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ENTENDIENDO LA BIBLIA POR COMPLETO

Este libro de texto es un extracto del curso de diecinueve semanas llamado


“Entendiendo la Biblia por completo, de Génesis a Apocalipsis”, enseñado
por el autor y doctor en teología Jonathan Welton.

Si quieres devorar la Palabra, ¡este libro te dará el cuchillo, el tenedor y hasta


incluso la servilleta y las golosinas, y te enseñará cómo comer!

TEMAS INCLUIDOS:

Diferencias entre Teología Sistemática y Bíblica.

¿De dónde salió la Biblia?

Traducciones y herramientas de estudio.

Libre albedrío Vs. Predestinación.

Dispensacionalismo y Teología del Pacto.

Cesacionismo y Sobrenaturalismo.

Los Cinco Pactos Mayores: Noé, Abraham, Moisés, David, y el Nuevo Pacto.

Las promesas cumplidas del Pacto.

Dios no es un monstruo del Antiguo Pacto.

Entendiendo el Sacrificio.
Teología del Nuevo Pacto.

La Transición del Mejor Pacto.

El fin del Siglo.

La revelación de Jesús.

La única ley del Nuevo Pacto.

EL DOCTOR JONATHAN WELTON (VISION INTERNATIONAL) ES EL


PROFESOR FUNDADOR DE LA WELTON ACADEMY SUPERNATURAL
BIBLE SCHOOL. ES UN AUTOR PROLÍFICO, CUYOS TRABAJOS
INCLUYEN DOS BEST SELLERS: “THE SCHOOL OF THE SEERS” Y
“RAPTURELESS”. EL DR. WELTON ES EL PADRE DEL SISTEMA DE
INTERPRETACIÓN CONOCIDO COMO TEOLOGÍA DEL NUEVO
PACTO (BETTER COVENANT THEOLOGY). HA MINISTRADO
ALREDEDOR DEL MUNDO Y ES MUY ACTIVO CREANDO
ARTÍCULOS DE GRAN VALOR EN LAS REDES SOCIALES.
Este libro de texto ha sido revisado y aprobado por:
Dr. Martin Trench
Dr. Stan DeKoven
Dr. Stan Newton.
DEDICATORIA
Con gran amor dedico este trabajo a mis padres, Jim y Carolyn Welton.
Ustedes me dieron un amor apasionado por la Palabra de Dios, que es raro en
mi generación, y ser su hijo ha sido el honor más grande de mi vida. Sé que
están orgullosos de mí, pero yo tengo el mismo orgullo hacia ustedes.
Nuestro Padre tendrá una gran celebración en honor a su fidelidad el día en
que lleguen a Su regazo. Estaré muy triste cuando ese día llegue, pero su
legado vivirá por siempre por causa del amor por el Señor que ustedes han
contagiado en mi corazón, y que tengo el honor de desperdigar a través del
mundo a través de mis libros.

Le doy las gracias a mi esposa, Karen Hannah Welton, por ser mi pilar a
través de las tormentas. Amo compartir mi vida contigo. Me has traído gran
ánimo, confianza, y aceptación. Me has amado, me has valorado y me has
animado en mis incontables horas de estudio, en las compras de libros, y en
mis conversaciones nerd de la Biblia. No sería ni de cerca el hombre que soy
hoy si no hubiese sido por tus constantes enseñanzas y desafíos para que abra
el corazón. ¡Te amo!

A mi primer hija, Hannah Elizabeth Welton. Tú me hiciste padre, y haciendo


eso, me has mostrado cómo se siente el Padre respecto a mí. La alegría que tu
vida trae a mi vida es indescriptible. Eres una de las principales motivaciones
en todo lo que escribo. Escribo con el deseo de que tu generación vea
claramente el corazón de Jesús y que por causa de eso, se vean a sí mismos
correctamente. Eres mi luz de sol, mi adorable luz de sol.
CONTENIDOS

PARTE UNO
CIMIENTOS Y FILTROS
1. ENTENDIENDO TEOLOGÍA
Teología sistemática. Teología Bíblica. Exégesis y Eiségesis. Hermenéutica.
Formas de estudio.

2. ENTENDIENDO LA BIBLIA
La historia del Canon. ¿Por qué hay sesenta y seis libros? La autoridad de la
Biblia. Cristianismo Académico Vs. Cristianismo Popular.

3. TRADUCCIONES BÍBLICAS Y HERRAMIENTAS DE ESTUDIO


Traducciones bíblicas. Herramientas de estudio. Cómo usarlos.

4. FILTROS: CALVINISMO
La historia del Calvinismo. Inmutable, Impasible, y Atemporal.
Arminianismo. Teísmo Abierto. Molinismo. TULIP (O “Los cinco puntos del
Calvinismo”). La soberanía de Dios.

5. FILTROS: DISPENSACIONALISMO, TEOLOGÍA DEL PACTO, Y


TEOLOGÍA DEL NUEVO PACTO.
Dispensacionalismo. Teología del Pacto. Teología del Nuevo Pacto.

6. FILTROS: CESACIONISMO Y TEOLOGÍA LIBERAL.


Cesacionismo. Otras influencias. Teología liberal. El peso de la evidencia.

PARTE DOS
LOS CINCO PACTOS
7. CRONOLOGÍA BÍBLICA Y LOS CINCO PACTOS.
La organización del Antiguo Testamento. Una Cronología Revisada de la
Cronología del Nuevo Testamento. Los Cinco Pactos Mayores y Cánones.

8. EL PACTO NOÉTICO.
El Jardín del Edén. Caín y Abel. El Linaje. El diluvio. El Pacto. La torre de
Babel.

9. EL PACTO ABRAHÁMICO.
Comienza el Viaje. Melquisedec. Pacto de Corte. Agar e Ismael.
Confirmando el Pacto. Sodoma y Gomorra. El Nacimiento de Isaac. El
Sacrificio. La importancia de Sara.

10. EL PACTO MOSAICO. PARTE UNO.


El Peor Momento de Israel. De un Pacto de Concesión a un Pacto
Monárquico. El Becerro de Oro. El Resultado. La Tierra Prometida. Los
Cuarenta Años.

11. EL PACTO MOSAICO. PARTE DOS.


De un Pacto Monárquico a un Pacto de Vasallaje. La Maldición de la Ley. Su
Fracaso Profetizado. No Demasiado Difícil. En Defensa de Dios. La Canción
de Moisés.

12. EL PACTO DAVÍDICO.


Una Casa para Dios. Las Cuatro Promesas Mayores. Comparación con otros
Pactos. Su Conexión con el Nuevo Pacto. La Naturaleza del Reino. La
Resurrección.

13. EL CUMPLIMIENTO DEL PACTO ABRAHÁMICO.


Jesús como Mesías. Jesús: Mayor que Abraham. La Importancia de la
Circuncisión. La Circuncisión del Corazón. La Ley y la Fe.

14. TEORÍA DEL SACRIFICIO.


Tres Perspectivas del Sacrificio. Perdón o Castigo. Los Tipos y Figuras. Dios
en Ambos Lados del Pacto. Algunas Objeciones. El Concepto de la Ira.

15. PREGUNTAS FRECUENTES ACERCA DEL SACRIFICIO.


¿Por qué Jesús tuvo que sufrir? ¿Puede un Dios que perdona el pecado ser
justo? ¿Por qué Dios pidió sacrificios de animales? ¿Qué hay del chivo
expiatorio? ¿Cuándo terminó realmente el Antiguo Pacto? ¿Qué parte
tuvimos en la muerte de Jesús?

PARTE TRES
TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO
16. ANUNCIANDO LA TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO
El Canon del Nuevo Pacto. El Problema de las Teologías Actuales. Los
Pilares de la Teología del Mejor Pacto. La Ley del Amor. Las Cinco Esferas.

17. HEBREOS: LA TRANSICIÓN DEL PACTO.


Los Principales Temas. Un Bosquejo de Hebreos. Christus Victor. El Reino
Inconmovible. El Siglo Venidero y Los Ultimos Días. La Inminente
Transición. Melquisedec.

18. DANIEL 9: UNA DEMOSTRACIÓN DEL NUEVO PACTO DE


AMOR.
El Reino Ahora. Creencias Populares de los Últimos Tiempos. El
Entendimiento Histórico de Daniel 9. Los Últimos Tres Años y Medio. La
Abominación de la Desolación. Embajadores de Amor.

19. MATEO 24: EL FIN DEL SIGLO.


Cuatro Perspectivas Básicas de la Escatología. Carismáticos, Teología del
Pacto, y Sionismo. Preterismo Parcial, Total y Kik. Doble Cumplimiento.
Solo Un Cumplimiento. Los Paralelos. Cuatro Diferencias. Tres Términos
Importantes. Mateo 25. Conclusiones.

20. APOCALIPSIS: EL FIN DEL PACTO MOSAICO


El Desafío de Apocalipsis. Apocalipsis como una Pintura. La Revelación de
Jesucristo. El Corazón de Dios en Apocalipsis. Un Estudio de Apocalipsis.
PARTE UNO

CIMIENTOS Y FILTROS
CAPÍTULO UNO:

ENTENDIENDO TEOLOGÍA
Mucha gente se sienta en la iglesia todos los domingos, año tras año,
para escuchar un breve mensaje, pero aun así se sienten insatisfechos. Tienen
un deseo en marcha de aprender y comprender la Biblia, pero un sermón
dominical tópico de media hora realmente no les permite “entender el libro”.
Quizás aprendan acerca de determinados temas, dependiendo de la iglesia a la
que asistan, pero ese sano deseo de un mayor entendimiento de las Escrituras
sigue aún sin cumplirse. Algunas personas, para satisfacer este deseo, van a la
escuela para aprender más. Quizás vayan a una escuela de ministerio, en
donde aprenderán cómo ministrar a las personas (evangelismo urbano,
profecía, orar por los enfermos, etc.). O quizás elijan asistir a un seminario o
a una escuela de teología, en donde aprenderán teología sistemática. Una
tercera opción para aprender las Escrituras es una escuela de Biblia, en
donde la gente aprende un enfoque teológico diferente llamado teología
bíblica. Este libro de texto presenta una teología bíblica, o estudios bíblicos
que ayudan a comprender la Biblia.

La siguiente tabla provee una simple explicación de las diferencias


entre teología sistemática y teología bíblica:

Teología Sistemática Teología Bíblica


Soteriología Estudio del Antiguo Testamento
Pneumatología Estudio del Nuevo Testamento
Teorías del Sacrificio Hermenéutica
Angeología/Demonología
Escatología
Eclesiología
Canonicidad
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA

Los estudiantes de teología sistemática aprenden, como mínimo, estas


siete áreas de estudio. La Soteriología es el estudio de la doctrina de la
Salvación; la Pneumatología es el estudio del Espíritu Santo. Las Teorías
del Sacrificio se refieren a las varias teorías y entendimientos del sacrificio,
que los teólogos estudian y debaten. Angeología y Demonología son los
estudios de ángeles y demonios. Escatología es el estudio de los últimos
tiempos. Eclesiología es el estudio del entendimiento de la Iglesia.
Canonicidad es el estudio de la conformación de la Biblia. La forma en la
que estos temas son enseñados varían grandemente dependiendo del
seminario, pero todos serán cubiertos en una escuela de teología sistemática.

Nosotros vamos a usar Teorías del Sacrificio como un ejemplo de


cómo la teología sistemática funciona. Uno de los libros más conocidos de
teología sistemática es Teología Sistemática de Wayne Grudem. Tiene acerca
de 1290 páginas y se han impreso más de 400.000 copias. Grudem es muy
abierto al Espíritu Santo, así que cubre todos los temas que se enlistaron
anteriormente desde esa perspectiva. En comparación, Thomas F. Torrence,
un teólogo muy reconocido, ha escrito un libro de 500 páginas titulado
Sacrificio, cubriendo solo uno de los temas de la teología sistemática, teorías
del sacrificio. Pero el libro de Torrence muestra solo una de perspectivas del
sacrificio, entre muchas. Lo que esto nos muestra es que los teólogos pueden
tomar el libro de Grudem, Teología Sistemática, y literalmente multiplicarlo
en quince o más libros de 500 páginas, dada la variedad de puntos de vista
existentes. El resultado final son muchos libros extensos y apasionados
desacuerdos. De esta manera, la teología sistemática aparenta ser un estudio
interminable.

Los estudiantes de teología sistemática aprenden muchísima


terminología. Como en el campo médico, los teólogos tienen una jerga
específica respecto a la Biblia, que el cristiano promedio no entenderá. Esto
puede ser útil por causa de la precisión que involucra, pero también puede
arribar a distintos caminos que no llevan a ninguna conclusión verdadera de
lo que un pasaje bíblico en particular significa. La teología sistemática crea
una red con una gran habilidad de capturar ciertas ideas pero también tiene
huecos, y uno de los más grandes es la falta de conocimiento acerca de
versículos bíblicos específicos, las historias, y el contexto histórico de la
Biblia. Para llenar algunos de esos huecos, muchos seminarios han añadido
Estudios del Nuevo Testamento y Estudios del Antiguo Testamento como
cursos, que proveen una visión en conjunto del Antiguo y Nuevo Testamento.
El propósito de estas clases es ayudar a los estudiantes a entender,
generalmente, la historia, los personajes principales y la geografía de la
Biblia. Casi siempre estos cursos ocupan solo una pequeña parte del estudio
de la teología sistemática.

Por causa de este énfasis en las ideas teológicas, los teólogos


sistemáticos tienden a aproximarse a la Escritura con el fin del debate. Ven a
la Biblia de acuerdo a las categorías teológicas que se estudian, y la usan para
probar sus posiciones en cada una de ellas. Este es un entendimiento bíblico
con el que la mayoría de las personas no se puede identificar, y es por eso que
deja insatisfechos a aquellos que están hambrientos por mayor entendimiento
de la Biblia. Cuando estos cristianos hambrientos por conocer más de la
Biblia van al seminario, van a aprender los temas que se enumeraron
anteriormente, y sabrán en dónde están los versículos para defender sus
opiniones personales dentro de los mismos. También van a aprender cómo
debatir con otros respecto a estos temas, usando la jerga teológica. De todas
maneras, cuando vuelven a la vida normal de iglesia, siguen sintiendo la
misma frustración que los condujo al seminario. Siguen sintiendo que aún no
entienden la Biblia. O quizás vayan al seminario esperando ser pastores, pero
eventualmente se dan cuenta de que la mayoría de las cosas que aprendieron
allí no es de ayuda para la persona promedio de la iglesia, que espera
enseñanzas prácticas sobre cómo vivir la vida cristiana y ser un buen
empleado y madre o padre. La pieza perdida en la teología sistemática es que
no prepara a los pastores para darle a la gente instrucciones prácticas de la
Biblia.

TEOLOGÍA BÍBLICA

En contraste, el segundo enfoque, la teología bíblica, es una combinación de


estudios del Antiguo y del Nuevo Testamento, como así también de
hermenéutica, que es simplemente la aplicación de métodos para interpretar
la Biblia. En la teología sistemática, la gente se aproxima a la Biblia con un
filtro, usando uno de los temas enlistados anteriormente. Por ejemplo, cuando
la gente estudia la Biblia usando el filtro de la Soteriología, comienzan por
delimitar los varios puntos de vista al respecto, y los versículos utilizados
para respaldar a los mismos. Es por esto que decimos que es un filtro, porque
no están simplemente leyendo la Biblia. Comienzan con presuposiciones que
determinan cómo van a leerla. Por otro lado, la teología bíblica no comienza
con nada sino con la Biblia. Los estudiantes de teología bíblica simplemente
leen la Biblia paso a paso, procurando entender el texto desde las
perspectivas del lector y escritor originales. Haciendo eso, muchas veces
llegan a conclusiones completamente diferentes que aquellos que usan la
teología sistemática.

EXÉGESIS Y EISÉGESIS

Dos términos muy importantes para entender cómo estudiamos la


Biblia, son la exegesis y la eiségesis. Exégesis significa acercarse a la Biblia
y entender de ella lo que realmente quiere decir. Nosotros estamos tratando
de entender lo que la Biblia realmente dice y significa, sacando conclusiones
que ya están ahí mismo. En contraste, la eiségesis se da cuando nos
acercamos a la Biblia y le insertamos lo que pensamos, o lo que pensamos
que quiere decir.

Por ejemplo, una exégesis de Mateo 24 significa leer también los


capítulos que le preceden. En los mismos, encontramos a Jesús declarando y
soltando juicio sobre Jerusalén. Con este fundamento, es fácil entender lo que
los discípulos quisieron decir cuando le preguntaron, en Mateo 24, cuándo
esas cosas acontecerían. Es claro que se estaban refiriendo al juicio del que
Jesús había hablado en los capítulos anteriores. Esto es lo que quiere decir
“sacar” conclusiones de la Escritura basándose en el contenido y el contexto
de la misma, sin ideas preconcebidas.

En contraste, muchos puntos de vista modernos de Apocalipsis son un


buen ejemplo de eiségesis. Por ejemplo, cuando la gente lee en Apocalipsis
acerca del águila que vuela y declara ayes (en Apocalipsis 8:13), se asume
que el águila debe ser un símbolo de los Estados Unidos dado que este animal
es el símbolo nacional. Eso es eiségesis porque claramente no es a lo que
Juan se estaba refiriendo. Los Estados Unidos no existían en los días del
apóstol, así que no pudo hacer mención a este país.

La raíz de este error es la manera en la que se interpreta la Biblia. El


problema con decir cosas como, “El Espíritu Santo me dijo que esto es lo que
Juan quiso decir en Apocalipsis…” es que 1 Pedro 20-21 dice que las
Escrituras no son de interpretación privada. Pensar que podemos descubrir
por nosotros mismos lo que la Biblia quiere realmente decir, puede llevarnos
a lugares peligrosos. Eventualmente, hacer esto nos puede guiar a
interpretarla sin probar adecuadamente lo que nosotros pensamos contra lo
que el resto de la Biblia dice. Esto es un camino rápido a una eiségesis hecha
y derecha…y sucede de manera muy habitual, sobre todo cuando se ponen en
juego factores culturales: si una iglesia está localizada en una cultura o en un
país en donde es aceptable oprimir a las mujeres, generalmente la iglesia hará
lo posible para justificar la opresión con la Biblia. La iglesia americana de
antes y durante la Guerra Civil es otro ejemplo del poder de la eiségesis. En
ese momento, muchas iglesias en Estados Unidos predicaban a favor de la
esclavitud. Para ello, sacaban de contexto algunos versículos y decían, “Ven,
es escritural”. Prácticamente podemos hacer que cualquier versículo de la
Biblia diga lo que nosotros queremos que diga si empezamos a leerla con
preconceptos en lugar de leerla con un entendimiento dispuesto a sacar de la
misma lo que Dios quiso expresar. Darse cuenta de esto, puede llevar a la
gente a preguntarse, “¿Cómo sé si estoy interpretando la Biblia a partir de mis
preconceptos, o si estoy entendiendo lo que debería de entender?” Aquí es
donde la hermenéutica entra en escena.

HERMENÉUTICA

Hermenéutica es una palabra cuya raíz proviene del griego y significa


“interpretar”. Por lo tanto, la hermenéutica no solo está relacionada con la
teología sino también con cualquier estudio literario o histórico que requiera
de interpretación, tal como los escritos de Platón o Aristóteles. Es el arte o la
ciencia de la interpretación. Cuando leemos algo de Aristóteles, necesitamos
una hermenéutica para ser capaces de interpretar lo que él quiso decir. La
hermenéutica que muchos estudiosos consideran ser la más efectiva es la
llamada hermenéutica histórica y contextual. En la misma, la primer
pregunta que se hace es “¿Qué es lo que esto significó para el autor?”. La
segunda pregunta es, “¿Qué es lo que esto significó para el lector original?”

Estas preguntas implican el concepto de la relevancia del lector.


Cuando la gente leyó el libro de Apocalipsis en el siglo primero D.C., no
estaban pensando en los Estados Unidos cuando leyeron del águila. Esa
interpretación no tiene relevancia del lector alguna, así que no puede ser lo
que ese texto significa. Es de importancia crucial que, cuando se lee la Biblia,
nos pongamos en el lugar del autor y del lector originales. Para muchos de
nosotros, esto es todo un desafío porque venimos de culturas muy diferentes
de las de los escritores bíblicos. También tenemos una brecha temporal muy
importante, y esta afecta al lenguaje y al entendimiento, porque el uso y
significado de las palabras cambian con el tiempo. Las palabras, de hecho,
cambian de significado por causa de la influencia de la cultura. Un ejemplo
muy común es la palabra gay, que hasta hace unos cincuenta años atrás
significaba feliz (en inglés). Ahora se le ha dado un nuevo significado por la
cultura y significa homosexual. Así de rápido y de drástico el significado de
las palabras puede cambiar. Por lo tanto, no solo estamos lidiando con
nuestro propio lenguaje que cambia todo el tiempo, sino con los cambios
dentro de los lenguajes de la Biblia (hebreo, griego y arameo). Esto puede
crear un gran desafío cuando queremos interpretar.

Otro ejemplo de esto está en 2 Pedro 3:7, y es la frase cielo y tierra


pasarán… usualmente entendido como literalmente cielo y tierra pasando. El
cristiano promedio lee ese versículo y cree que el cielo y la tierra están
reservados al juicio con fuego. Pero, si interpretamos el pasaje con una
hermenéutica histórica y contextual, descubriremos que la frase original
traducida como “cielo y tierra” se utilizaba para referirse al templo. Dentro
del templo estaba el Lugar Santísimo, donde se ubicaba el arca del pacto y en
donde el querubín había sido cosido a las paredes. Para los judíos, ese cuarto
representaba el cielo. El área secundaria del templo tenía un piso de tierra, los
candelabros, la tabla con los panes, y significaba la tierra. En los atrios, el
recipiente grande de bronce representaba el mar. Por esto, el templo se
dividía en los cielos, la tierra, y el mar.

Como sea, más de 2000 años después, es fácil malinterpretar lo que


Pedro y Jesús quisieron decir cuando hablaron del cielo y la tierra, por causa
de la brecha temporal y cultural. Gracias a nuestra interpretación literal,
pensamos que ellos estaban diciendo que los cielos y la tierra literalmente
pasarían. En lugar de eso, ellos estaban hablando en el lenguaje vulgar de su
cultura y sus oidores originales entendieron que estaban describiendo al
templo. De hecho, Pedro estaba escribiendo acerca de la destrucción con
fuego del templo apenas unos años antes que fuese consumido por el fuego.
Pero si no sabemos eso, pensamos que el cielo y la tierra serán quemados con
fuego en alguna clase de explosión nuclear. Y en un abrir y cerrar de ojos,
hemos errado por lejos el significado original del texto y hacemos lugar para
un montón de falsas enseñanzas.

Una teología bíblica sana comienza con dos presuposiciones. La


primera es una hermenéutica histórica y contextual. La segunda es entender
que Dios se revela progresivamente a través de la Biblia. Esta segunda
presuposición es muchas veces olvidada, especialmente en la teología
sistemática. La Biblia fue literalmente escrita en el curso de 1500 años por
más de cuarenta autores. Ahora la tenemos compilada en un solo volumen y
el enfoque sistemático tiende a sacar versículos de aquí y allá, en lugar de
entender que tenemos que comenzar desde el principio y leer
cronológicamente. De esta manera, leemos las Escrituras de acuerdo a la
revelación de Dios que la gente tenía cuando estaban escribiendo. Por
ejemplo, Noé no sabía nada acerca de la Ley o de los Diez Mandamientos.
No sabía nada respecto a adorar a Dios en el Tabernáculo o de la nación de
Israel. Él nació antes de todo eso, y tenemos que entender esto si queremos
comprender su historia adecuadamente.

Job es otro ejemplo de esto. La mayoría de los estudiosos creen que el


libro de Job es el primero de la Biblia, aunque no obstante en nuestra versión
actual lo encontramos más bien en el medio. El resultado de esto es que la
gente lee este libro y asume que Job tenía una revelación más grande de Dios
de la que en realidad tenía. Parte de este problema es que nuestra Biblia fue
organizada según categorías: libros históricos, poéticos, proféticos, etc., lo
que quiere decir que todo está fuera de orden. Nuestra Escritura no tiene
cronología, lo que crea mucha confusión. Job, en realidad, debería estar
insertado luego de Génesis capítulo 3, pero en lugar de eso sigue al libro de
Ester, que cuenta la historia del exilio de los israelitas. Claramente, nuestra
cronología es un lío.
Los libros de Esdras y Nehemías también están completamente fuera
de lugar, lo que causa que el entendimiento histórico de la Biblia muy difícil
y confuso. Esdras y Nehemías en realidad deberían estar al final del Antiguo
Testamento, pero en cambio le siguen a 2 Crónicas, que cuenta la historia de
Salomón y los reyes de Judá hasta que la nación cae en cautividad.

Aquí está la cronología del Antiguo Testamento: el Jardín del Edén;


Noé y la inundación; Abraham, Isaac, y Jacob; los doce hijos de Jacob
(Israel), incluyendo a José; Israel permanece en Egipto por 430 años; Israel se
escapa de la esclavitud de Egipto bajo el mando de Moisés; la Ley para
Israel; los 40 años en el desierto; el liderazgo de Josué hacia la Tierra
Prometida; el reinado de los jueces en Israel; el Rey Saúl; el Rey David; el
Rey Salomón. La mayoría de los cristianos familiarizados con la Biblia
conocen estas historias del Antiguo Testamento, pero luego de Salomón, la
línea histórica se vuelve confusa y la mayoría no la conoce muy bien.

En el tiempo que le siguió al reinado de Salomón, la nación se dividió


en dos naciones y muchos reyes distintos (algunos buenos, pero la mayoría,
malvados) quienes tomaron el trono de Israel o Judá. Este fue el período de
Acab y Jezabel, y de Elias y Elíseo. Eventualmente, Babilonia y Asiría
vienen y toman posesión de las dos naciones. La mayoría de los israelitas
sobrevivientes caen en cautividad, incluyendo a Daniel. Este oró lo que
Jeremías había profetizado: el profeta Jeremías había hablado de la
cautividad, diciéndole a la gente que habrían de estar en cautividad por
setenta años. Cuando Daniel lee el libro de Jeremías, él oró: “Señor, ¿qué es
lo que va a suceder?” (Ver Daniel 19:2). Los sueños proféticos y las visiones
en su libro fueron una respuesta a esa pregunta. Finalmente, la gente vuelve a
la tierra, Nehemías reconstruye los muros de la ciudad, y Esdras reconstruye
el sistema del templo. Es por esto que Esdras y Nehemías deberían aparecer
al final del Antiguo Testamento, no antes de los libros poéticos.

La organización de la Biblia por temas ha creado muchísima


confusión al cristiano promedio que trata de entenderla. De muchas maneras,
el resultado de esta organización tiene el mismo resultado que la teología
sistemática. En lugar de ser presentado de manera progresiva, el material es
agrupado de manera arbitraria. Por eso, los libros poéticos (Salmos,
Proverbios, Cantar de los Cantares y Lamentaciones) se ubican y se leen
todos juntos, aunque quizás no tengan relación alguna entre sí y cuando
algunos se escribieron en diferentes períodos históricos. Incluso dentro de
Salmos hay algunos de Moisés y David, que tienen períodos históricos
completamente distintos. Este tipo de organización simplemente no tiene
sentido. Cuando leemos así, no tomamos en cuenta el hecho de que Dios se
revela progresivamente en la Biblia.

Vemos claramente esta revelación progresiva en los nombres de Dios


en la Biblia, que fue una de las primeras maneras en las que se reveló a sí
mismo y a Su naturaleza a los israelitas. De hecho, uno de los significados
del nombre personal de Dios es Jehová (YHWH), que significa “que se revela
a sí mismo”. En otras palabras, Él se revela a sí mismo a través de la adición
de atributos a Su nombre. Entonces, Jehová Jiréh significa “Dios Proveerá”.
Como no leemos la Biblia progresivamente, fácilmente podemos perder cuán
significativas fueron estas revelaciones del nombre de Dios. Cada vez que
Dios reveló un nuevo nombre, reveló un nuevo aspecto de quién es como
Dios. Antes de que Dios se llame a sí mismo como Jehová Jiréh, nadie sabía
que Él proveería para ellos.

A través de estos ejemplos, podemos ver la importancia de leer la


Biblia con una hermenéutica histórica y contextual y con un entendimiento de
la naturaleza progresiva de la Escritura. Cuando estudiamos la Biblia de esta
manera, ya no comprenderemos las historias de una forma en la que los
personajes jamás la hubiesen entendido. Ya no agregaremos ideas o
significados que originalmente no estaban ahí. En lugar de eso, vamos a ser
capaces de dar un paso atrás y observar, sabiendo que entendemos lo que
Dios estaba haciendo, pero que Abraham y Noé no lo entendían. Por causa de
nuestra perspectiva, somos capaces de ver ciertas cosas que ellos no.
Sabemos cómo terminaron sus historias, pero ellos no lo sabían. Podemos ver
más de lo que ellos podían, pero no podemos inyectar lo que nosotros
sabemos a sus pensamientos.

Ahora que hemos examinado las diferencias entre la teología


sistemática y teología bíblica y las dos claves para entender la Biblia con la
teología bíblica, miraremos las maneras en las que podemos estudiar la
Biblia, o métodos de estudio.
MÉTODOS DE ESTUDIO

La pregunta natural que sale luego del tema anterior que se vio en este
capítulo es, “¿Cómo se supone que debo entender este libro?”. Como aún no
existe una buena Biblia cronológica1, ¿cómo leemos la Biblia con una
hermenéutica histórica y contextual y un entendimiento progresivo de la
revelación de Dios en las Escrituras? Para responder a esta pregunta,
debemos mirar las maneras en la que la gente ha estudiado la Biblia, o
métodos de estudios comunes. Esta tabla nos muestra una simple lista de los
mismos.

Métodos de estudio
Devocionales Estudio basado en una lectura pequeña
lectura diaria de la Escritura (ejemplo:
1 Timoteo 1).
Estudio temático Estudio basado en un tema en
particular (ejemplo: morir a uno
mismo) y los pasajes relacionados.
Estudio Expositivo Estudio de un pasaje con su debido
contexto histórico.

1. Devocionales

El término devocional ha salido de la creencia moderna entre los


cristianos, que dice que debemos leer al menos un capítulo diario de la Biblia
para ser buenos cristianos. Mucha gente ha sido criada con esta idea y sienten
mucha culpa si no leen la Biblia a diario, pero esta idea tiene problemas
graves, que analizaremos a continuación. La idea de devocionales diarios es,
en sí misma, defectuosa cuando consideramos que la mayor parte del Nuevo
Testamento está compuesta de epístolas (también conocidas como cartas). En
la vida, no leeríamos una carta de un amigo en pequeñas porciones diarias.
Eso haría innecesariamente difícil la tarea de seguir el flujo del mensaje y de
comprender su contexto. Aun así, esto es lo que muchos hacen con las cartas
del Nuevo Testamento.

La carta de 1 Timoteo es un gran ejemplo de esto, especialmente porque


los lugares en donde los cortes de los capítulos fueron insertados en el texto,
son algunas veces horriblemente confusos. La primera carta de Timoteo se
compone en seis capítulos, pero los cortes de los capítulos deberían estar en
lugares diferentes. En 1 Timoteo 1:15 dice, “Palabra fiel y digna de ser
recibidas por todos…”. Luego, en 1 Timoteo 3:1 dice, “Palabra fiel…”.
Luego, en 1 Timoteo 4:9 dice, “Palabra fiel es esta y digna de ser recibidas
por todos”. En estos tres versículos, Pablo destacó los tres temas que les
estaba escribiendo a Timoteo en su carta.

Si fuésemos a escribir 1 Timoteo como un blog, el comienzo (1 Timoteo


1:1 – 14) sería la introducción, ya que establece el fundamento. Luego
insertaríamos un subtítulo, quizás en letra negrita, que diga: Palabra Fiel #1.
Luego del texto de ese punto (1 Timoteo 1:15 – 2:15), insertaríamos el
subtítulo Palabra Fiel #2 (1 Timoteo 3:1 – 4:8), y luego Palabra Fiel #3 (1
Timoteo 4:9 – 6:11). El texto restante sería la conclusión, el encargo final a
Timoteo (1 Timoteo 6:12 – 21). Esta es una manera sensata de dividir a 1
Timoteo, ya que fluye con la intención del autor y el entendimiento tópico.
En lugar de eso, los quiebres de los capítulos no fluyen con el contenido de la
carta.

Esto, por supuesto, no es un problema si leemos la carta entera de una


sola vez, pero si leemos solo un capítulo por día nos puede crear todo un
desafío para nuestra habilidad de entender el contexto. Cuando dejamos de
leer en la mitad de un capítulo, en realidad nos detenemos en una de las
conclusiones de Pablo, y cuando volvemos a leer al día siguiente
probablemente ya hayamos olvidado lo que leimos hace un día. Vemos los
capítulos y los separamos, y es por eso que no entendemos lo que Pablo quiso
decir. Debemos leer las cartas como una sola cosa y entender la idea entera.

Tenemos que leer la carta por completo, siguiendo lo que el autor estaba
diciendo como un sobre-arqueo, y permitiendo que los quiebres naturales
salgan a la superficie. De otra manera, terminaremos con un acercamiento
devocional desarticulado. Leeremos nuestro primer capítulo, pero no
entenderemos el contexto o lo que se quiso decir como idea general. Como
resultado, no recibimos la revelación que necesitamos.

2. Estudio Bíblico Temático.


En segundo lugar, el método de estudio temático es lo que muchos
cristianos en todo el mundo experimentan en las reuniones de iglesia de
domingo. Si el pastor Bob elige el tema “Morir a uno mismo” como el tema
para enseñar el domingo, él elegirá muchos pasajes clave a partir de los
cuales desarrollará la enseñanza. Seguramente él empezaría con 1 Corintios
15:31, que en la versión Reina Valera 1960 dice, “…cada día muero”. El
pastor Bob, de acuerdo a sus estudios de teología sistemática, tomará este
versículo, sin leerlo en contexto, y luego predicará por media hora respecto a
cómo todos necesitamos morir a nosotros mismos (a nuestros deseos,
pasiones, sueños, y visiones). Él tomará otros versículos que parecen apoyar
a su idea, como Lucas 14:27, en donde Jesús le dice a Sus discípulos “Y el
que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”
(RVR1960). Por causa de la forma en la que el pastor Bob une a estos
versículos, pareciera que la conexión entre ellos es natural…hasta casi resulta
lógico que Jesús y Pablo estén hablando de lo mismo. Pero este acercamiento
a la Escritura contiene problemas graves.

Primero, un estudio bíblico temático no da un entendimiento histórico y


contextual. Los pasajes son utilizados por fuera del contexto en el que
originalmente fueron escritos, sin mencionar las fallas en la comprensión en
las realidades históricas de esos tiempos. Si el pastor Bob leyese los
versículos anteriores y posteriores de 1 Corintios 15:31, su sermón se caería
por completo. El versículo 30 dice, “¿Y por qué nosotros peligramos a toda
hora?”. Esto muestra claramente que la muerte diaria mencionada, se refiere
a una muerte física. Se vuelve más claro si leemos 1 Corintios 15:31 en
versiones diferentes a Reina Valera 1960, que no ha traducido
adecuadamente el significado de estos versículos. La versión Traducción en
Lenguaje Actual dice:

Ustedes bien saben que todos los días estoy en peligro de muerte. Esto es
tan cierto como la satisfacción que tengo de que ustedes creen en Cristo.
En Éfeso luché con hombres que parecían fieras salvajes. Pero, si es
verdad que los muertos no vuelven a vivir, entonces ¿qué gané con eso?
Mejor hagamos lo que algunos dicen: «Comamos y bebamos, que
mañana moriremos.» (1 Corintios 15:31-32)

Claramente, Pablo estaba hablando acerca de la persecución física y a la


amenaza de muerte que los primeros cristianos enfrentaban todos los días.
Esa no es la realidad de todos, pero era la realidad cuando escribió la letra a
los corintios. Pablo podía decir que se había enfrentado con fieras salvajes
porque eso era parte de su historia, pero no es parte de la historia de la
mayoría de las personas. En otras palabras, no es algo universal. Esto
significa que no es permisible aplicarlo para todos. Muchas veces citamos la
Escritura como parte de nuestra historia personal cuando no lo es. Eso no es
un uso aceptable o exacto de la Escritura. Así podemos ver el peligro de sacar
un versículo o frase por fuera de su contexto y usarlo para probar un punto
que en realidad no se está probando en el mismo.

Este mismo principio aplica al pasaje que rodea al mandamiento de Jesús


de tomar nuestra cruz (Lucas 14:27). Mirando los versículos que le
anteceden, esto es lo que encontramos:

“Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno


viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y
hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi
discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser
mi discípulo.” (Lucas 14:25-27)

Para entender este pasaje apropiadamente, tenemos que recordar la


segunda clave de la teología bíblica: leer progresivamente. Cuando Jesús dijo
esas palabras, no había sido crucificado aún. Nuestro entendimiento de la
crucifixión de Jesucristo no puede ser inyectado en el entendimiento de
aquellos que estaban escuchando a Jesús en Lucas 14. Estaría mal hacer eso.
Ellos no entendían lo que nosotros entendemos acerca de la muerte de Jesús
en la cruz. Por eso, tenemos que pensar lo que la palabras de Jesús
significaron para aquellos que lo estaban escuchando en ese momento, que
eran gente que no tenía idea de que Jesús iría a morir en una cruz en el futuro.
Otro factor importante para recordar es que Jesús no le estaba hablando a
cristianos, a la Iglesia, o a la gente que había estado con él por años. Él les
estaba hablando a grandes multitudes de no creyentes. Es por esto que Él
dice, “Si quieres ser mi discípulo…”. Él estaba diciendo, “Si vas a tomar la
decisión de ser mi seguidor, tienes que saber el costo que conlleva tomar tu
propia cruz, y luego seguirme”. Les estaba diciendo esto a incrédulos y no a
creyentes. Esto significa que no podemos aplicar este mensaje a grandes
rasgos a la Iglesia, como muchos hacen.

Si seguimos leyendo este pasaje, obtendremos una idea general de lo


que esta cruz, o costo, al que Jesús se estaba refiriendo:

“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se


sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para
acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no
pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él,
diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué
rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y
considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él
con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le
envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues,
cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede
ser mi discípulo.
Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se
sazonará? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan
fuera. El que tiene oídos para oír, oiga.” (Lucas 14: 28 – 35)

Aquí Jesús da dos imágenes diferentes para explicar lo que quería


decir: Un rey yendo a la guerra y un constructor construyendo una torre. Él
dijo, “No vayan hasta mitad de camino y abandones cuando tengas las cosas
construidas por la mitad, porque luego todos alrededor tuyo se burlarán y se
reirán. No seas el rey que se va a la guerra sin suficiente gente, o la gente se
reirá de ti”. Dicho más simplemente, su punto era: Si vas a ser un discípulo,
no seas medio discípulo. Les estaba diciendo a los seguidores en potencia que
no comiencen a seguirlo si luego iban a dar media vuelta y marcharse porque
sus amigos y familia se burlarían. Cuando entendemos esto, entendemos
porque Jesús habló de menospreciar a madre, padre, esposa, hijos, hermanos
y hermanas, en incluso la propia vida. Él no les estaba diciendo a los
cristianos que deberían odiar a todos los que los rodeaban. Lo que estaba
diciendo es que aquellos que querían seguirlo, no debían seguirlo a medias.

Esto comienza a tener más sentido cuando nos damos cuenta, en el


contexto más grande de la historia, que en ese momento la cruz era un terrible
castigo reservado solo para rebeldes y para la peor clase de delincuentes. Los
romanos crucificaban a los insurgentes, usando esta forma específica de
muerte como un signo de advertencia para los demás, diciendo “si ustedes
también se rebelan, terminarán así”. Esta conexión entre el término
crucifixión y hacer un escarmiento público de alguien, permanece en nuestro
lenguaje hasta hoy. Se suele decir, por ejemplo, “Este político hizo un error, y
los medios lo crucificaron”. La gente no dice, “Este político se equivocó y los
medios le dieron una inyección letal”, porque no se está hablando de muerte
sino de humillación pública. La crucifixión siempre ha significado hacer un
show público de alguien para mostrarles a aquellos que hagan lo mismo que
serían destruidos de la misma manera. Por eso, en lo que Jesús dijo vemos
que usó este término como una metáfora que indicaba la humillación que los
judíos de aquel tiempo experimentarían si elegían seguirlo. Tenían que tomar
en cuenta el riesgo de manera muy tangible, porque se arriesgarían a sufrir el
rechazo de sus familias y amigos, y persecución política y religiosa. La
decisión de seguirlo literalmente significaba darle la espalda a todo lo que
anteriormente habían tenido como una fuente de identidad y reputación. Si
queremos tener una interpretación hermenéutica correcta de este pasaje, no
podemos decir que Jesús les estaba hablando a los cristianos respecto a cómo
vencer la tentación. Aún así, muchos pastores hacen esto. Sacan versículos de
contexto para crear enseñanzas temáticas o tópicas.

Por supuesto, es importante aclarar aquí que los sermones tópicos no


son necesariamente malos. El problema radica en cuando la gente saca
versículos de contexto para crear un mensaje tópico sin considerar lo que
esos versículos en realidad significaban en su contexto. Cuando la gente hace
eso, fuerzan múltiples versículos que no tienen nada que ver entre sí con el
solo fin de armar un sermón de un tema en particular (como vimos con el
ejemplo de morir a uno mismo). Como resultado, enseñan mensajes no
bíblicos que tienen la apariencia de serlo para aquellos que no tienen
estudios, causando mucha confusión respecto a lo que la Biblia realmente
quiere decir. Esto es lo que nosotros no queremos. De todas maneras,
podemos crear un excelente y bíblicamente correcto sermón de un tema en
particular si usamos una hermenéutica histórica y contextual para analizar
todos los versículos de un tema en particular, tales como la ira de Dios.
(Vamos a ver este tema en profundidad en el capítulo 3). Los mensajes
temáticos pueden ser maravillosos si somos cuidadosos al respetar el
contexto de los versículos que usamos. Si usamos un versículo sin tener en
cuenta su contexto, es importante aclararlo a nuestra audiencia, diciendo algo
así: “Sé que este versículo en contexto se refiere a esto, pero el Espíritu Santo
me ha estado hablando a través del mismo y quiero compartírselos sin ignorar
el significado y contexto originales”. Esta clase de aclaración es crucial, y le
da lugar a mensajes nuevos del Espíritu Santo sin dejar de honrar (y sin
contradecir) el mensaje original de la Escritura.

3. Estudio Bíblico Expositivo.

Por causa de que el cristianismo moderno occidental está basado en


sermones temáticos dominicales y devocionales diarios personales, mucha
gente ha llegado a conclusiones erradas de la Escritura. La pregunta es, ¿qué
podemos hacer? ¿Cómo leemos la Escritura y nos direccionamos en nuestro
caminar cristiano de una manera que el camino sea exacto y vivificante? Una
palabra describe la respuesta a nuestro dilema, y es expositivo. Un estudio
bíblico expositivo y una predicación expositiva simplemente expone lo que la
Biblia está diciendo en su contexto. Esto es exactamente lo que hicimos con
los versículos que analizamos anteriormente: expusimos lo que los versículos
realmente significan en contexto. Un estudio expositivo mira a un pasaje y ve
su contexto, el lugar histórico, y considera a quién se le está escribiendo y el
contexto del autor. De esta manera, el estudio expositivo puede tomar un
pasaje para ayudarnos a entender un tema en particular en su ubicación
apropiada.

Algunas veces esto puede sonar muy parecido a una enseñanza tópica,
pero la diferencia es que el estudio expositivo respeta el contexto, el fluir, el
lugar histórico, la progresión, la audiencia original del pasaje, y la relevancia
para el lector moderno. En un estudio bíblico expositivo, tomamos un pasaje
y estudiamos su contexto mediante las preguntas: ¿Por qué se escribió? ¿A
quién se le escribió? Y ¿Cuáles fueron los propósitos, el valor, y las
intenciones del pasaje? Solo cuando nos hacemos esas preguntas es que
estamos listos para arribar a conclusiones precisas.

PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Cuál es la diferencia entre exégesis y eiségesis?


2. La hermenéutica más confiable para trabajar es llamada
______________. La pregunta que siempre hay que hacer es,
“________________________________________________________________?”
La segunda pregunta sería
“_________________________________________________?”
3. En 1 Timoteo, la carta se divide en____ capítulos. La localización de
estos tres temas o palabras fieles de Pablo a Timoteo se encuentran en
_____________________________________________
4. La teología sistemática crea una ___________, que tiene una gran
capacidad de capturar ciertas cosas, pero que también tiene algunos
______________, en donde terminas no sabiendo cómo responder
ciertas preguntas.

PALABRAS CLAVE

Escuela de ministerio Canonicidad


Seminario Estudio del Antiguo Testamento
Escuela de teología Estudio del Nuevo Testamento
Teología sistemática Hermenéutica
Escuela de Biblia Exegesis
Teología bíblica Eiségesis
Soteriología Hermenéutica histórico-contextual
Pneumatología Relevancia del lector
Teorías del sacrificio Devocionales
Angeología/Demonología Estudio bíblico temático
Escatología Estudio bíblico expositivo
Eclesiología

MATERIALES RELACIONADOS

Gordon D. Fee and Douglas Stuart, How to Read the Bible for All Its Worth.
Wayne Grudem, Systematic Theology.
Peter J. Leithhart, A House For My Name: A Survey of the Old Testament.
Peter J. Leithhart, Deep Exegesis: The Mystery of Reading Scripture
James Stuart Russell, The Parousia
Milton Spenser Terry, Biblical Hermeneutics.

1 Buena es un término relativo, y para la opinión del autor aún no existe una
buena Biblia cronológica. Welton Academy está en el proceso de crear tal
trabajo.
CAPÍTULO DOS

ENTENDIENDO LA BIBLIA
En nuestra cultura moderna, la gente generalmente conoce que la
Biblia es un libro que muchas personas creen que es la Palabra de Dios.
Nosotros estamos de acuerdo con esta apreciación. Creemos que la Biblia es
la Palabra de Dios y que necesita ser entendida, estudiada y enseñada como
verdad absoluta. Hasta el advenimiento del movimiento postmodernista, estas
verdades eran generalmente aceptadas por todos los cristianos. Hoy, en
cambio, muchos dicen cosas como “No hay tal cosa como la verdad” o “La
verdad es debatible”. Con este cambio cultural, uno de los ataques principales
del postmodernismo en contra del cristianismo ha sido en contra de las
Escrituras en sí. La gente dice, “La Biblia es simplemente algo escrito por
hombres, y si fue escrita por el hombre, puede ser manipulada por ciertos
sectores políticos y ser usada para oprimir a la gente”. La gente se pregunta,
“¿Cómo entendemos el valor y la integridad de la Escritura si no conocemos
su origen?”. Esa es realmente la cuestión. ¿De dónde salió nuestra Biblia?

¿Cuál es su fuente, por qué tiene la forma que tiene, y cómo sabemos
que tenemos los libros correctos de la Biblia? La Biblia se compone de 66
libros que fueron seleccionados de un canon más grande de escritos,
incluyendo libros como el Evangelio de Tomás y otros evangelios gnósticos,
como así también libros apócrifos y pseudoepigráficos. Si vamos a tratar a la
Biblia como la Palabra de Dios y como fuente de verdad absoluta, es
importante para nosotros que entendamos por qué estos sesenta y seis fueron
escogidos de entre los demás y considerados como inspirados por Dios. Una
vez que entendamos esto, también seremos capaces de tener una perspectiva
apropiada de los libros que no pudieron entrar al canon bíblico.
LA HISTORIA DEL CANON

El Canon Bíblico son los sesenta y seis libros que la Iglesia entera, a
través de la historia de la Iglesia, ha aceptado como la Palabra de Dios. Esto
incluye todas las ramas del cristianismo (griegos ortodoxos, católicos
romanos, y protestantes). Todos aceptan la misma lista de libros desde que
fueron agrupados por primera vez en el siglo cuatro. La Biblia Católica
Romana contiene algunos libros extras, llamados apócrifos, pero los
católicos no los consideran como Escritura canonizada. Éstos son libros
importantes a nivel histórico, que complementan a la Escritura pero que no
están al mismo nivel.

Uno de los padres de la Iglesia, Eusebio, escribió un libro llamado


Historia Eclesiástica, que relata la historia de la Iglesia primitiva. Eusebio
vivió entre el 263 al 339 D.C. y esencialmente escribió lo que se considera la
continuación del libro de los Hechos, ya que el relato comienza cuando
Hechos termina. En el mismo, Él cuenta cómo los libros de la Biblia fueron
aceptados, cuáles fueron debatidos, y cuáles fueron rechazados. En el siglo
IV los líderes de la Iglesia dividieron a los libros en cuatro categorías: libros
aceptados, libros en disputa, libros rechazados, y libros heréticos. La primer
categoría incluía a la mayoría de los libros que tenemos actualmente en el
Nuevo Testamento. La categoría de libros en disputa incluía los libros de
Judas, Segunda de Pedro, Segunda de Juan, Tercera de Juan, y Santiago. El
único libro del Nuevo Testamento incluido en la lista de rechazados fue
Apocalipsis, con una nota que decía que muchos, no obstante, lo
consideraban un libro aceptado (Eusebio mismo creía esto). Finalmente, la
categoría de libros heréticos incluía a libros pseudoepigráficos, que explicaré
con detalle más adelante.

Los libros en disputa eran todos cuestionados por una razón. Judas fue
puesto en disputa porque citaba al libro de Enoc, que no es aceptado como
parte del Canon del Antiguo Testamento. Segunda de Pedro fue debatido
porque la manera de escritura del griego que utiliza es muy diferente que la
de Primera de Pedro. Los eruditos aún debaten si Segunda de Pedro fue
escrita por el mismo Pedro que escribió Primera de Pedro2. Segunda y
Tercera de Juan también fueron debatidos (hasta el día de hoy) porque la
persona que los escribe se presenta como “el anciano”. ¿Quién era el
anciano? Mucha gente ha asumido que es Juan, pero también esto ha sido
fuente de muchos debates.

El libro de Santiago también fue disputado. Técnicamente hablando,


el libro de Santiago es probablemente el primer libro escrito del Nuevo
Testamento. A pesar de esto, se debate por causa de que Santiago habla
acerca de que nuestra fe es probada a través de las obras. Alguna gente ha
tenido dificultades para entender cómo este libro complementa perfectamente
lo que el apóstol Pablo escribe en Romanos (que la fe debe evidenciarse, y
que nuestra fe establece y completa todo). Incluso Martín Lutero, más de mil
años después de que el canon bíblico fue formado, cuestionó si Santiago
debía o no estar en la Biblia. El debate sigue hasta el día de hoy. De todas
maneras, cuando es entendido adecuadamente, el libro de Santiago y de
Romanos se complementan muy bien el uno al otro.

El libro de Apocalipsis aún sigue siendo muy debatido, y algunos


dicen que no debería estar en la Biblia por causa de que fue escrito más
adelante. Estas personas creen que el libro de Apocalipsis fue escrito en el
año 96 D.C., mucho tiempo después que el resto del Nuevo Testamento.
Algunos también dicen que Mateo, Marcos, y Lucas deben haberse escrito en
el año 90 D.C. por causa de los pasajes paralelos de la destrucción de
Jerusalén (Ver Mateo 24, Marcos 13, y Lucas 21). Ellos piensan que son
demasiado perfectas para ser profecías. Si estos libros fueron escritos antes
del año 70 D.C., dicen, significaría que Jesús profetizó de manera demasiado
perfecta, lo que validaría al don de profecía. Por causa de que algunos
estudiosos, profesores, y académicos no creen en lo sobrenatural, le han
cambiado la fecha de escritura a los libros y claman que fueron escritos luego
del año 70 D.C. para hacer que Jesús no luzca como un profeta
extraordinario.

Cuando se decidió respecto a cuáles serían los libros aceptados de la


Biblia, la Iglesia primitiva usó dos criterios principales. El primero se
desprendió del edicto del emperador romano Diocleciano (284 – 305 D.C.),
que decía que los cristianos debían ser sacrificados a los dioses. Además, este
edicto les ordenaba a los cristianos quemar sus libros. Por esta razón, la
Iglesia primitiva tuvo que decidir cuáles eran los libros por los que estaban
dispuestos a morir. ¿Qué libros esconderían y protegerían incluso si les
costase sus vidas? Esos son los libros que luego fueron incluidos en el Santo
Canon que tenemos hoy. Los sesenta y seis libros de la Biblia actual son los
libros que la Iglesia primitiva literalmente estaba dispuesta a defender con sus
vidas.

El segundo criterio fue el asunto de la autoría. Aquí encontramos el


problema de la pseudoepigrafía, o libros que en realidad no fueron escritos
por la persona que dice que los escribió. Esta es la razón por la que algunas
personas cuestionan la validez de Segunda de Pedro. Piensan que alguna otra
persona que no era Pedro escribió el libro, y que aunque está firmada con su
nombre, Pedro no es el autor. Este asunto es importante porque si no fue
escrito por él, entonces lo hizo un impostor y no tiene el mismo valor. Todos
los libros del Nuevo Testamento fueron escritos por los apóstoles del siglo
primero (Marcos y Lucas no eran apóstoles pero escribieron lo que vieron
para los otros apóstoles. Marcos esencialmente escribió para Pedro, y Lucas
lo hizo para Pablo). Si un libro dice que fue escrito por uno de los apóstoles
pero en realidad no lo fue, entonces se considera que hubo pseudoepigrafía.
No tiene el valor suficiente para incluirse dentro del Canon Bíblico. Estos
fueron los dos criterios que los primeros cristianos usaron para decidir qué
libro incluir: ¿Fue escrito por un apóstol? ¿Era un libro por el que valía la
pena morir?

La primera lista oficial de libros aceptados de la Biblia fue agrupada


por primera vez en el Concilio de Cartago en el año 397 D.C. Desde la
formación de la Biblia en este año, ha mantenido la misma composición
básica de estos sesenta y seis libros. Por supuesto, no obstante, ha cambiado
con las traducciones. Recibimos a la Biblia en el año 397 D.C., pero ha sido
entendida de muchas maneras diferentes a través de los años por causa de las
traducciones.

¿POR QUÉ SESENTA Y SEIS LIBROS?

Hasta ahora, hemos visto algunos de los criterios utilizados para


categorizar y aceptar o rechazar libros con el potencial de estar en la Biblia.
Ahora vamos a mirar específicamente a la cantidad de libros (sesenta y seis).
Mientras podemos aceptar que la cantidad fue así por voluntad divina, sin que
los hombres tuviesen participación, también es bastante posible que los
líderes de la Iglesia primitiva usasen un patrón del Antiguo Testamento para
ayudarse a llegar a sesenta y seis libros. Esto es simplemente una teoría, no
algo que podamos probar de alguna manera, dado que ninguno de nosotros
conoce lo que los líderes de la Iglesia de ese momento estaban pensando.

Debajo hay un dibujo de un candelabro, que fue tomado de Éxodo 25,


en donde Moisés recibió la descripción de lo que debía construir para el
tabernáculo y los artículos que el mismo debía incluir.

ÉXODO 25
Comenzando en el versículo 31 dice:

Haz un candelabro de oro puro labrado a martillo. Su base, su tallo y


sus copas, cálices y flores, formarán una sola pieza. Seis de sus
brazos se abrirán a los costados, tres de un lado y tres del otro. Cada
uno de los seis brazos del candelabro tendrá tres copas en forma de
flor de almendro, con cálices y pétalos. El candelabro mismo tendrá
cuatro copas en forma de flor de almendro, con cálices y pétalos.
Cada uno de los tres pares de brazos tendrá un cáliz en la parte
inferior, donde se unen con el tallo del candelabro. Los cálices y los
brazos deben formar una sola pieza con el candelabro, y ser de oro
puro labrado a martillo.

Como explican estos versículos, los brazos del candelabro tenía


copas, cálices, y pétalos. Este patrón se repite a lo largo de los brazos, de
manera tal que cada brazo del lado izquierdo tenía nueve de esos ítems (tres
copas, tres cálices, y tres pétalos). Esto da un total de nueve copas, nueve
cálices, y nueve pétalos en uno de los lados del candelabro. Del otro lado,
había la misma cantidad. También, si se iba hacia abajo y llegábamos al
brazo del medio, o lámpara, había cuatro copas, cuatro cálices y cuatro
pétalos.

Así que, en total, contando los ítems del lado derecho e izquierdo,
tenemos nueve, nueve, nueve (ítems en los brazos izquierdos); doce (ítems en
la lámpara misma); y nueve, nueve, nueve (ítems en los brazos derechos).
Encontramos el significado de la lámpara en el Salmo 119:105, que la
conecta con la Palabra de Dios, siendo fuente de iluminación y de guía: “Tu
palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero”. Esta era la
mentalidad hebrea respecto a lo que entendían por lámpara. Por lo tanto, no
sorprende que si agregamos los números, encontremos la misma cantidad de
libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. El lado izquierdo y el tallo
medio del candelabro (9 + 9 + 9 +12), nos da un total de treinta y nueve,
mientras que el costado derecho (9+ 9 + 9) da un total de veintisiete. Las
decoraciones del lado izquierdo de la lámpara y las decoraciones de la
lámpara misma representan los treinta y nueve libros del Antiguo
Testamento. Las decoraciones de los brazos del lado derecho representan los
veintisiete libros del Nuevo Testamento.

La siguiente figura muestra al candelabro como la Palabra de Dios,


con treinta y nueve libros en el Antiguo Testamento y veintisiete libros en el
Nuevo Testamento.
Es también importante notar que el candelabro era hecho de oro puro,
lo que habla de su integridad y pureza. El Salmo 12:6 dice, “Las palabras del
SEÑOR son tan puras y verdaderas como oro o plata terrenales que han sido
fundidas y purificadas siete veces en el horno”. En otras palabras, es puro.
También ha sido formado de una pieza entera de oro. No son dos piezas
unidas. No es una lámpara “antigua” y una “nueva”, es una sola lámpara. De
la misma manera, tenemos una Biblia. Aunque tenga dos lados, es una unidad
inseparable. Por último, la parte del medio de la lámpara es entendida como
un simbolismo de Cristo. Por esta causa, Gálatas 4:4 dice que Jesús nació
como hombre “bajo la ley”. El bastón del medio está también ubicado en la
parte que simboliza al Antiguo Testamento. Jesús apareció como hombre
bajo la Ley y se movió con las leyes del Antiguo Testamento, cumpliéndolas
para llevarnos a lo nuevo. Los paralelos entre la lámpara y la Palabra de Dios
son llamativas, y es muy posible que los cristianos primitivos usasen la
lámpara para determinar el número de libros del Nuevo Testamento incluidos
en la Biblia. (Interesantemente, si se cuentan los accesorios de los seis brazos
junto con los del bastón principal, la lámpara terminaría teniendo 73
accesorios, que es el número de libros aceptados por la Biblia Católica
Romana).

Esta es otra posibilidad: la Iglesia primitiva haya, quizás, también


considerado la estructura del libro de Isaías en las decisiones respecto al
canon del Nuevo Testamento. En nuestra Biblia, Isaías es un solo libro, pero
en las Escrituras hebreas, se divide en Isaías 1 (del capítulo 1 al 39), e Isaías
2 (capítulos 40 al 66). Es importante recordar que la división de capítulos y
versículos no ocurrió hasta cientos de años más tarde. La división de
capítulos corresponde a la cantidad de libros de la Biblia en el Antiguo
Testamento y Nuevo Testamento.

Esto parece una coincidencia, hasta que miramos al texto de Isaías 40,
que es el comienzo del segundo libro, que dice: “Voz que clama en el
desierto: Preparad camino a jehová; enderezad calzada en la soledad a
nuestro Dios.” (Isaías 40:3). Esta era una profecía acerca de Juan el Bautista,
y es citada en el primer libro del Nuevo Testamento, Mateo, en donde dice:
“Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del
que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus
sendas.” (Mateo 3:3). Por lo tanto, Isaías 40, o el primer capítulo del segundo
libro de Isaías, se corresponde con Mateo.

Isaías 66, el capítulo final, reafirma la idea del paralelo. En Isaías


66:22 leemos: “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago
permanecerán delante de mí, dice jehová, así permanecerá vuestra
descendencia y vuestro nombre”. El último libro de Isaías habla de cielos y
tierra nueva, justo como el último libro del Nuevo Testamento, Apocalipsis.
Juan, el escritor de Apocalipsis, estaba citando a Isaías cuando usó esa
imagen. “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la
primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.” (Apocalipsis 21:1).
Algunas versiones ponen entre comillas simples a la expresión utilizada en
Apocalipsis, cielo nuevo y tierra nueva, porque es una cita de Isaías 65 y 66.
Por lo tanto, podemos ver estos paralelos entre Isaías y el Nuevo Testamento:

1. Isaías (primer libro): Capítulos 1 al 39.


2. Isaías (segundo libro): Capítulos 40 al 66.
3. Isaías 40 corresponde a Mateo 3.
4. Isaías 65 y 66 se corresponden con Apocalipsis 21.

Los paralelos son muy fuertes para ser accidentales. Increíblemente, tanto
la imagen de la lámpara y los libros de Isaías son patrones que los líderes de
la Iglesia primitiva pudo haber usado para determinar el número de libros en
el Nuevo Testamento. No solo ambos patrones dan el mismo número al
dividirlos en dos mitades (treinta y nueve y veintisiete), sino que el patrón de
Isaías también provee el sentido del orden. El efecto no sería el mismo si
Mateo no fuese el primer libro de la Biblia y Apocalipsis, el último. Estos
paralelos son una figura muy fuerte de cómo Dios usa patrones y símbolos a
través de la historia (incluso si los humanos involucrados eran conscientes de
esto no). Como una gran parte de los primeros cristianos eran judíos que
tenían un conocimiento muy profundo de la historia de sus creencias, es
altamente posible que los líderes de la Iglesia hayan participado
intencionalmente con Dios al crear estos paralelo, aunque también es
probable que hayan estado completamente inconscientes de lo que Dios
estaba haciendo. De cualquier manera, los paralelos nos proveen imágenes
interesantes.
Hebreos 8:5 habla acerca del poder de los símbolos en la Biblia:

…los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales,


como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo,
diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha
mostrado en el monte.

Colosenses 2:16-17 también muestra que el propósito de gran parte de la


Ley del Antiguo Testamento, junto con las prácticas religiosas, eran
simbolizar al Cristo real:

Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de


fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha
de venir; pero el cuerpo es de Cristo.

Cuando miramos a la vida de Jesús en la Tierra, vemos cumplidas muchas


de las sombras y figuras del Antiguo Testamento. Por ejemplo, Jesús recibió
bautismo en aguas, que 1 Corintios 10:2 nos dice que era una figura de Israel
atravesando el Mar Rojo. Como Israel, Jesús fue a través del Mar Rojo, llegó
al otro lado, fue bautizado en el Espíritu Santo, y luego estuvo en el desierto
por cuarenta días. Allí se encontró con un enemigo, el diablo, y en lugar de
intimidarse, Él se paró en Su identidad y Su relación con el Padre y lo
resistió, caminando fuera del desierto en victoria. En contraste, los israelitas
caminaron cuarenta días en el desierto, fueron intimidados, dudaron de Dios,
se alejaron de Él, y comenzaron a quejarse. Como resultado, tuvieron que
pasar cuarenta años en el desierto. Muchas veces, las acciones de Jesús en los
Evangelios cumplieron o imitaron una sombra del Antiguo Testamento que
apuntaban a Él.

Claramente, el Antiguo Testamento contiene muchas sombras de la


realidad que ahora tenemos en Cristo. Esto es claramente lo que vemos en la
lámpara o candelabro, y el libro de Isaías. Son sombras muy claras de la
Biblia, antes de que la Biblia se convirtiese en el libro que hoy tenemos entre
nuestras manos. La realidad de Dios involucrándose íntimamente en la
formación de la Biblia nos muestra el nivel de autoridad que carga.
LA AUTORIDAD DE LA BIBLIA

Cuando la gente habla de la Biblia como un libro y de su formación, a


menudo usan palabras como autorizada, inspirada, o inequívoca para
describir lo que piensan de la Biblia. Antes de terminar este capítulo, vamos a
ver muchos de estos términos y lo que significan. Cuando la gente dice que la
Biblia es autorizada, significa que la misma tiene autoridad como la Palabra
de Dios, y que por eso se someten a los mandamientos que ésta dice. La idea
de que la Biblia es inspirada simplemente hace referencia a que Dios le
habló a ciertos hombres para escribir la Escritura. Esto significa que
deberíamos elevarla por sobre nuestro entendimiento humano, ya que no es
de inspiración humana sino divina. Cuando la gente clama que la Biblia es
inequívoca, quieren decir que no tiene errores. Similarmente, algunos usan
también el término infalible para decir que la Biblia no contiene errores o
que es incapaz de estar errada.

Primero, cuando hablamos de Palabra autorizada, queremos decir


que la intención de la misma es la enseñanza, el crecimiento, la exhortación,
el entrenamiento, y todo lo que está enlistado en 2 Timoteo 3:16-17, y esto es
producto de la autoridad de la Biblia. Esto mismo dice 2 Pedro 1:19, en
donde nos dice que la Biblia es algo “completamente confiable” y la
“palabra profética más segura”. Lo que esto quiere decir es si la gente cree
haber oído algo de parte de Dios, pero contradice a la Escritura, entonces
están oyendo mal. La Biblia es la palabra profética más segura. Tiene la
autoridad máxima para determinar lo que Dios está diciendo, y debemos
siempre probar lo que creemos oír de Dios con la Palabra.

Segundo, para entender lo que significa que la Biblia sea la Palabra


inspirada de Dios, podemos mirar a 2 Pedro 1:20-21, que nos dice cómo los
humanos recibieron la Escritura:

…entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es


de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por
voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron
siendo inspirados por el Espíritu Santo.

En otras palabras, lo que dice es que aunque los autores eran


humanos, no estaban escribiendo su propia interpretación privada, sino lo que
el Espíritu Santo los inspiró. Es una realidad mística el entender que fue el
Espíritu Santo quien escribió a través de los autores de las Escrituras. Sí, fue
escrita por personas, pero fue inspirada por el Espíritu Santo de una manera
en la que otros documentos no. 2 Timoteo 3:16-17 añade a este concepto:

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para


redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda
buena obra.

Esto dice claramente que la Biblia fue inspirada, como así también es
autorizada. Por supuesto, debemos mantener en mente que cuando Pedro y
Pablo escribieron esos pasajes, no sabían que estaban escribiendo parte de la
Biblia. Las Escrituras a las que ellos se estaban refiriendo eran a los 39 libros
del Antiguo Testamento, lo que era llamado la Septuaginta, o la versión
griega del Antiguo Testamento. Ésta fue escrita 300 años A.C., cuando
setenta estudiosos hebreos trabajaron juntos para traducir las Escrituras
hebreas al griego. La Septuaginta, que en algunos lugares difiere del
Antiguo Testamento hebreo, era la Escritura de la Iglesia primitiva. Esto
explica por qué en nuestras versiones en español a veces vemos diferencias
entre pasajes del Antiguo Testamento (que han sido traducidos del hebreo), y
citas del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento (que han sido
traducidas de la Septuaginta). A pesar de las pequeñas diferencias entre el
Antiguo Testamento hebreo y griego, era la versión griega la que la Iglesia
primitiva leyó y citó pasajes.

De todas maneras, encontramos en el Nuevo Testamento signos de


que incluso durante el siglo I, los cristianos habían comenzado a reconocer
escritos que ahora forman parte del Nuevo Testamento. Uno de los primero
de esos signos se encuentra en 2 Pedro 3:15-16, en donde Pedro habla de las
cartas de Pablo:

Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para


salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la
sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus
epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay
algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes
tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.

En este pasaje, Pedro alude a algo impresionante. Cuando escribe que


los inconstantes e indoctos tuercen las cartas de Pablo “como hacen con las
otras Escrituras”, él está poniendo las cartas del apóstol a la par de los
escritos del Antiguo Testamento. Es tan sutil que muchas veces se pasa por
alto, pero Pedro estaba diciendo claramente que la misma gente que
distorsionada las Escrituras del Antiguo Testamento estaban ahora también
distorsionando a las Nuevas Escrituras, que serían las cartas de Pablo. A
pesar de que el Nuevo Testamento no sería formalizado hasta cientos de años
después, incluso en ese entonces ellos tenían la sensación de que lo que
estaban escribiendo también eran palabras autorizadas e inspiradas por el
Señor, con las del Antiguo Testamento.

Tercero, algunas personas usan términos como inequívoca e infalible


para describir a la Biblia, pero los conceptos que encierran esos términos son
problemáticos. Por ejemplo, si decimos que la Biblia es la Palabra inequívoca
de Dios, tenemos que ir a los documentos originales inspirados en hebreo y
en griego. Cuando vayamos al Nuevo Testamento, encontraremos cinco mil
manuscritos en griego que son casi idénticos, aunque algunos de ellos
contienen pequeñas diferencias. Eso fue lo que los traductores usaron para
nuestras Biblias modernas. De todas maneras, los humanos no fueron
inspirados para traducir la Biblia de la misma manera en la que los escritores
originales lo fueron. Los traductores hacen los mejor posible, de acuerdo a su
entendimiento, pero están operando con entendimiento humano y no divino.
Son eruditos brillantes, pero inclusive así a veces pasan por alto ciertas cosas.
Es por esto que, desde una perspectiva académica, no podemos decir que la
Biblia es inequívoca, ya que incluso las copias de los originales tienen ciertas
diferencias, y las traducciones modernas que leemos son a veces muy
diferentes. Un buen ejemplo de esto es Romanos 8:1. La traducción al
español del griego dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los
que están en Cristo Jesús”, pero las traducciones modernas le han añadido a
esta oración: “…los que no andan conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu.” (RVR1960). Las variantes entre las traducciones al español hace
difícil decir que la Biblia es inequívoca o infalible. No solo eso, sino que tal
declaración da como resultado ver a la Escritura de manera muy rígida,
evitando que la gente excave más profundo en la búsqueda de ganar mayor
entendimiento de lo que la Biblia realmente quiere decir. Algunos cristianos
están tan atascados en las palabras literales de sus traducciones al español,
que terminan apartándose a sí mismos de encontrar un mayor significado de
la Palabra de Dios. Describir a la Biblia como la Palabra autorizada e
inspirada es suficiente. Fue divinamente inspirada, y tiene la mayor
autoridad.

CRISTIANISMO POPULAR VS. CRISTIANISMO ACADÉMICO

Conectado a la idea del origen y formación de la Biblia, está la


manera en la que los cristianos piensan y discuten acerca de su sistema de
creencias. Antes de mirar a sistemas de creencias específicos y enseñanzas de
la Biblia, debemos considerar la diferencia entre las dos subculturas más
prominentes en la cultura cristiana: el cristianismo académico y el
cristianismo popular.

Desde una perspectiva antropológica, todas las culturas contienen dos


divisiones principales: una cultura de elite y una cultura popular. La cultura
de elite está compuesta típicamente por los sectores más ricos y eruditos de la
población. Esta gente aprecia las cosas finas: vinos caros, cena costosa,
música clásica, atuendos formales, etc. La cultura de elite es una minoría de
la cultura en general, pero carga un mayor poder e influencia. En contraste a
la misma, existe la cultura popular (o cultura pop), que incluye a la mayor
parte de la población y determina lo que es popular en la misma. Aquellos
que están inmersos en la cultura popular, suelen escuchar la música que suena
en la radio e ir a ver las últimas películas que están en la cartelera del cine.
Comen en restaurantes baratos, y compran en tiendas económicas. Un tercer
grupo, llamado la cultura folk, a veces emerge como reacción a la cultura
popular. Pero en lugar de unirse a la cultura de elite, se separan de la norma e
implementan sus propias costumbres. Se enorgullecen de hacer elecciones
contra-cultura. Por ejemplo, quizás sean veganos, tengan los partos de sus
bebés en sus casas, decidan no vacunar a sus hijos, escuchen música
independiente y vean películas que raramente lleguen al cine. Las diferencias
entre estos tres grupos son enormes, pero todos son parte de la cultura en
general.
Dentro de la Iglesia, también vemos estos tres tipos de cultura. El
cristianismo popular es la cultura de la mayor parte de los cristianos. En los
Estados Unidos, esta cultura incluye cosas como los Cuentos de Vegetales,
pulseras de WWJD3, y música cristiana pop. La cultura folk, a diferencia de
la cultura popular, prefiere música menos famosa y hace pequeños intentos
por alejarse de la cultura predominante, pero para los propósitos de nuestro
estudio diremos que la cultura folk es esencialmente una subcategoría del
cristianismo popular. Cuando hablamos de teología y de la Biblia, el
cristianismo popular toma una visión muy rígida de la verdad.

En contraste, el cristianismo académico, que está compuesto


principalmente de teólogos e intelectuales, tiene un gran valor por las
conversaciones teológicas y el debate. Algunos reconocidos teólogos
modernos, como N.T. Wright y Gordon Fee han cruzado hasta el círculo de la
cultura popular y están siendo leídos por no académicos. Cientos de otros
teólogos de los círculos académicos, hablan y escriben en lenguaje técnico, y
sus materiales nunca llegan a la cultura popular. No es de sorprender que los
miembros de estos dos grupos se alejen de los miembros del grupo contrario,
pero es importante entender el valor de ambas culturas.

Uno de los riesgos potenciales del cristianismo académico se describe


en la declaración de Pablo de 1 Corintios 8:1: “El conocimiento envanece”.
El conocimiento es bueno, pero debe siempre ser templado con amor, que no
es algo que los seminarios siempre enseñen. Si entendemos toda la teología y
sabemos todas las palabras griegas, pero como cristianos tenemos grandes
problemas con nuestras familias y amigos, entonces tenemos un gran
problema.

Como sea, una de las fortalezas del cristianismo académico se


encuentra en la diferencia de estos dos conceptos: no estar de acuerdo y
faltar el respeto. El cristianismo popular no sabe manejar muy el no estar de
acuerdo. Cuando los líderes disienten, tienden a tratarse el uno al otro con un
grado muy alto de falta de respeto, usando etiquetas como hereje, falso
maestro, blasfemo, o incluso anticristo. Generalmente, tales líderes no están
dispuestos a discutir sus diferencias de una manera tranquila y abierta, sino
que prefieren hacer declaraciones difamatorias y a apuntar con el dedo. Tiene
miedo de que sus seguidores sean atrapados por alguna falsa enseñanza, así
que tratan activamente de persuadir a aquellos que están bajo su influencia
para que no digan ninguna falsa doctrina. Como resultado, influencian a sus
seguidores para que también le falten el respeto a tal persona o movimiento.
En otras palabras, esta falta de respeto es un sistema que comienza con un
líder que no está de acuerdo con algo, y que se replica en las personas bajo su
influencia.

En contraste, los cristianos académicos tienen una gran apreciación


por el debate y la discusión de ideas sin faltar el respeto. Esto es importante
para todos los que quieren estudiar teología, porque necesitamos ser capaces
de examinar lo que las otras personas creen y opinan sobre ciertos temas,
mientras que los respetamos como personas y cristianos. Los académicos
valoran el defender su propia opinión, que se basa en sus propios estudios, y
por eso dicen algo como, “Creo en esto y en esto por estas razones…”. Esto
es simplemente una declaración de una opinión personal y no tiene notas
negativas. Para el cristianismo académico está bien no estar de acuerdo y no
ve a la disensión como una razón para faltar el respeto. Está bien que la gente
tenga opiniones diferentes y así y todo, seguir siendo amigos.

La gente en la cultura del cristianismo académico hace declaraciones


personales si no están de acuerdo con algo, pero éstas no tienen el fin de
ejercer influencia en otros. En contraste, los líderes del cristianismo popular
hacen declaraciones difamatorias en contra de los líderes y de los
movimientos, provocando una red de falta de respeto que se replica
rápidamente.

La mejor manera de acercarse a la teología es con una predisposición


a no estar de acuerdo muchas veces, pero estando abierto a aprender de los
demás. El cristianismo académico ha hecho muy bien esta parte, y sería muy
sabio de nosotros el imitarlos en esto. Pensar como un académico significa
creen que necesitamos oír todas las distintas opiniones sobre un tema para
decidir racionalmente nuestra posición. En esta cultura, somos libres de oír
todos los diferentes entendimientos y arribar a nuestras propias conclusiones,
incluso si las mismas son diferentes de aquellas que tienen nuestros amigos o
líderes. Esta es la razón por la que, en el cristianismo académico,
encontramos muchos libros que presentan diferentes perspectivas sobre un
tema en particular. Estos libros no están escritos por un autor que tiene una
opinión de antemano y escribe mostrando cierta inclinación. En lugar de eso,
son una compilación de escritos elaborados por teólogos que explican sus
propias creencias4. Otro tipo de libro común en el cristianismo académico es
un libro en respuesta, en donde un teólogo escribe un libro en respuesta a los
escritos de otro teólogo.5

Parte de lo que significa disentir de manera respetuosa es citar aquello


con lo que no se está de acuerdo, en una manera en la se presente
adecuadamente lo que la otra persona dijo, sin sacar de contexto. Los
académicos son muy cuidadosos al hacer esto, pero desafortunadamente,
muchos líderes del cristianismo popular tergiversan a aquellos con los que no
están de acuerdo. Sacan sus palabras fuera de contexto y hacen presunciones
acerca de lo que los otros quisieron decir y lo que realmente dijeron. Estas
clases de tergiversaciones, malentendidos, y ataques a los demás son muy
populares en ciertos sectores, pero no es honroso o de ayuda el hecho de
expresar la disensión de esta manera. En lugar de eso, necesitamos aprender
cómo no estar de acuerdo con algo o alguien sin faltar el respeto y sin
deformar la realidad. A través de este curso, nuestro objetivo será entender
claramente las creencias de los demás para poder sacar nuestras propias
conclusiones.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Tenemos los 66 libros de la Biblia porque la Iglesia primitiva decidió


que por algunos de los libros que están en nuestro canon valía la
pena…¿qué cosa?

2. ¿En qué año se estableció la primera lista oficial de libros mediante un


Cónsul?

3. El candelabro o lámpara de Éxodo 25 está decorada desde la izquierda


hasta el medio con un patrón de nueve, nueve, nueve, doce, lo que da
un total de treinta y nueve decoraciones. Desde el medio a la derecha
hay nueve, nueve, nueve, que da un total de veintisiete decoraciones.
¿Qué representan el treinta y nueve de la izquierda y el veintisiete de
la derecha?

4. Términos como autorizada e inspirada son adecuadas descripciones


de la Biblia, pero, ¿qué otros términos deberían ser removidos a la
hora de describir a la Palabra?

5. ¿Cuál es la diferencia entre un entendimiento académico y un


entendimiento popular?

6. Tanto Hebreos 8:5 como Colosenses 2:16-17 hablan de que el


Antiguo Testamento contiene ________________________, pero que
ahora en Cristo tenemos
______________________________________

PALABRAS CLAVE

Septuaginta Canon Bíblico


Teólogos liberales Apócrifo
Autorizada Pseudoepigrafía
Inspirada Cristianismo Académico
Inequívoca Cristianismo Popular
Infalible

MATERIAL RELACIONADO

James Beilby y Paul R. Eddy, Eds., The Nature of the Atonement: Four
Views, con colaboraciones de Gregory A. Boyd, Joel B. Green, Bruce R.
Reichenbach, y Thomas R. Schreiner

Eusebio, Historia Eclesiástica

Gregory E. Ganssle, Ed., God and Time: Four Views, con contribuciones de
Paul Helm, Alan G. Padgett, William Lane Craig, y Nicholas Wolterstorff.
Stanley N. Gundry y C. Marvin Pate, Eds., Four Views of the Book of
Revelation, con colaboraciones de Kenneth L. Gentry Jr., Sam Hamstra Jr.,
C. Marvin Pate, y Robert L. Thomas.

Peter J. Leithart, The Promise of His Appearing.

2 El estudioso altamente respetado, Peter J. Leithart, ha escrito un libro, The


Promise of His Appearing, que demuestra que Segunda de Pedro, de hecho,
fue escrita por el mismo Pedro que escribió la primer carta.
3 WWJD es una sigla que significa “What Would jesús Do?” (¿Qué haría

Jesús?) que se volvió popular en los Estados Unidos en los años ’90. Es un
recordatorio que usaban los sectores evangélicos para recordarse que siempre
deben actuar como Jesús.
4 Por ejemplo, el libro The Nature of the Atonement: Four Views contiene
contribuciones de cuatro teólogos con diferentes opiniones sobre el Sacrificio
de Jesús. De la misma manera, Four Views on the Book of Revelation y God
and Time: Four Different Views presentan perspectivas que difieren entre sí,
pero sobre un mismo tema.
5 Un gran ejemplo de esto es el libro de Kenneth Gentry, The Charismatic
Gift of Prophecy: A Reformed Response to Wayne Grudem. En el, Gentry
difiere fuertemente pero de manera respetuosa con las creencias de Grudem
sobre el Espíritu Santo, desde una perspectiva académica.
CAPÍTULO TRES

TRADUCCIONES BÍBLICAS Y
HERRAMIENTAS DE ESTUDIO
Antes de comenzar a estudiar la Biblia, uno debe entender la variedad
de traducciones de la misma y de herramientas de estudio disponibles. En
este capítulo, vamos a estudiar brevemente algunos de las más prominentes
traducciones bíblicas y herramientas de estudio, y luego vamos a usarlas para
examinar algunos de los temas más controversiales de la Escritura.

TRADUCCIONES BÍBLICAS

La versión en uso más antigua de la Biblia en los Estados Unidos es la


versión King James (KJV)6. Algunos cristianos, como los integrantes del
Movimiento King James7, defienden a la Biblia KJV como la única
traducción bíblica válida y creen que las traducciones más recientes fueron
escritas para incorporar enseñanzas y prácticas de la Nueva Era a la Biblia.
Esto es particularmente cierto en el sudeste de los Estados Unidos. La Biblia
KJV se remonta a 1611, y el lenguaje que emplea refleja la brecha histórica
entre ese tiempo y la actualidad. Mucha gente encuentra a la Biblia KJV
difícil de leer, pero otros creen que su antigüedad la vuelve más confiable,
especialmente dado que muchas copias dicen “Traducida desde los lenguajes
y dialectos originales”, pero esto, de hecho, no es cierto. La Biblia KJV está
precedida por dos traducciones: La Biblia de Ginebra8 y la Biblia Bishop9.
La decisión de crear esta nueva traducción fue de un movimiento político
inspirado por ciertas transiciones de la historia de la Iglesia de Inglaterra. Por
esta causa, los líderes políticos y religiosos le dieron a los traductores once
lineamientos que en realidad buscaban cambiar la manera en la que la Biblia
sería traducida. Además, el 75% de la Biblia KJV fue tomada directamente de
la Biblia Bishop. Fue literalmente copiada en la nueva traducción sin volver a
los manuscritos originales.

Es por esto que la pretensión de la versión KJV al decir que fue


traducida de los lenguajes originales, es falsa. En algunos pasajes, los
traductores sí recurrieron a los originales, pero no en la mayoría. Esto quiere
decir que la Biblia KJV no es la traducción más correcta, porque no fue
traducida de los manuscritos originales, a diferencia de muchas traducciones
modernas.10

Recientemente, la versión KJV fue modernizada en la versión New


King James Version (NKJV). Los traductores de la versión NKJV tampoco
consultaron a los manuscritos originales, y solo cambiaron alrededor de
cuarenta mil palabras en la actualización de KJV a NKJV. Principalmente,
esto sirvió simplemente como una actualización de la versión antigua.
Suavizó el lenguaje de la KJV y facilitó su entendimiento para el lector
moderno.

Luego de las versiones KJV y NKJV, la traducción más usada es la


Nueva Versión Internacional (NVI), que fue creada en 1980. Mucha gente
prefiere esta versión simplemente porque es más fácil de leer. La versión NVI
y otra versión similar, la English Standard Version (ESV), traducida en el
año 2000, tomaron las cartas y libros en sus lenguajes originales y tradujeron
el texto idea por idea. En otras palabras, cuando los traductores tradujeron las
oraciones de la Palabra del griego al español e inglés, pusieron su prioridad
en que sea fácil de leer.

En comparación, una Biblia literal, tal como Young Literal


Translation (YLT) o la Weymouth Literal Translation (WYT), han sido
traducidas del griego al inglés palabra por palabra, siguiendo el orden
original de las palabras, sin importar que el resultado sea fácil de leer o
entender. La gente raramente lee las traducciones literales porque son
bastante difíciles de comprender. La estructura de las oraciones en el griego y
en el inglés son muy diferentes, y es por eso que una traducción siguiendo el
orden literal a veces resulta caótica. No obstante, las traducciones literales
son una buena herramienta de estudio.

Otro tipo de Biblia son las llamadas Biblias parafraseadas. El ejemplo


más prominente de este tipo es la versión The Message11, que fue escrita por
Eugene Peterson en la década de los 90’. Las versiones parafraseadas por lo
general traducen desde los lenguajes originales, sino que toman la versión
KJV y parafrasean en lenguaje moderno lo que los autores querían decir.
Estas versiones pueden ser útiles para los recién convertidos que no se
sienten cómodos leyendo ni siquiera la versión NVI. A veces las versiones
parafraseadas también pueden brindarnos una nueva perspectiva de un
versículo con el que ya estamos familiarizados. No obstante, las paráfrasis no
son herramientas de estudio útiles, dado que la opinión personal del autor está
implícita todo el tiempo.

Finalmente, tenemos otras dos traducciones, la Biblia de las Americas


(LBLA) y la Traducción Wuest del Nuevo Testamento, que le dan
muchísima importancia a los tiempos verbales. Muchas traducciones de la
Biblia tienen tiempos verbales incorrectos, lo que puede marcar una gran
diferencia en el significado del texto. Considera la diferencia entre decir que
uno se corrompe todos los días, a que uno fue corrompido. De esta manera,
estas traducciones pueden ser muy útiles para ayudarnos a determinar el
tiempo verbal correcto de varios versículos bíblicos. Existen muchas otras
traducciones de la Biblia, pero las mencionadas son las más prominentes.12

Versión de la Enfoque de la traducción


Biblia
KJV Principalmente copiada de la Biblia Bishop, con mínimas
referencias al lenguaje original.
NKJV Principalmente una modernización de la KJV, con
mínimas referencias a los idiomas originales.
NVI, ESV Traducidas idea por idea de los lenguajes originales.
YLT, WLT (Y Traducidas palabra por palabra de los lenguajes
demás Biblias originales.
literales)
The Message (Y Paráfrasis (no traducciones) de una Biblia más antigua,
demás Biblias como la KJV, en un lenguaje moderno, basadas en la
parafraseadas) interpretación del autor.
LBLA, Traducción Traducidas de los lenguajes originales. Les dan especial
Wuest atención a la traducción de los tiempos verbales.

HERRAMIENTAS DE ESTUDIO

Ahora consideremos algunas de las más importantes herramientas de


estudio de la Biblia. Una Biblia paralela contiene múltiples traducciones de
la Biblia comparadas en columnas, para hacer más fácil para el lector
comparar traducciones. Una Biblia interlinear contiene las palabras en el
griego o hebreo originales, junto con la traducción en español debajo.
Muchas veces también va a tener el número de referencia de la palabra en la
Concordancia Strong, la transliteración (la conversión del texto al alfabeto
español), y el análisis sintáctico. Por ejemplo, aquí está la palabra “Jesús” de
Mateo 1 de la Biblia interlinear de Biblehub.com:

2424 Número de referencia Strong


Iēsou Transliteración
Ἰησoῦ Palabra griega original
de Jesús Traducción al español
N-GMS Análisis sintáctico (Sustantivo – Masculino – Singular)

Esto puede ser útil para la búsqueda del significado original de


palabras en particular mientras van apareciendo en la Biblia. El compañero
infaltable de una Biblia interlinear es la Concordancia Exhaustiva Strong,
que contiene una gran lista de la aparición de todas las palabras, haciendo
diferencia entre el lenguaje original (griego o hebreo). Junto con la
concordancia, también necesitamos un diccionario. Los dos más reconocidos
son el Diccionario Bíblico Vine y el Diccionario Bíblico Mounce. Por
muchos años, el diccionario Vine ha sido el más conocido, pero el más
reciente, el diccionario Mounce, dice ser más exacto y detallado.

Otro libro de consulta es el Compact Bible Handbook13, que hace


una revisión de todos los libros de la Biblia y da un resumen compacto,
incluyendo al autor, la fecha de escritura, y la historia que rodeaba al libro en
cuestión. Este libro es más confiable que muchos de los resúmenes
disponibles en internet porque el autor, Thomas Nelson, ha investigado y
editado la información para estar seguro de que es lo más exacta posible.

CÓMO USARLOS

Ahora miraremos a muchos ejemplos que nos mostrarán cómo usar


estas herramientas de estudio.

Ejemplo: La ira de Dios.

Para nuestro primer ejemplo, vamos a comenzar con la Concordancia


Strong. Para buscar la palabra “ira” vamos a ir al índice y buscaremos la letra
I, y al ir bajando por la columna encontraremos la palabra ira. Debajo,
encontraremos varias oraciones como “y mi i se encenderá, y os mataré…”,
seguido por el versículo bíblico de referencia, Éxodo 22:14. Aquí se
enlistarán las partes de la Biblia que contienen la palabra que estamos
buscando. La i en la oración es por ira, y la referencia nos dice dónde se
puede encontrar ese versículo en particular. La Concordancia Strong
originalmente estaba basada en la versión KJV, pero ahora también se basa
en otras traducciones. Cuando buscamos palabras, es importante saber
exactamente lo que estamos buscando. Un versículo que dice “Dios está
enojado”, no es lo mismo que un versículo que hable de la ira de Dios,
porque no se tradujeron de la misma palabra.

Al final de la lista de Strong, luego del versículo y de la referencia


escritural, hay un número que se corresponde con la sección del diccionario.
Para el versículo anterior, el número es 639. Al seguir ese número,
llegaremos a la sección hebrea (el Antiguo Testamento es hebreo y el Nuevo
Testamento es griego), en donde descubrimos que la palabra hebrea traducida
como ira en Éxodo 22:24 es aph. Ahora podemos buscar esa palabra en un
diccionario bíblico y tener una definición de lo que quería decir en hebreo.

