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FACULTAD DE PSICOLOGIA
Julio 2021
Índice
• Agradecimientos …………………………………………………………P. 2
• Introducción ………………………………………………………………P. 3
• Presentación del material clínico ………………………………………P. 3
• Planteo de la pregunta………………………………………………..…P. 4
▪ Hipótesis ………………………………………………………….P. 4
▪ Objetivos ………………………………………………………… P. 5
• Estado del arte …………………………………………………………. P. 5
▪ El juego infantil………………………………………………….. P. 5
▪ La urgencia……………………………………………………… P. 9
▪ Las intervenciones del analista………………………………...P. 11
• Marco teórico …………………………………………………………… P. 14
▪ La función del juego ……………………………………………P. 14
▪ Las particularidades de la urgencia en la clínica con
niños ……………………………………………………………..P. 17
▪ La urgencia en la clínica con niños y la escena lúdica……..P. 19
▪ Las intervenciones del analista en el contexto de
juego ……………………………………………………………..P. 20
• Metodología ……………………………………………………………...P. 22
▪ Método …………………………………………………………... P. 23
▪ Diseño …………………………………………………………… P. 23
▪ Fuente para la recolección de datos …………………….........P. 24
• Conversación del caso con la teoría …………………………………. P. 25
• Conclusiones …………………………………………………………... .P. 28
• Referencias bibliográficas ……………………………………………. .P. 29
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Agradecimientos:
A mis tres hermanos, por ayudarme y bancarme en todos esos días que no
me daba el tiempo para nada, por llevarme tantas cenas y meriendas para que
siguiera estudiando.
A mi tutora, por ser una genia y por aceptar acompañarme en este último
tramo de mi camino.
Y, por último, dedicar esta tesis a esas personas que hoy no están físicamente
con nosotros pero que desde algún lugar nos están guiando y cuidando.
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Introducción
Luz es llevada por su madre a la guardia del hospital por una crisis asmática,
con episodio de agitación y ahogos. La pediatra decide internarla de urgencia
debido a la dificultad respiratoria, por el bajo nivel de oxígeno en sangre. La
internación se prolongará hasta que la niña logre respirar por sus propios medios,
sin ayuda de la mascarilla de oxígeno.
Luz se encuentra internada hace varias semanas, los médicos observan que
ya no habla con ellos, la notan molesta y con muy poca energía. Por estos
motivos deciden realizar una interconsulta con el área de salud mental, refiriendo
que creen “le está pasando algo más”.
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En primera instancia, la psicóloga realiza una entrevista con la madre de Luz,
quien manifiesta: “siempre fue una niña muy activa, practicaba gimnasia artística
y le gustaba estar en movimiento (…) ahora esta desganada porque no puede
jugar como antes, no puede hacer nada”.
Pregunta Problema
Hipótesis
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escena lúdica para realizar las intervenciones en el tratamiento de la urgencia en
niños.
Objetivos
Objetivos específicos:
El juego infantil
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construye una escena en la que se transforma algo penoso en placentero. El
mismo transcurre en el plano de la realidad psíquica como opuesta a la realidad
efectiva, y Freud señala que el niño diferencia muy bien una de la otra.
“El niño juega solo o forma con otros niños un sistema psíquico cerrado a
los fines del juego, pero así como no juega para los adultos como si fueran
su público, tampoco oculta de ellos su jugar. En cambio, el adulto se
avergüenza de sus fantasías y se esconde de los otros, las cría como a
sus intimidades más personales, por lo común preferiría confesar sus
faltas a comunicar sus fantasías”. (p.129)
En definitiva, Freud (1908) destaca que el juego del niño está dirigido por
deseos, específicamente por uno solo “ser grande y adulto”. Juega a ser grande,
imitando lo que le deviene familiar, por lo cual no hay ninguna razón para
esconder ese deseo. En cambio, el adulto sabe lo que esperan de él: “que no
juegue ni fantasee” sino que actúe en el mundo real, escondiendo así los deseos
productores de su fantasías.
