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I. ANTECEDENTES.
1. Demanda de tutela1.
2
1.1.1. Derechos fundamentales invocados: habeas data, trabajo, vivienda y
vida digna.
2
Folios 34 a 39; 170 a 190.
3
Folio 31 a 32.
4
Del 23 de julio de 2012 (folio 48 cuaderno No. 1), del 13 de marzo de 2013
(folio 53 del cuaderno No. 1), 14 de agosto de 2012 (folio 68), 10 de octubre
de 2012 (folios 74 a 78), 18 de mayo de 2012 (folios 85 a 88), 4 de marzo de
2013 (folios 96 a 98), 2 de marzo de 2013 (folio 99), del 12 de febrero de
2013 (folios 102 a 111).
3
(iv) restablecer el porcentaje del nivel de riesgo crediticio, (v) suspender los
procesos judiciales adelantados y (vi) refinanciar el crédito. Lo anterior, en
virtud del principio de solidaridad y con fundamento en las Leyes 986 de
2005, 1266 de 2008 y el Decreto 2952 de 2010.
1.2.6. El Banco Popular estimó que hubo un histórico de mora por 8 meses,
canceladas en marzo de 2012, por lo cual aun se encuentra cumpliendo el
término de permanencia establecido en el artículo 13 de la Ley 1266 de 2008,
el cual estará registrado hasta julio de 2013 7. Por su parte, Cifin informó que
la obligación No. 002257 a favor del Banco Popular fue reportada el 20 de
agosto de 2009 y la mora inició en julio de 2011, “es decir [cuando el
accionante] aun no tenía la calidad de desplazado”8.
5
Según la respuesta suministrada por la Superintendencia Financiera en abril
10 de 2013 a una petición elevada por el accionante. (Folio 40-41)
6
Folio 51.
7
Folios 50 a 52.
8
Folios 57 a 59.
9
Folios 191 a 196.
4
Decreto 2952 de 2010. En tercer lugar, informó que las obligaciones
contraídas con el Banco fueron objeto de pago voluntario, según consta en la
información suministrada por las centrales de riesgos, que además está
actualizada, es veraz y comprobable, con fecha del 4 de julio de 2013 10.
Informó que el actor presentó una queja contra el Banco Popular, pero no
respecto de los Bancos de Bogotá y de Occidente, sin embargo la
Superintendencia los requirió para que se pronunciarán sobre los hechos
expuestos por el señor Pintor. Sobre la queja interpuesta contra el primer
banco, sostuvo que tal como se le informó al actor en respuesta del 6 de agosto
de 2012, no existen reportes negativos por esas obligaciones en los bancos de
datos.
10
Folios 201 a205.
11
Folios 215 a 230.
12
Folios 231 a 241.
5
2.4. Los representantes legales del Banco de Bogotá y del Banco de Occidente
no ejercieron su derecho de defensa a pesar de que, por medio de auto del
veintiocho (28) de junio de 2013, fueron vinculados13.
13
Folios 164 a 178.
14
Folios 138 a 151 cuaderno No. 2.
6
Por último, especificó el juez que la pretensión de que sean devueltas unas
sumas de dinero derivadas del pago de las obligaciones que cobraron las
entidades por vía judicial, no pueden ser resueltos a través de la acción de
tutela pues ésta no reemplaza los mecanismos ordinarios de defensa. Tampoco
accedió a la pretensión de reclasificación del riesgo crediticio, ya que es una
competencia de las entidades bancarias, al realizar un estudio con varias
variables como son: (a) los reportes negativos, (b) los pasivos y activos que
tiene la persona y (c) la capacidad de endeudamiento y crédito, por lo cual la
acción de tutela se torna improcedente.
3.2. Impugnación15.
15
Folios 295 a 306 cuaderno No. 2.
16
Folios 190 a 196.
7
secuestrado por nueve (9) horas o menos de tres días seguidos, por lo cual no
se debe aplicar la misma regla de decisión de la T-520 de 2003.
