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Llenura del Espíritu Santo

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"No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien


sed llenos del Espíritu" Efesios 5:18

Uno de los regalos más grandes que Dios ha dado a Su Iglesia es el regalo del
Espíritu Santo.

Qué tal si hacemos una pausa en nuestro caminar, en nuestro diario que
hacer y pensamos por un momento en la siguiente pregunta:

¿ESTOY SEDIENTO DEL ESPIRITU SANTO?

“Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en


alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. El que cree
en mí, como ha dicho la Escritura: “De lo más profundo de su ser brotarán
ríos de agua viva.” Pero El decía esto del Espíritu, que los que habían creído
en El habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues
Jesús aún no había sido glorificado.” Juan 7:37-39.

Dios sabía que teníamos una sed que solamente podía ser saciada de una
sola manera. A través del Espíritu Santo.

¿Según el versículo anterior cual es la oferta que está haciendo Jesús y para
quien la está haciendo?

El versículo dice: “Si alguno tiene sed”. De manera, que lo que Jesucristo está
ofreciendo no solamente es para un grupo exclusivo de personas, es para
todos.

Si nosotros deseamos saciar nuestra sed espiritual (y recibir esta bendición),


debemos de llegar a Jesucristo. Él es el único que puede satisfacer esta
necesidad.
“Pero Él decía esto del Espíritu, que los que habían creído en Él habían de
recibir.” Creer en Cristo es una condición para experimentar el brote de ríos
de agua viva desde lo más profundo de su ser.

El Espíritu Santo es la única manera en que su sed espiritual será saciada.

Podemos decir que la llenura del Espíritu Santo es la manera en que Dios
sacia nuestra sed espiritual. Y al ser llenados con el Espíritu Santo, Él no
solamente sacia nuestra sed, sino que nos da algo más… poder espiritual.

EL ESPÍRITU SANTO HA ESTADO PRESENTE EN LA HISTORIA

Cuando vamos a las Escrituras, descubrimos que el Espíritu Santo ha estado


presente a lo largo de toda la historia del género humano. Podemos leer las
siguientes citas bíblicas:

En la creación (Génesis 1:2)

En la vida de José (Génesis 41:38)

En los 70 ancianos de Israel (Números 11:25)

En la vida de Gedeón (Jueces 6:34)

En la vida del rey David (1 Samuel 16:13)

En la vida de Elías (2 Reyes 2:15, 16)

En diversas profecías (Isaías 44:3, Ezequiel 36:26, 27; Zacarías 4:6)

En el Nuevo Testamento (Marcos 1:7, 8)

Dios es el Dios que nos ama, pero, que, al mismo tiempo, siempre nos ha
acompañado a través de la historia por medio del Espíritu Santo.
EL ESPÍRITU SANTO SIGUE MANIFESTÁNDOSE EN NUESTRAS VIDAS

Dios es eterno. Su Espíritu sigue latente hoy en medio de nosotros. Se


evidencia en nuestra existencia cuando le buscamos. Miremos algunas de sus
manifestaciones:

El Espíritu Santo nos guía en la misión que debemos cumplir (Ezequiel 2:1-4)

El Espíritu Santo se sigue derramando sobre todo Su pueblo hoy (Joel 2:28,
29)

El Espíritu Santo se derrama sobre nosotros porque así lo ha dispuesto Dios el


Padre (Ezequiel 36:27; Juan 16:7)

La experiencia de ser llenos del Espíritu Santo es para los creyentes en el


Señor Jesús (Hechos 2:4, 39)

El Espíritu Santo nos permite experimentar victoria en todas las


circunstancias de la vida (Zacarías 4:6)

Lo que Dios hace en nosotros por medio del Espíritu Santo es maravilloso. Es
gracias a Él que permanecemos firmes en la disposición de cambio y en el
proceso de transformación permanente. Algunos elementos importantes a la
luz de las Escrituras:

Cuando el Espíritu Santo mora en nuestras vidas, experimentamos libertad (2


Corintios 3:17)

