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DRPS UNIVERSITAT D’ALACANT


Biblioteca Universitaria
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Ex Habría

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ECOS NACIONALES
Y

CANTARES.

DURAN.LIBRERO1.
MADRID )
tí Ws

Esta obra es propiedad de


su autor, quien se reserva to­
dos los derechos-
j4.ìt^c Leifrâg-
OBRAS COMPLETAS DE D. VENTORA ROE AGUILERA.

ECOS NACIONALES
Y
CANTARES
CON TRADUCCIONES
AL PORTUGUÉS, ALEMAN, INGLÉS, ITALIANO, CATALAN,
GALLEGO Y PUOVENZAL

Cuarta edición.

MADRID
IMPRENTA DE LA BIBLIOTECA DE INSTRUCCION Y RECREO
Calle del Rubio, núm. 25.
Muchas de las composiciones que comprende
este volúmen, con el cual doy principio á la Co­
lección completa de mis obras, se hallan esparci­
das en los que he publicado con los títulos de
Veladas poéticas, Inspiraciones, Armonías y Can­
tares y El Libro de la patria, en unión de poe­
sías de índole y géneros distintos. Muchas otras,
la mitad próximamente , salen ahora colecciona­
das por vez primera; de modo, que en vano se
buscarian en los libros arriba mencionados. Ago­
tadas las ediciones de los mismos, y pudiendo
realizar hoy mi deseo de agrupar en cada tomo
de la Colección completa todos aquellos trabajos
que, por sus afinidades ó idea generadora, tienen

y-y;
VI

más puntos de contacto entre sí, dicho se está


que los títulos de aquellas obras desaparecen T
quedando definitivamente clasificadas las poesías
por el orden y bajo las denominaciones con que
se han incluido en el presente volúmen.
Madrid, Abril de 1873.
ECOS NACIONALES

EL AUTOR. LIBRO PRIMERO.

< •

0ü ‘rtu. su imo Se. Coi pn-wcv-

¡oocEeó ^lUvS <x.S o re-.-S Se. Eov vw-Se-jjewSewcvoo Se. EBe-Egvcoc.,,

Su antiguo amigo y admirador,.

V. R. Aguilera.
/
*

EGOS NACIONALES.

PRÓLOGO
DE LAS DOS PRIMERAS EDICIONES.

La humanidad se halla en uno de esos intere­


santes períodos, en que se agitan las más altas
cuestiones que pueden presentarse á la conside­
ración del filósofo.
El cuerpo social antiguo, robusto Sansón que
desesperadamente ha combatido contra - la idea
moderna, despojado ya de su cabellera, está ame­
nazado por las columnas desencajadas y la cúpula
ruinosa del viejo templo, que se viene abajo.
Todo vacila; todo tiembla. No hay que dudar­
lo : el fuego reconcentrado en las entrañas del
mundo, ha vencido la fuerza que lo comprimia,
y hoy aparecen grandes hogueras en casi todos
los pueblos de Europa. En Suiza, en Italia, en
X XI

Francia, en Alemania, en Irlanda... en todas ciedad en que viven; investigar qué vicios la cor­
partes hay señales de incendio. roen y qué virtudes la honran; examinar la jus­
Las naciones, como si hubiesen resucitado los ticia ó injusticia de las aspiraciones que se ma­
tiempos de la caballería, acuden presurosas al nifiestan ahora más que nunca en ella; para que,
palenque á conquistar el premio. Pero no se de la unión de estos y otros elementos esparcidos
disputa la mirada de una dama, la posesión de un y diversos, del conjunto de tantos y tan variados
féudo, la pertenencia de un castillo: se disputan objetos y asuntos, resulte un todo claro y preciso,
los más altos intereses, el bienestar del hombre, que sea un. traslado exacto de la fisonomía del
el porvenir de las generaciones presentes y fu­ pueblo, del gran carácter social, ó lo que es lo
turas. mismo, la copiosa fuente de donde los poetas de­
Así, toda poesía, toda literatura, debe sufrir ben tomar sus inspiraciones.
una trasformacion en armonía con las trasforma­ El autor de esta Colección ha tenido, al escri­
ciones que se verifican en los pueblos del antiguo birla, presentes las ideas que anteceden, como se
continente, que son los que caminan á la cabeza echará de ver en la mayor parte de las composi­
del progreso humano. ciones de que consta; pero ha sentido también
Los versos pastoriles, el idilio y la égloga clá­ desconfianza en sus propias fuerzas para un tra­
sicos, son cantos que van á perderse entre el bajo de esta naturaleza.
rumor del movimiento actual, entre el bullicio de No sé si servirá de motivo de censura para los
las sociedades presentes, cuyo corazón, para con­ que se pagan demasiado de los nombres, el que
moverse, necesita impresiones de otra especie. haya dado yo el título de Ecos Nacionales'^, es­
Cada época tiene sus exigencias; y es absurda tas páginas: como quiera que sea, y dejando á
la pretensión de creer que las necesidades intelec­ cada cual con sus opiniones, he de advertir que,
tuales de la época actual, han de satisfacerse so­ como casi todas las composiciones son, digá­
lamente con romances á las flores, y con madri­ moslo así, la voz, el eco de necesidades, senti­
gales á unos ojos. mientos, intereses y recuerdos nacionales, me pa­
La tarea, pues, de los poetas modernos, debe reció que ningún título podria convenir mejor
ser estudiar el espíritu del siglo; conocer la so­ que aquel á la expresión de estas necesidades, de
XXI XIII

estos sentimientos, de estos intereses, y de estos el fin del poeta que las demás formas conocidas.
recuerdos. La presente Colección deja un inmenso vacío,
He procurado también que la locución sea tan un campo sin término que cultivar, una mina ri­
decorosa como debe serlo toda locución poética, quísima que explotar, en el género de poesía de
sin buscar en la vulgaridad y falso fuego de cier­ los Ecos. Desde los rudos cantos y costumbres
tas frases y palabras de la nomenclatura política salvajes de los primeros pobladores conocidos de
usual, un sentimiento y un entusiasmo prestados y España, hasta los períodos de las dominaciones
fingidos, un sentimiento y un entusiasmo de de­ cartaginesa y romana ; desde la irrupción de los
clamaciones, más propias de las plazas públicas bárbaros del Norte, hasta la historia oriental de
que de un libro de poesía. los conquistadores de Iberia, venidos del desierto;
Respecto de la forma de gran parte de los Ecos desde el definitivo establecimiento de la monar­
Nacionales, he creído que ninguna habia más quía gótica, hasta la guerra civil... he aquí los
adecuada que la dramática. En efecto: la dramá­ asuntos de nuestros recuerdos y de nuestras glo­
tica, puede , como ninguna, en mi concepto, co­ rias nacionales. Nuestras crónicas están carcomi­
municar el alma, el movimiento y los contrastes das por el polvo; nuestra historia, arrinconada en
de la vida nacional a los pequeños cuadros en que las bibliotecas. Poseemos, es cierto, inapreciables
he pretendido pintar algunas de sus escenas. Ni tesoros en los Romanceros de la Edad Media;
con la simple narración , ni con el canto sencillo pero, sobre ser especiales, en gran parte, como
se hiere tan vivamente como de esta manera el el del Cid, el de Bernardo del Carpió y otros
ánimo' de los lectores, lo cual se comprenderá personajes de los tiempos heroicos y caballeres­
desde luego comparando los ECOS dialogados, cos, no deben, no pueden considerarse ya mas
con los restantes. Y hay para que así suceda, una que como objetos de estudio, como una luz para
razón muy obvia; y consiste, en que el drama es penetrar en las tinieblas de aquellas épocas de
la verdad, es el reflejo mas fiel de las costumbres amor y de guerra, de galantería y de barbarie,
sociales, políticas y religiosas, con todas sus con­ de religiosidad y de entusiasmo. Los Romanceros
veniencias, con todo su colorido, con todo su re­ no se leen; es más, no se comprenden por el pue­
lieve; por consiguiente, la dramática llena mejor blo: son monumentos viejos que debieran res-
XIV

taurarse, si un respeto sagrado á su belleza y á


su antigüedad no contuviese á los poetas. Pero
ya que esto no sea factible, ni conveniente, las
tradiciones, la leyenda, los anales de aquellos
siglos prestan sobrada materia, intacta aún, para
popularizar la poesía moderna, para sacarla del ECOS NACIONALES.
gabinete del literato, único altar donde puede de­
cirse que recibe culto, y hacerla penetrar en el
círculo de la clase media, en el taller del artesano
y en la choza del labriego.
No se crea, por lo que acabo de decir, que sólo
Á DIOS.
la Historia,, dando á esta palabra la significación
más corriente, es la que ha de servir de base á la
poesía moderna. Todos los progresos de la huma­
nidad, todos los adelantos científicos, económicos, Señor del Universo, á cuya voz la nada
mercantiles é industriales; y por último, las re­ Brotó infinitos mundos y piélagos de luz;
Á cuyo enojo tiemblan los mares y los montes
formas que reclama el porvenir de las clases Y se desgarra el velo del firmamento azul;
todas, son otros tantos asuntos dignos del poeta, Cuando la aurora nace, cuando la noche reina
cuya misión será en adelante más útil, más ele­ Y cuando enciende el aire del'dia el resplandor,
Eternamente España te dice en sus cantares:
vada, ejercerá una influencia mayor y más direc­
— 1 Apiádate, Dios mió, de esta infeliz nación ’
ta que hasta el dia en las sociedades.
1849. Los valles infecundos se vestirán de flores
Como una hermosa niña para festin nupcial,
Y las doradas mieses saludarán al cielo
EL AUTOR.
Doblándose al impulso de céfiro fugaz.
Del rudo campesino dirá la tosca lengua
Tus altas perfecciones y tu bondad, Señor;
Y aprenderán sus hijos esta plegaria humilde:
— / Apiádate, Dios mió, de esta infeliz nación!
ECOS NACIONALES. 17
16 VENTURA R. AGUILERA.

Tú hiciste en otros tiempos resplandecer triunfante


El pabellón de España del orbe hasta el confin;
La América salvaje lo saludó en sus bosques, RONCES VALLES.
Venció enLepanto al turco y á Francia en San Quintín.
Hoy, roto, es el escarnio de la insolente Europa;
¿Por qué de nuestras glorias se ha oscurecido el sol?...
¡Oh! ¡tus ojos de fuego lo encenderán mañana! BALADA.
— ¡ Apiádate, Dios mió, de esta infeliz nación!
—Cuéntame una historia, abuela.
Aún arden las antorchas de la feroz discordia —Siglos há que, con gran saña,
Y hermanos contra hermanos luchar aquí se ven; Por esa negra montaña
La libertad de España vaga á merced del viento, Asomó un Emperador.
Guiada por marinos sin corazón, ni fe. Era francés, su vestido
¡Señor! en tí esperamos; tu santa omnipotencia Formaba un hermoso juego;
Conducirá tus hijos al puerto salvador; Capa de color de fuego
Por eso nuestro llanto baña el altar del templo: Y plumas de azul color.
— i Apiádate, Dios mió, de esta infeliz nación! — ¿Y qué pedia?
—La corona de León.
Una mirada tuya dé vida á nuestros campos Bernardo, el del Carpió, un dia
Y del taller anime la muda soledad; Con la gente que traía:
En armonioso coro las ciencias y las artes — « ¡ Ven por ella! » —le gritó...
Perpétuamente unidas ensalcen tu bondad. De entonces suena en los valles
Aldeas y ciudades, y pájaros y rios, Y dicen los montañeses:
Naturaleza toda, con himno ú oración,
— ¡ Mala la hubisteis, franceses,
Vueltos á tí los ojos te dice en su honda pena: En esa de Roncesvalles!
— ¡ Apiádate, Dios mió, de esta infeliz nación!
1848. — ¿Se acabó la historia, abuela?
—Allí, con fiera arrogancia ,
Los Doce Pares de Francia
También estaban, también.
Eran altos como cedros ,
Valientes como leones ;
Cabalgaban en bridones
Sin igual en el correr.
2
18 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 19

—Sigue contando. Y muchos buitres venir.


—Salió el mozo leonés; — ¡Qué gran batalla!
Bernardo salió, y luchando —No fué menor el botín:•
Uno á uno los fué matando, Banderas, cotas de malla,
Y hubiera matado á cien. Y riquezas, y vitualla
De entonces suena en los valles Se recogieron sin fin.
Y dicen los montañeses: De entonces suena en los valles
— ¡ Mala, la hubisteis, franceses, Y dicen los montañeses:
En esa de Roncesvalles! — ¡ Mala la hubisteis, franceses,
En esa de Roncesvalles!
—Me place la historia, abuela.
— ¡Con qué ejército, Dios mió, — ¿Yel Emperador, abuela?
De tan grande poderío —Huyó sin un hombre luego,
Llegó Cárlo-Magno acá! La capa color de fuego
¡ Qué de soldados! no tiene Bota, y sin plumaje azul.
Más gotas un arroyuelo, Bernardo, el del Carpió, torna
Mi más estrellas el cielo, Á Castilla, trás la guerra,
Ni más arenas la mar. Y al poner el pié en su tierra
—Y qué ¿triunfaron? Lo aclama la multitud.
—Dios no los quiso ayudar. — ¡ Qué de alegrías!
El alma les arrancaron, —En verlas gozaras tú. ,
A sus piés los derribaron Hubo fiestas muchos dias,
Como al roble el huracán. Tamboriles, chirimías
De entonces suena en los valles Y canciones á Jesús.
Y dicen los montañeses: De entonces suena en los valles
— ¡ Mala la hubisteis, franceses, Y dicen los montañeses:
En esa de Roncesvalles ! — ¡ Mala la hubisteis, franceses,
En esa de Roncesvalles!
—Prosíguela historia, abuela. 1847.
—Diz que dice un viejo archivo
Que no quedó francés vivo
Después de la horrenda lid.
Y así debió ser, pues vieron,
Al sol de estos horizontes,
Muchos huesos en los montes
20 VENTURA R. AGUILERA.
ECOS NACIONALES. 21

—¿Temes algo, labrador?


Trigo tendrás á montones ,
LO PEOR. Si no vienen los gorriones
O la langosta voraz.
— ¡Ay, señor!
¡ Si eso fuese lo peor!
—Labrador, suda y trabaja,
Y con ojos asombrados
—Dios conjure de estos sitios
Veras crecer los sembrados
La tormenta de verano,
De tu fértil heredad.
Que barre en su furia el grano,
— ¡ Ay, señor!
El grano que en la era está.
—¿ Temes algo , labrador ?
— ¡ Ay, señor!
Tu afan premiarán los cielos,
— ¿Temes algo, labrador?
Si no vienen crudos hielos
Si soplase la tormenta,
En alas del vendaval.
Tu pobre familia hambrienta
— ¡Ay, señor i
No podría comer pan.
¡ Si eso fuese lo peor!
— ¡Ay, señor!
¡ Si eso fuese lo peor!
— Verde está el campo y espeso;
De su verdura en las olas —¡Qué campos! ¡Dios los bendiga!
Encendidas amapolas No haya esas plagas terribles,
Placer á la vista dan. Y verás cuán apacibles
— ¡ Ay , señor! Dulces dias pasarán!
—¿Temes algo, labrador?
— ¡Ay, señor!
Larga cosecha habrá un dia, —¿Temes algo, labrador?
' Si no viene la sequía Si hay motivo que te enoje,
Tus sembrados á quemar. Será el no poder la troje
— ¡Ay, señor! De rubio trigo llenar.
\Si eso fuese lo peor! — ¡Ay, señor!
¡ La guerra es mucho peor!
— ¡ Qué gozo cuando contemples
Tus dichas todas colmadas 1840.
En las espigas doradas
Que hizo tu sudor brotar!
— ¡Ay, señor!
ECOS NACIONALES. 2a
22 VENTURA R. AGUILERA.

Y aquellos indomables batallones


Como del mar azul las mansas olas
Se mezclan, se confunden, se bendicen
EL CONVENIO DE VERGARA. Por la extensión de los vecinos llanos,
Y al abrazarse, en su entusiasmo dicen:
— ¡ La guerra se acabó, somos hermanos!
¡Soldado de Isabel! cuando á los rudos
Tajos del sable, de matar hambriento, El águila francesa huyó aquel dia
En que soñaba arrebatar un trono;
Rendirse vias á tus piés desnudos
Cien contrarios heridos, sin aliento, El leopardo inglés volvió á la fria
Niebla de Londres, sin saciar su encono;
Que vertieron del pecho generoso
Y es fama que dijeron sus dos reyes
La roja sangre que manchó tus manos ,
Y respondieron ecos sobrehumanos :
Te decía un acento misterioso:
—Ese pueblo no sufre extrañas leyes.
— ¡ Esos que ves morir, son tus-hermanos!
—• ¡ Nuestro pecho leal nos hizo hermanos!
Defensor de Don Carlos, tu cuchilla
Las mieses arrancó de nuestra tierra; Otro dia, tornando á sus hogares,
Nuestros soldados, de vencer rendidos,
Tú asolaste los pueblos de Castilla,
Sin los toscos arreos militares,
Tú atizaste el incendio de la guerra.
Con los feroces rostros denegridos:
Mas ¡ ay de tí! cuando tu sable daba
—¿Huís como cobardes?—les dijeron,
Cebo de carne humana á los gusanos,
Una voz délos cielos te gritaba: Al entrar en sus pueblos, los villanos;
— ¡ Esos que ves morir, son tus hermano s\ Y con lágrimas ellos respondieron:
—\En Vergara la paz noshizo hermanos-
El iris brilló un dia en la campaña; 18«.
¡ Oh memorable dia, sin segundo!
Tú viste á los ejércitos de España
Desde un rincón maravillar al mundo.
Allí, gozoso el corazón valiente,
Dijéronse entre sí los veteranos:
—Aquellos que miramos frente á frente,
¡ A quellos son también nuestros hermanos!

El sol reverberó en los pabellones


De fusiles y blancas banderolas;
24 ECOS NACIONALES. 25
VENTURA R. AGUILERA.

¿No miráis que eso es un yerro?


—¡ Que ladra el perro, muchacho,
Que ladra el perro1
.
EL PERRO QUE LADRA. *0)
—Es que el perro, señor mió,
Tiene frió,
—El ministro está malito; Tiene frió;
¡Pobrecito! Porque en vez de haber mandado
¡Pobreeito! Abrigar su cuerpo helado,
Y no puede dar audiencia: Lo mandasteis esquilar.
¡Dios conserve á su Excelencia Si de Enero con la brisa
Para bien de la... nación! En camisa
Los ladridos del Hispano Paseaseis una hora
(Perro alano) Vos, que estáis en cama ahora,
Le han causado el mal terrible... ¿Dejaríais de ladrar?
¡Ya se ve!... ¡si es tan sensible, Dispensadme si os aterro.
Tan sensible mi señor! —\Que ladra el perro, muchacho,
¡Quiera Dios que no haya entierro! Que ladra el perro!
—¡ Que ladra el perro, muchacho,
Que ladra el perro1. —¿Me ordenáis con gran coraje
Que le saje,
—¿Cómo quieren que le dome, Que le saje
Si no come, Desde el rabo hasta la oreja:
Si no come, ¡Ay, señor, cuando él se queja
Y de enjuto, es un alambre? Mucho debe padecer!
Cuando un perro ladra de hambre Indaguemos, como os dije,
Fuerza es darle que engullir. Qué le aflige,
Querer darle de alimento Y un buen medio se le acote,
Sólo viento, Que el jarabe de garrote
Y que engorde así hasta el colmo, Ni á los perros sienta bien;
Es pedir peras al olmo Á mi parecer me aferró.
Y al ciruelo peregil. —¡ Que ladra el perro, muchacho,
Que ladra el perro!
(1) De todas las composiciones que lleven esta señal *, hay referencia
Ñolas que van al fin del presente volumen. Que el ladrido os haga daño
26 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 27

No lo extraño, Que fué asombro al imperio romano,


No lo extraño; Que á sus huestes fué rayo fatal.
¡Pobre can! ¡ladra con pena! Covadonga te vió en sus entrañas
Mas quitadle la cadena De Pelayo lucir en la frente;
Y que salga á ver la luz; Que de España repita la gente:
Que abandone el cuarto oscuro, (1) — ¡ Lauro eterno al honor nacional!
Y yo os juro,
Señor mió, que en albricias, Por tí fué con sus bravos leones
Os hará tiernas caricias La primera Isabel á Granada,
Y dormiréis en quietud. Y á sus tristes desiertos lanzada
¿Lo saco, pues, de su encierro?... Para siempre la raza oriental.
—¡Que ladre el perro, muchacho, Por tí Europa saluda otro mundo
Que ladre el perro! Que Colon vió una noche soñando ;
Cárcel de Córte. —Mayo de 1848.
Por tí Ercilla lo canta, exclamando:
— \ Lauro eterno al honor nacional!

Calderón á tu sombra venía;


Á tu sombra Miguel de Cervantes
Meditaba sus libros gigantes,
EL LAUREL. De prodigios fecundo raudal.
Tú inspirabas al Fénix de Iberia
Y á otros mil, de saber maravilla,
Árbol santo y amigo, que exhalas Que así aclama gozosa Castilla:
Delicioso perfume de gloria, — ¡ Lauro eterno al honor nacional!
Aquí vengo á estudiar nuestra historia,
Déme sombra tu tronco inmortal. Por tí al són de sus roncas trompetas
De tus hojas el manso murmullo En el llano y riscosa montaña,
Dulcemente responde á mi acento., El ejército libre de España
Y ambos dicen en alas del viento: Tremoló su bandera triunfal;
— ¡ Lauro eterno al honor nacional! Y á la voz de la patria, rodando
Se desploman castillos feudales,
Tú ceñiste las sienes adustas Y repiten cien ecos leales:
De Viriato, el pastor lusitano, — \ Lauro eterno al honor nacional \

(1) Así llaman al calabozo en algunas de nuestras cárceles. Árbol santo, jamás tus coronas
ECOS NACIONALES.
28 VENTURA R. AGUILERA.
Y en pos, á darla caza,
Ciña el crimen de máscara bella;
Los déspotas del Norte
Tú serás de los buenos la estrella,
Mandaron de su córte
Tú del genio brillante fanal.
Cien buques á la mar.
Yo, en mis pobres y humildes cantares, El mar es largo desierto...
Flores mustias que nacen sin vida,
[Dios lleve la barca al puerto'.
Diré siempre átu sombra querida:
— ¡ Lauro eterno al honor nacional! Piratas sanguinarios
1846.
Las verdes olas cruzan;
Ya su puñal aguzan
Los bárbaros del Rhin.
Y al fin del horizonte,
Siguiéndote las huellas,
Se ve con las estrellas
Á PIO IX.* Brillar la flor de lis.
El mar es largo desierto...
[Dios lleve la barca al puerto!

BARCAROLA. En torno de tu barca


Y en dulces vibraciones,
Se escuchan blandos sones
Salud, apóstol santo, Que espiran al nacer.
Que léjos de la orilla Espiran, y otros ecos
Conduces la barquilla
Divinos se levantan;
Del pobre pescador.
Los ángeles te cantan,
España pide al cielo
Los ángeles te ven.
Al pié de los altares,
El mar es largo desierto...
Que en los revueltos mares
[Dios lleve la barca al puerto'.
No te abandone Dios.
El mar es largo desierto... Rodéante, escuchando
[Dios lleve la barca al puerto'. Las arpas celestiales,
Las sombras inmortales
Serénense las iras
De la inmortal ciudad.
Del piélago profundo;
Y sus viejos tribunos
La libertad del mundo
Que en el polvo se agitan,
Con el apóstol va.
30 VENTURA R, AGUILERA. ECOS NACIONALES. 31

Á verte resucitan
Con su severa faz.
El mar es largo desierto... LAS ARISTOCRACIAS.
• \Dios lleve la larca al puerto'.

Relámpago es tu barca
Que en el abismo vuela, Dicen que se ha perdido Madama Aristocracia,
Sin más, por toda vela, Salgamos á buscarla, tal vez parecerá;
Que la bendita Cruz. Miremos si reside en el recinto oscuro,
La Cruz, que en otros siglos, Inhabitado y triste de ese torreón feudal.
Y entre diversas gentes, El huracán del siglo ha roto sus almenas,
En ambos continentes Sus timbres de granito ruedan por tierra ya;
Brotó rios de luz. Y sus escudos viejos en la pared pintados
El mar es largo desierto... Revelan solamente grandezas de otra edad.
\Dios lleve la larca alpuertó\ — ¿Está aquí, por ventura, Madama Aristocracia?—
Oigamos á las Ruinas:—Aquí Madama está.
Salud ¡oh gran Pontífice!
Tu acento es poderoso; Tras un mostrador nuevo, caladas sendas gafas ,
Tu frente es el hermoso De obeso comerciante despunta la nariz;
Lucero de esta edad. De azúcar y canela, vainilla y chocolate
El cielo te acompañe, Circúndanle cien sacos, si acaso no son mil.
Y el vendaval, que espanta, ¿Qué diablos á él le importa que el mundo baile ó gima,
Se amanse ante la santa Que viva ó que se rompa la nuca Jelachih,
Arca de libertad. Si á todos causa envidia formando en batallones
El mar es largo desierto... Ese metal sonoro que han dado en llamar viVl
\Pero Dios te dará puerto'. —¿Está aquí, por ventura, Madama Aristocracia?—
Oigamos al Dinero Ha tiempo que está aquí.
Diciembre de 1847.

No hay ley como úna bomba, ni paternal gobierno


Como un bien atracado cañón de á treinta y seis;
Ni títulos más bellos que los que el hombre adquiere
Tragándose mujeres y niños á la vez.
Tal es el catecismo político de algunos;
Con él han escalado la cima del poder;
Sus testas se levantan sobre las testas reales;

___________________________________________ __ __________ -
32 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 33

Con pólvora compraron él puesto en que se ven.


—¿Está aquí, por ventura, Madama Aristocracia?—
Oigamos á la Fuerza:—Para servir á usted. LA NOCHE DE TODOS LOS SANTOS.

La frente de ese joven encaneció el estudio,


Secaron las vigilias su fuerte corazón; — ¡ Doblando está la campana,
Se hundieron en las órbitas sus ojos apagados; La campana del lugar;
No es sombra de sí mismo, ni es eco de su voz. Los difuntos son mañana,
Mas no se abate; él sabe que con su pluma de oro Por ellos doblando está!
Subleva el entusiasmo de una generación; Poned la rodilla en tierra,
Él sabe que hay aplausos, guirnaldas y coronas Vamos á rezar por Blas,
Para quien lleva en su alma un gérmen creador. Vuestro hermano, que en la guerra
—¿Está aquí, por ventura, Madama Aristocracia?— Murió por la libertad.
Oigamos al Talento:—Sí, padre, lo soy yo. —¿En la guerra
Murió por la libertad?
La sangre y los guarismos, la fuerza y el talento —Sí, en la guerra:
Son cuatro Aristocracias, ó yo no sé la Q: [Dios le dé su santa paz\
Las unas, usurparon sus tronos sin bullicio;
Las otras, con razones de hierro y abedul. —Á los rayos de la luna,
Sin duda es la más digna aquella en cuyas filas De la luna funeral,
Milita, con mil honras, mi colega Hartzenbusch, Iremos á la laguna
Pero á ninguna de ellas le corresponde el cetro , Frescas flores á cortar.
Otra hay mejor, y vale más oro que el Perú. Y en ofrenda mortuoria
—¿Quién debe ser, entonces, Madama Aristocracia?— Triste olor esparcirán,
Nuestra razón lo dicta: Madama LA VIRTUD. Cuando entonen por su gloria
El cántico sepulcral.
1847. —¿Por su gloria
El cántico sepulcral?
—Sí, por su gloria:
[Dios le dé su santa paz\

—Cuando el pobre me escribía,


Me escribía desde allá,
¡Qué de cosas me decía,
Mi dolor para calmar!
3
VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 35 ■

Me decía: «Una venera


Hoy en el campo me dan,
Delante de la bandera, EL VETERANO.*
Del pabellón nacional.»
—¿De la bandera?
¿Del pabellón nacional?
—Sí, de la bandera: BALADA.

\Dios le dé su santa paz'.


—Sigue, padre, ya te escucho.
—Otras veces me contaba, —Aún entero en la memoria
Me contaba, sin pesar, Vive aquel tiempo de gloria
Los trabajos que pasaba Para el soldado español.
En la vida militar. Paréceme que mis ojos
Cómo, desnudo y hambriento, Aún ven el choque sangriento,
Al són de un himno marcial, Y el polvo que, por el viento,
Marchaba, el pobre, contento, Á oscurecer iba el sol.
Por la patria á pelear. —¿Y la patria te abandona?
—¿Fué contento —\En el invierno, hijo mió,
Por la patria á pelear? Tiemblo defrio\
—Sí, fué contento: ¡ Yo, que gané su corona,
\Dios le dé su santapaz'. Tiemblo de frió'.

—Ya no viene ¡y aún le espero —¡Pobre padre! ¡Pobre padre!


Le espero en mi soledad!... —Otra vez, nuestra arrogancia
El fusil de un granadero Arrodillarse hizo á Francia
Rompió su pecho leal. En los campos de Bailen.-
De los mártires la palma A la voz de \\Fuego'.'. ronca,
En el cielo llevará... Bramaba la artillería:
Roguemos hoy por su alma; ¡Oh, cuánto francés caia
Hijos, vamos á rezar. Bajo mi sable también!
—¿Por su alma —¡Y la patria á tu querella...
Vamos todos á rezar? —¡F« el invierno , hijo mió,
—Sí, por su alma: Tiemblo de frió!
\Dios le dé su santa paz'. Yo, que combatí por ella,
Tiemblo de frió!
36 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 37
—¡Triste vejez te guardaba! Mirada^ de compasión.
—Mi mano cogió banderas —Sí, nuestra madre es España.
De legiones extranjeras —¡Si ella nos mira, hijo mió,
Qué vinieron á lidiar. No tendréfrio\
Las que en Italia vencieron, ¡Huyendo de esta cabaña
Las que en el Rhin tremolaron , Pasará el frio\
Las que en Oriente espantaron
1848.
Las negras tribus de Agar.
—¿Y... ni una sola mirada?
—\En el invierno, hijo mió,
Tiemblo de frio\
. ¡ En esta cabaña helada
Tiemblo de frió!
ETERNIDAD DEL GENIO.
—Aún te sangran las heridas.
—Y aún conservan pecho y brazos
Cicatrices de balazos Adiós, hermano, pues te vas del suelo,
Que en campaña recibí. Campo de sangre y de sañuda guerra;
De horrible dolor entonces Aplausos te reciben en el cielo,
El pecho se desgarraba; Si lloros te despiden en la tierra.
Pero allí nadie lloraba... Mas ¿por qué nos aflige estéril duelo
Matábase sólo allí. Cuando este pobre valle se te cierra?...
—¡Mi corazón se destroza! De alegría nos llene tu memoria,
—¡ 7 ahora, pobre hijo mió, ■ Qwe el sepulcro es la cuna de la gloria.
Tiemblo de frio\
\En esta misera choza Como tú, Garcilaso halló en la muerte
Tiemblo defrió! La playa de la mar que atravesamos;
De Lope y Calderón con igual suerte
—¡Maldita la patria sea! El paso de este mundo recordamos.
—¡Oh! no, es mi amor, mi consuelo; La tierra devoró á la tierra inerte ,
Primero te mate el cielo Mas sus nombres queridos no olvidamos;
Que escuchar tu maldición. Pues dice, y dice bien, alguna historia,
La patria es tu dulce madre, Que el sepulcro es la cuna de la gloria.
Y si oye nuestros enojos
Ya nos tenderán sus ojos Aquí, á los hombres conmovió tu lira

i
38 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 39

Engalanada con perpetuas flores;


Allá, en sonido celestial suspira
De Dios ante los vivos resplandores.
No tiene el ángel, que tu voz admira , LOS NINOS.
Más dulzura en sus ecos seductores;
Así, ignora quien gime á tu memoria ,
el sepulcro es la cuna ele la gloria. Á MI SOBRINA, LA NIÑA ISIDRA SOLÍS DE AGUILERA.

Tú serás, mientras haya una garganta —Anciano amigo, nosotros


Para cantar tus versos inmortales, Del mundo en breve saldremos;
En el templo del Arte imágen santa, ¡ Ay de mí! poco podremos
Orgullo de las musas nacionales. Ya por nuestra patria hacer.
Si España un monumento no levanta Mas si los niños nos oyen
Á sus mejores hijos y leales, Consejos puros y sanos,
La juventud lo erigirá en tu historia, (1) Serán buenos ciudadanos
Que el sepulcro es la cuna de la gloria. Y buenos hijos también.
—En su tierna condición
Tú eres grande y no mueres, compañero; ¿Tanto nuestro ejemplo alcanza?
Anda con Dios, por siempre, buen hermano, — Los niños son la esperanza
Mientras nosotros, entre abrojo ñero, Más bella de la nación.
Vamos del mundo por el triste llano
Como la hormiga va por el sendero —Demos, pues, desde la cuna,
Expuesta á que la pise algún villano ; Como á su cuerpo sustento,
¿Quién mañana dirá á nuestra memoria ; Á su espíritu alimento;
El sepulcro es la cuna de su gloria ? La ignorancia es criminal.
Así, cuando hombres se llamen,
(1) Alade ó la corona fúnebre que en honor de D. Alberto Lista se publicó > Según sabios pareceres
en la cual tuvo cabida la presente poesía.
Conocerán sus deberes,
Derechos y dignidad.
—¿Con la luz de la instrucción
Se consigue tal mudanza?
— Los niños son la esperanza
Más bella de la nación.
v
—No hay amor que al ciudadano

*
-------------

40 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 41

Como el de la patria cuadre; —Los niños son la esperanza


Si no amamos á esta madre Más bella de la nación. ■
Nos la ultrajarán al fin.
Que sepan, sepan amarla — ¡ Ay! el sol caerá muy pronto
Nuestros hijos inocentes, Sobre nuestra losa fria,
Y serán independientes, Ese sol que todavía
Pese al extranjero ardid. Alumbra á tiranos mil.
—¿De toda injusta invasión Aprovechemos las horas,
Sabrían tomar venganza ? No ya en pueriles cariños,
—Los niños son la, esperanza Sí en enseñar á los niños
Más bella de la nación. Á ser hombres ó morir.
— ¿Y á puerto de salvación
— Las muertas generaciones Arribarán con bonanza?
Se hubieron odio profundo; —Sí, que ellos son la esperanza
La fraternidad del mundo Más bella de la nación.
Como un sol ha de nacer. 1848.
Unamos á nuestros hijos
Entre sí con firmes lazos,
Y al extranjero sus brazos
Tenderán ellos después.
—¿No habrá ni un negro pendón,
Ni tinta en sangre una lanza?
—Los niños son la esperanza CÓMO ENTRAN Y CÓMO SALEN.
Más bella de la nación. V

—Inspirémosles sin tregua


Inclinación al trabajo, —Levanta los ojos, Curro;
Que él sólo nos da aquí abajo ¡Criatura, no estés triste,
Orden, alegría y paz. Que si á la cárcel viniste
El ocio es padre del crimen, No tardarás en salir!
Y engendra las ambiciones Hoy cumplo yo la condena,
Que hacen hoy de las naciones Aquí se quedan mis vicios
Campos de guerra tenaz. Y á ejercer voy los oficios
— ¿Vendrá esa trasformacion, Que me han enseñado aquí.
Si horror juran á la holganza? —Pues comienza á relatar.
42 VENTURA R. AGUILERA ECOS NACIONALES. 43

—Aquí he venido —Curro mió, eres un niño,


Por no haber sido Mas eon el tiempo te juro
Bastante diestro... Que te has de hacer hombre duro,
Pero al mes, era maestro Y después de duro, atroz.
En el arte de robar. Antes yo con la navaja
Me batía frente á frente;
—Sólo hallarás una contra, Ahora despacho á la gente,
Si es que despacio lo miras, Sin decir: «aquí estoy yo.»
Y es que el aire que respiras —Esto me empieza á gustar.
Es aire de corrupción. —Aquí he venido
Mi cuerpo, antaño más fuerte Por no haber sido
Que el árbol de la montaña, Bastante diestro...,
Débil es hoy como caña Pero al mes, era maestro
Que vegeta en un rincón. En el arte de matar.
—Sigue, no dejes de hablar.
—Aquí he venido —Cuando esta casa me dieron,
Por no haber sido Después de pesquisas hartas,
Bastante diestro... Manejaba yo las cartas
Pero al mes, era maestro Como las manejas tú.
En el arte de escalar. Hasta el alma ¡ay! me robaron;
Pero como la experiencia
—No temas rudas fatigas; Es la madre de la ciencia,
¿Sabes cuál es tu trabajo? He salido gran tahúr.
Pasearte de arriba abajo, —Por rico te puedes dar.
Dormir sin tasa y comer. —Aquí he venido
Así no podrá tu padre Por no haber sido
Pedirte pan, con clamores; Bastante diestro...
Vida es esta de señores Pero al mes, era maestro
Y no es mejor la del rey. En el arte de trampear.
—Ya no es tanto mi pesar.
—Aquí he venido —Cuando salgas de la cárcel
Por no haber sido. Te mirarán de soslayo:
Bastante diestro... Que te miren ¡voto á un rayo!
Pero al mes, era maestro Que hablen bien ó mal de tí.
En el arte de vagar. Adiós, y deja á los hombres
44 ECOS NACIONALES. 45
VENTURA R. AGUILERA.
Á morir por la nación.
Que perversos te desdeñen, — ¡No tienen pan! — Con la sangre
Pues con lo que otros te enseñen De las venas enemigas
Ganarás para vivir.
Brotarán flores y espigas
—¡Ya se acabó mi pesar! Los campos del labrador.
—Aquí he venido — ¡ Guárdete Dios!
Por no haber sido
¡ Corre á morir por la patria !
Bastante diestro...
—¡Adiós!
\ Adiós, que ya soy maestro —¡ Adiós!
En el arte de medrar!
1846. — ¡ Huérfanos, padre, quedamos!
— La sangre de Mayo clama,
Y todo el pueblo se inflama
Al grito de libertad.
— ¡ Te van á quitar la vida!
— Siempre por la patria es tarde ,
POR LA PATRIA. Y no se sufre á un cobarde
En esta nación leal.
— ¡ Guárdete Dios!
¡ Corre á morir por la patria !
—¿ Á ¡¿onde vas, hijo mió, —¡ Adiós!
Que así dejas la cabaña? —¡ Adiós!
— A combatir por España,
Como bueno á pelear. — ¿ Veis allá lejos, muy léjos,
— ¿Á mis lágrimas no atiendes? Donde acaba el horizonte,
¿No sientes mis manos yertas? Entre el ramaje del monte
— Al dintel de nuestras puertas Cien puntos de fuego arder?
Ya los franceses están. Pues allí nuestros soldados,
— ¡ Guárdete Dios! Entre lodo, y viento, y nieve,
¡ Corre á morir por la patria! Mientras llueve, mientras llueve
—¡ Adiós! Pasar la noche se ven.
—¡Adiós!
— ¡ Guárdete Dios!
¡ Corre á morir por la patria!
— Esposo, tus hijos lloran.
—¡ Adiós!
— Basta de duelos prolijos ;
—¡ Adiós!
Quiero que aprendan mis hijos
46 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 47

— Mañana, por el angosto En su agonía abraza con místico entusiasmo,


Vecino desfiladero, Como única esperanza, la cruz del Redentor ;
El ejército extranjero Mas en los nobles hijos que amamantó su pecho
Pasará para Madrid. Sin término hinca el hambre su diente destructor.
Mañana, sobre su frente Como tropel de espectros , la blanca faz difunta,
Desplomarán nuestros brazos Y la mejilla cárdena pasando lentos van,
De esa montaña pedazos, Y lloran cuando clama su moribunda madre:
Que lo sepulten allí. — Para mis hijos pan ,
— ¡ Guárdete Dios! ¡ Sólo pan !
¡ Corre á morir por la patria '
—¡ Adiós! Los pobres irlandeses trabajan como el negro
—¡ Adiós ! Cuyo semblante quema del trópico la luz;
Y brota de la entraña, de su fecunda tierra
1847.
De frutos regalados inmensa multitud.
Mas siempre la fortuna fué ingrata para el pueblo,
Que ve entre cien señores partirse la heredad,
Sin que la voz de Irlanda les mueva cuando pide
Para sus hijos pan,
¡ Sólo pan !
IRLANDA. * Ün dia,.congregadas, de Albion las Asambleas
Fingieron condolerse de tanto padecer;
Erin abrió su pecho, ya frió, á la esperanza,
Irlanda, la más bella paloma de las islas, Y sus hambrientos hijos cantaron de placer.
La délos verdes campos , la encantadora Erin (1), Mas ¡ay! pronto abatieron sus pálidas cabezas...
Tendida en el romántico sepulcro de sus flores Albion les daba leyes de- estéril libertad,
Aguarda suspirando de su existencia el fin. Cuando de Erin se oia siempre esta voz horrible :
Albion (2), la bandolera de pueblos y de mares, —Para mis hijos pan ,
Robóla sus tesoros , armada de puñal; ¡ Sólo pan !
Y Erin, desde su tumba, desfallecida pide
Para sus hijos pan , ¡ Albion , maldita seas! ¡ Albion, maldita seas!
¡ Sólo pan ! Tus labios beben sangre, tu sed no calmará...
La sangre de los pueblos que á tu furor sucumben
(1) Irlanda.
Tu cuerpo de gigante robusteciendo va.
(2) Inglaterra. Hipócrita, al esclavo le quitas la cadena
48 VENTURA R. AGUILERA. ecos nacionales. 49
Tu yugo insoportable poniéndole á la par; —Lancé un grito de guerra, y á este grito
¡Ay! como á Erin la hermosa, que eternamente pide Postráronse á mis plantas pueblos mil;
Para sus hijos pan , Temblaron las montañas de granito ;
¡ Sólo PAN ! Paró su curso temeroso el Khin.
Los jardines de Italia encantadores
Erin repite el himno que entona el Occidente Atravesó mi gente en són marcial,
Sentado en los escombros del templo que cayó ; Y verdes lauros y tempranas ñores
Y torna al Occidente sus ojos azorados Nos dieron sus mujeres, al pasar.
Cual náufrago que el puerto de su ventura vió. Ya no veo frontera ni horizonte
Los pueblos generosos te dan sus simpatías Que no alumbren los rayos de mi sol.
Y al bárbaro pirata, maldicen, de la mar... —Mientes, ó ciego estás-, baja del monte-,
¡ Oh 1 Europa tendrá rayos para el pirata, y busca Aún te falta vencer al español.
Para tus hijos pan ,
\Dicha y pan! —Yo las Esfinges saludé en Oriente ;
1848. Yo en el desierto resistí al simoun;
Luz una noche me pidió mi gente...
Y á cañonazos incendié á Moscow.
Yo sentencié al Consejo de Venecia;
Mi planta holló los campos de Wagrám ;
Cual roja exhalación pasé por Grecia
CANTO DE NAPOLEON. El sueño de los siglos á turbar.
Ya no veo frontera ni horizonte
Que no alumbren los rayos de mi sol.
—Marchemos á la guerra, batallones, —Mientes, ó ciego estás-, laja del monte-,
Yo os cubro con mi púrpura imperial; Aún te falta vencer al español.
Ante mi sombra inmensa las naciones
Como palomas desbandadas van. —Yo hice nacer legiones de soldados
¡Mió es el mundo! hasta invadir el cielo Como yerbas y rosas el Abril;
Tascará duro freno mi corcel; A mi voz se miraban espantados
Yo rasgaré su misterioso velo Los clubs en sus cavernas de París.
Haciendo levantar otra Babel. Del viejo mundo las caducas leyes
Ya no veo frontera ni horizonte En un lago de sangre sepulté;
Que no alumbren los rayos de mi sol. Los carcomidos tronos de los reyes
—Hientes, ó ciego estás; baja del monte; En astillas rodaron á mis piés.
Ató te falta vencer al español. Ya no veo frontera ni horizonte
4
z

50 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 51

Que no alumbren los rayos de mi sol. Hasta la alameda, á pié.


—Mientes, ó ciego estás; baja del monte; — No-vendrá; mas si viniere,
Aún te falta vencer al español. Como aseguran, Tomás,
i Ya verás cuánto te quiere,
—Yo el bélico renglón de Francia y gloria Ya verás!
Pinté en el oriflama nacional,
Y eclipsó las grandezas de la historia —Abuela ¿cómo es que tarda?
De mis triunfos el rápido huracán. Mucho me temo otro engaño;
Yo dormí con mis viejos veteranos; Ya se le espera hace un año
Yo su pan crudo y negro devoré, Y él no acaba de venir.
Y una turba raquítica de enanos Ese sí que será bueno
En raza de gigantes trasformé. Y no el que en el pueblo había;
Ya no veo frontera ni horizonte Aquel triste no sabia
Que no alúmbrenlos rayos de mi sol. Leer, hablar, ni escribir.
—Mientes... que un día, al descender del monte , —No vendrá, ó tu abuela sueña;
Sepulcro dió á tu gloria el español. Pero si viene, Tomás,
1847. ¡ Ta verás cuánto te enseña,
Ya verás!

—De la ciudad vino un niño,


Y era el oirle una gloria,
Cuál relataba la historia,
La historia de la nación.
EL MAESTRO QUE NO VIENE.*
Aquí ¡ ay abuela querida!
Al que en saber más avanza
Apénas si se le alcanza
AL EXCMO. SR. D. MANUEL RUIZ ZORRILLA. Cómo se labra un terrón.
.—No vendrá... ¡ sueños falaces!
— Abuela, dicen que hoy viene, Pero si viene, Tomás,
Viene un maestro de escuela; ¡ Ya verás qué sabio te haces,
Vamos al camino, abuela, Ya verás!
Conmigo al camino ven.
¡ Qué alegría! ¡Cuántas cosas —Diz, abuela, que los libros
Nos dirá, que ahora ignoramos ! Hacen buenos ciudadanos,
Á recibirle salgamos Corteses á los villanos
ECOS NACIONALES. 53
VENTURA R. AGUILERA.
—¡Oh! ¡ya no viene! han pasado
Y compasivo al cruel. Dias y dias sin cuento,
Y diz también que en sus hojas Siempre yo en igual tormento,
El gran secreto se encierra, Siempre en igual inquietud.
Para q ue la dura tierra ¡ Ay, abuelita del alma !
Grandes cosechas nos dé. Mis esperanzas presumo
—No vendrá, ni por asomos; Que convertidas en humo
Pero si viene, Tomás, Van por la atmósfera azul.
¡ Ya verás qué ricos somos, —No vendrá, mas si viniere,
Ya verás! Como aseguran, Tomás,
¡ Ya verás cuánto te quiere,
—Abuela ¿no te da risa Ya verás !
De ver cómo deletrea
El alcalde de la aldea 18«.

Cualquier orden superior?


¡ Oh! si el maestro llegase,
Te aseguro, abuela mia,
VEINTE AÑOS DESPUES.
Que en dos lecciones podría
Ser mejor alcalde yo.
—No vendrá, esperas en balde;
Pero si viene, Tomás, El poeta. —Miradle bien, ya se acerca;
¡ Ya verás si eres alcalde, Mordazas su voz ahogaban,
Ya verás ! Cadenas le sujetaban,
Por eso en venir tardó.
—Ya me amenaza la quinta, Tomás, á cumplir yo acudo
Me llevará de contado, La antigua promesa que hice;
Y siempre seré soldado, Conmigo aplaude, y bendice
Y siempre al hombro el fusil. Al que sus hierros partió.
Mas si viniendo el maestro Tomás. — Con su retrato, en la escuela
Por su cuéntame tomára... Pondré su nombre además:
¡ Quién sabe adonde llegára Adli los verás, abuela,
Con la ambición que hay en mí! Los verás.
—No vendrá, según se advierte;
Pero si viene, Tomás, I8G9.

¡ Ya verás cómo haces suerte,


Ya verás!
54 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 55

La hospitalidad francesa,
Tan antigua como el sol.
— Buen francés, Dios que te escucha
EL PROSCRITO. No olvidará tus acciones ,
Si injustas persecuciones
Te echan al suelo español.
—Español, ¿por quién suspiras?
—Por España, buen francés. —El cántico de las aves
— El cielo que en Erancia ves Mi corazón estremece,
¿No tiene brillante sol? La campiña me entristece,
Nubes de jazmín y fosa Me abrasa el fuego del sol.
Abren paso á su destello... —¿Qué buscas, pues, que así el llanto
— Para mí no lo hay más bello Rueda por tu faz ajada?
Que el helio cielo español. — ¡ Ay! ¡ mi patria idolatrada!
—Détela el cielo, español.
— Tiende la vista á los campos. 1847.
— Campos son encantadores.
— Es Francia jardín de flores
Que beben la luz del sol.
Fuentes y limpias cascadas
Refrescan el aura pura...
—¿Qué campo más hermosura
Tendrá que el campo español 2
LA CARIDAD.

—Nadie compite en el mundo


INTRODUCCION.
Con nuestras lindas doncellas.
—Otras hay más lindas que ellas
Bajo la lumbre del sol. La caridad es la brisa
En cuya sangre cristiana De los jardines del cielo;
Hierve la sangre de Oriente , Es imágen del consuelo
Y en cuya soberbia frente Al dintel de un panteón.
Arde el orgullo español. Al desvanecer el caos,
Dios, en su juicio profundo,
—Da treguas á tus pesares , La puso en medio del mundo
Pues te ofrece asilo y mesa Con toda la luz de un sol.
56 VENTURA R, AGUILERA. ECOS NACIONALES. 57

Luz que hasta en el hueco oscuro De tu pobre corazón.


De las hondas madrigueras — ¡ Hermana , tú eres el ángel
Donde respiran las fieras , Que yo demandaba á Dios!
Derrama su resplandor.
¿No alumbrará las tinieblas — Monstruo voraz es el fuego,
Del pecho humano ese sol? Nadie su pujanza doma,
Y ese techo se desploma,
ECO. Y esa casa va á caer.
Al pié de aquella ventana,
—Triste y lluviosa es la noche : Una madre, sin fortuna,
¡ Desgraciado el peregrino Abraza á un niño en la cuna,
Que haya perdido el camino Y arde el incendio tras él.
Del monte en la oscuridad! — ¡Socorro! ¡misericordia!
Pero han llamado á la puerta : — ¡ Infeliz! no en vano clamas ;
— ¿ Quién es ?—Un mísero anciano; Aunque me traguen las llamas
Abrid, por el cielo, hermano, Á salvaros volaré.
El cielo os lo pagará. — Mi hijo está aquí, socorredle,
—Entrad en mi humilde choza, Que arde el incendio tras él.
Sin temor ni pesadumbre ;
Para el frió, tendréis lumbre, — Es de noche, y nadie acude...
Para el hambre, tendréis pan. ¡ Cien rayos! ¡ mil terremotos!
—El cielo os escucha, hermano, Me dejan, los brazos rotos,
Y el cielo os lo pagará. Como á un perro echado aquí;
Aquí, en un lago de sangre,
— Sola, huérfana en la tierra, Todos revueltos y juntos
Tocando al fin de tu vida Los vivos con los difuntos
estás ¡ oh niña! abatida Que cayeron en la lid.
En el lecho del dolor. — ¡Camarada!—¿Quiénme busca?
—¿Quién hablaba? ¿qué me quieren? « Aquí estoy con dos balazos.
¡Virgen mia, cuánto peno ! — Yo te llevaré en mis brazos.
¿Sois acaso el ángel bueno — No abandones mi fusil.
Que yo demandaba á Dios ? — ¡Dios vela por los valientes
—Vengo á velar á tu lado, Que cayeron en la lid!
Secar el llanto que llores
1846.
Y remediar los dolores

t
58 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 59

Que incendian tu corazón.


Y es música que te inflama
EL CORCEL DE BATALLA. Con su infernal armonía,
La voz de la artillería
Que sale de aquel peñón.
¿Sientes mi espuela?
Dice un húsar azuzando ¡Á escape... á escape, bridón!
Á su corcel de batalla: ¡ Oh, cómo vuela!
—Ya el rumor de la metralla ¡ Hurra! ¡ Viva la nación!
Zumba en la revuelta lid.
Ya de gozo te estremeces , Hoy se mancha tu vestido,
De sed de sangre estás ciego, Mas ¡ vive Dios! que mañana
Y blanca espuma de fuego Te he de poner el de grana,
Te brota en la ancha nariz. Si entramos en la ciudad.
¿Sientes mi espuela? Y te llevaré á paseo,
¡Á escape... á escape, bridón! Y se parará la gente
¡Oh, cómo vuela! Á mirar tu continente
¡ Hurra! ¡ Viva la nación! Marchando con majestad.
¿Sientes mi espuela?
¡Soberbia estampa es la tuya! ¡Á escape... áeseape, bridón!
Mirándome voy en ella, ¡ Oh, cómo vuela!
Como se mira una bella ¡ Hurra! ¡ Viva la nación!
En una fuente, al pasar.
¡Camarada, eres buen mozo ! Alas llevas en los cascos,
Tu crin es limpia y suave Por eso en la lid deshecha
Como las plumas de un ave Vamos los dos como flecha
Que se ha bañado en el mar. Que dispara un cazador.
¿Sientes mi espuela? Yo, matando'eon mi lanza
¡A escape... á escape, bridón ! En botes rudos y ciertos,
¡ Oh, cómo vuela! Y tú pisando los muertos
¡ Hurra! ¡ Viva la nación! Por este campo de horror.
¿Sientes mi espuela?
La nieve hiela tu pecho, ¡Á escape... á escape, bridón !
Por eso, á lo que presumo, ¡ Oh, cómo vuela!
Respiras pólvora y humo ¡ Hurra! ¡ Viva la nación!

r
60 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 61

Ayer nos sirvió de techo —Tres niños tengo, y fallecen


La inmensidad del espacio: De miseria los tres niños ;
Hoy tendremos un palacio, ¡Si los vieseis! como armiños,
Y una cama en que dormir. Blancos cual la nieve son.
Compañero... ¡á escape! ¡á escape! He de traerlos mañana
Que, entre una lluvia de halas, Y los vereis al traerlos ;
Colgando van las escalas Seguro estoy de que al verlos
Del muro, para subir. Se os partirá el corazón.
¿Sientes mi espuela? ¿Aún no me ois? ¿ Más miserias
i Á escape... á escape, bridón! Queréis, al fin, que os declare?
¡Oh, cómo vuela! — Le digo que Dios le ampare,
¡ Hurra! ¡ Triunfó la nación! Que puede ampararle Dios.
1846.
—El cielo me oirá algún dia,
Fio en la piedad del cielo ;
Mas ¡cuán amargo es el duelo
Que hay entre tanto en mi hogar!
La madre de mis tres hijos...
¡ Ay! muriendo está la madre :
¡QUÉ HERMANOS! Dadme, señor, si sois padre,
Una triste caridad.
Yo diré que sois humano
Á quien por vos preguntare.
—¡Caballero, una limosna ; —Repito que Dios le ampare,
Por la Virgen, caballero ! Que es quien le puede amparar.
Soy un pobre jornalero
Que no lo puede ganar. —Por mis yerros, tal vez, sufro;
Trabajo busco... ¡ay! en balde ; Dios perdonará mis yerros;
Me dicen que no hay trabajo, Pero ¡ay, señor! vuestros perros
Y andando de arriba abajo Son más dichosos que yo.
Llevo seis dias de afan. Conmigo partid sus sobras,
Nada tengo, señor, nada ; Dejad que hoy coman conmigo,
En mi situación repare. Como un huésped, un amigo
—i Cómo ha de ser! Dios le ampare, Que busca su protección.
Que es guien le puede amparar. Mal-pago tendrá quien sordo
VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 63

Al prójimo abandonare.
— (¡ Ya me irrita!) Dios le ampare,
Que puede ampararle Dios. CANCION DE LOS TALLERES.

—Opulento sois; ¿quién debe


Dar, sino da el opulento?... — ¡ Venid, oh compañeros!
No os pido yo un aposento ¡Venid! desde esta aurora
Grande y de lujo sin par; Idea redentora
Ni vestidos que me abriguen Recibe adoración.
(¡Para el pobre no hay vestidos !) — ¿Qué idea redentora
Ni esos anchos y encendidos Recibe adoración?
Braseros, que calor dan. —Aquella que, al mostrarse,
Con un poco de pan negro Gran multitud atrajo,
Que ásus perros les quitare... Su nombré es el trabajo ,
— f ¡ Voto á un rayo!) Dios le ampare , Y él es también el dios.
Que es quien le puede amparar. CORO.

—La puerta vais á cerrarme... Resuenen los talleres con ecos de alegría;
¡Bien! me voy de vuestra puerta; Á trabajar corramos, que va á salir el sol;
Otra me dejais abierta, Y en los robustos hombros del que con fe trabaja
Y es la del crimen, señor. Descansa la fortuna, la paz de la nación.
La mano de la justicia
Me persigue... y vuestra mano; —Ni mármoles soberbios
¿Qué ha de hacer el artesano Para mayor decoro,
Más que ir ásu perdición? Ni lámparas de oro
No hay jornal, ni una buen alma En torno al dios se ven.
Que del crimen me separe... —¿Ni lámparas de oro
— ¡ Vaya fuera, y Dios le ampare, En torno al dios se ven?
Y sino... déjele Dios! — Son, como la ley nueva,
Sencillos los altares,
1847.
Los vuestros sus cantares,
El templo es el taller.
CORO.