II. CONSIDERACIONES.
1. Competencia.
En virtud del numeral 6º del artículo 42 del Decreto 2591 de 1991, procede la
acción de tutela contra entidades privadas cuando se realice una solicitud en
ejercicio del derecho al habeas data. Por su parte, la Superintendencia
Financiera es un organismo técnico –Decreto 4327 de 20005-, adscrito al
Ministerio de Hacienda y Crédito Público con personería jurídica y como tal,
es demandable en el proceso de tutela, de acuerdo al artículo 1º del Decreto en
mención.
17
En Auto del veintiocho (28) de noviembre de 2013 la Sala de Selección de
tutela Número Once de la Corte Constitucional, se dispuso la revisión de la
providencia en cuestión y se procedió a su reparto.
18
Constitución Política, artículo 355. Sentencia SU-157 de 1999.
8
“[e]n el derecho Colombiano es claro que la actividad bancaria es un
servicio público, pues sus nítidas características así lo determinan. En
efecto, la importancia de la labor que desempeñan para una
comunidad económicamente organizada en el sistema de mercado, el
interés comunitario que le es implícito, o interés público de la
actividad y la necesidad de permanencia, continuidad, regularidad y
generalidad de su acción, indican que la actividad bancaria es
indispensablemente un servicio público. (...)
Así mismo, el artículo 15 de la Ley 1266 de 2008 establece que los titulares de
la información que consideren que ésta es errada, podrán solicitar la
corrección o actualización de los datos ante bases de datos y en caso de que el
titular no este satisfecho con la respuesta a la petición, podrá acudir a un
proceso judicial o a la acción de tutela para la protección del derecho
fundamental al habeas data.
3. Problema Jurídico.
19
La acción de tutela fue interpuesta el veintisiete (27) de junio de 2013.
9
fundamentales al habeas data, a la vida digna y al trabajo, al reportar
información sobre el incumplimiento de obligaciones bancarias ante las
administradoras de bases de datos crediticios, sin tener en cuenta dicho
incumplimiento fue consecuencia de que el actor fue víctima de dos secuestros
extorsivos en el año 2010, por parte de grupos al margen de la ley?
Así las cosas, se ha definido como “aquél que otorga la facultad al titular de
los datos personales, de exigir a las administradoras de los mismos el acceso,
inclusión, exclusión, corrección, adición, actualización, y certificación de los
datos, así como la limitación en las posibilidades de divulgación, publicación
o cesión de los mismos.”21 Por lo tanto, el titular de la información tiene
derecho a solicitar la actualización del dato –que implica que éste tenga
vigencia, entendida como que sea actual- y la rectificación del dato –es decir
que la información proveída corresponda con la realidad. Con todo, la
información además de veraz e imparcial, debe ser completa, actual y
oportuna para satisfacer la garantía constitucional.
4.1.3. De esta manera, esta Corporación estableció los principios a los cuales
20
Sentencia T-729 de 2002, entre otras.
21
Sentencia T-729 de 2002. En el mismo sentido, sentencias: T-160 de 2005,
T-307 de 1999, T-414 de 1992.
22
Ver sentencias T-657 de 2005, T-727 de 2007, T-684 de 2008
10
debe estar sujeta la administración de los datos personales, con el fin de
garantizar que el derecho a la información sea satisfecho. La sentencia T-729
de 2002 los resumió de la siguiente manera:
11
esté completa, sea veraz, oportuna y actualizada; además del deber de
garantizar el acceso a la información a sus titulares.
4.1.5.1. Así las cosas, la información que reposa en las bases de datos
financieras, debe observar los principios establecidos para el derecho a la
información personal, pues los datos que allí se conservan, permiten a los
usuarios del sistema financiero acceder a prerrogativas como créditos de
consumo y adquirir obligaciones bancarias, además de determinar los riesgos
de los usuarios actuales y futuros del sistema financiero, pues dicha
información es de interés público26. Según la sentencia C-1011 de 2008, que
estudió la constitucionalidad de la Ley 1266 de 2008, la finalidad de calcular
el riesgo crediticio, es constitucionalmente legítima, pues encuentra sustento
en objetivos enunciados por la Constitución, como son la estabilidad del
sistema de intermediación financiera y la democratización del crédito.