Ejemplo: El fin del siglo.


Ahora consideremos Mateo 24:3, en donde los discípulos le hacen tres
preguntas a Jesús que muchas veces se citan como referencia al fin del
mundo o de los tiempos finales. La versión NVI dice, “…¿Cuándo sucederá
eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?”. De acuerdo a
esta versión, estas preguntas parecieran estar refiriéndose al fin del mundo.
Pero la versión RVR1960 lo traduce de manera diferente: “…Dinos, ¿cuándo
serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”. Esto
nos hace preguntarnos: ¿Es lo mismo el fin del siglo que el fin del mundo?
Para saber la respuesta, tenemos que investigar quién tradujo esta palabra
correctamente. Para hacerlo, debemos buscar la palabra mundo (NVI) o siglo
(RVR1960) en su lenguaje griego original. Descubriremos que la palabra
utilizada aquí es aion. Al buscar esta palabra en un diccionario bíblico,
veremos que significa “período de tiempo”. En otras palabras, está hablando
de un lapso de tiempo específico, no del final del planeta.

Cuando miramos al contexto de este versículo, vemos que en Mateo


21-24, Jesús había estado declarando destrucción venidera. En Mateo 24,
específicamente dice que el templo sería destruido. Esto es de lo que Él
estaba hablando justo antes de que los discípulos le hiciesen esas tres
preguntas. Lógicamente, podemos ver que le estaban preguntando acerca de
cuándo esos eventos que mencionó iban a pasar. No le estaban preguntando
acerca de Su regreso, porque en ese momento, los discípulos ni siquiera
entendían que Él los habría de dejar. Leer este pasaje como referencia al fin
del mundo simplemente no tiene sentido de acuerdo al contexto y a la
definición de la palabra aion. Esto tiene un impacto impresionante de acuerdo
a la manera de interpretar el pasaje.

Por eso es importante estudiar la Biblia. Muchos cristianos están


contentos con simplemente aceptar lo que sus pastores o maestros les dicen
sin estudiar por sí mismos. En lugar de eso, debemos ser creyentes que sepan
cómo usar las herramientas de estudio de la Biblia y hacer una investigación
de las palabras originales por sí mismos. Luego, estaremos mejor equipados
para entender la Biblia y también para saber cómo reaccionar ante las
enseñanzas de los demás.

Ejemplo: El ministerio de la mujer.


Ahora consideraremos otro ejemplo en mucho más detalle: el
problema de las mujeres en el ministerio. La mayoría de las enseñanzas en
contra del ministerio de la mujer están basados en tres versículos
problemáticos porque parecen contradecir lo que el resto de la Biblia enseña.
Cuando encontremos versículos que parezcan contradecir los mensajes
generales de la Biblia, es un buen momento para sacar nuestras herramientas
de estudio y comenzar a excavar más profundo. Aquí haremos eso con los
versículos problemáticos relacionados con la mujer en la Iglesia.

Primero, para establecer el contexto adecuado, consideraremos el rol


de la mujer en la Biblia desde el comienzo. En el Jardín del Edén, Dios creó a
Eva como su compañera. Se han hecho muchos estudios respecto a esta
palabra, pero para ponerlo simple, se refiere a una posición igualitaria. Adán
y Eva fueron creados iguales, pero luego pecaron. Como resultado de la
Caída, parte de la maldición a Eva dice: “…tu deseo será para tu marido, y él
se enseñoreará de ti” (Génesis 3:16). En otras palabras, su deseo sería ser
igual que su marido, pero él se enseñorearía de ella. Es importante notar que
esta maldición fue entre la relación entre la mujer y el hombre, y no entre la
mujer y Dios. La maldición no hizo que Dios cambiase la manera en que Él
veía a la mujer. El no la veía menor que los hombres, pero como resultado de
esta maldición, el hombre la vería de esta manera. Esta es una diferencia muy
sutil, pero es importante darse cuenta que la maldición afectó las relaciones
humanas entre hombres y mujeres, no entre las mujeres y Dios.

Se puede ver esta realidad en el trato de Dios a la mujer en el Antiguo


Testamento. Por ejemplo, Miriam, la hermana de Moisés, era profeta (Ver
Éxodo 15:20). Hulda fue nombrada profeta (Ver 2 Reyes 22:14). Débora era
tanto profeta como jueza (líder político de la nación. Ver Jueces 4:4). Incluso
en el sistema del Antiguo Testamento, Dios colocó a las mujeres cómo
líderes políticas y espirituales. Esto nos dice algo acerca de cómo Él ve a la
mujer y acerca de si está de acuerdo o no con las mujeres en el ministerio.

Encontramos un ejemplo pequeño respecto a la diferencia entre los


ideales de Dios y los ideales del hombre en la historia de Noé. Cuando Noé y
su familia entraron al arca, entraron en un orden específico que reflejaba los
ideales de la cultura en la que habían crecido. Para entrar, hicieron una sola
fila. Primero estaba Noé, luego sus tres hijos, luego su esposa, y luego las
esposas de sus hijos (Ver Génesis 7:13). Los hombres precedían a las
mujeres. Como sea, mientras estaban en el arca, Dios le habla
específicamente a Noé respecto a cómo debían salir del arca: “Sal del arca
tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo.” (Génesis 8:16).
En otras palabras, Él les dijo que saliesen juntos como parejas, no separados
por género. Así era cómo Dios quería comenzar el planeta nuevamente, con
igualdad entre el hombre y la mujer. No obstante, Noé desobedece la orden, y
él y su familia salen del arca de la misma manera en la que habían entrado:
los hombres primero, y las mujeres después.

El Nuevo Testamento también nos da ejemplos de mujeres que


tuvieron importantes posiciones en el liderazgo. La viuda Ana es nombrada
como profeta (Ver Lucas 2:36), lo que es muy significativo, ya que un profeta
es el segundo nivel más alto de autoridad dentro de la Iglesia: “Y a unos puso
Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero
maestros…” (1 Corintios 12:28). En la Iglesia, los apóstoles tienen el nivel
más alto de autoridad, seguido por los profetas y luego por los maestros. Los
otros dones dentro del ministerio quintuple, pastores y evangelistas, ni
siquiera están en esta lista (Ver Efesios 4:11). Es importante tomar nota de
que la autoridad bíblica no significa control. Para decirlo simplemente, tener
autoridad significa tener una responsabilidad para servir. Cuando uno tiene
mayor autoridad, tiene más pies para lavar. De acuerdo a este sistema, los
apóstoles y los profetas tienen más autoridad que los pastores. A pesar de que
a muchas personas les preocupe la idea de que las mujeres puedan ser
pastoras, la Biblia nos muestra que hubo mujeres profetas, e incluso una
mujer apóstol, Junias.
Romanos 16:7 dice, “Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y
mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los
apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo.” Uno de esos dos
apóstoles era una mujer. El nombre Junias deriva de la diosa griega Juno, que
se creía que dilataba el útero de la mujer durante el embarazo. En otras
palabras, era claramente un nombre muy femenino. Algunas traducciones han
cambiado el nombre y le dieron una raíz masculina porque la teología de los
traductores no permite a una mujer apóstol. Junias era una apóstol, y muy
estimada entre los mismos. Como tenemos un ejemplo de una mujer apóstol,
y los apóstoles son la posición más alta de autoridad dentro de la Iglesia, la
conclusión lógica es que las mujeres también pueden ocupar las posiciones
que están debajo.

A lo largo de la Biblia encontramos historias de mujeres en autoridad


que tenían posiciones altas dentro del liderazgo, y vemos que Dios no tiene
problema alguno en poner a las mujeres en el liderazgo. Todo esto suena
genial, hasta que vemos tres pasajes problemáticos, 1 Corintios 14, 1 Timoteo
2, y 1 Pedro 3.

1 Corintios 14:34-35 dice:

…vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es


permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.
Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque
es indecoroso que una mujer hable en la congregación.

Muchos artículos académicos y libros se han escrito para explicar


estos versículos, que parecen tan diferentes a la visión de la mujer que se
muestra a lo largo de la Biblia (y que ya hemos observado). En resumen, la
explicación más simple de estos versículos es que son una cita de una carta
que los corintios le habían escrito a Pablo14. En otras palabras, esta no era la
palabra de Pablo. Estaba citando lo que los corintios le habían dicho. La
prueba de este argumento es lo que sigue. El primer paso para entender las
cartas del Nuevo Testamento adecuadamente, como hemos discutido en el
capítulo 1, es leerlas de comienzo a fin, no en pequeños segmentos. Entonces,
para entender lo que Pablo dice en el capítulo 14, tenemos que leer
comenzando desde el capítulo 1. Esto nos da el contexto completo.

Leyendo de esta manera, cuando llegamos a 1 Corintios 7:1, que dice:


“En cuanto a las cosas de que me escribisteis…”, entendemos que los
capítulos que siguen son la respuesta de Pablo a la carta que los corintios le
habían enviado. Si seguimos leyendo, llegamos al capítulo 11. Allí Pablo
habla del velo en la cabeza, y como parte de la misma discusión, él dice que
las mujeres pueden profetizar mientras tengan sus cabezas cubiertas. Dejando
de lado la pregunta respecto a la cobertura de la cabeza, que la mayoría de los
estudiosos están de acuerdo que era un mandato cultural que no aplica para
nosotros hoy, el punto aquí es que dice que las mujeres pueden hablarle a la
Iglesia. Pero, un par de capítulos después, dice, “…le es deshonroso a la
mujer hablar en la Iglesia”. Si hemos estado leyendo desde el capítulo 1,
reconoceremos que esto pareciera ser una contradicción con lo que Pablo dijo
apenas tres capítulos antes. Como sabemos que es una carta en respuesta, y
reconocemos la significante inconsistencia entre gran parte del capítulo 11 y
estos dos versículos del capítulo 14, comenzamos a hacernos preguntas.
Empezamos a excavar en búsqueda de una explicación en lugar de aceptar
estos versículos como nos los enseñaron, porque reconocemos que hay algo
que no encaja.

Al final del capítulo 14, encontramos otra pista, si es que estamos


familiarizados con el Nuevo Testamento y el mensaje general del apóstol
Pablo. El versículo 34 dice, “vuestras mujeres callen en las congregaciones;
porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la
ley lo dice.” Cualquiera que esté familiarizado con los escritos de Pablo, se
dará cuenta que esto no suena como él. Pablo fue el campeón de la gracia, no
de la Ley. Escribió la carta a los gálatas para reprender a los cristianos que se
estaban volviendo a la Ley, y la mayoría de sus escritos son anti Ley, dado
que esta estaba relacionada con el Antiguo Pacto. De hecho, Pablo se refiere
a la Ley como “el ministerio de muerte…” (2 Corintios 3:7). Por lo tanto, la
dura frase “como también la ley lo dice” debería tener grandes banderas de
advertencia. Es un indicador claro de que estos dos versículos no son la voz
de Pablo. Además, si vamos a la Ley, vamos a encontrar que no dice nada
respecto a las mujeres permaneciendo en silencio. Simplemente no tiene
sentido. Como sabemos que esto es una carta en respuesta, es fácil ver que
estos versículos han sido citados de la carta de los corintios a Pablo.

Esto se vuelve más claro cuando leemos los versículos que le siguen a
este pasaje, en los cuales Pablo, de hecho, reprende a las ideas expresadas en
los versículos 34-35:

¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha


llegado? Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que
os escribo son mandamientos del Señor. Mas el que ignora, ignore.
Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar
lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden.

Aquí, en contraste con el dicho “como también la ley lo dice”, Pablo


dice “reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor”. Él
también incluyó a las mujeres en su mandato de profetizar y hablar en
lenguas. Termina con un llamado al orden, que se refiere en realidad
nuevamente al versículo antes de esta cita de los corintios: “pues Dios no es
Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos” (1
Corintios 14:33). Estas dos declaraciones, los versículos 33 y 40, son
delimitadores de la exhortación de Pablo. La esencia de esa exhortación, en
un lenguaje moderno, podría ser algo así: “Esto es lo que ustedes están
diciendo: ‘Oprimamos a las mujeres para que nuestros servicios sean
buenos’. ¡No! No lo hagan. ¿Quiénes se piensan que son? ¿Ustedes
escribieron la Palabra de Dios? No. Están fuera de lugar. En lugar de eso,
tienen que hacer lo que les digo, que es un mandamiento del Señor: Permitan
que todos profeticen, hombres y mujeres, y no prohíban el hablar en lenguas,
asegurándose que todo sea hecho con orden.”

Todo esto es claro cuando leemos el pasaje en contexto, sin la


necesidad de hacer un estudio demasiado profundo. Cuando miramos al
griego, solo confirma estas conclusiones. En el griego, encontramos una
marca al comienzo del versículo 34. Esta marca, llamada eta en griego, indica
una pregunta retórica o una cita de lo que otra persona dijo. Claramente, los
versículos 34 y 35 son una cita de lo que los corintios le habían escrito a
Pablo, y como tal, no debería ser tomado como mandado para nosotros. En
lugar de eso, deberíamos aprender del error de las declaraciones de los
corintios, que Pablo reprendió fuertemente:

El segundo pasaje problemático es 1 Timoteo 2:11-15:

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a


la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en
silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no
fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en
transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en
fe, amor y santificación, con modestia.

Este pasaje es muy extraño, especialmente la parte que dice “(la


mujer) se salvará engendrando hijos”. Esto debería provocarnos
cuestionamientos, ya que claramente contradice el mensaje del evangelio.
Para encontrar nuestras respuestas, debemos comenzar leyendo la carta desde
el comienzo hasta el fin. Esto es especialmente importante en 1 Timoteo,
porque los capítulos están divididos arbitrariamente y no siguen los cortes
lógicos del texto. 1 Timoteo está compuesta de una introducción, tres
“palabra fiel es esta”, y una conclusión. De todas maneras, la división de los
capítulos no se alinean con esas partes. Este es el bosquejo básico:

Introducción 1:1- 1:14


Palabra Fiel #1 1:14-2:15
Palabra Fiel #2 3:l-4:8
Palabra Fiel #3 4:9-6:10
Conclusión 6:11-21

El pasaje que estamos estudiando está al final de la parte de la palabra


fiel #1, que dice:

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo jesús vino
al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el
primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que
Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo
de los que habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey
de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y
gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Este es el contexto de la declaración que analizaremos. Luego de decir


“Palabra fiel”, Pablo se dirige específicamente a Timoteo (Ver 1 Timoteo
1:18-20). Luego le da instrucciones a toda la iglesia (Ver 1 Timoteo 2:1-7).
Más tarde, le habla específicamente a los hombres (Ver 1 Timoteo 2:8), y
luego a las mujeres (Ver 1 Timoteo 2:9-10). Luego, en los últimos cinco
versículos de esta sección, Pablo deja de hablar en plural (todos, los hombres,
las mujeres), y pasa a hablar en singular: una mujer en particular. En otras
palabras, en los versículos del 11 al 15, él no le está hablando a todas las
mujeres sino a esta mujer en particular.

Los comentaristas que han estudiado a este pasaje al detalle, dicen


que Timoteo recibió esta carta cuando comenzó a ser el líder de la iglesia de
Éfeso. Pablo había estado enseñando todos los días durante dos años en la
escuela de Tiranno (Ver Hechos 19:9). Ahora Timoteo era el apóstol
principal aquí, y estaba teniendo algunos inconvenientes dado que Éfeso era
la casa de culto a Diana (o Artemisa). Una de las enseñanzas del culto a
Diana era que Eva, como pináculo de la creación, había sido creada primero,
y que Adán había sido el engañado en el Jardín del Edén. Por eso, usaban esta
creencia para culpabilizar a los hombres. El problema era que, cuando esas
mujeres adoradoras de Diana fueron salvas, tenían esta dura teología acerca
de la historia de la creación, que les había dado una actitud negativa en torno
a los hombres. Muchos estudiosos creen que había una mujer en particular
que le estaba causando problemas a Timoteo15. Es por eso que Pablo dice,
“no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre”. Este
era el contexto histórico.

Si miramos a la palabra griega traducida como autoridad, tendremos


incluso mayor claridad. La palabra griega usada aquí es authentian, y no es la
palabra común para autoridad. Authentian significa violenta usurpación de la
autoridad. Mientras que la autoridad es algo bueno, authentian nunca lo es.
Pablo no estaba implicando que les iba a permitir solo a los hombres ejercer
la violenta usurpación de la autoridad. En otras palabras, el género no es el
problema en este asunto. En lugar de eso, lo que en esencia estaba diciendo
es “No voy a permitirle a esa mujer que siga usurpando tu autoridad
irrumpiendo lo que está pasando en tus servicios”. Pablo estaba señalando el
comportamiento inapropiado de esta mujer, y el problema no estaba en su
género sino en sus acciones. La gente estaba, literalmente, gritando en el
medio de las reuniones para tratar de tomar el control con sus propias
enseñanzas anti bíblicas. Esto es de lo que Pablo está hablando. Y es por esto
que él clarifica el orden de la historia de la creación, para corregir las
enseñanzas que esta mujer estaba esparciendo.

Todo esto es muy valioso, pero no explica el versículo 15: “Pero se


salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con
modestia.” Para un mejor estudio de este pasaje, necesitamos ir a una Biblia
interlinear. Así es como la Biblia interlinear analiza esta parte del versículo:
La traducción literal aquí es, “Ella será salva además a través (espacio en
blanco) alumbramiento”. La versión NVI traduce esta parte del versículo
como, “Pero la mujer se salvará siendo madre…”. Lo que la traducción deja
afuera es la palabra tēs, que es el artículo “el”. Lo dejaron afuera porque
parecía no tener sentido. ¿Qué quiere decir el versículo con el
alumbramiento? Las traducciones a veces omiten artículos porque los
traductores piensan que algunos versículos tienen más sentido sin ellos.
Algunas versiones de la Biblia incluyen el artículo “el”, pero la mayoría lo
omiten. Esto es muy desafortunado, porque esta pequeña palabra clarifica el
significado de la oración de manera rotunda. El alumbramiento se refiere a
que la salvación viene a través del niño que fue nacido, Jesús. Las mujeres (y
todos nosotros) son salvas a través del alumbramiento, que finalmente
cumplió la profecía de Génesis 3:15 respecto al diablo: “Y pondré enemistad
entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la
cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Cuando Jesús vino, Él aplastó para
siempre la cabeza del enemigo. Este es el verdadero significado del pasaje.

El tercer pasaje problemático es 1 Pedro 3:7:

Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando


honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la
gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

Mucha gente usa este versículo para relegar a la mujer a una posición
menor. Este es uno de los versículos en donde la versión RVR1960 tiene la
traducción más adecuada: “vaso más frágil.” Si miramos a la palabra que se
tradujo como “vaso” o “compañera”, en otras versiones, descubriremos que
se refiere a porcelana: vasos, platos, recipientes. Así que cuando Pedro estaba
hablando de un vaso más frágil, estaba comparando a las mujeres a porcelana
frágil, como fina porcelana china. Esto cambia por completo la manera en la
que leemos esto si insertamos este significado en el versículo:
Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando
honor a la mujer como fina porcelana china, y como a coherederas
de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan
estorbo.

Pedro estaba haciendo una declaración acerca de la calidad de las


mujeres, y aclaró que por causa de la misma necesitaban ser tratadas con
consideración y respeto. No estaba diciendo que las mujeres tenían menos
valor al ser un más débiles. La idea de ser considerado y respetuoso con las
mujeres porque son más débiles ni siquiera tiene sentido. En términos
modernos, él estaba diciendo que las traten como fina porcelana china. La
porcelana fina no se mete al microondas o al lavavajillas, porque necesita un
cuidado especial. Necesita ser lavada a mano y ponerla en una vitrina para
que todos puedan ver lo hermosa que es. Si las mujeres son porcelana fina,
los hombres pueden ser comparados con porcelana Corelleware16, que no se
rompe fácilmente. La manera en la que las mujeres necesitan ser tratadas es
distinta que a los hombres, y Pedro estaba simplemente recordándoles que
traten a sus esposas con respeto y coherederas en Cristo.

En estos ejemplos, vemos cuán simple es usar las herramientas de


estudio de la Biblia y excavar más profundo en la Escritura. Si lo hacemos,
mucha información y revelación nos estará esperando.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Algunas Biblias transmiten “idea por idea”, mientras que otras


también lo hacen______________ ________ ____________.

2. “Y mi i se encenderá, y os mataré…” ¿Qué palabra significa la letra i


si está en itálica en una Concordancia Strong?

3. Si los hombres son porcelana Corelleware, ¿qué son las mujeres?


_______________
PALABRAS CLAVE

King James Version Weymouth Literal Translation


New King James Version Parafraseo
Biblia Geneva Biblia The Message
Biblia Bishop Biblia de las Americas
Nueva Versión Internacional Traducción Weust
English Standard Version Biblias Paralelas
Biblia Literal Biblias Interlineares
Young’s Literal Translation Concordancia Exhaustiva Strong
Diccionario Bíblico Vine Diccionario Bíblico Mounce
Compact Bible Handbook

MATERIAL RELACIONADO

Harold L. Eberle, Living and Dying with the King James Bible.

George Knight y James Edwards, Eds., Compact Bible Handbook.

William D. Mounce, Mounce’s Complete Expository Bible Dictionary of Old


and New Testament Words.

James Strong, Strong’s Exhaustive Concordance of the Bible.

W.E. Vine, Vine’s Complete Expository Bible Dictionary of Old and New
Testament Words.

6 Nota de traducción: En español, la Biblia King James Version (KJV) es


conocida como “Biblia del Rey Jacobo” y no es de uso popular en el habla
hispana. Para fines prácticos, diremos que el equivalente en español de la
versión King James en inglés, es la versión Reina Valera 1960 (RVR1960).
Afirmamos esto solo y únicamente por su popularidad y extensión. No se está
diciendo, de ninguna manera, que King James Version y Reina Valera 1960
sean la misma traducción de la Biblia.
7 Grupo de cristianos de los Estados Unidos, que declara que la versión King
James es superior y la única traducción que se debería leer de la Biblia.
8 En inglés, Geneva Bible (GNV)
9 Bishop Bible, en inglés.
10 Un pequeño libro de Harold Eberle, Living and Dying with the King James
Bible, explica la historia detrás de la versión KJV y algunos de los problemas
principales con la misma.
11 Nota de traducción: si bien hasta el momento no existe una traducción de
la versión The Message en español, las versiones parafraseadas más comunes
en el habla hispana son Dios Habla Hoy (DHH) y Traducción en Lenguaje
Actual (TLA).
12 La mejor herramienta para explorar las distintas versiones de la Biblia es el
sitio web http://www.BibleHub.com. Es actualizado periódicamente y es
gratuito (La versión completa del sitio web está disponible únicamente en
inglés. Existe una versión en español pero es parcial).
13 Nota de traducción: al momento de la traducción, este libro no se encuentra
disponible al español.
14 Grady, 10 Lies the Church Tells Women, página 57.
15 Cunningham y Hamilton, Why Not Women?, Páginas 205-216.
16 Corelleware es un tipo de porcelana americana muy resistente.
CAPÍTULO CUATRO

FILTROS: CALVINISMO
Como personas que estamos viviendo muchos años después del
comienzo de la Iglesia, culturalmente hemos heredado algunas percepciones
y creencias acerca de Dios y la Biblia, formando un filtro subconsciente o
lente a través del que miramos cuando leemos la Biblia. Esto es una realidad
para todos nosotros, sin importar nuestro trasfondo: nuestras experiencias y lo
que hemos oído de otros nos han moldeado de maneras particulares que
afectan la manera en la que leemos y entendemos la Biblia. Estos filtros
provocan que miremos todo desde una perspectiva particular. La pregunta
para estudiantes serios de la Biblia es: ¿Cómo podemos estudiar este libro,
sabiendo su historia y contexto, sin todos los filtros que interfieren en nuestro
entendimiento? A pesar de que es imposible evadir nuestros filtros por
completo, si examinamos algunos de los más comunes seremos más capaces
de descubrirlos, mientras leemos y entendemos la Escritura.

Parte de esto incluye liberar la creencia de que ya tenemos un


entendimiento completo de Dios y la Biblia, o de que Éstos nunca cambiarán
y nunca deberían ser cuestionados. Como la base del cristianismo es una
relación con el Dios viviente, tenemos que entender nuestra amistad con Dios
y nuestro entendimiento de Él a través de la Biblia de la misma manera en
que entendemos una relación matrimonial. La misma siempre debería estar
creciendo y profundizándose. Un marido nunca debería llegar a un punto en
donde diga, “Esto es lo que entiendo de mi esposa. Es todo lo que necesito
conocer, así que por favor no cuestiones ninguna de mis percepciones de
ella.” Por el contrario, el marido y la esposa están constantemente
evolucionando en la relación con el otro. De la misma manera, mientras más
estudiamos la Biblia, más nos damos cuenta que contiene algo más de lo que
hemos oído a lo largo de nuestras vidas. Vemos verdades que nunca antes
vimos, y descubrimos que algunas cosas que hemos creído quizás estén
erradas. Examinar nuestros filtros nos ayudará a esto: a dar un paso por fuera
de nuestros supuestos y mirar a la Escritura de una nueva manera.

LA HISTORIA DEL CALVINISMO

Uno de nuestros más antiguos y prominentes filtros en el cristianismo


es el Calvinismo. Naturalmente, cuando oímos la palabra calvinismo,
pensamos en John Calvin o Juan Calvino en 1500, pero a pesar de que el
sistema se formalizó con este nombre, se originó muchos años antes que él.
Cuando observamos la historia de la Iglesia, vemos que el calvinismo estuvo
presente desde siempre. No sobresalió especialmente durante la Reforma, y
no es necesariamente protestante. De hecho, la Iglesia Católica Apostólica
Romana (ICAR) también ha sido influenciada profundamente por el
calvinismo porque el creador del sistema era católico. Calvino obtuvo sus
ideas de San Agustín, quien vivió entre los años 354-430 D.C., en el mismo
período que Eusebio, en los primeros años de la historia de la Iglesia. San
Agustín era un filósofo destacado en sus días, incluso antes de convertirse en
cristiano, y estaba altamente influenciado por la filosofía griega. El mentor de
San Agustín en sus comienzo, Plotino, era un seguidor de Platón, y antes de
que San Agustín se convirtiese al cristianismo, éste adoptó las ideas de
Plotino, basadas en obras de Platón. Así que en un sentido muy real, lo que
ahora conocemos como calvinismo fue, en realidad, originado por Platón.

Por causa de la longevidad de este sistema de creencias, ha


influenciado a casi todas las ramas del cristianismo, incluso a aquellas que
dicen no ser calvinistas. La dificultad con esto, es que hoy en día muy pocos
cristianos entienden filosofía griega y no reconocen cuando sus ideas están
tomando lugar por encima de las Escrituras para interpretarlas de cierta
manera. Estas ideas son filtros subconscientes de nuestra mente, que
provocan que creamos e interpretemos de cierta manera, sin entender el
porqué. Por esta razón, es importante para todos los cristianos entender las
creencias y presunciones del calvinismo para reconocer cómo el filtro ha
influenciado sus perspectivas de la Biblia.
INMUTABLE, IMPASIBLE, Y ATEMPORAL.

El calvinismo yace sobre el fundamento de tres ideas acerca de la


naturaleza de Dios, inmutable (que no cambia), impasible (sin emoción), y
atemporal (sin tiempo). Los filósofos griegos Platón, Aristóteles y Sócrates,
quienes vivieron entre los años 500 y 300 A.C., se hicieron la pregunta: “Si
hay un dios creador que ha creado todo, ¿cómo tendría que ser?”.
Respondiendo esta pregunta solo con la perspectiva filosófica, arribaron a la
conclusión de que el dios creador debía tener tres atributos: inmutable,
impasible, y atemporal. Este es el origen del fundamento del calvinismo.

El calvinismo es una teología sistemática, un brillante pensamiento


filosófico, y un sistema de interpretación. No está basado directamente en la
Escritura, sino en ideas filosóficas acerca de Dios que son usadas para
interpretarla. Puede alardear de algunas de las mentes más brillantes de la
historia del cristianismo, e incluso hoy en día tiene algunos de los más
respetables líderes, como R.C. Sproul, pero el hecho de que mentes brillantes
adopten al calvinismo, no significa que tenga sentido con la Escritura.
Aproximadamente un 80% de la Biblia encaja bien con el calvinismo, pero
luego los calvinistas tienen que hacer que el otro 20% restante encaje en su
sistema. Vemos esto claramente en los tres conceptos fundacionales del
calvinismo.

Calvinismo
Inmutable
Impasible
Atemporal

Inmutable

La creencia de que Dios no cambia es prominente a través de la


historia de la Iglesia. Después de todo, Hebreos 13:8 dice, “Jesucristo es el
mismo ayer, hoy, y para siempre.” La idea de que Dios no cambia es muy
confortante. Él siempre será amoroso, bueno, y justo. La Biblia deja esto muy
en claro. De todas maneras, es importante notar la diferencia entre decir que
Dios no puede cambiar y decir que Dios no puede cambiar de parecer. La
Biblia sí nos dice que Dios no cambia Su carácter e integridad, pero no nos
dice que Él no cambie de parecer. Como sea, mucha gente, incluyendo a
muchos maestros y teólogos prominentes a través de la historia, que creen
que Dios no cambia en lo absoluto, ni siquiera de parecer. Esta es la posición
calvinista. Por ejemplo, el clásico libro de A.W. Tozer, Los Atributos de
Dios, Vol. 2, contiene un capítulo entero hablando de la inmutabilidad de
Dios. El problema con esta idea es que en el Antiguo Testamento dice en
muchos lados que Dios cambió de parecer (Ver Éxodo 32:14; 33: 1-3; 14;
Números 16:20-35; 41-48; Deuteronomio 9:13-29; 1 Reyes 21:21-29; 2
Crónicas 12:5-8; Jeremías 26:2-3; Amos 7:1-6; Jonás 3:10).

¿Cómo se entienden esos versículos a la luz de la inmutabilidad?


Aquellos que se acercan con el filtro del calvinismo, asumirán que esos
versículos no pueden significar que Dios cambió de parecer, porque creen
que Él no cambia. Es por eso que, cuando leen la historia de Dios decidiendo
matar a los israelitas hasta que Moisés discute con Él y lo convence de que se
arrepienta, ellos dirán que este versículo no significa que Dios cambió de
parecer, incluso cuando el texto claramente dice, “Entonces Jehová se
arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.” (Éxodo 32:14).
Cuando esto es leído a través del sistema calvinista, la única conclusión
lógica es que Dios estaba jugando un juego con Moisés. Dirán que Dios no
cambió de parecer, sino que orquestó que Moisés iba a tener esta discusión
con Él y que el resultado fuese que Él no matase a Israel. De la misma
manera, cuando ellos leen Génesis 6:6, en donde dice “Y se arrepintió
Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.”,
manifiestan que esto no puede significar que Él realmente se arrepintió de
algo porque Él es un Dios que no cambia.

Esta clase de racionalización de una escrito para hacer que encaje con
determinado filtro se llama antropomorfismo, una explicación humana para
lo divino. De esta manera, la gente dice que la Biblia no puede realmente
significar lo que aparenta significar, porque eso violaría sus creencias
racionales acerca de la naturaleza de Dios. Esto es algo muy común entre los
calvinistas, porque están trabajando con un sistema basado en filosofía
humana, no en la Biblia. Es la filosofía la que les ha dicho que Dios es
inmutable y que no puede cambiar de parecer, no la Palabra de Dios.
Impasible

Lo mismo sucede con impasible, el concepto de que Dios no


experimenta emoción. Los filósofos griegos tenían al estoicismo en alta
estima y consideraban a la emoción como parte de alguien de naturaleza
menor, algo para ser suprimido y superado, y por eso trataban de vivir sus
vidas en completo desapego emocional. Por esta razón, creían que un dios
perfecto no podía tener emociones. Pero al mirar a la Biblia, nos damos
cuenta cuánto tendríamos que cambiar la Escritura para creer que Dios no
experimenta emoción. La Biblia está llena de declaraciones acerca de las
emociones de Dios (ira, placer, amor, alegría, etc.). Por ejemplo, de acuerdo
al lenguaje original, Jesús saltó y remolineó de alegría cuando los discípulos
volvieron de su salida misionera y le dijeron que todos los demonios habían
sido echados fuera y que los enfermos habían sido sanados (ver Lucas 10:21).
Jesús es la representación exacta del Padre (Ver Hebreos 1:3) y Él mostró
muchas emociones durante Su vida en la tierra. Claramente, la idea de un
Dios impasible no está representada en la Escritura.

En consecuencia, para creer que Dios es impasible, la gente tiene que


hacer toda clase de explicaciones (antropomorfismos) para decir que la Biblia
en realidad no puede estar describiendo a un Dios emocional. Como este
concepto es tan ilógico, muchos calvinistas son inconsistentes en este punto.
Creen que Dios es impasible, pero también hablan de Su ira. Por eso, algunos
creen que Dios puede experimentar algunas emociones negativas, pero
ninguna positiva. Es fácil ver cómo esta creencia puede inhibir nuestra
habilidad de entender a Dios como nuestro Padre. Si Él no tiene emociones, o
solo emociones como la ira o enojo, eso da como resultado una relación fría y
negativa con Él.

Atemporal

Las ideas de inmutabilidad e impasibilidad están ligadas muy


íntimamente con el tercer fundamento del pensamiento calvinista, la
atemporalidad. Platón pensaba que si existía un dios del universo, entonces
debía ser impasible por causa de su atemporalidad17. Si Dios está por fuera
del tiempo, entonces lógicamente nunca cambiaría y no experimentaría
emoción. Dios nunca estaría enojado o sorprendido acerca de los eventos en
la tierra porque siempre sabría de los mismos. Este concepto es muy popular
entre los cristianos. Suena realmente espiritual y parece lógico decir que Dios
vive en un plano en donde no hay tiempo. Comenzando con esta idea,
podemos extrapolarla usando Escrituras que la prueban, tales como la
promesa de que Él ve desde el fin hasta el comienzo (Ver Isaías 46:10), para
aplicarla a cada detalle de nuestras vidas. Así, concluimos que Él conoce cada
pequeño detalle de todo lo que sucede, todo el tiempo. El famoso escritor
cristiano C.S. Lewis escribió acerca de la atemporalidad de Dios, diciendo
que si comparamos a la historia de la humanidad con una línea de tiempo que
midiese literalmente una pulgada, entonces Dios estaría por fuera, mirando a
la pulgada entera al mismo tiempo.18

Pero, otra vez, la Biblia nos muestra algo diferente. Por ejemplo, en la
historia de Sodoma y Gomorra, los ángeles, incluyendo al Ángel del Señor,
fueron a visitar a Abraham. El Señor le dice a Abraham que Él había oído las
oraciones que habían subido desde Sodoma y Gomorra, y que había venido a
investigar para ver qué estaba pasando, para ver si era realmente tan horrible
como le habían reportado:

Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y


Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado
en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra
según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré. (Génesis
18:20-21)

Si pensamos en Dios como atemporal, tenemos que preguntar: ¿Por


qué Dios descendería en forma del Ángel del Señor, junto con otros dos
ángeles, para investigar? ¿No debería haberlo sabido? No encaja con la idea
de Él estando por fuera del tiempo. Una vez que el Ángel del Señor juzgó a
Sodoma y Gomorra y decidió que las ciudades debían ser destruidas, Él
vuelve para decirle a Abraham, y éste se pone a negociar con Dios respecto a
cuántos justos serían suficientes para salvar a las ciudades. Si leemos la
historia con el lente de un Dios atemporal, la única conclusión lógica es que
Dios estaba jugando con Abraham, no discutiendo con Él de verdad. En otras
palabras, de acuerdo a esta perspectiva, Dios sabía que Abraham se detendría
al llegar a diez, y Él sabía que no había diez justos en esas ciudades, pero le
permitió a Abraham negociar con Él para que éste se sintiese mejor acerca de
la decisión de Dios de destruirlas. De esta manera, la gente explica lo que
Biblia en realidad quiere decir para proteger sus doctrinas. El resultado final
de la idea de un Dios atemporal, es un Dios que es mucho menos relacional,
porque Él ya sabe todo y tiene todo resuelto, y nosotros pasamos a ser
simplemente peones en Su plan. Pero si examinamos lo que la Escritura
realmente dice, veremos que esta historia en realidad nos muestra que Dios
no está por fuera del tiempo y que no está al tanto de todo lo que irá a pasar.

Vemos esto claramente en otra historia. Cuando los israelitas estaban


sacrificando en el fuego a los niños en culto al ídolo Moloc, Dios les dice a
través del profeta Jeremías cuán sorprendido estaba por causa de lo que
habían hecho:

Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle del hijo
de Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a
Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen
esta abominación, para hacer pecar a Judá. (Jeremías 32:35)

Aquí Dios dice claramente que Él nunca siquiera pensó que harían
algo así. En otras palabras, Él no lo sabía de antemano.

Junto con la idea de que Dios está por fuera del tiempo, está la idea de
que el cielo también lo está. No obstante, la Biblia nos muestra claramente lo
contrario. El apóstol Juan, cuando estaba relatando su visión en el libro de
Apocalipsis, dice que el cielo estuvo en silencio por media hora (Ver
Apocalipsis 8:1). De la misma manera, un ángel le dice a Daniel que peleó
contra el ángel de Persia en el plano espiritual por veintiún días (Ver Daniel
10:12-13). Ambas historias indican alguna especie de tiempo en el plano
espiritual. No solo eso, sino que la Biblia nos dice que la cruz cambió la
realidad, tanto en lo natural como en lo espiritual. Esto significa que el plano
espiritual experimentó un cambio. Si el plano espiritual realmente no tuviese
tiempo, nada podría jamás cambiar, porque el cambio indica progresión, que
requiere tiempo. Además, la Biblia nos dice que en algún punto en el futuro
el diablo será arrojado en el lago de fuego (Ver Apocalipsis 20:1-3, 7-10).
Este es un evento espiritual que sucede en un lugar espiritual (el lago de
fuego); no es una realidad aún pero lo será en el futuro. En otras palabras, el
plano espiritual tiene una línea temporal. Quizás luzca diferente de nuestra
concepción del tiempo, pero eso no quiere decir que el tiempo no exista en lo
absoluto en el plano espiritual.

ARMINIANISMO

Calvinismo Arminianismo
Inmutable
Impasible
Atemporal Atemporal

Ninguna discusión del calvinismo estaría completa sin considerar al


arminianismo, una reacción al calvinismo desarrollada por Jacobus Arminius
o Jacobo Arminiano. El arminianismo no es lo opuesto al calvinismo: es una
respuesta y un reto para el mismo. El arminianismo, de hecho, tiene algunas
de las mismas fundaciones que el calvinismo. También dice que Dios es
atemporal, pero es más flexible respecto a si Dios puede o no cambiar de
parecer y a si tiene emociones o no. En respuesta al énfasis calvinista sobre la
soberanía de Dios, el arminianismo hace hincapié en el libre albedrío que
Dios le dio a la humanidad. A pesar de que el arminianismo no sea un
sistema bien desarrollado como el calvinismo, tiene la habilidad de llenar los
huecos que éste no puede.19

TEÍSMO ABIERTO

Otra posición es la llamada teísmo abierto, también a veces llamado


Visión Abierta de Dios, la Visión Abierta del Futuro, la Visión Abierta, o la
Abertura. Uno de los líderes más conocidos del teísmo abierto es Gregory
Boyd, un pastor y teólogo altamente respetado. Antes de Boyd, el
representante más famoso fue Clark Pinnock (1937-2010), quien fue un
pionero del teísmo abierto.20

El teísmo abierto está en la otra punta del espectro, siendo lo opuesto al


calvinismo y al arminianismo como respuesta al calvinismo, pero aun así no
desafía por completo a todos los fundamentos de estos sistemas. En contraste,
el teísmo abierto es otro sistema como el calvinismo, pero es completamente
diferente en sus conclusiones. El rasgo de Dios que los calvinistas más
destacan, es Su soberanía, o que Él está en control de todo. Los arminianistas
dicen que Su rasgo más distintivo es el libre albedrío que le ha dado a la
humanidad, permitiéndoles hacer elecciones. En contraste con estos dos
énfasis, el teísmo abierto destaca como rasgo distintivo el hecho de que Dios
es relacional.

Como resultado, los teístas abiertos dicen que Dios tiene emociones;
que no puede cambiar Su naturaleza, pero sí de parecer; y que Dios camina
en el tiempo. El teísmo abierto no es tan antiguo como el calvinismo, sino
que es un concepto nuevo que no es ni una respuesta a otro sistema, ni es
nacido de una filosofía. El teísmo abierto trata de leer la Biblia sin un filtro.
Esto es algo completamente diferente a la manera en la que los calvinistas
leen la Escritura, y es por eso que muchos calvinistas y arminianistas llaman
al teísmo abierto una herejía, porque llegan a conclusiones que contradicen a
sus tres puntos fundacionales. Como sea, en los últimos años el teísmo
abierto ha ganado mucha más credibilidad y un creciente número de maestros
y líderes han comenzado a enseñarlo.

Calvinismo Arminianismo Teísmo Abierto


Inmutable Cambia de Parecer
Impasible Emocional
Atemporal Atemporal Camina en el tiempo

El teísmo abierto no solo desafía a la creencia calvinista de un Dios


sin emociones, sino que también cuestiona la validez de la inmutabilidad de
Dios. Para expresarlo simplemente, lo que el teísmo abierto dice es, “No
puedo sacar conclusiones desde antropomorfismos. Dios quizás sí tenga
emociones, y a veces quizás sí cambie de parecer. El carácter de un esposo no
cambia si él decide tomar una decisión diferente. Somos la Esposa de Cristo,
y si nuestro esposo, Jesús, toma una decisión diferente, no cambiaría la
naturaleza de Su carácter.” Esto desafía directamente a la idea de la
inmutabilidad.

Por último, el teísmo abierto contradice la creencia calvinista de que


Dios está por fuera del tiempo, y cree que, en realidad, Él camina dentro del
tiempo. Esta es una perspectiva muy diferente. Si creemos que Dios camina
dentro del tiempo, entonces tendremos un entendimiento sorprendentemente
diferente de Su naturaleza. Fuera del tiempo implica distancia; no tiene la
misma cercanía relacional implicada en la idea de un Dios caminando dentro
del tiempo. En lugar de pensar en Dios como alguien caminando por ahí, que
sabe todo mientras nosotros tratamos de descubrir a los tropezones qué es lo
que Él querrá hacer, el teísmo abierto piensa que Dios camina dentro del
tiempo de una manera relacional. El teísmo abierto apunta a los problemas de
la idea de la atemporalidad a través de pasajes como Génesis 22, en donde
Dios prueba a Abraham ordenándole que sacrifique a Isaac. Para la mente
calvinista, la idea de probar a alguien no tiene sentido, dado que Dios ya sabe
todo. Él ya ha visto todo, y si Él sabe lo que la gente va a hacer, no
necesitaría probarlos. Lo mismo sucede con Deuteronomio 8:2, en donde
Moisés le dice a los israelitas:

Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu


Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte,
para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus
mandamientos.

Aquí claramente dice que Dios necesita probarlos para saber lo que
había en sus corazones, lo que es muy difícil de entender a través de una
perspectiva calvinista.

En contraste, el teísmo abierto ve al conocimiento de Dios desde el fin


desde el comienzo, pero de una manera direccional, de la misma manera que
un GPS sabe la dirección desde el comienzo de un viaje hasta el final. Si nos
salimos del camino indicado, iremos en una dirección incorrecta y el GPS
tendría que recalcular para volvernos a encaminar al destino indicado. En
otras palabras, de acuerdo a los teístas abiertos, Dios sabe el final desde el
principio. Sabe el proceso desde el comienzo del viaje hasta el fin, y camina
con nosotros. Él es el auto que nos lleva por el camino. Cuando comparamos
esta idea con la Escritura, veremos que esta visión de Dios caminando dentro
del tiempo realmente encaja muy bien. Una y otra vez vemos a Dios
caminando dentro del tiempo con la gente, mientras que, al mismo tiempo,
ciertas cosas parecieran estar predeterminadas. La Biblia claramente nos
muestra que algunos eventos están predeterminados, como la Segunda
Venida de Cristo. La muerte de Jesús en la cruz también estaba
predeterminada, como vemos en las claras profecías en la Biblia acerca de
cuándo y cómo sucederían. Al mismo tiempo, las cosas pueden cambiar, y
Dios puede cambiar de parecer respecto a cómo enfocarnos en algo o qué
camino tomar.

Para alguien que viene de un trasfondo calvinista, un cambio tan


drástico puede ser difícil de aceptar. Mucha gente mira con sospecha a las
ideas nuevas. Creen que deben seguir aferrados a las ideas que los padres de
la Iglesia primitiva tenían, pero este temor está basado en un concepto errado
respecto a cuánto la gente en el pasado realmente entendía. Consideremos
algunos hechos:

• El Nuevo Testamento no fue canonizado hasta casi el 400 D.C., lo que


significa que muchos cristianos primitivos solo tuvieron acceso al
Antiguo Testamento por muchos siglos.

• La Biblia no fue traducida a lenguajes comunes hasta casi el final del


siglo XIV; anteriormente estaba escrita y era leída únicamente en
latín. Esto significa que la gente no entendía ni tenía acceso a la
misma.

• La Biblia existía solo en copias manuscritas y fue, por la misma razón,


muy impopular hasta el siglo XVI, cuando la Imprenta Gutenberg fue
inventada. Este invento permitió la distribución e impresión de Biblias
en múltiples lenguajes.

• En el siglo XVI, Martín Lutero trajo a la luz nuevamente el


entendimiento básico de salvación por gracia a través de la fe de la
Iglesia. Anteriormente, este concepto había estado perdido por cientos
de años en gran parte de la Iglesia.

• Hasta comienzos del siglo XX, la Iglesia había perdido, casi en su


totalidad, la revelación del bautismo del Espíritu Santo. Esto fue
apenas cien años atrás.
Considerando que la mayor parte del cristianismo hasta el siglo XVI no
tenía acceso a la Biblia o ni siquiera entendía el mensaje básico de la
Salvación, no podemos decir que ellos tenían más entendimiento de las
Escrituras o del Evangelio que nosotros. Es cierto que parte del liderazgo de
la Iglesia primitiva tenía gran revelación de la Escritura, y que deberíamos
aprender de ellos, pero el punto es que la Iglesia tiene un entendimiento del
Evangelio que va en aumento. Aprendemos de aquellos que estuvieron antes
que nosotros, pero colectivamente nuestra revelación de Dios va en progreso.
Esto significa que nuevas ideas y entendimientos no son malos, siempre y
cuando no contradigan a la Biblia.

No nos olvidemos de que un niño de octavo grado de hoy en día sabe, en


promedio, más acerca de geografía, política, economía y ciencia que lo que
Calvino sabía en su momento más brillante. En este momento de la historia,
tenemos un acceso al conocimiento significativamente mayor al que tenía
cualquier otra generación anterior. Aquellos que vivieron en otros tiempos
hicieron lo mejor que pudieron en el tiempo en el que vivieron, pero no
tenían el mismo grado de acceso a la información que nosotros tenemos.
Podemos tomar lo que hicieron y, así sea que estemos de acuerdo con ellos o
no, se puede aprender. Es nuestra responsabilidad decidir por nosotros
mismos si queremos seguir avanzando, o si preferimos quedarnos con lo que
las generaciones anteriores tenían. Las creencias diferentes siempre existirán,
e incluso Juan Calvino tenía a Jacobo Arminiano como contemporáneo para
discutir con él y aguzar hierro con hierro (Ver Proverbios 27:17). En otras
palabras, esta clase de diálogo y examinación de ideas nos ayuda a crecer.
Aceptar ciegamente lo que otros dicen sin examinarlo a la luz de las
Escrituras no ayuda a nadie.

MOLINISMO

Por supuesto, existen muchos puntos de vista diferentes respecto a las


tres ideas básicas de la naturaleza de Dios, según el calvinismo. A
continuación mencionaremos solo una más: el molinismo.
Uno de los mejores maestros del molinismo es el filósofo y teólogo
William Lane Craig. De cierta forma, el molinismo es similar al teísmo
abierto, ya que representa a Dios caminando con nosotros (como lo que cree
el teísmo abierto), pero también dice que Dios conoce cada posibilidad de lo
que podría pasar. Usando la analogía previa de un GPS, la perspectiva del
molinismo es que Dios sabe todos los caminos que existen. Él sabe todo
camino posible para llegar de un punto al otro. Esto pareciera ser una
posibilidad alentadora. En contraste, el teísmo abierto dice que Dios está al
tanto de cada posibilidad, pero al mismo tiempo se limita a sí mismo para
vivir en el presente con nosotros, aunque sabe de ciertas cosas que
inevitablemente pasarán en el futuro.

T.U.L.I.P. (O “LOS CINCO PUNTOS DEL CALVINISMO”)

Ahora que hemos visto las ideas fundacionales del calvinismo, como
así también diferentes puntos de vista de esas ideas, vamos a examinar los
cinco puntos del calvinismo, que pueden resumirse en el acrónimo TULIP21.

Los Cinco Puntos del


Calvinismo
Depravación Total
Elección Incondicional
Sacrificio limitado
Gracia Irresistible
Constancia de los Santos

Si la gente cree que Dios es inmutable, impasible, y atemporal, van a


terminar siendo calvinistas. Esa es la base fundamental. Sobre ese
fundamento, están estos cinco principios, que vamos a examinar
brevemente.22

1. Depravación Total.

El concepto de depravación total dice que todos nacemos con algo


llamado pecado original, o pecado que es transmitido por la línea sanguínea
desde Adán a todos los seres humanos. De acuerdo a esta perspectiva, el
pecado está en el corazón humano inherentemente, y las personas no tienen
habilidad para controlarlo. Este concepto fue originado por San Agustín,
quien tenía un gran asunto con el pecado sexual, como enseñó en su trabajo
The City Of God (“La Ciudad de Dios”)23. San Agustín explicó su creencia
de la depravación total diciendo que el pecado original se transmitía a las
generaciones a través del contacto sexual, que él creía que era pecaminoso y
malvado. Por eso, para San Agustín, la creación de un niño para otra
generación requería necesariamente un acto pecaminoso que le trasmitía el
pecado al bebé, provocando que éste también creciera con el pecado original.
Claramente, él no tenía un gran entendimiento respecto a la intimidad sexual,
y no veía al sexo como un regalo de Dios dentro del matrimonio. Su
entendimiento se basaba es su estilo de vida inmoral antes de ser cristiano, y
en su lucha para superar la tentación, de los cuales derivó la doctrina que
ahora conocemos como depravación total. Este concepto ha sido enseñado
generación a generación, y, en gran parte, ha hecho del sexo un tema tabú en
muchas iglesias. También, ha influenciado negativamente la percepción que
los cristianos tienen del sexo. Por eso, muchas personas hasta hoy en día ven
al sexo como una clase de “mal necesario”, provocando que muchos tengan
dificultades para hablar de eso, o para ser libres de disfrutarlo en el
matrimonio.

Aquellos que no están de acuerdo con el punto de la depravación total,


apuntan a Génesis 4, en donde Dios habla con Caín luego de que el sacrificio
de Abel fuese aceptado y el suyo, rechazado. Caín se enoja, y Dios le dice:
“…el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú
puedes dominarlo.” (Génesis 4:7. NVI) Lo que los conceptos de pecado
original y depravación total enseñan es que el pecado está en nuestros
corazones inherentemente, y no tenemos la habilidad para dominarlo; pero en
este pasaje, Dios se refiere al pecado como una fuerza exterior buscando
dominar a Caín. Dios le dice que tenía la habilidad para dominarlo, por lo que
siempre fue una decisión de él el dejar entrar el pecado en el corazón o
mantenerlo afuera. Este es un pensamiento opuesto, que dice que los seres
humanos nacemos inocentes, pero como vivimos en un mundo en pecado y
tenemos una naturaleza pecaminosa, en algún punto todos vamos a elegir el
abrirle la puerta al pecado. Algunos se refieren a esto como el paso a la edad
de imputabilidad.

Por causa de que los calvinistas creen que los seres humanos son
inherentemente pecaminosos desde el nacimiento, muchas iglesias calvinistas
practican el bautismo de infantes. Les preocupa la idea de que los infantes
puedan llegar a morir antes de ser suficientemente mayores como para
confesar su fe en Jesús y, como resultado, vayan al infierno. En contraste,
aquellos que creen que los bebés nacen inocentes, pero luego le dan lugar al
pecado, usualmente no bautizan a la gente hasta que son suficientemente
maduros para tomar una decisión por sí mismos de seguir a Cristo. De
acuerdo a este punto de vista, los humanos eligen hacer el mal porque quieren
hacerlo, y no porque la naturaleza pecaminosa fluya de ellos inminentemente.

2. Elección Incondicional.

El segundo punto, la elección incondicional, que también a veces es


llamada doble predestinación, enseña que Dios ha elegido quiénes van a ir al
cielo y quiénes van a ir al infierno. Ninguno de nosotros sabe quién se salvará
y quién no, pero Dios ya lo sabe y Él hará todas las cosas conforme a Su
voluntad. De acuerdo a esta perspectiva, como Dios sabe el final y el
principio y está por fuera del tiempo, nuestra responsabilidad es simplemente
alinearnos con lo que Él ya sabe y caminar en eso. Dicen “Dios ya ha elegido
a Su gente, y ya ha rechazado al resto”. Esta idea socava el ímpetu por el
evangelismo, aunque los calvinistas siguen haciéndolo porque no saben
cuáles son los escogidos, y porque todos tenemos el mandato de ir a
evangelizar. En otras palabras, lo hacen únicamente por obediencia.

3. Sacrificio Limitado.

El tercer punto del calvinismo es el sacrificio limitado. Enseña que la


sangre de Jesús fue únicamente derramada para aquellos que son
incondicionalmente elegidos. En otras palabras, cuando Jesús murió en la
cruz y derramó Su sangre, no se desperdició ni una sola gota, sino que murió
solo por los escogidos y no por aquellos que están predestinados a ir al
infierno. Muchos calvinistas han decidido alejarse de este punto, diciendo
que creen en un sacrificio ilimitado, es decir, que Jesús murió por todos, pero
no todos son escogidos. Tales calvinistas se refieren a sí mismos como
“calvinistas de cuatro puntos”.

4. Gracia Irresistible

Cuarto, el principio de gracia irresistible enseña que los escogidos, es


decir, aquellos por los que Jesús murió, no pueden resistir a la Salvación. No
podrán ser capaces de escapar de la misma, sin importan cuán grave su
pecado es o cuán duros sus corazones puedan ser. Sin importar su situación,
se convertirán al cristianismo porque Jesús derramó Su sangre por ellos y son
incondicionalmente elegidos. No tienen posibilidades de morir en pecado.

5. Constancia de los Santos

Por último, el concepto de constancia (o perseverancia) de los santos


puede ser resumido por la frase, “una vez salvo, siempre salvo”. El versículo
comúnmente citado para apoyar a esta posición es 1 Juan 2:19:

Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido


de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que
se manifestase que no todos son de nosotros.

Prácticamente hablando, esto significa que si un individuo ha estado en la


iglesia por años y pareciera ser un verdadero creyente, pero luego decide
alejarse de Dios, esa persona nunca ha sido verdaderamente salva. Como los
calvinistas creen que los cristianos son incondicionalmente elegidos para
recibir el sacrificio limitado de Cristo y están bajo la influencia de la gracia
irresistible, entonces también creen que es imposible para un verdadero
cristiano alejarse de Dios. En Juan, Jesús dice que Él tiene a Su pueblo en Sus
manos, y que Dios tiene a Jesús y a Su pueblo en Sus manos (Ver Juan 3:35-
36; 10:29). Generalmente, esto se usa para alentar a los creyentes, diciéndoles
que no necesitan preocuparse por caer en pecado y alejarse de Dios.
Puntos de vista diferentes indican que la intención de Dios para Su Hijo
es una Esposa (la Iglesia), que está igualmente unida con Él de la misma
manera que leemos en 2 Corintios 6:14. Para que Cristo esté unido con Su
Esposa, ambos necesitan tener cierto nivel de libertad en la relación, hasta el
punto en que la Esposa podría alejarse si lo desea, o tener un corazón
endurecido, porque necesita libertad de elección. Dentro del calvinismo, no
obstante, la gente no puede elegir el alejarse, porque esa decisión indicaría
que no serían verdaderos cristianos.

LA SOBERANÍA DE DIOS

Las implicaciones de lo que acabamos de estudiar concluyen en la


cuestión de la soberanía: ¿Está Dios en control, o está Dios a cargo? Los
calvinistas, los arminianistas, y los teístas abiertos están de acuerdo con que
Dios es soberano. No obstante, los calvinistas tienen una posición llamada
soberanía absoluta, que no solo dice que Dios está en control, sino que
también Él tiene dominio total sobre los eventos del mundo. Del lado
positivo, esto significa que los creyentes pueden reposar en la soberanía de
Dios porque creen que todo operará para bien. Creen que como Dios tiene un
propósito detrás de todo, se hará cargo también de los problemas de sus
vidas. Los calvinistas hacen un fuerte énfasis en el reposo en Dios porque
creen que Él está en absoluto control.

No obstante, esa línea de pensamiento implica que incluso cuando una


tragedia tiene lugar, Dios está en control. La gente explica las cosas diciendo,
“Los caminos de Dios son misteriosos” o “Todo pasa por una razón”. La
conclusión lógica de tales declaraciones es que esa tragedia fue el juicio de
Dios. El problema con la doctrina de la soberanía absoluta es que si Dios está
al control de todas las cosas, entonces cuando lo malo pasa, Él tuvo el
control, también. Esto crea una imagen de Dios muy oscura y confusa. Dios
pasa a ser quien bendice, provee, protege, sana, etc., pero también está detrás
del aborto, las violaciones, los asesinatos, el incesto, el genocidio, la guerra, y
toda otra clase de mal. El calvinismo se justifica diciendo que como Dios
tiene soberanía absoluta y vive fuera del tiempo, incluso la tragedia y el mal
son parte de Su plan preexistente. Asimismo el diablo, el padre de la maldad,
se ve como un títere del plan soberano de Dios. Esto implica que resistir al
diablo sería esencialmente lo mismo que resistir a Dios. En otras palabras, los
calvinistas lógicamente no pueden luchar contra principados, poderes,
potestades y gobernadores de los lugares celestes (como dice Efesios 6:5), si
es que creen que Dios es el que orquesta todo estos eventos malvados.

Además de la confusión que crea acerca del carácter de Dios, el


problema con la doctrina de la soberanía absoluta es que es difícil de
encontrarla en la Escritura. En lugar de la idea de que Dios está en control de
todo y detrás de cada evento, la Biblia nos muestra que Dios está a cargo.
Estas palabras son similares, pero la diferencia conlleva grandes
implicaciones. Cuando decimos que Dios está a cargo, queremos decir que Él
es todopoderoso y que tiene autoridad sobre el universo y todo lo que en el
hay. Pero esto no quiere decir que Él está al control de toda situación. En
otras palabras, si Dios está a cargo (pero no en control), entonces la gente
puede actuar en contra del plan de Dios. La gente puede ser influenciada por
el mal para hacer el mal, y Dios no tiene parte en eso. Si Dios está a cargo,
quiere decir que Él es como un rey sentado en el trono mientras muchas
cosas, buenas y malas, suceden en la tierra. La tierra está llena de
embajadores, con gente que tiene una relación con Él, pero también rebeldes,
demonios, y Satanás mismo. Él se sienta en el trono como autoridad final, y
es todopoderoso, pero no es el que causa todas las cosas que tienen lugar en
la tierra. Esta es la diferencia entre estar en control y estar a cargo.

Si Dios controla todas las cosas, esto quiere decir que los humanos no
somos libres para hacer elecciones. La libertad implica la habilidad de tomar
una decisión. Ésta puede ser buena o mala, pero es según la voluntad de la
persona, y no porque sea algo que esté predestinado. Las implicaciones
lógicas de la idea de que Dios controla todo son un sólido argumento en
contra de la doctrina. Por ejemplo, si una persona está predestinada a pecar,
eso significa que Dios es el que causó el pecado. Si eso es verdad, esa
persona difícilmente asumirá la responsabilidad por el pecado, aunque, según
el calvinismo, será enviada al infierno por los pecados que Dios predestinó
que cometiera. En pocas palabras, el problema con la soberanía absoluta es
que no tiene lógica, y ha causado que muchos se conviertan en ateos, porque
no pueden aceptar a esa clase de Dios.

Aquellos que creen que Dios está a cargo pero no en control, arriban a
una conclusión completamente diferente respecto al mal, comúnmente
denominada cosmovisión de guerra. Cuando ven al mal en el mundo, creen
que es el resultado de gente que está influenciada por Satanás para tomar
malas decisiones en contra de la voluntad de Dios. Pero como creen que Dios
está a cargo y que son Sus embajadores, creen que tienen la autoridad para
hacer algo con el mal. Pueden sanar a las personas, calmar tormentas,
resucitar muertos, etc. Esta línea de pensamiento cambia la pregunta “¿Por
qué Dios dejó que esto pase?” por “¿Por qué dejamos que esto pase?”. Esto
crea una responsabilidad personal basada en la creencia de que el cielo es del
Señor, y que Él le ha dado la tierra a la humanidad (Ver Salmo 115:16). Él
también le dio a Su gente el dominio y propiedad para ser embajadores, y
traer el cielo a la tierra.

En este escenario, el diablo es un agente rebelde que actúa en contra


de la voluntad de Dios, pero podemos resistirle y hacer que se someta Su
voluntad. Esto se alinea con el patrón escritural, en donde Jesús entrenó a Sus
apóstoles para que, a su vez, entrenasen a la Iglesia para sanar a los enfermos
y echar fuera demonios. De una manera muy real, los humanos están
involucrados activamente en este proceso, y no son solamente marionetas de
Dios esperando que se cumpla la voluntad de un Dios soberano. Se les fue
dada autoridad para actuar. Las implicaciones de esta autoridad es que Dios
en realidad le ha dado a Su pueblo una porción de control, lo que quiere decir
que Él no puede estar en control de todas las cosas. De acuerdo a esta
cosmovisión de guerra, somos embajadores, nuestros enemigos siguen aquí, y
estaremos en guerra hasta que toda rodilla se doble ante Cristo en el algún
punto en el futuro.24

Otra implicación de este debate entre el control y el cargo, es el


problema de la voluntad de Dios para nuestras vidas. Si creemos que Dios es
un Dios controlador, vamos a preguntarnos continuamente si lo que estamos
haciendo es la voluntad de Dios para nuestras vidas. Si Jesús es la puerta y
las pasturas en Su reino, cuando entramos a Sus pasturas como Sus ovejas,
esperaríamos que Él arranque cada trozo de pasto predestinado para que
nosotros comamos, uno por uno. En contraste, aquellos que ven a Dios a
cargo, se ven a sí mismos teniendo libertad de elección y autoridad para hacer
decisiones, siempre y cuando las mismas se alineen con la naturaleza y
propósitos del Reino de Dios. Ellos creen, como ovejas en las pasturas del
Reino de Dios, que Él les dice que pueden comer cualquier pasto dentro de la
pastura. En otras palabras, la gente legítimamente toma decisiones, y quizás
no lleguen a las mismas esperando que Dios les responda preguntas una por
una. De acuerdo a esta perspectiva, la voluntad de Dios no es un plan rígido
paso a paso, sino una manera de vivir y relacionarse con Dios. Vemos esta
realidad de la manera en que la Biblia habla de la voluntad de Dios. Por
ejemplo, en 1 Tesalonicenses 5:16-18, Pablo escribe: “Estad siempre
gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de
Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” Aquí, la voluntad de Dios es
explicada en principios generales que pueden ser aplicados a todos los
escenarios de la vida de uno. No se trata de a dónde moverse o con quién
casarse, sino con las actitudes y prácticas que deberían ser parte de cada
temporada de la vida. En estos versículos, Dios está diciendo que quiere que
seamos felices, en comunicación con Él, y que estemos satisfechos. Estos son
las mismas tres cosas que un esposo desearía para su esposa.

Similarmente, 1 Pedro 2:15 dice, “Porque esta es la voluntad de


Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres
insensatos.” En otras palabras, la voluntad de Dios para nosotros es que
vivamos con tal integridad y carácter que siempre silenciemos a los
insensatos. En Filipenses 2:13, que dice “…porque Dios es el que en vosotros
produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”, aprendemos
que Dios en realidad está en nosotros, trabajando para que estemos en Su
voluntad. Esto no tiene solo que ver con acciones y elecciones, sino con lo
que Él está creando dentro de nosotros. Romanos 12:2 dice al respecto:

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la


renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Aquí, nuevamente vemos que la voluntad de Dios es a nivel macro,


no detallista. Su voluntad para nosotros es que tengamos la mente renovada.
Esta perspectiva de la voluntad de Dios está apoyada por Santiago 1:5, que
dice, “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual
da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” Este versículo no
está hablando acerca de conocer la voluntad de Dios, sino de la necesidad de
sabiduría para hacer nuestras propias decisiones. Cuando vivimos dentro de
la voluntad de Dios entendiéndola como un estado de ser, podemos encontrar
sabiduría para hacer nuestras propias decisiones. Los discípulos y cristianos
primitivos ciertamente modelaron esta manera de vivir. Ellos no se
preocuparon por tomar la decisión correcta, sino que operaron bajo el
principio de la luz verde. En otras palabras, usando la figura de un semáforo,
la luz es verde, a menos que se vuelva roja.

Vemos esto en Hechos 16:6:

Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por


el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia;

El viaje misionero fue bloqueado por el Espíritu de Jesús. No


comenzaron su viaje preguntándole a Dios a dónde deberían ir, sino que
decidieron ir a algún lado, y si Él intervenía, irían a otro. Dios les había dicho
que prediquen el evangelio, y eso estaban haciendo. Vivieron desde la
perspectiva de la voluntad de Dios a nivel macro, sin tener en cuenta los
detalles de dónde. En el medio de ese estilo de vida, Dios a veces les dio
direcciones específicas, como con la historia que sigue más adelante en el
mismo capítulo:

Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio


estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.
Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia,
dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el
evangelio. (Hechos 16:9-10)

Tenían la confianza de que si iban a dar un mal giro, Dios podía


detenerlos o redireccionarlos. Nosotros podemos vivir con la misma
confianza. Este conocimiento nos habilita a vivir de acuerdo al principio de la
luz verde e ir por ello, confiando en que Dios nos detendrá si estamos yendo
a la dirección equivocada.

PREGUNTAS DE REPASO
1. ¿Qué significa el término antropomorfismo?

2. La teología arminianista no es lo opuesto al calvinismo, es una


_______________ al calvinismo.

3. El calvinismo no se originó con Calvino; en realidad viene de un


padre de la Iglesia primitiva llamado _______________________,
quien adaptó las ideas de su mentor, Plotino, quien a su vez fue un
estudiante de las enseñanzas del filósofo _____________________.

4. ¿Qué tres palabras forman el fundamento del calvinismo?


___________________ significa que Dios no tiene emociones;
___________________ significa que Dios no cambia; y asumir que
Él es _______________________ lo vuelve mucho menos relacional
con nosotros.

5. Verdadero o falso: El teísmo abierto dice


Dios tiene emociones_________
Dios no cambia de parecer _________
Dios camina dentro del tiempo con nosotros _________

6. ¿Cuáles son los cinco puntos del calvinismo? (Acrónimo TULIP)


______________________________________
______________________________________
______________________________________
______________________________________
______________________________________

7. En lugar de esperar que Jesús arranque cada fibra de pasto y nos


alimente como Sus ovejas, un pasto a la vez, ¿cuál debería ser nuestra
manera de pensar al entrar a las pasturas de Su reino?

8. La voluntad de Dios para nosotros es un estado de ser, que puede ser


resumido por tres cosas que un esposo quiere para su esposa en un
buen matrimonio. ¿Cuáles son?
PALABRAS CLAVE

Calvinismo Pecado Original


Inmutable Edad de Imputabilidad
Impasible Elección Incondicional
Atemporal Sacrificio Limitado
Antropomorfismo Gracia Irresistible
Arminianismo Constancia de los Santos
Teísmo Abierto Soberanía Absoluta
Molinismo Cosmovisión de Guerra
Depravación Total

MATERIAL RELACIONADO

Gregory Boyd, God at War: The Bible and Spiritual Conflict.

Gregory Boyd, God of the Possible.

Gregory Boyd, Is God to Blame?: Beyond Pat Answers to the Problem of


Suffering.

Gregory Boyd, Satan and the Problem of Evil.

Harold Eberle, Who is God?

Dave Hunt, What Love Is This?: Calvinism’s Misrepresentation of God.

David Steele, Curtis Thompson, y Lance Quinn, The Five Points of


Calvinism: Defined, Defended and Documented.

17 Platón, Timaeus, 7.38


18 C.S.Lewis, Mere Christianity, 168.
19 Un buen ejemplo de esto puede encontrarse en el libro de Dave Hunt, What
Love Is?: Calvinism’s Misrepresentation of God. En algunos de sus otros
libros, Dave Hunt ataca a lo sobrenatural, a la escatología victoriosa, y a otro
montón de ideas bíblicas de maneras que no son útiles, pero en este libro él
manifiesta una crítica muy útil del calvinismo.
20 Dos libros excelentes que explican la posición del teísmo abierto son God
of the Possible, de Gregory Boyd, y Who Is God?, de Harold Eberle.
21 Nota de traducción: El acrónimo TULIP tiene sentido solamente en el
idioma inglés. No obstante, se ha decidido mantener el nombre TULIP
debido a que muchos libros de teología en español han decidido conservarlo,
y por esta causa, el acrónimo también es usualmente utilizado en el habla
hispana para referirse a los cinco puntos fundamentales del calvinismo.
22 Una explicación más detallada del TULIP desde una perspectiva calvinista
puede encontrarse en un libro reciente, publicado por tres calvinistas. “The
Five Points of Calvinism: Defined, Defended and Documented”, por David
Steele, Curtis Thompson, y Lance Quinn.
23 San Agustín, The City of God, 14:16-26
24 Gregory Boyd ha escrito muchos libros respecto a los problemas con la
soberanía absoluta: Satan and the Problem of Evil; The Bible and Spiritual
Conflict; y Is God Blame?: Beyond Pat Answers to the Problem of Suffering.
CAPÍTULO CINCO

FILTROS:
DISPENSACIONALISMO,
TEOLOGÍA DEL PACTO, Y
TEOLOGÍA DEL NUEVO
PACTO.
Ahora que hemos examinado el calvinismo, el segundo mayor filtro
que tenemos que entender es el dispensacionalismo, junto con las
perspectivas de la teología del pacto y la teología del nuevo pacto. Cada uno
de esos filtros presenta un punto de vista diferente de la historia de la
humanidad y de cómo Dios interactúa con la misma a través de la historia.

DISPENSACIONALISMO

El dispensacionalismo se originó mucho más recientemente que el


calvinismo, pero su impacto ha tenido mucho alcance. En primera instancia,
fue creado y sistematizado por John Darby en la década de 1830 y se
expandió a través de la Biblia de Estudio Scofield. En este capítulo, vamos a
estudiar al dispensacionalismo desde una perspectiva académica para poder
entender cómo los dispensacionalistas ven al mundo y cómo su visión ha
afectado e influenciado nuestras percepciones de la Biblia.

La premisa principal del dispensacionalismo es que la Biblia puede


ser entendida al dividirla en períodos de tiempo, llamados dispensaciones,
comenzando con el Jardín del Edén y continuando hasta el Milenio en
Apocalipsis. De esta manera, la historia de la humanidad se divide en siete
dispensaciones mayores: el Jardín; la Caída; la Inundación; Abraham;
Moisés; la Iglesia; y el Milenio.

Las Siete Dispensaciones


El Jardín
La Caída
La Inundación
Abraham
Moisés
La Iglesia
El Milenio

Estas dispensaciones se basan en un patrón percibido estudiando la


historia de la humanidad: Dios crea un plan, el ser humano comienza a
caminar en él, pero eventualmente falla, y como resultado, Dios debe
comenzar nuevamente con una nueva dispensación. De esta manera, el
dispensacionalismo es, en parte, un sistema fatalista, porque pone su lente
sobre la Escritura que siempre le da un tinte negativo en el sentido que
inevitablemente el hombre terminará equivocándose.

En resumen, el entendimiento histórico dispensacionalista es algo así:


Dios crea un increíble Jardín lleno de inocencia, pero los humanos
eventualmente pecan. Luego de la Caída del hombre, Él los restaura, les da
ropas para que se cubran, e instituye un sistema de sacrificios. Para los
dispensacionalistas, esto es conocido como la era de la conciencia. Ahora
los humanos comienzan a vivir con conocimiento del bien y del mal, lo que
los llevó a un mayor mal. El planeta se volvió tan malvado, que Dios tiene
que eliminar a casi toda la humanidad con la Inundación. Luego de eso, Él
vuelve a crear el sistema, esta vez volviéndose a una era de gobierno civil.
Debajo de este sistema, Dios le dice a Noé que no permita que los asesinos se
queden sin culpa. La sangre clamaba desde el suelo, y la justicia era
requerida. Eventualmente, dentro de este mundo oscuro, nació Abraham y
Dios lo usó para introducir una nueva era de fe que abarcó el período de los
patriarcas. Esta dispensación falló cuando los israelitas terminaron en
cautividad en Egipto por cuatrocientos años y, producto de eso, perdieron la
revelación de Dios que habían tenido sus antepasados. Para remediar este
problema, Dios levanta a Moisés, quien liberó a Israel de Egipto e introdujo
la era de la Ley, que duró por 1300 años. De todas formas, como Israel era
muy mala para cumplir la ley, fueron eventualmente exiliados a Babilonia y
Asiria.

Luego de un período de cuatrocientos años de silencio (entre el


Antiguo y Nuevo Testamento), Dios envío a Jesús para instituir la era de la
Iglesia o la era de la gracia. Esta era, que comienza con la primera venida de
Jesús, culminará con su Segunda Venida. De acuerdo a este sistema, dentro
de la historia de la humanidad nosotros estaríamos en la era de la Iglesia.
Dado que no estamos aún al final de esta era, no hemos corrompido
completamente este sistema, pero como con toda otra dispensación previa,
equivocarse sería inevitable. Esta perspectiva ve a la falla y a la corrupción de
la Iglesia como una señal de que estamos cerca del final de la era (y, por lo
tanto, del mundo). Muchos dispensacionalistas han dividido a la era de la
Iglesia en siete subcategorías de acuerdo a las siete cartas a las iglesias en
Apocalipsis 2-3. De esta manera, la primer carta describiría a la Iglesia
primitiva, y así sucesivamente, hasta que llegamos a la carta a la iglesia de
Laodicea, que se dice describiría la parte final de la era de la Iglesia. Este
último período es llamado por algunos como la era de Laodicea. Como esta
iglesia era tibia y se había deslizado, esto encajaría con la expectativa
dispensacionalista de que la Iglesia al final de la era será débil, no una Iglesia
levantándose en victoria.

Al final de la era de la Iglesia, los dispensacionalistas esperan un


breve período conocido como últimos tiempos, que incluiría al rapto, a los
siete años de tribulación, y al anticristo. No todos los dispensacionalistas
tienen la misma visión respecto a cómo esos eventos de los últimos tiempos
serán, pero todos están de acuerdo en que estos eventos tendrán lugar al final
de la era de la Iglesia. Como la historia en su momento más oscuro, la era de
la Iglesia llegará a un fin, y Jesús volverá para establecer Su Reino Milenial,
o la era del reino. Por causa de esta división entre la Iglesia y el Reino, todas
las partes del Nuevo Testamento en donde se habla del Reino de Dios, son
asignadas a la era del reino, no a nuestros tiempos modernos. Como
resultados, los dispensacionalistas típicamente no esperan ver milagros o
eventos sobrenaturales, porque tales cosas estarían reservadas para el Reino.
Ciertamente, no esperan que la Iglesia crezca como un grano de mostaza,
hasta ser un gran árbol, o como levadura estirando toda la masa (Ver Lucas
13:18-21; Mateo 13:31-33). Solamente esperan señales falsas de falsos
profetas de los últimos tiempos, y ver la maldad aumentando.

En aquellos que no han estudiado completamente el sistema de


creencias, pero han sido influidos por él, el dispensacionalismo los guiará a
una escatología negativa. Gracias a este filtro, mucha gente tiene problemas
con la idea de un Reino que avanza. Muchos creyentes carismáticos han
adoptado porciones del pensamiento dispensacionalista sin darse cuenta de
que es teológicamente inconsistente ser, al mismo tiempo, un creyente del
Reino lleno del Espíritu y un dispensacionalista. Esto se debe a que los
dispensacionalistas creen que la Iglesia está debilitándose, lo que es lo
contrario a creer que el Reino está avanzando. Sorprendentemente, algunos
grupos carismáticos tratan de reconciliar estas dos ideas opuestas de avanzar
el Reino por un lado, y por el otro, tener una expectativa de ver a una Iglesia
debilitada en los últimos tiempos. La realidad es que ambos conceptos son
completamente incompatibles entre sí.

Mientras que el dispensacionalismo enseña que la maldad del mundo


será cada vez peor hasta que Cristo vuelva por segunda vez, aquellos que
creen que el Reino está siempre avanzando enseñan que el Reino de Dios va
siempre en aumento. Ellos miran a Daniel 2, en donde se profetiza a una roca
(Cristo) que se convertiría en una montaña (el Reino de Dios) y crecería hasta
llenar toda la tierra (ver Daniel 2:34-35;45). De acuerdo a esta imagen, el
Reino está en continuo avance y crecimiento. Si ese es el caso, entonces es
muy difícil creer que estamos yendo hacia una Iglesia debilitada y que nos
convertiremos en la Iglesia tibia de Laodicea. También es difícil de creer que
estamos en la era de la Iglesia y que el Reino no está disponible para
nosotros…¿Cómo vamos a poder hacer extender un Reino al que ni siquiera
podemos acceder? El dispensacionalismo es un verdadero desafío, pero para
seguir creciendo, es otro de los filtros que debemos eliminar. Solo cuando el
lente del dispensacionalismo sea removido, la gente será capaz de abrazar por
completo la idea de un avance progresivo del Reino en este tiempo en que
vivimos.
TEOLOGÍA DEL PACTO

La perspectiva opuesta al dispensacionalismo es la teología del


pacto. En lugar de dividir a la historia en dispensaciones, la teología del
pacto ve a la historia como una línea continua, y cree que Dios ha
interactuado con la humanidad de la misma manera a través del tiempo y que
cada pacto se construye en la cima del pacto previo. Por eso, un teólogo que
crea en esta teología diría que en nuevo pacto revelado en el Nuevo
Testamento es una renovación del antiguo pacto. Es el mismo pacto, pero
solo actualizado y mejorado.

Un teólogo del pacto también divide a la Ley del Antiguo Testamento


en tres partes: ceremonial, civil, y moral. Las leyes ceremoniales se
relacionan con las ceremonias del templo (cómo hacer un sacrificio, cómo
matar a los animales, cómo derramar la sangre, etc.) Las leyes civiles se
corresponden con las acciones que merecían un castigo civil. Por ejemplo, si
un joven maldecía a sus padres, tenían que juzgarlo y lapidarlo hasta la
muerte (ver Levítico 20:9). Las leyes morales estaban relacionadas al incesto,
la homosexualidad, la fornicación, y demás asuntos morales. Al dividir las
leyes en tres categorías, el teólogo del pacto es capaz de decir que las leyes
morales aún aplican bajo en nuevo pacto, pero no las ceremoniales y civiles.
Entonces, Jesús no habría removido la Ley de Moisés por completo sino solo
un segmento de la misma. En otras palabras, el nuevo pacto es simplemente
una nueva adición al antiguo pacto, que permanece intacto.

Como la Biblia en realidad no hace una división de la Ley en tres


partes (esta división recién aparece en la Iglesia en el siglo XIII), esta teoría
puede llevar a algunas malinterpretaciones de la Escritura. Dentro de la
teología del pacto, la pregunta es siempre, “¿Qué conservamos, y qué
removió Jesús?”. Como la Biblia no contiene ninguna línea divisoria en la
Ley, estas líneas deben necesariamente ser trazadas, y en dónde deberían
estar es algo que lleva a continuos y acalorados debates. Los seguidores de la
teología del pacto siempre están preguntando cosas como, “¿Puedo hacerme
tatuajes?”, o “¿Puedo comer tocino?”.

El verso clave que socava este punto de vista es Hebreos 8:7-10, en


donde el autor se refiere con claridad al nuevo pacto:
“Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se
hubiera procurado lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos
dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la
casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto
que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para
sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi
pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel. Después
de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos,
y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me
serán a mí por pueblo.”

Aquí Dios claramente dijo que el nuevo pacto no sería nada igual al
pacto que Él había hecho con sus ancestros. En otras palabras, Él no estaba
renovando al antiguo pacto, sino creando algo completamente diferente.

TEOLOGÍA DEL NUEVO PACTO

Una tercera perspectiva es la teología del nuevo pacto (TNP). A


diferencia de la teología del pacto, la teología del nuevo pacto reconoce un
claro quiebre entre en nuevo pacto y el antiguo pacto. Los teólogos del nuevo
pacto postulan que éste es un sistema completamente nuevo y que no tiene
nada en común con el antiguo. De todas maneras, ellos ven al nuevo pacto
como uno basado en la ley, lo que ha causado que lean el Nuevo Testamento
buscando mandamientos nuevos y catalogándolos como leyes del nuevo
pacto. Por eso, mientras el antiguo pacto tenía solo 613 leyes, el nuevo pacto
tiene 1050. Los teólogos del nuevo pacto no creen que esto sea un problema
porque, como personas nacidas de nuevo y llenas del Espíritu Santo, tenemos
una habilidad extra para mantener todas estas leyes.25

Mientras que es cierto que vivimos en un nuevo pacto que es


completamente diferente del antiguo, en ninguna parte de la Biblia
encontramos un fundamento para decir que se trata de un pacto basado en la
ley. En lugar de eso, en el Nuevo Testamento Jesús lo dejó claro al decir que
la ley del nuevo pacto es la ley del amor: “Este es mi mandamiento: Que os
améis unos a otros, como yo os he amado.” (Juan 15:12). Bajo el antiguo
pacto, a la gente se le ordenaba amar a su prójimo como a ellos mismos. En
otras palabras, solo podían amar a los demás en la misma medida que se
amaban a ellos mismos. El nuevo pacto levantó esta medida. De acuerdo a
Juan 15:12, nuestra medida no es cuánto nos amamos a nosotros mismos,
sino el amor que Jesús tuvo por nosotros. La ley del nuevo pacto es
simplemente amar. Por supuesto, aquellos que están caminando en amor no
serán llenos con ira, amargura, falta de perdón, malicia, ni ninguna otra clase
de pecado que se muestra en la Escritura. De esta manera, el amor cumple la
ley, haciendo la lista de 1050 leyes completamente innecesaria.

Mirando a estas tres perspectivas de la relación de Dios con la


humanidad a través de los diferentes períodos históricos, podemos ver que la
Biblia en realidad sí contiene diferentes períodos de tiempo en donde las
realidades espirituales cambiaron. Como sea, la manera en que estos tres
sistemas dividen a la historia y explican la diferencia entre el antiguo y el
nuevo pacto no encaja con la explicación que da la Escritura respecto a los
pactos. Esto es algo que examinaremos con mayor detalle en los siguientes
capítulos.

PREGUNTAS DE REPASO

1. John Nelson Darby creó un sistema fatalista que divide a la Biblia en


siete categorías según el momento histórico de la Iglesia. ¿Cómo se
llama este sistema?

PALABRAS CLAVE

Dispensacionalismo Era de la gracia


Dispensaciones Era de Laodicea
Era de la consciencia Teología del Pacto
Era del gobierno civil Teología del nuevo pacto
Era de la fe Leyes del nuevo pacto
Era de la Ley
MATERIAL RELACIONADO

Steve Lehrer, New Covenant Theology Questions Answered.

John Reisinger, In Defense of Jesus, the New Lawgiver.

Charles Ryrie, Dispensationalism.

Tom Wells y Fred Zaspel, New Covenant Theology.

25 Algunos libros escritos desde la perspectiva de la teología del nuevo pacto


incluyen New Covenant Theology, de Tom Wells y Fred Zaspel; In Defense
of Jesus, The New Lawgiver de John Reisinger; y New Covenant Theology:
Questions Answered de Steve Lehrer.
CAPÍTULO SEIS

FILTROS: CESACIONISMO Y
TEOLOGÍA LIBERAL
El último filtro que vamos a examinar es el cesacionismo, o la
creencia de que los dones del Espíritu Santo no son para hoy en día. De
hecho, este término es una abreviatura para cesacionismo de los dones. Los
cesacionistas creen que los dones espirituales existieron durante el tiempo en
el cual la Biblia estaba siendo escrita, pero hoy por hoy han cesado de estar
en operación. Este filtro cruza muchas líneas denominacionales, incluyendo a
los presbiterianos, luteranos, bautistas, metodistas, etc. También está
íntimamente conectado con el calvinismo y el dispensacionalismo. A pesar de
que el calvinismo se originó mucho tiempo antes, ganó popularidad en el
siglo XVI, y el dispensacionalismo se extendió recién en el siglo XIX. No
mucho tiempo después, como una adición al dispensacionalismo, el
cesacionismo llegó a escena y fue popularizado por líderes como B.B.
Warfield, quien escribió un libro llamado Counterfeit Miracles (Milagros
Falsificados). Desde entonces, se ha hecho muy popular.

El opuesto teológico a este creencia es el continuacionismo. Este es


un término académico. En el cristianismo popular, aquellos que creen que los
dones del Espíritu siguen en operación hasta hoy en día se llaman
carismáticos, o supernaturalistas. Un tercer grupo está compuesto por los
teólogos liberales, quienes ni siquiera creen que los milagros pasaron alguna
vez. Mientras que la teología liberal está primariamente confinada a los
círculos académicos, el cesacionismo es mucho más común para el cristiano
promedio.
CESACIONISMO

Gran parte del debate que ronda alrededor de los dones del Espíritu se
centra en 1 Corintios 13, que usualmente es conocido como el Capítulo del
Amor. En el capítulo 12, Pablo le da instrucciones a los corintios acerca del
uso correcto de los dones, continuando con las mismas en el capítulo 14, pero
justo en el medio hace una pausa para hablar de la importancia del amor. El
capítulo 12 lleva la discusión en torno al amor en este versículo: “Procurad,
pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.”
(1 Corintios 12:31). Este camino más excelente es el camino del amor. El
amor es más grande y es más importante que los dones sobrenaturales. Esto
es algo importante de recordar, porque sin amor los dones no tienen ningún
fin. Cuando actuamos en amor, seremos capaces de usar los dones de una
manera que honre a Dios y beneficie a los otros. Luego de enlistar todos los
atributos del amor, Pablo dice:

El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán


las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en
parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es
en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño,
pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre,
dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero
entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la
esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. (1
Corintios 13:8-13)

Los cesacionistas tienden a tomar estos versículos, especialmente el


versículo 10, que dice, “mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en
parte se acabará.”, para probar que los dones han cesado. Ellos postulan que
“lo perfecto” (RVR1960) que se menciona en este pasaje, hace referencia a
la Biblia. Entonces dicen que, cuando lo perfecto (la Biblia) fue establecido,
los dones, que fueron “en parte”, se acabaron. Como ahora tenemos la Biblia,
ya no tenemos necesidad de la profecía, la revelación, los sueños, y cosas así.
Todo lo que necesitamos saber sobre Dios ya está en las Escrituras. Esa es la
perspectiva cesacionista.
Como sea, esta línea de razonamiento viola completamente a la
hermenéutica. Los corintios, quienes fueron los destinatarios originales de
esta carta, no entendieron que Pablo estaba hablando de la Biblia. De hecho,
ellos ni siquiera tenían idea de que habría una Biblia además del Antiguo
Testamento. La primera lista de libros de la Biblia no aparecería hasta cientos
de años después. En realidad, esta idea fue inyectada al texto más de mil años
después de que Pablo escribiese la carta. Claramente, el apóstol no estaba
hablando de la Biblia. No estaba profetizando, sino enseñando de una manera
lógica, que estaba conectada con las secciones anteriores y posteriores. En un
contexto más amplio de su punto respecto a la profecía, él estaba diciendo
que profetizamos “en parte” y que en algún punto, lo parcial se completaría.
Él también compara a “lo parcial” con ser como un niño. Cuando llega la
madurez, lo parcial es dejado atrás.

Encontramos una pista de lo que es, para Pablo, una progresión de lo


parcial a la madurez en el versículo 12: “Ahora vemos por espejo,
oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte;
pero entonces conoceré como fui conocido”. En otras palabras, él estaba
hablando de algo que él no tenía en el presente: una interacción cara a cara
con el Amor mismo. El tema de 1 Corintios 13 es el amor, y la perfecta
personificación del amor es Dios. Ahora solo vemos y experimentamos a
Dios de manera parcial, o incompletamente, en nuestros cuerpos humanos.
Pero cuando lo veamos a Él cara a cara, vamos a conocerlo completamente,
porque tendremos al perfecto amor. En otras palabras, cuando muramos y
veamos al Señor cara a cara, entonces vamos a conocer cómo fuimos
conocidos, de manera completa. En el cielo, las profecías personales no serán
necesarias. Si la profecía personal tiene que ver con ayudarnos a alcanzar
nuestro llamado o identidad, entonces no necesitaremos nada de eso cuando
muramos y estemos en la presencia del Señor.

Algunos comentaristas ofrecen otra posible interpretación para este


pasaje, y dicen que “lo perfecto” será cuando Jesús regrese. Aquí opera el
mismo principio. Si Jesús aparece y todos lo vemos cara a cara, nuestra
necesidad de profecía o de otros dones espirituales se desvanece, porque
estamos en la presencia del Amor personificado. Esto se conecta con lo que
Juan escribió:
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo
que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como él es. (1 Juan 3:2)

Aquí, otra vez, se muestra la idea de un conocimiento parcial que será


hecho perfecto cuando veamos a Cristo cara a cara. Cuando lo veamos, ya sea
en nuestra muerte o en Su Segunda Venida, vamos a ser como Él. En un
momento, seremos transformados para vivir en el plano sobrenatural, y, en
ese punto, ya no vamos a necesitar a los dones del Espíritu. Claramente, 1
Corintios 13 no indica una cesación de los dones en la actualidad.