Por último, el autor (1908) sostiene que el dichoso nunca fantasea, solo lo
hace el insatisfecho. Es decir, que el deseo es causado por una falta y la fantasía
le brinda un escenario para la realización de ese deseo: “Deseos insatisfechos
son las fuerzas pulsionales de las fantasías, y cada fantasía singular es un
cumplimiento de deseo, una rectificación de la insatisfactoria realidad” (Freud,
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1908, p. 130). Por lo tanto, la creación poética o la fantasía son continuación y
sustituto del juego infantil.
Años más tarde, en el texto “Mas allá del principio de placer” (1920), Freud
advierte que en el juego infantil el niño repite una vivencia displacentera, a partir
de la observación de un juego auto creado por su nieto, al cual denominó FORT-
DA. El mismo consistía en arrojar un carretel de madera atado con una cuerda
tras la baranda de su cuna, acompañado de la expresión “fort” (se fue) y cuando
lo hacía aparecer tirando del piolín, decía “da” (acá esta). Freud interpreta que
mediante este juego el niño podía tramitar la partida de la madre que le causaba
angustia, es decir: “Su renuncia pulsional (renuncia a la satisfacción pulsional)
de admitir sin protestas la partida de la madre. Se resarcía, digamos,
escenificando por sí mismo, con los objetos a su alcance, ese desaparecer y
aparecer” (Freud, 1920, p.15).
Otra autora que se interesó en el juego infantil fue Melanie Klein, quien
continuó con las investigaciones de Freud. En el texto “Principios psicológicos
del análisis infantil” (1926) refiere: “Las especiales características primitivas de
los niños requieren una técnica especial adaptada a ellos, consistente en el
análisis de sus juegos (…) Por medio de esta técnica podemos alcanzar las
experiencias y fijaciones reprimidas más profundas y esto nos permite influir
fundamentalmente en el desarrollo de los niños” (Klein, 1926, p.147). Aclara que
la técnica del juego conserva los principios del psicoanálisis y se llega a los
mismos resultados que con la técnica clásica, con una sola diferencia, los
recursos que se utilizan están adaptados a la mente de los niños. Además,
manifiesta que: “La técnica de juego nos provee una rica abundancia de material
y nos da acceso a los estratos más profundos de la mente” (Klein, 19, p.59).
Por otra parte, plantea que el niño cuando juega vence realidades dolorosas
y puede dominar sus miedos proyectándolos al exterior en los juguetes. Con
respecto al uso de juguetes, Aberastury agrega “El juguete permite al niño vencer
el miedo a los objetos, así como vencer el miedo a peligros internos, le hace
posible una prueba por la realidad, siendo por eso un “puente entre fantasía y
realidad”” (Aberastury, 1969, p.42). Por lo tanto, la función del juego y la
utilización de juguetes permite tener acceso a la fantasía del niño, por eso ambas
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autoras recomiendan que en los consultorios de analistas para niños haya una
gran variedad de juguetes ya sea en tamaños y texturas.
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A su vez plantea que el juego es estimulante, compromete al cuerpo y en
esencia es satisfactorio. En el texto ¿Por qué juegan los niños? (1942) expresa
por qué juegan los niños: por placer, para expresar agresión, para controlar la
ansiedad, para adquirir experiencia, para establecer contactos sociales, la
integración de la personalidad y la comunicación con la gente.
La urgencia
En este ítem se tomara como referente principal a Inés Sotelo para abordar
la noción de urgencia y se planteará la diferencia con la noción de urgencia
médica.