Resuenen los talleres, etc.


ECOS NACIONALES. 65
64 VENTURA R. AGUILERA.
El pan de su sustento,
—Ministros necesita
Y el íntimo contento
La ley fecunda y nueva;
De haberla hecho feliz.
Pero también reprueba
La vana ostentación. CORO.
—¿Por qué también reprueba
La vana ostentación ? Resuenen los talleres, etc.
—Porque es la inútil pompa
—La ley, que á todos llama
De nuestra ley azote,
Sin séquito de guerra,
Y de ella sacerdote
Será EL TRABAJADOR.
Conquistará la tierra
Que hoy vive sin quietud.
CORO. —¿Conquistará la tierra
Que hoy vive sin quietud?
Resuenen los talleres, etc.
— Y el fausto destruyendo
—No pide ásus adeptos, De corrompidos séres,
Contrarios á los vicios, Saldrá de los talleres
Sangrientos sacrificios El sol de la virtud.
Que manchen el altar. CORO.
—¿No pide sacrificios
Resuenen los talleres con ecos de alegría,
Que manchen el altar?
Á trabajar corramos, que va á salir el sol;
— Ni atízala discordia,
Ni alienta la venganza; Y en los robustos hombros del que con fe trabaja
Su víctima es la holganza , Descansa la fortuna, la paz de la nación.
Y al dios se votará. 1847.

CORO.

Resuenen los talleres, etc.

—Aquel que esta doctrina


Venere con fe inmensa,
También su recompensa
Tendrá en el porvenir.
—¿Cuál es la recompensa
Que ofrece el porvenir
—La paz de la familia,
5
I

66 VENTORA r. aguilera. ECOS NACIONALES. 67

Podrá morir Europa, la libertad no muere;


Dios, queledió su vida, la salvará también.
Y en tanto marcha Europa ¿qué hace la patria mia?
¡AY DE ESPAÑA! Murmura himnos de fiestas al pié del panteón !
España es como cisne que canta en su agonía;
Mañana dirán todos: «Europa renació.»
¡ Honor á Suiza libre que al mundo ha despertado
Laureles recogiendo para su augusta sien! ¿No veis en vuestros sueños banderas desplegadas
Á gigantesca lucha los pueblos ha llamado... Y ejércitos de bravos sin término pasar?...
Ya sale á las batallas Europa en su corcel. Unas tras otras corren las huestes apiñadas...
.Nosotros ¡ oh vergüenza! en muchedumbre impía Es la familia humana que á emanciparse va.
Danzamos como siervos, de la cadena al són: Y la victoria es suya, que Dios sus pasos guia,
España es como cisne que canta en su agonía; Mientras en los festines desmaya nuestra voz:
De sus despojos fénix, ya Suiza renació. España es como cisne que canta en su agonía;
¿ Cuándo decir podremos que España renació
Cuandoalrumorsiniestrodeunmar de sangre humana 1848.
Surgía el astro pálido de nuestra libertad,
En tumba silenciosa, dormía nuestra hermana,
Italia, nuestra hermana, era cadáver ya.
Mas ñera levantándose, saluda al nuevo día;
¡ Nosotros en placeres vemos caer el sol!
España es como cisne que canta en su agonía; EL DOS DE MAYO.*
De sus cenizas fénix, Italia renació.

\ El huracán de Francia nos trae mil clamores;


Magníficos incendios levanta en pos de sí; ¡ Otra vez esas campanas,
Mas ¡ ay! que en este suelo de luto y de dolores Otra vez esos gemidos
Ni para ver hay ojos, ni oidos para oir. Vienen á herir mis oidos
Con carcajadas roncas de estúpida alegría Desde las torres cristianas!
Los ayes apagamos del pobre corazón: Retiembla el viento á su acento,
España es como cisne que canta en su agonía; Y hasta el confin de la tierra
De sus cenizas fénix, ya Francia renació. Se oye esta voz en el viento :
— ¡ Venganza, guerra!—
Sólo el cañón del Norte nuestros oidos hiere, Y el mar en ronca armonía,
Mas la bandera libre sin un jirón se vé; Con un eco en cada ola,
68 VENTURA R. AGUILERA.
ECOS NACIONALES. 69
Canta al nacer este día
Y aún se oye una voz que zumba :
La independencia española.
— ¡ Guerra! ¡ Venganza!—
Y el mar en ronca armonía,
Vendiendo amistad sincera,
Con un eco en cada ola,
Francia quiso esclavizarnos...
Canta al nacer este dia
¡ Sólo así pudo engañarnos
La independencia española.
Esa cínica ramera!
Mas brillaron los arneses
En las horas de misterio,
Y el bravo empuñó su lanza ,
Que á los mortales espantan,
Gritando al matar franceses :
Los mártires se levantan.
— ¡ Guerra! ¡ Venganza! —
Y dejan el cementerio.
Y el mar en ronca armonía,
En sus miradas fulguran
Con un eco en cada ola,
Cien rayos de luz que aterra,
Canta al nacer este dia -
Y lentamente murmuran :
La independencia española.
— ¡ Venganza'. ¡ Guerra'.—
Y el mar en ronca armonía,
¡ Aún se oyen tristes clamores!
Con un eco en cada ola,
¡ Aún de sangre se ven huellas !
Canta al nacer este dia
En vano, hermosas doncellas,
La independencia española.
Cubriéndolas vais de flores.
Que el valiente pueblo hispano
Aprendan desde su infancia
Clama del llano á la sierra,
Nuestros hijos inocentes,
Clama de la sierra al llano :
Á morir independientes
—¡ Venganza'. ¡ Guerra'.—
Y el mar en ronca armonía, Cual los bravos de Numancia.
Y en las futuras edades
Con un eco en cada ola,
Clame cuanto España encierra
Canta al nacer este dia
La independencia española. En sus campos y ciudades :
— ¡ Venganza'. ¡ Guerra'.—
Que el mar en ronca armonía,
París tiene arcos triunfales ;
Con un eco en cada ola,
Francia se despuebla á verlos ;
Madrid, tú puedes hacerlos Canta al nacer este dia
Con cabezas de imperiales. La independencia española.
Madrid les cavó su tumba, 1848.
Aquí murió su esperanza,
z

ECOS NACIONALES. 71
70 VENTURA R. AGUILERA.
Ni más gallarda es la rosa,
Ni más hermoso es el sol.
Al léjos tus compañeros
EL TRIBUTO DE SANGRE. Trabajan con alegría...
¡ Y tú pierdes en un dia
Madre, amistades y amor!
AL GENERAL D. JUAN VAN—HALEN.
Hijo mió ¿volverás! etc.

Mira, reza por las noches


¡ Dicen que la ley lo manda,
Á la Virgen del Rosario,
Y te arrancan de mis brazos!
Al pié de este escapulario
Con el alma hecha pedazos
Que Ella me dió para tí.
Partir allá te veré.
Pónlo después sobre el pecho,
Anda, y calla, y obedece
Y, al marchar con firme planta,
Esa ley que Dios maldijo,
Su imágen bendita y santa
Que roba á la madre el hijo
Será tu escudo en la lid.
Y el báculo á la vejez.
Hijo mió '¿volverás! etc.
Hijo mió '¿volverás1!..■
Que á su tierra Zagal mió ¿por qué lloras?
Pocos vuelven, ¿Es por ver que tus hermanos
T á la guerra Levantan las tiernas manos
Muchos van... Amparo pidiendo á Dios ?
¡ Tú vas á la guerra, Juan!
Así la tórtola gime,
Cuando con vuelo torcido
¿Quién labrará nuestro huerto,
La roba del pobre nido
Que es encanto de mis ojos?...
Algún gavilán traidor.
Mañana tristes abrojos
Hijo mió ¿volverás! etc.
Bañará del sol la luz.
- El pan faltará á tu madre,
¡Quién sabe!... Acaso mañana
Que, al sonar las oraciones,
El azar de una pelea
No oirá las dulces canciones Te arroje á incendiar tu aldea.
Que tan bien cantabas tú.
La que te ha visto nacer.
Hijo mió '¿volverás! etc. Y ¡ ay! á la voz de tu jefe,
Voz tremenda, inexorable,
Mira quien viene del campo i
No perdonará tu sable
Ella', que iba á ser tu esposa;
72 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 73

Ni á tus hermanos, tal vez. —¿Y están en la villa, están?


Hijo mió ¿ volverás 1 etc. —De echarlos España acaba,
Á su tierra van marchando...
¡ Adiós, prenda de mis ojos! Y Juan iba andando... andando...
Vete en la flor de tu vida Y de júbilo lloraba.
A la guerra aborrecida,
Que así lo manda la ley. Rayando apénas la aurora •
Hambre, fatiga y miseria En el pálido horizonte,
Te esperan... ¡pobre soldado! En la espesura del monte
Pero la ley lo ha mandado... Halló Juan á una pastora.
¡ Confúndala Dios, amen! Ella le dijo:—No sigas.
¡Adiós!... ¡ Ya no volverás! Pues las tropas enemigas
Que á su tierra Al compás de sus cantares
Pocos vuelven, Han quemado tus hogares,
Y á la guerra ¡Pobre Juan!
Muchos van... — ¿Y están en la villa, están?
¡ 7 « vas á la guerra, Juan! — De echarlos España acaba,
1847.
Á su tierra van marchando...
Y Juan iba andando... andando ..
Y de júbilo lloraba.

Á la puerta de la villa
Encontró á su hermano ciego ,
LA VUELTA DEL VOLUNTARIO. Y una lágrima de fuego
Le rodó por la mejilla.
— ¡Sin ojos tú, hermano mió !
Partióse Juan á la guerra —Por amparar con mi brio
Con pecho firme y sereno , Á tus hijos, sin fortuna,
Y combatió como bueno, Degollados en la cuna,
Y herido tornó á su tierra. ¡Pobre Juan!
Ya cerca de su destino —¿Y los franceses, están?
Decir oyó á un campesino: — De echarlos España acaba,
— Los sables délos franceses Á su tierra van marchando...
Han arrancado tus mieses , Y Juan iba andando... andando. ■ ■
¡Pobre Juan! Y de júbilo lloraba.
74 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 75

Cuando vino el nuevo dia


Se fué Juan de puerta en puerta,
Y en la que encontraba abierta EL PORVENIR.
Una limosna pedia.
Y los niños y los viejos,
Que escuchaban los consejos
Y las glorias del valiente, Salga volando el alma de su mezquino encierro
Repetían tristemente: Y lleve mis canciones del universo al fin ;
—¡Pobre Juan!— No más desastres llore la cítara de hierro ;
Y él decía:—Ya no están, Voy á narrar la historia del hondo porvenir.
De echarlos España acaba , Las viejas sociedades derrúmbanse en montones,
Á su tierra van marchando...— Mas otras, como flores, veránse en pos brotar;
Y Juan iba, andando... andando... Y huyendo los tiranos irán por las naciones
Y de júbilo lloraba. Con su conciencia solos, sin patria y sin hogar.

Postrado por los dolores Sus nidos abandonan las águilas reales ;
Juan esperaba la muerte, Sus nidos arrebata el huracán también;
Y dolidos de su suerte Los que hoy al mundo asombran con torpes bacanales
Así hablaban dos pastores : Mañana tendrán hambre, mañana tendrán sed.
— ¡ Qué de vueltas da este mundo! Las tumbas de los vivos, las lóbregas prisiones,
¡ Ayer, bueno!... ¡hoy, moribundo! Á víctimas sin cuento mañana soltarán ;
—Hoy, la miseria le humilla, Y huyendo los tiranos irán por las naciones
Y era envidiado en la villa; Con su conciencia solos, sin patria y sin hogar.
¡ Pobre Juan!
—Mas ya... en la villa... no... es...t La libertad es reina, es reina ya de Europa;
Y Juan, que esto murmuraba Ayer llamó á sus puertas , y Europa respondió ;
En el lecho agonizando , Ni ejércitos siguiéronla de mercenaria tropa,
Se iba acabando... acabando... Ni iluminó su tránsito la llama del cañón.
Y aún de júbilo lloraba- De gozo se estremecen los bravos corazones,
1847.
Sus lágrimas enjugan todos los pueblos ya ;
Y fluyendo los tiranos irán por las naciones
Con su conciencia solos, sin patria y sin hogar.

Al són dé la trompeta, que espanta á las ciudades,


Sucederán los cantos alegres del taller ;
ECOS NACIONALES. 77
76- VENTURA R. AGUILERA.
Mi numen, á tus piés, yace transido
Á edades turbulentas, más prósperas edades;
Cual flor que abate el rayo,
La choza y el palacio tendrán la misma ley.
Meditando en el último gemido
i Abajo de la guerra los bárbaros pendones! De tu mortal desmayo.
¡ Que la bandera santa tremole de la paz! Lúgubres son mis himnos, como el lloro
Y huyendo los tiranos irán 'por las naciones De huérfano y de viuda,
Con su conciencia solos, sin patria y sin hogar. Al ver que, agonizando, el bien qu,e adoro
Helada sangre suda.
Como del mar las olas se agitan los imperios ; Tu sangre es el bautismo que redime
De libertad el eco zumba del Norte al Sur ; Á la familia humana;
Tú, que de la existencia comprendes los misterios , Ésta rompiendo el yugo que la oprime,
¡Dios mió! más felices haz á los pueblos Tú. Libre será mañana.
Sobre ellos el tesoro derrama de tus dones, Que si tumba á tu cuerpo moribundo
Que de tus hijos todos el mundo sea heredad; Dió el G-ólgotha, fué cuna
* Y huyendo los tiranos irán por las naciones Donde nació la libertad del mundo
Con su conciencia solos, sin patria y sin hogar. Como en el mar la luna.
Abril de 1848. La libertad, que há siglos atraviesa
Las tierras y los mares,
Desconsolada, y fugitiva, y presa
De indecibles pesares.
¡Ay, también los verdugos le pusieron
Corona vil de espinas!
ANTE UN CRUCIFIJO. ¡ Ay, también con sarcasmos escupieron
Sus mejillas divinas!
Mas tendrá en su camino solitario
MEDITACION.
Por un suplicio un solio;
No morirá en la cruz de otro Calvario...
Subirá al Capitolio.
Aquí vengo con íntimos dolores Celebrarán los pueblos su victoria
¡ Oh sol del alma mia!
Con laureles y palmas;
Ceñida el arpa de funestas flores, Yhossanas mil de júbilo y de gloria
Pensando en tu agonía.
Entonarán las almas.
Que aún mis ojos te ven, mustio y sediento, Pasarán los tiranos, como oscura
¡ Ay! en la estéril loma
Nube de horror y asombros,
Desfallecer del Gólgotha sangriento,
Y las razas esclavas á la altura
Como herida paloma.
78 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 79

Llevaránla en sus hombros. Y ángel de luz que pasa por su mente


¡ Sí, amoroso Jesús! Tú la sentencia Cuando sufren dormidos.
Dejas con sangre escrita,
Sacrificando al hombre tu’inocencia
En la ciudad maldita.
Tu boca ha pronunciado una palabra i Oh! ya baña los cielos otra lumbre;
Que hunde las viejas leyes, Ya fiero se desploma,
Y la santa igualdad ante Dios labra Como peña que baja de una cumbre,
De plebeyos y reyes. El Norte sobre Roma.
Tu espíritu visita al artesano Ya un imperio titánico en la llama
En su taller desnudo, De Europa arder se mira,
Como en su casa de oro al soberano, Y del árbol feudal bajo la rama
Como al ciego y al mudo; El siervo ya respira.
El trabajo del pobre glorifica, Ya en polvo los castillos insolentes
Y en balanzas iguales Caducos se deshacen,
Pesa del labrador la ruin pellica Y hollando su poder, independientes
Y las púrpuras reales; Las monarquías nacen.
Las hondas llagas del leproso cura, Ya la tormenta popular desquicia
Y como casta rosa Cuanto nutre su encono,
En este valle ostenta su hermosura Colocando el nivel de su justicia
La caridad piadosa. Junto al taller el trono.
Del humano derecho el sol ya brilla;
La fuerza se estremece;
Tu brazo vencedor al fuerte humilla
Y al humilde enaltece; ■ Oh divino Jesús! tu aliento sabe '
El corazón del rico mueve y toca, Regenerar naciones,
Y el pobre encuentra abrigo; Y la semilla brota al calor suave
Dulce consuelo mana de tu boca, Que en su espíritu pones.
Y halla pan el mendigo. Tu paternal amor desde la altura
Tú solo eres el grande en cielo y tierra, Por los imperios vela,
Puerto que á ver alcanza Como en la noche del invierno oscura
La honesta virgen, cuyo pecho encierra Despierto centinela.
Amor sin esperanza; Y si á tu voz levántanse los muertos
Tú el amigo á quien llaman tiernamente Con vida en sus despojos,
Los séres desvalidos, É iluminas los cóncavos desiertos
80 VENTURA R. AGUILERA. i ECOS NACIONALES. 81
De sus helados ojos, Entre el clamor horrible de las gentes.
Tú los restos decrépitos del mundo Allá, exánimes turbas, apiladas,
Sin fé, desmoronados, Yacen pidiendo pan, ó alzan banderas
Tocarás con tu labio, en bien fecundo, Que el plomo abate luego acribilladas.
Y serán trasformados. Son la guerra y el hambre, compañeras
1848. De la peste que avanza por el Norte
Sobre las alas de Aquilón, ligeras.
En el campo, en la choza y en la córte,
En el pastor que habita la cabaña,
En el noble señor de altivo porte,
. En todas partes inquietud extraña...
El ánima del mundo está de duelo ;
EN LOS ÚLTIMOS DIAS DE 1848. No flores, sepulturas el sol baña.
Cuando la noche tiende por el cielo
Su cortinaje de crespón sombrío
ANATEMA. Y en espesa tiniebla cubre al suelo,
Espiran ayes mil en el vacío,
Sollozos y quejidos singulares
¡Huye, pasa veloz, año maldito , Que dan horror al pensamiento mió.
La humanidad espera tu agonía ¡ Ay! no es el eco de tranquilos mares
Como un reo el perdón de su delito ! Esa lánguida voz que va en el viento;
¡Huye!... el año que el cielo nos envía Ni el agreste rumor de los pinares,
Tal vez disipe la tormenta oscura Ni de las aves el canoro acento,
Que sobre Europa ruge noche y dia. Ni el del festín, ni el choque de la copa,
¡Huye á la eternidad!... sólo amargura Ni el respirar de un corazón contento.
Tu cáliz ha tenido, y sangre, y llanto; ¡Ay, no! Esa voz, que por do quiera topa
Cáliz que el mundo desolado apura. El oído, es la voz agonizante,
¡Ay, cuánta destrucción! ¡Ay, cuánto, cuánto El apenado espíritu de Europa.
Dolor cruel sembraron tus enojos, Gimiendo va, cual gime tierno infante
Cubriendo el alma de mortal espanto ! Suspendido de un árbol en su cuna,
De los pueblos no quedan ya en los ojos Sin el paterno amor del indio errante;
Lágrimas que llorar; son secas fuentes Como gime en recóndita laguna
Que corrieron entre ásperos abrojos. Una paloma, atravesado el pecho
Aquí, truena el cañón, y florecientes Por un villano que la vió á la luna.
Ciudades se desploman destrozadas Ya, invisible, penetra por el techo
6
82 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 83

De un opulento alcázar cortesano, Y pasarán los que á tu alcázar trajo


Y de un rey se coloca junto al lecho. La justicia, y te hallaron sordo y mudo ,
— «¿Quién eres?—le pregunta el soberano. Benigno siempre á quien te adula bajo.
—Soy el alma de Europa, desterrada. Y pasarán, el campesino rudo
— Eres la libertad.—Y tú un tirano. Con cuya sangre brotan de la tierra
—¿ Qué vienes á pedirme, desdichada? El pan y el oro, que negarte pudo;
—Oyeme; vengo á emponzoñar tu sueño Y el soldado, á quien mandan á la guerra
Y al par tu gloria, en sangre cimentada. A matar y á morir para que viva
Cuando la noche vierta su beleño Quien el paso del bien te estorba y cierra..
Sobre tu rojo párpado cansado, ¡Oh! todos pasarán: tu alma cautiva
En tu labio de púrpura risueño ; Del delito en la red, clamará en vano
Yo haré que te revuelques azorado Porque Dios en su seno la reciba.
En el lecho real de seda y lino, No hallarás en los hombres ni un hermano ;
Como entre duros hierros un forzado. Y el reloj de tus noches, lentamente,
Y pasarán enfila, de contíno, Un siglo marcará con cada grano.»
Con faz de espectros, espantables sombras Esto el alma de Europa, tristemente,
Que te irán maldiciendo en su camino. Esto al tirano de sus pueblos dice,
Y pasarán, echando en tus alfombras Que se agita en el lecho cual serpiente.
Lumbre que abrase tu desnuda planta, ¡Huye!... que el universo te maldice ;
Los que en tus largas pesadillas nombras. jHuye!... pasa veloz, año enemigo ;
Y pasarán; los unos, la garganta En breve tu existencia se deslice.
Herida por el hacha del verdugo, Á todos amenaza tu castigo ;
Que en tí es ley superior á la ley santa. Tú has sido el ángel negro de la muerte ;
Y los otros también, los que te plugo Todo azote del cielo va contigo.
Matar porque tu yugo sacudieron, Miro al valle... y del álamo más fuerte
Tu conciencia dejándote por yugo. La tempestad el tronco ha quebrantado,
Y pasarán después los que vinieron Y entre marchitas ramas yace inerte.
Á pedirte un jirón de tus vestidos, Miro al collado... y baja del collado
Y en vergonzosa desnudez murieron. Un sonoro torrente cristalino
Y pasarán los de hambre fenecidos, De reflejos de sangre salpicado.
Los que llamaron al dintel de tu alma Del monte á lo profundo me encamino,
Y no pudieron nunca ser oidos. Y tropiezan mis piés con osamentas
Y pasarán, para turbar tu calma, Que el lobo corre á devorar, dañino.
Los que lloraban siervos del trabajo Y tú también, pastor, tú, que apacientas
Sin encontrar la sombra de una palma. El hato en la llanura solitaria,
ECOS NACIONALES. 85
84 VENTURA R. AGUILERA.
Las tumbas de Milán brotan soldados
Sobre peñascos á llorar te sientas, Que á las falanges del tudesco espantan.
Dirigiendo una rústica plegaria Los hijos de Mesina, ensangrentados ,
Á Él que gobierna al sol que nos alumbra, Meditan su venganza, discurriendo
Tu propia suerte al lamentar, contraria. Por sus calles y muros abrasados.
Busco el templo de Dios... y se vislumbra Arrodíllase Vienaal són horrendo
Apénas, entre lúgubre ruina, Del cañón imperial; se alza el prusiano,
Que al corazón más fuerte apesadumbra, Para ser grande, libertad pidiendo.
La humilde Cruz del Redentor, divina»; Crujen los tronos; como sueño vano
Fariseos Rodean sus altares... Desparecen las viejas monarquías:
Tiembla la luz del templo, mortecina. Aquí, el pueblo se aclama soberano;
Y aquellos melancólicos cantares Mas allá, la nación cuenta sus días,
De las hijas del pueblo, consagradas Bajo un yugo cruel, por los dolores
Á Él que crió los cielos y los mares, Que padece en las cárceles sombrías.
Trocado se han en quejas arrancadas Aquí, alfombran de ramas y de flores
Al pecho, como el último gemido El paso de un ejército triunfante,
Que dan las arpas de Sion, colgadas. Al estruendo de trompas y tambores:
Voy al taller, y solo, y abatido Sobre un mar de cabezas, oscilante,
Yace el trabajador, como palmera TJn tribuno del pueblo su elocuencia
Que el huracán y el rayo han sacudido. Eléctrica hace oir más adelante.
Cansado, en un rincón la muerte espera, ¿Qué es esto, santo Dios?De ello la ciencia
Como alazan sin agua ni alimento Del hombre nada á penetrar alcanza ,
Y condenado á andar la vida entera. Que todo su saber es impotencia.
Si rotas sus cadenas, zumba el viento, ¿Adonde Europa vá?... Se mueve, avanza,
En sus alas conduce extraños sones, Precipita su marcha, atropellando
Estrepitosos, fúnebres, sin cuento. Á unos pueblos sobre otros su pujanza.
Es que nacen del polvo unas naciones, Y cual mar borrascoso va tronando,
Olvidadas há siglos de la historia, Razas diversas, y diversas gentes,
La aurora á saludar de sus regiones; Y cetros en sus olas arrastrando.
Y que otros pueblos, con valor y gloria, ¡ Oh! apresura tus horas inclementes ;
Caen como cayó la gran Sagunto , Año del exterminio, pasa luego
Que aún vive de esta edad en la memoria. Como pasa el murmullo de las fuentes.
El Mediodía... el Norte, ese difunto Tú has derramado la miseria, el fuego ,
Coloso del pasado, se levantan, La esclavitud, la guerra fratricida,
Y Mediodía y Norte arden al punto. Cuanto el genio del mal aborta ciego.
Los hijos de Milán muriendo cantan;
80 VENTURA R. AGUILERA.

Y Tú, Dios bueno y justo, que das vida


Al águila real que hasta el sol vuela,
Como al insecto que en la flor anida;
Tú, bálsamo y aroma que consuela;
Vaso en que hartan su sed los labios rojos .;
Lucero de la errante carabela ;
¡ Ay! cesa, por piedad, en tus enojos,
Y muéstranos la luz del arca santa
Donde en tanto peligro y sombra tanta
Europa ha de tornar los turbios ojos. ECOS NACIONALES.
1848.

LIBRO SEGUNDO.

’ cy’
£L Jx.<XllClóCO ¿ex.

Ventura.
PRÓLOGO
DE LA. TERCERA EDICION.

No es la poesía un anacronismo en nuestros


días, según suponen personas que se precian de
conocer el espíritu del siglo en que vivimos, y no
lo es, porque la poesía, sentimiento y expresión
de lo bello, de lo verdadero y de lo bueno, tiene
condiciones de perpetuidad. En mi opinión, por
el contrario, progresa obedeciendo á la común
tendencia de las cosas humanas; pero progresa,
experimentando al mismo tiempo renovaciones
sucesivas. Cuando la poesía de un pueblo no si­
gue la ley providencial de la trasformacion, no
sólo retrocede, pues aquí la inercia es retroceso,
sino que hasta parece que muere; pero lo cierto
es que únicamente acaba en una nación, cuando
ésta es borrada del catálogo de las naciones.
¡ Desgraciada aquella que, á ser posible, existiese
careciendo completamente de sentimiento poético,
ella sí que sería un monstruoso anacronismo sin
90 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 91

ejemplo! Ni aún en los últimos períodos de las Los poetas han sido en todos tiempos indivi­
civilizaciones antiguas más florecientes, cuando dualidades dotadas por el cielo con la facultad de
ya la anarquía y la gangrena destrozaban el cuer­ revelar á sus semejantes, bajo una forma simpá­
po social, faltaron hombres de corazón y de fe, tica, la belleza, las maravillas y metamorfosis del
que con su voz, eco de la de gran parte de sus mundo físico y del mundo moral, y aún los des­
conciudadanos, dulcificasen los dolores de la tinos providenciales del hombre y de las socie­
patria moribunda ó fulminasen el rayo de la sáti­ dades; verdaderos apóstoles de la humanidad,
ra contra el vicio. intérpretes del plan divino, y aún en ciertas eda­
El sentimiento poético, proscrito otras veces, des conservadores casi exclusivos de las tradi—
no menos que el sentimiento religioso y el de la diciones y hechos memorables. Pero el poeta
libertad, germina oculto por algún tiempo como debe ser siempre contemporáneo; esto es, cantar
las semillas de las plantas debajo de la tierra; mas la época en que vive, como cantaron la suya los
cuando llega la hora de manifestarse, asombra líricos, épicos y dramáticos que constituyen la
con su lozana pompa y desarrollo. Antes de la dinastía inmortal de los grandes genios. Homero
ruina del imperio de los Césares, el Cristianismo lega á las generaciones futuras la historia épica
habitaba un mundo subterráneo; las catacumbas, de los pueblos cuyo nombre perpetúa en sus poe­
como en Roma; las grutas y soledades eremíti­ mas; los profetas anuncian los sucesos mas inte­
cas, como en Egipto. El pensamiento evangélico, resantes de la epopeya bíblica.
la idea de la redención de la humanidad, habia En tiempos normales, el hombre inspirado
espirado en apariencia. Y no obstante, aquella pinta imágenes apacibles, risueñas, tranquilas,
religión fugitiva, escarnecida y martirizada, era porque respira en una atmósfera de paz, de calma
la religión del porvenir, la religión que habia de y de contento; pero ese mismo hombre no haría
ser reina y señora de las naciones. Otro tanto de su genio el uso elevado para el cual le fué
puede decirse de la libertad; no muere, germina concedido, si á vista de sangrientas catástrofes,
oculta, y cuando se cree desterrada para siempre de dolorosas convulsiones, de terribles infortunios
y vencida por el ateísmo, se levanta, y muchas volviese la espalda á la sociedad, que tiene de­
veces con superabundancia de vida. recho á que se la enseñe, á que se la consuele,
92 VENTURA R. AGUILERA.
ECOS NACIONALES. 93
y á que se la dirija por el camino trazado ab ini-
hay sociedad tan degenerada, que no se ruborice
tio por el dedo de la Providencia. Cuando los
cuando él anatema resuena á todas horas en su
poetas no comprenden su misión, no se les oye,
oido.
se les oye con indiferencia, ó seles olvida pronto,
Porque la poesía, en su esencia, no es una
por más aplausos que reciban á su aparición.
vana forma, una combinación ingeniosa de pa­
¡ Qué instinto tan admirable el de los pueblos, y
labras, hecha con arreglo á preceptos escritos ó
cuán merecida la expiación de los que faltan á
según el capricho del artista: sino la expiesion
su siglo!
más alta, el lenguaje más sublime del alma, la
El nuestro, se dice, no se ocupa mas que de
revelación sencilla ó simbólica de la verdad, poi
intereses positivos, es egoísta, es incrédulo. ¿Es
medio de la voz armoniosa del genio.
incrédulo?... Pues vosotros, hijos predilectos del
De ahí la conveniencia de que el poeta, si ha
cielo,' vosotros, que teneis sensibilidad é inspi­
de tener autoridad su bello sacerdocio, sea mo­
ración, debeis atraerlo á la creencia; porque la
delo de buen ejemplo, así en su conducta priva­
creencia es nuestro ángel custodio, ángel fiel al
da como en su conducta publica; de otra manera,
hombre en las mayores tribulaciones de la vida,,
difícil es que llegue nunca á identificarse cum­
cuando todo le abandona, le aílije ó le engaña.
plidamente con los objetos de sus inspiraciones.
¿Es egoista?... Entonad himnosá los héroes que
El pueblo no puede amar al logrero que habla
se sacrificaron por sus semejantes ó por su país;
de caridad, al hombre venal que se precia de leal,
no hay nación alguna sin víctimas generosas, sin
ni, finalmente, al que hace alarde de virtud vi­
recuerdos patrióticos. Si dirigís vuestra voz á un
viendo encenagado en el desorden.
pueblo que llora su decadencia, herid la cuerda
Apenas fué conocido el primer tomo de Ecos
de la resignación, y reanimad sus fuerzas con el
Nacionales, publicado en 1849, durante mi des­
calor de vuestros cantos; si gime en la esclavitud
tierro, tuve la satisfacción de ver que gran nú­
ó en la opresión, ¿cuán dulce no le será oir acen­
mero de los periódicos políticos y literarios de
tos de consuelo y de esperanza? Si corona de
España, y varios del extranjero, le dedicaban ex­
flores al vicio, á la corrupción, al escándalo,
tensos artículos, muchos de los cuales conservo
clamad un dia y otro con inflexible firmeza; no
en mi poder y aprecio, tanto mas, por cuanto, con
94 VENTURA R. AGUILERA.

raras excepciones, ignoro á quién los debo. Sirva


la presente ocasión para atestiguar mi agradeci­
miento á los que honraron mis versos con su
ilustrada aprobación.
Los artículos á que me refiero prueban lo uná­ EL PUEBLO.
nime de la opinión pública respecto de la nece­
sidad de. una poesía propia de la época, necesidad
indicada ya por mí en el Prólogo de la colección Al són del arpa nacional detienes
Tu errante paso en medio del camino;
mencionada.
Si heroicas acciones á oir vienes,
Igual adhesión manifiestan las cartas que re­ Al par de mí te sienta, ¡ oh peregrino!
cibí de personas competentes en materias lite­ Mas huye, si que ensalce me previenes
rarias. Algún malvado que encumbró el destino:
Antes que envilecerla, rompería
Parece, pues, evidente que por lo menos la Mil veces y otras mil el arpa mia.
idea que me propuse entonces fué oportuna, fué
acertada; por eso, léjos de abandonarla, doy En el pueblo español tuve mi cuna;
Hijos suyos de niño me arrullaron,
ahora á luz el segundo tomo, en el cual he se­ Y en narración sentida y oportuna
guido el mismo sistema. Grandezas de la patria me contaron.
Si mis compatriotas lo acogen con la benevo­ No me dieron lecciones de fortuna,
lencia que el primero, acaso me determine á Pero nobles ejemplos me enseñaron ,
Y antes que no seguirlos, rompería
hacer un ensayo de más importancia que esta co­ Mil veces y otras mil el arpa mia.
lección, para desarrollar mi pensamiento cuán
cumplidamente me sea posible. Mil veces y otras mil el arpa mia
Engalanada de sencillas flores,
Madrid, Mayo de 1854. En himnos de modesta poesía
Del pueblo amado entonará loores.
Si un solo aplauso al trovador envía
Que canta su virtud y sus dolores,
La flaca voz que hoy muere en el desierto
Quizás resuene en inmortal concierto.
ECOS NACIONALES. 97
96 VENTURA R. AGUILERA.

Yo vivo con el pueblo confundido; ¡ Gloria y aplauso en resonante coro


Sorprendo en sus hogares sin ventura Al que soberbio y cínico te insulta,
De los pobres ancianos el gemido, Y su maldad, envuelta en pliegues de oro,
De las madres enfermas la amargura; En el podrido corazón oculta!
Al pequeñuelo pálido, aterido ¡Fortuna al miserable sin decoro,
Cual flor sin aire, en su mansión impura , Que su vendida fe mata y sepulta!
Y una lágrima vierto abrasadora; Si á tí el hambre te acosa con sus sañas,
Que al ver tanta miseria, iquién no lloraA Devora de tus hijos las entrañas.

La luz del siglo no entra en su morada; Devora de tus hijos las entrañas,
La ignorancia es su triste compañera; Acaben de morir los desdichados,
El vicio lucha en su alma desolada Mientras en tu agonía ves y extrañas
Con sus instintos de virtud severa. Cómo celebra el mundo á los malvados;
El hambre, como furia despiadada, Cuál llora la familia en las cabañas,
En el hogar del pueblo persevera, Y cuál, con frente erguida, van osados,
Y una lágrima vierto abrasadora; Laureles recogiendo en su camino,
Que al ver tanta miseria, iquién no llora*! La ramera, el ladrón y el asesino.

¡Oh! no, no puede ser: ¡paso á los buenos!


Al ver tanta miseria, iquién no llora!
Espera ¡ oh pueblo! libertad y gloria;
¡ Tanta miseria, y nacen de sus manos,
Al fuego de su mente creadora, Otros dias vendrán, dias serenos
Monumentos del arte soberanos, Á esclarecer las nubes de tu historia ;
Las galas con que el rico se decora Dias de suaves resplandores llenos,
Y hasta el pan que alimenta á sus tiranos ! Tras los presentes de fatal memoria,
¡ Tanta miseria el que conoce y siente Que disipando la tormenta oscura
Que es de la paz y la riqueza fuente! Iris serán del mar de tu amargura.

Bebe tu llanto, y ¡gloria al que en la guerra Hoy, anarquía á tus quejidos llaman,
Asolé nuestros campos y ciudades, Justicia á la opresión, ley al encono ,
Con sangre fraternal riegue la tierra, Y ahogan el clamor de los que te aman,
Pueble nuestra nación de soledades, « Y no ves un amigo en tu abandono.
Y al alarido del clarin, que aterra, Sobre tu ruina y humildad, que infaman ,
Con baldón resucite otras edades ! Para sí cada crimen alza un trono ;
Si á tí el hambre te acosa con sus sañas, Pero dias sin ñn, tras noche oscura,
„ Iris serán del mar de tu amargura.
Devora de tus hijos las entrañas.

s
98 VENTORA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 99

Iris serán del mar de amargura, Y España te dice, cual yo, Madre mia:
Que hoy siniestro rumor lanza profundo; —Dios te salve, María;
Cuanto más sufres tú, más se apresura Destruye peste y hambre, pues calmas á la mar.
El sol hermoso en que tu dicha fundo.
¿Qué sirve de los hombres la ley dura? Tu imagen santa adorna la choza y el palacio;
Dios ha trazado su camino al mundo , Tú llenas de fragancia los templos del Señor;
Y los pueblos, al fin, llenos de vida, Altares te levanta la fe del poderoso;
Llegarán á la tierra prometida. Altares de mi pueblo te erige el corazón.
El grande y el humilde nombráronte mil veces
Junio de 1854. En las horribles noches de su angustioso afan;
Y España clamaba, cual yo, Madre mia :
—Dios te salve, María,
Mis lágrimas enjuga, pues domas á la mar.

Tu nombre balbucean los niños inocentes ;


El ave lo repite por la extensión azul;
A LA VÍRGEN MARÍA. Ninguno sabe el huérfano más dulce, más hermoso;
Los pobres no conocen otro de igual virtud.
Cuando el clarín y el parche sonaron en la guerra
¡ Oh Tú, la más bendita de todas las mujeres ! Tu imagen en su pecho llevaba el militar;
¡Oh casta rosa mística del celestial jardín! Y España clamaba, cual yo, Madre mia:
Contempla cómo lucha mi pueblo con las olas; —Dios te salve, María',
Contempla cómo tiende los brazos háeia tí. Apaga Tú la guerra, pues vences á la mar.
• *
Noche de amargo duelo enluta el horizonte;
Un ave que ha pasado anuncia tempestad; Cuando unos pueblos suben en alas de la gloria,
Y España te dice, cual yo, Madre mia: Sucumben otros pueblos, sin alas, ni poder;
—Dios te salve, María; España subió al cielo como águila soberbia;
Amanse tu mirada las olas de la mar. Sobre sus viejos lauros ya pálida se ve.
Pues que en su pecho vive la santa fe cristiana,
Tú el cielo serenaste ; la mar embravecida En su viudez hoy mírala con ojos de piedad;
Como león que duerme se prosternó á tus piés; Y España conmigo dirá, Madre mia:
Pero del sol caían sobre los verdes campos —Dios te salve, María',
Raudales encendidos para agostarla miés. Por tí no me anegaron las olas de la mar,
El hambre y la epidemia, gemelos del infierno, 1854.
Á nuestras puertas llaman con voz de mortandad;
ECOS NACIONALES. 101

Llorosa va por el mundo


Huyendo la verdad santa;
Vuestra voz en la garganta
Conservad
Para aplaudir con furor;
Yo digo á los séres que amo :
— Vamonós de la, ciudadi
Vamonós! —

Himnos cantan los poetas,


Perpetuos himnos de amores,
Mientras acerbos dolores
Afligen á la nación.
Para el alto y el soberbio
Hay sonidos en su lira,
Mas no para el que suspira
Sin hogar,
Honrado trabajador.
Canten ellos, mas nosotros
Vamonós de la ciudad,
Vamonós!

Déla flor cuyo perfume


Embalsama el aire blando;
Del agua, que va pasando
Con apacible rumor;
De las aves, que á porfía
Las florestas alborozan,
Y de cuantos séres gozan
Libertad,
Amigo fiel seré yo;
Si en el campo sólo viven,
Vamonós de la ciudad,
Vamonós!
1830.
ECOS NACIONALES.
102 VENTURA R. AGUILERA.
— ¿Decís que os cuente la vida
Del rey de tierras y cielos?...
Acercáos, rapazuelos,
Y el áspero rum, rum, rum.
LA NOCHE DE NAVIDAD. Cese ya de las zambombas,
Y el tan, tan de los tambores ,
Y el cantar de los cantores,
Y ¡atención!... y haya quietud.
BALADA. Sólo tu ronquido suena.
—¿Á la cama no hemos de ir?
—El viento del Norte frío —Esta noche es Noche-Buena
' Y no es noche de dormir.
Por afuera brama ronco;
Echa en el fuego ese tronco
—Há ya siglos, muchos siglos,
Nos dará luz y calor.
Y al són del chisporroteo De un establo en lo profundo,
Nació el Redentor del mundo
De la leña que se abrasa,
Y con él la libertad.
Celebraremos en casa
Pobre, como hijo del pueblo,
El Nacimiento de Dios.
No tuvo mantillas reales,
¡Eh! tú... ¡cuida, de la cena!
Sino modestos pañales
—¿A la cama no hemos de ir?
Que le dió la Caridad.
—Esta noche es Noche-Buena
¡ Tengo sed! ¡ el vaso llena!
Y no es noche de dormir.
— ¿Á la cama no hemos de ir?
— I Cómo tirita la abuela! —Esta noche es Noche-Buena
Dando está diente con diente; Y no es noche de dormir.
Véngase al hogar caliente;
—Después, con dulces palabras,
Anciana... arrímese bien.
Predicó á la muchedumbre
(Eh! ¿no ves que las castañas
La igualdad, la mansedumbre.
Se queman? ¡Hay más enojos!
¿Nose duerme?... ábrelos ojos El trabajo, y el amor.
Mas, como con su elocuencia
Y da vuelta á la sartén.
Echa vino; el vaso llena. Al infierno destruía,
—¿Á la cama no hemos de ir ? Sobre el Hijo de María
— Esta noche es Noche-Buena. El infierno se lanzó.
Por vida de... ¡Magdalena!
Y no es noche de dormir.
104 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 105

—¿Á la cama no hemos de ir?


—Esta noche es Noche-Buena
T no es noche de dormir. GUZMAN EL BUENO.
Á su voz , el viejo mundo,
Socavado por mal lento,
Bamboleó en su cimiento África es madre fecunda
Amenazando caer. De chacales y panteras;
Por eso los que vivían Pero sus gentes más ñeras
Déla maldad, se juntaron, Que las del desierto son.
Y la muerte decretaron — ¡ Caiga Tarifa
De Jesús de Nazareth. (Grita) ó ríndaseme esclava! —
¡Aún es poco! ¡el vaso llena! Y rugiendo la miraba
— ¿Á la cama no hemos de ir? Como un tigre su ración.
—Esta noche es Noche-Buena España volvió los ojos,
Y no es noche de dormir. Mal oculto su quebranto
» Entre los pliegues del manto,
—Triste cruzar le vió el pueblo Ála espantada ciudad.
La calle de la Amargura, Pero el eco repetía
Y luego en árida altura La respuesta de un leal,
Enclavado en una Cruz. Cuyo nombre saber debe
En ella, como otros justos, La memoria nacional.
Al fin murió entre ladrones;
Pero en ella las naciones ¡ Ay! en vano Guzman busca
Ven de su gloria la luz. De su amor la única prenda;
Celébralo tú, morena. Y en vano ofrece su hacienda,
—Ya el sueño se quiere ir. Y pregunta con dolor.
—Esta noche es Noche-Buena —Rinde á Tarifa,
Y no es noche de dormir. Y te entrego tu tesoro, —
Dice, mostrándolo, el moro
■1851).
Del pueblo al gobernador.
Y luego acerca sus huestes
En sed de sangre abrasadas,
Hasta las puertas guardadas
Por el honor de Guzman.
106 VENTORA R. AGUILERA ECOS NACIONALES. 107

Pero el eco repetía Las palabras del leal,


La respuesta del leal, Cuyo nombre saber debe
Cuyo nombre saber debe La memoria nacional.
La memoria nacional.
Á Dios el moro maldice;
•Duras cadenas arrastra Tamaña virtud le espanta,
En amargo desconsuelo, Y el sitio inútil levanta,
Un niño que mira al cielo Pues le cubre de baldón.
Pidiéndole protección. Libre Tarifa
—Rinde á Tarifa, Sin ver á su pueblo esclavo,
O mi puñal hundo en tu hijo; — Llama el Rey D. Sancho el Bravo
Al padre la turba dijo, Á su noble defensor;
Y alza triunfante canción. Y ante la córte le tiende
Nuevo Abraham, en quien no cabe La mano, de asombro lleno,
Ni sombra de vil mancilla, Dándole el nombre de Bueno,
Empuña corva cuchilla, Que es el nombre que honra más.
Y responde sin temblar: Ya que el mundo erige estatuas
— ¡Toma! — desde los adarves Al vicio y la iniquidad,
Arrojándola el leal, Dése á Guzman mejor templo...
Cuyo nombre saber debe La memoria nacional.
La memoria nacional.
185-2.

Sentado estaba á la mesa


Guzman, del pueblo querido,
Cuando oyóse un alarido
É inquieto se levantó.
—Frente á Tarifa CUADRO DE GUERRA.
Á tu hijo han dado la muerte; —
Sereno oyó el varón fuerte,
Y ásu comida tornó, Ya de la batalla
Diciendo á los que le asisten: Cesan los clamores,
—¡Cuidaba, por vida mia, Y espirar al léjos
Que el moro enemigo había Débilmente se oyen.
Penetrado en la ciudad!— Triste luna sube
El eco repitió al mundo Por el horizonte;
108 ECOS NACIONALES. 109
VENTURA R. AGUILERA.

Pálidas estrellas Verde y fresco soto,


Lucen, esta noche. Valle florecido,
Sordo gime el rio, Antes apacible
Gimen aura y bosque, Retirado asilo;
Y es gemido el canto Ya las avecillas
De los ruiseñores. Huyen de estos sitios,
Cual si más sensibles Muchas con el tierno
Fuesen que los hombres, Corazón herido.
Piedras y elementos, Púrpura es la fuente
Pájaros y flores; Que era cristal limpio,
Como si estuviesen Sangre á las espigas
Publicando acordes Sirve de rocío.
Cuantos séres sustenta la tierra: ¡Ay! al dar más tarde
«¡ Bendita la paz! ¡ Maldita la guerra b> Pan á nuestros hijos:
— ¡Hijos—les diremos
¡Cielos!... ¡es un niño Tristes al partirlo,—
El que de la luna Nunca sangre humana
Rayo moribundo Riegue más los trigos,
Á mis piés alumbra! Que es el pan de la próvida tierra
¡Niño... y al combate Sabroso en la paz, amargo en la guerra.
Vino ya! ¡leydura! 1854.
¡ Apenas podía
Con la lanza ruda1
¡Madre!... ¡no le esperes!
Negro luto busca,
Reza por el alma CULTO DEL ALMA.
Del que fué alma tuya.
¡Aún le llamas!... ¿Cuándo,
Tras de horrenda lucha,
No quedaron pobres, Mi alma es cual las flores
Huérfanos y viudas! Que abren al sol su perfumado seno ,
Otra prenda amada Y ya de noche, en el vergel ameno,
Meces en la cuna, Se cierran y no exhalan sus olores.
Que tu apoyo ha de ser en la tierra Cuando la duda impía mi alma ciega,
Si dura la paz, si acaba la guerra. Al Supremo Hacedor su incienso niega:
110 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 111

Pero si brilla Pero mi patria con su luz la enciende


La fe sencilla Y á su imágen la tengo consagrada.
Con que le adora No hay en el templo en que su luz oculto
Sumisa ahora, Otra divinidad, ni extraño culto:
Hasta el trono de Dios su aroma sube Y miéntras suenan
En cándida nube. Y roncas llenan
Suelo y alturas
Es como lira suave Voces impuras...
Que sólo para el bien tiene armonía: Dios, libertad, amor, y patria santos,
Dulces sonidos al que sufre envía, Inspiran mis cantos!
Y á los perversos ensalzar no sabe.
1851.
Cuando un déspota vence, muda calla,
Ó en discorde gemido ronca estalla :
Pero si bravo
En pueblo esclavo
Sacude el yugo
De su verdugo, EL MINISTRO QUIJOTE.
Y despedaza la servil cadena,
Mi lira resuena.

Es como fuente clara Hubo en una córte un ministro loco,


Que risueña murmura entre zarzales; .Loco rematado como Don Quijote,
Las pasiones enturbian sus cristales A. quien bautizaron con aqueste mote
Y su curso torcido y lento para. Viendo cómo el reino quiso gobernar.
« Devuelve mal por mal á tu enemigo,» Mucho durar pudo, mas por su conducta,
Le dice entonces el rencor que abrigo: Que, según decían, era extravagante,
Pero si el cielo Pronto dejó á un cuerdo su sillón vacante,
Derrite el hielo Dando justo origen á cierto refrán,
Que la aprisiona, Que, á pesar del tiempo, dura todavía:
Y al fin perdona, Ministro Quijote, ministro de un dia.
De inmenso amor en límpido torrente
Se torna la fuente. De las oficinas desterró álos necios
Que allí colocaron sus antecesores;
Es lámpara apagada De su lado huyeron los aduladores,
Cuando del mal ante la imágen pende; Honradez y ciencia pródigo premió.
VENTURA K. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 113

Consiguió que el libro santo de las leyes Que ni el más imbécil hace un desatino,
Acatase ciego todo ciudadano; Porque de él no corra por la multitud
El tesoro público respetó su mano; El refrán que el otro por doquier oia:
Pobre subió, y pobre muy pronto bajó; Ministro Quijote, ministro de un dia.
El refrán, por eso, dura todavía: 1881.
Ministro Quijote, ministro de un dia.

Con las opiniones fué muy tolerante,


Blando con los buenos, duro con los malos;
Pero jamás quiso persuadir á palos,
Como en nuestros dias hacen más de tres.
LA HOSPITALIDAD.
Miéntras fué ministro, falto de memoria ,
No conoció amigo, ni mimó pariente,
Procediendo en todo pura y rectamente, AL EXCMO. SR. D. ALVARO GIL SANZ.
Por lo cual rodando baja del poder;
El refrán, por eso, dura todavía: Mientras la lluvia de la noche fria
Ministro Quijote, ministro de un dia. Los arroyos aumenta, ya crecidos,
Y el recio vendaval con saña impía
Nunca se dió tono con el que le hablaba, Llena el bosque de lúgubres gemidos;
Fuese grande ó chico, flaco fuese ó gordo, Á descansar entremos en la choza
Ni por conveniencia se hizo jamás sordo, Cuya luz viva hasta nosotros llega;
Cosa que no pueden muchos concebir. Allí del pobre la familia goza
Libertó á la prensa de los torpes lazos La paz que Dios á los malvados niega.
Que la sujetaban con su férreo yugo,
Y por fin de fiesta suprimió el verdugo; Entremos, y verás la abuela hilando
i De principios tales, digno fué tal fin! Al amor de la lumbre deseada ;
Pero cayó pronto; bien lo merecía: Consejas y oraciones murmurando,
Ministro Quijote, ministro de un dia. De sus hijos y nietos rodeada;
Y el perro fiel, constante compañero,
Desde aquel entonces, el mortal que sube Y el gato cazador, que con él juega ;
Máximas contrarias felizmente observa, Cuadro que anuncia, puro y verdadero ,
Y en su amado puesto firme se conserva La paz que Dios á los malvados niega.
Sin que nada turbe su cabal salud.
El ministro loco sírvele de ejemplo; Si.queremos cenar, no suntuoso
Hoy ya se gobierna con tan raro tino Banquete preparado por el arte ,
8
I

114 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 115

Que con zozobra gusta el poderoso ,


Bajo ese techo irán á presentarte;
Mas sí doradas migas, que corona
Rico tasajo, y que el amor entrega; EL OTONO.
Rústico es el festín, mas lo sazona
La paz que Dios á ios malvados niega.

La lluvia, que cual rauda catarata Á GUMERSINDO LAVERDE RU1Z.


Del siniestro nublado se desprende,
Maldice el cortesano en voz ingrata,
Si su estéril placer turba ó suspende. ¿Veis qué tristes van muriendo lentamente,
El labrador, hincada la rodilla, ■Cómo doblan la arrugada y mustia frente
Porque los campos bañe al cielo ruega, Cuantas flores
Que más en tiempo de abundancia brilla Con aromas y colores
La paz que Dios á los malvados niega. Eran gloria de la verde soledad?
¿Veis qué triste se ha quedado el bosque umbroso,
Entremos, y verás cómo reciben Cómo ruedan con sonido temeroso
Al viandante en su asilo hospitalario , De congojas,
Y cuál en contentarle se desviven Ramos, frutos, flores y hojas
Con amable interés y modo vario. Que arrebata en remolino el vendaval?...
Quién el agua le sirve, quién el vino Pues más tristes son las almas de los pobres,
Del campo que en fecundo sudor riega; Porque miran que el invierno viene ya.
Y en todos ve gozoso el peregrino
La paz que Dios á los malvados niega. ¿Veis qué triste de la tórtola el arrullo
Se confunde con el lúgubre murmullo
Su cama ceden, cual su amigo techo, Délos montes,
Á los que llegan con la noche oscura; Y los negros horizontes
Ellos no han menester más blando lecho Cómo anuncian la cercana tempestad ?
Que el que puede prestar la tierra dura. ¿Veis qué tristes por la atmósfera, á bandadas,
Y como en ellos la inquietud no anida ' Avecillas se atropellan asustadas
Con que el culpable hasta en el sueño brega, Revolando,
Protege el suyo y la mansión querida Y con ayes entonando
La paz que Dios á los malvados niega. De las flores el sentido funeral?...
Pues más tristes son las almas de los pobres,
1852.
Porque miran que el invierno viene ya.
116 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 117

¿Veis qué. triste de los mares nace ahora


Reclinada en nubes pálidas la aurora,
Y qué fria
LA PROSTITUCION.
Es la luz de medio dia
En los campos, en la aldea y la ciudad?
¿Veis qué triste cruza el sol el firmamento
Injuriado por las ráfagas del viento, Á EDUARDO BUSTILLO.

Y al ocaso
Llega al fin con débil paso, BALADA.
Como un héroe ya cansado de luchar?...
Pues más tristes son las almas de los pobres. —Buen pastor ¿has visto á mi hija?...
Porgue miran que el invierno viene ya. Tiene por nombre Rosalba,
Su color es el del alba,
¿Veis qué triste va el pastor por la montaña. De paloma su mirar.
Que del cielo tibio rayo apénas baña; Há dos años que la busco,
Cuál padece Dos que abandonó mi choza,
Porque de hambre y sed perece Y el alma se me destroza,
El rebaño que juntó con sumo afan? Y no hago más que llorar.
¿Veis qué triste y silenciosa está la aldea, ¿Sabes dónde está?
Cómo salen de la tosca chimenea —En la ciudad.
Del labriego, Por aquí há tiempo ha pasado,
Humo y chispas que echa el fuego Y la miraba un soldado
Calentando á la familia en el hogar?... Como á la alondra el halcón.
Pues más tristes en otoño están los pobres; —Sihe de encontrarla perdida...
Cuando llegue el crudo invierno igué serál... ¡ Llévemela Dios!
. 1855.
— Soldado, si tienes padres,
Dime ¿ dónde encontraría
La prenda del alma mia
Que robaste de su hogar?
Era mi apoyo en la tierra,
Idolo de mi cariño,
Inocente como un niño
Que aún no ha comenzado á hablar.
¿Sabes dónde está?
118 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES.

—En la ciudad. Y en un hospital entró.


Huyó de mí la traidora, — ¡ Ay! ¡para siempre perdida!
Y mi capitán ahora ¡ Llévemela Dios!
Manda en ella cual señor.
—¡Ay! Rosalía está perdida... — ¡Muerta!... me dicen que ha muerto
¡ L lévemela Dios! Llamándome en són doliente!
Aún está el lecho caliente...
— Capitán, si por ventura Es que acaba de espirar.
Hay en tu pecho un latido,. Aquí espiró abandonada,
Respóndeme, pues; ¿qué ha sido Perdiendo en lento desmayo
De Rosalba, capitán? Las frescas rosas de Mayo
Ya sé, ya sé que en tus brazos, Que besó en su tierna edad.
Instrumentos de venganza, ¿Sabes dónde está?
Murió ahogada mi esperanza, — En la ciudad.
¡Ay! ¡y aún lo quiero dudar! Id, corred á la capilla,
¿Sabes dónde está? La vereis á la amarilla
— En la ciudad. Luz trémula de un farol.
Era su pecho ambicioso, ¡Ángeles reciban su alma,
Y huyó con un poderoso De una madre á la oración!
Á quien fácil se vendió.
— ¡Ay! ¡para siempre perdida!... 1833.

¡Llévemela Dios!