Más allá de la evidencia de 1 Corintios 13, una de las principales


razones por las que el cesacionismo no puede ser verdad, es encontrado en
Efesios 4:11-13:

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,


evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo.

La expresión “hasta que” es un indicador que muestra claramente que


la temporada de necesidad de los dones espirituales no se acabó. Los
apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, y maestros, serán hasta que “todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.” David B.
Barrett, George T. Kurian, y Todd M. Johnson han escrito la Enciclopedia
Cristiana Mundial, que enlista más de 33.000 denominaciones. ¡Claramente,
aún no hemos alcanzado la unidad de la fe!

La unidad de la fe puede ser entendida de esta manera: cada


denominación contiene fortalezas y debilidades. La unidad será alcanzada
cuando todos comencemos a honrar las fortalezas de los demás. En otras
palabras, la unidad no significa conformismo. Tampoco significa que todos
estemos de acuerdo o tengamos la misma doctrina, porque, en realidad, eso
no pasará hasta que Cristo vuelva y nos dé Su perfecta teología. La gente
usualmente se refiere a Amós 3:3, que dice, “¿Andarán dos juntos, si no
estuvieren de acuerdo?” (RVR1960). Algunos interpretan este versículo para
decir que dos grupos no pueden trabajar juntos si no están de acuerdo en su
doctrina. Como sea, si consideramos este versículo a nivel relacional, nos
vamos rápidamente a dar cuenta de que no tiene sentido. Si necesitásemos
que nuestros amigos estén de acuerdo con nosotros en absolutamente todo,
entonces no tendríamos amigos. Un esposo y una esposa no siempre están de
acuerdo, pero están dispuestos a caminar juntos. Esto es porque su acuerdo
no se basa en sus ideas, sino en una decisión de caminar juntos en amor. La
versión NVI traduce este versículo como: “¿Pueden dos caminar juntos sin
antes ponerse de acuerdo?”. En otras palabras, el acuerdo se basa en una
decisión de caminar juntos, no en la doctrina. La unidad de la fe significa
elegir caminar juntos por causa del amor, no por causa de un acuerdo
doctrinal. En resumen, la Iglesia no está ni siquiera cerca de caminar en esta
realidad. Esto significa que los dones del Espíritu deben seguir en operación,
y que el cesacionismo no puede ser verdadero.

OTRAS INFLUENCIAS

Como sea, el cesacionismo no está únicamente basado en 1 Corintios


13 sino en el lente del dispensacionalismo, que ya hemos analizado en el
capítulo anterior. Muchos cesacionistas son también dispensacionalistas. Esto
es significativo porque el dispensacionalismo enseña acerca de siete
dispensaciones históricas, ubicando al momento histórico actual en la sexta
dispensación, o la era de la Iglesia. Como los cesacionistas
dispensacionalistas esperan que la Iglesia actual sea tibia como la iglesia de
Laodicea, las únicas señales que en realidad están buscando son falsos
milagros y señales, que apuntarían al fin del mundo: “Y entonces se
manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca,
y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por
obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos.” (2
Tesalonicenses 2:9). Por causa de esta mentalidad, cuando ven algo
milagroso, inmediatamente su respuesta es que es parte del engaño de
Satanás. Esto pone en las personas un filtro que los hace nunca esperar algo
milagroso de parte de Dios. En esta era de la Iglesia, todo lo que esperan es
debilitamiento y apostasía hasta que Jesús regrese para establecer Su reino.
La séptima y última era, la era del reino, no sucederá hasta que Jesús
regrese. Solo entonces experimentaremos las realidades del Reino que la
Biblia menciona (incluyendo a los dones del Espíritu). Los
dispensacionalistas creen que Jesús ofreció el Reino a los judíos durante sus
tres años y medio de ministerio, pero como lo rechazaron a Él y a Su reino,
todas las cosas buenas del mismo fueron quitadas y reservadas para el
Milenio. De todas maneras, como Jesús había entrenado a sus doce apóstoles
y les impartió Su Espíritu, mientras éstos vivieron la presencia del Reino
reposó sobre la tierra. Una vez que los apóstoles murieron, los dones cesaron.
Este período a veces se denomina como la era apostólica.

No obstante, ¡la historia no nos da ninguna evidencia de que los


milagros se detuvieron con la muerte de los apóstoles! Primero, el Nuevo
Testamento muestra un total de veintidós apóstoles, no solo a los doce
apóstoles originales, y es claro que esos otros apóstoles también se movieron
en milagros. El apóstol Pablo es un buen ejemplo. A pesar de que Él no fue
uno de los discípulos de Jesús durante Su vida en la tierra, Pablo se trasformó
en un siervo que se movió en milagros luego de su conversión. No solo eso,
sino que también personas que no eran apóstoles también operaron en lo
sobrenatural. Esteban, el primer mártir, vio en visión al cielo abierto y a
Jesús, y él era solo un diácono (Ver Hechos 7:55-56). Felipe, que tampoco
era un apóstol, causó un avivamiento masivo en la zona de Samaría a través
de la predicación del Evangelio y de los milagros y sanidades (Ver Hechos
8:5-8). Esta realidad se alinea con lo que Pedro dijo en Hechos 2:

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice
Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y
vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y
vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y
sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y
profetizarán. (Hechos 2:16-18)

En otras palabras, el Espíritu ya fue derramado sobre todos, y todos


los creyentes en Jesús se moverán en milagros, no solo los apóstoles.

Segundo, Eusebio de Cesarea, el historiador de la Iglesia primitiva,


escribió en el año 367 D.C. la continuación de los milagros sobrenaturales de
la Iglesia. Y no solo él, sino que muchos, muchos milagros fueron registrados
a lo largo de la historia, incluyendo la resucitación de los muertos. Por
ejemplo, cerca del año 400 D.C., San Patricio resucitó a un joven de la
muerte.26 De hecho, San Patricio resucitó a más de 33 personas.27 El hecho
de que los miembros de la Iglesia siguieron operando en milagros a lo largo
de la historia continuó mostrando que los dones no cesaron con los apóstoles.

Una segunda influencia al cesacionismo es el calvinismo. Acerca de


los dones del Espíritu Santo y lo sobrenatural, los calvinistas dirían: “Si Dios
quiere sanar a alguien, Él lo haría soberanamente. No tenemos que orar por
las personas. No estamos en guerra con el diablo. Dios puede hacer lo que Él
quiera porque es Dios, y si Él quiere sanar a alguien, lo hará.” En resumen,
ellos removieron el involucramiento humano en lo sobrenatural y pusieron la
responsabilidad únicamente en Dios. Si Dios, en su soberanía absoluta, quiere
hacer un milagro, entonces puede y lo hará, pero para ellos no tiene sentido
creer que podemos colaborar con Dios para que eso pase. Ya hemos discutido
los problemas con esta creencia en el capítulo anterior, pero, en resumen, el
problema con esta perspectiva de soberanía absoluta es que no deposita
responsabilidad alguna en el creyente. Nos vuelve robots que no tienen nada
que decir ante los eventos del mundo, previniéndonos de hacer lo que Jesús
nos mandó que hagamos (predicar el evangelio, orar por enfermos, echar
fuera demonios, etc.). La verdad es que Dios está buscando embajadores que
quieran ser Sus compañeros en esta tarea. Está buscando a una esposa que
esté igualmente equipada que Él. Esto significa que Dios no quiere
controlarnos, sino trabajar a través de nosotros al pararnos en nuestra
identidad, autoridad, y dignidad, como representantes del Rey.

Cuando examinamos la evidencia histórica a la luz de la Escritura, el


sistema de creencias del cesacionismo se derrumba rápidamente. A
continuación, examinaremos brevemente otro punto de vista que también se
opone a lo sobrenatural.

TEOLOGÍA LIBERAL

La teología liberal es otra escuela teológica de pensamiento que no


cree en lo sobrenatural, pero por razones completamente diferentes a las del
cesacionismo. Los cesacionistas creen que los dones existieron en tiempos
bíblicos; y es por eso que leen las historias de Moisés, Abraham, David, y los
apóstoles del Nuevo Testamento, y creen que los milagros fueron
absolutamente ciertos. Creen que los dones espirituales fueron parte de la
Iglesia del Nuevo Testamento para confirmar la verdad del Evangelio
predicado, pero no creen que tales cosas sucedan en la actualidad.

En contraste, los teólogos liberales dicen que los milagros en la Biblia


no sucedieron en la manera en la que fueron escritos. Por ejemplo, cuando
leen acerca de las diez plagas de Egipto, buscarán por razones naturales por
las cuales esas diez plagas tuvieron lugar. Es un hecho histórico que un
volcán entró en erupción en el Nilo en ese momento, y por eso los teólogos
liberales dicen que esa erupción derramó cenizas rojas en el agua, de tal
manera que cuando el caudal llegó a Egipto, tenía un color colorado. Para
ellos, no fue un episodio sobrenatural, sino simplemente agua roja, no sangre.
De esta manera, la teología liberal trabaja para explicar las historias
sobrenaturales y darles una explicación lógica y natural. Leen la Biblia con
una actitud como la siguiente, “En la historia antigua, la gente escribió cosas
como sobrenaturales porque no tenían otra explicación, pero en realidad
fueron cosas naturales. Simplemente, la gente que escribió la Biblia no tenía
otras herramientas. Ahora nosotros podemos explicarlas porque tenemos a la
ciencia.”

Por ejemplo, tratan de explicar la huida de Israel cruzando el Mar Rojo


diciendo que en realidad no cruzaron el Mar Rojo28 sino Mar de Cañas29, que
solo tiene ocho pulgadas de profundidad (aproximadamente, veinte
centímetros). El problema obvio con este cambio es que luego se nos pide
que creamos que la armada egipcia entera se ahogó ¡en solo veinte
centímetros de agua! Un grupo de estos estudiosos liberales formó algo
llamado el Jesus Seminar, en el cual estos individuos inteligentes y muy bien
educados debaten cuál de los milagros de Jesús fue, en realidad, un verdadero
milagro. Por ejemplo, estas personas han dicho que la historia de la
multiplicación de los panes y los peces no pudo haber sido sobrenatural, así
que debió haber sido un derramamiento de generosidad: si el muchacho
compartió su pan y los discípulos comenzaron a pasarlo, otra gente debió
también tomar sus bolsas para comenzar a compartir su pan, un pan que se
habían olvidado que tenían. Y así esto continuó, hasta terminar con doce
cestas de sobras de comida.

La teología liberal es prominente en algunas de las universidades de


Ivy League, tales como Yale, Harvard, y Princeton, como así también en
cualquier otro seminario teológico asociado con la que a veces se denomina
alta crítica. Para ponerlo simplemente, el término alta crítica se refiere a la
idea de que no podemos leer la Biblia literalmente. Es cierto que no podemos
entender la Biblia literalmente, en el sentido que requiere una interpretación.
Por ejemplo, no podemos leer un poema de la Biblia y volverlo algo literal,
porque es un poema. Y no deberíamos leer una profecía sin interpretarla a
través del simbolismo de ese momento, porque necesitamos entender qué
significó para la audiencia original. Esto es parte de la hermenéutica. De
todas maneras, eso no significa que se deban racionalizar los hechos
históricos presentados en la Escritura, pero eso es exactamente lo que la
teología liberal y la alta crítica hacen. Todo es reinterpretado a través de un
lente científico moderno, pero esto no es una hermenéutica confiable: la
Escritura no puede significar algo diferente ahora, que lo que significó para la
audiencia y escritor originales. Esto no quiere decir que deberíamos descartar
todo lo que dice este ámbito, pero es de gran ayuda estar al tanto respecto al
lente que utilizamos para interpretar.

EL PESO DE LA EVIDENCIA

Considerando la cantidad significativa de bases bíblicas para creer en


lo sobrenatural, el peso de la evidencia yace en los liberales y cesacionistas,
que dicen que esto no es para hoy. Bíblicamente, no tienen pruebas para
hacer tal declaración. En lugar de eso, la realidad es que la Biblia nos ofrece
un mejor pacto con mejores provisiones. Hebreos 7:22 dice, “…Jesús es
hecho fiador de un mejor pacto.” Comparado con el antiguo pacto, tenemos
un mejor pacto, y por eso tenemos mejores problemas y un mejor fiador. Esto
incluye a todas las cosas buenas que tenía el antiguo pacto, y más. En otras
palabras, dado que el antiguo pacto contiene milagros y eventos
sobrenaturales, el nuevo pacto verdaderamente no sería mejor si no los
tuviera.

No obstante, y por causa de estos filtros, mucha gente está bloqueada


para entender el mensaje general de la Escritura. Estos tres filtros en
particular (calvinismo, dispensacionalismo, y cesacionismo) trabajan juntos
de una manera que limita la habilidad de entender la Biblia y caminar en el
llamado del creyente como embajador del Reino. En última instancia, estos
filtros nos paralizan de vivir en lo que la Biblia dice. Es por esto que
debemos entender los filtros engañosos antes de examinar la Biblia en
contexto. Removerlos nos ayudará a leer la Escritura con un entendimiento
nuevo.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Si alguien dice que en realidad Israel cruzó el Mar de Cañas en lugar


del Mar Rojo, ¿cuál sería una buena pregunta para rebatir tal planteo?

2. El cesacionismo cree que lo perfecto de 1 Corintios 13 ya ha venido y


que los dones del Espíritu Santo han cesado. De acuerdo a esta
interpretación errada, ¿qué es lo perfecto?

3. En el Nuevo Testamento, hubo veintidós __________________.

4. Un base bíblica para creer que tenemos sanidad disponible para hoy
en día está en Hebreos 7:22, que dice que tenemos ¿qué cosa?

PALABRAS CLAVE

Cesacionismo Teología Liberal


Continuacionismo Alta Crítica
Carismáticos Era apostólica
Supernaturalistas

MATERIAL RELACIONADO

David B. Barrett, George T. Kurian, y Todd M. Johnson, Enciclopedia


Cristiana Mundial.

B.B. Warfield, Counterfeit Miracles.

26 Pychtes, 231-232
27 Hebert, 191-192
28 Red Sea, en inglés.
29 Reed Sea, en inglés. Claramente se ve un juego de palabras que no se
aprecia en el idioma español.
PARTE DOS

LOS CINCO PACTOS


CAPÍTULO SIETE:

CRONOLOGÍA BÍBLICA Y LOS


CINCO PACTOS
En el Capítulo 1 hablamos brevemente de la dificultad de la
cronología bíblica. Muchos libros del Antiguo Testamento no están
organizados cronológicamente, lo que le ha causado una gran confusión al
cristiano promedio, especialmente cuando se llega a la segunda mitad del
Antiguo Testamento. Como sea, las Biblias cronológicas no son de mucha
ayuda, tampoco, por una variedad de razones. Por ejemplo, muchos
estudiosos dicen que Job estuvo en algún momento histórico entre Noé y
Abraham (en el libro de Génesis). Si se coloca el libro de Job antes de
Génesis, entonces lo tendríamos antes de la historia de la Creación, pero si se
lo coloca después de Génesis, entonces estaría entre el pueblo de Israel como
esclavo en Egipto y el Éxodo, lo que tampoco es el lugar correcto. La
solución más correcta, quizás, sería dividir Génesis en la mitad, e insertar el
libro de Job luego de la historia de Noé. Hacer cambios tan significativos, no
obstante, haría a esa Biblia muy difícil de usar, por ejemplo, en un sermón de
domingo en la iglesia. Claramente, no es un problema fácil de resolver.

El mejor método para superar este problema es simplemente estar


conscientes de la debilidad de la organización de la Biblia y del tiempo
histórico al que cada libro pertenece.

LA ORGANIZACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO

El primer gran problema que existe en la cronología del Antiguo


Testamento es que está organizada en cuatro categorías mayores: libros
históricos, libros poéticos, profetas mayores, y profetas menores. La siguiente
tabla muestra los libros que se encuentran en las categorías mencionadas:

De cierta forma, esta organización funciona, en la manera en la que


categoriza a los libros según su tipo. Toda la historia está por un lado, junto
con la poesía. Además, todos los profetas mayores están separados de los
profetas menores. El desafortunado resultado, no obstante, es la confusión
que produce en la línea de tiempo. ¿En dónde encajan los libros proféticos en
la historia, y de qué eventos están hablando? Esto es especialmente
importante de entender cuando nos damos cuenta, como vimos en el capítulo
1, que Dios se revela progresivamente a sí mismo a lo largo de la historia. Así
que entender en dónde encaja un libro en la historia es importante para saber
el grado de revelación que el escritor tenía de Dios.

Brevemente, estudiaremos la organización de cada libro y luego


consideraremos en dónde encajaría más adecuadamente. El principio de la
Biblia, desde Génesis hasta el Primer y Segundo libro de Samuel, es bastante
exacto. Estos son libros históricos, y línea temporal es bastante acertada.

• Génesis: desde la historia de la Creación, hasta la esclavitud de Israel


en Egipto.

• Éxodo: desde la historia del escape de Israel de Egipto, hasta el viaje


a la Tierra Prometida.

• Levítico: instrucciones para los sacerdotes dadas durante el éxodo.

• Números: la historia de los cuarenta años de Israel en el desierto.

• Deuteronomio: la renovación del pacto, que fue heredado desde


Moisés a su sucesor Josué.
• Josué: la historia de la entrada de Israel a la Tierra Prometida.

• Jueces: las historias de los jueces que guiaron a Israel luego de Josué.

• Ruth: un pequeño libro acerca de la historia de una mujer.

• Primer y Segundo libro de Samuel: las historias de Samuel, el Rey


Saúl, y el Rey David.

Estos libros son bastante fáciles de leer, sin confusión respecto a su


ubicación en la línea temporal. Los libros que le siguen son otra historia:

• Primer y Segundo libro de Reyes: la historia del Rey Salomón y


la división de la nación en dos diferentes reinos, Judá e Israel.
Luego le siguen las historias de los reyes de ambos reinos hasta
que ambos son exiliados a Asiria y Babilonia.

• Primer y Segundo libro de Crónicas: las historias del Rey Saúl,


el Rey David, del Rey Salomón, y de los reyes de Judá (esto es, el
linaje de David), hasta el exilio a Babilonia.

En estos últimos cuatro libros encontramos muchísimas historias


repetidas y paralelos. Tanto el Segundo libro de Reyes y el Segundo libro de
Crónicas terminan con la nación de Judá siendo exiliada a Babilonia. Luego
están Esdras y Nehemías, dos libros que cuentan la reconstrucción de
Jerusalén. Este es un salto importante hasta adelante en la línea de tiempo,
pero no hay explicación alguna de lo que ha pasado entremedio. Luego de
Nehemías está Ester, la historia de una muchacha durante la cautividad, y no
pareciera encajar con el resto. Ester está al final de los libros históricos.
Después está Job, una historia contemporánea a los días de Noé, seguido por
los Salmos, que fueron escritos por una variedad de personas en diferentes
períodos históricos. Le siguen Proverbios, Eclesiastés, y Cantar de los
Cantares. Este último fue escrito completamente por Salomón, y es
contemporáneo al Primer Libro de Reyes.
Los libros poéticos fueron escritos en momentos históricos muy
diferentes, y por eso mismo tendemos a perder el sentido del tiempo al leerlos
de corrido. Se tornan libros aislados de su contexto histórico, que es
justamente lo que nosotros no queremos.

Luego de los libros poéticos están los profetas mayores: Isaías,


Jeremías, Lamentaciones (también escrito por Jeremías), Ezequiel, y Daniel.
Los primeros cuatro profetizaron el futuro exilio de Israel y Judá durante el
período histórico del Segundo Libro de Reyes y el Segundo Libro de
Crónicas. Estos cuatro profetizaron la destrucción, de la que luego Esdras y
Nehemías profetizaron la reconstrucción. No obstante, estos cuatro libros
históricos están situados después de Esdras y Nehemías, creando un caos en
el entendimiento del lector promedio de la Biblia, porque es poco claro cómo
estas profecías encajan con la historia. Daniel, el último profeta mayor,
profetizó en un momento histórico diferente que los otros profetas mayores,
como podemos ver por el hecho de que él se refiere a la profecía de Jeremías
(Ver Daniel 9:1). Daniel era un muchacho cautivo en Babilonia, y se volvió
un hombre de influencia y profeta durante el exilio. Sus profecías tomaron
lugar al final del exilio babilónico, y algunos de ellas hablaban del regreso de
su gente a sus tierras. En otras palabras, las profecías de Daniel hablaban de
lo que está registrado en los libros de Esdras y Nehemías.

Siguiendo a los profetas mayores, están los profetas menores. La


mayoría de ellos eran contemporáneos a Isaías, Ezequiel, y Jeremías, y son
similares en la manera en la que todos ellos profetizan la destrucción de Israel
y Judá por Asiría y Babilonia. Las excepciones son Hageo, Zacarías, y
Malaquías, quienes profetizaron durante el tiempo de la reconstrucción de
Jerusalén y declararon una gloria postrera mayor que la primera.

En la anterior exposición de los libros del Antiguo Testamento,


podemos ver la potencial confusión causada por ubicar los libros proféticos,
que hablaban del año 586 A.C. y la destrucción de Jerusalén y el exilio a
Asiría y Babilonia, después de los libros acerca de la reconstrucción de
Jerusalén. La línea histórica de nuestra Biblia está completamente dañada.

UNA CRONOLOGÍA REVISADA

Debajo hay una tabla que muestra una organización bíblica que
funcionaría mucho mejor. No es perfecta, pero al menos da mayor sentido de
cómo la historia muestra lo escrito en los libros proféticos.

Aquí, la profecía se divide en dos porciones, una antes del exilio y


otra después. Al final de la Historia, en donde los reinos se han dividido y los
reyes se están volviendo cada vez más malvados, están los profetas del Pre-
Exilio (exceptuando a Daniel) y los profetas menores. Por eso, las profecías
que hablan del exilio en manos de Asiría y Babilonia están ubicados más
cerca de los momentos históricos. Finalmente, el Antiguo Testamento
concluiría con la vuelta de un remanente de Judá a Jerusalén para reconstruir
la ciudad y el templo, como está escrito en Daniel, Esdras, y Nehemías,
seguidos por los tres libros proféticos del Post-Exilio. Esto nos daría una
imagen cronológicamente más exacta del Antiguo Testamento.
Los libros poéticos podrían ser agregados de muchas maneras
diferentes. Podríamos dividirlos, ubicando los salmos escritos por Moisés
luego de Deuteronomio, los salmos escritos por David luego del Primer Libro
de Samuel, y el material escrito por Salomón luego del Segundo Libro de
Samuel. También podrían ser agregados en una sección solo para libros
poéticos. La pregunta de Job, por supuesto, es capciosa. Quizás se podría
insertar una nota en el medio de Génesis en donde Job debería aparecer
cronológicamente, guiando a los lectores a Job, que podría aparecer
inmediatamente después de Génesis. Quizás falte mucho tiempo para que los
libros de la Biblia sean reorganizados de esta manera, pero tener esta
organización en nuestras mente nos puede ayudar a que el texto tenga sentido
mientras leemos. Será de gran ayuda recordar que Isaías estaba profetizando
sobre la destrucción que tuvo lugar al final del Segundo Libro de Reyes, no
de algo en nuestro futuro. Desafortunadamente, hay mucha confusión
respecto a las profecías del Antiguo Testamento, y esto se debe a la falta de
entendimiento respecto al momento histórico, a los eventos a los que se
estaban refiriendo, y a cuándo estos eventos tuvieron lugar en Israel.
Simplemente entender la cronología bíblica nos ahorrará de caer en
malentendidos.

CRONOLOGÍA DEL NUEVO TESTAMENTO

La cronología del Nuevo Testamento está muy lejos de ser tan


problemática. La organización realmente no importa tanto en el Nuevo
Testamento porque todos los veintisiete libros transcurren en el lapso de
cuarenta años. En comparación, solo Génesis relata 2417 años, y el resto del
Antiguo Testamento, otros 1300 años. Si consideramos eso, entonces
cuarenta años son solo un punto en la línea histórica. En otras palabras, el
Nuevo Testamento fue escrito solo en una generación por autores que
vivieron en el mismo ambiente social y político. Como mencionamos
previamente, algunos estudiosos hacen hincapié en probar que algunos de los
libros del Antiguo Testamento fueron escritos en el año 80 D.C. o después.
Como sea, John A. T. Robinson, un prominente teólogo y académico, ha
escrito un libro llamado Re-Dating the New Testament, en donde ha
demostrado por qué todos los libros del Nuevo Testamento deben haber sido
escritos entre el año 30 D.C. y el 70 D.C. Kenneth Gentry también escribió su
doctorado, Before Jerusalem Fell, que aún no ha sido refutado, en donde
prueba que Apocalipsis fue escrito bajo el reinado de Nerón en algún
momento de los años 60 D.C. Como lo demuestran estos autores, hay pruebas
suficientes para decir que en Nuevo Testamento ha sido escrito en su
totalidad entre el 30 y el 70 D.C., en solo cuarenta años. Por esta razón, la
cronología del Nuevo Testamento no es demasiado importante.

LOS CINCO PACTOS MAYORES Y LOS CÁNONES

Ahora que hemos discutido respecto a la cronología de la Biblia, y


particularmente el Antiguo Testamento, vamos a considerar la trama de la
misma. Obviamente, entender la cronología es muy importante a la hora de
entender la trama. La historia de la Biblia no es solamente una historia de una
religión, es la historia de los pactos de Dios con la humanidad. Las historias
yacen en el fundamento de los pactos de Dios con la gente a lo largo del
tiempo, y no podemos entenderlas completamente si no comprendemos los
pactos y los cánones que les corresponden.
En el mundo antiguo, cuando dos partes hacían un pacto juntos, lo
escribían y lo firmaban, y eso era algo legal que había que cumplir. Luego,
sobre el curso del cumplimiento de ese pacto, las dos partes agregarían algo
llamado un canon, o la historia de cómo las dos partes habían cumplido ese
pacto. Esto incluía poesía, música, arte, y cultura formada durante el mismo.
Un canon es un cuerpo literario. Lo que encontramos en la Biblia son cinco
pactos mayores entre Dios y un humano (o una nación), y el canon que los
rodeaba:

1. Pacto de Dios con Noé.

2. Pacto de Dios con Abraham.

3. Pacto de Dios con Moisés.

4. Pacto de Dios con David.

5. Nuevo Pacto de Jesús.

Cada uno de estos pactos tiene un canon que lo rodea. El canon para
el Nuevo Pacto es el Nuevo Testamento entero, pero los otros cuatro pactos y
sus cánones están dentro del Antiguo Testamento. El siguiente diagrama
representa a los pactos como círculos grises, con un círculo blanco que los
rodea, en representación del canon de ese pacto.
Basados en el tamaño del canon de literatura que rodea cada pacto, el
círculo que rodea el pacto Noético debería ser, incluso, más pequeño. El
pacto Mosaico es realmente muy grande. El pacto Davídico es un poco más
pequeño, mientras que el Nuevo Pacto, el Pacto de Jesús, tiene el canon más
extenso (veintisiete libros).
Si no entendemos que el Antiguo Testamento en realidad posee cuatro
pactos y cánones, no vamos a tener una idea clara de los eventos que tuvieron
lugar y de sus porqué. Por ejemplo, todo lo que sucede entre Génesis 1 a
Éxodo 19, tiene lugar del pacto con Moisés, que comienza en el Monte Sinaí
en Éxodo 20. Interesantemente, antes de Éxodo 20, Dios nunca les dice lo
que le provocaba ira. La primera vez que Dios les dice lo que le provocaría
ira, aparece en Éxodo 22, y está relacionado a la negligencia hacia los
huérfanos y viudas. Si la gente quería hacer enojar a Dios, esa era la manera
de hacerlo. Antes de eso, Sodoma y Gomorra habían sido destruidos, y el
Diluvio había traído destrucción, pero la Biblia no menciona la palabra “ira
de Dios”. En lugar de eso, en el Diluvio el corazón de Dios estaba dolido, y
en Sodoma y Gomorra, Él respondió en justicia a los actos horrorosos que le
habían llegado de esas dos ciudades. Pero solo dos capítulos después del
establecimiento de la Ley, la ira de Dios hace su primera aparición. Esto tiene
más sentido cuando leemos en Romanos 4:15, que dice, “La ley produce
ira…”. En otras palabras, la ira de Dios vino con la Ley. Esto no era parte de
los pactos o cánones anteriores, lo que es de consideración a la hora de
entender la trama. Incluso con una cronología adecuada, vamos a
malinterpretar gran parte del Antiguo Testamento si lo leemos como una sola
gran cosa, sin entender las diferencias entre cada pacto y su canon
correspondiente. No están interconectados, sino que son diferentes pactos, y
sus cánones cuentan diferentes historias de la relación de Dios con la gente.
El problema viene cuando nosotros, creyentes del Nuevo Pacto,
tratamos de aplicar para nosotros mismos aspectos de un viejo pacto que no
fue escrito para nosotros. El libro de Job no tiene nada que ver con nuestro
pacto y canon, y no podemos leer como si hubiese sido escrito para nosotros.
Sí, podemos aprender de él, pero estamos viviendo un nuevo pacto, con
diferentes circunstancias y una relación diferente con Dios. Por eso, tenemos
que entender las diferencias entre los pactos y cuáles aplican para nosotros
hoy. Esto es, a veces, complicado, por el hecho de que algunas de las
promesas en los cánones de los antiguos pactos están cumplidos en el Nuevo
Pacto.
Leer la Biblia desde la perspectiva de los pactos y sus cánones cambia
completamente nuestra perspectiva. En lugar de empezar en Génesis 1 y
leerlo como una simple historia, nos damos cuenta de que Génesis 1 y los
capítulos que le siguen son parte de un canon que está contando la historia
del pacto de Dios con Noé. Está dando el contexto mostrando cuán malvado
era el mundo, y cuán necesaria era un Diluvio. Lo mismo aplica para el pacto
de Dios con Abram (Abraham), un hombre de Dios elegido para hacer pacto
con Él. Israel aún no existía, y la gente de ese momento no sabía casi nada
respecto a Dios. Abram creció como un adorador de ídolos, como sus
vecinos, pero Dios lo llamó y comenzó una relación con él. El despliegue de
la historia rodea al pacto.
Luego, años después, encontramos a Moisés y a los israelitas en
esclavitud en Egipto. Dios los llama y crea un pacto completamente nuevo
con la nación, creando un sistema concreto de alabanza y la Ley. Todas las
leyes y las historias son parte del canon de este pacto. Muchos años después
de eso, David aparece en escena y quiere construir una casa para el Señor.
Dios le dice que Él no habitaría en casas creadas por el ser humano, pero le
dice que le daría a David una casa para establecer un pacto con él y su linaje
sanguíneo. Luego, finalmente, cuando Jesús vino, estableció un Nuevo Pacto
a través de Su muerte y resurrección30.

Cuando se trata de entender la trama de la Biblia, los cristianos han


usado tradicionalmente unos de los tres filtros analizados en el capítulo 5:
dispensacionalismo, teología del pacto, y teología del nuevo pacto. Pero
ninguno de esos filtros funciona. La Biblia no puede encajar en ninguno de
esos tres sistemas. En lugar de eso, se compone de cinco pactos diferentes y
cánones que los rodean. En los siguientes capítulos, examinaremos cada uno
de esos pactos y sus cánones en mucho más detalle. Mientras los analizamos
en orden cronológico, vamos a ver cómo se conectan, lo que sucedió, la
transición hacia el siguiente pacto, y cómo algunas de las promesas anteriores
se cumplieron.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Génesis a Ester, Job a Cantar de los Cantares, Isaías a Daniel, y Oseas


a Malaquías, representan la división actual de la Biblia dentro de
cuatro categorías. ¿Cuáles son?

2. Genesis abarca _________ años, y de Éxodo a Malaquías se abarcan


_______ años. El Nuevo Testamento, no obstante, abarca ______
años en su totalidad.

PALABRAS CLAVE

Pacto Canon

MATERIAL RELACIONADO

Kenneth Gentry, Before Jerusalem Fell.

Scott Hahn, Kinship by Covenant.

John A. T. Robinson, Re-dating the New Testament.

30 Este sistema de interpretación está tomado, en gran parte, del libro de Scott
Hahn, Kinship by Covenant. Hahn es un académico católico brillante y muy
respetado, y en este libro examina los cinco pactos y sus cánones. También
examina las tres clases de pactos, porque no todos los cinco pactos son
iguales, y el tipo de pacto marca una diferencia significativa.
CAPÍTULO OCHO

EL PACTO NOÉTICO
Luego de haber establecido un fundamento en los primeros siete
capítulos, comenzaremos a estudiar el texto bíblico. Vamos a leerlo de una
manera diferente a lo que muchos teólogos y seminarios lo hacen, ya que no
vamos a hacer un curso del Antiguo y Nuevo Testamento, estudiando algunas
de las tramas principales. En lugar de eso, vamos a leer la historia desde la
perspectiva de los cinco pactos y sus cánones, comenzando por el primero: el
pacto Noético.

El pacto con Noé tiene lugar en Génesis 9, pero su canon comienza en


Génesis 1:1 y va hasta el final de Génesis 11. Génesis 1 nos da un resumen de
la historia de la Creación, diciéndonos que todo fue creado en siete días
(creándose la humanidad en el día sexto), y terminando con el descanso del
Señor. Luego, en Génesis 2 la historia de la creación de la humanidad se
cuenta en mucho más detalle, incluyendo aspectos del Jardín del Edén. En
Génesis 3, se relata la Caída del hombre. La serpiente engaña a Adán y a Eva,
y desobedecen a Dios. Como resultado, en Génesis 4 son echados fuera del
Jardín, y comenzamos a leer las historias de Caín, Abel, y Set. Génesis 5
cuenta el linaje de Adán a Noé. Génesis 6 habla acerca de la maldad del
hombre, que llenaba la tierra, y se introduce a Noé. A éste, Dios le cuenta
respecto al futuro Diluvio y le promete hacer pacto con él. Génesis 7 cuenta
el viaje dentro del arca durante el Diluvio. Génesis 8 encapsula el
desembarque y cuenta la historia de Noé enviando al cuervo y a las palomas.
En Génesis 9, como prometió, Dios hace Su pacto con Noé. Este capítulo
también cuenta la historia de éste emborrachándose. En Génesis 10, se
muestra el linaje de los tres hijos de Noé, Sem, Cam, y Jafet. Génesis 11,
relata la historia de la torre de Babel, y otro linaje desde Sem a Abram. Este
es el fin del canon que rodea al pacto de Noé, y Génesis 12 comienza con la
historia de Abram.

El Pacto Noético en Génesis


Génesis 1 Siete días de Creación.
Génesis 2 La creación de la Humanidad en detalle, el Jardín del Edén.
Génesis 3 La Caída del Hombre.
Génesis 4 Caín y Abel.
Génesis 5 El linaje, desde Adán a Noé.
Génesis 6 Maldad del Hombre, Noé, la promesa del Pacto.
Génesis 7 Dentro del arca.
Génesis 8 Desembarque en tierra.
Génesis 9 Pacto de Dios con Noé, Noé se emborracha.
Génesis 10 El linaje de Sem, Cam, y Jafet.
Génesis 11 La torre de Babel, el linaje desde Sem a Abram.

En este capítulo, vamos a resaltar algunas de las partes del pacto con
Noé junto con su canon, que nos brindarán un entendimiento general. Nuestra
meta con este libro es entender la Biblia entera, lo que no significa saber
todas las palabras. Vamos a saltear muchísimo material, pero, al mismo
tiempo, vamos a construir un fundamento para comprender el cuadro entero.
Cuando tengamos eso, seremos capaces de estudiar dentro del cuadro y
descubrir que el texto tiene sentido de una manera en la que no habíamos
entendido anteriormente.

EL JARDÍN DEL EDÉN

Para entender el pacto de Noé apropiadamente, debemos


primeramente mirar al contexto o a la historia que contienen los primeros
ocho capítulos de Génesis. El primer capítulo de Génesis, nos cuenta la
historia de la Creación en siete días; Génesis 2 relata una versión detallada de
la creación de la Humanidad, y nos cuenta acerca del jardín del Edén, lo que
observaremos en mayor detalle:

Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al


hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra
todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol
de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del
mal. Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía
en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea
toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es
bueno; hay allí también bedelio y ónice. El nombre del segundo río es
Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre del
tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiría. Y el
cuarto río es el Eufrates. (Génesis 2:8-14)

La primera pieza importante de información aquí, es que el río fluía


desde Edén hasta el jardín y luego continuaba. La gente a veces se refiere a
este jardín como el Jardín del Edén, pensando que Edén era el nombre del
mismo. En realidad, Edén era el nombre de la tierra, y dentro de esa tierra,
había un jardín. Entonces, el río fluía desde Edén hasta dentro del jardín.

El agua del jardín venía desde Edén. Mientras fluía hacia fuera del
jardín, se dividía en cuatro brazos: Pisón, Gihón, Hidekel, y Eufrates. El
siguiente diagrama nos da una vista aérea. El pasaje no nos dice hacia qué
direcciones los ríos fluían, así que están ubicados arbitrariamente:
Otra manera de describir al jardín sería como un oasis en la tierra de
Edén. Un gran río fluía hacia él, y luego se dividía en cuatro ríos más
pequeños. En el lugar de esta división, una acuosa, pantanosa, y fértil área se
creaba, en donde crecían toda clase de árboles y cultivos. Este era el jardín.
Desde aquí, los ríos se expandían, el Gihón hacia la tierra de Cus; el Pisón
hacia la tierra de oro, bedelio y ónice; el Hidekel (o Tigris) hacia el oriente de
Asia; y el Eufrates. A través del resto de la Biblia, el Tigris y el Eufrates son
mencionados, pero nunca más oímos del río Pisón o Gihón, y ni siquiera
sabemos dónde se localizaban. Incluso el Tigris y el Eufrates que se
mencionan más adelante en la Escritura, quizás no tuviesen la misma
dirección de antes debido al Diluvio e inundación que aconteció apenas unos
capítulos después.

A menudo, cuando consideramos al Jardín del Edén, pensamos en él


como un concepto teológico, no como un mapa. Cuando pensamos en un
mapa, nos damos cuenta de que Edén debería haber estado en un lugar más
alto que el jardín, que estaba ligeramente hacia el este del Edén, y que el
paisaje debajo del jardín debería estar muy bien regado. Con esto en mente, el
siguiente diagrama nos mostrará algo muy importante:
El círculo en el medio representa al jardín. Dentro del círculo hay dos
árboles, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. A
Adán y Eva se les permitió comer del fruto del primer árbol, pero no del
segundo. Hacia el este del jardín, había un ángel con una espada. Cuando
Adán y Eva desobedecieron a Dios, dice en Génesis 3:24, “Echó, pues, fuera
al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada
encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol
de la vida.” Dios los envío hacia el este cuando los echó, para que no
pudiesen regresar al jardín. Este detalle direccional nos muestra un
importante patrón que se repite a través de la Escritura:
Cuando, en la Biblia, los humanos van hacia el este, es algo malo.
Cuando se mueven hacia el oeste, es algo bueno, porque se dirigen hacia la
dirección del jardín y eso es algo bueno. Este simbolismo continúa a través
de la Escritura. Por ejemplo:

• Cuando Caín fue echado de la tierra, deambuló en una tierra llamada


Nod, al este de Edén (Ver Génesis 4:16).

• Lot se movió hacia el este y se asentó cerca de Sodoma (Ver Génesis


13:11).

• Cuando Israel dejó Egipto, en realidad fueron alrededor de Moab y


cruzaron el Jordán yendo de este a oeste. Lo hicieron así para poder
cruzarlo desde el oeste, ya que ir hacia la Tierra Prometida, era, en
esencia, volver al Jardín (Ver Josué 5:1).

• Cuando Israel fue al exilio en Babilonia, muchos años después, fueron


hacia el este.

• Cuando Israel salió del exilio y fue a reconstruir Jerusalén bajo


Nehemías y Esdras, se movieron en dirección al oeste, yendo en
dirección al Jardín.

• Cuando los reyes magos fueron a ver a Jesús de bebé, fueron de este a
oeste (Ver Mateo 2). Fueron hacia el oeste para encontrar el Jardín y
el árbol de la vida en Jesús.

Encontramos otro ejemplo de esto en el campamento de Israel mientras


vivía en el desierto. Donde sea que la luna se movía, el campamento se
levantaba y la seguía. Cuando se detenía, asentaban un campamento
siguiendo un orden específico establecido en Números 2. El siguiente
diagrama muestra el tabernáculo en el medio del campamento, con tres de las
doce tribus (representadas con las líneas) en cada dirección:
La disposición que el tabernáculo debía tener, decía que el cuarto
hacia el oeste, el Lugar Santísimo, debía contener al arca del pacto. El cuarto
del medio era el lugar intermedio, y el cuarto hacia el este eran los atrios. De
esta manera, el lugar del tabernáculo mostraba que mientras más al oeste uno
fuese, más cerca estaba de Dios. El sacerdote entraba desde el lado este y
avanzaba en dirección oeste hacia el Lugar Santísimo. Cuando dejaba el
tabernáculo, tenía que hacerlo yendo hacia el este.

De todo esto podemos ver que el Jardín del Edén fue el símbolo
original de la presencia de Dios en la tierra, seguido por el arca del pacto,
Jesús, y ahora cada creyente. Y dentro de este símbolo tenemos el concepto
del este a oeste como una progresión en dirección a la presencia de Dios.

Mirando al diagrama del campamento de Israel, encontramos otro


hecho interesante. Las tribus hacia el oeste del tabernáculo eran las más
pequeñas, mientas que hacia el este la tribu más alejada del tabernáculo era la
de Judá, que tenía un campamento más grande que las demás. Las tribus
hacia el norte y hacia el sur eran iguales en tamaño. El resultado era que el
campamento tenía forma de cruz, con la parte de arriba de la misma estando
hacia el extremo oeste del campamento.
Una foto aérea de las doce tribus acampando alrededor de la presencia
de Dios, que más tarde sería Jesús, nos daría una foto de una cruz. En todo
esto podemos ver los llamativos símbolos incrustados en los detalles del
Jardín del Edén. Es importante aclarar que si seguimos avanzando en la
lectura de la Biblia con esto en mente, nos daremos cuenta de que los
pequeños detalles pueden contener un gran significado que el que
originalmente le dábamos.31

CAÍN Y ABEL

Luego del Jardín del Edén, en Génesis 3, llegamos a la historia de la


Caída de la humanidad. Como resultado de la misma, Adán y Eva tienen que
dejar el Jardín y se asientan hacia el este, en donde tienen dos hijos, Caín y
Abel.

En Génesis 4:6-7, el Señor le dice a Caín:

Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha
decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no
hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su
deseo, y tú te enseñorearás de él.

Como ya hemos mencionado en el capítulo 4, respecto a la discusión


del pecado original, este pasaje crea un gran contraste para la visión popular
del pecado. Aquí, Dios le dice a Caín que el pecado estaba fuera de él, pero
que puede dominarlo, lo que nos muestra que enseñorearse sobre el pecado es
posible. En ese momento de la historia, nadie había sido jamás asesinado. El
pecado que conocían era haber comido la fruta del jardín. No se habían
movido demasiado de esa realidad, y Dios pone las cosas simples para Caín:
haz lo que es correcto, y serás aceptado. En ese momento, no existían ni la
ley ni los pactos, pero como vemos que Dios le dice a Caín que haga lo que
es correcto, se deja entrever que tenían un código inherente respecto a lo que
estaba bien y a lo que estaba mal. El asesinato claramente estaba mal.
Algunos todavía se preguntan si, hasta ese momento, Caín realmente
sabía lo que era la muerte, dado que era miembro de la primer familia de la
tierra. No obstante, vemos que Dios mata a un cordero para vestir a Adán y
Eva, por lo que podemos asumir que ellos continuaron con ese método para
vestir a sus hijos; por lo que el concepto de la muerte en animales, existía.
Algunos cristianos creen que la muerte no existía antes de la Caída, pero lo
que Dios le dice a Adán y Eva: “Cuando coman del fruto de este árbol, de
cierto morirán”, no quiere decir que la muerte existía. De hecho, la ecología
básica y biología muestran que este mundo necesita del ciclo de la vida y la
muerte de plantas y animales para funcionar. Incluso el hecho de comer una
panta es una forma de muerte para la misma, así que el ciclo de la vida en el
jardín incluía la muerte de animales y plantas, pero la humanidad estaba
exenta de este ciclo hasta la Caída. Originalmente, teníamos una única forma
de vida, diferente del resto de la creación, que estaba libre de la muerte, pero
Adán y Eva renunciaron a ese privilegio cuando eligieron pecar.

Como sea, la decisión de pecar no hizo a la descendencia


inherentemente pecaminosa (como la doctrina del pecado original enseña).
Esta es la razón por la que Dios le dice a Caín que él tenía que elegir si elegía
pecar o no. Muchos teólogos usan Romanos 5:12 como base para apoyar la
idea del pecado original. El mismo dice:

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre (Adán),


y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres,
por cuanto todos pecaron.

Adán pecó, y a través del pecado, la muerte entró al mundo, que fue
heredada a toda la humanidad. Todos después de Adán tienen muerte por
causa del pecado de Adán. No obstante, el siguiente versículo nos da un
detalle muy importante:

Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay


ley, no se inculpa de pecado. (Romanos 5:13)

La Ley es el antiguo pacto o el pacto mosaico. En Romanos 5, Pablo


estaba señalando al pasado, para decir que el pecado estaba en el mundo
desde antes del pacto mosaico. Históricamente, hubo 2847 años desde Adán
hasta el éxodo de Egipto, cuando los israelitas recibieron la Ley. Esto es casi
3000 años sin la Ley. Es un tiempo muy largo, comparado con los 1300 años
de duración que tuvo el pacto mosaico. El pasaje continúa:

No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que
no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura
del que había de venir. (Romanos 5:14)

En otras palabras, a pesar de que la Ley no existía, la muerte aún


reinaba incluso sobre aquellos que no habían pecado al no romper ningún
mandamiento. En ese momento, no había mandamientos, así que no había
pecado por el cual ser inculpado. Luego Pablo hace un salto de mil años en el
tiempo, y se refiere a la muerte y resurrección de Jesús, y compara a Jesús
con Adán:

Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la


transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho
más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un
hombre, Jesucristo. Y con el don no sucede como en el caso de aquel
uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo
pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas
transgresiones para justificación. (Romanos 5:15-16)

De la misma manera que Adán causó que todos después de él


recibieran la muerte, Jesús vino a distribuir gracia sobreabundante para
muchos. El don de la gracia en Jesús triunfó sobre la maldición del pecado,
que vino a través de Adán. La condenación vino después del pecado, pero el
don fue capaz de anular el impacto de millones de pecados sobre el curso de
miles de años en la historia. Pablo termina con esta triunfante declaración:

Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más


reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la
abundancia de la gracia y del don de la justicia. (Romanos 5:17)

A través de Adán, a la muerte le fue dada el poder para reinar, pero a


través de Cristo, recibimos el regalo de la justicia y la habilidad para reinar en
vida. ¡Qué verdad más maravillosa!
Romanos 5 contiene un detalle importante que a menudo es leído para
apoyar la idea del pecado original, pero que en realidad significa justamente
lo contrario. El concepto del pecado original dice que el pecado es pasado al
ser humano desde la concepción, como un linaje sanguíneo, como el
siguiente diagrama muestra:
Pero, Romanos 5 nos muestra una imagen muy diferente:
El versículo 12 nos dice que el pecado entró al mundo a través de un
hombre. Entró al mundo, no a la familia mundial o al linaje sanguíneo de la
humanidad. En lugar de eso, literalmente entró en la creación. En el diagrama
anterior, se muestra que los humanos están colocados sobre la tierra,
mostrando el mandato a enseñorearse sobre el planeta que habían recibido del
Señor. Los humanos eran, literalmente, los guardianes del planeta tierra, y
podían elegir si dejaban que el pecado entrase en la atmósfera o mantenerlo
afuera. Cuando pecaron, invitaron a la muerte al mundo. Como guardianes,
Adán y Eva permitieron que el pecado entrase al mundo, lo que trajo muerte.
De esta manera, “la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos
pecaron”. Este siguiente diagrama muestra a Adán permitiendo el pecado
entrar en la atmósfera del mundo:
Por causa de la elección de Adán, cada persona, en algún momento de
su vida, elegirá voluntariamente rebelarse contra Dios, y pecar. El momento
en la historia de cada persona es cuando el pecado entra en la vida de la
misma. No entra al nacer, sino como elección voluntaria de rebelarse como
Adán. Esta es la imagen que Romanos 5 muestra. Adán, como soberano sobre
la creación, abrió la puerta y le dio el permiso al pecado para dominar la
tierra, trayendo con él, a la muerte. Ahora el pecado está en la atmósfera, y
como resultado, la gente crece y eventualmente elige pecar. Abren la puerta
como Caín lo hizo.32

La teoría del sacrificio es un tema muy amplio y complejo que no


podemos desarrollar aquí (pero que examinaremos detalladamente en los
capítulos 14 y 15). En resumen, por los primeros mil años de cristianismo, la
mayor parte de los cristianos tenía un solo punto de vista respecto al
sacrificio, llamado Christus Victor. Esta perspectiva establece que a Adán y
Eva les fueron dadas las llaves para reinar sobre el planeta tierra, para
sojuzgarla, llenarla, y multiplicarla. Cuando cayeron en tentación, les dieron
las llaves (su autoridad) al diablo. El diablo luego reinó bajo el poder del
pecado y de la muerte hasta que Jesús vino como hombre, como el “nuevo
Adán”, para vivir como un segundo Adán y recuperar las llaves bajo el
dominio de la muerte y del diablo, y que estaban en el Hades. Entonces,
Cristo es victorioso (Christus Victor). Hoy en día, hay muchas perspectivas
respecto al sacrificio. El concepto desarrollado anteriormente, de Adán sobre
la tierra permitiendo que el pecado entre a la atmósfera, se alinea con la
perspectiva Christus Victor del sacrificio o expiación.

Luego de la historia de Caín y Abel en Génesis 4, encontramos la


breve historia del descendiente de Caín, Lamec. La Biblia no nos dice mucho
acerca de él, pero nos dice que “Lamec tomo para sí dos mujeres…”
(Génesis 4:19). Esta es la primera vez que la poligamia es mencionada en la
Biblia. La tentación en el Jardín y la pelea entre Caín y Abel fueron
inspirados por la envidia, pero aquí la tentación sexual, en forma de
poligamia, aparece por primera vez. Un par de versículos después, la
Escritura dice:

“Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de


Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, y un
joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en
verdad setenta veces siete lo será.” (Génesis 4:23-24)

Lamec, como se describe a sí mismo, poseía un gran nivel de


amargura y de enojo. ¡Había matado a alguien por haberlo herido! Eso es
extremo. Lo que vemos aquí es una conexión entre la amargura y la
poligamia. Jesús también se refiere a esto en los evangelios, cuando les dice a
los judíos que Moisés había dado el permiso de divorciarse por causa de la
dureza (amargura) del corazón (Ver Mateo 19:8). Esta es una buena imagen
de por qué los divorcios suceden. Si ambos tienen corazones suaves serán
capaces de trabajar con sus problemas, pero si uno o ambos tienen corazones
endurecidos, será imposible arreglar el matrimonio. Similarmente, Lamec
estaba extremadamente amargado y enojado, y también fue la primer persona
en tener dos esposas. Por causa de la dureza de su corazón, una mujer no era
suficiente para satisfacerlo. Esta es una pieza significativa en el problema del
pecado sexual. Cuando las personas retienen amargura y enojo y permiten
que sus corazones se endurezcan, tienen tendencia a necesitar más de una
esposa. En tiempos modernos, esto suele traducirse en tener amantes o
volverse adictos a la pornografía.

EL LINAJE, DE ADÁN A NOÉ

Cuando la mayoría de las personas llega a Génesis 5, la primer


genealogía de la Biblia, suelen pasar de largo hasta el siguiente capítulo. Allí,
se escribe la genealogía de Adán. Uno de los más famosos miembros del
linaje de Adán fue Enoc, quien caminó con el Señor. Génesis 5:22-24 dice:

Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén,


trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de
Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios,
y desapareció, porque le llevó Dios.

La gente generalmente entiende esto como un rapto de una persona,


en donde Enoc fue llevado directamente al cielo sin experimentar la muerte.
Un hecho importante a destacar de Enoc es que caminó con Dios pero
también tuvo hijos e hijas. En otras palabras, no era un místico ermitaño
viviendo en una cueva. Era un hombre casado y tenía una familia mientras
caminó fielmente al lado del Señor por trescientos años. Como un padre de
familia, se encomendó tan profundamente al Señor que fue trasladado en el
espíritu y simplemente no se cuenta más. Esto contradice las ideas místicas
que muchas personas tienen, que para ser verdaderamente santo uno no debe
tener una vida normal, debe mantener una cierta dieta mística, y vivir en
reclusión. Pero Enoc, uno de nuestros más grandes ejemplos de una persona
en santidad, era claramente un padre de familia viviendo en el medio de su
cultura, pero aun así caminaba íntimamente con Dios.

Como sea, hay más en esta genealogía que una simple lista de
nombres. Lo que muchos pasan por alto, por causa de nuestra cultura y
lenguaje moderno, es la significancia de los nombres enlistados en la misma.
El capítulo 5 nombra a los siguientes individuos: Adán, Set, Enós, Cainán,
Mahalaleel, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec, y Noé. Si miramos los
significados de estos nombres en orden, encontraremos un mensaje secreto:

Adán: Hombre
Set: Determinación
Enós: Mortal
Cainán: Pena
Mahalaleel: El bendito Dios
Jared: Descender
Enoc: Enseñanza
Matusalén: Su muerte traerá
Lamec: Fatigado
Noé: Descanso

En conjunto, dice: “El hombre determinó mortal pena. El bendito


Dios descenderá con enseñanza. Su muerte traerá al fatigado descanso”. Esto
es una profecía mesiánica. Cuando los hebreos leen este mensaje en la Torá
ven este mensaje profético, porque leen el hebreo original y entienden la
importancia detrás del significado de los significados de los nombres.33

Es interesante meditar en qué debieron haber pensado los hombres


acerca de esta genealogía mientras iba avanzando. Obviamente, no podían ver
la imagen más grande, como lo hacemos nosotros, pero quizás hayan notado
el significado de los comienzos del mensaje. Matusalén, quien fue la persona
más anciana de la que haya registro en la historia, vivió 969 años. Su nombre
significa “Su muerte traerá”. Además del significado mesiánico, que
Matusalén no conocía, su nombre también profetizaba un evento mucho más
próximo. Quizás la mayor parte de su vida Matusalén se haya preguntado qué
era lo que su muerte traería, y luego, en el mismo año que murió, el Señor
cerró la puerta del arca de Noé. Noé nació muchas generaciones después que
Matusalén, pero como éste vivió tanto tiempo, aún estaba vivo durante los
años que Noé estuvo construyendo el arca. Uno se pregunta si él conectó los
puntos y creyó lo que Noé dijo respecto a una futura inundación. Quizás Noé
también haya notado la importancia del significado del nombre de Matusalén
y se haya preguntado si la muerte de éste se alinearía con la inundación que
Dios le dijo que estaba por venir.

EL DILUVIO

Génesis 6, que cuenta la historia de Noé, comienza con este muy


interesante pasaje:

Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para


siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento
veinte años. (Génesis 6:3)

Mucha gente usa este pasaje para definir lo que llaman como “la edad
del hombre”, y dicen que después del Diluvio, Dios limitó la vida de los seres
humanos a 120 años. Como sea, esto no es en lo absoluto lo que Dios estaba
diciendo. Sabemos esto porque luego del Diluvio cada individuo enlistado en
la genealogía entre Noé y Abram en Génesis 11 vivió más de 120 años. En
lugar de eso, Dios estaba declarando el tiempo que quedaba hasta la
inundación, cuando Él destruiría a los humanos que vivían en ese tiempo,
para comenzar de nuevo con la familia de Noé. Él estaba diciendo, “serán
sus días (hasta que los mate), ciento veinte años”. Podemos ver que esto es
verdad basándonos en la edad de Noé, el tiempo del Diluvio, el momento en
el que recibió la orden de construir, y cuánto tiempo le llevó construir el
arca.34

El punto al comienzo de los versículos de Génesis 6 es que Dios


estaba dolido con la humanidad. Era tiempo de un cambio.

Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió


en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los
hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el
reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.
Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. (Génesis 6:6-8)

En otras palabras, Dios se estaba diciendo a sí mismo, “Esto no está yendo


como debería. Esta gente está siendo completa e increíblemente malvada los
unos con los otros y con este planeta que creé, y me arrepiento de esto”. Su
corazón estaba “dolido” o “con mucho dolor” (DHH). Lo que estamos
viendo aquí es, en la historia del Diluvio, una imagen de lo que estaba
pasando, desde la perspectiva de Dios. El Diluvio no había sido motivado por
un furioso, enojado e iracundo Dios. Había sido motivado por el dolor de
Dios al ver cuán malvada la gente se había transformado y se dio cuenta de
que debía ponerle un fin a eso. La gente a veces lee historias de Génesis,
como el Diluvio, la Torre de Babel, y Sodoma y Gomorra a través de los
lentes del antiguo pacto (pacto mosaico). Ven estos eventos como un acto de
la ira de Dios, pero esa es una interpretación errada, como lo deja en claro
Génesis 6:6-8. Como se mencionó previamente, la ira de Dios ni siquiera se
menciona en la Biblia hasta la instauración del pacto mosaico. La historia del
Diluvio no es producto de la ira de Dios, sino de Su gran dolor ante la
increíble maldad humana. Como resultado, Dios decidió limpiar la tierra y
comenzar de nuevo con Noé, quien había hallado favor ante Sus ojos.

Así que Dios le reveló Su plan a Noé:

Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos,


tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo lo que vive, de
toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan
vida contigo; macho y hembra serán. De las aves según su especie, y
de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su
especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida.
Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá
de sustento para ti y para ellos. Y lo hizo así Noé; hizo conforme a
todo lo que Dios le mandó. (Génesis 6:18-22)

Esta es la primera vez que oímos del pacto, y no se menciona otra vez
hasta que Dios establece Su pacto con Noé en Génesis 9:9. Mientras tanto, en
Génesis 7-8, Noé construye y entra al arca, y el Diluvio viene y destruye todo
lo que está fuera del arca. Luego de cuarenta días y noches, la lluvia termina,
y eventualmente Noé, su familia y los animales pueden salir del arca y
caminar en la nueva tierra.

Hay mucha discusión respecto a en dónde en realidad ocurrió el


Diluvio. Algunos teólogos dicen que fue una inundación local que mató todo
en una gran región del Medioeste. La gente de esa época no se había
desperdigado mucho más lejos del Jardín del Edén, así que una inundación
mundial no era necesaria para barrer con toda la humanidad.35 Aquellos que
se aferran a esta posición, dicen que el lenguaje original indica más bien una
región local de tierra, no el mundo entero (no muy diferente de lo que sucede
con la palabra usada en Mateo 24:15, que ya hemos discutido previamente)36.
La otra posición dice que hubo una inundación a nivel mundial, y se basan en
la evidencia fósil que dan prueba de una inundación de este tipo.
Geológicamente, están las evidencias para hablar de una inundación mundial.
Esta postura también dice que hubo un solo continente, Pangea, que luego se
dividió en todos los demás continentes, explicando así lo que la Biblia dice,
que “fueron rotas todas las fuentes del abismo” (Génesis 7:11)37. Mucha
gente se debate en estas posiciones, pero ninguna es plausible. Claramente,
todos fuera del arca murieron, y ese es el punto que nos interesa. Luego, si las
aguas se extendieron por todo el mundo o solo en una determinada zona
geográfica, es debatible.

También, otro resultado importante del Diluvio es la desaparición del


Jardín del Edén. Hasta la inundación, el Jardín del Edén aún permanecía,
custodiado por un ángel, pero luego del Diluvio, desapareció. Los cuatro ríos
que fluían desde el jardín, o desaparecieron o tuvieron un nuevo cauce. Dos
de los ríos, el Tigris y el Eufrates, se mencionan nuevamente en la Biblia,
pero es probable que no estuviesen localizados en el lugar de los ríos
originales por causa del impacto masivo del Diluvio en la geografía.

EL PACTO CON NOÉ

En Génesis 9, luego de que Noé y su familia salen del arca, Dios


cumple su promesa de hacer pacto con él. Comenzó con una orden, “…
Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.” (Génesis 9:1). Esto se parece
mucho a Génesis 1:28, en donde Dios les da un mandato similar a Adán y
Eva. La diferencia es que, mientras en ambos mandamientos menciona el
fructificarse y el llenar la tierra, esta vez no le da a Noé el mandato de
sojuzgar la tierra, como les había dicho a Adán y Eva. Esto se debe a que
Adán ya había entregado la autoridad de la humanidad de reinar sobre la
tierra. La muerte ya estaba reinando sobre la atmósfera, y la victoria de Jesús
aún no se había manifestado. Noé no tenía la autoridad que tenía Adán.
Simplemente se le ordenó llenar la tierra, no sojuzgarla, como debía hacer el
primero. El pacto que Dios hace con Noé era una promesa de nunca jamás
volver a destruir la tierra para comenzar nuevamente:

He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros


descendientes después de vosotros; y con todo ser viviente que está
con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con
vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de
la tierra. Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más
toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir
la tierra. (Génesis 9:9-11)

Para entender el impacto de este pacto, tenemos que considerar lo que


Noé y su familia acababan de experimentar. Nunca antes en la historia de la
tierra había llovido, pero por cuarenta días y cuarenta noches no había cesado
de llover, y todos el mundo, excepto ellos, se había ahogado en la inundación
que había causado el Diluvio. Imagina el miedo con el que el corazón de Noé
se llenó cada vez que comenzaba a llover, luego de haber vivido el Diluvio.
Mientras todos sus amigos y familia extendida estaban muriendo, la familia
de Noé estaba encerrada en el arca con un gran número de animales, tratando
de alimentarlos y tranquilizarlos. El estrés de esa situación, junto con el
desconocimiento de lo que habría de pasar, debió haber sido inimaginable.
Además, cuando todos se bajaron del arca y pisaron la tierra seca, el paisaje
de la tierra había cambiado significativamente, y todo lo que conocían se
había ido. Es difícil para nosotros imaginar esta clase de trauma en sus vidas.
No hay dudas de por qué Noé construyó un viñedo y se emborrachó (Ver
Génesis 9:20-21). Habían pasado por un momento muy difícil, y el pacto de
Dios con ellos y con la nueva tierra mencionaba el trauma que acababan de
experimentar. “Nunca más”, dijo Dios, “haré lo mismo.” Esta no solo es una
gran promesa para la humanidad, sino también un gran consuelo para el
corazón de Noé. No debía preocuparse cada vez que lloviese. No debía
construir otro arca jamás. Esta promesa fue esencial para la habilidad de la
familia de Noé de cumplir el mandato de Dios de fructificarse. Solo cuando
se sintiesen seguros serían capaces de asentarse y comenzar a tener niños. El
pacto les permitió comenzar de vuelta.

La señal del pacto fue el arcoíris. Cuando Noé y su familia lo veían,


recordaban la promesa de Dios de nunca jamás enviar otra inundación para
destruir la tierra. Esto implicaba que, en el futuro, Dios trataría con la maldad
humana de una manera diferente, como profetizó en la genealogía de Génesis
5.

Luego de que Dios hace Su pacto con Noé, leemos que éste construye
un viñedo y se emborracha. Mientras estaba ebrio y desnudo en su tienda, su
hijo Cam lo ve y les dice a sus hermanos, aparentemente para burlarse de su
padre. Pero los otros dos hermanos, Sem y Jafet, encuentran una capa y la
colocan en la espalda de su padre para cubrirlo de manera honorable. Cuando
Noé se despierta y descubre lo que pasó, maldice a Cam, pero bendice a Sem
y Jafet.

Y dijo: Maldito sea Canaán (Cam); siervo de siervos será a sus


hermanos. Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, y sea
Canaán su siervo. Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas
de Sem, y sea Canaán su siervo. (Génesis 9:25-27)

Los descendientes de Cam fueron conocidos como los cananitas,


quienes luego se convirtieron en enemigos de Israel. Sem fue el ancestro de
Abram, quien fue el padre de la nación de Israel. De él, deriva la palabra
Semita, que se refiere al grupo de personas descendientes de la zona del
sudoeste de Asia, incluyendo árabes y judíos. Estos son los descendientes de
Sem. Cuando sus descendientes en la nación de Israel entraron a la Tierra
Prometida, pelearon contra los descendientes de Cam y tomaron la tierra que
éstos habitaban. En otras palabras, la profecía de Noé se cumplió.

En Génesis 10 encontramos la genealogía de los tres hijos de Noé


mientras sus descendientes se esparcían alrededor de la tierra.

LA TORRE DE BABEL

Génesis 11 es el capítulo final del canon del pacto noético. En él,


encontramos la historia de la misteriosa Torre de Babel. La historia comienza
con un grupo de gente yendo hacia el este, que es un simbolismo de apartarse
de Dios. Esta es la primer pista para pensar que lo que va a acontecer será
problemático. La segunda, es que esta gente establece un plan para ir a Sinar,
lo que nos dice quiénes son: descendientes de Cam, quien había sido
maldecido por Noé: “Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y
Calne, en la tierra de Sinar.” (Genesis 10:10). Habían sido maldecidos por
Noé, quien tenía una relación con Dios, así que marcharon hacia el este para
construir algo como rebelión en contra de Dios. El texto continúa:

Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con


fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar
de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre,
cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si
fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. (Génesis 11:3-4)

Esto nos dice tres cosas muy importantes: primero, esta gente no
quería esparcirse sobre la faz de la tierra, justo lo contrario del mandato de
Dios a Adán y Eva, que luego también les dio a Noé y sus hijos. Segundo,
esto también significa que querían convertirse en una nación poderosa con
grandes ejércitos con la habilidad de oprimir a las personas. Tercero,
construyeron una torre con el fin de alcanzar el cielo. Debido a la manera en
la que está redactado, algunas personas leen este versículo y se imaginan un
edificio muy alto que llegó a tocar al cielo, de manera tal que incomodó a
Dios. Claramente, esto no pudo ser así porque ninguna torre podría ser jamás
tan alta como para incomodar a Dios. Una mejor manera de traducir esta frase
sería, “una torre para honrar al cielo”. En otras palabras, estaban
construyendo un templo de culto a la astrología, o a algún tipo de creación.
Este tipo de edificios antiguos eran llamados zigurats, y eran de construcción
común en el mundo antiguo. Este fue el primero de esta clase. El zigurat más
elaborado de la historia estaba localizado en Babilonia, que fue el nombre
posterior para el lugar conocido aquí como Babel. En otras palabras, era la
misma locación, y la torre estaba específicamente conectada con el culto a la
astrología y al ocultismo.

También, es importante notar aquí el nivel de habilidad y de


inteligencia que la gente tenía. Habían inventado ladrillos, algunos de los
cuales quizás sigan estando de pie en las ruinas del zigurat de Babilonia. Esto
fue solo un par de generaciones después del Diluvio, pero las personas ya
habían desarrollado esta habilidad increíble para la construcción. El punto
aquí es que esta gente no era menos inteligente que nosotros: habían
unificado el lenguaje y fueron capaces de organizarse para construir una torre
enorme con materiales que acababan de inventar. Desde el comienzo, la raza
humana ha sido increíblemente creativa e inteligente. No hemos cambiado de
seres humanos menos inteligentes a más inteligentes, porque desde el
comienzo hemos sido creados a imagen de Dios. En esta instancia, la gente
estaba usando sus propias habilidades para exaltarse a sí mismos. No
obstante, el versículo 5 nos dice, “Y descendió Jehová para ver la ciudad y la
torre que edificaban los hijos de los hombres.” Esta idea suena extraña, pero
está expresada de esta manera para mostrarnos algo: no importa cuán grande
o cuán magnífica la torre era, aún así estaba tan lejos de Dios que Él tuvo que
“descender” para verla. De la misma manera en la que Adán y Eva trataron
de engrandecerse sin Dios, los descendientes de Cam estaban tratando de
construir un imperio alejados de Él. Como veremos en el siguiente capítulo,
las acciones de estas personas estaban contrastadas con Abram, a quien Dios
le prometió: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré
tu nombre, y serás de bendición.” (Génesis 12:2). Por causa de que el poder
de Abram venía de Dios, sería de bendición. Por el contrario, los
constructores de la Torre de Babel intentaron usar su propio poder para
engrandecerse. Si Dios hubiese permitido que Babel se hiciese un nombre
grande para sí misma, no hubiese sido de bendición para la tierra. Así que
después de confundir a los constructores de Babel, Dios hizo algo diferente
llamando a Abram diciéndole, “engrandeceré tu nombre.”

En respuesta al intento de la gente de crear su propio imperio, Dios


confunde su lenguaje y provoca que se esparzan por toda la tierra:

Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo


lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de
lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos
allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.
Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y
dejaron de edificar la ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella
Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y
desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra. (Génesis 11:6-9)

El texto dice que Babel indica confusión; pero también tienen un


significado literal en hebreo: Babel se compone de dos palabras, bab, que
significa “puerta” y el, que significa “Dios”. Por lo tanto, Babel significa
“puerta de Dios”. La gente estaba tratando de construir un zigurat, que
serviría como una puerta entre el cielo y la tierra. Los historiadores creen que
el uso práctico de los zigurats era establecer una plataforma en las alturas, en
donde se creía que el dios de la ciudad descendería del cielo, aterrizaría en la
plataforma, y le hablaría al sacerdote. El zigurat era, literalmente, entendido
como una puerta entre los dioses de los cielos y la tierra.38 De esta manera, la
torre era una copia burda del Jardín del Edén, en donde el cielo y la tierra
originalmente se encontraban el uno al otro. Dios descendía y caminaba con
Adán y Eva allí. Ahora, la gente estaba tratando de replicar un lugar de
encuentro entre el cielo y la tierra, pero en sus propios términos y con sus
propios dioses. A pesar de que la gente de Babel intentó que la torre sea “la
torre de la puerta de dios”, Dios la renombró y la llamó, “la torre de la
confusión”. Luego, en Génesis 28, cuando Dios desciende y se encuentra con
Jacob, Éste no le muestra la puerta de Dios (Babel), sino la casa de Dios
(Betel). Esto nos muestra la diferencia entre el dios de Babel, con un gran
templo y rituales meticulosos, y el Dios de Betel, quien simplemente
encontró a un humano en un lugar desconocido, cuando Jacob ni siquiera lo
estaba buscando.

La respuesta de Dios para Babel, fue confusión. Pero, un día en un


distante futuro, Él revertiría lo que había pasado en Babel. Esto fue
profetizado en Sofonías 3:9-10:

En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos la pureza de labios, para


que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de
común consentimiento. De la región más allá de los ríos de Etiopía
me suplicarán; la hija de mis esparcidos traerá mi ofrenda.

Esta profecía se cumplió en Hechos 2:6-12, en el día de Pentecostés:

Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos,


porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban
atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos
que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en
nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y
los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el
Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de
África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos
como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras
lenguas las maravillas de Dios. Y estaban todos atónitos y perplejos,
diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?

En el plano natural, en la Torre de Babel, Dios esparció a la gente


hacia muchas naciones, tribus, subculturas, y lenguajes; pero lo que Sofonías
profetizó, y lo que sucedió dentro del nuevo pacto, es que Dios los volvió a
juntar. A través del don de lenguas, Él atrajo a la gente de vuelta en el
Espíritu. Esto no significa que todos hablamos todos los lenguajes, pero el
lenguaje espiritual del amor que nos ha sido dado, cruza todas las barreras
idiomáticas de la tierra. El don de lenguas es un vistazo de la reversión
completa de la confusión que trajo la Torre de Babel, que sucederá en el
cielo. En Génesis 11:6, Dios notó el poder de hablar un solo lenguaje,
diciendo, “nada les hará desistir de lo que han pensado hacer”. Esto,
también, fue restaurado en Pentecostés, y en el nuevo pacto Dios declaró que
nada sería imposible para la gente en Su Reino (Ver Mateo 17:20). El poder
que Dios le quitó a la gente de Babel, nos ha sido entregado a nosotros
gratuitamente.
PREGUNTAS DE REPASO

1. El río fluía desde la Tierra de ____________ hasta el Jardín, y luego


continuó desde allí.

2. Moverse hacia el este es algo _____________; cuando la gente iba


hacia el oeste era algo _____________, porque en esencia estaban
volviendo hacia el __________________________

3. ¿Qué forma tiene una imagen aérea de las doce tribus acampando
alrededor del Tabernáculo?

4. ¿Cuál es el nombre de la perspectiva que dice que a Adán y Eva les


había sido entregada autoridad, y que se la dieron a la serpiente hasta
que Jesús vino como hombre y recuperó las llaves?

5. ¿Quién tenía un gran nivel de amargura, que estaba relacionada con


su poligamia?

6. En la genealogía de Génesis 5, si escribes el significado de los


nombres de Adán a Noé, ¿qué oración se forma, que comienza con la
palabra hombre y termina con la palabra descanso?

7. En Génesis 6, Dios no estaba limitando la vida humana a 120 años,


sino que estaba diciendo que quedaban 120 años para, ¿qué evento?

8. ¿Qué evento en Hechos 2 fue lo contrario de lo que sucedió en


Génesis 11?

PALABRAS CLAVE

Christus Victor Zigurats

MATERIAL RELACIONADO
Kevin Conner, The Tabernacle of Moses: The Riches of Redemption’s Story
as Revealed in the Tabernacle.

Kevin Conner, The Tabernacle of David: The Presence of God as


Experienced in the Tabernacle.

Kevin Conner, The Temple of Solomon: The Glory of God as Displayed


Through the Temple.

Harold Eberle, Precious in His Sight: A Fresh Look at The Nature of Man.

31 Un excelente recurso en este tema son los materiales del autor Kevin
Conner, quien ha escrito una serie de libros basados en el tabernáculo de
Moisés, el tabernáculo de David, y el templo de Salomón.
32 El libro de Harold Eberle, Precious In His Sight: A Fresh Look at the
Nature of Man, provee una buena discusión de la conexión entre Romanos 5,
la creación, y la doctrina del pecado original.
33 Tomado de Chuck Missler, en “Meanings of the Names in Genesis 5”.
Missler, de la iglesia Koinonia Chapel, ha hecho un gran trabajo en la
investigación de los nombres del Antiguo Testamento y su significado según
las raíces originales.
34 Noé se tomó menos de ochenta años, no ciento veinte años, para construir
el arca. Sabemos esto porque el texto dice que Noé concibió tres hijos cuando
tenía 500, y también dice que tenía 600 años cuando entró al arca. Cuando
Dios le ordena a Noé construir el arca, incluyó a sus hijos y a las esposas de
sus hijos, lo que significa que al comienzo de la construcción todos sus hijos
debían ser suficientemente mayores como para estar casados. Por eso
podemos decir que, como mínimo, cuando Noé comenzó a construir el arca
tenía 520 y concluyó cuando tenía 600.
35 Collins, “Yes, Noah’s Flood May Have Happened”
36 Concordancia Exhaustiva Strong, Hebreo #776
37 “Pangea in the Bible?”
38 Hamblin y Peterson, “Ziggurats are temple platforms of ancient
Mesopotamia” (Los zigurats son tamplos y plataformas de la Mesopotamia
antigua); Alemán, “Ziggurat of Ur”
CAPÍTULO NUEVE

EL PACTO ABRAHÁMICO
El pacto abrahámico es el segundo de los cinco pactos mayores de la
Biblia. El pacto con Abraham y su canon es mucho más extenso que el pacto
anterior y, por lo tanto, contiene más material que el pacto noético. Está
contenido primariamente en Génesis 15-25, pero en realidad se extiende hasta
Génesis 50. Incluso solo el resumen de los capítulos 15 al 25 ocuparía mucho
más espacio del que se dispone para este capítulo; y es por eso que solamente
vamos a resaltar las partes clave y lo esencial para entender este pacto en
rasgos generales.

El pacto con Abraham es significativo para el nuevo pacto y


mencionado a menudo en el Nuevo Testamento. No obstante, nuestro
objetivo aquí es analizarlo aisladamente, quitando nuestro lente de personas
viviendo miles de años después bajo en nuevo pacto. En el capítulo 13,
examinaremos el pacto abrahámico dentro del Nuevo Testamento, pero para
nuestros propósitos aquí trataremos de analizarlo como lo hubiese hecho
Abram, dentro de lo posible.

EL VIAJE COMIENZA

El pacto comienza con la historia de Abram y su esposa Sarai, que se


relata inmediatamente después de la historia de la Torre de Babel, y la
genealogía de Sem hasta Abram. En Génesis 12, Dios le dice a Abram que
deje la casa de su padre porque le daría una gran bendición:

Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela,


y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré; y haré de ti
una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás
bendición. Bendeciré a los que bendijeren, y a los que te maldijeren
maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
(Génesis 12:1-3)

Esencialmente, Dios llamó a Abram y le prometió engrandecer su


nombre incluso cuando no era algo que Abram estuviese buscando; fue algo
que el Señor simplemente le dio. A veces pensamos en Abram como el padre
de la fe, pero en realidad él no fue llamado por Dios para empezar una nueva
religión. En lugar de eso, fue llamado para comenzar una nueva nación, la
misma que eventualmente se convertiría en Israel. Es fácil olvidar esto si
leemos con el lente del nuevo pacto, pero Abram entendió este llamado
simplemente como una comisión para comenzar una nueva nación. Sabía que
Dios había prometido bendecirlo, engrandecer su nombre, hacer grande a esta
nueva nación, y bendecir a toda la tierra a través de él. Abram no entendió
este llamado como Dios separándolo del resto de las personas para crear una
nueva religión. Si no entendemos esto, partes de la historia de Abram no van
a tener sentido. De la misma manera, no podemos leer eventos de su vida a
través del lente del pacto mosaico, porque el pacto y La Ley aún no existían.
Como Noé, todo lo que Abram tenía era la conciencia.

Cuando Abram y Sarai se fueron de la casa del padre de Abram, se


llevaron a su sobrino Lot, como así también a sus sirvientes y bienes. Uno de
los primeros lugares en los que se detuvieron fue cerca de Betel, en donde
Abram construyó un altar a Dios. Como hemos discutido en el capítulo
anterior, Betel es “la casa de Dios” (en contraste con Babel, “la puerta de
Dios”). Betel, la casa de Dios, se menciona una y otra vez en Génesis.

Cerca del final del capítulo 12, leemos de la gran hambruna que causó
que Abram lleve a su familia a Egipto. Aquí es importante ubicar la historia
de Abram en la línea de tiempo. Las personas a menudo imaginan que las
pirámides de Egipto fueron construidas por los esclavos hebreos durante los
cuatrocientos años de cautiverio. No obstante, la historia indica que las
pirámides habían sido construidas 500 años antes de que Abram arribe a
Egipto.
Cuando Abram y Sarai entraron a Egipto, algunos eventos
interesantes tomaron lugar:

Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su


mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; y
cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y
a ti te reservarán la vida. Ahora, pues, di que eres mi hermana, para
que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.
(Génesis 12:11-13)

Por causa de su inseguridad, Abram tuvo miedo de que los egipcios lo


matasen para tomar a su esposa, así que pensó en esta mentira. Como
resultado, Faraón, creyendo que Sarai era la hermana de Abram, la llevó a su
palacio para que fuese parte de su harén. No obstante, la Escritura sigue
diciendo: “Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por
causa de Sarai mujer de Abram.” (Génesis 12:17). Al final, Abram y Sara se
van de Egipto. Incluso cuando Abram había mentido, Dios protegió a su
esposa a través de las plagas que le envió a Faraón. Esto no quiere decir que
la mentira estuvo bien, pero el punto es que Abram no tenía un mandamiento
que le dijese que mentir estaba mal. En lugar de eso, como Pablo escribió en
Romanos 1, antes de La Ley Dios lidiaba con las personas de acuerdo a su
conciencia. Como la conciencia de Abram estaba llena de miedo, pensó que
la respuesta correcta para esta situación era engañar a los egipcios.

En el próximo capítulo, Génesis 13, Abram y su sobrino Lot se


separan porque ya no tenían espacio suficiente para todas sus posesiones. Lot
eligió ir hacia el este, en dirección a Sodoma. En este momento, Sodoma no
era como la malvada Sodoma que Dios luego destruyó, pero como sabemos
que ir hacia el este simboliza apartarse de la presencia de Dios, entendemos
que este era un símbolo de algo malo.

En Génesis 14, los reyes de la región comienzan una guerra, peleando


y tomando cautivos. Uno de esos reyes tomó cautivos a Lot y a su familia, así
que Abram llamó a sus criados y a los nacidos en su casa, formando una
armada de 318 hombres. El propósito era atacar a estos reyes y rescatar a Lot
y su familia. Esto se convierte en un patrón en la vida de Lot: es una víctima
que necesita todo el tiempo ser rescatado.

MELQUISEDEC

Luego de que Abram derrotó a los reyes enemigos y liberó a los cautivos, el
rey de Sodoma y el rey de Salem, Melquisedec, salió a su encuentro.

Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con


él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es
el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del
Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea
Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y
bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y
le dio Abram los diezmos de todo. (Génesis 14:17-20)

Melquisedec es una persona misteriosa, de quien no sabemos mucho,


y en torno al cual circulan diversas teorías. Discutiremos su importancia en
mucho más detalle en el capítulo 17. Lo que sabemos aquí es que
Melquisedec era el rey de Salem, que fue el primer nombre para la ciudad
que luego se llamó Jerusalén; como así también que fue el primer sacerdote
de Dios que se menciona en la Escritura. También, de Hebreos 7, capítulo
que habla de este personaje, sabemos que Melquisedec no era un nombre
propio sino un título. Jesús fue un sacerdote según el orden de Melquisedec.
Este fue un título que significaba “rey de justicia” o “el justo”. Luego de que
Melquisedec bendice a Abram, éste le da el diezmo de los botines de la
guerra, siendo esta la primera vez que aparecen los diezmos en la Escritura.

Luego, el rey de Sodoma, cuyo pueblo y bienes habían sido


rescatados por Abram, le dice que él se llevaría a su gente, pero también le
dice a Abram que se quedase con los bienes en honor por haberlos rescatado.
No obstante, Abram responde:

Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová


Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo
hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo,
para que no digas: Yo enriquecí a Abram; excepto solamente lo que
comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo,
Aher, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte. (Génesis 14:22-
24)

Este fue un momento intenso. El rey de Sodoma quería bendecir y


recompensar a Abram por la pelea que había librado, pero Abram duramente
lo rechaza. Dios le había dicho que no tomase nada del rey de Sodoma, y él
obedeció. Lo más probable es que él ya hubiese discernido del corazón
malvado del rey de Sodoma. Aceptar un regalo de él los hubiese puesto en
una relación de pacto, que era justamente lo que Abram y Dios no querían.

En el capítulo 15, inmediatamente después de esto, Dios confirma la


obediencia de Abram: “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a
Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón
será sobremanera grande.” En otras palabras, Dios estaba alentando a
Abram diciéndole que Él era su verdadero galardón, mejor que cualquier
recompensa del rey de Sodoma, y que también era su verdadero protector.
Ninguna recompensa o alianza con el rey de Sodoma se comparaba con el
galardón y protección del pacto con Dios. Cuando Abram tomó la decisión de
obedecer, al rechazar al rey de Sodoma, Dios inmediatamente vino y tomó el
lugar que Abram había apartado para Él.

PACTO DE CORTE

No obstante, Abram le responde a Dios señalándole su falta de


heredero:

Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que


ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?
Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que
será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. (Génesis 15:2-3)

Antiguamente, si un hombre no tenía herencia, el sirviente que había


estado en su casa por el mayor tiempo recibía la herencia. Mientras Abram
escuchaba la promesa del Señor de ser su escudo y galardón, él seguramente
se preguntó de qué le serviría todo eso si no tenía a quién heredárselo.
Esencialmente le estaba diciendo a Dios: “¿Y qué hay de tu promesa de que
me ibas a convertir en una gran nación? ¿Qué sentido tiene recibir
recompensa si no tengo heredero y termino dándole todo a mi siervo
Eliezer?” El mismo Eliezer sería, muchos años después, el siervo fiel a quien
Abram le encomendase la tarea de encontrarle esposa a su hijo Isaac. Eliezer
seguramente estuviese expectante ante la idea de recibir toda la herencia de
Abram una vez que éste muriese, pero, no obstante, cuando el niño del
milagro nació a una edad muy avanzada de Abram, Eliezer permaneció fiel a
la familia. Aquí hay una importante actitud en su carácter para tener en
cuenta.

Dios no culpabilizó ni castigo a Abram por sus quejas, sino que le


respondió con esperanza para su futuro:

Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este,


sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo:
Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le
dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por
justicia. (Génesis 15:4-6

Luego, en Génesis 15, Dios viene a Abram y le dice que tome ciertos
animales, los corte a la mitad, y que hiciese un camino poniendo las mitades
una enfrente de la otra. En la antigüedad, esta era una forma habitual de hacer
un pacto. Cuando se hacían esos “pactos de corte”, ambas partes caminaban a
través de los animales cortados a la mitad, declarando, “Si no cumplo las
obligaciones del pacto, que sea hecho conmigo lo mismo que se ha hecho con
estos animales.” En otras palabras, este era un ritual de pacto muy sangriento
e intenso. Abram siguió las instrucciones de Dios; pero luego, mientras él
esperaba por Dios, las aves de rapiña descendieron para comer los cuerpos
muertos. Hasta donde sabemos, Abram no sabía exactamente las intenciones
de Dios, así que esperó hasta que Él apareciera. Eventualmente, llegó la tarde
y Abram se durmió profundamente. El Señor finalmente aparece mientras
estaba durmiendo, y dice:

Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia


morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida
cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán,
juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás
a tus padres en paz, y serán sepultado en buena vejez. Y en la cuarta
generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la
maldad del amorreo hasta aquí. (Génesis 15: 13-16)

Luego, en la oscuridad, mientras Abram seguía durmiendo, un horno


humeando y una antorcha de fuego pasó por entre los animales cortados a la
mitad. Y así Dios hizo pacto con Abram:

En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu


descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río
grande, el río Éufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los
cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los
cananeos, los gergeseos y los jebuseos. (Génesis 15: 18-21)

Mientras Abram dormía, Dios le dice lo que les sucedería a sus


descendientes en el futuro distante y le promete la tierra de los amorreos una
vez que estos se hayan vuelto tan malvados que Él debiese castigarlos. En
otras palabras, Dios le da a los amorreos cierto tiempo mientras los israelitas
crecían como nación bajo el yugo egipcio. No obstante, para el final de esos
cuatrocientos años, Dios sabía que los amorreos alcanzarían un punto en
donde necesitarían ser castigados por su maldad. La conquista de la tierra de
los amorreos por parte de Israel sería un castigo de Dios para el primer
pueblo, pero antes de eso, recibieron misericordia de Dios porque aún no
habían llegado al límite de su maldad.

Dios confirmó su promesa apareciéndose como horno humeando y


antorcha de fuego, y pasando por entre los animales. Interesantemente,
Abram no pasó por entre los animales puesto que estaba dormido. En otras
palabras, Dios estaba declarando cumplir Su parte del pacto con Abram, pero
no presiona a éste a cumplir su parte. De hecho, si Abram hubiese tenido que
cumplir algo, hubiese estado despierto (o Dios lo hubiese despertado) y
hubiese caminado entre los animales como había hecho Dios. Esto nos
muestra el tipo de pacto que Dios hizo con Abram. En aquellos días, había
tres tipos comunes de pacto:
1. Pacto de Concesión (o Subvención): es un pacto en donde una
de las partes es mayor, más importante, o más poderosa; y la otra
es menor, o menos poderosa. La más poderosa tomaba todas las
obligaciones. El menor solamente necesitaba tomar lo que el
mayor le otorgaba.

2. Pacto de Parentesco: es un pacto en donde dos partes iguales se


unen, como sucede en el matrimonio. Este tipo de pacto tenía una
pequeña lista de obligaciones, que se dividía igualmente entre las
dos partes. El pacto de parentesco es también conocido como
pacto de paridad.

3. Pacto de Vasallaje: es un pacto que contiene, al igual que en el


pacto de concesión, un mayor y un menor. La diferencia es que el
pacto se basa en la habilidad del mayor de destruir al menor. En
lugar de destruirlo, el mayor le ofrecía seguridad al menor, y a
cambio recibía impuestos y tributos, servidumbre, etc. Se daba
típicamente cuando un reino conquistaba una nación y le concedía
a la gente de esa región el derecho a seguir viviendo, a cambio de
un nivel de servicio. Como resultado, en este pacto el mayor tiene
todo el poder, y el menor tiene que cumplir un gran número de
obligaciones. El pacto de vasallaje también es conocido como
pacto de soberano.39

Claramente, un pacto de concesión es el mejor, seguido por el pacto


de parentesco. Un pacto de vasallaje es completamente indeseable. En esta
lista de cinco pactos bíblicos mayores, tanto el pacto noético como el
abrahámico son pactos de concesión. Dios simplemente se les aparece a Noé
y a Abraham y les hace promesas que Él mismo cumpliría, sin ninguna
estipulación u obligación de las otras partes. Cuando Dios pasa a través de los
animales, prácticamente estaba diciendo, “Me estoy amenazando de muerte a
mí mismo para probar que absolutamente voy a cumplir mi pacto contigo.” A
esto es a lo que se refiere el libro de Hebreos cuando dice: “Porque cuando
Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por
sí mismo” (Hebreos 6:13). A pesar de que es obviamente imposible que Dios
recibiera la misma suerte que los animales, Él usa esta imagen para
comunicar Su nivel de compromiso con Abram, y mientras éste dormía, Dios
toma todas las obligaciones. Este es un pacto de concesión. No tuvo ningún
tipo de especulación sobre Abram. Dios no le dijo a Noé, “Nunca más
enviaré una inundación para destruir la tierra, excepto que tú…” Tampoco le
dijo a Abram, “Le daré esta tierra esta a tu descendencia, pero sólo si tú…”
No. Dios hizo grandes promesas que no requerían nada de la otra parte.

