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MEDICINA NATURISTA, 2009; Vol. 3 - N.º 2: 92-95

I.S.S.N.: 1576-3080

Psiquiatría «natural»
José Tappe Martínez
Doctor en Medicina. Especialista en Psiquiatría. Postgrado en Medicina Naturista por la Universidad de Zaragoza.

RESUMEN:
De forma análoga a la existencia de una Medicina Naturista, ¿se podría hablar de una Psiquiatría «natural», resultante de
la aplicación de los valores, métodos, técnicas y remedios de aquella sobre la especialidad médica que estudia y trata los
trastornos mentales y de la conducta humana? La Medicina Naturista puede aportar numerosos y valiosos recursos que
contribuyen a hacer de la Psiquiatría actual una especialidad, si cabe, más completa, humanista y natural.

Palabras clave: Psiquiatría-Medicina Naturista-Salud Mental Natural-Ecopsicología.

ABSTRACT:
In a similar form to existence of Natural Medicine, ¿could we speak of «natural» Psychatry, resulting from aplication of its
values, methods, technics and resources on that medical speciality that studies and treats mental and behavioural disea-
ses? Naturist Medicine can furnish numerous and useful resources to contribute doing present Psychiatry, if it is posible,
an speciality more complete, humanist and natural.

Key Words: Psychiatry-Natural Medicine-Natural Mental Health-Ecopsychology.

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De manera análoga a la existencia de una «Medi-
cina Naturista», ¿se podría, en cierta medida, plante-
ar hacerse con la Psiquiatría, la especialidad médica
que estudia, previene y trata los desórdenes mentales
y de la conducta humana, y hablarse de una Psiquia-
tría «natural», resultante de la aplicación a la misma
de los principios, valores, métodos, técnicas y reme-
dios de la Medicina Naturista en sus diversas vertien-
tes o campos?
Cabe precisar que al igual que la Medicina es
«una», también lo es la Psiquiatría, y que la distinción
o escisión entre una Psiquiatría «convencional u ofi-
cial» por un lado y otra «naturista o alternativa» por
otro, lo sería artificiosa, alejada de la realidad, de índo-
le academicista, y útil más bien a efectos epistemoló-
gicos o teóricos que a efectos prácticos, porque lo que
en definitiva más importa es la curación o alivio del
enfermo por la mejor vía, no siendo aquellas incom-
patibles o exclusivas entre sí a priori. Mejor hablar de
Medicina y Psiquiatría holística, global, integral. La
elección entre unos u otros remedios tendría que
depender de variables como la ética, experiencia del
profesional, preferencias del paciente, eficacia y efec-
tos indeseables de los remedios… y no de los prejui-
cios, sesgos académicos o caracteriales y condiciona-
mientos del terapeuta. La tendencia futura parece
devenir, afortunadamente, hacia medicinas y psicolo-
gías holísticas, integradoras, aprovechando lo mejor
de cada escuela o doctrina en beneficio del paciente,
cada vez menos «paciente» y más «haciente» (activo,
participativo) en su tratamiento, el cual, al fin y al cabo,
es quien padece y sufre su trastorno.
Ello no obstante, bien es cierto que la Medicina
Naturista tiene mucho que aportar a lo que podríamos
denominar Psiquiatría «clásica» o «convencional»,
tanto en el terreno teórico como en el práctico, pudien-
do contribuir a hacerla más rica en contenidos y valo-
res, favoreciendo su óptima adecuación a la sociedad