— Gran señor ¿dónde está aquella,


Cuya virtud y decoro
Compraste tú á peso de oro,
Con apetito brutal ? APARICION CELESTE.
¡No me oyes!... porque comprendas
Mis hondas penas prolijas '
¡Ojalá compre átus hijas Consolalrix aflictorum-
Otro magnate, ojalá!
¿Sabes dónde está? —■ bk quién llamas soñando?
—En la ciudad. —Llamo á mi madre.
Yo la compré, no lo niego, — Tu madre está en el cielo,
Mas á cien se vendió luego Llámasla en balde.
120 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 121

—¡Ay, la he perdido! Bajó de la celeste


¿Quién me ampara en el mundo, Á la región mortal.
Solo y tan niño? Y en el flotante lino
Que al aire levé agita,
—Al cielo alza los ojos. En letras de oro escrita
— Dejad que llore. Vi esta leyenda yo:
—Oración que va al cielo « Quien guarda fe constante
Dios la recoge. Es rico en la indigencia;
— ¡ Piedad, Dios mió, No hay dicha sin creencia,
Pues me veo en el mundo Ni gloria sin honor.»
Solo y tan niño!
El hambre muchos dias
—Sígueme, pobre huérfano. Llegóse hasta mi lecho
— ¿Quién sois, señora? Á destrozarme el pecho
—Soy la Virgen, la madre Y aniquilar mi fe.
De los que lloran. Ahogábame en sus brazos
— Yo te bendigo , Febril y tenazmente,
Pues su madre te aclaman Como voraz serpiente
Los desvalidos! Luchando por vencer.
Mi aliento desmayaba,
1881.
Iba á ceder sin gloria,
Mas dijo á mi memoria
La celestial visión:
«Quien guarda fe constante, etc.

Taimada la fortuna
COMBATE Y VICTORIA. Me brinda fausto y brillo, -
Por el laurel sencillo
Que ofrece la virtud.
De niño tuve un sueño, —Deja (me dice), alpueblo,
Y aún de él me acuerdo tanto Que sólo á sus cantores
Como del puro y santo Dar puede humildes flores
Cariño maternal. Cual las de tu laúd.
Gentil doncella airosa Ven á cantar conmigo;
Cubierta de azul veste, Ven, ven á los palacios;—
122 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES.

Mas siempre en los espacios Si quieres saberlo, atiende:


Oigo á celeste voz: De aquí no á mucha distancia.
«Quien guarda fe constante, etc. Libre y altiva Numancia
En otro tiempo existió.
Enfermo y olvidado, — ¡ Ay, ya no vive, ya no!
Pero en constancia fuerte, —Dice el libro de la historia,
El paso de la muerte Que Roma, tras sus pendones,
También un dia oí. Sobre ella echó cien legiones
—Reniega (sonriendo Para robarle su gloria.
Gritaba la traidora)
Y de tu bien la aurora —¿Numancia sucumbiría
Verás nacer al fin. — • De Roma á los golpes duros?
Al cielo alcé los ojos, —Subió álos sitiados muros
Como el que al cielo clama, Ansiando nombre inmortal,
El aire en luz se inflama Rodeada de sus hijos,
Y oyóse en dulce són: Con férreo casco en la frente,
« Quien guarda fe constante Coraza resplandeciente,
Es rico en la indigencia; Noble y severo ademan.
No hay dicha sin creencia, — ¡ A morir subió quizás!
Ni gloria sin honor.» —Dice el libro de la historia,
Que cien veces, ruda y ñera,
18S2.
Destrozó á la bandolera
Que venia por su gloria.

—Mas ¿qué hacer un pueblo solo


De Roma contra la saña?
NUMANCIA. —Era el orgullo de España,
Sol que al orbe daba luz.
Escipion cercó su presa
BALADA. De águilas con largo enjambre,
Mientras en Numancia el hambre
— ¡Qué linda flor!... no parece Cavaba inmenso átahud.
Hija del árido suelo. —¿Y se unció ála esclavitud?
—Su corola azul de cielo —Dice el libro de la historia,
Cuadra al nombre de esta flor. Que, en la independencia fijos,

i
124 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES.

Iban muriendo sus hijos


Abrazados á la gloria.
EL SUENO DE UN LOCO.*
— ¡ Digno fin á tal grandeza !
¿Y los libres que quedaron?
— Unos á otros se mataron
Y cantaban al morir. —'¿Quién fué Colon?... ¿tú lo sabes?
En su noche de agonía, — Figúrate un hombre bueno,
Del romano vilipendio, De rostro noble y sereno
Con pujante y bravo incendio Y de apacible mirar;
Á su pueblo dieron fin. Escarnio de la fortuna,
— ¡Ah! ¡su fama nació allí! Aunque él descubre, en su ciencia,
—Dice el libro de la historia, La augusta magnificencia
En su página más bella, De otro mundo, allende el mar.
Que el incendio fué la estrella, Como el pueblo ciego estaba,
Fue la antorcha (Le su gloria. Si cuando Colon pasaba
Algún villano decía;
—De su virtud y heroísmo —Está loco,—
No habrá edad que no se asombre. El pueblo, con mofa, también repetía :
— Si ahora quieres, oye el nombre, —Colon está loco.
Oye el nombre de esta ñor.
Simiente diz que no tuvo; —¿Y no murió de tristeza?
Diéronla el sér que te hechiza —Del llanto apura la copa,
De Numaneia la ceniza Y habla á un monarca de Europa
Y la sangre que corrió. De hinojos ante el dosel.
— ¡Sobreuna tumba nació ! Como nadie le comprende,
— No lo refiérela historia, Juzgan sus prodigios vanos
Mas publícalo la fama: Con risa los cortesanos,
Tal su origen fué, y se llama Y el príncipe con desden.
Desde entonces « Flor de glorian Así Colon vaga errante ;
Ve á otros reyes suplicante,
1853. Y si el monarca decía ;
— Está loco ,—
El vil palaciego también repetia :
—Colon está loco.

t
ECOS NACIONALES. 127
VENTURA R. AGUILERA.

— ¡No hubo un alma generosa! Después de larga derrota,


—Llena la suya de agravios, Su gente se le alborota,
Consultar quiso á los sabios Y quiere matarlo allí.
Y ante ellos se presentó. Perdida toda esperanza,
Muchos, con él, ven el mundo Así dice al par que avanza,
De cuyas llaves es dueño ; Sin ver el ansiado dia :
Otros, sospechan que es sueño —Está loco ; —
De enferma imaginación. Y el viento zumbando también repetia:
Al oir al importuno, — Colon está loco.
De éstos se cuenta que alguno
Á su (vilo,tere decía: —¿Osaron darle la muerte?
— Está loco,— — Un dia, al nacer la aurora
Y que hubo algún otro que así repetía: Que cielos y abismos dora
— Colon está loco. Con mil torrentes de luz,
¡ Tierra! grita, y ¡ Tierra! todos,
— ¿Por qué no acudió ála córte? Viendo en éxtasis profundo
—Sólo allí favor espera, Levantarse el Nuevo Mundo
Y halló en Isabel primera Del seno del mar azul.
Alma grande, ardiente fe. Colon clava en la montaña
Pobre estaba el real tesoro, El estandarte de España,
Pero la noble matrona Mientras su gente decia :
Jura empeñar su corona —No era loco!—
Para que se arme un bajel. Y el orbe, asombrado, también aplaudía
Entonces clama insolente El sueño áel loco.
La envidia, hincándole el diente 18S5.
Con brava y tenaz porfía :
—Está loco ; —
Y el eco á los reyes también repetia :
— Colon está loco.

— ¡Ah, qué magnánima reina!


—Por no surcados caminos
Va Colon con sus marinos
Sobre un piélago sin ñn.
Mas no descubriendo tierra

128 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES.

Y en sabrosas narraciones
I.es dieta sanas lecciones
Para formar su virtud.
EL ABUELO.
Y hasta que asoma, etc.

Débil sér, al débil se une;


Miradle cómo sonríe; Y ¡ ay del cobarde tirano
Su corazón late en calma, Que pone la airada mano
Y en sus ojos pinta el alma * En algún rostro infantil!
Su dulce serenidad. Centelléanle los ojos,
Lindos renuevos del tronco Y arde en ira al vil ultraje
Anciano, á que están sujetos, Como una ñera salvaje
Cércanle todos los nietos, Cuando la acaban do herir.
Y reverdece su edad. Y hasta que asoma, etc.
Y hasta, que asoma
Su 'último sol por los cielos, ' Oye la voz de la muerte,
Protege al débil, Mas tan dulce, que le embriaga,
Cual protege una paloma Como una música vaga
Con las alas sus polluelos. De noche oida en el mar.
¡Feliz él, que al despedirse
Uno, al anciano acaricia ; Déla cárcel de la tierra,
Otro, arranca una flor bella, Ve que sus párpados cierra
Al par dándole con ella, La santa piedad filial!
En un beso, el corazón. Y cuando asoma
Este, en sus rodillas trémulas Su Ultimo sol por los cielos,
Cabalga más bullicioso; Le llora el débil
Aquél, se acoge lloroso Como á la herida paloma
Al consuelo de su amor. Sus inocentes polluelos.
Y hasta que asoma, etc.
1855.

Su espaciosa frente brilla


Por los años agobiada ,
Como una cumbre nevada
Del alba á la tibia luz.
Todos le aman y respetan;
-
130 VENTURA R. AGUILERA.
ECOS NACIONALES. 131

Tendió á la fruta su mano,


Pero le gritó un villano:
EXPIACION. — \Eso es mio\—

Gime el infeliz, y nadie


Á BENITO PEREZ CALDOS. Á su gemido responde,
Y va sin saber adonde,
Vertiendo sangre sus pies.
BALADA.
Cuando era el sol más ardiente,
De granito vió una fuente
EL cuerpo de un potentado Á la puerta de una casa;
Que liá siglos muerto reposa, La sed le abrasa,
Rompe su fúnebre losa Y”quiere aplacarla sed.
Por decreto celestial. Mas el ansiado rocío
Cuando en el mundo habitaba, Al tocar su labio seco,
Si algún pobre se quejaba Oyó repetir á un eco:
Con acento moribundo: —¡ Eso es mió! —
— ¡ Bello es el mundo—
Le solia contestar. De sed, y fatiga y hambre
Y luego el soberbio impío Sufriendo, llega despacio
Anadia, señalando Á la puerta de un palacio
Lo que estaba contemplando: De una opulenta ciudad.
— ¡ Eso es mió!— Y del suelo en la aspereza
Al reclinar la cabeza,
Resucitó solitario De la santa ley en nombre
En desconocido suelo, Por vago un hombre
Sin más amparo que el cielo, De allí le quiere arrojar.
Y su camino emprendió. Mientras con acento frió
Abrumado de dolores,. También del palacio el dueño ,
Vió un campo de bellas flores; Murmurábale con ceño:
Y daban, llenos de fruta, — i Eso es mió 1—
Sombra á la ruta,
Frescura al aire y olor, De pueblo en pueblo, así anduvo;
Mil árboles junto á un rio; Sólo halló discordia y guerra,
Pero no un palmo de tierra
132 ECOS NACIONALES. 133
VENTURA R. AGUILERA.

Do trabajar y vivir. Recuerda el tiempo de su dicha escasa.


Viéndolo todo ocupado En vano pide á la deidad consuelo,
El triste desheredado, Bálsamo de esperanza á su amargura:
Piensa arrancarse la vida Aquella el fruto le robó del suelo,
Yerta y sumida Y el valle no se viste de verdura.
En amargura sin fin. Luego abandona el campo desolado,
Mas cuando en su desvario Y al incendiar cabañas coh su tea:
Lo ibaáejecutar sin duelo, — Esa es la libertad—dice el malvado;
Le dijo una vez del cielo : Y del bueno la voz: — j Maldita sea !—
— ¡ Eso es mío 1
Oigo crujir y hundirse tronos reales,
1852.
De la púrpura espléndida el desgarro,
Y los cetros romperse cual cristales
Bajo el enorme peso de su carro.
De leyes opresoras lanza el yugo;
Mas ¡ ay! hasta su solio se adelanta,
LA LIBERTAD DEL MALVADO. Ministro de sus iras, el verdugo,
Que el hacha ansiosa de matar levanta.
Aún no está el tigre del festin cansado,
Odiadla como yo; marchitas rosas Ni en sangre apaga la deidad su tea:
Ciñen su horrible frente desgreñada, — Esa es la libertad—dice el malvado;
Y vuela por las calles silenciosas Y’del bueno la voz: — ¡ Maldita sea !—
Del pueblo, su carroza ensangrentada.
Á su paso retiemblan los altares , Al clamor de esa furia, con rugidos
Huyen como aves tímidas los fieles; La miserable turba corresponde
Y al són beben de bárbaros cantares Que en sus antros sin luz, desconocidos,
En las pilas del templo sus corceles. Crímenes fragua y á la ley se esconde.
Negro pendón de muerte lleva al lado, Más tarde por el pueblo se derrama,
Y al agitar su funeraria tea: Anegando en sus olas igualmente
— Esa es la libertad—dice el malvado; Al poderoso, que su sed infiama,
Y del bueno la voz: — \Maldita sea'.— Y al que del hambre la agonía siente.
Muévela fiera diosa el brazo airado,
Flota como funesto meteoro Y al vivo fuego de la roja tea:
Sobre los campos fértiles que abrasa; — Esa es la libertad'— dice el malvado;
Y el labrador, en abundante lloro, Y del bueno la voz: — ¡ Maldita sea!—
ECOS NACIONALES. 135
134 VENTURA R. AGUILERA.
Cuando un acento inicuo levántase en ofensa
¡ Triste madre, no busques en ía cuna De leyes y derechos que nadie puede hollar,
Al inocente niño... está vacía! El brazo de la industria mueve la dura prensa
No digas, bella joven sin fortuna, Q,ue apaga con mil voces la voz del criminal.
Á tu amado gentil: — ¡ Ven, alma mia !—
No llaméis al hermano, ni á la esposa, La prensa es la palanca á cuyo impulso cruje
Ni al amigo leal... ¡todos cayeron! Y se hunde el viejo mundo con gritos de pavor;
Envueltas en su ruina desastrosa De su ilustrada fuerza al poderoso empuje
Libertad y virtudes perecieron. Con majestad camina la nueva creación.
Y aún al fulgor siniestro amortiguado, Si un déspota pararla, si destruirla piensa
De la injusticia alzando el lúgubre pendón,
Con que ilumina, á la deidad su tea:
— Esa es la libertad—&\ce el malvado; El brazo de la industria mueve la dura prensa
Y del bueno la voz: — ¡ Maldita sea! y el pueblo que sufría conmuévese á su voz.

1855. Á las naciones une con lazos fraternales


Y por su medio se hablan los pueblos entre sí;
Por ella se propagan los hechos inmortales,
Por ella los tiranos encuentran breve fin.
El oprimido, siempre la invoca en su defensa ,
Y cuando los malvados no quieren ver, ni oir,
LA PRENSA. El brazo de la industria mueve la dura prensa,
fue espectros pavorosos levanta en su alma vil-

Pasó de la ignorancia la noche tenebrosa, En ella de este siglo retrátase esplendente


Rompiendo en pos el mundo su larga esclavitud; La imagen soberana, como en espejo fiel:
¡ Oh sol de nuestro siglo! tu lumbre portentosa Mirad cómo del siglo destella la ancha frente
Nos hizo ver un cielo más puro y más azul. El fuego de la ciencia con todo su poder.
La humanidad lloraba en agonía inmensa; La libertad se agita con llamarada intensa
Mas recobrando un dia firmeza y juventud, En sus serenos ojos que giran por doquier;
El brazo de la industria movió la dura prensa Y el brazo de la industria sobre la dura prensa
Y de ella desprendiéronse mil piélagos de luz. La imagen multiplica ceñida de last/rel.
1832.
La luz, salvando valles, y rios, y montañas,
Ya alumbra el trono espléndido de la mansión real.
Ya el rústico recinto de aldeas y cabañas,
Y á todas partes lleva la ansiada claridad.
138 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 137

Tu sañudo león está dormido;


Ya no estremece á la caduca Europa
Con garra dura y áspero rugido,
GRANDEZA NACIONAL. En pos llevando tu aguerrida tropa.
Si en tanto el pueblo, á la virtud rendido,
Canta y brinda á la paz en ancha copa,
Á ESPAÑA. Responde al que otros himnos te demande,
Que pueblo sin virtud, nunca fue grande.

Para cantarte grande tus cantores El sol que siempre ardía en tu almo cielo,
■Quisieran verte con escudo y lanza, Á su ocaso, entre nieblas, hoy declina;
De la guerra á los rojos resplandores, Y tu antiguo poder llamas con duelo,
Y arrullada por himnos de venganza. Y una lágrima viertes cristalina.
;¡ A.h! no, no busques las sangrientas flores No llores, pues te sobra con tu suelo;
Que entre luto y horror la vista alcanza; De la virtud al templo te encamina,
Y sepa quien batallas te demande, Y sepa quien conquistas te demande,
Que pueblo sin virtud, nunca fue grande. Que pueblo sin virtud, nunca fue grande.
1855.
En tierra y mar un tiempo vencedora,
Las olas del Océano profundo
Rindieron á tus pies, como señora,
Yodo el oro fatal del Nuevo Mundo.
Di al que abatido tu pobreza llora,
Que es tu suelo, en virtud, rico y fecundo ;
Y sepa el que opulencia te demande,
Que pueblo sin virtud,,nunca fue grande. EL BUEN CURA.
Destrozadas banderas enemigas
Ostentan con orgullo las naciones:
Cuando tus glorias á los pueblos digas, Débil niño, que á este valle
Enséñales, ¡oh España ! otros blasones. Has venido desterrado,
Vean campos sin fin llenos de espigas Con la mancha del pecado,
Y de honor y virtud los corazones; Del pecado original:
Y aprenda el que otros timbres te demande , ¿Por qué lloras? ya el buen cura
Que pueblo sin virtud, nunca fué grande. Se prepara con fe ardiente,

- -, ,
138 VENTURA R. AGUILERA.
ECOS NACIONALES. 139
Á borrarla de tu frente
Apacible y virginal. Si queréis saber su historia,
De la pila del bautismo Sus benéficas hazañas,
Va á sacar el agua pura Preguntad á las cabañas...
De la santa redención. Allí brilla su virtud.
¡ Honor a,l buen cura, Y á los niños, y á los viejos,
Mil veces honor! Y á los ciegos abatidos,
Y de pobres desvalidos
Algún dia el turbulento Á la hambrienta multitud.
Ronco mar de tus pasiones, La orfandad le llama padre,
Clamará con maldiciones T en su pecho no se apura
Contra el cielo, que te ?e. El tesoro del amor.
El buen cura, si lo sabe, ¡ Honor al buen cura,
Calmará ese mar insano Mil veces honor \
Con palabras de cristiano,
Con la mágia de la fe. Él bendice á los amantes
Tierno, y manso, y amoroso, Que á su dicha ven el plazo,
Así siempre la ventura Y el eterno y dulce lazo
Volvió'á más de un corazón. Que por siempre los va á unir.
¡ Honor al buen cura, Y á la par que el Sacramento
Mil veces honor! De su unión sencillo explica,
La familia santifica
Cuando al són de la campana Que á su voz se forma allí.
Que lo llama de la torre, Y de aquí las sociedades
Todo el pueblo ansioso corre Que han por base ancha y segura
Á la iglesia del lugar, Nuestra hermosa religión.
El buen cura santas frases. ¡ Honor al buen cura,
Como entonces, todo el año, Mil veces honor!
Dice ó canta á su rebaño
Desde el pulpito y altar.- ¿Quién consuela al desgraciado,
Y confunde á los soberbios, En aquel terrible dia
Y al humilde alzar procura, Que sucumbe en agonía
Que es imagen fiel de Dios. Cuando todos huyen de él?
¡ Honor al buen cura, Ya sus ojos se oscurecen,
Mil veces honor! Ya mortal pavor le acosa,
H Y una víctima la fosa
140 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 141

Llama ya con avidez. El niño expósito dice:


Mas en su último gemido , — La avecilla tiene plumas,
Por él sube basta la altura Que del frió
Del buen cura la oración. Y el estío
¡ Honor al buen cura, La defienden, y de brumas,
Mil veces honor! k muy poco de nacer.
Yo rotos harapos tengo;
1851.
Tiritando
En la calle estoy llorando,
Y nieve cubre mis pies.—
La Caridad le responde:
—Y yo estoy siempre esperando
Con limpio traje, aunque rudo;
Ven, que te estoy esperando,
Niño desnudo.—
EL EXPÓSITO.
El niño expósito dice:
—La avecilla hiende el viento,
BALADA. Y en el prado
Y apartado
El niño expósito dice: Verde bosque halla sustento,
—La avecilla tiene un nido, Y agua clara en fuentes mil.
Que entre flores Á miel hambre me consume
De colores Sin reposo,
Se columpia suspendido, Y mi acento doloroso
Ó en las grietas de un peñón. No conmueve al ser feliz.—
Yo nací, mísero fruto, l La Caridad le responde.-
Sin fortuna, —Y yo tengo pan sabroso
En negra noche sin luna, Para partirlo contigo;
Y en solitario rincón.— Ven, comerás pan sabroso
La Caridad le responde: De blanco trigo.—
—Yo tengo para tí cuna;
Ven, y verás cuál reposas; El niño expósito dice:
Yo tengo para tí cuna, — La avecilla libremente
Cuna de rosas.— Canta y gira,
ECOS NACIONALES. 143
142 VENTURA R. AGUILERA

Y audaz mira
El volcan del sol ardiente, EL ÁRBOL DE LA LIBERTAD.
Y á otras aves es igual.
• Yo no puedo alzar mis ojos,
Porque escrito BALADA.
De mi origen el delito
El mundo en ellos verá.—
La Caridad le responde; Aún vagaba en mi boca sonrisa de niño
—Y yo en mi seno te admito Cuando cerca del árbol sagrado pasé;
Por ley de amor, que en mí impera; Á sus ramas venían alegres las aves,
Ven, que en mi seno te admito, Cristalino arroyuelo besaba su pié.
Mi amor te espera.— Para él eran los gratos perfumes del monte,
Dulces sones los aires poblaban por él;
El niño expósito dice: Entre todos su frente soberbia se alzaba
—La avecilla madre tiene Como en medio á su córte de siervos un rey.
Que le enseña ¡ Ay! ¡dónde está ahoral
* De pequeña, ¡Dónde está, que mis ojos aquí no lo vendí
Y caricias le previene,
Y la oculta del halcón. Un pastor me ha contado su lúgubre historia
Yo á la mía no conozco, Con sentidas palabras de acerbo dolor ;
Ni mi boca Turba extraña á su lado tendióse una tarde
Su adorado nombre invoca, Que torrentes de fuego bajaban del sol.
Pues jamás lo supe yo.— Con sus verdes guirnaldas el árbol florido,
La Caridad le responde; Sombra espesa, frescura y aromas la dió;
—No hay ninguno más sublime; Y las aves, unidas en suave concierto,
Regalaron su oido con tierna canción.
Caridad la llama el suelo,
Y á ser madre del que gime \Ay\ ¡dónde está ahoral
Bajó del cielo.— ¡Dónde está, que ni rastro del árbol quedól

18S4. Esa turba de viles hambrienta llegaba


Como tigre que busca sangriento festin;
Y, al mirarlos, cebóse con ánsia de muerte
En los frutos sabrosos del árbol gentil.
Desde entonces el cielo se cubre de luto,
144 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 145

Desde entonces las aves no quieren venir;


Y el cristal de la fuente parece que gime,
Y la zarza y el cardo vegetan aquí.
¡ Ay! idónde está ahora*.
iDónde está, que su pompa no miro lucir l EL HOGAR PATERNO.

En las peñas aguzan destrales de muerte,


Que en el tronco robusto retumban al dar;
Cada vez que los golpes con furia descargan ¿Qué tendrá la luz que sale
Las montañas repiten el eco fatal. De ese monte ; qué tendrá?
Ya derriban el árbol que sombra les diera, ¿ Qué tendrá,
Alaridos salvajes lanzando á la par; Que una lágrima ha bañado
Y su tronco, y sus ramas, y flores consume La mejilla del soldado
Con torrentes de llamas hoguera voraz. Que el servicio cumplió ya?
¡Ay! idónde está ahora’1 . Ni el incendio del combate,
Ya no veo del árbol ni aun triste señal. Ni el palacio del magnate
Donde brillan á la par
Mas el árbol querido del pueblo no muere; Mil luces bellas,
Sus profundas raices el cielo salvó; Le hicieron nunca llorar;
Cuando rompan del monte las duras entrañas , Pero esa luz es del pueblo,
Brotarán cien renuevos con doble esplendor. Del pueblo natal.
Y serán guardas fieles del bosque sagrado
Cuantos buenos hoy lloran en larga opresión; ¿Qué tendrá de esa campana
Sin que hambrientos su fruto con rabia devoren El tañido ; qué tendrá?
Sin que á ingratos su sombra preserve del sol. ¿Qué tendrá,
¡ Oh\ \ Arranquen los hombres Que tan dulce ha resonado
Lo que sabia sustenta la mano de Dios! En el alma del soldado
Que el servicio cumplió ya?
Mayo de 1854.
Ni los cánticos de gloria,
Ni la voz de la victoria
Que entusiasma al militar,
Con tal ternura
Le hicieron nunca llorar;
Es porque esa es la campana
Del pueblo natal.

146 VENTURA R. AGUILERA.
ECOS NACIONALES. 147
¿Qué tendrá el ladrido roneo Turba alegre lesYodea,
De ese perro; qué tendrá? Saludando al militar;
¿Qué tendrá,
Y éste conoce
Que cual voz de un sér amado Que entre los suyos está,
Sentir hace al buen soldado Porque oye el acento amado
Que el servicio cumplió ya? Del pueblo natal.
Ni la alegre cantinera,
De su vida compañera, 1854.
Ni la franca lealtad
Del camarada,
Le hicieron así llorar;
Es que ese perro ha salido
Del pueblo natal.
HIMNO DE JULIO.
¿Qué tendrá el humo que sale
De esas chozas; qué tendrá?
¿Qué tendrá, AL HEROICO PUEBLO DE MADRID.
Que con júbilo extremado
Lo contempla el buen soldado Inmensos clamores los aires atruenan,
Que el servicio cumplió ya? Y sueltas campanas, en rápido vuelo,
Ni del seno de las flores Con lenguas sonoras anuncian al cielo
Son más gratos los olores, Que España despierta de un sueño fatal.
Que el que piensa respirar El plomo zumbando pregona exterminio;
Al ver del humo Aún hartos de sangre no están los tiranos,
La negra y leve espiral; Y sangre á raudales se vierte de hermanos,
Porque es de las chimeneas Y arrecia furiosa la lid desigual.
Del pueblo natal.
Lanzad contra el pueblo, cobardes verdugos,
¿Qué tendrá ese pobre viejo Torrentes lanzadle de fuego y metralla;
Que le abraza; qué tendrá? Su pecho le sirve de escudo y muralla,
¿Qué tendrá, Y es prenda segura de triunfo su fe.
Que la frente ha reclinado i Ansiaba ser libre!... le dieron cadenas;
En su pecho el buen soldado Sustento pedia con roncos gemidos,
Que el servicio cumplió ya? Y fueron sus chozas botín de bandidos,
Á la entrada de la aldea Y fueron sus quejas ahogadas también.
148 VENTORA R. AGUILERA.

; Ay, mueren los buenos!... el viento de Otoño


Revuelto zumbando con rabia sañuda,
Así de sus hojas los bosques desnuda.
Convierte sus galas en campo de horror.
La patria á la lucha más hijos apresta;
No cedas ¡ oh pueblo! cobarde al espanto;
Á flacas mujeres dejemos el llanto
Y al arma corramos con bélico ardor.

Mancebos y ancianos, mujeres y niños


Las glorias eclipsan de Bravo y Padilla;
¡ Oh pueblo de Julio! tu aurora ya brilla, ECOS NACIONALES
Tu sol ya se eleva con mágica luz.
Sin armas, desnudos, sin pan y sedientos
Allá van tus hijos, allá los mejores;
LIBRO TERCERO.
Aprendan, al verlos morir, los traidores,
Aprendan, si pueden, valor y virtud.

Sus almas serenas la tierra abandonan,


Y genios celestes, que Dios les envía,
Con himnos sublimes de santa armonía
Su vuelo acompañan á un mundo inmortal.
Y mares, y nubes, y luna, y estrellas,
Atras van dejando las ínclitas almas;
Y al bravo que lidia prepáranle palmas,
Y al pueblo predicen el bien de la paz.
Julio de 1854.
PRÓLOGO
DE LA CUARTA EDICION.

Al dar hoy á la estampa, reunidas en el pre­


sente volumen, todas las poesías que bajo el tí­
tulo que encabeza estas líneas he compuesto,
paréceme oportuno entrar en algunas, aunque
breves consideraciones, así para restablecer la
exactitud de ciertos hechos, como para desvane­
cer errores que pudieran extraviar la opimon
sobre el concepto de la poesía popular. No ya
gente indocta; personas ilustradas, pero á quie­
nes una preocupación inexplicable otusca el en­
tendimiento en lo relativo á tal materia, suelen
confundir la poesía de que se trata, con la vulgar;
y colocadas en este punto de vista falso, no sólo
censuran—y aquí lo hacen con justicia—la imi­
tación servil de entrambas, realizada por poetas
y versificadores más ó ménos eruditos, sino que
estiman, equivocadamente, como tarea poco me—
152 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 153

ritoria aquella otra que, en forma culta sí, pero tica hecha sólo para contentamiento y asombro de
al mismo tiempo noble, sencilla, al par que le­ un reducido círculo de personas, que quizás tam­
vantada y accesible á todas las inteligencias— poco la comprendan, aunque presuman y decla­
porque el arte ha de hablar á todas, ó no es ren lo contrario, ó ha de hacerse para la genera­
arte—no cabe duda en que es verdadera y legí­ lidad de las gentes, esto es, para el pueblo? ¿Qué
tima expresión de la vida y genialidad del pueblo admiración, qué encanto, qué deleite puede causar
en que se inspira; mucho más, si al conservar la composición lírica que se presenta como una
los rasgos que aún determinan la fisonomía de especie de acertijo, de enigma, de problema al
este pueblo y que la sucesión de los tiempos no juicio público, y cuya lectura, en vez de agradar,
ha destruido, hace ver que camina hacia adelan­ fatiga desde los primeros versos, necesitando
te, dando así testimonio evidente de que existe, esfuerzos de reflexión, comentarios é interpreta­
y de que, sin perder su individualidad propia, ciones, como si fuese producto del arte de las es­
participa del movimiento general de las cosas y finges y de los geroglíficos?
de las ideas. Esto han hecho constantemente en Yo establezco en la poesía popular una distin­
la lírica, en la épica y en la dramática los prime­ ción, á mi ver importantísima. Divídola en dos
ros ingenios del mundo. partes: poesía popular propiamente tal, es decir,
Yo he respetado siempre toda opinión, hasta poesía que se inspira en el pueblo todo, y poesía
las más absurdas, con sinceridad profesadas; pero vulgar, esto es, poesía que se inspira exclusiva­
respetándolas, no puedo ménos de protestar alta­ mente, con raras excepciones, en la última clase
mente contra las pretensiones de los que piden al del pueblo', ó en otros términos, en la clase in­
poeta empresas irrealizables, y que áun realiza­ culta. Á la primera pertenece, por ejemplo, el
das, serian ineficaces, cuando no funestas en sus Romancero del Cid, que, lejos de tener nada de
resultados. El Fausto se ha escrito; Goethe ha vulgar, ni en el fondo ni en la forma, es acaso,
sido poco ménos que divinizado ; y no obstante y sin acaso, el monumento poético nacional po­
¿quién asegura haber entendido aquella obra sin­ pular de belleza artística más acabada. Esta dis­
gular? Iguales pretensiones se muestran respecto tinción tuve presente desde que .concebí el pen­
de la lírica. Ahora bien: ¿ha de ser la obra poé­ samiento de escribir los Ecos Nacionales, cuyas

4
154 VENTURA R. AGUILERA. seos NACIONALES. 155

dos primeras ediciones fueron publicadas en el den por el pueblo: son monumentos viejos que
año de 1849, cuando la poesía popular propia de debieran restaurarse, si un respeto sagrado á su
nuestros tiempos estaba enteramente olvidada por belleza y á su antigüedad no contuviese á los
las musas españolas. poetas. Pero ya que esto no sea factible, ni con­
Hé aquí los términos en que me expresaba: veniente, las tradiciones, la leyenda, los anales
« No sé si servirá de motivo á censura para los de aquellos siglos prestan sobrada materia, in­
que se pagan demasiado de los nombres, el que tacta aún, para popularizar la poesía moderna, para
haya dado yo el título de Ecos Nacionales á estas sacarla del gabinete del literato, único altar donde
páginas: como quiera que sea, y dejando á cada puede decirse que recibe culto, y hacerla pene­
cual con sus opiniones, he de advertir que, trar en el círculo de la clase media, en el taller
siendo casi todas las composiciones, digámoslo así, del artesano y en la choza del labriego. »
la voz, el eco de necesidades, sentimientos, inte­ No por esto se juzgue que reducía yo á tan
reses y recuerdos nacionales, me pareció que exiguo número los elementos de la poesía popular
ningún título podria convenir . mejor que aquel contemporánea; otros citaba, queaquí no menciono
á la expresión de estas necesidades, de estos por no copiar íntegro el Prólogo (1). En cuanto
sentimientos, de estos intereses y de estos re­ á la forma, mi opinión era que la dramática, en la
cuerdos. » Y añadia : «Poseemos, es cierto, poesía lírica popular, podía, como ninguna, co­
inapreciables tesoros en los Romanceros de la municar el alma, el movimiento y los contrastes
Edad Media; pero, sobre ser especiales en gran de la vida española á los pequeños cuadros en que
parte, como el del Cid, el de Bernardo del Car­ pretendia pintar algunas de sus escenas; ideas
pió y otros personajes de los tiempos heroicos y con las cuales se mostraron prácticamente confor­
caballerescos, no deben, no pueden considerarse mes cuantos siguieron este ejemplo, acordándose
ya mas que como objetos de estudio, como una del pueblo—hasta entonces olvidado—y entre otros
luz para penetrar en las tinieblas de aquellas uno de los más distinguidos y estimados, mi buen
épocas de amor y de guerra, de galantería y de amigo D. Antonio de Trueba, cuyo Libro de los
barbarie, de religiosidad y de entusiasmo. Los
Romanceros no se leen; es más, no se cómpren­ (1) Véase el que lleva al frente el libro primero de este volúmen.
156 VENTORA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 157

Cantares, en el que se glosan (1 ) varios de la mosa lengua, con sus leyendas, dando en ellas
musa anónima popular ó vulgar, vió la luz pública forma verdaderamente artística, y nada vulgar
cuatro años después que mis Ecos Nacionales. por consiguiente, á tradiciones orales y escritas
El propósito de hacer cuanto de mi parte pudiera que en los labios de nuestro pueblo corrían, ó las
para restituir la descarrilada poesía nacional popu­ bibliotecas y archivos conservaban en los anales y
lar ó su verdadero camino, tenia, pues, profundas cronicones de la historia patria. Pero Zorrilla, como
raíces en mi ánimo; pero á condición de verificarlo de lo dicho se desprende, era—permítaseme la
con el espíritu serio y elevado que la cultura frase—el trovador de las ruinas; y no ya sola­
actual demanda á los amigos del arte, haciendo mente el fondo de sus leyendas, su palabra misma
de éste una manera de sacerdocio respetable, en era eco de otras civilizaciones, de otras edades;
vez de una ocupación pueril y frívola, reducida era un bardo que pulsaba un arpa ceñida de ciprés,
con frecuencia á copiar simplemente las más llenando de melancolía nuestras almas, sobre la
groseras formas y el sentido más estrecho de la tumba de las muertas generaciones. Zorrilla era
personalidad de nuestro pueblo. el cantor del pasado; y yo, con mucha ambición,
No era yo el único autor que hubiese compuesto pero con escasísimas fuerzas, pretendí ser cantor
poesía popular nacional: el ilustre duque de Rivas del presente, sin apartar, empero, los ojos del ho­
lo intentó con fortuna, en sus preciosos Roman­ rizonte, por ver si vislumbraba en él un rayo si­
ces históricos, si bien eran éstos de carácter re­ quiera que me hiciese presentir lo que los tiempos
trospectivo; pero especialmente nuestro gran Zor­ habrían de traer consigo. He aquí, pues, la causa
rilla, español hasta la médula de los huesos, de haber glosado yo pocas tradiciones y hechos
colocado en el mismo terreno, habia erigido un históricos antiguos; mi propósito de siempre me
monumento, que durará mientras dure nuestra her- obligaba, más que á esto, á glosar sentimientos,
ideas y costumbres modernas. Así, los Ecos lle­
(I) Colección moderna áe Cantares originales,la primera fué la de D. Augusto van, ya por título, ya por estribillo, asuntos, fra­
Ferran —al César, lo que es del César;—la segunda, la de Campoamor, dignas
entrambas de todo aplauso; y la tercera la mia, inmediatamente después de la
ses ó versos de cantares y de romances, que corres­
cual, sin duda por la cariñosa acogida que recibió y por la inmensa publicidad qup ponden á aquel pensamiento: básteme citar, en
ó la mayor parte de los que contenía dió toda la prensa de España, reproducién­
dolos frecuentemente en sus columnas, buho un verdadero diluvio de Cantares. prueba de lo que digo, El Tributo de sangre, El
ECOS NACIONALES. 159
158 VENTURA R. AGUILERA.
presa, manifestando que éste era un nuevo campo
Convenio de Vergara, El Dos de Mayo, El Hogar
en el que podrian recoger abundante cosecha de
paterno, La Noche de todos los Santos, El Gene­
ral no importa, las baladas de Iberia, Castilla y laureles nuestros poetas. No debieron ser desoidas
tan patrióticas excitaciones, puesto que, sin duda
Cataluña, La Gaita gallega, etc. En Roncesva­
en virtud de ellas, de entonces data la publica­
lles, que pertenece á los histórico-tradicionales
antiguos, he glosado los dos famosos versos de ción de cuantas obras tienen aquel sentido y carác­
Cervantes: ter, más ó ménos bien comprendidos, más ó menos
artísticamente desenvueltos en su ejecución, ya
Mala la hubisteis, franceses, por medio de glosas, de romances sin ellas y de
En esa de Roncesvalles; cantares, ya en otras diversas formas.
Hay, sin embargo, quien considera requisito
En La Noche de Navidad, que conceptúo mo­
indispensable para que la poesía merezca el cali­
derno, los dos finales de un cantar conocidísimo:
ficativo de popular—estrechando así, hasta los más
Esta noche es Noche-Buena mezquinos límites la esfera de su acción—que
Y no es noche de dormir. haya de reducirse á ser precisamente glosa de
cantares; lo cual, en suma, si bien se mira, ni
Por último, y para no molestar demasiado la aten­
quita ni pone nada á la popularidad de la obra,
ción del lector, á La vuelta del Voluntario sirve
cuando en esta obra no va íntimamente encarnada
de estribillo esa especie de muletilla de que se
el alma del pueblo; en cuyo último caso, con can­
acompañan con frecuencia las narraciones y con­
tar ó sin él, la glosa no será más que un romance
sejas que de niños hemos oido todos en boca de
cualquiera, que jamás aprenderá ni cantará el vul­
ancianos, domésticos y nodrizas:
go—por ser demasiado fino—á ménos que el
Y Juan iba andando... andando... poeta se degrade hasta, ó casi hasta el taberna-
mentarisrno—y á cuyo romance sólo puede pres­
La crítica, siempre benévola conmigo, no sólo
tar algo de sabor el verdadero metro nacional, que,
estuvo unánime en el juicio que formó acerca del
entre paréntesis, no es el déla seguidilla, sino
espíritu nacional y popular de mi obra, propio de
el octosílabo; además, que tampoco es la seguidilla
la época, sino que me animó á proseguir mi em­
160 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 161

un metro, ni una estrofa ó estancia, sino un peque­ verdaderos, los inmortales poetas de todos tiempos
ño poema en siete versos: por tanto, escribir una hubiesen, por ventura, sido unos pobres patanes!
composición en seguidillas, es lo mismo tal Huyendo de la simpleza, erudita jerga y ficticia
creo—que escribir una composición en sonetos. sublimidad neo-clásicas, no ménos que de ciertos
Y la prueba de que el metro de la seguidilla, si pedantescos é intempestivos alardes filosóficos, ha
bien es hoy en concepto de algunos, no ha sido el venido á darse en el extremo contrario, en el de
genuino metro nacional, la tenemos en que antes llamarse, por ejemplo, sencillez y naturalidad á
de Boscan, á quien se mira como introductor la chocarrería, al amaneramiento y á la falta de
del endecasílabo italiano con su quebrado corres­ númen poético.
pondiente, apenas se encuentra composición al­ Ofreciéndose tan rico y ancho campo á la ins­
guna en versos de siete sílabas con quebrados de piración del que se proponga cultivar este género
cinco, que son los que constituyen la seguidilla. de poesía, nunca he podido yo consagrará ello el
El vulgo, á quien muchos confunden ó se tiempo y la asiduidad necesarios; pero tampoco he
empeñan consciamente en confundir con el pue­ renunciado nunca por completo á seguir aumen­
blo, aprenderá, y recitará, y cantará siempre, tando el número de Ecos Nacionales, en lo que
mientras su educación no se modifique, las coplas me lo han permitido las condiciones de una salud
de Rosaura del guante, de El guapo Francisco quebrantada muchos años hace. Prueba son de
Estéban y otras ejusdem furfuris, y echará á un que no renuncio á ir desarrollando el pensamiento
lado, por ser, lo repito, demasiado finos, los ro­ de mi obra nacional (entre otras varias produc­
mances de poetas de ingenio más ó ménos culti­ ciones compuestas después de la tercera edición
vado; con la circunstancia de que el afan de po­ de los Ecos), La Gaita gallega, Polonia, Corres­
pularizarse á toda costa ha creado una escuela pondencia del moro, El General no importa, La
raquítica,'ñoña, pedestre y ramplona, que pro­ Patria, Fr. Luis de León y las baladas susodi­
clama la ignorancia—iba á decir la irracionalidad chas. Mas no solamente éstas—incluidas en los
—como uno de sus principios fundamentales, juz­ Ecos,—sino la mayor parte de mis poesías, como
gando título legítimo de orgullo y de gloria la las Sátiras, las Odas, La Arcadia moderna,
carencia de instrucción; como si los grandes, los los Cantares, las Elegías, La Leyenda de Noche-
11
162 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 163

Buena y la sátira, inédita en casi su totalidad, acción se encarne. Cervantes, como todos los
titulada Grandezas de los pequeños, tienen unas grandes ingenios, conociendo sin duda que el
la forma y el fondo, y otras el fondo eminente­ escritor debe elevar hasta sí al vulgo, hablándole
mente nacional y popular: ¡ojalá pudiera añadir siempre un lenguaje claro, sin dar en chabacano,
q.ue eminentemente buenos! Entre mis pocos y no descender hasta el vulgo, jamás usó, fuera
ensayos dramáticos, ya representados, men­ de casos contadísimos y justificados, palabrotas
cionaré Camino de Portugal, Flor Marchita y ni giros, que si pueden formar la delicia de los
La Limosna y el perdón. En cuanto á la prosa, bodegones, no así la de las personas de gusto, sea
me limitaré á nombrar, entre mis obras más anti­ ingénito ó adquirido por la educación, el trato so­
guas, La Pulga errante (1846) y El Conspirador cial ó el estudio.
de á folio (1848); y entre las más modernas, los Todas mis obras, pues, se ve que contribuyen
Proverbios ejemplares, \os Proverbios cómicos, El al desarrollo del plan que constantemente ha pre­
Mundo al revés, los Cuentos del dia, y un sin­ sidido á los Ecos Nacionales. Antes de la publi­
número de artículos, algunos de ellos colecciona­ cación de éstos, ó se cantaba el pasado de nuestra
dos ya en el volúmen que lleva el título de Li­ patria con la magnificencia y la hermosura que
mones agrios: glosas, por decirlo así, en acción, Zorrilla, y con la pobreza que otros astra minora,
todas estas obras, de nuestros refranes: estudios ó se cantaba lo más superficial de su vida pura­
del genio, carácter, lenguaje y costumbres de mente exterior, de su existencia vegetativa, como
nuestro pueblo en general, y' no vaciadas en el poco antes la había cantado y glosado Melendez,
molde estrecho de una localidad ó comarca deter­ con los zagales y pastores de éste, un poco mo­
minada. Por lo que hace á su lenguaje y á su dernizados, y con sus bailes, tamboriles, casta­
estilo, jamás he creido que fuese preciso rebajar­ ñuelas y romerías; todo lo cual está, á veces con
los para que adquiriesen popularidad, hasta el estribillos populares, en el mismo Melendez, quien
punto de convertir en regla de una obra lo que á ratos era tiernísimo poeta bucólico y excelente
debe ser excepcional en ella; y esto tan sólo con pintor de valles y montañas. Pero ¿debia, ni debe
cierta sobriedad, y cuando así lo pidan impe­ llamarse esto únicamente, poesía popular?... Ape­
riosamente el asunto ó los personajes en que la nas si el hogar doméstico, si la familia, si las ge­
164 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 165
nerosas tendencias del siglo, si la vida íntima de pleado con preferencia por él, eran cabalmente
la nación, si sus sentimientos, si su espíritu, si lo que más imposibilitaba la popularidad de sus
su personalidad, en fin, merecieron una mirada, obras, con justicia admiradas y acreedoras al pro­
un recuerdo. Yo he leído y examinado atenta­ fundo respeto de los doctos, mas que no compren-
mente para la publicación de una Antologia de dian los que no lo eran. Por otra parte, exceptuando
líricos españoles contemporáneos, consultado por sus poesías Á la Invención de la imprenta, El
dos amigos mios que se ocupaban en estos Panteón del Escorial etc., verdaderos discursos
trabajos años hace, las poesías contenidas en las en verso, casi todo el ideal moderno quedaba
colecciones de libros, revistas y periódicos lite­ íntegro para las nuevas generaciones poéti­
rarios más acreditados; y mi sorpresa y mi des­ cas. D. Juan Nicasio Gallego, á quien igual­
encanto fueron grandes, al ver que poquísimas mente debe citarse, sólo dejó su famosa ele­
de ellas—aparte de su mérito, que no niego yáun gía El Dos de Mayo, de idéntica filiación que
admiro , por otros conceptos—respondían á las las de Quintana. Si algún otro de los poetas de
exigencias de la época; que el soplo vivificador del entonces y de los que después se dieron á cono­
siglo no habia penetrado en las regiones de nues­ cer, tuvo la intuición de lo que reclamaban la épo­
tro Parnaso; cosa que á los veinte años de edad— ca y el genio modernos, en orden á la poesía po­
en que compuse gran parte de los Ecos Naciona­ pular nacional, ó no quiso, ó no pudo, ó no supo
les, dados á luz cuatro ó seis años después, por satisfacer esta necesidad, y por consiguiente que­
no haber tenido antes editor—ya sospechaba yo daron fuera de su dominio casi todas las grandes
instintivamente, y que el estudio había de confir­ cuestiones que la revolución operada en las ideas
mar por completo. Quintana compuso algunas, y en el estado social habia sometido á la conside­
aunque escasas, poesías patriótico-políticas, en ver­ ración de los poetas, precursores y propagandis­
dad grandilocuentes, varoniles y de belleza suma, tas por excelencia de todo arte y de todo derecho
inspiradas por el sentimiento de independencia nuevos.
que animaba áEspaña; pero estas mismas dotes de La musa de nuestros dias no ha de ser la régia
su estilo, su educación neo-clásica, sus preocu­ matrona, ni la aristocrática dama que sólo se halla
paciones enciclopedistas, y hasta el metro em­ bien en las altas esferas sociales, y que se desde-
ECOS NACIONALES. 167
166 VENTURA R. AGUILERA.

ña de arrastrar su espléndido ropaje fuera de los do se dice que nuestro siglo carece de ideal para
palacios; ni tampoco la mujer grosera y andrajosa la epopeya, y puesto que ni las más brillantes
que se complace únicamente en las realidades exhumaciones de ideales muertos y de hechos
más triviales y bajas de la vida; sino la encarna­ pasados, cuya grandeza tiene ya el lugar que le
ción, ora sencilla y modesta, ora varonil y severa, corresponde en el panteón de la historia, lograrían
y siempre decorosa y pura, del espíritu democrá­ interesarle bajo otro concepto que el meramente
tico y cristiano, que hoy penetra y envuelve á formal, ¿no podría un poeta acariciar la idea de
todas las clases. El palacio, el taller, la cabaña; construir con todos los materiales y elementos
la aldea, la ciudad, la nación, el mundo entero: fragmentarios referidos, agrupándolos con líbre
héahí el teatro de su actividad. Enaltecer el arte arte, cierta unidad que supliese hasta donde es
y el culto délo bello; consolar al que sufre; glo­ dado la falta de un poema imposible en una civi­
rificar al bueno; compadecer al malo; rechazar, si lización tan compleja como la actual? Confieso
es preciso, con ánimo altivo, los halagos del pode­ que esta idea cruzó por mi mente, y algo de ello
roso, que rara vez otorga sus favores sino á costa indico en el Prólogo de los Proverbios ejem­
de la dignidad del que los recibe; resistir las ten­ plares', mas aunque no hubiera sido asi, harto lo
taciones déla codicia y del orgullo, que á tantas demuestran los Ecos Nacionales. No recuerdo ni
serenas inteligencias han mareado y perdido; re­ uno solo de ellos que no responda á alguna de las
correr la inmensa escala social, desde la mansión grandezas ó de las miserias, de las necesidades ó
del rico, hasta la miserable vivienda del mendigo, de los sentimientos que solicitan el aplauso, la
para ser eco infatigable de sus dolores, de sus reprobación ó la simpatía de las almas buenas.
alegrías, de sus esperanzas; predicando la paz, Estando en el destierro ('1848), en ocasión en que
el trabajo, la virtud, el patriotismo, la fraterni­ era peligroso el apostolado en favor de principios
dad, la abnegación; acompañando al labrador en que ya invaden todos los pueblos y todos los es­
el campo, al obrero en la fábrica, al industrial en píritus, y en que hasta era lícito á los poderes de
el taller, al soldado en sus fatigas, al enfermo en entonces, refractarios á ellos, penetrar en el sa­
su lecho, en su destierro al proscrito... ¿no es grado de las conciencias, para infligir castigos
digna de todo poeta moderno esta empresa? Cuan­ que ningún hecho exterior autorizaba, publique
168 VENTORA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 169

las dos primeras ediciones de los Ecos Naciona­ nerosos y aspiraciones levantadas que me com­
les, reproduciendo en ellas El Tributo de sangre, plazco en reconocer en él, son sentimientos y
¡Qué hermanos! Ante un Crucifijo, y otros an­ aspiraciones que, ora manifiestos, ora latentes y
teriormente impresos en Madrid: algunos de los en estado de elaboración y de gestación, animan
asuntos que les sirvieron de base—lo consigno el espíritu de toda sociedad civilizada. Mezquina
con satisfacción—se han llevado al teatro y á la seria, en consecuencia, la obra poética cuya apli­
novela veintitantos años después, esto es, en plena cación tuviese por límites la línea trazada por la
consagración y reconocimiento de todos los de­ sombra de un campanario ó por la frontera de
rechos del hombre. De entonces, de parecidos un país dado. Los rasgos particulares de la pro­
tiempos y de alguno más bonancible, datan otras ducción artística marcan, efectivamente, la fiso­
muchas de mis poesías, protestas contra todas nomía de una raza, de una familia; y al marcarla, el
las formas de la esclavitud, en la persona huma­ artista produce, en este sentido, una obra nacio­
na, en la prensa, en la enseñanza, contra la pena nal; pero si en ella no hay nada que determine
de muerte, contra nuestro sistema carcelario;, en la parte que esta raza ó familia toma en la comu­
una palabra, contra tantas y tantas iniquidades nión general de las ideas que hoy son patrimonio
como hacia siglos pesaban sobre nosotros; ó bien y viático de todos los pueblos, pasado el momento
himnos al movimiento regenerador, que con eléc­ en que la obra nace, borrados por la acción na­
trica rapidez se difunde de un extremo á otro de tural del tiempo y de las revoluciones aquellos
la tierra. signos particulares característicos, la obra esta
Antes de concluir, he de manifestar que, por condenada á morir sin remedio, por falta de esas
grande que sea mi cariño al pueblo donde he na­ otras condiciones permanentes, que responden,
cido, cariño bien claramente revelado en la pre­ no aun solo momento de la historia, sino á los
dilección que le doy en mis cantos, haciéndolo fines eternos de la vida y del arte.
objeto principalísimo de ellos, jamás he perdido Madrid, Abril de 4 873.
de vista la solidaridad que relaciona y liga su
vida con la de otras naciones, y con Jos destinos V. R. Aguilera.

de toda la famdia humana. Los sentimientos ge­


LA PATRIA.

Queriendo yo un dia
Saber qué es la Patria,
Me dijo un anciano ,
Que mucho la amaba:
— «La Patria se siente;
No tienen palabras
Que claro la expliquen,
Las lenguas humanas.
» Allí, donde todas
Las eosas nos hablan
Con voz que hasta el fondo
Penetra del alma;
» Allí, donde empieza
La breve jornada
Que al hombre en el mundo
Los cielos señalan;
»Allí, donde el canto
Materno arrullaba
La cuna que el ángel
Veló de la Guarda;
j> Allí, donde en tierra
Bendita y sagrada,
De abuelos y padres
Los restos descansan;
»Allí, donde eleva
Su techo la casa
De nuestros mayores...
Allí está la Patria.

t
172 ECOS NACIONALES. 173
VENTURA R. AGUILERA.

» El valle profundo Labor es de siglos,


Y enhiesta montaña, Que el cielo consagra.
Que vieron alegre «En él tuvo origen
Correr nuestra infancia; La fe que te inflama;
» Las viejas ruinas En él tus afectos
De tumbas y de aras, Más nobles se arraigan ; .
Que mantos hoy visten o En él han escrito
De hiedra y de zarzas; Buriles y hazañas,
» El árbol que frutos Pinceles y plumas,
Y sombra nos daba, Arados y espadas,
Al són armonioso »Ya anales sombríos,
Del ave y del aura; Ya historias que encantan
»Recuerdos, amores, Y en rasgo indeleble
Tristeza, esperanzas, Tu pueblo retratan.
Que fuentes han sido » Y tanto á su vida
De gozos y lágrimas; La tuya se enlaza,
»La imágen del templo, Cual se une en un árbol
La roea y la playa, Al tronco la rama. •
Que ni años, ni ausencias »Por eso presente
Del ánimo arrancan; Ó en zonas lejanas,
# La voz conocida, Do quiera contigo
La joven que pasa, Va siempre la Patria-
La flor que has regado
t> No importa que al hombre
Y el campo que labras;
»Ya en dulce concierto, Su tierra sea ingrata ;
Ya en notas aisladas, Que peste y miseria
Oirás que te dicen: Jamás de ella salgan;
»Aquí estala Patria. d Que viles verdugos
La postren esclava,
»El suelo que pisas Rompiendo las leyes
Y ostenta las galas Más justas y santas;
Del arte y la industria »Que noches eternas
De toda tu raza, Las brumas le traigan,
»No es obra de un dia Y nunca los astros
Que el viento quebranta j Su luz deseada.
174 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 175

» Pregunta al proscrito, Otros, al verla, lloraron,


Pregunta al que vaga Y su compasión estéril
Sin pan y sin techo Brindóle consuelos vanos.
Por tierras extrañas; ¡ Menguada y cobarde Europa!
»¡ Pregunta si pueden ¡ Mira esa madre de bravos
Jamás olvidarla, La calle de la Amargura
Si en sueño ó vigilia Subiendo con lento paso,
Por ella no claman ! Como un fantasma, camino
»No existe, á sus ojos, De su Calvario'.
Más bella morada,
Ni en campo, ni en cielo Hermoso lirio de un dia
Ninguna le iguala. ¡ Cuál doblas el débil tallo!
»Quizá unidos todos ¿ Qué hiciste á tus enemigos?
Se digan mañana : ¿ Cómo así te maltrataron?
— ¡Mi Dios, es el tuyo; Rompieron tu blanca túnica,
Mi Patria, tu Patria'./) Y con el feroz cosaco
Agosto de 1868.
Echaron suertes sobre ella
El tudesco y el prusiano.
Y sin piedad maniatada,
Sobre tu cuerpo llagado
Tendieron el knut (1) sangriento
BALADA DE POLONIA. Los sayones inhumanos.
Borrar pretenden tu nombré,
Mas tu espíritu, vagando,
Á ALEJANDRO CHAO. Lo murmura en las ciudades,
Y en los montes, y en los llanos,
En la noche de su duelo Y en las descarnadas cimas
Al mundo tendió los brazos , • De tu Calvario.
Muerta la luz de sus ojos
En lágrimas arrasados. i Qué no hicieron los verdugos?
Clamó álos pueblos amigos, Tus altares profanaron,
Clamó á los pueblos extraños Y la frente de tus vírgenes
Con la voz de sus cadenas
(1) Voz rusa que significa látigo. Dícese también del castigo del mismo nom
Y de sus ayes amargos. bre. El instrumento principal de este suplicio consiste en unas disciplinas forma
Unos, su clamor no oyeron, das de tiras de cuero con puntas de hierro.
176 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 177
Mancillan con torpe labio.
En los desiertos hogares,
Aún el eco solitario
Repite el postrer suspiro BALADA DE CATALUÑA.*
De los pobres desterrados,
Que en Siberia, al mundo muertos,
Lloran por los cielos patrios Á VÍCTOR BALAGUER.
Al ver los cielos horribles
De aquellos horribles páramos. Cataluña tiene un hijo,
De las madres honda pena Tiene un hijo menestral,
Allí seca el pecho flaco; Que por verla siempre grande
Y de hambre espiran sus hijos , Sin descanso velará.
Y de frió los ancianos, De la máquina sonora
Que en sus sueños te ven, pálida, La voz dice sin cesar,
Ir al Calvario.
Trie, trac,
Trie, trac'-,
En las plazas, y en las calles, Y responde á la que teje,
Y en los templos, y en los campos. Hila ó prensa, viene ó va,-
Una corona de espinas Trie, trac,
Como bandera mostrando, Trie, trac,
Á tus verdugos responden Con cantares que le ayudan
Con tiernas salves y cánticos Á sufrir y á trabajar.
Sacerdotes y mujeres,
Niños, mancebos, y ancianos. Cataluña dijo un dia,
¡ Oh Cristo de las naciones! Muchos años hace ya:
¡ Mártir del siglo, y escándalo, —Ya ves, hijo, que soy pobre,
Que al sacrificio sublime Mi pobreza"viendo estás.
Vas como cordero manso ! — Madre (el hijo respondióla),
¡No desmayes! Justo el cielo Á ganarme voy el pan, —
Prepara á tu frente láuros; Trie, trac,
Y aunque al sepulcro desciendas, Trie, trac-,
Gloriosa resucitando Y regando con rocío
Será á tu vida futura
De la frente su telar,
Trono el Calvario!
Trie, trac,
1861.
Trie, trac.
12
178 VENTURA R. AGUILERA.
ECOS NACIONALES. 179
Ganó el pan que le pedia
Y en su pecho hirvió la sangre
El acento maternal. Del feroz almogavár.
Ála guerra van sus hijos
—Cataluña, noble madre, Y al taller sus hijos van,
Un vestido te he de dar,
Trie, trac,
Y del frió los rigores
Trie, trac-,
Á sentir no volverás.—
Y alternando las canciones
Á su madre así le dijo De la guerra y de la paz,
El obrero catalán; Trie, trac,
Trie, trac, Trie, trac,
Trie, trac, Conquistó su independencia
Los talleres resonaron,
Y tejió su libertad.
Y tejiendo fue á la par,
Trie, trac,
Cataluña, porque tengas
Trie, trac,
Ricas galas que ostentar,
El vestido y la grandeza
El vapor palpita y ruge,
Que á su madre 'hizo inmortal.
Hila el huso de metal.
Mucho valen esas galas,
Cataluña en otras tiempos
Tus virtudes valen más,
Dijo al monte y dijo al mar:
Trie, trac,
— Mi constancia ha de domaros
Trie, trac-,
Y mi firme voluntad.—
Al payés rústica azada
En olvido no las eches;
Y al marino remos d a, Si las llegas á olvidar,
Trie, trac, Trie, trac,
Trie, trac-, Trie, trac,
Y de azadas y de remos No la tela de tu gloria,
Á los golpes y al compás, Tu mortaja labrarás.
Trie, trac, 1868.
Trie, trac,
Á 1a. piedra arrancó espigas
Y al abismo un cetro real.