AGAR E ISMAEL

En Génesis 16, Abram y Sarai deciden tomar la promesa de Dios en


sus manos y tratan de cumplirla por sí mismos:

Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenia una sierva


egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves
que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi
sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai.
(Génesis 16:1-2)

Esta era una costumbre común en aquellos tiempos, pero no era el


plan de Dios para ellos. Como resultado de sus propias maquinaciones, Agar
queda embarazada y el conflicto entre Sarai y Agar se comienza a generar.
Llegó a tal punto que, incluso cuando esta fue originalmente una idea de
Sarai, ésta maltrata a Agar tan severamente que se ve obligada a huir al
desierto. No obstante, el Señor encuentra a Agar, le dice que regrese y se
sujete a su ama, y le hace una promesa en torno a su hijo.

Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el


desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. Y le dijo:
Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella
respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora. Y le dijo el ángel de
Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano. Le dijo
también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que
no podrá ser contada a causa de la multitud. Además le dijo el ángel
de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y
llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción.
(Génesis 16:7-11)
Aquí Agar se convierte en la primera de las únicas cuatro personas en
las Escrituras a quienes Dios les revela el nombre de sus hijos mientras aún
están en el vientre. Ismael fue el primero, y luego Isaac. Luego no vuelve a
suceder nuevamente hasta el Nuevo Testamento, primero con Juan el
Bautista, y después con Jesús. Solo estos cuatro fueron nombrados por Dios
en el vientre. Ismael significa “Dios escucha”, y para Agar fue una promesa
de que Dios había oído su aflicción y de que no la olvidaría. En respuesta,
Agar llama al Señor “el Dios que me ve”, y luego regresa a Abram y Sarai, en
donde eventualmente da a luz a su hijo Ismael. Este mismo Ismael luego sería
el padre de las naciones arábicas de esa región, mientras que Isaac se
convierte en el padre de los israelitas.

CONFIRMANDO EL PACTO

El siguiente capítulo retoma la historia trece años después, cuando


Abram tenía 99 años. El Señor nuevamente se le aparece y le dice, “Yo soy el
Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto
entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.” (Génesis 17:1-2). Esto le
debió haber parecido algo raro a Abram. Después de todo, Dios ya había
hecho pacto con él en Génesis 15. Aquí Dios menciona el pacto como algo
que debía pasar en el futuro, y algo muy similar dice en Génesis 22. Con las
traducciones modernas, esto puede parecer muy confuso. Puede sonar como
Dios diciendo, “Haré un pacto contigo”, cuando lo cierto es que ya había
hecho un pacto con Abram. Lo que Dios en realidad estaba comunicándole
era esto: “Voy a confirmar mi pacto contigo”. No quiere decir que Él no
había hecho el pacto aún, sino que estaba viniendo para confirmar un aspecto
en particular del mismo. Aquí hay una pequeña guía del proceso del pacto en
la vida de Abram:

1. En Génesis 12, Dios le promete cinco cosas a Abram: Te bendeciré;


engrandeceré tu nombre; a quien te bendijese, bendeciré; a quien te
maldijese, maldeciré; y tu descendencia será una bendición a toda la
tierra.

2. En Génesis 15, Dios hace pacto con Abram.


3. En Génesis 17, Dios comienza a confirmar el pacto al cambiar el
nombre de Abram a Abraham, y al introducir la señal de la
circuncisión.

4. En Génesis 22, Dios finaliza la confirmación de su pacto a través de


la prueba a la que somete a Abraham en el Monte Moriah.

Por esta razón, no podemos señalar solo a un único capítulo para hablar
del pacto abrahámico. Fue explicado y confirmado a lo largo de una serie de
años.

En Génesis 17, Dios se aparece ante Abram para confirmar el pacto y le


dice:

He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y


no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham,
porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te
multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.
Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en
sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu
descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de
ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua;
y seré el Dios de ellos. (Génesis 17:4-8)

Dios continúa y menciona la circuncisión. No vamos a discutir este tema


en profundidad, pero es importante notar que la práctica de la circuncisión era
común entre los pueblos de la antigüedad. No fue un concepto nuevo
introducido por Dios; y por eso Abram sabía exactamente lo que Dios le
estaba pidiendo. Dios solamente introduce esta práctica dentro del pueblo
israelita y también les da un nuevo nombre a Abram y Sarai. Abram (“padre
enaltecido”) fue llamado Abraham (“padre de naciones”), y Sarai
(“contenciosa”) fue llamada Sara (“princesa”). 40

SODOMA Y GOMORRA
En Génesis 18, tres visitantes (ángeles) vienen a Abraham y Sara en
su camino a Sodoma y Gomorra para ver si la maldad de estos pueblos era
tan malo como lo que se oía de ellos, y si lo era, soltar juicio. Cuando se
detienen para visitar a Abraham, ellos le dan esta palabra: “De cierto volveré
a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo.”
(Génesis 18:10) Mientras tanto, Sara, que estaba escuchando en la tienda, se
ríe, pensando que la promesa era algo imposible dado que ya era de edad muy
avanzada. No obstante, el Señor la reprende, diciéndole:

Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara


diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para
Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el
tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. (Génesis 18:13-14)

Luego el Señor anuncia Su plan de ir a comprobar la maldad de


Sodoma y Gomorra, y Abraham empieza a discutir con Dios respecto a
cuántos justos eran necesarios para salvar a las ciudades de la destrucción.
Éste le dice a Dios:

Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el


impío? Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás
también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que
estén dentro de él? (Génesis 18:23-25)

Dios le responde, y siguen discutiendo respecto a 50 justos, 45, 40,


30, 20, 10. Abraham estuvo satisfecho con diez, pensando que habría al
menos diez justos en las dos ciudades. Como la Ley aún no existía, debemos
preguntar lo que Abraham entendía por justos. No había aún un concepto
estructurado de lo que significaba ser justo, más que vivir de acuerdo a la
conciencia de uno mismo y honrar a Dios. La única calificación para justicia
enlistada en las Escrituras hasta ese entonces era: “Y creyó a Jehová, y le fue
contado por justicia.” (Génesis 15:6) En otras palabras, la gente que creía a
Dios era considerada justa. No obstante, incluso con esos estándares, solo
encontraron seis justos: Lot, su esposa, sus dos hijas, y sus dos yernos. Si
Abraham le hubiese preguntado a Dios solo una vez más y hubiese
disminuido la cantidad necesaria de justos hasta llegar a cinco, quizás hubiese
salvado a Sodoma y Gomorra. Pero el resultado final fue que las ciudades
fueron destruidas, y en Génesis 19, dos ángeles descienden para advertir a
Lot y a su familia, para que huyesen de la ciudad. No obstante, sus dos
yernos no le creen a Lot cuando éste les dice que un juicio estaba viniendo.

Los ángeles le dicen a la familia de Lot: “Y cuando los hubieron


llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda
esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.” (Génesis 19:17) Le
dicen que eviten ser atrapados en esta destrucción. No obstante, Lot les dice
que él ya era muy viejo para ir hacia la montaña y les pregunta si pueden ir,
en cambio, a otra ciudad. Los ángeles están de acuerdo con esto, y Lot y su
familia huyen. Cuando habían alcanzado la ciudad de Zoar, Dios hace llover
azufre y fuego del cielo sobre Sodoma y Gomorra, destruyendo por completo
las ciudades y todo lo que en ellas había, incluyendo las plantas.

A pesar de esto, la esposa de Lot mira hacia la destrucción y se


convierte en estatua de sal. Mientras muchos tienden a pensar en este hecho
como una especie de juicio divino sobre la esposa de Lot, la mayoría de los
comentaristas apuntan a causas naturales. Cuando Dios hizo llover azufre,
destruyó absolutamente todo; y es por esto que les dice a los ángeles que
huyan y no miren atrás. Literalmente, la destrucción estaba aconteciendo a
sus espaldas mientras ellos corrían, y la esposa de Lot comete el error de
detenerse y mirar atrás, quedando atrapada en la lluvia de azufre y fuego. De
acuerdo a muchos comentarios, es muy posible que la mujer hubiese estado
suficientemente cerca del azufre ardiente que se había cristalizado por el
calor. Al tomar contacto con ella, la mujer debió cristalizarse también. En
esencia, se cristalizó tomando la apariencia de un fósil de sal, creencia que es
substanciada por los hallazgos arqueológicos encontrados en esta región.

La historia de la esposa de Lot se vuelve incluso más interesante


cuando miramos a dos tárgums, o documentos escritos religiosos que a veces
incluyen historias y linajes no hallados en la Escritura. Tanto el Tárgum de
Jonathan y el Tárgum de Jerusalén indican que la esposa de Lot (cuyo
nombre no se menciona en la Escritura), se llamaba Aedith y era nativa de
Sodoma. Es muy interesante considerar esa posibilidad. Muchos años antes
del juicio a las ciudades, cuando Abram y Lot vivían juntos, Lot decide ir
hacia el este hacia Sodoma y casarse con una mujer de esta región. Si esto es
cierto, significa que Aedith tenía una relación emocional a la ciudad, lo que
pudo haber causado que no quisiese huir y, en lugar de eso, mirar hacia la
destrucción que estaba tomando lugar a sus espaldas.

También, es muy importante entender que la sal es un elemento de


pacto. Vemos esto en Números 18:

Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de
Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para
tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal perpetuo es
delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo. (Génesis
18:19)

En aquellos días, muchos pactos eran como tratados entre las


personas, que podían ser cambiados y transformados a través del tiempo,
cuando los individuos renovaban el pacto. Como sea, un pacto de sal era
diferente.41 Era un pacto eterno, que no podía cambiar. En el mundo antiguo,
la gente usaba una pequeña bolsa con sal en la cadera. Cuando dos hombres
hacían un pacto de sal entre ellos, uno tomaba un poco de sal de su bolsa y la
ponía en la bolsa del otro, y viceversa. Esto significaba, “Si puedes alcanzar
mi bolsa de sal y tomar únicamente los granos de sal que tú has puesto,
entonces podrás cambiar o romper tu pacto conmigo.” Obviamente, esto era
imposible, lo que hacía que el pacto de sal fuese permanente. Es por esto que,
anteriormente, Abram se había negado tan rotundamente al rey de Sodoma
cuando éste le ofreció todas las riquezas. Él no quería una obligación de
pacto con Sodoma.

En la esposa de Lot encontramos una situación completamente


opuesta. Era nativa de Sodoma y no pudo dejar atrás su tierra. Estaba
conectada a través de un pacto con la ciudad y por eso no podía dejarla atrás,
incluso a expensas de su propia vida. La esposa de Lot es mencionada solo
una vez más en la Escritura, en Lucas 17:31-32, cuando Jesús estaba
profetizando de la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C. Mientras
hablaba respecto a lo que habría de pasar, Jesús se refiere a la mujer de Lot y
dice:

En aquel día, el que esté en la azotea, y sus bienes en casa, no


descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no vuelva
atrás. Acordaos de la mujer de Lot.

No sean como la esposa de Lot, quien se volvió atrás porque su


corazón estaba conectado a la ciudad y a las posesiones que tenía allí. De
acuerdo a la declaración de Jesús, parte de la conexión de la esposa de Lot
con Sodoma estaba basada en su materialismo. No podía dejar ir sus cosas,
incluso cuando le costó perder su propia vida.

EL NACIMIENTO DE ISAAC

Génesis 20 comienza con una historia similar a otra, en donde


Abraham miente respecto a Sara, y dice que es su hermana en vez de su
esposa, pero esta vez se lo dice a Abimelec. Otra vez, a Abraham le
preocupaba la idea de ser asesinado por causa de su bella esposa. Esta vez,
también, Dios protege a Sara, volviendo estériles a todas las personas de su
casa. De repente, nadie era capaz de tener hijos.

Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer,


y a sus siervas, y tuvieron hijos. Porque Jehová había cerrado
completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara
mujer de Abraham. (Génesis 20:17-18)

Este escenario en nuevamente desconcertante. ¿Por qué Abraham


miente? ¿Por qué aunque mintió Dios lo respaldó? Encontramos la respuesta
a esto en Génesis 17:18-21, en donde Abraham le pregunta a Dios si Ismael
podría ser el hijo prometido. En esencia, Dios le dice: “No. Solo haré Mi
pacto con el hijo que Sara te dará.” En otras palabras, el pacto no solo era
con Abraham sino también con Sara, por eso Él declaró que ella sería madre
de naciones, así como Abraham sería padre de naciones. Por esta causa, Dios
no aceptaría el hijo de Abraham nacido de Agar. Cuando entendemos la
importancia de Sara para el pacto podemos comprender por qué Dios
protegió tanto su pureza, incluso cuando su esposo se equivocaba. Dios
necesitó protegerla para cumplir su pacto a través de ella.

En el capítulo siguiente, esto es exactamente lo que Dios hace.


Cuando Abraham tenía cien años, Sara queda embarazada y da a luz al hijo
prometido, Isaac. En el octavo día después de su nacimiento, lo circuncidan
tal como Dios había mandado. Este es un detalle interesante que tiene
muchísima importancia. Abraham no sabía por qué Dios le había dicho que
debía circuncidar a su hijo en el octavo día, pero fue obediente. No obstante,
hay una razón científica para esto: cuando los bebés nacen, su nivel de
vitamina K, que ayuda con la coagulación de la sangre, aumenta progresiva y
significativamente durante los primeros siete días de vida. No obstante, en el
octavo día de vida, los niveles de vitamina K aumentan por sobre el cien
porciento…¡dándole a los bebés, en ese día, más vitamina K que en cualquier
otro momento de sus vidas!

Es por esto que Dios le dice a Abraham que circuncide a Isaac en su


octavo día de vida. Si lo hubiese hecho antes, hubiese arriesgado la vida de su
hijo, dado que la habilidad de Isaac de coagular la sangre era muy baja
durante la primer semana. En la actualidad, la comunidad médica usualmente
les da a los bebés varones una gran dosis de vitamina K y practican la
circuncisión dentro de los dos días de vida. Abraham no sabía nada de esto,
lo que nos muestra la increíble bondad de Dios escondida en sus
mandamientos. Más tarde, algunas de las leyes de Dios tendrían como
objetivo proteger a los israelitas de las enfermedades de Egipto.42

Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo


recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y
guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a
los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. (Éxodo
15:26)

Dios otorgó leyes específicas acerca de lo que podían o no podían


tocar o comer, y cómo purificarse. Las mismas estaban conectadas
directamente para prevenir la enfermedad en ese momento histórico, cuando
la higiene era muy extraña y las enfermedades prevenibles, muy comunes. Él
prometió que si cumplían Su Ley, no tendrían ninguna de esas enfermedades,
y ahora, con la ayuda de la ciencia médica, sabemos por qué esto era cierto.
Otro aspecto interesante de la historia es el nacimiento de Isaac desde
la perspectiva musulmana. Éstos también se refieren a Abraham como su
padre, pero dicen que Ismael fue el hijo prometido, diciendo que en realidad
fue Isaac el hijo de la esclava. Cuando Abraham lleva a su hijo a la montaña
para sacrificarlo, los musulmanes dicen que llevó a Ismael, no a Isaac.43 Es
importante para nosotros entender esto si llegamos a hablar con un
musulmán, dado que su historia ha dado vuelta los personajes para hacer de
Ismael y de los árabes el pueblo escogido por Dios.

Luego de que Isaac fue destetado, Sara vio a Ismael burlarse de hijo, y
les demandó a él y a su madre que se fuesen porque no quería que
compartiesen el legado de su hijo. Abraham, como un buen padre, se
entristeció porque amaba a sus dos hijos. No obstante, Dios lo confortó
diciéndole que Él cuidaría de Agar e Ismael. Dios le prometió a Ismael una
nación, también, por ser hijo de Abraham. Éste le creyó a Dios y envió a
Agar e Ismael al desierto con agua y comida. Cuando se les acaba el agua,
Agar le dice a Ismael, quien en este punto tendría catorce o quince años, que
se recueste debajo de un arbusto. Luego ella se apartó un poco de él y
comenzó a llorar, porque creyó que ambos iban a morir y no quería ver morir
a su hijo. Mientras ella lloraba, Dios la llama:

Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar


desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios
ha oído la voz del muchacho en donde está. Levántate, alza al
muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran
nación. (Génesis 21:17-18)

Luego Dios le abre los ojos para ver una fuente de agua. Agar llena su
odre y le da de beber a Ismael. Desde entonces, Dios estuvo con Ismael
mientras creció. Con el pasar de los años, éste se convirtió en un arquero y se
casó con una mujer egipcia. De esta manera, Dios cumplió su promesa de
darle protección y cuidado a Ismael. Es importante para nosotros recordar
esto mientras leemos la historia de Abraham. Él ya tenía una relación
afianzada con el Señor, mostrando siempre su confianza de que Él le
proveería en situaciones difíciles.

EL SACRIFICIO
Génesis 22 cuanta la historia del sacrificio del sacrificio de Isaac, que
debe ofrecer Abraham en el Monte Moriah. Esta historia es frecuentemente
malentendida porque en ella Dios le pide a Abraham que mate a su hijo, algo
que luego Él prohibió bajo la Ley Mosaica. Muchos han acusado a Dios de
ser cruel, pero esto es porque están leyendo la historia desde la perspectiva
moderna y no desde la perspectiva de Abraham, como alguien que no tenía la
Ley. Todo lo que Abraham conocía, es que todas las religiones que había
visto demandaban el sacrificio de niños a los dioses. Ahora, este Dios que él
estaba conociendo el pedía hacer lo mismo, excepto que Él lo interrumpió
para evitar que sacrifique a su hijo. Puede ser difícil, desde nuestra
perspectiva, ponernos en los pies de Abraham para entender su experiencia,
pero debemos intentarlo especialmente en historias desafiantes como esta.

Para hacer esto, empezaremos desde el primer versículo: “Aconteció


después de estas cosas, que probó Dios a Abraham.” (Génesis 22:1). Esta es
nuestra primera pista: lo que estaba pasando era solo una prueba. No fue una
expresión del deseo de Dios. Para probar a Abraham, Dios le dice: Y dijo:
“Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de
Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te
diré.” (Génesis 22:2). En español, esto suena como un mandato, pero algunos
estudiosos han señalado que en realidad esta frase, en hebreo, implica un tono
de súplica, sonando casi como si le agregásemos las palabras por favor.44
Podría haberse negado, y Dios lo hubiese aceptado. En un parafraseo
moderno, la esencia de lo que Dios quería comunicar sería algo así: “Mira, sé
que tu hijo significa muchísimo para ti. Es tu único hijo y aquel a quien amas.
Lo entiendo. Pero, ¿harías lo que te pido?” En otras palabras, Dios estaba
pidiendo algo, y Abraham podía escoger. Dios ya había hecho un pacto de
concesión con Abraham, así que las promesas no estaban en juego. Abraham
simplemente necesitó escoger si honraría el pedido de su compañero de
pacto. Esta fue una prueba difícil, no solo porque Abraham amaba a Isaac,
sino porque éste era el único hijo que le quedaba. Ismael ya se había ido
porque él había confiado que Dios lo tendría en Sus manos. Abraham, el
hombre de la fe, decidió confiar en Dios con este hijo, también.

Abraham le dijo que sí a Dios y se preparó para irse con Isaac. Hizo
esto con la esperanza de que Dios resucitaría a Isaac, dado que era el hijo de
la promesa. Es por esto que le dice a sus sirvientes, “Entonces dijo Abraham
a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí
y adoraremos, y volveremos a vosotros.” (Génesis 22:5). Esto era lo que
Abraham creía. El escritor de Hebreos medita sobre esta historia: “Pensando
que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en
sentido figurado, también le volvió a recibir.” (Hebreos 11:19). Leyendo esto
cuatro mil años después, podemos ver que el escenario entre Abraham e Isaac
no es más que una sombra de Dios enviando a Su Hijo para morir en la cruz y
resucitar. No es una figura perfecta, en el sentido que Isaac en realidad nunca
muere, pero sí es una sombra de la muerte de Cristo porque Abraham
entendió que Isaac moriría y resucitaría de entre los muertos. Abraham nunca
antes había oído de una resurrección, y es por esto que se lo llama el padre de
la fe. Él creyó la promesa de Dios para hacer de él una nación grande a través
de Isaac, y sabía que Dios cumpliría la misma, incluso si implicaba resucitar
a alguien de la muerte.

Al llegar a la montaña, Abraham estaba a punto de sacrificar a Isaac


cuando Dios lo detiene y le provee un carnero para que sea el sacrificio.
Luego, él y su hijo vuelven juntos de la montaña, tal como él había esperado.
Abraham había pasado la prueba. Poco tiempo después, Dios le habla a
Abraham nuevamente y le dice:

Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has
hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te
bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo
y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia
poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas
todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.
(Génesis 22:16-18)

Esto parecería ser una repetición del mismo pacto, pero es la


confirmación de lo que había mencionado previamente. Dios estaba diciendo
que la decisión de Abraham de ofrecer a Isaac le había asegurado una
descendencia infinita. Previamente, Dios había confirmado parte del pacto al
pasar entre los animales muertos; y luego otra parte a través de la
introducción de la circuncisión; y aquí confirma el resto con la prueba de
Abraham. Lo que Abraham recibió de Dios a través de este pacto de
concesión fue tan grande y significante, que Dios eligió confirmarlo en tres
partes, entre Génesis 12 y Génesis 22. En Génesis 12 le da una lista de
promesas. Luego, en Génesis 15, 17, y 22, consecutivamente confirma
porciones del pacto. Esta era la confirmación final.

LA IMPORTANCIA DE SARA

Génesis 23 nos cuenta la historia de la muerte de Sara. El hecho de


que la Biblia dedique un capítulo entero a su muerte, su edad, y su lugar de
sepultura nos muestra la importancia de esta mujer. El primer versículo de
este capítulo nos dice que Sara vivió 127 años. Esta es la única vez, en toda
la Biblia, que la edad de una mujer aparece registrada. Luego de que
Abraham lloró a su esposa, va a los hititas para negociar y comparar un sitio
para su sepultura. Inicialmente, los hititas simplemente querían darle
cualquier parte de la tierra que él quisiese por causa del gran respeto que
sentían hacia él, pero Abraham insistió en pagar. Lo que esta historia nos
muestra no es solo el amor que Abraham sentía por su esposa, sino el amor
de Dios hacia Sara.

Usualmente se lee la historia de Abraham centrada primariamente en


él, dándole a Sara un rol mínimo. La realidad es que Dios hace Su pacto con
Abraham y Sara como matrimonio. Vemos esto, como se mencionó
anteriormente, en el hecho de que Dios no aceptó el hijo que éste tuvo con
otra. El hijo de la promesa debía venir únicamente de Sara y de Abraham, y
éstos debían unirse para que la promesa comenzase a fructificar. Esta es una
verdad poderosa, y muestra, nuevamente, el deseo de Dios de igualdad entre
el hombre y la mujer. Abraham no lo entendió, pero el anhelo del Señor era
cambiar el entendimiento humano de la relación entre el hombre y la mujer.
No fue que luego de Jesús cambió el corazón de Dios respecto a la igualdad
entre los sexos. Sara es una figura que muestra que Dios quiso la igualdad
desde el comienzo. Él no ignoró a Sara o la dejó de lado. En lugar de eso, la
honró igualmente junto con Abraham como su compañera de pacto, como la
madre de naciones (Ver Génesis 17:16). El Nuevo Testamento confirma esta
perspectiva de Sara en muchas partes. En Gálatas 4, Pablo honra a Sara
usándola como una figura del nuevo pacto. Luego, en Hebreos 11, Sara es
una de las pocas mujeres incluidas en la lista de los héroes de la fe. Tenemos
una tendencia natural a minimizarla, pero Dios la pone junto a Abel, Noé,
Abraham, Isaac, Jacob y Moisés. Ella es la madre de la fe. Por último, en 1
Pedro 3, Pedro les dice a las mujeres cristianas que imiten a Sara, y que sean
hijas como ella (Ver 1 Pedro 3:6). Ningún otro personaje femenino del
Antiguo Testamento fue exaltado con el mismo nivel de consideración que
Sara. No debemos menospreciar su importancia en la historia del pacto.

Luego de que Sara muere, la Biblia registra solo un evento


significativo antes de la muerte de Abraham. En Génesis 24, Abraham envía
a su siervo Eliezer a buscarle esposa a Isaac, quien estaba en mucho dolor por
la muerte de su madre. Eliezer encuentra a Rebeca y vuelve con ella, e Isaac
la amó y fue confortado luego de la muerte de su madre. Luego, en Génesis
25, leemos la muerte de Abraham y el linaje de algunos de los hijos de
Ismael, como así también de los hijos de Isaac, Jacob y Esaú. Este es el fin de
la historia primaria que rodea el pacto abrahámico, a pesar de que el canon
continúa hasta el éxodo de los israelitas desde Egipto y el establecimiento del
pacto mosaico. El énfasis principal de esta historia del pacto entre Dios y
Abraham es simplemente el caminar por fe. Abraham comenzó oyendo la voz
de Dios, caminó en pos de Sus promesas, y obedeció lo que Él decía. No tuvo
reglas, ni Ley, ni condiciones; él simplemente caminó en fe y como le creyó a
Dios, fue considerado justo. Este entendimiento tan simple de la relación con
Dios es el que el libro de Romanos trata de señalarnos al hablar del nuevo
pacto. Por esta causa, el pacto abrahámico tiene más en común con el nuevo
pacto que el pacto mosaico. Es por esto que Hebreos 8:8-9 se refiere a que la
promesa de Dios de crear un nuevo pacto con Su pueblo no sería como el
pacto que había hecho con Sus ancestros que salieron de Egipto (Ver también
Jeremías 31:31-32). El nuevo pacto no es como el pacto mosaico, es más
como el abrahámico. El nuevo pacto tiene que ver con caminar con Dios por
la fe, y con ser justos simplemente por causa de la fe en Dios. Esta es la
figura que obtenemos de Abraham.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Antes de que fuese dada la Ley, Dios lidiaba con la gente de acuerdo
a…¿qué cosa?

2. ¿Era Melquisedec un nombre o un título? ¿Qué significaba? (Ver


Hebreos 7:2).

3. Nombra los tres tipos de pacto.

4. ¿Dónde se menciona, en la Biblia, la frase “pacto de sal”?

5. Dios le dice a Su pueblo que circunciden a los infantes en el octavo


día porque en este día los bebés tienen más alto el nivel de…¿qué
cosa?

6. Solo se menciona la edad de una sola mujer en la Biblia. ¿Cuál era su


nombre y cuántos años tenía cuando murió?

PALABRAS CLAVE

Pacto de concesión Tárgums


Pacto de parentesco Tárgum de Jonathan
Pacto de paridad Tárgum de Jerusalén
Pacto de vasallaje Pacto de sal
Pacto de soberano

MATERIALES RELACIONADOS

H. Clay Trumbull, The Salt Covenant.

H. Clay Trumbull, The Blood Covenant.

H. Clay Trumbull, The Threshold Covenant.

S.I. McMillan, None of These Diseases.

Faisal Malick, The Destiny of Islam.

Paul Copan, Is God a Moral Monster?: Making Sense of the Old Covenant
God.

39 Hahn, Kinship By Covenant, 29


40 “Sarah, Sarai, Sara.” Elsdon C. Smith sugiere que Sarai puede haber
significado “contenciosa” o “enfadadiza”, pero fue cambiado a Sara, no
accidentalmente, por Dios mismo para que sea una señal de Su propósito.
Este nuevo nombre significaba “princesa, o fuente de naciones y reyes.”
41 H. Clay Trumbull estudió los pactos antiguos del Noreste y escribió
muchísimos libros sobre este tema: The Salt Covenant (El Pacto de Sal); The
Blood Covenant (El Pacto de Sangre); y The Threshold Covenant (El Pacto
Límite). Esto nos da una perspectiva de los diferentes tipos de pactos durante
ese momento histórico.
42 S.I. McMillan ha escrito un libro llamado None of These Diseases
(Ninguna de Estas Enfermedades), en donde estudia la ciencia médica que
hay detrás de muchas de las leyes que Dios le dio a Israel.
43 Faisal Malick, un exmusulmán que es ahora un líder cristiano, ha escrito
acerca de esto en su libro The Destiny of Islam in the End Times (El Destino
del Islam en los Últimos Tiempos)
44 Copan, Is God a Moral Monster? (¿Es Dios un Monstruo Moral?), 47.
Copan estudia esta historia en detalle, demostrando que el mandato en
realidad estaba formulado como una pregunta, dándole a Abraham la
oportunidad de decir que no.
CAPÍTULO DIEZ

EL PACTO MOSAICO PARTE


UNO
El pacto mosaico es un tema muy largo. Como muestra la tabla que
sigue, el pacto mosaico se divide en dos partes, no solo por su extensión sino
también por su contenido.

Estudio de los Pactos y los Cánones


Noético (Génesis 1 – 11)
Abrahámico (Génesis 12 – 50)
Mosaico Parte 1 (Éxodo 1 – 45; Números; Levítico)
Mosaico Parte 2 (Deuteronomio)

La primera parte del pacto mosaico es un pacto de parentesco o


paridad, pero la segunda parte es un pacto de vasallaje. En otras palabras, el
pacto de Dios con Moisés y la nación de Israel cambió con el tiempo. La
segunda parte será el tema de estudio del próximo capítulo. En este capítulo,
vamos a examinar la primera parte del pacto mosaico, enfocándonos
primariamente en el libro de Éxodo.

Por causa de la extensión del canon que rodea este pacto, saltearemos
Éxodo 1-18, incluyendo los primeros años de Moisés, las plagas, y el escape
de Egipto. Vamos a retomar la historia en el monte Sinaí, cuando los
israelitas cometen el peor error en la historia de su nación.

EL PEOR MOMENTO DE ISRAEL


El pacto de paridad registrado en Éxodo se desprende del peor
momento de Israel como nación. En Éxodo 19, los israelitas alcanzan el pie
del monte Sinaí, guiados por la nube de la presencia de Dios. En los capítulos
19 y 20, Dios da la Ley a los israelitas. En los 2847 años de historia humana
anteriores, no existía la Ley. Luego de que la Ley fue dada, pasaron alrededor
de 1300 años hasta que Jesús vino. Hubo más de la mitad del tiempo sin la
ley, que con ella. Con el advenimiento de la Ley, vino el drástico cambio que
Pablo menciona en 2 Corintios 3:6: “el cual asimismo nos hizo ministros
competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la
letra mata, mas el espíritu vivifica.” En otras palabras, cuando la letra de la
Ley fue dada, trajo muerte. Por eso encontramos un patrón de muerte y
castigo luego de Éxodo 19 y 20 que no existían anteriormente. Considera
estos ejemplos:

Antes de que la Ley fuese dada:

• Éxodo 15:22-26: las quejas de los israelitas al comienzo de su viaje no


trajeron ningún castigo.

• Éxodo 16:1-15: las quejas de los israelitas respecto al maná y las


codornices no trajeron ningún castigo.

• Éxodo 16:27-30: la violación del Sábado trajo como resultado una


reprimenda.

• Éxodo 17:1-7: las quejas de los israelitas sobre el agua no trajeron


ningún castigo.

Luego de que la Ley fue dada en el monte Sinaí:

• Números 11:1-3: las quejas de los israelitas llevaron a la destrucción


con fuego.

• Números 11:33-34: las quejas de los israelitas acerca del maná y las
codornices llevaron a una plaga mortal.
• Números 15:32-36: la violación del Sábado resultó en muerte por
lapidación.

• Números 21:4-6: las quejas de los israelitas sobre la comida y el agua


trajeron como consecuencia que el Señor envíe serpientes venenosas
sobre la gente.

En otras palabras, algo cambió radicalmente en el monte Sinaí con la


entrega de la Ley. Para entender lo que pasó, necesitamos comenzar desde el
principio, cuando Dios inició Su pacto con los israelitas.

Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo:


Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel:
Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas
de águilas, y os he traído a mí. Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y
guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos
los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un
reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a
los hijos de Israel. (Éxodo 19:3-6)

Aquí, Dios comenzó el pacto con una maravillosa oferta,


proponiéndoles un pacto de concesión. Él les prometió protección divina y el
privilegio de ser una nación de sacerdotes para Él. En otras palabras, todos
tendrían libre acceso a Dios. Esta era una oferta increíble. En el versículo 8,
la gente sabiamente acepta esta oferta, diciendo: “Haremos todo lo que el
Señor ha dicho.”

Luego, en los versículos del 9 al 13, Dios le da a Moisés las


instrucciones mostrándole cómo debían prepararse para la ceremonia del
pacto. Les dijo que se consagren y se laven por tres días, ya que al tercer día
Dios descendería a la montaña en una densa nube. Les dijo que no debían
tocar la montaña o acercarse a ésta hasta que oyesen el largo sonido de una
bocina. Luego de este sonido, debían acercarse. Estaban invitados a
acercarse, pero solo después del tercer día. La gente hizo lo que Dios le pidió.
En los versículos 16-17, en la mañana del tercer día, una densa nube
descendió sobre la montaña, con relámpagos, truenos, y un fuerte sonido de
bocina. Todos en el campamento, temblaron. Moisés los guió a encontrarse
con Dios en el pie de la montaña. La historia continúa:

Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre


él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el
monte se estremecía en gran manera. El sonido de la bocina iba
aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz
tronante. (Éxodo 19:18-19)

Este es el punto de la historia en donde necesitamos más información.


En Deuteronomio 5 vemos el detrás de escena de lo que sucedió cuando la
gente oyó a Dios hablar en Éxodo 19:19.

Y aconteció que cuando vosotros oísteis la voz de en medio de las


tinieblas, y visteis al monte que ardía en fuego, vinisteis a mí, todos
los príncipes de vuestras tribus, y vuestros ancianos, y dijisteis: He
aquí Jehová nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y
hemos oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Jehová
habla al hombre, y éste aún vive. Ahora, pues, ¿por qué vamos a
morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si oyéremos otra vez
la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos. Porque ¿qué es el hombre,
para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del
fuego, como nosotros la oímos, y aún viva? Acércate tú, y oye todas
las cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que
Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos.
(Deuteronomio 5:23-27)

La gente se asustó y le dijo a Moisés que ya no querían oír a Dios, y


que fuese él en nombre de todos para simplemente recibir las reglas que
obedecerían. Por causa de la mentalidad de esclavos, temieron, y sacrificaron
la relación pidiendo, en cambio, reglas. Ahora podemos entender el resto de
la historia en Éxodo 19.

Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte;


y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. Y
Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase
los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. Y
también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová,
para que Jehová no haga en ellos estrago. Moisés dijo a Jehová: El
pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado
diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo. Y Jehová le dijo: Ve,
desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el
pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en
ellos estrago. Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo.
(Éxodo 19:20-25)45

Podemos ver de esto que el Señor se ajustó al pedido de los israelitas.


Por eso, en lugar de que toda la nación fuese a tener una relación con Dios,
solo Moisés y Aarón subieron para obtener las reglas.

Este fue el momento más trágico de Israel, porque cuando Dios


descendió y habló audiblemente a toda la nación en Éxodo 19:19, ellos
decidieron, incluso cuando ya habían oído su voz y habían vivido, que no
querían oírlo nunca más. En lugar de eso, escogieron a Moisés como
intermediario por causa del temor producto de su mentalidad de esclavos.
Estaban tan aterrados por la majestuosidad de Dios que se presentó frente a
ellos, que eliminaron la posibilidad de una relación con Él. Dijeron,
“Tenemos miedo de morir en Su presencia”, incluso cuando Dios ya les había
demostrado que nadie moriría. Por eso, le pidieron a Moisés que hablase con
Dios para saber lo que Él quería, y ellos se limitarían a obedecer. Este fue un
terrible punto de giro.

Es interesante notar que esta es la primera instancia en la Biblia donde


se registra que la gente estaba tan aterrada de Dios que eligieron escaparse y
rechazar la interacción con Él. Incluso Adán y Eva, quienes se escondieron de
Dios, vinieron ante Él cuando los llamó. No podemos saber a ciencia cierta
por qué los israelitas respondieron de esta manera a Dios, como nunca nadie
había hecho. Lo más probable es que, luego de 430 años de esclavitud, su
perspectiva e imagen de Dios haya sido alterada, y simplemente no supieran
quién era su padre. Los únicos dioses que conocían eran los de Egipto, que
luego fueron derrotados de una manera muy dramática por el Dios de sus
ancestros. Quizás esto pudo haber creado preocupación y temor en los
israelitas. Más allá de la razón de su miedo, Dios intentó mostrarles que no
debían estar atemorizados. Tal como Dios había probado a Abraham con el
mandamiento de sacrificar a Isaac para mostrarle que Él era diferente de otros
dioses, Dios también probó a los israelitas aquí, así como Moisés les señaló
en Éxodo 20:20. Dios estaba probándolos para mostrarles cuál era Su
verdadera identidad, pero los israelitas se aferraron al espíritu de temor en
lugar de permitir la prueba y caminar hacia la nube, en donde Dios les iba a
mostrar cuál era Su verdadera apariencia.

Esto puede ser difícil de aceptar para algunas personas, pero en la


Escritura muchas veces Dios usa la ofensa. Jesús hizo cosas ofensivas
muchas veces en Su ministerio. Le dijo a un cojo que se levante y camine.
Hizo barro con saliva y lo untó sobre los ojos de un hombre ciego. Luego le
dijo al ciego que caminase a cierto estanque para que pudiese quitarse el
barro. Esto debió haber sido terriblemente ofensivo, pero el hombre superó la
ofensa que Jesús había hecho, y como resultado recibió sanidad. El Señor usa
estos abordajes ofensivos como pruebas, para ver si perseveramos en la
relación con Él, o si decidimos echarnos atrás por causa de la misma. Esto es
exactamente lo que Dios hizo con los israelitas, y, lamentablemente, ellos
decidieron que no querían relación. Habían visto a Dios hacer cosas
maravillosas. Había destruido a sus captores, abierto el mar para que
pudiesen pasar caminando sobre la tierra seca, los protegió de los enemigos,
le había dado a Miriam una extensa canción profética, los había alimentado
con codornices y maná, etc. Todas estas cosas eran signos que ya les habían
mostrado qué clase de persona era Dios, y si debían o no confiar en Él. Aun
así, cuando Él probó su entendimiento para ver si confiaban en Su carácter y
Su verdad, fallaron rotundamente. Rechazaron Su oferta de un pacto de
concesión en donde cada persona sería un sacerdote, y eligieron a Moisés
como mediador. En otras palabras, eligieron las reglas por sobre la relación, e
iniciaron un pacto de paridad o parentesco en lugar del pacto de concesión
que Dios les había propuesto.

DE PACTO DE CONCESIÓN A PACTO DE PARIDAD

Así es como, en el peor momento de Israel, cambiaron su pacto con


Dios de un pacto de concesión a un pacto de paridad. En Éxodo 19:3-6, Dios
propuso un pacto de concesión, pero en Éxodo 19:19 y en pasaje paralelo de
Deuteronomio 5:23-27, los israelitas respondieron a Dios en temor y le
pidieron a Moisés que sea el mediador (esto se reitera en Éxodo 20:18-19).
Inmediatamente a esto, sigue el otorgamiento de los Diez Mandamientos, en
una ceremonia de un pacto de paridad. A diferencia de lo registrado en Éxodo
20, mostrando que Dios quería hacer de todos sacerdotes, una nación santa,
un especial tesoro, se registra una ceremonia de un pacto de paridad.
Cualquier persona del mundo antiguo que hubiese leído lo sucedido, hubiese
entendido el cambio de la ceremonia de un pacto de concesión a uno de
paridad.

Esta es la manera en la que una ceremonia normal de un pacto de


paridad se desarrollaba: si dos grupos de personas querían hacer un pacto, se
ponían de acuerdo, como iguales. Juntos, harían una lista de reglas que ambos
grupos debían obedecer. Esta lista de reglas sería el cuerpo del pacto que
acordarían. Esto es lo que sucedió en la historia de los Diez Mandamientos.

No obstante, nuestras ideas modernas de los Diez Mandamientos se


han convertido en un velo que nos impiden entender lo que en verdad eran.
Generalmente, nos imaginamos dos tablas redondeadas hechas de piedra con
los mandamientos numerados con números romanos, cinco en una tabla y
cinco en otra. Pero, en el mundo antiguo, esto se hubiese considerado un gran
desperdicio de materiales. En lugar de eso, las tablas eran rectangulares, con
los mandamientos del 1 al 5 al frente, y del 6 al 10 en el revés. Es en Éxodo
32:15 cuando se nos dice que las tablas estabas inscriptas en ambos lados: “Y
volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del
testimonio, las tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban
escritas.” En otras palabras, en ambas tabletas estaban los Diez
Mandamientos.
La segunda tableta era una copia, un duplicado, lo que era una
práctica normal en el mundo antiguo (como lo es al día de hoy). De esta
manera, cuando las dos partes se reunían para hacer la lista de reglas que
compondrían el pacto, cada parte se podía llevar consigo una de las copias
del acuerdo del pacto. Esta era una práctica normal en una ceremonia de
pacto de paridad.
Cuando los delegados de las naciones que habían hecho pacto volvían
a sus pueblos, llevaban las copias del pacto al templo o tabernáculo, en donde
lo ponían dentro de una caja llamada “arca”. Israel no fue la primer nación en
tener un arca; esto era una práctica común en esos tiempos. Era únicamente
utilizada para contener las copias de los acuerdos del pacto. Por eso, era
llamada “el arca del pacto.”
En el diagrama anterior, vemos al delegado 1 volviendo a su tribu y
colocando la tableta en el arca de su dios (dios 1). El delegado 2 hace lo
mismo, colocando la tableta en el arca de su dios (dios 2). El entendimiento
era el siguiente: si la tribu 1 viola el pacto con la tribu 2, el dios de la tribu 1
los castigaría por la violación. En otras palabras, su propio dios los
castigaría por violar el pacto, porque era el dios en quien creían, y no creían
en el dios de la otra tribu. Por lo tanto, cuando estas tribus hacían un pacto de
paridad, ellos prácticamente acordaban: “Si violamos nuestro pacto con
ustedes, entonces nuestro propio dios nos castigará.” Este era el concepto
normal de un pacto de paridad, pero en el caso de Israel y Dios, no funcionó
de la misma manera. Esto se debe a que, como muestra el siguiente diagrama,
Dios se estaba representando a Sí mismo.
Del lado derecho, Dios estaba solo. No tenía un pueblo o tribu, ni
ningún Dios sobre Sí mismo. No tenía un templo para guardar Su copia de la
tableta. Por eso, cuando el Señor va al encuentro con Moisés y éste le
comunica el deseo de Israel de tener un pacto de paridad, Moisés guarda
ambas copias de las tablas del pacto. Israel tenía que construir un tabernáculo,
y Dios les dice cómo debían hacerlo porque nunca antes habían tenido uno.
Eran una nación de exesclavos que nunca antes habían tenido una religión.
Todo esto puso a Dios en una posición bastante extraña, porque no había
ninguno sobre Él para asegurarse de que Él mantuviese Su palabra, y es por
esto que se dice de Él, “has engrandecido Tu nombre, y Tu palabra sobre
todas las cosas” (Salmos 138:2b). En otras palabras, Él eligió ponerse a Sí
mismo bajo Su Palabra como una promesa de que Él cumpliría Su pacto, sin
importar qué.

COMPAÑERO Y CASTIGADOR

La parte más incómoda del arreglo era que Dios tenía que cumplir los
roles del dios 1 y del dios 2 en la ecuación. Él era aquel que estaba haciendo
el pacto, poniéndose a Sí mismo como garante de cumplir Su Palabra, pero
también debía ser el garante de Israel, su compañero de pacto, para
asegurarse de que también lo cumpliese. Esto lo puso en una posición
horrible como el castigador de Su compañero de pacto, cuando éste violaba
la Ley. Es importante para nosotros entender que esta no era la idea de Dios
sino la de Israel. A través de este pacto de paridad propuesto por los
israelitas, se puso a Dios en una posición que Él nunca quiso, forzándolo a
castigarlos.

Dios quería una nación de sacerdotes que tuvieran un acceso directo a


Él y lo representaran en el resto del mundo. Él quería un especial tesoro y una
nación santa. En lugar de eso, le pidieron este arreglo de paridad, que se
parecía más a lo que habían visto en Egipto. Realmente, el pacto de
concesión tenía demasiadas bendiciones para que la gente con mentalidad de
esclavos lo comprendiese o aceptara. Por eso, eligieron un pacto de paridad
que inicialmente sonaba como algo que suponía igualdad, pero que luego se
comprobó que estaba destinado a fallar. Incluso cuando Dios reconoció que
esto era una mala idea, Él acordó hacerlo a la manera de los israelitas.

Este es el pacto con el que vivieron por cuarenta años, mientras


estuvieron en el desierto. Estaba compuesto por los Diez Mandamientos,
como así también las instrucciones para construir el tabernáculo, el arca, y los
elementos para el tabernáculo. También incluía una guía que le mostraba a
los sacerdotes la manera en que debían tomar cuidado del tabernáculo. Dios
solamente les dio estas instrucciones básicas. Pero incluso los simples Diez
Mandamientos ponían a Dios en una posición en donde Él tenía que castigar
a Israel cada vez que violaban el pacto, lo que sucedía muy frecuentemente.
Esto explica la diferencia entre las respuestas de Dios antes y después del
monte Sinaí ante las quejas de Israel. Antes del Sinaí, Dios los corregía
sigilosamente, porque Él anhelaba que se convirtiesen en una nación de
sacerdotes; pero después del Sinaí, estuvo forzado por el pacto a castigarlos
por violar la Ley. Esta fue una situación horrible para el Señor.

El otro aspecto del pacto de paridad es que puso a Dios en conflicto


con todos los enemigos de Israel. Él ahora estaba obligado por el pacto a
hacer llover juicio contra los cananeos, hititas, ferezeos, y cualquier otro
pueblo que estuviese en contra de Israel. Bajo un pacto de concesión, Él no
hubiese tenido que hacer esto porque Su gente hubiese sido sacerdote para
representarlo a Él ante la humanidad. Pero bajo el pacto de paridad en el que
estaban, Dios era el compañero de Israel y debía unírsele y pelear en contra
de los enemigos de Israel, algo que Él nunca quiso.
En otras palabras, Dios no solo tuvo que ser el castigador que nunca
quiso, sino que también tenía que ser un aliado en las peleas que Él nunca
deseó o eligió. Es por esto que 2 Corintios 3-4 Pablo dice que el pacto
mosaico, o el antiguo pacto, puso un velo sobre Dios. Solo en Cristo el velo
es quitado. Es por esta causa que el pacto de concesión que Dios ofreció en
Éxodo 19 vino de Su corazón, mientras que el pacto de paridad de la Ley
provino del corazón de la gente. Ese pacto no lo representaba ni a Él ni a Su
corazón en torno a la humanidad. No presentaba Sus intereses o Sus deseos
para el planeta. Por eso, el pacto de paridad y la Ley pusieron un velo sobre
Dios, disfrazando los verdaderos deseos de Su corazón. Como resultado, por
los siguientes 1300 años, la gente estuvo confundida respecto a Dios. Muchos
aún lo están, porque miran hacia la Ley, lo que oscurece la imagen real del
Padre.

Esto es lo que debemos recordar: la Ley es un velo. Es algo que Dios


nunca pidió o deseó, y no vino de Su corazón. Pero incluso en la Ley, Dios
hizo lo mejor que pudo para mostrar Su corazón. Por ejemplo, los israelitas
recién habían salido de la esclavitud de Egipto, en donde hacían ladrillos bajo
circunstancias muy difíciles, siete días a la semana. No tenían descanso. Por
eso, en el medio de los Diez Mandamientos, Dios incluyó un día para que lo
tuviesen libre del trabajo y se dediquen solamente a descansar. En otras
palabras, Él estaba tratando de inyectar Su corazón incluso en este arreglo
horrible, pero Su gente no podía verlo. Es por eso que en lugar de tomar el
Sábado como una bendición, se les volvió una carga agobiante. Es por esto
que Jesús, reflejando lo que la gente había hecho con el Sábado, dijo:
“También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el
hombre por causa del día de reposo.” (Marcos 2:27)

Encontramos otra muestra del corazón de Dios en Éxodo 23:28-30,


cuando Él le dice a Moisés Sus planes de vaciar la Tierra Prometida para que
los israelitas pudiesen poseerla:

Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo y


al heteo, de delante de ti. No los echaré de delante de ti en un año,
para que no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las
fieras del campo. Poco a poco los echaré de delante de ti, hasta que
te multipliques y tomes posesión de la tierra.

En otras palabras, Él iba a usar las fuerzas naturales (no la guerra)


para echarlos fuera. Él iba a causar que se fuesen por sus propios medios en
lugar de hacer que Israel los atacase para preservar muchas vidas, tanto de
Israel como de las otras naciones. No obstante, y desafortunadamente, la
gente que había sido echada por causas naturales comenzó a atacar a Israel, lo
que llevó a un ataque en respuesta y demandó la intervención del Señor para
salvar a Israel. Más tarde, en el libro de Josué, la situación había cambiado, lo
que discutiremos luego cuando hablemos sobre Deuteronomio. Pero
inicialmente, el plan de Dios no era hacer la guerra.

Es también interesante notar que luego de que Dios le habló los Diez
Mandamientos audiblemente a la nación, en la ceremonia de paridad, fue la
última vez en la que Dios habló de esta manera a un grupo de personas en el
Antiguo Testamento. Dios dejó de hablar corporativamente porque la gente
había pedido un mediador, así que desde entonces, Él solo le habló a Moisés.
Es por esto que, inmediatamente después de que los Diez Mandamientos
fueron otorgados, Moisés se dirige a la oscura y densa nube en donde Dios
estaba, para hablar con Él y recibir más mandamientos para la gente (Ver
Éxodo 20:21). Esta fue la transición oficial del deseo original de Dios, al
deseo de la gente de tener un mediador entre ellos y el Señor. Desde
entonces, la voz audible no volvió a escucharse corporativamente hasta Jesús.
Moisés estuvo en la nube por cuarenta días recibiendo las instrucciones de
Dios. Cuando volvió a la gente, descubrió que habían hecho un becerro de
oro.

EL BECERRO DE ORO

Mientras Moisés estuvo en la montaña hablando con Dios, dejó a


Aarón a cargo. Luego de un tiempo, la gente empezó a razonar: “No sabemos
lo que ha pasado con Moisés. Probablemente esté muerto. Hagámonos un
dios.” Acababan de oír a Dios audiblemente hablar con ellos y darles los
Diez Mandamientos, incluyendo el mandamiento en contra de los ídolos,
pero casi inmediatamente después se hacen uno. Menos de cuarenta días
después del pacto, la gente ya había violado los primeros dos mandamientos.
Claramente, el pacto de paridad no iba a funcionar muy bien para ellos. En
una violación directa al pacto, la gente hace que Aarón le construya un
becerro de oro para ellos.

Cambiaron al creador del universo por un pequeño becerro dorado del


tamaño de un becerro real. Algunos se han imaginado esta figura como una
estatua enorme, pero esto no es lo que el texto nos muestra. El mismo dice
que Aarón hizo un becerro de un molde y que lo moldeó con una herramienta
(ver Éxodo 32:4). Esto nos muestra que la figura necesitó ser lo
suficientemente pequeña como para poder hacer un molde para ella. Esta
imagen es obviamente muy inferior al Dios que los había sacado de Egipto,
pero ellos estaban dispuestos a atribuirle el milagroso escape a este becerro:
“Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de
Egipto.” (Éxodo 32:4). Le dieron al becerro el crédito por lo que Dios había
hecho.

Luego, después de que el becerro fue construido, adoraron en la


manera que habían aprendido en Egipto:

Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y


presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber,
y se levantó a regocijarse. (Éxodo 32:6)

Muchas versiones de la Biblia traducen la última frase como


“regocijarse” o “alegrarse”, pero lo que estaba pasando aquí era algo mucho
más serio. Lo que la gente estaba ofreciendo, en realidad, eran orgías. De esta
manera, la gente entró en una ceremonia de un sacrificio pagano, incluyendo
sacrificios a este ídolo y participando en prácticas sexuales a modo de
ofrenda. Los traductores realmente han usado palabras muy suaves para
presentar la grave situación de Éxodo 32:6. Esto es importante porque ayuda
a entender la severidad del juicio de Dios contra ellos.

Luego de que Dios le dice a Moisés lo que la gente había hecho, Él


dice:

Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto
es pueblo de dura cerviz. Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira
en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande. (Éxodo
32:9-10)

De acuerdo al pacto que la gente había escogido, este hubiese sido el


castigo merecido. Dios estaba listo para cumplirlo, porque el pacto de paridad
no estaba funcionando. No obstante, Moisés hizo algo extraordinario:

Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh


Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú
sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte?¿Por
qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para
matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra?
Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu
pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los
cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré
vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra
descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por
heredad para siempre. Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo
que había de hacer a su pueblo. (Éxodo 32:11-14)

Aquí Moisés suplicó a Dios en base al pacto de concesión con


Abraham, no a Su pacto de paridad con Israel. El pacto de paridad hubiese
supuesto una gran razón para matarlos a todos inmediatamente, así que
Moisés apeló a las promesas de Dios hacia Abraham, Isaac y Jacob, y hacia
la descendencia que tendrían. Se aferró al pacto de concesión que tuvo en un
tiempo anterior para que Dios mostrase misericordia hacia el pacto de
paridad. Dios estuvo de acuerdo con Moisés y decidió no destruir a la nación,
pero sí a aquellos que estuvieron involucrados en el culto a los ídolos.
Cuando Moisés descendió de la montaña, destruyó las tabletas del pacto que
Dios había escrito para él. Luego:

Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno
su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el
campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su
pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés;
y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres. Entonces
Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se
ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé bendición
hoy sobre vosotros. (Éxodo 32:27-29)

El mandamiento de matar suena muy arbitrario a menos que uno


recuerde la orgía que estaba tomando lugar. Entonces cuando Moisés liberó a
los levitas para matar, éstos mataron a aquellos involucrados en la adoración
y en la orgía para los ídolos.46 Esto terminó arrojando un total de 3000
personas. En el mismo día en que la Ley fue finalizada a través de la escritura
de las tabletas, tres mil personas murieron. En contraste, en el día de
Pentecostés, cuando el Espíritu del Señor fue dado, 3000 personas fueron
salvas. Es por esto que el apóstol Pablo escribió: “La letra mata, pero el
espíritu vivifica” (2 Corintios 3:6). Este es el contraste entre el antiguo pacto
y el nuevo pacto, entre el pacto que las personas desearon y el pacto que Dios
deseaba.

EL RESULTADO

Ahora que los adoradores de ídolos había sido destruidos, Dios tuvo
que decidir lo que seguía. ¿Cómo podía manejar este pacto de paridad de la
mejor manera posible? Por eso le dice a Moisés:

Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste


de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y
Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré; y yo enviaré delante de ti
el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo,
al heveo y al jebuseo (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no
subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que
te consuma en el camino. (Éxodo 33:1-3)

En otras palabras, Él estaba diciendo: “Mantendré Mi pacto, pero Yo


voy a tomar un paso al costado aquí y en cambio voy enviar al ángel con
ustedes, porque son tan testarudos que quizás termine matándolos a todos.”
Esto quizás suene duro, pero era la valoración de Dios respecto a la situación
y a la incapacidad de los israelitas de ser buenos compañeros de pacto. De
esta manera, Él estaba tratando de ser misericordioso con ellos, a pesar de la
traición que habían cometido. Esto era serio, y causó que los israelitas se
lamentasen y llevasen luto. Luego, Moisés tomó una tienda y la ubicó en las
afueras del campamento como un lugar en donde la gente pudiese encontrarse
con el Señor. Luego Dios vino a él en un pilar de nube y habló con él cara a
cara, como un amigo. Moisés habló con el Señor acerca de la situación,
pidiéndole que fuese con ellos. Le rogó a Dios que reconsidere la situación y
que siguiese con ellos, basándose en el hecho de que él había hallado favor
ante Sus ojos y que lo conocía por nombre. El Señor estuvo de acuerdo con
su pedido.

Luego Moisés le pide al Señor que le muestre Su gloria. Este es un


pasaje muy conocido, pero muchas veces se pasan por alto algunos detalles.
Cuando Moisés le pide a Dios que le muestre Su gloria, aún estaban juntos en
la tienda de reunión. Moisés aún no estaba en la montaña, en donde Dios lo
escondió en la hendidura de una roca. En respuesta al pedido de Moisés, Dios
dice:

Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la


peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la
peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después
apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.
(Éxodo 33:21-23)

Esta era una promesa de Dios para Moisés, que aún no se había
cumplido. Inmediatamente después, Dios le dice a Moisés que prepare dos
tablas de piedra como las que había roto, para que Él pudiese escribir los
mandamientos otra vez. Entonces, la primera vez Dios preparó las tabletas y
escribió en ellas, y la segunda vez, Moisés prepara las tabletas pero Dios las
escribe. Moisés hizo tal como Dios le dijo que hiciese, y lleva las tabletas
hacia la montaña para el Señor. Allí, Dios pasó frente a él, como prometió:

Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el


nombre de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó:
!!Jehová! !!Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la
ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a
millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de
ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad
de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la
tercera y cuarta generación. Entonces Moisés, apresurándose, bajó la
cabeza hacia el suelo y adoró. Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado
gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque
es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro
pecado, y tómanos por tu heredad. (Éxodo 34:5-9)

En los siguientes cuarenta días, Moisés nuevamente recibió todas las


instrucciones del Señor para la gente en torno al tabernáculo, la consagración
de los sacerdotes, los festivales, etc. Cuando descendió a las personas, habían
pasado ochenta días desde que el pacto de paridad fue creado. El resto de
Éxodo dice cómo comenzaron a caminar en las instrucciones de Dios. De
Éxodo 35 al 37, juntan los materiales y comienzan a construir el arca, el
tabernáculo, la tabla, el altar del incienso, y el candelero. De Éxodo 38 al 39,
hacen los adornos sacerdotales y construyen el lavabo. Éxodo 22 al 30 da las
instrucciones para estos ítems, y ahora los israelitas las estaban siguiendo.
Para Éxodo 40, todo estaba terminado y el tabernáculo estaba acomodado de
acuerdo a las instrucciones de Dios. Luego de esto:

Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de


Jehová llenó el tabernáculo. Y no podía Moisés entrar en el
tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de
Jehová lo llenaba. Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los
hijos de Israel se movían en todas sus jornadas; pero si la nube no se
alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba. Porque la
nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba
de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus
jornadas. (Éxodo 40:34-38)

Aquí vemos que los israelitas sabían que la presencia del Señor estaba
ahí, con ellos, y sabían que Dios estaba con Moisés. Tenían una prueba
tangible de Su presencia, pero habían rechazado la relación y Él ya no
interactuaba con ellos personalmente. A pesar de que podían ver la presencia
de Dios con sus ojos, eligieron escoger la distancia. Este fue el trágico punto
de giro en la historia de Israel, y las cosas solo empeoran desde entonces.
Cuando apartaron a Dios, todo comenzó a declinar. No podemos saber a
ciencia cierta qué hubiese pasado si Israel hubiese aceptado el pacto de
concesión que Él había propuesto. Si el Señor iba a crear un sacerdocio
divino, como dijo en Éxodo 19:6, todo indicaría que Él hubiese inaugurado lo
que nosotros conocemos como nuevo pacto allí mismo, en el monte Sinaí.
Obviamente, Dios hubiese tenido que hacer algo respecto al nuevo
nacimiento de la gente, pero si hubiesen aceptado Su pacto de concesión, Él
seguramente hubiese tenido un plan respecto a cómo restaurar sus identidades
de pecadores. En lugar de eso, la Ley fue creada y perduró por 1300 años.

HACIA LA TIERRA PROMETIDA

Luego de Éxodo viene el libro de Levítico, que es una guía para el


sacerdocio, para que éstos supiesen cómo manejar el tabernáculo de Dios que
Moisés acababa de establecer. Levítico también incluye instrucciones
respecto a qué animales eran considerados limpios o inmundos para comer.47
Esta lista de animales inmundos no era algo únicamente pertinente a Israel o
a los patriarcas, sino que era una creencia común en las personas que vivían
en el mundo antiguo. Si podemos ubicar la Biblia dentro de la cultura en
donde fue escrita, tendrá mucho más sentido. Por ejemplo, el concepto de
animales limpios e inmundos era muy conocido, y se originó en los días de
Noé (dado que él supo dividir a los animales entre limpios e inmundos). Para
decirlo simplemente, los animales que se alimentaban de la basura eran
considerados inmundos, y el resto de los animales eran limpios. Esto nos
muestra que este concepto no se originó con la Ley, y que la intención de
Dios nunca fue ser restrictivo sino protector. Él estaba afirmando el
entendimiento de esos días de que los animales que se alimentaban de la
basura eran, verdaderamente, inmundos (no aptos para ser consumidos), y
que debían ser evitados. A pesar de que esta gente del mundo antiguo no
tenía un entendimiento científico de los animales saludables, como lo
tenemos nosotros, la dieta que Dios les dio era muy sana.48

La línea de tiempo de los israelitas se resume en el libro de Números,


que comienza con un censo. Luego leemos de los israelitas celebrando las
primeras Pascuas, lo que significaba que habían estado al pie del monte Sinaí
por un año. En Números 10, comienzan su viaje desde el monte Sinaí hacia la
Tierra Prometida. En Números 11, la gente se queja respecto al maná,
entonces Dios envía codornices, pero con la queja vino también una plaga.
Como se mencionó previamente, esto era porque ahora estaban viviendo bajo
el pacto de paridad que ellos habían pedido. En Números 12, Miriam y Aarón
se revelan contra Moisés, y como resultado, el Señor vuelve leprosa a la
mujer. No obstante, Miriam fue sanada a través de la intercesión de Moisés.

En Números 13, Dios le dice a Moisés que envíe doce espías a la


Tierra Prometida: “Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la
cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un
varón, cada uno príncipe entre ellos.” (Números 13:2). El concepto aquí es
que uno de los compañeros del pacto le estaba pidiendo al otro que envíe a un
equipo a mirar la tierra que el primer compañero estaba a punto de darle al
segundo. En otras palabras, Dios no les pidió que fuesen a evaluar si podían
tomar la tierra o no; simplemente les pidió que fuesen a mirarla. Así es como
Moisés les da esta orden a los doce espías:

Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles:


Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo
es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso;
cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las
ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo
es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y
esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras
uvas. (Números 13:17-20)

Dios ya había prometido darles la tierra, pero aun así diez de los doce
líderes malentendieron la misión y pensaron que debían obtener la tierra por
sus propios medios. Por eso, se centraron en los gigantes de la tierra, y, al
final de los cuarenta días, volvieron con gran temor, desperdigando un
reporte desfavorable respecto a la Tierra Prometida por todo el campamento.
Solo Caleb y Josué tuvieron un reporte positivo. Como resultado, en
Números 14:1-10, la gente planea una conspiración para matar a los líderes y
volver a Egipto. Esto era algo ridículo, sobre todo considerando cuántas
pruebas Dios les había dado desde que habían salido de Egipto. Todos los
días Él les daba comida del cielo. Más de un año después, Su nube seguía
estando en el tabernáculo de reunión. Además, cuando Moisés se encontraba
con Él, su rostro comenzaba a brillar por causa de la gloria de Dios. Pero a
pesar de esta revelación de la gloria y del poder de Dios, ¡los israelitas se
preocupan tanto por causa de los gigantes que querían matar a Moisés y
regresar a la esclavitud de Egipto! No es de sorprender que Dios amenace con
matarlos a todos y comenzar todo de cero con Moisés, como ya había
considerado hacer en Éxodo 32 y 33.

Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo?


¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en
medio de ellos? Yo los heriré de mortandad y los destruiré, y a ti te
pondré sobre gente más grande y más fuerte que ellos. (Números
14:11-12)

Una vez más, Moisés interviene, diciendo:

Pero Moisés respondió a Jehová: Lo oirán luego los egipcios, porque


de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder; y lo dirán a
los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Jehová,
estabas en medio de este pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh
Jehová, y que tu nube estaba sobre ellos, y que de día ibas delante de
ellos en columna de nube, y de noche en columna de fuego; y que has
hecho morir a este pueblo como a un solo hombre; y las gentes que
hubieren oído tu fama hablarán, diciendo: Por cuanto no pudo
Jehová meter este pueblo en la tierra de la cual les había jurado, los
mató en el desierto. Ahora, pues, yo te ruego que sea magnificado el
poder del Señor, como lo hablaste, diciendo: Jehová, tardo para la
ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión,
aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la
maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los
cuartos. Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la
grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo
desde Egipto hasta aquí. (Números 14:13-19)

Aquí Moisés apeló no solo a la reputación que tendría Dios con las
otras naciones, sino también a Su amor. A pesar de que la gente había
amenazado con pecar al planificar matar a los líderes y volver a Egipto,
Moisés le pide a Dios que los perdone nuevamente y continuase con el plan.
Como tenían un pacto de paridad, Dios tenía todo derecho a destruirlos,
basándose en la rebelión en contra del pacto, pero Moisés apela a Su
naturaleza de perdón. Es por esto que vemos a Dios extender Su perdón y Su
gran amor sobre gente que ni lo merecía, ni lo apreciaba. Como compañero
de Su pacto, Israel era terrible, pero Dios continuó perdonándolos. En lugar
de destruirlos, Dios decide castigarlos causando que deambulen en el desierto
por cuarenta años antes de entrar a la Tierra Prometida. Por cada día que los
espías habían estado en la tierra, la gente tendría que deambular por un año
en el desierto (Ver Números 14:34). Los diez espías que habían dado reportes
negativos, fueron asesinados inmediatamente. Aun así, los cuarenta años en
el desierto eran, en realidad, una sentencia de muerte, como Dios revela en
Números 14:29-30:

En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que


fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales
han murmurado contra mí. Vosotros a la verdad no entraréis en la
tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella;
exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.

Para el final de los cuarenta años, Israel estaba compuesta de una


nueva generación, la que finalmente entró en la Tierra Prometida.

LOS CUARENTA AÑOS

Por esta misma razón, Israel tuvo que estar cuarenta años caminando
en el desierto cuando podrían haberlo cruzado en aproximadamente once
días. Para el final de los cuarenta años, los de veinte años tendrían sesenta, y
todos aquellos con mentalidad de esclavos de la generación anterior estarían
muertos, excepto por Josué y Caleb. Esto marca otro cambio muy
significativo en la historia y en la manera de pensar israelita. Antes, cuando
se habían rebelado contra Dios, incluso bajo el pacto de paridad, Él había
respondido primariamente con misericordia, solo castigando a aquellos
directamente responsables de la rebelión. Ahora la generación completa debía
pagar las consecuencias, y habían aprendido el significado de las palabras de
Dios: “Cuarenta años llevarán a cuestas su maldad, y sabrán lo que es
tenerme por enemigo” (Números 14:34. NVI). Luego de perdonarlos una y
otra vez, Dios se había dado por vencido con esa generación. Esta es la
primer experiencia como esta en la historia de Israel.

Aquí es importante mencionar que el Antiguo Testamento no nos da


la misma claridad respecto al cielo y al infierno como lo da el Nuevo
Testamento, y esta historia no dice que la generación entera se fue al infierno.
En lugar de eso, simplemente dice que Dios los hizo a un lado porque no
podía seguir trabajando con ellos, y por eso esperaría a la siguiente
generación para cumplir Su promesa. Cuando los israelitas establecieron el
sistema de sacrificios, durante sus años en el desierto, creían que el Mesías
vendría en el futuro, y el hecho de que fueron excluidos de la Tierra
Prometida en la tierra no quiere decir necesariamente que fueron excluidos
del cielo. Incluso a Moisés no se le permitió entrar a la Tierra Prometida.

Números desde el capítulo 15 al 36 contiene la historia del viaje de


los cuarenta años. Durante este tiempo, los cananeos comenzaron a venir al
desierto para atacar a Israel, lo que significó que Dios tuvo que defenderlos
como su compañero de pacto. En Éxodo 23, Dios había prometido echar a los
cananeos a través de causas naturales, y esto es lo que Él hubiese hecho si los
espías no hubiesen esparcido un reporte negativo. Ahora, los israelitas
estaban atrapados en una deambulación sin sentido en el desierto por cuarenta
años, y durante este tiempo, los cananeos se volvieron agresivos en torno a
ellos. Esto estableció un escenario entre los israelitas y cananeos que se
resolvería en la conquista de la tierra de Canaán años después. No obstante,
esta no era la intención original de Dios. Cuando los israelitas llegaron al
final de los cuarenta años, experimentaron otro cambio significativo en el
pacto. El mismo pasó de ser un pacto de paridad a un pacto de vasallaje, lo
que analizaremos en el próximo capítulo.

PREGUNTAS DE REPASO

1. “La letra _____________ pero el Espíritu ________________” (2


Corintios 3:6)

2. ¿Cuál fue el peor momento en la historia de Israel?


3. En el mundo antiguo del Noroeste, ¿quién era considerado un
sacerdote en cada casa?

4. Moisés apeló a la misericordia de Dios hacia Israel apoyándose en un


pacto anterior…¿Cuál era ese pacto y quién era su compañero de
pacto?

MATERIAL RELACIONADO

Mary Douglas, Purity and Danger.

Jordan S. Rubin, The Maker’s Diet.

45 Aquí es importante señalar que cuando Dios menciona a los sacerdotes, no


se está refiriendo a los sacerdotes que vinieron después de la Ley, porque la
Ley no había sido dada aún. En lugar de eso, se está refiriendo al
entendimiento que había en el antiguo Noroeste, en donde el miembro varón
más viejo de cada casa era automáticamente el sacerdote de esa familia. Así
era como el sistema de patriarcado funcionaba. Así que, cuando Dios se
refiere a los sacerdotes en este pasaje, se estaba refiriendo a las cabezas de las
casas, asegurándose de que conocieran que el mandamiento de la
consagración también aplicaba para ellos.
46 Edersheim, Bible History: Old Testament, 218.
47 El libro de Mary Douglas, Purity and Danger, es un libro de antropología
que analiza a las civilizaciones antiguas y los conceptos de los rituales, los
animales inmundos, y otros factores pertinentes a nuestro entendimiento del
mundo antiguo.
48 Rubin, The Maker’s Diet.
CAPÍTULO ONCE

EL PACTO MOSAICO PARTE


DOS
Como mencioné en el capítulo anterior, el libro de Deuteronomio
marca un cambio en el pacto mosaico, de un pacto de paridad a un pacto de
vasallaje. Por eso, el libro comienza con la proclamación de Moisés a los
israelitas en el primer día del mes once del año cuarenta en el desierto. Ahora
que los cuarenta años estaban terminando, era tiempo para el Libro de la Ley,
también conocido como Deuteronomio. Hasta entonces, las leyes
primordiales que los israelitas tenían eran aquellas mencionadas en Éxodo y
Levítico, que hablaban respecto a qué comer, cómo manejar las
enfermedades, las funciones de los levitas y sacerdotes, etc. Moisés ahora
tenía 120 años, y estaba listo para morir. No le fue permitido entrar a la
Tierra Prometida, y por eso necesitó pasarle el liderazgo de la nación a Josué.
Hacer eso dentro de un pacto de paridad, requería una renovación del pacto.
Moisés, en representación de Israel, y Dios, eran compañeros de pacto. Ahora
que Moisés estaba listo para morir, Dios estaba pronto a perder a su
compañero. Es por esto que Israel tuvo que suplirse de un nuevo
representante, Josué. La entrada en escena de este nuevo compañero requirió
una renovación del pacto, lo que también necesitó un informe de cómo el
pacto había funcionado hasta el momento.

DE UN PACTO DE PARIDAD A UN PACTO DE VASALLAJE

Si dos reyes estaban juntos en un pacto de paridad, pero uno de ellos


era un compañero de pacto horrible, cuando ese rey moría se hacía una
renovación del pacto con su sucesor. El otro rey sería el que pediría un
cambio en el pacto, dado que anterior no había funcionado bien. No podía
cambiarlo mientras estuviese aún en un pacto con el primer rey, pero cuando
su sucesor entraba en escena, entonces podía hacerlo. Esto es exactamente lo
que pasó entre Dios y Josué. Mientras Dios estaba en un pacto con Moisés,
no podía cambiarlo, y es por esta razón que Él nunca amenazó con destruir a
Moisés junto con el pueblo. Él era su compañero de pacto. Si Dios hubiese
destruido la nación, Él hubiese podido comenzar de nuevo con Moisés.

No obstante, cuando Josué entra en escena, Dios instituye un nuevo


pacto con él en el libro de Deuteronomio, en donde el pacto fue bajado de
categoría a uno de vasallaje. Mientras que un pacto de paridad se daba entre
dos iguales, un pacto de vasallaje se daba entre un gran rey y un rey de menor
importancia. En otras palabras, entre personas que no estaban en situación de
igualdad. Encontramos la prueba de que Deuteronomio es un pacto de
vasallaje en su estructura, que se separa en las mismas cinco partes usadas en
los pactos de vasallaje, como era costumbre en el mundo antiguo.49 Así es
cómo las cinco partes de un pacto de vasallaje se cumplen en el libro de
Deuteronomio:

1. El Preámbulo: Deuteronomio 1:1-5

Cada uno de estos pactos de vasallaje y sus arreglos comenzaban con


un preámbulo que indicaba la fecha cuando el pacto tuvo lugar, y quién era el
mediador del pacto. Servía como una introducción.

2. Prólogo Histórico: Deuteronomio 1-4

A continuación sigue la historia del pacto, o la historia de cómo los


dos compañeros habían caminado juntos en el pacto anterior, incluyendo si
alguno de los mismos había faltado al pacto.

3. Estipulaciones/Obligaciones: Deuteronomio 5-26

Esta sección enlista lo que era requerido para vivir dentro del pacto de
vasallaje. Siempre era la parte más larga de las cinco que componían al pacto.
Es por esto que Deuteronomio contiene capítulos y capítulos llenos de reglas.
Estas son las estipulaciones del pacto.

4. Sanciones Finales/Ratificación del Pacto: Deuteronomio 27-30

Este es el arreglo del pacto, en donde el rey menor llega a un acuerdo con
las estipulaciones del rey mayor.

5. Continuidad del Pacto/Sucesión de la Dinastía: Deuteronomio 31-


34

Aquí es donde se indica quién será el sucesor del pacto. Enlista quién
era el rey que estaba por morir, y quién sería la persona que ocuparía su
lugar.

Hacia el final de Deuteronomio, luego de que Moisés escribe la Ley,


Dios le dice que la ubique junto al arca del pacto como testigo contra Israel
(Ver Deuteronomio 31:26). Anteriormente, las dos tabletas del pacto de
paridad (los Diez Mandamientos) estaban ubicados dentro del arca, pero el
libro de Ley estaba afuera. En otras palabras, era un apéndice. El pacto de
paridad era el pacto real que habían recibido en la piedra, pero por causa de
que Israel había hecho un muy mal trabajo cumpliéndolo, esta adición
cambió el pacto con un arreglo de vasallaje. Como resultado, todas estas
nuevas obligaciones fueron añadidas. Esto muestra el peso extra que trajo el
libro de la Ley sobre Israel.

LA MALDICIÓN DE LA LEY

A continuación echaremos un vistazo más de cerca de la ratificación


de la Ley. Dios estableció el formato de esto en Deuteronomio 27:14-15.

Y hablarán los levitas, y dirán a todo varón de Israel en alta voz:


Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición,
abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en
oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.
El resto de Deuteronomio 27 toma este ritmo, en donde los levitas
declaran una maldición para la desobediencia, y la gente debía responder
“Amén.” En otras palabras, las estipulaciones de Dios y las consecuencias de
la desobediencia debían ser declaradas en voz alta, y la gente debía responder
en afirmación. Esto nos muestra que el pacto ya no era entre iguales, sino que
un rey mayor (Dios) les estaba dando una lista de reglas, y a ellos les era
requerido obedecer. Esto se basaba en el hecho de que Israel había violado su
pacto de paridad con Dios en repetidas oportunidades, lo que le dio a Él el
derecho de esencialmente decirles: “Ustedes deben obedecer estas
estipulaciones, o morirán.” Dicho de otra manera, Él estaba teniendo
misericordia al ofrecerles otra chance, en lugar de simplemente lanzar el
castigo que se merecían por sus violaciones al pacto de paridad.

Este concepto continuó en Deuteronomio 28, que contiene las


bendiciones por la obediencia y las maldiciones por la desobediencia. Las
bendiciones de Deuteronomio 28 son aplicables para nosotros, en el sentido
de que fueron sombras y figuras de las mayores bendiciones que serían
reservadas para nosotros en el nuevo pacto. Es por esto mismo que podemos
tener más bendiciones que las que se enlistan en Deuteronomio 28 si las
reclamamos para nuestras vidas. No obstante, es importante notar que las
maldiciones no aplican en el nuevo pacto, porque ahora tenemos perdón
cuando pecamos. Ya no podemos ser maldecidos, porque nuestro compañero
de pacto no utiliza estos métodos bajo el nuevo pacto. Esto no significa que
no experimentemos las consecuencias por nuestras acciones. El principio
bíblico de la siembra y la cosecha aún aplica, y si sembramos pecado,
cosecharemos de acuerdo a ese género. Ese no es Dios poniendo una
maldición sobre nosotros. Eso es simplemente las consecuencias de nuestras
decisiones estúpidas. Todos tenemos la libertad para tomar decisiones que no
nos harán bien, pero no es recomendable. La diferencia entre el nuevo y el
antiguo pacto es que Dios no nos maldice por nuestras pobres decisiones. A
diferencia de nosotros, los israelitas vivían bajo el peso de una realidad en la
que, si desobedecían al pacto, Dios los maldeciría.

EL FRACASO PROFETIZADO

En Deuteronomio 29, cuando Moisés renovó el pacto, él profetizó el


fracaso y la destrucción de Israel. Esta es solo una parte de esta profecía:

Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten


después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras,
cuando vieren las plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de que
Jehová la habrá hecho enfermar (azufre y sal, abrasada toda su
tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba
alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de
Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su
ira); más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a
esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira? Y responderán:
Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él
concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto, y fueron y
sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no
conocían, y que ninguna cosa les habían dado. Por tanto, se encendió
la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las
maldiciones escritas en este libro; y Jehová los desarraigó de su
tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra
tierra, como hoy se ve. (Deuteronomio 29:22-28)

Aquí Moisés está mostrando una figura de la destrucción que tendría


lugar durante los exilios de Asiría y Babilonia. Toda la gente había terminado
de ratificando el pacto al decir amén a todas las maldiciones por la
desobediencia. Luego Moisés profetizó el fracaso. Él les recordó, “Esto es lo
que ustedes pidieron. Traté de hacerlos una nación de sacerdotes, pero
ustedes no lo quisieron. Ustedes optaron por un mediador. Luego dudaron de
su mediador y trataron de volver a Egipto. Este pacto es un resultado de sus
propias decisiones, y sé que fallarán porque son gente testaruda.”

Luego, en Deuteronomio 30, Moisés les dice que regresarían a la


tierra luego de la destrucción:

Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la


bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te
arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere
arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a Jehová tu Dios, y
obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus
hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará
volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a
recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido
Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes
más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu
Dios, y de allá te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra
que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te
multiplicará más que a tus padres. (Deuteronomio 30:1-5)

Esto profetiza el regreso del exilio bajo el mando de Nehemías y


Esdras, cuando los judíos volvieron y reconstruyeron Jerusalén y el templo.
No se refiere a los últimos tiempos, como algunos enseñan. Sabemos esto
porque el versículo seis nos dice el período histórico:

Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu


descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y
con toda tu alma, a fin de que vivas. (Deuteronomio 30:6)

Esta es la primera vez que la Biblia menciona la circuncisión del


corazón, y es una de las primeras menciones de un futuro nuevo pacto. En
otras palabras, a través de Moisés, Dios estaba profetizando que luego de que
los israelitas volviesen del exilio a su tierra, Él instituiría un nuevo pacto.
Esto significa que este pasaje se refiere a un período histórico anterior al
nuevo pacto, y no hay posibilidad de que se refiera a los últimos tiempos.
Luego de que Moisés profetizara sobre el fracaso de Israel y el exilio, Él
también prometió el futuro advenimiento de un nuevo pacto, uno diferente
que incluiría la circuncisión del corazón. Así, escondida en la mala noticia de
su situación actual, estaba la promesa de algo mucho mejor para el futuro.

NO DEMASIADO DIFÍCIL

Es importante notar aquí que incluso a pesar de que Moisés profetizó


el fracaso de Israel, era completamente posible para ellos tener éxito. Mucha
gente dice, “No podemos cumplir la Ley porque es demasiado difícil. Es
humanamente imposible.” No obstante, Deuteronomio 30 dice exactamente
lo contrario:
Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado
difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas:
¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír
para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas:
¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo
haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la
palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he
puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque
yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus
caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos,
para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la
tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón
se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses
ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no
prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el
Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra
llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la
vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida,
para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios,
atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y
prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró
Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.
(Deuteronomio 30:11-20)

Hay muchísimo para analizar en este pasaje. Primero, debemos


considerar lo que algunas personas consideran un narcicismo implícito. Par
algunos, el mandamiento de amar a Dios suena arrogante y narcisista de Su
parte. Pero este es un malentendido cultural. El mandamiento de amar al rey
mayor era simplemente parte del pacto de vasallaje, porque lo contrario del
amor es el odio, y ese sentimiento hubiese movido a las personas a romper las
leyes del pacto. Por esto, se utiliza el mandato de “amar” a la obediencia y a
un servicio fiel. Algunas personas también han malinterpretado las sanciones
de Dios contra la idolatría, y creen que se trata de narcisismo. Pero la realidad
era que, dentro de un pacto, adorar a otros dioses era equiparable al adulterio.
Como ellos estaban en un pacto con Dios y lo aclamaban como su Señor,
cuando adoraban a otros dioses estaban engañando a su compañero de pacto.
Dios fue un compañero fiel a Israel. No hizo pactos con otras naciones, y El
deseaba que Israel lo honre de la misma manera al no adorar a otros dioses.
Es por esto que, en un mundo politeísta, los israelitas fueron llamados a
adorar al único Dios de Israel.

Segundo, estudiaremos el mito de que la Ley era demasiado difícil de


cumplir para los humanos. El siguiente diagrama ilustra lo que Dios dijo de
ellos respecto a la accesibilidad de la Ley:
En otras palabras, “La Ley no está en el cielo, lejos de tu alcance. No
está del otro lado del mar, para que nades una gran distancia para alcanzarla.
En realidad, está cerca: en tu corazón y en tu boca.” Esto es muy diferente de
lo que normalmente se piensa. Mucha gente cree que Jesús vino a cumplir la
Ley al pie de la letra porque ningún hombre lo había hecho antes. Ese
pensamiento no solo contradice la Biblia, sino que tampoco tiene sentido
porque Jesús no vino a ganar las bendiciones de la Ley, que eran bendiciones
materiales. Él no compró las bendiciones de Deuteronomio 28 al cumplir
Deuteronomio a la perfección. En lugar de eso, vino a establecer un nuevo
pacto completamente diferente. Desarrollaremos más a fondo este tema más
adelante, pero el punto aquí es que Jesús no fue la primer persona en
obedecer el antiguo pacto.

Si ese hubiese sido el caso, y si hubiese sido imposible para una


persona cumplir la Ley, hablaría muy mal de Dios. ¿Realmente creemos que
Él podría darle una Ley que nadie podría cumplir y condenar a los israelitas a
fallar? Eso está muy lejos de la verdad, como el pasaje mostrado
anteriormente indica. Lo que debemos recordar es que el antiguo pacto estaba
basado en bendiciones y maldiciones, y el resultado de obedecer el pacto eran
bendiciones para la vida. Cuando leemos el Antiguo Testamento, y pensamos
que al seguir la Ley obtendremos salvación, estamos obviando algo muy
importante: ni la salvación, ni la vida eterna se mencionan en la Ley. La
recompensa por la obediencia era simplemente bendición para la vida. La Ley
no tenía nada que ver con la vida eterna, así que si incluso la gente la
obedecía perfectamente, debía ser reemplazada al ser un pacto inferior al
nuevo pacto. Es crucial que entendamos esto. Por supuesto, la Ley sí revela la
maldad de los corazones de las personas, como Pablo señala en Romanos
3:20: “(…) porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.”
También 1 Corintios 15:56 dice: “ya que el aguijón de la muerte es el
pecado, y el poder del pecado, la ley.” La Ley revela el pecado, pero eso no
significa que es imposible de cumplir.

Vemos esto en Filipenses 3, en donde Pablo escribe acerca de su


propia experiencia antes de su salvación:

Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a


Dios y nos gloriamos en Cristo jesús, no teniendo confianza en la
carne. Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno
piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al
octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de
hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de
la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.
(Filipenses 3:3-6)

Aquí, Pablo claramente dice que él era justo conforme a la Ley, y que
la obedeció irreprensiblemente. Respecto a Zacarías y Elizabeth, Lucas 1
dice: “Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos
los mandamientos y ordenanzas del Señor.” (Lucas 1:6)

La gente a veces obtiene la idea de que no podemos cumplir la Ley de


Santiago 1, en donde dice que si violamos una sola parte de la Ley, la
rompemos por completo. En otras palabras, requiere un 100% de
consistencia. Esto es verdad, y eso hace a la Ley dificil, pero no la vuelve
imposible. Santiago y los otros apóstoles predicaron en contra de la
reinstauración de la Ley, no porque fuese imposible cumplirla, sino porque
ahora había un pacto mejor. Le estaban diciendo a la Iglesia que no se
volvieran a la Ley, y que permanecieran en el nuevo pacto. En otras palabras,
les decían, “Incluso si sigues la Ley sin falta, ¿cuál es el punto? Ganarías
bendiciones en tu vida, pero te perderías las mejores promesas del nuevo
pacto.” Es mucho mejor vivir en el nuevo pacto (un pacto de concesión), en
donde nuestros corazones están circuncidados y no necesitamos preocuparnos
por cumplir la Ley para evitar la muerte. El nuevo pacto es muy superior al
antiguo, así que la idea de volver a la Ley es ridicula. Esto es lo que los
apóstoles querían decir. No indicaban que la Ley era imposible de seguir.

Encontramos otros ejemplos de la accesibilidad de la Ley en la


historia del joven rico, quien aclamó que había cumplido los mandamientos
desde que era un niño. Jesús no lo reprende por tal declaración, diciendo que
tal cosa era imposible. Él aceptó lo que el joven había dicho, y lo invitó a
vender todo y a seguirlo si quería obtener vida eterna (Ver Mateo 19:16-21).
Este concepto contradice lo que le fue enseñado a muchos cristianos: que
Dios dio una Ley imposible de cumplir.
Como padre, pedirle a mi hija de dos años que lleve una piedra de
veinte kilos en la cabeza mientras camina a través del patio (porque si no lo
hace, no la alimentaré), haría de mí un psicópata que necesita ser encerrado
cuanto antes. La idea de Dios pidiéndole a los israelitas que siguiesen algo
imposible de cumplir haría que Dios se vea como un padre terrible.

Algunos han dicho que el nuevo pacto es una renovación del antiguo,
y que ahora somos capaces de cumplir la Ley porque somos nuevas
creaciones y tenemos al Espíritu Santo dentro de nosotros. Eso contradice
completamente lo que dice la Ley: “Porque este mandamiento que yo te
ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.” (Deuteronomio
30:11). La Ley era posible de cumplir para ellos, incluso sin ser regenerados
por el Espíritu.

EN DEFENSA DE DIOS

Ahora vamos a estudiar a la falsa imagen de Dios que muchas


personas han obtenido de los libros de Levítico y Deuteronomio. Estos dos
libros probablemente han provocado un mayor número de ateos que cualquier
otro libro de la Biblia. Mucha gente lee las leyes y piensan que nos muestran
cómo es Dios. Por ejemplo, piensan que para Él está bien la esclavitud,
maltratar a las mujeres, y toda esa calse de cosas que suenan horribles para
nosotros. Por esta causa, han comenzado a desarrollar una imagen errónea de
Dios.

Muchos líderes modernos del ateísmo, tales como Christopher


Hitchens, Sam Harris, y Richard Dawkins, leen la Escritura a través de los
lentes de Deuteronomio. Sacan esas leyes raras, que son estipulaciones del
pacto de vasallaje entre Dios e Israel en Deuteronomio 5-26, y las usan para
decir, “Tu Dios es un loco. Mira a estas leyes. ¿Por qué para Él está bien
esto?” Por ejemplo, Richard Dawkins, uno de los más reconocidos ateos del
mundo, escribió:

Podría decirse que el Dios el antiguo pacto es el personaje más


desagradable de toda la ficción: celoso y orgulloso de serlo; un
quisquilloso; un injusto; un rencoroso maníatico del control; un
reivindicativo, hambriento de sangre; un discriminador; un misógino;
un homofóbico, racista, genocida, pestilente, megalomaniático; un
sadomasoquista; y un abusivo caprichoso y malevolente.

Todos esos conceptos están tomados de las leyes de Deuteronomio.


Desafortunadamente, cuando se encuentran con declaraciones como esta, la
mayoría de los cristianos no saben cómo explicar el propósito de la Ley y
cómo es (y cómo no es) la naturaleza de Dios.

Encontramos otros ejemplos, este más gracioso, en una carta escrita a


la Dra. Laura Schlessinger, una personalidad radial. Un escritor anónimo le
envió la siguiente carta basada en sus intentos de ser consistente como una
persona ortodoxa judía de acuerdo a la Ley. Él le responde frente a su
declaración que, para un ortodoxo judío y de acuerdo a Levítico 18:22, la
homosexualidad es una abominación y no está permitida.

Querida Dra. Laura:

Gracias por lo mucho que hace para educar a las personas respecto a la Ley
de Dios. He aprendido muchas cosas de su programa, y trato de enseñarles
ese conocimiento a la mayor cantidad de personas que puedo. Cuando
alguien trata de defender el estilo de vida homosexual, por ejemplo, yo
simplemente le recuerdo lo que dice Levítico 18:22, y le digo que eso es una
abominación. Fin del debate.

No obstante, necesito algunos consejos de usted respecto a algunos otros


conceptos de la Ley de Dios y cómo cumplirlos:

1. Levítico 25:44 dice que puedo tener esclavos, tanto hombres como
mujeres, que provengan de naciones vecinas. Un amigo mío dice que
eso aplica para los mexicanos, pero no para los canadienses. ¿Puedes
aclararme esto? ¿Por qué no puedo obtener canadienses?

