuencia trascendentales. La creación es una acción histórica de Yahvé, una obra dentro del
tiempo. Ella abre realmente el libro de la historia. Cierto, por ser la primera obra de
inevitable de esta censura es abandonarse de nuevo a la propia imagina- Yahvé, se encuentra al principio absoluto de la historia; pero no está sola, otras le
ción, es decir al propio capricho: seguirán» (von Rad, Teología 1, 188).

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La progresiva condescendencia de la palabra de Dios en Israel Un escriba en la corte del Rey

Si consideramos el primer versículo de Génesis («En el principio Yahvé en la creación convierte a ésta en el inicio de la comunicación de
creó Dios el cielo y la tierra») como una especie de título o anuncio Dios a los hombres.
resumido de lo que vendrá a continuación ( creación de los cielos y la Algunas consecuencias se pueden sacar de inmediato. Si todo ha
tierra), la primera acción en absoluto de Dios dentro del tiempo es la sido creado por medio de la palabra de Dios, esta misma palabra ha de-
acción de hablar9: jado su huella en la creación. Más correctamente podríamos decir que
la creación se presenta como un signo que remite a su origen: la palabra
«Dijo Dios: 'Haya luz', y hubo luz» (Gn 1,3). puede ser reconocida en la obra que ha generado. La palabra se hace
creación. Si Dios tuvo que hablar para crear, por medio de la creación
El Salmo 33, un canto de alabanza al Dios creador, atribuye explíci- hoy sigue hablando: se le escucha en la palabra que lo creado refleja. Y
tamente la creación a la palabra de Yahvé: es un hablar dirigido a los hombres, culmen de la creación, destinatarios
de su palabra.
«Por la palabra de Yahvé fueron hechos los cielos, por el aliento de su Si Dios ha hablado y ha hablado públicamente en la creación a to-
boca todos sus ejércitos( ... ). Pues él habló y así fue, él lo mandó y se hizo» dos los hombres, también es posible hablar de una moralidad y de una
(Sal 33,6.9). inmoralidad frente a esa palabra. Y en este caso se trata de una respon-
sabilidad que atañe también a las naciones paganas. El no haber recibi-
En ambos textos la palabra de Dios se presenta como palabra perfor- do una revelación comparable a la de Israel no les exime del ejercicio
mativa: aquello' que afirma se cumple («Dijo Dios: 'Haya luz', y hubo moral de reconocer, por sus obras, al Autor de todo lo creado. Esta fue
luz»/ «él habló y así fue, él lo mandó y se hizo»), Es una característica una reflexión que llegó a explicitarse entre los judíos que, en la diáspora
que ya habíamos visto en los primeros pasos de la comunicación de alejandrina, convivían con los paganos:
Dios a Israel, cuando las promesas hechas a Abraham encuentran su
cumplimiento en la historia. «Son necios por naturaleza todos los hombres que han desconocido a
Pero detengámonos un momento en la expresión «por la palabra Dios y no fueron capaces de conocer al que es a partir de los bienes visi-
de Yahvé fueron hechos los cielos». Según esta concepción, el mundo bles, ni de reconocer al Artífice, atendiendo a sus obras» (Sb 13, 1 ).
creado ~o es una emanación divina, no es una prolongación de su ser.
La creación sería más bien la primera comunicación de Dios. Más en Pero no pensemos que Israel, por el hecho de haber recibido una pa-
concreto, viendo el papel central del hombre en el relato de Gn 1, cul- labra articulada e inteligible, desprecia el testimonio de la creación, el
men de la creación, la primera acción divina se enmarcaría dentro de la lenguaje divino que ésta vehicula. En uno de los momentos más duros
historia de la comunicación de Dios a los hombres, cuyos capítulos más de Israel, cuando la palabra de Dios parece ocultarse ( en el destierro,
relevantes tendrán a Israel como protagonista. lejos de Jerusalén, no se oye su voz ni se ven sus gestos) sorprende la
Es la misma «palabra de Yahvé» la que llamó a Abraham y le hizo audacia de Isaías que invita al pueblo a levantar la cabeza y reconocer
una promesa, la que convocó a Moisés para salvar a su pueblo, la que la presencia del que ha hablado en la creación. Él es el mismo Dios fiel
eligió personas de entre el pueblo para que fueran sus portavoces. Todo que le ha sacado de Egipto y que volverá a liberarlo:
ello lo hizo como forma de comunicarse y de establecer una relación
privilegiada con Israel. Del mismo modo, el papel de la palabra de «Alzad a lo alto los ojos y ved: ¿quién ha hecho esto? El que hace salir
por orden al ejército celeste, y a cada estrella por su nombre llama. Gra-
9
De hecho, atendiendo al extraño constructo inicial, el primer versículo podría
traducirse como «En el principio de crear Dios el cielo y la tierra ... », por lo que la cias a su esfuerzo y al vigor de su energía, no falta ni una. ¿Por qué dices,
primera acción divina se encontraría en el v.3 («dijo Dios»). Jacob, y hablas, Israel: 'Oculto está mi camino para Yahvé, y a Dios se le

