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CONSOLACIÓN DIVINA

2 Corintios 1:3-4


Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de
misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos consuela en todas
nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que
están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros
somos consolados por Dios.

De generación en generación, desde génesis 3 hasta apocalipsis 21 podemos ver


que toda la humanidad necesita de la misericordia y la consolación de Dios,
porque toda la historia del ser humano está caracterizada por el dolor.

EL MUNDO QUE HEREDAMOS


Dios puso delante de Adán la vida y la muerte. La vida si obedecía y la muerte si
trasgredía su Palabra.
Lastimosamente Adán escogió la muerte con todo lo que eso implica. Y esto
afecto no solo a la raza humana sino a toda la creación.

Génesis 3:17-19

17 
Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol
de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa;
con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te
producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el
pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y
al polvo volverás.

 El mundo que heredamos está caracterizado por el dolor


 Por causa del pecado, la creación que debíamos cuidar, más bien la
arruinamos
Virus, bacterias, sequía, inundaciones, terremotos tsunamis…
Todos los días de tu vida, dijo el Señor.

Cuando veamos todas estas cosas a nuestro alrededor, recordemos que esto es
por nuestra causa.
A esto se añade el crecimiento de la maldad en el corazón del hombre por causa
de alejarse cada vez más de Dios.
 Nadie esta exento de experimentar la el dolor y la muerte en este
mundo.
 Ni siquiera los que hemos sido salvos y que ahora vamos de vuelta al
paraíso.
 Aunque vamos hacia un final glorioso, maravilloso, el camino de
retorno está lleno de dolor.

Este es el mundo que heredamos, pero también es el mundo al que Jesús


vino.

Lucas 4:16-19

16 
Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo [a] entró en la
sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. 17 Y se le dio el libro del
profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

18 
El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
19 
A predicar el año agradable del Señor.
Todo esto muestra dolor y sufrimiento.
Todos necesitamos de su consuelo en nuestras vidas

DIOS ES EL GRAN CONSOLADOR


Dios es la fuente inagotable de consuelo para su pueblo.
Él es padre de toda consolación.
No hay consuelo alguno que no provenga de él.

Isaías 51:12

12 
Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del
hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?

 No hay nadie más en quien podamos hallar el verdadero consuelo.


JUAN 14:16-17

16 
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros
para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no
le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará
en vosotros.

Jesús consolando a sus discípulos.


 Aunque el dolor estará presente todos los días de nuestra vida, también
tenemos con nosotros el consolador para siempre, para toda la vida.
 Porque vamos a necesitar consuelo todos los días de nuestra vida a causa
del dolor y el sufrimiento que nos produce el pecado.

1 Juan 2:1

2 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere
pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
Jesús está allí siempre para ayudarnos, defendernos y restaurarnos.
El espíritu nos consuela en nuestros corazones y Jesús intercede por nosotros en
el cielo.

El Espíritu Santo es llamado por Cristo mismo EL CONSOLADOR

Juan 14:26

26 
Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él
os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Juan 15:26

26 
Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu
de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.

LA MANERA EN QUE SOMOS CONSOLADOS

1. Nos guía a la verdad


2. Nos hace conocer al padre

Nuestra consolación viene en la medida en conocemos y entendemos a


Dios.

 La consolación de Dios no ocurre en un vacío, sino que procede en la


misma persona carácter y obra de Dios.

En las Sagradas escrituras esta todo el consuelo, toda la ayuda y toda la guía y la
fortaleza que necesitamos para afrontar las diversas situaciones que tenemos que
afrontar en un mundo caído.
QUÉ ES LO QUE DEBEMOS HACER PARA DISFRUTAR DEL CONSUELO
PLENO DE DIOS?

1. Llenar el corazón de la palabra de Dios

Que la mente, las emociones y la voluntad estén permeadas por la palabra de


Dios y la conciencia edificada sobre ella.

Cuando llenamos nuestra mente con la Palabra de Dios, cambia nuestro


pensamiento, esto afecta de manera positiva nuestras emociones y provoca que
nuestra voluntad sea movida hacer lo que conviene y lo que edifica.

Efesios 5:18

18 
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del
Espíritu,

 Este pasaje habla sobre qué es lo que debe controlarnos.

Un borracho es una persona controlado o dominada por el alcohol.

 Sus pensamientos, sus emociones y su voluntad son controlados por el


alcohol.

La enseñanza es, no dejen que nada de este mundo los controle, sino que sea El
Espíritu, la Palabra de Dios la que ejerza ese dominio.

Para embriagarse no basta con tener a disposición mucho alcohol, sino que
también hay que estar dispuesto a Digerirlo.

Es necesario que tengamos la disposición de llenarnos del Espíritu Santo,


llenarnos de la palabra de Dios.

Colosenses 3:16

16 
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros
Si Quiero ser consolado debo llenarme de la palabra con un fin:

Jeremías 9:23-24

23 
Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe
el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24 Más alábese en esto el que se
hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago
misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice
Jehová.

Dios ha hecho misericordia con el hombre, no dándole lo que merece por sus
pecados, sino enviando a su Hijo para salvarnos de la muerte a causa de nuestros
pecados. 
Juan 3:16-17 “
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no
envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él.” 

Dios ha hecho justicia, Dios ha manifestado su justicia al juzgar nuestros


pecados en el madero; pecados que fueron cargados sobre la persona de su Hijo,
nuestro Señor Jesucristo. 
2 Corintios 5:21 
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él.” 
 Romanos 3:25 
“a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para
manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados,”
Dios justo hará juicio a aquellos que no se arrepienten de sus pecados, y creen
en su justicia por gracia, que es en la persona de su Hijo Jesucristo. Romanos
2:16 “en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres,
conforme a mi evangelio.” Apocalipsis 20:12 “Y vi a los muertos, grandes y
pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el
cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban
escritas en los libros, según sus obras.”

Isaías 43:1-2

43 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No
temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. 2 Cuando pases por las
aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el
fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

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