24
El control de constitucionalidad del proyecto de ley correspondiente fue
adelantado por la Corte en la sentencia C-1011/08.
25
Sentencia C-1011 de 2008.
26
Sentencia T- 684 de 2006.
27
Sentencia C-1011 de 2008.
12
Además, de acuerdo con el artículo 12, las bases de datos deben informar al
titular de la información sobre los reportes desfavorables, previo a la
transmisión del dato a la central de riesgo con el objetivo de garantizar el
derecho a la contradicción y defensa, cuando el dato sea inexacto o carezca de
veracidad.
13
excepcional, sin mediación legislativa, cuando su desconocimiento
comporta la violación de un derecho fundamental. Entre los particulares,
dicho deber se ubica en forma primigenia en la familia, dentro de la cual
cada miembro es obligado y beneficiario recíprocamente, atendiendo
razones de equidad”.28
28
Sentencia C-237 de 1997.
29
Sentencia T-520 de 2003.
30
Sentencias T-389 de 1999, T-880 de 2011.
31
Sentencias T-520 de 2003, T-419 de 2004, T-212 de 2005, T-676 de 2005, T-
312 de 2010, entre otras.
32
Sentencias T-637 de 1999, T-1337 de 2001 y T-358 de 2002.
14
transcurrido el cautiverio, tiempo en el cual se podría adelantar el proceso de
presunción de muerte por desaparecimiento y así, asegurar mientras se
prolongue el secuestro, la protección patrimonial de la víctima.
Así las cosas, consideró que del deber de solidaridad se podían inferir dos
consecuencias: (i) el “carácter general, que permite imputar a “toda
persona” el deber de ejercicio de acciones positivas que impidan poner en
peligro “la vida o la salud del individuo afectado” y, (ii) “la exigibilidad de
dicha obligación sólo se hace presente cuando media una situación de
urgencia manifiesta”.
15
liberación33, pues éste es el periodo de tiempo que se requiere para lograr la
readaptación económica y social del individuo víctima del secuestro 34.
16
trata más bien de una construcción histórica, de una herramienta que
acogió el Constituyente de 1991, como instrumento normativo
consistente con su opción política por el Estado Social de Derecho.
35
Sentencia reiterada en la T-181 de 2012.
17
instando el demandante, dentro de unas condiciones que le sean asequibles y
pueda honrar dentro de su penosa situación”.
18
segundo lugar, porque el incumplimiento y por ende el cálculo del riesgo
crediticio se sustenta en una situación de fuerza mayor, que no tiene
fundamento en la voluntad del deudor, sino en los actos de un tercero que
comete una conducta delictiva. “Por lo tanto, no pueden dar cuenta del
“comportamiento crediticio” del sujeto concernido, pues éste solo puede
evaluarse correctamente bajo el supuesto que se trata de una conducta
fundada en la autonomía personal”36.
4.2.5. Por otro lado, en la Ley 986 de 2005 “Por medio de la cual se adoptan
medidas de protección a las víctimas del secuestro y sus familias, y se dictan
otras disposiciones”, el legislador previó la interrupción de plazos y términos
de vencimiento de obligaciones dinerarias – civiles y comerciales –, cuando el
deudor sea una persona secuestrada, así:
38
Artículo 11 de la Ley 986 de 2005.
19
4.2.6. En conclusión, cuando se verifica el incumplimiento del deber de
solidaridad por parte de un particular que preste un servicio público y con su
acción u omisión vulnere los derechos fundamentales de una persona que han
sido ilegalmente privada de la libertad, víctima de desplazamiento forzado o
desaparecida forzosamente, y se encuentra en situación de debilidad
manifiesta, el juez constitucional puede exigir por medio de la acción de
tutela, el cumplimiento del principio de solidaridad, con el fin de lograr el
goce efectivo de los derechos fundamentales. Las consecuencias o efectos de
la aplicación de tal principio deberán precisarse en cada caso atendiendo
diferentes aspectos.