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pasa mi derecho'? ¿Es que no lo sabías? ¿O es que no lo has oído? Dios (hebreo barít). Éste es el fruto maduro de la promesa hecha a Abraham:
eterno, Yahvé, creador de la tierra hasta sus bordes, no se cansa ni se fatiga; la creación de un pueblo numeroso con el que Yahvé se compromete
imposible escrutar su inteligencia» (Is 40,26-28). en pacto. La alianza de juramento con Abraham se convierte en alianza
formal con un pueblo. La suerte de Yahvé y de su voluntad de comuni-
La misma referencia al testimonio que grita la creación encontramos cación a los hombres queda misteriosamente ligada a un pueblo étnico.
en Job, que siendo un personaje de un desconocido país de Us, es el Desde entonces aquel pueblo lleva el nombre de Yahvé entre todas las
protagonista de un drama profundamente judío. En el punto álgido de la naciones. Tanto es así que el nombre divino es ensalzado o despreciado
obra, Job, experimentando el silencio de Dios a causa del dolor sin sen- por los gentiles en función de la suerte de Israel, como el mismo Yahvé
tido y de la contradicción, quiere llevarle ante el tribunal de su razón, reconoce con dolor tras hacerlos marchar al exilio:
acusándolo de injusticia y de capricho. Es entonces cuando Yahvé, des-
de la tormenta, reduce a Job al silencio mostrándose como artífice sabio «Los dispersé entre las naciones y fueron esparcidos por los países. Los
de todo lo creado. La grandeza de la creación habla de su creador. Job, juzgué según su conducta y sus obras. Y en las naciones donde llegaron,
en su dolor, había obviado esta palabra divina que gritaba en sus oídos.
profanaron mi santo nombre, haciendo que se dijera a propósito de ellos:
'Son el pueblo de Yahvé, y han tenido que salir de su tierra'. Pero yo he
«Yahvé se dirigió a Job desde la tormenta: '¿Quién es éste que denigra mi tenido consideración a mi santo nombre que la casa de Israel profanó entre
designio diciendo tales desatinos? Si eres valiente, cíñete los lomos: te voy las naciones adonde había ido. Por eso, di a la casa de Israel: Así dice el
a preguntar y tú me instruirás, ¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra? Señor Yahvé: No hago esto por consideración a vosotros, casa de Israel,
Dilo, si tanto sabes y entiendes. ¿Sabes quién fijó sus medidas, o quién la
sino por mi santo nombre, que vosotros habéis profanado entre las naciones
midió a cordel? ¿Dónde se asientan sus bases? ¿Quién puso su piedra angu-
adonde fuisteis. Yo santificaré mi gran nombre profanado entre las nacio-
lar entre el vocerío de los luceros del alba y las aclamaciones de los Hijos
nes, profanado allí por vosotros. Y las naciones sabrán que yo soy Yahvé
de Dios?'» (Job 38,1-7).
- oráculo del Señor Yahvé - cuando yo, por medio de vosotros, manifieste
mi santidad a la vista de ellos» (Ez 36,19-23).
6. La palabra de Dios se hace Ley
Y la alianza, como todo pacto que se precie, tiene un contenido, unas
El gesto potente de la liberación de Egipto, leído e interpretado por cláusulas que la concretan. El contenido de la alianza es la Ley (hebreo
la palabra de Moisés, ha hecho nacer en el pueblo la conciencia de una tórah ), los mandatos del Señor. La palabra de Dios, expresión de la vo-
pertenencia exclusiva a Yahvé. luntad divina de comunicación al hombre se hace palabra de mandato.
Tanto es así que los términos «palabras» y «mandatos», ambos divinos,
«Moisés subió al monte de Dios y Yahvé lo llamó desde el monte, y se hacen sinónimos en el lenguaje de la alianza y de la ley.
le dijo: 'Habla así a la casa de Jacob y anuncia esto a los hijos de Israel:
«Vosotros habéis vistolo que he hecho con los egipcios, y cómo os he lle- «Moisés vino y transmitió al pueblo todas las palabras de Yahvé y todas
vado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si de veras me sus normas. Y todo el pueblo respondió a una: 'Cumpliremos todas las
obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad personal entre todos palabras que ha dicho Yahvé'» (Ex 24,3).
los pueblos, porque mía es toda la tierra'» (Ex 19,3-5). -
La voluntad divina se hace tan concreta que llega a dar forma a la
Esa pertenencia, que es mutua ( «yo seré vuestro Dios y vosotros vida cotidiana a través de los mandatos y preceptos que dicta a Israel.
seréis mi pueblo», Lv 26, 12), culmina y se expresa en una alianza La Ley, los mandatos o palabras de Yahvé a su pueblo, son el gran don

