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Máster en Construcción y Representación de Identidades Culturales

Universidad de Barcelona
Berenice Piñero Fernández

ESTUDIO DE CASO – EL TAJ MAHAL DESDE LOS OJOS DE OCCIDENTE

Lectura de la visión oriental que tiene Occidente sobre el Taj Mahal y del recuerdo
oriental que supone el monumento hoy en día entre la sociedad de la India.

El Taj Mahal, una de las siete maravillas del mundo, ha sido sujeto de representaciones
occidentales desde hace tiempo. El Orientalismo, tal y como lo describe y estudia Edward
Said en su obra del mismo título, ha sido para Occidente el motivo por el cual el Taj Mahal es
constantemente encapsulado en una narrativa exótica y romantizada que tiene un gran
impacto en el turismo de la India y en la percepción generalizada que gran parte del mundo
sostiene sobre la edificación. El Taj Mahal, a pesar de ser un símbolo de amor, ya que fue
construido en la memoria de una de las esposas de Shah Jahan, emperador Mugol que reinaba
en la época, se ha visto envuelto en muchas narrativas, tanto históricas como políticas, pero
sobre todo en una orientalista que lo ha marcado en cuanto a la percepción que el Occidente
tiene actualmente, desde donde la edificación se observa como un monumento estereotipado
típico de Asia y que se ha convertido en un elemento de comercio por el gran interés turístico
que suscita.
Ubicado en Agra, en el estado de Uttar Pradesh, el Taj Mahal fue construido durante
el imperio Mogol y finalizado en 1648 después de un periodo de construcción que abarcó
dieciséis años bajo el mandato del emperador Shah Jahan. En esa época, lo que actualmente
denominamos India y Pakistán constituía una única entidad territorial, y no fue sino hasta
varios siglos después, con la independencia de la India del dominio británico, que se produjo
la división de dicha región. Los mogoles eran practicantes del islam, y prueba de ello se
evidencia tanto en la arquitectura del Taj Mahal, que fusiona elementos tanto persas como de
Asia Central con una marcada presencia islámica, como en las inscripciones presentes en sus
muros, especialmente en la entrada del perímetro que rodea el monumento. La promesa de
Alá se encuentra allí escrita, marcando la entrada al Paraíso, por la cual se dice que Mahoma
tuvo acceso. En Las Crónicas de Shah Jahan de Inayat Khan, un erudito y filosofo a las
órdenes del mismo emperador, encontramos detalles sobre la construcción de esta icónica
edificación, detalles sobre su propósito, e información relacionada con el imperio Mogol y
con lo que éste aportó a la zona de la India sobre la que tenían control.
El concepto de Orientalismo de Edward Said se centra en la construcción que
Occidente tiene de Oriente como algo exótico y misterioso, extraño y místico. Esta
representación contribuyó a la construcción de una oposición binaria entre el Occidente
racional y civilizado y el Oriente misterioso y exótico. Esta visión ha sido desde sus inicios
una forma de justificar la dominación de un lado, el Occidente, sobre el otro, el Oriente, ya
que implica que las culturas son muy diferentes y que las orientales, a menudo, inferiores, lo
que sirve para acentuar desequilibrios de poder. La exotización de Oriente contribuyó en gran
parte a justificar el colonialismo y el dominio de las potencias occidentales sobre las
orientales. El Orientalismo reduce culturas, historias y personas a simples estereotipos que
generalizan y, por consecuente, reducen la realidad a meras imágenes exotizadas a los ojos de
los occidentales. El Taj Mahal es un ejemplo de esta imagen, puesto que desde Occidente se
percibe como uno de los símbolos “exóticos” más bellos y por ende conocidos de Oriente y
de toda Asia.
Debido a esto, la edificación ha sufrido una denigración en cuanto a su historia, y es
envuelta de cara a occidente en un aura de romanticismo y misticismo que no corresponde del
todo con su imagen real. El Taj Mahal es visto como un emblema de un Oriente imaginado y
atemporal que no se relaciona con su verdadero contexto histórico y cultural, y que deja de
lado gran parte de su significado y también de su realidad. La mayoría de las imágenes que se
presentan en agencias de viajes o en páginas web que alientan a viajar a la India muestran un
Taj Mahal magnifico, pulcro y sereno, cuando en realidad, raro es encontrar un momento del
día en que el perímetro en el que se encuentra esté desprovisto de grandes masas de turistas.
Además, cabe mencionar también que los niveles de contaminación en la ciudad de Agra son
muy altos, y esto ha tenido sus efectos en el deterioro físico del propio edificio. El color del
Taj Mahal ya no es el mismo que tenía en su construcción original, y al estar situado a orillas
del río Yamuna, su situación empeora todavía más, puesto que el río está también