5. Caso concreto.
39
Según la Resolución No. 2013-107266 la Unidad para la Atención y
Reparación Integral a las Víctimas incluyó al señor Néstor Ricardo Pintor en
el Registro Único de Víctimas en virtud de los secuestros extorsivos de los
que fue objeto entre marzo y octubre de 2010. Por su parte, el artículo 169 del
Código Penal tipifica el secuestro extorsivo como “El que arrebate, sustraiga,
retenga u oculte a una persona, con el propósito de exigir por su libertad un
provecho o cualquier utilidad, o para que se haga u omita algo, o con fines
publicitarios o de carácter político, incurrirá (…)”.
40
En el mes de marzo de 2010 el señor Pintor estuvo un día secuestrado por el
grupo armado del ELN, el 29 de octubre del mismo año permaneció
secuestrado tres días por el Frente 45 de las FARC y en el mismo mes le
pidieron una suma de dinero para evitar ser secuestrado. (Folios 34 a 39; 170 a
190).
41
Por intermedio de la Resolución No. 2013-107266 del 25 de enero de 2013,
la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas incluyó al
actor en el Registro Único de Víctimas.
20
virtud del principio de solidaridad y con fundamento en las Leyes 986 de
2005, 1266 de 2008 y el Decreto 2952 de 201042.
5.3. El juez de segunda instancia revocó el fallo, pues consideró que el actor
no cumple con los requisitos establecidos en la Ley 986 de 2005, al no haber
adjuntado una certificación judicial vigente, pues según la interpretación que
hizo el juez de tutela del artículo 5º, para ser beneficiario de la ley en mención,
debe estar la persona aún privada de la libertad. Además, porque las
certificaciones que adjunta el accionante son expedidas por la Fiscalía el 24 de
noviembre de 2010, teniendo vigencia solo por 3 meses. Asimismo, adujo que
el precedente de la jurisprudencia constitucional no es asimilable a su caso,
pues ésta ha estudiado casos de personas secuestradas durante un lapso largo
de tiempo y a quien le exigieron una suma de dinero considerable para su
liberación, evento no asimilable al del señor Pintor, que estuvo secuestrado
por nueve (9) horas o menos de tres días seguidos, por lo cual no se debe
aplicar la misma regla de decisión de la T-520 de 2003.
42
Del 23 de julio de 2012 (folio 48 cuaderno No. 1), del 13 de marzo de 2013
(folio 53 del cuaderno No. 1), 14 de agosto de 2012 (folio 68), 10 de octubre
de 2012 (folios 74 a 78), 18 de mayo de 2012 (folios 85 a 88), 4 de marzo de
2013 (folios 96 a 98), 2 de marzo de 2013 (folio 99), del 12 de febrero de
2013 (folios 102 a 111).
21
secuestros extorsivos por grupos al margen de la ley, para los cuales debió
pagar la suma aproximada de cincuenta millones de pesos ($50.000.000)43
5.6. Por su parte, la otra obligación contraída con el Banco Popular, No.
339563 “fue reportada con fecha de inicio 26 de agosto de 2009. De acuerdo
con la información suministrada, la mora inició en el mes de agosto de 2010,
es decir aun no tenía la calidad de desplazado”. Y, tal como se mencionó
anteriormente, el juez de segunda instancia decidió revocar la sentencia que
había amparado el derecho fundamental al habeas data al estimar que el actor
no había probado que su situación se encuadrará en los presupuestos
establecidos en la Ley 986 de 2005, sobre todo por no haber adjuntado
pruebas vigentes que dieran cuenta de que fue víctima de un secuestro
extorsivo, pues los certificados expedidos por la Fiscalía son del 24 de
noviembre de 2012 y éstos solo tenían vigencia de 3 meses.
