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¿Qué es el perfeccionismo?

El perfeccionismo es algo que puede afectar a muchas personas y que puede


generar ansiedad, baja autoestima y depresión. La perfección, en la mayoría de los casos, es
algo inalcanzable porque es algo subjetivo. En otras palabras, lo que puede ser perfecto
para alguien, puede no serlo tanto para otra persona.

Además, está incluido dentro de las creencias


irracionales descritas por el psicólogo Albert
Ellis. Según este autor, la perfección es algo
irracional y la describe como: pensamiento de
que todos los sucesos tienen una resolución
perfecta.

Teniendo esto en cuenta, la persona perfeccionista no conseguiría la felicidad hasta que


no encontrara la solución perfecta a su problema. Esto hace que las personas se esfuercen
por encima de sus posibilidades y que nunca estén satisfechas con el resultado.

Otra característica de las personas perfeccionistas es que no aceptan cosas que estén por
debajo de la perfección viviendo siempre con unos niveles de exigencia y ansiedad muy
altos.

Para definir realmente lo que es perfeccionismo tenemos que atender a


tres síntomas principales:

 La obsesión por mantener siempre los estándares más altos en


todo lo que se hace (en muchas ocasiones, estándares poco
razonables para la mayoría).
 Hacer depender tu valor personal única y exclusivamente de tu
habilidad para conseguir alcanzar esos estándares.
 Experimentar consecuencias negativas por el hecho de perseguir
esos estándares, pero seguir insistiendo a pesar de sufrir los
efectos negativos en ti mismo/a.

Causas del perfeccionismo

 Una alta exigencia en la infancia, cuando los padres reconocen a


sus hijos solo por lo que hacen bien les enseñan a sus hijos a tener
una autoestima condicionada al logro.
 Haber sufrido algún tipo de abandono o haberse sentido
abandonado en la infancia.
 Padres perfeccionistas, cuando somos niños, nuestros padres son
nuestro modelo a seguir y aprendemos de ellos.
 Abusos físicos y psicológicos en familias
desestructuradas también pueden dar lugar a perfeccionismo ya
que el niño, al haber vivido este tipo de circunstancias, tratan de
contrarrestarlas aprendiendo a llevar una vida rígida.
 Baja autoestima y sentimientos de inferioridad puede ocasionar
que la persona que los padece tienda a compensar dichos
complejos con el perfeccionismo.
 Por último, en otras ocasiones, no son solo los padres sino que
también son determinantes otras figuras de autoridad como los
profesores, los jefes, etc.
 Haber tenido padres inmaduros o infantiles hace que muchos
niños tengan que madurar antes de tiempo, y suelen ser adultos
hiper-responsables y perfeccionistas.
 El perfeccionismo cuando se convierte en una obsesión puede ser
también síntoma de una personalidad obsesiva o de un trastorno
obsesivo compulsivo.

Cómo saber si tienes una personalidad


perfeccionista
Si tienes alguno de los siguientes síntomas, puedes ser demasiado
perfeccionista:

 Sientes ansiedad y estrés en tu vida diaria.


 Eres pesimista.
 Intentas controlar todo lo que te rodea.
 Te obsesionas demasiado con las cosas.
 Te hundes por pequeños fracasos.
 Tienes una autoestima condicionada: si triunfas te valoras, si
fracasas te desprecias.
 Insatisfacción vital, para ti nunca es suficiente.
 Te exiges demasiado a ti mismo/a y a los demás.
 Te comparas con los demás continuamente.
 Trabajas demasiado, no te tomas tiempo para descansar.
 Evitas situaciones en las que no te sientes totalmente seguro/a,
por ejemplo, dejas de presentarte a un examen en el que no
pierdes nada si no lo llevas perfectamente preparado.
 Te importa demasiado la opinión que los demás tienen de ti y eso
condiciona tu vida.
Consecuencias del perfeccionismo
Las consecuencias de tener este tipo de actitud serían:

 MIedo al fracaso. Se genera temor ante un posible fracaso.


 Trabajar o estudiar demasiadas horas. Si el perfeccionismo se genera en el ámbito
laboral o escolar puede ser peligroso, llegando incluso a hacer que se descuiden aspectos
familiares, sociales, etc. Estas personas tienden a trabajar o estudiar mucho con el objetivo
de alcanzar esa perfección. Esto, a su vez, hace que sean poco productivos porque al
dedicarle tanto tiempo a las cosas, no suelen llegar a alcanzar todos sus objetivos.
 Pensamientos negativaso e irracionales. Pensar que si algo no va a ser perfecto no
merece la pena hacerlo.
 Síndrome del impostor. El perfeccionismo y el síndrome del impostor generalmente
conviven en la persona perfeccionista. Cuando un perfeccionista no logra alcanzar las
metas que se propone, lo achaca a que no es competente y a que no está a la altura, lo
que hace que sienta que no es merecedor del puesto que ostenta o de la confianza que
han depositado los demás en él. Puedes hacer el test del síndrome del impostor.
 Dejar para mañana lo que se puede hacer hoy. Estas personas suelen pensar que si
algo no se va a hacer perfecto lo mejor es no empezarlo.
 Paralización. Cuando el perfeccionismo adquiere unos elevados niveles, nunca llegamos
a estar satisfechos con lo que hacemos y esto puede llegar a paralizarnos.
 Trastornos emocionales. Todo esto junto con la alta autoexigencia puede tener
consecuencias negativas en la salud mental de las personas. El perfeccionismo, como ya
hemos comentado, se asocia frecuentemente a trastornos de ansiedad, depresión y baja
autoestima.