El Espíritu Santo trae gozo a nuestra vida, reemplazando todo aquello que
nos roba la paz (Nehemías 8:10)

El amor se hace real en nuestra vida cuando el Espíritu Santo nos gobierna
(Romanos 5:5)

Un cristiano lleno del Espíritu Santo vivencia transformación en todas las


áreas de su vida (Gálatas 5:22, 23)

Los cristianos tenemos un distintivo: profesamos fe en el Señor Jesús y


recibimos la llenura del Espíritu Santo. Es más, esa llenura debe permanecer.
Es posible cuando caminamos en intimidad con Dios.
¿Cómo sé si el Espíritu me ha llenado? ¿Y cómo puedo ser lleno del Espíritu
Santo?

Cuando el Espíritu de Dios te llena, cambiará cada parte de ti.

¿Qué es ser lleno del Espíritu Santo?

La gente, comúnmente piensa que la llenura del Espíritu Santo se expresa en


“grandes” manifestaciones o en “grandes” milagros, como posiblemente
sería hablar en lenguas, sanar enfermos, expulsar demonios, pronosticar
eventos futuros y cosas semejantes.

Pero lo cierto es que la llenura del Espíritu Santo no solo se manifiesta de esa
forma, sino que también lo hace, principalmente, de maneras menos
espectaculares: al compartir el evangelio a un desconocido, cuando te
conmueve hasta las lágrimas una alabanza o cuando te alejas de alguna
tentación, por poner algunos ejemplos.

Creer que solamente las manifestaciones espectaculares del Espíritu son las
que demuestran que alguien está lleno de Él, pudiera suponer que para Dios
hay niveles de dificultad. Comúnmente se piensa que una manifestación
espectacular requiere más poder que algo “sencillo”, pero lo cierto es que
para Dios requiere exactamente el mismo esfuerzo, ninguno. También se
puede creer que las cosas “sencillas” las podemos hacer con nuestras propias
fuerzas y que para ello no necesitamos de su Espíritu; o si acaso, con un poco
es suficiente. Pero evidentemente eso es un gran error.

El Espíritu es selectivo:

“El que no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” Romanos 8:9.

Solo los seguidores de Cristo tienen acceso a esta fuente de poder. El Espíritu
mora en los creyentes solamente. Él influirá en las personas que no conocen
al Señor, pero Él habita en los creyentes.

La Biblia nos manda a ser llenos del Espíritu:

“Y no os embriaguéis de vino, porque eso es disolución; más sed llenos del


Espíritu…” Efesios 5:18.
Una vida llena del Espíritu hace algo por ti, tu relación con Dios y tu relación
con los demás.

La persona Llena del Espíritu tiene una Actitud diferente:

“dirigiéndose unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales,


cantando y alabando al Señor con su corazón…” Efesios 5:19.

La persona llena del Espíritu está llena de agradecimiento a Dios:

“dando gracias siempre y por todo a Dios Padre en el nombre de nuestro


Señor Jesucristo…” Efesios 5:20.

La persona llena del Espíritu tiene una manera diferente de interactuar con
todos:

“sometiéndose unos a otros en el temor de Cristo”. Efesios 5:21.

No perdamos la oportunidad.

Existen algunas oportunidades que simplemente son demasiado buenas para


desaprovecharlas. No querrás perder ni una sola oportunidad en la que el
Espíritu te llene.

Así que la Persona Llena del Espíritu es cuando:

Tu Actitud hacia ti cambia, tu actitud cambia hacia Dios, y tu actitud hacia


Todos los demás cambia radicalmente.

Una imagen de una persona llena del Espíritu.

La Biblia nos ofrece una imagen simple de cómo se ve cuando está lleno del
Espíritu.

“Y no os embriaguéis con vino, porque eso es disolución, sino sed llenos del
Espíritu…” Efesios 5:18.