Cataluña vió en sus campos


Extranjera gente audaz,
ECOS NACIONALES. 181
180 VENTURA R. AGUILERA.
Cansado de dormir.
Yya de sus castillos
Rechinan las cadenas,
Y zumba en las almenas
LA BANDERA.*
El toque del clarim

¡ Al arma! ¡ al arma todos!


La madre cariñosa,
¡ Oh Dios de nuestros padres,
La casta y fiel esposa
Que España fiel venera!
Reprimen su dolor.
Bendice la bandera, Recuerdan que son hijas
Enseña de su honor.
Del pueblo sin segundo
Por ella España mire Que asombro fué del mundo
Su nombre respetado,
Y tumba al Corso abrió.
Y sombra dé al soldado
La tierra ofrece el hierro
Su santo pabellón.
Que lleva en sus entrañas;
Hermosa, sin mancilla
De valles y montañas
Que arranque amargo duelo ,
Los bosques lanzas dan.
Y ungida por el cielo , Relinchan los corceles,
Parece ángel de paz. Que en su ímpetu sediento,
El cielo la sonríe, Atras dejan al viento,
Con luz besando leda Oyendo el són marcial.
Su manto de oro y seda,
Su frente virginal.
¡Alarma, patria mia!
Gentil, sublime, entera,
Ya el sol se va nublando,
Ya pasa la bandera...
Ya el grito de la guerra
¡Matronas, no lloréis!
Asorda cielo y tierra;
¡Oh! ¡lágrimas de gozo
La paz un sueño fué.
Verted si vuelve honrada,
¡Él es! el extranjero ,
Y vuelva acribillada
Que al noble Pueblo hispano
Cien veces y otras cien!
Pretende hollar, villano, Sus restos inmortales
Domando su altivez.
Colgados en los templos,
Mas ya de la bandera,
Serán altos ejemplos
En ira y sangre rojos, Y prez de la nación.
El león abre los ojos '
182 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 183

Juremos defendería, «¡Confiesa!» grita ronco el Santo Oficio:


Y sombra dé á la tumba «¡Confiesa!» el vil sayón, que se le atreve;
Del héroe que sucumba, Y el mártir, sin aliento en el suplicio,
Su santo pabellón. Balbuceaba: «Latie... rra... no... se mué... ve.»
1864. Pero así que cesaba su tormento,
Al recobrar esfuerzo, sonreía,
Como jurando al tribunal sangriento
Que en torno al sol la tierra se movía.

De los jueces, después, el fallo rudo


La víctima condena venerable
RECUERDO DE GALILEO. Á honrosa penitencia, el pié desnudo,
Y desnudo su cuerpo miserable.
Crece la horrible saña, pero el sabio
Á MARIANO CARRERAS Y GONZALEZ
Faltar á su conciencia no podia,
Y su mirada desmintiendo al labio,
¡E pur si muove!
Repitió que la tierra se movía.
Los que aman la virtud y aman la ciencia, Espira de dolor, y polvo inerte
Aquellos generosos corazones Es su cuerpo en la estrecha sepultura ;
Que su bien sacrifican y existencia Mas del lóbrego asilo de la muerte
Por la vida y el bien de las naciones, Rápida sube al cielo su alma pura.
Oirán la breve y lastimera historia Verdugo Roma fué de Galileo,
De un mártir de la vieja tiranía, Pero aún arde la luz que éste encendia
Que murió por decir, para su gloria, Cuando en la triste cárcel, como reo,
en torno al sol la tierra se novia. 1«¿(¡ que la tierra se novia.
1852.
Era débil anciano cuando al mundo
Anunció la verdad que él sólo alcanza:
Llénase Roma de terror profundo
Y el rayo de sus iras contra él lanza.
Discurre que matando á Galileo
La luz mataba que con él venia,
Y le hunde en una cárcel como reo.
Por decir que la tierra se novia.
184 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 185

Pregonando iban los ecos:


Areola'. JenaA—se oia;—
Austeditz'. Lodi\ Marengo'.
1808—1848. Las Pirámides temblaron,
Á su voz gimió el desierto;
Un nombre llenaba el mundo;
CAMPO DE LA LEALTAD Un pueblo todos los pueblos.
Aquí también de sus glorias
Dejar quisieron ejemplo...
¡Asesinando mujeres,
Ven conmigo, niña hermosa, Mozos, y niños, y viejos!
Al pié de ese monumento, Con láuros tales el Corso
Orgullo de nuestra patria, Ciñó sus sienes de fuego;
Ignominia de extranjeros. Ellos destilaron sangre
Ven, y de flores de Mayo Sobre el manto del imperio.
El pobre altar coronemos, Mas.., oye... el cañón retumba...
Con una rodilla en tierra, ¡Oh, qué angustioso recuerdo!
Con los ojos en el cielo. Paréceme de mil víctimas
Ahí reposan las cenizas Estar el gemido oyendo,
Ce los bravos caballeros Y que la tierra se rompe,
Que en pro de la Independencia Y que reviven los muertos
Su honrada sangre vertieron. Con la frente hecha pedazos,
Un dia, del alta cumbre Los ojos sangre vertiendo.
Bajaron del Pirineo ¡Ellos son1 ¡Daoiz! ¡Velarde!
Á nuestros campos floridos, ¡Vosotros sí que erais buenos!
Tigres con piel de corderos. Nosotros, raza maldita,
¡Tigres! dije mal; esclavos Alma libre no tenemos.
Del gran bandido eran ellos; Se eclipsaron nuestros soles,
Que á ser tigres, más piadosos Apagóse nuestro aliento,
Hubieran sido sus pechos. Y una gran sombra se extiende
Á la sombra del gigante Por el horizonte inmenso.
Que espantaba al universo, ¡Oh mártires, maldecidnos,
Vinieron á España... ¿Cuántos Y que ruede por los vientos
Vivos de España salieron? Vuestra maldición eterna,
Por do quiera sus victorias Para turbar nuestros sueños!
186 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 187

«Libertad}» clamáis; ¡y os damos Responde, trovador; ¿por qué tu lira


Lágrimas y vilipendio! Gime, al pasar el viento,
¡Vosotros sí que erais hombres! Colgada de un ciprés? ¿Cómo no espira
¡Cómo se mudan los tiempos! Sones de más contento?
1848.
¿Adonde estás, generación menguada?
Tú manchas las memorias .
Del héroe nacional, de luenga espada,
Que llena las historias.

Aquel buen burgalés del tiempo viejo,


Aquel mozo bizarro
SOLEDAD. Llevó seis reyes, en triunfal cortejo,
Uncidos á su carro.

Nosotros olvidamos de Castilla


Pasajero, contempla en la llanura Libres usos y leyes,
La pobre patria mia, Y doblamos humildes la rodilla
Sola con su dolor y su hermosura, Ante extranjeros reyes.
Yerta la faz sombría.
El ardiente corcel, suelto, sin rienda,
Aquí está, con el manto del imperio Relincha por el prado;
Mal prendido en sus hombros ; El capitán no vela ya en la tienda;
Triste está como flor de cementerio, Se afemina el soldado.
Como lirio entre escombros.
Ya no hay en las bahías españolas
Cúbrela por doquier honda tiniebla; Las opulentas naves
El león se ha dormido; Que al músico vaivén de brisa y olas
Ni un eco dulce los espacios puebla, Volaban cual las aves.
Ni bélico sonido.
Tendidos á la sombra de los puertos
¡ Oh, madre cariñosa! ¡Oh, noble España! Los marinos mejores,
¿Qué es de tus hijos fieles? No atraviesan los líquidos desiertos...
¿Cómo al valle no van, ni á la montaña Desfallecen de amores.
Á conquistar laureles?
188 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 189

Y pisan los alcázares reales,


No varones prudentes
Que del pueblo aliviar quieran los males, VIOLETA
Y en saber eminentes;
PARA LA CORONA DE ZORRILLA.
Antes bien, corrompidos cortesanos,
Sin alma y sin decoro,
Venid áoir en dulces armonías
Con insaciable sed de honores vanos, las sabrosas historias de otros dias.
Y vestidos de oro.
(Zorrilla.—Cantos del Trovador.
Introducción.)
¡ Oh de España infeliz desdicha fiera! Creíme olvidado aquí.
Ahí yaces, sin ventura,
(Carta de Zorrilla, en su regreso de
Como el bravo que pierde su bandera América, á Pedro de Alarcon.)
En lid sangrienta y dura.
Desecha vanos temores;
El leopardo inglés clava sus ojos No, para España no has muerto;
En tí, con arrogancia; Bien te lo dice el concierto
Mañana bajarán por tus despojos De todos sus trovadores.
Las águilas de Francia. Tu senda cubren de flores
» De una orilla á la otra orilla;
Como nueva Polonia irás errante, Y una corona sencilla,
Por extrañas regiones; Que su fiel cariño marca,
Y escupirán tu pálido semblante, Te ofrecen ¡ oh patriarca
No te oirán las naciones. De los bardos de Castilla!
♦*
Nosotros, sin honor, madre y señora, Ave también de llanura,
Llevaremos cadenas; Junto á la tuya nacido,
Sangre de alta virtud engendradora Escuché pronto en mi nido '
No hierve en nuestras venas. De tu nido la voz pura.
Encantóme su dulzura,
Por eso abandonada en la llanura Y con infantil anhelo
Te quedas, patria mia, De alcanzar tu raudo vuelo,
Sola con tu dolor y tu hermosura, Yo aquella voz repetía
Yerta la faz sombría. Que venir me parecía
1846. De lo más alto del cielo.
ECOS NACIONALES. 191
190 VENTURA R. AGUILERA.
Iban pasando... pasando
El tiempo andando, partí,
Castellanas é infanzones.
Como tú, de mis hogares,
Con los cristianos leones,
Y el eco de tus cantares
El que lucha.por Mahoma;
En campo y ciudad oí.
Entre músicas y aroma
¿Cómo olvidarse de tí,
Sultanas en cautiverio,
Si eres la memoria viva
Y en la paz del monasterio
De aquella nación altiva
De Dios la casta paloma.
Que, en paz ora y ora en guerra,
De las glorias de la tierra
Torneos, zambra, locura,
Las más sublimes archiva ?
Virtudes, crímenes, glorias,
Ya peregrinas historias,
Pensativo y solitario,
Ó ya tradición oscura,
Tú al panteón descendiste
Á todo tal hermosura
Do yacía en sueño triste
Dió tu pincel soberano,
Todo un mundo leyendario.
Que en aquel tiempo lejano
Estremecióse el osario
Vivir yo querido hubiera,
Al rumor de tus pisadas.;
Si más grande que él no fuera
Y, por tu acento evocadas,
Nuestro siglo, y más cristiano.
Con la vida que vivieron
Las sombras comparecieron
Con pasmo tu obra admiré;
De las edades pasadas.
Belleza suma la abona;
Tiene la Cruz por corona
En los lechos sepulcrales
Habla la estatua de piedra; Y por cimiento la fe.
Brotap, con manto de hiedra, En ella el punto se ve,
Los torreones feudales. Ella señala el lindero
Donde acaba el Romancero;
De las viejas catedrales
Respiramos el ambiente; Y al pié, inclinada la frente,
Y tu inspiración valiente La España de hoy, tristemente,
Con rasgos de fuego traza Está esperando su Homero.
La historia de nuestra raza
Unida con la de Oriente. Lo tendrá; signos fatales
Anuncian su decadencia,
Y así en largas procesiones, Mas no el fin de su existencia;
De tu arpa al sonido blando, Los pueblos son inmortales.

192 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 193

Su sangre vertió á raudales, Es... todo el pueblo que te ama;


Y en tierras propias y extrañas Permite, pues, ¡oh poeta!
Asombraron sus hazañas; Que también mi violeta
Pero del tiempo pasado Lleve al altar de tu fama.
Aún guarda fuego sagrado 1860.
En lo hondo de sus entrañas.

Tú del capullo feudal


La trama rompes añosa,
Y sale la mariposa;
Tu leyenda ; su ideal. BALADA DE IBERIA.
Pues de aquel fuego vital
Saldrá la joven leyenda;
Es ley, de progreso prenda;
Tras cada siglo que cae, Dicen que va con España
El naciente siglo trae Á casarse Portugal;
También su ideal, su ofrenda. Si mucho vale la novia
No vale poco el galan.
Bardo errante, noble hermano, El mismo sol los alumbra,
Que, en alas de amor profundo, La misma tierra feraz
Vuelves hoy del Nuevo Mundo Rinde á sus.piés, generosa,
Á tu solar castellano; Ricos tesoros sin par.
El niño, el mozo, el anciano, El mar que sus costas baña,
Y la dama y la pastora, Tiene en los dos nombre igual;
Cércante en rueda sonora: En los propios claros rios
El canto esperan divino Los dos contemplan su faz.
Que recogió el peregrino Una es su lengua armoniosa,
Para la patria que adora. Una su historia inmortal;
En los siglos venideros
Venga luego, y otro en pos; Uno el destino será.
El corro te escucha; así Bello fruto de estas bodas,
Sabremos qué fué de tí Iberia al orbe ha de dar
Por esos mundos de Dios. Envidia por su grandeza,
No es un amigo, ni dos, Y por sus virtudes, más.
Quien aquí tu nombre aclama; ¡ Cuándo ese dio,,
13
194 VENTURA R. AGUILERA.
ECOS NACIONALES. 195
Cuándo vendrá! Y su poder colosal,
i, Quién no lo ansia'! En sus empresas llegaron
¡ Quién lo verá!
Donde nadie llegará.
Ellos derrocan imperios,
Los dos cruzaron valientes
Ellos los saben fundar,
Las soledades de un mar,
Y uncen monarcas altivos
Donde sonado no había
Á su carroza triunfal.
La voz humana jamás.
Hoy con recelo se miran,
Oro dicen que trajeron
Y no se conocerán
De su expedición audaz;
Hasta que luzca la aurora
No cuenta quien los acusa
Que tantos esperan ya.
Lo que dejaron allá.
¡ Cuándo ese dia!, etc.
Sangre, industria, ciencia y arte,
Y entrada en la humanidad
El tiempo se acerca; un trono
Dieron á razas dormidas
Ha barrido el huracán,
En hondo sueño fatal.
Sobre él desplomando ñero
Y entonces allí brotaron Una oleada del mar.
(Flores de su inmenso afan)
Dinastías extranjeras
Ciudades, talleres, templos, Hollaron su dignidad;
Maravillas que admirar. Si España tiene memoria,
¡ Ojalá unidos por siempre Ya nunca lo ocuparán.
Desde entónces, ojalá, Lázaro ha roto su tumba;
Hubieran los dos estado
La tiniebla huyendo va;
Con vínculo fraternal!
El muerto resucitado
¡ Cuándo ese dia!, etc.
Saluda á la Libertad.
En esta sagrada vía,
Todo el mundo conocido
Sin volver un paso atrás,
Resueltos los vió pasar
Con el Pueblo Lusitano
Á vencer los que imposibles
España se encontrará.
Juzgaba la antigüedad:
Y olvidando sus querellas,
Con el león de Castilla,
Su alianza sellarán,
Las quinas de Portugal;
Fiel, sincera, indisoluble,
Las barras aragonesas
Con un ósculo de paz.
Con el blasón catalán.
¡ Cuándo ese dia!, etc.
Fuertes con sus libertades
ECOS NACIONALES. 197
196 VENTURA. R. AGUILERA.

\lberia\ yo te estoy viendo,


Bella,joven, celestial,
AL INGENIOSO HIDALGO
Como en sus ensueños pudo
El poeta ambicionar. D. QUIJOTE DE LA MANCHA,
\Iberia\ yo te estoy viendo
ANTES DE REPETIR
Vestida de majestad,
Presentarte á las naciones LA LECTURA DE SU HISTORIA.*

Con aplauso universal.


\ Iberia,'. yo te estoy viendo
En el Senado brillar Otra vez, buen caballero,
De todos los pueblos libres, Llanuras, fragosidades,
Tan alta como el que más. Poblados y soledades
¡ Iberia! yo te estoy viendo Recorrer contigo quiero.
Serenamente marchar Reí con el mundo entero
Al porvenir que adivina Cuando tu historia leí;
La musa de nuestra edad. Luego el mundo conocí,
¡ Iberia, yo te estoy viendo; Y, de esto acaso te asombres,
Iberia! tú nacerás, Apenas vi entre los hombres,
Pues han de hacerse las bodas Un hombre digno de tí.
De España con Portugal.
Ese gran dia En la singular quimera
No faltará; Que exalta y nubla tu mente,
¿ Quien no lo ansía’l El bien, llora amargamente,
1 Quién lo verá! El mal, soberano impera:
Enero de 1869.
Porque el bien al fin no muera
Luchas con brava porfía;
Deja que el necio se ria;
Alma en que no hay levadura
De tu sublime locura,
Es alma desierta y fria.

Peligros, tajos, reveses...


¡Nada te infunde temores!
Piedras te arrojan pastores,

*
198 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES.

Tunden tu cuerpo yangüeses. Ésta alzar no puede el vuelo ;


Para que en tu empeño ceses, Aquel, con más puro anhelo,
Acumúlanse en tu daño Victoria mayor espera;
Hambre, y sed, y desengaño; Bien lo sabes tú... quisiera
Todas las miserias, todo Hacer de la tierra un cielo.
Lo que afligió de algún modo
Al hombre de hoy y al de antaño. Extraños locos se han visto;
¡Locos! así los llamaban
Espejo de paladines, Porque un ideal amaban...
Airado el hierro levantas Como Sócrates y Cristo.
Para rendir á tus plantas Con el espíritu asisto
Felones y malandrines. Á una edad tras otra edad;
Jamás propósitos ruines Y esos locos, en verdad
En tu pecho hicieron nido; Dignos de perpétua gloria,
Y aunque cien veces herido Son el alma de la historia
Rodaste, de fuerzas falto, Y honor de la humanidad.
Nunca yo te vi más alto
Que cuando te vi caído. Uno, cruza el mar aleve
Y nuestro globo completa;
Buscar una noble idea, Otro, el rayo en pos sujeta,
Y dársela al pensamiento Ó guerra á los aires mueve.
Y al corazón por sustento... Quién, á descifrar se atreve,
¿Quién mejor su vida emplea ? Mirándolo de hito en hito,
¡ Desdichado el que no crea Lo que hay en el cielo escrito;
En virtud ni en heroísmo! Quien, oasis da al desierto
Su seso el exeepticismo Y una voz más al concierto
Quizás no turbe ni embote; Que se eleva al infinito.
Pero sentirá otro azote...
El desprecio de sí mismo. Como tú, monstruos un dia
Acometió su arrogancia;
Genio que el mundo no olvida La esclavitud, la ignorancia,
En tí encarnó y un villano, El error, la tiranía.
Con el ideal humano Cada uno de ellos tenia,
La realidad de la vida. Como tú, su Dulcinea;
Á la tierra siempre asida, Ya te lo dije; su idea;
200. VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 201

Y los maltratan, por eso, En Sékspir (1), Dante y Homero.


Verdugos de carne y hueso,
Gigantes de vil ralea. Principio, pues, á leer;
Ya sé que no han de faltar
Mas también los que á opresores Entuertos que enderezar,
Siempre fueron importunos; Agravios que desfacer.
Poetas, sabios, tribunos, Mas si locura ha de ser
Filósofos, inventores, Ante la humana cordura
Ayer como malhechores Ir de una en otra aventura
Ya en cruz infame clavados, Buscando el bien por la tierra,
Ya en prisiones sepultados, ¡Guerra á la cordura, guerra,
Su desagravio verán Y bendita la locura!
En el culto que hoy les dan Abril de 18G9.
Los pueblos civilizados.

¡Oh, soñador sin segundo!


Tu historia otra vez comienzo,
El más portentoso lienzo
Que de sí contempla el mundo. EL GORRION VOLUNTARIO.*
Á su sentido profundo
Arte se asocia divino,
Á lo grande, lo mezquino,
Á lo vulgar, lo que asombra, Cubrid de flores
Llanto y gozo, luz y sombra, Al pajarillo
En contraste peregrino. Que valeroso
Cruzó el abismo,
¿Quién la escribió?... he de callarlo; Y en vuestros bosques
No espere que lo declare ; Suspender quiso
Sufra quien lo preguntare Como en España
La vergüenza de ignorarlo' Su patrio nido.
Conocerlo, es admirarlo; Su muerte anuncio
Fué pobre y fué caballero; Muchos creyeron
Si en desdichas el primero, Del fin cercano
Por su genio, de una talla
Que sólo rivales halla (1) En inglés Sliakspcare.
ECOS NACIONALES. 203
202 VENTURA R. AGUILERA.
Y que hoy renace ,
De un gran imperio; Cual fénix, bello,
Sin ver que brota , De las cenizas
Cual fénix, bello, Del gorrión muerto.
De las cenizas
Del gorrión muerto. Perla preciosa
De las Antillas,
Historias de aves No tristes cantos
No leyó, España, Des á las brisas.
Quien á tus hijos Himnos de triunfo
Gorriones llama. Para honrar sirvan
En ella todos, Los funerales
Por dicha rara, De esa avecilla;
Más que gorriones
Y al frente venza
Suelen ser águilas.
Tu frente un dia De tus guerreros,
Ceñir supieron Como el cadáver
Del Cid un tiempo.
Con la. corona
Que aún late vivo
Del universo.
De un alma el fuego
Y aún late vivo
En las cenizas
De su alma el fuego
Del gorrión muerto.
En las cenizas
Del gorrión muerto. Mayo de 1869.

Hacer pretenden
Del nombre suyo,
Nombre de afrenta
Ciegos ó ilusos.
Mas del modesto
Pájaro oscuro
Lo harán glorioso
Los restos mudos.
Él será símbolo
Del noble pueblo
Que vida y fama
Dió á ese hemisferio;

_________________________ _______
S

204 • VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 205

III.
ESPAÑA LIBRE.*
Las naciones te miraban
Con desdeñó compasión...
I. ¡Cuando ejemplo eras tú sola
• De virtud y de valor!
¡ Ya eres libre! del sepulcro Y por ser en todo grande,
Has salido como un sol, Hoy recibe el que te hirió
Y de rayos coronada La venganza generosa
Cantas ya tu redención. Del olvido y del perdón.
Los esclavos te bendicen,
Y en sus tronos, de pavor CORO.
Los tiranos se estremecen ¡ Viva España! etc.
Y te dan su maldición.
CORO.
IV.

¡ Viva España! ¡ Gloria al pueblo Elegida entre los pueblos,


Que cansado de sufrir, En tu pecho puso Dios
Sin cadenas que le opriman De sublimes ideales
Va resuelto al porvenir! La fe inmensa y la pasión.
En tí espera el mundo todo,
II. Corra el mundo de ti en pos
Á la tierra prometida
Aún en tí se ven las huellas Que brillar al léjos vió.
Del martirio y del dolor;
Si en tus campos brotan flores CORO.
De tu sangre fruto son. ¡ Viva España^ \ Gloria al pueblo
Los talleres silenciosos Que cansado de sufrir,
Regocíjense á la voz Sin cadenas que le opriman
De la vida honrada y libre, Va resuelto alporvenir \
Del trabajo salvador.
Junio de 1869.
CORO.

¡ Viva España ! etc.


ECOS NACIONALES. 207
206 VENTURA R. AGUILERA.
Cuando rompan la ola humana
Que en las calles los rodea.
Y cumplidos tus afanes
Dile:—Honor de España fueron;
APOTEOSIS.* Saluda á los nobles manes
De los que grande la hicieron.
EL 20 DE JUNIO DE 1869.
— Por vez primera á mí llega
El nombre que ahora ha sonado:
—Uno! dos! tres! ¡Cuántosmuertos! i Garcilaso de la Vega!
¿Mas cómo no los reciben —Buen poeta y buen soldado.
Con funerales conciertos ? Si blandiendo el arma dura
—Porque son muertos que viven. Fué rayo en lides ardientes,
De genio ó virtud dechados, Otra fama inmensa y pura
Y prez de la patria historia, Se aseguró entre las gentes;
Van al templo de la gloria Pues con lira, en vez de espada,
Por la Libertad llamados. Y tiernísimas canciones,
Pueblo, que triste gemías Como en tierra conquistada
Las manos torciendo esclavas, Se entró por los corazones.
Ya lucen aquellos dias España hoy da á sus afanes
Que en tu infortunio soñabas. El laurel que merecieron:
Y pues logran tus afanes Corone el tuyo los manes
La dicha que merecieron, De los que grande la hicieron.
Saluda, á los nobles manes
De los que grande te hicieron. —¡Juan de Lanuza! ¡Gravina!
Un mártir de un rey maldito,
—Aunque hija del pueblo, oscura, Y un héroe de la marina.
Saber quisiera sus nombres; —Sus nombres la historia ha escrito.
¿Fueron reyes, por ventura ? Cuando al cadalso aquel parte,
—Más que reyes ; fueron hombres. Aragón sus fueros pierde;
Levanta, madre amorosa, Gravina, no ha de olvidarte
El niño que en dulces lazos Quien á Trafalgar recuerde.
Une á tí el cielo, y reposa Que en el juicio de la historia
En la cuna de tus brazos. Ha de valer siempre tanto
En erguirlo bien te ufana, Y es digno de tanta gloria,
Para que pasar los vea
208 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES, 209

Trafalgar como Lepanto. España hov da á sus afanes


España hoy da á sus afanes El laurel que merecieron;
El laurel que merecieron; Corone el tuyo & los manes
Corone el tuyo los manes De los que grande la hicieron.
De los que grande la hicieron.
—Ante la aurora que brilla,
—Aquí viene el gran Gonzalo : Del olvido sacudamos
Un ¡ Viva! ha de. echarle á gusto La afrenta, que nos humilla.
Quien usa pierna de palo. —Al templo con ellos vamos.
—Militar, tu viva es justo. Allí, en largas procesiones,
Cuando por más de un bergante Si aspiran á eternas palmas,
Su voz el mundo derrocha Las nuevas generaciones
¿No ha de admirar á un gigante Irán á educar sus almas.
El inválido de Atocha? Y allí, por diversos modos,
Ese, encima de la luna, De cada sombra propicia
Campaña tras de campaña, Podremos aprender todos
Con igual genio y fortuna Honor, verdad y justicia.
Puso el pabellón de España. España hoy da á sus afanes
Y pues premio á sus afanes El laurel que merecieron:
De ella todos merecieron, ; Himnos sin fin á los manes
Saluda á los nobles manes De los que grande la hicieron!
De los que grande l'a hicieron. Junio de 1869.

—¡Quevedo! la verdad lisa


Dijo siempre, sin espanto:
El padre fué de la risa.
— Que es velo, quizás, del llanto. LA GAITA GALLEGA.
En el fondo de sus chistes,
Si hasta su fondo penetras,
Á MANUEL MURGUÍA.
Muchas más lágrimas tristes
De cierto hallarás que letras.
Pues tiene, á fe, ingrato oficio Cuando la gaita gallega
Quien desnudo á la picota El pobre gaitero toca,
Saca, vengador, al vicio, No sé lo que me sucede,
Y ante los siglos lo azota. Que el llanto á mis ojos brota.
14
210 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 21.1

"Ver me figuro á Galicia, Como ciudades que flotan,


Bella, pensativa y sola, Van sus cien naves soberbias
Como amada sin su amado, Al ronco són de las olas.
Como reina sin corona. Mas ¡ ay! como en ellas veo
Y aunque alegre danza entone, Alejarse de la costa
Y dance la turba loca, Sus tiernos hijos desnudos,
La vo? del grave instrumento Que miran tristes á Europa,
Suéname tan melancólica, Pidiendo su pan amargo
Á mi alma revela tantas Ála América remota,
Desdichas, penas tan hondas, No acierto á deciros
Que no sé deciros Si canta ó si llora.
Si canta ó si llora.
¡ Pobre Galicia!... tus hijos
Recuérdame aquellos cielos, Huyen de tí, ó te los roban,
Y aquellas dulces auroras, Llenando de íntima pena
Y aquellas verdes campiñas, Tus entrañas amorosas.
Y el arrullo de sus tórtolas, Y como á parias malditos,
Y aquellos lagos, y aquellas Y como á tribus de ilotas
Montañas que al cielo tocan, Que llevasen en el rostro
Todas llenas de perfumes, Sello de infamia y deshonra,
Vestidas de flores todas, ¡ Ay! la patria los olvida,
Donde Dios abre su mano La patria los abandona,
Y sus tesoros agota. Y la miseria y la muerte
Mas ¡ay! como me recuerda En su hogar desierto moran.
También que hay allí quien dobla, Por eso, aunque en són de fiesta
En medio de la abundancia, La gaita gallega se oiga,
Al hambre la frente torva, No acierto á deciros
No acierto á deciros Si canta ó si llora.
Si canta ó si llora.
¡ Espera, Galicia, espera!
Suena, y cruzan por mi espíritu, Lleva la cruz que te agobia ,
Puras, risueñas y hermosas, Regando con sangre y lágrimas
Las sombras de los cien puertos Esa via dolorosa.
De que Galicia es señora. ¡Tendrás sed!... ¡Hiely vinagre
Y lentamente pasando, Te darán con mano pródiga,
VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 213
Y, con corona de espinas, Mas él, que en su pecho guarda
Cetro de caña por mofa! Entera y fiel la memoria
Pero los tiempos se acercan ; De las virtudes antiguas
Y cuando suene tu hora, Y al cielo en su ayuda invoca;
Feliz subirás y grande Si al ver que las profanaron
Á la cumbre de la gloria. De rubor la frente dobla,
Hoy, si la gaita gallega Cuando oye el grito del águila
El pobre gaitero toca, Que en el Pirineo asoma
No acierto á deciros Agitando convulsiva
Si canta ó si llora. El rayo que incendia á Europa,
1860. No con lágrimas de miedo,
Con sonrisa desdeñosa;
— «Yo me salvaré (responde);
Ya puede bajar; ¡ No importa !»

Sobre mi patria cayeron,


Como piedra asoladora
EL GENERAL NO IMPORTA.* Que del cielo se desgaja,
Del César francés las hordas.
Atar creyeron sin duda
Á JOAN COUPIGNY.
Al carro de la victoria
La nación que llevó al suyo
Uncida la tierra toda,
¡Oh patria! laurel eterno i Ah! pronto olvidado habían
Tu frente augusta corona; El dolor de aquellas rotas
Permite que, por humilde, Que se llaman Roncesvalles,
Yo á tus pies una flor ponga. San Quintín y Cerinola!
¿Quiénesclava soñó.hacerte?... Madrid dió el grito de guerra,
Pueblo que tiene en su historia' Y agitándose la sombra
Páginas como la tuya, Del gran Pelayo en su tumba,
Jamás cobarde se postra. Repitiólo en Covadonga.
Reyes de espíritu flaco j Dos de Mayo! ¡ Dos de Mayo!
Lo venden y lo deshonran , Aún hoy florecen tus rosas
Besando la mano misma Al riego de noble sangre
Infame que los azota; Que en púrpura las colora,
214 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 215

Y en los cipreses el viento El brillo de tanta gloria,


Lánguido gime y solloza. Contemple asombrado el mundo
¡ Pobres mártires! ¡ caían ! La que eterniza á Gerona.
Mas al espirar, su boca Un sepulcro es su reeinto,
Y sus ojos murmuraban Su soledad espantosa,
Á los verdugos: «¡ No importa!» Que el hambre y la peste en ella
También como reinas moran,
«(No importa! »dicen las madres Cual si de crimen horrendo
Sublimes de Zaragoza, Víctima fuese expiatoria.
Cuando la vida á sus hijos Sobre su frente almenada
El plomo extranjero roba. Ardiendo llueven mil bombas,
Y «¡ No importa'.» la que apenas Que su destrucción alumbran
Logró el dia de sus bodas, Y su constancia española.
Y ya de viudez infausta Detrás de los rotos muros
Se viste las negras tocas. Vénse llamaradas rojas;
Y luego ,«\No importa!» dicen Parece el incendio sangre
Los muros que se desploman, Que de anchas heridas brota.
Y el clamor de las campanas El capitán, de alma entera,
Que á los valientes convocan Que la gobierna y custodia,
Y cánticos de exterminio Agonizando en el lecho
Y de independencia entonan. De repente se incorpora;
¡ Virgen del Pilar! no en vano Y aunque ya no hay esperanza,
Su capitana te nombra Ni auxilio que los acorra,
La voz del pueblo, que busca Aliento infunde en los suyos
Tu mirada protectora. Diciendo: — ¡ Valor! ¡ No importa!
Ya la epidemia y el hambre
Pueden, en atroz concordia, ¡No importa! ¡Mirad!... En Francia,
Dar á la muerte sañuda Madres sin ventura lloran:
Lo que la guerra perdona: Unas , de luto se visten,
El santo amor á la patria ¡Ay! en vano esperan otras,
Y la fe con que te implora, Las lágrimas reprimiendo
Harán que perpétuamente Que á sus párpados se agolpan.
Grite su labio: «¡ No importa !» Porque saben ó presienten
Que el que profana, en mal hora ,
Si humanos ojos resisten El suelo de nuestra patria ,
VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 217

Tarde ó nunca al suyo torna. Nuestras leyendas heroicas;


¡Gargantas del Bruchi... ¡Colinas El que en Numancia y Sagunto
De Salamanca famosas ! Humilla á Cartago y Roma;
¡ Bailen ! ¡ Tamames ! ¡ Albuera ! El que el poder africano
/Ante vosotros zozobra En ocho siglos agota;
La nave que ha de estrellarse El alma de nuestro pueblo,
De Santa Elena en la roca. Libre, varonil, indómita,
Quien cuente del sol los rayos, Es el General de siempre,
Y las estrellas remotas, Es El General No Importa.
Contará cuánto enemigo 18GG.
Pagó aquí su audacia loca.
Sus banderas y estandartes
Son de los nuestros alfombra,
Y sus águilas heridas
Gimen por los aires roncas,
En su fuga recordando
El profètico: \No importa'.
BALADA DE CASTILLA.

n\No importa,'.» murmura el viento ;


« ¡ No importa ! » del mar las olas; I.
Y «¡AL importa'. » la llanura;
Y la montaña, «¡ No importa'. » En Castilla hay un castillo,
Lo dice el bravo que vence, Y en él un salón vetusto
Y en sus últimas congojas Donde estaba el arpa antigua
Abrazado á su bandera, En que hoy sus glorias preludio.
El queá la patria se inmola. De toda la herencia humana
Y este grito ñero y santo, Tan sólo en suerte le cupo,
Vida, y movimiento, y forma Un breve espacio de tierra
Adquiere del enemigo En un extremo del mundo.
En la conciencia medrosa ; Grave, modesta, sencilla,
Cuyo delirio le pinta Franco hospedaje y seguro
(Con espada vengadora) Brindó siempre al peregrino
Un General invencible En su pobre solar rústico.
Que sus empresas malogra. Y no turbaba el contento ,
¡Un General!... Sí, el que cantan Ni la paz del pecho suyo
218 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 219

En aquella edad remota


Sueño de ambición ninguno. II.
En su llanura olvidada, «Mi
Apenas llegó confuso Y fué un dia, en que seguido
De tarde en tarde á su oido, De hueste batalladora,
Ya el eco de ardiente júbilo Llamó el coloso romano
De un imperio afortunado Á la puerta de su choza.
Que solemnizaba triunfos, Castilla dij o: — ¿ Quién eres ?—
Ya el ¡ ay! de otro que se hundía, Él respondió:—La victoria.
(Joven tal vez ó caduco) —¿Qué buscas?—Tu independencia. • ■ ■ r¡
Gangrenado por los vicios —Primero mi sangre toma. —
Ó del hierro al filo agudo. Y sangre corrió en Numancia,
Labradora de unos campos, Y sangre en sus turbias olas
Si no estériles , incultos, Llevaron los patrios rios
Limitaba sus deseos Al seno de la mar honda.
Averíos pronto fecundos. Que en vez de rendirse al águila,
Por eso el grano de trigo Tímida y débil paloma,
Depositaba en el surco Su hogar defendió y sus hijos
Abierto por el arado Como irritada leona.
Que arrastraba el buey robusto, Y aunque con hierros y flores
Dócilmente sometida Amarrar su cuerpo logra,
La enorme cerviz al yugo; Jamás el poder latino
Y por eso cuando brotan Avasalló su alma indómita.
En el rosal los capullos, Si á los bárbaros del Norte
Y vuelven las golondrinas, Inclina la frente hermosa
Y alegre suena el susurro Cuando el reloj de los siglos
De aguas, céfiros y flores El fin señala de Roma,
En valles y montes rudos, Y cuando siente gozoso
Coronaba su trabajo El triste esclavo, en la sombra,
De espigas copioso fruto, Que van cayendo á pedazos
Simbolizando el misterio Sus cadenas y su argolla,
De sus destinos futuros. Es para que ungida quede
Por la idea redentora
Que aquella raza gigante
Infunde en la vieja Europa.
ECOS NACIONALES. 221
220 VENTURA R. AGUILERA.
Tu suelo, tu honra, tu vida:
Y porque más la codicia Adiós, si duermes cobarde!
Rapaz no lo invada y loca, ¡ Velaba! y en una mano
De castillos formidables El acero fulminante
El suelo sagrado acota, Que templó en luchas de siglos
Que le dan nombre y escribe En toda enemiga sangre ,
En sus páginas la Historia. Y en otra el pendón, en donde
En aquel suelo bendito Se ve de la Cruz la imagen;
Que su libertad adora, Y cual fuente clara y limpia,
De rectos jueces y condes En los labios el romance
Nace la familia heroica. Que iba á extender por el globo
Y en ellos su afan colmado Sus armoniosos raudales,
Ve la honrada labradora; Rindiendo, más que las armas,
Que aquel que virtudes siembra Esclavas las voluntades;
Es justo coseche glorias. Y en la frente el sello augusto
De aquel genio incomparable,
III. Que de un rincón de la tierra
i Hizo el Estado más grande
¡ Castilla, nublado viene! Que conocieron los hombres
¡Castilla, los cielos arden! Y que verán las edades,
¡Despierta! si no despiertas Rompió con sus tercios bravos
¡ Ay de tus campos feraces! Sus fronteras seculares,
Llama á los tuyos, á todos: Y del último rey moro
¡ Arriba, Fernán González ! Toma en Granada las llaves
¡Apareja, buen Ruy Diaz, Que, al abrirle su recinto,
Tu corcel, rival del aire! De un mundo el imperio le abren.
África ruge; en su seno, En él sube con sus hijos,
Hija ñera de tal madre, Nueva raza de titanes,
La tempestad se ha engendrado A las más enhiestas cimas
Que ya truena en tus lindares. De los montes más gigantes;
Tú has de ser muro de bronce Y de allí á los cuatro vientos
Que el recio empuje quebrante La luz como grano esparce,
Con que mil y otros mil pueblos Y al porvenir y á la vida
Acaso inunde más tarde. Presenta absorto al salvaje
¡Adiós tus fueros, tus leyes, Que dormía en el silencio
Tus costumbres patriarcales,
222 VENTORA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 223

De sus vastas soledades, Soñar pudo el imposible


Al pié de sangrientas aras De segar tus viejas glorias,
Y de ídolos execrables. Viniendo á tus campos tristes.
¡ En vano! su hoz afilada
IV. Pasó por la superficie,
Mas del grano que sembraste
Ya la hidalga labradora Quedaban hondas raíces.
Manto de reina se ciñe, En ellas, la hoz enemiga
Y alfombran dos hemisferios Mellóse, y en tí el eclipse
Suplanta gentil y firme. Comienza del sol que Europa
A su contacto, palpita Trémula mira y humilde.
En uno la tierra virgen Tú desangrada, tú pobre,
Que de vida más fecunda Mas de honor ejemplo insigne,
De ella el bautismo recibe. Enseñaste á las naciones
En otro, siempre inspirada Á ser dignas y á ser libres.
Por ideales sublimes, ¿Por qué lloras, castellana?
Subrazo invicto ejecuta Castellana ¿por qué gimes,
Lo que su mente concibe. Si aún abatida, colosos
Naciones que á su grandeza Con pasmo del orbe rindes?
Redes preparan hostiles, 1867.
Aún de su espada en el rostro
Conservan las cicatrices.
Mas ¡ ay! que á la de Castilla
Sucede extranjera estirpe,
Y pobre se ve y opresa
La que fué opulenta y libre.
LA LOCOMOTORA.
Pelícano generoso,
Los mismos á quienes diste
Pedazos del alma tuya AL EXCMO. SR. D. JOSÉ LCHECARAJ.
Que del no ser los redimen,
Allende la mar remota ¡Paso á la rauda
Soberbios é ingratos se irguen, Locomotora!
Y beber quieren tu sangre ¡ Paso, que es hora
Después que tu fama pisen. De partir ya!
También el moderno Atila De fuego y humo
224 VENT.URA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 225

Penacho airoso Ella dilata


Ciñe al coloso Los horizontes;
La frente audaz. Rotos los montes,
—IA dónde irá l Paso le dan.
—Más allá, más allá, más allá\ Ella, con lazo
Robusto y cierto,
Porque á estorbarla Une al desierto
Nadie se atreva, Con la ciudad.
Las alas lleva —lAdónde irá’l etc.
Del huracán.
Y es, porque todo Arca bendita,
Pareja forme, De un nuevo mundo
Su cuerpo enorme. Guarda el fecundo
Su alma un volcan. Gérmen vital.
—i,Adonde irá°l etc. La sombra ahuyenta
De la ignorancia;
Ríndele al paso Con la abundancia
Frutos opimos, Lleva la paz.
El que ayer vimos —IAdonde irá’l etc.
Triste arenal;
Y bellas flores Hija del siglo,
La alegre vía Borra fronteras,
Donde fué un dia Discordias fieras
La soledad. Y odios al par;
—'^Adonde irá’l etc. Ansiando que haya
De polo á polo,
Sobre ella, en nube Un pueblo solo
De luz sentado, Y un Dios no más.
B El genio osado —i, A dónde irá’l etc.
Del siglo va.
Donde ella pone ¡ Ved! ya se mueve
Su firme planta, Con vivo anhelo;
Nace la santa Ya tiende el vuelo
Fraternidad. Con majestad.
—¿ A dónde irá 1 etc. Ya, cual relámpago,
15
226 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES.

Cruza brillante... Béjar, Sagunto del siglo,


¡Gloria al gigante Desde sus rudos peñascos
De nuestra edad! Su indómito pecho muestra
—¡,A dónde irá"! Roto en sangrientos pedazos.
— Mas allá, más allá, más allá! Mas en medio del martirio,
1868. Sonríe como el cristiano
Que á sus verdugos hacia
Estremecerse de espanto.

II.

Á la faz del cielo, un dia


BÉJAR.* Jura morir ó ser libre,
Y á destrozarla furioso
Corre un rebaño de tigres.
EL 28 DE SETIEMBRE DE 1868.
¿Qué pudo su ciega saña
Contra la ciudad insigne?
I. El que á la fuga no apela,
Muerto á sus plantas se rinde.
Lira, que nunca arrullaste Y aquí la voz enmudece,
El sueño de los tiranos, Y aquí el corazón se oprime,
Prostituyendo en su elogio Y aquí los ojos contemplan
La pureza de tus cánticos; Cuadros que no se conciben.
Lira cubierta de luto, En hogares indefensos
Que siempre has acompañado Turba de soldados viles
En sus duelos á la patria, Entra á degüello y á saco,
El nuevo sol esperando; En sangre sus manos tiñe.
Hoy, que soberana y libre Clavados en bayonetas,
Del mundo es ejemplo y pasmo, Niños inocentes irguen
Y el coro de las naciones Que de los brazos arrancan
La aclama con himnos altos, Á sus madres infelices.
Sobre el laurel de su gloria El pudor de las esposas,
Una lágrima vertamos; La castidad de las vírgenes,
Un pueblo inmortal nos pide
Todo, ante esposos y padres,
La ofrenda de nuestro llanto. Todo lo profana el crimen.
228 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. • 229

III.

«¡ Ármate, Béjar, de rayos! Á LOS CIEGOS.


¡No perdones en tus iras
Al enemigo que apresas,
Ni al que á tus piés agoniza! Al eco de tu guitarra,
i Que sus muertos no descansen Eco dulce de sirena,
En sepulturas benditas, El pueblo la plaza llena
Y el que sufre desespere Y pendiente de tí está.
De la clemencia divina. Que tus coplas le enamoran,
»Haz que el mundo los conozca, Las repite y las aprende,
Y sus madres los maldigan, Y su corazón enciende
Y sus entrañas devoren El veneno que le das.
Fieras y aves de rapiña.» ¡ Ciego, buen ciego,
Tal la voz de la venganza iVo de rameras,
Á tus hijos gritaría: Ni de ladrones
Tus hijos fueron más grandes Le digas más!
Que Guzman el de Tarifa. Cántale bellas acciones,
Tierra al difunto enemigo Altos hechos que imitar.
Dan con mano compasiva,
Y al herido que recogen Cántale cómo se arrojan
Su piedad vence infinita. Al incendio los primeros
¡Libertad! tú del verdugo Esos pobres jornaleros,
El vil oficio abominas: Héroes de la caridad.
Venganza, tú eres pequeña Píntale con vivos rasgos
Y de almas nobles indigna. Cuál la madre los recibe
Noviembre 6 de 1868.
Cuando ve que el hijo vive
Que le acaban de salvar.
¡ Ciego, buen ciego, etc.

Cántale cómo un valiente


Del mar desprecia el bramido ,
Y el náufrago medio hundido
Arranca á la tempestad;
230 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 231

Y los vítores que suenan No de rameras


En la playa, donde en tanto, Ni de ladrones
Los contempla con espanto Le digas más!
La gente de la ciudad. Cántale bellas acciones,
¡ Ciego, buen ciego, etc. Altos hechos que imitar.
1850.
Cántale cuál sube al cielo
La oración del que le implora,
Cuando el rayo de la aurora
Le despierta á trabajar;
Cuál sus hijos le responden, BALADA DEL PROGRESO.
Agrupados de rodillas,
Como alegres avecillas
AI acento maternal. Á LOS TRABAJADORES.
¡ Ciego, buen ciego, etc.
Tristes lágrimas salen
Cántale, como tú sabes , De vuestros ojos;
La virtud de la templanza, La fatiga os arranca
Lo hermoso de la esperanza Suspiros hondos.
Al afligido mortal. Mas la tarea
Y cántale que es más grande Que aún os agobia.
Que el soberbio potentado , Es vuestra vida
El que sufre resignado Y es vuestra gloria.
Las penas que Dios le dá.
¡ Ciego, buen ciego, etc. En las viejas edades
Fue el hombre esclavo ;
Cántale, pues tu voz oye; La materia á su yugo
En trovo cántale ameno Lo vió amarrado.
Lo que es digno y lo que es bueno, Mas él un dia
Lo que le puede elevar. Se alzó rebelde,
Y la luz, que el cielo niega Y así la dijo:
Á tus ojos, secas fuentes, — Yo he de vencerte!
De tus labios á torrentes
Sobre ese pueblo caerá. Sobre su frente noble
¡ Ciego, buen ciego, , « Dios había puesto

232 VENTURA R. AGUILERA ECOS NACIONALES. 233

De su luz creadora Sobre el relámpago,


Claro destello ; Atraviesa los polos
Que derretía El verbo humano.
Los eslabones Eternizarse
De la cadena Quiere en el tiempo,
Que arrastró el hombre. Y el libro guarda
Su pensamiento.
En su lucha de siglos
Con arte y ciencia, Naturaleza, madre
Su dominio perdiendo Siempre amorosa,
Fué la materia; Que tu hierro y tus bosques
Que á la gran obra • Das, y tus rocas;
La mayor carga ¡ Estéril seas,
Hoy lleva dócil Si has de engendrarlos
Como una esclava. Para instrumentos
De los tiranos!
Trasformada y vencida,
Con ella el genio Santa Cruz del trabajo,
Explora los abismos, Quien te maldice
Escala el cielo; No sabe que lo elevas
Los astros pesa, Y lo redimes;
Doma los mares, Ni espinas (i ciego!)
Y apaga el rayo Caer ha visto »
Que á sus piés cae. De la corona
De su martirio.
Su soplo infunde en ella,
Y el lienzo anima; Niños, mozos, ancianos,
Toca el mármol, y surge Pobres mujeres,
La estatua viva. Trabajadores todos...
Y al arpa que hace ¡ Alzad la frente!
De un leño tosco, Cada conquista
Le da la tierra De ciencia y arte,
Sus cuerdas de oro. La hiel endulza
De vuestro cáliz.
Habla, y en breve instante, 8 de Se ¡embre de 1868.
234 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES.

Dentro de frágil forma,


En extranjeras playas
AL EXCMO. SEÑOR Ella fué la alegría de tus horas ;
Cuando proscrito un tiempo,
DON SALUSTIANO OLÓZAGA, Con íntima congoja
CON MOTIVO Los ojos convertías
Á las risueñas playas españolas.
DE LA MUERTE DE SU HIJA.
Elisa fué tu númen,
El hada que á tu boca
Dió la palabra austera
Da tregua, noble amigo, De inmarchito laurel conquistadora.
Al dolor que te postra; ¡ Mira la patria, mira
No ha muerto el bien que amabas... Esta augusta matrona,
Ha subido á la luz desde la sombra. Con lastimeros ayes
De rudo viento al soplo Los hijos maldecir que la deshonran!
El arpa yace rota, La Libertad, vendida;
Pero inmortal resuena Escribiendo la Historia
Su voz en el concierto de la gloria. Páginas de vergüenza,
¡ Elisa! ¡ Dulce nombre! Monumentos de escándalo y de mofa;
Yo tuve también otra , Mudo el taller, y muda
Cuya temprana ausencia La campesina choza,
Debió un triste suspiro á la que lloras. Desde que mano avara
Hoy de la tuya vengo, Al honrado sudor su fruto roba;
Sobre la fria losa La popular tribuna
De pálidas violetas Desierta y silenciosa;
Y lirios á dejar una corona. En soledad camina,
Y luego de cumplida La Justicia, arrastrando negras tocas.
Esta ofrenda piadosa, No bien el pregonero
Con graves pensamientos Las llama, con voz ronca,
Á distraerla pena que te agobia. Acuden las conciencias,
Yo sé que el alma pura Esclavas sin pudor, á quien las compra.
De la que el cielo goza, La espada es ley: ¡ la espada,
Serena á tí desciende Que desgarró sus hojas!...
Y con filial cariño los evoca. Siempre á un soldado el cuello
Espíritu valiente Esta infeliz nación sumisa dobla.
236 VENTURA R. AGUILERA, ECOS NACIONALES. 237

Fariseos sin alma •


Con Dios traficar osan ,
Y, viles mercaderes, CORRESPONDENCIA DEL MORO.
En mostrador profano el ara tornan.
¿Bajo tus piés, no escuchas
La'tierra gemir sorda?
RECUERDO DE LA GUERRA DE ÁFRICA.
Es que la patria sufre,
Y su grandeza espira y se desploma.
El corazón del fuerte — ¡Vecina!
En ocio no reposa; — ¡Señor José!
Gladiador sublime, —¿Está usté llorando?...
Su virtud á luchar siempre está pronta. — Lloro,
De lágrimas el tuyo Porque Pepe se ha ido al moro.
Es mar que no se agota; —¿Y por eso llora usté?
Labio la abierta herida —Por él temo, no por mi;
Por donde tu alma huérfana solloza. Si preciso fuese un dia,
Pero de noche eterna Mujer y todo, yo iria...
El dolor no es la sombra; ¡Lloro... porque una es así!
De claro día es nuncio; Lloro porque él es mi amor,
Délo alto de su cruz se ve'la aurora. Porque mi encanto él. ha sido;
Alienta, pues lo sabes; Y lloro... ¡al finio he parido
Empresas generosas Con lágrimas y dolor!
De tu vida fecunda —Madre, al venir del taller,
Espera la nación, mísera y sola. Resuelto anoche me dijo:
Contempla su ruina, Al moro se va tu hijo;
Y la santa memoria Un abrazo... y á más ver !—
De Elisa, tu ángel sea Y sola aquí me dejó!
Inspirador en la civil discordia. —Por eso la patria grita:
Ya el sol nubes y nubes «.Bendito él sea, y bendilo,
Siniestras encapotan: »La, madre que lo parió.»
¡ Ay de la patria mia!
¡Ay de ella, si los buenos la abandonan! — ¡Vecina!
— ¡Señor José!
Diciembre 18 de 1866.
—¿Está usté llorando ?
— Lloro.
238 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 239

—¿Escribe Pepe del moro? »¡Ah! le dirás á Petrona


—De Valencia: lea usté. » Que he de comprarle una mona,
« Madre, me voy á embarcar ; » Cuando entremos en Tetuan.»
» El cielo está convidando ; — ¡Ya sangre el pobre vertió!
>> Conforme vamos marchando — Por eso la patria grita :
» Caminito de la mar, «i Bendito él sea, y bendita
» De balcones y ventanas » La madre que lo parió, *
» Colgadas de mil colores ,
» Ramos nos echan de flores — ¡Vecina!
» Las muchachas valencianas. — ¡ Señor José!
» Y entre cien vivas y cien' —¿Estáusté llorando...?
»(i Qué entusiasmo! ¡ si lo vieras!), — Lloro.'
» Bendice nuestras banderas —¿Escribe Pepe del moro?
» El Arzobispo también.» — Sí, vecino; lea usté.
— ¡Ya estoy más contenta yo! «Hoy veinticinco: ¡Victoria!
— Por eso la patria grita : » Otra vez triunfante brilla
« \Bendito él sea, y bendita » La bandera de Castilla,
» La madre que lo parió\» » Cual sol hermoso de gloria.
» Mas un Padre Nuestro reza
— ¡Vecina! » Por los bravos que han caído,
—¡ Señor José! » Y no temas que en olvido
—¿Llora? » Eche España su grandeza.
—De alegría lloro, »Digna de envidia es su suerte,
Por lo que dice del moro. » Que á llevárselos del suelo
— Pues ¿qué dice...? » Bajan ángeles del cielo,
— Lea usté. » Y vida eterna es su muerte.»
« Madre, ya es nuestro el Serrallo; — Por ellos rezaré yo.
» Unos moros van, cual perros — Y España por ellos grita:
» Con maza, trepando cerros, «¡ Benditos sean, bendita
» Y otros á uña de caballo. » La madre que los parió!»
» Un hijo de Beleebú
» Me ha rebanado una oreja, — ¡Vecina!
» Mas le costó la pelleja : — ¡Señor José!
» ¡ Ya lo ves! yo bueno... ¿y tú? — ¿Llora?
» No te aflijas, voto á San!... — De contento lloro.
240 VENTURA R. AGUILERA.
ECOS NACIONALES. 24 Ì
— ¿Escribe Pepe del moro?
Por eso el vate cantó,
— Sí, vecino; lea usté.
Y España, por eso, grita:
«Noviembre, treinta: la vil
» Morisma quiso más broma, —- ¡ Benditos sean, bendita
» Y hoy á cenar con Mahoma La madre que los parió!
»Hemos despachado mil.
»¡ Gran julepe á la canalla Con todo Madrid cantando ,
Los héroes de África, ya
» Le ha dado mi regimiento!...
Por la calle de Alcalá
»¡Madre... me han hecho sargento
Van pasando... van pasando...
»Sobre el campo de batalla!
Pasan á cientos, á miles,
»Y al nombrarme el general
Y muchachas como amores,
» De un padre con el cariño,
Coronas cuelgan de flores
» Le vi llorar como un niño;
En banderas y fusiles.
» Pues ¿y yo?... tal para cual.»
Y se cansa de contar,
— ¡ Ah! ¡ya soy dichosa yo!
Loca de pena, la viuda,
—Y España, al premiarlo, grita:
Inmóvil, pálida y muda,
«¡ Bendito él sea, y bendita
Viéndolos pasar... pasar...
»La madre que lo parió!»
Cuando... «¿No es él, ó te engañas?...»
Dice, y casi desfallece,
Ya sólo el señor José
Dando un grito que parece
Ve en la viuda triste lloro,
Que sale de las entrañas.
Pues ya no escribe del moro ,
Y era Pepe, y lo abrazó,
Pepe, que al moro se fue.
Y, al verlos, alguno grita:
Pasa un diay otro dia;
— ¡ Bendito él sea, bendita
La pobre madre no vive;
La madre que lo parió!
Siempre escribe que te escribe...
Pero carta no venia. 1860.
Vencimos en Castillejos;
En premio de nuestro aban
Sus puertas abre Tetuan ,
Y el enemigo huye léjos.
Mas, aunque acaba la guerra
Y gloria la patria adquiere,
¡ Ay! volverá el que volviere
De aquella enemiga tierra.
16
242 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 243

Y su campiña feraz;
Porque en ella, caballero,
EUROPA EN NOVIEMBRE DE 1851. La Inquisición asesina,
Y yo quiero
Más libertad, más libertad.
(RECUERDO, Á KOSSUTII.)
—Peregrino, peregrino,
Dime qué camino llevas,
—Peregrino, peregrino, Qué camino.
Dime qué camino llevas, —El de América lejano,
Qué camino. Y dejo el suelo britano
— Á Francia voy emigrado, Para no volver quizás:
Y dejo mi suelo amado Que aunque es libre, caballero,
Con lágrimas de pesar, Su pueblo de hambre fallece,
Porque en él, buen caballero, Y yo quiero
Sólo hay esclavos que gimen, Más libertad, más libertad.
Y yo quiero
Más libertad, más libertad. —Peregrino, peregrino,
Dime qué camino llevas,
— Peregrino, peregrino, Qué camino.
Dime qué camino llevas, —Si el buque va viento en popa,
Qué camino. Hoy pierdo de vista á Europa,
—El de Italia, y la inconstancia Y pronto iré á respirar
Dejo por siempre de Francia, Los puros aires serenos
Donde arde sordo volcan; Que Washington respiraba;
Porque en ella, caballero, A lli al menos
Ya asoma la tiranía, Hay libertad, hay libertad.
Y yo quiero
1851.
Más libertad, más libertad.