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que ha recibido Israel, verdadero privilegio para el pueblo. Como toda «En todo lo perfecto he visto límites: ¡Pero qué inmenso tu
relación, no sólo jurídica sino también afectiva (y la alianza encierra mandamiento!» (v.96)
ambas dimensiones), el pacto entre Yahvé y su pueblo se expresa en «Tu mandato me hace más sabio que mis enemigos, porque es mío
gestos. La entrega de las primicias de la cosecha y de los primeros par- para siempre» (v.98)
tos de hombres y animales ( cf. Ex 22,28) no es sino expresión de una «¡Qué dulce al paladar tus palabras, más- que miel en la boca» (v.103)
pertenencia exclusiva. Con ello Israel toma conciencia de quién le da la «Grande es tu ternura, Yahvé, dame vida conforme a tus juicios» (v.156)
vida y de quién hace crecer el trigo y madurar las uvas. La palabra de «Rebosan paz los que aman tu ley, ningún contratiempo los hace trope-
Dios se convierte en regla que regula la vida. Cada gesto se convierte, zar» (v.165)
en virtud de la forma que le ha dado la palabra de Dios, en gesto de «Anhelo tu salvación, Yahvé, tu ley hace mis delicias» (v.174)
relación con Yahvé. Ningún detalle escapa a esta relación:
El Salmo 1, por su parte, se concibe como un prólogo a todo el libro
«Temerás a Yahvé tu Dios, guardando todos los preceptos y manda- de oraciones de Israel, en el que se nos propone la imagen del hombre
mientos que yo te prescribo hoy, tú, tu hijo y tu nieto, todos los días de tu recto (y por ello feliz) ante Dios: aquel que medita su ley día y noche.
vida, y así se prolongarán tus días. Escucha, Israel; esmérate en practicar-
los para que seas feliz y te multipliques, como te ha prometido Yahvé, el «Feliz quien no sigue consejos de malvados ni anda mezclado con pe-
Dios de tus padres, en la tierra que mana leche y miel.( ... ) Queden en tu cadores ni en grupos de necios toma asiento, sino que se recrea en la ley de
corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Se las repetirás a tus hijos, les Yahvé, susurrando su ley día y noche» (Sal 1,1-2).
hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado
como levantado; las atarás a tu mano como una señal, y serán como una El deseo de desvelar la voluntad del Misterio, de atravesar el mar
insignia entre tus ojos; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus que nos separa de él, encuentra ya en la palabra de Yahvé que se hace
puertas» (Dt 6,2-9). Ley un inesperado cumplimiento. Esta es la gran caridad de Dios para
con su pueblo:
E Israel experimenta esta concreción como un gran privilegio que
sólo a él le ha sido concedido: «Porque este mandamiento que yo te prescribo hoy no es superior a tus
fuerzas, ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo, como para decir:
«Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con nin- '¿Quién subirá por nosotros al cielo y nos lo traerá, para que lo oigamos
guna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos» (Sal 147,19-20). y lo pongamos en práctica?' Ni está al otro lado del mar, como para decir:
'¿Quién irá por nosotros al otro lado del mar y nos lo traerá para que lo
El Salmo 119 es el gran canto de Israel a la bondad de la Ley. Lamo- oigamos y lo pongamos en práctica?' Sino que la palabra está bien cerca de
ralidad de Israel consiste en obedecer a estos mandatos, obediencia que, ti, en tu boca [ cuando recitas la Ley] y en tu corazón [ cuando la entiendes y
más allá del cumplimiento formal, se convierte en delicia, meditación la meditas], para que la pongas en práctica» (Dt 30, 11-14).
gozosa, sabiduría, deseo, felicidad:
7. La palabra de Dios se hace Escritura
«Dichosos los que guardan sus preceptos, los que lo buscan de todo
corazón» (v.2) La palabra de Dios comunicada a Israel no es una palabra banal
«Me deleito en tus preceptos, no olvido tu palabra» (v.16) ni, en la mayoría de los casos, puntual. Como vehículo de la voluntad
«Me consumo todo deseando tus normas en todo tiempo» (v.20) divina, la palabra de Dios entra en la historia como palabra decisiva,

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palabra que hay que seguir, que hay que obedecer, palabra que quiere generaciones de Israel los hechos y palabras de Yahvé. No sólo palabras
iniciar una relación y, posteriormente, guiar a un pueblo. Y el destino en forma de mandatos, también los hechos. Lo que llamamos Torah no
de toda palabra decisiva es el de ponerse por escrito para no pasar, para se reduce a un código legislativo como los que conocemos en nuestros
permanecer. Si la palabra de Dios «permanece para siempre» (cf. Is días, concebidos como secuencia de preceptos. La Ley nos llega dentro
40,8) en función de su misma naturaleza, en virtud de la dinámica de de un marco narrativo, lo que representa una novedad, especialmente si
la encamación que domina en la historia sagrada la palabra hablada se la comparamos con las colecciones legislativas del entorno de Israel. La
hace palabra escrita. palabra de Dios se comunica a Israel dentro de una historia, cargada de
hechos y palabras. No en vano la primera vez que Yahvé ordena escribir
7.1 La Ley se hace libro a Moisés no es para fijar leyes sino para dejar constancia por escrito de
la prodigiosa victoria contra los amalecitas, cuyo recuerdo debe tener
Esta dinámica resulta especialmente evidente si hablamos de los
una función pedagógica para Israel:
mandatos y de la Ley. Los mandatos de Yahvé contenidos en la alian-
za del Sinaí son mandatos para todo Israel, no sólo para el Israel del
desierto sino para todas las generaciones venideras. Por ello desde el «Yahvé dijo a Moisés: 'Escribe esto en un libro para recuerdo y haz
principio la ley tiende a hacerse escritura. Pero éste es un movimiento saber a Josué que yo borraré por completo la memoria de Amalee de debajo
querido por el mismo Yahvé. En más de una ocasión dirige a Moisés de los cielos'» (Ex 17,14).
el imperativo «escribe» destinado a hacer que las palabras que Yahvé
dirige al pueblo se conserven para siempre. Así, la puesta por escrito de Cuando el pueblo se halla en el exilio, después de haber perdido tres
las palabras de la Ley se hace remontar al mismo Moisés, por mandato de sus grandes pilares, el templo, la tierra y la monarquía, a manos de
divino, y al mismo instante en el que se establece la alianza, tanto la Nabucodonosor, Israel vuelve sobre el gran don de la Ley fijada en sus
primera como su renovación tras el episodio del becerro de oro: libros. Es entonces cuando reconoce su pecado, su infidelidad, tanto
mayor cuanto más grande es el privilegio que Yahvé les ha concedido
«Moisés vino y transmitió al pueblo todas las palabras de Yahvé y todas frente a todas las naciones. Israel ha descuidado la palabra de Dios, el
sus 11;ormas. Y todo el pueblo respondió a una: 'Cumpliremos todas las libro de la Ley, por el que Yahvé le entregaba la ciencia y el conoci-
palabras que ha dicho Yahvé'. Entonces Moisés escribió todas las palabras miento, aquello que el resto de las naciones ha ansiado siempre llegar a
de Yahvé; se levantó temprano y construyó al pie del monte un altar con poseer, aunque para ello tuvieran que subir al cielo o atravesar el mar:
doce estelas por las doce tribus de Israel. ( ... )Tomó después el libro de la
Alianza y lo leyó ante el pueblo, que respondió: 'Obedeceremos y haremos «Pero no los eligió Dios ni les enseñó el camino de la ciencia; y perecie-
todo cuanto ha dicho Yahvé'» (Ex 24,3-7). ron por no tener prudencia, por su locura perecieron. ¿ Quién subió al cielo
«Yahvé dijo a Moisés: 'Escribe estas palabras, pues a tenor de ellas para cogerla y hacerla bajar desde las nubes? ¿Quién atravesó el mar para
hago alianza contigo y con Israel'. Moisés estuvo allí con Yahvé cuarenta encontrarla y comprarla a precio de oro puro? Nadie conoce su camino, ni
días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y escribió en las ta- puede rastrear su sendero. El que todo lo sabe la conoce y la descubre con
blas las palabras de la alianza, las diez palabras.» (Ex 34,27-28). su inteligencia( ... ). Éste es nuestro Dios y ningún otro es comparable a él.
Él descubrió el camino de la ciencia y se lo enseñó a su siervo Jacob y a
Evidentemente lo que más tarde Israel conoce como Torah ( el Pen- su amado Israel. Desde entonces ella apareció en la tierra y convivió entre
tateuco) es un conjunto de libros cuyo proceso de redacción se ha pro- los hombres. Ella es el Iibro de los mandatos de Dios, la Ley que perdura
longado en el tiempo. La dinámica que preside este proceso, sin embar- por los siglos: todos los que la guarden vivirán, pero los que la abandonen
go, es la que hemos descrito: conservar para la memoria de todas las morirán» (Bar 3,27 - 4,1).

