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TIPOS DE CONDUCTOR

Partiendo de la definición que nos indica la Ley 769 de 2002 Código


Nacional de Tránsito, conductor es: "persona habilitada y capacitada
técnica y teóricamente para operar un vehículo".

En un sentido general en nuestro sistema se puede definir al


conductor como toda persona que ha reunido los requisitos legales
exigidos por la autoridad competente (Ministerio de Transporte) y
cuenta con la habilidad técnica y teórica para maniobrar un vehículo a
motor

Para la clasificación de los tipos de conductor la encausaremos en


relación a la su edad, sexo y comportamiento.

Con base a las estadísticas indican que los hombres generan mayor
índice de accidentalidad respecto a las mujeres, y esto teniendo en
cuenta el riesgo, es decir ya que hay más conductores de género
masculino que femenino.

Respecto de la edad, la posibilidad de sufrir más accidentes de


Tránsito se ubica entre los 25 y 34 años de edad, por otro lado quien
mas sufre los accidentes como victima se ubican entre los 16 y 24
años, y en segundo lugar los mayores de 65 años.
Es de tener en cuenta, en el entendido que las probabilidades de estar
inmerso en un accidente se producen en el los tres primeros años de
haber obtenido la licencia de conducción.

Es por ello que entre los requisitos exigidos para la refrendación de la


licencia de conducción a las personas mayores de 60 y 80 años
respectivas, deben de adelantar los correspondientes exámenes
médicos y deben de refrendarla cada año, esto con el fin de evaluar
las aptitudes físicas síquicas, ya que al pasar los años como es
normal, los reflejos y las facultades físicas se van deteriorando y se
pierde la capacidad visual o auditiva y de reacción, todo ello haciendo
mas riesgosa la conducción y aumentando el riesgo de sufrir
accidentes de Tránsito.

CONDUCTA AL CONDUCIR

Respecto de la conducta, podemos clasificar a los conductores en


función de actitud al conducir, es decir. Así nos encontraremos con
conductores que no cumplen las normas de Tránsito (como por
ejemplo los limites de velocidad, conducir luego de consumir alcohol,
no utilizar los cinturones de seguridad etc); conductores violento,
descuidados entre otros.

Cada uno de ellos se caracteriza por una actitud concreta en su forma


de conducir, pero que en cualquier caso perjudica la conducción de los
demás, y puede ser causa directa del accidente.

Según el comportamiento al conducir:


Compulsivos

Agresivos

Pasivos

Normales

FACTORES FÍSICOS QUE AFECTAN AL CONDUCTOR

Son muchos los factores que pueden incidir en el conductor y que


pueden ser causantes de un accidente. Entre ellos cabe destacar el
sueño, o la fatiga.

El sueño

El sueño es una de la causas que mas generan los accidentes de


tránsito con víctimas fatales, el organismo cuando no descansa lo
suficiente, no reacciona de la misma manera en momentos de sortear
peligros.

De lo anterior deviene los microsueños los cuales hacen que durante


un pequeño lapso de tiempo se pierda la consciencia, un efecto
nefasto a la hora de conducir. Estos, cortos periodos de somnolencia,
suelen aparecer en aquellos conductores que conducen durante
muchas horas y duermen poco.

En por ello que es importante que cuando el conductor va a iniciar una


viaje, este descanse lo suficiente y descanse periódicamente,
preferiblemente en viajes largos, es decir que aproximadamente en
recorridos de 2 o 4 horas descanse periodos de 20 a 30 minutos.

ALCOHOL Y CONDUCCIÓN

El alcohol es la causa que más incidencia tiene en la accidentalidad,


problema social que hoy en día nos afecta a todos como personas y
usuarios de las vías, siendo de esta la actitud que mas accidentes deja
en el país.

El exceso de consumo de alcohol produce alteraciones físicas y


psíquicas que no permiten una conducción segura. La alcoholemia es
el grado de alcohol que se tiene en la sangre y se mide en gramos de
alcohol por litro de sangre.

Una vez consumida cualquier bebida alcohólica, la absorción del


alcohol en el estómago y en el duodeno es bastante rápida,
especialmente si el estómago está vacío, si la bebida tiene un alto
grado de alcohol, si está gasificada o si se consume caliente.