—Peregrino, peregrino,
Dime qué camino llevas,
Qué camino.
— Por seguir el de Inglaterra
Dejo la italiana tierra
244 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 245

De catorce navidades.
—¿Venís de Madrid?
—Sí, vengo;
FRAY LUIS BE LEON.* ¿Y vos?
—Iré, Dios mediante.
Un mi deudo me disputa
AL EXCMO. SR. D. SANTIAGO DIEGO MADRAZO-. Ciertas viñas y olivares
Que tengo allá en vuestro pueblo.
I. —¿En Belmonte?
— Colindantes
Montados en sendas muías, Con la hacienda vinculada
No muchos pasos distantes , Del licenciado Fernandez.
De un ventorrillo metido —En la Mancha no hay terreno
Entre rocas y pinares Que con ella se compare.
Del áspero Guadarrama, Buenas serán esas viñas
Caminaban’ una tarde Y olivos!
Cuando el sol su frente hundía —-Si vuestro padre
Tras las sierras desiguales, Don Lope, como letrado ,
Dos hidalgos de buen porte; Quiere en el pleito ayudarme,
Que, más y más acercándose No dudo que al deudo mió
Por diferentes veredas, La demanda he de ganalle.
Poco después de apearse — Cuánto mi padre os estime
Y dar á sus escuderos No hay para que yo me canse
De las bestias los ramales, En decíroslo; id á casa,
Del ventorrillo á la entrada En ella habréis hospedaje
Asi cortéses departen: Y la honrará tal persona.
— Guárdeos Dios (dice el más mozo), —Harélo así, para honrarme.
Señor capitán Bernáldez. ¿ Y doña Inés de Valera?
— Y á vos también (el soldado — Con mi ausencia, inconsolable.
Le responde); pero ¡calle!... —¿Tan larga ha de ser?
¿No estoy viendo á don Luis Ponce — No es eso;
De León?... Los brazos dadme. Es ausencia, y es bastante
¡ Qué galan, y qué gallardo! El serlo, para que sufra
¡Es ya un hombre,, voto á sanes! Madre tal como mi madre.
—Acorte, que aún voy camino —¿Vais léjos?
246' ECOS NACIONALES. 247:
VENTURA R. AGUILERA.

—Á Salamanca. De su frondoso ramaje;


—Adivino lo restante. Con sus aromas las flores;
Gustaros han, por mi vida, Las fuentes, con sus cristales;
Las Escuelas, el paisaje Y, en fln, más precio á la verde
Del Zurg-uón, fresco y florido; Sombra de tilos y sauces,
El Otea, que á la margen Una. escondida cabaña
Se sienta del Tórmes claro Lejana de las ciudades,
Porque sus álamos bañe ; Donde vivir, ni envidioso
La catedral, cuyas torres Ni envidiado, que de jaspe
Se pierden en el celaje; Y oro, con ánima inquieta,
La plaza, que es maravilla; Habitar mansiones reales.—
Los templos innumerables En esto cerró la noche,
Que de la ciudad ilustre Y como ya refrescase,
Son gloria, y honor del arte. Entró en la venta el mancebo
También yo arrastré bayetas Tras el capitán Bernáldez.
En Salamanca, años hace;
Gasté mucho, estudió poco, II.
Rondé esquinas, dancé en bailes,
Pedí la sopa, y la tuna Don Luis Ponce deja el mundo
Corrí por varios lugares. Por la celda; el estudiante
Mas arrepentí me luego; Los manteos abandona
Dejé á Minerva por Marte, Por la cogulla de fraile;
Y aquí me teneis alegre, Y el convento de Agustinos
Sino muy medrado, ni ágil. Le abrió sus puertas sonantes,
— Á mí (con perdón sea dicho, Como el hidrópico avaro
Señor capitán), me place Al oro sus arcas abre.
Un no rompido silencio, Allí, la frente inclinada
Más que la voz del combate; Sobre el abismo insondable
Más la pluma que la espada; De la ciencia, al cielo pide
El sosiego deleitable En sus vigilias tenaces,
Del estudio, más que el ronco Para revelarla al siglo,
Són temeroso del parche; Que su espíritu inspirase.
Y oir como á Dios bendicen El cielo inflama su frente,
Con sus gorjeos las aves; Y de elocuencia admirable
Las selvas, con el murmullo En las célebres Escuelas
248 VENTORA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 249

Brota su labio raudales; Quemaderos en las calles.


Ya del Águila de Aquino No haya frente sin coroza,
Intérprete siendo fácil, Sambenito que no cuadre
Ya de la Biblia explicando Ála cándida doncella,
Las páginas inmortales. Al anciano vacilante ,
Y entonces también, entonces, Á los niños y á los mozos,
Pidiendo tonos suaves Al mendigo y al magnate.
Al de la patria dulcísimo, Y el rojo vapor siniestro
Tierno, amoroso lenguaje, De los inflamados haces,
Y su candor al idilio, Ilumine el cuadro horrible
Y su pureza al romance, De esos festines de sangre.
Al de Castilla traslada Clamará la vil materia,
El Cantar de los Cantares. Gemirá la débil carne
Y entonces fué cuando el odio, Como velo que se rasga,
Cuando la envidia cobarde, Como roto vaso frágil;
Cuando la negra calumnia Pero la llama divina,
De misteriosos rivales, El espíritu impalpable,
Á la Inquisición le arrastran, Libre, altivo, inteligente...
Cerrando tras él la cárcel... Ese... no podréis ahogarle!
¡ Porque á la Fe es peligroso Por eso, mientras vosotros
El Cantar de los Cantares'. De cerrojos y de llaves,
De sayones y de muros
III. Cercáis al sabio, y de ultrajes,
Asciende su alma sublime
¡Aprisa, aprisa, verdugos: Por la soledad del aire,
Aprisa, canalla infame; Y en hondas de luz se baña,
Ciegos y airados ministros Y ve coronada de ángeles
De ese Tribunal salvaje, La Virgen del sol vestida,
Que, usurpando á Dios su nombre, Sobre ese piélago en que arden
Alza al fanatismo altares , Esas lámparas eternas,
Y es vergüenza de mi patria Esos mil mundos flotantes
Y horror al siglo más grande ! Que llueven amor y vida
Preparad para las víctimas En rocío inagotable.
Garfios, potros y dogales , Y pulsando el arpa de oro,
Calabozos bajo tierra , Al blando arrullo del éxtasis,
250 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 251

Canta la vida del cielo-, Visten de fiesta las damas,


Del hombre los tristes ayes De fiesta van los galanes;
Cuando deja el Pastor Santo Y cual bandadas de cuervos
Piste hondo y escuro valle; (Muchos roto el negro traje)
La paz del campo, y la Noche Donde quiera que se mire,
Serena, sin anublarse Allí se ven escolares
La austeridad apacible, De la nobleza más rancia
Tranquila, de su semblante; Y del más pobre linaje,
Sin que le arranque un suspiro Apiñados y revueltos
La amargura de su cáliz. Los de España naturales
Con flamencos é irlandeses,
IV. Italianos y alemanes.
Que el manteo y la sotana,
Ya fray Luis libre rt spira, Uniendo las voluntades,
Ya del calabozo sale, Como justo nivel miden
Y á Valladolid dejando Por igual pueblos y clases.
Á Salamanca se parte; — ¡ Vitor! ¡ Vítor!—de repente
Que la Aténas española Grita con voz formidable
Le abrió sus brazos, y él sabe Un estudiantón; y— ¡ Vitor! —
Que ha de recibirle en ellos Claman todos agitándose,
Como cariñosa madre. Viendo pasar los doctores
En las torres las campanas Precedidos de timbales,
Zumban sueltas, locas tañen, Y á fray Luis llevando en medio
Y cohetes veloces suben Para mejor obsequiarle.
Serpenteando al inflamarse. Quién se pone de puntillas;
Romero, salvia y tomillo Quién, acémila ó bagaje,
Por las Escuelas esparcen; Aguanta con mansedumbre
Cuelgan los arcos, y cuaJgan Que encima se le encarame
Las cátedras venerables Un amigo, que bien pesa
De tapices con historias (Sin la amistad) dos quintales.
Que ricos tesoros valen. De las columnas del patio
El pueblo, como torrente, Pugnan otros por colgarse,
La Universidad invade; Como vivientes racimos
Ver quiere al varón insigne, De aquellos pardos sillares.
Verle quiere y escucharle. Y no falta quien del pozo
252 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 253

El ancho brocal asalte, — ¡Si no pueden tragarle!


Ó sobre su arco de hierro — Y los jerónimos idem,
Serenamente cabalgue; Por ciertas rivalidades...
Ni dueñas murmuradoras, — Es verdad.
Ni vejetes que regañen, — Concedo.
Ni revoltosos que rian, Peritas
Ni, en fin, bedeles que rabien. Est, némine discrepante.
Y antes que fray Luis principie — Delatáronle de hereje,
Su discurso, con formales De luterano, de...
Palabras, así disputan, — \Sátis\
Y con gestos y ademanes, — ¡Herejefray Luis!... La tierra
Lo que á la lección del dia Á los delatores trague;
Tema dará interesante, Malas víboras los piquen,
Un gramático, una vieja Malas ruedas los devanen.
Más afilada que un naipe, — Que me oléis á chamusquina.
Un bachiller en Derecho —Pero, á fe, que fray Luis hable
Y un matriculado en Artes. Y confunda á los perversos
—¿Niegan ucés que le han dado Que son causa de sus males.
Tortura? —Harálo así.
— ¡Prudencia, máterl — Dios le ayude.
—Mire que de allá la atisban •—\In te, Dómine, speravi!
Aquellos dos familiares. —Ya vereis cómo les pone.
—Yo sé lo cierto del caso. —Venablos va á enderezarles.
— Diga el bachiller Ugarte. — ¡Qué será, cuando la historia
—Cinco años ha padecido De su proceso relate!
En un calabozo. — Que van á llorar las piedras,
— ¡Cafres! Que contará iniquidades.
—Y aunque el tormento votaron, —Linda dueña, hablad más bajo.
Y de algunas disonantes — ¡Quién pudiera deslizarse
Palabras de sus escritos Como una anguila, allá dentro!
Retractación, por remate — \Beatus vir el que se entrase!—
Fallaron que suprimiera Fray Luis, en tanto, en su cátedra,
El Cantar de los Cantares. Abierto un libro delante,
— Los dominicos le quieren Esperando está que la hora
Mal. Marcada el reloj señale.
ECOS NACIONALES. 235

Como reliquias amadas,


Como sagrados penates
De esa ciudad que, aunque llora
Su grandeza al derrumbarse,
Entre gemidos del Tórmes
Y lamentos funerales
Le altas sombras que á la luna
Yagan por sus soledades ;
Tiene en sus bosques laureles,
Tiene en sus canteras mármoles
Para eternizar sus glorias,
Y poetas que las canten.
1857.

Á COLON

CON MOTIVO BEL MONUMENTO ERIGIDO Á SU MEMORIA EN

LA PROVINCIA DE SALAMANCA.*

No ha muerto la que lia sido


Noble rival de Aténas y de Roma;
El tiempo, airado, con fragor desploma
Del águila arrogante el viejo nido,
Mas en su corazón suena un latido.
¡Tristes sepulcros! ¡Soledades frías
Por donde el eco de sus glorias vaga
Y el eco de pasadas alegrías!... •
¡Vedla, sí, vedla hermosa levantarse
25G VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 257

Cual si oyese el conjuro de una maga, La imágen de la América inocente,


Á los altos recuerdos de otros dias! De resplandor y flores coronada,
¡Oh sombra de Colon! hoy te saluda Bella en su desnudez no profanada,
La sombra de este pueblo, y hoy gozoso Como la antigua Eva,
De sus lauros insignes se desnuda Que, unida en tierno lazo al bien que adora,
Para ceñir tu frente de coloso! Vió de la creación lucirla aurora!
Errante peregrino, ¡Acerbo desengaño
Con la esperanza muerta Que sólo un alma superior resiste!
De vencer el rigor de su destino , 1 Esperar y esperar, año tras año,
Llamó de puerta en puerta Ya sereno, ya triste,
El que, rasgando el velo Y nunca ver cumplida
Del espacio infinito, robó al cielo La esperanza, alimento de su vida!
Un rayo de su luz, el rayo mismo «¿Dónde (con muda voz y lastimera
Con que bajó al abismo » Se dijo quizás) dónde
Donde la ciencia esclava » El levantado espíritu se esconde
En las tinieblas del error estaba. »De la nación ibera,
Las cortes corrió en vano; » Formidable barrera
Al magnate opulento y al villano » Al torrente del Africa, espantoso,
Lástima fue y desprecio ese gigante. » Que á Europa convertir, sin ella, pudo
Que á domar con su genio iba las olas » En mar de sangre y páramo desnudo?
Del borrascoso Atlante, «Gran paladín de Cristo,
Para su intento audaz llevando solas »¿Arrojará la espada centellante
Tres pobres, carabelas españolas. » Que á sus rayos arder el sol ha visto
¡Cuántas veces oiría, en el profundo » En siete siglos de luchar constante,
Silencio de la noche, pensativo , » El valeroso pueblo castellano,
La misteriosa voz del Nuevo Mundo! » Sin abatir el muro
¡ Cuántas el gran concierto de los mares »(Del miedo y la ignorancia aborto oscuro)
Y los inmensos bosques seculares » Que al viejo continente, cual tirano
De soñadas, magníficas regiones, »Separa del antípoda lejano,
Que del resto del mundo primitivo » Y del orbe al extremo
Separaron terribles convulsiones » Llevar de la Cruz santa el bien supremo?»
Ó del diluvio universal, acaso, ¡No, mil veces!... Un dia,
La catástrofe horrenda, J uguete de la saña
Que anegó todo imperio y toda senda! De la fortuna impía,
¡ Cuántas! ¡ ay! cruzaría por su mente El que á los sabios consultar queria,
17
258 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 259

La ciudad visitó que el Tórmes baña, Sembraste la semilla


Foco de luz, sibila que revela Del Evangelio Santo,
El humano saber desde su Escuela, Regada con tu llanto
Y al siglo, en sus oráculos, da leyes Y con sangre regada de tus venas!
Que respetan los pueblos y los reyes. ¡ Tú los anales llenas
El inspirado habló; y eco sublime Del globo, noble raza y escogida!
Su acento despertó en los corazones i Tú, pobre y abatida,
De generosos ínclitos varones; Por sacudir el yugo que te oprime
Que, de su fe testigos, Derramaste la copa
Yá influjo de su mágica elocuencia, De tu ira amarga y tu dolor sublime
Valedores y amigos Sobre el moderno semidiós de Europa!
Halló en el templo augusto de la ciencia ; El Atlas cavernoso
Palabras de dulzura Aún tiembla, en sus breñales viendo ocultos
En su largo camino de amargura. Los huesos insepultos
Y si la historia, un tiempo, y labio torpe De aquellos que, sin tregua ni reposo,
Del vulgo la calumnia pregonaron Ayer en hueste fiera
Y en mancillar su nombre persevera Á rescatar salieron la bandera
Con infame borron pluma extranjera, •Que, á tu honor sin mancilla haciendo ultraje,
Las nubes del error ya se ahuyentaron, Hollado habia el marroquí salvaje.
Ya la verdad proscrita ¡ Quién sabe si ese mundo inexplorado
Restaura su memoria, Que duerme en las arenas del desierto
Y al universo grita: Como cadáver yerto,
«¡ Miente esa tradición, miente esa historia 1» Á la vida por tí será llamado!
¡Honor eterno á tí, ciudad amada! ¡Quién sabe si, en tí fijos
¡Honoral que, en sencillo monumento, Los ojos con espanto, ya recela
La colina sagrada Que alguno de tus hijos
Corona, donde aliento (Nuevo y audaz Colon), salve el Estrecho
Y hogar hospitalario En alas del vapor, que raudo vuela,
Recibió el peregrino, Y el testamento cumpla de Isabela!
Cansado de llamar de puerta en puerta,
Mayo de 1866.
Con la esperanza muerta
De vencer el rigor de su destino 1
¡Honor átí, Castilla,
Aventurera hidalga y labradora ,
Que en apartados climas vencedora
200 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 261

Compradas por mercaderes


De alma dura y miserable.
Si á tí te compraran otros
Á LÀ HfJA DE UN NEGRERO. En otro mercado infame,
Con los tuyos arrancada
Al suelo que tanto amaste;
I. ¡Con qué derecho diria
El que hoy de tí su Dios hace :
Antes que mi voz cansada «Devolvédmela, crueles,
El postrer cántico entone, » Tened compasión de un padre,
He de llamar á la puerta » No hay dolor como el mió
Que á un corazón corresponde. # No lo hay más grande 1»
Hija de negrero, el tuyo
No es un corazón de bronce; HI.
En él hay ecos dormidos,
Mas no á lo santo y lo noble. Reina tú de los salones,
Eres mujer, y eso basta Porque en ellos mejor reines
Para que, al llamarlos, broten Á tus gracias naturales
Como raudal entre peñas El lujo uniste de Oriente.
Que el hierro sacude y rompe. Envuelta en gasas y tules
Los padres que el sér te dieron Como el sol en nubes ténues ,
Y en tí su ventura ponen, Si los galanes te adoran
Oigan de tí las palabras Envidiante las mujeres.
Que, en tí pensando, inspiróme Así el rumor del aplauso
Mi deber de cristiano Y la lisonja adormecen
Con mi alma de hombre. Las virtudes que en tu pecho
Buscaban su propio albergue.
II. Y en tanto, desvanecida,
Mal puedes pensar, mal puedes,
En la cuna, cuando niña, Que á tus esclavos, no sólo
Cariñosas y leales Goces y opulencia debes,
Tu dulce sueño arrullaban Sino hasta el pan que comes
Las negras con sus cantares. ■ Y el agua que bebes.
¡Ay! aquellas infelices
Eran hijas ó eran madres,
262 VENTURA R. AGUILERA. ECOS NACIONALES. 263

Su triste orfandad insulta,


IV. Cuando sufre, cuando llora,
Cuando el trabajo le abruma;
Quizás tendida en hamaca ¿El color de Vuestras almas
De suaves plumas y seda, Quieres que te diga?... escucha:
Bajo pabellón que brinda El alma tuya es negra,
Con luz tibia y sombra fresca, Blanca la suya.
Miraste de los esclavos.
La dura labor eterna, VI.
Que, al rojo sol de los trópicos,
Postra su espíritu y fuerzas. El siglo, siglo gigante,
Gotas de sudor fecundo Lleva en la mano la antorcha
Brillaban en su tez negra, Á cuya luz vense de otros
Y el látigo abrió la fuente Las iniquidades todas.
Que sus lágrimas encierra. Á su gran voz, se derrumba
Cuando mires al espejo Lo que oscurece y deshonra
De hoy más las joyas que ostentas, De las edades pasadas
Si el espejo no lo dice La tarea portentosa.
Dígatelo la conciencia: Imperios y monarquías,
« Tus diamantes son lágrimas, Y repúblicas arrojan
» Sudor tus perlas.» Las cadenas del esclavo
Por siempre al abismo rotas.
V. Para que no las arrastre
Nadie en tierras españolas
Del esclavo es negro el rostro, , ¡Oh mujer! los tuyos libra,
Y al blanco da la blancura Y á tus laureles de hermosa
El color en que su raza Une los inmortales
Timbres de nobleza funda. De redentora.
El alma, por sí incolora, Abril de 1872.
Ya se aclara, ya se nubla,
Al compás de las acciones
Del ser en que vive oculta. FIN DE J.OS ECOS NACIONALES.
Sobre el esclavo descarga
Rayos de cólera injusta;
Paga su amor con desprecios;
CANTARES.

LIBRO CUARTO.

i
CANTARES.

PRÓLOGO
DE LAS DOS PRIMERAS EDICIONES.

En España no existe propiedad literaria: hay


una ley en que se consigna; pero ¿cómo?... po­
niendo límites arbitrarios é inicuos al derecho,
y autorizando con su fuerza y solemne consagra­
ción el despojo de los escritores por la sociedad,
trascurrido el término en la tal ley marcado. No
hay comunismo de peor género. La Sierra-Morena
de la literatura, nada tiene que envidiar á la
antigua Sierra-Morena de Andalucía. Diríase que
al galantear el escritor á la sociedad, apurando
para conquistarla cuantos recursos le- inspira su
ingenio, ella ¡la egoísta! le ha respondido:

Si quieres que yo te quiera,


Ha de ser con condición
Que lo tuyo ha de ser mió,
Y lo mió tuyo no.
268 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 209

Todo el mundo es dueño de poseer lo que le bastante), los he visto, al cabo de algún tiempo
pertenece, y poseerlo (si gusta) á perpetuidad, de su primera publicación, reproducidos á me­
por sí ó por sus legítimos sucesores; el único nudo con absurdas variantes, sin que nadie se
desheredado, es el escritor. En vida, le desnuda acordara ya de citar mi nombre, ni las fuentes
cualquiera; á poco de morir, sus obras pasan al de donde los habían tomado.
dominio público, sin duda por razones de... glo­ La historia de estos hechos, es, en resúmen .
ria nacional. ¡Qué sarcasmo! Esta disposición de la que sigue:
la ley es, sin embargo, lógica: en España la li­ Publicados los Cantares en Madrid, con mi
teratura es un Calvario; la cruz de cada mártir firma al pié, iban á las provincias; allí se les
debe tener su Inri correspondiente. echaba la tijera, insertábanse anónimos, y vol­
¡Y si al fin, mala y todo como es la ley, se vían á esta capital, en donde viéndolos, al pare­
observase en lo poquísimo que de bueno tiene!... cer, huérfanos de padre, eran depositados en el
Pero los*hechos acreditan lo contrario; y la culpa torno de la gacetilla, esperando quizás que el autor
de esto no consiste en los encargados de aplicar­ de los expósitos los reclamara y los reconociera,
la , sino en los que más debíamos cuidar de su sin avergonzarse.
observancia, en los escritores, que abandonamos Pero en la exposición, no muy lejana, de los
nuestros intereses á todo el que se le antoja apro­ últimos, en número de nueve, se llegó al ex­
vecharse de ellos; cosa que no se hará en ade­ tremo de ponerles este epígrafe: Hé aquí unos
lante, si la prensa clama contra el abuso que en­ cantos populares, que son indudablemente un
trego ásu reprobación, y la sociedad de autores poema de amor. Al leer yo las palabras que
se organiza, para que la literatura principie aquí anteceden, faltóme la paciencia, y anuncié por
á ser algo más que un oficio menudo. medio de un comunicado, que me hallaba dis­
Cantares mios, insertos en La América, en puesto á usar de mi derecho ante los tribunales
el Museo Universal y otros periódicos literarios, á contra el que en lo sucesivo publicase composi­
los cuales, juntamentemon todos los políticos de ciones mias sin mi consentimiento. Es de adver­
esta córte, han debido cierto favor y populari­ tir, que ánles se había cometido ya la insolencia
dad (y cuya benevolencia nunca podré agradecer de hacer una cosa parecida con un artículo mió de
270 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 271

Noche-Buena, el cual vi dedicado á un señor J. el pintor de brocha gorda eclipsa á Gisbert, que
Hé ahí, pues, algunas de las causas de apre­ un parroquiano de taberna compone música de
surarme á dar á luz la presente edición, sin tiem­ seguidillas más bella que Barbieri, y que Perico
po siquiera para concluir un estudio que había el Ciego las canta de un modo que dice á Salas:
principiado sobre los Cantares, con observacio­ i Vaya usted á la escuela! Podrá el vulgo pro- •
nes acerca de lo que para el objeto debe enten­ ducir alguna vez (y es mucho concederle) can­
derse por pueblo, que es, ni más ni ménos, lo tares de mérito innegable; pero una golondrina
que entendía el Sabio rey de las Querellas (Par­ no hace verano. El flautista de la fábula sonó
tida II, Tít. X, Ley 1.a); es decir, «el ayun­ también el instrumento que le hizo considerarse
tamiento de todos los ornes comunalmente, de como una notabilidad. No olviden los que presu­
los mayores, e de los medianos, é de los meno­ men que es posible cantar bien sin meditación ni
res ; » y sobre lo que se entiende, por una lamen­ estudios de ninguna clase, como los pájaros, que
table preocupación : « cuy dan algunos quel pwe- no todos los pájaros son ruiseñores, que entre
blo es llamado la gente menuda, assi como me­ ellos hay gansos, buhos, grajos y fastidiosos gor­
nestrales é labradores. E esto no es ansí...'» ¡ Y riones. ¡ Dios ponga tiento en la mano de los que
tanto como es ansí, en concepto de muchas per­ se dediquen á la pesca de perlas vulgares, pues
sonas , las cuales consideran á la colectividad de si mereciera archivarse todo el inmenso fárrago
gente rústica, ignorante, inculta, al vulgo, en que contienen las colecciones publicadas desde
fin , no al pueblo, sin otra razón que porque sí, la de Don Preciso acá (I), y el que existe aún
como autor de poemas delicadísimos del género por coleccionar, el Parnaso español agradecería
de que se trata (uno de los más difíciles) y á en el alma al Sr. Mollinedo que estableciese
quien se convierte en taumaturgo, colgándole
(l) Imprimióse en Madrid la colección de Don Preciso por D. Francisco de
milagros estupendos, de que el pobre se halla
taparte, el año de 1815 (según mis noticias); es decir, hace medio siglo. Conozco
bien inocente! y poseo, además de ésta, otra dada á luz en Barcelona (1825) por la viuda de don
Agustín Roca. Estos hechos responden victoriosamente ó la acusación de abando­
Afirmar esto del vulgo, y' no sólo afirmarlo, sino no que sobre el particular se atribuye en otras más recientes, y con demasiada lige­
suponer que es superior al poeta , ni en cantares, reza, á los españoles; cuando acaso hayan sido los que han dado ejemplo á otras
naciones en esta clase de trabajos. Lo que digo de los cantares, puede aplicarse
ni en obra literaria alguna, equivale á suponer que también á los cuentos, anécdotas, consejas, etc.
-—

272 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 273

en él, por de pronto, una docena de docks para la novedad, la concisión, la agudeza, la senci­
almacenarlos cuidadosamente! ¡Imposible parece llez, lo natural y espontáneo del estilo, lo cor­
que personas provistas de una buena ración de recto de las líneas y la sobriedad, rarísima por
nariz literaria hayan podido aspirar, como si fuese cierto, en el uso de los adjetivos, son tan esen­
•delicado perfume de rosas, el olor de ciertas flo­ ciales como el sentimiento y la idea, es verse im­
res vulgares, y aun recomendarlas á la nariz del posibilitado para producir composiciones dignas
público! Pero vamos al caso. de aprecio. ¡Júzguese por lo dicho, lo difícil de
Los Cantares que este libro encierra, han sido la empresa!
creados al calor de mi corazón y á la luz de mi Las capas inferiores de la sociedad no se hallan
alma , y responden, como ecos de diversas épo­ expuestas á tan frecuentes alteraciones como las
cas y circunstancias de mi vida, en sus mani­ de la superficie: el trabajo del tiempo, auxiliado
festaciones externas, á la voz profunda del senti­ por circunstancias distintas, es más lento en las
miento y del espíritu, que yo, igualmente que primeras que en las segundas; así pues, el poeta
cada hombre, escucho dentro de mí mismo. Lá­ que desee imprimir á sus obras carácter nacional,
grimas, suspiros , deseos, ironías, ayes, sollozos, debe descender del pueblo-al vulgo, asimilársele,
gritos, esperanzas, recuerdos, sarcasmos, amar­ identificarse hasta cierto punto con él, hacer un
guras, consuelos, gemidos... todas las notas estudio serio y constante de su manera de sentir,
sueltas y fugitivas del misterioso concierto del de pensar y de expresarse; y sometiendo al crisol
mundo interior, fuentes de estos poemas en mi­ del arte sus palabras, sus giros, sus locuciones,
niatura , se pierden si el poeta no las aprisiona sus refranes, sus idiotismos, el oro, en fin, de su
en su vuelo y las realiza en el arte y por medio habla llena de impurezas, extraer los materiales
del arte. Esta facultad, este don, este poder , es que han de servirle para modelar su creación esté­
lo que distingue del vulgo al poeta: el vulgo tica, sus cantares (puesto que de cantares hablo);
siente mucho y siente bien, pero expresa mal; procurando también conservar en ella, hasta donde
y expresa mal, porque carece de arte; y carecer sea posible y conveniente, el olor, el color y el
de arte en un género de poesía altamente artísti­ sabor (si'vale decirlo así) castizos, auténticos, ge­
co, como los Cantares, en los que el buen gusto, nuinos y permanentes de las obras del vulgo, las
18
274 VENTORA R. AGUILERA. CANTARES. 275

cuales, bajo este aspecto miradas, tienen un valor versiones inglesa y francesa, con que me brindan
intrínseco positivo. personas ilustradas; pero lo verificaré en otra.
Pero voy dejando correr la pluma, y no es mi Los Cantares llevan en la traducción el mismo
objeto extenderme hoy sobre lo que acerca del par­ número que en el original.
ticular me ocurre. . La traducción gallega se debe á la señora doña
Lo que hoy me importa consignar, y lo hago Rosalía Castro de Murguía , quien, con sus céle­
con dolor, es que si pude sufrir años enteros, sin bres glosas de Cantares de su país, se ha colo­
quejarme,. los incalificables atentados cometidos cado entre los más esclarecidos poetas contem­
contra los intereses materiales que la propiedad poráneos.
de mi trabajo representa, ni debo, ni puedo tole­ También es suya la de Ruinas (1).
rar ataques á un interes más alto, más sagrado: los La italiana, la ha hecho el señor Gottardo Al-
ataques á mi conciencia, á mi probidad literaria; dighieri, primer barítono absoluto del teatro Real
pues no significa otra cosa lo que, de buena fe sin de esta córte, cuyo nombre de artista, conquis­
duda, se ha hecho al poner á la cabeza de los nueve tado en los principales de Europa, recibe nueva
cantares á que aludo lafe palabras que arriba cito, sanción con los aplausos de nuestro público. Ha
guillotinando antes mi nombre con la tijera perio­ escrito, entre otras obras de mérito, una titulada
dística. Conforto e lacrime, que le acredita por sí sola de
Dos palabras para concluir. poeta notable, según la opinión de personas com­
Noticioso yo de que las personas mencionadas petentes que la conocen, y en la actualidad se
á continuación dispensaban á varias obras mias ocupa en tomar apuntes para una histórica que
el honor de trasladarlas á su idioma, les pedí dedica á los jóvenes de Verona, su país natal.
que me permitiesen incluir en este libro las que Llevado del cariño que el nuestro le inspira, es­
más relaciones tienen con él, así para favorecer tudia nuestra lengua, deseoso de conocer á fondo
mi nombre con la buena compañía del suyo, como la literatura española. Espronceda y Zorrilla, entre
para que fuesen conocidos tan estimables traba­
jos. Circunstancias que no hace al caso referir, me (1) Título de una de las composiciones que figuraban en mi libro Armonías y
Cantares, y que tendrá cabida en el tomo segundo de la Colección completa de
privan del gusto de publicar en esta edición las mis obras.
276 VENTURA R. AGUILERA.
CANTARES. 277
los modernos, tienen en él un admirador sincero;
ninguna prueba de consideración, ni de agradeci­
y el que escribe estos desaliñados renglones sabe
miento : no lo extrañe; si hubiera dicho pestes de
que le distingue actualmente con la traducción de
nosotros, quizás se le hubiera dado una cruz...
sus Elegías.
para crucificarnos.
La de Los Nidos (1) también es del señor Al—
La alemana lleva al pié del manuscrito el
dighieri.
pseudónimo Franz Heinrich Steinlem: la excesiva
La portuguesa es obra del ilustre escritor lusi­
modestia del que lo ha adoptado me impide revelar
tano Claudio de Chaby, capitán de caballería en
su verdadero nombre; mas no el placer de decir
el ejército del vecino reino, y ayudante del actual
que es persona de erudición profunda, que vive
ministro de la Guerra, Sa-da-Bandeira. Dos libros
hace muchos años en España, que conoce nues­
de milicia ha publicado, un volúmen de poesías
tras costumbres y admira nuestra literatura.
líricas, y traducciones de varias españolas del gé­
Finalmente, la traducción catalana es de don
nero dramático, principalmente de Bretón de los
Víctor Balaguer, que, á sus laureles de insigne
Herreros, representadas con aplauso en el teatro
poeta popular, acaba de añadir los no ménos glo­
de doña María II, de Lisboa. En 1861 vino á Es­
riosos de historiador de Cataluña.
paña, comisionado por el Gobierno de Portugal, á
recorrer nuestros archivos y bibliotecas y tomar
datos para escribir la Historia de la guerra penin­ V. R. Aguilera.
sular con la República francesa, en los años de
1793 y 95, habiendo ya aparecido el primer
tomo, grandemente apreciado por diversas corpo­
raciones literarias, y en el cual se hace justicia á
España y á su ejército con un interés y un cariño
que rara vez tenemos el gusto de observar en es­
critores extranjeros, cuando de nuestras cosas tra­
tan. El señor Chaby no ha recibido de España
(1) Otra Armonía.
CANTARES.

PRELUDIO.

Mi corazón solitario
Es un nido de cantares;
En él duermen y en él viven
Como en su nido las aves:

Cuando el dolor los despierte,


Ó cuando el placer los llame,
Llenarán de alegres ecos
Ó de tristeza los aires.
i.
La guitarra que yo toco
Siente como una persona:
Unas veces, canta y rie,
Otras veces, gime y llora.
n.
Tu pálido rostro, niña,
Es como noche de luna,
Y la mata de tu pelo
De color de noche oscura.
ni.
Cuando orillita del rio
Tus piés de azucena lavas,
Tiembla de amor la corriente,
Suspira el viento en las ramas.
280 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 281

IV. XI.
Los clavos que en piés y manos Hay un señor en mi tierra,
Le pusieron al Señor, Un señor tan importante,
Clavados su pobre Madre Que siempre está en candelera...
Los tiene en el corazón. Se llama... el señor don Nadie.
v. XII.
Es el amor tuyo El sol regaló á la Virgen
Nube pasajera; El manto de luz que lleva;
Vino con un viento, La noche, por no ser ménos,
Y otro se lo lleva. Una corona de estrellas.
Vi. XIII.
Parte, corazón, volando, El mundo me dió un libro;
Y pregúntala si hay sitio Yo soy tan lerdo,
En su corazón de roca Que cuanto más lo estudio
Para hacer en él un nido. Ménos lo entiendo.
VII. XIV.
Tus ojos copian el dia: Sin flores ha nacido
Entornados... amanece; ' La primavera,
¿Los abres?... el sol deslumbra; Y pide una limosna
¿Los cierras?... la noche viene. De puerta en puerta ;
VIII. Dale tú, niña,
Dijo en la cumbre mi orgullo: Un puñado de flores
« Pocos han llegado aquí:» De tus mejillas.
En esto pasó volando xv.
Un insecto sobre mí. El santurrón de abajo
IX. Se está muriendo:
Mucho te guarda tu madre, ¡Qué hacecito de leña
Pues rejas cierra y balcones: Para el infierno!
¡ Como si entrase por ellos XVI.
Amor en los corazones! Al que tiene dinero
x. Todos le adulan;
¡Qué yerba! ¡Qué luz! ¡Qué fuente! Pero viéndole pobre
¡Qué canto de ruiseñor!... Nadie le busca:
i Qué sitio, morena mia, Tal vez se dicen:
Para merendar los dos! — t Lámpara sin aceite
282 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 283

¿Para qué sirve?» Y no me apagan la sed.


XVII. XXIV.
Anda, vé y dile á tu madre Tiene el altar de mi pecho
Si me desprecia por pobre, Una imagen y una luz ;
Que el mundo da muchas vueltas, Es la luz el amor mió
Que ayer se cayó una torre. Y la imagen eres tú.
XVIII. xxv.
A un hombre que no te quiera, El dolor me llamó hermano
(Porque aprendas á sufrir) En mi niñez cierto dia;
¡Ojalá le quieras tanto Y yo no le di la mano
Como yo te quise á tí! Porque aún no lo conocía.
XIX. XXVI.
Donde jurabas amarme Si tú fuentecilla fueras
Ya pueden,falsa, poner: Y yo fuese pasajero
*Aguí mataron á un hombre; ¡Cómo de agua se pondría
»Al cielo rogad por él.» Este pobrecito cuerpo!
xx. XXVII.
Una trenza tengo suya En la cárcel de mi pueblo
Que no miro sin temblar, Como en el mundo sucede;
Pues para un desengañado Ni debe todo el que paga,
Una trenza es un dogal. Ni paga todo el que debe.
XXI. XXVIII.
Del cielo cayó una carta Llaman á tu madre
Con dos versos que decían : Caña de pescar:
«El que siempre mire abajo Si tú eres el cebo,
»No verá lo que hay arriba.» ¿Quién no picará?
XXII. XXIX.
Cantando pasan los quintos De la luz de tus ojos
Cqn guitarra y pandereta; Con ánsia bebo;
Cuanto más alegres pasan No los cierres, tirana,
Más triste la gente queda. Que de sed muero.
XXIII. xxx.
Ya no quiero ir á tu fuente Á la muerte le digo:
Esperanzas á beber, — «Dametu mano,
Porque me encienden el alma . » Que de andar por la vida
CANTARES. 285
284 VENTURA R. AGUILERA

i) Ya estoy cansado;» Volando deboca en boca


Pero la muerte Dios manda que viva siempre.
XXXVII.
Nunca va á quien la llama ;
Va á quien la teme. El que á los pobres se baje
XXXI.
No baja su condición,
La niña que yo adoro Pues la pobreza la quiso
Tiene un molino, El mismo Dios, con ser Dios.
XXXVIII.
Que muele mi esperanza
Mejor que el trigo. En tu escalera mañana
XXXII.
He de poner un letrero,
Muchos á ver comedias Con seis palabras que digan:
Van al teatro; <■ Por aquí se sube al cielo.»
Yo me voy al del inundo, xxxix.
Que es más barato; Durmiendo bajo unos olmos
Y en él observo La vi sólita en el monte;
Que están representadas Me acerqué pisando quedo,
Con más acierto. Y... no soñé más anoche.
XL.
xxxm.
Quítate de esa ventana, Tendí una mirada al cielo,
Y escucha un consejo, niña: Eché una sonda en el mar,
Maceta que no está al aire Bajé al corazón humano
Los pájaros no la pican. Y fondo no pude hallar.
XXXIV. (Variante del mismo.)
Áun charlatán he jurado
Que , si me guarda secreto , Medí con la vista el cielo,
Le diré todos los mios... Con la sonda exploré el mar;
Cuando sepa que él se ha muerto. Bajé al corazón humano
xxxv. Y fondo no pude hallar.
XLl.
La abeja busca las flores
Para robarles su miel: Permita Dios que te siga
Mi pensamiento es abeja, Un novillo... imaginario;
Tu boca rojo clavel. Que tropieces... en mis ojos ,
xxxvi.
Y que caigas... en mis brazos.
XLII.
Cantar que del alma sale
Es pájaro que no muere; Dios al mar límites puso
286 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 287

Y los puso á la hermosura ; XLV1II.


Cuentan que cuando naciste Salerito, resalero,
Dijo en latin: ¡ Non plus ultra! Que sal derramando vas;
XL1II. ¿Cómo derramando tanta
Al zapatero pregunto No se te acaba la sal?
Por qué mi calzado tuerzo; XLIX.
Y responde: «Parroquiano, Me quisiste cuando tuve;
Porque no anda usté derecho.» Ya no tengo, y me desprecias:
XLLV. Eres como la campana,
A Dios un abogado Que, si no le dan, no suena.
Le imita en esto: t.
Dios, de nada hizo un mundo, Ningún sabio satisface
Y él hace un pleito. Esta duda que me hiere:
xlv. ■ ¿Es el qué muere el que nace,
Darte quise mil besos Ó es el que nace el que muere?
Por uno tuyo; LI.
Tú por los mil no quieres En la reja de esta casa
Darme ninguno: Un faro deben poner,
Anda, roñosa; Para que nadie se estrelle
¿Para qué te las echas En la falsedad de usted.
De generosa? in.
XLVI. Llevan á los paseos
El que bien hace á ingratos Muchas niñas de ahora,
Es como el necio Los vestidos muy largos,
Que en el aire echa firmas, La vergüenza muy corta.
Y agua en un cesto. liii.

XLVII. Después de hacerte, Dios quiso


La corriente del rio Poner un lunar por firma;
Tu imagen copia, Cogió el sello de su gracia
Que se rie, se esconde, Y lo estampó en tu mejilla.
Vuelve y se borra; LIV.
Yo digo al verla: Cuenta, y verás cómo acabas
¿Si será así la imagen Antes que yo de contar:
De su firmeza? Contaremos, yo... mis penas ,
Tú... las arenas del mar.
288 VENTURA R. AGUILERA CANTARES. 289

LV. Que al fin se borra,


Por el rosal que he plantado Y creyéndola falsa
Estoy sin cesar temiendo, Nadie la toma.
En verano, los calores, LXII.
Las heladas en invierno. Los que en promesas flan
LVI. Son como el gallo,
Nubes de galanes. Que antes de que amanezca
Siguen á mi bien: Ya está cantando.
Nunca faltan moscas Lxin.
Donde está la miel. El Otoño desnuda
LVII. Prados y bosques;
El sol sale para todos Pero Mayo los viste
Cuando anuncia el almanaque; De hojas y flores.
Hasta que á tí no te veo ¡Ay, dicha breve!
El sol para mí no sale. ¡Primavera del alma,
lviii. Tú ya no vuelves 1
Sepan soltera y casada, LX1V.
Pues les conviene saberlo, Antes de hacerle la caja,
Que no basta ser honrada; Á un muerto avaro midieron,
Es preciso parecerlo. Y el tuno encogió las piernas
lix. Para que costase ménos.
Si tienes frió algún dia, LXV.
Tú me buscarás, soberbia; No te pongas colorada
Que hasta del árbol caido Al pasar por este valle,
Ya sabes que se hace leña. Pues como no tiene lengua
LX. No contará lo que sabe.
En la copa de un árbol LXVI.
Cantaba un cuco: La mujer es un misterio,
«Para medrar, no hay cosa Misterio que nadie alcanza:
Como ser burro.» Ya es rosa sin una espina,
LXI. Ya panal de miel amarga.
Por tu mucha inconstancia LXV II.
Yo te comparo Es la conciencia un espejo;
Con peseta que corre Muchacha, mírate en él,
De mano en mano; Á ver si te ves tan bella
19
290 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 291

Como en el de esa pared. Va enterrando los recuerdos.


LXVIII. LXXV.
En el cielo hay alboroto Persiguiendo va la tropa
Porque faltan dos luceros .- Un contrabando de sal:
¿Sabes quién los ha robado, Escóndete, vida mia,
Morenita de ojos negros? Que si no te prenderán.
LXIX. LXX vi.
Las hilanderas, madre, De esperanzas cargado
Sus copos hilan; Mandé un navio;
Lo mismo hilando el tiempo Por ese mar adentro
Va nuestras vidas. Se me ha perdido.
LXX. L XXVII.
Á los rayos de la luna Aunque canto, no canto
Modesta se abre una flor; De buena gana;
Para que el sol no la queme Yo canto como el ave
Se cierra al salir el sol. ■ Presa en su jaula.
LXXI. ¿Cuándo, alma mia,
Por ella lo perdí todo; De romper tus prisiones
Sólo me dejó su olvido Llegará el dia ?
Lágrimas para llorarlo, LXX vm.
Corazón para sentirlo. El lujo de esa pobre
LXXII. Ya no me extraña;
Dices tú que me quieres, Para vestir el cuerpo
Y yo lo creo; Desnuda el alma.
Pero dame un anteojo, LXXIX.
Que no lo veo. Cuando sales del agua,
lxxiii. Carp. de cielo,
Ningún trono de la tierra Tu cabellera oscura
Se compare con la Cruz, Parece un velo;
Suplicio cambiado en trono Parece un manto
Por la muerte de Jesús. Que de tu pecho hermoso
LXXIV. Dobla el encanto.
Forman la muerte y la ausencia LXXX.
En el alma un cementerio, Dicen que dicen que tiene
Con nichos donde el olvido La mina filones de oro;
292 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 293
El oro estará debajo, Con darme un beso, morena,
Lo de encima es piedra y lodo. Doblar ya pueden por mí:
LXXXt.
Tengo yo un fiel amigo; Si con un beso me matas,
Me quiere tanto, No tengas remordimiento;
Que el bendito me empuja Verás cómo resucito
Si me resbalo. Así que sienta otro beso.
LXXXH.
LXXXVIII.,
Yo salí á probar fortuna La casa de mi vecino
Por esos mares afuera ; Dos puertas tiene á dos calles;
Naufragué, y lo perdí todo... Cuando el hambre entra por una,
Sólo he salvado mis penas. Por otra la virtud sale.
lxxxiii.
LXXXIX.
Santa, ya sé que eres diablo;
Á la casa de locos
Si antes lo hubiera sabido,
Euí á comprar juicio,
No hubiese, inocente, sido
Porque en la de los cuerdos
Lámpara de tu retablo.
Se ha concluido.
LXXXIV.
xc.
Cada vez que considero El dia en que tú naciste
Que eras mia, y eres de otro, Cayó un pedazo de cielo:
El corazón sq me parte, Cuando mueras y allá subas,
De llorar ciegan mis ojos. Se tapará el agujero.
LXXXV.
xci.
Por diversión deshojando Desde que estoy caído
Te vi una rosa inocente:
Parezco percha,
¡ Qué diversiones tenemos Donde todo el que viene
Los hombres y las mujeres! .
Su capa cuelga.
LXXXVI.
xcn.
Don José el avaro, Son de los desgraciados
Viendo que llovía,
Las esperanzas,
Me prestó un paraguas... Burbujitas que el aire
Que ya no servia. Forma en al agua;
lxxxvii.
Brillan, y en breve,
Me han dicho que me aborreces; Por el aire deshechas
Si quieres verme morir Aire se vuelven.
294 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 295

XCIII. Que, si ántes el cuerpo flaco,


La de la escoba digo, Ayer la infeliz llevaba
Barra su puerta; Cubierta el alma de andrajos.
Mas no eche la basura xcix.
Sobre la ajena. En el costado de Cristo
xciv. De sangre una fuente mana,
Cuando duermo en la vida De sangre tan pura y limpia
Más descuidado, Que nuestros pecados lava.
Oigo á veces el eco c.
De un aldabazo: Cuando tú me miras,
No sé quién llama, Me derrito yo
Pero sé que lo escucha (Aunque no soy nieve)
Temblando el alma. Como nieve al sol.
xcv. ci.
Muchos hay de la casta Creo en Dios, creo en su Madre,
De los gorriones; Y en unos ojos muy negros,
Lo que sembraron otros Que, aunque de veras me engañan,
Ellos lo comen. Lo estoy viendo y no lo creo.
xcvi. CII.
Al trabajo, compañeros, Audiencia da la fortuna;
Que en la vida cada flor Pero el que acude á su audiencia
Tristes lágrimas la riegan Tiene que bajarse mucho,
Y la fecunda el dolor. Porque es muy baja la puerta.
xcvti. CIII.
Dicen que soy un vinagre, Para ir de este mundo al otro
Tú eres la sal y la gracia ; Atravesamos un mar;
Dame escarola y aceite... Tal vez por eso á la cuna
Y cátate una ensalada. Forma de barco le dan.
XCVIII. civ.
Años ha, la vi de noche, Quise, y tú no quisiste;
Desnuda, hambrienta y llorosa; Quieres, y digo:
Ayer pasó en carretela « Tierra que otro ha segado
Como fantástica sombra: Yo no la espigo.»
cv.
Y siempre lástima dióme; Soñé que el olmo da peras,
296 VENTURA R. AGUILERA CANTARES. 297

Que sin agua estaba el mar,. cxi.


Y hasta soñé que fiel eras... Mamando Judas, cuentan
¡ Mira tú si fué soñar! Que habló, diciendo:
cvi. — «¿Quién me compra á mi madre?
Vienteeito que al valle Que yo la vendo.»
Del monte vienes... cxn.
i Pasa, pasa despacio, Ya sabes que con el fuego
Que mi amor duerme! Duros metales se ablandan:
cvn. Hemos de llevar, morena,
Por dos ojos azules Tu corazón á una fragua.
Que tuve antojos, CXIII.
Pasé todas las penas Vuelve, niña, y rodea
Del purgatorio; Por otra calle,
Quise á unos negros, Pues como en ésta hay lodo
Y caí de patitas Puedes mancharte.
En el infierno. exiv.
cvm. Es del enemigo malo
Ningún hombre se ria Tu andar una tentación;
De que otro llore, Pero tentación que tiene
Pues sin causa muy grande Toda la gracia de Dios.
No llora un hombre. cxv.
cix. Por no dar limosna á un pobre
En el ramo de flores Un hipócrita, en la plaza:
Que te presento, —«Yo las doy (dijo) en secreto,
Verás, luz de mis ojos, Como Jesucristo manda.»
Un pensamiento; exvi.
Para que sepas De un libro, que me dió chasco,
Que, aunque tú olvidar sueles , Me enamoré por el forro;
De tí se acuerdan. Ántes de saber si vale
ex. No volveré á comprar otro.
En la aduana del mundo cxvii.
La inocencia me quitaron, Busque usté otra posada,
Diciendo que es la inocencia Que aquí no hay cuarto;
Género de contrabando. Uno tan sólo habia...
Ya está ocupado.
VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 299

CXVIII. Todos se burlan ;


Un hombre cantaba un día ¿Qu¿én habrá que en el alma
(Su negra suerte al cantar) No lleve alguna?
Que agua en el mar no hallaría, cxxv.
Si por agua fuese al mar. ¿Por qué—díme—ese velo
CXlX. No te lo subes?
Mira cómo corre el agua, ¿No es más hermoso el cielo
Cómo se agosta la yerba, Cuando no hay nubes ?
Cómo una luz se consume, Tras esas blondas,
Y díme si algo te enseñan. El cielo de tu cara,
cxx. Por Dios, no escondas,
De que usted no me quiera cxxvi.
Tanta pena me da, El cuerpo es cárcel del alma;
Que me doy con cebolla... Y del alma en el proceso
Y comienzo á llorar. Es juez la propia conciencia,
cxxi. Verdugo el remordimiento.
Te di la llave del pecho CXXV II.
Y el corazón me robaste; Diciendo está el cigarro
¿Quién á ladrones confia Lo que es la vida:
De su tesoro la llave ? Fuego de unos instantes,
CXXII. Humo y ceniza.
Un tiesto de claveles CXXV1II.
Di á mi vecina ; Tus ojos verdes recuerdan
Al ver los de su boca El verde color del mar:
Mueren de envidia. ¡ Infeliz del que los mire ,
cxxiu. Como no sepa nadar!
Mis ojos en los tuyos CXXlX.
Se han enganchado; ¡Qué bello es tu rostro, niña!
Quedóse de tus ojos ¡ Y qué dulce tu mirada 1
Mi alma colgando: ¡ Y tu voz, qué seductora!...
Yo no sabia ¡ Quién pudiera verte el alma!
Que eran ojos de escarpia cxxx.
Tus ojos, niña. Las anguilas y la suerte
cxxiv. Se la pegan al más guapo;
De jorobas del cuerpo Cuando vamos á cogerlas
300 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 301

Se escurren entre las manos, Vida , y me matas.


cxxxi. (XXXVIII.
Arcaduces de-noria Te equivocas y mucho,
Son ¡ay! mis dichas; Si es que presumes
Las que llenas subieron Que porque eres martillo
Bajan vacías. Yo he de ser yunque.
CXXXII. cxxxix.
Caminando á la ausencia Tus piés son pies de niño;
Perdí el camino, Nadie comprende
Tropecé en la inconstancia, Cómo sobre ellos firme
Di en el olvido. Tenerte puedes;
CXXXIII. Yo estoy temiendo
Tus mejillas y tu frente Que ese hermoso edificio
Son de jazmín y de rosa; Se venga al suelo.
Dos flores, luz de mi vida, CXL.
Que cualquier viento deshoja. Un campanario busca,
cxxxiv. No me enamores;
Con ese andar menudito Que si tú eres veleta
Y ese menudo rigor, Yo no soy torre.
Tú á la menuda me matas, CXLI.
Yo me muero por mayor. Es el alma del hombre
cxxxv. Vellón de oveja,
Entro en mí mismo, y tiemblo, Que en las zarzas del mundo
Tiemblo y me turbo, Pedazos deja;
Al ver que es sólo el alma Y aun hay persona
Luz de un sepulcro. Que no deja pedazos,
CXXXVI. La deja toda.
Desde el deseo que nace CXLII.

Hay hasta el goce mil leguas; Los brazos de la Cruz santa


Pero del goce al hastío Siempre abiertos, significan,
En un momento se llega. Muchas culpas en el hombre,
cxxxvii. En Dios, clemencia infinita.
Eres fuego, y me hielas; cxliii.

Miel, y me amargas; Laguna, cuyos cristales


Luz, y á oscuras me tienes; Al bosque sirven de espejo,
302 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 303

Tu apariencia no me engaña; Cavó una lágrima mia...


