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El Alcohol al Volante

Cuando manejes no uses alcohol en gel en las manos porque el alcohol al volante
mata.

Un estudio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ASNV) divulgado este


año determinó que en la Argentina el 50% de los jóvenes de entre 16 y 30 años
asegura que sus amigos conducirían después de tomar alcohol, a pesar de que el
93% sabe que esto aumenta el riesgo de morir en un accidente. Además, el 27%
admitió que en el último año manejó luego de haber tomado.

La Voz de San Justo - 2018

Al

proyectar aquel eje fatídico del 50%, se pone en evidencia que la participación de la fatal
alianza de conducción y alcohol en nuestro país provoca anualmente más de 4.000 muertos
y 20.000 discapacitados definitivos, siendo la mayoría de ellos menores de 35 años de edad.

En lo referido a la visión, lo más destacable es la disminución del campo visual y que por
efecto del alcohol puede llegar a la visión túnel, dificultando enormemente una correcta
visibilidad. En lo referido a la función psicomotora, se prolonga el tiempo de reacción del
conductor, normalmente es de 0,75 segundos (gráficamente sacar el pie del acelerador y
ponerlo en el freno), pudiendo ser de 2 o más segundos y como consecuencia de ello la
distancia de detención de un vehículo a una velocidad de 100 Km/h se prolonga entre 20 y
30 metros, una distancia

A medida que aumenta la concentración de alcohol en sangre aumenta el riesgo de sufrir un


accidente de tránsito y específicamente el riesgo de un accidente mortal. Los jóvenes, por distintas
circunstancias (conductores inexpertos, consumos elevados los fines de semana, conducta
desinhibida, etc.) son particularmente vulnerables. El aumento del riesgo de accidente y por ende
de muerte se produce a un ritmo muy superior al del aumento del contenido alcohólico del
conductor, como podemos apreciar en el cuadro Nº 3

¿Cuáles son los efectos que provoca?

 Incrementa el riesgo de sufrir un incidente vial y la probabilidad de que este


tenga un desenlace mortal o cause traumatismos graves.
 Produce importantes efectos sobre la visión: la acomodación y la capacidad para
seguir objetos con la vista se deterioran, incluso con niveles bajos de alcohol en
sangre.
 Genera efectos sobre la coordinación y la atención, y aumenta el tiempo que una
persona tarda en decidir qué debe hacer o cuándo actuar.
 Provoca falso estado de euforia, seguridad y confianza en sí mismo: aparece un
desprecio por el peligro y una tendencia a transgredir las normas.
 La alcoholemia, que es la cantidad de alcohol por litro de sangre en un individuo,
está directamente relacionada con la cantidad y tipo de bebida que se tome. Si
bien el límite es de 0,5 g/l, se debe tener en cuenta que concentraciones menores
también aumentan el riesgo de posibles incidentes viales.

La conclusión es clara: tomar alcohol y conducir supone un riesgo tanto para el


conductor como para los acompañantes y para el resto de los vehículos y
peatones que comparten el trayecto. El consumo de alcohol altera el sistema
nervioso central (SNC) y produce cambios en la visión, en las funciones
psicomotoras, en el comportamiento, en la conducta y, por lo tanto, en la
capacidad para manejar.

Nada de alcohol al conducir.


El alcohol es un tóxico depresor del sistema nervioso. Aunque usted no lo note, un sólo vaso de
vino, cerveza, whisky, etc., disminuye su capacidad de conducción, ya que:
 Embota los sentidos, altera la percepción y
disminuye la capacidad de atención.
 Se alargan los tiempos de reacción, por lo que las
respuestas y maniobras se hacen más lentas y
torpes.
 La visión se ve afectada, en especial, empeora la
visión periférica (a los lados), se hace más lenta la
adaptación a los cambios de luz (por ej. en caso de
encandilamiento), y se perciben con dificultad los
tonos rojos (tardan en reconocerse las luces rojas
del semáforo, las luces de posición y las de freno).
 Genera una falsa sensación de seguridad, con
errores de juicio e interpretación, que predispone a
excesos de velocidad y a todo tipo de violaciones a
las normas de seguridad en el tránsito.
Tenga presente que:
 Ni el café, ni otros estimulantes, anulan sus nocivos
efectos, aunque así pareciera
 Aunque sienta que está atento y trate de no
cometer errores, Ud. y su familia corren alto riesgo, su cerebro está bajo los efectos del alcohol.
 No es necesario estar ebrio, para sufrir los efectos del alcohol en la conducción.
 Por lo menos en uno de cada dos muertos en el tránsito en el mundo, está presente el alcohol.
El límite legal
La Ley Nacional de Tránsito y su reglamentación establecen un límite de tolerancia máximo de
alcohol en sangre de 0,5 g por litro, y la Ley Nacional de Lucha contra el Alcoholismo Nº
24.788, la modifica parcialmente al disponer nuevos límites de 0,2 g por litro de sangre para
motociclistas y ciclomotoristas, y 0 g para conductores profesionales (transporte de pasajeros,
carga o menores).
Algunas provincias, como Córdoba y Salta, han dispuesto la tolerancia 0 de alcohol para todos
los conductores de vehículos, y otras lo tienen en estudio.

¿Qué significa un límite máximo del 0,5? ¿Cuánto se tolera beber, según este límite?
Ëste no es un límite cuantitativo, igual para todos, sino que varía en cada persona, según
diversas circunstancias personales y, en especial, según el peso y el sexo. También otros
factores, tales como el cansancio, la ingestión de ciertos medicamentos, enfermedades, etc.,
pueden potenciar los efectos tóxicos, por lo cual en realidad resulta muy difícil decir, con
exactitud, si un vaso de bebida alcohólica, en un determinado ser humano y en un momento
preciso, lo hará superar o no el límite legalmente tolerado, dejando bien en claro que el que no
lo supere no garantiza que se esté en reales condiciones de conducir con seguridad, ya que
aún por debajo del límite legal la capacidad psicofísica se ve afectada.

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