extremadamente contaminado por la basura que se acumula en el agua y también amenaza a
la salud de quienes se bañan en él. Por otro lado, el río también está experimentado unos
niveles de sequía muy preocupantes. La India, en general, es un país que está siendo
gravemente afectado por el cambio climático, y aunque se han hecho propuestas varias para
mejorar el entorno en el que se encuentra el Taj Mahal y así preservarlo como se debería y,
por ende, mantener los niveles de turismo, los esfuerzos no han sido suficientes, han sido
fallidos, o simplemente no se han llevado a cabo.
La mayoría de los panfletos de viajes no aluden a ninguno de estos aspectos, lo que
señala como la industria turística a menudo simplifica y romantiza la experiencia de visitar
lugares históricos y culturales sin abordar su historia, su cultura, y su relación con la sociedad
actual. Occidente y su orientalismo han hecho que el Taj Mahal sea un icono global cultural
que en la mayoría de las veces se distancia demasiado de su historia y contexto cultural. El
Taj Mahal queda reducido a un símbolo romántico de amor que desconecta de su gran
significado cultural e histórico. Esta idea, esta visión, ha perpetuado el conocimiento que se
tiene del monumento en gran parte del mundo. Incluso todavía hoy en día, esta perspectiva
orientalista continúa siendo el principal motivo por el que el turismo es tan grande en Agra y
es la que da forma a la visión recurrente del resto del mundo en cuanto al monumento. El
legado de esta romantización y exoticización ha contribuido a una representación
distorsionada que atrae a los turistas a una experiencia fantástica e idealizada. Un ejemplo es
la excursión que ofrece la compañía de hoteles Marriott y que describe en su propia página
web como “Same Day Exotic Taj Mahal Tour by Car” (excursión de un día al exótico Taj
Mahal en coche). Si bien el Taj Mahal es un monumento icónico y de gran belleza
arquitectónica, estas estrategias de marqueting estarían en línea con la crítica de Said al
orientalismo, puesto que nunca se menciona lo saturada que suele estar la zona y que hay
riesgo de que una nube de contaminación dificulte la visión alrededor del emblemático
monumento.
Respecto a esto, no podemos eludir el hecho de que por parte de los partidos
nacionalistas hindúes que gobiernan el estado de Uttar Pradesh no se ha tomado gran acción
en cuanto a preservar el Taj Mahal. Es posible que, por este motivo, los ingresos generados
por el Taj Majal no vayan directamente a su cuidado. En los últimos años, el estado del Taj
Mahal y sus alrededores ha ido decayendo.
Es importante tener en cuenta también el contraste no solo entre Occidente y Oriente,
sino también en cuanto a los hindúes que residen en el país, ya que el Taj Mahal se encuentra
en el centro de una encrucijada de tensiones y conflictos culturales entre hindúes y
musulmanes. A pesar de ser un símbolo de amor, la percepción que los propios ciudadanos
del país tienen sobre el edificio ha añadido capas de complejidad a su significado en el
contexto de las relaciones entre hindúes y musulmanes en la India, y su importancia se
intensifica al ser un monumento en un país donde cerca del 80% de la población sigue el
hinduismo, y donde algunos hindúes extremistas sostienen que el Taj Mahal no refleja la
verdadera cultura de la India. Este desacuerdo respecto al Taj Mahal ha generado mucho
resentimiento, planteando preguntas sobre la identidad cultural y la coexistencia religiosa de
la nación y demuestra cuán diferente son las percepciones en cuanto al monumento por parte
de Oriente y Occidente.
El Taj Mahal ha sido desde siempre ha sido representación de inclusividad y
laicismo. Durante el imperio Mogol, no se impuso la conversión al islam de los seguidores
del hinduismo, puesto que ningún líder durante el imperio fue obligado a convertir su
religión. Todos los lideres que hubo en la India durante el imperio mogol eran musulmanes.
En otras regiones, por ejemplo, la conversión religiosa se llevó a cabo cuando el líder había
pasado por ella, caso que podemos ver en Indonesia o Afganistán, entre otros países.
En medio de las diversas tensiones y acontecimientos que contribuyen a la creciente
marginación de los musulmanes en la India, el Taj Mahal ocupa un lugar central y es objeto
de rechazo por parte de la comunidad hindú. Los extremistas hindúes de la India llevan
mucho tiempo considerando humillante que un monumento erigido por un emperador
musulmán pueda ser el lugar más emblemático y reconocible del país. El presidente del
gobierno, Narendra Modi, ha llegado incluso a señalar durante una sesión en el parlamento
que se llevó a cabo el nueve de junio de 2014 que, a pesar de la riqueza y prosperidad que el
imperio mogol aportó a la región norte del país durante su dominio, lo considera un periodo