Ya sé que en tu fondo hay cieno. La fuente se ha vuelto amarga.
CXLIV. CLI.
Mira al saltar el arroyo, Desde que me quieres
No se te vaya algún pié; Ni como, ni bebo;
Mira que va muy crecido, Con verte y hablarte
Mira que puedes caer. Mi vida sustento.
CXLV. CLII.
Aunque á Dolores quiero, Por Dios, no estés enseñando
Quiero á Teresa; La puntita de ese pié;
Que no anda bien un carro La vi una vez, no sé cuándo,
Con una rueda. Y me dió yo no sé qué.
CXLVI. CLIII.
Por causa de ese palmito Hay quien cuatro quintales
No como ni duermo ya: De peso lleva;
¡Quiérame usté un ochavito, Más llevo yo, y no caigo.:.
Que Dios se lo pagará! Llevo mis penas.
CXLV II. CLIV.
En el árbol de mi vida ¡Qué caiditade ojos
Las ilusiones cantaron; Tienes, muchacha!
Tiró el dolor una piedra... ¡ Será milagro, al verla,
¡ Ay de mí! todas volaron. Que yo no caiga!
CXLVIII. CLV.
Hoj as del otoño, Después de buscar sitio
Secas y amarillas; Por todo el mundo,
¿Por qué se entristecen El amor en tu pecho
Todos los que os miran? Su trono puso;
CXLIX. Que el mundo todo
En la ciencia de la vida Mejor sitio no tiene
Solamente hay dos tratados: Para su trono.
Uno, de las ilusiones, CLVI.
Otro, de los desengaños. Para encender mi fragua
CL. No tengo fuelle;
En la fuente de agua dulce Sopla, verás qué lumbre
Que hay al pié de la montaña, Tu soplo enciende.
304 VENTURA R. AGUILERA. 3(16
CANTARES.

CLVII.
Hago hablar á la guitarra;
Pobre mosca es la vida, Si no entiendes lo que dice
La muerte araña
No digas que tienes alma.
Que una red va tejiendo clxiv.
Para cazarla; Por más que todos los dias
Teje que teje, Tu frente con agua laves,
Hasta que entre sus hilos No quitarás esa mancha
Por ñu la envuelve. Que tienes y no ve nadie.
CLVIII.
CLXV.
Haz bien, y si mal te pagan Esperé, sufrí, gozé,
Canta esta copla contento : Vencióme, canté victoria:
« El bien se siembra en la tierra ¡Ay!... ella para mí fué
Y se cosecha en el cielo.» Purgatorio, infierno y gloria.
CLIX.
CLXVI.
En mí nació un mal deseo
Así que vine yo al mundo
Y al punto le di garrote,
Me leyeron la sentencia,
Para impedirle que fuese Y hácia la muerte camino
Verdugo de mi alma noble. Arrastrando una cadena.
ctx. CLXVII.
Negros son tus ojos, niña, No extraño yo que tu madre
Como la noche más negra ; De mí y de todos te esconda;
Cuanto más negra es la noche Las perlas hay que buscarlas
Más relucen las estrellas. Escondidas en su concha.
CLXt.
CLXVI1I.
Pisé un hueso de cereza, Tiene la que yo quiero
Y lo pisé con desprecio; Cara trigueña,
Pero me hizo dar de bruces... Y su alma la blancura
No hay enemigo pequeño. De la azucena.
CLXIl.
CLXIX.
En las tormentas del alma En la posada del mundo,
Rayos los ojos despiden; Tabique por medio, habitan
Las lágrimas son la lluvia, Doña Vida y doña Muerte,
La sonrisa el arco iris. Como dos buenas vecinas.
CLXIII.
CLXX.
Para cantarte mis penas Para el carnaval un dia
20
303 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 307

Necesitando careta, Está seca, seca y sola,


Prestada pidió la suya Sin pájaros que le canten,
El orgullo á la modestia; Sin árbol que le dé sombra.
1864 (1).
Y como no se la ha vuelto,
Andan los dos por el mundo,
El, con la máscara siempre, CLXXVI.
Ella, sin disfraz ninguno. Una estrella, nunca vista,
CLXXI.
Se ve ya todas las noches;
Cuanto más se levanta Como nombre le faltaba,
Una torre del suelo, Le han puesto Iberia por nombre.
Más al viento se expone, clxxvu.
Más al rayo del cielo.
El que muere, con sus ojos
CLXXII.
Parece que está diciendo,
No vayas, paloma mia,
Si es hombre sin fe: — ¡ Hasta nunca !
No vayas, paloma, al bosque ;
Si es hombre de fe:—-¡ Hasta luego\
Mira que andan gavilanes, clxXviii.
Mira que andan cazadores. El dia en que te embarcaste
CLXXIII.
Anunciaron tempestad,
El pintor que te retrate, Y es que, al cogerte en sus brazos,
Si es un pintor de conciencia, Tembló de placer el mar.
Podrá retratar tu cuerpo... CLXXIX.
El alma, cuando la tengas. Viéndote séria conmigo
CLXXlV.
Quise dejar la guitarra;
Es el hombre como el trigo;
Seguí tocando , y las cuerdas
Sale de la tierra, crece, Parecía que lloraban.
Grana, se agosta, y lo siega CLXXX.
Con su guadaña la muerte. i Cómo las chispas alegres
cixxv.
Suben por la chimenea!
En este largo desierto ¡Qué tristes que bajan luego
Muchos se mueren de sed;
Yo voy buscando una fuente... (1) Aquí terminan los cantares contenidos en el volumen titulado Armonías y
No sé si la encontraré : Cantares, y á los cuales se refiere el Prólogo que llevan al frente. Los que siguen
fueron publicados en el Libro de la Patria, de fecha posterior, formando entre
unos y otros, con aumento de algunos, la colección completa de todos los que
La única fuente que he visto , hasta ahora he compuesto.
CANTARES. '309
308 VENTORA R. AGUILERA.
clxxxvii.
Convertidas en pavesas! Eres rica, soy pobre,
CLXXXI.
Para mí has muerto ;
En el corazón un siete De luto ya he vestido
Los ojos de usted me han hecho: Mis pensamientos.
¡ Ay, costurera bonita, CLXXXV ni.
Si quisiera usted coserlo! Si al llanto pides consuelo
CLXXXII.
Y no consigues llorar,
Pasé por su calle, y dije: Anda y sube á la montaña
— ¡ Adiós, puerta, y adiós, casa, Y desde allí mira el mar.
Camposanto donde un dia CLXXXIX.
Enterró mis esperanzas! Á tu boca un candado,
CLXXXIII.
Morena, has puesto ;
Las dichas del hombre duran
Mas los ojos traidores
Lo que las olas del mar; Te están vendiendo.
La que nace, muere al punto, Diles que callen,
Y olas vienen y olas van. Si quieres que no sepa
CLXXXIV.
Nada tu madre.
Mi corazón herido cxc.
Pide una venda; Soñé, y un recien nacido
Échale tu pañuelo, Con grillete pasar vi;
Niña morena. Pregunté, y me dijo un hombre:
CLXXXV.
—Lo han condenado á vivir.
La alborada cantaron cxci.
Las avecillas, Sube á Dios, pensamiento
Creyendo la otra noche Que á Dios te exhalas;
Que el sol salía; Amor te da su aliento,
Y es que de pechos La fe sus alas.
Al balcón te pusiste cxc II.
Por ver el cielo. Cuando á Jesús los sayones
clxxxvi.
Ataban de piés y manos,
Yo soy aquel navegante Se rompieron las cadenas
Que al mundo la vuelta dio Que llevaba el mundo esclavo.
Tras una mujer constante,
cxciii.
Y en el mundo no la halló.
La ley, con túnica blanca,
VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 314

Al patíbulo subió; ¡ Lléveme el diablo!


La sangre del que moría cc.
De rojo se la manchó. — Chico, préstame un duro.
cxciV. —No quiero, chico.
¡ Te quiero tanto, morena! — ¿Por qué?—Por no quedarme
Morena, ¡cuánto te quiero!... Sin un amigo.
Te lo he de decir bajito, • eci.
Que estoy celoso del viento. Las fuentes van á los ríos,
cxcv. Los rios van á la mar;
El amor de algunas damas La vida que va pasando
Nace tan pobre y tan débil, 1 Ay! ¿quién sabe adonde irá?
Que apenas cumple tres dias CCIl.
Ya está de cuerpo presente. Desde el dia en que cortaste
cxcvi. El vuelo á mis esperanzas,
Al nido de tu boca Estoy como el pajarillo
Se asoma un beso; Á quien le cortan las alas.
Mándale que las alas cení.
Tienda á mi huerto. Vecinita, yo quisiera
cxcvn. Hacer un experimento:
Dijo Amor á la Ausencia: Dicen que matan tus ojos...
— Yo seré eterno; — Mírame, á ver si me muero.
Cuando ella la mortaja cciv.
Le iba cosiendo. La conciencia nos da almohada
. CXCVIII. Para el sueño de la vida;
Viendo un grano de arena, La de los buenos, de flores,
La Envidia dijo: La de los malos, de espinas.
— «Siempre encuentro montañas ccy.
En mi camino.» Miré dentro de mí mismo
cxcix. Y vi con espanto un mar,
Dicen, niña, que tienes Y en medio luchando un alma,
Ojos de infierno, Y alredor la soledad.
Porque llamas arrojan ccvi.
Tus ojos negros. ¿Qué importa que á dos amantes
Será pecado, Les pongan la mar en medio ,
Mas si él infierno es ese... Si más pronto que se dice
312 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 313

La atraviesa el pensamiento ? Se le deshoja.


CCVII. ccxiv.
Buscar el honor perdido, Mis suspiros, morena,
Es lo mismo que buscar Cartas parecen;
Una aguja de las Anas Unos, llegan muy tarde,
Que se pierde en un pajar. Otros, se pierden.
CCVIII.
* ccxv.
Tu boca es una granada Andando, mi esperanza
Que brinda con su dulzura; Cayó en un pozo;
La flor la forman los labios, El pozo, según cuentan,
Los granos la dentadura. No tiene fondo.
ccix. ccxvi.
El cantar, para ser bueno, Cárcel oscura es mi pecho,
Ha de ser como la cola; Pero tiene una rendija;
Que se pegue... al que lo escucha, Cuando á ella asomas los ojos,
Cuando salga de una boca. Con tu mirada entra el dia.
ccx. ccx VII.
Yo no sé lo que siento El pensamiento se anida
Viendo á esa moza, En la cabeza del hombre,
Que no es gusto, ni pena, Como el águila soberbia
Y es ambas cosas. En la cima de los montes.
ccxi. ccxvm.
Á la gallina ciega Ya los tejados blanquean
Todos jugamos; Con la nieve que ha caido;
Sin vendarse, los ménos, Corazón, dame posada,
Los más, vendados. Que vengo yerto de frió.
ccxn. ccxix.
Un cantar bajó al pueblo, Con otro te casó el cura,
No era mal mozo; No digas que no te pesa;
Pero el pueblo le dijo: Al verme ayer, te pusiste
—No te conozco. Más pálida que una muerta.
ccxm. ccxx.
Al baile mi vecina Mi vecino es tan modesto
Trajo una rosa; Que nunca bien hizo á nadie,
Conforme va danzando No por no hacerlo, se entiende...
314 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 315

Porque no sepan que lo hace, CCXXVI.


ccxxi. Á la fuente por agua
Al lado izquierdo del pecho Se fué la niña;
El hombre lleva un reloj ; De lágrimas trae llena
Puédela muerte pararlo, La cantarilla.
Hacerlo andar, sólo Dios. ccxxvii.
ccxxu. En la cruz que en el pecho
Porque al fin de cien años Llevas colgando,
Y penas muchas El corazón me tienes
Encuentro un poco de agua, Crucificado.
De mí murmuran. ccxxvm.
Miran que bebo, «Falsa (te dijo el viento)
Pero mirar no quieren »Voy de viaje;
La sed que tengo. »Vengan, pues, las palabras
ccxxm. »Que he de llevarme.»
La nieve en el invierno ccxxix.
Cubre las sierras; Cuando yo entraba en tu calle
El alma tuya, siempre, Se apagó la luz del gas;
Que allí es eterna. Asómate áesa ventana,
ccxxiv. Que no quiero tropezar.
Calle de la esperanza ccxxx.
Viví yo un año; Siempre que cantas, acude
Veinte llevo en la calle Un ruiseñor á tu reja:
Del desengaño. — «¿Adonde vás?» le pregunto;
Mudarme quiero Y me responde: —«Á la escuela.»
Á otra que más me guste, ccxxxi.
Pero no puedo. Dicen que las piedras sienten;
ccxxv. Yo digo que no es verdad,
Cuando al morir el año Pues por tí me estoy muriendo
„ Las hojas caen, Y no te he visto llorar.
Parece que se quejan CCXXXII.
Con tristes ayes. El barquero de la vida
¿Serán los hojas, Tiene un barco que anda mucho;
Ó será el alma mía Por eso dice al que nace:
La que solloza? —De aquí á la muerte, un minuto.
VENTURA R. AGUILERA. CANTARES. 317

CCXXXIII. Si esto no basta,


Te he de escribir con la sangre; Reparte con el pobre
Con la sangre de mis venas; Su misma capa.
Tan quemada me la tienes, CCXL.
Que toda se ha vuelto negra. Un cocinero dijo:
ccxxxiv. — La mejor salsa
Quemé sus cartas, y ardieron Es tener pocas penas
Como nosotros un dia; Y hambre atrasada.
Ya ni pavesas existen CCXLI.
De su pasión y la mia. Contigo sueño dormido,
ccxxxv. Contigo sueño despierto,
Papelito sin mancha, Y contigo he de soñar
¡ Ojalá nunca Mil años después de muerto.
Un borron caiga encima CCXLII.
De tu blancura! Un viejillo gotoso,
ccxxxvi. Que andar no puede,
La envidia, torpe y triste, Unas muletas busca
Sigue á la gloria, Para moverse.
Como al cuerpo le sigue Por ñn, acuerda
Su misma sombra. Cortejar á dos mozas...
ccxxxvn. ¡ Qué dos muletas!
El Amor va de caza, CCXL1II.
Lleva un reclamo; Si no hay justicia en la tierra,
Tu voz dicen que lleva En la balanza de Dios
¿Se la has prestado? El insecto y el gusano
ccxxxvin. Pesan lo mismo que el sol.
Dicen que es tu cabellera CCXLIV.
Como las alas del cuervo; Una andaluza en Francia
Yo la tengo comparada Calzarse quiso,
Con mi dolor, que es más negro. Y compró los zapatos
ccxxxix. Que vió más chicos.
Nace el hombre desnudo, ¿Qué tal serian,
Se acerca el vicio, Que, embarcándose en uno,
Y, como es generoso, Volvió á Sevilla?
Le da un vestido;
318 CANTARES. 319
VENTURA R. AGUILERA.

CCXLV. En el valle del olvido,


Cada vez que meneas Y sólo me respondieron
El abanico Las sombras del bien perdido.
¡ Siento en el alma un aire CCLII.
Tan fresqueeito! No envidies al que á tu lado
CCXLVI. Pase con ojos serenos;
Siembran los labradores, Que uno3 lloran para fuera
Siembran los sabios; Y otros lloran para dentro.
Unos, siembran las almas, CCLIII.
Otros, los campos; Esconderte de mis ojos
Y en ellos echan, Para que te olvide, niña,
Trigo los labradores, Es querer matar el hambre
El sabio, ideas. Escondiendo la comida.
c ex i.vii. CCLIV.
Tu cara es un sol hermoso, Por falta de viento, inmóvil
Tus cabellos son los rayos; Quedó un barco en alta mar;
Que al nacer tú, de los suyos Los suspiros de un amante
Te dió el del cielo un puñado. Le hicieron después volar.
ccxLvni. CCLV.
Un sabio, de los muchos Portera de mi casa
Que yo conozco, Fué la conciencia,
Ha reventado anoche Y no fué en mucho tiempo
Depuro tonto. Mala portera.
CCXLIX. Durmióse un dia,
Antes de verte en el mundo Y los vicios robaron
Ya te conocía yo; La casa mia.
Tú eres aquella que, en sueños, CCLVIi
Buscaba mi corazón. Un mal hombre fué de caza
CCL. Y cazó un pájaro negro,
Al que es bueno le sucede Que siempre le está cantando:
Lo que á la uva en el lagar: — «Yo soy el remordimiento.»
Cuanto más fuerte lo pisan, CCLVII.
Más jugo su virtud da. Entre tu boca y la mia
CCLI. El aire quiso pasar,
Llamé yo á mis alegrías Y era el paso tan estrecho

«í
320 CANTARES. 321
VENTURA R. AGUILERA.

Que el pobre se volvió atrás. Un alma á la eternidad.»


CCLVIH. CCLXV.
En la puerta de este mundo Misioneros son tus ojos
Dice un cartel muy vistoso : Y sus miradas sermones :
Comedia para esta noche: Predícame, por Dios, una,
La vida no es más que un soplo. Si quieres salvar á un hombre.
CCLIX. CCLXVI.
De la miel de tus labios No salgas, niña, á'la reja,
Dame una gota, Que corren muy malos vientos;
Que estoy malo y me amarga Anoche quemó la escarcha
Mucho la boca. Un lirio recien abierto.
CCLX. CCLXV1I.
¡ Amigos!... No hay amigos Á cenar te convido,
Para la envidia; No me desaires;
Delante, los jabona; Pondremos, tú lacena,
Detras, los tizna. Yo, lo restante.
CCLXI. CCLXVIII.
El pobre corazón mió Á cantar en la guitarra
Hecho acerico lo tienes, Iba mi dicha y mi paz;
Donde, sin ver lo que sufro, Entonces saltó una cuerda
Vas clavando tus desdenes. Y ya no pude cantar.
cclxii. CCLXIX.
No da menos limosna Hemos de hacer dos injertos,
Que el rico el pobre, Jardinerita graciosa;
Pues da por un ochavo Dame tu amor, que me falta,
Mil bendiciones. Yo te daré el que mp sobra.
CCLXIII. CCLXX.
Sembré flores, cogí abrojos; El sol se pone tarde,
Como anda al revés el mundo, Yo acá sospecho
El dia en que males siembre Que, encantado de verte,
Cojo bienes, de seguro. Se le va el sueño.
CCLXIV. CCLXXI.
El cañonazo de leva Ayer eché unas palabras
Dice: a Un buque parte al mar:» De tu oido en el buzón;
La campana dice: « Hoy parte Dime, niña, si el correo
21
322 VENTURA R. AGUILERA. CANTARES.

Ha entrado en tu eorazon. Hasta las ligas.


CCLXXIt. CCLXX1X.
En el cantar prometido Yo escribiré cantares
No te quiero retratar, Á tu alma pura,
Pues de tí se enamoraran Si un ángel de sus alas
Al repetir el cantar. Me da una pluma.
cctxxm. CCLXXX.
Al balcón de tus ojos Cuando oigo las campanas
La vi asomada; Doblar á muerto:
Por esto sé que tienes — ¡Feliz (digo) la nave
Hermosa el alma. Que entra en el puerto!
CCLXXIV. cclxxxi.
¡ Qué noche tan horrorosa! Al revolver una esquina,
¡ Qué noche, válgame Dios! Tus ojos dijeron: — «¡ Dáte!»—
Sólo es más negra la noche Y sin piedad me clavaron
Que reina en mi corazón. En el alma sus puñales.
cctxxv. CCLXXXII.
Llenaba con su alegría Besó, al pasar, tus labios
Y con su hermosura el mundo; Un aire fresco;
Hoy, cuatro palmos de tierra Después besó los mios
Guardan su cuerpo difunto. - Y era ya fuego.
cclxxvi. CCLXXXUI.
Al mirar Dios la peste En un calabozo triste
Que las gangrena, Estoy desde que nací;
Declara puertos sucios La soledad me acompaña,
Muchas conciencias. El sol no penetra aquí.
CCLXXVII. CCLXXXIV.
Tras dos cortinas ocultas ¡Has dicho que no lloro
Dos niñas me han vuelto loco: Tu despedida!
Las cortinas, tus pestañas, Es que ya no va el agua
Las niñas, las de tus ojos. Por donde un dia.
CCLXXVUI. Hoy siento el llanto
Por no enlodarse Pepa, Por eljfondo del alma
Como es tan limpia Bajar rodando.
Se recoge las sayas
324 VENTURA R. AGUILERA.—CANTARES.

CCLXXXV.
De soplones y espías
Cuando se mueren,
El diablo en los inflemos
Hace los fuelles.
CCLXXXVI.
Domingo de Ramos era;
Una palma se compró,
Y alegre y feliz la puso
En los'hierros del balcón.

Robáronsela una noche,


Y triste y pálida está;
Si se muere, al camposanto
Sin palma la llevarán.
cclxxxvii.
Ya me canso de pedir,
Y me canso de esperar;
O acábame de matar,
O me acabo de morir.
CCLXXXVIII.
Desde la cuna al sepulcro
Atraviesan los nacidos,
Un puente como un cabello
Colgado sobre un abismo.
1867.

FIN DE LOS CANTARES.


DAS SCHLACHTROSS.

(Traducción alemana.)

Ein Husar lässt zu dem muth gen


Kampfross hellen Zuruf schallen:
—Hei, wie schon die Büchsen knallen,
Schon erdröhnet das Gefild!
Ha, Du zitterst schon vor Freude,
Bist nach Strömen Blutes lüstern,
Und aus Deinen weiten Nüstern
Weisser Schaum wie Feuer quillt!
Fühlst den Sporn Du ? Fliege!...
Ha, wie fliegt’s, wie fliegt es schon!
Drauf und dran zum Siege!
Auf den Feind,! Hoch die Hation!
Dein Geschirr, wie stolz,wie prächtig
Und ich spiegle drin mich helle,
Gleichwie sich in einer Quelle
Schaut ein schönes Mägdelein.
Wie Gefieder glänzt der Vögel,
Wenn sie’s in dem Meere baden,
So ist meines Kameraden,
Deine Mähne zart und rein!
Fühlst den Sporn Du? Fliege!...
Ha, wie fliegt’s, wie fliegt es schon!
Drauf und dran zum Siege! .
Auf den Feind,! Hoch die Nation^
Schnee macht Deine Brust erstarren,
Darum seh’ ich Dich auch sprühen
Pulverdampf und seh’ Dich glühen
328 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 329

In der Gluth des Kampfes schon. Fühlst den Sporn Du? Fliege!...
Denn Musik, die Dich entflammet, Ha, wie fliegt’s, wie fliegt es schon!
Ton, der Dein Herz kann entzünden, Drauf und dran zum Siege!
Kommet nur aus Höllenschlünden, Hurrah, hoch leb'die Nation'.
Ist Kanonendonnerton ’
Fühlst den Sporn Du? Fliege.'... Johann Fastenrath.
Ha, wie fliegt’s, wie fliegt es schon!
Drauf und dran zum Siege!
Auf (Len Feind'. Hoch, die Nation !
Heut’wird sich Dein Kleid beftecken;
Lass es heute sich beschmutzen,
Morgen soll Dich Scharlach putzen,
Ween es in die Festung geht.
Wenn wir ziehn durch ihre Strassen, 0 TRIBUTO DE SANGUE.
Werden still die Leute stehen,
Dich, o edles Ross, zu sehen,
Schreiten voller Majestät!
Fühlst den Sporn Du? Fliege!... (Traducción portuguesa.)
Ha, wie fliegt’s, wie fliegt es schon!
Drauf und dran zum Siege! ¡E’ co’a lei na máo que os impios
Auf den Feind'. Hoch die Nation'. Veem arrancar-te a meus braços!
C’o esta alma feita pedaços
Fittiche trägst Du im Sattel; Partir d’aqui te verei.
Darum ich mit meinem Rosse Anda, calla e soffre aos homens
Sausen wir wie zwei Geschosse, Essa lei por Deus mal quista,
Die ein Jägersmann geschnellt: Que náo quer que á máo llie assista
Ich, indem ich mit der Lanze O amparo da viuvez.
Tödt’in sichern wucht’gen Streichen, Filho meu, ¿tu voltaràs?
Du, indem Du trittst auf Leichen Pois que á terra
In dem grausigblut’gen Feld ! Poucos tornano,
Fühlst den Sporn Du?Fliege!... mas p’ra a guerra
Ha, wie fliegt’s, wie fliegt es schon! muitos vào...
Drauf und dran zum Siege! i Tu vais fra a guerra, Joào'.
Auf den Feind! Hoch die Nation!
Quem lavrarà nosso campo,
Gestern diente nur der freie Grato incanto de meus olhos?
Himmel uns zu einem Dache, Manhà só tristes abrolhos
Heut’ sind wir im Schloss gemache Banharà do sol a luz.
Und ein Bett winkt uns zu ruhn. E tua mài morrendo á mingo a...
Mein Genoss, o flieg’, ofliege! E ao tocar d’Ave-Maria
Siehe, unter Kugelschauern Sem ouvir cantar quem via
Hängen Leiter sie an Mauern, Sempre, sempre ao pé de si !
Auf die Leiter geht es nun! Fillio meu, ¿tu voltaràs? etc.

«
330 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 331

Olha alem, nao ves no valle Fome, fadiga e mizeria


Quem devia ser tua esposa? Esperam-te, pobre soldado,
Ella é mais linda que a rosa, Mas a lei o ha mandado...
Náo mais formoso é o sol. Maldigam-n’a os ceus, «o !
Ao longe os teus companheiros ¡Adeus, tu náo voltarás!
Trabalham com alegria... Pois que á terra
E, tu perdes n’um so dia Poucos tornam,
A amisade, a mài, e o amor! Mas p’ra a guerra
Filho meu, ¿tu voltaràs? etc. Muitosváo...
¡ Tu vais p’ra a guerra, Joáo !
Olha là se rezas sempre
Á Virgem-Mái do Rozario ,J. Marcellino Mattos.
Ao pé deste escapolario, Porto, Julho 17, 1848.
Que Ella me deu para ti.
Tral-o cozido co’o peito
Que ao marchar com firme pianta,
Essa imagem benta e santa
Das balas te livrará.
Filho meu, ¿tu voltaràs? etc.
Meu zagal, ¿tu porque choras? BALADA O POLSCE (1>.
E’ por ver as máos fraternas
Todas erguidas e ternas
Amparo pedindo a Deus?... (Traducción polaca.) •
E’ assim que a róla geme,
Qüando o filho coitadinho Sród swojéj rzalloby nocy
Vai roubar-lhe ao propio ninho Ku ludom wyciónga dllonie,
Audaz milhano traidor. W oczach jéj ogieñ przycmiony
Filho meu, ¿tu voltarás? etc. Zalany ménczeñstwa Uzami.
Ludów wollalla pomoey
Mas quem sabe... ¡oh! Deus o queira Przyjaznych iz ziem dalekich,
Que no azar d’um peleja Brzenkiem swych kajdan odwieeznych,
Co’os meus olhos te náo veja Jénkiem skarg swoich rzallosnych.
Esta choupana queimar. Leez jedni jéj nie slluchali
¡Oh! que á voz de teus tyrannos, Drudzy jéj w dani pllacz niesli
Voz, de terror e damnada, Y wszyscy spóllczucie martwe
Náo poupará tua espada Na mdllón jéj dali pociechén.
Os irmáozinhos tal vez.
Filho meu, ¿tu voltarás? etc. (I) Por falta tle ciertas letras en el alfabeto español, que correspondan á la a
r ilí e del polaco con cedillas, y para indicar su pronunciación nasal, se acen­
túan las vocales de las silabas ón y én. En cuanto A la i polaca crinada, cuya
Adeus, prenda de meus olhos, pronunciación se asemeja 4 la tle la u seguida de cualquier vocal, se ha reempla­
Que te vais na flor da vida zado con la W, de que carece el alfabeto polaco. Por último, se ha procurado,
igualmente, imitar el sonido de la pronunciación de las ¡demás consonantes com­
Para a guerra aborrecida, puestas, separándose á veces tle la ortografía.
Já que assim o quer a lei. N. DEL T.
332 VENTURA R. AGUILERA.
TRADUCCIONES. 333

Schaiibiona i podlla Europo! Na rynkach i na ulicach,


Patrz na ten matken walecznych W twych swiontyniaeh, na twycb polach,
Jak drogon krzyrzowon kroczy, Iioronen wskazujonc z cierni
Krokiem sien wdziera powolnym, By godllo, by twon chorongiew;
By duch, by widmo, jak zdönrza Wrogom twoim odpowiada:
Do Ogr6jca\ Rzewnon modi on, swientym spiewem,
Ksiondz, niewiasta i weteran,
Bialla i sliczna lilijo Dziecko, mllodzian i staruszek.
¿Kisc wöntllön dla czego zginasz? Chrystusie ty wszech-narodow,
¿Cös zawinillä twym wrogom? Menczenniku i obrazo
¿Przecz eien tak sponiewierali? Tego wieku! Na ofiaren
Rozaarli twön biallön szaten, Co idziesz, gdyby baranek, . .
I z barbarzynskim kozakiem, Nie omdlewaj: Bog jest wielki!
Na losy jön rozszarpali Czolla twego lain- nie minie...
Austryak y Teilten prusaeki. Y chociarz do grobu zstonpisz
I spentanön bezlitösnie Pellen chwally zmartwyehwstaniesz...
Nad twem eiallem poranionem Tronem bendzie twej przyszllosci
Krwion przesiönklly knut zawiesill Tmoj ogrojec\
Kat-Car i pluder najezdea...
Nawet imien twe chcön zglladzie, J. Leonard.
Lecz twöj dueh, co oköw nie zna
"W miastach szemrze je do ueha,
W polaeh, lasach je ogllasza
I w swiat rzuca je ze szczytu
Tnych ogröjcow.
¿Cöz nie zrobili oprawee?... Á POLONIA.
Twe oltarze zbezczescili
I niewinnveh dziewie czolla
Brudne ieh'usta splamilly; (Traducción portuguesa.)
Dzikich stepöw przestrzeii pusta,
Wciönrz powtarza echa smutne,
Smutnych westehnien, tchöw ostatnich Na noite de seu martyrio
Twyeh biednyeh synöw wygnanycb, Ergueu para o mundo os bracos,
Co w Syberyi, swiatu zmarli Apagada a luz dos olhos
Pllaczön za niebem ojezystem, De lagrimas arrazados.
Patrzönc na nieba okrutne Implorou povos amigos,
Tych okrutnych stref pöllnoenyeh. Implorou povos estranhos
Tarn, od bolu, matek piersi Co’a voz de suas cadeias
Usychajön nieporzywne, E dos gemidos amargos.
Dzieci z gllodu umierajön, Uns, seu clamor náo ouviram,
A od zimna starce marznön, E outros, ao vel-a, háo chorado,
W snacb swych widzönc eien schodzöncön Mas so poude o dó estéril
Do ogröjca'. Pezames váos ir-lhe dando.

Et t
i

334 VENTORA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 335

¡Mesquinha e cobarde Europa! Pelas pracas, pelas ruas,


Contempla essa máe de .bravos Pelos templos, pelos campos,
Pela rúa da Amargura Urna coróa d’espinhos
Subindo com lento passo, Como bandeira mostrando,
Como um fantasma, caminho A teus verdugos respondem
De sea Calvario. Com ternas salves e canticos,
Sacerdotes e mulheres,
Formoso lyrio d’um dia, A velhice e os poueos annos.
¡ Como pendes para o lado ! ¡Oh Christo das nacóes, pobre
¿ Que flzeste a teus algozes Martyr do seculo, e escandalo,
Para te pòrem a tratos ? Que ao sacrificio sublime
Rasgaram tua alva tunica, Vais corno cordeiro manso!
E, com o feroz cossaco, Coragem ! A Providencia
Deitaram sortes sobre ella Guarda-te de louro um ramo;
O tudesco e o prussiano. E ainda que baisces à cova,
E seni dó maniatada, Gloriosa resuscitando
Sobre teu corpo chagado Ser-te-ha na vida futura
Vibraram do knout as tiras Throno o Calvario !

I
Os carrascos deshumanos'.
Claudio José Nunes.

Riocar pretendem teu nome,. THE


.Mas a tua alma, vagando,
O murmura ñas cidades, BALLAD OF CATALONIA.
B nos bosques, e nos prados,
E nos escalvados cuines
De tea Calvario. Als poetasde Catalunya, dedica aquesta traducció, com penyora de forta,
esperansa y ver afecte,
¿Que pouparam os verdugos? William C. Bojíaparte-wyse.
As aras háo profanado,
E o rosto de tuas virgens (Traduccion inglesa.)
Polluem com torpe labio.
Em mil hogares desertos, Catalonia, stately matron!
Ainda os echos solitarios Hath a son, a working wight,
Repetem suspiros ultimos Who, to see her great and greater,
Dos miseros desterrados, Fain would guard her day and night.
Que na Siberia, seu tumulo, Of the bright machine sonorous,
Dáo choros pelos ceus patrios, Ceaseless sounds the voice of might,
Ao Atar os ceus horriveis Trie, trac.
D’aquelles horriveis páramos. Trie, trac,
Das máes a pungente angustia
Secca alli o peito fraco;
Defome expiram seus fllhos,
Morrem os velhos gelados,
Que, em sonhos, véem-te ir, pallida,
Para) Calvario.
336 VENTURA R, AGUILERA. TRADUCCIONES. 337

He to it which weaveth, printeth, Trie, trac,


Coming, going, answers fair, And by dint of hoe and oar-blades,
Trie, trac, Guide of compass , strength of hand,
Trie, trac, Trie, trac,
With such ditties as assist him, Trie, trac,
Long to labour, bold to bear. From the rock she wrench’d the wheat-sheaf,
From the depths a regal wand.
Catalonia spake serenely,
(This was many years gone by)— Catalonia mark’d the stranger
«Son, thou know’st I am not wealthy, Tramping through her fields from far,
Thou dost see my poverty.» — And the hot blood boil’d within her
«Mother,» (said the son, responsive,) Of the fierce almogavar.
«Lo! to win my bread I fly;» To the workshop haste her children,
Trie, trac, Haste her children to the war,
Trie, trac, Trie, trac,
And his busy loom besprinkling Trie, trac,
With his forehead’s manly dew, And alternately uplifting
Trie, trac, Songs of peace and martial songs,
Trie, trac, Trie, trac,
Won the bread for which his mother Trie, trac,
Ask’d him with affection true. Conquer’d thus her independance,
Tore to shreds her slavish thongs.
— «Catalonia, noble mother!
’T is my duty thee to clothe; Catalonia, so to give thee
Hark! to free thee from the rigour Pageants rich and golden store,
Of the frost I take an oath.» Metal spindles spin profusely,
Thus the Catalonian workman Steam-works palpitate and roar.
Told his mother nothing loath, Much avail these splendid pageants,
Trie, trac, But avail thy virtues more,
Trie, trac, Trie, trac,
And a thousand workshops eeho’d, Trie, trac,
Weaving simultaneously, Do not fling them to oblivion;
Trie, trac, Them should’st thou attempt to leave,
Trie, trac, Trie, trac,
With the robe , the deathless glory, Trie, trac,
Which his mother lifted high. Not the tissue of thy glory,
But thy death-shroud thou would’st weave.
Catalonia, in past ages,
Told the mountain, told the sea:— William C. Bonaparte-wyse.
«With my will I have to tame thee, Woolley Hill House, near Itradford-on-Avon, Wills.—Jnneo, 1808. (1)
With mine iron constancy.»
To the hind the hoe she giveth, (1) «Let us speak of Ruiz Aguilera.
Oar-blades to the sailor free, When he lifted his voice, and in the midst of a religious silence, read nis ca­
pital composition (La Balada de Cataluña) to describe to you the sturm of
Trie, trac,
22
338 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 339

¡ E, de sa susour, pecaire!
La naveto éu arrousant,
LA BALADO DE CATALOUGNO. Trie, trac,
Trie, trac,
Pèr toui dous, bon travaiaire,
Aguè lèu lou pan gagnant.
(Traducción provenzal.)
«Catalougno, maire santo,
A’n enfant la Catalougno, Iéu te vole enmántela,
A’n enfant menesteirau E de la fre que t’aganto
Te veirai plus tremoula...»
Qu’á soun obro jamai fougno A sa maire antau s’esplico
Pér ie véire lou front aut!... Lou teissèire, e de canta:
Dóu mestié la cridadisso Trie, trac,
Niuech e jour de-longo fai : Trie, trac,
Trie, trac, Ressounéron li fabrico;
Trie, trac, E’n teissènt vai i’apresta
A la machino que lisso, Trie, trac,
Téis o helo, vén o vai, Trie, trac,
Trie, trac, Uno manto magnifico
Trie, trac, E soun inmourtalita !...
Bu respond de cantadisso »
Que l’aj udon au travai. Catalougno, un jour, valènto,
Dis au mount, dis à la mar:
Un jour que boufavo l’auro, — «Fau que, fermo emai paciénto,
Catalougno à soun fléu vén: Iéu vous doumte à tèms o tard... »
— «Enfant, veses que siéupauro, Au pagés douno d’eissado,
Que siéu pauro veses bén... » Au marin do uno de rèm,
Lou fléu respoundegué:— «Maire, Trie, trac,
Anarai gagna lou pan...» Trie, trac,
Trie, trac, E, batènt l’oundo salado
Trie, trac, E lou gres bèn à-de-rèng,
Trie, trac,
applause which burst forth at the conclusion of his lecture, would be insufficient Trie, trac,
to judge of its merits. At the entreaties of everyone he repeated it, and if at first Dóu ro tiro l’espigado,
it caused admiration, the second time it produced a sincere enthusiasm.
«Do you know wherefore? Thus 1 explain it to myself. Tiro un scètre de l’aven.
»Not the excellent literary form of a well-conceived and well-written piece, not
the easy versification, not the novelty, not the beautiful thoughts in which the Catalougno sus si térro
entire poem abounds was the primum mobile of the enthusiastic excitement; no,
it was because Ruiz Aguilera, the national poet, sung in his poem noble and Vèi un jour lis estrangié
elevated arguments which the Consistory of the Floral Games had overlooked, it E dins sa peitrino fèro
was because Ruiz Aguilera sung of Work, and singing of Work sung Liberty, Boui lou sang de si guerrié...
and when one sings such sacred subjects all the pulses of the heart will vibrate'»
Pedro Antonio Torres.
Van si fièu à la defènso,
Si fléu tournon travaia..,
«Diario de Tarragona, 50 de Mayo de 1868.» Trie, trac,
340 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 341

Trie, trac, Trich, tracti,


E’nsin, quouro tirant l’énso, Trich, track,
Quouro á 1’obro anant canta, Y respon à la que fila,
Trie, trac, Teixeix ó prempsa, vó ó và,
Trie, trac, Tricli, track,
Counquistè l’independènço Trich, track,
E teissè sa liberta!... Ab cantadas que l’ajudan
À sufrir y à traballar.
Pèr te faire richo e bello
Catalougno, la vapour, Catalunya digué un dia,
La vapour bramo è barbólo, Ja d’assó ne fà mòlts anys:
Viro ti fus niuech e jour. — «Bé véus, fill méu, que só pobre,
Se proun valontí belóri, Ma pobresa estàs mirant.»
Valon mai li vertu qu’as... Lo fill và respóndrer: — «Mare,
Trie, trac, À guanyarme vaig lo pa,
Trie, trac, Trick, track,
Gardo-n’en bén la memóri: Trich, track,
Car, se lis óublides las! Y son teler ab las gotas
Trie, trac, De lo séu front tot regant,
Trie, trac, Trick, track,
Noun la telo de ta glôri: Trick, track,
¡ Toun susári tramaras !... Guanyà ’1 pa que demanava
Lo dóls accent maternal.
L. Roumieux.
— «Catalunya, noble mare,
Béu-caire , 15 de Mat 1868. Un vestit t’he de donar,
Y del fret las greus cruhesas
À sentir no tornaràs.»
Aixís li digué à sa mare
Lo jornaler català;
Trich, tracti,
Trich, tracti,
BALADA DE CATALUNYA. Los tallers ne ressonaren,
Y anà teixint à la par
Trich, tracti,
Trich, tracti,
(Traducción catalana.) Lo vestit y la grandesa
Que à sa mare féu tan gran.
Un fill ne té Catalunya,
Un fill ne té menestral, En altres temps Catalunya
Que per véurerla gran sempre Digué al mont y digué al mar:
Sens descans ne vetllarà. — «Ma constància ha de domarvos
De la màquina sonora Y ma ferma voluntat.»
La veu diu sense parar, Al pagés rústica aixada

<
342 TRADUCCIONES. 343
VENTURA R. AGUILERA.

Y al marino rems donà,


Trich, tro, cli,
Trick, track,
Y dels rems y las aixadas E PUR SI MUOVE.
Als cops seguits y al compàs,
Trich, track,
Trick, track,
À la pedra arrancà espigas, TRADUCÇAO BO RECUERDO DE GALILEO.
Y al abisme un ceptre real.
(Traducción portuguesa).
Vegé en sos camps Catalunya
Extrangera gent audàs,
Y sentí en son pit bullirne Os que amam a virtude e amam a sciencia,
La sanch del almogavar. Aquelles generosos coraçóes
Sos fills ne van à la guerra, Que seu bem sacrificam e existencia
Y al taller sos fills ne van, Pelo bem e existencia das naçóes,
Tnch, track, Oiçam a breve e lastimosa historia
Trich, track, D’èsse martyr da antiga tyrannia,
Y las eansons alternantne Que morreu a dizer, por sua gloria,
De la guerra y de la pau, Qwe em torno ao sol a terra se movia.
Trick, track,
Trich, track, Era anciào jà debil quando ao mundo
Conquistà sa independència Disse a verdade que só elle alcança:
Y teixí sa llibertat. Enche-se Roma de terror profundo
E contra elle seus rancores lança.
Catalunya, per que tingas Discorre que matando Galileu,
Ricas galas que ostentar, Matava a luz que n’elle amanhecia,
Lo vapor palpita y brama, E n’um carcere o encerra, e julgareu,
Fila lo fus de metall. Só por Aizer gw a terra se movia.
Si grans ne són eix as galas,
Tas virtuts ne són més grans, «Confessa!» grita e ruge o Santo Officio:
Trich, track, «Confessa!» o vil algoz que o insultava;
Trick, track, E o martyr sem alentó no supplicio
Ja may al oblit las dones, « A ter...ra... nao... se... mo...ve» balbuciava.
Que si las véns à oblydar, Mas assim que cessava seu tormento,
Trick, track, Ao recobrar esforço, se sorria,
Trick, track, Como jurando ao tribunal sangrento
Nó la tela de ta glòria, Q« em torno ao sol a terra se movia.
Tà mortalla teixiràs.
Dos juizes o aresto rude e falso
Víctor Balaguer A victima condemna veneravel
Á honrosa penitencia ; o pé descalso,
Nu, egualmente, o corpo miseravel.
Cresce o rancor horrivel, mas o sabio

1
344 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 345
Faltar á sua consciencia nao podía, Iberia, ao mundo has de dar
E com os olhos desmentindo o labio Enveja por tal grandeza;
Disse outra vez que a térra se movía. E por virtudes seni par.
Que día bello !
Desfalece ao rigor de amarga sorte, Quando viral
Sua carne é pó na estreita sepultura; Como en o anhello !
Mas do lóbrego carcere da morte Quem o verá ?
Rapida voa ao ceu sua alma pura.
Roma verdugo foi de Galileu, Os dois cruzaram valentes
Arde, porem, a luz que este accendia, As soledades de um mar,
Cuando na vil masmorra, insonte reu, Onde nunca vozes de homen
Annunciou que a térra se movía. Ali poderam soar.
Da expediçào, ouro dizem
J. Simóes Días, Que trouxeram para ca;
Náo conta quem os accusa,
O que deixaram por la.
Sangue, industria, sciencias e artes,
Dos mundos franco o portal,
Deram ás raças dormentes
Em um marasmo fatal.
Logo ali flores, em premio
IBERIA. Desse afan, se veem brilhar,
Cidades, templo, officinas,
Maravilhas de espantar.
(Traducción portuguesa.) Oxalá que ambos os povos,
Fraternos dando-se a máo,
Estivessem num abraço
Dizem que vae a cazar-se Reunidos desde entáo !
Hespanha com Portugal; Que día bello ! etc.
Se a noiva em muito se estima
O noivo náo menos val. Todo o mundo conhecido
Do mesmo sol se alumiam, Affoitos os viu passar
A mesma terra feraz Sobre as raças que os antigos
Aos pes lhes rende thesoiros, Náo julgavam dominar;
De que outra náo é capaz. Com as quinas portuguezas
Dois mares banham suas costas, Vae de Castilla o leáo,
Dei gual nome os mares sao; E o brazáo da Catalunha
E nos proprios claros ríos Com as barras de Aragáo.
Sua face mirando estáo. Valentes pelos seus foros
Urna é sua lingua harmoniosa, E poderes colossaes,
A mesma historia tem ja Aventureiros ehegaram
Immortal; e no futuro Onde ninguem chega mais.
Um seu destino será. Elles derrocam imperios,
Bello fructo destas bodas, Elles os sabem fundar,
346 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 347

E ao seu carro de triumphos Ao futuro que adivinha


Sabem monarchas atar. Da musa de hoje o aspirar.
Hoje receiosos se miram; lberia\ ja te estou vendo...
E só junetos os verá Tu has de ser sem rival;
Quem vir nascer essa aurora Pois háo de fazer-ce as bodas
Que tantos esperam ja. De Hespanha com Portugal.
dia bello ! etc. Que dia bello!
Quando viral
Chegam tempos; um medonho Como eu o anhello
Furacáo faz baquear Quem overol
Um throno que vae levado
Na rastulhada do mar. J. Simó es Días.
Raça de reis estrangeiros
Seus brios calcon ao chao;
Mas, se Hespanha tem memoria,
Nunca mais a oecuparáo.
Rompeu Lasaro sua tumba
Fazem as trevas do mal,
E ao ressuszitar, sauda
Da liberdade o fanal. BALADA DE IBERIA.
Por esta sagrada via
Se a traz um passo náo dá,
Com o povo lusitano
Hespanha se encontrará. (Traducción catalana.)
E esguecendo antigas queixas
Iberia,, aliança farás, Diuhen que ab la bella Espanya
Fiel, sincera, insoluvel, . Và à casarse ’1 Portugal;
Com um osculo de paz. Si mòlt val, per cert, la núvia,
Que dia bello ! etc. Mòlt, també, ’1 gentil galan.
Lo mateix sòl n’il-lumina
Iberia ! Ja te estou vendo La terra dels dos Estats,
Bella, joven, de encantar, Que ’ls hi ofereix, generosa,
Com em seus sonhos dourados Richs tresors, joyells brillants.
Pode um poeta ambicionar. Dos mars las llurs costas banyan,
Iberia ! ja te estou vendo Sòn dos mars d’un nom igual;
Magestosa, sem igual, Y sa fas aquells contemplan
A’frente dos outros povos En llurs rius purs com crestalls.
Com aplauso universal. Una es sa lléngua armoniosa,
Iberia ! ja te estou vendo Una sa historia inmortal;
Brilhar na reuniáo Una sa sort, venturosa
De todos os povos livres, En los segles que vindran.
Táo sublime que mais náo. Bell fruyt d’aqueix nuviatge
Iberia ! ja te estou vendo Iberia, al orbe ha de dar
Serenamente marchar Enveja per sa grandesa,
348 TRADUCCIONES. 349
VENTORA R. AGUILERA.

Per sas virtus, mès encar. Avuy ab recel se miran,


i Quant aqueix dia Y... de cor no s’aymaràn
N’arribarà'.... Fins que brille aquella aurora
I, Qui no Vansia ? Que de grat desitjan tants.
¡Ay! ¡qui l veurà'. i Quant aqueix dia, etc.

Un jorn valerosos erusan Mes, lo temps s’acosta; un trono


Las soletats d’eixa mar N’ha enderrocat l’uracà,
Hont sentit ans no s’havia Rebatent sobre d’ell, feras,
Ni una veu humana, may. Las onas d’un mar irat.
D’eixa expedició portaren, Dinastias extrangeras
Diuhen, tan sols vil metall; Tacaren sa dignitat,
Mes, no conta, qu’ils acusa, Y, si Espanya ’n tè memòria,
Lo qué allí hi varen deixar. May, may, mès l’ocuparan!
Sanch, indústria, y arts y ciéncias, Llàtzer n’ha romput sa tomba;
Y entrada en l’humanitat Las tenebras fugint van,
Daren à rassas dormidas, Y ’1 mort ara ressucita
Ó en ensopiment fatal. Saludant la Llibertat.
Y llavors d’allí brollaren • En esta sagrada via,
(Flors de llur inmens afany) Sens tornar enrera un pàs,
Ciutats, tallers, y grans temples S’ha d’enllasar nostra Espanya
Que als vinents han marvellat. Ab lo Poble Lussità.
¡Valdament que unit S’haguessen Y oblidaran sas querellas,
Per sempre, los dos Estats! Sa aliansa sagellant
i Valdament, per sa ventura, Ben sencera, indisoluble,
Ab un sant llas fraternal! Donantse un óscul de pau.
i Quant aqueix dia, etc. i Quant aqueix dia, etc.

Tot lo mòn enter los veya, i Iberia! jo estich veventte


Resolts, pèl devant passar, Bella y jove, celestial,
À vèncer los que impossibles Com en daurats somnis puga
Jutjava l’antiguitat: Lo poeta ambicionar.
Ab lo Lleó de Castella, i Ibèria! jo estich veventte
Las Quinas de Portugal, Vestida de magestat,
Y d’Aragó y Catalunya À las Nacions presentantte
Las quatre JSarras de sanch. Ab aplauso universal.
Ad sas llibertats se veyan i Ibèria! jo estich veventte
Forts, y ab poder colossal, Brillant en lo grant Senat
Arribant ab sas empresas De tots los Pobles mès lliures,
Hont ningú hi arribà may. Lo tèu front de glòria ornant.
Ells derrocaren imperis, i Ibèria! yo estich veventte
Ells los saberen fundar, Com serena vas marxant
Junyint fins à altius monarcas Al Venider, que endevina
À sa carrossa triunfal. La musa de nostra etat,
350 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 351

\Ibèria\ jo estich veyentte; Vexo contigo estos eéos,


i Ibéria ! j tú naixeràs !... Vexo estas brancas auroras,
Que ’s farà ’1 gloriós nuviatge Vexo estes campos froridos
De la Espanya y Portugal. Donde s’arrullan as pombas,
i Aqueix gran dia Y estas montañas xigantes
Ja arribàràA Qu’aló c’as nubes se tocan
j, Qui no l'ansia^.... Cubertas de verdes pinos
j Ah ! ¡qui '1 veuróA... E de froliñas cheirosas.
Vexo esta térra bendita
J. Sitjar. Dond’ ó ben de Dios rebota
E dond’anxiños hermosos
Tecen brillantes coroas.
Mas ¡ay! como tamen vexo
Pasar macilentas sombras
Cirilos de ferro arrastrando
Antre sorrisas de mofa,
Anque mimosa gaitina
Toqu’ alborada de groria,
A GAITA GALLEGA. Eu podo decirche
Non canta que chora.
Falas, y ó meu pensamento
RESPOSTA A O EMINENTE POETA D. VENTURA RUIZ AGUILERA. Mira pasar temerosas
As sombras d’eses cen portos
(Traducción gallega.) Qu’ ó pé d’as ondiñas moran.
E pouco á pouco marchando
Cand’este cantar, poeta, Fráxiles, tristes e soyas,
Ná lira xemendo entonas, Vagar as naves soberbas
Non sei ó que por min pasa Aló nun-ha mar traidora.
Qu’as lagrimiñas m’afogan; Y ¡ ay! como nélas navegan
Qu’ante de min cruzar vexo Os flllos d’as nosas costas
A virgen-mártir qu’invocas, Con rumbo á América infanda
Cós pes Gravados d’espiñas, Qu’ á morte c’o pan lies dona,
Cás mans eubertas de rosas. Desnudos pedindo en vano
En vano á gaita tocando A patria misericordia,
Un-h’alborada de groria Anque contenta á gaitina
Sons pó-los aires espalla O probe gaiteiro toca,
Que can ñas tembrantes ondas. Eu podo decirche
En vano baila contenta Non canta que chura.
Ñas eiras á turba louca,
Qu’aqueles sons.tal m’afrixen, Probe Galicia, non debes
Cousas tan tristes me contan, Chamarte nunca española,
Qu’eu podo decirche Qu’España de tí s’olvida
Ñon canta que chora. Cando eres ¡ ay! tan hermosa.
352 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 353
Cal si na infamia nacerás Alma pura e xenerosa!
Torpe, de tí s’avergonza, E cando á gaita gallega
Y á nay qu’un filio despreqa Aló ñas Castillas oyas,
Nay sin coraqon se nonta. O teu corazón pergunta,
Naide porque te levantes Verás que che di en resposta
Ch’alarga á man bondadosa; Qu’a gaita gallega
Naide os teus prantos enxuga, Ñon canta que chora.
Y homilde choras e choras,
i Galicia, ti non tés patria, Rosalía Castro de Murguía.
Ti vives no mundo soya,
Y á prole fecunda tua
S’espalla en errantes hordas,
Mentras trist’e solitaria
Tendida na verde alfombra,
O mar esperanza pides,
De Dios á esperanza imploras. LA GAITA GALLEGA.
Por eso anqu’en son de festa
Alegre á gaitiña s’oya,
Eu podo decirche
Non canta que chora. (Traducción catalana.)

« Espera, Galicia, espera;» ¡ Ay! quant la gayta gallega


Canto este grito consola! Lo pobre gayter ne toca,
Páguecho Dios, bon poeta, Jo no sé qué ’m succeheix,
Mais é un-ha esperanza louca. Que Ts plors de mos ulls ne brollan.
Qu’antes de qu’os tempos cheguen Véurer me sembla á Galicia,
De dicha tan venturosa, Pensativa, hermosa y sola,
Antes que Galicia suba Com nina sense aymador,
C’ó á cruz a u’o seu lombo agobia Com reyna sense corona.
Aquel difícil camino Mes que dansa alegre entone
Qu’ó pé d’os abismos toca, Y danse la turba folla,
Quisais cansada e sedenta, La veu del grave instrument
Quisais que d’angustias morra. Me sona tan melancólica,
Págueche Dios, bon poeta, a mon cor revela tantas
Esa esperanza de groria, Desditxas, penas tan fondas,
Que de teu peito surxindo Que jo no sé dinos
A Virgen-mártir coroa, Si canta ó si plora.
Y esta á recompensa sea
D’amargas penas tan fondas. Me recorda aquells cels purs
Paguech’este cantar triste Y aquellas dolsas auroras,
Qu’as nosas tristezas conta, Y aquellas verdas planuras,
Quesoyo tí... ¡tí, entre tantos! Y T gemegar de sas tórtolas,
D’as nosas magoas s’acorda; Y tots aquells llachs, y aquellas
Dina voluntad d’un xenio, Montanyas que al cel ne tocan,
23
354 VENTURA. R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 355

Totas plenas de perfums Espera, Galicia, espera,


Y vestidas de flors, totas, Y ta creu pesada porta,
Hont s’ha obert la má de Déu Ab sancb regantne y ab llàgrimas
Que sos tresors ne degota: La tua via dolorosa.
Mes ¡ ay! Com també ’m recordo ¡Tindràs sét!... Fel y vinagre
Que hi ha alli qui ’s desconorta, Te donarán ab mà pròdiga,
Pus en mitj de la abundància Y ab la corona d’espinas
La fam dibuixa sa sombra, Ceptre de canya per mofa;
Jo no sè pas dirvos Per ja lo temps s’atansà,
Si canta ó si plora. Y quant ne soné ta hora,
Felís y gran pujarás
Sona, y crusan per ma vista, Al cim de tas altas glorias.
Puras, resplandents, hermosas, Si avuy la gaita gallega
Las sombras de aquells cents ports Lo pobre gayter ne toca,
Dels que Galicia es senyora. Jo no sé pas dirvos
Y van passant lentament, Si canta ó si plora.
Com ricas ciutats que flotan,
Sas móltas superbas naus Víctor Balaguer.
Al dóls brugit de las onas:
Mes ¡ay! com en ellas veig,
Ab tot y l’or de sas costas,
Sos tendres fills despullats
Que miran tristos à Europa
Demanantne son pa amarcb
A la América remota, DIE GALICISHE GAITA.
Jo no se pas dirvos
Si canta ó si plora.
¡Pobre Galicia!... Tos fills
(Traducción alemana.)
Ne fugen de tu, ó te ’Is roban,
Umplintne d’intima pena
Tas entranyas amorosas. Wenn der Spielmann, der Gallego,
Y com si ne fossen parias Spielt die Gaita von Galizien,
Ó tribus tan sols de il-lotas Weiss ich nicht, was in mir vorgeht,
Que en sa cara ne portassen Thränen aus dem Aug’mir fliessen.
Sagell de infàmia ó deshonra, Mich bedünkt, Galizien säh’ich,
¡Ay! la pàtria los olvida, Ach so schön, so einsam sinnend,
La pàtria, los abandona, Eine Kön’gin ohne Krone
Y la mort y la misèria Und Geliebte ohn’ Geliebten!
En sa llar deserta moran. Und ob lust’gen Tanz es anstimmt,
Per só, si bé per la festa Ob das Volk tanzt wie von Sinnen,
La gayta gallega toca, Mir will gar so melancholisch
Jo no sé pas dirvos Dieses Instrument erklingen.
Si canta ó si plora. Meiner Seele offenbart es
« »

356 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 357

Leid so schweres, Weh so tiefes; Die das Siegel ihrer Schandg


Dass ich nicht kann sagen, Tragen in dem Angesichte,
Singt es oder wimmert’s! So vergisst sie ach Hispanien,
Lässt Hispanien sie im Stiche,
Mir ruft es in die Erinn’rung Und an ihrem öden Heerde
Jene Morgenröthen wieder, Lassen Noth und Tod sich nieder.
Blauen Himmel, grüne Fluren, Darum, mag Galizien’s Gaita
Seiner Turteltauben Girren, Auch im Festesschall erklingen,
Jene See'n und jene Berge, Nicht weiss ich >zu sagen
Welche reichen an den Himmel, Ist es Sang, ist’s Wimmern1!
Alle voller Wohlgerüche
Und bekleidet all’mit lieben Hoffe, o Galizien, hoffe!
Blüm’lein: hier erschöpfe alle Trag’ das Kreuz , das Dir beschieden,
Schätze Gottes Hand, die milde. Lass Dein Blut und Deine Thränen
Aber ach, wie’s in’s Gedächtniss Auf den Weg der Schmerzen fliessen.
• Auch mir rufet, dass die Stirne Du hast Durst: mit vollen Händen
Hier in all dem Ueberflusse Werden sie Dir Galle bieten
Mancher vor dem Hunger bieget, Und zum Hohn die Dornenkrone,
Weiss ich nicht zu sagen, Statt des Seepters Rohr des Hirten!
Singt es oder wimmert’'s! Doch es nahen sich die Zeiten:
Wenn erfüllet die Geschicke,
Es erklingt: den Geist durchkreuzen. Wirst Du gross und hehr und glücklich
Mir in ihres Lächelns Schimmer Steigen zu de? Ruhmes Gipfel!
Schatten von den hundert Häfen, Aber wenn Galizien’s Gaita
Die Galizien besitzet. Heute spielt der arme Spielmann,
Und vorüber ziehen langsam, Weiss ich nicht zu sagen,
Gleichwie Städte, welche schwimmen, Ist es Sang, ist’s Wimmern!
Bei der Wellen heisern Tönen
Seine hundert stolzen Schiffe. Johann Fastenrath.
Aber wie ich von der Küste
Sehe ferne ziehn auf ihnen
Seine Söhne, ach entblösset,
Traurig nach Europa blickend,
Von Amerika, dem fernen,
Jetzt ihr bittres Brod erbittend,
Weiss ich nicht zu sagen DIE ROMANZE VON FRAY LUIS DE LEON.
Singt es oder wimmert’s!
Ach Galizien, Deine Söhne (Traduccion alemana.)
FliehnDich, oder nein: man stiehlt sie,
Stiehlt sie Dir, mit Leid erfüllend Sitzend auf dem schmucken Maulthier,
Deine Seele, die voll Liebe! Einer kleinen Venta nahe,
Und gleichwie verfluchte Parias Die gelegen zwischen Felsen
Und wie der Heloten Tribus, Des wildrauhen Guadarrama,
r
»
TRADUCCIONES. 359
358 VENTURA R. AGUILERA.