En principio hay que señalar que para la perspectiva médica hay dos
conceptos importantes que suelen usarse como sinónimos, pero difieren en su
significado, estos son la urgencia y la emergencia. Sotelo en el texto “La urgencia
y la salud mental” expresa: “La emergencia es aquella situación urgente que
pone en peligro inmediato la vida del paciente o la función de un órgano” (Sotelo,
2015, p.66). Agrega “Una emergencia médica es una situación crítica de riesgo
vital e inminente, en la que la vida puede estar amenazada por la importancia o
gravedad de la condición, si no se toman medidas inmediatas” (Sotelo, 2015,
p.66). Por otro lado, en el mismo texto refiere cómo entiende la medicina a la
urgencia: “se define como la aparición fortuita, imprevista o inesperada, en
cualquier lugar o actividad, de un problema de causa diversa y gravedad variable
que genera la conciencia de una necesidad inminente de atención por parte del
sujeto que lo sufre” (Sotelo, 2015, p.65). En consonancia con este desarrollo,
Daniela Camaly (2009) menciona: “La urgencia para la medicina está definida
por la aparición abrupta de una alteración del cuerpo biológico que hay que
volver a la normalidad y que no puede esperar” (Camaly, 2009, p.128). En este
sentido, la urgencia para la medicina requiere atender al cuerpo biológico y la
intervención debe ser inmediata para evitar complicaciones mayores.
Esto significa que cuando un paciente llega a una guardia del hospital por la
razón que sea, es atendido por un médico, al que le interesa aliviar de inmediato
el malestar, dejando por fuera la subjetividad de quien consulta. Por el contrario,
para el psicoanálisis la urgencia tiene otra concepción ya que la misma se
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encuentra íntimamente ligada al concepto de sujeto. Camaly (2009) destaca:
“Así, el cuerpo biológico en tanto tal pierde el papel protagónico al que lo eleva
la medicina para convertirse en puro escenario donde se representa, a través de
los síntomas corporales, el padecimiento subjetivo y al que habrá que significar”
(Camaly, 2009, p.129).
De este modo, Sotelo (2007) entiende por urgencia una ruptura aguda de la
cadena significante, un encuentro con lo real, que produce un colapso temporal
entre el instante de ver y el momento de concluir.
La urgencia nos apremia, irrumpe sin aviso y por ello, Sotelo (2015) en su
libro “DATUS” (Dispositivos Analítico para Tratamientos de Urgencias
Subjetivas) propone la creación de un nuevo dispositivo que tiene su fundamento
en la teoría psicoanalítica: “El diseño de nuevos dispositivos responde a la
premisa de que estos deben ser lugares de alojamiento de la urgencia y no de la
eliminación de la misma, lo cual vendría por añadidura” (Sotelo, 2015, p.165).
Por lo tanto, se propone alojar al sujeto en urgencia, uno por uno, pudiendo
localizar el acontecimiento o las coordenadas en las que la irrupción sintomática
aparece. El objetivo es producir la subjetivación de la urgencia, que el sujeto se
implique en aquello que le acontece y se responsabilice de su posición, es decir,
que se produzca el pasaje de la urgencia generalizada a la urgencia subjetiva.
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uno por uno, saber de aquello que nos es más propio, más oscuro, más
inconfesable, el goce, y dándole un tratamiento posible hacer la vida más vivible”
(Sotelo, 2020).
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necesidad y añoranza como unas fuerzas pulsionantes del trabajo y la alteración,
y guardarse de apaciguarlas mediante subrogados” (Freud, 1915, p. 168).
Además, expresa que el analista debe retener la transferencia de amor, pero
tratándola como algo no real, es decir, requiere ser reorientada hacia los
orígenes inconscientes.
Sin embargo, destaca que el analista es quien dirige la cura, pero no dirige al
paciente. La dirección de la cura consiste en aplicar la regla de la asociación
libre, recordándole al sujeto que todo lo que dice tiene valor. Lacan lo expresa
de este modo: “Consiste en primer lugar en hacer aplicar por el sujeto la regla
analítica (…), bajo el pretexto de que el sujeto las aplicaría en el mejor de los
casos sin pensar en ellas” (Lacan, 1958, p.566).