2. Me gustaría vender a mi hija a la esclavitud, como dice en Levítico


21:7. En este tiempo y cultura, ¿cuál cree usted que sería el precio
justo por ella?
3. Sé que no puedo estar en contacto con ninguna mujer mientras ésta
esté menstruando porque está “inmunda”, como dice Levítico 15:19-
24. El problema es, ¿cómo me doy cuenta? Intenté preguntarles, pero
la mayoría de las mujeres se ofende.

4. Cuando quemo un toro en el altar como sacrificio sé que crea un olor


fragante para el Señor, como dice Levítico 1:9. El problema son mis
vecinos. Me dicen que el olor no es fragante para ellos. ¿Debo
golpearlos?

5. Tengo un vecino que insiste en trabajar en el día Sábado. Éxodo 35:2


claramente dice que debería ser asesinado. ¿Estoy moralmente
obligado a matarlo yo mismo, o debería pedirle a la policía que lo
haga?

6. Un amigo mío siente que comer de manera egoísta es una


abominación, como dice Levítico 11:10, y que ésta es una
abominación menor que la homosexualidad. Yo no estoy de acuerdo.
¿Podría aclarar esto? ¿Hay diferentes grados de abominación?

7. Levítico 21:20 dice que no me acerque al altar de Dios si tengo un


defecto en la vista. Tengo que admitir que uso lentes de lectura. ¿Mi
visión tiene que ser 20/20 o estoy bien así?

8. La mayoría de mis amigos varones tienen cabello corto, incluyendo el


de alrededor de sus sienes. Levítico 19:27 lo prohíbe expresamente.
¿Cómo deben ser puestos a muerte?

9. Sé de Levítico 11:6-8 que tocar la piel de un cerdo muerto me hace


inmundo. ¿Puedo seguir jugando con la pelota si uso guantes?

10. Mi tío es un granjero. Viola lo que dice en Levítico 19:19 al plantar


diferentes cultivos en el mismo campo. Su esposa también lo hace al
usar prendas de vestir que tienen diferentes géneros (poliester y
algodón). Él también maldice y blasfema mucho. ¿Es realmente
necesario que juntemos a toda la ciudad para que sean apredreados?
(Como dice Levítico 24:10-16). ¿No podemos quemarlos de manera
privada, como se hace con la gente que duerme con sus cuñados y
cuñadas? (Levítico 20:4). Sé que usted ha estudiado mucho sobre
estas cosas, así que estoy seguro de que usted podrá ayudarme.
Gracias otra vez por recordarnos que la Palabra de Dios es eterna y
que no cambia.

Su discípulo y su fan.
AJC

P.D: Realmente es terrible no poder comprar canadienses.

El punto aquí, obviamente, es que debemos pensar mejor las cosas de


lo que muchas veces hacemos. Si decimos que parte de la Ley aplica para
nosotros, debemos ser consistentes. No tiene sentido decirle a alguien que no
puede tatuarse mientras que sí puede comer tocino. Es inconsistente. Pero lo
que es más importante, debemos recordar que no estamos bajo la Ley sino
bajo Jesús. Somos parte del nuevo pacto, no del antiguo. La realidad es que
algunas leyes son muy difíciles de comprender debido a nuestro manera de
pensar moderna.

En el año 144 D.C., un líder de la Iglesia primitiva llamado Marción


creó un sistema de creencias que luego se denominó como Marcionismo. No
tenemos copias de sus escritos, pero Tertuliano, un reconocido padre de la
Iglesia, escribió una serie de cinco volúmenes refutando a Marción. De esto
podemos deducir que este personaje fue de gran influencia en aquellos
tiempos. De las refutaciones de Tertuliano, podemos entender qué era lo que
Marción creía. El concepto central detrás de su enseñanza era que el Dios el
Antiguo Testamento no era el padre de Jesús. Esto se basa en el razonamiento
de que Jesús, el reflejo de Dios el Padre, no es como el Dios el Antiguo
Testamento. Basándose en las leyes del Antiguo Testamento, ese Dios era
diferente del padre de Jesús. Por eso, decía, había dos dioses en la Escritura.
Claramente, la disparidad entre el Dios del Nuevo y del Antiguo Testamento
es algo que ha inquietado a la Iglesia desde sus comienzos. Los cristianos
modernos han ofrecido toda clase de respuesta a este problema, muchas de
las cuales tienen una falta de entendimiento de los pactos bíblicos.
Por ejemplo, algunos maestros dicen que Satanás no fue mencionado
muchas veces en el Antiguo Testamento porque la gente de ese entonces le
atribuía todo a Dios, tanto el bien como el mal. Entonces, cuando los
israelitas morían por causa de las plagas u otros “juicios”, se lo atribuían a
Dios, pero en realidad era obra de Satanás. Esto requiere que uno lea la
Escritura con un filtro que malinterpreta lo que el texto en realidad dice.
Otros maestros intentan hacer encajar a Jesús en cada parte del Antiguo
Testamento, incluyendo la Ley. Esto requiere ser realmente amplios de
mente. Ciertamente, el Antiguo Testamento está lleno de sombras y figuras,
pero la Ley no es una de ellas. No apunta a Jesús excepto en la promesa de
que Dios eventualmente circuncidaría sus corazones en un nuevo pacto. La
idea de hacer que todo apunte a Jesús es muy popular, pero la realidad es que
la Ley apuntaba a la situación de Israel y al problema en que ellos mismos se
habían metido al rechazar la oferta de Dios de un pacto de concesión, y luego
no ser fieles al pacto de paridad con Él. Solo entenderemos esto
adecuadamente cuando estudiemos la Escritura a la luz de los cinco pactos
mayores y sus cánones.

La clave para entender la rareza de las leyes en Levítico y


Deuteronomio es el patrón de leyes popular en esos tiempos. Muchos otros
países alrededor de Israel también tenían libros de leyes que servían como un
intento temprano de ley civil. Uno de los más conocidos libros de leyes de
ese período es el Código de Hammurabi, que contiene 282 leyes. Siguiendo
el mismo patrón, Dios le dio a Su gente un libro de leyes llena de reglas que
podían obedecer. Lo que la mayoría de los cristianos no sabe es que las leyes
que Dios le dio a Su pueblo eran muy similares a las leyes antiguas de los
pueblos vecinos, con la excepción de que la Ley de Dios era mejor que las
otras leyes. Por ejemplo, si los hititas tenían que juzgar a un ladrón, le
hubiesen cortado la mano. En Israel, el mismo ladrón hubiese tenido que
pagar cuatro veces el valor de lo que había robado (pero conservaría su
mano). En aquellos tiempos, la mutilación era un castigo muy común, y el
Código de Hammurabi incluye al menos dieciséis castigos que involucraban
mutilaciones. En contraste, ninguna de las leyes en Levítico y Deuteronomio
instituían la mutilación como parte de la Ley. De esta forma, la Ley fue mejor
que las otras leyes que tenían las naciones vecinas a Israel.50

Esta es la desconexión que a veces le sucede al lector moderno. Pensamos


que estas leyes representan el corazón de Dios o lo ideal de Dios, pero eso
está muy lejos de la verdad. El ideal de Dios es la forma en la que las cosas
eran en el Jardín del Edén. En el nuevo pacto, Su Jardín está al final de
Apocalipsis para guiarnos a la ciudad del Jardín, que es Su ideal. Pero la Ley
del Antiguo Testamento no era acerca de que los israelitas volviesen al
Jardín. Simplemente fue una adición en la Ley para llegar a un arreglo y estar
en un pacto de vasallaje. Como parte del pacto de vasallaje, tenían que tener
leyes. Aun así, en la bondad de Dios, les dio una Ley que era mejor que las
que tenían las naciones vecinas. No obstante, no era el ideal del Edén. No
reflejaba Su corazón.51

La existencia de la exclavitud no está en el corazón de Dios. No está


en Su corazón que los padres vendan a sus hijos a la esclavitud. Ni siquiera
está en el corazón de Dios que los ladrones tengan que pagar cuatro veces el
valor de lo que robaron. El corazón de Dios tiene perdón, anhela ver a la
gente restaurada, regenerada, y cambiada. Pero dentro de una sociedad civil
sin gente regenerada por el Espíritu, Él tuvo que darles leyes. En su sabiduría
y bondad, les dio leyes que eran superiores a cualquier otra en ese tiempo. No
obstante, debemos entender que este código de la ley no era, de ninguna
manera, el ideal de Dios. No reflejaba Su corazón porque Israel había
escogido otro estilo de vida. Habían rechazado la regeneración y un pacto de
concesión, así que Él les dio lo mejor que pudo dentro de esa situación, pero
no era el Jardín del Edén. Algunas personas dicen que necesitamos poner la
Ley Mosaica en nuestros gobiernos para que los gobernantes puedan aplicar
los “ideales de Dios” en nuestras naciones…¡Pero la Ley del antiguo pacto
no era el ideal de Dios! Era simplemente una mejora de una situación horrible
que Israel había escogido.

En el nuevo pacto, encontramos el ideal de Dios en el mandamiento


de Jesús: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os
he amado.” (Juan 15:12). Un par de versículos más adelante, Él dice de
nuevo: “Esto os mando: Que os améis unos a otros” (Juan 15:17). La medida
del antiguo pacto era “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18),
que estaba basado en amor condicional. En otras palabras, era amar a otros
basándose en una medida propia. Jesús subió la medida en el nuevo pacto
cuando Él mandó a amar como Él ama, lo que supone un tipo de amor
incondicional. ¡Existe una gran diferencia entre el amor condicional del
antiguo pacto y el amor incondicional del nuevo pacto! Su ideal no se reveló
en el antiguo.

Como se ha mencionado en el capítulo anterior, el antiguo pacto en


realidad veló a Dios. A pesar de que las leyes eran ligeramente mejores que
aquellas que tenían los pueblos vecinos a Israel, no estaban ni siquiera cerca
de mostrar el corazón o los ideales de Dios. Por ejemplo, Él no estaba
diciendo que aprobaba la esclavitud, sino algo como lo siguiente: “Si van a
tener esclavos por causa de esta horrible situación como gente sin
regeneración, y yo estoy en un pacto con ustedes y sé que no están haciendo
las cosas bien, no voy a darles una ley tan difícil que sea imposible para
ustedes de cumplir. Voy a darles una ley que está muy cerca de ustedes. No
voy a darles una ley basada en Mis ideales, en donde todos somos libres e
iguales, en donde el racismo y la misoginia no existen, y todos somos
iguales…Tal ley los mataría, y nunca podrían cumplirla porque no están
regenerados. En lugar de eso, voy a bajar a su nivel, y voy a darles una ley
que es similar (pero mejor) a la que tienen los otros pueblos que los rodean,
para que puedan cumplirla.” Esa es la Ley que Él les dio, pero no fluyó de Su
corazón. No lo representa ni muestra quién realmente Él es. En lugar de eso,
nos muestra cómo el descendió al nivel de los israelitas para darles una ley
con la que pudieran identificarse y obedecerla.

Desafortunadamente, mucha gente ha leído la Ley como una


descripción de quién es Dios. Esto ha puesto un velo sobre los ojos, que no
los deja ver Su corazón, y todo lo que ven es leyes locas. Tres mil años
después, no podemos entender esas leyes en lo absoluto por causa de que
nuestras actuales leyes en los códigos civiles modernos del mundo occidental
son significativamente mejores que el Código de Hammurabi u otras leyes
del mundo antiguo, incluyendo la Ley de Dios. La civilización, en general, no
ha parado de mejorar. La gente promedio del mundo actual vive muchísimo
mejor que los israelitas del mundo antiguo, y esto a veces nos confunde
porque no nos damos cuenta de que Ley fue un reflejo de un período
histórico y no del corazón de Dios.

LA CANCIÓN DE MOISÉS
Luego de que el pacto fuese ratificado y de que el fracaso de Israel
fuese profetizado, Dios le dice a Moisés que escribiese una canción profética
sobre eso:

Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y


este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra
adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi
pacto que he concertado con él; y se encenderá mi furor contra él en
aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán
consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán
en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios
en medio de mí? Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel
día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a
dioses ajenos. Ahora pues, escribios este cántico, y enséñalo a los
hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea
por testigo contra los hijos de Israel. Porque yo les introduciré en la
tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se
saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán,
y me enojarán, e invalidarán mi pacto. Y cuando les vinieren muchos
males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como
testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque
yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca
en la tierra que juré darles. Y Moisés escribió este cántico aquel día,
y lo enseñó a los hijos de Israel. (Deuteronomio 31:16-22)

La canción entera está registrada en Deuteronomio 32. Moisés recita


las palabras de la canción desde el principio hasta el final mientras la
asamblea de Israel oía. Él terminó con estas palabras en Deuteronomio 32:46-
47:

…y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os


testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que
cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. Porque no os es
cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar
vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para
tomar posesión de ella.
Inmediatamente después, en Deuteronomio 32:48-52, se registra la
muerte de Moisés. En Deuteronomio 33, Moisés bendice a las tribus. Esto
está un poquito fuera de orden, pero esto se debe a que fue él quien escribió
la mayor parte de la Ley. Luego, su sucesor, Josué, añadió el hecho de la
muerte de Moisés. Este era el procedimiento estándar cuando alguien
renovaba los votos y le pasaba los derechos a su sucesor. Deuteronomio 34
nuevamente registra la muerte de Moisés. Esto, también, debió haber sido
algo que añadió Josué para completar el pacto de vasallaje de Deuteronomio.

Luego de esto, la Biblia no menciona otras renovaciones de este


pacto. Una vez que el pacto de paridad fue cambiado por un pacto de
vasallaje, no necesitó renovarse cuando cambiaba el sucesor. Simplemente
pasaba de generación en generación. Luego de Josué vino una serie de
Jueces. Luego Israel tuvo una sucesión de tres reyes, Saúl, David, y Salomón.
Luego de Salomón, el reino se divide, y comienza una sucesión de distintos
reyes que gobernaron sobre Israel y Judá hasta que cayeron en cautividad.
Durante la historia de Israel, y hasta que Jesús vino con un nuevo pacto, el
pueblo vivió bajo el pacto de vasallaje que se registra en Deuteronomio.
Esencialmente, este pacto se extiende desde Números 1 hasta el final del
Antiguo Testamento, con un pequeño cambio durante el reinado de David
(tema que estudiaremos en el capítulo que sigue.)

PREGUNTAS DE REPASO

1. El libro de Deuteronomio está basado en la misma estructura de los


antiguos pactos de vasallaje, y por eso se divide en…¿cuántas partes?

2. En un pacto de vasallaje, el rey mayor establecía las reglas y esperaba


que el rey menor dijiese “amén”; esta parte del arreglo del pacto era
llamada ______________________

3. Verdadero o Falso: Dios dio una Ley que era imposible de cumplir,
haciendo a Jesús el único que capaz de cumplirla.

4. ¿Cuáles son los dos libros de la Biblia que han causado el mayor
número de ateos?

PALABRAS CLAVE

Marcionismo

MATERIAL DE REPASO

Pablo Copan, Is God A Moral Monster?: Making Sense of The Old Covenant
God.

Scott Hahn, Kinship By Covenant.

Meredith G. Kline, Treaty of the Great Kings.

Jason Meyer, The End of The Law: Mosaic Covenant in Pauline Theology.

John H. Walton, Ancient Near Eastern Thought and the Old Covenant.

49 Ancient Near Eastern Thought and the Old Testament de John H. Walton
muestra pactos de vasallaje entre otras naciones contemporáneas a Israel,
encontrados en excavaciones arqueológicas. Todos contienen la misma
estructura de cinco partes. Otro libro excelente en este tema es Treaty of the
Great King, de Meredith G. Kline, quien fue una de las personas más
eminentes en el estudio de los pactos antiguos. Este libro es un comentario a
través del libro de Deuteronomio y explica cómo las cinco partes del pacto
funcionan.
50 Copan, Is God a Moral Monster?, 121. Aquí Copan muestra cómo las
malas traducciones han hecho que la Ley en algunas partes suene como si
incluyese mutilaciones en algunos lugares, pero en realidad no es así.
51 El libro de Jason Meyer, The Enf of the Law: Mosaic Covenant in Pauline
Theology muestra el contraste entre el nuevo pacto y el pacto mosaico dentro
del Nuevo Testamento.
CAPÍTULO DOCE

EL PACTO DAVÍDICO
Muchos años después de la inauguración del pacto mosaico, Dios
hace un pacto especial con David en el medio del mismo. Era muy distinto,
como veremos, al pacto con Moisés. Luego de establecer un pacto de
vasallaje con Josué, los israelitas conquistaron la Tierra Prometida. Al final
de su vida, Josué no levantó a un sucesor, lo que resultó en una serie de
jueces que gobernaron sobre Israel. Estos están registrados en el libro de
Jueces, que cuenta la historia del ciclo de Israel alejándose de Dios, hasta que
la calamidad venía y Dios enviaba a un juez para rescatarlos. Cuando un juez
moría, el ciclo se repetía. Eventualmente, el profeta Samuel comienza a
liderar la nación como un juez, y unge al primer rey de Israel, Saúl. A pesar
de que éste comenzó bien, se apartó de Dios y necesitó ser reemplazado por
el rey más grandioso de Israel, David.

A pesar de que algunas personas debaten respecto a si Dios quería o


no que Israel tuviese reyes, vemos que en las promesas de Abraham Dios
menciona que futuros reyes vendrían de su linaje (Ver Génesis 17:6). Él le
repite esta promesa de futuros reyes al nieto de Abraham, Jacob (Ver Génesis
35:11). Aquí no vemos que el problema era necesariamente con los reyes. En
lugar de eso, cuando estudiamos la historia de Saúl, vemos que el problema
era que la gente había apartado sus corazones de Dios, rechazándolo y
buscando el favor de un rey terrenal. Como resultado, obtuvieron a Saúl. No
obstante, si hubiesen esperado a que Dios estuviese listo para darles un rey,
quizás David hubiese sido su primer rey, y no hubiesen tenido que soportar
los cuarenta años de liderazgo déspota de Saúl.

Cientos de años después de Josué y el cambio del pacto de paridad a


uno de vasallaje, llegamos al rey David y su pacto, que se encuentra en 2
Samuel 7 y en el Salmo 89. El canon para el pacto davídico incluye 1
Samuel, 2 Samuel, 1 Crónicas, 2 Crónicas, 1 Reyes, 2 Reyes, Cantar de los
Cantares, Proverbios, Eclesiastés, y algunos de los Salmos. No todos los 150
salmos son parte del canon porque tuvieron diferentes autores y fueron
escritos en distintos tiempos históricos. Por esta razón, no todos encajan
dentro del pacto davídico.

UNA CASA PARA DIOS

En 2 Samuel 7, vemos que David era un líder adulto y maduro, que


había pasado la mayor parte de su liderazgo como un maravilloso adorador
de Dios. Ahora había decidido construir una casa para Dios. Él ya había
construido su propia casa, y sentía cierta condenación respecto al hecho de
que Dios tuviese que vivir en una tienda (el tabernáculo), mientras él estaba
viviendo en un palacio. Cuando David le comenta al profeta Natán respecto a
su idea de construir una casa para Dios, éste le responde: “Haz lo que sea que
esté en tu corazón.” Esta fue la respuesta intuitiva de Natán, porque no había
pasado ningún tiempo orando al respecto. Sabemos esto porque en la mitad
de la noche, Dios le habla a Natán y le dice que Él no quería que David le
construyese una casa, y también le hace muchas promesas a David.

Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de


edificar casa en que yo more? Ciertamente no he habitado en casas
desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy,
sino que he andado en tienda y en tabernáculo. Y en todo cuanto he
andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a
alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi
pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de
cedro?

Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que
fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en
todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus
enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los
grandes que hay en la tierra. Además, yo fijaré lugar a mi pueblo
Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea
removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, desde el día
en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de
todos tus enemigos.

Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días
sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti
a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su
reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el
trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él
hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de
hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la
aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa
y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable
eternamente. Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda
esta visión, así habló Natán a David. (2 Samuel 7:5-17)

Este es el pacto que Dios hace con David. En respuesta, éste entra en
la presencia del Señor y, en el versículo 19, dice: “Y aun te ha parecido poco
esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo
por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová?” Las versiones
actuales de la Biblia no han traducido fielmente lo que este versículo en
verdad muestra. De hecho, algunas traducciones ponen una nota al pie y
cambian “el hombre” por “con la raza humana”. Eso no da un sentido más
real de lo que David estaba comunicando. En el lenguaje original, se ve que
es claro que David estaba muy entusiasmado acerca de lo que Dios acababa
de decirle, y producto de este sentimiento, dice: “Esto es tan grande, que no
es solo para mí, sino para toda la raza humana.” Estaba declarando una
poderosa verdad y promesa para el futuro. Este es en verdad el núcleo del
pacto davídico. Pero completamente se pasa por alto si leemos sin prestar
atención al lenguaje original.

David sigue diciendo en los versículos 28-29:

Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú
has prometido este bien a tu siervo. Ten ahora a bien bendecir la
casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti,
porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita
la casa de tu siervo para siempre.

Los estudiosos de la Biblia han debatido largamente respecto a si Dios


hizo o no pacto con David, o si simplemente éste tuvo promesas. En el Salmo
89, que fue escrito por Etán, uno de los tres videntes que sirvieron en la
tienda de adoración de David. Acerca de este evento, Etán escribió:

Hice pacto con mi escogido; Juré a David mi siervo, diciendo: Para


siempre confirmaré tu descendencia. Y edificaré tu trono por todas
las generaciones. (Salmo 89:3-4)

Aquí vemos que durante ese período histórico, la gente no veía a las
promesas de Dios a David como simples palabras, sino como un pacto.

CUATRO PROMESAS PRINCIPALES

Este pacto entre David y Dios contiene cuatro promesas principales:

1. Engrandeceré tu nombre.

2. Yo seré su padre, y él será Mi hijo.

3. Te construiré una casa.

4. Tu casa, tu reino, y tu trono no tendrán fin.

1. Engrandeceré tu nombre.

Esto repite la promesa de Dios a Abram en Génesis 12. En contraste a


lo que la gente anhelaba al construir la Torre de Babel para hacerse un
nombre grande para sí mismos, Dios elige a Abram y le promete engrandecer
su nombre. Aquí, Él hace lo mismo con David. Él resume la historia de Su
relación con David (Ver 2 Samuel 7:8-9), y luego le ofrece este pacto que
repetía algunas cosas del pacto con Abraham: “Yo he estado contigo por
dondequiera que has ido, y por ti he aniquilado a todos tus enemigos. Y
ahora voy a hacerte tan famoso como los más grandes de la tierra.” (2
Samuel 7:9. NVI) Como el pacto abrahámico, este era un pacto de concesión.
Aparentemente, Dios siempre quiere hacer pactos de este tipo. Hizo pactos de
concesión con Noé y Abraham, y trató de hacer uno así con Israel, pero lo
rechazaron y pidieron uno de paridad, que eventualmente llegó a ser un pacto
de vasallaje. En el medio de este sistema de vasallaje, David se erige como un
hombre que genuinamente quería honrar al Señor, y, en respuesta, el Señor lo
honra. Así que la primer parte de la promesa de Dios a David es hacer su
nombre grande o famoso.

2. Yo seré su padre, y él será Mi hijo.

En la segunda parte de la promesa a David, Dios habla de Su relación


con el hijo de David, el primer sucesor de su línea familiar. Acerca de él,
Dios dice:

Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de


su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere
mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de
hombres. (2 Samuel 7:13-14)

Estos versículos hablan del hijo de David, Salomón.

3. Te construiré una casa.

En su deseo de honrar a Dios, David quería construirle una casa, así


que Dios en respuesta quiere construirle una casa a David, o un linaje.

…desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te


daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber
que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con
tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual
procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. (2 Samuel 7:11-12)

En el mundo antiguo, si la gente hablaba de “la casa de David”, se referían al


linaje y a los sucesores que seguían con el reinado. Así que la tercera parte de
la promesa de Dios a David fue un linaje.

4. Tu casa, tu reino, y tu trono no tendrán fin.

La cuarta promesa que Dios le hace a David se encuentran en los


versículos 13 y 16: “…y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.”, “Y
será afirmada tu casa (linaje) y tu reino para siempre delante de tu rostro, y
tu trono será estable eternamente.” En otras palabras, Él le promete a David
un linaje eterno.

COMPARATIVA ENTRE LOS PACTOS

Como este pacto era un pacto de concesión, tiene muchas similitudes


con el pacto abrahámico. Como cualquier pacto de concesión, no tiene la
cláusula “a menos que te equivoques y arruines todo”. Era incondicional.
También, ambos pactos prometían una bendición de todas las naciones a
través de una simiente. Estamos más familiarizados con este término con el
pacto abrahámico porque Pablo lo interpretó en Gálatas 3-4 para ayudarnos a
entender que Dios estaba hablando de Jesús. La simiente que le fue prometida
a Abraham no fue simplemente Isaac, sino también Jesús. Así que, cuando
Abraham recibió el pacto de que sería de bendición para todas las naciones de
la tierra, significaba que bendeciría a todos, lo que tuvo lugar en el nuevo
pacto. El diagrama que sigue muestra el efecto del pacto abrahámico:
El mismo concepto existe en 2 Samuel 7:12-14:

Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo


levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus
entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo
afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él
me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de
hombres, y con azotes de hijos de hombres

Aquí, Dios estaba hablando de Salomón, el hijo de David en el


contexto inmediato, pero también estaba hablando en un contexto más amplio
de Su Hijo Jesús, quien claramente era tanto Hijo de Dios como descendiente
de David. Este lenguaje habla de una distancia futura y de promesas mucho
más grandes de las que cualquier otro rey terrenal había jamás
experimentado. Esto se confirma en Hebreos 1:5, en donde el escritor cita
este pasaje en referencia a Jesús: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios
jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él
Padre, y él me será a mí hijo?” Al citar directamente de la promesa a David,
el escritor de Hebreos nos está mostrando que la misma en realidad se
cumplió de una manera más amplia en Cristo. Jesús, el Hijo de Dios e hijo de
David, fue en realidad el cumplimiento perfecto, no solo Salomón.

De hecho, la promesa en 2 Samuel 7:14: “Yo seré su padre, y él será


a mí hijo…” se refiere más bien a Jesús que a Salomón. No obstante, la
segunda parte del versículo muestra que este versículo no habla únicamente
de Jesús. La promesa sigue diciendo: “Y si él hiciere mal, yo le castigaré con
vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres” obviamente, eso no
encaja con Jesús, porque Él no hizo el mal (Ver Hebreos 4:15). Esta parte
está dirigida a Salomón, quien hizo el mal al final de su reinado. También,
algunas versiones (como la NVI) traducen esta frase como “cuando haga
mal”, y otras versiones dicen, “si hiciera el mal”, mostrando en realidad el
carácter condicional. Salomón no estaba predestinado a hacer el mal, sino que
tenía opciones. En el caso de optar por hacer el mal, Dios había prometido
corregirlo.

Vemos una similitud significativa entre los pactos abrahámico y


davídico, como se ilustra en el diagrama que sigue a continuación. El pacto
de Dios con David fue una bendición para David en ese momento; y el pacto
de Dios con Abraham también fue una bendición para Abraham, pero ambos,
cuando el nuevo pacto llegó, se volvieron una bendición para la humanidad.
Dios le prometió a Abraham que su simiente algún día sería de bendición
para todas las naciones, y lo mismo hizo con el linaje de David.
Esto muestra un contraste con el pacto mosaico, que jamás tuvo la
intención de ser de bendición para todas las naciones. De hecho, en realidad
se convirtió en un horrible peso sobre Israel. Como hemos discutido
previamente, Dios también quería bendecir a Israel con un pacto de
concesión. Vemos en Su ofrecimiento que Él quiso extender la promesa de
ser de bendición para toda la tierra, también. Esto es lo que significaba ser
una nación de sacerdotes. Como una nación cuyos individuos tuviesen una
relación directa con el Señor, Israel hubiese sido la representante de Dios en
la tierra. A través de ellos y de su relación con Él, Dios quería bendecir a la
tierra entera al atraer a las personas a Su presencia. Esa fue la intención de
Dios, pero Israel la rechazó. Como resultado, el pacto mosaico no fue una
bendición para todo el mundo. Podía bendecir a Israel solo si cumplían su
parte del pacto y no traían maldiciones sobre sí mismos. No obstante, eso no
pasó muy a menudo.

Otra similitud entre los pactos con Abraham y David, es la mención


de Melquisedec. La Escritura solo menciona a Melquisedec en tres lugares.
La primera es en Génesis 12, cuando Abram lo conoce. La segunda, en el
Salmo 110, cuando David escribe sobre él. La tercera, está en el capítulo 7 de
Hebreos. En otras palabras, en el Antiguo Testamento, Melquisedec solo se
menciona en el contexto de Abraham y David. Significativamente, el Salmo
110 es el pasaje del Antiguo Testamento más citado en el Nuevo Testamento
(citado más de 30 veces). Es un salmo increíblemente importante dentro del
Nuevo Testamento, que fue escrito por David y que menciona a Melquisedec.
La tercera mención, en el libro de los Hebreos, es en el contexto de la
transición del antiguo pacto al nuevo pacto. Vamos a ampliar este tema en
detalle en el capítulo 17. Por ahora, el hecho importante es que a través del
Antiguo Testamento, solo Abraham y David se refirieron a Melquisedec.

Luego de la muerte de David, en las siguientes generaciones la nación


se divide en dos y declinan hacia la maldad. A través de esos años de
apostasía, los profetas regularmente hablaban de la restauración de la casa de
David, refiriéndose al cumplimiento del pacto davídico. En Isaías 9, 11, y 55;
Jeremías 3 y 23; Ezequiel 34 y 37; Miqueas 5; y Amos 9, Dios habla a través
de Sus profetas acerca de un futuro levantamiento del “tabernáculo caído de
David”, que es una referencia a la casa o dinastía de David. Una y otra vez,
Dios promete restaurarlo y cumplir Su promesa a David. El pasaje más
famoso de los anteriores es Amos 9, que se cita en Hechos 15 para probar que
el Reino de Jesús es la restauración del tabernáculo caído de David. En
contraste, ninguno de los profetas habló de la restauración o del
cumplimiento del pacto mosaico. En ningún momento profetizaron respecto a
Dios atrayendo a la nación para volver al pacto mosaico. De hecho, no se
profetizó nada positivo respecto a la Ley en lo absoluto. En lugar de eso, los
profetas hablaban de la restauración del pacto davídico. Esto es una
diferencia significativa entre ambos pactos.

De esta manera, el pacto davídico se situaba en una postura muy


diferente respecto a la naturaleza del pacto mosaico imperante en aquellos
días. En el medio del pacto de vasallaje de Dios con Israel, David recibe un
pacto de concesión simplemente porque su corazón fue recto. Él amó al
Señor y quiso honrarlo, y por eso el Señor pudo darle un pacto de concesión
mientras que el resto de Israel aún vivía bajo el sistema del pacto de vasallaje
de Deuteronomio. El resto de Israel veía a Dios a través de este velo, porque
habían entenebrecido Su identidad, pero David de alguna manera fue capaz
de ver a través del velo y amar al Señor de una manera en la que no se había
visto hasta entonces. De esta manera, el pacto davídico se separa del contexto
más amplio que se estaba viviendo en ese entonces, y se convierte en una
pieza clave del nuevo pacto.

LA CONEXIÓN CON EL NUEVO PACTO

Mateo 1:1 marca el comienzo del Nuevo Testamento con estas


palabras: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de
Abraham.” Este es el comienzo del canon del nuevo pacto, y comienza con
una referencia a David y a Abraham, los únicos dos que tuvieron pactos de
concesión en el Antiguo Testamento. El nuevo pacto comenzó entre la Última
Cena y la muerte de Jesús en la cruz, pero Mateo 1:1 marca el comienzo de la
historia del nuevo pacto, mostrando una conexión entre el pacto davídico y el
pacto abrahámico al decir que Jesús, el Mesías, era hijo de David e hijo de
Abraham. En otras palabras, Él es el cumplimiento de las promesas hacia
Abraham y David. Luego Mateo detalla la genealogía desde David hasta
Jesús para mostrar que, literalmente, era del linaje de David. No era un hijo
simbólico de David, sino que tenían la misma sangre. Lucas también
demuestra esto en su genealogía. Jesús es el hijo de David profetizado y
prometido.

En Lucas 1, cuando el ángel Gabriel visita a María, él específicamente


menciona al pacto davídico en su declaración:

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante
de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su


nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y
el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la
casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. (Lucas 1:30-33)

2 Samuel 7 contiene cuatro promesas específicas, que ya enlistamos al


comienzo. Cuando Gabriel apareció, declaró el cumplimiento de cada una de
esas promesas hechas a David. No hay dudas de por qué María quedó
sorprendida ante sus palabras. No solo le estaba diciendo que ella iba a tener
un hijo siendo virgen (lo que ya es sorprendente) sino que también su hijo
sería el cumplimiento del pacto davídico que todo Israel había estado
esperando. Esta es la lista de las promesas y su cumplimiento en Jesús:

Promesas del pacto davídico:

1. Engrandeceré tu nombre.

2. Yo seré su padre, y él será Mi hijo.

3. Te construiré una casa.

4. Tu casa, tu reino, y tu trono no tendrán fin.

Cumplimiento en Jesús en Lucas 1:32-33:

1. Este será grande.


2. Será llamado Hijo del Altísimo.

3. Dios le dará el trono de su padre David.

4. Reinará para siempre y Su reino no tendrá fin.

Aquí, las mismas cuatro promesas del pacto davídico se repiten en el


Nuevo Testamento, pero la mayoría de los cristianos no están al tanto de esto.

A través del Nuevo Testamento, Jesús es llamado el Hijo de Dios.


Esto, por supuesto, hace referencia a Su identidad como miembro de la
Trinidad. Pero en realidad es más que eso. La referencia a Jesús como Hijo de
Dios hace referencia a la promesa que David recibió, cuando Dios dijo “Seré
Su padre, y él será a mí hijo” (2 Samuel 7:14). Cuando la gente llamaba a
Jesús como Hijo de Dios, se estaban refiriendo al pacto con David. En otras
palabras, el razonamiento era: “Jesús es el Hijo de Dios que le fue prometido
a David.” Él es el Hijo de Dios y el Hijo de David. Ambos términos son
usados para referirse a este concepto. Por eso el ciego Bartimeo clamó,
“Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!” (Marcos 10:47). Él estaba
llamando a Jesús identificándolo como Aquel que había cumplido la promesa
dada a David. Esto quiere decir que cuando leemos Hijo de Dios en el Nuevo
Testamento, tenemos que ponerlo en un contexto apropiado para entender su
correlación con el pacto davídico.

De la misma forma, cuando la gente llamaba a Jesús como Hijo de


Dios o Hijo de David, en contexto se referían al hijo prometido que tomaría
el trono de David y cuyo trono no tendría fin. Decirle a Jesús Hijo de Dios o
Hijo de David era lo mismo que decirle Rey. Por eso, cuando Jesús menciona
al Reino, estaba hablando acerca de tomar el pacto con David como el rey
que tomaría el reino y se sentaría en un trono que no tendría fin. La diferencia
está, por supuesto, en que lo que fue prometido a David en lo natural fue
cumplido por Jesús en el reino del Espíritu. Esto explica la confusión que
tuvieron algunos de los seguidores de Jesús. Ellos sabían que Él era el
cumplimiento del pacto davídico, pero no entendieron que el Reino sería
espiritual. Ellos pensaron que Él se sentaría en un trono terrenal en Jerusalén
y reinaría sobre Jerusalén. Jesús trató de cambiar sus pensamientos con
declaraciones como, “…El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni
dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre
vosotros.” (Lucas 17:20-21) Es fácil entender ahora por qué todos estaban
tan confundidos cuando incluso Jesús mismo trazó una comparación entre Él
y Sus discípulos y David y su compañía:

Aconteció en un día de reposo, que pasando jesús por los sembrados,


sus discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las
manos. Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que
no es lícito hacer en los días de reposo? Respondiendo jesús, les dijo:
¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y
los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó los
panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino sólo a
los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él? Y les
decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. (Lucas
6:1-5)

Durante el tiempo en que estuvieron con Él, los discípulos pensaron


todo el tiempo respecto a Jesús y Su Reino en términos naturales. No fue
hasta después de la muerte y resurrección de Jesús que se dieron cuenta de
que Su Reino era, en realidad, un reino espiritual que también impacta el
plano natural. Lo que es importante que nosotros entendamos es la
perspectiva del pacto davídico a través de todo el ministerio de Jesús, como
así también cuando hizo referencias al Reino de Dios, y de todas las veces
que la gente lo llamaba Hijo de Dios o Hijo de David. Ocasionalmente,
también fue llamado Hijo de Abraham. Así, es incluso más claro entender
que Jesús vino como un cumplimiento tanto el pacto davídico como
abrahámico.

No obstante, Él no vino a cumplir el pacto mosaico o antiguo pacto,


sino a reemplazarlo. La Ley no tenía promesas que necesitasen ser cumplidas
en el futuro, como los pactos con Abraham y David. En lugar de eso, fue un
sistema temporal con promesas de las bendiciones de la obediencia y las
maldiciones de la desobediencia. Como vemos en Deuteronomio, Dios le
dice a los israelitas que fallarían y que irían a un exilio, pero también les dice
que Él los traería de vuelva y circuncidaría sus corazones. En otras palabras,
Él comenzaría un nuevo pacto. El punto es que, así como el nuevo pacto es el
cumplimiento de los pactos davídico y abrahámico, también es la destrucción
del pacto mosaico.52 Esto marca un cambio muy fuerte en la manera de
pensar de muchas personas, que ven a todos los pactos como similares e
interconectados. En realidad, son completamente diferentes y separados de
los otros. Los pactos davídico y abrahámico se cumplieron en Jesús y
continuaron a través de Su Reino eterno. Pero el pacto con Moisés no
continúa. Fue un arreglo temporal, y ya no aplica. Nunca tuvo la intención de
ser algo eterno. Este tema se estudiará más en detalle en los últimos capítulos.

LA NATURALEZA DEL REINO

Vemos una conexión más profunda entre el pacto davídico y el nuevo


pacto en el libro de los Hechos, que continúa la historia de Jesús y Sus
discípulos que comienza en el libro de Lucas. El libro comienza refiriéndose
a la historia de Jesús que se cuenta en Lucas. Nos dice que luego de que Su
resurrección, Jesús se aparece a Sus discípulos y les enseña del Reino de Dios
por cuarenta días (Ver Hechos 1:13). El único tema del que Jesús enseñó
antes de dejar la tierra, fue del Reino. Durante este tiempo le dio a Sus
discípulos este mandamiento:

Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que


esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis
bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. (Hechos
1:4-5)

La orden es muy importante. Primero, Él les enseñó del Reino; luego


des dice que esperen la promesa del Padre de darles el Espíritu Santo. La
primera respuesta de los discípulos fue preguntar si ya había llegado el
tiempo en que Jesús cumpliría la promesa de David al restaurarle un reino
terrenal a Israel. Claramente, aún no entendían del Reino. Habían estado
oyendo todas las enseñanzas del Reino, y cuando Jesús les habla de la
promesa del Padre, lo interpretaron en un contexto de un reino natural. Aún
pensaban que Jesús sería un rey terrenal. Jesús les responde diciéndoles: “Y
les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre
puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). En otras palabras, Él les dijo que no
les diría cuándo sucedería. Luego agregó: “Pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaría, y hasta lo último de la tierra.”
(Hechos 1:8) Inmediatamente después, la Escritura sigue: “y habiendo dicho
estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de
sus ojos.”(Hechos 1:9)

Lo que los discípulos no se dieron cuenta en ese momento es que esta


promesa del Espíritu Santo era, en realidad, la respuesta a sus preguntas
respecto a la restauración del Reino. Jesús les dijo, “No voy a decirles
exactamente cuándo, pero sí les diré cómo: Recibirán poder cuando el
Espíritu Santo venga sobre ustedes.” Esto es incluso más claro cuando
miramos el texto en el griego original. En el versículo 6, cuando los
discípulos le preguntan: “…Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este
tiempo?”, la palabra reino viene de la palabra griega basileia, que significa
autoridad (también realeza y reinado)53. Le estaban preguntando cuándo le
devolvería la autoridad a Israel, pero Jesús les responde: “No os toca a
vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad (basileia). Pero recibirán poder (dunamis54)…”, para contrastar la
diferencia entre lo que los discípulos esperaban y la naturaleza de Su Reino.
Él les estaba diciendo, “No voy a restaurar una estructura de autoridad. Voy a
darles el poder para que sean mis testigos o delegados”

Un erudito escribió esto:

Respecto a la pregunta de los discípulos en torno a la restauración del


reino a Israel y los tiempos y sazones, Jesús inmediatamente
establece: “Pero recibirán poder con la venida del Espíritu Santo
sobre ustedes y sean mis testigos en Jerusalén, Judea, Samaría, y hasta
lo último de la tierra.” Esta es una pista muy grande respecto a su
pregunta. Ellos le estaban preguntando acerca de la restauración de la
autoridad o dominio, y Jesús responde que recibirían autoridad o
poder cuando el Espíritu Santo viniese sobre ellos. Cuando Jesús
estuviese reinando en Su Reino, en la verdadera Israel en el Cielo, Él
les enviaría Su autoridad y poder para dominar el Israel de Dios en la
tierra a través de sus creyentes, por medio del Espíritu Santo. Así
comenzó la restauración del Reino.55
Esto expresa, en parte, el cambio al que Jesús los estaba guiando. Él
los estaba desafiando a que dejen de pensar en un reino natural y comenzasen
a entender el poder sobrenatural necesitado para operar y reinar sobre Su
Reino.

Otro ángulo sobre este tema puede verse claramente en Lucas 20, un
poco antes en la historia:

Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?


Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos (citado del Salmo
110): Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que
ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. David, pues, le llama
Señor; ¿cómo entonces es su hijo? (Lucas 20:41-44)

Los fariseos le habían hecho a Jesús la pregunta antagónica a la que le


habían hecho los discípulos, y Él les da una genial respuesta que los deja
callados. Luego Él les hace esta pregunta, para la que ninguno tuvo respuesta.
De hecho, Su respuesta fue abrumadora para ellos. Él estaba estableciendo,
“Como el Mesías, voy a sentarme en la diestra del Padre mientras todos Mis
enemigos son puestos bajo Mis pies.” Los fariseos estaban sorprendidos e
incluso amenazados por la respuesta de Jesús. Dos capítulos después, Jesús
reintroduce esta idea en la Última Cena, cuando dijo:

Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para


que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos
juzgando a las doce tribus de Israel. (Lucas 22:29-30)

Algunas traducciones usan la palabra pacto en lugar de la palabra


reino. Puede ser traducida de ambas maneras, dependiendo del contexto. En
realidad, significaba ambas: Él les estaba dando el Reino del pacto, o el
Reino que le había sido pactado a David. El Padre había llamado a Jesús
como Su Hijo y le había dado un Reino como heredero de las promesas de
David. Ahora Jesús, al final de Su ministerio, impartió ese Reino a Sus
seguidores. Él se refirió a ellos como el nuevo liderazgo sobre la tierra, de la
misma manera en la que el Padre lo había hecho el primer líder de la tierra.
Los discípulos no entendieron lo que Jesús había querido decir, y es por esta
razón por la que Él les enseñó del Reino por cuarenta días luego de resucitar.
Él les estaba dando el gobierno del Reino sobre la tierra.

LA RESURRECCIÓN

En Lucas 24, Jesús explica las promesas del pacto a los dos discípulos
camino a Emaús. Cuando Jesús aparece y comienza a caminar con ellos, no
lo reconocen. Cuando Él les pregunta respecto a su desánimo, ellos le dan su
entendimiento respecto a la muerte de Jesús, incluyendo esta declaración:
“Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y
ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.”
(Lucas 24:21) Esta era la imagen que ellos tenían de Jesús: un gran profeta,
poderoso en Sus palabras y frente a las personas, pero que ahora los fariseos
lo habían entregado y había sido crucificado. Ellos estaban esperando que Él
cumpliese el pacto davídico en el plano natural y redimiese a Israel.
Claramente, no tenían ni idea de lo que en verdad estaba sucediendo. Luego
le dicen a Jesús respecto a la mujer que había dicho que había resucitado.
Cuando ellos terminaron, Jesús “comenzando desde Moisés, y siguiendo por
todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.”
(Lucas 24:27) Como ellos no entendían, Jesús los llevó a las Escrituras y les
mostró cómo todas apuntaban a Él, y a Su muerte y resurrección, que tendría
como resultado el ser glorificado. Jesús les explica la importancia de la
resurrección, algo que es importante entender hasta el día de hoy.

Bajo el sistema mosaico, un cordero debía morir para cubrir los


pecados de la gente. Por causa de la dispersión de sangre, Israel era
perdonado por otro año. Luego llegó Jesús como el cordero perfecto y sin
pecado, con sangre perfecta, y murió por nuestros pecados. Pero, en su
muerte, Él emitió perdón. Si Él hubiese muerto pero no hubiese resucitado,
todos estaríamos, igualmente, perdonados. Ninguno de los corderos del
Antiguo Testamento resucitó jamás, así que en Su muerte, Él ya había
cumplido esa sombra y figura. ¿Cuál es, entonces, la importancia de Su
resurrección? La respuesta es simple. A través de Su muerte, Él nos dio
perdón; y a través de Su resurrección, Él hizo una nueva creación. Es por esta
razón que Jesús es llamado la primicia: Él fue el primero en ser levantado de
la muerte. Y ahora, como Él y por el poder de Su muerte y resurrección,
nuestros viejos hombres mueren y son resucitados como nuevas criaturas, que
son empoderados para vivir justificados por la gracia. Por esta razón, salimos
de nuestras vidas de muerte y pecado, que Él ha perdonado y limpiado, y
caminamos en una nueva vida. En otras palabras, si Jesús solamente hubiese
muerto, seríamos perdonados, pero no seríamos empoderados para vivir de
una manera diferente. Esto es muy importante pero a veces lo pasamos por
alto en el mensaje del Evangelio. A través del libro de los Hechos, los
apóstoles pusieron un mayor enfoque en la resurrección de Jesús, en la
ascensión, y en la entronización a la diestra del Padre. Esta era lo más
importante en su mensaje de salvación. Sin eso, la promesa de David no
hubiese podido ser cumplida.

Esto es evidente en el sermón de Pedro en Hechos 2, en el día de


Pentecostés, cincuenta días después de la resurrección de Jesús. Cuando el
Espíritu Santo se derramó en los creyentes, los que los miraban estaban
confundidos y pensaron que estaban borrachos. Por eso, Pedro tiene que
explicar que lo que estaba sucediendo era el cumplimiento de la profecía de
Joel 2:

Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre


toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros
jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de
cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en
el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo;
el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga
el día del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo. Varones israelitas, oíd estas palabras:
Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las
maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por
medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el
determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y
matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó,
sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese
retenido por ella. (Hechos 2:22-24)

Aquí vemos la doctrina de Christus Victor. Jesús no sufrió la ira del


Padre, sino que el Padre y el Hijo planearon juntos enviar a Jesús a la tierra
para morir y quitarle el poder a la muerte. Esto es claramente evidente por la
declaración: “era imposible que fuese retenido por la muerte.” Cristo vino y
la venció. Luego de establecer esto, Pedro comienza a predicar desde el
Salmo 16, escrito por David:

Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí;


porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón
se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en
esperanza; porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que
tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida;
me llenarás de gozo con tu presencia. (Hechos 2:25-28)

Desde el versículo 25 en adelante, el sermón tiene un foco muy


davídico, ya que Pedro comienza a comparar a David con Jesús, mostrando
cómo Jesús cumplió las promesas del pacto de Dios con David.
Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David,
que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el
día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios
le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne,
levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes,
habló de la resurrección de Cristo… (Hechos 2:29-31)

¿Cómo se sentó Jesús en el trono de David? De acuerdo a Pedro, la


promesa de que David tendría una descendencia en el trono se cumplió con la
resurrección de Jesús. El sermón continúa:

…que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.


A este jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del
Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros
veis y oís. Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies. (Salmo 110) Sepa, pues,
ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este jesús a quien
vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. (Hechos
2:31-36)
En otras palabras, Jesús no solo fue el Mesías, sino también el rey, el
rey que habían estado esperando que se sentase en el trono de David para
restablecer su reinado. Él era el cumplimiento de la profecía del Salmo 110,
porque Él había ascendido al cielo y se había sentado a la diestra del Padre.
La ascensión de jesús cumplió la promesa hecha a David, aquella que decía
que él tendría una descendencia que reinaría en un reino eterno que no tendría
fin.

Cuando la gente oyó esta verdad, la que decía que ellos mismos
habían crucificado al verdadero rey que habían estado esperando durante
tanto tiempo, se compungieron de corazón. En respuesta, Pedro les dice que
se arrepintiesen y que sean bautizados en el nombre de Jesús, para el perdón
de los pecados. Luego, recibirían al Espíritu Santo. El tema central del
mensaje evangelístico de Pedro fue el pacto davídico. De eso se trata el nuevo
pacto, del cumplimiento de las promesas hechas a Abraham y a David.

En esos dos pactos, vemos las dos caras del nuevo pacto: Jesús como
rey y como Mesías. En cumplimiento del pacto davídico, Jesús era ahora el
rey que reina sobre todo y cuyo Reino no tiene fin. Ante este Reino, todos
estamos subyugados.

Para que en el nombre de jesús se doble toda rodilla de los que están
en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
(Filipenses 2:10-11).

En cumplimiento del pacto abrahámico, Jesús es también el Mesías: el


perfecto cumplimiento de la figura dada en la historia de Abraham e Isaac
como hijo crucificado. Esta es la manera en la que los primeros cristianos
predicaban el evangelio. En ese contexto, los judíos de ese tiempo lo
entendían. Muchos cristianos modernos pasan por alto este tema central por
causa de la falta de entendimiento respecto a los pactos davídico y
abrahámico, pero aquellos que oyeron el mensaje predicado el día de
Pentecostés entendieron exactamente lo que Pedro quiso decir. Como
resultado, tres mil personas se convirtieron al Señor, en lo que fue el primer
mensaje luego de la ascensión de Jesús y la inauguración del nuevo pacto (en
contraste a los tres mil que habían muerto con la inauguración del antiguo
pacto). Verdaderamente, la Ley mata, pero el Espíritu da vida (ver 2
Corintios 3:6).

Desafortunadamente, los cristianos modernos no entienden cómo


Jesús ya cumplió los pactos con Abraham y David al ascender y sentarse a la
diestra de Dios el Padre, y es por esto que muchos creen que Jesús volverá en
algún momento a la Jerusalén terrenal y se sentará en el trono de David para
establecer Su reino en el futuro. La Biblia no enseña eso. Hay muchísima
confusión respecto al tema del reino de mil años que se menciona en
Apocalipsis 20. No obstante, ese pasaje en ninguna manera indica un reinado
físico en la tierra desde Jerusalén. Esa idea ha sido insertada por personas que
no entienden que Jesús ya se ha sentado en el trono de David en el cielo. Han
malinterpretado Hechos 2, y como resultado, han creado algunos
entendimientos erróneos acerca del futuro y del reinado de Jesús.
Irónicamente, los discípulos también esperaban que Jesús volviera y se
sentase en un trono terrenal en Jerusalén, y también estaban completamente
errados. No fue hasta el día de Pentecostés que entendieron cómo Dios
cumplió las promesas a David. Por causa de que esta realidad fue el foco del
primer mensaje evangelístico luego de la ascensión de Jesús, no podemos
pasarlo por alto.

El resultado final es este: el pacto davídico está consumado. Ya se ha


cumplido en su totalidad en Cristo, y ahora estamos viviendo dentro del
Reino del Rey Jesús como Sus embajadores en la Tierra. El pacto davídico ha
hecho de Jesús un rey, y Su Reino nos ha sido otorgado a nosotros, Sus
representantes. Una de las maneras en las que podemos demostrar Su Reino
es a través de lo sobrenatural, porque Su Reino no es uno terrenal sino uno
espiritual, pero que ejerce influencia sobre la tierra.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Cuando el Señor dice que Él le construiría una casa a David, Él no


estaba hablando literalmente de una casa, sino que le daría un
l__________ y que haría su nombre grande.

2. ¿Qué clase de pacto son tanto el pacto abrahámico como davídico?


3. Verdadero o Falso: El pacto mosaico eventualmente se convirtió en
una bendición para la humanidad.

4. ¿Qué versículo nos muestra que Jesús era tanto el Hijo de David
como el de Abraham?

5. Bajo el antiguo pacto, tres mil personas _________________ en un


día; mientras que en el nuevo pacto, tres mil personas fueron
____________ en un día

6. El tema principal del primer mensaje evangelístico de Pedro en el día


de Pentecostés fue el cumplimiento del pacto______________.

52 Una prueba sólida de esta declaración se encuentra en el libro de Don


Preston, Torah to Teleos: The Passing of the Law of Moses. A pesar de
que Preston sea un preterista total, es muy significante su estudio respecto
al fin de la Ley en el año 70 D.C.
53 Concordancia Strong, Griego #932
54 Ibid., #1411
55 McLarty
CAPÍTULO TRECE

EL CUMPLIMIENTO DEL
PACTO ABRAHÁMICO
En el capítulo 9, hablamos del pacto abrahámico desde la perspectiva
del Antiguo Testamento. En este capítulo, vamos a examinarlo desde la
perspectiva del Nuevo Testamento. Como se mencionó en el capítulo
anterior, la introducción al Nuevo Testamento es: “Libro de la genealogía de
Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.” (Mateo 1:1) De esto se trata
todo el Nuevo Testamento. Es el cumplimiento de los pactos davídico y
abrahámico, y el cierre de la Ley de Moisés. En el capítulo anterior hemos
visto cómo esto aplica para el pacto entre Dios y David; y en este
estudiaremos a fondo cómo también aplica para el pacto entre Dios y
Abraham.

JESÚS COMO MESÍAS

Vamos a comenzar con Mateo 1:17, que termina la genealogía de esta


manera: “De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta
David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y
desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.” Aquí, en esta
división, encontramos cuatro personajes o temas: Abraham, David, el exilio,
y el Mesías. Todos estos se relacionan con el pacto de una manera muy
directa. Abraham y David recibieron sus pactos del mismo Dios. El exilio fue
parte del pacto mosaico al final de Deuteronomio, cuando Dios dice:

“Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la


bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te
arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere
arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a Jehová tu Dios, y
obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus
hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará
volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a
recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido
Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes
más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu
Dios, y de allá te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra
que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te
multiplicará más que a tus padres. Y circuncidará Jehová tu Dios tu
corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu
Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.”
(Deuteronomio 30:1-6)

En otras palabras, incluso cuando Dios envía a Israel al exilio, seguía


estando en pacto con ellos. Por último, el Mesías viene a inaugurar un nuevo
pacto, circuncidando los corazones de la gente.

Lucas 1, que cuenta la historia del nacimiento de Jesús y de Juan el


Bautista, también arroja importante información respecto a este tema. Luego
del nacimiento de Juan, su padre Zacarías fue lleno del Espíritu y comenzó a
profetizar:

Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su


pueblo, y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David su
siervo, como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde
el principio; Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos
los que nos aborrecieron. (Lucas 1:68-71)

Aquí, no estaba hablando de su hijo Juan sino del Mesías, quien


vendría de la casa de David. Luego, en los siguientes versículos, profetizó
respecto a cómo el Mesías también cumpliría el pacto con Abraham:

Para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de su santo


pacto; del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos
había de conceder que, librados de nuestros enemigos, sin temor le
serviríamos en santidad y en justicia delante de él, todos nuestros
días. (Lucas 1:72-75)

Finalmente, Zacarías comienza a profetizar respecto a su hijo Juan,


quien anunciaría el camino al Mesías. Es muy significativo que en estos dos
evangelios, la historia de Jesús es introducida con referencias a Su
cumplimiento de los pactos davídico y abrahámico. Este es un fundamento
sumamente importante para un entendimiento adecuado del mensaje del
evangelio: el Nuevo Testamento se trata del cumplimiento de estos pactos
previos. Es por esta razón que los autores del Nuevo Testamento con
frecuencia se refieren a las Escrituras (el Antiguo Testamento). Incluso Jesús
dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas
tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.” (Juan 5:39)
Cuando la gente de aquel tiempo leía el Antiguo Testamento, leían las
promesas de Dios a Abraham y David acerca de una simiente que algún día
vendría y bendeciría al mundo entero. Ese era el Mesías que ellos estaban
esperando. Cuando Mateo, Marcos, Lucas y Juan testificaron al escribir los
Evangelios, se estaban embarcando en algo muy arriesgado para su cultura.
Estaban declarando que lo que todo el mundo había anticipado y estaba
esperando, ya había sucedido. El Mesías ya había venido.

Como hemos discutido en el capítulo anterior, en Hechos 2, Lucas


cuenta la historia del día de Pentecostés y el sermón de Pedro, que revela a
Jesús como el cumplimiento de las promesas a David. Hechos 3 cuenta la
historia de Pedro y Juan sanando a un hombre cojo en las puertas del Templo
La Hermosa. Luego de que el hombre es sanado, Pedro y Juan comienzan a
predicar, pero esta vez fue el turno del pacto abrahámico.

Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con
nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas
todas las familias de la tierra. A vosotros primeramente, Dios,
habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de
que cada uno se convierta de su maldad. (Hechos 3:25-26)

Este es el fin del segundo sermón registrado luego de la ascensión,


que enfatiza el cumplimiento del pacto abrahámico. En el siguiente capítulo,
leemos que muchos de los que escucharon el mensaje, creyeron, y como
resultado el número de creyentes aumentó a 5000. Este mensaje del
Evangelio, basado en el cumplimiento de los pactos, es muy diferente del
típico mensaje de Salvación moderno. Esencialmente, ellos predicaban: “Esta
persona que ustedes crucificaron es el cumplimiento de las promesas de estos
dos pactos. Ahora Él está entronizado a la diestra de Dios, y necesitan
arrepentirse, entregarle sus vidas a Él, y creer que Él es el cumplimiento de
las promesas de Dios a Abraham y David.” Esto es también lo que vemos en
Romanos 10:9-10, cuando Pablo dice que “Crean con todo su corazón que
Jesús es el Señor” y que “Dios le levantó de entre los muertos” para ser
salvos. Este es el mensaje básico del Evangelio: crean que Jesús es el Señor y
que Dios le levantó de entre los muertos para recibir Salvación.

Esas dos creencias están conectadas con los pactos hechos a David y
Abraham. Como se mencionó en el capítulo anterior, el hecho de que Jesús es
el Señor cumple el pacto de David, y el hecho de que fue levantado de entre
los muertos se conecta con el pacto de Abraham. En Génesis 22, Abraham
pone a su hijo de la misma manera en la que Dios el Padre estaba dispuesto a
enviar a Su Hijo para morir por nosotros. Esos eran los elementos del
evangelio que tenían que entenderse, de acuerdo a la Iglesia primitiva.

JESÚS: MAYOR QUE ABRAHAM

En Juan 8 encontramos un debate entre Jesús y algunos de los judíos


que habían creído en Él:

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron:
Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie.
¿Cómo dices tú: Seréis libres? (Juan 8:31-33)

Aquí estos judíos responden de manera muy literal y completamente


malentendiendo el punto. Habían oído la promesa de Jesús (“La verdad os
hará libres”) a través de una perspectiva natural, y por eso respondieron:
“¡Pero nosotros no somos esclavos! No necesitamos ser libres. Somos
descendientes de Abraham.” Entonces, Jesús les explica lo que había querido
decir:

Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que
hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa
para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente libres. Sé que sois descendientes de
Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla
cabida en vosotros. (Juan 8:34-37)

Jesús le estaba hablando a gente que creía en Él, pero no obstante


procuraban matarlo porque no podían tolerar ni recibir Su mensaje de su
esclavitud espiritual. No le dieron cabida a Su palabra. Esta es la palabra que
Él había oído de Su Padre (Dios), que Él contrastó con lo que estas personas
habían oído de su padre.

Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que


habéis oído cerca de vuestro padre. (Juan 8:38)

Ellos decían ser hijos de Abraham su padre, pero Jesús los trae a la
realidad:

Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo:


Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Pero
ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad,
la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. Vosotros hacéis las
obras de vuestro padre (…) (Juan 8:39-41)

Si ellos realmente hubiesen sido hijos de Abraham, no hubiesen


estado deseando matar a Jesús. Como Jesús les había demostrado que no eran
hijos de Abraham, ellos enseguida dijeron que eran hijos de Dios, diciendo:
“Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es
Dios.” (Juan 8:41). Finalmente, Jesús les dice quién era su padre:

Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me


amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he
venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi
lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de
vuestro padre el diablo (…) (Juan 8:42-44)

Jesús continuó con declaraciones muy fuertes respecto a sus


verdaderas intenciones y deseos, pero también les mostró que la solución
estaba en Él:

(…) y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida


desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay
verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es
mentiroso, y padre de mentira. Y a mí, porque digo la verdad, no me
creéis. ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la
verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? El que es de Dios, las
palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de
Dios. (Juan 8:44-47)

En otras palabras, Él les dice que ser descendientes naturales de


Abraham no importaba si no tenían la misma fe que él. El linaje natural no
significa, necesariamente, tener el mismo linaje espiritual. En lugar de ser
como Abraham, ellos eran como su verdadero padre, el diablo. Los judíos,
sorprendentemente, se ofendieron y le respondieron: “¿No decimos bien
nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?” (Juan 8:48).

La discusión entre ellos continuó así:

Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y


vosotros me deshonráis. Pero yo no busco mi gloria; hay quien la
busca, y juzga. De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi
palabra, nunca verá muerte. Entonces los judíos le dijeron: Ahora
conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú
dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte. ¿Eres tú
acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los
profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo? Respondió Jesús: Si
yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me
glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. Pero vosotros no
le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería
mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra.
Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y
se gozó. Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años,
¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo:
Antes que Abraham fuese, yo soy. Tomaron entonces piedras para
arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y
atravesando por en medio de ellos, se fue. (Juan 8:49-59)

En resumen, lo que Jesús les dijo es que no importaba la descendencia


sanguínea, sino que creyesen en Sus palabras, porque Él es Dios. Es fácil
para nosotros pasar por alto este hecho, pero en este pasaje los judíos
claramente entendieron que Jesús estaba diciendo ser Dios. Cuando Él les
dijo “Antes de que Abraham fuese, yo soy.”, Él estaba repitiendo la
declaración de Dios de Su nombre a Moisés desde la zarza ardiente: “YO
SOY EL QUE SOY” (Éxodo 3:14). Hacer una declaración como tal, merecía,
para los judíos, ser lapidado hasta la muerte. Es por esta razón que tomaron
las piedras. Ellos entendieron lo que Él estaba queriendo decir, y no estaban
dispuestos a aceptarlo. Encontramos otro ejemplo de esto en Juan 5:18: “Por
esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el
día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre,
haciéndose igual a Dios.” Es tan cierto hoy en día como lo fue en ese
momento: declarar que Jesús es Dios molesta y ofende a la gente. A nadie le
ofende decir que Él fue un gran profeta o un santo, pero decir que Jesús es
Dios requiere una sumisión a Él. Muchas personas, como los judíos, no están
dispuestos a aceptarlo. Al declarar ser mayor que Abraham, Jesús claramente
dijo, “Yo soy Dios. Soy la palabra que estaba con Dios, y que era Dios.” Los
verdaderos descendientes de Abraham, el padre de la fe, reconocerían a Jesús
como el Mesías prometido.

Esta creencia fundamental del nuevo pacto, que dice que Jesús es
mayor que Abraham, se desarrolla más ampliamente en el libro a los
Hebreos, donde se muestra la interacción de Abraham con Melquisedec (Ver
Hebreos 6:13-7:3). En este pasaje, el autor a los Hebreos primero habla de la
promesa de Dios a Abraham. Luego comienza una transición para hablar
respecto a Jesús como sacerdote según el orden de Melquisedec, un tema que
se extiende hasta el capítulo 7. La posición de Jesús en el orden de
Melquisedec es importante por la relación entre Abraham y este personaje.
Cuando Abraham le da el diezmo de todo el botín de guerra, declaró que
Melquisedec era más grande que él. Por eso, si Jesús es según el orden de
Melquisedec, y éste era más grande que Abraham, entonces Jesús también es
mayor que él. Como Jesús era según este orden, está por encima de Abraham.
Esto es lo que Jesús dijo en Juan 8, y fue una declaración muy fuerte para
esta cultura, en donde Abraham era el padre y el héroe de su fe. De esta
manera, Jesús declaró que Él era el cumplimiento de las promesas de
Abraham.

LA IMPORTANCIA DE LA CIRCUNCISIÓN

El cumplimiento del pacto abrahámico en el nuevo pacto también se


ve con el problema de la circuncisión. Cada uno de los pactos del Antiguo
Testamento vino con una señal que sirvió como un símbolo o recordatorio de
que ambas partes estaban juntas en un pacto. Entonces, cada vez que Moisés
veía un arcoíris, era un recordatorio de que Dios no enviaría otra inundación
mundial. Abraham tenía la circuncisión como un recordatorio diario de su
pacto con el Señor. Moisés y los israelitas tenían la celebración de la Pascua
como un recordatorio de su pacto con Dios, como también de la liberación de
la esclavitud de Egipto. El símbolo de David es menos certero, porque
aunque él vio las promesas de Dios como un pacto, no hubo una ceremonia
de pacto. Entonces, el símbolo del pacto pudo haber sido el trono, pero
también es posible que este pacto no tuviese un signo como los otros. El
punto es que, para Abraham, la circuncisión era una señal del pacto con Dios.
Todos los hombres de su familia eran circuncidados como signo de que eran
parte del pacto de Abraham y Dios.

Cuando la Ley fue introducida años después, la misma decía que los
varones debían ser circuncidados al octavo día después de nacer. De esta
manera, la circuncisión pasó de ser un signo del pacto abrahámico a ser parte
de la Ley. Luego, como ya no fue un signo, se fue convirtiendo en un peso.
Con el paso del tiempo, el concepto de la circuncisión cambió. Cuando Jesús
estuvo en la tierra, la importancia de la circuncisión era la siguiente: “Somos
hijos de Abraham. Somos mejores que el resto de las naciones del mundo.
Tenemos un pacto con Dios porque hemos sido circuncidados.” Este es un
cambio sutil pero muy significativo. Estaban confiando más en la señal del
pacto en lugar de confiar en el pacto en sí. Habían cumplido con la
circuncisión porque la Ley así lo decía, pero la misma no era más que una
señal del pacto abrahámico y la relación entre Abraham y Dios el Padre.
Mientras Abraham confió en su pacto con Dios, los judíos comenzaron a
confiar en la circuncisión (la señal) en lugar de en la relación. Esto sería
como poner tu confianza en tu anillo de casamiento, que es una señal de tu
matrimonio, en lugar de desarrollar una relación matrimonial. El Bautismo
también es una señal, pero la relación es lo que trae Salvación. Este era el
problema que estaba teniendo lugar en el tiempo en que Jesús estuvo
caminando en la tierra.

Luego de la muerte y resurrección de Jesús, la circuncisión se volvió


un tema de debate en la Iglesia primitiva. Muchos se preguntaban,
“¿Tenemos que seguir enseñando la circuncisión?” De acuerdo a las
enseñanzas de los apóstoles Pablo, Pedro, Santiago, y Juan, la circuncisión
que Jesús trajo fue la del corazón, lo que quería decir que los hombres ya no
necesitan un signo en su carne como un signo del pacto. El nuevo pacto es un
pacto interior y espiritual a través del cual Dios pone un nuevo corazón (un
nuevo espíritu) en nosotros. Él nos hace participantes de la naturaleza divina,
y hace cambios invisibles dentro de nuestros corazones. Esto significa que ya
no necesitamos el signo exterior de la circuncisión. No obstante, por muchos
años este tema fue de gran debate en la Iglesia primitiva, porque la gente aún
se estaba ajustando a las realidades del nuevo pacto. Muchos de los judíos
convertidos al cristianismo querían que los nuevos cristianos fuesen
circuncidados al convertirse, porque pensaban que la misma era un necesario
signo del pacto.56

Pablo hace una declaración muy fuerte en contra de aquellos a favor


de la circuncisión en Gálatas 5:12: “¡Ojalá se mutilasen los que os
perturban!” Pablo estaba muy disgustado con el movimiento a favor de la
circuncisión, porque él lo entendía como lo que era: un paso atrás hacia el
antiguo pacto. Pablo veía la insensatez de aquellos que vivían en el nuevo
pacto, pero aun así cumplían y enseñaban la Ley. No obstante, no muchos lo
entendían, tal como hasta el día de hoy muchos siguen sin entenderlo. Para
probar este punto, Pablo se refirió a la historia de la circuncisión bajo el pacto
abrahámico y dijo, “Porque en Cristo jesús ni la circuncisión vale nada, ni la
incircuncisión, sino una nueva creación”. (Gálatas 6:15). En otras palabras,
dijo: “Este signo ya no tiene importancia. Lo que importa es ser una nueva
creación, a través de una circuncisión del corazón.” Al decir esto, Pablo
estaba diciendo que nada del antiguo pacto tenía importancia ahora que había
llegado el nuevo pacto. El nuevo pacto había dejado obsoleto al antiguo
pacto. De esta manera, puso fundamento respecto al sistema de la Ley en el
nuevo pacto.

LA CIRCUNCISIÓN DEL CORAZÓN

Esta idea fue un golpe para la religión judía del siglo I, como vemos
en la historia de Esteban, quien en realidad fue lapidado hasta morir por
hablar del tema de la circuncisión. En Hechos 6, Esteban estaba ante un
tribunal por predicar el Evangelio. Los judíos habían traído un testigo falso
para hablar en contra de él. En respuesta, en el capítulo 7, Esteban comienza
a dar un discurso maravilloso que fue esencialmente un resumen bíblico de
los pactos mayores, comenzando con Abraham y culminando con Jesús.
Luego de eso, él reprende a los judíos por su rechazo a Jesús como el Mesías
prometido:

¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros


resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también
vosotros. ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y
mataron a los que anunciaron de antemano la venida del justo, de
quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; vosotros
que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.
Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los
dientes contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los
ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a jesús que estaba a la diestra
de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre
que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se
taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera
de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los
pies de un joven que se llamaba Saulo. (Hechos 7:51-58)

No fue únicamente lo que dijo respecto a Jesús lo que los ofendió. Lo


que en realidad les molestó a los judíos fue la declaración en contra de ellos:
“¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos!” En la misma, él
se estaba refiriendo a Deuteronomio 30:6, que profetizó que luego del exilio a
Babilonia la gente sería nuevamente reunida por Dios y sus corazones serían
circuncidados. Esteban los estaba acusando de rechazar el cumplimiento de
esa profecía al rechazar el nuevo pacto y a Aquel que había sido enviado a
circuncidarles el corazón. Esto, nuevamente, nos muestra la realidad de que
lo que la Iglesia primitiva predicaba era únicamente el cumplimiento de los
pactos hechos a David y a Abraham. A través del Nuevo Testamento, este
énfasis es claro. Justamente, ese mensaje fue lo que causó que los judíos
apedreasen a Esteban hasta la muerte acusado de blasfemia. Los judíos
rechazaron aceptar la posibilidad de que Jesús había sido el Mesías y de que
no habían podido identificarlo. Esta es la importancia de la circuncisión en el
Nuevo Testamento. La transición de un signo físico a través de la
circuncisión, a uno interno e invisible a través de la circuncisión del corazón
fue la piedra angular de la transición del antiguo pacto al nuevo. La
eliminación del mandato de circuncidar significaba la eliminación por
completo del antiguo pacto.

LA LEY Y LA FE

Hay un debate en el Nuevo Testamento conectado profundamente con


el tema anterior, y es la discusión entre la Ley y la fe, diferencia central entre
el antiguo pacto y el nuevo pacto. Puede ser resumida de la siguiente manera:
“¿Vas a vivir de acuerdo a tu habilidad de cumplir la Ley, o vas a caminar en
la fe de Abraham, que fue considerado justo?” En Gálatas 3:1-2, Pablo deja
en claro esta división:

¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la


verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado
claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber
de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el
oír con fe?

Él le estaba preguntando a los gálatas si habían recibido al Espíritu


por seguir la Ley o por haber creído (fe). Pablo continúa:

¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a


acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es
que realmente fue en vano. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu,
y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o
por el oír con fe? (Gálatas 3:3-5).

Ahora les está preguntando si los milagros de Dios con ellos habían
provenido como resultado de la Ley o de la fe. La respuesta obvia es la fe.
Esto es muy importante. Mucha gente se enoja cuando un ministro conocido
que se mueve en milagros y señales, termina cayendo en pecado o en
corrupción financiera, y dicen cosas como: “¿Cómo pudo Dios obrar
milagros en su ministro cuando éste estaba cometiendo tantos pecados?”, o
“No debió ser Dios el que hizo esas señales, porque había pecado oculto en
su vida.” Ambos declaraciones son erróneas. Los milagros suceden por causa
de la fe, no por causa de la Ley. Lo que eso significa es que una persona
puede ser un desastre total, pero tener una enorme cantidad de fe. Por esta
misma razón, los milagros pueden suceder a través de esa persona. Eso
sucede a pesar del hecho de que esa persona esté emocionalmente enferma, o
sea inmadura, o esté lidiando con el pecado. Sansón es un buen ejemplo de
esto. De hecho, muchos de los héroes del Antiguo Testamento fueron usados
poderosamente por Dios a pesar de sus problemas personales. En el Nuevo
Testamento, Pedro sanaba a las personas con su sombra, pero seguía siendo
un racista. Hasta que Dios no cambió su corazón, Pedro tenía un racismo muy
arraigado que afectaba la manera en la que trataba a los gentiles. No obstante,
por causa de su fe en Jesús, él obró en milagros extraordinarios en su
ministerio. El punto es que la fe es lo que causa los milagros, no las obras de
justicia hechas para cumplir la Ley.

Muchos creyentes tienen la falsa percepción de que los milagros son


una señal de la justicia y rectitud de una persona, y cuando ven milagros que
acontecen a través de la misma, asumen que esa persona debe ser un cristiano
increíble con un carácter impecable. La verdad es que los milagros sucederán
a través de cualquiera que crea, es decir, a través de cualquiera que tenga fe.

En Gálatas 3:6-7, Pablo continúa hablando de Abraham, el padre de la


fe: “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por
tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.” En otras palabras,
Abraham fue justo por causa de su fe, no por seguir la Ley, que ni siquiera
existía en ese entonces. Cuando vivimos según la fe y no según la Ley, somos
hijos de Abraham. El versículo 8 sigue: “Y la Escritura, previendo que Dios
había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a
Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.” Todas las
naciones no recibieron bendición a través de la Ley, pero todas las naciones
sí recibieron bendición a través de la fe de Abraham. La Escritura sigue: “De
modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.” (Gálatas
3:9). Si tenemos fe, somos bendecidos como lo fue Abraham, no en base a
nuestras obras sino en base a nuestra fe.

En contraste, la Ley trae una maldición: “Porque todos los que


dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está:
Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el
libro de la ley, para hacerlas.” (Gálatas 3:10). ¡Aquellos que dependan de la
Ley serán malditos, pero el que dependa de la fe será bendito! Pablo lo dejó
en claro para que no quede lugar para la duda: “Y que por la ley ninguno se
justifica para con Dios, es evidente…” (Gálatas 3:11). No solo aquellos que
estén bajo la Ley serán malditos, sino que tampoco serán justificados. Pablo
hizo su comparación entre la Ley y la fe de la siguiente manera:

La ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por
ellas. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es
colgado en un madero, para que en Cristo Jesús la bendición de
Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos
la promesa del Espíritu. (Gálatas 3:12-14)

En otras palabras, Cristo removió la maldición de la Ley para que


podamos ser benditos con Abraham. No solo Cristo nos justifica, sino que
también lanzó bendición sobre nosotros. Al remover la maldición de la Ley
de Moisés, abrió la puerta para que heredemos la bendición de la fe de
Abraham, que es ser de bendición para todas las naciones de la tierra. Las
bendiciones de Deuteronomio 28 estaban limitadas a aquellos que estaban
circuncidados y seguían la Ley dentro del pacto de vasallaje. Jesús no nos
ofreció una bendición minúscula, sino que removió la maldición que colgaba
del mandamiento de obedecer, y abrió la puerta de la bendición a través de la
fe. Luego de esa comparación, Pablo sigue con un ejemplo que era muy claro
para los lectores de la época: “Hermanos, hablo en términos humanos: Un
pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le
añade.” (Gálatas 3:15) Para los lectores originales, esto era perfectamente
entendible, pero no es claro para nosotros, miles de años después. A lo que
Pablo se estaba refiriendo era al entendimiento de que una vez establecido, un
pacto no podía ser cambiado. Vemos esto en el comentario de Pablo respecto
al pacto abrahámico:

Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente.


No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de
uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. (Gálatas 3:16)

A Abraham le fueron hechas ciertas promesas, y estas no decían “tus


simientes” (sus descendientes físicos, Israel), sino “tu simiente” (Cristo). Por
esto, la promesa de Abraham no fue para una nación de descendientes, sino
para su simiente, Jesús. Pablo continúa:

Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con
Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo
abroga, para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la
ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham
mediante la promesa. (Gálatas 3:17-18)
La Ley no desvaneció las promesas hechas a Abraham. No las
invalidó, ni tampoco las reemplazó. Simplemente apareció como un pacto
diferente. Esto significa, como dijo Pablo, que la Ley no cumplió las
promesas a Abraham. En lugar de eso, la promesa fue antes de la Ley y
estuvo basada en la fe. Luego, Pablo señala el propósito de la Ley:

Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las


transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la
promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un
mediador. Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.
¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna
manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera
verdaderamente por la ley. (Gálatas 3:19-21)

Podría decirse que, según estos versículos, este fue un gran


intercambio. El punto de Pablo aquí fue contrastar la Ley la fe. La primera no
fue dada para justificarnos, porque no era posible. La Ley no vino para traer
justicia, sino como resultado de la trasgresión. Esos son dos propósitos muy
diferentes. Por eso, en los años entre Moisés y Jesús, los israelitas vivieron
bajo la sombra de la Ley, esperando el tiempo cuando la promesa de
Abraham (anterior a la Ley) se cumpliese. La promesa de una simiente, el
Cristo, finalmente se cumplió con la llegada de Jesús.

Pablo continuó:

Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa


que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero antes
que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para
aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido
nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos
justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo.
(Gálatas 3:22-25)

La traducción más reveladora del versículo 22 es la versión Dios


Habla Hoy (DHH), que dice: “Pero, según lo que dice la Escritura, todos son
prisioneros del pecado, para que quienes creen en Jesucristo puedan recibir
lo que Dios ha prometido.” En otras palabras, durante el tiempo entre la Ley
hasta Jesús, los israelitas estuvieron bajo un ayo o guardián, o bajo la
custodia de la Ley. Literalmente, eran prisioneros de la Ley. Algunos usan
estos versículos para decir que la Ley nos conduce a Cristo, por causa del uso
de la palabra ayo o guardián, pero ese no es el significado de este versículo.
El significado es un carcelero. La Ley los mantuvo prisioneros hasta que la
simiente prometida vino. Hasta entonces, estuvieron “encerrados”, como
muestra el versículo 22.

Pablo describe el resultado final de esta manera:

Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos
los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni
mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros
sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según
la promesa. (Gálatas 3:26-29)

En otras palabras, aquellos que le pertenecen a Cristo, quien es la


simiente de Abraham, son hechos herederos de acuerdo a la promesa. Ya no
somos esclavos sino hijos de Dios y, por lo tanto, herederos de la misma
promesa del Hijo de Dios. Pablo lo resume de la siguiente manera:

Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada


difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo
tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así
también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud
bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del
tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que
recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió
a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba,
Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también
heredero de Dios por medio de Cristo. (Gálatas 4:1-7)

En estos versículos, es importante notar que Cristo nació bajo la Ley


(ver Gálatas 4:4). Dicho de otra manera, la Ley seguía en operación. No
terminó con Su nacimiento, sino que vivió y ministró bajo la Ley hasta que la
Ley terminó con la cruz. A través de Su muerte en la cruz, Jesús liberó a los
israelitas de la Ley al remover el sistema del pacto mosaico. Él les dijo, “Ya
no son esclavos sino hijos de Dios, para que ahora puedan heredar las
promesas de Dios.” De esta manera, Cristo los liberó de la Ley para que
pudiesen vivir y ser justos, como Abraham, por la fe. Pablo establece el
mismo contraste entre la Ley y la fe en Romanos 4.

Algunos han tenido problemas para aceptar esta realidad por causa de
Santiago 2; misma causa que casi provocó que la Iglesia primitiva eliminase
la carta de Santiago del canon bíblico. Algunos vieron un conflicto entre este
pasaje, con el mensaje claro de Gálatas 3-4 y Romanos 4. Por esta razón,
debemos considerar el pasaje antes de terminar nuestra discusión del debate
entre la Ley y la fe. Santiago 2 dice:

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y
no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una
hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de
cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y
saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo,
¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en
sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.
Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y
tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es
muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre,
cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó
juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y
se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue
contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis,
pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por
la fe. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por
obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin
obras está muerta. (Santiago 2:14-26)

La declaración de Santiago, “…el hombre es justificado por las


obras, y no solamente por la fe” ha molestado a muchas personas. Otros la
han aceptado, y es por eso que el debate entre la Ley (obras) y la fe continúa.
Hoy en día, gran parte de este debate se centra en Obras vs. Gracia. Aquellos
del lado de la gracia dicen que las obras que los cristianos hacemos no son
necesarias porque el Evangelio es acerca de la gracia y de lo que ya hemos
recibido en Cristo. Pero, de hecho, el Evangelio no se trata de la gracia. La
gracia es parte de él, porque es el empoderamiento que viene con el
Evangelio, pero el mensaje central es el nuevo pacto, del cual la gracia es
solo una parte.

La confusión respecto a estos temas provienen de un pensamiento de


“un solo lente”, en donde grupos y movimientos enteros toman solo un
aspecto del Evangelio y lo transforman su enfoque central, hasta el punto en
que pierden otros aspectos de la vida en el nuevo pacto. Por ejemplo, algunos
se han centrado tanto en su enfoque en la gracia, que no hacen ningún tipo de
obra. La verdad es que la obras nunca te justificarán, pero el fruto de la fe son
las obras. Esto es lo que Santiago quería explicar en este pasaje. Él estaba
viendo cristianos que decían vivir por fe, pero que no ayudaban a sus
hermanos y hermanas en necesidad, y estaba señalando que eso estaba mal.
Santiago no estaba diciendo que la Ley (obras) nos justifican, sino que si
tenemos fe la misma debería evidenciarse porque la fe da frutos de buenas
obras. Las mismas, si nacen de nuestra fe, son la prueba evidente de que
efectivamente la tenemos. Ambas van juntas, y cuando nos centramos
solamente en un aspecto y eliminamos el otro, perdemos la esencia del
mensaje del nuevo pacto.

En resumen, es muy bueno salir del sistema de la Ley para ir a la fe.


El mensaje del nuevo pacto es libertad, y cuando nos movemos en pos de la
fe, la gracia de Dios nos empodera para caminar en fe, lo que nos hace dar
frutos, que son buenas obras. El movimiento moderno de la hipergracia le ha
recordado a muchas personas la importancia de la gracia en nuestras vidas,
pero ha enfatizado por demás a la gracia y a la fe, que nos hace hijos de Dios.
Como Santiago claramente establece, la fe, si es verdadera, nos hará dar
fruto. No podemos tener fe sin frutos, y la gracia es el empoderamiento que
nos hace caminar en el fruto de nuestra fe. La división bíblica no es entre la
Ley y la gracia, sino entre la Ley y la fe. Si estamos caminando en la fe de
Abraham y creemos que la simiente prometida (Jesús) ha venido para
liberarnos de la Ley, entonces deberíamos tener evidencia de esa fe fluyendo
de nuestras vidas. Si verdaderamente somos hijos de Dios, vamos a tener la
evidencia en nuestra vidas porque, como Jesús, haremos las mismas obras
que hace nuestro Padre. Vamos a heredar los rasgos de nuestra familia.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Era muy importante que Jesús fuese del orden de Melquisedec,


porque éste era más importante que, ¿qué personaje bíblico?

2. Cada uno de los pactos vino con un signo. Enlista los signos
correspondientes a estos tres pactos: Noé, Abraham, y Moisés.

3. Confiar más en la señal más que en el pacto y la relación con Dios


equivale a una pareja casada que confía más en sus
_______________, que en su relación.

4. ¿Qué versículo de Deuteronomio 30 citó Esteban?

5. Los milagros suceden por causa de la ______________.

6. ¿Cuál fue el carcelero desde el tiempo de Moisés hasta Jesús?

56Algunos pasajes importantes respecto al debate de la circuncisión incluye


Romanos 2:25-3:1; 4:11; 1 Corintios 7:19; Gálatas 2:12; 5:6-12; 6:11-15;
Efesios 2:11; Filipenses 3:3; Colosenses 2:11; Tito 1:10. La cantidad de
pasajes muestra cuán grande era el debate en ese momento.
CAPÍTULO CATORCE

TEORÍA DE LA EXPIACIÓN
En este capítulo y en el siguiente, estudiaremos un fundamento de la
teología, llamado la expiación. Una definición simple explica que la
expiación es una relación que se restaura entre dos compañeros. Cuando la
teología cristiana se refiere a este término, se refiere a lo que tuvo lugar en la
cruz. Existe una gran cantidad de perspectivas respecto a este tema debido a
que los pensadores cristianos lo han estado estudiado por casi dos mil años.
El Antiguo Testamento contiene muchas sombras y figuras respecto a lo que
sucedió en Cristo. No vamos a enfocarnos en los tipos de expiación del
Antiguo Testamento, pero necesitamos entenderlos para comprender la
realidad en Cristo. Como ya hemos estudiado los diferentes pactos del
Antiguo Testamento, ahora nos enfocaremos en el nuevo pacto, mientras que
ocasionalmente volveremos a las sombras y a las figuras del viejo pacto.

TRES PERSPECTIVAS DE LA EXPIACIÓN

Vamos a estudiar este tema de manera histórica, analizando los puntos


de vista principales de la expiación según el período histórico, desde la cruz
hasta el presente.

1. Teoría Christus Victor

Desde la cruz hasta el año 1100 D.C., solo existió una sola
perspectiva de la expiación llamada Christus Victor, que son las palabras en
latín para “Cristo es Victorioso.” Otro nombre para esta creencia es
perspectiva de la redención. Christus Victor es el nombre oficial, pero
“Perspectiva de la redención” y “Perspectiva del rescate” también son usadas
para referirse a la misma.
De acuerdo a Christus Victor, Dios le dio la autoridad sobre la tierra a
Adán y Eva. No obstante, el diablo los engañó y ellos le dieron su autoridad a
él. Como resultado, el diablo tomó autoridad sobre la tierra. Para remediar
esto, el Rey Jesús vino y tomó las llaves del mismo infierno y luego se las
volvió a dar sobre la humanidad. Este es el concepto de Christus Victor, que
como humano, “segundo Adán” que es sin pecado, Jesús vino para tomar la
autoridad sobre la tierra que Adán y Eva habían perdido. Atravesó toda clase
de tentaciones y pruebas, murió, pero también resucitó. Al morir, liberó a los
cautivos, y, con las llaves (la autoridad), vació el infierno. En otras palabras,
recuperó todo lo que el enemigo había robado de Adán y Eva, y se lo
devolvió a la humanidad. Esto se ve en Lucas 22, en la Última Cena, cuando
Jesús le dijo a sus discípulos: “Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre
me lo asignó a mí.” (Lucas 22:29). Por eso cuando le dijo a Pedro “Y a ti te
daré las llaves del reino de los cielos” (Mateo 16:19), le estaba mostrando Su
intención de volver a darle el Reino a la humanidad. Esta es la idea
fundamental que plantea la teoría Christus Victor, que la Iglesia primitiva
creyó por lo primeros 1100 años de historia, junto con los padres de la
Iglesia.

2. Teoría de la Satisfacción

Alrededor de 1100 D.C., un hombre llamado Anselmo era el


reverendo de Canterbury, una posición altamente estimada en la Iglesia. Él
planteó una nueva teoría respecto a lo que sucedió en la cruz, que se conoce
como la teoría de la satisfacción. En lugar de centrarse en la devolución de
la autoridad a la humanidad, esta teoría se centró en el hecho de que la
humanidad había deshonrado a Dios, creando una gran pared divisoria entre
la gente y el Señor. En otras palabras, de acuerdo a esta teoría, el pecado era
el foco de la expiación, y no el haberle devuelto la autoridad e identidad a la
humanidad. Entonces, planteó que Jesús vino a morir por el pecado, por
causa de la deshonra que la humanidad le había provocado a Dios. Esta idea
fue tomada de Romanos 6:23, que dice: “Porque la paga del pecado es
muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Por eso el pecado, que se había vuelto tan grande, necesitó como paga que
alguien (Jesús) volviese y satisficiese a Dios para traer justicia. Alguien tenía
que venir a pagar la deuda que había generado el pecado, porque Dios es un
Dios justo.

Cuando Anselmo presentó este concepto en el año 1100 D.C., no dijo


que alguien necesitaba ser castigado por el pecado. En cambio, dijo que Dios
había sido deshonrado y que alguien tenía que volverlo a honrar, pero como
ninguna de nuestras obras era suficientes para honrarlo, Jesús vino a la tierra
y vivió una vida como hombre para hacerlo.

3. Teoría de la Sustitución Penal

En el año 1500, Juan Calvino agregó una tercera teoría de la


expiación. Él planteó que el pecado había deshonrado a Dios, y que el mismo
requería castigo. Esta teoría, conocida como sustitución penal, cambió
bastante el entendimiento de lo que en realidad sucedió en la cruz.
De acuerdo a Juan Calvino, cuando Jesús murió, tomó el lugar de la
humanidad. El ser humano necesitaba ser castigado por causa del pecado, y
Dios debía enviar un juicio sobre nosotros. En lugar de eso, decidió enviarlo
sobre Jesús. Por eso, Jesús tomó nuestro lugar y recibió el castigo para que
pudiésemos ser libres. En otras palabras, el foco de esta perspectiva es que el
pecado demandaba justicia.