Kamen Abends, als die Sonne «Weil ich fort bin, weint die Arme.»—
Ihre Stirn, die voller Strahlen, «Bleibt Ihr denn so lang aus?»—
Schon verborgen hinter ’n Höhen, «Nicht doch;
Zwei Hidalgos ohne Tadel; Ich hin nicht mehr bei ihr, das macht,
Die , sich immer näher rückend, Das allein, schon eine Mutter,
Kommend auf verschied ’nem Pfade, Wenn sie ist wie meine, jammern.»—
Bald nachdem sie abgestiegen «Geht Ihr weit?» —«Nach Salamanca»—
Und gegeben ihren Knappen «Dann errath’ich schon das And’re.
Ihrer Thiere Halster, höflich Euch gefällt, bei meiner Ehre,
Vor der Venta Thür sich sprachen: Dort die Schule und die Landschaft
«Gott erhalt’ Euch»—sprach der Jüng’re— Des Zurguen, die frisch und blühend;
« Señor Capitán Bernaldez.» — Der Otea, der gelagert
«Und auch Euch» «versetzt der Aelt’re An dem Rand des klaren Törmes,
Drauf, der Capitan,—«doch halt’ mal!... Dass er seine Pappeln bade;
Seh’ ich nicht Don Luis Ponce Und der Dom, dess hehre Thürme
De Leon?... Lasst Euch umarmen? Hoch bis in die Wolken ragen,
Ei, was seid Ihr schön und herrlich! Und der Platz, der als ein Wunder
Vei den Heil’gen, ganz ein Mann schon!» Dasteht, und die Tempel alle,
«Kaum, Herr Capitan, ich zähle Die der Kunst sind eine Ehre
Knapp erst meine vierzehn Jahre.»— Und der Stadt ein Ruhmes Wappen.
«Kommt Ihr von Madrid?»— Auch ich war in Salamanca
«Jawohl, und Flotter Studio vor Jahren;
Ihr geht?»—«So Gott will, zur Hauptstadt. Gab viel aus, studirte wenig,
Ein Verwandter macht mir einen Promenirte, war beim Tanze.
Weinberg und Olivengarten Aber dann kam mir die Reue,
Dort in Eurem Städtchen streitig.» — Und Minerva für den Marte
«In Belmonte?—«Ja, benachbart Liess ich, und so habt Ihr frohen
Der Hacienda, die gehöret Muthes mich und guter Laune.» —
Dem Licenciado Fernandez.» «Mir, Herr Capitan, ich bitt’ Euch
«In der ganzen Mancha gibt es Um Verzeihung, mir behaget
Nicht ein Gut kostbar wie das da. Stille, die nicht unterbrochen,
Euer Garten und der Weinberg Mehr noch als der Ruf der Schlachten,
Sind ein Schatz.» — «Wenn Euer Vater Mehr die Feder als der Degen,
Mir, der Advokat Don Lope, Studiumsruh’ mehr als der rauhe,
Helfen will in meiner Sache, Fürchterliche Ton der Trommel,
Zweifl’ich nicht: ich werd’ gewinnen Die zum Kampf befeuernd schallet,
In der schnellsten Frist die Klage. » Und zu hiren, wie Gott segnen
«Wie mein Vater Euch verehret, Vögelein mit ihrem Sange
Braueh’ich Euch wohl nicht zu sagen. Und die Wälder durch ihr Murmeln
Geht nur zu ihm: unser’m Haus ist’s In den Zweigen, den belaubten,
Ehre, wenn in ihm zu Gaste Blümelein durch ihre Düfte,
Ist ein Mann von Eurem Werthe. » — Und die Quellen durch Krysta.lle,
«Mich zu ehren, werd’ich Gast sein. Und viel mehr schätz ich der Weiden
Und Doña Inés de Valera?» — Und der Linden grünen Schatten,
380 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 361
Eine Hütte stillverborgen, Nächtlich schleichender Rivalen
Ferne von der Stadt Gebrause, Der Inquisition dahingab,
Wo ich lebe , nicht beneidend, Hinter ihm des Kerkers Gatter
Nicht beneidet, als von Jaspis Schliessend, da Gefahr der Gläub’gen
Und von Gold der Kön’ge Schlösser, Der Gantar de los Cantares'.
Doch im Herzen Unruh’ tragend.»—
Unterdess war’s Nacht geworden; Hurtig, hurtig nur, Ihil Henker,
Als die Lüfte wehten rauher, Du Gesindel, das gebrandmarkt;
Trat der Jüngling in die Venta Hurtig nur, Ihr blinden Diener
Hinter’m Gapitan Bernäldez. Dieses grausen Tribunales,
Das, sich Gottes Namen gebend,
Für die Zelle lässt Luis Ponce Baut dem Fanatismus Altar,
Diese Welt: des Studio Mantel Gräuel ist der goldnen Zeiten,
Gibt er hin für die Kapuze, Schande meines Vaterlandes!
Für die Kutte eines Fraile. Macht bereit für Eure Opfer
Das Konvent der Agustinos Strick und Folterbank und Haken.
Schliesst sein Thor ihm auf, das knarret Kerker tief unter der Erde,
Wie der Geizige begierig Quemaderos auf den Gassen.
Tliut dem Gold auf seine Kasten. Keine Stirn gibt’s ohn’ coroza,
Dort die Stirn über des Wissens Scapulier, das da nicht passe
Unergründlichtiefen Abgrund Für die zarte, Keusche Jungfrau,
Neigend, flehet er den Himmel Für den Greis, der wankt am Stabe,
An in»seinem zähen Wachen, Für die Jünglinge, die Kinder,
Auf das.er’s, vom Geist erfüllet, Für den Bettler, den Magnaten.
Dem Jahrhundert offenbare. Und der Dampf, so roth, so grässlich,
Seine Stirn entflammt der Himmel, Von den Bündeln, den entflammten,
Und in der berühmten Aula Er beleuchte dieser blut’gen
Quillt ein Strom von seinen Lippen Feste Bild, das voller Grauen.
Von Beredsamkeit gewaltig, Schreien wird nur die Materie,
Wenn den Adler von Aquino Seufzen wird das Fleisch, das schwache,
Er erläutert leicht und fasslich Wie ein Schleier, der zerreisset,
Oder wenn der Bibel Seiten, Und wie die zerbroch’ne Vase.
Die unsterblichen, er auslegt. Doch die Flamme, die da göttlich.
Und auch damals hat, auch damals, Und den Geist, der unantastbar,
Er erbeten süsse Laute Frei und hehr und voller Denkkraft,
Von der süssesten, der holden Nicht erstickt Ihr den, Ihr Armen!
Sprache seines Vaterlandes, Darum indess Ihr den Weisen
Vom Idylle das Naive Wohl mit Henkern und mit Mauern
Und die Reinheit vom. «Romance,» Und mit Schlüsseln und mit Riegeln
Bringt in Kastellan’sche Verse Einschliesst und mit Schmach beladet,
Den «Cantar de los Ganlares^ Steigt in Einsamkeit der Lüfte
Damals war es, als der feige Seine Seele, die erhab’ne,
Neid, und da war’s, als der Hass ihn, Badet sich in Lichteswellen
Als Verleumdung ihn, die schwarze, Sieht gekrönt von Engelschaaren
362 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 363

Die Virgen im Sonnenkleide Mit zerriss’nem schwarzen Anzug—


Ueber’m Meer, in dem die tausend Schaut das Aug’, wohin’s nur schweifet,
Lichter, diese ew’gen, brennen, Dort Studenten allenthalben
Diese Welten, diese tausend, Von dem altersgrausten Adel
Welche Lieb’und Leben träufeln Und vom allerärmsten Stamme,
In dem Thau, dess Maass nicht ausgeht. Schaut vermischt dort und verbunden
Und die goldnen Saiten rührend. Die aus Spanien zu Hause
Eingewiegt süss von Ekstasen, Mit flamencos, irlandeses,
Singet er des Himmels Leben; Italianos, alemanes.
Singt des Menschen bitt’re Klage, Denn es messen dort, die Willen
Wenn der Hirt verlässt, der keil’ge, Einend, Mantel und Sotane
Dieses dunklen Thaies Schatten; Als gerechte Waag’mit gleichem
Singt die heit’re Nacht, des Feldes Maasse Völker so wie Klassen.
Frieden, ohn’ dass auf der sanften « Hurrah, hurrah!» schreiet plösslich
Strenge seines Angesichtes Mit der Stimme, der gewalt’gen,
Jemals sich ein Wölkchen lag’re, Ein Student, an Wuchs ein Riese;
Ohn dass seines Kelches Wermuth «Hurrah!» ruft der ganze Haufen.
Ihm entpresse eine Klage! Alles regt sich: die Doktoren
Kommen schon mit Paukenschalle,
Fray Luis, er athmet wieder Fray Luis in ihrer Mitte,
Frei, er darf den Kenker lassen; Ihre Huldigung empfahend.
Er bricht auf von Valladolid, jetzt, Auf die Fussspitzen stellt Dieser
Er bricht auf nach Salamanca; Sich, und Jener, wie ein Lastthier,
Denn das spanische Athen streckt Duldet es in seiner Sanftmütig
Ihm entgegen seine Arme, Dass ein guter Freund sich auf ihn
Und er weiss, dass es ihn liebend Setze, welcher—ohn’ die-Freundschaft—
Eine Mutter wird empfangen. Wiegt schier zweier Centner Lasten.
In den Thürmen alle Glocken And’re suchen an die Säulen
Klingen und wie närrisch schallen, Sich zu hänge in dem patio,
Und es steigen auf Raketen Hängen da gleichwie lebend’ge
Wenn sie sich entzünden, Schlangen. Trauben an den grauen Quadern.
Rosmarin, Salbei und Thymian Und auch wer springt auf des Brunnens
Streu’n zum Fest sie in der Aula Breit Geländer, und ein And’rer
Und behängen dort die Bogen, Sitzet auf des Brunnens Bogen
Die Katheder dort die alten, Lustig wie zu Ross; es mangeln
Reich mit Teppichen. drauf herrlich Nicht Dueñas, welche Keifen,
Bilder der Historie prangen. Mürr’sche Alte, welche zanken,
In die Universität stürzt Frohgemuthe, welche scherzen,
Sich das Volk, dem Strom gleich wallt es; Und Pedelle, welche schnauben.
Seh’n will Alles den Berühmten, Und eh’ Fray Luis de Leon noch
Seh’n und seiner Rede lauschen. Seine Rede angefangen,
Und die Damen prangen festlich, Streiten so sich mit Geberden,
Festlich prangen die Galane; Gesten und mit Worten: was er
Und gleich Rabenschwärmen—Viele Für ein int’ressantes Thema
364 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 365

Werd’am heut’gen Tag behandeln, «Ihr sollt seh’n, wie er sie klein macht.» —
Ein Grammatiker, ein altes «Treffen wird er sie mit Lanzen.»—
Weib wie eine Karte hager, «Was wird’s sein, wenn die Geschichte
Ein Doktor juris civilis Seiner Marter er erst darstellt!»
Und eind Kirchenrechtsgelahrter. «Selbst die Steine werden weinen,
«Leugnen Euer Gnaden, dass sie Wenn er all den Jammer ausspricht.» —
Ihn gefoltert?»— « Sprechet leiser, schöne, Duena.»—
« Vorsicht, mater!» «Wer doch Könnte gleich dem glatten
«Schaut, dort horchen zwei Spione, Aal dort in die Aula schlüpfen!»
Des oficio familiäres!»— «Werdort eintritt, ist beatus\»
«Ich weiss ganz genau den Hergang.»— Auf der Catedra indessen
«Sag’ihn der Doktor Ugarte.»— Harrt, vor sich ein aufgeschlag’nes
«Schier fünf Jahr’ hat im Gefängniss Buch, Fray Luis, bis dass gekommen
Er geschmachtet. » — Ist die Stunde, dass er anfang’.
«0, die Kaffern!»— Als die Hörer nun vermuthen,
«Und ob sie für Folter stimmten Dass er jetzt zu donnern anheb’,
Und dass Worte, die nicht passend Dass er gegen seine Feinde
Er einst schrieb, er widerrufe, Unversöhnlich sende Strahlen,
Thaten sie zuletzt den Ausspruch: Da, bei dem bedeutungsvollen
Gänzlich soll’er unterdrücken Ton des ersten Glockenschlages,
Den Cantardelos Cantares.»— So beginnet er den Vortrag,
«Die Dominikaner sind ihm Und so ruft’s die Fama jauchzend;
Gram.»— • «Wie ich gestern Euch gesagt hab’...»
«Sie Können ihn nicht ausstehn.» — Und nach dieser Kurzen Phrase,
«Die Hieronymisten idem, Deren Schlichtheit doch enthüllet
Denn sie fürchten den Rivalen.»— Seine Qualen all’, die langen,
«Es ist wahr.»— Strömt sein Wort, Echo des Himmles,
« Concedo.»— Voller Harmonie, voll Zauber,
« Veritas Leicht dahin gleich sanftem Strome,
Est, nemine discrepante.»— Ohne dass sich seine Klarheit
«Sie verschrieen ihn als Ketzer, Jemals trüb’ durch das unlaut’re
Lutheraner und als...» — Bild der Menschenleidenschaften
«Satish— Als den Vortrag’ er beendigt,
«Ketzer Fray Luis!... Der Erde Da hat Glückwunsch und Umarmung
Grund verschling’ die Denuncianten! Der empfangen, der an Weisheit,
Möchten Schlangen sie doch stechen, Tugend, Genius, ein Gigant ist.
Möchten Räder sie zermalmen! »— In den Thürmen alle Glocken
«Ihr riecht mir vom Weine trunken.»— Wiederum wie närrisch schallen,
«Ha, bei Gott, es sprech’ gewaltig Und es steigen auf Raketen,
Fray Luis und donn’re nieder Wenn sie sich entzünden, Schlangen;
Die ihm all das Unglück brachten!»— Während wieder die Doktoren
«Er wird’s sicher thun.»— Jetzt sich wenden unter Pauken,
«Gott helf’ihm!»— Fray Luis in ihrer Mitte,
In te, Domine, speravi-»— Ihre Huldigung empfahend.
366 VENTURA R. AGUILERA.—TRADUCCIONES.

Heut’ des Fray Luis Gebeine


Ruh’n in der berühmten Aula
Als geliebteste Reliquien;
Als geheiligte Penaten
Dieser Stadt, die, mag sie weinen
Um die Grösse, die verfallen,
Weinen zu des Törmes Seufzern, CANTARES.
Weinen zu den Trauerklagen
Hoher Schatten, die da schweifen
Durh die Still’ beim Mondenstrahle
Doch in ihren Wäldern Lorbeer’n (Traducción gallega.)
In den Brüchen doch hat Marmor,
Ihre Glorie zu verew’gen,
Und Poeten, die ihr Sang weih’n! PRELUDIO.

Johann Fastenrath. _ O meu corazón soíño


É morada de cantares;
Nel agarimados viven
Coma no seu niño as aves;
E cando a dôr os desperte,
Ou cando pracer os chame,
Encherán de sons alegres
Ou de tristesas os aires.
i.
A guitarriña qu’eu toco
Sente como unha persona;
Unhas veces canta e ri'e,
Outras veces xime e chora.
n.
A cor d’o teu rostro, nena,
É coma noite de lúa,
Y a mata d’os teus cábelos
O mesmo que noite escura.
ni.
Cando ná veira d’o rio
Lavas os teus pes de rosa,
Tembran d’amor as auguiflas,
Sospira o vento antr’as pomlas.
iv.
Os cravos qu’en pes e mans
Lie puxeron al Señor,
Afrixid’a nay os leva
Cravados no corason.
368 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 369

XIII. Na falsedá de vosté.


O mundo doum’un libro; LUI.
Y eu son tan lerdo, Despois de feita, Dios quixo
Que canto mái-lo estudio Poñerch’ un lunar por firma;
Méno-lo entendo. C’o sello d’as gracias suas
xv. Siñaloute esa cariña.
O santurrón d’abaixo LXXVIII.
Xa está morrendo: O rumbo d’esa probe
¡ Qué feixiño de leña Xa non me extraña;
Vay par’ ó inferno ! Para vestir o corpo
XVII. Desnud’ a yalma.
Vay logo, y a tua nay dille LXXXVI.
Si me despresa por probe, Don Xosé ó famento
Qu’o mundo da moitas voltas, Vendo que chovia,
Que tamen se can as torres. Prestoum’un parauguas...
XXXIII. Que xa non servia.
Quítate d’esa ventana xc.
Y oye un consello, menina: O dia en que tí naceches
Rosa que está ben gardada Cayeu do ceo un anaco;
Os paxáros non-o pican. Cando morras y aló subas,
XL. Taparáse aquel burato.
Medin c’os olios o ceo, cxvm.
Sondey o fondo d’o mar; Un home cantaba un dia,
Mais no corason d’os bornes Dicind’o seu triste mal,
Fondo non puden topar. Qu’auga no mar non topara
XLIV. Si por auga fose ó mar.
A Dios un abogado CXXVIII.
Lie imita n’esto; O verde d’os teus olliños
Dios fay todo de nada... Record an o verde mar:
Y el fay un preito. ¡Coitado d’aquel qu’os mire
xlviii. Si non axeit’a á nadar!
Chistosa, churrusqueirina, LXXIX.
Que sal espallando vas; Cando d’auguiña saes,
¿Di, cómo espallando tanta Cara de estrela,
Non che s’aeabou o sal? O teu cábelo escuro
XLIX. Longo te vela;
Queixéchesme cando tiben, Tal coma un manto,
Xa non teño e das a volta; Qu’ó teu seyo de rosas
A campana t’asomellas Da dobre encanto.
Que, si non lie dan, non toca. cxxiv.
ii. As lombiñas do corpo
Ñas ventanas d’esta casa Todos s’astreven;
Un faro deben poner, ¿Quén habrá que na alma
Para que naide s’estrelle Lomba non leve?
24
370 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 371

eix. XL.
Neste ramo de froles Ho collo sguardo misurato il cielo
Que che presento, Ed esplorato ho col scandaglio il mar;
Verás, lus dos meus olios, Tentai del cuore uman spezzar il velo
Un pensamento. Ma fondo invano ne cercai trovar.
Y é, ¡ mina xoya ! cxxvm
Qu’an que tí olvidar sabes, I tuoi begli occhi, infida,
De ti s’acordan. Son del color del mar;
CXLVII. Stolto è chi vi si affida,
No rosal da miña vida E che non sa nuotar.
Loucas ilusiós cantaron; cix.
0 dòr tiroulle unha pedra... Da questo vago mazzolin di fiori
¡ Ay de min ! todas voaron. Che ti presento, o luce de miei rai,
CLXXV. Un mio pensier ascoso apprenderai;
En este longo deserto Ti dirà che se me danni all’obblio
Moitiños de sede morren; Di te, crudel, scordarmi non poss’io.
Eu triste unha fonte busco... LXXIX.
¡Quén sabe donde s’esconde! Allor ch’esci dalle acque,
Angiol del cielo,
No-mais qu’unha fonte vin, L’oscuro crine tuo
Y está sequiña, está soya ; Rassembra un velo,
Nin paxariños lie cantan, E pare un manto
Nin arbores lie dan sombra. Che del vago tuo sen
Doppia l’incanto.
CXLVII.
Cantaro le illusioni j ahimè lasso!
(Traducción italiana.) Sopra l’albero della vita mia;
Passò il dolor, vi lancio contro un sasso,
PRELUDIO.
E volar via.
CLXXV.
_ Il cor mio solitario In quest’ampio deserto
É di canzoni un nido; Arsi di sete molti si morir;
Dormono in esso, e vivono Cerco una fonte io pure e non son certo
Come gli augei nel nido: Se dato mi sarà la rinvenir:
Quando il dolor le sveg-li L’unica fonte che finor trovai
0 desterà el gioir, Arida, sola, desolata stà;
Suonerà l’eco un cantico Gli augei col canto non l’allegran mai,
Di gioja, o di martir. Ne un’albero fedel ombra le fa.
in.
Quando che bagni o margine del rio
Di bianco giglio i piedi, dolcemente,
Trema d’amore tutta la corrente,
L’aura sospira in lieto mormorio.
372 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 373

LXII1.
(Traducción portuguesa.) Entristece o pardo outòno
Prados virentes,
Bosques frondentes;
II. Vem porem, maio vestir-lh.es
No pallido rosto és bella, Folhas vicosas,
Tens da lúa a fermosura; Flores mimosas.
E as trancas dos teus cabellos Ai, venturapassageiral
Sao de c&r da noite escura. Da minh’alma primavera,
VII. Lampejo fogaz...
Qual o dia sáo teus olhos: Nào mais volveràs !
Mal despertos... amanhece; LXXVIII.
Se os abres... o sol deslumbra; 0 luxo d’essa pobre
Quando os fechas... anoitece. Nào me dà que pensar;
xv. Vae p’ra vestir ó corpo
O beato, ali vizinho, A alma desnudar.
Morrendo está; CXLVII.
E que bom feixe de lenha Na minh’ arvore da vida
Do inferno é já! .As illusóes jà cantaram;
XXIV. Vein a dòr apedrejal-as,
No altar de meu peito existem Ai demim! todas voaram!
Urna imagem e urna luz;
É a luz o meu amor,
Tú-a imagem que seduz.
xxxvhi. i
Na tua escada amanhá (Traducción alemana.)
Verás un lettreiro meu,
Com seis palavras que digam:
«Por o.qiíl se vae a o céu.n VORSPIEL.
xi.
Os céus medí com a vista, Mein Herz ist einsam und sorgenschwer,
Explorei co’a sonda o mar; Doch ein Nest voll Lieder ist’ s;
E no coraijáo do homem Sie schlafen in ihm und erwachen,
O fundo náo pude achar! Wie die Voeglein im Blaettermeer:
XLII.
Deus ao mar tracou limites, Wenn der Schmerz sie weckt
E á fermosura tambem: Und die Freude sie regt,
Contam que cuando násceste Wiederhallen die Lüfte
Disséra: «¡ Náo mais alem!» Von Lust un von Schmerz.
LXII. l.
Os que de promesas flam Die Guitarre, die ich spiele,
Gallos parecem; Hat ein menschlich fühlend Herz;
A manhá inda vem longe, Bald sie scherzt und singet heiter
Cantos já técem. Und bald sie seufzt und weint vor Schmerz.
TRADUCCIONES. 375
374 VENTURA R. AGUILERA.

II.
Und drückt’ sie deinen Wangen auf.
LXXVIII.
Dein bleiches Antlitz, holdes Maedchen,
Ist wie heller Mondesschein, Der Aufwand dieser Armen
Und die Flechten deines Haares Erstaunt mich eben nicht;
Sin dunkel, wie die finstre Nacht. Den Leib prachtvoll zu schmücken,
in. Laesst darben sie die Seele.
LXXXVI. *
Badest du am Stromes Ufer Joseph, der Geitzhals, lieh jüngst,
Dein lilienweisses Füsschen,
Zittert liebevoll die Welle, Als es wie mit Eimern herabgoss,
Seufzet Zephir in den Zweigen. Seinen Regenschirm mir,
VII.
Doch das Wasser floss durch.
Deine Augen spielen wie Tageslicht; xc.
Hebst sie auf, ist’s Tagesanbruch; An dem Tage, als du wurdest geboren,
Oeffnest sie, ist’s Sonnenstrahl: Fiel ein Stück vom Himmel nieder;
Und senkst du sie, so kommt die Nacht. Kehrst nach dem Tode du dorthin wieder,
XIII.
Wird ergaenzen sich, was ging verloren.
CXXVI1I.
Die Welt mir gab ein Büchlein,
Doch thoericht, wie ich bin, Blau sind deine Augen
Mag noch so viel ich lesen, Wie des Meeres Grund;
Ich finde nicht den Sinn. Wehe dem, der sie will schauen
xv. Und nicht zu schwimmen weiss in Sund!
CXLV1I.
Der Heuchler dort unten Auf dem Baume meines Lebens
Liegt Sterbenskrank; Sang Phantasie ihre Lieder;
Welch herrlich Gehoelze Doch Schmerz warf Stein’ihr nach,
Für der Hoelle Gischt! Und’ ach! sie flog davon.
XVII.
CLXXV.
Geh hind und sage deiner Mutter, In dieser weiten Wüste vergeht
Wenn sie mich, weil ich arm bin, verlacht, So manches Herz vor Durst;
Dass die Welt sich dreht in ew’gem Kreis Auch ich, ich suche eine Quelle,
Und ein Thurm stürzt’ ein in jüngster Nacht. Doch weiss nicht, ob ich sie finde:
XL.
Zum Himmel erhob ich den Blick Eine Quelle nur hab’ ich gesehen;
In’s Meer warf ich das Blei; Trocken ist sie, oede und verlassen,
Hinab in’s Menschenberz ich stieg Kein Voeglein singt in ihrer Naeh’,
Und fand dass bodenlos es sei. Kein Baum leiht seinen Schatten ihr.
XI VIII.
Anmuthstrahlendes Maedel, Franz Heinrich Steinlem.
Alles füllest du mit Anmuth,
Doch nimmer mindert sich die Fülle,
Wie der Sonne ewige Gluth.
LIII.
Als der Herr dich erschaffen,
Wollt’kroenen er sein Prachtgebilde;
Nahm all der Anmuth Reiz und Milde
376 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 377

CXXVIII.
(Traducción alemana.)
Es erinnern Deine blauen
Augen an dieblaue See:
Wer es wagt hineinzuschauen
XXXVI. Und nicht schwimmen kann, o weh!
Spruch, der aus der Seele kommet, cxxxi.
Ist ein Vogel, der nicht stirbt; Es ist ein Wassereimer
Gott will, dass er ewig lebe, Mein Glück, nichts mehr,
Dass von Mund zu Mund er flieg’. Der voll heraufgestiegen,
xc. Hinabsteigt leer.
Andern Tag, da Du geboren, cxxxv.
Fiel ein Stück herab vom Himmel; Einkehr’ich in mich selber
Wenn Du stirbst und fliegst in’s Jenseits, Und Furcht ich hab’,
Dann wird sich die Lucke schliessen. Denn meine Seele ist nur
XXXVIII. Lichteines Grab’s.
Auf die Trepp’in Deinem Hause CXLI.
Hab’ ich einen Spruch geschrieben, Es ist des Menschen Seele
Er enthält nur die sechs Wörtlein: Wolle des Lammes,
«Hier steigt man empor zum Himmel.» Die in der Erde Brombeer
VII. Stücke muss lassen.
Deine Augen, Tagesabbild : cxxvi.
Wendest sie? Der Morgen graut; Körper ist der Seele Kerker,
Oeffnest sie? Die Sonne blendet; Und in dem Process der Seele
Schliessest sie? Die Nacht bricht an. [st der Richter das Gewissen,
XXIV. Der Gewissensbiss der Henker.
Einen Leuchter und ein Bildniss CLXII.
Trägt der Altar meiner Brust: In der Seele Stürmen senden
Meine Liebe ist der Leuchter, Augen ihre Blitzgeschosse,
Und das Bildniss, das bist Du. Thränen sind die Regentropfen,
CLXVII. Lächeln ist der Regenbogen!
Mich nimmt’s Wunder nicht, dass also LXXXIII.
Dich verstecket Deine Mutter, Heil’ge, kenn’ Dich jetzt als Teufel:
Mus man suchen doch die Perlen Hätt’ ich früher es erfahren,
Tiefverborgen in der Muschel. War’ ich arglos nicht gewesen
xxv. Leuchter noch auf Deinem Altar.
Bruder nannte mich der Schmerz LXXVIII.
Einst in meiner Kindheit Tagen, Was Wunder, diese Arme
Doch ich gab ihm meine Hand nicht, Prangt in Geschmeiden?
Da er mir noch unbekannt war. Entblösst hat sie die Seele,
CXLVII. Den Leib zu kleiden.
In dem Baume meines Lebens cxxxvi.
Sangen tausend Illusionen: Von dem Wunsch bis zum Genüsse
Einen Stein warf da der Schmerz, und Sind es gute tausend Meilen;
Alle sind davongeflogen. Vom Genuss ist’s bis zum Ekel
378 VENTURA R. AGUILERA. TRADUCCIONES. 379

Einen Augenblick bisweilen. Doch nicht vor einer fremden


CH. Treib’ sie ihr Wesen.
Audienz gibt die Fortuna: XLIV.
«Zur Audienz kommt, zu dem Glücke! # Advokatenwissenschaft
A ber da die Thür so niedrig, Drin gottähnlich sich verhält,
Wer herein hier will, sich bücke I Dass aus Nichts Gott eine Welt,
LXII. Er daraus Processe schafft.
Wer auf Versprechen bauet CLXX.
Ist gleich dem Hahn, Für den Karnaval auf Erden
Der, eh’s noch Tag geworden, Fehelte einst der Eitelkeit
Zu kräh’n fängt an. Eine Maske, und die ihre
cxi. Lieh ihr die Bescheidenheit;
Als Judas noch ein Säugling, Doch da sie sie nicht zurückgab,
Erzählt man, sprach er: Geht auf Erden seit der Zeit
Wer kaufet meine Mutter? Eitelkeit stets mit der Maske,
Denn ich verkauf’ sie. Ohne sie Bescheidenheit.
XL VI. CLXIX.
Wer den Undankbaren Gutes In der grossen Weltposada,
Thun mag, der ist gleich dem Thor, Eine Lehmwand in der Mitte,
Der in Luft schreibt seinen Namen, Wohnt Frau Leben, wohnt Frau Tod,
Wasser giesst in einen Korb. Wie zwei gute Nachbarinnen.
CLXI. cm.
Ich tret’ auf’ nen Kirschenkern, Von dem Diesseits zu dem Jenseits
Da er mir verächtlich scheint; Muss passiren man ein Meer;
Doch er macht mich fallen: lern’, Und vielleicht gibt man der Wiege
Es gibt keinen kleinen Feind! Einer Barke Form daher.
VIII.
Noch kein Einz’ger kam bis hieher, Johann Fastenrath.
So in meinem Stolz sprach ich,
Als ein Käfer kam geflogen
Und der Käfer flog auf mich.
XL.
Mit dem Blick mass ich den Himmel, (Traducción catalana.)
Warf das Senkblei in das Meer,
Stieg hinab ins Herz des Menschen, II.
Dort fand keinen Grund ich mehr. Ta palidesa, nineta,
LXXX. Es com una nit de lluna;
Klumpen sollen in den Minen, Y lo floeh de ton cabell
Schwere Klumpen Goldes sein; De color de nit obscura.
Doch das Gold ist sicher unten, vi.
Drüber ist nur Koth und Stein. Marxa volantne, cor méu,
xciii. Y pregúntali si hi ha lloch
Es feg’vor ihrer Thüre En son cor de dura roca
Die mit dem Besen, Pera ferhi un niu d’amors.
TRADUCCIONES. 381
380 VENTURA R. AGUILERA.
cxxvn.
XIX. Lo que es la vida, ’1 cigarro
Allí hontjuravas amarme, Dihentnos está:
i ay, falsa! ja hi póts posar: Sois es fum, y cendra, y foch,
«Aquí mataren à un home Foch d’un instant..
Y por ell poden pregar.n LX'II.
XXXVIII. Ve la tardor, despulla
En lo portal de ta escala La vall y ’1 bosch;
Demá hi posaré un cartell, Mes ab lo maig ja tornan
Ab sis paraulas que digan: Fullas y flors.
«Per aquí se puja al cel.* ¡Ay/delitosa
LIV. Primavera del ánima,
Conta, y veuràs com acabas Tú may més tornas!
Abans que jo de contar: CLVIIII.
Ne contarém, jo, mas penas, Fesne bé, y si mal te pagan
Tú las arenas del mar. Canta eixa copla content:
LXV. «Lo bé se sembra en la terra
No cal que ’t tornes de grana Y’s reculleix en lo cel.»
Al passar por esta valí,
Que, pus que lléngua no té,
No contará lo que sab.
LXXIV.
En 1’ ánima un cementiri
Forman 1’ ausénciay la mort,
Y dins sos ninxos l’olvit
Hi vá enterrant los recorts.
XXXVIII.
Las galas d’aqueixa pobre
Ja no m’extranyan,
Pus pera vestirne T eos
Despulla 1’ ánima.
xxxxi.
Ne tich jo un amich mólt íntim;
Y ’m vól tant bé,
Que tantost com ne rellisco,
Tantost m’empeny.
xtv.
Jo, per un de téu, mil besos
Volguí donárten,
Y tu, pels mil, no volgueres
Ni un sol tornármen!
¡ Mal agradosa!
Donchs, digas., ¿perqué’ t fás, nina,
La generosa?
382 VENTURA R. AGUILERA. ACLARACION. 383

rectas intenciones; pero es sensible que hechos análo­


gos ó iguales á los reconocidos y severamente anatema­
tizados por varios periódicos de esta córte, como La So­
beranía Nacional, El Diario Español, La Libertad, y al­
ACLARACION, gunos de provincias, como La Abeja Montañesa, ya es­
pontáneamente, ya con motivo de un comunicado mió,
se reproduzcan en el momento mismo de coleccionar yo
PUBLICADA EN LAS DOS PRIMERAS EDICIONES DE LOS mis Camtares, para impedir abusos de este género.
CANTARES. La circunstancia de haber visto anónimos los dos
cantares citados, ó quizá la de haberlos recibido así el
Sr. Lafuente y Alcántara por conducto de alguna de las
En el momento de ir á imprimirse el último pliego de personas que de diversos puntos le proporcionaron mate­
este libro, llega á mis manos el Cancionero popular, que riales, debe haber sido la causa de que su laudable dili­
acaba de dar á luz el Sr. D. Emilio Lafuente y Alcán­ gencia los haya aprovechado para el Cancionero popular,
tara, en el cual hallo incluidos mis cantares xvn y primera obra moderna en que aparecen, por la sencilla
xxxviii, bajo la forma siguiente (páginas 83 y 241, razón de ser la primera que sale á luz á los dos anos de
tomo II): compuestos y publicados por mí; pues ni Don Preciso,
Si tu madre me desprecia, ni el colector de Barcelona, dos de los más antiguos que
Porque dice que soy pobre, se citan, era fácil, por diligentes que fuesen, á no ser
El mundo da muchas vueltas: adivinos, que los incluyeran en sus libros, en atención á
Ayer se cayó una torre. que en 1805 (fecha de la colección del primero, según el
En la puerta de tu casa Sr. Lafuente y Alcántara) no liabia yo venido al mundo,
He de poner un letrero y en 1825 (fecha de la del segundo) sólo hacia cuatro
Con letras de oro, que diga: años que me contaba entre sus habitantes, y aún no
Por aquí se sube al cielo.
emborronaba papel, ó al ménos no tengo noticia de ha­
La inserción de estos cantares, publicados, según los ber sido tan maravillosamente precoz.
compuse yo, con mi nombre al pié, en diferentes perió­ Concluiré diciendo, que los dos cantares origen de
dicos, y con especialidad el último en el segundo nú­ esta aclaración, sin más que por efecto de las variantes,
mero de La América de 1863, y el primero en el núme­ leves al parecer, con que el Cancionero los trae, son dos
ro 10 del Museo Universal del mismo año y en el Album desatinos de á folio, así por su estructura interior, como
Literario de Alicante, constituye una lesión de mi dere­ por su forma y su sentido, dignos de acompañar á la
cho de propiedad, que me limito á consignar aquí, úni­ variante de mi cantar lxv, oida en boca no recuerdo
camente porque justifica más y más las censuras que no bien si de una gitana por mis amigos los Sres. D. Emi­
he podido ménos de dirigir en el Prólogo á los que las lio Castelar y D. Javier Ramírez, según éste indica en
merecen. una discreta y amena revista de costumbres andaluzas
El escaso mérito, si alguno tienen, de estos dos can­ inserta en L a Democracia, y cuya variante dice así:
tares, me hubiera retraído de hacer la presente manifes­ No te pongas colorada
tación (pues al fin no se trata del descubrimiento de la Cuando pases por mi calle,
cuadratura del círculo), á no irrogarse perjuicios á mi Que como no tiene lengua
No contará lo que sabe.
probidad literaria que, de hoy más, procuraré evitar,
según dejo anunciado. Los nueve á que aludo en el Prólogo, leídos por mí
De seguro no ha sido el ánimo del Sr. Lafuente y Al­ hace dos años en casa del Sr. D. Eduardo Asquerino,
cántara poner en duda esta probidad, como no es el mió ante una reunión de más de cien personas, ilustres en
dudar déla suya: me complazco en hacer justicia á sus literatura, política, ciencias y artes, que me dispensa-
3S4 VENTURA R. AGUILERA.—ACLARACION.

ron el honor de hacérmelos repetir, y á quienes agrada­


ron, según oí, particularmente por su novedad, son los
que en este libro llevan los números i, n, ni, vn, xm,
xvit, xt, cxlvii y clxxv. Permítaseme este rasgo de
inmodestia que, en otro caso, yo consideraría pueril NOTAS.
y ridículo; pero que en el presente lo juzgo indispensa­
ble á la defensa de mi propiedad. Con pocos regalos
como éste que se hagan al pueblo, me dejan en cueros
vivos.
La simple lectura de la mayor parte de los nueve can­ El Perro que ladra. (Página 24.)
tares, basta y sobra para que cualquiera persona, por Esla composición fué escrita en la antigua Cárcel de Córte, situada detras del
poco ilustrada que se la suponga, se convenza, á no es­ edificio de la Audiencia de Madrid, en la cual estuvo el autor cerca de un mes, á
tar dormida, de que sólo la precipitación con que suelen consecuencia de los sucesos de Mayo de 1848, siendo una noche conducido á ella
llenarse las columnas délos diarios políticos, ha podido entre bayonetas, desde un calabozo del gobierno político, con otros muchos libe­
ser causa de aplicarlos al ingenio del vulgo. rales, atados codo con codo, como facinerosos. En la Cárcel de Córte se le en­
Entre impresos en colección y manuscritos (de los que cerró en un Olvido, con seis personas más, entre ellas los periodistas Diaz Ilárraza,
se atribuyen á gente indocta, y de los que, en efecto, lo de El Eco del Comercio’, D. Nemesio Fernandez Cuesta, de El Siglo, y D. Leopoldo
sean) conozco al pié de veinte mil cantares; y aseguro Barthe y Maza, de La Prensa, diario dirigido á la sazón por el autor de esta poe­
que, en mi humilde opinión, escasamente merecerán sía, á quien se agregó D. Santiago Alonso Valdespino. De la cárcel salió dester­
conservarse de trescientos á cuatrocientos, los cuales rado el autor á Castellón de la Plana, siendo finalmente trasladado á Alicante,
figuran en casi todas las colecciones; prueba de que los donde su amigo, el insigne poeta de las Doloras, gobernador sucesivamente de
buenos escasean algo más que lo que á los vulgólatras una y otra provincia, le dispensó la más generosa protección y fraternal afecto.
les parece. Mi amigo el pintor D. Manuel Castellano
posee manuscritos unos tres ó cuatro mil, y él mismo, Pió IX. (Página 28.)
en sus ocios, ha compuesto muchos que demuestran fe­ Compuesta en los momentos en que Pió IX, poniéndose al frente de la revolu­
lices disposiciones para cultivar este género de poesía, ción de Italia, atraía las miradas y las bendiciones de todos los pueblos oprimidos.
en que descuellan los señores Ferran, Campoamor, Ru­
bio (Cárlos), Dacarrete, Thos y Codina, Puerta Viz­ El Veterano. (Página 35.)-
caíno y Asensio de Alcántara. Lo que en esta y en algunas otras composiciones digo de los franceses, no me
lo ha inspirado ningún sentimiento de rencor ni malquerencia contra nuestros ve­
cinos. Aprecio y admiro con toda sinceridad lo mucho bueno que Francia tiene; pero
yo, como cantor fiel de las glorias y de los sentimientos de mi nación, no puedo
V. R. Aguilera. variar los hechos ni el juicio que, no ya de los franceses, sino de los invasores del
suelo sagrado de la patria española tienen formado cuantos á ella pertenecen.

Irlanda. (Página 46.)


Ma-zo, 28 de I86S. En el año de 1848, fecha de este Eco, la prensa de todas las naciones se ocupó
de la situación horrible de Irlanda, muchos de cuyos hijos caían muertos de
hambre en las calles.
Hipócrita, al esclavo le quitas la cadena, etc.
La política torcida y de balancín del gobierno inglés en la época á que se refiere
este Eco, dió motivo á la desconfianza y á la censura de los partidos liberales de
otros pueblos; política que, además, tampoco satisfacía á los amigos del antiguo
régimen.
25
386 VENTURA R. AGUILERA. NOTAS. 387

tra patria, faltando á los sentimientos fraternales que hoy son comunes á todos los
El Maestro que no viene. (Página 50.)
pueblos, España debería rechazar la agresión como la rechazaron los héroes de
Poco después de publicarse por primera vez esta composición, recibí una carta nuestra independencia.
de un amigo mió, conocido en la república de las letras, en la cual, calificándola
déla manera más honrosa para mí, me decía que el único defecto que á su juicio ¡Al campo! (Página 100.)
tenia, era el de dejar como en suspenso el sentido, ó en otros términos, el no En el estribillo de esta composición falto á la ortografía, y falto á sabiendas, que
rematar completamente. La observación era atinadísima; pero en el momento de es lo grave. La palabra Vamonés debía estar acentuada en la a; lo está en la o
hacerla, se olvidó sin duda- mi amigo de que el maestro no había venido. Mucho final, porque además dé exigirlo así la asonancia, que, siendo aguda, casi es con­
tiempo ha de pasar ántes que venga; es probable que los nacidos no alcancemos sonancia, es más expresiva y corresponde mejor de este modo á la pronunciación
tan dichoso acontecimiento; pero si tuviésemos tal fortuna, prometo concluir esta de esa y otras palabras de estructura análoga, en los pueblos de Castilla la Vieja.
poesía entónces, y áun salir con Tomás á saludar al Mesías de la Instrucción Pece por pez, el arena por la arena han dicho en poesía nuestros clásicos, y
públiea de nuestra patria. no sé que ningún académico haya manifestado escrúpulos por semejantes li­
1848. cencias.
«
Desde que escribí la Nota que acaba de leerse, publicada en las tres primeras El Sueño de un loco. (Página 125.)
ediciones de los Ecos, hasta el memorable dia en que fué proclamada la enseñanza Ha sido general creencia que consultados por Colon los sabios de la Universidad
libre, han pasado veinte años largos, plazo mucho más breve, sin embargo, que de Salamanca, le tuvieron por loco. Hoy es cosa averiguada, que sin las confe­
el temido por mí, y que, afortunadamente, no me acreditaba de gran profeta. Y rencias de Salamanca, ni Colon hubiera encontrado apoyo en la córte, ni, por
aquí me veria en grande aprieto si hubiera de extenderme en alabanzas de la consiguiente, habría realizado, al ménos entónces, el descubrimiento del
persona que tuvo la inmarcesible gloria de levantar aquella hermosa bandera; Nuevo mundo. Si por algunos doctores fué combatido, porque las ideas del in-
porque si como hombre agradecido procuro que nadie me aventaje en ello, es .mortal genovés chocaban con el estado de la ciencia en aquella sazón, en cambio
tanto, por otra parte, lo que temo que la justicia parezca, á los que no la cono­ •otros, adelantándose á su siglo, le ayudaron en su empresa con su autoridad y
cen, obligada lisonja, que preferiría pasar por descortés á que se me tuviera por sus relaciones en la córte, y todos le recibieron y obsequiaron con el cariño y res­
adulador. Así, pues, la poesía El Maestro que no viene, está dedicada, no al repú­ peto que merecía. Mi amigo y paisano el distinguido escritor salmantino don
blico insigne á quien debo beneficios que permanecerán eternamente grabados en Domingo Doncel y Ordaz, hoy empleado en la biblioteca de aquella famosa Es­
mi corazón, sino al hombre que ha tendido una mano generosa al pobre pueblo, cuela, publicó años hace, con el título de La universidad de Salamanca ante el
para arrancarle al abismo de la ignorancia, que es la mayor de sus miserias, y
tribunal de la historia, un notable y erudito trabajo, que ha desvanecido por com­
conducirlo á las serenas regiones de la luz.
pleto el error que existía sobre lo ocurrido en las conferencias á que arriba se
1870. alude, y sus resultados.

Balada de Cataluña. (Página 177.)


Dos de Mayo. (Página 67.)
Permítaseme consignar mi profundo agradecimiento á los escritores catalanes y
Repito aquí lo dicho en la Nota relaliva á El veterano, y conviene, ahora más
demás personas que me obsequiaron y distinguieron durante los Juegos florales
que nunca, repetirlo, porque en dos ó tres ocasiones ha habido propósito de
de Barcelona, celebrados en Mayo de 1868, y á los que. además de los españoles
derribar el monumento del Dos de Mayo, erigido á la memoria de las víctimas sa­
invitados, concurrieron poetas y literatos extranjeros, como á una verdadera
crificadas por los franceses en aquel terrible dia. La idea de la fraternidad es una
fiesta internacional. En cuantos banquetes y veladas literarias asistí con tal mo­
idea humanitaria y que siempre tendrá eco en todos los corazones generosos;
tivo, tuve que repetir la lectura de la Balada, y últimamente en Tarrasa, delante
pero cuando un pueblo entra á saco y á sangre y fuego en otro, no tiene cierta­ de numerosos operarios de las fábricas, los cuales, terminadas las tareas del dia,
mente derecho á que se le reciba con los brazos abiertos. Francia misma acaba manifestaron deseos de oirla, favoreciendo con su atención y con inequívocas
de dar un ejemplo de su manera de entender la fraternidad, en la guerra contra
muestras de simpatía al que habia enaltecido en sus versos el trabajo, que cons­
Prusia; con la circunstancia de haber sido ella la injusta provocadora, por el
tituye el honor, la riqueza, la gloria, en una palabra, la vida de aquellas indus­
•afan de predominio, que constituye uno de los rasgos que la caracterizan. Así,
triosas provincias. Éste habia sido, en efecto, mi propósito al componer la Balada,
pues, el monumento del Dos de Mayo no significa odio, ni áun antipatía; lo y tuve la fortuna de que se considerase digno, y de que, entre otros, una persona
que quiere decir es, que si en algún tiempo el extranjero hollase el suelo de nues­ tan ilu strada y competente como el Sr. D. Pedro Antonio Torres, sirviendo de
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intérprete al sentimiento de í^is paisanos, lo manifestase en el Diario de Tarra­ Al Ingenioso hidalgo D. Quijote de laM.aneha.
gona, según he visto en la traducción de la Balada al inglés, á cuyo idioma tra_ (Página 197.)
dujo igualmente Bonaparte-Wyse las palabras, que salvo lo que puede haber en
Habiendo resuelto la Academia de conferencias dominicales y lecturas públicas
ellas de extremadamente lisonjero para mí, lo acreditan y van al pié de dicha
de la Universidad de Madrid celebrar solemnemente el aniversario de la muerte
versión. Los poetas catalanes costearon después en Barcelona y me regalaron una
•de Miguel de Cervantes Saavedra con una fiesta literaria, y honrado con el en­
edición de la obrita de que se trata, á la que acompañaba la traducción catalana-
cargo de escribir una poesía con tal motivo, leí la que es objeto de la presente
de Víctor Balaguer, haciendo otro tanto en sus.respectivos países los autores de
la inglesa y provenzal, y el reputado compositor leridano*D. Francisco Vidal y ■Mota, en la inolvidable noche del 23 de Abril de 1869, en el magnífico salón
Codina, con la que puso en música. La inglesa es del príncipe William Cárlos •del Senado, que al efecto se había cedido por la presidencia de las Córtes Consti­
Bonaparte-Wyse, autor de Li parpaionn bln (Las mariposas azules), precioso- tuyentes. ¿Qué se ha hecho del entusiasmo de aquellos grandes dias por las letras y
libro de poesías en inglés yen provenzal, idioma extraño este último para él, pues •las artes?
como aparece en el prólogo de Federico Mistral (el Virgilio y jefe de los felibrcs El Gorrión voluntario. (Página 201.)
de Provenza y autor de Mireya, encarnación poética, según atinadamente dice
La historia de esta obrilla es la que expresan las siguientes líneas, entresa-
Balaguer, de la Provenza pastoril y rural, y de Calendan, personificación de la
• cadas de la carta en que se me invitaba á escribirla: «Sabido es que los cu­
Provenza legendaria, heróica é histórica), Bonaparte-Wyse nació en Waterford
banos dan á los españoles el nombre de gorriones, por una caprichosa tradi­
(Irlanda), de Sir Thomas Wyse, embajador en Grecia por la reina Victoria, y de la
ción de aquella isla. El dia de Juéves Santo apareció en un cuerpo de guardia de
princesa Lceticia Bonaparte, hija del príncipe Luciano. Es de notar esta circuns­
la Habana un verdadero gorrión muerto... Los voluntarios tuvieron la ocurrencia
tancia, porque Li parpaioun blu revela un gran conocimiento y un gran dominio-
de la antigua lengua de los trovadores. La mayor parte de las producciones que feliz de recoger el cadáver, embalsamarlo y colocarlo en un féretro adornado lujo­
samente. La Habana entera, desde la generala Dulce y la señora de López Roberts
contiene el libro á que me refiero, se distinguen, según sus géneros respectivos
hasta el último peninsular de los allí residentes, tributaron un recuerdo al gor­
por la nobleza y la varonil elevación de ideas,, y por lo delicado del sentimiento, .
rión, que desde aquel momento se miró como el representante de la nacionalidad
á los que se une una gracia encantadora de la expresión. Hay en él poemitas ele_
española. Paseado por todas las calles de la población, un gentío inmenso, en el
gíacos, filosóficos, patrióticos y anacreónticos, todos ellos hechos en sentido mo­
cual seveia álas autoridades y fuerza ciudadana, seguía al muerto pajarillo, que
derno, de una pureza que recuerda los modelos griegos. La traducción provenzal
ha venido á ser el héroe de tan delicado poema. En la actualidad recorre todas las
es de Louis Roumieux (dé Béu-caire) á quien su musa, unas veces juguetona y
poblaciones déla isla, y lo que en un principio fué uña broma de cuerpo de guardia,
festiva, otras grave y melancólica, y siempre discreta sin afectación, haría doble­
es ya en nuestra preciosa Antilla un acontecimiento nacional. El propietario de
mente simpático, si ya no lo fuese mucho por su carácter franco y comunicativo..
uno de los periódicos más populares de la Habana me encarga invite á los poetas
Su colección de poesías La Rampelado, que pudiéramos traducir El loque de lia
españoles para formar una corona poética en honor del ya ilustre pájaro, etc.»**
¡nada, por no tener correspondencia más propia en castellano aquel sustantivo, da
una medida exacta de la flexibilidad de su genio, y le coloca á envidiable altura España libre. (Página 204.)
entre los modernos cantores de su tierra.
Este himno lo escribí á ruego de la célebre artista Carlota Patti, hermana de
La Bandera. (Página 180.) Adelina, para uno de los conciertos en que debía cantarlo con Tamberlik, cuya
^ausencia de esta capital impidió que se llevase á efecto.
Aunque sin estribillo, fué escrita para ser puesta en música por el Sr. Vidal, ya
nombrado, y cantada por la sociedad orfeónica de Lérida y por un batallón de Apoteosis. (Página 206.)
ejército, que entónces guarnecía ó la capital citada.
Nombrado por el Poder Ejecutivo, con arreglo al Decreto de 31 de Mayo de
Balada de Iberia. (Página 193.) 1869, vocal de la comisión encargada de inaugurar el Panteón nacional, es-
■cribí la poesía arriba citada, comprendida en el folleto descriptivo de aquella me­
Es una de las poesías que he hecho después de la revolución de Setiembre, y con­
morable solemnidad, una de las más grandes y suntuosas que ha presenciado el
sidero como expresión de un verdadero sentimiento nacional, que, sin embargo, no
había aún tenido eco en la lira de ningún poeta: la de Béjar la hice con igual motivo , pueblo de Madrid.
y porque perteneciendo esta ciudad á la provincia de Salamanca, yo, como patriota El General no importa. (Página 212.)
y salmantino, tenia hasta un deber de conciencia en dedicar algunos versos al pueblo
Esta composición va aquí íntegra, pues aunque ya había visto la luz en varios
que se ha colocado por su heroicidad entre los más grandes que registra la historia.
390 VENTURA R. AGUILERA.—NOTAS.

periódicos, entre los cuales recuerdo La Democracia, dirigida por Castelar, y La


Nación, salió de la fiscalía de imprenta con mutilaciones que perjudicaban notable­
mente á su forma y ó su sentido.

Bójar. (Página 226.)


Remitidos los romances que llevan este título al Ayuntamiento de la inmortal
ciudad, fueron leídos en una de sus sesiones, á presencia de lodos los concejales,, JUICIOS CRÍTICOS
acordándose en el acto que se imprimiesen y repartiesen á los bejaranos; acuerdo
que me fué comunicado por el procurador síndico y esclarecido filósofo D. Nico­ DE LAS POESÍAS CONTENIDAS EN ESTE VOLUMEN.
medes Martin Mateo.

Al Sr. D. Salustiano Olózaga. (Página 234.)


