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<<Mont Saint-Michel>>
El autor del texto es el escritor todoterreno Andrés Trapiello, nacido en 1953 y verso
suelto de las letras españolas por su personal trayectoria ajena a gustos predominantes y
escuelas literarias; este poema pertenece a Y, uno de sus poemarios publicado por la
prestigiosa editorial Pre-textos en 2018.
La aportación de Andrés Trapiello a la historia de la literatura española será -si es
cierto lo que dicen quienes lo han leído (1), - su diario: una obra titánica que sigue en
curso y que puede emparentarse a la gira Never Ending Tour de Bob Dylan, por la
envergadura y el propósito de cerrarla definitivamente con el punto y final de su propia
muerte.
La ideología del este escritor puede ser tachada de conservadora (2), aunque me
decanto a definirla como de librepensador, y bebe más del clasicismo que de las corrientes
poéticas del siglo XX, aunque también. Como cualquier escritor ha evolucionado
pasando, en su caso, de un simbolismo revisitado y algo novísimo a temas más rurales e
intimistas (3). Es el caso de Mont Saint-Michel, que entronca con la tradición elegíaca de
corte cotidiano. La tradición y su diálogo con ella se ponen de manifiesto en este poema
a través de su interpelación con otros poetas a través de citas, y a través de la utilización
de otros elementos artísticos contemporáneos como el cine –vídeo doméstico en el
poema- consigue elaborar una tradición modernizada, en el idioma de sus
contemporáneos, y no resultar trasnochado.
Andrés Trapiello es un clásico vivo y ha sido premiado numerosas veces, así como
una autoridad en algunos campos de investigación erudita (Las armas y las letras, por
ejemplo, fue un fogonazo intelectual para mí). Aunque actualmente sus opiniones
políticas o tradicionalistas lo alejan de parte de sus lectores, su prestigio como escritor,
tal vez de culto, sigue intacto.
En Mont Saint-Michel nos encontramos ante un poema hecho del tirón, es decir, sin
estrofas, o de estrofa única. Esta forma de plantearlo agiliza su lectura, al no tener saltos
estróficos no la interrumpe, y consigue agarrarnos al tema principal, aunque existan
distintas partes, reflexiones o escenas durante sus versos. Podría decir que esta forma,
como de vómito, se emparenta a esa literatura que tiene como objetivo mostrar el flujo
continuo de los pensamientos, eso sí, Trapiello la estiliza, la trabaja y pule, no es el azar
de la conciencia quien lo escribe, sino un demiurgo consciente y culto. Por lo que este
poema-bloque nos acerca a la forma sonora que tiene el monólogo interior, sin pausas,
continúo, como de río.
Nos encontramos con una mayoría de versos endecasílabos (29 veces), seguido por
heptasílabos (11 veces), un par de alejandrinos (verso 34 y 35), dos versos que se salen
de las categorías tradicionales como son el verso 15 que es un eneasílabo y el verso 19
que es un verso tridecasílabo. El porqué de estas irregularidades tal vez sea por la
presencia en ellos de los nombres de los hijos, que dinamitan sentimentalmente la tarea
artesanal del poeta otorgándole ciertas licencias. Por lo tanto podemos decir que son
versos silábicos métricos semilibres con alguna que otra licencia, que mezclan el arte
menor con el arte mayor (Ej: unas pocas semanas del verso 16 con mirándole a la cámara
con velos del verso 17).
Con respecto a la rima son versos blancos, en los que hay un esfuerzo consciente
de huir de rima, aunque podemos encontrar asonancias ligeras en algunos versos (como
trastero en el verso 3 con dedos en el verso 8; como tratara en el verso 23 con playa en
el verso 24; como paredes en el verso 27 con muebles en el verso 28). Dichas asonancias
no chirrían y podemos considerarlas como un elemento más del habla normal, que otorga
naturalidad al poema. Según su terminación es llana en la mayoría de los versos, salvo
algunos que terminan en esdrújulas (incrédulo, jóvenes, película) y uno que acaba en
agudo (tú del verso 18), que cuya función analizaré en la parte pragmática.
La entonación en este poema es en su mayoría neutra logrando una sensación de
sosiego, de masticar cada pensamiento para sacarle su esencia, pero con un tono bajo sin
estridencias, salvo cuando habla de sus hijos (del verso 15 al 25), donde un tono enfático
se reivindica con versos irregulares (los de los nombres de sus hijos) y acentos rítmicos
como el del verso 25 (todo el mar de Cartago) donde el primer pulso del verso empieza
en la primera sílaba como si fuera un golpe sobre la mesa.