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J TAPPE MARTÍNEZ. Psiquiatría «natural»
y momento actuales, en los que se hacen patentes
una creciente demanda, por parte de la población, de
remedios si cabe más «humanos» y con menores
efectos indeseables y, por supuesto, a la necesidad de
nuestro planeta y de sus habitantes, hoy más que nun-
ca, de soluciones ecológicas y sostenibles.
En primer término, al hablar de «Naturaleza» en
relación con lo psicológico, nos referiremos a su acep-
ción como «esencia», el núcleo o base, la fuente u ori-
gen primigenio de un fenómeno, en resumen, su cau-
sa última. Por eso, en una Psiquiatría «natural» sería
fundamental aproximarse o intentar descubrir dicha
causa en la psicopatología, en definitiva, la «madre
del cordero», el por qué de la perturbación. Ya se
sabe, el tratamiento y la prevención más eficaces y
duraderos son los que actúan sobre el origen del pro-
blema; sin ello, lo serían meramente sintomáticos, lo
cual no deja de ser importante. Y así, verbigracia,
conocer la «naturaleza» de un cuadro depresivo es
básico a la hora de tratar de erradicar el «mal de fon-
do», que se expresa psicopatológicamente con sínto-
mas como melancolía, falta de ergotono, anhedonia y
desesperanza. Sobrecarga psicofísica, sentimientos
de culpa, indefensión aprendida, déficit de autoestima,
insuficiente energía vital, elusión de responsabilida-
34 des, miedo a la vida y a la muerte… suelen estar, en
diversos grados, presentes en la base de muchas
depresiones. Si no abordásemos adecuadamente
dichos factores, la raíz del trastorno puede seguir pre-
sente pese a un adecuado tratamiento sintomático psi-
cofarmacológico, que generalmente es y debería ser
compatible con la psicoterapia y la terapia ocupacio-
nal.
Otro aspecto esencial a tener en cuenta es lo que
en Medicina Naturista se denomina «Vis Natura
Medicatrix»: la fuerza autocurativa y capacidad rege-
nerativa de la naturaleza del organismo, que se trata
de favorecer y estimular, no solo en su componente
somático, sino también, y especialmente en el caso
que nos ocupa, en el psíquico. En la psicopatología no
todo es para mal. De forma que habría que tener en
cuenta que parte de la sintomatología del trastorno
mental no sería en sí absolutamente patológica ni de
evolución infausta, sino más bien «reactiva», reversi-
ble, e incluso que pudiera deberse a una manifesta-
ción de aspectos inconscientes reprimidos interna o
externamente que pugnan por salir a la luz, una «som-
bra» (en términos jungianos) del psiquismo, básica-
mente constituída por miedos, iras, penas y senti-
mientos de culpa, que emerge de las profundidades
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del inconsciente y nos da una pista de cuál puede ser
el problema de fondo. En la psicoterapia se trataría de
facilitar, de forma acompañada, no traumática y pro-
gresiva, dicho proceso natural de emergencia, el
«insight» (conscientificación), la integración en la per-
sonalidad de lo que sucede, la búsqueda de su senti-
do vital y la transformación de la energía psíquica
negativa en positiva. Es el caso de lo que se ha dado
en llamar «el lenguaje simbólico de la enfermedad», la
consideración de cómo un problema somático expre-
saría, de alguna forma, un conflicto psíquico no cons-
ciente que se hace consciente a través de síntomas
físicos; por ejemplo, un cuadro de hipertensión arterial
expresión de una agresividad mal canalizada y dirigi-
da contra uno mismo.
Y, asimismo, el «Primum Non Nocere» hipocráti-
co: ante todo no causar más daño del ya impuesto por
la enfermedad, evitando el «furor curandis», como
sería el caso de ciertas ocasiones en las que el uso
inacertado o desproporcionado de psicofármacos pue-
de terminar empeorando, e incluso cronificando, el
cuadro inicial. Puede ser así, como paradigma, cuan-
do una reacción de duelo «fisiológica», no complicada,
ante una pérdida vital, con manifestación de tristeza y
ansiedad (lo «patológico» sería no presentarlos), se
concibe y trata como una auténtica depresión, es decir
con antidepresivos y ansiolíticos, a amplias dosis y
prolongado plazo, dificultándose el proceso psicofisio-
lógico de aceptación, adaptación e integración de ese
suceso en la propia vida, añadiéndose los efectos
secundarios psicofarmacológicos: serotoninérgicos,
anticolinérgicos, tolerancia, dependencia, dificultades
cognitivas, etc.
Es notable y diverso lo que puede aportar a la
Psiquiatría actual la Medicina Naturista en cuanto a
métodos, técnicas y remedios naturales, cercanos a
las que se nos presentan en la propia naturaleza: fito-
terapia, ecopsicología, geobiología, cronobiología,
hidrología, homeopatía, esencias florales, técnicas
corporales (masaje, reflexoterapia, ejercicio, reposo),
dietoterapia y ayuno… No se trata de suplantar o
incompatibilizar medicina natural y alopática, sino de
compatibilizar e integrar, superando el «o lo uno o lo
otro», eligiendo las terapias en función de criterios
como preferencias del paciente, eficacia, efectos
secundarios, economía… Así, es indudable a estas
alturas que el tratamiento de elección para un brote
psicótico agudo, con ideas delirantes irreductibles y
