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Terremotos y

sismos
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También se los denomina “movimientos telúricos” o seísmos. Son movimientos violentos de la
corteza terrestre que pueden causar grandes daños en la superficie terrestre, dañando
estructuras edilicias, casas, construcciones en general, y provocando cuantiosas pérdidas
humanas.
Un terremoto o sismo se produce cuando se libera energía acumulada en la corteza terrestre
por distintas causas:

Choque o desplazamientos de placas tectónicas: La corteza terrestre está dividida en varias


placas que se desplazan lentamente. Cuando dos placas se encuentran en un punto de
fricción, la energía se acumula hasta que la presión es demasiado grande y se libera en
forma de terremoto.
Actividad en fallas tectónicas: La superficie terrestre posee numerosas fallas superficiales,
que son verdaderas grietas en los relieves. Estas grietas también se activan por acción de la
Tectónica de placas o por actividad volcánica o por movimientos laterales y convectivos de
la corteza. Sus sismos pueden ser de menor magnitud que los provocados por placas
tectónicas, pero en ocasiones han causado cuantiosas pérdidas y muertes.
Actividad volcánica: La erupción volcánica puede hacer estremecer el suelo a varios
kilómetros a la redonda, debido a las fracturas del cono volcánico que el magma provoca al
ascender por las chimeneas. Sus manifestaciones son locales, pero dependiendo de la
intensidad del estallido del volcán, puede afectar más regionalmente.
Actividad antrópica: Algunas actividades realizadas por el hombre, por ejemplo, la
excavación de túneles para minería subterránea, la minería a cielo abierto o el fracking
suelen también generar movimientos telúricos locales.

El punto donde se origina un sismo se denomina “Hipocentro”. La radiación recta hacia la


superficie, es decir, el punto más cercano al hipocentro en la superficie terrestre es el
“Epicentro”, y los movimientos que se dispersan de forma radial centrífuga, en donde la
magnitud desciende a medida que avanza en superficie, son las “ondas sísmicas”.

ONDAS
SÍSMICAS

EPICENTRO

HIPOCENTRO

FALLA

ONDAS
SÍSMICAS

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Los terremotos se registran a partir de aparatos llamados: sismógrafos o acelerógrafos. Se trata
de una masa pendular, basado en un principio de inercia de los cuerpos, que permanece en
reposo, hasta que se activa por un sismo, y por medio de una aguja, grafica en un sinfín de papel
los movimientos terrestres. Los sismógrafos son tan sensibles que sienten incluso mínimos
impulsos.

A los sismógrafos los completa dos formas de mediciones o escalas, que son los que van a
calificar el terremoto: La Escala de Richter, que mide Magnitud en una escala del 1 al 10, y la
Escala de Mercalli, que mide intensidad de daños, en una Escala del I al XII. Un terremoto de
magnitud 3 Richter puede ser apenas perceptible, mientras que uno de magnitud 7 puede
causar daños significativos en estructuras.

A continuación en el siguiente cuadro se observan las diferencias.

Fuente: cuadrocomparativo.org/

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Los terremotos pueden causar una serie de efectos, dependiendo de su magnitud y ubicación.
Pueden desencadenar tsunamis, si el terremoto se produjo en el fondo marino. Los tsunamis
pueden causar inundaciones devastadoras en las zonas costeras. También pueden provocar
deslizamientos de tierra, avalanchas o incluso erupciones volcánicas, licuefacción del suelo,
destrozos en ciudades, caídas de puentes, etc.

Las zonas sísmicas más activas en el mundo se encuentran a lo largo de los bordes de las placas
tectónicas. Algunas de las zonas sísmicas más conocidas incluyen el "Cinturón de Fuego del
Pacífico", que rodea el Océano Pacífico y es conocido por su actividad sísmica y volcánica
intensa, y la falla de San Andrés en California, Estados Unidos.

Los sismos poseen una gran clasificación, dependiendo del origen en el que ocurren.
Nombraremos sólo algunos de ellos:

Sismos Interplaca: Se producen cuando la energía acumulada en el choque de placas, por el


cual una subduce bajo otra, es liberada generando el movimiento de las mismas. Suelen ser
muy enérgicas y con magnitudes muy altas. Si se producen en el fondo oceánico, generan
maremotos.
Intraplaca de profundidades intermedia y elevada: Sismos muy parecidos a los de
subducción, pero mucho menos comunes, ya que se producen en el interior de la placa y no
en los límites entre placas. Las profundidades de estas fallas van desde cincuenta a cientos
de kilómetros, en la zona de Benioff. También son altamente destructivos.
Superficiales o corticales: Se deben a deformaciones producidas a baja profundidad en el
interior de una placa continental como consecuencia de la convergencia de placas
tectónicas.
En el interior de una placa oceánica: Se deben a los esfuerzos y deformaciones a los que se
encuentra sometida una placa oceánica. Un caso especial es el esfuerzo de flexión que esta
sufre en el punto de inicio de su subducción.
Por falla transformante: Se deben al desplazamiento lateral de una placa tectónica con
respecto a una placa vecina. En muchos casos se extienden más allá de la zona de contacto
propiamente tal, a causa de esfuerzos transmitidos.
Terremotos inducidos: Se denomina sismo o terremoto inducido a los sismos o terremotos,
normalmente, de magnitud muy baja (temblores), producidos como consecuencia de
alguna intervención humana que altera el equilibrio de fuerzas en la corteza terrestre.

Para reducir los riesgos de los terremotos, se llevan a cabo medidas de prevención y
preparación. Estas pueden incluir la construcción de estructuras resistentes a los terremotos, la
educación pública sobre la preparación para terremotos y la implementación de sistemas de
alerta temprana. (Ver “Riesgo y Prevención sísmica en la Argentina. 8 de mayo – Día Nacional de
la Prevención Sísmica”. En: Revista ProfesGeo 2, Año I, mes de mayo 2022).

En resumen, los terremotos y sismos son eventos naturales que ocurren debido a la liberación
de energía acumulada en la corteza terrestre. Pueden causar daños significativos y
desencadenar otros fenómenos naturales, por lo que es importante estar preparado y tomar
medidas de prevención.

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MANTENGA LA
CALMA. NO MANTENER LA CALMA EN
ENTRE EN TODO MOMENTO
PÁNICO.

¿QUÉ HACER
EN UN
TERREMOTO?

ENCUENTRA UN TRIÁNGULO DE LA VIDA


DETENTE,
AGÁCHATE, ACERCATE A UN
CÚBRETE Y OBJETO GRANDE Y
ESPERA. VOLUMINOSO.

PONTE EN POSICIÓN
FETAL.