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7.2 La palabra profética se pone por escrito este sentido la predicación profética no sólo es contemporánea con el
tiempo en el que fue realizada, sino que juzga el devenir de los acon-
Acompañando a la Ley, los profetas han sido siempre para Israel la tecimientos que están todavía por realizarse. Poniéndose por escrito se
voz contemporánea de Dios en la historia. Cuando el pueblo se desvia- convierte en «palabra de Dios» para las generaciones futuras.
ba, cuando las circunstancias enturbiaban la esperanza de Israel, Yahvé El segundo texto está tomado del profeta Habacuc:
hacía surgir un profeta con una palabra para esa encrucijada histórica.
Se trata de una palabra incisiva, pero a la vez histórica, coyuntural, «En mi puesto de guardia me pondré, me plantaré en mi muro, y otearé
concebida para un determinado momento. Al contrario que la Ley, no para ver lo que él me dice, lo que responde a mi querella. Y me respondió
parece que esta palabra deba ponerse por escrito. De hecho de los pri- Yahvé y dijo: 'Escribe la visión, ponla clara en tablillas para que se pueda leer
meros grandes profetas (Samuel, Natán, Elías, Eliseo ... ) sólo nos queda de corrido. Porque es aún visión para su fecha, aspira ella al fin y no defrauda;
constancia a través de los libros de crónicas, aquellos que describen los si tarda, espérala, pues vendrá ciertamente, sin retraso. "He aquí que sucumbe
avatares del pueblo de Israel a lo largo de la historia. Son libros que quien no tiene el alma recta, más el justo por su fidelidad vivirá"'» (Hab 2,1-4).
son palabra de Dios porque describen el diálogo, tejido de palabras y
hechos, entre Yahvé y su pueblo a lo largo de los siglos. El profeta, testigo de la situación dramática que vive Jerusalén en los
Sin embargo, a partir del siglo VIII a.C. se produce un fenómeno años previos a su destrucción, da voz a la perplejidad de tantos justos
desconocido: la palabra de los nuevos profetas es recogida y fijada por que se preguntan cómo es posible que Dios pueda permitir una cosa así.
escrito. Así han llegado hasta nosotros las profecías de Amós, Oseas, La infidelidad del pueblo ha colmado la paciencia divina, es verdad,
Isaías, Jeremías, Ezequiel y un largo etcétera. ¿Qué es lo que motiva pero parece desproporcionado el castigo, sobre todo porque cae sobre
este cambio? Dos textos pueden ayudamos a responder a esta cuestión. justos e injustos y porque pone en peligro la misma existencia del pue-
El primero está tomado del profeta Isaías:
blo santo. ¿Qué será de la alianza pactada para siempre?
La pregunta del profeta recibe una misteriosa respuesta: una visión
«Ahora ven, escríbelo en una tablilla, grábalo en un libro, y que dure hasta («sucumbe quien no tiene el alma recta, más el justo por su fidelidad
el último día, para testimonio hasta siempre: que es un pueblo terco, criaturas vivirá») cuyo contenido no debe ser proclamado sino puesto por escri-
hipócritas, hijos que no aceptan escuchar la instrucción de Yahvé» (Is 30,8). to: no es para esta generación (ya condenada), espera su cumplimiento.
La palabra de Dios comunicada al profeta se convierte para nosotros en
Este pasaje se enmarca en el contexto de la rebeldía de Judá en tiem- palabra de Dios cuando es recibida por escrito. Se trata de una palabra
pos del profeta Isaías, en el siglo VIII a.C. El periodo que va desde este incisiva que busca su cumplimiento en la historia: en efecto, Jerusalén
siglo hasta la caída de Jerusalén en el 587 a.C. se caracteriza por una será destruida y el pueblo marchará al destierro, pero el justo, el Israel
misteriosa y persistente resistencia del pueblo elegido a abandonar sus de Dios, volverá a vivir por su :fidelidad, ¿cómo? El acontecimiento que
sendas malvadas, sus cultos idolátricos y convertirse al Señor a partir de responda a esta cuestión será ciertamente palabra de Dios. Palabra viva
las palabras de los profetas. La voz contemporánea de Dios en el profe- de Dios que cumple la palabra de Dios escrita.
ta no es escuchada. Es entonces cuando Isaías recibe el encargo de po-
ner por escrito sus oráculos de modo que «duren para siempre», con una
función pedagógica: servir de testimonio para las futuras generaciones, 8. La palabra de Dios se hace oración
cuando se ponga de manifiesto que Yahvé y la palabra del profeta tenían
razón. Entonces se podrá decir: Yahvé ya lo había dicho, pero Israel fue Hemos visto cómo la palabra de Dios, desde el principio, se pre-
testarudo (y así le fue). La tensión promesa - cumplimiento encuentra senta como expresión de su voluntad de autocomunicación. Desde
aquí una nueva y sorprendente flexión: profecía - cumplimiento. En la llamada a Abraham Dios comienza un particular diálogo con los