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Para abordar las ideas centrales del escrito de Lacan, se utilizó el texto de
María Alejandra Rojas “La dirección de la cura y la práctica del control” (2010).
En unos de los apartados, la autora destaca cómo se organiza la cura según lo
expuesto por Lacan: “La dirección de la cura está organizada en torno a una
política que la determina, a la estrategia que se pone en juego y a la táctica que
define el encuentro” (Rojas, 2010, p.426). Agregando que estos niveles se
articulan entre sí y no pueden pensarse el uno sin el otro.
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Por ende, desde la perspectiva lacaniana, el analista debe posicionarse de
un modo específico, debe realizar una transformación de su posición ética para
que pueda surgir el inconsciente. Lacan (1958) denominó a este modo único de
posicionarse frente a la palabra del otro “deseo del analista”, en contraposición
a cualquier tipo de neutralidad.
Marco teórico
El marco teórico a partir del cual se articula el material clínico y los desarrollos
abordados en esta tesis, es el psicoanálisis freudiano de orientación lacaniana.
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tramitar una vivencia que le haya causado gran impresión ya sea placentera o
displacentera.
Siguiendo la idea del juego del Fort Da, Lacan en el seminario 11 dirá que el
niño no sólo repite la partida de la madre (para tramitar lo penoso) sino que se
trata de una hiancia que la partida de la madre vino a crear, se trata de una
respuesta al vacío. Es decir, en el juego del "Fort-Da" la angustia por la partida
de la madre, posibilita en su ausencia ser reconocida y nombrada por una
palabra. La madre posibilita al niño con el uso del carretel, la simbolización de
una falta. Lacan (1964) lo expresa así:
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En “Síntoma y fantasma” (1984), Jacques – Alain Miller ubica al juego como
antecedente, precursor del fantasma. Plantea que el juego del Fort Da “Es un
emblema de como el fantasma funciona como maquinación de obtener placer”
(Miller, 1984, p.20). El autor agrega que el fantasma tiene una función similar al
juego, ya que, a partir de una situación tanto de goce como de angustia, se
produce placer. Por lo tanto, en esta articulación entre el juego y el fantasma, se
plantea al juego como pantalla, como velo a lo Real, la escena lúdica deberá
velar la muerte y la sexualidad. Con relación a esto último Raimondi destaca: “El
juego operará como pantalla al goce parental, a la vez que constituye ya una
respuesta a la pregunta por el deseo materno. (…) mediante este entramado
ficcional que el niño podrá poner a “jugar” el lugar de objeto que ocupa el Otro
parental” (Raimondi, 2017, p. 693).
En consonancia con esto último, Lacan expresa en “Dos notas sobre el niño”
(1969) que el síntoma del niño está en posición de responder a lo que hay de
sintomático en la estructura familiar. Suele ocurrir que el síntoma del niño esta
articulado unidireccionalmente a la subjetividad de la madre, quedando ubicado
como el objeto de la madre. En este punto Miller destaca: “El niño realiza la
presencia de eso que Jacques Lacan designa como el objeto a en el fantasma”
(Lacan, 1969, p.56). Asimismo, Lacan (1969) dice que la familia conyugal tiene
una función de residuo, la función será de transmitir la falta, en eso consiste lo
irreductible de su transmisión. Transmisión que da cuenta de la constitución del
sujeto en función de un deseo particular, no anónimo.
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transicionales. Juguetes, estrictamente hablando, el niño no necesita que se los
demos, porque se los hace él mismo con todo lo que cae en sus manos” (Lacan,
1956/57, p.37). Lacan (1956/57) explica que sin estos objetos no sabríamos
cómo puede el niño constituir un mundo a partir de sus frustraciones. En el
seminario 10, el autor expresa que, al objeto transicional de Winnicott, lo
denominará “objeto cesible”: “La función del objeto cesible como pedazo
separable vehicula primitivamente algo de la identidad del cuerpo, antecediendo
en el cuerpo mismo en lo que respecta a la constitución del sujeto” (Lacan,
1962/63, p.339). Finalmente, Lacan establece que “(…) el objeto a es, no fin,
meta del deseo, sino su causa. Es causa del deseo en tanto que el deseo es en
sí mismo algo no efectivo, una especie de efecto basado allí donde se sitúa la
función de falta” (Lacan, 1962/63, p.341).