PREPÁRATE CON
ANTICIPACIÓN
HAZ UN KIT DE EMERGENCIA
AGUA
ALIMENTOS NO
PERECEDEROS
LINTERNA
SILBATO
RADIO A PILAS
BATERÍAS
ADICIONALES
KIT DE PRIMEROS
AUXILIOS
MEDICAMENTOS
HERRAMIENTAS
MULTIUSOS
ARTÍCULOS DE
TEN UN PLAN HIGIENE PERSONAL

HABLE ACERCA DE LOS


TERREMOTOS CON SU FAMILIA.
HAGA UN PLAN DE EMERGENCIA
SOBRE QUÉ HACER EN CASO DE UN
TERREMOTO.

HABLAR CON ANTICIPACIÓN AYUDA A


REDUCIR EL MIEDO, ESPECIALMENTE
EN LOS NIÑOS MÁS PEQUEÑOS.

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Erupciones
volcánicas
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Las erupciones volcánicas son fenómenos naturales en los que el magma, gases y partículas
sólidas, que se encuentran en el interior de la Tierra, son expulsados desde un volcán hacia la
superficie de la Tierra, por acción de las temperaturas extremadamente calientes del interior.
Cuando el magma genera una fuerte presión, esta necesita liberarse por grietas y fisuras, que
son parte de los conos volcánicos y rompe la corteza superficial, provocando así la erupción
volcánica.

Estas erupciones pueden tener diferentes niveles de intensidad y pueden ser explosivas o
efusivas, dependiendo de la composición del magma, de la viscosidad y elementos disueltos en
el magma.

Erupción volcánica explosiva, Donde el magma, rico en gases se acumula en la cámara


magmática del volcán, generando una gran presión. Cuando esta presión sobrepasa la
resistencia de las rocas que obstruyen el conducto volcánico, se produce una explosión
violenta, liberando una gran cantidad de gases, cenizas y rocas volcánicas al aire, estos
últimos llamados piroclastos. Estas explosiones pueden crear columnas de cenizas y gases
que se elevan varios kilómetros en la atmósfera. Algunas de estas erupciones, conforma un
importante riesgo ambiental, debido a que el efecto puede alterar el clima, incluso por años.
Erupciones volcánicas efusivas, el magma líquido fluye más fácilmente a través del
conducto volcánico y se desplaza hacia la superficie de manera más suave. Pueden
producirse flujos o coladas de lava, que se desplazan por las laderas del volcán y pueden
llegar a cubrir grandes áreas.

Además, las erupciones volcánicas se subdividen de manera más minuciosa, según la geología
de la cual emergen, y pueden ser:

Erupciones magmáticas: Se producen cuando el magma sale a la superficie en forma de


lava, ceniza o piedra pómez. Según la forma del volcán se denominan erupción islándica,
hawaiana, vulcaniana, plineana y peleana.
Erupciones freatomagmáticas: Se producen cuando el magma interactúa de manera
directa con una gran masa de agua (como en el océano, el mar o aguas subterráneas) por lo
que la magnitud de la explosión submarina no siempre se puede ver desde la superficie
terrestre. Según la forma del volcán se denominan erupción surtseyana, submarina o
subglaciar.
Erupciones freáticas: Se producen cuando el magma (que se encuentra a una temperatura
de extremo calor entre 600º y 1100º C) toma contacto con un volumen de agua que se
calienta de manera brusca, generando vapor a muy alta presión. Surge una gran explosión
conformada de vapor, agua, ceniza y sedimentos, pero a diferencia de los demás tipos de
erupciones, el magma no suele ascender a la superficie terrestre.

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Las erupciones volcánicas pueden generar diferentes efectos y consecuencias:

La liberación de gases y partículas volcánicas puede afectar la calidad del aire, producir
lluvia ácida y provocar dificultades respiratorias en las personas. También pueden alterar el
clima mundial, ya que aumentan las partículas del aire, colaborando con el aumento del
efecto invernadero.
Además, las explosiones y los flujos de lava pueden destruir infraestructuras y comunidades
cercanas al volcán.
La ceniza volcánica también puede afectar la aviación, ya que puede entrar en los motores y
dañar las aeronaves.
Se producen traslados masivos de las poblaciones cercanas, comunidades que se ven
obligadas a abandonar sus tierras para escapar de la lava o de los flujos piroclásticos, los que
son capaces de arrasar y sepultar todo a su paso.
Se produce una escasez temporaria de alimentos y de agua. Las cenizas enturbian y
contaminan los cursos de agua y arruinan los suelos fértiles.

Sin embargo, las erupciones volcánicas también tienen un impacto positivo. Los materiales
ejectados durante las erupciones pueden enriquecer los suelos cercanos, favoreciendo la
agricultura. Además, los volcanes también pueden brindar hábitats únicos para ciertas especies
de plantas y animales.

Es importante tener en cuenta que los volcanes pueden ser monitoreados por científicos y
vulcanólogos para predecir y mitigar los riesgos asociados a las erupciones.

Lo más importante, en caso de vivir en una zona cercana a un volcán, es acudir a las
autoridades locales para que faciliten toda la información necesaria para que todo el pueblo
conozca sobre este riesgo.

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De todos modos, existen algunas medidas generales de seguridad para tener en cuenta en caso
de presenciar una erupción volcánica. Es importante considerar:

Mantenerse alejado de las zonas donde hay volcanes que fueron detectados como activos.

En caso de vivir cerca de una zona con un volcán activo, conocer una ruta de evacuación y
tener un vehículo que cuente siempre con una reserva de combustible.

Conocer el plan de emergencia establecido por las autoridades locales para saber cuáles
son las rutas de evacuación y puntos de encuentro acordados.

Tener un kit de emergencia que contenga: gafas de seguridad o una máscara, una linterna,
ropa que proteja las extremidades y una radio con baterías cargadas.

Si por alguna razón no se puede evacuar la zona, cerrar bien las puertas y las ventanas, y
bloquear cualquier otro orificio que se comunique con el exterior (como la chimenea) para
evitar que ingresen las cenizas.

La ceniza volcánica es roca pulverizada, sumamente dañina. Dificulta la respiración y


también puede dañar los motores y maquinarias, por lo que es importante evitar conducir a
través de una nube de ceniza. Si el automóvil se quedó en medio de la carretera, es
fundamental moverlo hacia un costado para evitar accidentes.

Las cenizas pueden tornar resbaladizas las carreteras, por lo que es recomendable evitar
rutas sinuosas entre los valles. Es importante conducir a una velocidad reducida para no
perder el control en caso de imprevistos.

Evitar las zonas de depresiones del terreno donde suelen acumularse los gases más nocivos
que pueden permanecer incluso durante un largo tiempo después de la erupción volcánica.