El Espíritu toma el control de ti de la misma manera que el alcohol te


controlaría a ti, solo que tú obtienes el autocontrol. En lugar de perder el
control, obtienes un tremendo autocontrol.
Tienes el control de la lengua, el control de las emociones, el control de las
pasiones y el control de la mente. No permitas que el alcohol te controle,
sino invita al Espíritu a que te controle a ti.

EL PODER.

Jesús sabía que necesitaríamos el poder del Espíritu Santo.

“Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran


la promesa del Padre: La cual, les dijo, oísteis de mí; pues Juan bautizó con
agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos
días. Entonces los que estaban reunidos, le preguntaban, diciendo: Señor,
¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel? Y El les dijo: No os corresponde
a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con su
propia autoridad; pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre
vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta
los confines de la tierra.” Hechos 1:4-8

Jesús les dijo a Sus discípulos que no se fueran de Jerusalén hasta que
hubiesen recibido o sido bautizados con el Espíritu Santo.

¿Por qué? Porque cuando el Espíritu Santo viniera sobre ellos, recibirían
poder.

Hoy, podemos experimentar ese mismo poder a través de la llenura del


Espíritu Santo.

SALVOS Y DESPUES LLENOS.

“Y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador para que esté con


vosotros para siempre; es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no
puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis
porque mora con vosotros y estará en vosotros.” Juan 14:16-17.

El término el mundo se refiere a las personas que no son salvas, aquellos que
aún no han recibido a Cristo.

El mundo puede aceptar a Cristo y recibir el regalo de la salvación. Entonces,


una vez que una persona ha sido salva, puede ser un candidato para recibir la
llenura del Espíritu Santo.
PENTECOSTES.

Justamente después de que Jesús ascendió al cielo, encontramos a los


discípulos regresando a Jerusalén donde se estaban quedando. Mientras se
reunían en el aposento alto orando, de repente el regalo del Espíritu Santo
llovió.

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo


lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento
impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados, y se les
aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre
cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para
expresarse.” Hechos 2:1-4.

Una vez que los hombres y las mujeres llegan a la fe en Jesucristo, entonces
después reciben la llenura del Espíritu Santo. Y es a través del Espíritu Santo
que el poder de Dios se manifiesta en sus vidas.

SIENDO LLENOS DEL ESPÍRITU

No todos los creyentes experimentan la llenura del Espíritu Santo. El apóstol


Pablo nos manda de forma imperativa a no embriagarnos con vino, “sino
sed llenos del Espíritu” Ef. 5:18.

De manera que el apóstol no nos está dando una opción sino un mandato,
inspirado por el Espíritu de Dios: el mandato es ser lleno del Espíritu.

Lamentablemente, aunque esto es un mandato, no todos los cristianos


experimentan la llenura, porque esta llenura depende de cuánto nosotros
estemos en condiciones de cederle el control de nuestras vidas a Dios. En la
medida en que nosotros nos rendimos a Dios, en esa misma medida el
Espíritu de Dios hace su trabajo en nosotros.

Necesitamos también tener pendiente que esa llenura del Espíritu Santo, que
puede ocurrir de forma recurrente, se da a lo largo de la vida del creyente y
es una experiencia que todo creyente debiera experimentar. Es esta llenura
lo que le va a permitir vivir una mejor vida de obediencia y le va a permitir
también hacer el mejor uso de los dones del Espíritu.

CÓMO RECIBIR LA LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO.

En Hechos 10 leemos que el Espíritu cayó sobre la casa de Cornelio… sobre


todos aquellos que escucharon la Palabra. De la misma forma, el Espíritu
Santo puede “caer” sobre cualquier persona que esté buscando.

También vemos al Espíritu Santo descendiendo repentinamente sobre los


discípulos en el Día de Pentecostés mientras oraban en el aposento alto. Este
incidente fue algo peculiar ya que ésta fue la primera vez que el Espíritu
Santo entró a la tierra a morar en las personas después de la resurrección.

