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Hans Felten y Sara Belén han hablado sobre sus similitudes con el teatro debido a
las tres unidades clásicas de tiempo, espacio y tema, además de por la alta
interesante verla en ese formato), no la encuentro viable para clasificar el texto tal
como está: es necesario, tal cual lo han dicho y hecho los diversos autores, realizar
categoría de similitudes. Por ello, en este trabajo, analizaré el texto del autor
español con la intención de probar que es posible reclasificarla dentro del género
cuento.
En este caso, el paratexto específico sobre el que trabajaré, con la idea de que
genérica, que
es un anexo del título, más o menos facultativo y más o menos autónomo
según las épocas o los géneros, y por definición remático, en tanto destinado
a hacer conocer el estatus genérico intencional de la obra. Este estatus es
oficial, en el sentido que el autor y el editor quieren atribuir al texto, y ningún
lector puede ignorar esta atribución (Genette 83).
o bien las dos. Pero la indicación puede volver a aparecer en otros lugares”
tener contacto con dicho paratexto —es posible, por ejemplo, que en algunas
el tipo de narrador, por ejemplo, que algunos autores 1 toman en cuenta para
diferenciar entre uno y otro género, ya que tanto en la novela como en el cuento es
para Poe el cuento debe siempre escribirse en función del final y en la menor
cantidad de páginas posible (602), y para Pliglia, un cuento cuenta dos historias y es
un tiempo definido” (478). Sin embargo, coincide en que “el desenlace en el cuento
tradicional suele ser sorpresivo o violento. Desde la primera línea, todo en el cuento
que dentro de este tipo de textos es posible que predomine tanto la narración como
los diálogos o que haya una mezcla de ambos (481); que, usualmente, en el cuento
(484). Igualmente, señala que “la novela corta —o cuento largo— posee
exactamente las mismas características del cuento literario” (482); cuestión que
resulta de suma importancia para entender la razón por la cual la extensión del texto
uno y otro.
Además, Piña-Rosales cita a Matthews, quien apunta que “a true Short-story differs
from the Novel chiefly in its essential unity of impression . . . it shows one action, in
Por su parte, Alvarado Vega, a partir de las ideas de Horacio Quiroga, explica que
“en el cuento nada debe quedar al azar” (100) para que este “expres[e] una historia
misma forma, menciona que es una “expresión de fuerte tensión” (105) y, aunque
Quiroga cree que el cuento no debe sobrepasar las 3500 palabras, él opina que hay
cuento]” (107).
En “Estructura y morfología del cuento” se explica que, dentro de dicho género, “por
corto o largo que sea [el texto], es siempre un todo armónico y concluido” (54); que
los cuentos, cualquiera sea su extensión” (55); que “lo principal en él es el suceso y
2Estas tres características son, de hecho, las tres unidades clásicas del teatro que mencioné al
principio del trabajo y por las cuales se han hecho diversas adaptaciones al teatro de los textos de
Tomeo.
no leemos un cuento con los mismos ojos que siguen una novela o mediante
un tratado científico . . . Un cuento es operación estricta del ojo: atención al
estado puro (69),
lo cual hace énfasis en la importancia de la etiqueta con la que se presenta un texto
Dentro del mismo texto se cita a Ballard, quien postula que el cuento “no representa
más que una escena” (72); de forma que “[agota] por intensidad una situación” (73),
una atmósfera a diferencia de otras formas épicas, [como el cuento], que refieren
una acción concreta, de línea y curso muy definidos” (Ortega y Gasset 51-52); la
novela no se centra en una acción, sino que “[su] esencia . . . está . . . en lo que no
es ‘pasar algo’ en el puro vivir, en el ser y el estar de los personajes, sobre todo en
novela es que en la segunda hay cabida para todo tipo de temas, “dentro de la
novela cabe casi todo: ciencia, religión, arenga, sociología, juicios estéticos” (Ortega
y Gasset 65); esto, por supuesto, amplía el panorama y hace que la atención no se
y Krugger; en una sola acción, la entrevista que se lleva a cabo entre ambos; en un
tiempo determinado, desde las dos de la tarde (hora en que comienza la entrevista)