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Fuente: SEGEMAR
Tornados y
trombas marinas

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Un tornado es fenómeno meteorológico, en el que una masa de aire forma un remolino que
gira sobre un eje a gran velocidad angular. Es uno de los eventos meteorológicos más peligrosos
y destructivos.

Sus vientos giran en forma de embudo desde la base de una nube de tormenta hacia la
superficie terrestre. Generalmente van acompañados de lluvias y granizo y pueden alcanzar los
500 kilómetros por hora. Es un fenómeno meteorológico que se puede predecir con muy poca
anticipación, y aunque suelen ser de corta duración (desde pocos segundos hasta 1 hora, con
promedio de 10 minutos), pueden producir grandes daños sobre la superficie terrestre.

Los tornados son impredecibles, lo que también los vuelve muy peligrosos. Casi siempre se
forman sin previo aviso, se mueven rápidamente y pueden cambiar de dirección en cuestión de
segundos, y esto los hace aún más difíciles de anticipar.

Un tornado se forma cuando una masa de aire cálido y húmedo se encuentra con una masa de
aire frío y seco. Esta colisión de masas de diferentes temperaturas y humedad puede producir
tormentas eléctricas y fuertes corrientes ascendentes de aire.

Cuando una corriente de aire caliente y húmedo ascendente, se encuentra con aire frío y seco
en la atmósfera superior, se produce una zona de inestabilidad. Esta inestabilidad puede causar
que la columna de aire caliente forme una nube de tormenta.

Dentro de la nube de tormenta el aire caliente y húmedo continúa ascendiendo mientras el


aire frío y seco desciende, lo que crea una rotación de viento en la atmósfera. Esta rotación
puede intensificarse y producir un vórtice de aire que desciende desde la nube de tormenta
hasta la superficie terrestre.

A medida que el vórtice de aire desciende puede aumentar su velocidad de rotación y


succionar aire hacia el tornado. Esto puede hacer que el tornado crezca en tamaño y fuerza, lo
que aumenta la velocidad de los vientos y la cantidad de daño que puede causar.

Suelen tener unos 75 metros de ancho de promedio. La mayoría de los tornados registran
vientos que alcanzan velocidades de entre 65 y 180 kilómetros por hora, aunque los de mayor
intensidad de la historia han superado los 400 kilómetros por hora. Pueden tener un ancho de
unos pocos metros hasta más de 2 kilómetros.

Fuente: Servicio Meteorológico nacional

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Las trombas marinas, su formación es semejante, pero suelen formarse sobre la superficie del
mar.

Se distinguen distintos tipos de tornados, según su formación, tamaño, duración e intensidad,


los que se clasifican de la siguiente manera:

Tornados supercelulares: Se forman a partir de tormentas eléctricas de gran intensidad.


Son tornados violentos y destructivos.
Tornados no supercelulares: Se forman a partir de tormentas eléctricas más pequeñas.
Suelen ser tornados de menor intensidad que los supercelulares.
Tornado de vórtices múltiples: Se trata de dos o más columnas de aire que giran en torno a
un eje común, lo que da origen a varios vórtices o “puntas” del tornado.
Tornado satélite: Se trata de dos tornados (uno grande y otro chico) que se encuentran o se
forman muy cerca, por lo que el de menor tamaño orbita al mayor y gira junto a él como si
fuera un satélite (de allí su nombre).
Tornados de cuña: Se caracterizan por tener forma de cuña o “V” invertida, con una base
ancha y una punta angosta.
Tornados de cuerda: Se caracterizan por ser muy angostos, con forma de cuerda extendida
desde la superficie hacia las nubes. Suelen ser menos destructivos que los tornados clásicos.
Tromba marina: Se trata de un tornado que se forma sobre el mar o un cuerpo de agua de
gran tamaño. Pueden ser tornados formados directamente sobre el agua o que se
desplazaron desde tierra firme hacia el agua.

Los tornados suelen ir acompañados de una tormenta, lluvias y vientos huracanados. Por lo que
sus consecuencias suelen ser más o menos devastadoras, dependiendo de la velocidad de los
vientos y de su duración. Por lo general pueden arrancar árboles, tejados y objetos de menor
tamaño. Estos objetos pueden ser arrastrados y arrojados a gran velocidad y distancia por la
fuerza de los vientos del tornado. También pueden ser muy peligrosos para las personas que no
se encuentran en refugios seguros durante el paso del tornado. Pueden ser arrastradas por el
viento y golpeadas o aplastadas por los objetos que el tornado hace volar.

El paso de los tornados suele producir también interrupción de los servicios básicos. La
voladura de postes y cables puede dejar a las zonas afectadas sin luz, conectividad o teléfono.

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El ciclo de vida de los tornados se compone de tres fases:
Formación. Por lo general, los tornados se originan en un sistema de tormentas. El aire
caliente y húmedo asciende y el aire frío y seco desciende. Esta diferencia de temperatura,
presión atmosférica y humedad crea un vórtice de aire que comienza a girar e inicia la
formación del tornado.
Madurez. Una vez formado el tornado puede crecer hasta su máximo tamaño en pocos
minutos. Esta fase es la más destructiva del tornado porque alcanza su máxima velocidad
de rotación. Es también cuando adquiere la típica forma de embudo de los tornados.
Disipación. En la etapa final del tornado, la falta de aire cálido y húmedo debilita el vórtice y
lo hace delgado como una cuerda, antes de perder lo último de energía y disiparse.

Se han observado tornados en todos los continentes, excepto en la Antártida, pero en su


mayoría (aproximadamente el 75 %) se producen en los Estados Unidos. En ese país el 80 %
de los tornados suceden en la región conocida como “Tornado Alley”, en los estados de Dakota
del Sur, Nebraska, Kansas, Oklahoma, Iowa y Texas.

También es frecuente su formación en el centro-sur de Asia, el sur africano, el sudeste de


Australia y Nueva Zelanda y en algunos lugares de América del Sur.

Ante la presencia de un tornado, se indica tomar las siguientes precauciones:


En una vivienda, recluirse en la habitación más alejada de las ventanas.
Al aire libre, refugiarse en algún edificio, vivienda o estructura cercana.
En un vehículo, detenerlo y buscar refugio en un lugar seguro fuera del auto.
En todos los casos las recomendaciones siempre indican mantener la calma, mantenerse
informado, no manipular objetos ni tocar los cables y cubrirse la cabeza y el cuerpo.

Los tornados tienen una forma de medición. La intensidad de los tornados se mide mediante la
escala Fujita Mejorada (EF), también conocida como Escala Fujita-Pearson. Esta escala clasifica
a los tornados según el daño que causan en una escala de EF0 a EF5, en la que la EF5 representa
a los tornados más destructivos y la EF0 a los menos destructivos.

