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Caso Practico Interventoría

Alexandra Ramírez Arce

¿Considera usted que la entidad debe pagar estos costos adicionales al


interventor? Sustente su respuesta indicando el fundamento legal de la misma.

Dando respuesta a la pregunta, en mi concepto creo que la entidad no debería


pagar estos costos adicionales al interventor. Lo anterior lo sustento en lo
siguiente:
Es vital que en aras de cumplir con los fines de la contratación estatal, la
administración materialice sus funciones a través de la contratación para satisfacer
la demanda de bienes y servicios. Es en este campo donde es muy importante
que el ordenamiento jurídico exija a las entidades públicas el deber de ejercer una
estricta vigilancia, control y seguimiento a los contratos que esta ejecuta a través
de figuras como la supervisión o la interventoría.

Es por lo anterior que el tema de supervisión e interventoría se encuentra regulada


en el numeral 2º del artículo 32 de la ley 80 de 1993 y en el artículo 82 y
subsiguientes de la ley 1474 de 2011 donde se detalla las obligaciones, facultades
y deberes. No obstante lo anterior se hace necesario acudir a la jurisprudencia
tanto de la Corte Constitucional como del Consejo de Estado, donde se analizan
casos concretos como el caso que se expone para solucionar en el presente
documento.

Bien vale la pena dejar claro el concepto de interventoría, el cual se señala en el


artículo 83 de la ley 1474 de 2011 como: “La interventoría consistirá en el
seguimiento técnico que sobre el cumplimiento del contrato realice una persona
natural o jurídica contratada para tal fin por la Entidad Estatal, cuando el
seguimiento del contrato suponga conocimiento especializado en la materia, o
cuando la complejidad o la extensión del mismo lo justifiquen. No obstante, lo
anterior cuando la entidad lo encuentre justificado y acorde a la naturaleza del
contrato principal, podrá contratar el seguimiento administrativo, técnico,
financiero, contable, jurídico del objeto o contrato dentro de la interventoría”.

Ahora, teniendo en cuenta lo anterior, y sustentando la respuesta dada al inicio del


documento, no se puede pagar por actividades que no se encuentran en el
contrato y mucho menos que no le competen al interventor. Lo anterior teniendo
en cuenta que el alcance como se enuncio inicialmente consiste en la
coordinación y el control del cumplimiento de las obligaciones pactadas que se le
hace a un contratista. Tomando un poco lo que dice Jiménez Morriones (2007)
indica que el interventor no tiene facultades de modificación del contrato, ni
facultades distintas al contrato de interventoría, o manual de interventoría,
tampoco puede exonerar al contratista del cumplimiento o ejecución de las
obligaciones que este asumió, ni modificarlas, ni puede dar órdenes que impliquen
variación del plazo o variación de las condiciones de cantidad y calidad o adición
del valor del contrato.
Por otra parte, no puede la entidad pagar unos adicionales que no constan ni en el
contrato ni en ninguna orden de trabajo, sino solamente en una cuenta de cobro
del interventor luego de haber finalizado la ejecución y sin haber tenido
conocimiento de ello antes de ejecutarlas.

Como ejemplo, esta lo señalado por la jurisprudencia, en la cual el Consejo De


Estado Sala De Lo Contencioso Administrativo Sección Tercera, MP. Danilo Rojas
Betancourth del 28 de febrero de 2013, con Radicación número: 25000-23-26-000-
2000-00732-01(24266), donde haciendo referencia a las funciones y obligaciones
del interventor expresa que :

“En ese orden de ideas, hace parte de la naturaleza del contrato que el interventor
controle, supervise, vigile, fiscalice las obras, pero no que elabore presupuestos,
cantidades y especificaciones técnicas, razón por la cual, desde una perspectiva de lo
que es natural al contrato, un interventor no está obligado a cumplir con tales actividades,
salvo que dentro del clausulado correspondiente, en el caso sometido al análisis de la
Sala, hubiera asumido esa obligación de manera expresa, dado que la autonomía de las
partes –como fundamento básico de la contratación de acuerdo con los artículos 1602 del
Código Civil10 y 32 de la Ley 80 de 199311, entre otros– permite que los particulares y el
Estado acuerden n libremente sus obligaciones y derechos, en tanto que con ello no se
afecte el orden público”.

Por otra parte es sabido que cualquier cambio en las condiciones del contrato
requiere su modificación y por ello que se eleve a escrito mediante acto
administrativo correspondiente. Así mismo lo señalo el honorable Consejo de
estado en la precitada Sentencia: “En materia contractual, los diversos estatutos que
han regulado las relaciones negociales de los particulares con el Estado, han consagrado
presupuestos que deben cumplirse tanto para la celebración del contrato, como para su
perfeccionamiento y, así mismo, han determinado la forma de probar los contratos, siendo
una constante para todas estas etapas, la necesidad de instrumentar el negocio mediante
escrito”.
Así mismo aclara esta honorable sala que […] “desde una perspectiva de lo que es
natural al contrato, un interventor no está obligado a cumplir con tales actividades, salvo
que dentro del clausulado correspondiente, en el caso sometido al análisis de la Sala,
hubiera asumido esa obligación de manera expresa” (Sentencia 24266, 2013); situación
que no fue el escenario del caso en estudio ya que precisamente se esta hablando es de
actividades adicionales.

Colombia Compra eficiente, en su guía para la Supervisión e Interventoría, señala


también dentro de las funciones de los mismos que: “ Es obligatorio para el
interventor o supervisor entregar sus órdenes por escrito5 y los requerimientos o informes
que realice deben publicarse en el SECOP 1”. En ningún caso los interventores o
supervisores en ejercicio de sus funciones pueden sustituir a la Entidad Estatal en la toma
de decisiones sobre el contrato vigilado por lo que las mismas siempre deben ser
tomadas por el representante legal de la Entidad Estatal con base en lo que los primeros

1
Decreto 103 de 2015 artículo 8.
hubieran informado sobre la ejecución de las obligaciones contractuales. De esta manera,
se sustenta que el interventor no podía actuar sin que la entidad tuviera conocimiento de
ello, por cuando las actividades realizadas estaban fuera del contexto de lo señalado en el
contrato.

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