Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Acción pedagógica: esta expresión designa el trabajo efectuado por los gentes sociales
(individuos, grupos, instituciones), para inculcar a otros agentes las significaciones (contenidos
simbólicos) propios de un cierto arbitrario cultural, lo que implica generalmente una forma de
violencia simbólica.
Arbitrario (cultural): tiene relación con hechos y procesos socioculturales, cuya existencia, de
hecho, más no de derecho, justifica su aceptación o imposición; es decir, que están desprovistos
de legitimidad. El conjunto de significaciones (códigos y sistemas simbólicos) que definen
objetivamente la cultura de un grupo, es arbitrario en la medida en que una estructura y su
función no pueden deducirse de ningún principio universal: físico, bilógico o espiritual; es decir,
no dependen ni de la naturaleza de las cosas, ni de la naturaleza humana. El árbitro cultural
dominante, en una sociedad, corresponde, en términos generales, al de los grupos o clases
sociales en posición de dominio.
Capital: los campos sociales se manejan como “mercados” o redes de intercambio de bienes
(materiales o simbólicos). Los recursos circulan y son objeto de luchas o consensos en los
diferentes campos sociales, reciben el nombre de capital. Existen cuatro variedades
fundamentales, a saber: capital económico, capital cultural, capital social y capital simbólico. A
pesar de sus diferencias, las relaciones entre estos cuatro formas de capital son estrechas, de
suerte que se transforman y reconvierten unas en otras. La distribución del capital acumulado por
los agentes de un campo determinado, es desigual según la posición que ocupe este en el sistema
de relaciones y posiciones jerarquizadas en cada campo.
Capital cultural: este asociado con la forma específica de los bienes (sistemas y códigos
simbólicos) que adoptan la cultura. A diferencia de otras formas de capital, presenta
propiedades derivadas de su carácter incorporado (ligado al cuerpo) , debido a que su
acumulación implica una interiorización realizada por medio del trabajo pedagógico de
inculcación y asimilación. El capital cultural se individualiza, y se requiere tiempo para su
adquisición; por eso, se consideran propiedades (haberes) que hacen cuerpo (habitus). El capital
cultural puede existir bajo la forma de disposiciones durables del organismo (habitus); en estado
objetivado, bajo la forma de bienes culturales, pinturas, libros, etc., y finalmente el estado
institucionalizado, que es una forma objetivación particular, como el caso de los títulos escolares
o los concursos, que tiene una autonomía relativa con relación a quien los porta. Este capital
resulta de la “alquimia” o “magia social” que se deriva de los ritos de institución, o sea, el poder
de instituir (consagrar, clasificar) del que disponen las instituciones. El capital cultural, que se
objetiva en soportes materiales como libros, cuadros, monumentos, es transmisible solo en su
materialidad; es decir en tanto capital económico.
Carisma (carismático): ideología de aquellos para los cuales las aptitudes (escolares o artísticas
por ejemplo) están ligadas a “gracias” o carismas de orden sobrenatural (externo y anterior al
portador del carisma), o sea, a “dones” capacidades o potencialidades innatas y naturales que
excluyen la influencia de las condiciones sociales de existencia y por lo tanto la acción educativa
(socialización).
Diacronía: que sucede a lo largo del tiempo. Opuesto a sincronía; es decir es lo que sucede es un
momento determinado.
Disposición: actitudes o inclinaciones para percibir, sentir, hacer y pensar, interiorizadas por los
individuos a partir de sus condiciones objetivas de existencia, que funcionan como esquemas o
principios inconsistentes de acción, percepción y reflexión. La expresión sistema de disposiciones,
típica de la obra de Bourdieu, es sinónimo de habitus.
Doxa: conjunto de opiniones comunes, creencias establecidas, ideas recibidas que se aceptan sin
discusión. Se dice también sentido común.
Epistemología: rama de la filosofía cuyo objeto es someter a examen histórico y critico los
fundamentos, principios, hipótesis y resultados de las diversas ciencias. Cuando se habla de
vigilancia epistemológica, ocurre a propósito de la necesidad de todo investigador de interrogarse
acerca de los principios que sustentan su investigación, pues generalmente los desconoce.
Estrategia: es el instrumento de ruptura entre un punto de vista objetivista y la acción sin agente
que supone el estructuralismo (al recurrir, por ejemplo, a la noción de inconsciente). La
estrategia es el producto del sentido práctico como sentido del juego, de un juego social
particular, históricamente definido, adquirido desde la infancia a través de la participación en
actividades sociales.
Etnocentrismo: tendencia no consciente de emplear, como medida de todo juicio hacia los
valores, normas y comportamientos de un grupo o individuo, los valores, normas y
comportamientos del grupo al cual pertenece.
