Está en la página 1de 1

Fueguitos – Eduardo Galeano

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo. A la vuelta, contó. Dijo
que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.- El mundo es
eso - reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con la luz propia entre todas las
demás. No hay dos fuegos iguales. Hay gente de fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas;
algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se
puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.

Diálogo sobre un diálogo – Jorge Luis Borges

A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No
nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio
Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y
que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de
Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina
consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja… Yo le propuse a Macedonio
que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.
Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron.
A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

Discurso del método (fragmento) – René Descartes

Al considerar que los mismos pensamientos que tenemos estando despiertos nos pueden venir cuando
dormimos, sin que, en ese caso, ninguno de ellos sea verdadero, resolví suponer que ninguna de las cosas que
jamás hubieran entrado en mi espíritu era tampoco más verdadera que las ilusiones de mis sueños. Pero en
seguida advertí que mientras de este modo quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, que lo
pensaba, fuese algo. (cogito ergo sum) (…) Por todo ello conocí que yo era una substancia cuya esencia o
naturaleza entera consiste únicamente en pensar, y que para existir no necesita lugar alguno, ni depende de
ninguna cosa material. De manera que este yo, es decir, el alma, por la que soy lo que soy, es enteramente
distinta del cuerpo; y hasta es más fácil de conocer que éste, y aunque él no existiese, ella no dejaría de ser todo
lo que es.

El existencialismo es un humanismo (fragmentos) – Jean Paul Sartre

“La existencia precede a la esencia”. ¿Qué significa esto? Significa que el hombre empieza por existir,
se encuentra, surge en el mundo, y después se define. El hombre no se puede definir porque empieza por no ser
nada. Solo será después y será tal como se haya hecho. “El hombre no es otra cosa que lo que él se hace.”
El hombre es libre, el hombre es libertad. (…) Estamos solos, sin excusas: el hombre está condenado a
ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo y, sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez
arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace.
La vida no tiene sentido, a priori. Antes de empezar a vivir, la vida no es nada. Le corresponde a cada
uno de nosotros darle un sentido, y el valor de nuestra vida no es otra cosa que ese sentido que nosotros
elegimos.

También podría gustarte