Con todo lo expuesto sobre la función del juego, citare a Raimondi (2017)
para poder establecer una posible respuesta:
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Otra particularidad es que el niño no es quien consulta, si no que la consulta
proviene de un Otro que hace una lectura del padecimiento del niño. Un motivo
de consulta habitual se produce cuando aparecen síntomas en la escuela
(desatención, problemas conductuales, dificultades en el aprendizaje, etc.).
Sotelo afirma: “Cuando la urgencia se localiza en la escuela se presenta muy
ligada a la temporalidad del calendario escolar, que suele traducirse en el
aprobar (o no) de grado, en continuar (o no) en el establecimiento educativo”
(Sotelo, 2015, p.184).
Mariana Raimondi (2009) expresa que el Otro pueden ser los padres o
también las autoridades de la escuela, el pediatra u otro actor que tenga relación
con el niño, y advierte: “Entonces habrá que leer en su discurso el lugar que tiene
ese niño” (Raimondi, 2009, p.155). En la mayoría de los casos la urgencia
aparece localizada en los padres, quienes detectan algo del orden de lo
sintomático, de lo que no anda y deciden realizar la primera consulta.
Otra modalidad de presentación son los padres que llegan a la consulta sin
ninguna pregunta armada, demandando al analista que adecúe al niño, que lo
ajuste a cierta imagen del narcisismo parental que este niño ha herido. La autora
manifiesta que en estos casos: “La transferencia toma una vertiente más
imaginaria, no se dirigen al analista en busca de un saber, sino más bien para
que responda a esta demanda” (Raimondi, 2009, p.155).
Por último, los padres pueden llegar a la consulta enviados por Otros, por una
instancia tercera, fuera de lo familiar, que ha leído algo del padecimiento del niño
(escuela, pediatra, juzgado, etc.). En esta ocasión, “La transferencia toma su
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vertiente más real y el niño suele estar ubicado como objeto de goce parental”
(Raimondi, 2009, p.156).
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él bebe se mira al espejo, éste no se encuentra solo, sino que está acompañado
de Otro que va a sancionar que la imagen que el niño ve reflejada en el espejo,
es su propia imagen.
Para abordar este último punto se tomaran como autores de referencia a Mariana
Raimondi, Silvina Gamsie y Alba Flesler.
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(Real-Simbólico-Imaginaria), que no tiene edad sino tiempos, tiempos que no
son cronológicos. A su vez señala la importancia del juego en el tratamiento con
niños y cómo con el juego, el niño arma escenas y crea distintos personajes,
incluyendo en sus ficciones a un Otro que este con él en ese momento. La autora
comprende que el juego es productor de una escena ficcional, porque se trata
de un texto que va recreando la realidad y produciendo una representación del
mundo, y subraya que las intervenciones del analista tienen “brújula y timón”. En
su texto “El niño en análisis y las intervenciones de analista” (2011), afirma que
el psicoanálisis se sirve del juego en el encuentro con un niño siendo el terreno
donde puede realizar sus intervenciones. Agrega que las intervenciones deben
realizarse en los tres registros planteados por Lacan: “El analista interviene en lo
Real, en lo Imaginario y en lo Simbólico, apuntando al acto analítico, en lo que al
juego respecta, las intervenciones del analista -todas ellas, trataran de
promocionar el juego” (Flesler, 2011, p.119). En otras palabras, el analista suele
intervenir en lo Simbólico cuando interpreta, puede intervenir entre lo Real y lo
Simbólico, entre lo Imaginario y lo Real o simplemente observa el juego. Lo
importante, entiende Flesler (2011) es que ninguna de estas intervenciones
desatienda el fin que se propone: “La promoción de los tiempos del sujeto de la
estructura” (Flesler, 2011, p.161).