Cuando el alcohol llega a la sangre, impregna todo el organismo


incluido el cerebro y el conductor empieza a tener problemas. Son
muchos los efectos que produce el alcohol en la conducción, a
continuación vamos a describir algunos:

Repercusiones en el comportamiento: El conductor suele tener una


falsa seguridad en sí mismo e incluso en ocasiones un sentimiento
subjetivo de creer que tiene una mejor capacidad para conducir,
aumentando la tolerancia al riesgo. También disminuye el sentido de la
responsabilidad y la prudencia.

Incremento de las infracciones: Las infracciones a las normas de


circulación se producen por un doble motivo, por una parte porque el
alcohol hace que se capten mucho peor todas las señales y marcas
viales, y por otro porque se tiene un menor sentido de la
responsabilidad y de la prudencia.

Alteración en el tiempo de reacción: A partir de 0,5-0,8 gramos por mil,


la capacidad de reacción disminuye de forma considerable. El nivel de
tolerancia al alcohol determina en gran medida el efecto de éste sobre
el tiempo de reacción y la estimación del tiempo. El alcohol produce
una importante reducción en el tiempo de respuesta frente a las
estimulaciones sensoriales, llegando a disminuir los reflejos y la
capacidad de reacción ante un obstáculo.

Deterioro y alteraciones de las funciones sensoriales: El alcohol


deteriora sobre todo el sentido de la visión y los procesos sensoriales
y perceptivos relacionados con ella.

Alteraciones en la atención: La atención general del conductor se


deteriora, dando lugar a una especial tendencia a accidentarse en las
intersecciones, zonas en las que hay mucha concentración de
señales, incorporaciones, etc.

Trastornos y alteraciones psicomotrices: En el conductor alcoholizado,


puede aparecer descoordinación motora, problemas de acomodación
de las órdenes sensoriales a las motrices, disminución notable de la
recuperación y del rendimiento muscular de todo el organismo y
trastornos del equilibrio.

Cambios en el nivel de activación-alerta: Como depresor el alcohol


hace que la fatiga muscular y sensorial sea mayor de lo normal, da
lugar a una disminución de la alerta y la vigilia, el cansancio suele
aparecer con bastante rapidez, así como los estados de somnolencia y
las pequeñas pérdidas de conciencia en los estímulos de la carretera y
del vehículo.

Disfunciones en la percepción: El alcohol hace que se confundan y


modifiquen de manera importante todas las percepciones sensoriales
provocando problemas de captación, interpretación y reconocimiento
correcto de señales u otros vehículos.

Pruebas de alcoholemia.

Todos los conductores de vehículos están obligados a someterse a las


pruebas de alcoholemia, hoy en día regulado por el decreto 1548 de
2012, del mismo modo es obligatorio la realización de la prueba de
embriaguez en los casos de accidentes cuando el resultado es
personas lesionadas o victimas fatales.

Si en la prueba practicada al conductor, éste alcanzará los límites


permitidos de alcohol en sangre o, aún sin alcanzar este límite, el
agente de policía observara signos evidentes de embriaguez, se
realizará una segunda prueba para una mayor garantía de los
resultados. Entre una y otra prueba deben pasar al menos diez
minutos.

Asimismo, el conductor puede exigir que esos índices de alcoholemia


sean contrastados mediante un análisis de sangre.

Si el resultado de las pruebas y de los análisis diera resultado positivo,


se podrá proceder a la inmediata inmovilización del vehículo. También,
el vehículo podrá ser inmovilizado en el caso que el conductor se
niegue a efectuar las pruebas de detección alcohólica. Los gastos de
inmovilización, traslado y posible depósito correrán por cuenta del
conductor.

Los resultados de la siguiente figura demuestran de qué forma el


consumo de alcohol afecta a nuestro organismo reduciendo las
reacciones de quien conduce e ilustra igualmente el porcentaje de
incremento de la posibilidad de sufrir un accidente, cuando se ha
consumido una cierta cantidad de alcohol.

Medicamentos, Drogas y conducción

Medicamentos y drogas también son a veces causantes de


accidentes. De manera general, todas las drogas dificultan
enormemente la capacidad de conducir. Veamos ahora, de manera
particular, los efectos negativos de los medicamentos y de las drogas.

Los Medicamentos

Los efectos negativos de los medicamentos sobre la capacidad de


conducción, están dentro de los llamados efectos indeseables de
algunos de estos, ahora bien, no todos los medicamentos siempre
tienen la misma intensidad en todos los individuos.