A pesar de que esta teoría no existió durante los primeros 1500 años
del cristianismo, hoy en día está muy expandida y muchos cristianos creen
que esta perspectiva es la teoría “normal” de la expiación: que Jesús necesitó
venir y ser castigado en nuestro lugar. Junto con esto, Calvino también
planteó la idea de una expiación limitada, que hemos estudiado en el capítulo
4. Para explicarlo simplemente, la expiación limitada dice que Jesús tomó el
castigo de ciertos cristianos (los escogidos), pero no los del resto de la
humanidad, lo que significa que éstos recibirán el juicio. Esto es lo que
muestra el siguiente diagrama. Los cristianos están protegidos del juicio de
Dios por la “burbuja” de Jesús, pero los no cristianos no, y son castigados.
Los elegidos están protegidos por Jesús, pero aquellos que no, no están
protegidos del juicio.
Es fácil desterrar esta teoría basándonos en 1 Juan 2:2, que dice: “Y él
es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros,
sino también por los de todo el mundo.” Por causa de este versículo, incluso
muchos calvinistas han rechazado la idea del sacrificio o expiación limitada.
Aun la sombra y figura de la expiación no encaja con la idea de la limitación.
En el Día del Sacrificio, el cordero era sacrificado por todo Israel, y eso
incluía a los buenos israelitas y a los malos israelitas. Todos en Israel
recibieron el beneficio del sacrificio.

PERDÓN O CASTIGO

Esto trae a la luz una pregunta muy importante que muestra la


diferencia entre la perspectiva original (Christus Victor) y las dos más
modernas (Teoría de la Satisfacción y Sustitución Penal): El pecado, ¿fue
perdonado o fue pagado?
Algunas personas dicen que fue pagado y que fue perdonado al
mismo tiempo, pero debe ser una de las opciones o la otra. Si una persona
tiene una hipoteca con el banco, esa persona tiene dos opciones para pagar su
casa. O puede pagar completamente el valor, o el banco puede perdonarle la
deuda. Si la persona paga la hipoteca, no es lo mismo que el banco se la haya
perdonado. Lo mismo aplica para el debate entre el castigo y el perdón. O
nuestros pecados fueron pagados, y Jesús llevó el castigo que merecíamos, o
fueron perdonados, sin castigo.

Desde el año 1100, el énfasis había cambiado respecto al concepto


original del perdón, por uno de castigo. Esto se vio mucho más desde la
formalización del calvinismo en el año 1500. Por eso, la Iglesia ha adoptado
este concepto de sala de justicia, en donde un Padre Dios enojado juzga y
demanda paga por la deuda del pecado. Jesús interviene, como hombre
perfecto, y dice, “moriré en su lugar por sus pecados.” Los historiadores se
han referido a este concepto como la “legalización del cristianismo”. El
mismo fue inventado por Juan Calvino, quien había trabajado como abogado.
Por causa de su trasfondo en las leyes, Calvino vio al Padre como un juez en
lugar de como un papá, y percibió el mensaje del Evangelio a través de lentes
de legalismo en lugar de lentes de relación57. Este fue el origen de la
sustitución penal.

Conectado muy de cerca a este concepto, está la idea de un Dios


enojado. Si el pecado necesitó de un castigo, entonces Dios debió haber estar
muy enojado por causa de que su santa Ley estaba siendo violada
continuamente. Por eso, durante los años en que la humanidad rebelde pecó
contra Dios, habían provocado que Dios acumule mucha ira, que culminó en
la cruz, donde Jesús sufrió la ira de Dios en nuestro lugar. Como aquellos
beneficiarios del sufrimiento de Jesús, deberíamos estar tristes de que Él haya
sufrido la ira de Dios, pero también agradecidos de que haya sido sobre Él y
no sobre nosotros. Jesús tomó nuestro lugar frente al arbitrario y enojado
Padre, y tomó el castigo que nos merecíamos. Esta idea es especialmente fácil
de aceptar para las personas que han tenido un padre enojado en lo natural,
por causa de que encaja con su experiencia respecto a cómo es un padre.
Incluso para aquellos que tienen padres terrenales buenos, este concepto de
un Dios enojado les provoca una distancia emocional entre ellos mismos y
Dios. Por eso, ellos pueden leer una historia como la del hijo pródigo (ver
Lucas 15) y pensar: “Eso no tiene sentido para mí. Me identifico con el hijo,
pero, ¿es el Padre realmente así?” De esta manera, la imagen de Dios como
un juez enojado sirve como un lente que colorea la forma en la que la gente
lee y entiende la Biblia. Ven la relación con Él ligada al sufrimiento de Jesús
en nuestro lugar. Jesús pagó la deuda para que podamos tener una relación
con el enojado y justo Padre.

De hecho, esta enseñanza también está conectada con el Movimiento


de la Gracia. Algunos de sus maestros son tan pro-gracia, que enseñan la
perspectiva de la sustitución penal.58 En otras palabras, Dios el Padre
derramó toda Su ira en Jesús en la cruz, lo que significa que Dios ya no tiene
ira en contra de nosotros. La derramó por completo en Jesús, y por esa misma
razón, ya nunca está enojado con nosotros. Esta es la conclusión lógica y
fundamento del Movimiento de la Gracia. El problema con el mismo es,
obviamente, que cuando leemos el Nuevo Testamento descubrimos que hay
más ira. El tema de la ira de Dios aparece repetidamente en el Nuevo
Testamento, lo que no tiene sentido si Dios derramó toda Su ira sobre el
cuerpo de Jesús. En lugar de eso, si miramos lo que dice el Evangelio y nos
preguntamos, “¿en dónde vemos que Dios derramó ira en la cruz?”, la
respuesta será que no encontraremos ninguna evidencia. El Nuevo
Testamento no conecta la ira con la cruz. La ira de Dios no estuvo presente ni
tuvo que ver, de manera alguna, con la crucifixión del Hijo.

Soy consciente de que tal declaración es muy fuerte, pero es


demostrable, como veremos en este capítulo. Como sea, eliminar la idea de la
ira no responde la pregunta de si los pecados son perdonados o pagados.
Técnicamente, Dios podría haber castigado sin ira, o sin sentir ninguna
emoción. Por lo tanto, no podemos usar la eliminación de la ira para probar
que Dios no castiga el pecado. No obstante, en la Escritura veremos que es
evidente que el pecado fue perdonado, y no pagado. Todos teníamos una
deuda con el pecado, pero en lugar de castigar a Jesús en nuestro lugar, el
Padre eligió simplemente perdonar la deuda sin un pago sustitutorio.
Comprobaremos que esto es cierto a través de la examinación de las sombras
y figuras de la expiación que Jesús vino a cumplir.
LAS SOMBRAS Y FIGURAS

Lo que las ideas modernas sobre la expiación pasan por alto es un


buen lugar en donde comenzar. Muchos estudiosos solo toman las
perspectivas históricas de las teorías de la expiación en la Iglesia, y tratan de
determinar cuál estaba más acertada. ¿Fue Calvino? ¿Fue Anselmo? ¿Fueron
los padres de la Iglesia? Se debaten entre estas tres perspectivas que
comenzaron después de la cruz, en lugar de ir a las sombras y figuras que
hacían referencia a la cruz. Si queremos entender la expiación
adecuadamente, esta es la verdadera pregunta que deberíamos hacernos: ¿A
dónde apuntaban las sombras y figuras, al perdón o al castigo?

El Antiguo Testamento contiene tres tipos principales de sombras y


figuras de la expiación:

1. Abraham e Isaac.

2. El Cordero de la Pascua.

3. El día de la expiación o el cordero expiatorio.

Estas tres imágenes fueron dadas a los judíos como tipos y figuras, de
manera tal que cuando el año 30 D.C. llegase y estuviesen parados frente a la
cruz, entendiesen perfectamente lo que estaba sucediendo.

1. Abraham ofrece a Isaac

En la historia de Abraham e Isaac, vemos tres personajes principales.


Isaac fue con su padre y estaba inmovilizado. Abraham estaba a punto de
sacrificarlo, pero el ángel lo detiene, mostrándole un carnero a quien
sacrificar en lugar de a su hijo. De acuerdo a Gálatas 4:21-31, Isaac, como la
simiente prometida y el hijo de la promesa, era una figura del nuevo pacto y
Jesús. El otro hijo, Ismael, era la figura del antiguo pacto. Por eso, Hebreos
11:17-19 habla de cómo Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo,
creyendo que si moría Dios podía levantarlo de entre los muertos.
Claramente, este es un paralelo del Padre y el Hijo. Por eso, podemos ver que
Isaac (no el carnero) fue la sombra y figura de Jesús en la historia. El cordero
no cumplió una parte predominante en la historia.

Ahora debemos considerar la dinámica de esta situación y por qué


ocurrió. Como una sombra y figura de la expiación, ¿qué nos dice respecto a
la naturaleza de la misma? Primero, es importante notar, como hemos
discutido en el capítulo 9, que Dios le pidió a Abraham que sacrifique a Isaac
para probarlo. No fue porque Él estuviese enojado con Abraham, o porque
Abraham tuviese una deuda con el Señor. De hecho, al final de la historia,
Abraham fue declarado justo por su fe, y tuvo a la simiente prometida, Isaac,
junto con las promesas del pacto. En otras palabras, Isaac no estaba muriendo
en lugar de otra persona para pagar una deuda. En lugar de eso, Abraham fue
probado, como el compañero de pacto de Dios, y Él también le estaba
probando a Abraham que Él era diferente a otros dioses (porque no requería
el sacrificio de un niño). Por eso, el sacrificio de Isaac fue una ofrenda del
pacto. En aquellos días, esa era una parte normal de mostrar lealtad a un dios,
que demandaba la vida de un primogénito como prueba de que la otra parte
estaba comprometida con el pacto. Así que, recordando las normas de los
días de Abraham, Dios le pidió que sacrifique a Isaac como una prueba de
lealtad. No obstante, Dios interrumpió el sacrificio y proveyó un carnero
como sustituto, en lugar de Isaac. En otras palabras, Él estaba declarando que
no era como los otros dioses, y que estaba en contra del sacrificio de niños.

En resumen, en esta primera sombra y figura del pacto, tenemos dos


lecciones muy importantes. La primera, que no fue un castigo por el pecado,
y que Isaac no fue un sustituto de lo que en realidad merecía Abraham. La
segunda, se relaciona con la aprobación de la relación de Abraham e Isaac
dentro del pacto con Dios.

2. La Pascua

La siguiente sombra y figura de la expiación es la Pascua. En el


diagrama a continuación, Dios está de un lado, y Moisés e Israel del otro, con
la gran nube oscura en medio de ellos, representando el ángel de la muerte.
Debajo de la nube, está el cordero de la Pascua, que es la figura de Jesús en
esta historia. Vemos esto claramente en el Nuevo Testamento, en la
declaración de Pablo: “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis
nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo,
ya fue sacrificada por nosotros.” (1 Corintios 5:7) Jesús también le dejó esto
en claro a sus discípulos cuando usó la cena de la Pascua para profetizar
sobre Su muerte y resurrección, en lo que se convirtió en la Eucaristía o Cena
del Señor (ver Lucas 22:19-20). Jesús fue el cordero de la Pascua.
Otro rol importante en esta historia, no mostrado en el diagrama, fue
Egipto. Israel había estado cautivo en Egipto, y, a través de Moisés, Dios
había soltado nueve plagas sobre este lugar. El ángel de la muerte fue la
décima y final plaga, en donde todos los primogénitos y animales murieron.
No obstante, Dios había protegido a los israelitas, para que sus primogénitos
no muriesen. Para hacer que el ángel de la muerte pasase sobre ellos59, las
familias israelitas debían matar un cordero, poner la sangre en la puerta, y
comer juntos una cena del pacto. Vemos la importancia de la comida en el
mandamiento de que aquellos con familias pequeñas debían sumarse a los
demás para que haya suficientemente gente para disfrutar de la comida. El
punto de todo esto fue mostrar que aquellos que tenían la sangre, tenían una
relación con Dios. Aquellos que no tenían la sangre, no tenían una relación
con Él. Dios estaba marcando a los israelitas como Su gente a través de esta
cena, y la sangre en las puertas era un símbolo de que la muerte no podía
tocarlos y de que Dios los protegía. Lo que no vemos aquí es ira, o justicia, o
venganza. El cordero moría para poder tener una cena del pacto, lo que
muestra la relación que la gente tenía con Dios.

Cuando la gente trata de forzar la sustitución dentro de la imagen,


dicen que el cordero murió en lugar del primogénito. No obstante, lo que
vemos aquí es un rito ancestral llamado cena del pacto. La relación de Dios
con los israelitas no tenía nada que ver con el castigo. En cambio, los estaba
rescatando de la esclavitud y protegiéndolos sobre las plagas que fueron
sobre sus opresores. La ira de Dios en torno a los israelitas, como ya hemos
mencionado previamente, no entró en escena hasta Éxodo 20, con la
iniciación del pacto de paridad. Dios no le dijo a Israel, “¡Estoy muy
ofendido contigo, así que mejor matas a un cordero y derramas la sangre
sobre las puertas, porque si no, te mataré!” Ni Dios estaba mostrando ira para
con Israel, ni el cordero de la Pascua tuvo que ver con el castigo del pecado.
Todo esto tuvo que ver con la relación.

3. El cordero expiatorio.

En tercer lugar, está el cordero expiatorio, explicado en Levítico 16.


Bajo un pacto de paridad con Él, Dios le da a Israel estas indicaciones para la
expiación. El sumo sacerdote, Aarón en ese momento, debía sacrificar un
toro como una ofrenda por sus propios pecados. Luego él debía tomar dos
corderos, uno que sería inmolado, y otro que sería dejado en libertad. El
sumo sacerdote luego debía cortar el cuello del cordero inmolado y
desangrarlo. Luego, debía tomar la sangre del cordero y llevarla al Lugar
Santísimo, al arca del pacto, y salpicar el arca con la sangre, que expiaba los
pecados de Israel del año anterior. En otras palabras, era un día al año en
donde se hacía el sacrificio de la expiación. Luego de esto, Aarón debía salir
del Lugar Santísimo, y, con sus manos todavía llenas de sangre del cordero
inmolado, debía tomar al segundo animal y declarar el resto de los pecados e
iniquidades de Israel, poniendo las manos sobre su cabeza. Luego el cordero
debía ser llevado al desierto y puesto en libertad. Ambas ofrendas, el cordero
inmolado y el que era puesto en libertad, debían hacerse en el día de la
expiación. De esta manera, un cordero era el sacrificio del pacto que cubría
los pecados de la gente, mientras que el otro debía cargar los pecados de
estos. Ambos animales representaban cosas diferentes. 60

Hay muchas cosas que suceden aquí. Primero, Hebreos 10 muestra


que Jesús cumplió los dos roles en su sombra y figura de la expiación. Él es
el sumo sacerdote, pero, a diferencia de Aarón, no necesitó ser limpiado por
la sangre de un toro antes de poder entrar al Lugar Santísimo. No solo es un
sumo sacerdote más grande, sino que también es el cordero de la expiación.
Entonces, como el Sumo Sacerdote que ya no debía ser limpiado por la
sangre de un toro, tomó Su propia sangre, como el cordero inmolado, al
tabernáculo celestial y puso Su sangre en la cima del arca que está en el cielo
(ver Apocalipsis 15). Jesús es muy diferente de Aarón, porque Él es perfecto
y pudo tomar ambos roles, como sacerdote y como sacrificio.

Segundo, el cordero no era un sustituto de un sacrificio humano. En


otras palabras, el significado no fue: Aarón debe morir, pero el cordero
tomará su lugar. De hecho, el cordero ni siquiera era un sacrificio por Aarón;
era la ofrenda de un toro lo que lo había limpiado para que pudiese llevar la
sangre del cordero al Lugar Santísimo. La idea de un sacrificio en sustitución
simplemente no tiene lugar en esta figura. En lugar de eso, lo que vemos aquí
es un sacrificio del pacto. Este sacrificio proveía perdón de pecados, no
castigo por los mismos. Ni castigo ni ira eran derramados sobre el cordero.
No se golpeaba ni se torturaba al animal; simplemente cortaban su garganta.
Por eso, vemos que Jesús, como el sumo sacerdote y cordero inmolado, fue
ofrecido como un sacrificio del pacto para restaurar la relación entre Dios y la
humanidad.

Cuando un cordero expiatorio se sacrificaba cada año, era una


ceremonia de renovación, que restauraba y renovaba la relación entre Israel y
Dios. El centro nunca estuvo en que el animal estaba muriendo en lugar de
ellos. Por el contrario, era una reafirmación y un volver a empezar del pacto
que habían estado rompiendo todo el año. Era una renovación, un
restablecimiento, un regreso a la relación. Por eso, la sangre, el símbolo de la
relación de Dios con Israel, era salpicada en el arca del pacto, que contenía
los Diez Mandamientos (el arreglo del pacto que habían violado durante todo
el año). Cuando Aarón entraba al Lugar Santísimo, ponía la sangre en el arca
como un símbolo del Mesías que vendría en el futuro. Hacían esto en fe,
creyendo que Dios los perdonaría. En respuesta a esta fe, Él recibía el
sacrificio y perdonaba los pecados. De esta manera, la sangre cubría el
pecado y permitía la restauración de la relación entre las dos partes del pacto.

Mucha gente cree que la expiación significa que Jesús estaba pagando
por nuestros pecados. No obstante, esto contradice completamente los tipos y
figuras respecto a la expiación que se encuentran en el Antiguo Testamento.
Israel no hubiese podido nunca pagar la deuda de sus pecados. Como
compañeros de pactos con Dios, hubiesen y debiesen haber sido aniquilados,
pero esto no fue así por causa de que el perdón de Dios se extendió sobre
ellos año tras año. El sacrificio del cordero no servía para satisfacer la ira de
Dios por el pecado. Por eso, el sacrificio del animal era un acto de fe hacia
Dios y sus promesas, esperando que los perdonase. Dentro del pacto temporal
que Israel había demandado, Dios creó para ellos una manera de hacer este
sacrificio de fe para que recibiesen perdón, basándose en lo que haría Jesús
en el futuro. Los israelitas podían cumplir la sombra y figura de la expiación,
yendo en fe hacia Él como su compañero de pacto, y recibir el perdón del
Señor año tras año. De esta manera, Dios continuamente perdonó en
respuesta a la fe de Israel, demostrada en el día de la expiación, hasta que
eventualmente Su Hijo se ofreció como el cordero inmolado, cuyo sacrificio
permite que Dios perdone de manera permanente.
Jesús no solo cumplió la sombra y figura del antiguo pacto. Esta
sombra y figura fue implantada en el antiguo pacto, que la gente demandó,
pero el mismo veló a Dios y no representaba Su corazón. Incluso dentro de
este sistema espantoso, Dios implantó una sombra y figura -el día de la
expiación- que apuntaría a Su Hijo. Por eso, la cruz en sí, la muerte de Jesús
como el cordero inmolado, fue el establecimiento del nuevo pacto. Jesús se
volvió Isaac, el cordero de la Pascua, y el cordero inmolado del nuevo pacto.
Su Sangre fue derramada para sellar un trato completamente nuevo, en el cual
Él cumplió las promesas a David y a Abraham, y destruyó el antiguo pacto.
Hebreos 8:13 declara claramente: “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo
al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a
desaparecer.” Él destruyó el antiguo pacto e inauguró el nuevo pacto en su
lugar.

DIOS EN AMBOS LADOS DEL PACTO

Consideremos lo siguiente: Dios el Padre siempre ha estado en uno de


los lados del pacto. En el otro lado del antiguo pacto estaban Moisés e Israel.
Ahora, en el otro lado del nuevo pacto está Jesús. Cuando Israel y Moisés
estaban del otro lado, nunca pudieron cumplir el arreglo del pacto.
Continuamente necesitaban renovar el pacto en el día de la expiación,
recibiendo perdón por sus errores una y otra vez. Aun así, Israel siempre
falló. Por eso, bajo el nuevo pacto, Jesús se hizo hombre y fue el compañero
del pacto con Dios el Padre. En otras palabras, ahora Dios está en ambos
lados del pacto. Jesús no hubiese podido hacer eso como Dios; tenía que
hacerlo como humano. Es por eso que Jesús es tanto hombre como Dios, lo
que es una doctrina muy bien cimentada en la Iglesia, llamada unión
hipostática. Jesús es completamente hombre y completamente Dios. Como
Dios hecho hombre, Jesús está en uno de los lados del pacto, como Dios y
como hombre (el Hijo de Dios/el Hijo del Hombre), para poder cumplir
perfectamente ese lado del pacto.

Jesús es el sumo sacerdote para toda la humanidad, no solo para


Israel. No solo eso, sino que Jesús también es el perfecto cordero inmolado
en el medio del pacto. Por eso, las dos partes pueden juntarse, Dios el Padre y
Dios el Hijo. Jesús es también el cordero que sella el nuevo pacto. Esta es la
razón por la que Él puede ser el sumo sacerdote que lleva Su propia sangre al
tabernáculo celestial y llevarla hasta el trono de misericordia, limpiando y
proveyendo perdón y limpieza de pecados de manera permanente, para toda
la humanidad. (Ver Hebreos 9)
1 Juan 2:2 declara: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y
no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” En
otras palabras, Jesús estuvo en lugar de la humanidad ante Dios, y perdonó
pecados del pasado, del presente, y del futuro. Esto ha confundido a la gente,
provocando que se vuelvan Universalistas, creyendo que todos van al Cielo.
No obstante, lo importante es esto: Jesús ha perdonado los pecados de todos,
pero necesitamos recibir ese perdón para estar reconciliados con Dios.

Este es el punto: Dios, en ambos lados del pacto, ha hecho todo lo


posible para reconciliar al mundo consigo mismo. Él ha hecho un perfecto
pacto dentro de la Trinidad. El nuevo pacto no es entre la Iglesia y Dios de la
forma en la que el antiguo pacto fue entre Israel y Dios. El nuevo pacto es
entre el Padre y el Hijo. Es por esta razón que el Hijo no pudo haber sido
simplemente un buen profeta o un buen hombre que nunca pecó. ¡Él es,
literalmente, la encarnación de Dios! El Señor está en las dos partes del trato,
como un ser eterno, para crear un pacto perfecto y sin fin consigo mismo.
Aquí claramente vemos que la cruz no tuvo que ver con la ira de Dios, y que
el Padre no estaba en desacuerdo con el Hijo sino que estaba con Él. 2
Corintios 5:18-19 nos da una mejor perspectiva de lo que estaba sucediendo
entre el Padre y el Hijo:

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por
Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba
en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a
los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación.

Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo en Cristo. Dios el


Padre estaba en uno de los lados de la ecuación, y Dios el Hijo estaba en el
otro. En este versículo, vemos que el Padre entró dentro del Hijo. Dios
mismo estuvo en Cristo reconciliando a la humanidad entera consigo. En
otras palabras, el Padre no abandonó al Hijo, ni lo castigó con ira. El Padre
estaba por completo en el Hijo, y juntos, reconciliaron al mundo con Dios.
Colosenses 2:9 repite esta idea cuando dice que en Cristo habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Jesús tenía en Sí mismo al
Espíritu Santo, a Sí mismo por completo como la segunda persona de la
Trinidad, y al Padre. ¡Esa es la Deidad que Jesús cargó! Son tres en uno solo.

Como ahora estamos en un nuevo pacto, la humanidad ahora está o


“en Cristo”, o aún sigue viviendo “en Adán.” Esas son las únicas dos
opciones disponibles. Si estamos “en Cristo”, recibimos todas las bendiciones
del nuevo pacto. Esto es lo que dice Efesios 1:3: “Bendito sea el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo.” Cuando esto pasa, estamos
unidos con Él, y nos volvemos uno solo. “Pero el que se une al Señor, un
espíritu es con él.” (1 Corintios 6:17) Como Su Esposa, recibimos todo lo
que está en Él. Cuando la fusión toma lugar, recibimos todas las bendiciones
del nuevo pacto. En contraste, aquellos que aún están en Adán viven bajo la
realidad de la Caída.

ALGUNAS OBJECIONES

Dos pasajes en la Biblia, en particular, le han dificultado a las


personas el aceptar la perspectiva Christus Victor, pero esto se debe
simplemente a que han sido interpretados erróneamente bajo el lente
calvinista. Ahora estudiaremos esos pasajes brevemente para mostrar que en
realidad apoyan la teoría Christus Victor.

El primer pasaje conflictivo es la cita de Jesús del Salmo 22 mientras


estaba en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
(Mateo 27:46). Este pasaje frecuentemente ha sido enseñado como un juicio
en donde Jesús sufrió la completa separación del Padre mientras que todo el
pecado de la humanidad era sobre Él. Como el Padre no podía mirar al
pecado, tuvo que apartarse del Hijo, y Éste experimentó una completa
desconexión de una manera que nunca había vivido hasta entonces. Es una
idea espantosa. Afortunadamente, eso no fue para nada lo que pasó. Cuando
Jesús clamó, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”, estaba
citando la primera línea del Salmo 22, que es un salmo mesiánico. Para los
judíos de los tiempos de Jesús, citar una sola línea de un salmo era lo mismo
que citar el salmo entero.61 Ese era el entendimiento judío de la época, y
sabían lo que el salmo entero decía porque debían estudiarlos y
memorizarlos. Citar solo una línea era una especie de resumen. Esto significa
que Jesús se estaba refiriendo a la totalidad del Salmo 22, no solo a la
primera frase. Cuando leemos este salmo, descubrimos que no habla de una
separación entre el Padre y el Hijo, sino de Christus Victor.

El salmo 22 comienza con la famosa línea, “Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado?” (Salmo 22:1), luego de lo cual habla de la
dolorosa experiencia de Jesús de ser traicionado y crucificado. No obstante,
la separación del Padre no fue parte de Su experiencia, como vemos en el
versículo 24: “Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido,
ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a él, le oyó.” El salmo en
realidad llega a la conclusión opuesta de lo que la mayoría de las personas
cree al leer la primera línea. Comenzando en el versículo 27, el salmo
claramente apoya a la perspectiva Christus Victor.

Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra,


ytodas las familias de las naciones adorarán delante de ti. Porque de
Jehová es el reino, y él regirá las naciones. Comerán y adorarán
todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de él todos los
que descienden al polvo, aun el que no puede conservar la vida a su
propia alma. La posteridad le servirá; esto será contado de Jehová
hasta la postrera generación. Vendrán, y anunciarán su justicia; a
pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto. (Salmo 22:27-31)

Esto explica por qué la Iglesia primitiva podía leer esto e interpretarlo
como Christus Victor, mientras que los lectores posteriores, que están mucho
más alejados del contexto original, pueden llegar a una conclusión
completamente opuesta. Cuando los judíos y los creyentes presentes en la
crucifixión, como así también los primeros cristianos que leyeron esto
después, oyeron la cita de Jesús del Salmo 22:1, entendieron que Él estaba
equiparando Su experiencia en la cruz con la historia del Salmo 22.

El segundo pasaje conflictivo es Isaías 53, en donde habla de Jesús


como el siervo sufriente. Lo que debemos entender primeramente respecto a
Isaías 53 es que ha sido manipulado en la traducción a través de los años,
basándose en las diferentes teorías de la expiación. Esto significa que muchas
de las traducciones modernas han sido gravemente influenciadas por el
pensamiento calvinista. Esto no solo es cierto con este pasaje, sino con la
Biblia entera; sin embargo, es especialmente relevante en este pasaje. Por
causa de que nuestras Biblias tienen influencia calvinista, debemos ir mucho
más atrás para ver lo que el texto en realidad decía. La mejor opción es la
Biblia Septuaginta LXX, que es la traducción que Jesús hubiese leído, ya que
se produjo alrededor del año 200-300 A.C. Era la Biblia más común de la
época.

Si estudiamos la versión LXX y algunas de las traducciones literales


de Isaías 53, llegaremos a conclusiones muy diferentes que a las que
llegamos con nuestras Biblias modernas. Esencialmente, la diferencia
principal es que la Biblia moderna parece encajar mejor con la teoría de la
sustitución penal, en donde el Padre derrama su ira sobre Jesús; mientras que
mejores traducciones muestran que Jesús tomó el pecado sobre sí mismo
como si fuese una plaga, y luego el Padre lo limpió de la plaga del pecado:

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros


pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados. (Isaías 53:5. RVR1960)

Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras


iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y
gracias a sus heridas fuimos sanados. (Isaías 53:5. NVI)

Pero él fue herido por nuestros pecados, y enfermo está por nuestras
iniquidades; la enseñanza de nuestra paz fue sobre él; con su herida
nosotros fuimos sanos. (Isaías 53:5. LXX)

La gran diferencia entre estas traducciones se encuentran en que el


pecado Lo enfermó para que nosotros seamos sanos. No tenía que ver con
derramar ira sobre el Hijo; sino de proveer sanidad para el pecado y para la
enfermedad de la humanidad. Luego en Isaías 53:6, leemos: “Todos nosotros
nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas
Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” 62 Esa es la parte de
expiación de la historia, no que Dios lo molió a los golpes por causa de Su
ira, Su enojo, y Su castigo. En lugar de eso, el sufrimiento, la iniquidad, la
transgresión, y toda la maldad fue puesta sobre Jesús como cordero
expiatorio. Esa es una idea muy diferente de Jesús siendo castigado por Dios
por nuestros pecados.

Si seguimos adelante, en el versículo 8 leemos:

Por la rebelión de mi pueblo fue herido. (Isaías 53:8. RVR1960)

Por la transgresión de Mi pueblo, él fue infestado (Isaías 53:8.


YLT63)

La traducción RVR1960 sugiere sustitución, mostrando que nosotros


debimos haber sido aquellos que debíamos recibir el castigo. Una mejor
traducción, como es la YLT, dice que por causa de la transgresión, Él fue
infestado, como si hubiese sido una enfermedad. En otras palabras, la
infestación se refiere a lo que significó para Él cuando, como el cordero
perfecto, saludable, y sin pecado, la enfermedad (pecado) de Israel fue puesta
sobre Él. Por su transgresión, Él fue infestado.

El pasaje continúa:

Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a


padecimiento… (Isaías 53:10. RVR1960)

Y el Señor quiere purificarle de la plaga… (Isaías 53:10. LXX)

Dos versículos atrás, dice que la plaga o enfermedad fue puesta sobre
Él, y ahora aquí dice que Dios quería purificarlo de la misma. Para reafirmar
esto, en este pasaje se refiere al pecado como una enfermedad que la
humanidad tenía, y que el cordero expiatorio, Jesús, el siervo sufriente, vino
y tomó esta enfermedad sobre Sí mismo, cargando nuestros pecados, penas,
cargas, y toda esa clase de plagas en la cruz. A través de su muerte y
resurrección, Él llevó la plaga a la tumba, y cuando salió de la misma, dejó
toda plaga dentro. Como resultado, Él inauguró una nueva creación y una
nueva raza, diferente del primer Adán. Obtenemos una imagen muy diferente
de este pasaje cuando lo vemos traducido sin el lente de las teorías modernas
de la expiación, que proponen un Padre y un Hijo enfrentados.
EL CONCEPTO DE LA REDENCIÓN

Otro problema que ha tenido la perspectiva Christus Victor es un


sobre-énfasis sobre el tema de la redención. Como se mencionó
anteriormente, esta perspectiva a veces es llamada la perspectiva de la
redención o teoría del rescate, porque en Marcos 10:45 dice: “Porque el Hijo
del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate (redención) por muchos.” Las implicaciones de la palabra rescate ha
causado confusión a algunas personas, porque se hacen esta pregunta:
“¿Quién tenía el dinero?” Dado que Jesús murió para vencer al enemigo, ¿eso
quiere decir que Él le pagó para liberarnos? Esto nos lleva de vuelta a la
imagen original de Dios, la humanidad, y el diablo, en donde la humanidad
estuvo sujeta al enemigo hasta que Jesús vino y recuperó las llaves que tenía,
para devolvérselas a la humanidad. Algunos de los padres de la Iglesia
primitiva tomaron esto de manera muy literal, en un sentido errado, diciendo
que la muerte de Jesús fue un pago de un rescate al enemigo, para recuperar a
la humanidad. Obviamente, esta idea no tiene mucho sentido, lo que ha
provocado que eventualmente algunas personas miren a otras teorías para
explicar la expiación. La idea del rescate había comenzado a tener demasiado
énfasis, a diferencia de la perspectiva original que propone Christus Victor.
Esencialmente, es por esta razón que Anselmo desarrolló la teoría de la
satisfacción, porque desenfatizaba al diablo. Fue una respuesta a la
perspectiva del rescate, que lo sobre enfatizaba

Un libro de 1931, Christus Victor, de Gustaf Aulen, un teólogo


luterano sueco, nos da una clave muy importante para entender el elemento
de la redención o rescate de la perspectiva Christus Victor. Gustaf Aulen
colaboró con la teología de una manera extraordinaria, estudiando a los
primeros padres de la Iglesia, lo que dijeron y lo que creían. Su libro cubre la
progresión desde la Iglesia primitiva hasta Anselmo de Canterbury,
explicando la teoría de la satisfacción y por qué cambió. Luego estudia a
Calvino y a los cambios que le hizo a su perspectiva de la expiación.
Finalmente, explica por qué estamos donde estamos (refiriéndose a las teorías
modernas de la expiación), y llamando a una vuelta a la perspectiva Christus
Victor. También destaca muchas de las diferentes cosas de las que Jesús nos
liberó. El concepto original de Christus Victor, con un énfasis sobre el
concepto de la redención o rescate, se enfocaba demasiado en el diablo,
diciendo que Dios envió a Jesús a rescatarnos del diablo, quien había tomado
nuestra autoridad. Cuando Jesús vino, recuperó las llaves que tenía el diablo
y nos la dio para que echemos al diablo de este mundo. La clave que Gustaf
Aulen arroja aquí es que Jesús vino a librarnos del pecado, de la carne, de la
muerte, del diablo, y por último, de la Ley. En otras palabras, no nos liberó
solamente del diablo. En un momento, Aulen señala que el apóstol Pablo en
realidad argumentaba desde esta teoría, pero enfatizando la victoria de Jesús
sobre la Ley, en lugar de sobre el diablo. En otras palabras, lo que Jesús hizo
en la cruz estableció un nuevo pacto de victoria que reemplazó al antiguo
pacto de muerte.64

En las epístolas del apóstol Pablo, Christus Victor se centra en la Ley,


porque Jesús vino y cumplió la Ley, volviéndose victorioso y estableciendo
un nuevo pacto. No se centró en el pago de un rescate al diablo por nuestras
vidas. En lugar de eso, Cristo vino y tomó la maldición del antiguo pacto,
muriendo como un sacrificio del nuevo pacto para reemplazarlo. Por esta
razón, Él mismo es la paga que nos liberó del antiguo pacto. La paga no fue
dada al diablo. Fue el pago de la deuda que se le debía al antiguo pacto. Su
muerte creó un nuevo pacto de perdón. Al mismo tiempo, Él fue un pago,
pero no dado al diablo para rescatar a la humanidad, sino para rescatar a su
propia gente que estaba viviendo bajo un carcelero (la Ley). Entonces, el
carcelero (la Ley) recibió el pago. La mayoría de la gente no sabe dónde
poner el elemento del rescate o redención dentro de este rompecabezas de la
expiación, pero Gustaf Aulen nos dio una pista, a pesar de que no tenía un
concepto muy claro. Cuando leemos la Escritura a través de los cinco pactos
mayores, tiene sentido que el rescate haya sido pagado a la Ley.

En resumen, la única perspectiva de la expiación que encaja con las


imágenes bíblicas, es que Jesús cumplió las sombras y figuras al convertirse
en el sacrificio del pacto para crear un nuevo pacto. Mucho de lo que la
Iglesia ha creído en los últimos años respecto a la expiación, está errado:

1. Jesús no murió en nuestro lugar como un sustituto.

2. Jesús no pagó la “penalidad” por nuestros pecados.

3. Jesús no recibió la ira de Dios.


En lugar de eso, lo que sucedió en la cruz fue el establecimiento del
nuevo pacto de perdón y la remoción del antiguo pacto y el viejo sistema. Él
causó que se volviese viejo y obsoleto, y lo removió para establecer e
introducir el nuevo pacto. Entonces, Jesús murió para establecer un nuevo
pacto de perdón, para redimirnos de la Ley, que se había vuelvo una
maldición para la humanidad, y para cancelar nuestra deuda con el antiguo
pacto.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Dentro del cristianismo, ¿a qué se refieren los cristianos cuando usan


la palabra expiación?

2. ¿Qué versículo refuta rápidamente la teoría de la expiación limitada?

3. El pecado, ¿fue perdonado o fue pagado? ¿Qué ejemplo ilustra por


qué no puede ser ambas?

4. Enlista tres sombras y figuras de la muerte de Jesús.

5. ¿Qué restauraba el cordero expiatorio ofrecido en sacrificio?

6. El nuevo pacto es entre el __________________ y el


_____________________

PALABRAS CLAVE

Christus Victor Sustitución Penal


Teoría de la Satisfacción

MATERIAL RELACIONADO
Gustaf Aulen, Christus Victor.

James Beilby y Paul R. Eddy, Eds., The Nature of the Atonement: Four
Views.

Kevin Conner, The Tabernacle of Moses.

57 Calvino, Institución, III, xi, 2.


58 Prince, Destined to Reign, 49-60.
59 Pésaj, la palabra hebrea para Pascua, literalmente significa “pasar por

alto”, en referencia a que el ángel de la muerte pasó sobre Israel.


60 El libro de Kevin Cooner, The Tabernacle of Moses, estudia este proceso
con mucho detalle. A pesar de que tenga algunas enseñanzas calvinistas, el
mensaje simbólico de este libro es excelente.
61 Kruger, 58-62
62 De acuerdo a los comentarios Barnes de la Biblia, “La palabra no
necesariamente denota castigo, a pesar de que a menudo se usa en ese
sentido…Aquí no puede propiamente significar castigo, porque no hay
castigo donde no hay culpa, y el Redentor no había cometido pecado, sino
que significa que él tomó sobre sí mismo los sufrimientos que asegurarían la
paz para aquellos por quienes Él murió. Éstos, si hubiesen podido soportar
por sí mismos, hubiesen efectuado las paces con Dios. La palabra paz
significa evidentemente su paz con Dios, reconciliándose con su Creador.” El
comentario completo está disponible en Biblehub.com
63 Young Living Translation. Esta versión de la Biblia no se encuentra
disponible en español al momento de la traducción, pero se ha traducido este
versículo por fines prácticos.
64 Aulen, Christus Victor, capítulo 4, sección 2.
CAPÍTULO QUINCE

PREGUNTAS FRECUENTES
ACERCA DEL SACRIFICIO
En el capítulo anterior examinamos las teorías básicas del sacrificio o
expiación, y las sombras y figuras que se encuentran en el Antiguo
Testamento, concluyendo que la perspectiva Christus Victor es la que mejor
encaja con lo que expone la Biblia. En este capítulo, vamos a responder
algunas preguntas acerca de la perspectiva Christus Victor respecto al
sacrificio, y sus implicaciones.

¿POR QUÉ JESÚS TUVO QUE SUFRIR?

Si Jesús no tuvo que ser castigado por nuestros pecados, ¿por qué
tuvo que ser golpeado brutalmente y morir de una manera tan horrible?
Muchos cristianos han respondido esta pregunta diciendo que fue la ira de
Dios derramada sobre el cuerpo de Jesús en la cruz, pero, como ya hemos
visto, la ira de Dios no estuvo presente en la cruz, y Jesús no fue castigado.
Además, ninguna de la sombras y figuras de la expiación presentes en el
Antiguo Testamento (Isaac, el cordero de la Pascua, o el cordero expiatorio)
implicaban un castigo, burla, o tortura. A ninguna de estas sombras se las
golpeó mientras otras personas se burlaban. A ninguna de ellas se les arrancó
el pelo o se les hizo llevar una corona de espinas. Ninguna de ellas murió de
una manera lenta y tortuosa. Tampoco ninguna de ellas fue crucificada. Por el
contrario, los corderos morían de una manera muy rápida y simple,
cortándoles el cuello. Esta falta de consistencia entre las sombras y figuras, y
el cumplimiento de las profecías en Jesús debería provocarnos
cuestionamientos.
Para encontrar la respuestas a estas preguntas, debemos primero
considerar esta realidad: si Jesús hubiese muerto de la misma manera en la
que morían los corderos, también hubiésemos sido perdonados. De acuerdo a
las sombras y figuras, era la muerte de un cordero y el derramamiento de su
sangre lo que provocaba el perdón de los pecados. En otras palabras, Él no
tuvo que ser castigado para alcanzar perdón para nosotros. A Jesús
simplemente se le pudo haber cortado el cuello, y hubiese cumplido con las
sombras y figuras de manera perfecta, dando como resultado el perdón de los
pecados; pero Él fue más allá. La horrible tortura que sufrió tuvo el propósito
de comprar lo que llamaríamos, en términos modernos, “el paquete de
beneficios.” En otras palabras, estaba comprando todos los beneficios del
nuevo pacto: no solo quiso darnos perdón permanente, sino que quiso darnos
realidades maravillosas, como la sanidad. Es por esta razón que Isaías 53:5
dice que “por sus heridas fuimos sanados.”

El sistema de sacrificios del antiguo pacto solo garantizaba el perdón


de los pecados. No incluía sanidad, aunque a veces Dios sanó a algunos por
causa de su naturaleza de Jehová Raffa, el Señor nuestro Sanador. La sanidad
era una bendición extra al que la gente podía acceder mediante la fe en Dios.
En el nuevo pacto, no obstante, Dios decidió hacerlo de manera diferente, y
puso sanidad del arreglo del pacto, de manera tal que la sanidad es parte del
mismo como lo es el perdón, todo gracias a este “paquete de beneficios.”

Isaías 53 dice que Él cargó nuestra vergüenza, lamento, y dolor.


Hebreos 2:9-10 dice que Jesús sufrió “a fin de llevar muchos hijos a la
gloria.” Aquí vemos un intercambio tomando lugar. Él tomo nuestra
vergüenza y nos dio gloria. En Juan 17, Jesús oró para que sus discípulos
fuesen glorificados como el Padre lo había glorificado a Él. En el nuevo
pacto, Jesús se llevó nuestra vergüenza y nos dio Su gloria. Él también
experimentó la muerte para darnos vida, y se volvió maldición para darnos
bendición (Ver Gálatas 3 y Efesios 1:3). Mientras que en el sistema del
antiguo pacto la gente era bendecida o maldecida de acuerdo a sus obras, en
el sistema del nuevo pacto somos bendecidos antes de hacer algo por causa
de que Jesús murió por nosotros. No podemos ser maldecidos por Dios bajo
el nuevo pacto, porque no hay maldición, solo perdón. Esta es una diferencia
muy drástica. Muchos cristianos han mezclado ambos pactos, y aunque se
consideran cristianos del nuevo pacto, basan su vida de acuerdo a sus obras.
La gente que vive la vida buscando hacer obras para agradarle a Dios, cree
que será bendecida cuando obre bien. La realidad del nuevo pacto es que ya
somos bendecidos, y por esa misma causa, hacemos obras porque somos
nuevas criaturas. Somos capaces de vivir sin pecado porque somos justos. No
obstante, muchas personas sabotean esta realidad en sus vidas porque aún
están tratando de vivir en el sistema del antiguo pacto, haciendo obras para
agradarle al Señor, y no entienden la gloriosa verdad de la nueva creación.

La verdad es que, desde el momento en que aceptamos el regalo de


Jesús del nuevo pacto, ya somos nuevas criaturas. Esta es nuestra realidad
actual. Ahora, como nuevas creaciones, tenemos que aprender cómo caminar
en nuestra nueva realidad. Es un proceso de crecimiento. Desde el día uno
somos nuevas criaturas que tienen Su santidad y no tienen mancha, justos,
glorificados, y sin arruga. Pero en el día uno, no tenemos ni idea de cómo
caminar en esas realidades. ¡Eso es un proceso! Esto es lo que Filipenses 3:16
dice: “Vivamos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.”

En 2 Corintios 8:9 vemos que el sufrimiento de Jesús hizo un


intercambio a nuestro favor: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor
Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que
vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” Parte del “paquete de
beneficios” del nuevo pacto es que Jesús se humilló para hacer un
intercambio. Nos proveyó sanidad en intercambio de nuestra enfermedad;
nos dio prosperidad en intercambio de nuestra pobreza; nos dio bendición en
intercambio de nuestra maldición; y alegría en intercambio de nuestra pena y
dolor. Él sanó a los quebrantados de corazón y liberó a los cautivos. Todos
esos intercambios pueden tomar lugar porque Él tomó el lugar del
sufrimiento y humillación. En lugar de sustitución, se ve un intercambio. La
encarnación significa que Jesús vivió como humano de una manera completa.
A través de su encarnación, Él hizo estos intercambios. Ese fue el propósito
de Jesús sufriendo en la cruz.

Cuando no experimentamos este intercambio en nuestras vidas, es


porque estamos creyendo mentiras. Cualquier experiencia que sea menor que
lo que el pacto declara, no es de parte de Dios. Jesús fue avergonzado para
que nosotros no lo seamos. Cargó la enfermedad para que nosotros no lo
hagamos. En realidad, está mal que carguemos cualquier cosa que Él ya cargó
por nosotros. En el nuevo pacto, ser un buen compañero de pacto significa
recibir lo que Él nos dio y darle a Él todo lo que vino a tomar. Debemos darle
nuestra vergüenza, enfermedad, pena, etc. y en intercambio recibiremos todos
los beneficios del pacto.65

¿POR QUÉ JESÚS RESUCITÓ?

Como hemos discutido en el Capítulo 12, el en capítulo del pacto


davídico, el propósito de la resurrección de Jesús fue hacer una nueva
creación. Por causa de Su muerte, fuimos perdonados, incluso si no hubiese
resucitado. No obstante, no seríamos nuevas criaturas. Es por esta razón que
Jesús es llamado la “primicia”: a través de Su resurrección, Él nos dio una
nueva naturaleza que nos permite vivir como justos. Cuando Jesús murió en
la cruz, Él lanzó perdón para aquellos que éramos viejas criaturas. Cuando
resucitó, nos transformó en algo completamente nuevo. Si Él no lo hubiese
hecho, nosotros seguiríamos atrapados en nuestra naturaleza pecaminosa.
Afortunadamente, a través de Su resurrección, Jesús nos hizo participantes de
la naturaleza divina (Ver 2 Pedro 1:4)

A través de Su resurrección, Él también limpió nuestras conciencias.


Bajo el sistema del antiguo pacto, incluso aunque los pecados de la gente
eran perdonados en el día de la expiación, las conciencias seguían sintiéndose
culpables, y la ofrenda servía como un recordatorio del pecado (Ver Hebreos
10:1-4). En contraste, bajo el nuevo pacto nuestras conciencias son limpias, y
podemos experimentar libertad.

¿CÓMO PUEDE SER JUSTO UN DIOS QUE PERDONA EL PECADO?

Si Dios perdonó el pecado (en lugar de castigarlo), ¿cómo puede ser


justo? Para muchas personas, la idea del perdón parece ser contradictoria con
la imagen de un Dios justo. Si hubo perdón, pareciera que no hubo justicia. El
primer paso para entender que Dios perdonó, es comprender que Él no
decidió simplemente perdonar a la gente: creó un nuevo pacto de perdón.
Este pacto era necesario para que el perdón de los pecados no violase la
identidad del Padre como un Dios justo. Algunas personas ven al perdón
como una clase de varita mágica, pero el nuevo pacto de perdón de Dios va
de la mano de una nueva creación, que intercambia nuestra humanidad
pecaminosa por la naturaleza divina. Por eso, no implicó solo perdón sino
también empoderamiento para vivir de manera justa. Él creó un nuevo
sistema que le permitió tanto perdonar, como hacer una nueva creación. Este
nuevo pacto era necesario para que un perdón permanente fuese posible.

Lo que esto significa es que al perdonar, Dios no pasó por alto ni


desobedeció a la Ley, porque creó una nueva ley en un nuevo pacto que
permitió el perdón. Lo que cualquier juez justo hace, al tomar el dominio de
un territorio nuevo, es crear leyes y ordenar que se cumplan. Esto es
exactamente lo que Dios ha hecho en el nuevo pacto. Él perdonó el pecado al
cambiar la ley y establecer un nuevo pacto. Hebreos 7:12 dice: “Porque
cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley.” La
Ley del antiguo pacto cambió, y la ley bajo la que ahora vivimos es un nuevo
pacto de perdón. Esto significa que, para ser un juez justo, Dios debe
perdonar. Si Él tratase de aplicar el antiguo pacto con nosotros, estaría siendo
injusto porque ya no estamos bajo la Ley. Dios vive dentro del pacto que
establece, y será fiel al mismo, porque Él es justo y siempre opera dentro del
pacto en el que está. Cumplir el nuevo pacto en el que estamos, significa que
siempre hay perdón, bendición, prosperidad, sanidad, y gloria.

¿POR QUÉ DIOS PIDIÓ SACRIFICIOS DE ANIMALES?

Cuando se mira al tema de la expiación desde lejos, incluyendo a las


sombras y figuras de Antiguo Testamento, algunas personas se preguntan por
qué Dios requería sacrificios de animales. Esta pregunta primariamente se
desprende de la idea detrás de la palabra propiciación, que se usa cuatro
veces en el Nuevo Testamento, dependiendo de la traducción (Ver Romanos
3:25; Hebreos 2:17; 1 Juan 2:2; 1 Juan 4:10) La palabra griega que a veces se
traduce como propiciación es hilasmos66. En el siglo primero, el
entendimiento popular de esta palabra era llevarle un sacrificio a un rey o
dios enojado, para aplacarlo. Esta idea, obviamente, encaja muy bien con el
pensamiento calvinista, y ha contribuido grandemente a la malinterpretación
de la expiación y de la naturaleza de Dios. En las culturas paganas del siglo
primero (y de siglos anteriores, también), la gente le llevaba granos,
animales, y hasta incluso niños como sacrificios a sus dioses para aplacar su
enojo. Este no era el concepto encerrado en el sistema de sacrificios del
Antiguo Testamento, pero cuando el Antiguo Testamento fue traducido al
griego, la palabra hilasmos era la única palabra disponible para expresar el
concepto hebreo de la expiación, incluso cuando la connotación cultural de la
palabra era muy diferente. De esta manera, cuando los setenta estudiosos
tradujeron la Biblia Septuaginta LXX, usaron la mejor palabra que pudieron
encontrar. No obstante, por causa de que estaban traduciendo a un lenguaje
basado en la cultura pagana, la palabra no expresaba correctamente el
significado hebreo. Simplemente no describe a las sombras y figuras del
Antiguo Testamento, o la realidad en la cruz.

Aplacar la ira nunca ha sido parte del concepto bíblico de la


expiación, ni siquiera con los sacrificios del sistema del antiguo pacto. A
través de los sacrificios de animales, los israelitas no estaban tratando de
“pagarle” a Dios para aplacar su enojo y sus juicios hasta el año siguiente. La
idea de que un cordero o un toro hubiese sido pago suficiente para el pecado
humano es casi cómica. Claramente, tales sacrificios no pagaban, de ninguna
manera, la deuda de los israelitas con el pecado. En lugar de eso, el concepto
detrás del sacrificio de animales era una comida del pacto.

Para el lector moderno, la presencia de tanta sangre y sacrificios en el


Antiguo Testamento pueden hacer que Dios parezca un Dios sediento de
sangre. Después de todo, vivimos en una cultura esterilizada en donde
nosotros casi nunca matamos a los animales que comemos, y ni siquiera los
vemos en una forma que se asemeje al animal del que nos estamos
alimentando. Estamos muy desconectados de esa idea, pero era algo muy
normal dentro de la vida de los israelitas (como lo sigue siendo en algunas
partes del mundo). El mundo antiguo era agricultor. Su existencia se basaba
en plantar cultivos y criar ganado. Por eso, cuando los visitaba un invitado, la
mejor manera de honrarlo era tomar lo mejor del ganado (un cordero, un
chivo, o una oveja, por ejemplo), y sacrificarlo para la cena. Este sacrificio
del animal honraba al invitado y facilitaba la relación entre las dos partes.

Este era el contexto en el que Dios le pedía a los israelitas que le


sacrificasen animales. Estos sacrificios del pacto no tenían que ver con la idea
de un Dios enojado que necesitaba sangre para aplacarse. Por el contrario, era
la forma de honrar a Dios y de renovar la relación del pacto entre ellos. Era
como si Dios les dijese: “Soy su compañero del pacto. Ustedes son el otro
compañero de esta relación. Cuando nos reunimos en el día de la expiación,
tenemos que tener una comida del pacto juntos. Entonces, van a sacrificar un
animal y van a poner la sangre sobre el arca del pacto, porque dentro de esta
están las tablas de piedra que traen muerte. La sangre salpicada allí
representará una renovación de nuestra relación y nuestra comida del pacto
juntos, y como resultado, perdonaré sus pecados del año pasado.” Como
hemos discutido previamente, Dios podía perdonar sus pecados basándose en
la fe manifestada en el sacrificio de un cordero en el día de la expiación. Esta
fe era un acto profético en torno al Mesías, quien vendría a circuncidar los
corazones. Incluso bajo el sistema del antiguo pacto, los pecados eran
perdonados por la fe. No eran perdonados por causa de que la sangre del
cordero era especial, sino porque al esparcir la sangre del animal los israelitas
mostraban que creían que Dios era su compañero del pacto, quien los
perdonaría. A través del sacrificio, restauraban y renovaban la relación
incluso cuando la gente había pecado todo el año anterior. De la misma
manera, Dios no instituyó los festivales para perpetuar el derramamiento de
sangre sino para tener relación con Su gente.

¿QUÉ SIMBOLIZABA EL CORDERO QUE QUEDABA LIBRE?

En el día de la expiación, que fue una sombra y figura del sacrificio


cumplido en Cristo, había dos corderos. Uno, como ya hemos discutido, era
asesinado, y su sangre era salpicada en el arca del pacto. El otro, el cordero
que escapaba, era dejado en libertad en el desierto, para cargar los pecados de
la gente, en donde se asumía que sería devorado por las bestias. Literalmente,
la palabra original significa “el cordero que partía.”67 Los israelitas ponían la
sangre (simbolismo del pecado) en la cabeza de ese cordero, y debía ser
dejado en libertad. El primer cordero (el cordero inmolado) era figura de
Cristo. No obstante, los teólogos se debaten respecto a dónde encaja la figura
del segundo cordero. ¿Cómo se cumplió la sombra y figura del cordero que
escapaba en el nuevo pacto? Mucha gente ha tratado de decir que Jesús es
ambos corderos, pero esa interpretación no encaja con la figura bíblica. En
ningún lugar del Nuevo Testamento se hace referencia a Jesús como el
cordero que escapaba. Este es un problema teológico que se sigue debatiendo
hasta hoy en día.

No obstante, podemos encontrar una pista para responderlo al mirar


más de cerca al concepto de la ira. En la línea de tiempo que se muestra a
continuación, Génesis 1 es el comienzo del tiempo. Éxodo 22, en donde la ira
de Dios se menciona por primera vez, está un poco más adelante en el
tiempo. La cruz se localiza cerca del final de la línea de tiempo, en el año 30
D.C., seguido por la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C.
Como se mencionó previamente, Dios no expresa lo que le provoca
ira hasta Éxodo 22, con la institución del pacto mosaico. Como Pablo dijo en
Romanos 4:15, “la Ley trae ira.” De Éxodo 22 a la cruz en el año 30, la ira
de Dios continuó. Como sabemos, ésta no se derramó sobre Jesús en la cruz,
sino que estableció una nueva realidad, una opción dos, que es el perdón. El
nuevo pacto es la opción 2.
No obstante, por causa de que la ira de Dios no fue derramada en la
cruz, el antiguo pacto continuó por un tiempo más. La cruz estableció un
nuevo pacto, pero el antiguo pacto continuó hasta el año 70 D.C. Hebreos
8:13 hace referencia a esto cuando dice: “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por
viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a
desaparecer.” En otras palabras, cuando Jesús estableció el nuevo pacto en la
cruz, Él volvió obsoleto al antiguo pacto, pero no hizo que desapareciera. Al
momento de la escritura de Hebreos, el antiguo pacto aún existía, pero Dios
no tenía interacción con él y no estaba honrándolo como un pacto real.
Aquellos que eligieron seguir bajo el antiguo pacto ya no eran Sus
compañeros, y por eso Él los entregó a la destrucción que tuvo lugar en el
año 70 D.C.

Es por esta razón que el Nuevo Testamento contiene tantas menciones


de la ira de Dios luego de la cruz. Los escritores se estaban refiriendo a “la ira
venidera” (el fin del sistema del antiguo pacto en la destrucción de Jerusalén,
cuando todos los sacerdotes fueron asesinados y los registros genealógicos de
los linajes sacerdotales fueron quemados). Los judíos nunca podrán
restablecer el sistema sacerdotal sin los registros genealógicos, lo que
significa que el antiguo sistema nunca podrá volver. No solo eso, sino que en
la destrucción total de Jerusalén, fueron asesinados más de 1.1 millones de
judíos. Este fue un punto decisivo en la historia, pero aconteció tiempo
después de que la Escritura terminó de escribirse. La Biblia no habla sobre la
destrucción del año 70 D.C. (excepto proféticamente), porque fue escrita en
su totalidad antes de este año. Todas las referencias del Nuevo Testamento de
la ira venidera hablan de este episodio que puso un fin al sistema del antiguo
pacto.

En Mateo 23, cuando Jesús profetizó la destrucción venidera de


Jerusalén, hizo una declaración muy interesante:

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha


derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la
sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el
templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta
generación. (Mateo 23:35-36)
Aquí, Jesús estaba declarando que la sangre por los pecados de las
generaciones anteriores, sería derramada en esa generación. No mucho
tiempo después, cuando Jesús fue entregado, Pilato realizó un intento de
salvar a Jesús de la demanda de los judíos de una crucifixión. Lavó sus
manos, diciendo: “Soy inocente del derramamiento de la sangre de este
hombre…Es su responsabilidad” (Ver Mateo 27:24) En respuesta, todos los
judíos respondieron: “Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos”
(Mateo 27:25) En estos versículos se ve que es muy probable que aquella
Jerusalén, la del siglo primero, sea el cordero que era dejado en libertad, el
animal sobre quien eran todos los pecados del pueblo. Jesús, como el cordero
inmolado, creó un nuevo pacto en el año 30 D.C., y Jerusalén fue el segundo
cordero, que era dejado en libertad en el desierto (lejos del nuevo pacto con
Dios), que eventualmente fue devorado por la bestia (Roma) en el año 70
D.C. Este es un paralelo muy importante con Apocalipsis 17, en donde se
habla de una ramera con blasfemias escritas sobre ella, que está en el desierto
y que eventualmente es asesinada por la bestia.

De esta manera, pareciera que la sangre de Jesús, como la sangre del


antiguo pacto y de la Ley, fue sobre la cabeza de la gente del antiguo pacto.
En el año 70 D.C., cuando Dios destruyó y removió el antiguo pacto, Él no
estaba actuando en ira contra individuos en particular, sino contra el antiguo
pacto. Aquellos que se aferraron al antiguo pacto, cuando éste era como una
nave que se hundía, se ahogaron junto con él. Algunas personas se preguntan
cómo un Dios de amor pudo hacer algo así. La respuesta simple es que Él no
quiso, pero que fue obligado a hacerlo por el sistema del antiguo pacto.
Estuvo obligado a hacerlo para que el sistema desapareciera completamente
(Ver Deuteronomio 32 y Apocalipsis 15:3). La canción de juicio de Moisés
tenía que cumplirse. Por eso, todo la maldición del antiguo pacto recayó
sobre una sola generación. Dios no se estaba vengando de aquellos que
habían matado a Jesús, sino que estaba destruyendo el antiguo pacto. Él les
pidió a los judíos que abracen Su nuevo pacto, y esperó cuarenta años (desde
la muerte y resurrección de Jesús hasta la destrucción de Jerusalén) porque Él
“es paciente…no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9) Jesús había profetizado que la destrucción
vendría sobre “esta generación” (Mateo 23:36), lo que en terminología
bíblica significan cuarenta años. Por eso, a pesar de que Dios podría haber
traído la destrucción en cualquier momento dentro de esos cuarenta años,
decidió esperar hasta el último momento para que más judíos pudiesen ser
salvos y evitar la destrucción. Fue hasta el final de esa generación que Él
finalmente destruyó al sistema del antiguo pacto, como a aquellos que
prefirieron aferrarse a él.

Asumiendo que el libro de Apocalipsis fue escrito antes de la


destrucción de Jerusalén en el año 7068, podemos ver en Apocalipsis 15:1
cómo todo esto se relaciona con la ira de Dios: “Vi en el cielo otra señal,
grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras;
porque en ella se consumaba la ira de Dios.” Aquí claramente dice que la ira
de Dios fue consumada, y que la destrucción de Jerusalén fue el último
derramamiento de la misma, y por eso nunca se repetirá. Esto tiene sentido,
porque si “la Ley trae ira” (Romanos 4:15), entonces el razonamiento es que
cuando la Ley fue destruida, la ira también lo fue. Por eso, cuando Jerusalén
y el sistema del antiguo pacto fueron dejados en libertad en el desierto, como
el segundo cordero, y fueron destruidos por la bestia, se llevaron los pecados
de las generaciones anteriores, asociados con la Ley. Sobre ellos se derramó
la ira de Dios por completo, y finalmente, nunca más volverá a aparecer.
Cuando el antiguo pacto fue destruido, la ira se destruyó también, lo que
significa que no hay ira asociada al sistema del nuevo pacto. Entonces, no
solo vivimos en un pacto de perdón, sino que vivimos en un pacto sin ira.

¿CUÁNDO TERMINÓ EL ANTIGUO PACTO?

Cuando hablamos del sacrificio de Jesús desde una perspectiva


Christus Victor, una de las preguntas lógicas es: “¿Cuándo terminó el antiguo
pacto, entonces?” Sabemos que la muerte de Jesús estableció un nuevo pacto,
pero no es tan fácil ver cuándo fue el final del antiguo pacto, especialmente si
sabemos que Dios no derramó su ira en la cruz. La respuesta a esta pregunta
se conecta con la pregunta en sí, porque como hemos visto, entre la muerte de
Jesús en el año 30 D.C. y la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C., hubo
un período de coexistencia entre ambos pactos, a pesar de que el antiguo
pacto estaba muriéndose. Este período de cuarenta años fue el momento en el
que todo el Nuevo Testamento fue escrito. Todas las historias que se cuentan
allí hacen referencia a este momento. Esto explica todos los debates entre los
creyentes y algunos elementos y creencias del antiguo pacto. Los mismos se
debían a que los cristianos primitivos estaban tratando de entender el cambio
del antiguo al nuevo pacto. No entendían cómo aplicar el nuevo pacto de una
manera práctica. Por eso, se debatían respecto a la circuncisión, la autoridad
de la mujer, la posición de los gentiles, si debían comer o no ciertos animales
inmundos según la Ley, entre otras cosas. Este período de transición duró
cuarenta años, lo que es un número bíblico significativo, a menudo
relacionado con una transición de algo malo a algo bueno. Por ejemplo:

1. Saúl fue rey de Israel por cuarenta años antes de que David lo fuese
(Ver Hechos 13:21). Por causa del corazón rebelde de Saúl, Dios lo
rechazó como rey al comienzo de esos cuarenta años. En ese mismo
año, el profeta Samuel ungió a David como el futuro rey elegido por
Dios. Aun así, fue cuarenta años después cuando David finalmente
tomó el trono de Israel. Esto es un paralelo con lo que sucedió con los
pactos antiguo y nuevo.

2. Los israelitas tuvieron que vivir como nómades en el desierto por


cuarenta años, luego de lo cual entraron a la Tierra Prometida.
Durante esos cuarenta años, la generación sin fe tuvo que morir para
que la generación nueva pudiese acceder a la promesa.

3. Luego en Gálatas 4, Pablo compara al antiguo pacto con Agar e


Ismael, y al nuevo pacto con Sara e Isaac. En la historia de Abraham,
esos dos hijos (simbolismo de los pactos) coexistieron por un período.
Ismael tenía trece cuando Isaac nació, y el niño mayor se burlaba del
menor, hasta que Sara ordenó que fuesen enviados al desierto. De la
misma manera, el antiguo pacto (los fariseos, el sistema del templo, el
Sanedrín) persiguió al nuevo pacto hasta que el antiguo fue destruido.
Pablo trazó este paralelo en Gálatas 4, y es una figura muy exacta de
la transición.

Muchos cristianos no reconocen este período transicional entre los


dos pactos, sino que asumen que hay una línea divisoria clara que indica
cuándo empezó un pacto y terminó el otro. Algunos incluso dicen que el
antiguo pacto termina al final del Nuevo Testamento (con Malaquías). Esta
presunción está claramente errada, dado que Jesús nació bajo la Ley (Ver
Gálatas 4:4), y fue Su muerte, no Su nacimiento, lo que introdujo al nuevo
pacto. Otra teoría que otros proponen respecto a este tema es que el antiguo
pacto terminó con la muerte de Juan el Bautista, dado que Jesús se refirió a él
como el más grande de los profetas, pero el menor en el Reino. Otros
sugieren que el Monte de la Transfiguración marcó el momento en que el
antiguo pacto terminó, porque Moisés (la Ley) y Elias (los profetas) aparecen
junto con Jesús. Ninguna de estas teorías encajan con el texto del Nuevo
Testamento. La Ley claramente siguió presente. Sí, esos fueron eventos de
gran importancia que apuntaban al período de transición, pero ninguno de
ellos marcó la transición en sí.

Por último, muchos otros han adoptado una perspectiva del quiebre
entre los pactos antiguo y nuevo en algo que los teólogos llaman “el
Evangelio Paulino.” Ellos dicen que como Jesús nació bajo la Ley (Ver
Gálatas 4:4), Él operó completamente bajo el antiguo pacto, y que incluso sus
enseñanzas y predicaciones son parte del antiguo pacto. Ellos sitúan la línea
divisoria entre el nuevo y el antiguo pacto en la cruz, y proponen que por eso
mismo debemos prestar atención únicamente a lo que sucedió después de la
cruz. Es por eso que se llama el Evangelio Paulino, porque recae mayormente
en los escritos de Pablo y los otros apóstoles después de la cruz. Esta es una
perspectiva peligrosa, porque excluye a Cristo del Evangelio. Ciertamente,
Jesús estaba cumpliendo partes del antiguo testamento, como así también
citando algunas partes de la Ley para mostrarles el verdadero significado
escondido en las leyes. Pero decir que Jesús fue un predicador del antiguo
pacto es perder completamente la transición entre los pactos. Uno de los
principales problemas al decir que la línea divisoria es la cruz, es el hecho de
que siguieron apareciendo problemas respecto a la Ley después de la muerte
de Jesús. Esto crea un montón de dilemas en la gente que cree que el antiguo
pacto culminó con la cruz, porque el Nuevo Testamento está lleno de
historias muy similares a las del antiguo pacto, como la de Ananias y Safira
(Ver Hechos 5), la muerte del rey Herodes (Ver Hechos 12), y el libro de
Apocalipsis.

El punto clave es que no existe una clara línea divisoria, y cuando la


gente trata de encontrar una, terminan pasando por alto ciertas partes de la
Escritura para hacer que sus teorías funcionen. Eso no es lo que nosotros
queremos hacer. En lugar de una línea divisoria clara, lo que se ve en el
Nuevo Testamento es que estos cuarenta años fueron un período de
transición, donde la gente estaba aprendiendo cómo caminar en el nuevo
pacto. Es por esta razón que la Iglesia primitiva enfrentó tantos desafíos
teológicos y prácticos: estaban aprendiendo cómo era la transición entre el
antiguo y el nuevo pacto. Por eso, el Nuevo Testamento registra para
nosotros el proceso de la transición a la libertad. Cuando entendemos que
tanto el antiguo como el nuevo pacto estaban en operación en el Nuevo
Testamento, podemos comenzar a entender lo que pasaba en aquellos pasajes
que a veces son tan problemáticos.

Quizás el pasaje problemático más prominente en el Nuevo


Testamento es la historia de Ananias y Safira, en Hechos 5. La gente piensa
que, como esto sucedió después de la cruz, el perdón debió gobernar ese día,
no el juicio. No obstante, dado que sabemos que ambos pactos coexistieron y
estaban en operación, entendemos que eso no es necesariamente cierto. Para
entender la historia de Ananias y Safira, tenemos que prestar atención al
momento en que Santiago y Juan quisieron que lloviese fuego del cielo sobre
Samaría (Ver Lucas 9:54-56) En respuesta, Jesús los reprendió, diciéndoles,
“…Vosotros no sabéis de qué espíritu sois.” (Lucas 9:55) Él no dijo que no
podían hacerlo. Los discípulos hicieron esta pregunta con Elias en mente,
recordando cómo él había hecho descender fuego del cielo en diferentes
ocasiones para matar a los soldados que lo estaban persiguiendo. En otras
palabras, estaban tratando de aplicar un concepto del antiguo pacto. Es por
esto que Jesús habló del espíritu que tenían. Él se estaba refiriendo al espíritu
del antiguo pacto, y estaba diciendo que no iban a operar en él.

El punto es que los discípulos tenían el poder para orar dentro del
antiguo pacto, lo que explica cómo Pedro tuvo el poder de lanzar muerte
sobre Ananias y Safira. En otras palabras, Pedro actuó en el espíritu errado en
Hechos 5. Estaba actuando de acuerdo el juicio del antiguo pacto, no en el
perdón del nuevo pacto. Esta no fue la única vez que Pedro actuó así. Es
notable notar que Pedro se mantuvo siendo racista durante años luego del
advenimiento del nuevo pacto, como se evidencia en su renuencia a
predicarle a los gentiles (Ver Hechos 10), y en la exhortación de Pablo en
Gálatas 2. A pesar de su racismo y de su idiosincrasia propia del antiguo
pacto, Pedro tenía una autoridad y un poder increíbles, por eso cuando
descubrió el pecado de Ananias y Safira y declaró muerte sobre ellos, estos
murieron. El hecho que tuviese poder no significa que sus acciones
expresasen el corazón de Dios. En ningún lugar en Hechos dice que las
acciones de Pedro estuvieron bien, o que fue Dios el que los mató. Hechos es
simplemente el registro de lo que sucedió, pero no significa que todo lo que
pasó fue voluntad de Dios. La historia de Ananias y Safira se vuelve más
clara cuando la estudiamos a la luz del período transicional entre los pactos.
De una manera muy real, Pedro tenía un pie en cada pacto. Luego, Pablo lo
corrige, y mientras la transición continuó, los discípulos aprendieron más
respecto a cómo caminar por completo en el nuevo pacto.

Ahora, en el otro lado del año 70 D.C., no deberíamos tener nada del
antiguo pacto mezclado sobre el nuevo pacto. Durante el período de
transición, mucho del pensamiento del antiguo pacto continuó, pero ya no
debería ser un problema en nuestros días. No deberíamos repetir los errores
de la Iglesia primitiva solo porque esos errores están registrados en la
Escritura. Por ejemplo, el hecho de que los mártires en Apocalipsis orasen
violentamente (maldiciendo y pidiendo juicio contra sus enemigos), no
significa que debamos hacer lo mismo. En el nuevo pacto, no tenemos
derecho de lanzar juicio sobre otras personas. No obstante, durante el período
único de transición entre los pactos, los cristianos oraron por juicio en contra
del sistema del antiguo pacto que los estaba persiguiendo y matando. Ahora
que el antiguo pacto desapareció y estamos por completo en el nuevo pacto,
no estamos llamados a hacer esta clase de cosas.

Todos los debates respecto a los diferentes aspectos del antiguo pacto,
terminaron en el año 70 D.C., porque la destrucción de Jerusalén y el templo
terminó para siempre con el judaismo del antiguo pacto. Por causa de que la
religión judía dependía en el templo y en el sistema sacerdotal, la destrucción
de estos elementos marcó un cambio permanente en el judaismo. Ya no
pueden ofrecer sacrificios, lo que significa que no pueden cumplir la Ley del
antiguo pacto. Su mundo entero ha sido destruido, y, literalmente, el antiguo
pacto ha muerto, porque es imposible seguir cumpliendo con la Ley. Esto
marcó el comienzo del judaismo rabínico, o judaismo moderno, que se centra
en las sinagogas y en el rabí.69

¿QUÉ PARTE TUVIMOS EN LA MUERTE DE JESÚS?


Mucha gente presenta el Evangelio como “Jesús murió para que tú no
tengas que morir” o “Jesús tomó la muerte que nosotros merecíamos.” En
otras palabras, lo presentan como una sustitución…pero ese es un concepto
que está completamente errado, porque cuando Él murió, nosotros morimos
con Él. 2 Corintios 5:14-15 lo deja muy en claro:

Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno


murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que
los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y
resucitó por ellos.

En otras palabras, estamos unidos con Él en su muerte. En lugar de


sustitución, es identificación. Cuando Él murió, nosotros morimos. El pasaje
continúa:

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto
proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y
nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los
hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo,
como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre
de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia
de Dios en él. (2 Corintios 5:17-21)

A través de la muerte con Cristo, también resucitamos con Él para una


nueva vida como una nueva creación. Lo nuevo ha venido, y lo viejo se ha
ido. Esto también está muy claro en Romanos 6:

¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo jesús,
hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados
juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como
Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados
juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo
seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo
hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del
pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos
con Cristo, creemos que también viviremos con él. (Romanos 6:3-8)

Nuevamente, es claro que Jesús no vino a tomar nuestro lugar, sino


que nosotros morimos con Él, no físicamente sino a través de la
identificación. Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, se produce
una unión en la que espiritualmente vamos a la tumba y somos resucitados
junto con Él. Como resultado, estamos unidos con Él en Su resurrección y
podemos vivir como nuevas criaturas.

Uno de los más famosos versículos respecto a este tema es Gálatas


2:20:

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive


Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo
de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

La segunda mitad de este versículo puede sonar como sustitución si


nos salteamos la primera parte, pero es claro, leyendo el versículo entero, que
Jesús no murió para que nosotros no tengamos que hacerlo, sino que Él murió
para que podamos ser resucitados espiritualmente junto con Él y tener una
nueva vida. Jesús nos ha dado el poder que Él mismo tiene sobre el pecado y
la muerte, porque resucitamos junto con Él. No solo somos perdonados, sino
que también recibimos el poder de la gracia. Como Pablo dijo en Romanos
5:17, “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más
reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de
la gracia y del don de la justicia.” A través de la identificación con su
muerte y resurrección, recibimos su gracia abundante para vivir como justos.
Esta es una perspectiva muy diferente de la historia de la sustitución que
cuentan muchas iglesias, pero es lo que la Biblia enseña. Es también la
manera en la que la Iglesia primitiva, por muchos siglos, entendió el
sacrificio.

Clemente de Alejandría, uno de los padre de la Iglesia primitiva,


describió la expiación de esta manera: “El Logos de Dios se ha hecho hombre
para podamos aprender de un hombre cómo un hombre puede convertirse en
Dios.”70 Similarmente, el teólogo del siglo tercero, Orígenes, escribió: “En
Cristo comenzó la unión de lo Divino con lo humano, para que el humano, en
comunión con lo Divino, pueda también volverse Divino.”71 Atanasio de
Alejandría, un padre dentro de la Iglesia Occidental Ortodoxa, tuvo un
entendimiento de Dios lejos del platonismo, que se manifestó a través de San
Agustín. Respecto a la encarnación, éste escribió: “La Palabra se hizo hombre
para que podamos ser hechos Dios.”72

Citas como las anteriores pueden asustar a muchas personas. Suena


como demasiado, quizás, el reclamar ser como Dios. No obstante, para
nuestra participación en la naturaleza divina es realmente importante nuestra
identificación como la Esposa de Cristo, porque Cristo necesitó casarse con
un igual. Esto, por supuesto, no significa que nosotros nos volvemos Dios. La
Trinidad, la Deidad, es divinidad sin un comienzo, eterna, siempre
omnipresente y omnipotente. La Deidad es única y nunca será replicada. No
obstante, como la Esposa de Cristo, nos volvemos “divinidad creada.” Dios
encarnó para ayudar a que los humanos se encarnen en Él. Por eso, Él no nos
deja cuando pecamos sino que nos exalta y nos da el poder para reinar en la
vida. Él nos permite estar sentados en Cristo en lugares celestiales a la diestra
de Dios el Padre. De esta manera, nos podemos convertir en una digna
Esposa de Cristo.

Pedro habló de nuestra divinidad cuando escribió:

Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas


promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la
naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el
mundo a causa de la concupiscencia (2 Pedro 1:4)

En Colosenses 2:9, Pablo escribió, “Porque en él habita


corporalmente toda la plenitud de la Deidad.” Luego, en Efesios 3:17-19, él
agrega que, como Cristo, seamos llenos de la plenitud de Dios:

Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que,


arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de
comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a
todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

De esta manera, nos volvemos participantes de la naturaleza divina.


Este es el significado completo de la nueva creación. Es mucho más que
simplemente ser capaces de vivir por sobre el pecado. A través de la
revelación y el conocimiento de Su amor (una revelación que sobrepasa el
entendimiento), podemos ser llenos de la plenitud de Dios. Esto es realmente
algo impresionante. Es por esto mismo que Pablo reprende a los corintios al
decirles, “Dejen de actuar como si fuesen simplemente humanos.” (Ver 1
Corintios 3:3) Luego, en la misma carta, él los reprende nuevamente al
decirles, “¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?” (1 Corintios
6:3). Básicamente, los estaba reprendiendo por no entender quiénes eran
realmente, por no comprender el nivel que habían alcanzado a través de ser
nuevas criaturas. Ya no eran simplemente humanos.

Mucha gente tiene miedo de esta idea por causa del desbalance y de la
herejía que a veces se desprende de esta verdad. Por eso es siempre
importante aclarar que no somos Dios, pero que Él nos ha hecho participantes
de Su naturaleza divina. Él está dentro de nosotros, y de la misma manera en
que se encarnó en Jesús, somos encarnaciones de Dios en esta tierra. Por
causa de la misma, Dios vive en nosotros. Somos Sus templos, los portadores
de Su presencia en la tierra, porque hemos muerto con Cristo y fuimos
resucitados con Él para tener vida divina.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Verdadero o Falso: Toda la Biblia es aplicable para hoy en día. Por


ejemplo, es posible que tengas una experiencia como la que tuvo Job.

2. La mayoría de las personas que rechazan el Evangelio lo hacen


porque han recibido una _________________ del antiguo y del nuevo
testamento.
3. Dado que la ira de Dios no tuvo lugar en la crucifixión y en el
sufrimiento de Jesús, porque la tortura no era parte del sacrificio de
los corderos ni de las sombras y figuras, ¿por qué Jesús tuvo que
sufrir una muerte tan horrible?

4. Verdadero o Falso: Jesús no tuvo que resucitar para que recibamos


perdón.

5. El “paquete de beneficios” incluye: Jesús toma tu enfermedad y te da


____________; toma tu deshonra y te da _______________; toma tus
maldiciones y te da ________________; y se vuelve pobre para que a
través de Su pobreza puedas ser __________________.

6. A pesar de que no hay sustitución, hubo un gran i_______________.


La encarnación no es simplemente una celebración en Navidad, fue
Jesús siendo un _____________ por completo.

7. Los sacrificios de sangre no tuvieron el fin de aplacar a un Dios


sediento de sangre, sino que fueron una c_______________ del
p_______________. A través de misma, se producía una renovación
en la r_________________. Es por esta misma razón que los
festivales fueron instituidos.

8. Romanos 8:25; 1 Juan 2:2; 1 Juan 4:10; y Hebreos 2:17 son cuatro
referencias en el Nuevo Testamento en donde encontramos qué
palabra para referirse a la expiación.

MATERIAL RELACIONADO

Brad Jersak y Michael Hardin, Eds., Stricken by God?: Nonviolent


Identification and the Victory of Christ.

65 Relacionado a esta idea del intercambio hay un libro excelente, Stricken by


God?: Nonviolent Identification and the Victory of Christ, editado por Brad
Jersak y Michael Hardin. Es una compilación de escritos de muchos teólogos,
quienes destierran a la sustitución penal, y los conceptos que encierra.
66 Concordancia Strong. Griego #2434, 2435
67 Concordancia Exhaustiva Strong, hebreo #5799
68 Para más información y una explicación más extensa de este tema, ver el
libro de Gentry, Before Jerusalem Fell.
69 El libro History of the Jewish Nation: After the Destruction of Jerusalem
Under Titus, de Alfred Edersheim, es un estudio exhaustivo de los cambios
que tuvieron lugar como resultado de la destrucción del año 70 D.C. y del fin
del antiguo pacto.
70 Jersak y Hardin, Stricken by God?, 49.
71 Ibid.
72 Ibid.
TERCERA PARTE

TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO


CAPÍTULO DIECISÉIS

ANUNCIANDO LA TEOLOGÍA
DEL MEJOR PACTO
Ahora que hemos estudiado a la transición del antiguo al nuevo pacto
y cómo afecta a la forma en la que creemos, tenemos que considerar las
implicaciones de este sistema de creencias. Por causa de que la mayor parte
de la Iglesia sigue viviendo en ambos pactos, vivir y pensar acorde al nuevo
pacto propone un cambio significativo a la norma.

EL CANON DEL NUEVO PACTO

Lo primero a considerar es el rol del Nuevo Testamento. Como hemos


discutido en el último capítulo, los cuarenta años entre la muerte de Jesús y la
destrucción de Jerusalén fueron un período de coexistencia entre ambos
pactos. Volviendo a los cinco pactos mayores que hemos nombrado en este
libro, en los cuales cada uno está rodeado por un canon; vemos que el Nuevo
Testamento por completo, escrito en esos cuarenta años de transición,
compone el canon del nuevo pacto. El mismo cuenta la historia de cómo se
estableció el nuevo pacto, registra los primeros pasos de los primeros
cristianos, y cómo éstos aprendieron a caminar en esta nueva relación con
Dios. También profetiza la destrucción del antiguo pacto, en el año 70 D.C.,
pero no incluye registros de ese final, que tuvo lugar después de que el canon
del nuevo pacto fuese escrito.

El Nuevo Testamento es el canon del nuevo pacto. Como tal, contiene


lo que necesitamos saber del pacto que rodea. A través del mismo,
deberíamos ser capaces de entender apropiadamente lo que es el nuevo pacto
y cómo vivir en él. Por eso, el Nuevo Testamento es el fundamento de una
teología adecuada basada en el nuevo pacto.

EL PROBLEMA CON LAS TEOLOGÍAS EXISTENTES

Por supuesto, como se mencionó en el capítulo 5, hay muchos filtros


teológicos que “contaminan” la manera en la que muchos leen y entienden el
Nuevo Testamento. Examinaremos tres filtros: teología dispensacionalista,
teología del pacto, y teología del nuevo pacto. Sin repetir todo lo que ya se
mencionó en el capítulo 5, vamos a hacer un pequeño repaso.

1. Teología Dispensacionalista

Los dispensacionalistas dividen la Biblia de esta manera: el Antiguo


Testamento, desde Moisés a Jesús, como la Dispensación de la Ley. De la
misma manera, desde la cruz hasta nuestros días y nuestro futuro inmediato
compone la Dispensación de la Gracia. Como resultado, terminan con un
gran debate entre la Ley y la gracia. No obstante, como ya hemos visto en el
capítulo 13, el debate escritural es, en realidad, entre la Ley y la fe.

2. Teología del Pacto

La teología del pacto quita el énfasis entre la diferencia entre el


antiguo y el nuevo pacto. Trata de conectarlos de tal manera que, para ellos,
el nuevo pacto es un pacto “renovado” en lugar de un pacto completamente
diferente. Ese es el error fatal de la teología del pacto, porque el Nuevo
Testamento deja en claro que el nuevo pacto no es como el antiguo (Ver
Hebreos 8:9)

Uno de los movimientos más significativos que se ha desprendido de


la teología del pacto es el Movimiento Mesiánico. El mismo depende de este
tipo de teología porque la misma plantea que no hay desconexión entre el
antiguo y el nuevo pacto. Esto es muy importante, porque una vez que la
gente ve la desconexión entre ambos, no pueden volver atrás y traer cosas del
antiguo pacto al nuevo, por ejemplo, re-implementando las festividades
judías, guardando el Sábado, y cumpliendo muchas leyes del antiguo pacto.
Los cristianos mesiánicos dicen algo como, “Esto es parte de nosotros,
también.”, pero la realidad es que el Nuevo Testamento deja en claro que no
hay punto de comparación entre ambos pactos. De esta manera, la teología
del pacto mantiene a la gente viviendo tanto en la ley del espíritu de vida y en
la ley de la muerte. Vivir con un pie en cada pacto, es estar vivo a medias.

Otro movimiento basado en la teología del pacto se llama Teonomía


o Teonómica. El concepto del mismo es que nosotros, como la gente de Dios
del nuevo pacto, tenemos que instaurar el reino de Dios en la tierra
exactamente de la misma manera en la que Moisés instauró la Ley en el
gobierno civil de Israel. En otras palabras, los teonómicos son partidarios de
un ley civil basada en el nuevo pacto para el mundo, en donde se
implementen todas las leyes de Deuteronomio en nuestra sociedad moderna.
Sin la teología del pacto, la teonomía no tiene sentido, porque es fácil ver que
el antiguo pacto no provino del corazón de Dios. Tratar de instaurar las leyes
del antiguo pacto en un gobierno moderno, no representaría correctamente a
Dios porque ese pacto vela quien realmente Él es.

La teología del pacto también divide a la Ley en tres partes: civil,


ceremonial, y moral, diciendo que las primeras dos divisiones no aplican,
pero que la parte moral, sí. No obstante, esta no fue la manera en la que el
antiguo pacto funcionó. Nadie dividió la Ley de esta manera, porque el
entendimiento era que si una persona rompía solo una parte de la Ley, había
violado la Ley en su totalidad. Nadie contemporáneo al antiguo pacto lo
dividió de esa manera. La Escritura deja en claro que no podemos elegir y
seleccionar solo parte de la Ley: o la cumplimos en su totalidad, o la
desechamos. Este es uno de los principales errores de la teología del pacto,
pero aun así ha contaminado gran parte de la doctrina de la Iglesia. Es por
esta razón que mucha gente piensa que no puede tatuarse (entre muchas otras
cosas), basándose en la Ley de Deuteronomio.

3. Teología del Nuevo Pacto

La Teología del Nuevo Pacto básicamente dice que Jesús vino como
un nuevo Moisés. Como resultado, los teólogos del nuevo pacto han
estudiado el Nuevo Testamento buscando cuáles son las leyes que se deben
cumplir en el nuevo pacto. En lugar de encontrar 613 leyes, como en el
antiguo pacto, han encontrado 1050 nuevas leyes del pacto. Nuevamente, el
problema es que pasan por alto el hecho de que el nuevo pacto no se parece
en nada al antiguo pacto (Ver Hebreos 8:9) No es un pacto basado en leyes.
Es completamente diferente.

Estas son las tres principales corrientes teológicas al momento de


estudiar la Biblia, pero cada una tiene un error fatal cuando se compara lo que
proponen con lo que dice la Escritura. Por eso, en esta siguiente sección,
introduciremos algo que hemos estado estudiando en todo este libro: una
nueva corriente para estudiar la Biblia, llamada Teología del Mejor Pacto.

LOS PILARES DE LA TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO

El nombre de este sistema de creencias se basa en Hebreos 8:6, que


dice: “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de
un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.” A continuación se
presentarán los diez pilares o puntos fundamentales de la Teología del Mejor
Pacto. Los razonamientos detrás de la mayoría de cada uno de estos puntos
ya han sido explicados en los capítulos anteriores; pero la explicación para el
punto 8 y 10 se desarrollará en los siguientes capítulos. Con el propósito de
definir esta nueva teología, se presentarán sus fundamentos en una lista
sencilla y fácil de entender, que muestra las bases de la Teología del Mejor
Pacto.

1. El nacimiento de Jesús fue el cumplimiento del pacto abrahámico.

2. La muerte de Jesús creó un nuevo pacto.

3. El nuevo pacto es entre el Padre y el Hijo.

4. La ascensión de Jesús y el hecho de que esté sentado el en Trono


Celestial, marcaron el cumplimiento del pacto davídico.

5. La destrucción del año 70 D.C. removió el antiguo pacto para


siempre y cumplió Hebreos 8:13.

6. Entre la cruz y el año 70 D.C. existieron cuarenta años de


transición para la Iglesia.

7. Durante el período de transición, el antiguo pacto y el nuevo pacto


coexistieron.

8. El fin del siglo y los últimos tiempos fueron referencias que los
líderes del siglo primero usaron para referirse a los últimos días
del antiguo pacto y al final de la era del antiguo pacto.

9. Ningún tipo de aplicación del pacto mosaico (ni de paridad, ni de


vasallaje) es válida hoy en día: los festivales, Sábados, leyes
civiles, leyes ceremoniales, y leyes morales, dejaron de aplicar
con la destrucción del antiguo pacto.

10. La ley del nuevo pacto es: “Ámense los unos a los otros como yo
los he amado.”

Estas son las diez características principales de la Teología del Mejor


Pacto. Son rasgos grandes y amplios, pero si los entendemos, la Biblia entera
comenzará a tener sentido, porque comenzaremos a entender la línea
histórica, las transiciones, y el porqué de Dios actuando tan diferente según el
período histórico. Este sistema de creencias es la culminación de todo lo que
hemos estudiado en este libro.

LA LEY DEL AMOR

El punto número 10 de este sistema de creencias habla de la ley del


amor del nuevo pacto, y está basado en la declaración de Jesús a Sus
discípulos: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;
como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” (Juan 13:34) Para
tener un entendimiento apropiado de este mandato de amar, debemos primero
entender los dos grupos que existieron en el siglo primero: los judaizantes y
los antinomianos. Los judaizantes del siglo primero eran los teólogos del
momento. Querían arrastrar costumbres del antiguo pacto al nuevo pacto.
Pablo escribe el libro entero de Gálatas en respuesta al error de los
judaizantes, porque batalló contra sus falsas enseñanzas durante todo su
ministerio. Del lado opuesto a los judaizantes, estaban los antinomianos,
quienes decían que no había ley. Anti significa “en contra”, y nomia significa
“ley.” Literalmente, este grupo estaba en contra de cualquier tipo de ley.
Creían que la gracia significaba que podían pecar cuanto quisieran. Pablo
escribe en contra de este grupo en Romanos.