hasta el momento en que acaba el horario de trabajo del entrevistador —cuando ya
habían tenido que encender una lámpara porque la luz del sol se había agotado
(Tomeo 96), quizá alrededor de las siete de la noche—, es decir, unas pocas horas,
y en una única locación, la oficina de Krugger. Quizá algunos opinarían que las
historias sobre las madres de ambos sujetos introducen más personajes, más
acciones, más tiempo y más lugares; sin embargo, yo considero que todo lo dicho
hecho y que, lejos de romper con lo anterior, es lo que da forma a esa segunda
historia secreta de la que habla Pliglia. Incluso los pasajes que podrían parecer más
alejados y sobrantes abonan a la trama; por ejemplo, los momentos en los que se
totalmente acorde con lo que se nos está narrando: “Lo que sucede (le digo) es que
También, de acuerdo con las ideas de Moravia, los personajes de Amado monstruo
sino que se centra en las acciones —dejando así espacio para intuir por qué sucede
[Krugger] tiene ojos azul porcelana que armonizan con el color de su corbata,
pelo rubio paja, mejillas sonrosadas y nariz afilada de canónigo intrigante. Su
aspecto en líneas generales resulta afable . . . Habla con un ligero acento
extranjero arrastrando las erres y oscureciendo las vocales . . . Le digo que
3Digo “directamente” porque me parece que no es necesario decir abiertamente qué ideología se
tiene, qué Ética se practica, etc. para que quienes nos rodean puedan darse cuenta bajo qué
directrices nos manejamos. En la novela, por ejemplo, es evidente que ninguno de los personajes es
feminista, al contrario, y no hace falta que lo digan.
me llamo Juan D., que he cumplido ya los treinta años, que perdí a mi padre
cuando yo era todavía un niño y que vivo con una madre que me idolatra,
pero que me hace la vida imposible (Tomeo 7 y 8).
Además, como lo mencionan diversos autores —de los que ya hablé, por supuesto,
pero no son los únicos, ya que la extensión de este trabajo no permite explorar la
vasta cantidad de teóricos que trabajan al respecto—, el final en este texto de Javier
Tomeo es inesperado, sorpresivo, llega de repente y deja claro que todo lo anterior
En ese momento, por fin, lo veo todo muy claro. Y se lo digo sin rodeos,
mirándole a los ojos y sin dar a mi descubrimiento más trascendencia que la
que pueda darse a un hallazgo entre nuestros papeles de una multa ajena.
Fue usted quien mató a su madre (le digo), fue usted quien puso los
garbanzos en la escalera . . . Fue usted, susurro, señalándole con el índice
(108 y 109).
De este modo, la única característica con la que Amado monstruo no cumple para
algunos de los autores que expuse en este trabajo—, el mayor o menor número de
otro género, sobre todo cuando están presentes particularidades tan precisas como
lo son el contar con un doble hilo argumental (uno explícito y otro “oculto”), con un
final sorpresivo y revelador, con los elementos precisos para la historia (ni más ni
menos), con pocos personajes, con una cantidad corta y definida tiempo, y con un
disposición del lector tenderá hacia acabarlo de una sentada (como decía Poe),
explicada.
detalles —por ejemplo, el diálogo arriba citado de la página 88 referente a que los
4“Debe entenderse como el sistema de referencias que surge para cada texto cuando se publica. Tal
sistema se constituye de relaciones entre lo que el lector entienda por género literario, forma artística
y temas de los textos conocidos anteriormente. De este conocimiento previo dependerá lo que el
lector espere del nuevo texto, aunado al conjunto de señales y referencias que este texto le aporte”
(Rodríguez 4).
5Debido a la tradición que considera al largo de una historia como un parámetro aceptable para
distinguir entre géneros.
mucho más probable que el receptor preste mayor atención a cada minucia y le
Alvarado Vega, Óscar. “El relato perfecto: teoría del cuento en Horacio Quiroga”.
Espiga. ene.-dic. 2007: 99-110. Digital.
Brescia, Pablo A. J. “La teoría del cuento desde hispanoamérica”. Actas XIII
Congreso AIH (Tomo III). 600-605. Digital.
Felten, Hans. “Javier Tomeo, Amado monstruo: una lectura plural”. AIH Actas XI.
1992: 280-285. Digitalizado.