5.7. Considera la Sala que tanto Cifin como el juez de segunda instancia se
equivocan en la interpretación que realizan tanto de la Ley 986 de 2005, como
de los elementos probatorios que obran en el expediente, pues, en primer
lugar, el hecho de que el señor Pintor haya sido incluido en el Registro Único
de Víctimas el 25 de enero de 2013, con fundamento en hechos que tuvieron
origen en un secuestro extorsivo acontecido en el año 2010, no es por su
calidad de víctima del desplazamiento forzado sino como consecuencia de la
privación ilegal a la libertad del que fue víctima en el 2010 y el registro
realizado por el Departamento para la Prosperidad da cuenta de ello en los
siguientes términos: “por lo anterior y a la luz del principio de Buena Fé
(sic), se concluyó que el hecho victimizante de secuestro, declarado por el
deponente se enmarcan dentro del artículo 3 de la Ley 1448 de 2011, por lo
cual es viable jurídicamente incluir a NESTOR RICARDO PINTOR
PENAGOS, en el Registro Único de Víctimas –RUV-.”. Por tal motivo el actor
solicitó a la central de datos que omitiera el reporte negativo de los datos,
generada como consecuencia del incumplimiento de sus obligaciones
bancarias.
43
Según consta en el certificado expedido por la Fiscalía Tercera
Especializada Delegada ante Gaula –Seccional Cúcuta, que indica que existe
una indagación radicada con el No. 810016109534201080965. (Folios 38 y
39).
44
Folios 57 a 59.
22
En segundo lugar, de acuerdo al artículo 5º de ley, para ser beneficiario de los
instrumentos de protección previstos, se debe aportar una certificación de la
autoridad judicial competente con vigencia de tres meses, que deberá ser
renovada de forma periódica; pero desconoció el juez de instancia que el
último inciso del artículo señala que “para el acceso a los instrumentos de
protección aplicables una vez el secuestrado recobre su libertad, se expedirá
una nueva certificación que tendrá validez durante el período contemplado
por la ley para la vigencia de los beneficios a los que haya lugar” 45. Lo
anterior implica que, una vez se encuentre en libertad la persona víctima del
secuestro, éste podrá acceder a los beneficios contemplados en la ley, sin que
sea necesario renovar la certificación judicial.
23
período posterior a él, se ha considerado necesario establecer en la
regulación legal una norma general que las disponga.
47
El grupo de trabajo intersectorial estaba conformado por: representantes de
la Vicepresidencia de la República -Programa Presidencial contra la Extorsión
y el Secuestro-, el Departamento Nacional de Planeación, los Ministerios de
Hacienda, de la Protección Social, Educación y Defensa, Fondelibertad, la
DIAN, Red de Solidaridad Social, Fundación País Libre, Fundación Nueva
Esperanza y los congresistas que presentaron la iniciativa legislativa.
48
Gaceta del Congreso No. 556 de 17 de septiembre de 2004.
24
El término de un año posterior a la liberación, tiene la finalidad de que el
secuestrado, que vio menguada su integridad física, mental y económica y su
libertad, necesita de un lapso de tiempo para recuperarse y readaptarse en la
sociedad, por lo cual, exigir el cumplimiento inmediato de sus obligaciones
bancarias constituye una carga adicional y desproporcionada para que la
víctima reanude sus actividades laborales y financieras.
5.8.3. Por esta razón, la Corte en la sentencia C-1022 de 2008 mencionó que,
aun cuando el legislador estatutario estableció un término de permanencia para
la información correspondiente al incumplimiento de obligaciones crediticias,
no es óbice para que en casos concretos, pueda evitarse la inclusión del reporte
en las bases de datos por las causas que dieron origen a la mora, como cuando
se trata de un caso de fuerza mayor como el secuestro, pues “resultaría
desproporcionado e irrazonable que, como consecuencia de ese
incumplimiento, se incorpore la información sobre mora en los archivos o
bancos de datos destinados al cálculo del riesgo crediticio y, con ello, resulte
aplicable el juicio de desvalor para el acceso a productos comerciales y de
crédito que involucra la presencia de ese reporte, conforme se ha indicado en
esta sentencia. Estas conclusiones son aplicables cuando la mora tiene
relación directa con el hecho que el titular del dato sea víctima de los delitos
de secuestro, desaparición forzada o desplazamiento forzado.”