Fuente: www.tormentasdebuenosaires.blogspot.com
Pasillo de los Tornados en Sudamérica

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Huracanes o
ciclones tropicales
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También llamados: Ciclón, Tifón, Tormentas tropicales o Depresión tropical.

Es un fenómeno meteorológico de la atmósfera baja, que consiste en un sistema de tormentas,


unidos por un centro de baja presión cerrado y cálido, que atrae vientos más frescos, lo que
genera inmenso remolina con mucha velocidad y abundantes lluvias se han llegado a medir
hasta 400 km/h, ocasionando intensísimas lluvias.

Su máximo diámetro alcanza aproximadamente los 1.000 kilómetros y puede llegar a tener
unos 10 km de altura. Es capaz de producir vientos con velocidades superiores a los 200 km/h.
En ocasiones se h

Los huracanes se forman debido a la combinación de diferentes factores. En primer lugar, se


requiere una fuente de calor, que generalmente proviene del agua cálida del océano
intertropical. Luego, se necesita una atmósfera inestable, en la cual el aire caliente y húmedo en
la superficie ascienda rápidamente. Esto crea una zona de baja presión en la superficie que
succiona aire fresco y húmedo desde áreas circundantes.

A medida que el aire caliente y húmedo asciende, se condensa y forma nubes de tormenta. La
liberación de energía durante este proceso de condensación libera aún más calor, lo que
alimenta aún más el sistema.

A medida que más aire se aleja de la zona de baja presión en la superficie, se genera un patrón
de vientos en espiral alrededor del centro de la tormenta. A medida que estos vientos se
fortalecen y se organizan, se forman bandas de lluvia y tormentas más intensas.

Finalmente, si las condiciones son favorables y el sistema de tormenta continúa ganando


fuerza, puede convertirse en un huracán cuando los vientos alcanzan una velocidad sostenida
de al menos 119 kilómetros por hora.

Existen diferentes tipos de huracanes. Según la escala de Saffir-Simpson, se pueden establecer


las siguientes categorías:

Depresión tropical: se caracteriza por ser un grupo de tormentas con vientos de hasta 63
kilómetros por hora.
Tormenta tropical: es en esta fase donde se le asigna un nombre y el movimiento de los
vientos se hace más circular. Se intensifica hasta desarrollar vientos de entre 63 a 117
kilómetros por hora.
Huracán: la tormenta tropical se convierte en Huracán con vientos superiores a 118
kilómetros por hora.

Los huracanes, a partir de aquí, cuentan con una escala clasificatoria:

Clase 1: vientos de entre 118 y 153 kilómetros por hora.


Clase 2: vientos de entre 154 y 177 kilómetros por hora.
Clase 3: vientos de entre 178 y 209 kilómetros por hora.
Clase 4: vientos de entre 210 y 249 kilómetros por hora.
Clase 5: El más peligroso de todos, con vientos de más de 250 kilómetros
por hora.

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Las tormentas tropicales y los huracanes traen vientos fuertes, lluvias intensas, marejadas
ciclónicas (aumento en el nivel del agua), inundaciones y tornados. El cambio climático ha
provocado que los huracanes se fortalezcan más rápido y traigan lluvias más intensas. La causa
más común de muerte durante un huracán es el ahogamiento. Estas tormentas son peligrosas y
pueden causar daños en lugares lejos de la costa.

A la hora de tomar prevención de los huracanes, es necesario:


Determinar la mejor protección de los vientos fuertes y las inundaciones.
Tener un plan para evacuar y un plan para refugiarse de manera segura.
Si se indica que debe evacuar, hágalo de inmediato
Planificar con mucha anticipación si se necesita ayuda para irse o usar transporte público.
Aprender habilidades de emergencia y primeros auxilios.
Estar preparado para vivir sin electricidad, gas ni agua. Los servicios públicos pueden no
funcionar. Planificar para sus necesidades eléctricas, incluso teléfonos celulares y equipo
médico. Tener en cuenta que la inundación puede suceder rápidamente. Cuente con un
plan para evacuar rápido antes de que las aguas de inundación lo alcancen.
Cree un equipo personal de apoyo de personas a las que pueda asistir y puedan asistirlo.
Planifique mantenerse conectado
Regístrese para recibir alertas de emergencia gratuitas de su gobierno local.
Planifique hacer un seguimiento del clima y las noticias locales.
Tenga una batería de respaldo o una manera para cargar su teléfono celular.
Reunir comida, agua y medicamentos.
Organizar sus suministros en un kit de salida y en un kit para quedarse en casa.
Guarde los registros personales, financieros y médicos en un lugar seguro y de fácil acceso.

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Sequías

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La sequía es un fenómeno climático en el cual se produce una escasez de agua en una región
durante un período prolongado de tiempo, esto es debido a un período de escasa cantidad de
lluvias, o una merma en el caudal de los ríos. Durante todo ese tiempo, los escasos recursos
hídricos no alcanzan a abastecer la demanda hídrica de todos los seres vivos (vegetales,
animales y habitantes) de la región afectada.

Se caracteriza por la disminución de las precipitaciones y la falta de agua en ríos, lagos,


acuíferos y suelos, lo que puede tener consecuencias negativas para la agricultura, la ganadería,
el suministro de agua potable y el ecosistema en general.

La sequía puede ser provocada por factores naturales, como la falta de lluvias, o por factores
humanos, como el mal manejo de los recursos hídricos. Y puede durar años en desaparecer, lo
que puede derivar en hambruna para muchas personas del territorio.

En el caso de que una persona se encuentre en una zona afectada por la sequía, sea esta la
vivienda particular, los lugares de trabajo o escuela, o los lugares de vacaciones, es preferible
seguir estos consejos:

Especialmente en época de sequía, ahorrá agua en el consumo diario.


Utilizá sistemas de riego que permitan un mejor aprovechamiento del agua.
Mantené constantes medidas de higiene: no acumular basura y controlar los insectos y
cualquier tipo de plagas. Todo esto puede evitar enfermedades.
Bajo ninguna circunstancia realizar quema de basura, pastizales o cualquier corteza vegetal.
Esto puede provocar incendios forestales.
Almacená agua de lluvia y utilizarla para regar.
Agendá los números locales de Protección Civil, Bomberos y Policía.

Recomendamos la lectura de la Edición especial para suscriptores “17 de junio – Día Mundial de
la lucha contra contra la seguía y la desertificación.” Publicada durante el mes de junio de 2023.