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Para cerrar este apartado, es interesante conocer los aportes de Gamsie
sobre las intervenciones del analista, quien coincide con las demás autoras
citadas en que el analista tiene que formar parte del juego del niño. En el texto
“Jugadora de niños” (1992), destaca cómo los analistas tienen que ubicarse en
relación al jugar: “Es un “jugador de niños” que sostiene, se presta y se pone en
juego. Quiero decir que este juego se desarrollara con el analista incluido en la
escena” (Gamsie, 1992, p.25). Es decir, que cuando un niño crea un juego y el
analista está presente, no puede ser un espectador exterior, debe estar
dispuesto a entrar al juego del niño ya que, si no se incluye, puede conducir al
quiebre de la ficción, al quiebre de la escena lúdica.
De este modo, Martínez Liss (2018) sintetiza cuál es la función del analista y
como se sirve del juego para realizar sus intervenciones:
Metodología
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Método
Diseño
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se buscará identificar conceptos o variables promisorias y sugerir postulados
verificables para investigaciones futuras.
Universo y muestra
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Conversación del caso con la teoría
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niña, y leen que “le estaba pasando algo más”. Ese “algo más” escapa al saber
médico y recurren a un profesional de salud mental para que brinde una
respuesta. Sotelo (2015) lo expresa del siguiente modo:
Por otra parte, Raimondi (2009) sitúa que la urgencia en los niños se produce
cuando la escena lúdica se ve rota, quebrada o imposibilitada en su instalación.
La escena lúdica, como fue planteado a lo largo de la tesis, es sostenida por un
Otro que sanciona al niño como tal y a su vez sanciona el juego mismo. El juego
es una vía de tramitación de las dolencias o malestares, y en esta línea,
Raimondi (2009) concibe al juego como una cadena de significantes, una trama
simbólico imaginaria que anuda lo real. En el caso de Luz se pueden observar
los dos juegos propuestos por la niña: el “veo-veo” y el “desaparezco-aparezco”.
En relacion al último punto nos preguntamos ¿Por qué la niña juega a eso?
¿Qué particularidades tienen estos tipos de juegos? Como una respuesta a estos
interrogantes, podemos situar que tienen una relación con la mirada, con la
pulsión escópica conceptualizada por Lacan. Esta mirada viene de otro y en el
caso de Luz, son los médicos quienes la observan, la revisan, dejando a la niña
en el lugar de objeto de la mirada del Otro. Posición objetalizada que la deja
desganada, sin energía y sin ganas de hablar.
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confunde su propio desfallecimiento. Por eso, de todos los objetos en los
que el sujeto puede reconocer su dependencia en el registro del deseo, la
mirada se especifica como inasible. (p.90)
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andamiajes están constituidos por la escena lúdica, campo ficcional en el que un
niño puede representarse en tanto sujeto y ser reconocido por Otro como niño.
Conclusiones.
En definitiva, la función del analista será posicionarse como Otro que sostiene
la escena lúdica y desde allí leer el texto del niño. Se apostará a que el niño
pueda reinstalar la escena del juego para tramitar su padecimiento en términos
ficcionales. En cuanto al discurso parental, el mismo le permitirá al analista situar
el lugar al que advino el niño en la trama deseante de los padres.
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Referencias bibliográficas.
Flesler, A. (20119 “El niño en análisis y las intervenciones del analista”. Buenos
Aires, Argentina: Paidós
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Gamsie, S. (1992). Jugadora de niños. Revista Psicoanálisis y el Hospital,2, 57-
62.
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MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos
Aires.
Winnicott, D. (1942). “¿Por qué juegan los niños?” En El niño y el mundo externo.
Buenos Aires, Argentina: Lumen.
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