Los principales efectos secundarios de los medicamentos que pueden


afectar negativamente la capacidad de conducir son: el efecto sedante
(somnolencia, disminución de la alerta...), las alteraciones oculares
(visión borrosa, trastornos de acomodación...), las alteraciones
auditivas (zumbidos, acufenos...), los vértigos y los temblores, entre
otros.

Según las investigaciones ente un 4 y 8% de los accidentes de tránsito


se deben a maniobras incorrectas del conductor cuyo origen está en
reacciones directas a determinados medicamentos. Sin embargo, es
difícil establecer una relación entre la dosis administrada y el grado de
deterioro de la capacidad de conducción. La influencia de los
medicamentos sobre la capacidad de conducción está determinada
por factores inherentes al fármaco, y por otros relacionados con la
persona que está en tratamiento.

En este contexto, si se toman medicamentos es aconsejable leer


detenidamente los prospectos e incluso consultar a su médico sobre
los posibles efectos del medicamento en lo relativo a su actividad de
conducción.

De todos los medicamentos susceptibles de ser recetados, los


psicofármacos son las sustancias que pueden tener efectos más
perjudiciales para los conductores. Este tipo de drogas puede ser
agrupado en tres grandes áreas:
1. Tranquilizantes: Actúan como depresores de la actividad
psíquica (puede variar el sueño, reduce los niveles de alerta,
disminuye el tiempo de reacción, puede producir visión borrosa,
etc.)
2. Sedantes: Son calmantes y reductores de la ansiedad. Los
efectos pueden ser parecidos a los anteriores.
3. Estimulantes: Actúan sobre el sistema nervioso central elevando
el tono psicológico, y se emplean para tratar estados depresivos,
y cuando es necesario elevar el tono vital.

Otros medicamentos: Antihistamínicos, antihipertensivos,


hipoglucémicos.

¿Cómo prevenir una situación de riesgo causada por


medicamentos?

La prevención es un arma fundamental. Por ello, es recomendable que


el paciente que empieza a tomar un medicamento que potencialmente
puede alterar la capacidad de conducir, procure averiguar cómo
reacciona ante la medicación, antes de sentarse al volante de un
vehículo. Para ello, deberá observar cómo influye en sus reflejos, en
su capacidad de concentración y si le produce excesiva somnolencia.

Si tiene que conducir y toma medicamentos, recuerde:

La reacción del organismo a los medicamentos es más significativa los


primeros días del tratamiento y puede no ser tan fuerte después. Siga
siempre las instrucciones indicadas en cuanto a la dosis y al tiempo de
duración del tratamiento. En caso de duda, consulte a su médico o
farmacéutico.

Los medicamentos que potencialmente pueden afectar a nuestra


capacidad de conducción son los ansiolíticos, antidepresivos,
tranquilizantes o incluso algunos colirios o pomadas oftálmicas que
pueden influir sobre nuestra correcta visión. Los medicamentos para
tratar los resfriados o las alergias también pueden disminuir nuestros
reflejos. Concretamente los antihistamínicos pueden producir
somnolencia, sedación y disminución de los reflejos. En caso de duda,
consulte siempre al médico o farmacéutico. Sepa que un simple
descongestionante nasal puede afectarle.

Las Drogas

Las drogas pueden tener efectos similares a los causados por los
medicamentos. Estas son sustancias capaces de alterar el
comportamiento de los individuos, produciendo en ellos un estado de
dependencia física y psíquica que dificulta enormemente la
conducción. Producen generalmente efectos euforizantes y
estimulantes. Las podemos clasificar en:

1. Depresores: Calman la actividad neuronal y reducen la actividad


corporal.
2. Estimulantes: Aumentan la actividad neuronal y las funciones
corporales.
3. Alucinógenos: Afectan de forma notable a la percepción del
individuo.
Las drogas depresoras del sistema nervioso -como son el cannabis,
los opiáceos (heroína, morfina, metadona), el éxtasis líquido o los
tranquilizantes (ansiolíticos, hipnóticos)-, disminuyen enormemente la
capacidad de reacción del individuo, la capacidad de concentración y
los reflejos. Esto se traduce en situaciones de riesgo durante la
conducción.

En cuanto a sustancias estimulantes como las anfetaminas, la


cocaína o el éxtasis, es evidente que también suponen un riesgo
importante para la conducción. El consumo de estas sustancias puede
producir una falsa sensación de control, de disminución de la fatiga y
de disminución del sueño. Sin embargo, es una percepción
equivocada que puede traducirse en descoordinación, reflejos
minimizados y problemas visuales y auditivos, todo ello acentuado si
se mezclan con otros tipos de sustancias.