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Inundaciones

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Las inundaciones son desbordamientos y acumulación de agua, en áreas de tierra que
habitualmente se encuentran secas y pueden afectar a personas, animales, infraestructura,
viviendas y cultivos. También pueden provocar deslizamientos de tierra y dañar caminos y
puentes. Ocurren cuando existe un exceso de agua que no puede ser absorbido por el suelo o
drenado adecuadamente.

Esto puede provenir de lluvias intensas, deshielos, marejadas o la inundación de ríos y otras
fuentes de agua. También pueden ser efectos secundarios de los terremotos, debido al daño
que puedan sufrir los diques embalses.

Las inundaciones pueden tener efectos devastadores, destruyendo propiedades,


infraestructuras y cultivos, y representando una amenaza para la vida humana y la
biodiversidad. Pueden crear deslizamiento de tierras en los ríos, los cuales también crean
colapso e inundaciones.

Las causas de las inundaciones pueden ser naturales o humanas. Dentro de las naturales las
más importantes son:

Exceso de lluvias: Pueden producirse inundaciones luego de varios días de lluvia. En estos
casos, el agua precipitada es mayor que la capacidad de absorción de los suelos o de los
sistemas hídricos urbanos y, por lo tanto, se acumula en la superficie.
Desborde de ríos y lagos: Pueden producirse inundaciones como consecuencia del
crecimiento de la altura de los ríos y lagos, debido a la lluvia intensa en la zona o en otras
áreas de su cuenca. También pueden producirse como consecuencia del derretimiento de
los hielos de las nacientes de los ríos.

Entre las causas humanas, podemos destacar:

La expansión de las ciudades: El crecimiento de las áreas urbanas impermeabiliza los suelos
y reduce su capacidad de absorción. Además, muchas veces los asentamientos urbanos
ocupan zonas naturalmente inundables como los valles de los ríos o arroyos.
La impermeabilización de los suelos. La construcción de nuevos barrios o la expansión de la
frontera agropecuaria produce que los suelos se compacten e impermeabilicen. Al
momento de producirse las lluvias, su capacidad de absorción es mucho menor y eso puede
agravar los efectos de las inundaciones.
Las modificaciones artificiales del terreno: A veces sucede que para evitar las inundaciones
se elevan (terraplenan) los terrenos para que no se inunden. Eso tiene un efecto positivo en
los terrenos elevados, pero aumenta enormemente el riesgo de inundación en los terrenos
cercanos que no fueron elevados.
La ineficiencia de las obras de control de inundaciones: Las ciudades que tienen problemas
de inundaciones suelen construir obras hidráulicas para reducir sus efectos. A veces sucede
que esas obras no están correctamente construidas, o fueron emplazadas hace muchos
años y están obsoletas.
La ruptura de presas o diques: Cuando una de estas construcciones se rompe, suele generar
una inundación repentina ya que toda el agua contenida en el embalse se libera
rápidamente.

Al ser un fenómeno multicausal, las inundaciones nunca se explican por una sola causa, sino
que se producen por la combinación de varias de ellas.

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Las consecuencias de las inundaciones varían de acuerdo a su intensidad y duración. Algunas
de ellas son:

La destrucción de cultivos y cosechas: Las inundaciones pueden producir importantes


impactos económicos en los productores rurales por la pérdida de cosechas que se arruinan
por el exceso de agua.
La destrucción de vías de transporte: Las inundaciones pueden anegar caminos y destruir
puentes y otras infraestructuras de transporte.
La destrucción de viviendas: Las inundaciones pueden dañar o destruir viviendas. Muchas
veces, en el caso de las viviendas más precarias, el agua puede arrastrarlas y destruirlas por
completo.
La pérdida de vidas humanas y daños en la salud. Las inundaciones pueden ser mortales y
causar lesiones graves, enfermedades y problemas psicológicos como estrés, depresión y
ansiedad.
La interrupción de servicios públicos. Las inundaciones suelen producir la interrupción de
la electricidad, el abastecimiento de agua potable y de los servicios de transporte.
El desplazamiento de población. Las inundaciones pueden forzar a las personas a
abandonar sus hogares o comunidades y migrar hacia otra ciudad.

Las inundaciones pueden clasificarse según su origen y características:


Inundaciones fluviales: Son causadas por el desborde de los ríos debido a lluvias intensas o
al deshielo de sus nacientes. Estas inundaciones pueden durar varios días o incluso semanas.
Inundaciones pluviales: Son causadas por lluvias intensas y prolongadas, lo que provoca
que el agua no pueda ser absorbida por el suelo y se acumule en la superficie.
Inundaciones costeras: Son causadas por el aumento del nivel del mar. También pueden ser
causadas por fenómenos naturales como huracanes, tifones y ciclones.
Inundaciones por ruptura de presas o embalses. Son causadas por la falla o el colapso de
presas o embalses, lo que resulta en la liberación repentina de grandes cantidades de agua.

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Los anegamientos se producen por la saturación de los suelos y la acumulación del agua sobre
un terreno. Que un suelo esté saturado significa que ya no puede absorber más agua, por lo que
todo el excedente que se acumule cuando el suelo se haya saturado quedará sobre la superficie
y no será infiltrado hacia el interior del suelo.

Cuando deja de llover, los anegamientos suelen tardar muchas horas en desaparecer. La
capacidad de absorción de los suelos suele recuperarse lentamente, por lo que los terrenos
anegados pueden seguir teniendo agua en superficie incluso varios días después de finalizado
el evento que los inundó.

También los suelos pueden anegarse sin que se hayan producido precipitaciones. A veces las
napas de agua subterránea ascienden hacia la superficie e inundan los suelos sin que se haya
producido ningún desborde de río o precipitación intensa.

Existen numerosas herramientas que pueden ayudar a prever las inundaciones con cierta
anticipación. Una de ellas es el monitoreo de los ríos y los arroyos que permiten medir el caudal
y su altura en tiempo real. Ante una modificación fuera de lo común de algunos de los
parámetros hidrológicos, se da aviso a las autoridades para que tomen medidas preventivas.

También los servicios meteorológicos de cada país utilizan información satelital para
pronosticar la llegada de tormentas o eventos meteorológicos extremos que pudieran producir
inundaciones.

La ciencia también hace su aporte para la predicción de inundaciones a partir de modelos de


simulación que permiten anticipar los comportamientos hídricos de una región ante la llegada
de una tormenta o la crecida de un río. Esta información permite a las autoridades tomar
decisiones frente a este tipo de fenómenos.

Para prevenirse, se construyen defensas contra el agua como embalses, barreras, murallas o
sistemas de drenaje para proteger a las ciudades del aumento del nivel del mar o la crecida de
los ríos.

En las ciudades es fundamental una planificación urbana adecuada que contemple la


construcción de infraestructura adecuada para el control de inundaciones y de espacios verdes
para favorecer la infiltración del agua.

