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“En ese orden de ideas, hace parte de la naturaleza del contrato que el interventor
controle, supervise, vigile, fiscalice las obras, pero no que elabore presupuestos,
cantidades y especificaciones técnicas, razón por la cual, desde una perspectiva de lo
que es natural al contrato, un interventor no está obligado a cumplir con tales actividades,
salvo que dentro del clausulado correspondiente, en el caso sometido al análisis de la
Sala, hubiera asumido esa obligación de manera expresa, dado que la autonomía de las
partes –como fundamento básico de la contratación de acuerdo con los artículos 1602 del
Código Civil10 y 32 de la Ley 80 de 199311, entre otros– permite que los particulares y el
Estado acuerden n libremente sus obligaciones y derechos, en tanto que con ello no se
afecte el orden público”.
Por otra parte es sabido que cualquier cambio en las condiciones del contrato
requiere su modificación y por ello que se eleve a escrito mediante acto
administrativo correspondiente. Así mismo lo señalo el honorable Consejo de
estado en la precitada Sentencia: “En materia contractual, los diversos estatutos que
han regulado las relaciones negociales de los particulares con el Estado, han consagrado
presupuestos que deben cumplirse tanto para la celebración del contrato, como para su
perfeccionamiento y, así mismo, han determinado la forma de probar los contratos, siendo
una constante para todas estas etapas, la necesidad de instrumentar el negocio mediante
escrito”.
Así mismo aclara esta honorable sala que […] “desde una perspectiva de lo que es
natural al contrato, un interventor no está obligado a cumplir con tales actividades, salvo
que dentro del clausulado correspondiente, en el caso sometido al análisis de la Sala,
hubiera asumido esa obligación de manera expresa” (Sentencia 24266, 2013); situación
que no fue el escenario del caso en estudio ya que precisamente se esta hablando es de
actividades adicionales.
1
Decreto 103 de 2015 artículo 8.
hubieran informado sobre la ejecución de las obligaciones contractuales. De esta manera,
se sustenta que el interventor no podía actuar sin que la entidad tuviera conocimiento de
ello, por cuando las actividades realizadas estaban fuera del contexto de lo señalado en el
contrato.