49
Sentencia C-1011 de 2008.
25
de pesos para recobrar su libertad50. Así las cosas, en virtud de las
consideraciones anteriormente planteadas, es necesario valorar las secuelas
monetarias que tiene en la vida de una persona ser privado de la libertad y
tener que pagar una suma de dinero para ello que, en principio, estaba
destinada para cumplir sus obligaciones bancarias y sufragar los costos del
negocio. Entonces, en este caso las entidades accionadas desconocieron que la
víctima tuvo que optar entre recobrar su libertad, pagando por ello, o pagar las
deudas contraídas con anterioridad al secuestro.
5.9.3. Estima la Sala que en los casos en que se recobra la libertad por el pago
de sumas de dinero, los efectos del reconocimiento de que se trata de un
evento de fuerza mayor deben extenderse por el término necesario para hacer
frente al cumplimiento de obligaciones bancarias, pues para el deudor implica
unas erogaciones económicas que son imprevisibles y irresistibles, al tener
que costear su libertad.
Por lo tanto, como el secuestro es un delito que parte de la omisión del deber
de protección y seguridad del Estado53 corresponde no solo a este, sino a los
50
De acuerdo con lo que afirma el señor Néstor Pintor en el escrito de tutela,
que de acuerdo al artículo 20 del Decreto 2591 de 1991, como las entidades
accionadas no desvirtuaron la veracidad de los hechos, éstos se tendrán por
ciertos.
51
Se llama fuerza mayor o caso fortuito el imprevisto o que no es posible
resistir (art. 64 C.C)
52
Concluyó la Sala Plena en la sentencia C-592 de 1993: “Por tanto, el
principio de la primacía del interés general, aceptable en relación con derechos
inferiores, como el de la propiedad, no es válido frente a la razón que autoriza
al ser humano para salvar su vida y su libertad, inherentes a su dignidad.”
53
Entre otras, Sentencia del Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,
del 30 de enero de 2013. Radicado número: 25087. Consejera ponente: Olga Melinda Valle de la Hoz.
26
particulares, especialmente que prestan servicios públicos – como la actividad
bancaria –, en virtud del principio de solidaridad, la obligación de asistir a las
personas que se encuentran en circunstancias de debilidad manifiesta, como el
señor Néstor Pintor, pues el evento de fuerza mayor impacta directamente la
exigibilidad de las obligaciones y desvirtúa la noción de mora – entendido
como “el retardo culpable del deudor en el cumplimiento de una
obligación”54 –, durante un periodo, que tal como se consideró en la sentencia
T-520 de 2003 y según los conceptos técnicos que solicitaron, es de un año
mientras el deudor se reincorpora normalmente a la vida laboral, familiar y
económica.
Sentencia del Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección C
15 de febrero de 2012. Radicado número: 21277. Consejero ponente: Enrique Gil Botero.
El Consejo de Estado ha establecido que: “Cuando la imputación de la responsabilidad debe formularse a
partir de la ocurrencia de un ataque de un grupo armado insurgente, en el marco del conflicto armado en el
que se encuentra inmerso el país, el precedente de la Sala se orienta hacia el título de la falla “cuando el daño
se produce como consecuencia de la omisión del Estado en la prestación de los servicios de protección y
vigilancia, es decir, cuando la imputación se refiere a la actuación falente o irregular de la Administración por
su actuar omisivo, al no utilizar todos los medios que a su alcance tenía con conocimiento previo (previsible)
para repeler, evitar o atenuar el hecho dañoso del tercero. Para determinar si la conducta del Estado fue
anómala o irregular, por acción o por omisión, frente al hecho dañoso perpetrado por el tercero debe
analizarse si para la Administración y para las autoridades era previsible que se desencadenara el acto
insurgente.