La gestión de los residuos también es importante como política de prevención de


inundaciones. En muchas oportunidades se producen inundaciones porque los sistemas de
desagüe están obstruidos por basura, y esto hace más lento el drenaje del agua. Por esta razón
es fundamental mantener los sistemas de drenaje y garantizar su limpieza.

La restauración y conservación de humedales, ríos y manglares puede ayudar a prevenir


inundaciones, ya que estos ecosistemas funcionan como esponjas naturales que retienen y
absorben agua.

La regulación del desarrollo urbano por parte del Estado también es fundamental para
prevenir inundaciones. Las autoridades deben asegurarse de que las nuevas construcciones y
barrios estén ubicados en áreas seguras y que cumplan con todos los estándares de drenaje
adecuados para ellas y sus vecinos.

114
CASOS DE
DESASTRES NATURALES EN

AMÉRICA

136
América, un continente vasto y diverso, ha sido testigo de una amplia
gama de desastres naturales a lo largo de su historia. Desde
terremotos devastadores en la costa oeste hasta huracanes mortales
en el Caribe, estos eventos han impactado a comunidades enteras y
planteado desafíos significativos en materia de resiliencia y
adaptación.

137
ESTADOS UNIDOS
Y EL HURACÁN KATRINA DE 2005
El 29 de agosto de 2005, Estados Unidos se vio sacudido por una de las tormentas más
destructivas y mortales de su historia: el huracán Katrina. Este ciclón tropical, clasificado como
el sexto más intenso de la historia del Atlántico, dejó un rastro de devastación y sufrimiento en
su camino.

Originado el 23 de agosto en las Bahamas, Katrina atravesó el sur de Florida como un huracán
de categoría 1, causando daños moderados antes de intensificarse dramáticamente en el cálido
golfo de México. Alcanzando la categoría 5, esta tormenta se debilitó ligeramente antes de
embestir por segunda vez, esta vez como un huracán de categoría 3, en el sudeste de Luisiana el
29 de agosto.

El verdadero horror se desató cuando Katrina azotó las costas del golfo, extendiendo su ira
desde Florida hasta Texas. Las áreas costeras experimentaron la ira del huracán con
inundaciones repentinas que arrasaron ciudades enteras y dejaron a su paso una estela de
destrucción. La costa de Mississippi se vio particularmente afectada, con ciudades costeras
inundadas en cuestión de horas y numerosos barcos y casinos flotantes arrastrados tierra
adentro.

Sin embargo, el epicentro de la tragedia se encontraba en Nueva Orleans, donde el sistema de


diques diseñado para proteger la ciudad colapsó, sumiendo al 80% de la ciudad y áreas
circundantes en aguas turbias durante semanas. El fallo de estas protecciones es considerado el
mayor desastre de ingeniería civil en la historia de Estados Unidos y desencadenó una demanda
contra el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, responsable de su diseño y
construcción.

A nivel gubernamental, la actuación ante la crisis fue cuestionada, lo que resultó en la dimisión
del director de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) y del
superintendente del Departamento de Policía de Nueva Orleans. A pesar de los esfuerzos de las
agencias como la Guardia Costera de Estados Unidos, el Centro Nacional de Huracanes (CNH) y
el Servicio Meteorológico Nacional, que brindaron pronósticos precisos con suficiente
anticipación, la magnitud del desastre y la posible falla de los diques no se reflejaron
adecuadamente en las advertencias a los residentes locales.

El huracán Katrina dejó un saldo desgarrador de al menos dos mil vidas perdidas y daños
materiales inimaginables, estimados inicialmente en 125,000 millones de dólares. Este evento
catastrófico se convirtió en un punto de inflexión en la historia de los desastres naturales en
Estados Unidos, marcando un antes y un después en la preparación y gestión de futuros
eventos climáticos extremos.

138
EL TERREMOTO MÁS GRANDE JAMÁS REGISTRADO:
VALDIVIA, CHILE 1960
El domingo 22 de mayo de 1960 ocurrió un evento que marcaría un hito en la historia de la
sismología y que dejó una profunda huella en la memoria de Chile y el mundo entero: el
Megaterremoto de Valdivia de 1960. Este cataclismo, también conocido como el Gran
Terremoto de Chile, sacudió los cimientos de la nación y desencadenó una serie de eventos
naturales devastadores que marcarían a toda una generación.

El epicentro de este gigantesco sismo se localizó en las cercanías de Traiguén, en la provincia


de Malleco, actual Región de La Araucanía, Chile. Este evento fue producto de la compleja
geología de Chile, ubicado en una zona de alta sismicidad conocida como el "Cinturón de fuego
del Pacífico". Aquí, la placa de Nazca se subduce bajo las placas Sudamericana y de Chiloé,
acumulando una inmensa cantidad de energía que eventualmente se liberó de manera
violenta.

El sismo principal alcanzó una magnitud impresionante de 9,5 MW, convirtiéndolo en el


terremoto más potente registrado instrumentalmente en la historia de la humanidad. Lo que lo
hace aún más asombroso es su duración, que superó los 10 minutos. Este megaterremoto fue
tan poderoso que se sintió a nivel planetario y generó una serie de réplicas significativas que
afectaron gran parte del centro y sur de Chile en las semanas siguientes.

El terremoto fue descrito por testigos como una fuerza imparable, un gigante enloquecido que
con un enorme mazo golpeaba y aplastaba todo a su paso. Edificios, iglesias y calles enteras se
derrumbaron en Valdivia y otras ciudades, y el río Calle-Calle inundó las calles del centro de
Valdivia. Pero el terremoto en sí fue solo el principio.

Minutos después del sismo, un tsunami devastador azotó las costas chilenas, arrasando con
todo a su paso. El puerto de Corral fue particularmente afectado, con olas de más de 10 metros
de altura que destruyeron barcos y causaron la muerte de cientos de personas. Pero el alcance
del tsunami no se limitó a Chile. Viajó a través del océano Pacífico, golpeando lugares tan
lejanos como Hawái y las costas de Japón, dejando un rastro de destrucción y muerte a su paso.

139
140
Foto: GETTY IMAGEN. bbc.com

Dos días después del terremoto, el volcán Puyehue, ubicado a unos 200 km del epicentro, hizo
erupción. Esta erupción añadió aún más caos a la ya devastada región y cubrió el lago
homónimo de cenizas.