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hombres. En este diálogo Dios habla en la palabra del profeta, en la precisar que el sujeto de la fe es el pueblo de Israel en su conjunto: es
creación, en la Ley y en la Escritura. Y el hombre le responde con la con ese pueblo con el que Dios sella su alianza. La expresión de fe, en
adhesión, con la obediencia, con el afecto ... o con la rebeldía y el pe- forma de oración, que se convierte en palabra de Dios es, por tanto,
cado. Podríamos decir que la respuesta del hombre es verdaderamente aquella que es manifestación comunitaria, canónica, institucional, que
palabra de hombre, limitada por tanto, capaz de un admirable ímpetu vehicula de modo objetivo la respuesta de Israel. Y por su misma natu-
de adhesión (pensemos en Abraham dispuesto a sacrificar a su hijo; en raleza esta expresión, si no lo es desde el principio, está llamada a ser
el pequeño Samuel, pronto a la llamada del Señor; o en Jeremías, que escritura, fórmula escrita que puede ser retomada públicamente, fórmu-
se ve obligado a comunicar al pueblo palabras de violencia y no de con- la válida que puede ser repetida. Palabra escrita que pasa a formar parte
suelo) o, por el contrario, de un atroz formalismo o de la más descarada de la Escritura sagrada y que, como ella, es a la vez palabra de Dios y
rebeldía (toda la denuncia profética ilustra sobradamente este aspecto). palabra de hombre.
Pero hay un punto en el que el diálogo adquiere una misteriosa fle- Y así encontramos en la Escritura una respuesta de Israel a Yahvé
xión: se trata de la respuesta del hombre, ante la palabra divina, que que es oración ( de alabanza, de acción de gracias, de súplica, de la-
llamamos oración. O lo que es lo mismo, la oración de Israel delante de mento, de contrición) y que es a la vez verdadera expresión de Israel
Yahvé que entra en su historia con hechos y palabras. En este punto la (palabra de hombre) y verdadera palabra de Dios. El cántico que entona
palabra de hombre se convierte misteriosamente en palabra de Dios. Moisés tras el prodigio de las aguas del Mar Rojo (Éxodo 15) es un
Observemos bien que no se trata de cualquier palabra de hombre, como claro ejemplo. Es oración que surge como reacción a un gesto potente
no se trata tampoco de cualquier oración. A la oración que se convierte de Yahvé, y, siendo expresión de Israel, dice bien de Yahvé, no en vano
en palabra de Dios antecede la misma palabra de Dios: como aconte- Él la ha provocado y Él la ha hecho palabra suya. Lo mismo podemos
cimiento de salvación que se agradece, como creación que se alaba, decir del cántico de Débora (Jueces 5) o de la preciosa oración de Salo-
como alianza y mandato que, traicionado, suscita la súplica de perdón y món en la consagración del Templo (1 Re 8,23-30).
Pero el libro de oraciones por antonomasia de Israel es el Salterio.
la penitencia, como contexto amoroso en el que puede nacer el lamento
En él Israel da voz a toda la humanidad y a la humanidad de cada uno.
y la petición.
No en vano, las circunstancias históricas de Israel, «el más pequeño de
H.U. von Balthasar ha captado admirablemente esta dinámica al
todos los pueblos» (Dt 7,7), sujeto al dominio constante de potencias
afirmar que «la palabra de Dios quiere ser desde el principio fructífera
extranjeras, son paradigmáticas de todas las circunstancias que deben
en la fecundidad del hombre creyente, y, en cuanto forma por la que
atravesar los hombres. Pero la voz que se alza a Dios en los Salmos no
Dios interpela al hombre, incluye la forma de la respuesta del hombre a
es una voz desesperada, cargada de incertidumbre, o una voz cargada
Dios»!". La fe, como la respuesta adecuada a, y generada por, la palabra
de la pretensión de aferrar el Misterio, como lo es tantas veces la voz de
revelada de Dios, formaría parte de la naturaleza de la revelación11• Y
los hombres. Es una voz educada a lo largo de los siglos en una peculiar
la oración de Israel sería una expresión de esa fe que se convierte en
interlocución con la palabra de Dios que sale a su encuentro en hechos
palabra de Dios.
y palabras. Por ello cuando se expresa como lamento, esta voz no cae
Podríamos preguntamos entonces si la oración de todo israelita pia- en la desesperación o el escepticismo, sino que se abre a la confianza.
doso podría considerarse con propiedad palabra de Dios. Deberíamos Grita, pero grita a Alguien presente. Y es una voz que expresa la alegría
10
H.U. von Balthasar, Gloria. Una estética teológica. Vol I: La percepción de la en forma de agradecimiento a Aquel que le da todo.
forma (Madrid 1985) 480. Pero los Salmos son algo más que la palabra del Israel fiel al Señor.
11
El Concilio Vaticano II, en su Constitución dogmática Dei Verbum, expresa
perfectamente este dato al introducir la fe (DV 5) en el capítulo primero (DV 2-6),
Llegan a ser verdaderamente palabra de Dios, es decir, palabra no par-
donde se describe la «naturaleza de la revelación», y no en el capítulo segundo (DV cial, palabra verdadera que dice bien de Dios y dice bien del hombre y
7-10), titulado «transmisión de la revelación divina». de su naturaleza. Por ello constituyen el tejido de la oración de Israel