Otro grupo importante a tener en cuenta sería el de las drogas


alucinógenas: hongos, LSD y ketamina, entre otras. Son sustancias
capaces de producir alucinaciones, cambios de percepción de la
realidad o visiones imaginarias, y que dependen mucho del estado de
ánimo de la persona que las consume, acentuando un posible
malestar o un problema psicológico, puntual o pasajero.

¿Cómo actúan algunas de estas drogas?

Aunque su concentración en la sangre suele durar muy poco, de cinco


a cuarenta y cinco minutos, sus efectos se prologan por encima de las
dos horas:
1. Cocaína: Se inhala por la nariz o bien se inyecta por vía
endovenosa. Produce la desaparición de inhibiciones, una fuerte
excitación, euforia, ansiedad y agitación. Se tiene a aumentar la
velocidad y provocar situaciones arriesgadas.
2. Heroína: Crea una adicción y dependencia más fuertes y más
rápidas. Propicia conducciones arriesgadas y violentas al
volante. Afecta a la visión y a las reacciones en general.
3. Drogas de diseño: Producen efectos estimulantes y graves
alteraciones en la percepción. Propicia un exceso de
autoconfianza y altera también su percepción por una visión
inadecuada. El conductor suele sentir fatiga y falta de
concentración.
4. Cannabis: Produce vértigo, euforia y una especie de ebriedad en
un primer momento, con posterioridad genera alteración en la
visión de los colores y en la percepción del espacio.
5. LSD: Sus efectos duran entre 10 y 12 horas. Bajo sus efectos es
prácticamente suicida conducir.
6. Morfina: Es uno de los estupefacientes más violentos y
peligrosos. Penetra rápidamente en el organismo y crea
dependencia rápida.
7. Opio: Produce un estado similar a la embriaguez. Alteración de
la percepción, somnolencia y aceptación del riesgo si se
conduce.

Cuando el consumidor de una droga deja de consumirla durante algún


tiempo, aparece lo que se llama "síndrome de abstinencia" se
producen una serie de alteraciones del comportamiento y fisiológicas
que pueden resultar tan peligrosas como los propios efectos de las
drogas.

Consejos:

• Conducir bajo los efectos de cualquier droga supone un riesgo


importante de tener un accidente. Si las consumes, no
conduzcas.
• Planifica la noche y baraja la posibilidad de utilizar transportes
seguros o con personas que sepas que no han consumido
ningún tipo de sustancia.
• Las sustancias estimulantes producen una falsa sensación de
control, disminución de la fatiga y disminución del sueño. Pero
recuerda que tu capacidad de reacción no es la misma, y una
cosa es tu percepción y otra la realidad.
• Esperar un rato a que se nos pasen los efectos no es la solución.
Los efectos tardan mucho en desaparecer.
• Recuerde que no hay consumo sin riesgo.

Factores psicológicos

La personalidad de un individuo es un aspecto determinante de la


conducta en la conducción. Algunos científicos llegaron a la conclusión
de que los factores que más influyen en los accidentes de tráfico
suelen ser de tipo temperamental y de carácter; y que el mayor
número de accidentados suelen manifestar cierta inmadurez de su
personalidad, cambios repentinos de humor, actitud de riesgo, osadía,
comportamiento arbitrario y descontento en alguna faceta de su vida
familiar, laboral o personal.

La actividad de la conducción se encuentra en estrecha relación con


los componentes afectivos y emocionales (motivos, sentimientos y
emociones) que rigen el comportamiento humano. Son muchos los
factores personales, subjetivos, emocionales y situacionales que
pueden afectar al individuo en cada uno de los momentos de la
conducción, incrementando el riesgo de accidentes.

En esta línea de ideas, es necesario resaltar que hoy en día las


enfermedades psíquicas son un problema real y generalizado en
nuestra sociedad, por lo que se están convirtiendo en una auténtica
epidemia. El estrés, la depresión, entre otras, afectan cada vez más a
la población y sin lugar a duda son enfermedades que tienen su
incidencia en aquellos que son conductores.

Este tipo de enfermedades disminuye considerablemente la capacidad


del conductor para concentrarse y mantener los estímulos externos
imprescindibles para una conducción segura.