Fetichismo (político): según la fórmula de Marx, hay fetichismo cuando “los productos de la
cabeza del hombre aparecen como dotados de una vida propia”. Los fetiches políticos son
personas, cosas, seres, que parecen no deber sino a ellos mismos una existencia que los agentes
sociales les han dado. Así, el fetichismo es el fenómeno mediante el cual una persona (caso de
fetichismo político y religioso), una cosa o un ser adquieren un poder que en realidad les ha sido
atribuido por un grupo de personas, pero olvidándolo, son idolatrados por el mismo grupo de
personas que le han confiado una misión determinada.
Habitus: concepto clave de la teoría bourdieusiana, mediante el cual se supera la oposición entre
objetivismo y subjetivismo, al permitir la articulación entre las estructuras internas de la
subjetividad y las estructuras y condiciones sociales externas.
El habitus es el sistema de disposiciones adquiridas, permanentes y transferibles que permiten
actuar, percibir, sentir y pensar de una cierta manera. Estas disposiciones son incorporadas o
interiorizadas por los agentes sociales en el curso de su vida, a partir del trabajo pedagógico y
educativo multiforme y prolongado (socialización, inculcación-apropiación). En resumen, el
habitus es un “operador de calculo inconsciente”, que nos permite orientarnos en un espacio
social sin necesidad de reflexión.
Hexis corporal: posturas, disposiciones del cuerpo; manera de mantenerse, de caminar, relación
con el cuerpo, interiorizadas por el individuo de manera inconsciente, a lo largo de su proceso de
socialización. La hexis corporal es una dimensión importante del habitus.
Illusio: (del latin ludens, que significa juego). Para superar el determinismo económico del
concepto de “interés” , Bourdieu propone la illusio, como un interés especifico a campos
económicos, sociales o culturales, en los que cada agente tiene una intención, un objetivo
definido. Existe una illusio para cada campo de relaciones sociales.
Interés (inversión): lo que motiva o inclina a actuar, lo que está en el origen de las conductas y
prácticas sociales. Es una inclinación que surge de la relación entre un campo social y un habitus,
estrechamente asociada con la noción de capital (económico, social, cultural y simbólico). La
noción de interés, en Bourdieu, supera el concepto de interés en la economía (Adam Smith), que
no es mas que un interés particular históricamente condicionado. En efecto, existen intereses
simbólicos que tiene lugar en el campo intelectual y religioso, que no buscan la rentabilidad
“económica” los participantes del “juego social” reinvierten, en sus luchas, todo o parte de su
capital acumulado, empleando diversas estrategias de inversión.
Objetivismo: actitud intelectual que consiste en buscar sistemáticamente las “leyes objetivas”
que gobiernan la realidad social (supuestamente del mismo tenor de las que gobiernan el mundo
físico). Esta posición plantea la primacía de los factores extrínsecos que determinan sujetos o
agentes sociales, a los cuales considera como simples objetos cuasi naturales. En otros términos,
el sujeto está sometido a leyes o estructuras lingüísticas y económicas que hacen de su conciencia
sea puro epifenómeno.
Positivismo: punto de vista filosófico y científico, pariente del empirismo, según el cual “los
hechos hablan por si mismos”.
Ritos de institución: mecanismos que disponen las instituciones (campos) para consagrar o
legitimar los limites y las diferencias (jerarquizaciones) que están en la base de toda organización
social. El rito consagra la diferencia (entre, por ejemplo, el casado y el soltero, el joven y el
viejo, el hombre y la mujer, el sacerdote y el profano, el profesional y el lego).
Sentido práctico: los agentes sociales se orientan en sus prácticas sociales por el sentido práctico
espontaneo e inconsciente, presente en la lógica del funcionamiento del habitus, antes de la
presencia de objetivos racionales, planes, normas o códigos explícitos. Bourdieu habla de
correspondencia entre las conductas así definidas por el habitus y las prácticas sociales, mediante
una especie de “orquestación sin director de orquesta”.
Subjetivismo: posición que consiste en poner al sujeto (ser humano) o a la “naturaleza humana”
por encima de la “naturaleza de las cosas”. Así, el hombre que es un sujeto (y no un objeto)
capaz de libertad cuasi absoluta, que escapa a los determinismos, a las leyes sociales, y
trasciende las estructuras. Además, el sujeto (la persona) es portador de un “temperamento”,
carácter de una personalidad que le define como un conjunto singular de dones, virtudes,
cualidades, etc. Esta tendencia privilegia la innovación social y el cambio de estructuras.
Simbólico: termino muy utilizado en antropología, concerniente a los modos de expresión de toda
actividad humana cargada de sentido y significación; es decir, propia del dominio de las
representaciones. Se opone con frecuencia a material (ejemplo: ganancia material o ganancia
simbólica). Las lucha simbólicas tienen como objeto el reconocimiento y la legitimidad. La
violencia simbólica es el efecto de censura, inherente a todo acto de imposición simbólica.