alucinaciones, es el uso de fármacos antipsicóticos, o
para un episodio depresivo mayor o endógeno, los
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antidepresivos: se trata de graves psicopatologías
que provocan profundos sufrimientos e incluso ponen
en peligro la integridad psicofísica del paciente y de
terceros. Sin embargo, existen numerosos trastornos
de menor intensidad y repercusiones funcionales en
los que las técnicas naturistas pueden ser de gran
relevancia: distimias (fitoterapia antidepresiva p.ej.),
trastornos de ansiedad generalizada y estrés (técni-
cas de relajación), trastornos caracteriales (ecopsico-
logía), adaptativos (psicoterapia holística), somatiza-
ciones (psicoterapia basada en el «lenguaje» de la
enfermedad), etc. Incluso en cuadros severos, las
técnicas naturales pudieran servir de ayuda, de forma
complementaria, que no «alternativa», siempre que
se utilicen por un profesional cualificado y experimen-
tado.
El medio natural, desprovisto de artificios y condi-
cionamientos socioculturales, auténtico, genuino y
espontáneo como es, puede constituir una vía excep-
cional para vivir nuestra propia naturaleza, nuestro
propio ser, nuestra esencia: «Naturaleza en la natura-
leza». Al fin y al cabo, de la madre naturaleza prove-
nimos, naturaleza somos (nos guste o no) y a ella
retornaremos algún día. La medicina natural sabe
mucho acerca de la utilización de remedios ecológi-
cos, respetuosos con el medio ambiente, esto hoy
más válido y urgente que nunca, los cuales, por otra
parte, intentan minimizar la experimentación animal,
obligatoria en la medicina alopática y que tantos sufri-
mientos infringe a nuestros compañeros de planeta.
Por otra parte, muchos problemas psicológicos de hoy
en día parecen estar en relación con el alejamiento,
extrañamiento y alienación de la naturaleza y de sus
leyes, e incluso con el actuar «contra natura». Como
ejemplo, el llamado «síndrome del edificio enfermo»,
asociado a la estancia prolongada en estructuras arti-
ficiales, en el que, amén de sus consecuencias dele-
téreas sobre la salud física debido a la presencia de
contaminantes y toxinas, son patentes aquellas sobre
la salud psíquica, con síntomas como ansiedad, irrita-
bilidad, insomnio, astenia y decaimiento.
Otro aspecto básico es la concepción y abordaje
psicológico holístico, esto es, global e integrador de
las diversas escuelas, teorías, filosofías y experien-
cias, incluyendo en ellos los aspectos espirituales de
la persona, superándose una visión exclusivista y
reduccionista de la salud mental y sus problemas psí-
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quicos. Es menester y oportuno aprovechar los des-
cubrimientos de cada escuela psicológica y de cada
profesional, sin denostar ni pasar por alto ninguna, así
como tampoco sus sesgos. Biologicismo, Psicoanáli-
sis, Conductismo, Cognitivismo, Psicología Transper-
sonal… Todas tienen mucho que aportar. Como en
una obra de piano, cuantas más teclas del mismo
sepamos tocar, mejor puede ser el resultado. Como en
un holograma, más completa será la visión de conjun-
to de un problema que restringida desde un ángulo.
Así, por ejemplo, en un cuadro depresivo podrán coe-
xistir un síndrome de indefensión aprendida (conduc-
tismo), necesidad expiatoria de la culpa (psicodina-
mia), alienación del grupo social sobre el individuo
(sociología), déficit serotoninérgico (biología), desco-
nexión de la naturaleza (ecopsicología), insuficiencia
en la energía vital (medicinas orientales), sinsentido
vital (existencialismo), vivencia anticipatoria de la
muerte (psicología transpersonal)… Todo lo cual debe
ser tenido en cuenta en su abordaje para tratar de no
dejar cabos sueltos que perpetúen el problema.
Finalmente, si existe algo de lo que cierta Psiquia-
tría de tendencia reduccionista, biologicista y psicofar-
macológica, creemos debería especialmente en la
actualidad tomar nota, en estos tiempos impregnados
de materialismo, consumismo y «virtualidad», es del 35
humanismo del naturismo médico, en el que el
paciente es previo a teorías, escuelas, doctrinas, eco-
nomías, modas… Y su abordaje y tratamiento es par-
ticularizado e individualizado al caso que ocupa. En
Medicina Naturista el paciente deprimido no es una
«depresión», el paciente psicótico no es una «psico-
sis», sino una persona concreta y única que sufre un
trastorno, con unas características psicobiográficas,
caracteriales, existenciales e incluso espirituales,
específicas y especiales. «Cada cual es cada cual».
La química puede aliviar, pero no sacar algo de donde
no es posible hacerlo. Parece hacerse menester vol-
ver a poner énfasis en la psicoterapia, en el tiempo de
escucha y el espacio de expresión, en la esperanza y
confianza en la vida. Y no solo humanismo con el
paciente, sino también con el propio terapeuta, en su
formación y práctica, que no es meramente un «técni-
co». En definitiva, recuperándose, como se decía clá-
sicamente, aquello de que «la Psiquiatría es la espe-
cialidad humanista por excelencia de la Medicina».
¡Qué bueno que así sea!
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