La posición de la Teología del Nuevo Pacto no es ninguna de esas


dos, ni tampoco toma una postura de balance, ubicándose en el medio de
ambas. Es algo completamente nuevo, porque la ley de Cristo no encaja con
ninguna de esas dos ideas. No es la Ley del antiguo pacto, y no es un rechazo
a cualquier tipo de ley, como plantean los antinomiamos. Es una idea
completamente diferente, llamada la ley de Cristo. Cuando decimos que la
ley de Cristo es el amor, es un resumen bastante acertado, pero es solo un
resumen. La gente puede escuchar eso y llegar a conclusiones muy diferentes,
y hasta puede guiar a algunos a tomar decisiones inmorales. La pregunta que
yace en el fondo de toda esta cuestión es: ¿Quién define lo que el amor es?
En otras palabras, la ley del amor puede ser muy subjetiva.

Por esa misma razón, aclararemos lo que la ley del amor del nuevo
pacto es, según el Nuevo Testamento. Para comenzar, vamos a estudiar lo
que típicamente se conoce como el Gran Mandamiento. En Mateo 22, un
letrado se acerca a Jesús y le pregunta: “Maestro, ¿cuál es el gran
mandamiento en la ley?” (Mateo 22:36) En otras palabras, le estaba
preguntando a Jesús cuál era el mandamiento más importante del antiguo
pacto. Jesús le responde:

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con


toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande
mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como
a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los
profetas. (Mateo 22:37-40)

Aquí es importante notar que Jesús no dijo, “Esta es Mi norma para


ustedes.” Él simplemente resumió el antiguo pacto en dos mandamientos. Eso
está muy claro en Su declaración, “De estos dos mandamientos depende toda
la ley y los profetas” Este es un resumen del antiguo pacto, no un
mandamiento del nuevo pacto.

Si entendemos eso, podemos entonces ir a Juan 13:34-35, en donde


Jesús dice a Sus discípulos:

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo


os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán
todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

Su mandamiento no fue “amen a su prójimo como a ustedes


mismos.”, sino “ámense los unos a los otros como yo los he amado.” En otras
palabras, Él dijo que debemos amar a los demás de la misma manera en la
que Él los ama. Jesús ama a todo el mundo de la misma manera,
perfectamente, e incondicionalmente. Esta es la medida, el nuevo
mandamiento que debemos seguir. Si buscamos la palabra mandamiento en la
Concordancia Strong, lo que vamos a encontrar es que este mandamiento es
el único mandamiento que Jesús dio. Por ejemplo, más tarde en Juan Él dice,
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he
amado.” (Juan 15:12) y, “Esto os mando: Que os améis unos a otros.” (Juan
15:17)

Cuando Jesús le dio a Sus discípulos lo que ahora llamamos la Gran


Comisión, Él les dice que le enseñen a los nuevos discípulos a “que guarden
todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20). A los discípulos no se
les fue dicho que “enseñen todo lo que hice o dije”, sino que “enseñen a
obedecer todo lo que he mandado.” ¡La única cosa que Jesús mandó fue a
amar como Cristo los había amado!

Vemos otra mención del mandato de Jesús de amar en la segunda


carta de Juan, donde éste escribe:

Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo


mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos
amemos unos a otros. Y este es el amor, que andemos según sus
mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como
vosotros habéis oído desde el principio. (2 Juan 1:5-6)

Por esto mismo, en 1 Juan 3:23 dice: “Y este es su mandamiento: Que


creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros
como nos lo ha mandado.” Justo unos versículos antes de esto, en el verso
16, Juan da una definición del amor: “En esto hemos conocido el amor, en
que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras
vidas por los hermanos.” (1 Juan 3:16). En otras palabras, Jesús es la
definición de amor; y estamos llamados a amar como Él ama. Esto, de hecho,
es la prueba que Juan considera que muestra que somos salvos: “Nosotros
sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los
hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.” (1 Juan
3:14) Somos verdaderamente cristianos si amamos como Jesús amó. Jesús
hizo la misma declaración cuando dijo: “En esto conocerán todos que sois
mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (Juan 13:35) Vivir
en el amor de Cristo es la evidencia de nuestra fe. Como estamos unidos con
Él, el amor fluye en nosotros de la misma manera en la que fluyó en Él.

Pablo también afirma esto en 1 Timoteo 1:5: “Pues el propósito de


este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena
conciencia, y de fe no fingida.” Luego, en la misma carta, Pablo continúa con
este razonamiento al decir:

Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la


piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena
batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo
fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos
testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y
de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de
Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni
reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a
su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes,
y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz
inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al
cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén. (1 Timoteo 6:11-16)
El mandamiento de Pablo se estaba refiriendo a, como dice el
versículo 11, una versión extendida de la ley del amor: “perseguir la justicia,
la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.” Es esencialmente el
mismo mandamiento de amar que había dado Jesús, que es el que
encontramos una y otra vez en el Nuevo Testamento. El mandamiento
siempre habla del amor.

Pablo hace un contraste en 1 Corintios 7 entre los antiguos


mandamientos y el nuevo. Hablando de la circuncisión a la Iglesia, él dice:

Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada
uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue llamado alguno
siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo
incircunciso? No se circuncide. La circuncisión nada es, y la
incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. (1
Corintios 7:17-19)

Su mención de la circuncisión es una referencia a la Ley del antiguo


pacto, en donde la señal del pacto era la circuncisión. La señal del nuevo
pacto es, “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor
los unos con los otros.” (Juan 13:35) Vivir en el amor de Cristo es la señal de
que estamos en Cristo, caminando en el nuevo pacto. El punto de Pablo fue
que la Ley ya no interesa; lo que importa ahora es cumplir el nuevo
mandamiento de Dios (la ley de Cristo). Pablo específicamente menciona esta
ley cuando dice, “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así
la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2). Cumplimos la ley de Cristo al amar a los
demás. Aquí, Pablo le da una aplicación práctica a este tipo de amor:
sobrellevar las cargas de los demás.

Pablo también menciona la ley de Cristo en 1 Corintios 9:21, cuando


dice, “A los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin
ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.”
Pablo estaba diciendo que cuando él estaba con los gentiles (la gente sin
Ley), él se hacía como ellos, no porque no tuviese ley sino porque su ley era
la ley de Cristo, que incluye libertad para ministrar a los gentiles de una
manera en la que ellos se puedan identificar. Él estaba libre de la Ley (el
antiguo pacto), pero no libre de toda ley, porque estaba bajo la ley de Cristo,
la ley del amor.

En los pasajes bíblicos sobre el mandamiento del nuevo pacto, a veces


se usa la palabra en singular (el mandamiento) y a veces en plural (los
mandamientos). La razón de esto es que el mandamiento básico, amar como
jesús, se materializa en muchos mandamientos periféricos que caen dentro
del gran mandamiento de amar, lo que es la ley de Cristo. Entonces, a través
del Nuevo Testamento, Pablo y otros apóstoles expusieron lo que el
mandamiento de Cristo significaba de una manera concreta, adhiriendo
mandamientos más específicos para darle un fin práctico a la ley del amor.

Por ejemplo, Pablo escribió: “Así también ordenó el Señor a los que
anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.” (1 Corintios 9:14) Haciendo
eso, él estaba mostrando que una de las maneras de cumplir la ley del amor es
ocupándose financieramente de aquellos a quienes el Señor había llamado al
Cuerpo para equipar y servir a la Iglesia. En otras palabras, dar dinero para
apoyar a ministerios del Evangelio es parte de la ley del amor. De la misma
manera, la igualdad de género es parte de la ley del amor, como se evidencia
en la represión de Pablo a los corintios por tratar a las mujeres como
“inferiores.” Cerró su argumento al decir, “Si alguno se cree profeta, o
espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.” (1
Corintios 14:37) Al utilizar la palabra mandamiento, Pablo estaba diciendo
que la igualdad de género era parte de la ley del amor. Otro ejemplo es la
igualdad racial, que Pablo toca en Efesios 2:14-16:

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando


la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las
enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas,
para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo
la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo
cuerpo, matando en ella las enemistades.

Algunas personas enseñan que esto se cumplirá en algún momento en


el futuro, pero el pasaje claramente dice que Jesús ya lo ha hecho. Él ya ha
creado una nueva humanidad y, por lo tanto, declaró ilegal el racismo dentro
de la ley del amor. Mientras que la Ley del antiguo pacto trae división y
racismo entre los grupos y los géneros, la nueva ley de Cristo trae igualdad.
Esto significa que podemos amar a todos de igual manera.

La ley de Cristo es la ley del amor, que tiene muchas diferentes


manifestaciones y aplicaciones. Otra manera en la que podemos expresar esto
es que la ley de Cristo es la ley del Espíritu y la ley de la libertad. Pablo
mostró la conexión entre el nuevo pacto y el Espíritu cuando escribió: “El
cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la
letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.” (2
Corintios 3:6) La naturaleza de esta nueva ley, es espiritual. No está escrita ni
en letra, ni en piedra. Da vida, no muerte. De manera similar, Romanos 7:6
dice: “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en
que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del
Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.” En otras palabras, la ley del
Espíritu no está escrita en una serie de reglas. En Gálatas 6:15, Pablo también
dice: “Porque en Cristo jesús ni la circuncisión vale nada, ni la
incircuncisión, sino una nueva creación.” En el nuevo pacto, siendo una
nueva creación, no estamos guiados por una serie de reglas sino por la
naturaleza de Cristo viviendo en nosotros y por la ley del amor. Pablo a veces
se refiere a este estilo de vida como la vida en el Espíritu: “Si vivimos por el
Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos,
irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.” (Gálatas 5:25-26) En
lugar de vivir de acuerdo a una serie de reglas, vivimos caminando en el
Espíritu. Es por esto que, “si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la
ley.” (Gálatas 5:18) Cuando somos guiados por el Espíritu, estamos
siguiendo la ley de Cristo, que se recapitula en lo que Pedro llamó “el santo
mandamiento” (2 Pedro 2:21): el mandato de amar como Dios ama. Esta es
la esencia del nuevo pacto, que es el pacto de la vida y el perdón, no de
muerte y juicio.

Una pregunta que la gente muchas veces hace respecto a la realidad


del nuevo pacto de perdón y amor, es: ¿Qué pasa cuando pecamos?
Claramente, a pesar de que no estamos bajo la Ley del antiguo pacto, estamos
bajo la ley de Cristo, que nos manda a vivir de cierta manera (amando como
Él ama). Dado que Dios ya nos ha perdonado permanentemente en la cruz,
¿cuál es la consecuencia del pecado en nuestras vidas? La ira de Dios ya no
existe, lo que significa que Él no se enoja cuando pecamos. Somos pre-
perdonados y eternamente amados, lo que quiere decir que Él nos perdonará
siempre por cualquier cosa que hagamos. No obstante, cuando pecamos,
contristamos al Espíritu Santo, tema que Pablo trata en Efesios 4. Cuando
elegimos pecar, no estamos viviendo de acuerdo a nuestra verdadera
identidad en cristo, y no estamos amando a los demás en la manera en la que
deberíamos. Eso contrista al Espíritu Santo, porque Él conoce nuestro
potencial, y se hiere cuando ve que Sus hijos se lastiman los unos a los otros.
No es un asunto de que deje de perdonarnos o de amarnos; es un asunto de
que debemos caminar en luz, conforme a nuestra identidad. Parte de caminar
con el Espíritu Santo es ser vulnerables y transparentes, viviendo con un
corazón abierto. Cuando hacemos esto, cada vez es menos y menos probable
que contristemos al Espíritu Santo con nuestras acciones y actitudes.

LOS CINCO PLANOS

Ahora que hemos establecido con exactitud lo que la Teología del


Nuevo Pacto es, vamos a terminar este capítulo mostrando cómo esta
revelación transformará a la Iglesia para que sea una Esposa de Cristo más
madura. Para hacer esto, vamos a considerar la realidad desde la perspectiva
de los cinco planos. Cada persona sobre la tierra vive en alguno de estos
planos, y dentro de cada uno de estos planos hay una progresión, porque la
gente está diseñada para ir avanzando de uno a otro a lo largo de sus vidas.

1. El plano del Mundo

Este el punto de inicio. Aquellos que viven en el mundo no son


cristianos. No caminan con el Señor.

2. El plano de la Iglesia

Cuando las personas se convierten en creyentes de Jesús, entran al


plano de la Iglesia. En el mismo, aprenden de compañerismo, de la Cena del
Señor, del bautismo, y el mensaje básico del Evangelio. Algunos viven toda
su vida en el plano de la Iglesia, con un entendimiento muy básico de la
Palabra.
3. El plano Sobrenatural

Otra gente en el plano de la Iglesia comienza a darse cuenta de que


debe haber algo más, y hacen una transición al plano de lo sobrenatural.
Quizás comiencen a escuchar a Sid Roth, a Patricia King, a las enseñanzas de
Bill Johnson y Bethel, o a cualquier otro ministro carismático reconocido; lo
que hace que comience el hambre por lo sobrenatural en ellos. Comienzan a
pensar, “No puedo simplemente ir a sentarme en la iglesia. Tiene que haber
algo más.” Como resultado, comienzan su búsqueda por lo sobrenatural. He
notado que típicamente el período de transición que se necesita para pasar del
Plano de la Iglesia al Plano Sobrenatural funciona así: por cada diez años que
la persona haya pasado en el Plano de la Iglesia, necesitará de a uno a dos
años de reajuste para entrar al Plano Sobrenatural. Eventualmente, luego de
este período de transición, lo sobrenatural se vuelve parte de su vida, y parte
de su vida de iglesia, porque, además, esta gente buscará llevar lo
sobrenatural a las actividades de la iglesia.

4. El Plano del Reino

Una vez que la gente se ha aclimatado al Plano Sobrenatural, suelen


moverse a otro plano llamado el Plano del Reino. Esto es lo que pasa cuando
la gente comienza a decir, “Estamos sanando a la gente en la iglesia, pero
quiero ver a mi ciudad transformada. Quiero ver a mi vecindario, a mi
familia, a mi negocio, a mi gobierno local, a todos estos siendo
transformados.” Es un paso más allá de lo sobrenatural, para expandir el
Reino. El concepto de Lance Wallnau de las siete montañas se conecta con
este plano, como también las enseñanzas de la iglesia Bethel de Redding,
California.73 En el Plano del Reino, el pensamiento de la gente es: Esto es
más grande que mi grupo local o que la iglesia sanando gente en el púlpito
los domingos a la mañana. Tenemos que impactar a la ciudad. Necesitamos
estar involucrados en algo mayor. Por eso, el Plano del Reino es más grande
que el Plano Sobrenatural, y el Plano Sobrenatural es más grande que el
Plano de la Iglesia. Cada plano expande la experiencia de cada persona
mientras que la perspectiva de la misma, progresa.

5. El Plano del Nuevo Pacto


Finalmente, tenemos el Plano del Nuevo Pacto, que es la actual
reforma de la Iglesia. En los últimos cincuenta años, la Iglesia se ha vuelvo
más balanceada y más bíblica respecto al entendimiento de la expansión del
Reino, y respecto a lo que significa traer el cielo a la tierra. Esto es muy
importante. Pero el Plano del Nuevo Pacto es otro paso en la dirección a la
que estamos yendo. Parte de lo que la gente se pierde si no viven el Plano del
Nuevo Pacto es que no conocen el corazón de Dios el Padre respecto a ellos.
Una de las evidencias más obvias es la forma en la que la gente que vive en
cualquiera de los planos anteriores responde a la tragedia o a los desastres
naturales. Cuando pasan estas cosas terribles, esta gente no sabe si fueron
causadas por Dios, por el diablo, o por el pecado de los seres humanos. Se
preguntan, “¿Fue eso un juicio, ira, o algo más?” La razón por la que no
entienden esto es porque no entienden que Dios actúa en correspondencia al
pacto en el que está. Como no entienden la progresión de los pactos, no saben
cómo diferenciar entre la manera en la que Dios obraba en el antiguo pacto y
en la que actúa en el nuevo pacto.

Esta es la razón por la que la gente hace declaraciones tontas como,


“Dios tiene una manera de actuar misteriosa.” Eso no es verdad. Él no actúa
de manera misteriosa. De hecho, cuando el Nuevo Testamento habla de
misterio, está hablando del misterio de quitar el velo de Cristo, lo que ya no
es un misterio, dado que todo velo ha sido quitado. Lo que una vez fue
misterioso, está ahora revelado para nosotros en el nuevo pacto:

Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni
han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado
para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el
Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de
Dios. (1 Corintios 2:9-10)

La primera parte de este versículo es una cita de Isaías 64:4, del


antiguo pacto. Pablo está diciendo que lo que había estado escondido, ahora
ha sido revelado por el Espíritu. Dios ya no lo está escondiendo de nosotros.
Como Dios siempre actúa en correspondencia al pacto en el que está, ahora
sabemos lo que Él va a hacer. ¡Y también sabemos lo que Él no va a hacer!
Esa es nuestra relación dentro del pacto que tenemos con Dios. Si sabemos
que tenemos este tipo de relación con Él, entonces sabremos lo que está en Su
corazón. Entonces, cuando algo trágico suceda, sabremos Su corazón y su
posición respecto a ese evento, porque estamos conectados con el mismo.
Todas esas preguntas se responden al entender el pacto en el que estamos.

A la inversa, una falta de entendimiento de los pactos previos puede


velarnos la imagen de Dios. Si no entendemos el antiguo pacto, se vuelve un
velo que nos impide ver Su corazón y Su personalidad. Por eso mismo, a
veces algunos ven al antiguo pacto y viven con temor, incluso cuando ya no
estamos en ese pacto. El hecho importante que la gente pasa por algo, y que
ya hemos mencionado anteriormente, es que el antiguo pacto no salió del
corazón de Dios, sino de la gente. La gente lo pidió y Dios cumplió, incluso
cuando el pacto que pedían era horrible. La Ley fue un pacto temporal, que
Dios desde el principio prometió destruir y reemplazar con la circuncisión del
corazón, que es el nuevo pacto. Por eso el Plano del Nuevo Pacto nos ayuda a
entender cómo el Rey se siente respecto a nosotros. Muchos cristianos tratan
de expandir el Reino, pero ni siquiera saben cómo es el corazón de Dios
respecto a ellos.

Es importante que entendamos estos cinco planos para que cuando


hablemos con otros podamos determinar en qué plano están. Aquellos que
están en Plano Sobrenatural son los que más fácilmente pueden ser llevados
al Plano del Nuevo Pacto. Su posición está muy cerca, y por eso muchas
veces entenderán y abrazarán rápidamente la progresión (ciertamente mucho
más rápido que alguien en el Plano de la Iglesia). Mientras empezamos a
comunicarles a los demás todo lo que hemos aprendido acerca del nuevo
pacto, es importante determinar primeramente en qué lugar están. Si tenemos
esta división en mente, será más fácil saber cómo comunicarnos con cada
persona.

De todos los planos mayores, probablemente el Plano del Nuevo


Pacto sea el que se comunique mejor con el Plano del Mundo. En Hechos, el
Evangelio es presentado como el Evangelio del nuevo pacto. Por ejemplo, la
palabra ministro aparece siete veces en el Nuevo Testamento en conexión con
el Evangelio. En seis de estos lugares, dice “ministro del Evangelio de
Jesucristo.” Eso es tanto muy sencillo como increíblemente impreciso. 2
Corintios 3:6 dice, “el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un
nuevo pacto…” Esto nos lleva a la pregunta, “¿Cuál es el Evangelio que
predicamos?” ¿De qué mensaje somos hechos ministros? El Evangelio que
predicamos es el Evangelio del Reino. Como hemos aprendido previamente,
este Evangelio es el cumplimiento de las promesas a David de un reino y un
trono eternos. Entonces, el nuevo pacto es el evangelio del Reino. Son
sinónimos. El Evangelio del nuevo pacto es también el Evangelio de la fe de
Abraham, que se cumplió en la simiente, Jesús. El nuevo pacto cumple tanto
la promesa del reino a David, y de la simiente de Abraham. En otras palabras,
el nuevo pacto es el Evangelio que le presentamos a la gente.

No obstante, a través de los años, la Iglesia ha perdido de vista del


mensaje del nuevo pacto y presentó a la Biblia entera como la Palabra y la
voluntad de Dios. Así es como la gente comienza a creer que todo lo que está
en la Biblia es aplicable para todo el mundo, en todo momento. Eso no es
verdad, porque algunas de las cosas que están en la Biblia pertenecen al
antiguo pacto, en el cual nadie vive en la actualidad. Podemos leer y aprender
de esos pasajes, pero no son aplicables para nosotros de la misma manera en
la que lo fueron para los receptores originales. Como Pablo dijo, “Y estas
cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a
nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.” (1 Corintios
10:11) Podemos aprender de estos ejemplos, pero no aplicamos la Ley o
alguna situación del antiguo pacto para nuestras vidas. Algunas personas han
tratado de decir que la Biblia es un libro en el que todo aplica de la misma
manera; y que todo lo que dice es voluntad de Dios. Esto está muy lejos de la
verdad del nuevo pacto, presentada en el Nuevo Testamento. Es por esta
misma razón que el Plano del Nuevo Pacto tiene el potencial de ser el mejor
de los planos para evangelizar al mundo, porque en este plano la gente no
mezcla los pactos en su presentación.

Mucha gente rechaza el evangelio porque el mensaje que reciben de la


Iglesia es una mezcla del antiguo y del nuevo pacto, y no pueden aceptarlo.
Un mensaje del nuevo pacto sin diluir causará una aceleración en las
conversiones y cambiará vidas. Desafortunadamente, tenemos esta mezcla
que ha sido un problema desde los tiempos de la Iglesia primitiva. De hecho,
Pablo pasa la mayor parte de su ministerio luchando en contra de la mezcla
en el mensaje del Evangelio, particularmente de los judaizantes, quienes
estaban tratando de arrastrar a la gente del nuevo pacto y llevarlas
nuevamente al antiguo pacto. Todo Hebreos y Gálatas, y una gran parte de
otras cartas, hablan de este problema. El mismo problema de la mezcla entre
los pactos existe hoy en día, y se ha infiltrado en muchísimas áreas diferentes
dentro de la Iglesia, causándole problemas en sus razonamientos. Es por esta
razón que el Plano del Nuevo Pacto es tan importante. La reforma que Dios
está trayendo sobre la Iglesia tendrá que lidiar con todo este pensamiento del
antiguo pacto, para establecer las mentes de la gente en un pensamiento del
nuevo pacto. Demolerá el temor, la paranoia con los últimos tiempos, el
legalismo, la desigualdad de género, el racismo, y todas aquellas áreas en las
que la Iglesia aún está en falta. Hacia allí es donde la Iglesia mundial está
yendo. Esto lo que el Espíritu Santo está haciendo en nuestros días: una
reforma.

PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Desechar el antiguo pacto es lo mismo que desechar el Antiguo


Testamento? Sí o No

2. Nombra tres sistemas de teología con los que el autor no está de


acuerdo.

3. Basándose en Hebreos 8:6, ¿cuál es el nombre de este nuevo


entendimiento teológico?

4. ¿Cuál es la ley del nuevo pacto?

5. Nombra a aquellos dos grupos del siglo primero: 1. Aquellos que


querían mezclar el antiguo pacto con el nuevo. 2. Aquellos que decían
que no había ley, y que por lo tanto se podía pecar tanto como
queramos.

6. Mateo 22:34-40; Juan 13:34; 15:12; 15:17; Mateo 28:20b; 1 Timoteo


1:5; y 1 Corintios 7:17b-19, son todas referencias que nos dan una
idea de cómo debemos obedecer la ley de Cristo. Este mandamiento
dice que hagamos, ¿qué cosa?
7. ¿Qué cinco planos debemos entender?

8. Generalmente, por cada diez años que uno haya pasado en el Plano de
la Iglesia, ¿cuántos años le lleva aclimatarse al Plano Sobrenatural?

9. Verdadero o Falso: Dios tiene una manera de actuar que es misteriosa.

10. Si miras a la palabra ministro en el Nuevo Testamento, verás que


aparece siete veces, de las cuales seis son similares. ¿En dónde se
puede encontrar en la Biblia el versículo que dice algo diferente?

PALABRAS CLAVE

Movimiento Mesiánico Judaizantes


Teonomía Antinomianos
Teología del Mejor Pacto

MATERIAL RELACIONADO

Alfred Edersheim, History of the Jewish Nation: After the Destruction of


Jerusalem Under Titus.

73 Johnson, 92-108.
CAPÍTULO DIECISIETE

HEBREOS: LA TRANSICIÓN
DEL PACTO
En este capítulo, vamos a examinar la transición del pacto a partir del
libro de Hebreos. Más que ningún otro libro del Nuevo Testamento, Hebreos
conecta lo que estaba sucediendo en el sistema del antiguo pacto con los
cambios que tuvieron lugar gracias a la instauración del sistema del nuevo
pacto. Desafortunadamente, muchos cristianos no han prestado demasiada
atención a Hebreos. Esto sucede porque a menudo no entienden la
importancia de los pactos y Hebreos habla todo el tiempo de los mismos.
Para muchos, Hebreos es tan misterioso como el libro de Apocalipsis. No
obstante, si entendemos Hebreos, vamos a entender Apocalipsis. Se
complementan bastante bien, a pesar de estar escritos de una manera muy
diferente. No sabemos a ciencia cierta quién escribió Hebreos, pero hay
mucha similitud en el contenido de ambos libros. Uno de los principales
temas de ambos, es la transición que tuvo lugar hasta el establecimiento por
completo del nuevo pacto y la destrucción del antiguo pacto.

El siguiente diagrama ilustra la transición del pacto:


Como hemos discutido previamente, los pactos abrahámico y
davídico se cumplieron en Jesús y se expandieron para ser de bendición e
impactar toda la tierra. Pero el pacto mosaico, o la Ley, fue diferente. En
lugar de continuar dentro del nuevo pacto, éste tuvo un final marcado. Por
eso, cuando en el diagrama el antiguo pacto se intersecta con el advenimiento
del nuevo pacto, continúa una corta distancia hasta que se detiene. Llegó a un
fin en su totalidad en el año 70 D.C.

LOS TEMAS PRINCIPALES

Es importante entender que el libro de Hebreos fue escrito cerca del


año 65 D.C., justo unos años antes de la destrucción de Jerusalén. En ese
tiempo, los cristianos a quienes se les escribió esta carta estaban volviéndose
al antiguo pacto. Este es el trasfondo histórico, como vemos en Hebreos 6:4-
8:

Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y


gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu
Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los
poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para
arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de
Dios y exponiéndole a vituperio. Porque la tierra que bebe la lluvia
que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a
aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la
que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser
maldecida, y su fin es el ser quemada.

Mucha gente ha tomado este pasaje fuera de su contexto original y lo


usa de una manera muy condenatoria. Pero una vez que lo leemos
entendiendo el trasfondo histórico, tiene sentido. No podemos aplicarlo para
nosotros mismos, y esta frase nos dice el porqué: “gustaron de la buena
palabra de Dios y los poderes del siglo venidero…” Este es un indicador
histórico que nos muestra que el autor se estaba refiriendo a una realidad del
siglo (o era) que estaba por venir, que se establecería en el año 70 D.C. En
otras palabras, como fue escrito en el período de transición, con la esperanza
puesta en el establecimiento total del nuevo pacto, no puede ser aplicado para
nosotros, porque ya no vivimos en ese período histórico de transición entre
los dos pactos. El siglo venidero, de acuerdo al pensamiento judío, se refería
a la creencia popular de los dos siglos (o eras): la era antigua (o el siglo
antiguo), y la nueva era (o el siglo venidero). La era antigua era el pacto
mosaico, y ellos esperaban el día en que la nueva era llegase para establecer
un Reino Mesiánico. Esta es la era (o siglo) al que el autor se está refiriendo.
Viviendo en ese período, en donde el antiguo pacto seguía en vigencia, el
autor esperaba el momento en que el antiguo pacto fuese destruido. Por eso,
se habla acerca de aquellos que pusieron un pie atravesando la línea y
probaron lo que vendría después del año 70, solo para después echarse atrás.

Él agrega esto: “Crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de


Dios…” Cuando Jesús fue crucificado, sucedió porque los judíos lo
rechazaron como Mesías. Muchas de las personas a las que esta carta estaba
dirigida, habían sido parte del rechazo original de Jesús en el año 30 D.C. Al
rechazarlo nuevamente, se estaban volviendo a identificar con el sistema del
antiguo pacto, que había literalmente matado a Jesús. De esta manera,
estaban, metafóricamente hablando, “crucificando de nuevo” a Jesús.
Viviendo dos mil años después, es imposible para nosotros volver a
identificarnos con el antiguo sistema, porque no hemos vivido en ese período
histórico. No obstante, algunas personas han interpretado este pasaje para
referirse a las personas, cada vez que estas pecan. Claramente, eso no fue lo
que el lector original entendió.

El peligro principal para la Iglesia de ese momento histórico, justo


antes del año 70, era caer en la tentación de echarse atrás y volver a atarse al
sistema del templo, que estaba a punto de ser destruido. Por esta causa, el
autor de Hebreos se concentró en estos tres temas principales:

1. Estaban viviendo los últimos tiempos, y el antiguo pacto estaba a


punto de desaparecer.

2. El sacrificio se trató de Christus Victor.

3. Jesús y el nuevo pacto son mejores que el antiguo pacto.


Algunas personas que no han entendido la importancia de los pactos
bíblicos, discuten respecto a si Hebreos es simplemente una interpretación de
las sombras y figuras. Estas mismas personas aún ponen un pie en el antiguo
sistema y en el nuevo. Mientras que es cierto que Hebreos habla de las
sombras y figuras, la realidad más grande se centra en la superioridad de
Jesús y el nuevo pacto. Este fue el mensaje del autor, con el propósito de
desalentar a las personas que se estaban volviendo al antiguo pacto.

UN BOSQUEJO DE HEBREOS

Hebreos tiene 13 capítulos, así que para tener una idea general del
libro, tenemos que considerarlo en un bosquejo. Primero, el libro puede ser
dividido en tres grandes secciones:

1. Hebreos 1-7: Jesús es mejor

2. Hebreos 8-10: El nuevo pacto es mejor

3. Hebreos 11-13: La fe es nuestra respuesta

Una versión más detallada del bosquejo, sería así:

1. Hebreos 1-7: Jesús es mejor

a) Hebreos 1-2: Jesús es completamente hombre y


completamente Dios, y es superior a los ángeles.

b) Hebreos 3-4:13: Jesús el apóstol es superior a Moisés.

c) Hebreos 4:14-6:12: Jesús el sumo sacerdote es superior que


Aarón.

d) Hebreos 6:13-7: Jesús es superior que Melquisedec.

2. Hebreos 8-10: El nuevo pacto es mejor


a) Hebreos 8: El nuevo pacto se basa en mejores promesas.

b) Hebreos 9:1-10: El nuevo pacto tiene un mejor santuario.

c) Hebreos 9:11-28: El nuevo pacto tiene un mejor sacrificio.

d) Hebreos 10:1-18: El nuevo pacto tiene mejores resultados.

3. Hebreos 11-13: La fe es nuestra respuesta

a) Hebreos 10:19-39: La fe es la respuesta natural a las “cosas


mejores” del nuevo pacto, y nos conectamos a él a través de la
fe.

b) Hebreos 11: Adam, Noé, Enoc, y muchos otros nos dieron el


ejemplo de cómo conectarnos por fe.

c) Hebreos 12: La fe es la base de una mejor relación.

d) Hebreos 13: La fe es una mejor manera de vivir.

CHRISTUS VICTOR

Uno de los más importantes mensajes de Hebreos es la afirmación de


la perspectiva Christus Victor del sacrificio. Vemos esto en el comienzo de
Hebreos 2, que habla de la superioridad de Jesús respecto a los ángeles. En
este contexto, dice:

Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual


estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre,
para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, le
coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus
manos; todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó
todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no
vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a aquel que fue
hecho un poco menor que los ángeles, a jesús, coronado de gloria y
de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la
gracia de Dios gustase la muerte por todos. (Hebreos 2:5-9)

Todo este pasaje habla de Christus Victor. Resume cómo Dios sujetó
todas las cosas a la humanidad en la Creación, y cómo luego perdieron esa
autoridad. En respuesta a esto, Jesús vino, como hombre, sufrió la muerte y
fue resucitado con gloria y honor. En otras palabras, Él recuperó la autoridad
sobre la tierra, que la humanidad había perdido. Jesús no murió como una
víctima, sino que cuando murió, en realidad fue exaltado. Salió victorioso.

Es importante notar el versículo 8, en donde dice, “pero todavía no


vemos que todas las cosas le sean sujetas.” La realidad es que Cristo es
victorioso, pero aun así, no todas las cosas están viviendo bajo victoria. Esto
no significa que la victoria esté fuera de nuestros límites o de nuestro alcance.
En lugar de eso, apunta a la realidad de nuestra lucha con el enemigo. La
batalla continúa hasta el día de hoy, y algunas cosas todavía necesitan ser
puestas bajo los pies de Jesús. Algunas personas han adoptado la postura
Christus Victor de una forma desbalanceada y extrema, hasta el punto de
negar esta realidad en nuestras vidas. Sí, Jesús obtuvo la victoria, pero
todavía estamos aprendiendo cómo caminar en esa victoria aquí en la tierra.
Es por esta razón que aún hay enfermedad, daños emocionales, y derrota en
la vida de muchas personas. En Su victoria, Él proveyó victoria para
nosotros. Nos hemos sentado con Él en lugares celestiales y fuimos
constituidos hijos de Dios (Ver Hebreos 2:10-11) Aun así, no todo está sujeto
a Él; está en proceso, y nosotros somos parte del mismo.

Somos participantes en la extensión del nuevo pacto. Él sigue siendo


victorioso; y sigue estando sentado a la diestra del Padre…¡pero aún nos
queda mucho trabajo por hacer! Tenemos que poner nuestras vidas en
alineación con Su victoria. No se trata de nuestras obras, sino de nuestra
participación en expandir el efecto de la victoria de Jesús en la tierra.

Siguiendo por el versículo 14, vemos Christus Victor otra vez:

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él


también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte
al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a
todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida
sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles,
sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía
ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser
misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para
expiar los pecados del pueblo. (Hebreos 2:15-17)

Aquí, el autor resalta la encarnación, mediante la cual Dios se volvió


humano para ser capaz de estar en ambos lados del pacto. Así es como el
Padre hizo un pacto con su Hijo, quien era completamente humano y
completamente Dios. A través de la encarnación, Cristo se metió dentro de la
humanidad para ganar la victoria y recuperar la autoridad que se había
perdido en el Jardín del Edén. En Hebreos, este concepto de la encarnación y
de Christus Victor aparecen una y otra vez.

UN REINO INCONMOVIBLE

Ahora consideraremos otro mensaje principal de libro de Hebreos: el


reino inconmovible. Para hacer esto, vamos a comenzar en Hebreos 12:

Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que


ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al
sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la
oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían
soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será
apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que
Moisés dijo: Estoy espantado y temblando. (Hebreos 12:18-21)

Aquí, comenzando con lo negativo, el autor comienza con la escena


del Monte Sinaí en Éxodo 19-20, donde los israelitas estuvieron asustados y
como resultado, rechazaron la oferta del pacto de Dios. El autor está
contrastando el nuevo pacto con el antiguo pacto de Éxodo, diciendo, “Este
viejo pacto en la montaña, lleno de temor y penumbras, no es para lo que
ustedes han venido al mundo.”
…sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios
vivo, jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de
ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en
los cielos, a Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos hechos
perfectos, a jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada
que habla mejor que la de Abel. (Hebreos 12:22-24)

La palabra mejor aparece una y otra vez en Hebreos, y aquí se usa al


decir. “la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.” La sangre de
Abel se refiere al asesinato de éste en manos de su hermano Caín, y a la
declaración de Dios al respecto: “Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la
sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.” (Génesis 4:10) La
implicación es que la sangre de Abel hablaba una palabra de juicio,
condenación, justicia, venganza, o vindicación. En contraste, en el nuevo
pacto tenemos “a jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada
que habla mejor que la de Abel.” La sangre de Jesús habla de algo mejor:
perdón, no condenación. Por esta causa, el autor de Hebreos dice:

Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon


aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho
menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.
La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha
prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la
tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la
remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden
las inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino
inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios
agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego
consumidor. (Hebreos 12:25-29)

Su conclusión al contraste entre el tenebroso Monte Sinaí de Éxodo


19 (el viejo pacto y Jerusalén) y el alegre Monte de Sión (el nuevo pacto y la
Jerusalén celestial) es que una vez más “Dios va a conmoverlo todo”, y luego
de eso, solo las cosas inconmovibles permanecerán. Esta es una imagen de la
destrucción del antiguo pacto y Jerusalén, luego de la cual lo único que quedó
fue la gente de Dios y el Reino inconmovible. En otras palabras, esta es otra
figura de los cuarenta años de transición cuando ambos pactos (montañas)
coexistieron, y termina con una profecía de la destrucción del viejo y movible
pacto, para que solo el nuevo e inamovible permanezca. 74

El pasaje sigue diciendo, “conmoveré no solamente la tierra, sino


también el cielo”, que es una frase usada para referirse al templo en el Nuevo
Testamento. El templo tenía tres compartimientos principales: el Lugar
Santísimo, el patio interior, y el patio exterior. El Lugar Santísimo, que
contenía el arca del pacto y el velo cubierto con un querubín, era una
representación del cielo. El patio interior, o el Lugar Santo, representaba la
tierra. Finalmente, el patio exterior, que contenía la vasija de bronce (un gran
tazón de agua utilizado en el ritual de limpieza), representaba el mar. Esta era
la imagen del templo entendida en el mundo en esos momentos, como
registran Josefo, Maimónides, y otros.75

Esto nos da una pauta de lo que Jesús quiso decir en Mateo 5, cuando
dijo: “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni
una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.”
(Mateo 5:18) Es obvio que Jesús no pudo estar refiriéndose a un fin del
mundo literal, porque luego del año 70 fue imposible cumplir cualquier
aspecto de la Ley, dado que ni el sacerdocio ni el templo existían. Por eso, la
Ley desapareció cuando “el cielo y la tierra” (el sistema del templo)
desaparecieron. Conocer la historia de esta frase nos ayudará a entender a lo
que Jesús se refirió. Jesús utilizó el mismo concepto más tarde en Mateo 24,
cuando profetizó la destrucción del templo. Cerca del final de la discusión, Él
dice, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo
24:35) En otras palabras, el templo y el sistema del antiguo pacto se
presentan junto con la idea de que pasarán, pero, no obstante, Su palabra y el
nuevo pacto permanecerán para siempre. La gente que lo escuchó, hubiese
entendido exactamente lo que Él quiso decir.

De esta manera, Hebreos 12 hace un contraste entre las dos montañas


y las dos ciudades (como figuras de los pactos), y concluye con una profecía
de la destrucción de unas y con la permanencia de otras. Un contraste similar
sucede en Gálatas 4, en donde Pablo habla de dos ciudades y dos mujeres
(como figuras de los pactos). El contraste es tan similar que vale la pena leer
este pasaje:
Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?
Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el
otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de
la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres
son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos
para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en
Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus
hijos, está en esclavitud. (Gálatas 4:21-25)

De un lado tenemos la imagen de la Jerusalén actual, el Monte Sinaí,


y Agar, la mama de Ismael. Estos representan al antiguo pacto, en donde la
Ley traía esclavitud. Luego Pablo describe el otro lado en comparación, en
donde están la Jerusalén celestial, el nuevo pacto, y Sara, la madre del Isaac
prometido:

Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es


libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz;
prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto;
porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido.
Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.
Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al
que había nacido según el Espíritu, así también ahora. (Gálatas 4:26-
29)

Ismael, quien tenía trece años cuando nació Isaac, se burlaba de Isaac
y lo perseguía. En la misma manera, el antiguo pacto persiguió al nuevo
pacto durante el período de cuarenta años de coexistencia entre los pactos.
Esta es la conclusión de Pablo:

Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo,


porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De
manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
(Gálatas 4:30-31)

En otras palabras, los dos pactos no son compatibles, y por eso el


antiguo necesitaba ser demolido. Necesitó ser desechado, como la esclava y
su hijo. Interesantemente, el libro de Apocalipsis también habla de dos
mujeres (la ramera y la novia), dos ciudades (Jerusalén terrenal y celestial), y
dos pactos. Es muy importante que entendamos estos contrastes entre
Hebreos, Gálatas, y Apocalipsis, porque de otra manera no comprenderemos
adecuadamente la transición entre los dos pactos, ni la razón por la que el
antiguo pacto necesitó ser destruido y el nuevo pacto, permanecer para
siempre.

EL SIGLO VENIDERO Y LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Una parte fundamental de la descripción en Hebreos del período


transicional, se resume en dos frases muy malentendidas a lo largo del
tiempo: el siglo venidero (o era venidera) y los últimos tiempos. Del primer
término, hemos hablado brevemente al comienzo del capítulo. A
continuación estudiaremos estos términos al detalle, para desenmascarar el
mito popular que dice que los mismos se refieren al fin del mundo.

El comentador William Barclay escribió acerca del concepto judío de


los dos siglos o eras:

Los judíos dividieron todo el tiempo en dos eras: estaba, por un lado,
la era o el siglo presente (la era mosaica). Ésta representaba todo lo
malo, porque estaba fuera de la redención. No podía ser reformada,
porque para la misma solo había un solo destino: destrucción y
obliteración. Los judíos, entonces, esperaban el final de esta era. Por
otro lado, también estaba la era venidera o el siglo venidero (la era
mesiánica). La misma sería buena y justa; el siglo dorado de Dios. La
gente de Dios sería vindicada, y recibiría el lugar que era suyo por
derecho. 76

Incluso antes de que Jesús viniese al mundo, los judíos ya sabían que
estaban viviendo en una era de oscuridad que no podía ser salvada. Por lo
tanto, su esperanza estaba en la era venidera, en donde todo sería muchísimo
mejor. Entender esto nos ayudará a comprender por qué los escritores del
Nuevo Testamento usaban esta frase tan a menudo. Estaban comunicándole
el mensaje a los judíos de sus días, usando un concepto que éstos entendían y
que para esta cultura tenía implicaciones poderosas.

De manera similar, la frase últimos días (o últimos tiempos, y también


postreros días) se refería al tiempo de transición precedente a la destrucción
de Jerusalén. Por eso, Hebreos comienza:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro


tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha
hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien
asimismo hizo el universo (Hebreos 1:1-2)

Aquí, la frase es usada en un sentido comparativo, contrastando el


pasado con “estos postreros días” (el presente del autor que estaba
escribiendo Hebreos). La comparación es simple. En el pasado, Dios habló a
través de numerosos profetas bajo el antiguo pacto; pero ahora Él ha hablado
a través de Su Hijo en el nuevo pacto. Esta es la introducción del autor, como
premisa de todo el libro: lo nuevo es mejor que lo anterior. Les dejó en claro
que en esos últimos tiempos, habían recibido un Reino eterno.

El período de transición es el único período histórico, pasado o futuro,


que puede llamarse como últimos días, porque eran, literalmente, los últimos
días del antiguo pacto. Indicaban que la era en la que vivían estaba a punto de
acabarse. Por esto, no podemos aplicar el término últimos tiempos para
nuestro futuro, porque ningún escritor del Nuevo Testamento estaba
escribiendo con esa intención. El Nuevo Testamento fue escrito como en
canon del nuevo pacto; no fue escrito para predecir nuestro futuro. No
obstante, dentro del mismo se hablaba del fin del antiguo pacto y el
establecimiento completo del nuevo pacto. Estas predicciones fueron para su
futuro inmediato, no para dos mil años después. Por eso, el término últimos
días no puede aplicar para nuestro futuro, porque vivimos en un Reino que no
puede ser conmovido. Es un pacto eterno.

Por supuesto, como hemos aprendido en Hebreos 2, no todo está de la


manera en la que debería; no todo está bajo Sus pies. Efesios 1:10 habla de
unir todo lo que está en la tierra con el cielo, bajo el reinado de Cristo. Esto
sucederá en nuestro futuro, mientras el Reino continúe creciendo y
expandiéndose. No obstante, es a lo que se referían los autores con el término
últimos días. Ésta era una frase siempre usada para referirse al fin de la era
mosaica. Eso aplica para cada vez que esta expresión aparece en la Biblia. En
1 Juan 2:18, dice: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis
que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto
conocemos que es el último tiempo” ¡Esta es una declaración para el tiempo
presente de los lectores originales, no para nosotros! Juan no está diciendo
“El último tiempo será en algún momento, dos mil años más adelante.” De la
misma manera, en 2 Tesalonicenses 2:7 dice: “ya está en acción el misterio
de la iniquidad.” En ningún lugar dice que ese poder duraría por más de dos
mil años. En lugar de eso, fue una realidad por un corto período de tiempo,
durante el entrecruzamiento entre el antiguo pacto y el nuevo pacto, que
culminó con la destrucción de Jerusalén.

LA INMINENTE TRANSICIÓN

Para los escritores del Nuevo Testamento (y para los lectores


originales), el sentido de una transición estaba inminentemente claro. Sabían
que el fin del antiguo pacto estaba próximo. Hebreos 8:13 es uno de los
indicadores más obvios de esta transición: “Al decir: Nuevo pacto, ha dado
por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a
desaparecer.” En este momento, el antiguo pacto era obsoleto y estaba
envejeciendo, pero no había desaparecido por completo. Sobrevivió hasta su
remoción total en el año 70 D.C. Este concepto se repite una y otra vez en el
Nuevo Testamento. Los siguientes son apenas algunos ejemplos:

Pablo, en 2 Corintios 3:10-11, habló de la gloria del nuevo pacto, que


traería más gloria que el antiguo pacto. Muchas versiones de la Biblia no han
hecho una buena traducción, porque usan el tiempo verbal incorrecto. Una
traducción más certera, tendría los verbos en tiempo presente. 77

Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en


comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece
tuvo (tiene) gloria, mucho más glorioso será (es) lo que permanece.

En otras palabras, Pablo estaba indicando que, en aquel tiempo, la


gloria del antiguo pacto aún se estaba desvaneciendo, pero no había
desaparecido por completo. Durante esos cuarenta años, la gloria del antiguo
pacto estaba desvaneciéndose. No obstante, también aclaró que la gloria sin
fin del nuevo pacto era mucho mayor.

De la misma manera, Hebreos 9:26 dice:

De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces


desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los
siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo
para quitar de en medio el pecado.

En esta frase, la consumación de los siglos, el autor nos da, por un


lado, una imagen de la era de Moisés y el antiguo pacto, por el otro, la era del
nuevo pacto. Entre ellos, en el lugar en donde ambas eras coexistían, estaba
la consumación o culminación de los siglos.
La transición era, entonces, la culminación de las eras; en la que el
antiguo pacto desaparecía para siempre, y el nuevo pacto se levantaba para
ser completamente establecido.

Encontramos otra prueba de la transición en Hebreos 10:8-9:

Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones


por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen
según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para
hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.

La última oración es muy clara. Jesús quita lo primero, para establecer


lo último. Luego, en el mismo capítulo, dice:

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las


buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel
día se acerca. (Hebreos 10:24-25)

Con la frase “aquel día”, el autor se está refiriendo a un día muy


específico. En otras palabras, estaba hablando acerca de cómo debían vivir a
la luz de la destrucción próxima de Jerusalén y el sistema del viejo pacto. En
aquella realidad, le estaba pidiendo a las personas que no se aíslen. Debían
seguir con sus reuniones, porque un peligro muy grande estaba a la vuelta de
la esquina, y necesitaban estar preparados y prestar atención a las señales
para escapar del juicio que venía a Jerusalén. Vivían en una época de
constante desorden, guerras, rebeliones, y revueltas. Por eso, necesitaban
estar en comunidad para darse cuenta, juntos, cuándo era el tiempo de dejar
Jerusalén. Sabemos que los cristianos oyeron esta advertencia, y la
cumplieron, porque la historia dice que todos escaparon cuando vieron que
las fuerzas romanas rodearon Jerusalén. Eusebio, el primer historiador de la
Iglesia (300 D.C.), registró que ningún cristiano murió en la destrucción de
Jerusalén. 78 Dado que Hebreos fue escrito cinco años antes de las
destrucción de Jerusalén, fue un recordatorio importante de la destrucción
venidera para los creyentes de ese tiempo.
Hebreos 13:14 vuelve a repetir esta realidad cuando dice: “porque no
tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.” Este es
un claro pronóstico de la inminente destrucción de Jerusalén y de la
transición entre ambos pactos, que culminaría con el establecimiento final de
“la ciudad por venir”, que es la Jerusalén celestial. Por supuesto, ya eran parte
del mundo del nuevo pacto y de la Jerusalén celestial, pero estaba a punto de
ser completamente develada cuando fuese lo único que permaneciese luego
de que todas las cosas fuesen conmovidas. En estos pasajes vemos el
constante trasfondo, en el libro de los Hebreos, de los últimos días y la
transición entre los pactos. Ese era el período histórico en que vivieron, justo
antes del año 70. Nuestra realidad es muy diferente, y el antiguo pacto ya ha
sido completamente removido.

MELQUISEDEC

Otro personaje muy importante en el libro de los Hebreos es el


misterioso Melquisedec. Lo hemos estudiado brevemente en el capítulo 9 y
en el 13. Ahora, examinaremos la importancia de Melquisedec a la luz de la
transición entre ambos pactos.

Como se dijo previamente, Melquisedec solo se menciona tres veces


en la Escritura (Génesis 14; Salmo 110; y Hebreos 6-7). El Salmo 110, que
dice de Jesús: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec.” (Salmo 110:4), es citado en el Nuevo Testamento más que
ningún otro salmo. Lo que es importante considerar es que Jesús no estaba
calificado para ser sumo sacerdote, porque no era levita. Él no descendió de
la tribu del sacerdocio de Israel. Esta es una característica importante de
Melquisedec, porque no era del orden de Aarón. Implicado en esto, está que
Él es superior a Aarón, dado que Melquisedec era mayor que Abraham, quien
es el padre de los israelitas. Melquisedec fue anterior y superior que el
sacerdote levítico. A pesar de que Jesús no fue levita, Él pudo convertirse en
el más grande de los sumo sacerdotes por Su asociación con Melquisedec.
Esto es también muy importante, como se mencionó previamente, porque la
idea de Dios no era tener simplemente una tribu de sacerdotes. Él quería una
nación entera de sacerdotes para Él; entonces, si Jesús hubiese sido sacerdote
según el orden de Aarón, hubiese sido de un orden defectuoso. Por eso, Él fue
bajo el sacerdocio de Melquisedec, que estaba alineado con el diseño de
Dios.

Cuando Abram se encontró con Melquisedec, éste era tanto rey como
sacerdote, y Abram decidió darle el 10% de su botín de guerra. Esto genera
muchos interrogantes. Primero, ¿cómo es posible que fuese tanto rey como
sacerdote? La respuesta se encuentra en la historia y cultura: el hombre más
anciano de cada familia, era considerado sacerdote de esa casa. Melquisedec,
entonces, debió haber sido el patriarca de su familia, lo que lo volvió
sacerdote. El segundo interrogante que sale de este escenario confuso es el
siguiente: ¿Por qué Abram, quien hacía poco tiempo que era seguidor de Dios
(dos capítulos atrás), le dio el diez porciento de su botín de guerra a un
sacerdote de cualquier familia? La respuesta es que Melquisedec no era un
sacerdote cualquiera. De hecho, la única manera de que esto tenga sentido es
que Melquisedec tuviese un lazo sanguíneo con Abram y, por eso, como
hombre más viejo de la familia, fuese el sacerdote de la misma. De otra
manera, Abram le hubiese dado el diezmo a un sacerdote pagano de otra
familia, y eso no fue lo que sucedió. ¡No lo quiera Dios! Increíblemente, en
un mundo pagano, este Melquisedec era un sacerdote del Dios Altísimo, y
servía la mismo Dios que Abram. ¿Quién pudo haber sido este pariente de
Abram? Algunos estudiosos creen que Melquisedec era, en verdad, Sem, el
hijo de Noé, de quienes los israelitas (o semitas) descendieron. 79

En la genealogía de Génesis 5, de Noé a Abraham, encontramos que


Sem era doce generaciones más viejo que Abram. Esto pareciera hacer
imposible el hecho de que estos personajes se cruzasen; pero si comparamos
el tiempo que vivió Sem con lo vivió Abraham, ¡descubriremos que Sem en
realidad vivió treintaicinco años más que Abraham! Sem era doce
generaciones más viejo que Abram y había estado en el Diluvio. Conocía al
mismo Dios que Abraham conocía, porque había visto cómo este había
salvado a toda su familia. Considerando esto, ¿por qué la Biblia se refiere a
Sem como Melquisedec? La respuesta es simple. Su nombre era Sem;
Melquisedec era su título. Los judíos entendían esto y sabían a quién Abram
le había dado su dinero. Podemos ver esto en Hebreos 7:2, que dice: “a quien
asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa
primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz.”
Él era el rey de Salem (que significa paz), y su gente le había dado el título
Rey de Justicia, lo que traducido es Melquisedec. Por eso, Melquisedec fue
un título, no un nombre.

Algunas personas tienen dificultad para aceptar esta idea por el


siguiente versículo en Hebreos 7, que dice: “sin padre, sin madre, sin
genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho
semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.” (Hebreos
7:3) Usan este versículo para decir que Melquisedec debió haber sido una
especie de Cristo pre-encarnado, o incluso un extraterrestre. No obstante, este
versículo no significa lo que nosotros, dos mil años después, creemos que
significa. En lugar de esto, este versículo marca un contraste entre
Melquisedec y el sacerdote según el orden levítico. A los sacerdotes levíticos
les era requerido comenzar su ministerio a los treinta años, y retirarse a los
cincuenta. También, se les pedía que llevasen sus registros genealógicos todo
el tiempo con ellos, para probar quiénes eran sus padres y su legitimidad
como sacerdotes levíticos. Este era el procedimiento estándar en los tiempos
de Jesús. Entonces, cuando el autor de Hebreos dice que Melquisedec era
“sin padre, sin madre, sin genealogía”, estaba diciendo que Melquisedec
precedía al sacerdocio levítico y no era parte del mismo. Él no tenía registro
genealógico que lo calificase como levita. Jesús, tampoco los tenía. Por eso,
no fue sacerdote según el orden establecido, sino según el de Melquisedec.

De la misma manera, la declaración “ni tiene principio de días, ni fin


de vida” creó otro contraste con los levitas, quienes tenían un tiempo
establecido para cumplir su ministerio. Melquisedec no comenzó su
ministerio a los treinta y lo terminó a los cincuenta, como los levitas, y
tampoco lo hizo Jesús. En lugar de eso, Melquisedec duró mucho más que
veinte años, y Jesús, siguiendo el orden de Melquisedec, fue establecido
como el Gran Sumo Sacerdote para siempre. En otras palabras, este versículo
no está diciendo que Melquisedec es eterno, sino que está comparando la
duración de su ministerio con los rígidos requerimientos del sacerdocio
levítico.

El autor de Hebreos señala todo esto para indicar que Jesús no estaba
sometido a los requerimientos del sacerdocio levítico. En el versículo 14,
dice: “Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la
cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.” Esta era la pregunta en la
mente judía del primer siglo: “¿Cómo puede Jesús ser un sacerdote siendo de
la tribu de Judá?” Por eso, el autor de Hebreos hace esta maravillosa
explicación para mostrar que el sacerdocio de Jesús es más grande que el
levítico por ser según del orden de Melquisedec: sin padre, sin madre, y sin
genealogía; y sin comienzo y fin de su ministerio.

Esta información trae mucha claridad a este pasaje que ha confundido


a muchas personas por tanto tiempo. Abram honró a Sem (el rey llamado
Melquisedec) por ser el más anciano y por lo tanto, el sacerdote de su familia,
al darle el diez porciento del botín de guerra. Lo que es más asombroso de
este hombre, quien sería utilizado como sombra y figura del futuro Rey de
Justicia (Jesús), le trajo a Abram pan y vino, los elementos de la comunión o
cena del Señor. Este evento fue miles de años antes de la Última Cena de
Jesús con Sus discípulos, pero marcó una sombra y figura de lo que Jesús
haría como Gran Sumo Sacerdote, según el orden de Melquisedec.
Verdaderamente, Melquisedec es una gran figura profética de Cristo, quien
fue tanto el Gran Sumo Sacerdote como el Rey de Justicia, quien reina para
siempre sobre la ciudad de la paz (la Jerusalén celestial). Esta es la
importancia de Melquisedec.

Es importante que entendamos esto por causa de la conexión entre el


sacerdocio y el pacto. Hebreos 7:12 deja esto en claro: “Porque cambiado el
sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley.” En otras
palabras, si Jesús hubiese sido un sacerdote según el orden de Leví, el antiguo
pacto no hubiese sido abolido. Por eso, Él vino según el orden de un
sacerdocio diferente y con un nuevo pacto. Jesús comenzó un sistema
completamente nuevo de sacerdocio, conectado con Melquisedec, quien no
tenía la Ley. Por eso, como el sacerdocio había sido cambiado, la Ley debía
cambiar también. De esta manera, la conexión de Jesús con Melquisedec
muestra la necesidad de terminar con el antiguo pacto y establecer el nuevo
pacto de una manera eterna. Este versículo claramente prueba que el antiguo
pacto no puede continuar coexistiendo con el nuevo. De la misma manera, en
Romanos 7:1-4, Pablo habla acerca de estar casado con la Ley, diciendo que
cuando nosotros morimos en Cristo, ya no estamos atados a la Ley del
antiguo pacto y somos libres para casarnos nuevamente. En otras palabras,
cuando llegamos al nuevo pacto, nuestra conexión con el antiguo pacto es
eliminada. Hemos terminado con ese matrimonio a través de la muerte, y
ahora somos libres para estar unidos con Cristo.

Esta es la maravillosa realidad escondida en la figura de Melquisedec.


El sacerdocio de Jesús sobrepasa por mucho al sacerdocio levítico, y gracias
a eso, Jesús estableció un nuevo pacto. Comparado al antiguo modelo de
sacerdocio levítico, Jesús salva para siempre, vive para siempre, es un
sacerdote para siempre, y nos limpia para siempre.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Si entiendes Hebreos, probablemente entenderás otro libro de la


Biblia que tiene un contenido similar. ¿Cuál es ese libro?

2. Si los pactos estuviesen divididos en líneas, veríamos que los pactos


abrahámico y davídico siguieron teniendo bendiciones extra para la
humanidad cuando el nuevo pacto fue creado en la cruz. Pero, ¿qué
pasó con el antiguo pacto?

3. ¿Quién fue el autor del libro de Hebreos, y cuándo fue escrito?

4. La carta a los Hebreos tiene una estructura que puede ser dividida
simplemente en tres secciones. Nombra las tres secciones que
corresponden a Hebreos 1-7, 8-10, y 11-13.

5. ¿Qué es lo que hablaba la sangre de Abel, y por qué la sangre de Jesús


habla mejor que la de él?

6. Cuando en la Biblia algo es sacudido o conmovido, usualmente se


refiere a la destrucción de…¿qué cosa? Cuando las cosas son
sacudidas, solo las inconmovibles permanecen. ¿Qué es lo único
inconmovible?

7. Los cielos, la tierra, y el mar pasarán. ¿Cómo era entendido el


significado de esta frase en el siglo primero y qué era lo
verdaderamente que iba a pasar?
8. Dado que los últimos días no tienen nada que ver con el fin del
mundo, ¿de qué habla el Nuevo Testamento? ¿Cuándo fueron los
últimos días, entonces?

MATERIAL DE REPASO

Alfred Edersheim, History of the Jewish Nation: After the Destruction of


Jerusalem under Titus.

74 Cuando en el Antiguo Testamento se hablaba de algo siendo conmovido o


sacudido, era un simbolismo de la destrucción de la ciudad. Ver el libro
Raptureless (Sin Rapto) de este mismo autor, para ejemplos bíblicos. Por esta
razón, en este pasaje lo que es conmovido es Jerusalén y el sistema del
antiguo pacto, y lo único que permanece es el nuevo pacto y el Reino, que
son inconmovibles.
75 Welton, Raptureless, 129-131.
76 Barclay, The Revelation of John, Vol 1, 3-4.
77 Algunas traducciones más modernas, como la versión Young Living
Translation, traduce ambos verbos en presente.
78 Eusebio, The Church History (Historia Eclesiástica), Capítulo 5, Sección
3.
79 Hahn, Kinship by Covenant, 132.
CAPÍTULO DIECIOCHO

DANIEL 9: UNA
DEMOSTRACIÓN DEL AMOR
DEL NUEVO PACTO DE DIOS
La escatología futurista conecta partes del libro de Daniel con el libro
de Apocalipsis, como si hablasen de los mismos eventos en nuestro futuro.
No obstante, ese es una interpretación incorrecta. Daniel y Apocalipsis no
tocan los mismos temas, y ciertamente no relatan eventos que acontecerán en
nuestro futuro. Como hemos aprendido en capítulos anteriores de este libro,
tomar capítulos de libros como Daniel y Ezequiel y unirlos con Apocalipsis,
es una violación a la hermenéutica histórico-contextual. Aun así, mucha gente
lo hace intentando predecir algunos supuestos eventos futuros.

EL REINO AHORA

A menudo esto pasa porque la gente no tiene en claro de la realidad


actual del Reino. Hemos estudiado este tema anteriormente, y es
especialmente importante entenderlo a la luz de nuestro tema a tratar en este
capítulo que hablará de Daniel 9. Trataremos dos perspectivas principales en
relación con el nuevo pacto: la perspectiva dispensacionalista y la perspectiva
de pacto dual, en donde ambas plantean un establecimiento completo del
nuevo pacto en algún momento del futuro.

Primero, estudiaremos la perspectiva dispensacionalista. Hebreos


13:20 se refiere al nuevo pacto como “un pacto eterno”, pero los
dispensacionalistas no creen que el mismo lo sea porque creen que la Iglesia
no era parte del plan original de Dios. De acuerdo a ellos, Dios nunca
profetizó a la Iglesia en el Antiguo Testamento porque la misma, dicen, fue
un resultado del rechazo de los judíos del siglo primero hacia Jesús. Éstos
rechazaron a su Mesías, por lo tanto, la Iglesia sería “el plan B” de Dios
cuando Éste tuvo que volverse a los gentiles. De acuerdo a esta perspectiva,
Dios dejó de lado el nuevo pacto para relacionarse con los gentiles, de
manera tal que ahora no viviríamos en el verdadero nuevo pacto, porque no
somos judíos.80 Por eso, los dispensacionalistas plantean que los cristianos
estamos esperando hasta el día cuando la Iglesia sea raptada para que Dios
pueda establecer Su nuevo pacto con Su gente “de verdad”: los judíos de
sangre. Esta creencia de que la Iglesia es un plan B y que Dios aún tiene
preferencia por los judíos (haciendo, de esta manera, cristianos de segunda
clase a los gentiles) es una forma de racismo cristiano que es completamente
ajena a la Escritura.

Segundo, un sistema de creencias similar, llamado sistema de pacto


dual, enseña que Dios aún honra, por un lado, Su pacto con Abraham a través
de la gente judía, mientras que por el otro tiene un nuevo pacto a través del
Mesías con los gentiles. Por eso, un sistema de pacto dual entiende que hay
dos pactos en operación, uno para los judíos y otro para los gentiles.81 Esto,
no obstante, divide entre los que recibieron un pacto y el otro cuando, en
realidad, tanto Abraham como David anhelaban el día en que sus pactos se
completasen y expandiesen hacia el mundo entero a través del nuevo pacto.
Dentro del pacto de Abraham, vemos el verdadero corazón de Dios, que
quiere bendecir a todo el mundo. Por eso, un sistema que divide es
esencialmente un regreso a las categorizaciones del antiguo pacto, entre el
Israel natural (de sangre) y aquellos que eran paganos y gentiles. Ese sistema
no representa el corazón de Dios.

Algunos llevan estas ideas al extremo de creer que el antiguo pacto se


restablecerá literalmente en Jerusalén luego del rapto (incluyendo sacrificios
de animales, un sacerdocio, y todas las insignias reales) Creen que Dios
honrará otra vez el antiguo pacto por un período de siete años, durante el cual
el anticristo se convertirá en “la abominación de la desolación”, y que se
reconstruirá el templo. Entonces, al final del período de los siete años, Dios
establecerá el nuevo pacto con los judíos.
La verdad es que ya estamos en un pacto eterno (Ver Hebreos 13:20).
No estamos esperando que aparezca en el futuro. No esperamos que se
cumplan las promesas a David y Abraham porque ya se han cumplido (como
hemos discutido a lo largo de este libro)

No estamos esperando por nada. La última vez que la gente tuvo que
“esperar en Dios” fue en Hechos 2. Luego, el Espíritu Santo vino y como
resultado, ya no estamos esperando. Ahora, es Dios quien está esperando a Su
Iglesia. No estamos esperando a Dios, porque ya lo tenemos. No tenemos que
sentirnos desconectados porque Su Espíritu vive dentro de nosotros, y
tenemos un pacto eterno con Él. En otras palabras, tenemos el Reino ahora.
Definido simplemente, el Reino ahora es una frase utilizada para decir que
Jesús, el Rey, trajo el Reino, y que ha estado creciendo siempre desde que Él
nos dejó como embajadores. Es nuestro trabajo trabajar para hacer expandir
el Reino, y no sentarnos a esperar que algún día Él lo traiga. Él nos hizo
embajadores del Reino para traer el cielo a la tierra.

En Mateo 13:31-33, Jesús comparó al Reino con una levadura que se


pone dentro de una masa, y la leuda en su totalidad. También lo comparó con
la más pequeña de las semillas del jardín, la semilla de mostaza, que crece
como un arbusto, luego sigue creciendo hasta ser un árbol, y sigue creciendo
hasta ser el árbol más grande del jardín. De esta misma manera, el Reino
siempre se expande. Incluso estadísticamente, vemos prueba de esto en la
historia. En el año 100 D.C. una de cada 360 personas era cristiano. Hoy, en
la década de 2010, aproximadamente uno de cada tres personas lo es.82 El
Reino se está expandiendo, no solo en números sino también en influencia.

Uno de los argumentos que plantean aquellos que dicen que aún no
estamos viviendo en el Reino, es usualmente el siguiente: “Aún estamos
esperando que se cumplan las promesas a Abraham (o a David o Moisés)”
Ellos creen que el antiguo pacto no ha desaparecido por completo porque aún
hay promesas que no se cumplieron. No obstante, un versículo de Josué que a
veces se pasa por alto, deja en claro que no estamos esperando que se
cumplan ninguna de las promesas del antiguo pacto:

De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado
dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella. Y Jehová les dio
reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres;
y ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová
entregó en sus manos a todos sus enemigos. No faltó palabra de todas
las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel;
todo se cumplió. (Josué 21:43-45)

Cada una de las promesas de la tierra y otras promesas asociadas a la


nación de Israel, se cumplieron en la generación que entró a la Tierra
Prometida. Como hemos estudiado anteriormente, las promesas a Abraham y
David de una futura simiente y un futuro reino, se cumplieron en Cristo. En
otras palabras, no estamos esperando que ninguna de las promesas del
antiguo pacto se cumplan, porque ya lo han hecho.

CREENCIAS POPULARES RESPECTO A LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Desafortunadamente, muchos cristianos creen que estamos esperando


el cumplimiento de ciertas promesas del Antiguo Testamento, y esa creencia
ha moldeado su escatología. En lugar de abrazar el Reino ahora, han ubicado
al Reino en algún momento del futuro que seguirá a los “últimos tiempos.”
Esta perspectiva escatológica es comúnmente llamada futurismo. La misma
fue introducida gracias a malinterpretaciones de varias porciones de la
Escritura, incluyendo Daniel 9. Para apreciar la importancia de una correcta
interpretación de Daniel 9, debemos primeramente entender las perspectivas
futuristas más comunes, en donde los eventos relatados en Daniel 9 se juntan
con el libro de Apocalipsis, y se aplican a un futuro distante.

La siguiente línea de tiempo muestra la perspectiva futurista básica


del período de siete años que ellos llaman “la Gran Tribulación”
Lo primero que se ve en la línea es el rapto de la verdadera Iglesia,
dejando a los cristianos no-reales en la tierra. Luego de este evento, el sol, la
luna, y las estrellas caerán a la tierra y causarán daño. La marca en los tres
años y medio es significativa, porque antes el templo será reconstruido en
Jerusalén. Durante este nuevo tiempo de templo, por tres años y medio los
sacrificios de animales y el antiguo pacto serán reinstituidos para honrar a
Dios.83 De acuerdo a esta creencia, el templo debe ser reconstruido antes del
levantamiento final de la figura al final de la línea de tiempo: el anticristo, un
hombre malvado lleno de demonios, que traerá terror a la tierra. En la marca
del medio de los tres años y medio, el anticristo se sentará en el nuevo
templo, que es la abominación que causa desolación. Por causa del anticristo,
Dios enviará Su ira con una fuerza sin precedentes a toda la tierra.
Finalmente, al final de esta tribulación, Jesús volverá a Jerusalén, en donde se
sentará en el trono por mil años como el rey que finalmente cumple las
promesas del pacto davídico. De acuerdo al futurismo, todos estos drásticos
eventos tendrán lugar en el futuro, y se llevarán a cabo en siete años.

Este es el entendimiento común del futurismo, aunque claramente


contradice un entendimiento bíblico correcto de los pactos. En los capítulos
12 y 13 se describe la manera en que Jesús cumplió completamente los pactos
davídico y abrahámico. En esos capítulos, también hemos estudiado que no
necesitamos un futuro cumplimiento de esas promesas, ¡porque ya se han
cumplido!

Ahora nos centraremos en solo uno de los aspectos del futurismo: la


tribulación de siete años. Este es el fundamento sobre el cual yace toda la
teoría, pero ningún período de siete años se menciona en Apocalipsis o en
alguno de los evangelios (incluyendo el Discurso de los Olivos en Lucas 21,
Marcos 13, y Mateo 24). De hecho, no se menciona en ninguna parte del
Nuevo Testamento. Esta es la razón por la que, hasta la llegada de la teología
de John Nelson Darby en 1800, aquellos que estaban en la Iglesia y que
creían en una futura tribulación, creían que sería de solo tres años y medio,
porque ese es el número registrado en Apocalipsis. Claramente, hay una pieza
perdida muy importante en la creencia futurista moderna. Entonces, ¿de
dónde sacaron los futuristas esta idea de una tribulación de siete años? Lo
hacen de Daniel 9.
Gracias a la influencia de libros futuristas como The Late Great
Planet Earth (La Agonía del Gran Planeta Tierra), de Hal Lindsey, que fue
un mega best-seller en la década de 1970, el futurismo se ha vuelto la
escatología dominante en el cristianismo moderno. La misma, influencia la
manera en la que la gente lee y entiende la Biblia. Por causa de que muchos
cristianos no han entendido los pactos o cómo estudiar adecuadamente la
Biblia, la Iglesia moderna está cimentada sobre el fundamento del futurismo
y el dispensacionalismo. Como resultado, no pueden entrar al plano del Reino
porque los dispensacionalistas creen que todo está empeorando todos los días
y que estamos yendo hacia una gran apostasía. Engranado a este sistema está
un evangelismo fatalista, que espera que los números en las iglesias crezcan,
pero no espera impactar la sociedad, ya que el Reino no vendrá hasta después
de los últimos tiempos.

Todo este pensamiento está basado en un entendimiento erróneo de


Daniel 9, que ha llevado a una creencia de una tribulación de siete años y
todo lo demás que ya vimos que sigue. No obstante, Daniel 9 en realidad es
una profecía de la venida del Mesías. Ese era el entendimiento histórico de
Daniel 9 antes de la llegada del Darbyismo. Mientras estudiemos el texto,
veremos cómo encaja tan perfectamente con la historia de Jesús.

EL ENTENDIMIENTO HISTÓRICO DE DANIEL 9

Daniel era un israelita cautivo en Babilonia, luego de la destrucción


babilónica de Jerusalén. Mientras estuvo cautivo, leyó el libro de Jeremías, en
el cual Jeremías había profetizado que el juicio estaba viniendo. Esta profecía
se cumplió con la invasión de Babilonia. En la profecía de Jeremías, Daniel
también vio que los israelitas estarían en cautividad por setenta años. Por eso,
él comenzó a orar cerca del final de los setenta años de cautividad, pidiéndole
a Dios que liberase a Israel para que pudiesen volver a su nación y a su tierra.
Esta oración fue respondida después, como se registra en el libro de Esdras y
Nehemías. Mientras Daniel oraba, tuvo un encuentro angélico:

Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado


de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios
por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración,
cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio,
volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la
tarde. (Daniel 9:20-21)

Este ángel, Gabriel, le dio una profecía a Daniel:

Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa


ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y
expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la
visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. (Daniel 9:24)

Gabriel enlista seis actividades y dice que “setenta semanas” habían


sido decretadas para las mismas y para la ciudad santa. El ángel continuó:

Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar


y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas,
y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en
tiempos angustiosos. (Daniel 9:25)

Al leer esto, cualquiera sin un pensamiento dispensacionalista


entendería la frase el Mesías Príncipe, pensaría en Jesús. Esta es una manera
muy común de referirse a Él en la Escritura, pero Darby interpretó que esta
frase se estaba refiriendo, en realidad, al anticristo. Este es un cambio rotundo
y drástico. La profecía de Gabriel acerca del Mesías Príncipe continúa:

Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías,


mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la
ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de
la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el
pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y
la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones
vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está
determinado se derrame sobre el desolador. (Daniel 9:26-27)

Esto nos muestra una imagen tan clara de Jesús, a quien le fue quitada
la vida y puso un fin al sacrificio y a la ofrenda. No obstante, los futuristas
ven el final del sacrificio y la ofrenda (el antiguo pacto) como algo malo, por
lo que dicen que el Príncipe Mesías debe ser, en realidad, el anticristo, quien
haría esto en el futuro. Es necesario aclarar que casi todo el mundo creía que
Daniel 9 era una profecía que hablaba de Jesús, hasta la llegada de John
Darby. Matthew Henry, un renombrado comentarista, escribió esto de Daniel
9:24-27: “En Daniel 9 tenemos una de las predicciones de Cristo y del
Evangelio de la gracia más destacables de todo el Antiguo Testamento.”84
¡Es increíble cómo la gente puede hacer de una de las profecías más
impresionantes acerca de Jesús un relato del levantamiento del anticristo y de
los últimos tiempos!

Para entender lo que realmente sucede en este pasaje, debemos ir más


profundo. La primera de las cuestiones es las “setenta semanas” o los “setenta
sietes”. Los teólogos de todos los campos están de acuerdo en que esta frase
significa setenta series de siete, lo que da como resultado 490 (70x7=490). El
entendimiento es que estos sietes indican años. Algunas traducciones usan la
palabra semanas en lugar de sietes; pero éstas no significan semanas literales
sino que eran referencias proféticas judías en referencia a los años. Por eso,
490 se refiere a 490 años. Luego, en el versículo 25, dice: “…y edificar a
Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos
semanas…” Aquí hay otra ecuación, en donde 62 sietes se suman a los 7
sietes, el resultado del cual son 69 sietes (62+7=69). Esto significa que de los
70 sietes (490), 69 sietes ya habían pasado. Como 69 de los 70 sietes ya
habían sucedido, eso nos da un total de 483 (69x7=483). Eso nos deja con un
solo siete. Este es el entendimiento con el que están de acuerdo todos los
teólogos, de todas las diferentes áreas futuristas y preteristas. Este último
siete es el siete de la cuestión. De acuerdo al pensamiento futurista, aquí es
donde la tribulación de siete años comienza.

No obstante, la interpretación histórica de este pasaje es un poco


diferente. Los 490 años fueron un período de tiempo dado a Daniel en el cual
ciertas cosas sucederían. En el versículo 25, Gabriel clarificó que esa línea de
tiempo no comenzaría de inmediato, sino cuando el mandato de restaurar y
reconstruir Jerusalén se emitiera. Desde ese mandato hasta que el Príncipe
Mesías viniese, serían 483 años (69 de los 70 sietes). Ese decreto de restaurar
y reedificar Jerusalén fue más tarde dado a Esdras 7:12-26 por el rey
Artajerjes en el año 457 A.C. Entonces, el período de tiempo comenzó en el
año 457 A.C. y continuó por 490 años. En la línea de tiempo, los 69 sietes
iniciales (483 años) terminan en el año 27 D.C.
Jesús nació en el año 3 D.C., lo que significa que en el año 27 D.C.,
tenía treinta años. En otras palabras, Él comenzó Su ministerio público en el
momento exacto en que los 483 años estaban terminando, que fue cuando se
profetizó en Daniel 9 que el Príncipe Mesías entraría en escena. El ministerio
de Jesús en la tierra duró tres años y medio, lo que en la línea temporal sería
en el año 30 D.C. cuando lo terminó y, a través de Su muerte, puso fin al
sacrificio y a las ofrendas. Cuando murió en la cruz, a los ojos de Dios se
puso un fin al sacrificio y a las ofrendas; ya que Jesús había vuelto al antiguo
pacto obsoleto, viejo, y próximo a desaparecer. (Ver Hebreos 8:13)
El versículo 25 dice, hablando de Jerusalén: “Se volverá a edificarla
plaza y el muro en tiempos angustiosos.” Y después continúa: “Y después de
las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el
pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudady el santuario…”
(Daniel 9:26) La primer parte de este versículo marca la crucifixión de Jesús.
La segunda mitad comienza hablando de otra persona, de un príncipe que ha
de venir y destruirá la ciudad y el santuario. Es importante entender esta línea
divisoria en el versículo 26. Luego de que al Mesías (Jesús) le fuese quitada
la vida, el tema lógicamente gira hacia otro personaje. La profecía respecto al
segundo individuo (el príncipe) continúa: “y el pueblo de un príncipe que ha
de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y
hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.” (Daniel 9:26). Todo
esto habla del príncipe que habría de venir en contra de Jerusalén. A través de
toda la historia de la Iglesia, esto ha sido interpretado como una referencia al
General Tito, quien destruyó la ciudad y el santuario en el año 70 D.C.
Luego, en el versículo 27, el versículo vuelve a hablar de Jesús, diciendo: “Y
por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana
hará cesar el sacrificio y la ofrenda” Este versículo habla del último “siete”,
durante el cual Jesús confirmó un pacto con muchos a través de Su ministerio
terrenal. En el medio de estos siete años, Él le puso un fin al sacrificio a
través de Su muerte. Como estamos leyendo una traducción al español, puede
que no entendamos la estructura de la profecía, y por eso podemos perdernos
este ida y vuelta entre los dos personajes de la profecía; pero así era como
esto era entendido en la Iglesia hasta la llegada de Darby, quien cambió el
sujeto de esta predicción y dijo que hablaba del anticristo.

Lo que en realidad nos presenta Daniel 9, es una profecía de cinco


partes acerca del Mesías y de los eventos que rodeaban a la introducción del
nuevo pacto:

1. Predice el año de la llegada del Mesías. Literalmente predijo el año


exacto en que Jesús entraría en escena: 27 D.C.

2. Predice la muerte del Mesías.

3. Predice el fin del antiguo pacto. Esto se muestra cuando el texto


habla del “fin del sacrificio y de la ofrenda” ¡Eso es el fin del antiguo
pacto!

4. Predice la confirmación de un nuevo pacto. Esto está implicado en


el versículo 27, donde dice: “Y por otra semana confirmará el pacto
con muchos” En otras palabras, el Mesías establecería un nuevo
pacto.

5. Predice la destrucción de Jerusalén.

Todo esto se predice en solo cuatro versículos. En resumen, 483 años


(desde el año 457 A.C. al 27 D.C.) pasaron desde el mandato de restaurar
Jerusalén hasta que el Mesías apareció en escena. La primera mitad de los
últimos siete años fueron el ministerio terrenal de Jesús, que culminó en el
año 30 D.C., cuando Jesús puso un fin al sacrificio y estableció un nuevo
pacto a través de Su muerte y resurrección. No detuvo el sacrificio de
animales, pero sí puso un fin al antiguo pacto ante los ojos de Dios el Padre.
Ahora Jesús es el perfecto sacrificio, haciendo nulo al antiguo pacto. Luego
de eso, quedan otros tres años y medio, llegando hasta el año 33 D.C.
Antes de estudiar los últimos tres años y medio, vamos a ver una
breve referencia que hizo Jesús respecto a esta profecía de Daniel 9:

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor; ¿cuántas veces


perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le
dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. (Mateo
18:21-22)

Este uso de setenta veces siete era una alusión a Daniel 9, que era una
profecía muy conocida y debatida en el primer siglo. Los judíos reconocían
que las 69 semanas de Daniel estaban pasando, y que era tiempo de que el
Príncipe Mesías entrase en escena. Por eso, todos estaban esperando
ansiosamente para ver cuando esto sucediese. Es por esta razón que este
período histórico estuvo tan lleno de falsos mesías. El pensamiento general
de estos falsos mesías era: “estamos cumpliendo el final de la profecía de
Daniel 9.” Por eso, Jesús usó esta profecía para enseñarle a Pedro una lección
sobre el perdón. Cuando Jesús le dijo que debía perdonar “hasta setenta
veces siete”, estaba haciendo alusión a los 490 años de gracia que el Padre le
había dado a Israel para que se arrepintiese. Él no estaba, como se enseña
popularmente, usando un número grande simbolizando infinitas veces. En
lugar de eso, se estaba refiriendo a una profecía que todos sabían y estaba
enseñando que deberíamos perdonar como perdona Dios, quien le había
dado a Israel 490 años de gracia. En contexto, Daniel 9 era muy conocido.
Los judíos estaban en búsqueda del Príncipe Mesías, pero Lo crucificaron
porque éstos no habían preparado sus corazones para recibirlo a Él y a Su
nuevo pacto.

LOS ÚLTIMOS TRES AÑOS Y MEDIO

Luego de la muerte de Jesús y Su resurrección, de acuerdo a la línea


temporal de Daniel 9, quedaban tres años y medio del período de gracia de
490 años para Israel. Estos últimos tres años y medio nos llevan a la muerte
de Esteban en Hechos 7:
Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los
dientes contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los
ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a jesús que estaba a la diestra
de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre
que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se
taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera
de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los
pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban,
mientras él invocaba y decía: Señor jesús, recibe mi espíritu. (Hechos
7:54-59)

Esto marcó el fin de los 490 años de gracia, esa temporada en donde
los israelitas estaban preparados para aceptar a Jesús como su Mesías. Con la
lapidación de Esteban, la ventana se cerró. El Padre había abierto una
oportunidad para que Israel entendiese y recibiese al Mesías incluso bajo el
antiguo pacto. Esto es exactamente lo que Esteban explicó en su monólogo
ante el Sanedrín. No obstante, rechazaron el mensaje y decidieron matarlo
por hereje. Esto, por supuesto, no significa que ningún judío fue salvo
después de esto. Simplemente quiere decir que la oportunidad de los judíos
para ver a Jesús bajo el antiguo pacto (antes de su destrucción) había
terminado. Con el asesinato de Esteban, los judíos sellaron su destino, que
Jesús había profetizado en Mateo 23:

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha


derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la
sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el
templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta
generación. (Mateo 23: 35-36)

Al final del año 33 D.C., los judíos decididamente escogieron el


antiguo pacto y rechazaron al Mesías. No mucho tiempo después, la Iglesia
comenzó a ponerse en marcha desde Jerusalén hacia todas las naciones
vecinas, y recibieron a los gentiles en el Reino. Por eso, el final de los 490
años marcó un cambio de paradigma significativo. Tres capítulos después,
Pedro recibe una visión en donde Dios le dice que no llame inmundo a lo que
él había purificado (los gentiles). Ahora el Evangelio era para todos. Por
supuesto que siempre fue para todos, pero pudo haber sido para todos
incluyendo a Israel, siendo más grandioso.

LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN

La última parte de Daniel 9 aún necesita explicarse: “la abominación


que causa desolación” (Daniel 9:27). Jesús mencionó esta parte de Daniel 9
específicamente en Mateo 24:

Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora


de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que
estén en Judea, huyan a los montes. (Mateo 24:15-16)

Jesús citó el último versículo de Daniel 9 y esperó que su audiencia lo


entendiese. Incluso el escritor del libro de Mateo añadió, “el que lee,
entienda.” En otras palabras, no era un concepto difícil de entender, y se
refería a algo que aquellos que oyeron a Jesús fuesen capaces de reconocer de
manera tal que pudiesen “huir a los montes.” Tuvo que haber tenido sentido
para ellos, y sabemos que lo tuvo, dado que, de hecho, escaparon de Jerusalén
al huir a las montañas. Para entender esto completamente, también debemos
considerar los versículos que le siguen:

Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en
la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en
el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas !ay de las que
estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que
vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá
entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del
mundo hasta ahora, ni la habrá. (Mateo 24:16-21)

Este versículo pone a la abominación de la desolación en un contexto


histórico:

1. “Orad, pues, que vuestra huida no sea…en día de reposo” Hay que
recordar que esto sucedió en el siglo primero, cuando era ilegal para
un judío caminar más de tres cuartos de milla en un día de reposo
(Ver Hechos 1:12). Por eso, si tenían que huir un Sábado, hubiese
sido difícil llegar lejos sin ser arrestados por violar el día de reposo.

2. “El que esté en la azotea, no descienda” Esto también habla de algo


cultural del siglo primero, cuando era común que la gente tuviese
casas con azoteas, en donde las personas solían pasar mucho tiempo.
Jesús estaba diciendo, “Si estás en la azotea, no pierdas tiempo yendo
a buscar tus cosas adentro, sino huye pronto.”

3. !Ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
Esto se refiere a la dificultad de huir desde Jerusalén a las montañas a
pie, mientras se estaba embarazada o cargando un bebé.

4. “Los que estén en Judea, huyan a los montes” Más que en ningún
otro versículo, esto indica que se trataba de un evento local que solo
aplicaba para los que vivían en Judea.

Luego de describir la prisa con la que debía huir, Jesús les cuenta la
ferocidad de lo que habría de ocurrir: “porque habrá entonces gran
tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora,
ni la habrá.” (Mateo 24:21). Aquí encontramos una gran pista que indica que
este evento no puede tratarse del fin del mundo. Si esos eventos estaban
programados para que sucediesen al final de la historia de la humanidad,
Jesús no hubiese tenido necesidad de decir, “ni la habrá.” Esta frase indica
que la historia continuaría después. Algunos dicen que esto debe pasar al
final del mundo porque, en su opinión, eventos más recientes en la historia
fueron peores que la destrucción del año 70 D.C. Ciertamente, si nos
centramos solamente en números, la destrucción de Jerusalén no fue la peor
de la historia. No obstante, Jesús no estaba diciendo que sería el peor evento
jamás registrado, sino que sería el peor evento en la historia de los judíos.
Cuando consideramos no solo el sufrimiento y el baño de sangre, sino
también la implicancia que tuvo para el judaismo, podemos decir que sin
duda lo acontecido en el año 70 D.C. fue el peor evento de la historia del
pueblo israelita. Luego de la destrucción babilónica, los judíos
reconstruyeron el templo y volvieron a Jerusalén. Pero incluso 1900 años
después de la destrucción romana, los judíos siguen sin tener un templo hasta
hoy en día. Incluso peor, los registros del sacerdocio fueron destruidos, lo que
significa que si incluso reconstruyesen el templo, no podrían restablecer
auténticamente el sacerdocio levítico. Por eso, el judaismo no podrá volver a
ser jamás el mismo que era antes del año 70. En resumen, más allá de la
destrucción, esto es lo que sufrieron los judíos:

1. Su templo fue destruido.

2. Todo el sacerdocio (8500 sacerdotes) fueron asesinados.

3. Murieron 1.1 millones de judíos, muchos de ellos de maneras


horribles.

4. Los registros genealógicos fueron destruidos, lo que significa que


nunca más podrán instaurar un verdadero sacerdocio levítico.

Por eso, el judaismo tuvo una transición del judaismo mosaico al


judaismo rabínico. La versión moderna del judaismo ni siquiera está
conectada con la versión antigua, porque ya no pueden juntarse en el templo
para ofrecer sacrificios. Por eso, la destrucción de Jerusalén en el año 70 fue
verdaderamente un evento devastador para los israelitas.

No obstante, hasta ahora esto no nos dice a qué se estaba refiriendo


Jesús cuando mencionó la abominación. En el pasaje paralelo, Lucas 21,
encontramos la identificación de Jesús de los eventos que Daniel llamó la
abominación de la desolación:

Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces


que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea,
huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que
estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de
retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.
Mas !ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y
caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las
naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los
tiempos de los gentiles se cumplan. (Lucas 21:20-24)
Aquí Jesús dice que “la abominación que causa desolación” serían
los ejércitos que rodearían a Israel para desolarla. Algunas traducciones usan
la palabra destrucción, pero una traducción más certera es desolación. Los
ejércitos que vinieron y destruyeron Jerusalén eran la abominación. Él
claramente les estaba diciendo, “Cuando ven a los ejércitos, huyan a los
montes.” Y esto fue exactamente lo que hicieron los cristianos primitivos.
Aproximadamente 1.1 millones de judíos no cristianos se quedaron en
Jerusalén y fueron asesinados, mientras que ningún cristiano se quedó en
Jerusalén. Todos ellos huyeron al Monte Pella cuando vieron a los ejércitos
romanos.85 Esto fue posible porque, de acuerdo a Flavio Josefo, el General
Cestio Galo primero vino en contra de Jerusalén, pero de repente se detuvo y
se retiró por un corto tiempo. Durante este retiro, los cristianos en la ciudad
huyeron rápidamente. Luego de esto, Cestio Galo volvió y continuó su
ataque. Eventualmente, fue sustituido por Tito, quien redujo la ciudad a
cenizas.

Mientras los cristianos huían, el resto de los judíos se quedaron en


Jerusalén, porque asumieron que Cestio Galo había ido por comida. Pensaron
que Dios estaba de su lado, y que por eso no podían perder. Nunca se
imaginaron que Jerusalén podía ser tomada, saqueada, y destruida; lo que
provocó que los judíos se revelasen incluso más en contra de Roma. Esta
rebelión constante causó que los romanos destruyesen Jerusalén hasta dejar la
ciudad en cenizas. Este contraste entre las acciones de los cristianos y los
judíos, fueron la prueba más grande de que los primeros habían interpretado
Mateo 24 correctamente. Jesús les advirtió todo lo que debía pasar; y los
cristianos siguieron Sus instrucciones y huyeron rápidamente, salvándose de
la destrucción. La historia prueba que la profecía de Jesús fue inmensamente
certera.