Esta primera venida del Espíritu tenía como señal las lenguas de fuego
posando sobre cada uno de ellos como una indicación que el mismo Espíritu
que guío a Israel por el desierto como un pilar de fuego de noche ahora
estaba viniendo a morar a cada uno de ellos.

Bajo el antiguo pacto era una guía externa para una nación de que la
presencia de Dios estaba con ellos. Ahora sería una guía interna para cada
creyente de que la presencia de Dios estaba con ellos.

Si pedimos ser llenos del Espíritu Santo, podemos estar seguros que el Padre
contestará nuestra petición y nos dará la llenura del Espíritu Santo.

“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.


Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá. O suponed que a uno de vosotros que es padre, su hijo le pide pan;
¿acaso le dará una piedra? O si le pide un pescado; ¿acaso le dará una
serpiente en lugar del pescado? O si le pide un huevo; ¿acaso le dará un
escorpión? Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a
los que se lo pidan?” Lucas 11:9-13.

El Padre está listo y dispuesto para darle el Espíritu Santo a cualquiera de sus
hijos cuando se lo piden humildemente.
EL PAPEL QUE TENEMOS AL RECIBIR EL ESPÍRITU SANTO Y HABLAR EN
LENGUAS.

Una de las cuestiones más importantes de comprender cuando se trata de


ser llenos del Espíritu Santo y hablar en lenguas es que el creyente es quien
está hablando.

Algunos suelen tener la idea que el Espíritu Santo de alguna manera hablará
a través de ellos independientemente de su voluntad.

Desde luego que el Espíritu Santo está involucrado, influyendo y ayudando al


creyente a hablar en lo que algunos llaman lenguas celestiales. Sin embargo,
hablar en lenguas no significa que la persona es poseída por el Espíritu Santo
y que no tiene decisión en el asunto.

Un buen ejemplo de la importancia que juega el papel del creyente se


encuentra en Hechos 2:4; donde las Escrituras declaran:

“Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras


lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse.”

Note que el Espíritu Santo les daba la habilidad, pero ellos fueron los que
hablaron. El Espíritu Santo les indicaba qué decir, pero fueron los discípulos
los que se expresaban, no el Espíritu Santo.

Nadie puede hablar con la boca cerrada. Si una persona se rehúsa a abrir la
boca, el Espíritu Santo no puede abrírsela. Y aquí es donde algunas personas
llegan a una barrera, sin darse cuenta de que la barrera son ellos mismos. Ya
que suponen que el Espíritu Santo tomará las riendas y que ellos solamente
serán espectadores en vez de participantes.

Abramos nuestras bocas y cedamos nuestra lengua a la influencia del Espíritu


Santo.

Él nos dará las palabras qué decir, pero nosotros debemos de hablar.
Dejemos de hablar en nuestra propia lengua (porque, así como nadie puede
hablar con la boca cerrada, nadie puede hablar en dos lenguajes a la misma
vez), y comencemos a articular las palabras que el Espíritu Santo le esté
dando en ese momento.
Y no se preocupe si solamente puede decir algunas palabras. Sea fiel en lo
que Dios le dé y es muy probable que le dé más.

En relación con la llenura del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés, el


apóstol Pedro dijo las siguientes palabras:

“Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de


Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu
Santo. Porque la promesa es para vosotros y para vuestros hijos y para
todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame”
Hechos 2:38-39.

Nosotros somos algunos de esos que “están lejos” a quien Dios ha llamado.
La Traducción en Lenguaje Actual dice que la promesa, el regalo del Espíritu
Santo es:

“para todos los que nuestro Dios quiera salvar en otras partes del mundo.”

PARA REFLEXIONAR:

Debemos entender que, en cualquier cosa que el Señor nos ponga por
delante para que realicemos, necesitamos hacerlo con su poder y que Él lo
haga en nosotros. No importa si es una cosa pequeña o grande. Y también
debemos dejar de pensar que para Dios hay cosas pequeñas, pues todo lo
que hagamos para Él y en Su nombre siempre es grande.

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