Estrategias para gestionar el perfeccionismo


Hacer una buena gestión del perfeccionismo es esencial para un buen equilibrio emocional.
Por ello, en esta entrada te vamos a facilitar algunas herramientas para poder gestionar este
perfeccionismo:

1. No planifiques todo demasiado.


Está bien tener un plan sobre las cosas que tenemos que hacer. Estudiar los objetivos, pensar
en qué obstáculos pueden surgir y pensar cómo vamos a alcanzar los objetivos es algo sano.
Sin embargo, si este proceso se alarga, algo común en las personas con esta problemática,
puede ser contraproducente. Por eso, si tienes tendencia a ser perfeccionista, te
recomendamos que no intentes planificarlo todo demasiado.
2. Prioriza.
No todas las cosas que hacemos tienen el mismo nivel de importancia. Por eso, te
recomendamos que, a aquellas tareas que no sean tan importantes, les otorgues menos
tiempo y esfuerzo. En el trabajo, o en cualquier otro ámbito, te encontrarás siempre con
cosas que no tienen mucha importancia. Ocupar nuestro tiempo con este tipo de tareas puede
hacer que no le dediquemos el tiempo suficiente a otras o incluso que, dedicándole tiempo a
las dos, descuidemos otros aspectos de nuestra vida.

3. Piensa en las cosas negativas que tiene el perfeccionismo.


Haz una lista con todas aquellas cosas que te provocan malestar y que están derivadas
de ser perfeccionista. Algunos ejemplos de ello son: sentimientos de culpa si no se hacen las
cosas a tiempo, tardar mucho en hacer tareas sin importancia, ansiedad por la alta
autoexigencia, diálogo interno negativo, inseguridades, etc.

4. Tener claro que todo el mundo puede equivocarse.


Los errores forman parte de los posibles resultados cuando nos enfrentamos a las
tareas. Por lo que aceptar el error como posibilidad es algo sano. En el caso de que nos
equivoquemos sabremos que es algo normal y aprenderemos a sobreponernos al error. En
contra posición, las personas que no contemplan los errores como parte del proceso
tienen alta autoexigencia y avanzan mucho más despacio. Además, pueden vivir una
equivocación como algo totalmente limitante impidiéndoles incluso avanzar.

5. Intenta hacer en el día las tareas que tienes para ese día.
Como hemos comentado antes, una de las consecuencias del perfeccionismo es la
procrastinación. En otras palabras, dejar para mañana lo que se puede hacer hoy o posponer el
inicio de algo. Te recomendamos que comiences a hacer las áreas según llegan, en el
momento.

6. Piensa en cuál es el resultado esperado.


No todas personas destinatarias de lo que hacemos esperan algo perfecto, ni lo desean ni lo
necesitan. Por eso, ajusta tus tareas al resultado que espera la otra persona. Cíñete a lo que
te piden y lo que esperan los demás.

7. Deja de lado la alta autoexigencia.


El ser muy exigente con uno mismo y vivir siempre al límite está demostrado que, a su vez, es
limitante. Por eso, intenta rebajar lo que te exiges. Cuando te pongas a realizar una
tarea céntrate en ser eficaz y no perfecto.

8. Pon límites de tiempo.


En aquellas tareas en las que sea posible, te recomendamos que te establezcas un tiempo
limitado para realizarlas. De esta manera sabrás que no podrás exceder el tiempo. Por
ejemplo, para fregar la vajilla puedes establecer un minuto por cada dos platos. De esta
manera, no estarás toda la tarde dedicándote a ello.

9. Establece un plan para hacer las cosas y síguelo.


Muchas veces pensamos en diferentes alternativas y estas nos ocupan mucho
tiempo. Por eso, una vez que sepas qué tarea tienes que realizar, lo recomendable es que te
establezcas una manera de hacerlo, alejando aquellos pensamientos que pueden estar
relacionados con otras maneras de realizar esa misma tarea.

10. Pensar que hacer las cosas “bien” muchas veces es mejor
que hacerlas “perfectas”.
Voltaire ya dijo aquello de que lo perfecto es enemigo de lo bueno, y razón no le
faltaba. Hacer las cosas bien nos permite llegar a nuestros objetivos sin complicarnos
la vida intentando hacerlas perfectas. Hacer las cosas bien es lo suficientemente bueno
como para poner fin a la tarea y a nuestra necesidad de hacerlo perfecto.

Lo perfecto es enemigo de lo bueno


Voltaire

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