Por eso, a través de la profecía de Jesús de la abominación de la


desolación, podemos entender lo que Daniel 9 quiere decir: Jesús comenzó su
ministerio en el año 27 D.C. para “confirmar su pacto con muchos.” Jesús
incluso citó este pasaje en Mateo 26:28: “Porque esto es mi sangre, la cual
confirma el pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada como sacrificio
para perdonar los pecados de muchos.” (NTV) Él confirmó su pacto con
muchos. Jesús estaba parafraseando intencionalmente Daniel 9. Luego de
confirmar el pacto, puso un fin al sacrificio a través de Su propia muerte en el
año 30 D.C. En el año 33 D.C., la ventana de 490 años de gracia, se cerró, y
la historia comenzó a moverse en pos del clímax de la profecía de Daniel 9 en
la destrucción de la ciudad y el santuario a través de la abominación que
traería desolación, lo que aconteció en el año 70 D.C. Desde ese punto en
adelante en la historia, estamos en un pacto eterno y vivimos en un Reino
inamovible.

EMBAJADORES DE AMOR

Un entendimiento correcto de Daniel 9 y de la lectura apocalíptica del


Nuevo Testamento, nos llevará a darnos cuenta de varias conclusiones:

• La ira de Dios quedó en el pasado.

• El antiguo pacto desapareció.

• Vivimos en un nuevo pacto eterno, y en un Reino inamovible.

• El Reino está avanzando y creciendo, como la levadura que leuda toda


la masa.

• El Reino del nuevo pacto tiene una ley: “Ámense los unos a los otros
como yo los he amado.”

Estas realidades del Reino nos liberan del legalismo, el racismo, el


machismo, la ira, y la creencia de un Dios enojado. Sin esos engaños de la
religión, tenemos el mandato esencial: amar a los demás como Cristo nos
amó, haciendo avanzar el Reino como embajadores de amor.

Con esta misión, nuestro futuro como Iglesia se expresa en Efesios


1:9-10:

dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito,


el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en
Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las
que están en los cielos, como las que están en la tierra.

Nuestro futuro espera la unificación de todo lo que está en el cielo con


lo que está en la tierra. Ahora mismo, el cielo y la tierra no están en unidad,
lo que significa que estamos yendo en pos de la misma. En donde sea que la
hambruna, la guerra, la corrupción política, el adulterio, el abuso, las
mentiras, la enfermedad, la muerte, y toda otra clase de maldad exista, crean
desunión entre el cielo y la tierra. Estamos aquí, como embajadores de Cristo,
para establecer esa unidad. En esto es lo que tenemos que trabajar: en traer el
cielo a la tierra. Contrariamente al pensamiento futurista, no estamos
esperando mayor desunión en la tierra para ser cada vez menos parecidos al
cielo. En lugar de eso, el cielo esta esperando que nosotros comencemos a
caminar en nuestra verdadera identidad y poderosamente lo traigamos a la
tierra. Algo está sucediendo en este momento. No se trata de una diferente
teología o una diferente perspectiva del futuro. Estamos dentro de un nuevo
pacto, lo que significa que ya estamos viviendo como embajadores, bajo la
ley del amor. Podemos ver esta ley del amor muy claramente en la primer
carta de Pablo a los Tesalonicenses:

Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de


tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más procuramos con
mucho deseo ver vuestro rostro; por lo cual quisimos ir a vosotros, yo
Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó. Porque
¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No
lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?
Vosotros sois nuestra gloria y gozo. Por lo cual, no pudiendo
soportarlo más, acordamos quedarnos solos en Atenas, y enviamos a
Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en
el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a
vuestra fe, a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones;
porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos.
Porque también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a
pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis. Por lo cual
también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de
vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro
trabajo resultase en vano. (1 Tesalonicenses 2:17-3:5)
Aquí Pablo habla con una gran pasión de su gran anhelo de ver a los
cristianos de Tesalónica. Podemos sentir su corazón. A pesar de que no
estaba físicamente con ellos, sus pensamientos estaban continuamente en
ellos, y sentía dolor al estar separado de la iglesia, incluso por un breve
tiempo. Por causa de este profundo e intenso amor, él había hecho esfuerzos
para verlos. Esto fue muy emocional, sincero, y amoroso de Pablo; y es la
clase de corazón que empezamos a desarrollar cuando vivimos en el nuevo
pacto. Radicalmente nuestros corazones se volverán tiernos y llenos de
emociones, tal como el de Pablo. En el nuevo pacto, nuestros corazones no
funcionan como nuestros antiguos corazones lo hacían. Nuestros viejos
corazones estaban llenos de inseguridades, miedos, legalismo, y toda clase de
basura que nos impedía vivir amando plenamente a los demás. Pero nuestros
corazones están diseñados para ser intensos, para anhelar la conexión con los
demás, y para sentirse solos cuando nos alejamos de nuestras relaciones
cercanas. Para algunos, eso puede haber sonado muy extremo, pero la verdad
es que estamos llamados a vivir con estos corazones apasionados del nuevo
pacto, llenos de amor a la gente. Y, de hecho, nuestros corazones del nuevo
pacto están programados para amar de esta manera. No es difícil o
complicado; es la maravillosa manera en la que Dios nos creó.

Cuando abramos nuestro corazón con las personas y mantengamos


una conexión, veremos que incluso cuando seamos heridos o haya
desacuerdos, seremos capaces de superar la situación con una mayor pasión y
un mayor amor. Este amor es la demostración del nuevo pacto. Muchos de
nosotros ya hemos aprendido a demostrar el Reino a través del poder
sobrenatural y de la autoridad. De la misma manera, nuestra demostración del
nuevo pacto es el desarrollo de una familia de la fe, con corazones abiertos, y
relaciones apasionadas libres del legalismo, el miedo, y la inseguridad.
Podremos saber que estamos viviendo en el nuevo pacto cuando la gente
pueda mirarse los unos a los otros a los ojos y hablar de las cosas más
profundas, y de sus problemas personales, porque se habrán encontrado con
una verdadera familia. Esta es la manera en la que el nuevo pacto se
demuestra.

PREGUNTAS DE REPASO
1. ¿Cuándo viviremos en un pacto eterno y en un Reino inconmovible?

2. ¿Qué versículo del libro de Josué demuestra que ya no estamos


esperando que promesas del antiguo pacto se cumplan?

3. ¿En dónde se menciona el período de siete años en el libro de


Apocalipsis, y en dónde se menciona en los evangelios sinópticos?
Cita todas y cada una de las veces en que el Nuevo Testamento
mencione a este período.

4. ¿Cuáles son las cinco partes de la profecía de Daniel 9?

5. ¿Por qué fue el año 70 D.C. lo peor que le pudo haber pasado jamás al
pueblo judío?

6. ¿Cuál fue la abominación que causa desolación?

80 Showers, There Really Is a Difference?, 103-111. Showers, un


dispensacionalista devoto, explica la diferencia entre las dos perspectivas y
demuestra las conclusiones lógicas del verdadero pensamiento
dispensacionalista.
81 Hagee, Final Dawn over Jerusalem, 108-109. El Capítulo 3: Zion’s
Christian Soldiers?, provee una perspectiva de gran ayuda para comprender
esta perspectiva.
82 Weigel, “Christian Number-Crunching”
83 Originalmente, los futuristas decían que el templo se reconstruiría en su
lugar original, en la Cúpula de la Roca, que es también uno de los lugares
más sagrados para el Islam. No obstante, debido a que la probabilidad de que
esto suceda es muy baja, en los últimos años algunos han sugerido que el
templo en realidad se construiría en un lugar diferente y en una locación
menos problemática.
84 Henry, Matthew Henry Commentary, Daniel 9.
85 Eusebio, Historia Eclesiástica, Vol 3., Capítulo 5, Sección 3.
CAPÍTULO DIECINUEVE

MATEO 24: EL FIN DEL MUNDO


En el último capítulo, nos centramos en el estudio de una
interpretación apropiada de Daniel 9 y cómo se relaciona con el nuevo pacto.
En este capítulo, vamos a echarle un vistazo a Mateo 24 a la luz del nuevo
pacto.86

CUATRO PERSPECTIVAS BÁSICAS DE LA ESCATOLOGÍA

La escatología es importante porque moldea la manera en la que la


gente entiende el Reino y lo que significa vivir en el nuevo pacto. El tema
central de la escatología es el cambio de pacto, del antiguo al nuevo. La
palabra escatología es una combinación de la palabra eschatos (que significa
“lo último” o “las últimas cosas”) con el sufijo –logia (que significa “el
estudio de”). Entonces, la escatología es “el estudio de las últimas cosas.”
Otros términos que también se utilizan a menudo en la Biblia para definir este
concepto son el fin del mundo, el fin del siglo, o el fin de la era. Como hemos
discutido en el Capítulo 17, los últimos tiempos no están en nuestro futuro.
No obstante, un término muy similar, el último día, sí está en nuestro futuro.
Los últimos tiempos tuvieron lugar en el siglo primero, entre el año 30 D.C. y
el 70 D.C. Esos fueron los últimos tiempos, no del planeta, sino del sistema
del antiguo pacto. El día cuando el templo fue destruido fue el último de los
últimos días. El Nuevo Testamento por completo fue escrito antes de, y para
la preparación de la culminación de los últimos tiempos, mediante la
destrucción de Jerusalén y el templo. Esta creencia sobre los últimos tiempos,
que es una creencia central de la Teología del Mejor Pacto, difiere de muchas
de las perspectivas modernas.
Para entender esto, primero examinaremos brevemente cada una de
las principales perspectivas imperantes de la escatología: futurismo,
idealismo (o perspectiva espiritual), historicismo, y preterismo.

El futurismo es la creencia básica de los eventos apocalípticos


descriptos en la Escrituras, que postula que los mismos acontecerán en el
futuro. Dentro de este campo, hay tres divisiones relacionadas a cuándo la
Iglesia será raptada: pre-tribulacion, mediados de la tribulación, y post-
tribulación.

El idealismo, también conocido como perspectiva espiritual, entiende


el libro de Apocalipsis y pasajes relacionados como alegorías. En otras
palabras, lo concibe como una historia en donde cada cosa tiene un lenguaje
simbólico. Por eso, de acuerdo a esta perspectiva, el libro de Apocalipsis no
fue escrito como una guía para ser aplicada por individuos específicos dentro
de un período histórico determinado. En cambio, creen que se trata de una
colección de imágenes que siempre significan lo mismo para todos nosotros.
Siempre habrá sistemas bestiales en los gobiernos del mundo, y siempre
podemos ser animados cuando leemos que debemos estar firmes con la
palabra de nuestro testimonio y la sangre del Cordero. Esta es una perspectiva
moderna, que tiene aproximadamente cien años.

El historicismo ubica los eventos del libro de Apocalipsis en los


últimos dos mil años y lo alinea con diferentes personajes históricos.
Extiende el libro de Apocalipsis sobre toda la historia y le asigna diferentes
eventos a diferentes períodos históricos. Por ejemplo, muchos de los pasados
historicistas, han identificado a Napoleón Bonaparte como la Bestia de
Apocalipsis 13. Esto significaría que el material de los primeros 12 capítulos
ya se han cumplido en la historia, pero también que los capítulos que le
siguen se cumplirían en el futuro hasta el fin del libro y el fin del mundo.
Como es difícil de apoyar, especialmente cuando la llamada bestia muere,
muchos la han combinado con el idealismo para decir que algunos personajes
históricos, como Napoleón, representan al espíritu o al principado de la
bestia.

El preterismo deviene de una palabra en latín cuyo significado es


“pasado.” En otras palabras, esta es la perspectiva que dice que los eventos
apocalípticos pronosticados en el Nuevo Testamento ya han sucedido en
nuestro pasado, en el año 70 D.C. Por eso, es lo opuesto al futurismo. Dentro
del preterismo existen dos campos principales: preterismo parcial y
preterismo total. Hay una tercera división a la que voy a llamar preterismo
Kik (basada en el nombre de su creador, J. Marcellus Kik.)

CARISMÁTICOS, TEOLOGÍA DEL PACTO, Y SIONISMO.

Los cristianos carismáticos son aquellos que han avanzado del Plano
de la Iglesia al Plano Sobrenatural, y a veces hasta el Plano del Reino. Aun
así, muchos de ellos no pueden seguir avanzando al Plano del Nuevo Pacto
por su lente teológico. Hemos examinado muchas veces las implicaciones del
dispensacionalismo y de la teología del pacto. Sin repetir todo lo que dijimos
antes, ahora vamos a resaltar cómo estos dos grupos se relacionan con el
movimiento carismático.

Primero, los dispensacionalistas por lo general no son carismáticos,


porque éstos creen que vivimos en la era de la Iglesia, y que la era de
sobrenatural está después o durante el milenio. Para ellos, todo lo
sobrenatural está reservado para algún día en el futuro. Los
dispensacionalistas usualmente también creen que cuando el último de los
apóstoles originales murió, la era de los apóstoles culminó, y que los dones
sobrenaturales cesaron hasta el milenio. Algunas variaciones existen respecto
a cuándo creen que los dones cesaron, pero el punto es que no creen que los
dones sobrenaturales existan hoy. Por lo tanto, es muy raro que un
dispensacionalista sea carismático porque estos dos se contradicen el uno al
otro.

En contraste al dispensacionalismo, están aquellos que se aferran a la


teología del pacto. Éstos creen que los pactos son una revelación progresiva,
y que cada pacto se construye en la cima del anterior. Basándose en esto, el
nuevo pacto es esencialmente un antiguo pacto renovado. El problema con
esto es que, como hemos discutido largamente en capítulos anteriores, es la
falla en reconocer los distintos tipo de pacto (de concesión, de paridad, y de
vasallaje) y por lo tanto, el importante cambio entre el antiguo pacto y el
nuevo pacto. Como resultado, los teólogos del pacto combinan todos los
pactos en uno. Entonces, a pesar de que vivimos en el nuevo pacto y que el
antiguo pacto se ha extinguido, ellos no creen que ha desaparecido para
siempre. De acuerdo a ellos, no tenemos que hacer sacrificios o ir al templo,
ni seguir leyes civiles o alimenticias, pero sí necesitamos seguir algunas leyes
de la Ley del antiguo pacto. La mayoría de los cristianos carismáticos
pertenecen a este grupo. Es la base de su doctrina, aunque no se la identifique
ni se la nombre como tal. Vemos no la prueba de esto, no obstante, en el
nacimiento de movimientos como el Movimiento Mesiánico, cuyo fin en
restablecer algunas partes del antiguo pacto.

Otro trasfondo de gran parte del movimiento carismático está


enfocado en Israel, y se llama Sionismo. El sionismo cristiano es un
movimiento en sí mismo, que está íntimamente relacionado con el
movimiento carismático. Muchos creen que el sionismo cristiano es
increíblemente positivo para los judíos. No obstante, lo que no se menciona
es la creencia fundacional de este movimiento (que tiene una escatología
futurista). La misma consiste en la esperanza de que ciertas profecías de
Zacarías se cumplan en el futuro, incluyendo las promesas que hablan de dos
tercios del total de los israelitas siendo destruidos en algún momento.87 El
énfasis en llevar a los judíos de vuelta a su tierra natal está basado, al menos
en parte, en la creencia que de su regreso iniciaría el tiempo final. Luego,
ellos creen, la Iglesia será raptada e Israel será atacada ferozmente, dando
como resultado que solo un tercio del total de judíos sobrevivan para ver el
regreso de Jesús a Jerusalén. Mientras que algunos cristianos creen que no ser
sionista es anti-semita, en realidad es lo opuesto. El cristianismo sionista es,
en su fundamento, anti-semita, porque cree y espera una destrucción de la
mayoría de los judíos. Los cristianos sionistas también han perpetuado la
creencia de que los judíos y los gentiles aún siguen separados, y que Dios
tiene planes diferentes para cada uno.88 Esto contradice directamente la
realidad del nuevo pacto explicada en Efesios 2, en donde dice que la pared
de separación entre los judíos y gentiles ha sido demolida. Como resultado,
somos “una nueva humanidad” en Cristo Jesús (Efesios 2:15)

Esta es una de las creencias fundamentales de gran parte del


cristianismo carismático, causando que muchos de ellos vivan en el antiguo
pacto con un foco en lo que creen que pasará en los últimos tiempos. Si
entendemos el cambio de pacto que estaba tomando lugar en el siglo primero,
luego será fácil entender el tema de la escatología. Aferrándose a una teología
del pacto, es casi imposible entenderla apropiadamente. Para entender el
cambio de pacto, necesitaremos estudiar el preterismo en mayor detalle.

PRETERISMO TOTAL, PARCIAL, Y KIK

El preterismo total está compuesto por muy pocos representantes,


incluso históricamente hablando, pero su influencia se ha incrementado en los
últimos veinte años. Éstos claman que cada una de las profecías de la Biblia
se cumplió en el año 70 D.C., lo que significa que no queda nada por cumplir
en nuestro futuro. En contraste, la mayoría de los preteristas integran el
campo del preterismo parcial, que enseña que la mayoría de las profecías ya
se han cumplido, pero que aún quedan algunas por cumplir en nuestro futuro,
por ejemplo: el regreso de Jesús, la resurrección de los muertos, y el juicio
final. Algunos se refieren a los preteristas totales como hiper-preteristas,
obviamente de manera despectiva. En respuesta, los preteristas totales se
llaman a sí mismos preteristas consistentes. Pero esa clase de terminología
no es ni necesaria ni constituye un lenguaje académico que sea de ayuda.

La creencia de que Jesús volverá en el futuro es una parte


fundamental del preterismo parcial. Se basa, en parte, en 1 Corintios 13:10,
en donde dice: “Mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se
acabará.”, hablando de los dones espirituales. En otras palabras, cuando
venga lo perfecto, ya no vamos a necesitar hablar en lenguas, ni profetizar, ni
sanar a los enfermos. La mayoría de las personas interpretan a “lo perfecto”
como el regreso de Cristo, porque entonces esos dones no serán necesarios.
No obstante, los preteristas totales creen que este versículo ya se ha
cumplido, y es por esta razón por la que los éstos no creen en los dones
sobrenaturales. El preterismo parcial encaja mucho mejor con la creencia
carismática de que los dones del Espíritu siguen en operación hasta hoy.
Interesantemente, muchos preteristas parciales son cesacionistas y no creen
que los dones del Espíritu sigan en ejercicio.

Como he mencionado, hay una tercer campo dentro del preterismo,


que yo he llamado preterismo Kik. En 1971, J. Marcellus Kik publicó su
excelente libro, An Eschatology of Victory. En él, se estudia la historia del
año 70 D.C. y conecta los puntos de cómo se cumplieron, pieza por pieza, las
profecías de Jesús en Mateo 24 en este evento. Este libro fue un trabajo
importantísimo para el momento en que fue publicado, y hace un trabajo
excelente al mostrar el cumplimiento de Mateo 24.

La debilidad del preterismo Kik es que divide las tres preguntas de


Mateo 24:3, y plantea que se cumplirán en dos períodos diferentes:

1. ¿Cuándo sucederán estas cosas? (70 D.C.)

2. ¿Cuál será la señal de tu venida?89 (70 D.C.)

3. ¿Y del fin del siglo? (Algún día en nuestro futuro)

Al interpretar la profecía de Mateo 24 de esta manera, Kik mostró que


no tenía entendimiento del cambio de pacto que estaba teniendo lugar en el
siglo primero. Kik esencialmente tomó las predicciones de Jesús y las alineó
con su cumplimiento histórico, lo que es de ayuda; pero no tomó en cuenta
que Jesús estaba hablando del fin de la era del antiguo pacto. Por eso,
aquellos que siguen el método de Kik pueden ver las profecías de Jesús
tomando lugar en el pasado, pero no pueden ver el cambio de pacto.

Cuando la gente no reconoce este cambio, no pueden ver que los


últimos tiempos o últimos días eran términos usados para referirse a la
transición entre el año 30 al 70 D.C. Como consecuencia, algunos cristianos
“estiran” los últimos días para que encajen desde la cruz de Cristo hasta el
regreso de Cristo…por lo tanto, dicen, ¡estamos viviendo los últimos tiempos
desde siempre! Como resultado del preterismo Kik, un gran grupo de
cristianos creen que en el año 70 D.C. se cumplió Mateo 24, pero no le dan
importancia al cambio de pacto. En lugar de eso, creen que los últimos días
han continuado desde la cruz hasta el presente. Hechos 2 es uno de los
pasajes que suelen utilizarse para apoyar a esta creencia:

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice
Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y
vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y
vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y
sobre mis siervas en aquellos día derramaré de mi Espíritu, y
profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en
la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en
tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor,
grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor,
será salvo. (Hechos 2:16-21)

Ellos no comprenden que este pasaje ya se ha cumplido, porque


interpretan que el cumplimiento de la misma es Dios derramando de Su
Espíritu sobre cada persona sobre el planeta. Por eso, entienden que los
últimos días se extienden hasta nuestro futuro, hasta que en algún momento
cercano al fin del mundo, cada persona tendrá al Espíritu. Los preteristas Kik
se aferran ardientemente a la creencia de que el fin del siglo se refiere al fin
del mundo; pero el hecho es que la Biblia no menciona de ninguna manera al
fin del mundo. Por el contrario, muchos versículos hablan de una tierra que
no tendrá fin (Ver Eclesiastés 1:4; Salmos 78:69; Salmos 104:5) No solo eso,
sino que la palabra traducida como siglo en la frase el fin del siglo (Ver
Mateo 24:3) es aion, que significa “un período histórico.” En contraste, la
frase el fin del mundo requeriría el uso de la palabra griega kosmos, que
significa “el mundo, el universo.” Claramente, esta creencia acerca de que los
últimos días o el fin del siglo hablan del fin del mundo, es problemática es
muchos niveles.

En la Teología del Mejor Pacto, entendemos que Hechos 2 se refiere a


la transición del antiguo pacto, en donde solo unos pocos individuos tenían al
Espíritu Santo; al nuevo pacto, en donde todos los creyentes tenemos al
Espíritu. Por esta razón, no habla de algo que se cumplirá en el futuro, sino
de algo que Jesús consiguió en la cruz. Ahora todas las personas pueden tener
al Espíritu derramado sobre ellos, sin importar su edad, su género, o su
posición. El bautismo del Espíritu Santo está disponible para todos, y ese fue
el punto del que estaba hablando Pedro. No se trata de la cantidad (cuántos
son llenos), sino de la inclusión de los gentiles (cuántos pueden ser llenos).
En el nuevo pacto, el Espíritu está disponible para todos de una manera en la
que nunca estuvo. El hecho de que la profecía de Joel se refiera a un tiempo
específico entre el año 30 y el 70 D.C., se confirma con el recordatorio de
esta profecía, que continúa hasta predecir el evento que tuvo lugar en el año
70 D.C. Usando el típico lenguaje apocalíptico que en toda la Biblia se utiliza
para referirse a la destrucción de una ciudad, Joel profetiza:

Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas


de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes
que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que
invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion
y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el
remanente al cual él habrá llamado. (Joel 2:30-32)

Este pasaje habla de lo que sucedió en el año 70 D.C. Esta clase de


imágenes se usan simbólicamente a través del Antiguo Testamento; pero, no
obstante, muchas personas quieren interpretar el mismo lenguaje en el Nuevo
Testamento de manera literal, diciendo que hasta que estos eventos
apocalípticos pasen, las profecías estarán sin cumplirse. El problema con esto
es, por supuesto, que no solo que viola a la interpretación de la Biblia en sí,
sino que también es completamente irrealista. Por ejemplo, imagina si
Apocalipsis 6:12-14 se cumpliese literalmente:

Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y


el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda
como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la
higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.
Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo
monte y toda isla se removió de su lugar.

Eso marcaría prácticamente el fin del planeta tierra. Aun así, el libro
de Apocalipsis continúa por dieciséis capítulos más. La gente judía entendía
este simbolismo, pero miles de años después, muchos cristianos lo han
pasado por alto completamente.

UN SOLO CUMPLIMIENTO

Una táctica común de los futuristas es decir que las predicciones de


Jesús en el año 70 D.C. fueron exactas, pero que en realidad fueron una mera
figura de lo que será el verdadero cumplimiento, que será en el fin del
mundo. Para un preterista Kik, no hay defensa contra este razonamiento. Pero
para un verdadero preterista parcial, la refutación es fácil y obvia. Si
entendemos Mateo 24 y el año 70 D.C. a la luz del cambio del antiguo pacto
al nuevo pacto, nos daremos cuenta de que estos eventos jamás podrán
suceder nuevamente. Mateo 24 habla del fin de la era del antiguo pacto, y eso
es algo que jamás se repetirá porque ahora vivimos en un pacto eterno que
jamás será reemplazado.

Mirando nuevamente al contexto, vemos cómo claramente Jesús


predijo la destrucción venidera. En Mateo 21, luego de Su entrada triunfal en
Jerusalén, Jesús contó muchas parábolas acerca de la dureza del corazón de
los judíos, incluyendo la parábola de los viñadores (Ver Mateo 21:33). Al
final, Él pregunta: “Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a
aquellos labradores?” (Mateo 21:40) Los fariseos respondieron:

Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su


viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. (Mateo
21:41)

Así, declararon su propio fin. No obstante, un par de versículos


después, dice: “Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los
fariseos, entendieron que hablaba de ellos.” (Mateo 21:45). Ellos claramente
entendieron que Él estaba prediciendo su destrucción. Eso significa que sus
discípulos también lo entendieron. En el siguiente capítulo, Jesús continúa
haciendo declaraciones muy duras sobre los judíos con la parábola del
banquete de las bodas, que termina con estas palabras: “Al oírlo el rey, se
enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su
ciudad.” (Mateo 22:7) Luego, en Mateo 23, él pronunció siete lamentaciones
sobre los fariseos. Al final del capítulo, declara:

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha


derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la
sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el
templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta
generación. (Mateo 23:35-36)
Inmediatamente después, declara la destrucción del templo en los
primeros dos versículos de Mateo 24:

Cuando jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos


para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo:
¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre
piedra, que no sea derribada. (Mateo 24:1-2)

En este punto, los discípulos debieron haberse sentido abrumados y


quizás atemorizados por lo que Jesús había dicho. Sabían que eso los
afectaría a ellos y a su mundo en un futuro inmediato, entonces le
preguntaron a Jesús cuándo estas cosas sucederían y qué señales les
mostrarían que estaban cerca del cumplimiento. Claramente, en el contexto
de todo lo que Jesús acababa de decir, no le estaban preguntando respecto al
fin del mundo sino acerca de la destrucción venidera, que marcaría el fin de
la era del antiguo pacto.90

LOS PARALELOS

En Mateo 24:3 hay tres preguntas: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué
señal habrá de tu venida y del fin del siglo?, mientras que en los pasajes
paralelos de Lucas y Marcos solo contienen dos preguntas:

Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal


habrá cuando estas cosas estén para suceder? (Lucas 21:7)

Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas
estas cosas hayan de cumplirse? (Marcos 13:4)

Los preteristas Kik creen que las dos preguntas Marcos y Lucas,
como así también las dos primeras preguntas de Mateo, se han cumplido en el
año 70 D.C; pero plantean que la tercer pregunta de Mateo 24:3 es acerca del
fin del mundo. Llegan a esta conclusión porque piensan que Mateo 24:36-51
profetiza eventos que no están incluidos en Lucas 21 y Marcos 13. Si ese
razonamiento es cierto, entonces las parábolas de Mateo 24:36-51 no
deberían tener paralelos en Marcos o Lucas, pero como podemos ver en la
siguiente tabla, los paralelos sí existen:

Mateo 24: Tres preguntas Lucas 21: Dos Marcos 13: Dos
preguntas preguntas
Mateo 24:36-41 Lucas 17:20-36 ----------

Días de Noé/Dos hombres en un


campo
Mateo 24:42-44 Lucas 21:34-36 Marcos 13:32-37

Estén atentos
Mateo 24:45-51 Lucas 12:39-46 Marcos 13:34-37

Siervo fiel

De acuerdo a Kik, Mateo 24:36-51 se separa y habla únicamente del


regreso de Cristo y del fin del mundo.91 No obstante, lo que Kik pasó por alto
es que estas tres enseñanzas también aparecen en pasajes paralelos en Lucas y
Marcos, a pesar de que éstos no registran la pregunta respecto al fin del siglo
y, por lo tanto, ¡se supone que se cumplió en el pasado! En otras palabras, el
preterismo Kik solo puede seguir en pie si no se examinan los paralelos de
Marcos y de Lucas.

De hecho, cuando comparamos los tres pasajes más de cerca, lo que


vemos es que el orden de las parábolas y de las enseñanzas es completamente
diferente en cada libro. Lucas, por ejemplo, registra estas tres enseñanzas en
tres capítulos diferentes y en un orden diferente que el que aparece en Mateo
24. Es importante reconocer esto, porque nos muestra que los pasajes
profetizaron solo de un evento: el año 70 D.C. Si solo tenemos un evento en
vista, el orden no importa; pero si tenemos en cuenta el año 70 D.C. y el fin
del mundo, el orden es muy importante. La falta de una clara línea divisoria,
cuando se comparan a los tres evangelios sinópticos, es una prueba más de
que Jesús estaba hablando de un solo evento.

En resumen, de acuerdo a un contexto histórico, todo lo relatado en


Mateo 24 es una profecía de eventos que sucedieron en su totalidad en el año
70 D.C., que fue el fin del siglo. Es cuando nos damos cuenta de esto que
finalmente entendemos que el punto del fin del siglo era el fin del sistema del
antiguo pacto. Esto, si somos honestos, debería hacer que dejemos la teología
del pacto a un lado y que nos demos cuenta de que no podemos seguir
haciendo uso de un pacto que ya no existe. Como Pablo dijo en Romanos
10:4, “Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.”
Cristo marcó el fin. Él es el telos de la Ley para traer justicia a todos aquellos
que creen. El fin no es algo que sucederá en nuestro futuro, sino algo que
Jesús trajo para nosotros: el fin de la Ley.

CUATRO DIFERENCIAS

Esta es una pequeña explicación de cómo los preteristas Kik difieren


de los preteristas parciales:

1. Los preteristas Kik extienden el período de los últimos días desde la


cruz hasta el fin del mundo, porque no entienden que los últimos días
son una referencia al fin del antiguo pacto.

2. Los preteristas Kik se apoyan en la teología del pacto, y por lo tanto,


no ven diferencia entre el antiguo pacto y en nuevo pacto.

3. Los preteristas Kik asocian el fin del siglo con el fin del mundo, en
lugar de hacerlo con la era mosaica/la Ley.

4. Los preteristas Kik descartan la hermenéutica histórico-contextual a


favor de la teología del pacto. Primariamente, porque no entienden
correctamente el término el fin del siglo.

TRES TÉRMINOS IMPORTANTES

Todo esto nos lleva nuevamente a nuestra interpretación de tres


palabras griegas en el Nuevo Testamento: era o siglo (aion), fin, (telos) y
últimos (eschatos). Estas tres palabras aparecen en muchas partes del Nuevo
Testamento, y cómo las entendamos determinará si entendemos
adecuadamente la Escritura. Los escritores del Nuevo Testamento usaron
consistentemente estos términos para decir que estaban en los últimos días o
en el fin del siglo (es decir, que la era del antiguo pacto estaba por terminar y
que la era del nuevo pacto estaba comenzando) Este es un tema central en el
Nuevo Testamento, pero es pasado por alto por la mayoría de los lectores
modernos. En el capítulo 17, hemos discutido el uso de estas frases para
mostrar el período de transición entre los pactos y la expectativa de los
cristianos primitivos en ver el fin del antiguo pacto. En este capítulo, vamos a
estudiar estos términos nuevamente, pero desde una perspectiva un poco
diferente: para demostrar que los cristianos primitivos no utilizaron estos
términos para referirse al fin del mundo.

1. Siglo o Era (Aion)

Como se ha mencionado en el capítulo 17, los judíos del siglo primero


entendían que el tiempo se dividía en dos eras o siglos: la era presente,
malvada; y la era por venir, gloriosa. Lamentablemente, a pesar de que la
estaban esperando, muchos de ellos la dejaron pasar cuando vino. Ese era el
trasfondo con el que los escritores del Nuevo Testamento trabajaron, para que
fuese entendido por los lectores originales. Como el famoso teólogo y
escritor, N.T. Wright, estableció:

Si Jesús y la Iglesia primitiva utilizaron este lenguaje relevante de la


misma manera en la que sus contemporáneos, es muy poco probable
que se hubiesen referido a un fin del mundo literal; y es altamente
probable que se hubiesen referido a eventos dentro del espacio y
tiempo en los que ellos interpretaban como la llegada del Reino.92

Los judíos de los días de Jesús anticipaban un tiempo cuando la era


presente y malvada terminaría, y la nueva era, a menudo llamada el Reino
Mesiánico, fuese establecida. Claramente, no estaban enfocados en el fin del
planeta sino en el fin de la era malvada de la Ley. Vemos esta creencia de las
dos eras o siglos en muchos pasajes del Nuevo Testamento. en Mateo 12:32,
Jesús dijo:
A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le
será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será
perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.

Aquí, Él claramente se refiere a estos dos siglos. Vemos el mismo


concepto en Marcos 10:

Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que


haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o
mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no
reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos,
hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo
venidero la vida eterna.

De la misma manera, en Efesios 1:21, Pablo escribe acerca del


dominio de Jesús, que es “…sobre todo principado y autoridad y poder y
señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino
también en el venidero.” Este fue el comentario de Pablo luego de la cruz,
pero durante el período transicional. Por eso, él aún se refería a la era
malvada del presente, porque no se había terminado con el antiguo pacto.
Vemos referencias similares a la malvada era presente en muchos otros
pasajes (Ver Lucas 20:34; Romanos 12:2; 1 Corintios 2:6-8; 3:18; 2 Corintios
4:4; Gálatas 1:4) Estos versículos claramente presentan un contraste entre la
era antigua (presente para el primero siglo), que estaba a punto de
desaparecer con el antiguo pacto, y la nueva era, que había llegado con Cristo
y pronto sería establecida por completo. No obstante, los preteristas Kik
arrastran estos versículos al futuro y dicen que hablan del fin del mundo,
argumentando que estamos en la era malvada. Los preteristas Kik están
confundidos, porque creen que el fin del siglo y la culminación de los siglos
sucederán en el futuro. No obstante, 1 Corintios 10:11 demuestra justo lo
contrario:

Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para


amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los
siglos.

Pablo claramente estableció que la culminación de los siglos había


sucedido entre la gente de su tiempo. De la misma manera, en Hebreos 9:26
dice que Cristo apareció “…en la consumación de los siglos, se presentó una
vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el
pecado” Esto ya sucedió en el primer siglo. La palabra traducida como
“consumación” en este pasaje es una versión de la palabra griega para “fin”,
telos.93 Una de las definiciones de esta palabra es: “no es estrictamente la
terminación sino la consumación o la terminación que marca el comienzo de
una nueva época, era, o edad.” Esto es lo que esta consumación quiere decir
en este versículo. La consumación de los siglos completó a la era antigua y
marcó el comienzo de la nueva era. Claramente, fue un evento del siglo
primero.

También, era un evento que los discípulos esperaban, como podemos


ver en su pregunta en Mateo 24:3. Como cualquier otro judío durante ese
tiempo, esperaban que su era presente terminase. Jesús abordó sus
expectativas cuando Él les dijo a los discípulos que Él estaría con ellos
siempre y hasta el fin del siglo (algunas versiones han traducido esta palabra
como mundo. Ver Mateo 28:20) Él estaba respondiendo a su preocupación
respecto a la llegada del fin del siglo al asegurarles que Él estaría con ellos.
Esta declaración solo tiene sentido si se refiere a algo que sucedería en sus
vidas.

En Mateo 13, Jesús usó el término el fin del siglo para profetizar los
eventos del año 70 D.C., cuando Jerusalén fue reducida a cenizas:

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y


los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la
cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo…. Así
será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de
entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y
el crujir de dientes. (Mateo 13:39-40, 49-50)

Muchos cristianos han interpretado esto como el fin del mundo, pero
no es lo que los discípulos entendieron. Ellos interpretaron correctamente
porque estaba en la jerga de sus días, y entendieron que el fin del siglo se
refería al fin del antiguo pacto. Y ellos creyeron que pasaría pronto. Jesús les
había dicho que en el fin del siglo se separaría lo bueno de lo malo, y esto
pasó en el año 70 D.C., cuando los cristianos huyeron al Monte Pella justo
antes de que la ciudad fuese reducida a cenizas. En un sentido muy real,
aquellos que habían aceptado a Jesús y a Su nuevo pacto se separaron de
aquellos que no. En otras palabras, Mateo 13 no aplica para nuestro futuro o
para el fin del mundo.

Mateo 13 comienza con la parábola del sembrador. Luego, en el


versículo 24, se relata la parábola de las semillas. Los versículos del 31 al 35
hablan acerca del Reino siendo como una semilla de mostaza y como
levadura. Luego, comenzando en el versículo 36, encontramos la explicación
de la parábola de las semillas. El versículo 44 comienza con la parábola del
tesoro escondido y la perla. Esto culmina con la visión de la separación y el
juicio en el fin del siglo:

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en


el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la
orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.
Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos
de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el
lloro y el crujir de dientes. (Mateo 13: 47-50)

En conclusión para todo lo que Él había dicho, Jesús luego le


pregunta a Sus discípulos, “jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas
cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor.” (Mateo 13:51) En respuesta, Jesús
dice:

Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es
semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y
cosas viejas. (Mateo 13:52)

Esa es la conclusión para todo Mateo 13. Les estaba diciendo que, en
ese período histórico, si la gente salía del mundo del antiguo pacto e iba al
mundo del nuevo pacto, serían aquellos que podrían ir y obtener los ejemplos
escritos para ellos, (Ver 1 Corintios 10:6, 11) como tesoros del Antiguo
Testamento para traerlos dentro del entendimiento del nuevo pacto. En otras
palabras, tal gente sería capaz de entender tanto el antiguo pacto como el
nuevo. Serían capaces de ir al Antiguo Testamento para sacar tesoros de él.
2. Fin (Telos)

Otra palabra en el Nuevo Testamento relacionada como lo que hemos


examinado es la palabra fin (telos). ¿El fin de qué? Los cristianos modernos
han interpretado muchos pasajes y dicen que hablan del fin del mundo, pero
esta palabra en realidad está contextualmente conectada con la frase anterior,
el fin del siglo. Por esta razón, puede ser de ayuda que cuando veamos que se
hable del fin en el Nuevo Testamento, insertemos “del siglo.” Por ejemplo, en
Mateo 10:22 dice: “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre;
mas el que persevere hasta el fin (del siglo), este será salvo.” Si pensamos
en lo que este versículo está diciendo, nos daremos cuenta de que no puede
estar hablando de salvación eterna, ni del fin del mundo. Ya recibimos
salvación al aceptar a Jesús como nuestro Salvador, no por perseverar hasta el
fin. Lo que en realidad este versículo dice, es que aquellos que permaneciesen
firmes en su fe y no regresasen al antiguo pacto, serían salvos de la
destrucción venidera del año 70 D.C. De la misma manera, Mateo 24:13 dice,
“Mas el que persevere hasta el fin (del siglo), éste será salvo.”

Similarmente, Jesús se refirió al fin del siglo cuando dijo, “Y oiréis de


guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario
que todo esto acontezca; pero aún no es el fin (del siglo).” (Mateo 24:6) y
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo (oikoumene94),
para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin (del siglo).”
(Mateo 24:14)

Pablo también usó este término para referirse al juicio venidero hacia
el sistema del antiguo pacto, como podemos ver en Romanos 10:4: “Porque
el fin de la ley (o del fin del siglo) es Cristo, para justicia a todo aquel que
cree.” El fin de la ley y el fin del siglo eran sinónimos, porque era la era de la
Ley la que estaba terminando.

La ira de Dios iba a derramarse sobre aquellos que no creyesen hasta


el fin del siglo, y el fin de la Ley. En contraste con aquellos que estaban
yendo a una destrucción segura, Pablo les promete a los creyentes: “El cual
también os confirmará hasta el fin (del siglo), para que seáis irreprensibles
en el día de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Corintios 1:8) Él no estaba
prometiendo que Dios los mantendría firmes hasta el fin del mundo. Eso no
tendría sentido, dado que los lectores originales murieron hace mucho
tiempo, y el mundo sigue existiendo. Por el contrario, Pablo estaba hablando
del fin del siglo, que muchos lectores originales vivieron para ver.
Similarmente, el autor de Hebreos escribió: “Pero Cristo como hijo sobre su
casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin (del siglo)
la confianza y el gloriarnos en la esperanza.” (Hebreos 3:6) El único fin que
los cristianos primitivos tenían en mente era el fin del siglo en el que estaban
viviendo. Estaban enfocados en ver el fin del antiguo pacto, no el fin del
mundo.

3. Último (Eschatos)

La tercer palabra griega, eschatos95, se traduce como “último” o


“postrero.” Muy a menudo aparece en la frase los últimos días o últimos
tiempos, expresiones que aparecen en las cartas del Nuevo Testamento. Por
ejemplo, en 2 Timoteo 3:1, Pablo escribe: “También debes saber esto: que en
los postreros días vendrán tiempos peligrosos…” Pablo le estaba declarando
esto a Timoteo, quien era contemporáneo a esos tiempos peligrosos. No
estaba haciendo una declaración acerca de un día en un futuro distante. Esos
tiempos horribles quedaron atrás. De la misma manera, Pedro escribe de los
últimos días: “…sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán
burladores, andando según sus propias concupiscencias.” (2 Pedro 3:3) Los
futuristas leen estos versículos y asumen que los postreros días hacen
referencia a algo en el futuro; no obstante, como dejó en claro el escritor de
Hebreos, el tiempo en que los postreros días tuvieron lugar fue en el siglo
primero: “En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien
constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”
(Hebreos 1:2)

Similarmente, el apóstol Santiago le escribe a los cristianos primitivos


acerca del peligro de estar distraídos por cosas materiales en el siglo primero:

Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra


vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis
acumulado tesoros para los días postreros. (Santiago 5:3)

Al final de esta exhortación, él dice: “Tened también vosotros


paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se
acerca.” (Santiago 5:8) Él estaba hablando de la venida del Señor en juicio
contra Jerusalén, no de su Segunda Venida. Su venida en juicio estaba muy
próxima en aquellos tiempos, y a la luz de eso, Santiago le advirtió a los
cristianos primitivos que no debían abarrotarse de cosas materiales, porque
debían huir rápidamente cuando viniese el tiempo.

En 1 Pedro, Pedro escribe:

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su


grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia
incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos
para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la
fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser
manifestada en el tiempo postrero. (1 Pedro 1:3-5)

En el versículo 20, agregó: “Cristo, a quien Dios escogió antes de la


creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio
de ustedes.” (NVI) “Éstos últimos tiempos” se refiere a los días en los que
Pedro vivió, el siglo primero.

El apóstol Juan también testificó de los últimos días. Escribió:


“Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo
viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es
el último tiempo.” (1 Juan 2:18)96 De la misma manera, Judas escribió:

…los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que


andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan
divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. (Judas 18-19)

En tiempo presente, Judas describe a los que estaban causando


divisiones en el siglo primero. Esta gente, decía, eran los que se había
profetizado que aparecerían en los últimos días. De estos versículos, podemos
ver que los apóstoles entendieron que los últimos días hacían referencia al
tiempo en el que ellos estaban viviendo, el tiempo hasta el final del siglo con
la destrucción de Jerusalén. Esto significa, para nosotros, que los últimos días
estuvieron en el pasado, y no estarán en nuestro futuro.

MATEO 25

Una pregunta lógica, como ya hemos estudiado Mateo 24, es “¿y qué
pasa con Mateo 25?” Mateo 25 habla acerca de las ovejas y de los cabritos y
del gran Trono Blanco. De acuerdo a una perspectiva preterista parcial, estos
eventos sí hablan de eventos que sucederán en nuestro futuro. Parte de la
razón para esta creencia es que Mateo 25 no tiene paralelos con otros
evangelios. Está completamente separado. Una segunda razón puede
encontrarse en el contraste entre Mateo 24 y Mateo 25. En Mateo 24:48, el
siervo malo se dice, “Mi señor tarda en venir.”, y comienza a golpear a sus
consiervos y a comer y beber con los borrachos. Pero estaba equivocado: el
señor vino inmediatamente (tal como el juicio del año 70 D.C. era
inminente). En contraste, Mateo 25 dice: “luego de un largo tiempo” el señor
vino a sus siervos para ponerse a cuenta con ellos. En Mateo 25, el tiempo al
que se hace referencia es en verdad muy largo, mientras que en Mateo 24 se
pensó que sería muy largo, pero fue un tiempo muy corto. También, en
Mateo 25:5 dice: “Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se
durmieron.” Esto suena mucho más como una referencia a la historia de la
Iglesia, que a la ventana de cuarenta años entre el año 30 y 70 D.C., cuando
la Iglesia estaba activamente esperando Su regreso y Su juicio contra
Jerusalén. De acuerdo a Milton Terry, la mayoría de los comentarios trazan
una línea en Mateo 25, diciendo que aquí Jesús comenzó a hablar de un
futuro realmente distante.

PENSAMIENTO FINAL

A pesar de que muchos líderes usen la terminología que hemos


estudiado en este capítulo y los relacionan con su sistema de creencias basado
en una teología de pacto, la verdad es: No estamos viviendo los últimos
tiempos. Los últimos tiempos hacen referencia a un tiempo horrible en la
historia humana que, gracias a Dios, pasó hace dos mil años. Ahora, estamos
viviendo en un nuevo pacto y en el Reino inconmovible. Estamos haciendo
avanzar el Reino, y mientras lo hacemos, Dios “está haciendo nuevas todas
las cosas” (Apocalipsis 2:15). Aún estamos haciendo avanzar el Reino, para
que cuando Jesús vuelva a la tierra, en el futuro, el cielo y la tierra se
encuentren y se combinen por completo. Ese evento aún está en nuestro
futuro, pero no es la culminación de los siglos. La culminación aconteció
cuando los dos pactos se encontraron en el siglo primero, y el antiguo quedó
obsoleto, para ser finalmente destruido por el nuevo.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Los dispensacionalistas típicamente no son carismáticos. ¿Por qué?

2. ¿Cuál es el tema central de la escatología?

3. Los preteristas totales creen que todas las profecías ya se cumplieron,


pero los preteristas parciales creen que todavía hay tres cosas por
cumplirse en el futuro. ¿Cuáles son?

4. ¿Cuáles son las palabras griegas traducidas para último, fin, y siglo?

PALABRAS CLAVE

Escatología Preterismo
Futurismo Preterismo total
Idealismo Preterismo parcial
Historicismo Preterismo Kik

MATERIAL RELACIONADO

J. Marcellus Kik, An Eschatology of Victory

86 Para un estudio en profundidad de Mateo 24, se recomienda leer el libro


del mismo autor, Raptureless: An Optimistic Guide to the End of the World
(Sin Rapto: Una Guía Optimista del Fin del Mundo)
87 “Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes

serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella.”


(Zacarías 13:8)
88 Sizer, 40-73
89 La palabra venida está conectada, en el pensamiento judío, con Dios
viniendo en juicio sobre una ciudad o nación. Lógicamente, no podían estar
preguntándole a Jesús respecto a su Segunda Venida, porque Él todavía no
había muerto y los discípulos no tenían ningún entendimiento de Su regreso.
En lugar de eso, claramente le estaban preguntando cuándo iba a venir en
juicio en contra de Jerusalén.
90 Como se mencionó previamente, el concepto del fin del mundo no está en
la Escritura y era una idea completamente extraña para los discípulos.
91 Kik, An Eschatology of Victory, 158-165.
92 Wright, jesús and the Victory of God, 2:321
93 Concordancia Strong, Griego #4930
94 Concordancia Strong, griego #3625: una región localizada, no el planeta
tierra.
95 Concordancia Strong, Griego #2078
96 El término anticristo solo se usa cuatro veces en el Nuevo Testamento, tres
veces en 1 Juan, y una en 2 Juan. Siempre y únicamente se usa para referirse
a una falsa enseñanza del siglo primero, que clamaba que Jesús no había
venido en carne. Esta era parte de la herejía gnóstica del siglo primero.
Welton, Raptureless, 138-141.
CAPÍTULO VEINTE

APOCALIPSIS: EL FIN DEL


PACTO MOSAICO
El énfasis fundamental de la escatología es el cambio del antiguo
pacto al nuevo pacto. Si realmente queremos entender el libro de Apocalipsis,
debemos reconocer esta verdad.

EL DESAFÍO DE APOCALIPSIS

De alguna manera, el libro de Apocalipsis parece encajar mejor con


los libros proféticos del Antiguo Testamento que con los del Nuevo
Testamento. Es el único libro de este tipo (literatura apocalíptica) del Nuevo
Testamento. de hecho, la típica literatura de este tipo de la época, escrita por
los griegos y romanos, nunca tuvo el fin de ser interpretada. En lugar de eso,
algunos escritos tenían una gran cantidad de símbolos sin interpretación, con
el único fin de mostrar que algo horrible, trágico, y épico había tenido lugar.
Esa era la versión pagana de la literatura apocalíptica, en donde el libro de
Apocalipsis en realidad no encaja demasiado, porque está lleno de símbolos
que sí necesitaban ser interpretados y entendidos.

Muchos estudiosos dicen que el libro de Apocalipsis es el libro más


hebreo del Nuevo Testamento, porque tiene casi el doble de la extensión del
libro de Hebreos y está lleno de citas del Antiguo Testamento. La mayoría de
estas citas vienen del libro de Ezequiel, pero también hay un número
significativo de citas de Isaías y Jeremías. Estos tres profetas profetizaron
inmediatamente antes de la destrucción de Jerusalén en manos de Babilonia.
Ese es un factor importante a considerar, pero que examinaremos en más
detalle más adelante en este mismo capítulo.

Como el libro de Apocalipsis es tan hebreo, no puede ser entendido


sin el trasfondo de la cultura e historia hebrea del Antiguo Testamento. No
obstante, muchos cristianos nuevos se fascinan por este libro por las
interpretaciones sensacionalistas que los medios le han dado. Por eso, se
saltean los otros sesenta y cinco libros de la Biblia y estudian Apocalipsis de
lleno. El problema con esto es que están tratando de entenderlo sin entender
apropiadamente a los otros libros, y eso los lleva a una interpretación errónea
e ingenua. Del otro lado del espectro, tremendos maestros de la Biblia de
todas las generaciones, incluidos algunos reformadores, se han abstenido de
comentar el libro de Apocalipsis por considerarlo demasiado hermoso,
profundo, complejo, y misterioso. Creían que un simple comentario de ellos
sobre este libro no le haría la justicia que se merece, así que no opinaron
respecto al mismo.

Es una realidad muy trágica la realidad de que algunos de las mentes


más brillantes del cristianismo no hayan hablado del libro de Apocalipsis,
mientras que novatos se fascinen con él y creen doctrinas extrañas, separando
completamente el libro de su contexto. Algunas de estas doctrinas han
impactado de manera significativa la forma en la que el cristianismo popular
entiende el libro de Apocalipsis y los últimos tiempos en general. Esto hace
que sea fundamental para nosotros entender el libro correctamente, dentro de
su contexto.

A través de este libro, nos hemos referido a los cinco pactos y sus
cánones, o el material que los rodea. El libro de Apocalipsis es parte del
canon del nuevo pacto, pero muchos lo separan del resto, especialmente
aquellos que creen que se está cumpliendo de manera progresiva
(historicismo) o que se cumplirá en el futuro (futurismo). Solo cuando
entendamos las intrincadas conexiones de este libro con el nuevo pacto,
seremos capaces de comprenderlo adecuadamente. Es completamente ilógico
asumir que, en el medio una temporada de gran prueba y persecución, Juan
escribiese un libro para la Iglesia primitiva que contuviese símbolos raros que
no ésta no entendiese, sobre un futuro muy distante. Tal idea no tiene sentido
alguno. En cambio, Juan escribió Apocalipsis, uno de los libros más extensos
del Nuevo Testamento, para animar y consolar a los creyentes que estaban
experimentando gran persecución, al mostrarles lo que estaba pasando en el
Reino de Dios y que muy pronto habría un alivio para su sufrimiento.

El razonamiento lógico, entonces, es que la Iglesia primitiva entendió


exactamente lo que Apocalipsis quería decir. Estaban familiarizados con el
simbolismo y con la historia hebrea, y entendieron acerca de lo que Juan
estaba profetizando. De otras manera, no hubiese sido de aliento ni de
consuelo para ellos. Por causa de nuestra distancia temporal y cultural,
tenemos dificultades para entender esto, pero para ellos tenía sentido. Solo
cuando nos tomemos el trabajo de leerlo desde su perspectiva cultural,
tomando en cuenta el contexto hebreo y la conexión de este libro con el
canon del nuevo pacto, seremos capaces de entenderlo apropiadamente.

APOCALIPSIS COMO UNA PINTURA

Mucha gente quiere acercarse a Apocalipsis con un microscopio,


analizando cada símbolo de manera individual. No obstante, al hacer esto se
apartan del entendimiento más amplio del libro en su totalidad. Es por esto
que debemos estudiar el libro como un crítico de arte se acercaría a una
pintura. La historia de Apocalipsis no es acerca de detalles, tal como el
significado de una pintura no puede ser hallado en un solo aspecto de la
misma. Los verdaderos críticos del arte saben que primero deben dar un paso
atrás y apreciar la pieza de arte desde la distancia. Esta perspectiva les
permitirá, entonces, entender luego los detalles a la luz del contexto en
general. Para hacer esto, el crítico de arte debe primero responder estas
preguntas:

1. ¿Cuándo fue pintada la obra?

Si estamos mirando una gran pintura de una escena de batalla, sería


importante para nosotros saber cuándo la obra fue pintada y a qué período
histórico perteneció, para saber acerca de qué evento se trata. Sin ese
entendimiento, sería imposible para nosotros entender muchos de los detalles
de la pintura, ya que éstos están relacionados al evento y al momento
histórico.
De la misma manera, es crucial entender cuándo el libro de
Apocalipsis fue escrito. Hay dos opiniones principales acerca de la fecha. Un
campo de la teología dice que fue escrito alrededor del año 65 D.C., justo
antes de la destrucción de Jerusalén. El otro campo lo data después, en el año
96 D.C., veintiséis años después de la caída de Jerusalén. La posición
historicista ha adoptado, en su mayoría, la fecha del año 96 D.C. No obstante,
la mayor parte de la evidencia dentro de la Escritura indica que el libro fue
escrito antes de la caída de Jerusalén. A pesar de esto, algunos teólogos
modernos apuntan a la fecha del año 96 D.C. porque el líder de Roma en este
año era Domiciano, y el historiados de la Iglesia, Ireneo de Lyon, quien
escribió alrededor del año 120 D.C., aparentemente dijo que Apocalipsis fue
escrito durante el reinado de Domiciano.97 El problema con Ireneo de Lyon
es que ha perdido credibilidad entre algunos teólogos porque también
escribió que Jesús comenzó su ministerio a los treinta, y lo terminó a los
cincuenta (en lugar de haber sido un ministerio de tres años y medio)98 El
error en esto ha causado que muchas personas cuestionen la credibilidad de
este historiados en torno a las fechas y números. También es interesante notar
un detalle poco conocido, encontrado por Frank Viola en su libro, The Untold
Story of the New Testament Church (La Historia No Contada de la Iglesia
del Nuevo Testamento): Domiciano fue en realidad emperador de Roma por
un período de seis meses en el año 70 D.C.; y luego fue nuevamente
emperador desde el año 81 al 96 D.C. Esto significa que, incluso si Ireneo de
Lyon escribió correctamente, se pudo estar refiriendo al primer período, que
fue antes de la caída de Jerusalén.99

Además de los cuestionamientos respecto a los registros de Ireneo de


Lyon, podemos encontrar sólidas pruebas de que Apocalipsis se escribió
antes del año 70 D.C.:

1. La primera versión del Nuevo Testamento, llamada la Peshitta o


Biblia Siríaca, incluye una oración al comienzo del libro de
Apocalipsis que dice: “Nuevamente, la revelación que fue sobre
el santo Juan, el evangelista de Dios cuando estuvo en la isla de
Patmos, mientras gobernaba el emperador Nerón.” Nerón
gobernó el Imperio Romano desde el año 54 al 68 D.C.
2. Apocalipsis 17:10 dice: “y son siete reyes. Cinco de ellos han
caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es
necesario que dure breve tiempo.” El primero de cinco
emperadores romanos, quienes ya habían muerto, fueron Julio
César, Augusto, Tiberio, Caligula, y Claudio. El sexto emperador
fue Nerón, quien era el emperador al momento en el que Juan
escribía. Luego de Nerón vendría el séptimo: “y el otro aún no ha
venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.”
Después de Nerón, quien había estado en el poder por catorce
años, Galba estuvo en el trono y gobernó solo por seis meses. En
otras palabras, Juan estaba hablando de los pasados emperadores
romanos, del actual emperador (Nerón), y del que iba a venir,
quien Juan profetizó que estaría en el poder solo por un breve
tiempo. Esta es una profecía impresionantemente acertada, que
claramente muestra que el libro se escribió en el reinado de
Nerón.

3. Apocalipsis 1:7 dice que “los que le traspasaron” verían la


venida de Jesús. Esto ubica estos eventos (y la escritura de
Apocalipsis) dentro de la esperanza de vida de aquellos que
habían sido adultos en el momento de la crucifixión de Jesús.
Aquellos quienes literalmente Lo habían traspasado, verían Su
regreso en juicio.100

4. Apocalipsis 6-7 habla sobre la persecución judía sobre los


cristianos, que también se registra en el resto del Nuevo
Testamento y en registros históricos. No obstante, toda la
persecución judía cesó luego del año 70 D.C., porque su mundo
entero había desaparecido.

5. La influencia de la herejía judaizante se menciona en las cartas a


las siete iglesias en Apocalipsis 2-3, y se reprenden en muchos
versículos (Ver Apocalipsis 2:6, 9, 15, 3:9). Esto data a
Apocalipsis antes del año 70 D.C., porque los judaizantes
esencialmente se desvanecieron luego de la destrucción del
templo. Ya no había manera de regresar al antiguo pacto.
6. Apocalipsis 11 habla acerca de medir el templo en Jerusalén, que
ya obviamente no existía después del año 70 D.C. Si esta visión
hubiese tenido lugar veintiséis años después, el templo hubiese
estado destruido, como ya se mencionó. En cambio, el autor habla
de Jerusalén y del templo como si todavía estuviesen de pie.

7. En Apocalipsis 1:1, y en 1:3; como así también en el 22:10 y en el


22:20, encontramos indicadores temporales que declaran “el
tiempo está cerca”, “estas cosas sucederán pronto”, “Él viene
pronto”, y “Mira, Él viene pronto” Juan claramente indica que el
tiempo del juicio estaba próximo. Esto solo tiene sentido si el
libro fue escrito antes de la destrucción de Jerusalén.

8. Uno de los padre de la Iglesia, San Jerónimo, escribió en uno de


sus libros que “Juan había sido visto en público en el año 96 D.C.,
y tuvo que ser ayudado por otras personas para moverse. Solo
pudo hablar unas pocas palabras con la gente debido a su
avanzada edad”101 Juan estaba débil y enfermo por su edad en el
año 96 D.C. No obstante, en Apocalipsis 10:11, Dios le dice a
Juan: “Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre
muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.” Esto indica que
tendría que haber vivido bastante y estar sano para viajar y hablar
delante de muchos pueblos, lo que nos lleva a concluir que
Apocalipsis fue escrito mucho antes que el año 96 D.C.

9. A Daniel, quien profetizó acerca de eventos que sucederían


cientos de años después, le fue dicho, “Daniel, cierra las palabras
y sella el libro hasta el tiempo del fin…” (Daniel 12:4). En
contraste, a Juan le fue dicho, “…No selles las palabras de la
profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.” (Apocalipsis
22:10). Mientras que a Daniel le fue dicho que sellase el libro
porque faltaba mucho tiempo (alrededor de 500 años), a Juan le
fue dicho que no lo sellase porque el tiempo estaba cerca. En otras
palabras, estos eventos hablaban del año 70 D.C.

10. La existencia de solo siete iglesias en Asia Menor (como se ve en


Apocalipsis 2-3) indica una escritura anterior a la gran expansión
del cristianismo en la región, que tuvo lugar después de la caída
de Jerusalén.

Claramente, la evidencia abrumadora muestra que la escritura de


Apocalipsis fue antes del año 70 D.C.102

2. ¿Cómo (con qué elementos) se realizó la pintura?

Ahora que sabemos el período histórico al que pertenece, la siguiente


pregunta que debemos hacernos es cómo, o con qué elementos, se realizó la
pintura. ¿Por qué el artista eligió hacer la pintura de esa manera? En el arte,
siempre hay una razón detrás de los elementos con el que el artista trabaja.
También, se desarrollaron diferentes materiales en diferentes períodos
históricos, entonces la combinación del período histórico y del elemento con
que fue pintada, puede decirnos bastante al respecto. Cuando consideramos el
libro de Apocalipsis según esta óptica, veremos que es obviamente diferente
del resto del Nuevo Testamento. La pregunta es: ¿Por qué Juan escribió de
esta manera? La respuesta para esto puede no ser muy obvia, y esto es porque
la mayoría de los cristianos no comprenden muy bien el Antiguo Testamento,
especialmente el hilo que va desde Salomón a Mateo. Por esta causa, no
reconocemos que en Apocalipsis, Juan estaba haciendo un paralelo muy
parecido al libro de Ezequiel. Usó las imágenes de Ezequiel (y de Isaías y
Jeremías), que hablaba de la destrucción venidera de Jerusalén en manos de
los babilonios, en el año 586 A.C. Como su materia era muy similar, Juan usó
las imágenes y la estructura de Ezequiel para profetizar la próxima
destrucción de Jerusalén. Cuando comparamos estos libros, encontramos que
Ezequiel y Apocalipsis son un paralelo asombroso. Cada uno de estos
elementos está en ambos libros:

CONTENIDO APOCALIPSIS EZEQUIEL


La visión del Trono 4 1
El Libro 5 2-3
Las Cuatro Plagas 6:1 – 8 5
Los Muertos bajo el Altar 6:9 – 11 6
La Ira de Dios 6:12 - 17 7
El Sello Sobre la Frente de los Santos 7 9
Los Carbones del Altar 8 10
No Más Demora 10:1 – 7 12
Comer el Libro 10:8 – 11 2
Medir el Templo 11:1 – 2 40 - 43
Jerusalén y Sodoma 11:8 16
La Copa de Ira 14 23
La Viña de la Tierra 14:18 – 20 15
La Gran Ramera 17- 18 16 - 23
El Lamento sobre la Ciudad 18 27
La Celebración de los Mártires 19 39
La Primera Resurrección 20:4 – 9 37
La Batalla con Gog y Magog 20:7 – 9 38 - 39
La Nueva Jerusalén 21 40 - 48
El Río de Vida 22 47

Los lectores del primer siglo entendieron este paralelo y sus


implicaciones. Hubiesen entendido que Juan estaba profetizando de un
evento muy similar al que Ezequiel había profetizado. La única diferencia fue
el destructor (Roma en lugar de Babilonia), y el resultado final. Mientras que
Ezequiel profetizó un regreso después del exilio y una reconstrucción de
Jerusalén, Juan no profetizó lo mismo. En cambio, profetizó que Jerusalén
sería reemplazada por un cielo nuevo y una tierra nueva, y una nueva
Jerusalén (celestial). Los lectores originales entendieron esta diferencia,
también, y el cambio significativo en la profecía. La realidad de este paralelo
está confirmado por el hecho histórico de que la destrucción de Jerusalén en
el 586 A.C., y la destrucción del templo en el año 70 D.C., tuvieron lugar en
el mismo día en el calendario judío (el noveno día de Av.) El asombroso
paralelo entre estas dos fechas y la ironía profética de que hayan acontecido
en el mismo día, confirma que estas profecías contenían el mismo concepto,
excepto que esta vez no habría reconstrucción y restauración. En lugar de
volver al antiguo pacto, iban a hacer una transición por completo al nuevo
pacto. Esta es la razón por la que Juan escribió de la manera en la que lo hizo.
Usando la misma estructura y las mismas imágenes de Ezequiel, Isaías y
Jeremías, hizo una clara comparación entre lo que había pasado antes, y lo
que habría de acontecer nuevamente.
3. ¿Por qué el artista realizó esta pintura?

La tercer pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué el artista


escogió pintar esta pintura? ¿Cuál fue su objetivo? Cuando hablamos de
Apocalipsis, sabemos que Jesús ya lo había profetizado del año 70 D.C. en su
Discurso del Monte de los Olivos, como se registra en Mateo 24, Lucas 21, y
Marcos 13. Los cristianos primitivos ya tenían estos libros, entonces, ¿cuál
fue el objetivo de Juan en escribir el libro de Apocalipsis treinta y cinco años
después?

Podemos encontrar la respuesta a esto, primeramente, en el hecho de


que el Evangelio de Juan no tiene declaraciones respecto al año 70 D.C. y a la
destrucción venidera. De alguna manera, entonces, el libro de Apocalipsis es
un paralelo con el Discurso del Monte los Olivos registrado en los tres otros
evangelios. Juan fue una especie de rebelde, en el sentido que no escribió su
Evangelio de la misma manera en que los otros tres lo hicieron. Él tuvo un
enfoque completamente diferente y registró historias arriesgadas (como el
mandamiento de Jesús de comer Su carne y beber Su sangre), que los otros
omiten. Tiene sentido, entonces, que Juan no escribiese el Discurso del
Monte de los Olivos de manera normal, sino que escribiese el altamente
simbólico libro de Apocalipsis, que hacía un paralelo con los profetas del
Antiguo Testamento. Esto encaja mucho más con la personalidad de Juan
como escritor, que con cualquier otro escritor del Nuevo Testamento.

Segundo, cuando Jesús se le apareció a Juan le dio una visión que era
un paralelo de la destrucción de Jerusalén en el Antiguo Testamento, que
también sirvió como una actualización y un estímulo para los cristianos que
habían estado creyendo por los últimos treinta y cinco años que Jesús vendría
en juicio en cualquier momento. Él les estaba recordando que debían seguir
estando alertas porque lo que habían estado esperando, estaba a la vuelta de
la esquina. En este punto, muchos de los compañeros de Juan habían sido
asesinados por los romanos, y Apocalipsis sirvió como una especie de último
lamento y un recordatorio de: “Está llegando. ¡No perdamos la esperanza!
¡Mantengámonos firmes y perseveremos!” Fue tanto un paralelo de Juan del
Discurso del Monte de los Olivos, como un recordatorio a los cristianos de
ese tiempo de que se mantuviesen firmes.
4. ¿En dónde se hizo la pintura?

La siguiente pregunta es: ¿En dónde se hizo la pintura? ¿A qué


locación hace referencia? La locación hace una gran diferencia en el
entendimiento histórico de la pieza. Lo mismo es cierto para Apocalipsis.
Descubrir en dónde fue escrito geográficamente provee un importante marco
de referencia para nuestra interpretación. Muchos, leyendo desde una
perspectiva futurista, asumen que Apocalipsis habla de una catástrofe a nivel
mundial. No obstante, el texto en realidad habla de un evento regional.

Una y otra vez, el texto habla de tercios (un tercio del césped, un
tercio de los árboles, un tercio de la tierra) Por causa de los errores de
traducción, es fácil para nosotros leer esto en un contexto global. No
obstante, la palabra griega a menudo traducida como “tierra” o “planeta”
sería mejor traducida como “región.” El lenguaje griego tiene dos palabras
usualmente traducidas como tierra en el Nuevo Testamento, kosmos, que
significa “el planeta entero”103; y ge, que significa “una tierra local, tierra
poblada, o región.”104 Esta palabra ge es usada 64 veces en Apocalipsis,
mostrando claramente que se trataba de un evento que afectaría solo a una
región, no al planeta entero. En contraste, kosmos se utiliza solo tres veces en
Apocalipsis.

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo,


que decían: Los reinos del mundo (kosmos) han venido a ser de
nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.
(Apocalipsis 11:15)

Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no


estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado
desde el principio del mundo (kosmos). (Apocalipsis 13:8)

…Y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están


escritos desde la fundación del mundo (kosmos) en el libro de la vida,
se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será (Apocalipsis
17:8b)
Cada uno de estos versículos usan el término kosmos en referencia al
planeta entero. El recordatorio del libro de Apocalipsis se refiere a los
eventos de un área local. Obviamente, hay una gran diferencia entre decir un
tercio del césped y árboles de Israel serán quemados, que un tercio del césped
y árboles del planeta tierra. Cuando pensamos en el daño que los ejércitos le
hicieron a la región, este número es muy lógico en un contexto limitado. Y es
exactamente lo que sucedió localmente en la zona de Israel.

LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO

Otro aspecto importante de cualquier pintura es el nombre. Lo mismo


es verdad para cualquier otro libro. El nombre del libro es Apocalipsis es “La
Revelación de Jesucristo.” No es el libro de las revelaciones en general, sino
la revelación de algo específico: Jesucristo. Esto debería hacernos preguntar
ciertas cosas. Primero, ¿por qué esto es diferente del nacimiento y muerte de
Jesús? ¿Fue completamente revelado en su nacimiento, en su ministerio, en
su muerte y resurrección? ¿O era necesaria otra revelación? Segundo, si Él
aún necesitaba ser revelado, ¿qué lo estaba velando?

Las ideas escondidas tras estas preguntas parecen contradecir mucho


de lo que hemos aprendido en el cristianismo, pero encajan bien con los
escritores del Nuevo Testamento, quienes escribieron de una inminente
revelación o manifestación de Jesús. Por ejemplo, Pedro escribió:

…para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el
oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en
alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. (1
Pedro 1:7)

Un poco más adelante, Pedro vuelve a repetir esta idea cuando dice:
“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad
por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea
manifestado” (1 Pedro 1:13). Como se mencionó previamente, la venida de
Jesús era una jerga del siglo primero usada en la Escritura para referirse a la
venida en destrucción. Pedro no estaba hablando de la Segunda Venida Final
de Jesús en este pasaje, sino de la venida en destrucción sobre Jerusalén.
De la misma manera, en 2 Tesalonicenses 1:6-7, hablándole a la gente
que estaba sufriendo una tremenda persecución, Pablo escribe:

Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os


atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con
nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los
ángeles de su poder

Esto es exactamente lo que pasó en el año 70 D.C., cuando la


destrucción de Jerusalén acabó con aquellos que perseguían a la Iglesia. La
persecución judía hacia los cristianos cesó, y aunque los romanos continuaron
persiguiéndolos, la severidad de los castigos decrecieron luego de la muerte
de Nerón en el año 68 D.C. Todo esto sucedió cuando Pablo dijo que
sucedería: “…Cuando se manifieste el Señor Jesús.” En su primera carta a
los corintios, Pablo también escribió: “de tal manera que nada os falta en
ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (1
Corintios 1:7). Estos son solo algunos ejemplos de un tema prominente en el
Nuevo Testamento. Estaban esperando por la revelación o manifestación
completa de Jesús en un futuro cercano, y lo conectaban con la destrucción
de Jerusalén. Entonces, cuando Juan nombró al libro de Apocalipsis, estaba
claro que estaba hablando de la revelación de Apocalipsis. Este era el evento
por el que estaban esperando.

Esto se conecta con la segunda pregunta: ¿Qué estaba escondiendo (o


velando) a Jesús? La respuesta está en 2 Corintios 3, en donde Pablo habla
del antiguo pacto:

Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con


gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el
rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de
perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del
espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria,
mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque
aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en
comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece
tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece. (2 Corintios
3:7-11)
La gloria del nuevo pacto era mucho mejor que la gloria del antiguo
pacto, entonces Pablo concluye:

Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y no


como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de
Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.
Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy,
cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no
descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy,
cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.
Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el
Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay
libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como
en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en
gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor (2
Corintios 3:12-18)

En otras palabras, era el antiguo pacto lo que velaba a Jesús. Lo veló


cuando nació, lo veló cuando murió, y lo veló cuando resucitó. No fue hasta
el Apocalipsis, la revelación, que el velo fue quitado. Lo que este libro
profetizó se hizo realidad cuando el templo y el antiguo pacto fueron
destruidos. El velo del juicio de muerte, a través del cual la gente había visto
a desde el día del pacto de paridad, finalmente había sido removido. El
antiguo pacto había evitado que la gente viese la verdadera imagen de Dios, y
todo lo que veían era juicio y condenación. Pero del otro lado del año 70
D.C., el velo se removió, y ahora podemos ver a Dios como el Padre amoroso
que realmente es. Los creyentes del siglo primero entendieron de qué se
trataba Apocalipsis: una profecía de la destrucción del antiguo pacto, que
había velado a Dios, y una revelación completa de la gloria de Jesús y Su
nuevo pacto.

EL CORAZÓN DE DIOS EN APOCALIPSIS

Cuando la gente lee Apocalipsis sin el entendimiento de su trasfondo


y su propósito, puede sonar muy terrorífico, perturbador, trágico y confuso.
Los futuristas viven con miedo de experimentar esos eventos en algún
momento de sus vidas, e incluso algunos preteristas miran a esos eventos
históricos con horror. No obstante, cuando lo leemos con el entendimiento
del nuevo pacto y su canon, comenzamos a ver el corazón de Dios en el libro.
Ciertamente, la pérdida de las vidas fue trágica y terrible. No queremos pasar
por alto ese hecho. No obstante, para Dios los eventos del libro de
Apocalipsis fueron hermosos porque iniciaron el anticipado momento en la
historia cuando el velo finalmente se removió. Dios había sufrido mil
quinientos años de ser malentendido y rechazado, todo por causa del velo que
los mismos israelitas habían creado cuando rechazaron Su ofrecimiento del
pacto y pidieron la Ley. Ahora, el velo no puede prevenir a la gente de
relacionarse con Él. Si entendemos esto, veremos cuán glorioso este evento
en verdad fue.

Apocalipsis no se centró en la destrucción de las personas, sino en la


destrucción de un sistema con errores que había velado al Señor por años.
Fue la revelación del nuevo pacto de Jesucristo. Vemos esto en Apocalipsis
11:19, en donde dice:

Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se


veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y
grande granizo.

El arca terrenal del pacto se había perdido en la primera destrucción


de Jerusalén en el año 586 A.C. No había sido vista por muchísimos años.
Cuando Jesús murió, el templo se sacudió y el velo se rasgó, mostrando el
cuarto vacío en donde el arca debería estar. Cuando Juan vio el arca del
pacto, no estaba viendo el arca del antiguo pacto, que se había perdido. Él en
verdad estaba viendo el templo en el cielo, en donde Jesús entró y, de
acuerdo a Hebreos, salpicó Su sangre en el arca celestial del pacto. Si Jesús
hubiese puesto Su sangre en el arca del antiguo pacto, Él hubiese sido el
perfecto cordero inmolado, y nos hubiese sellado dentro del antiguo pacto
para siempre. Afortunadamente, Él, en cambio, puso Su sangre en el arca del
nuevo pacto en el templo en el cielo. ¡Esta fue una transición asombrosa y
gloriosa, de la carga de la Ley a la libertad de la fe!

Vemos aun más evidencia de Apocalipsis siendo canon del pacto en


este pasaje tan frecuentemente malinterpretado:
Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este
libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las
plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las
palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de
la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este
libro. (Apocalipsis 22:18-19)

El mandamiento de no agregar o quitar palabras, también se encuentra


en otro lado de la Escritura: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni
disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro
Dios que yo os ordeno.” (Deuteronomio 4:2). De hecho, esta era una frase
que era común en el lenguaje antiguo, que se usaba para “sellar” un pacto
entre dos partes.105 Por eso, tiene sentido absoluto que una declaración como
tal selle el último libro del canon del nuevo pacto. El propósito de
Apocalipsis 22:18-19 no es asustar a la gente, sino demostrar la posición de
este libro dentro del canon del nuevo pacto. Era otra manera de mostrar que
el libro entero era un libro del pacto, uno que era muy importante para los
cristianos del siglo primero, quienes dependían de estas instrucciones para
escapar de la destrucción de Jerusalén. Es por esta razón que era tan
importante no agregar ni quitar nada.

UN RESUMEN DE APOCALIPSIS

Ahora que entendemos el trasfondo y el contexto de Apocalipsis,


haremos un pequeño resumen de los contenidos de los capítulos del 1 al 20.
El libro de Apocalipsis se divide en nueve partes. Comienza con una
introducción y termina con un epílogo; en el medio hay siete visiones.

1. La Introducción

2. Primera Visión: Las Siete Iglesias

3. Segunda Visión: Los Siete Sellos

4. Tercera Visión: Las Siete Trompetas


5. Cuarta Visión: Los Seguidores del Cordero o Los Seguidores de la
Bestia

6. Quinta Visión: Los Siete Cuencos

7. Sexta Visión: La Ramera Babilónica y la Novia

8. Séptima Visión: Cielos Nuevos y Tierra Nueva

9. Epílogo

Por lo que resta de este capítulo, nos centraremos en la séptima


visión; pero antes estudiaremos brevemente Apocalipsis 18-19, que cuenta la
caída de Babilonia.

LA CAIDA DE BABILONIA

En Apocalipsis 18, comenzando con el versículo 9, encontramos una


sección a menudo referida como la “Triple Lamentación sobre la Caída de
Babilonia.” La primera pregunta que debemos hacer es: ¿De qué ciudad
estaba hablando Juan al referirse a Babilonia? La respuesta puede ser
encontrada al examinar el uso de una frase usada a menudo en Apocalipsis: la
gran ciudad o la ciudad fuerte. La identidad de la ciudad se clarifica en
Apocalipsis 11:8, en donde habla de dos testigos: “Y sus cadáveres estarán
en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y
Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.” En otras palabras, la
grande ciudad es Jerusalén. Allí es donde el Señor fue crucificado. Vemos
que Juan estaba usando nombres simbólicos en su declaración: “en sentido
espiritual se llama Sodoma y Egipto” Esto significa que, cuando vemos los
nombres de Sodoma y Egipto en Apocalipsis, son referencias a Jerusalén.
Como Jerusalén se había convertido como Sodoma y Egipto a los ojos de
Dios, las plagas y la destrucción que una vez habían venido sobre estas dos
ciudades, estaban ahora viniendo a Jerusalén. Estos dos nombres son usados
como una imagen de Jerusalén a través del libro.
La otra imagen de Jerusalén es Babilonia. Sabemos esto porque
Babilonia también es referida como la ciudad fuerte. Esta es nuestra pista de
que es otro símbolo de Jerusalén y la destrucción venidera. Vemos este
término usado a través de Apocalipsis 18, en donde habla de la caída de
Babilonia:

…parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: !Ay, ay, de


la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora
vino tu juicio! (Apocalipsis 18:10)

…y diciendo: !Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida de lino


fino, de púrpura y de escarlata, y estaba adornada de oro, de piedras
preciosas y de perlas! Porque en una hora han sido consumidas
tantas riquezas. Y todo piloto, y todos los que viajan en naves, y
marineros, y todos los que trabajan en el mar, se pararon lejos
(Apocalipsis 18:16-17)

…y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué


ciudad era semejante a esta gran ciudad? (Apocalipsis 18:18)

Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando y


lamentando, diciendo: !Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los
que tenían naves en el mar se habían enriquecido de sus riquezas;
pues en una hora ha sido desolada! (Apocalipsis 18:19)

Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de


molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será
derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada.
(Apocalipsis 18:21)

Juan claramente conectó a Babilonia, la gran ciudad, con la gran


ciudad mencionada en Apocalipsis 11:8: Jerusalén. Por eso, podemos ver en
Apocalipsis que los nombres de Babilonia, Egipto y Sodoma (como así
también La Gran Ramera) están hablando simbólicamente de Jerusalén. Las
tres lamentaciones sobre la caída de Babilonia son, en realidad,
lamentaciones sobre la caída de Jerusalén. En el capítulo 19, encontramos “El
Gran Aleluya Sobre la Caída de Babilonia.” Esta es la perspectiva opuesta
sobre le mismo evento. Mientras que Apocalipsis 18 muestra el lamento de la
humanidad sobre la destrucción de Jerusalén, que era una ciudad comercial
muy importante, la ciudad santa, y la ciudad de los ancestros; Apocalipsis 19
muestra una perspectiva del cielo, que no fue una lamentación sino un
regocijo. El cielo se regocijó con la caída de Jerusalén, porque marcó el fin
para siempre del antiguo pacto y el comienzo de la gloria del nuevo pacto en
su totalidad.

LOS CIELOS NUEVOS Y LA TIERRA NUEVA

Esto nos lleva a la séptima revelación de Apocalipsis: cielos nuevos y


tierra nueva, en Apocalipsis 21-22. Muchos cristianos han pensado que esta
debe ser una imagen del cielo luego del juicio final. El problema con esta
idea es, no obstante, que al final del capítulo 22, Juan dice: “Esto sucederá
pronto.” La pregunta es: ¿La palabra esto incluye todo lo que está en
Apocalipsis? ¿Todo lo que está en el libro sucederá pronto, o solo parte de él?

Cuando estudiamos Apocalipsis 21-22 sin asumir que se está


hablando del cielo, encontraremos algunos paralelos con el nuevo pacto. El
Cielo ciertamente existe como la morada de Dios y de los creyentes después
de la muerte (y después del futuro regreso final de Cristo). Pero este pasaje
no describe solo algo en la eternidad, sino algo que podemos experimentar
ahora mismo. Es la “era por venir”, la era que los judíos creían que
reemplazarían a la era malvada de la Ley. Esto es exactamente lo que Juan
describió simbólicamente aquí. A continuación hay nueve evidencias de que
Apocalipsis 21-22 no es una descripción del cielo sino una descripción del
mundo del nuevo pacto:

1. El río de vida (Ver Apocalipsis 22:1). Esto representa la


Salvación de Dios. Jesús habló de esto en Juan 4 con la mujer
samaritana. También habló de esto mismo en Juan 7. Estamos
invitados a ir y a beber de este río.

2. Los doce fundamentos con los nombres de los apóstoles


escritos en ellos (Ver Apocalipsis 21:14). Pablo también escribió
que la Iglesia estaba cimentada sobre el fundamento de los
apóstoles y profetas, en Efesios 2:20. Eso no es solamente para el
futuro, sino para el presente.

3. Jerusalén celestial en un cubo (Ver Apocalipsis 21:16). La


ciudad es descripta como un cubo, en donde cada lado mide 1200
estadios, que en términos modernos serían aproximadamente 2255
kilómetros. Si midiésemos desde Roma hasta Jerusalén desde el
Este hacia el Oeste, y desde el borde norte al borde sur del
Imperio Romano de aquellos días, nos daría 2255 kilómetros por
2255 kilómetros, con la isla de Patmos exactamente en el medio
de esa medición.106 Entonces el mundo del nuevo pacto de
aquellos tiempos, medía 2255 kilómetros cuadrados (o 1200
estadios), y Juan estaba en la isla ubicada en el medio. También se
extiende hasta el cielo, lo que hace que tenga forma de cubo.

4. La ausencia de templo en la Nueva Jerusalén (Ver Apocalipsis


21:22). El templo no existe en la Nueva Jerusalén porque el
trabajo en la cruz ha removido al necesidad del mismo. Nosotros
somos los templos ahora, de acuerdo a 1 Corintios 3 y 6.

5. Las naciones caminarán a su luz (ver Apocalipsis 21:24). Esto


sugiere que las naciones aún existen como entidades nacionales
separadas, lo que nos lleva a la conclusión de que es una
condición presente, no la eterna, la condición celestial. Jesús
también se refirió a la Iglesia como “la luz de este mundo.”
(Mateo 5:14)

6. Las puertas están siempre abiertas (Ver Apocalipsis 21:25).


Esto ilustra la tarea del evangelismo.

7. Los inmundos practican abominación y mentira (Ver


Apocalipsis 21:27). Aquí nuevamente vemos evidencia de un pre-
ajuste del juicio final. El cielo no admitirá gente de este tipo.

8. El árbol de vida tiene hojas para sanidad de las naciones (Ver


Apocalipsis 22:1-2). Esta declaración indica que las naciones no
habían sido sanadas aún.

9. Los hechiceros, la gente inmoral, los asesinos, los idólatras, y


aquellos que amen y practiquen la mentira están afuera de las
puertas (Ver Apocalipsis 22:15). Esta gente está justo afuera de
las puertas y pueden entrar en cualquier momento. Esto muestra
nuestra realidad presente, no la vida después del juicio final.
Siguiendo al juicio final, esta gente será enviada al lago de fuego.
Pero esa no es la imagen que vemos aquí. En lugar de eso, vemos
que detrás de nuestras puertas se viven toda clase de inmundicias,
pero éstas están abiertas para que las personas puedan ser salvas y
entrar en cualquier momento.

Lo que vemos descripto en Apocalipsis 21-22 es el mundo del nuevo


pacto, con la Nueva Jerusalén, la Esposa de Cristo, los cielos nuevos, y la
tierra nueva, y el nuevo templo. Todo esto describe el mundo del nuevo pacto
en el que vivimos ahora mismo.

LO QUE RESTA

El hecho de que Apocalipsis describa eventos que tuvieron lugar en el


pasado, no lo hace menos relevante para nosotros. Después de todo, los otros
relatos históricos de la Biblia (tales como el nacimiento de Jesús, su muerte, y
su resurrección) aún tienen mucha relevancia para nosotros muchos años
después. La Biblia está llena de información relevante para nosotros, incluso
cuando la mayor parte de la misma no sucederá en nuestro futuro. La
relevancia no cambia solo porque las profecías de Jesús ya se han cumplido.
Estamos viviendo en el maravilloso resultado del cumplimiento de aquellas
profecías (el mundo del nuevo pacto, con una puerta abierta en la que todos
pueden entrar)

No obstante, también hay algunas profecías que deben cumplirse en


nuestro futuro. Sabemos que esto es verdad basándonos en Apocalipsis 21:5,
que dice: “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas
todas las cosas.” Esto está en tiempo presente. Dios no ha terminado. El
mundo aún no es perfecto. En cambio, Él está en el proceso de hacer todas
las cosas nuevas, y nosotros tenemos la oportunidad de trabajar en la
expansión del Reino en la tierra. Somos sus colaboradores, su Esposa, y
estamos sentados en lugares celestiales con Él. Por eso, podemos hacer todas
las cosas nuevas como embajadores en la tierra. Esto es un proceso gradual
que eventualmente llegará a un punto de perfección en el futuro, que aún no
hemos alcanzado.

En conclusión, estas son cinco cosas en la que vemos que entender


Apocalipsis es importante y valioso para nosotros. cuando tenemos un
entendimiento apropiado de este libro, nos damos cuenta de:

1. Hemos sido completamente establecidos en el nuevo pacto con


nuestro Esposo, el Rey Jesús.

2. Toda la ira fue derramada en el sistema del antiguo pacto y nunca


jamás se repetirá. El sistema del nuevo pacto no tiene ira, tiene
perdón.

3. Estamos trabajando con el Rey para hacer nuevas todas las cosas.

4. No tenemos razón para tener miedo de un gobierno único en el


futuro, gobernado por la bestia; ni de ningún otro pronóstico
futurista acerca de los tiempos finales.

5. Jerusalén no debería ser un ídolo del cristianismo moderno.


Vivimos en la Jerusalén celestial y somos parte del mundo del
nuevo pacto. El antiguo pacto quedó en el pasado, y Dios clamó
tres veces aleluya sobre la destrucción de esta ciudad. Jerusalén no
debería ser el centro de nuestra escatología.

Apocalipsis cierra el canon del nuevo pacto porque es la palabra final


del fin del antiguo pacto y el establecimiento del nuevo pacto. Ahora estamos
para siempre en el nuevo pacto, en donde Jesús está revelado y la libertad fue
lanzada. Las puertas están abiertas para todos, y estamos invitados a
colaborar con Jesús para hacer nuevas todas las cosas.
PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Cuándo se escribió el libro de Apocalipsis?

2. ¿Bajo el reinado de qué emperador escribió Juan el libro de


Apocalipsis, según la Peshitta?

3. Juan tomó imágenes y símbolos de tres libros del Antiguo Testamento


para escribir Apocalipsis. ¿Qué libros fueron?

4. ¿En qué día se destruyó el templo, tanto en el año 586 A.C. y en el


año 70 D.C.?

5. En el griego, ¿cuántas veces aparece en Apocalipsis la palabra ge


(indicando un evento local) para hablar de un tercio de la tierra siendo
destruida? ¿Cuántas veces en el mismo libro aparece la palabra
kosmos (hablando del planeta entero)?

6. ¿Qué estaba velando a Jesús, de acuerdo a 2 Corintios 3?

7. ¿De qué ciudad hablan los términos Egipto, Sodoma, y Babilonia en


el libro de Apocalipsis?

MATERIAL RELACIONADO

Kenneth Gentry, Before Jerusalem Fell.

John A. T. Robinson, Re-dating the New Testament.

Frank Viola, The Untold Story of the New Testament Church.

97 Gentry, Before Jerusalem Fell, 45-67


98 Ibid. 63-64
99 Viola, The Untold Story of the New Testament Church, 176.
100 La frase “viniendo en las nubes” es usada en Ezequiel, Jeremías, e Isaías
en referencia a Dios viniendo en juicio sobre una ciudad o nación. Ya sea que
fuese sobre Babilonia, Edom, Egipto, o Israel, este idioma significaba que Él
estaba viniendo para traer juicio. Era un lenguaje profético comúnmente
entendido en el siglo primero, y no habla del fin del mundo.
101 Eberle y Trench, Victorious Eschatology, 127.
102 Un libro importante sobre este tema es Before Jerusalem Fell, del Dr.
Kenneth Gentry, el principal líder preterista del libro de Apocalipsis. En él,
Gentry analiza evidencia interna y externa que muestran que el libro se
escribió antes del año 70 D.C. Otro libro de gran ayuda en este tema es Re-
Dating the New Testament, de John A. T. Robinson, en donde él concluye
que el Nuevo Testamento en su totalidad fue escrito antes del año 70 D.C.
103 Concordancia Exhaustiva Strong, Griego, #2889
104 Ibid., Griego #1093
105 Kline, Treaty of the Great King, 59
106 Mulholland, Revelation, 122.

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