Este aspecto constituye uno de los puntos más importantes a analizar dentro de este régimen, pues no es la
previsión de la generalidad de los hechos (estado de anormalidad del orden público) sino de aquellas
situaciones que no dejan casi margen para la duda, es decir, las que sobrepasan la situación de violencia
ordinaria vivida, a título de ejemplo: región en la que se ha declarado turbado el orden público, paro de
transportes, revueltas masivas callejeras, población bajo toque de queda, amenaza de toma subversiva
anunciada a una población esto en cuanto hace a los conglomerados sociales; amenazas o atentados previos
contra la vida en cuanto hace a las personas individualmente consideradas, etc. Queda claro entonces que la
sola circunstancia de que el afectado no haya solicitado protección previa especial no siempre será causal que
permita exonerar a la administración de su deber de protección y vigilancia sino dependiendo del caso
particular pueden existir otras circunstancias indicadoras que permitieran a las autoridades entender que se
cometería un acto terrorista” (Subrayas fuera de texto). (Sentencia de 27 de noviembre de 2002. Radicado
número .13774.)
54
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Sentencia del 10 de julio
de 1995. Referencia: Expediente No. 4540. M.P: Pedro Lafont Pianetta.
27
estabilidad social y económica, garantizar una readaptación a la sociedad y
pueda asumir las cargas que este flagelo tuvo en la vida de una persona. Así,
exigir el cumplimiento de obligaciones bancarias inmediatamente después de
liberado, desconoce los esfuerzos en los que tiene que incurrir un ciudadano
por tratar de proteger sus bienes jurídicos más preciados e ignora la carga
económica que supone pagar para recobrar la libertad, la autonomía y la vida.
Por lo cual esta Corporación, en reiterada jurisprudencia, ha consagrado que
es necesario otorgar un plazo para el cumplimiento de obligaciones posterior
al momento en que el secuestrado recobra su libertad, en primer lugar, porque
es necesario para el proceso de recuperación y, en segundo lugar, porque se
activa el deber de solidaridad, constitucionalmente exigible del Estado y de la
sociedad en general.
28
Corporación, en referencia a interrupción de plazos y términos de vencimiento
de obligaciones dinerarias por un periodo de un año desde que la víctima de
secuestro recobra la libertad; pues constituye una carga desproporcionada para
una persona en situación de debilidad manifiesta, asumir el pago de las
obligaciones crediticias mientras esta en una fase de readaptación.
5.10.1. En el caso concreto, esta probado que el señor Pintor: (i) fue víctima
de dos secuestros extorsivos (uno en marzo de 2010, en el que estuvo privado
de su libertad por nueve horas y le exigieron la suma de $40.000.000 y otro el
29 de octubre de 2010, en el que estuvo cautivo dos días y por el cual pago
$10.000.000)57, (ii) tuvo que pagar la suma de $50.000.000 millones de pesos
para recobrar la libertad58, (iii) ha visto truncado su proceso de adaptación en
los aspectos económicos y laborales producto de haber sido víctima del
secuestro, debiendo vender su casa, un vehículo que utilizaba para su trabajo y
la imposibilidad de acceder a créditos bancarios por estar reportado en las
centrales de datos59, (iv) pagó ciertas obligaciones bancarias contraídas con
anterioridad al secuestro ante el Banco de Occidente y de Bogotá 60 e (v)
incurrió en mora de dos obligaciones crediticias con el Banco Popular a los
nueve y diez meses de haber recobrado por última vez su libertad (en julio y
agosto de 2011)61.
5.10.2. Así las cosas, teniendo en cuenta los lapsos que el accionante estuvo
secuestrado y la suma de dinero que debió pagar para recobrar la libertad, que
fue como consecuencia de un evento de fuerza mayor que le impidió el pago
de obligaciones crediticias durante un tiempo que requirió para readaptarse
57
Según consta en los certificados expedidos por la Fiscal Primero
Especializado Delegado ante el Gaula, seccional Arauca (Folios 34 a 36) y en
el certificado suscrito por el Fiscal Tercero Especializado Delegado ante el
Gaula seccional Cúcuta, en donde cursa una indagación radicada con el No.