Las figuras fónicas utilizadas son variadas y van desde la sinalefa para trasformar
los versos en medidas regulares como el endecasílabo y el heptasílabo, utilizada en
múltiples ocasiones, por adicción (por prótesis: y el mágico misterio que es un niño; por
epéntesis: en tan lejano ayer el infinito; por paragoge; somos ya inexpugnables…), por
supresión (metoplasmo por aféresis: que el futuro progresa hacia el origen; metoplasmo
por síncopa: acaba de encontrar en un trastero; metoplasmo por apócope: que un amigo
de entonces…). Existen también cambios de acento, aparece la antítesis, para acercarse o
cuadrar los acentos de los ritmos predominantes (Ej.: Yo acarície su cara entre mis
dedos). Como efectos de repetición podemos encontrar el verso eres tú, y eres otra, que
podría ayudar reiterar la idea de que una persona es varias en distintos tiempos vitales. Y
sutiles aliteraciones como en y unas manos igual que mazapanes, y el mágico misterio
que es un niño, cuyas emes podrían servir de una especie de zumbido que serena o incluso
que remite al tiempo tranquilizador de la infancia. También hay otra aliteración muy sutil
del fonema /c/ en nos contabas las cuitas de aquel día que puede remitir al sonido de los
pasos o el del latido y puede remitirnos a un metrónomo que enfatiza el sentido del paso
del tiempo.
El poema por lo tanto tiene un esquema rítmico, pero no está marcadísimo porque
rompe las formas tradicionales de versificación, signo inequívoco de modernidad. La
utilización mayoritaria de versos habituales en la lírica y sus excepciones también hacen
de este poema un puente hermoso entre estas dos tradiciones, la clásica y la rupturista:
“del mundo antiguo y del mundo futuro solo queda la belleza” (Pier Paolo Pasolini. La
Rabia. Escena sobre Marilyn Monroe) podríamos decir de este poema.
3. PLANO SEMÁNTICO:
El tema de este poema sería el tradicional tempus fugit revisitado por Andrés
Trapiello, no a través del clásico péndulo o reloj, sino de un instrumento de la
modernidad: el cine (en el caso del poema, una la cinta doméstica). El yo poético se
encuentra una cinta de vídeo en un trastero de un viaje con su mujer, sus hijos, asunto que
le sirve para reflexionar sobre el paso del tiempo. Al mismo tiempo que esta cinta revela
lo fugitivo de la existencia, los protege y los salva de esa misma destrucción. La cinta
será ábaco y refugio al mismo tiempo.
Al parecer esa cinta cubre un viaje del yo poético con la familia al Monte Saint
Michel en Francia, que se convertirá en la personificación del paraíso perdido y al mismo
tiempo como “cobijo frente a la tormenta”, que diría Bob Dylan, y que da título al poema.
Luego el título es una clave total de por dónde van a ir los tiros líricos.
Podemos encontrar ciertos tópicos como la belleza pasajera (sus cabellos pasaron/
eran negros) o el viaje, tanto el turístico familiar, como el viaje interior y reflexivo.
También el viaje de descubrimiento de la cinta casera podría entrar en esta categoría de
literatura de viajes.
La palabra clave o motivo dominante sería la palabra vídeo y sus variantes que
hacen alusión a ella, como película, cámara, replay y 5º39, que servirían de eje simbólico
y vertebrador del poema.
Nos encontramos una estructura que se divide en una primera parte en la que se
encuentra la cinta casera (del verso 1 al 7), otra que es el visionado y al mismo tiempo las
reflexiones que le surgen viendo a su mujer y a sus hijos, incluyendo la casa y la inclusión
de su yo poético (del verso 8 al 30) y una última que es como una conclusión de lo que
ha visto, una forma de extraer una lección de ese instante (del 31 al 45); meto también los
dos versos finales, aunque bien podrían considerarse una cuarta parte, porque son como
una solución particular al problema del paso del tiempo; el tiempo es devastador, pero su
coraza, ilusoria, es ese Monte Saint-Michel, que los perdurará y los refugiará frente a él:
memorables, a mi parecer, los más bonitos del poema los dos últimos versos.
Palabras como cara, dedos, ojos, labios, manos, mazapanes, hoyo de la playa,
paredes, muebles... dan fisicidad al poema, lo anclan a una realidad, para después
permitirse alzar el vuelo, le sirven de trampolín, en reflexiones metafísicas o filosóficas.
Ayudan a humanizar el poema, encarnan las direcciones que llevan al tema principal.
Otras como infinito, absoluto, perdidos, inexpugnables… al final del poema son más
etéreas, como quien dice, pero ayudan a elevar la anécdota sino a categoría, sí a lección
vital.