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La progresiva condescendencia de la palabra de Dios en Israel Un escriba en la corte del Rey

desde muy pronto. Expresan y vehiculan la relación del pueblo con acentos de la palabra de Dios (ya sea Ley, mandatos u oráculos profé-
Dios. Y se alcanza así, de modo sorprendente, el objetivo que la palabra ticos) a la sabiduría divina",
de Dios, en su deseo de comunicación con el hombre, buscaba: que En este sentido es representativo el siguiente pasaje del Sirácida, en
la comunicación sea fecunda y completa en la respuesta adecuada del el que la sabiduría toma el papel de la palabra de Dios y de sus man-
hombre. La palabra amorosa y verdadera busca, y encuentra, una res- datos:
puesta a su vez amorosa y verdadera.
«Yo salí de la boca del Altísimo, y como niebla cubrí la tierra. Yo puse
mi tienda en las alturas, y mi trono era una columna de nubes. Yo sola re-
9. La palabra de Dios se hace sabiduría corrí la bóveda del cielo, y me paseé por la profundidad del abismo. Sobre
las olas del mar, sobre toda la tierra, sobre todos los pueblos y naciones se
Israel, como todas las naciones, ha intentado escrutar el significado
extendía mi dominio. En todos ellos busqué donde descansar, una heredad
de las cosas, conocer los secr~.tos de la naturaleza, adquirir inteligencia
donde establecerme. Entonces el creador del universo me, dio una orden, el
en las cuestiones humanas. Pero, a diferencia del resto de las nacio-
que me había creado me hizo plantar la tienda, y me dijo: 'Pon tu tienda en
nes, no lo ha hecho al margen de la revelación recibida. La palabra de
Jacob, sea Israel tu heredad'» (Sir 24,3-8).
Dios, es decir, el movimiento de comunicación de Dios a Israel, ha sido
siempre la primera y esencial fuente de sabiduría. El sabio israelita no
Del mismo modo, el libro griego de la Sabiduría realiza una relee-
es el que vuelve sobre sí para re-flexionar sino el que entra en relación
tura de la historia de Israel en la que la protagonista es la sabiduría
con todo a partir de su experiencia de encuentro, en la historia, y dentro
(sofia). Es ella la que «protegió al primer modelado» (Adán, Sb 10,1),
del pueblo de Israel, con Yahvé. En este sentido para Israel el sabio era
la que «en la confusión que siguió a la común perversión de las nacio-
el hombre religioso12• Así la máxima central de la sabiduría de Israel
nes conoció al justo, le conservó irreprochable ante Dios y le mantuvo
es: «principio de la sabiduría (hokméih) es el temor del Señor» (Pr 1,7;
firme contra el entrañable amor a su hijo» (Abraham, Sb 10,5) y la que
9,10; Sir 1,18.27; Job 28,28).
«libró de una nación opresora a un pueblo santo» (liberación de Egipto,
Sin embargo la preocupación por la sabiduría no es una cuestión
central para Israel en los siglos anteriores al exilo. En efecto, será Sb 10,15).
Por su parte, el libro de Proverbios, especialmente los tardíos capí-
con el declinar de la profecía, en los dos siglos que siguen a la vuelta
tulos 1-9, parece jugar, respecto a la sabiduría, el mismo papel que el
del destierro, cuando se detecte en Israel un sorprendente trasvase de
Salmo 119 jugaba respecto a la Ley y sus mandatos. Se trata de un gran
12
«Técnicamente hablando, sólo se llegará a ser un perfecto conocedor de las elogio de la sabiduría que se propone a los jóvenes como verdadero
leyes de la existencia si se toma como punto de partida un profundo conocimiento
de Dios. En este sentido Israel considera que el temor de Dios y la fe desempeñan
camino de vida.
una función de capital importancia para que el hombre pueda llegar a ser sabio. Israel Pero lo que resulta realmente sorprendente en este trasvase es que la
estaba absolutamente convencido de que únicamente el conocimiento de Dios y de su palabra que se hace sabiduría adquiere unos matices tales que nos auto-
actuación soberana podía situar al hombre en una relación adecuada con las realidades rizan a hablar de una hipóstasis de la sabiduría. Hasta ahora la locución
que eran objeto de su reflexión; sólo así quedaba el hombre capacitado para plantear
cuestiones pertinentes, para apreciar con mayor exactitud todo el mundo de relaciones «palabra del Señor» expresaba un movimiento de comunicación del
y, en definitiva, para conocer más profundamente la realidad. ( ... ) Al revés de lo que mismo Yahvé. En los libros a los que ahora nos referimos, la sabiduría,
hoy generalmente se piensa, la fe no es un obstáculo para el conocimiento, sino todo personificada, se presenta en relación especial con Yahvé.
lo contrario. La fe constituye la gran liberación del pensamiento, ofreciéndole la
perspectiva adecuada para comprender la realidad e indicándole cuál es su verdadero 13 El Seder Olam Rabba 30 dice a propósito de la aparición en escena de Alejandro
sitio dentro de la multitud de campos que configuran la actividad humana»: G. von Rad, Magno (333 a.C.): «Hasta entonces hubo profetas que profetizaban por el Espíritu
Sabiduría en Israel: Proverbios - Job - Eclesiastés - Eclesiástico - Sabiduría (BBC; Santo. A partir de entonces y en adelante, inclina el oído y escucha las palabras de los
Madrid 1985) 92. sabios».