Esta poesía salió por primera y única vez en el Almanaque de la Soberanía
nacional, diario político, que ó la sazón dirigía mi estimado amigo D. Angel Fer­ Los que conozcan un artículo mió, coleccionado con
nandez de los Ríos. Fué compuesta y circuló dias ántes del 5 de Enero de 1866,.
en que principió la revolución armada.
otros en la obra Limones agrios, titulado Los Prólogos,ha,-
brán visto la opinión que tengo, errónea tal vez, pero sin­
Fray Luis de León. (Página 244.) cera, de los prefacios que suelen ir al frente de muchos
Esta composición pertenece al Romancero de poetas y artistas que principió á libros' de poesía, y aún debo añadir que en el que para
formarse en las recepciones de D. Gregorio Cruzada Villaamil, quien, con honra-
suya y beneficio de las letras y las artes, logró reunir en su casa, no sólo á las
mis sátiras compuse en verso Contra los prólogos ad hoc,
personas más distinguidas en ellas, sino á cuantos jóvenes eran esperanza legítima
dejé consignado mi parecer sobre este punto. Más de
de unas y otras. treinta años han trascurrido desde que comencé á escri­
Á Colon. (Página 255.) bir, y consecuente con mi propósito de entonces, ningún
prólogo de ajena pluma ha introducido al lector en mis
El monumento á que se alude en estos versos fué erigido á expensas del ilustrado
y rico propietario de Salamanca D. Mariano Solís, en un terreno que le pertenece obras para ponderarle maravillas difíciles de hallar, sin
en el lugar de Valciiebo, donde los frailes dominicos tenían una granja ó casa de las benévolas indicaciones de un guía no ménos benévolo.
refefeo, y donde se celebraron algunas de las famosas conferencias, alternando Tampoco al hacer hoy la colección completa de aque­
con las que tuvieron efecto en el convento que dichos religiosos poseían en aquella llas, faltaré al susodicho propósito; pero no pudiendo ni
capital. Celebróse la solemne inauguración del monumento en la mañana del 5 de-
Abril de 1866. debiendo resistir á las amistosas exigencias del editor, y
para mayor comprobación de lo que manifiesto en el
prólogo del Libro III sobre poesía popular, he adoptado
un “término medio, prometiéndole que á cada volumen
de la citada colección acompañarán juicios críticos de
mis poesías, eligiendo pocos y los más breves; y advir­
» tiendo, que áun éstos, en su mayor parte, los he debido
á personas que no conocía yo en la época en que se es­
cribieron, y con quienes desde entonces la gratitud me
unió con lazos de amistad y compañerismo.
Sirva el siguiente artículo, que á ellos precede, como
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de bosquejo biográfico del autor de esta colección, ya ¡Todavía! La raza no se ha extinguido, no; pero pre­
que su natural indolencia y otras condiciones particula­ guntad lo que es un poeta, y vereis de qué distintas ma­
res de carácter, le ban impedido complacer á personas neras es apreciado.
Para los que se fijan principalmente en el exterior, un
que deseaban y desean datos para hacer un detenido tra­ poeta es:
bajo biográfico. Un sér melenudo, unguiculado, amarillo hasta la ic­
tericia, escuálido hasta la trasparencia.
Para los pesimistas, un poeta es:
Un objeto arqueológico, una curiosidad numismática,
tan rara como el sextercio de Galba; un sér mitad mito­
lógico, mitad real, que se cria en los libros antiguos
GALERIA DE FIGURAS DE CERA. (1) como una excrescencia; un sér que ya no existe sino en
los archivos deteriorados; un escombro, un moho, un ob­
AGUILERA.
jeto viejo, apolillado y corroído, que se suele conservar
por respeto á lo pasado.
Alamedas sombrías, amenos valles, arroyos crista­ Para los optimistas, un poeta es:
linos, fuentes sonoras, verjeles floridos; aún teneis un Una cosa infinitamente aeriforme, un gas sutil, una
cantor, un adepto, un partidario que os defiende y lucha cosa que vuela siempre hacia arriba, sustancia impalpa­
por establecer vuestro imperio en el nuevo continente de ble y átomo expansivo. Existe en la tierra como una
la prosa, en el mundo de los bufos, de los cafés cantan­ personificación del sentimiento, y vive de lo ideal, de lo
tes, de los decapitados que hablan, y de los clowns vio­ bello y de lo sublime, pasto suculento de su naturaleza,
linistas. No os quede duda; en la ciudad de las columnas refractaria á lo sólido.
mingitorias hay poetas todavía. Aún repite el eco en las Para los apasionados de la forma oficial, el poeta es:
concavidades sonoras de la Puerta del Sol los arpejios Una cosa que se sienta en los bancos de la Aca­
de alguna lira, que vibra aún con tiernas armonías en me­ demia, un sér que viste uniforme verde, y hace como que
dio del estrépito que forman el coche que pasa, la vieja f lee un discurso, y hace como que escribe un prólogo, y
■que pregona La Correspondencia, y el agua que baila en hace como que pone notas á un libro.
medio de la Plaza. Para el público teatral, el poeta es:
Todavía en alguno de los mil recintos celulares de esta Una figura coronada, una entidad misteriosa que apa­
gran colmena se descubren gusanitos de luz, qué apare­ rece en la escena ex machina, como movida por la tra­
cen rara vez en el gran enjambre exterior. El suave moya de los bastidores, un personaje oculto que es
resplandor que despiden ilumina momentáneamente el aplaudido ó silbado, un nombre que se escribe con le­
oscuro caos en que vivimos, y después se pierde. Pesadas tras gordas en cartel amarillo ó azul.
formas, enormes masas de tinieblas se revuelven y so­ Para los lectores de La Correspondencia, el poeta es:
breponen en este antro confuso. Una actividad vertigi­ Una voz desconocida que lee décimas en la reunión de
nosa es el más claro síntoma de la agitación de nuestra la duquesa A; que canta en hermoso epitalamio las pri­
vida; pero entre estas luchas de voluntades, de deseos y micias matrimoniales del conde S; que emborrona la
de aspiraciones, vemos lucir de vez en cuando la luz del cuarta hoja del álbum de la señorita R.
sentimiento con su oscilación serena, observamos el Ahora bien: ¿en cuál de estos conceptos hemos de to­
movimiento tranquilo de la actividad intelectual. mar la personalidad poética de la figura que delineamos
hoy? Oigamos á D. Hermógenes, que nos lo explicará.
(1) Este es el título de una obra humorística de que D. Benito Perez Galdós, su
«¿Cómo ha de llamarse poeta, dice, á un hombre que
autor, ha publicado varias muestras, verdaderos modelos de originalidad y ati­ no es académico de ninguna Academia, ni siquiera de la
cismo. Academia de la lengua!
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»¿Cómo ha de llamarse poeta á un hombre, en cuyas bellas, que después el arte y el conocimiento trasladan
obras no vemos, á guisa de prólogo, la prosa grandilo­ al papel.
cuente de ningún académico, de ninguna Academia, ni Las Elegías de que hablo han sido creadas por efecto
siquiera de la Academia de la lengua? de una exaltación de sentimiento. Después, un arte dis­
»¿Cómo ha de llamarse poeta un ser que no es em­ creto y entendido ha hecho lo demás.
pleado de ningún puesto público; un ser que no es, como Pero también halláis á Aguilera en creaciones donde
dice el gran Mesonero, ni siquiera jefe político? domina la más rica objetividad. En las Odas y Armonías,
»¿Cómo ha de llamarse poeta á una cosa de que no ha­ se observa un exquisito sentimiento de la naturaleza. En
bla La Correspondencia, á un hombre que no ha leído un los Ecos nacionales, teneis una multitud de cuadros de
ovillejo en casa de doña Fulana de Tal, ni en el choco­ familia, de cuadros militares y patrióticos, que os de­
late dansant del barón D. Zutano?» muestran su observación exacta, su facultad pictórica,
Respeto mucho la opinión de D. Hermógenes; pero yo su tacto de colorista.
tengo para mí, que si Aguilera no es un poeta, antes Y si queréis verle recorrer aún más allá la escala de los
hemos de cegar que ver poetas en esta ciudad de las co­ infinitos elementos que constituyen el arte, leed La Ar­
lumnas mingitorias y de los bufos. Y en prueba de ello, cadia moderna, colección de idilios cómicos, cada uno de
voy á relataros su vida: los cuales es una pintura humorística de la vida del cam­
I). VenturaRuiz Aguilera nació en... ¡vive Dios, que no po, hecha con inimitable pincel. No creáis que es un bos­
lo sé! (pero tampoco doy dos higos por saberlo; pues lo quejo grotesco producido en un momento de malhumor
mismo me da que haya nacido en Alcorcon ó en Siracu- por un realista calenturiento, de esos que buscan con avi­
sa. Sigamos.) Estudió en el colegio de... Pues tampoco dez lo feo, por placer, por afinidad y deleite de pesimista
lo sé... ¿y para qué queremos saberlo? Atengámonos al y de escéptico. No; son pinturas que os harán reir con culto
resultado. Abramos acá para entre nosotros un libro ti­ desenfado, á la manera de las caricaturas alemanas é in­
tulado Elegías, abrámosle cuidadosamente, sin que el glesas, que pintan las fealdades y flaquezas con gráficas
vulgo de los lectores fije en él sus ojos profanos. Para líneas, y siempre con decoro, con extrema desenvoltura,
leer ese libro es preciso que os abstraigáis un poco. Una pero con el recato y el comedimiento que el arte requiere.
pasmosa unidad reina en él. Una solaidea hay en él, idea Pero se me ha olvidado la parte que en estos cuadros
de que se derivan infinitos accidentes de poesía. Le ilu­ puedo llamar principal, casi única, la forma, su figura
mina un solo rayo, que se descompone en innumerables en fin. Me falta describiros los rasgos y perfiles de la
matices. Hijo directo del dolor, este libro encierra toda bien tallada cera que tengo ante mí. Veamos.
la poesía que puede emanar de aquel fecundo origen; y Aguilera es un hombre calvo, con espejuelos y barba
nada puede crearse más profundamente verdadero. Dé­ cana. Enterados.
bese su existencia á esa imperiosa necesidad de desahogo ¿Queréis más? Pues en su cara tiene dos ojos que mi­
y expansión que experimenta el alma en ciertos momen­ ran siempre al suelo, una nariz que descansa pomposa­
tos de supremo dolor. Hay horas en que el espíritu ela­ mente sobre dos grandes mechones de pelo blanquine­
bora en el silencio de su contemplación gratas formas de gro, y una barba larga, que no os puedo decir si es
poesía; entonces, todo el mundo es poeta. Cuando hallán­ blanca ó negra; pero sí que es semejante á la de Verdi, á
dose en tal estado de florescencia espiritual, el hombre la de Mery, á la de Víctor Hugo, á la de Pelletan.
tiene medios para exteriorizarse, entonces el arte ha en­ Respecto á su carácter, he oido decir que es la bondad
contrado su más alta expresión; entonces se producen misma. De apacibles costumbres, de modesta vida, de
las Endechas de Jorge Manrique y las Prisiones de Silvio ameno y delicadísimo trato, este poeta sabe profesar la
Pellico, obras que son engendro repentino de un estado amistad más pura, y posee el sentimiento de la familia
psicológico profundamente poético. Una agitación anor­ en su forma más exquisita. Tiene algo de patriarca, aun­
mal, una agonía que excede los límites de la entereza que no es viejo, y es de esos séres hechos para ser que­
humana, produce súbitamente una infinidad de formas ridos de todo el mundo, aunque no es niño.
396 VENTURA R. AGUILERA. JUICIOS CRÍTICOS. 397

Sí; el medio en que hombres como éste viven, es un á frases, armado de digresiones y paréntesis, que esti­
medio extraordinario, un medio que no es el bajo mundo raban y desenvolvían el hilo de su discurso hasta el
de la prosa y del escepticismo. Estos hombres crean con punto de hacerlo parecer interminable; cuando, agotada
su trato, con su persona'y con sus obras una especie de mi paciencia, y prontos ya á adormecerse mis sentidos,
Arcadia ideal. Aún no ha pasado el tiempo de oro, el interrumpí de esta manera al buen rapista:
tiempo de la fraternidad, de lo apacible, de lo armonioso —¡Noramala para vos, maese, y cuán difuso y ha­
y de lo bello. El poeta de que hablamos crea un pequeño blador habéis venido! No, sino déjenle á él, que camino
mundo de auras y flores, y nos lo regala. Aún existe al­ lleva de acabar el dia del juicio. ¿Qué os pasa, que
gún poeta; aún la luz de la antigua musa proyecta sobre así os prolongáis, pues algo ha de pasar para esto?
estas pesadas masas de oscuridad los destellos de su ¿Quién os trae y lleva de esa suerte, que tan mal nos
irradiación portentosa. Él, que es bueno y justo, posee tratasteis? ¿Qué musa os sopla, si ya no es el mismo
una gran facultad comunicativa, y puede decir á la faz de Apolo el que hoy ha desanudado vuestra lengua?
la vulgaridad moderna: «Yo soy de aquellos... de aque­ —Diosos lo perdone, compadre—añadió el cura;—
llos que fueron gala y honor de la humanidad. Yo tam­ mas pienso que no he sufrido tanto como este dia y en
bién soy poeta.» Puede escribir en su tumba como Nico­ esta hora desde que mi madre me echó al mundo. Ca­
lás Poussin: Et in Arcadia ego. llad, callad por vuestra vida, y si teneis en alguna es­
> , Benito Perez Galdos. tima la del prójimo, poned coto á vuestra lengua, que
temo ha de ir más allá de lo que la común paciencia
Febrero de 1868. permite.
—Bien podrá ser — respondió el no mal aconsejado
barbero,—que siempre, si he de creer á la propia y la aje­
na experiencia, fui más suelto de lengua que de huesos.
Mas dígame, y sea presto, pues deseo salir de confusiones:
¿cómo, y cuando de nuestras malaventuradas letras ha­
POESÍAS DE D. VENTURA RUIZ AGUILERA.
blo, lleno de una santa ira contra tanto malandrin como
las tala (que las cultiva no seria razón decir ahora);
ECOS NACIONALES. <*> cómo, repito, quiere que sea breve, habiendo tanto como
hay en la viña del Señor digno de que de ello luenga
Reunídose habían, y engolfádose en largas y amenas mención se haga? Responda, compadre: ¿no es cosa de
pláticas el cura y el barbero, en casa del bachiller San­ darse al diablo ver el estado á que han reducido á esta
són Carrasco, ó loque á ser viene lo mismo, en la hu­ nuestra hermosa poesía lírica esos fingidos cisnes, esos
milde y mal vestida morada del que esto escribe; que reales y verdaderos grajos, que en mal hora hicieron so­
breves años goce, si no es la propia persona del bachi­ nar su canto ronco en los espacios de la prensa? Entraos,
ller, corregida y aumentada. Cerca de una hora había entraos por esos impresos adelante, por esos impresos,
que el cura y el bachiller callábamos, obligados por el digo, que desde 1834 acá están viendo la luz ramera, á
locuaz barbero, que retórico y elocuente nos anonadaba la que otros cortés y respetuosamente llaman pública,
y vereis milagros. Mirad aquel, plagado siempre de
(1) Este artículo, admirable trabajo de prosa, que compite con lo mejor de abominables coplas; ved si no esotro, inundado de ver­
los buenos hablistas de nuestro siglo de oro, lo escribió Francisco Zea, muerto en sos sin tino y sin medida escritos. ¡Y esto se imprime!
la flor de su vida, anunciando ya, no sólo un excelente poeta lírico, sino tam­
bién una gran esperanza en otros ramos de la literatura , y muy principalmente ¡Y esto os parece bien, compadre! ¡Y no queréis que in­
de la dramática. El autor de Maese Juan el espadero revelaba un genio dramático dignado pida á Júpiter rayos vengadores, ávidas cente­
de primera fuerza. Publicóse este trabajo con motivo de las dos primeras edicio­ llas é inmensas mangas de fuego que caigan y se des­
nes de los Ecos, que comprendían los contenidos en el Libro primero del presente
volúmen. Igual advertencia debo hacer respecto de la carta de Jiménez Serrano, plomen sobre esta nueva Sodoma, sobre esta impura
que sigue á este artículo. Gomorra literaria!
398 JUICIOS CRÍTICOS. 399
VENTURA R. AGUILERA.

—¡Ay, maese!—exclamó el cura—y cómo os extravia —Muchos podría nombraros, barbero de mis peca­
y ciega los ojos del entendimiento la ira, á quien no sin dos, que barbas han ellos según son de viejos, graves y
razón ha llamado un sabio tizón del infierno'. Apartad crecidos; mas contentaréme con uno cuyas obras tengo
de ahí ese Júpiter, que temo que como á un ídolo falso tan á. la mano como vais á ver ahora; y mostróle un
ha de abrasarle el santo incendio que tragó y borró de libro que sobre una vecina mesa descansaba, diciendo
la tierra á las dos malditas ciudades! estas ó semejantes palabras:
—Razón teneis—dijo el barbero;—esta ira, ó este ti­ —Pocos dias há que este libro que veis se dió á la es­
zón, como habéis dicho, humea demasiado para que tampa; pero, ó muy descaminado voy, ó su vida ha de
deje de turbar la luz de mi poco alumbrado entendi­ ser tan larga como la de aquel ave, de quien diz que re­
miento. Mas no se hable en esto más, si os parece, y vol­ nace de sus propias cenizas.
vamos á lo pasado. Preguntáronme qué título tenia, y respondí, que había
—Sea así, dije yo, con tal que no se duerma el buen por tal el de Ecos nacionales, y que era el tomo primero
maese, como decirse suele, y como muy bien pudiera de las poesías de Aguilera.
acontecer, con la palabra en la boca. —¿Llámase Ventura Ruiz, ese Aguilera?—preguntó
—No hayais cuidado—respondió reposadamente el el cura.
barbero,—y dejadme á mí, que esta vez seré tan breve —Así se llama—respondí al punto.
como quisiereis y como no esperareis, sin duda. Decía —Pues abrid ese libro, y veamos, que barrunto que
que los malos poetas han acabado con la buena poesía, han de ser tan buenas esas poesías como las del mismo
y en ello me afirmo y mantengo ahora; porque ¿quién Lope.
es, decidme, el discreto que hoy no vuelve la hoja al Abriózel libro el barbero y leyó la primera, que era un
tropezar en una publicación con algunos de esos que han himno A Dios, tan lleno de fe y de armonía, que más que
dado en llamar versos, y en verdad que en pocas oca­ para humanas gentes, parecía escrito para que los án­
siones son acreedores á tan honrado nombre? ¿Qué ne­ geles lo cantasen. Grande fué entonces la admira­
cio no los escribe? ¿Qué bueno y feliz ingenio los pro­ ción del barbero, y no poco el gusto que recibió el
duce, en medio de la universal indiferencia y del des­ cura, que oia leer á aquel con los ojos arrasados en
aliento que de algunos años á esta parte mata y sofoca lágrimas, y como si alguna celestial visión se le repre­
la mente y el corazón del que nació, creció y se formó sentara.
poeta? —¡Pardiez!—dijo el maese, así que hubo terminado la
—Alto ahí, compadre—replicó el cura,—que no es lectura que tan sabrosamente habia entretenido á todos.
razón que así se hable, siendo todavía tantos, por for­ —Este Aguilera es tan poeta como cristiano; y si todos
tuna, los buenos ingenios que producen, y nobles es­ sus otros versos se parecieran á estos, en láminas de
fuerzos hacen por levantar á nuestra abatida poesía del oro puro debería grabarse su nombre, al lado del de los
hondo abismo en que yace. Así no fuera más cierto que primeros ingenios de nuestra patria.
esto lo que antes habéis hablado, y las gentes leyeran, —Leed y juzgad—respondí;—y siguió leyendo en alta
no lo malo, ni mediano, sino lo bueno y excelente que voz y conveniente sentido.
para ellas ha sido escrito, se escribe y se escribirá. Si bien habia parecido á todos el primer canto del
—Ciertamente—dije yo á esta sazón,—que sin ir más poeta, todavía más admirable y sublime pareció el se­
léjos y sin buscar en los años lo que en ellos de ménos gundo, en el que se celebraba el valor español, al recor­
valor seria, jóvenes conozco de tan buen juicio, claro dar en un sencillo y bellísimo cuento la gran victoria de
talento, exquisito gusto y bien cortada pluma, que ha­ Roncesvalles, que llenó de espanto y de vergüenza á las
rían milagros á poco que se les alentase. francesas armas.
—Nombradme algunos, en buen hora, señor bachiller, jn. este segundo canto siguió el tercero, que cautivó,
que ansia hé de conocerlos á la par que vos, pues sabria no ménos por su forma que por su intención, habién­
dose leido sucesivamente, y en poco más de dos horas,
apreciarlos como el que más.
400 VENTORA R. AGUILERA. JUICIOS CRÍTICOS. 401

todos cuantos el libro contenia, no sin alguna que otra canta la paz, el fin de las discordias civiles, y grita al
ligerísima pausa, debida á tal cual lunar, que de tarde pueblo, dividido en rencorosos bandos:
en tarde y con suma dificultad echábase de ver. ¡Esos que ves morir son lus hermanos!
—¡Válgame Dios!—exclamó el cura, al cabo de algu­
nos momentos de general silencio y profunda medita­ Y sublime misionero, entre la absorta multitud que le
ción;—¡válgame Dios! ¡y á cuánta discreta y grave relie rodea, va atravesando con grave y majestuoso paso,
xión da lugar esta obra! Dejo á un lado la novedad, que predicando la caridad, la virtud, el trabajo, la protec­
de tantas de su género la distingue: nuestros cantos ción á los que al país* sirvieron y por él sacrificaron
populares, que poco ó ningún valor encierran; nuestra tranquilidad, juventud, haberes; y ora con satírica iro­
canción clásica, que oda podría llamarse, sin temor de nía, ora con tiernísima dulzura, aconseja, reconviene,
extraviarse mucho, y nuestro himno patriótico, chillón convence, en fin.
y parlero como las avecillas que á la naciente aurora Ahora, amigo maese, y vos, bachiller , decidme: ¿qué
saludan, distan tanto por su objeto é importancia de libro de castellana poesía conocéis que en fondo é inten­
estas otras canciones, que desde luego aparece inútil y ción lleve ventaja á éste? ¿No creeis que el buen Agui­
nada juiciosa la comparación que de unas con otras lera, al lanzar de su mente y de su corazón tan impor­
podría hacerse. Nuestro poeta ha introducido en la lite­ tante obra, ha hecho, después de lo que como á poeta, y
ratura española una nueva raza de himnos nacionales, poeta excelente, debía exigírsele, cuanto de un profun­
ó populares, que siendo capaz de todas las bellezas de dísimo filósofo era de esperar?
la poesía, las viste siempre, ó casi siempre, con modes­ —Asi es—respondió el barbero,—y con verdad os digo
tísimo traje, para que áun el ménos inteligente del ig­ que estoy maravillado y aún creo oir sonar en mis oidos
norante vulgo seles aficione y acerque; que la pompa y la música sabrosísima de esos divinos cantos.
grandilocuencia de nuestro poético lenguaje desvia á los —Tales son ellos—añadí yo,—que dudo á cuál podria
profanos, con frecuencia, y hace incomprensibles para darse la preferencia.
ellos las más altas bellezas, á más de despojar á estas —Buenos son todos—dijo otra vez el barbero;—plácen­
alguna vez de gran parte de su valía. Pero ya he dicho me, sin embargo, sobremanera El veterano, El tributo
que no la novedad, sino la profundidad, es lo que hace de sangre, La vuelta del voluntario, el titulado Roncesva-
a este precioso libro (en mi humilde opinión al ménos) lles y algún otro, que dignos de Beranger me parecen.
acreedor á las mayores alabanzas. —Mirad, compadre—volví á decir,—que esas cancio­
«El pueblo necesita hoy fe, ha pensado el poeta,» y nes, con escasísima diferencia, pertenecen todas al mis­
ha dado feliz comienzo á la colección de sus Ecos con mo género. Bellísimas son, en efecto; mas no dejeis pasar
un canto á Dios, considerando (con razón harta) á la re­ así las del Dos de Mayo, El corcel de batalla, El maestro
ligión como origen principal y base de toda virtud. que no viene, La noche de todos los Santos, El perro que
Después, al ver roto y derribado por tierra el nacional ladra y otras tan buenas que nos habéis leído ha un mo­
estandarte, tan temido y respetado en mejores dias, ha mento, y que con rara complacencia os hemos escuchado.
vuelto á tomar la lira y ha cantado á la patria; pero á la —Y que sin duda—prosiguió el cura—son; La barca­
patria vencedora, á la patria de Bernardo del Carpió y rola de Pió LX, Por la patria, El convenio de Vergara,
de los héroes de ¿oncesvalles. El pueblo, al aprender de y... y...
memoria el himno consolador, en que la voz del vate le —Y el Canto de Napoleón—proseguí yo,—en el que el
recuerda las antiguas glorias, no podrá ménos de irri­ arrogante conquistador dice con valentísima osadía:
tarse contra sí mismo, reflexionando cuán necia y ver­ Luz una noche me pidió mi gente,
gonzosamente ha derramado su sangre á impulso de Y á cañonazos incendié á Moscow (1).
la ambición burladora y de la monstruosa barbarie de (1) Un descuido ó distracción, que no acierto á explicarme, ha hecho que en
los enemigos de su reposo y de su honra. las diferentes ediciones de los Ecos nacionales publicadas hasta hoy, se repitiese el
Más adelante, el poeta de la religión y de la patria, error que en la presente, atribuyendo á Napoleón lo que fué obra de los mismos
26
402 VENTURA R. AGUILERA. JUICIOS CRÍTICOS. 403

—Y... y... —repitió el cura, á quien siendo infiel su tinuacion. Por el contrario, Balmes ha necesitado mo­
memoria, interrumpió el barbero: rirse para que los críticos de gacetilla consagren á su
—Y... y... ¿sabéis, por ventura, que es tarde y que genio gigantesco una palabra. Casi es mejor que ca­
há tiempo estamos cansando la paciencia del bachiller, llen los periodistas, puesto que sólo encomian lo malo.
cuya atentísima amistad no merecía ciertamente tan Por eso, yo, que me precio de imparcial, quiero, no
ruin correspondencia? que usted publique algunas líneas en favor de un libro,
Apresuróme á manifestar al maese que se enganaba y sino que imprima esta carta, la cual es un desahogo de
que yo estaba contentísimo de verme en tan honrada la impresión que me ha producido la lectura del tomo I
compañía; pero todo fué en vano: el cura y el barbero se de las Poesías de D. Ventura Ruiz A.guilera, titulado:
levantaron, y dándome las buenas noches, salieron poco Ecos Nacionales. Pienso en ella hablarle íntimamente y
después de mi aposento. Yo entonces tomé la pluma y con el corazón en la mano: léame, pues, con la atención
escribí estos renglones toscos y desaliñados, confiando que merece la sinceridad.
en la indulgencia del lector, á quien antes de concluir, y Nuestra poesía española distínguese de las demás de
para mejor ganarle la voluntad, he de llamar pió, ca­ Europa por su giro eminentemente nacional: como poe­
ro, paciente y... todo,ménos curioso, pues no ha de serlo tas, somos lo que los ingleses como ciudadanos; ¿y qué
tanto que vuelva á caer en la tentación de leer á cosa más noble, más digna del quid divinum de los
poetas, que las glorias de sus antepasados y las creen­
El Bachiller Sansón Carrasco. cias de sus padres?... Nuestros romances no morirán
1849.
nunca y serán pasto delicado para el pueblo como para
los eruditos, porque son la epopeya de nuestro siglo de
hierro, y las comedias de nuestro teatro antiguo triunfa­
rán de las pálidas imitaciones francesas, griegas ó latí- ,
ñas, porque respiran el patriotismo de nuestros roman­
ces. Herrera se elevó hasta Píndaro cantando la batalla
de Lepanto, y se hizo insufrible imitando felizmente á
ECOS NACIONALES. Petrarca. Esto no lo habían comprendido sin duda nues­
tros clásicos, cuando así olvidaron en el pasado siglo las
Señor director de El Intermedio.—Jaén 21 de Julio glorias españolas ó con tan pobre inspiración las canta­
de 1849.—Amigo mió: Hace tiempo que la crítica se ron; sin embargo, en el presente, Quintana y otros toma­
halla prostituida en España por la ignorancia y el cinis­ ron mejor senda, si bien valiéndose de medios poco cas­
mo de los periodistas; algunos fatuos, que se han pro­ tizos. Pero á quien más se debe es á los románticos, tan
puesto elevarla á su verdadero terreno, han fracasado injustamente despreciados, los que más han hecho por
por su pedantería y su vaguedad de principios, más que nuestra poesía con Zorrilla, el duque de Rivas y Es-
(como ellos creen) por lo atrevido de su intento. pronceda. Ellos han resucitado el giro y Ja forma de
Todos los dias leemos en los periódicos de todos los nuestra poesía propia, de la gran poesía española, con sus
colores y de todas dimensiones elogios desmedidos de li­ romances y sus leyendas. ¿Se ha hecho todo?... Creo que
bros que viven un dia, escritos por autores desconoci­ no: la poesía es para todos, y como todas las artes, han
dos, y áun no pocas veces, versos consagrados á inmor­ de tener sus concepciones esa belleza divina c(ue sabo­
talizar rapsodias tan detestables como laAf(l) ó su con- rean el sabio y el ignorante. Zorrilla ha conseguido al­
gunas veces ponerse á nivel del pueblo, mas no siempre.
habitantes de Moscow, los cuales incendiaron esta ciudad al acercarse á ella las Este es el paso que el Sr. D. Ventura Ruiz Aguilera
tropas del gran conquistador, reduciéndola á un vasto raonton de cenizas y de ha dado con la publicación de sus Ecos Nacionales. Su
escombros.
(1) Aquí el autor de la presente carta citaba el nombre del de la obra cen­ libro será con el tiempo tan popular como las canciones
surada. de Beranger, como los romances antiguos. Hijo del pue­
404 VENTURA R. AGUILERA. JUICIOS CRÍTICOS. 405

blo el Sr. Aguilera, ha escrito para el pueblo, y en ese-


lenguaje sencillo y mágico de nuestro pueblo españolr
no pretendo que se me crea bajo mi palabrá: léanse la EL LIBRO DE LA PATRIA. <*>
canción á Roncesvallés, El perro que ladra, la lindísima
composición titulada Las aristocracias, La noche de to­ En estos dias de actividad política ¿he de ser tan ex­
dos los Santos, El veterano, Por la patria, El maestro que céntrico, tan poco oportuno, tan falto de sentido social
no viene, El tributo de sangre, La mielta del voluntario, y y práctico, que vaya á perder el tiempo en leer versos?
siempre que más de una vez no se agolpen lágrimas á No quiero poesía; he cubierto la hermosa estatua con
los ojos del que leyere, siempre que no se entusiasme, un velo semejante al que ponía sobre la imágen de la
que no sienta amargura y dolor, que no se ria también Virgen María cierta devota al intentar cometer alguna
leyendo las de otro género que contiene el libro, decla­ falta. He cogido á las musas y las he puesto en la
raré á la faz deV., Sr. Director, que no se me alcanza una buhardilla, con los trastos viejos, con los papeles
pizca de lo que es gusto literario. corroídos y con los muebles desvencijados. No quiero
Yo creo que este libro del Sr. Aguilera es una adqui­ verlas y las dejo allá, cubierta su clásica faz de telara-
sición para nuestra literatura un tanto decaída; creo Sas, dando abrigo á los ratones en los pliegues de sus
que, separándose de lo vulgar, su autor ha sabido elegir augustos trajes falaces. He escondido las musas, por no
la senda que al genio conviene, y que esta senda le guiará verlas y porque no me vean. No quiero poesía; estamos
al palacio luminoso de la inmortalidad; y si me faltase •en tiempos profanos. La prosa nos manda, nos rige, nos
convicción, la adquiriría profunda viendo que los perio­ da vida, se inocula en nosotros, forma parte de nuestro
distas no han consagrado á su autor el coro acostum­ sér; hoy somos prosa, somos políticos y nos preocupan
brado de elogios (1), ni ménos ha hecho su apoteosis crí­ todos los problemas sociales, morales, económicos y
tica algún pedante. -científicos, es decir, la prosa útil y fecunda, en todas sus
Recomiendo á usted la adquisición de los Ecos Nacio­ manifestaciones. No hay poesía, ni la puede haber; y su
nales, que reúnen el mérito de estar magníficamente más decidido admirador y prosélito, el que esto escribe,
impresos en Alicante, por un tipógrafo_que lleva el glo­ coge á la diosa, y con laureles y todo, con lira, pléctro,
rioso nombre de Ibarra, y de ir acompañados de un mag­ caramillo, tirso y careta, la sube al desvan y la cubre
nífico retrato. con una cortina vieja para que no vea estos dias profa­
Tengo el honor de saludarle y de repetirme su afectí­ nos en que hemos entrado, para que no presencie los
simo amigo.—J. Jiménez Serrano. actos de esta vida que no es su vida, y para que con su
imágen y su mirada no pueda alterar la santa pacien­
(El Intermedio, diario de Granada). cia y forzada resolución que nos alienta en el útil cultivo
de esta ciencia práctica á que todos nos dedicamos.
Hoy somos todos políticos por honra nacional y patrio­
tismo. ¡Viva la prosa!
(1) Lo que realmente sucedió en el asunto ó que se referia el malogrado J. Ji­
ménez Serrano, que figuraba al frenle de los periodistas y críticos más distingui­
Pero hé aquí que cuando esto digo, y cuando enfras­
dos, fué lo que hoy mismo sucede siempre que una obra se publica: hubo un poco cado estoy en los pensamientos arriba indicados, y
de pereza, justificada y disculpable, atendiendo á la precaria situación de ios pe­ cuando más me engolfo en la meditación del presupuesto
riodistas en España, situación que en aquel entónces les obligaba á trabajos Im­ de ingresos, y con más perseverancia considero las ba­
probos y tan escasamente retribuidos—y esto cuando lo eran de algún modo—que,
en verdad, se necesitaba abnegación casi heróica para consagrarse á las tareas ses déla reforma arancelaria, dan un golpe en mi puer­
del periodismo. Por lo demás, debo declarar que la prensa toda, así la de Madrid ta, se abre ésta y entra un hombre... mejor dicho, un
como la de las provincias, sólo elogios, grandes elogios tuvo para mi libro, de los
cuales conservo multitud de pruebas, y que Jiménez Serrano, retirado entónces de
la córte, no habría tenido ocasión de ver. (1) Las poesías que en este artículo se citan, á excepción de la titulada El mar,
■ que será incluida en la colección completa de las obras de su autor, se publicaron
•en El libro de la patria, con otras de diversa índole.
JUICIOS CRÍTICOS. 407
406 VENTURA R. AGUILERA.

poeta, el cual me trae un libro de versos. ¡Qué diablo poesía. Los pueblos que no son ricos, que no producen,
de hombre! ¡Empeñarse ahora en que yo he de leer sus no pueden gozar ni de los beneficios de la paz, ni de las
versos, cuando tengo aquí tantas y tantísimas cosas que dulzuras del arte. Hay unas cosas llamadasjwziíímes ma­
me preocupan y no me dan punto de reposo! teriales, que están por los suelos en España. Es preciso
—Pero hombre de Barrabás—le decía, fijando un ojo dar vida á esto. ¿No le inspira á usted lástima ver como
en su cara y otro en la Sesión de Cortes, que delante de están nuestra agricultura, nuestra industria, nuestro
mí tenia,—¿cómo he de gastar un tiempo precioso en trabajo?... .
examinar lo que no resuelve ninguna gran cúestion de Aquí el poeta me puso la mano en la boca, y con ia
estas que ahora nos ocupan á todos? Yo también tengo mirada alegre y la faz alterada por la satisfacción, me
mis proyectos; proyectos económicos y tributarios, que indicó otros versos, riéndose dé mí, como si me hubiera
han de hacer la felicidad del país; porque ha de saber confundido. Los versos decían:
¡ Paso á la rauda
usted, señor poeta, que yo amo mucho la poesía, pero Locomotora!
amo más la patria, y no tengo pensamientos ni activi­ ¡Paso, que es hora
dad sino para la patria, ó para hablar más en prosa, De partir ya!
para el país. El país atraviesa una gran crisis, es preciso Ella dilata
que se constituya y prospere. Áesto debemos contribuir Los horizontes;
hasta los más pequeños. Yo quiero consagrar todas mis Rotos los montes,
Paso le dan.
fuerzas á esta obra común, porque amo al país sobre
todas las cosas. Arca bendita,
Entonces el poeta abrió su libro, se caló las gafas, to­ De un nuevo mundo
Guarda el fecundo
sió, me miró sonriendo como el que prepara una sorpre­ Géímen vital.
sa, y con su largo, afilado y huesoso dedo me señaló' La sombra ahuyenta
una estrofa, que decía: De la ignorancia;
Con la abundancia
, La imágen del templo, Lleva la paz.
La roca y la playa —¡Bravo! ¡soberbio!—dije yo, después que concluyó
Que ni años, ni ausencias
Del ánimo arrancan; de leer aquella magnífica canción titulada La locomotora,
La voz conocida, que siento no poder copiar íntegra.—¡Bravo!—exclame
La jóven que pasa,
La flor que lias regado recogiendo y guardando el proyecto del presupuesto de
Y el campo que labras, ingresos, que se me habia caido por tercera vez;—eso es
Ya en dulce concierto, muy bueno, sí, señor; pero he de hacerle á usted una
Ya en notas aisladas
Oirás que te dicen: observación. Usted trata de despertar el espíritu indus­
Aquí está la patria. trial por medio del sentimiento, y con descripciones tan
vivas como ésta, croe usted baber resuelto el problema.
—Muy bello—dije yo, recogiendo la Sesionóle Cor­ Mientras los españoles no se convenzan, por cualquier
tes que se me había caido.—Esa poesía es muy bella, y medio que sea, por la razón ó por el sentimiento, de
siento no poder leerla toda. Pero le diré á usted, señor
poeta, no es de ese modo como quiero yo considerar á la que es preciso trabajar... .
patria en estos momentos. En el sentimiento que usted Y aquí volvió á interrumpirme bruscamente, riendo
pinta, se funda todo, lo conozco; pero ahora no se trata de un modo que me turbó por completo. Abrió otra vez su
de avivar ese sentimiento, que siempre existe; ahora libro, y mirándome con lástima, me indicó estos versos-.
Santa Cruz del trabajo,
tratamos de otra cosa. Hablaré en términos que usted Quien te maldice
no va á entender. Nuestro país es pobre; en este siglo, No sabe que lo elevas
mal que le pese á la estatua que tengo en el desvan, no Y lo redimes.
se puede vivir de contemplaciones, de misticismo y de
408 VENTURA R. AGUILERA. JUICIOS CRÍTICOS. 409

Obligóme á leer toda la balada, que era magnífica, y Aquí el hombre dio un salto y un grito, abrió agitado
se titulaba EL progreso, con lo eual me desconcertó; su libro, y me indicó una composición que empezaba asi:
pero yo, firme en no admitir el libro, empecé á leer La Dicen que va con España
Epoca, donde habia encontrado ciertas apreciaciones del Á casarse Portugal;
Si mucho vale la novia,
empréstito Figuerola, que me agradaban mucho. No vale poco el galan.
—El trabajo—dije á mi poeta, después de un breve
rato,—el trabajo es la gran cuestión. Me reconciliaría Leí toda la poesía, que. me pareció muy bella y con­
con su libro, si viera en él una aspiración fuerte á des­ ceptuosa, y estuve un momento pensativo. Más tiempo
pertar en las clases populares el sentimiento del trabajo. hubiera permanecido de este modo, si el poeta, cansado
Este no espanta á las musas, como algunos creen; yo ya de señalar sus versos, no me hubiese leido una gran
tengo para mí que, en las circunstancias presentes, el parte de ellos, entre los cuales me parecieron admira­
arte tiene una gran misión que cumplir. No descenderá bles, sobre toda ponderación, La halada á Polonia, la
de su alta esfera, no abdicará su independencia, no le poesía Al mar y el Recuerdo á Galileo.
pondrá al servicio de lo útil, por aspirar á ser la expre­ Á pesar de mi empeño en leerle yo á mi amigo las
sión fiel de las ideas y de la sociedad moderna, en la cual nuevas bases de la reforma arancelaria, él pudo más que
no hay tanta prosa como creen algunos. La idea del pro­ yo y me leyó sus versos, lo cual hizo que en un instante
greso, la idea de ¡a asociación, la idea de la industria, de entusiasmo se me cayera por sétima vez la Sesión de
¿no son elementos poéticos tan admirables y fecundos Cortes, pasando á las uñas del gato, que jugó con ella
como la idea del parricidio, la idea del amor, la idea mientras duró la visita.
del mar? En todo el libro encontré una alta idea, la idea del
Al decir yo esto, el poeta reía y me miraba desde lo derecho nuevo, hoy reconocido y aplicado. Me agradó la
alto de sus gafas, mostrándome unos versos que de­ elevada concepción, la osadía de un escritor, que trata
cían: de explorar los infinitos elementos poéticos de nuestro
Cataluña, porque tengas siglo, de este siglo injustamente motejado de prosaico.
Ricas galas que ostentar, ¡Pues qué! El siglo de las grandes redenciones, de las
El vapor palpita y ruge, grandes conquistas intelectuales, el siglo del progreso,
Hila el huso de metal.
¿puede en ninguna manera ser enemigo del arte, que
busca siempre los altos y más bellos ideales?
Y ántes, y después de esto, unas estrofas descriptivas Inspiran el libro de Aguilera (éste es el nombre del
tan pintorescas y animadas, que en el calor del entu­ poeta, cuyos versos hemos citado) el noble, sentimiento
siasmo, dejé caer por cuarta vez la Sesión de Cortes y de la patria, manifestado en las glorias históricas, en las
■rompí maquinalmente el Presupuesto de ingresos. bellezas del suelo, en-la actividad laboriosa de algunos
—¡Admirable!—dije;—pero no me basta aún. Yo qui­ de sus hijos. Bullen en él, como ideas fundamentales, la
siera ver infundidas en el ánimo del pueblo, por medio del dignidad nacional, el recuerdo de. los grandes dias, la
arte, otras ideas también elevadas. No puedo explicarme nobilísima aspiración al ideal democrático, el, sublime
mucho, señor poeta, porque me voy á las Cortes; pero amor á la verdad y á la libertad, y como complemento y
quisiera... no.sé cómo decirlo... quisiera ver expresados síntesis de todo esto, la fraternidad universal.
por medio del arte todos los ideales á que aspira la so­ Hechas estas reflexiones, ¿cómo he de resistirme á ad­
ciedad moderna, no exceptuando aquellos que, más con­ mitir el libro? No; entre esta poesía y nuestra prosa, la
cretos y más prácticos, parecen como refractarios á la prosa constituyente de hoy, no hay antagonismo, sino
poesía; digo esto, porque tengo la convicción de que nin­ más bien un estrecho é indisoluble consorcio. Acordes y
guno de estos ideales sociales es, aunque lo parezca, re­ abrazados van el sentimiento que ese libro despierta, v
fractario á la poesía, si ésta sabe aceptarlos como debe; la preocupación política que hoy nos invade. No vacilo
por ejemplo... en admitirlo, y continuando con mi Sesión de Cortes en
410 VENTURA R. AGUILERA. JUICIOS CRÍTICOS. 411

la mano (por fin lie logrado arrancarla de las uñas del Virgilio y al maestro León, vivificados por la savia mo­
gato), voy á bajar del desvan y descubrir la hermosa derna. La mujer y el adulto, el nino y el anciano, con­
estatua que escondí en él, seguro de que nada hay templan objetivados allí todos los sueños que, como
profano para las musas. La incomparable diosa se nos fuegos fatuos, sienten cruzar por su mente, sin darse
mostrará más elocuente, más expresiva, más inspirada cuenta clara de sus rápidas emociones.
y hermosa ante los altos ideales del siglo xix. ¡Gran Y esto acontece, porque el Sr. Ruiz Aguilera no es un
musa española, despierta! Sin soltar la Sesión de Cortes, rimador vulgar ni erudito, sino un poeta de sentido hu­
ni arrojar de mi mente la preocupación de los intereses mano, comprensivo, real, de inspiración ferviente y ma­
materiales, me atreveré á escribir en tu pedestal las ad­ jestuosa, de espíritu cultivado en sanos estudios, que se
mirables palabras que hallo en el mismo libro de Agui­ admira en las Academias, enternece en los salones y se
lera: «La poesía, en algunos períodos históricos, ha canta en las plazas públicas.
enseñado álos hombres á aborrecerse; recibido el bau­ El nuevo libro que motiva estos desaliñados renglo­
tismo de los tiempos nuevos, debe enseñarlos á amarse.» nes, se divide en dos partes enteramente diversas.
La primera, titulada Armonías, contiene cinco poesías
Benito Perez Galdós. líricas de inestimable valor. Serenas contemplaciones
Las Córtesy 21 de Abril de 1869. de la naturaleza y del espíritu, como el autor las llama,
no se sabe qué sobresale en estas odas, si el íntimo y
profundo sentido con que penetra en las bellezas de aque­
lla, ó la religiosa emoción que lo eleva á Dios en alas de
la piedad cristiana; la serenidad con que convierte sus
ARMONÍAS Y CANTARES«1) ojos al espectáculo interior de sus dolores, ó la pura y
líbre mirada que tiende á la vida perecedera del hombre.
Acaba de publicarse este libro, tan elegantemente im­ La segunda parte comprende ciento setenta y seis
preso, que honra á nuestra tipografía. Con él adquiere el Cantares (1) de diferente intención, género y corte, en­
distinguido poeta de las Elegías y_los Ecos Nacionales tre los cuales los hay de una hermosura tan acabada,
un nuevo título de gloria que añadir á los anteriores, oue parece insuperable. Notables son estos cantos, y lie-
con que la pública opinión consagra sus merecimientos. van un sello tan popular, que muchos de ellos ya se han
Las obras del Sr. Ruiz Aguilera poseen la cualidad, incorporado á la literatura del vulgo, que los conser­
tan preciosa como rara (y más en nuestros tiempos), de vará en el inagotable arsenal de sus recuerdos; pero lo
responder al sentimiento y al gusto artístico de todas que á nuestro entender levanta en este libro al Sr. Ruiz
las clases sociales, cualquiera que sea su educación li­ Aguilera á la altura de los primeros líricos_de las pri­
teraria. El espíritu elevado de genialidad y fantasía, meras literaturas, son las Armonías, pequeños poemas
halla en ellas una inspiración grandiosa, que saca de to­ llenos de fe y de consuelos, tan tiernos como los de Schi-
das las cuerdas del corazón sonoras notas, que en, todos 11er, tan profundos como los de Byron, tan bellos y con­
despierta un acorde poderoso y universal. El pueblo res­ cluidos como los de Goethe.
ponde con entusiasmo á los varoniles ecos en que el El público, que se disputa los últimos restos de la
cantor de sus queridas memorias y de sus ingénitos edición, confirma unas palabras que quien por sí mismo
afectos le ofrece su mismo ideal, concebido en la santa juzgue de su motivo, no tachará de hipérbole ni lisonja,
comunión de la patria, fortalecido por una personalidad cosas ambas mal avenidas con la modesta, pero hon­
t vigorosa, y depurado con la libertad y gallardía del más rada conciencia de quien escribe estos renglones.
delicado arte. El hombre culto, apasionado de la pureza
y corrección de las formas clásicas, siente allí revivir á José Álvarez.
(1) Museo Universal, 9 de Julio de 186o. (1) Tal era el número de los contenidos en las dos primeras ediciones.
NOTAS FINALES. 413
sitanas y á la propaganda de la idea democrática, de la fatalidad que presidia á
nuestras relaciones, por las dificultades en la comunicación de los dos pueblos de
la península ibérica. «E* notabel (decía) parece que estamos a milhares de legoas
de distancia, o que sáo perigosas as communicacóes entre nossos dos paizes.» En
efecto, se había perdido, como algunas cartas, el número del Portuense en que
había visto la luz un artículo crítico del amigo de Mattos, Custodio José Vieira,
NOTAS FINALES. uno de los primeros periodistas portugueses. No llegué á conocer personalmente á
Mattos, y sin embargo, el dulce recuerdo de su amistad y de sus nobles senti­
mientos siempre ha permanecido grabado en mi alma.
BALADA O POLSGE (Balada de Polonia), página 331.—La elegante versión
de esta poesía, es obra del jóven polaco José Leonard, emigrado á consecuencia
de la insurrección de 1863 y 64, que, ahogada en sangre como las anteriores,
En las referencias que principian en la página 274 de este volumen hago indi- agravó la desgracia de los patriotas de aquel pueblo desventurado, cuyo reparto
-caciones biográficas de los señores que me habían distinguido con la traducción fué presenciado con indiferencia por los demás de Europa, á excepción de Turquía
de algunas de mis poesías comprendidas en volúmenes anteriores, dándolas á y España, únicas naciones protestantes de esta iniquidad. Si grandes eran mis
conocer en sus respectivos países, y proporcionándome de este modo la ocasión simpatías por Polonia, aumentáronse al oir de boca de Leonard que mi poesía
de honrarme con su amistad. Así, pues, en las presentes Notas me limitaré á con­ interpretaba fielmente el sentimiento y el estado de su noble país, y que de nin­
signar, con motivo de trabajos análogos, los nombres de los que se han ocupado guna manera podía demostrármelo mejor que traduciéndola. Fué Leonard primer
en ellos y á quienes hasta ahora no he mencionado. ayudante del general Kruk, que sucedió al dictador Langiewicz, y después coman­
DAS SCHLACHTROSS. (££ corcel de batalla), página 527.—El doctor don dante de escuadrón, habiendo publicado en su idioma nativo numerosos trabajos
Juan Fastenrath, traductor de este Eco, es un excelente poeta nacional prusiano, y históricosy literarios, entre estos Juan Ziska y los husitas, y una colección de
eruditísimo escritor, cuja actividad intelectual es verdaderamente prodigiosa. opúsculos dedicados á los campesinos polacos, titulada Braterstwe (La fraterni­
Muy jóven es, y ha dado yá á la estampa diez ó doce volúmenes, originales unos, dad). Actualmente es redactor de la Gaceta de Madrid, donde su ilustración y su
profundo conocimiento délas principales lenguas vivas de Europa, son tan útiles
versiones concienzudas otros de obras españolas, cuyo idioma le es casi tan fami­
liar como el suyo propio; prueba de ello son su hermoso libro Las pasionarias, como necesarios.
JOSÉ SIMOES DIAS. (E pur si muove, ó Recuerdo de Galileo), página 343.
perfectamente escrito en la lengua que inmortalizó á nuestros grandes autores de
Conozco de este autor lusitano As Peninsulares y Ruinas, dos preciosas coleccio­
los siglos xvi y xvii, y la Walhalla, que actualmente publica la acreditadísima
Revista de España. Fastenrath considera á España como su segunda patria, y nes de inspiradas poesías líricas, que en breve tiempo le han conquistado un nom­
bre tan justo como envidiable. Las de la primera, según su mismo título indica,
tanto por esto, como por el mérito extraordinario de los trabajos que á ella ha
consagrado, el Gobierno español le significó su aprecio, concediéndole dos gran­ participan (por el feliz consorcio del estilo, de los asuntos y hasta de la variedad
des cruces, á petición de reputados literatos españoles, mereciendo también dis­ f métrica más usados en los dos pueblos que forman la península ibérica), de las cua­
tinciones honoríficas de municipios, academias y otras corporaciones científicas lidades que en una y otra poesía sobresalen, y que demuestran el parentesco que,
y literarias. Debo la fortuna de las relaciones fraternales que hoy me unen con » á despecho de las vicisitudes porque entrambas naciones han pasado, sigue
Fastenrath, á mis amigos los poetas D. Pedro María Barrera y D. Manuel Juan uniéndolas y ha de estrecharse en el porvenir. Las poesías de la segunda (CanQoes
Diana, que me proporcionaron los libros en que el celebrado vate de Colonia da no'ssa edade) tienen un carácter marcadamente socialista, y han sido en gran
había publicado multitud de versiones de obras mias. parte inspiradas por la dolorosa realidad que engendra las terribles convulsiones
O TRIBUTO DE SANGUE. (El tributo de sangre), página 329.—Desterrado de que es presa la sociedad de nuestros tiempos. Tanto en ésta como en aquella
en Alicante, recibí de Madrid un número de O Ecco popular, que en Agosto de obra, hay composiciones dignas de un verdadero poeta y filósofo, que comprende
1848 se publicaba en Opoito, y en el cual se insertó la traducción de la poesía la elevada tarea que le está encomendada, y que ya encuentra merecida recom­
que es objeto de esta nota, hecha por J. Marcelino Mattos. No sabiendo quien me pensa en el general aplauso con que son recibidas. El Sr. Simoes Dias, profunda­
había remitido el número de aquel periódico, me dirigí al mismo Sr. Mattos, para mente conocedor de nuestra literatura, ha consagrado no pocas vigilias á su es­
manifestarle mi agradecimiento. Poco después me contestaba, viniendo su muerte, tudio y á la redacción de una obra, que ignoto si ha visto ya la luz pública, con
acaecida en 1855, á cortar nuestra correspondencia. En su segunda carta se la­ el título de Litleratura hespannola contemporánea, la cual ofrecerá á nuestros
mentaba Mattos, inteligencia superior prematuramente arrebatada á las letras lu- compatriotas una nueva ocasión de legítimas alabanzas y agradecimiento.

i
414 V. R. AGUILERA.—NOTAS FINALES.

J. SITJAR. {Balada- de Iberia), página 347.—Habiendo llegado casualmente


á mis manos la traducción impresa y hecha por el Sr. Sitjar de dicha Balada, me
creo en el deber de manifestarlo aquí, añadiendo que la literatura catalana le
cuenta entre sus más ilustrados y entusiastas cultivadores.
CLAUDIO JOSE NUNES. (A Polonia); página 333.—Aunque ya he hecho
ÍNDICE.
mención, si bien ligerísima, de este autor portugués, la circunstancia de haber
recibido recientemente su última obra titulada Scenas contemporáneas, me pre­
senta la agradable ocasión de recomendar nuevamente su nombre, no desconocido
del todo entre nosotros, á cuantos se interesan en las glorias peninsulares. Lleva PÁGS. PÁGS.
esta obra un prólogo de José María Latino Coelho, que con decir que es digno de
quien lo ha escrito y del libro que le ha dado origen, creo decir bastante. Cláudio Advertencia.............. v El porvenir.................... 75
José Nunes, ya admirado por mí en A morte y en Las meres françaises, produc­ Ante un Crucifijo......... 76
ciones contenidas en la obra citada, es el Víctor Hugo portugués, á quien se pa­ En los últimos dias
rece, sobre todo en algunas poesías escritas en el mismo idioma del autor de las de 1848..................... 80
Orientales y de Nuestra Señora de Paris, que maneja con facilidad asombrosa. Prólogo de las dos pri­
Cláudio José Nunes es un gran poeta, y en su colección compiten en mérito las meras ediciones........ ix ECOS NACIONALES—LIBRO II.
producciones que le distinguen por su elevada concepción y varonil energía, con Á Dios. . ....................... 15
aquellas otras que encantan por la gracia exquisita y suavidad de los tonos, y con Roncesvalles................. 17 Prólogo de la tercera
aquellas cuyo humorismo de buena ley hace asomar la risa á los labios del que Lo peor.......................... 20 edición................... • 89
las lee. El convenio de Vergara. 22 El pueblo................... 95
El perro que ladra........ 24 Á la Virgen María......... 98
El laurel........................ 26 ¡Al campo!.................. 100
A Pió IX................ .. 28 La noche de Navidad... 102
Las aristocracias........ .. 31 Guzman el Bueno..... 105
La noche de todos los Cuadro de guerra...... 107
Santos........................ 33 Culto del alma............ 109
El veterano................... 35 El Ministro Quijote.... 111
Eternidad del genio... 37 La hospitalidad......... 113
FIN. Los niños....................... 39 El otoño................... 115
Cómo entran y cómo La prostitución......... 117
salen.......................... 41 Aparición celeste....... 119
Por la patria.................. 44 Combate y victoria.... 120
Irlanda........................... 46 Numancia................... 122
Canto de Napoléon.... 48 El sueño de un loco... 125
El maestro que no viene. 50 El abuelo................... 128
El proscrito................... 54 Expiación.................. 130
La caridad..................... 55 La libertad del malvado. 132
El corcel de batalla.... 58 La prensa................... 134
¡Qué hermanos!............ 60 Grandeza nacional..... 136
Canción de los talleres. 63 El buen cura.............. 137
¡Ay de España!............ 66 El expósito................ 140
El Dos de Mayo............ 67 El árbol de la Libertad.. 143
El tributo de sangre... 70 El hogar paterno...... 145
i La vuelta del voluntario. 72 Himno de Julio......... 147
». . » *

416 ÍNDICE.
PÁGS. PÁGS.

Á los ciegos................... 229


Balada del progreso... 231
Prólogo de la cuarta Á D. Salustiano Oló-
edición....................... 181 zaga......... .................. 234
La patria....................... 171 Correspondencia del moro 237
Balada de Polonia........ 174 Europa en Noviembre
Balada de Cataluña.... 177 de 1861...................... 242
La bandera.................... 180 Fray Luis de León.... 244
Recuerdo de Galileo... 182 Á Colon.......................... 288
1808-1848. Campo de la Á la hija de un ne­
Lealtad....................... 184 grero.......................... 260
Soledad.......................... 186
Violeta para la corona de
Zorrilla....................... 189 CANTARES.—LIBRO IV.
Balada de Iberia........... 193
Al ingenioso hidalgo don Prólogo de las dos pri­
Quijote de la Mancha. 197 meras ediciones........ 267
El gorrión voluntario.. 201 Cantares........................ 279
España libre................... 204 Traducciones de Ecos
Apoteosis....................... 206 Nacionales................. 327
La gaita gallega............ 209 Traducciones de Can­
El general No Importa. 212 tares........................... 367
Balada de Castilla........ 217 Aclaración. ................ 382
La locomotora................. 223 Notas............................. 388
Béjar el 28 de Setiembre Juicios críticos.............. 39 í
de 1868...................... 226 Notas finales.................. 412

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