Nos encontramos también con comparaciones, con el símil de como juegan a ser
dioses los jóvenes, emparentando la juventud a la divinidad y su posterior caída,
decadencia en el tiempo, que aumenta la sensación de pérdida, de trascurso del tiempo en
el poema y en la vida. También encontramos la comparación en manos igual que
mazapanes, en la que aparece la ternura, ciertas ganas de comerse esas manitas,
emparentándolas también a un tiempo familiar de reunión y felicidad. Otra sería como si
fueras ángel que tratara/ de meter en un hoyo de la playa/ todo el mar de Cartago, clara
hipérbole, que vuelve a convertir la edad de niño en dorada. También metaforiza la casa
vacía y sin muebles como nosotros mismos por entonces, para ampliar una sensación de
esencia y pureza. El símbolo aparece con palabras como vídeo o cámara, mencionadas
anteriormente. En velos azules de lactante, ejemplo de metonimia para mencionar a los
ojos, que sublima la mirada inocente de los niños. Hasta aparece al final una potente
hipálage con negras mareas, la aparición poética de la muerte como consecuencia final y
fatal del paso del tiempo, un golpe fúnebre al final del poema, que parece definitivo.
Menos mal que nos quedará el último verso para aferrarnos a la esperanza como poética
defensa.
Como conclusión de este apartado decir que todos los elementos, recursos y
figuras literarias utilizadas sirven, están orientadas para patetizar (en el sentido
etimológico de pathos, de emocionar y conmocionar) la lectura del poema, para
emparentar al lector con el sujeto poético en su vivir normal, en sus cotidianidades, en
sus viajes turísticos, de familia, de momentos vitales cómplices.
4. PLANO GRAMATICAL.
Respecto a los tiempos gramaticales, dependiendo la parte del poema abundan los
presentes o los pasados, marcando cambios de tiempo incluso del yo lírico (de uno más
pegado a la realidad y otro más de vuelo lírico). En contados casos nos encontramos otras
formas verbales como el infinitivo en jugar a ser dioses los jóvenes, un condicional en
imperfecto de subjuntivo como si fueras ángel que tratara, y también el subjuntivo en ni
merece tal vez ser recordada, así como un imperativo en Subid cuanto queráis, negras
mareas –un epifonema o aclamación claro-; estas formas verbales, poco usadas a lo largo
del poema, elevan el discurso ya sea a base de introducir a un yo lírico más poeta que
hombre o de crear una distancia que se convierte como en una voz más omnipotente y
sabia para crear una máxima íntima, como la voz de una autoridad. En el caso de los
presentes en indicativo en sus diferentes formas (acaba de encontrar, eres, no puedo
vuelvo a dar, es, ha aparecido, son…) siempre indican una parte del poema pegada a la
realidad, al suelo de la cotidianidad que está trascurriendo en un tiempo determinado
actual. En su contraposición con los tiempos pasados que utiliza, nos dan una sensación
de cierta fragilidad del presente, o insinúan su fugacidad. Los tiempos pasados marcan
una sección del poema muy marcada, la del visionado de la película pero desde una
perspectiva reflexiva ya pasada (acaricié, pasaron, eran, contabas…). También la
existencia de adverbios como entonces, repetido dos veces a lo largo del poema, después
y ayer, enfatiza una vez más el tema principal del poema.
4. PLANO TEXTUAL.
El poema está constituido por un conjunto de textos, que van desde el título (que
pasará a ser también elemento del poema y que nos ayuda desde ya a sentirnos en un lugar
concreto, aunque misterioso), pasando por la narración de un acontecimiento (el
descubrimiento de la cinta), hasta un texto descriptivo y enumerativo (la mujer y los hijos,
la casa, el yo poético), pasando también por una fase de reflexión, lección filosófica o
monólogo interior (donde habla a lo grande, saliéndose de lo anecdotario) y acabando en
una conclusión salvadora , casi en una advertencia contra la muerte (los dos versos
finales).
5. PLANO PRAGMÁTICO.
Nos encontramos ante una elegía encubierta, eso sí con un final esperanzador de
salvación personal. Aparece un yo lírico que trata el tema de la fugacidad del tiempo y se
dirige hacia un tú (la mujer) u otros túes (sus hijos Guillermo y Rafael). Al mismo tiempo
hay un desdoblamiento, porque el yo lírico se dirige en diálogo hacia sí mismo como si
fuera otro, o porque es otro por el paso del tiempo: su yo es también el tu (a estas alturas
de la fiebre del comentario de texto, me permito esta frase un poco loca, je). Unifica esos
yoes y esos túes en un nosotros hacia el final del poema (ya son para nosotros el
compendio, somos ya inexpugnables).
Como conclusión diría que estas estratagemas sirven como función comunicativa
para mostrar un diálogo o un monólogo, familiarizando al lector en el acercamiento al
poema.
6. CONCLUSIONES.