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Un ejemplo puede resultar significativo. Hemos visto anteriormente como hija pequeña, hace las delicias del padre, del mismo modo que el
cómo se presentaba el papel de la palabra en la creación. Dios creó mundo y los hombres son las delicias de la sabiduría niña:
el mundo por su palabra. Pero la expresión «por la palabra de Yahvé
fueron hechos los cielos» (Sal 33,6) se identificaba con la expresión «Yo estaba junto a Él, como arquitecto, yo era su delicia cotidiana, ju-
«Dios dijo: haya un firmamento» (Gn 1,6). Es Dios el que crea con su gando todo el tiempo en su presencia, jugando con la esfera de la tierra; y
acción de hablar, con su palabra. En los libros llamados sapienciales, mis delicias están con los hijos de los hombres» (Pr 8,30-31).
sin embargo, es la sabiduría personificada la que acompaña a Dios en la
obra de la creación, e incluso en algunas ocasiones se la presenta como En Sir 24 la sabiduría, que tras salir de la boca del Altísimo había
artífice o arquitecto de la misma: puesto su tienda en las alturas, está destinada desde el principio a poner
su tienda entre los hombres. Aparece como inquieta, buscando un lugar
«Contigo está la Sabiduría que conoce tus obras, que estaba a tu lado donde reposar, hasta que recibe el mandato del creador del universo:
cuando hacías el mundo, que.conoce lo que te agrada y lo que es conforme
a tus mandamientos» (Sb 9,9). «Entonces el creador del universo me dio una orden, el que me había
«Llegué a conocer cuanto está oculto y manifiesto, porque la sabiduría, creado me hizo plantar la tienda, y me dijo: 'Pon tu tienda en Jacob, sea
artífice de todo, me lo enseñó» (Sb 7,21). Israel tu heredad'» (Sir 24,3-8).
«Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda o
sobre la superficie del océano ( ... ) yo estaba junto a Él, como arquitecto, No debe resultar extraño que haya sido en un contexto griego, la
yo era su delicia cotidiana, jugando todo el tiempo en su presencia» (Pr diáspora judía de Alejandría, donde se haya desarrollado con mayor
8,27.30). agudeza una rama de esta literatura tardía centrada en la sabiduría. En
Alejandría, donde se había traducido el hebreo de la Torah a las cate-
Más sorprendentes aún resultan aquellos pasajes en los que se especi- gorías griegas, convergen en fecunda unión la búsqueda y el amor a la
fica la relación entre Yahvé y la sabiduría acudiendo a los términos de la sabiduría de la filosofia helénica y la palabra revelada de Dios vehicu-
filiación. En ellos parece desbordarse el lenguaje metafórico. La sabiduría lada por Israel. Es aquí donde el hebreo dábar pasa a ser el lagos griego,
se presenta a sí misma como engendrada por Yahvé antes de la creación: facilitando la transición de la palabra a la sabiduría 14• El deseo humano
de sabiduría se une a la conciencia de pertenencia al pueblo elegido que
«Yahvé me creó, primicia de su actividad, antes de sus obras antiguas. vive de la relación con Yahvé. Sólo de una unión así puede surgir esta
Desde la eternidad fui formada, desde el principio, antes del origen de la hermosa oración del libro de la Sabiduría puesta en labios de Salomón:
tierra. Fui engendrada cuando no existían los océanos, cuando no había ma-
nantiales cargados de agua; antes que los montes fuesen asentados, antes «Reflexionando sobre estas cosas, consideré en mi interior que la inmor-
que las colinas, fui engendrada» (Pr 8,22-25). talidad reside en emparentar con la Sabiduría ( ... ) pero, comprendiendo que
«Yo salí de la boca del Altísimo, y como niebla cubrí la tierra( ... ). Des- no la conseguiría, si Dios no me la daba, - y ya era un signo de sensatez saber
de el principio, antes de los siglos, me creó, y por los siglos de los siglos de quién procedía tal don - acudí al Señor y le supliqué, diciéndole de todo
existiré» (Sir 24,3.9). corazón: 'Dios de mis antepasados, Señor de misericordia, que hiciste todas
las cosas con tu palabra, y con tu sabiduría formaste al hombre para que
Los textos aludidos especifican además el especial papel mediador dominase sobre tus criaturas, gobernase el mundo con santidad y justicia y
de la sabiduría personificada que, siendo engendrada antes de la crea- 14 Cf. Sb 2,2, donde el término griego logos no tiene ya el valor de palabra sino
ción, está destinada a la relación con los hombres. En Pr 8 la sabiduría, de razón, inteligencia.