Pero la catástrofe no terminó con el terremoto, el tsunami y la erupción. Se descubrió que el


terremoto había bloqueado el desagüe del lago Riñihue, lo que llevó a la creación de un enorme
lago interior que amenazaba con inundar las ciudades de Valdivia y Corral. Para evitar esta
catástrofe adicional, se llevó a cabo una verdadera hazaña conocida como el "Riñihuazo". Cientos
de voluntarios, incluyendo obreros y constructores de varias organizaciones, trabajaron
incansablemente para reducir el nivel del lago y evitar una tragedia aún mayor. La tarea fue
enormemente desafiante, pero finalmente tuvo éxito y se salvó a las ciudades de Valdivia y
Corral de una inundación catastrófica.

Semejante terremoto dejó un rastro de destrucción en Chile. Se estimó que causó la muerte de
entre 16,554 y 20,005 personas, además de dejar a más de 2 millones de personas damnificadas.
Numerosas ciudades, pueblos y comunidades costeras resultaron devastados, con un alto
porcentaje de edificios dañados o destruidos. Chillán, Concepción, Puerto Montt, Osorno,
Valdivia y Chiloé, entre otras, sufrieron daños significativos.

El impacto fue tan grande que llevó a la creación de nuevas organizaciones gubernamentales
para prevenir y controlar daños en futuros eventos sísmicos. En Chile, el Plan Nacional de
Emergencias se transformó en la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI), que tiene como
objetivo coordinar acciones para enfrentar desastres naturales.

Este evento, sigue siendo un recordatorio vívido de la capacidad destructiva de la naturaleza y la


importancia de la preparación y la respuesta efectiva en situaciones de emergencia. A pesar de
la inmensa devastación, también destaca la resistencia y el espíritu de colaboración de las
personas que lucharon incansablemente para enfrentar esta catástrofe sin precedentes.

141
LOS HURACANES
MÁS CATASTRÓFICOS
PARA LA REGIÓN DEL CARIBE EN LOS ÚLTIMOS VEINTE AÑOS

POR CARLOS ALFREDO HERNÁNDEZ GUILLÉN

159
Durante mucho tiempo los geógrafos se han dedicado al estudio del espacio
geográfico; a la distribución de los fenómenos, la relación entre la sociedad y el
ambiente; a los efectos de las técnicas humanas sobre el espacio y, también, al efecto
de la naturaleza sobre los diversos paisajes del planeta. Es por eso, que los huracanes
son eventos geofísicos dignos de ser estudiados desde la perspectiva geográfica, sobre
todo por los impactos directos e instantáneos que tienen éstos sobre la superficie
terrestre o marina y aún más, sobre los frágiles asentamientos humanos.

¿Qué son los huracanes


y por qué es relevante su estudio?
Es importante destacar que hay un debate en torno al origen de la palabra “huracán”.
La Real Academia Española establece que dicho término proviene del idioma taíno,
una lengua indígena hablada por los taínos, habitantes originales de las islas del Caribe
antes de la llegada de los europeos. Por lo tanto, la palabra taína que dio origen a
"huracán" es "hurakán" o "juracán," que se refería a una deidad o espíritu de la
tormenta en la mitología taína. No obstante, otros especialistas argumentan que el
origen de la palabra es realmente maya y que de éstos pasó a los taínos. Esto hace
sentido, ya que los mayas habitaron en la región de América Central, incluyendo áreas
que hoy son parte de México, Belice, Guatemala, Honduras y El Salvador, donde
experimentaban tormentas tropicales y huracanes con regularidad.

Lo que sí es un hecho es que en gran parte del Pacífico se les conoce como tifones, en
algunas partes de Asia se les llama baguios, en otros lugares del mundo se les conoce
como ciclones tropicales. Estos se pueden definir como fenómenos
hidrometeorológicos¹ que ocurren debido a la combinación de altas y bajas presiones²
de la atmósfera. Es decir, en una porción de la atmósfera se produce una presión más
baja que la que le rodea (donde la temperatura de la capa superficial de agua supera
los 26° C). Por otro lado, mientras ocurre un ascenso de nubes hay un descenso de aire
en la superficie del océano que genera un sistema de alta presión³, este intercambio
más el movimiento de rotación de la Tierra hacen que se formen fuertes vientos que
giran como espiral en sentido contrario a las manecillas del reloj (en el hemisferio
norte). El remolino que se forma se va alimentando del calor del Sol y del agua
evaporada en la superficie de los océanos, por lo cual puede tomar más fuerza.

¹ Relacionados con la interacción entre la atmósfera y el agua en todas sus formas (sólida, líquida y
gaseosa) en la Tierra.

² Las áreas de baja presión generalmente están asociadas con el ascenso del aire caliente y húmedo.
Cuando el aire se eleva, se expande y se enfría, lo que puede llevar a la condensación y la formación de
nubes y precipitación. Por lo tanto, las bajas presiones en la atmósfera suelen estar relacionadas con
condiciones climáticas variables y a menudo se asocian con tiempo nublado, lluvia o tormentas.

³ Cuando el aire desciende en una región de alta presión, se calienta y seca, lo que tiende a inhibir la
formación de nubes y la precipitación. Como resultado, las áreas de alta presión a menudo se asocian con
tiempo soleado y estable. También suelen estar relacionadas con vientos que se mueven en sentido
horario en el hemisferio norte y en sentido antihorario en el hemisferio sur, debido a la rotación de la
Tierra.

160
Podemos advertir que estos procesos hidrometeorológicos tienen una evolución:

Depresión tropical: vientos menores o iguales a 62 km/h


Tormenta tropical 63 a 117 km/h
Ciclón tropical (huracán) más de 119 km/h

Asimismo, los huracanes se pueden clasificar en torno a la velocidad del viento que
ejercen a partir de la escala Saffir Simpson. La escala lleva el nombre de dos personas:
el ingeniero civil Herbert Saffir y el meteorólogo Robert Simpson.
Herbert Saffir fue un ingeniero civil que trabajó en la década de 1960 como consultor
de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA)
para evaluar la vulnerabilidad de las edificaciones frente a los huracanes. Su
experiencia en ingeniería le permitió desarrollar una clasificación que identificaba los
daños potenciales que podrían causar los huracanes en diferentes tipos de estructuras.
Robert Simpson, por su parte, fue un meteorólogo que también trabajó en la NOAA y
estaba interesado en desarrollar una forma más sistemática de clasificar los huracanes
en función de su intensidad y potencial destructivo. En colaboración con Herbert Saffir,
crearon la Escala de Saffir-Simpson en la década de 1970, que se publicó por primera
vez en 1973.