de esclavitud que no dista mucho de lo que fue después el Raj Británico.
La historia del Taj Mahal es una de las mejores relatadas de cualquier monumento
indio, registrada en detalle en su momento por tres historiadores de la corte de Shah Jahan. A
pesar de ello, en ocasiones se ha intentado alterar la historia de manera absurda, haciendo
circular la teoría sin fundamento de que el Taj Mahal fue originalmente un templo dedicado a
Shiva, el dios hindú de la destrucción, y que su nombre original era Tajo Mahalaya. Incluso,
un destacado grupo nacionalista hindú llegó a pedir públicamente que se prohibiera a los
musulmanes rezar en el Taj y se abrió también una petición en mayo de 2022 para que se
abrieran las veintidós habitaciones que permanecen selladas para comprobar que no se
albergasen allí figuras de deidades hindúes que pudieran justificar el hinduismo de la
edificación. Aunque no hay pruebas que respalden esta teoría, sí hay pruebas suficientes para
que sea irrefutable la historia del Taj Mahal como edificación islámica, partiendo desde el
hecho de que el mandato a su construcción fuese por parte del emperador musulmán Shah
Jahan.
Otro ejemplo del rechazo que muestran los hindúes extremistas hacia el monumento
se vio reflejado en un panfleto turístico publicado por el gobierno del presidente de Uttar
Pradesh en el que no se hacía mención alguna al Taj Mahal como punto histórico digno de
visitar. Ante esto, la justificación que fue dada fue que el Taj Mahal no refleja la cultura de la
India. El historiador Ramchandra Guha hizo referencia a este hecho y lo tachó de “patético y
mezquino, pero también deprimentemente característico del partido en el poder” (pathetic and
petty, but also depressingly characteristic of the party in power). Siguiendo esta línea, existen
varios proyectos relacionados con el Taj Mahal que permanecen sin terminar, como el área de
aparcamiento junto al perímetro, que debería encontrarse terminada a fecha de hoy pero que
sigue semi abandonada.
Es evidente que hay una gran parte de la multitud hindú, abarcando diversos sectores,
que están decididos a reescribir la historia de este monumento. Parece no importarles que el
Taj Mahal contribuye y ha contribuido desde su inicio a la polarización entre hindúes y
musulmanes en el país. Deberían, en cambio, abrazar la multiculturalidad que define a un
país tan vasto como la India, haciéndolo aún más extraordinario, pero con las próximas
elecciones a la vuelta de la esquina, el país está todavía más en línea en actividades que
rechazan la religión islámica y buscan relegar al olvido el Taj Mahal.
Cada uno de estos factores mencionados demuestran la hostilidad de un gobierno que,
de manera poco convincente, se autodenomina secular ante la inclusividad de religiones
distintas que históricamente habían coexistido en cierta paz. El comportamiento por parte del
gobierno indio no parece tener intención de ocultar tampoco su xenofobia y chovinismo.
Hacer la vista gorda hacia el Taj Mahal, ignorar lo que recuerda por ser un monumento
islamico no solo afecta a la edificación en sí, sino al país entero y al medio ambiente, que es
patrimonio de todos. Sin embargo, refleja sobre todo los esfuerzos por marginalizar y aislar a
la comunidad musulmana. Despreocuparse por el Taj Mahal constituye el primer indicio de
este fenómeno basado en el resentimiento hacia el monumento más emblemático del país
surasiático. Lo que está claro es que, a pesar de los intentos por minimizar su presencia e
importancia, el monumento sigue siendo parte integral de la historia del país y constituye un
elemento esencial de la religión islámica, y de cara a Occidente, continúa siendo uno de los
monumentos más exóticos existentes en Oriente.
Ninguno de esos hechos políticos y sociales, sin embargo, se conocen cuando se habla
del Taj Mahal en Occidente. Esta información que es tan importante en cuanto al monumento
y a su posición actual en la sociedad india queda catapultada bajo la imagen de una
edificación magnificente y digna de ver tan solo por su expresión arquitectónica.
A fecha de hoy, el monumento continúa siendo comercializado de acuerdo con
estereotipos orientalistas, lo que influye en las expectativas y experiencias de los turistas que
viajan hasta la India con el propósito de visitar esta maravilla del mundo. Reconocer y
cuestionar estas narrativas orientalistas es crucial para fomentar una relación más realista
entre el visitante y el edificio, basada en información que cubra tanto los aspectos históricos
del Taj Mahal como políticos, artísticos, y sobre todo los que estén relacionados con la
situación presente del monumento en el país en el que se encuentra.

Bibliografía

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same_day_exotic_taj_mahal_tour_by_car-X07AAU Acceso el 29 de nov 2023.

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