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juzgase con rectitud de espíritu; dame la Sabiduría entronizada junto a ti, y «Yo soy Yahvé, tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, del lugar
no me excluyas de entre tus hijos( ... ). Contigo está la Sabiduría que conoce de esclavitud. No tendrás otros dioses fuera de mí. No te harás escultura
tus obras, que estaba a tu lado cuando hacías el mundo, que conoce lo que ni imagen alguna de lo que hay arriba en los cielos, abajo en la tierra o en
te agrada y lo que es conforme a tus mandamientos. Envíala desde el santo las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto,
cielo, mándala desde tu trono glorioso, para que me acompañe en mis tareas porque yo Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso» (Ex 20,2-5).
y pueda yo conocer lo que te agrada'» (Sb 8,17.21 - 9,4.9-10).
Llama la atención la insistencia en la prohibición de hacer imágenes.
Un nuevo y misterioso deseo de revelación parece rebrotar en Israel. Por un lado resulta comprensible como modo de preservar la trascen-
Y la misma palabra de Dios, que toma estos nuevos derroteros, perma- dencia divina, que se comunica a los hombres por palabras y hechos
nece en el tiempo como Escritura buscando su cumplimiento. interpretables. Por otro lado parece ir en contra del deseo natural de ver
y tocar el destino, el Misterio que hace todas las cosas.
El mismo Moisés da voz a ese deseo cuando pide ver la gloria de
10. La palabra de Dios se hace carne
Yahvé. Pero ni siquiera a él, elamigo de Dios, se le concede ver el
A lo largo de la historia de Israel, desde el mismo instante de la rostro divino:
alianza en el Sinaí, la palabra de Dios ha tenido un enemigo principal:
el ídolo, las imágenes de cuanto hay en cielo o tierra. La comunicación «Entonces Moisés dijo a Yahvé: 'Déjame ver tu gloria'. Él le contfstó:
de Yahvé a su pueblo, en hechos y palabras, ha sido siempre un acon- 'Yo haré pasar ante tu vista toda mi bondad y pronunciaré delante de ti el
tecimiento vivo que desafía la libertad de Israel, algo no reconducible nombre de Yahvé; pues concedo mi favor a quien quiero y tengo misericor-
a unos esquemas. «Yo soy Yahvé, que te saqué de Egipto» es la carta dia con quien quiero'. Y añadió: 'Pero mi rostro no podrás verlo, porque
de presentación del Dios de Israel: el que actúa, «el que es» según el nadie puede verme y seguir con vida'. Yahvé añadió: 'Aquí hay un sitio
nombre que él mismo revela. junto a mí; ponte sobre la roca. Al pasar mi gloria, te meteré en la hendi-
La gran tentación de la idolatría es la de reconducir la divinidad a dura de la roca y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. Luego
una imagen que se pueda comprender, aferrar, manipular. El primer gran apartaré mi mano, para que veas mis espaldas; pero mi rostro no lo verás'»
pecado del pueblo nada más establecer la alianza es precisamente el de (Ex 33,18-23).
la impaciencia que desea fijar en una imagen el objeto de su esperanza:
En boca de este mismo Moisés se pone una explicación pedagógica,
«Al ver el pueblo que Moisés tardaba en bajar del monte, se reunió en dirigida al pueblo, del porqué de la prohibición de hacerse imágenes:
tomo a Aarón y le dijo: 'Anda, haznos un dios que vaya delante de noso-
tros, pues no sabemos qué ha sido de ese Moisés, que nos sacó del país de «Yahvé os habló de en medio del fuego; vosotros oíais rumor de palabras,
Egipto'( ... ). Todo el pueblo se quitó los pendientes de oro de las orejas, y pero no percibíais imagen alguna, sino sólo una voz. Él os reveló su alianza,
los entregó a Aarón. Él los tomó de sus manos, los fundió en un molde e y os mandó ponerla en práctica( ... ). Tened mucho cuidado: puesto que no
hizo un becerro de fundición. Entonces ellos exclamaron: 'Éste es tu Dios, visteis imagen alguna el día en que Yahvé os habló en el Horeb de en medio
Israel, el que te ha sacado del país de Egipto'» (Ex 32, 1.3-4). del fuego, no vayáis a pervertiros y os hagáis alguna escultura de cualquier
representación que sea: figura masculina o femenina» (Dt 4,12-13.15-16).
Se entiende, por tanto, que el primer mandamiento del decálogo li-
gue estrechamente la afirmación de la monolatría con la prohibición de Yahvé ha revelado su palabra, no su imagen. Si esto es así el hombre
hacer imágenes: no puede sino escuchar y obedecer a la voz y resistir a la tentación de fijar

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una imagen manipulable. Por otro lado, ¿quién sino Dios mismo puede Sólo entonces se entiende la antigua prohibición de hacer imágenes.
damos una imagen de él mismo? «Mis pensamientos no son vuestros «No perdáis el tiempo en imaginaciones, por ahora escuchad mi voz,
pensamientos ni vuestros caminos son mis caminos» afirma Yahvé por yo mismo os daré mi imagen», habría dicho el mismo Dios. En efecto,
boca del profeta Isaías (Is 55,8). Con todo, el deseo de una revelación Jesucristo, «es imagen (eikon) de Dios invisible, primogénito de toda
total, que haga de la palabra de Dios imagen del Dios invisible no deja de criatura» (Col 1,15).
sentirse en ciertos momentos clave de la historia de Israel. La visión de la La imagen de Dios invisible, palabra de Dios y sabiduría de Dios,
Jerusalén en ruinas a la vuelta del destierro es uno de ellos: recapitula en sí toda la historia hasta el punto de afirmar: «Vuestro pa-
dre Abraham se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró» (Jn
«Observa desde los cielos y ve desde tu aposento santo y glorioso. 8,56). Con él también nosotros, venidos de los gentiles, nuevo pueblo
¿Dónde está tu celo y tu fuerza, la conmoción de tus entrañas? ¿Es que tus de Israel, podríamos decir con Gilgamesh y Platón: «lo hemos visto y
entrañas se han cerrado para mí? Porque tú eres nuestro Padre, que Abrahán nos hemos alegrado».
'no nos conoce, ni Israel nos recuerda. Tú, Yahvé, eres nuestro Padre, tu
nombre es 'El que nos rescata' desde siempre. ¿Por qué nos dejaste errar,
Yahvé, fuera de tus caminos, endurecerse nuestros corazones lejos de tu
temor? Vuélvete, por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad. ¿Por
qué el enemigo ha invadido tu santuario, tu santuario han pisoteado nues-
tros opresores? Somos desde antiguo gente a la que no gobiernas, no se nos
llama por tu nombre. ¡Ah! si rompieses los cielos y descendieses - ante tu
faz los montes se derretirían» (Is 63,15-19).

El grito del profeta, dolor y santo deseo en el siglo VI a.C., se con-


vierte en Escritura que atraviesa el tiempo en busca de su cumplimien-
to. La fidelidad de la palabra, puesta a prueba, se revela una vez más
vencedóra. Un hecho inaudito viene a cumplir aquella palabra que no es
sino muestra de tantas otras que esperaban su día. El judío Juan hijo de
Zebedeo, apodado el Boanerges, nos da testimonio de ello. Un testimo-
nio que narra y que explica con la palabra las dimensiones del aconteci-
miento central de la historia, releyéndola desde el principio:

«En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios, y


la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio junto a Dios. Todo se hizo
por ella y sin ella no se hizo nada( ... ). Y la Palabra se hizo carne, y puso
su tienda entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe
del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad( ... ). Porque la Ley
fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por
Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo Unigénito, que está en el
seno del Padre, él lo ha contado» (Jn 1, 1-3.14.17-18).

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