La Escala de Saffir-Simpson clasifica los huracanes en cinco categorías:


Categoría 1: la menos intensa, con vientos que van de los 119 a 153 km/h
Categoría 2: con vientos de 154 a 177 km/h puede incluir árboles derribados e
inundaciones leves
Categoría 3: de 178 a 209 km/h, derriba árboles grandes y causa inundaciones en
áreas extensas
Categoría 4: va de los 210 a 249 km/h entre los daños que incluye están la
destrucción de construcciones de madera y de concreto
Categoría 5: cuando supera los 249 km/h, por ejemplo, el Huracán Katrina, uno de
los huracanes más destructivos y mortales en la historia de los Estados Unidos.
Golpeó la costa del Golfo de México en agosto de 2005 y tuvo un impacto
devastador en el sureste de los Estados Unidos, especialmente en el estado de
Luisiana y la ciudad de Nueva Orleans

161
Por otra parte, hay que decir también que los huracanes también tienen repercusiones
negativas para la biodiversidad, principalmente la costera, aquí coexisten decenas de
especies de invertebrados, peces y plantas en biomas como los manglares, pastos
marinos y arrecifes de coral. Los reptiles como las tortugas marinas reciben graves
consecuencias de los huracanes, ya que las playas de anidación de estos animales
resultan erosionadas por el paso de los ciclones. De hecho, hay una coincidencia
porque las temporadas de huracanes (junio-noviembre) y de anidación (marzo-
noviembre) se llevan a cabo en playas del Caribe.

162
¿Y qué pasa en la región del mar Caribe?
La cuenca del Mar Caribe es una región geográfica y oceánica ubicada en el hemisferio
occidental, en América Central y el norte de América del Sur. Al norte, el Mar Caribe
está limitado por el paralelo 30° N, que marca la frontera con el Golfo de México y el
Mar de las Antillas. Al sur, la frontera del Mar Caribe está cerca del paralelo 9° N, donde
se encuentra la costa norte de América del Sur, incluyendo países como Colombia y
Venezuela. Al este, está limitado por el meridiano 60° O, que marca la frontera con el
Océano Atlántico. Al oeste, su límite occidental es más difuso, ya que se extiende hacia
la península de Yucatán en México y se conecta con el Golfo de México (ver mapa 1).

Esta cuenca oceánica está dividida morfológicamente a su vez en otras subcuencas:


La cuenca de Granada
La cuenca venezolana
La cuenca colombiana
La cuenca de Yucatán

Geopolíticamente se encuentra rodeada por varios países e islas, incluyendo México,


Belice, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Venezuela, las
islas del Caribe Oriental, Cuba, la República Dominicana, Haití, Jamaica y las Islas
Caimán, entre otros.

Esta región es importante climáticamente hablando porque posee dos estaciones


tropicales: una estación de vientos seca (que va de noviembre a marzo); y una estación
húmeda caracterizada por intensas lluvias que va de julio a septiembre. En
consecuencia, es propensa a la formación de huracanes debido a una combinación de
factores geográficos y climáticos que crean las condiciones ideales para el desarrollo
de tormentas tropicales. Algunas de las principales razones por las cuales se originan
huracanes en esta región:

Temperatura del agua cálida


El agua cálida es un ingrediente clave para la formación y el fortalecimiento de los
huracanes. El Mar Caribe y el Golfo de México tienen temperaturas del agua que suelen
estar por encima de los 26 grados Celsius (aproximadamente 80 grados Fahrenheit), lo
que proporciona la energía necesaria para alimentar la convección atmosférica y el
desarrollo de tormentas.

Alta humedad
La región del Caribe suele tener altos niveles de humedad en la atmósfera, lo que
facilita la condensación del vapor de agua y la liberación de calor latente, un proceso
crucial en la formación de tormentas y huracanes.

Corrientes atmosféricas favorables


En la región del Caribe, las condiciones atmosféricas a menudo favorecen la formación
de tormentas tropicales. La convergencia de los vientos alisios en el ecuador y los
vientos de dirección opuesta en las latitudes medias crea áreas de baja presión que
pueden dar lugar a la formación de tormentas.

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Catorce huracanes más catastróficos en
el mar caribe en los últimos veinte años
Después de haber analizado las características de los huracanes y del mar Caribe,
pasaremos a enlistar los catorce huracanes más significativos en el mar caribe en los
últimos veinte años con algunas de sus características y afectaciones a los
asentamientos humanos.

2001
1) Huracán Michelle
Causó daños significativos en Cuba
y las Bahamas.

Categoría 4
Cinco muertos y 700 mil
evacuados

20042) Huracán Charley


Impactó Florida, EE. UU.

Categoría 4
Veinte muertes y un millón de
evacuados

3) Huracán Ivan
Afectó a varias islas del Caribe y al
Golfo de México.

• Categoría 5
• Más de 70 personas fallecidas

4) Huracán Jeanne
Golpeó Haití y Florida, causando
inundaciones graves.

Categoría 3
Más de 3 mil muertes y un
millón de personas sin energía
eléctrica

164
2005
5) Huracán Katrina
Devastó Nueva Orleans y otras
áreas en el sureste de los EE. UU.

Categoría 5
Más de 1800 muertes

6) Huracán Wilma
Fue un huracán extremadamente
poderoso que afectó al Caribe y el
Golfo de México.

Categoría 5
Más de 50 muertes

2007
7) Huracán Dean
Impactó a varias islas del Caribe
antes de convertirse en un poderoso
huracán de categoría 5 en el Golfo
de México.

Categoría 5
Más de 15 muertes

2008
8) Huracán Gustav
Afectó a Haití, Cuba y la costa del
Golfo de los Estados Unidos.
1.
Categoría 4
153 muertes

165
2016
9) Huracán Matthew
Causó estragos en Haití, Cuba y
partes del sudeste de los Estados
Unidos.

Categoría 5
Más de 1600 muertes

2017
10) Huracán Irma
Uno de los huracanes más
poderosos jamás registrados en el
Atlántico, afectó al Caribe antes de
dirigirse a Florida.

Categoría 5
Más de 130 muertes

11) Huracán María


Devastó Puerto Rico y afectó a
varias islas del Caribe.

Categoría 5
4725 muertes

2019
12) Huracán Dorian
Causó daños significativos en las
Bahamas y afectó la costa sureste de
los Estados Unidos.

Categoría 5
80 muertes

166
2020
13) Huracán Laura
Impactó el Golfo de México,
causando daños en Luisiana y
Texas.

Categoría 4
81 muertes

14) Huracán Eta


Afectó América Central, incluyendo
Honduras y Nicaragua.

Categoría 4
189 personas

Como se puede observar, en los últimos veinte años, el mar Caribe ha sido un espacio
propenso a sufrir huracanes de gran intensidad. Se tiene el registro de cerca de 12 mil
fallecimientos producto del paso de los huracanes en esta región. Esto nos lleva a
reflexionar en torno al riesgo latente de estos procesos hidrometeorológicos en una
zona rica en biodiversidad y cultura.

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