810016109534201080933, por en donde consta que “de los elementos
materiales probatorios recogidos y asegurados legalmente y/o información
obtenida en la misma, se puede inferir razonablemente que la conducta
delictiva que se investiga es la tipificada como SECUESTRO EXTORSIVO,
siendo victima NESTOR RICARDO PINTOR PENAGOS (…)” (Folios 37 a
39).
58
Según afirma el accionante en el escrito de tutela (Folios 1 a 30) y en los
certificados anteriormente mencionados.
59
Según afirma el accionante en el escrito de tutela (Folios 1 a 30). Por su
parte, el Banco de Bogotá en comunicación del 6 de febrero de 2013 afirma
que “En relación con los productos que usted requiere tomar con el Banco, nos
permitimos indicar que la decisión tomada por la entidad de negar el producto
el producto de crédito solicitado por usted, se sustenten en que las
instituciones financieras gozan de autonomía para determinar la viabilidad de
otorgar cupos de créditos a clientes (…)” (Folios 71 a 7).
60
Tal como consta en los certificados expedidos por el Banco de Occidente y
el Banco de Bogotá (Folio 101 y 84, respectivamente)
61
De acuerdo con la información suministrada por el Cifin y Datacrédito
(Folio 57 a 59 y 215 a 230, respectivamente).
29
económicamente e implicó el reporte de datos negativos en las bases centrales
y por ello, en la actualidad, el reporte amenaza su derecho al mínimo vital y al
trabajo. Y que de los estudios que se mencionaron anteriormente, el lapso de
un año contado a partir del momento en que la víctima recobra la libertad, es
un periodo necesario para no generar una carga excesivamente onerosa y
desproporcionada, que prolongue los efectos del secuestro después de la
liberación de la persona.
30
en las que pueda enfrentarse la entidad bancaria y teniendo en cuenta la
interrupción de los términos para exigir las obligaciones bancarias entre el 29
de octubre de 2010 y el 29 de octubre de 2011.
6. Conclusión.
El señor Néstor Pintor fue víctima del secuestro durante los meses de marzo y
octubre de 2010, como consecuencia de ello debió pagar la suma de
$50.000.000. Por lo anterior, incumplió con el pago de créditos contraídos con
las entidades bancarias accionadas y por lo tanto, se reportó un dato negativo
en las centrales de riesgo que le ha impedido acceder a préstamos. A pesar de
solicitar a las demandadas el retiro del dato negativo, estas se negaron a
realizarlo.
31
III. DECISIÓN
RESUELVE
32
LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ
Magistrado
Con aclaración de voto
33
SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO DEL MAGISTRADO
GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO
A LA SENTENCIA T-246/14
En el caso que nos ocupa, el tiempo de protección debió ser menor, pues a
efectos de tasar el periodo de interrupción el pago efectuado no puede ser el
único aspecto a tener en cuenta, pues también en la medida en que debe
evaluarse el tiempo en cautiverio, dicho factor es también determinante para
establecer que la víctima no pudo procurar su subsistencia ni la continuidad
de su vida comercial, financiera y económica.
Magistrado Ponente:
MAURICIO GONZALEZ CUERVO.
34
busca amparar a quien es víctima del delito dándole un tiempo para que se
reincorpore a su vida social y económica en condiciones que le permitan
reanudar el pago de sus obligaciones, tal y como se explica en la exposición
de motivos. Por lo anterior, considero que otorgar la protección de un año en
el caso concreto resulta desproporcionada, si su motivación atiende
exclusivamente al pago de una suma considerable de dinero. Al efecto planteo
la siguiente inquietud: ¿Cuál sería entonces el tiempo de interrupción que
debería aplicarse para quien no solamente estuvo en cautiverio por un tiempo
considerable sino que además paga una suma cuantiosa para recuperar su
libertad? Debería entonces otorgarse un tiempo mayor al año? Si se aplicara
a dicho supuesto el mismo racero que utiliza la Corte en la providencia de la
cual parcialmente me separo, esa sería la lógica llamada a orientar el término
de duración de la protección. El plazo tendría que ser entonces mayor a un
año. Pero ¿hasta cuanto más?
Fecha ut supra,
35