Dentro de las enfermedades anteriormente descritas, se encuentra la


depresión, ésta se caracteriza por una disminución manifiesta del tono
vital, la pérdida de apetito, de peso, insomnio, retardo psicomotriz,
disminución sexual, falta de concentración, ansiedad, etc.
Algunos de estos síntomas tienen un efecto directo e inmediato con la
actividad de conducir, como pueden ser la disminución en la atención,
la tendencia al suicidio, las alteraciones en el sueño, el aumento de
ansiedad y la irritabilidad, el aumento de la fatiga o la merma en la
capacidad de decisión y alteraciones sensoriales.

Si se tiene depresión y se es conductor habitual se debe acudir a un


especialista de forma que este determine el tipo de depresión y la
terapia a seguir. Asimismo, si está bajo los efectos de alguna terapia
farmacológica debe tenerse en cuenta que estos fármacos pueden
producir alteraciones que afecten directamente a la conducción.

El depresivo debe evitar automedicarse, así como, consumir alcohol u


otras drogas como remedio contra la depresión, ya que su consumo
puede potenciar los riesgos y efectos de esta enfermedad y
consiguientemente aumentar las conductas peligrosas al volante.

Si se está en una fase aguda de depresión, debe evitarse el uso del


vehículo ya que aumentarían las posibilidades de sufrir un accidente.

Otra de las enfermedades psíquicas más comunes actualmente es el


estrés, que se caracteriza por un estado psico-biológico con efectos
tanto negativos como positivos y que se produce generalmente
cuando el individuo se encuentra inmerso en una situación de sobre-
exigencia física o psíquica.

Un ritmo de vida acelerado, la sobrecarga de trabajo, problemas de


inseguridad o frustración profesional, marcarse metas excesivamente
elevadas, trabajar en un ambiente excesivamente competitivo, son
algunas de las situaciones que pueden dar lugar a la aparición de
estrés.

La situación de estrés se caracteriza por una primera fase de alarma,


en esta primera etapa se activa el hipotálamo, la corteza cerebral, la
formación reticular, el sistema límbico, el sistema nervioso autónomo y
el sistema endocrino. Esto trae consigo una mayor capacidad de
reacción, una mejora de los umbrales sensoriales, una potenciación de
los mecanismos de alerta y en general un aumento de las funciones
vitales. Estos efectos no deberían ser perjudiciales para la conducción,
sin embargo, implican en el conductor un mayor nivel de agresividad y
comportamiento competitivo, impaciencia, aumento a la predisposición
a realizar una conducción temeraria, mayor predisposición a tomar
decisiones arriesgadas y en general, una mayor tendencia a no
respetar las señales y las normas de circulación.

La segunda fase, denominada de resistencia, se caracteriza porque el


organismo resiste aumentando sus defensas y manteniéndolas
durante mucho tiempo, lo que conduce poco a poco a la tercera etapa
del estrés que denominamos la fase de agotamiento.

En esta última fase se deteriora la habilidad para integrar información


y realizar funciones analíticas, disminuye el nivel de atención y
concentración ante los estímulos (luces, señales, etc.). En esta etapa
es recomendable prescindir del vehículo o utilizarlo bajo un control
riguroso sólo cuando sea sumamente imprescindible.
Si se tiene estrés se debe conducir con prudencia y lo mejor es acudir
a un especialista en este tipo de trastorno.

Tipos de conductas riesgosas que pueden ser el resultado de factores


psicológicos negativos en el conductor:

1. Conductas irresponsables: Niños en el asiento delantero,


furgonetas con mercancías, hablar en la conducción, fumar,
ingerir drogas, alcohol o fármacos en la conducción, etc.
2. Conducción agresiva: Hacer carreras en las vías públicas,
cambios bruscos en la velocidad, adelantar sin mantener
distancias, etc.
3. Descortesía: No indicar debidamente los giros, detenciones,
adelantamientos, no dar luces durante la noche, etc.
4. Posición incorrecta: circular por carril inadecuado, no ceder el
paso, no atender a las señales, etc.
5. Conducción entorpecedora: Conductores que van de paseo,
conductores lentos que no dan paso, atascos de tráfico, etc.
6. Autosuficiencia: No dar preferencia de paso, vehículos rápidos,
etc.
7. Conducir con visibilidad restringida: Conducción tras ingerir
fármacos o drogas, escasa visibilidad en la carretera debido a la
lluvia o niebla, adelantamientos en cambios de rasante, etc.
8. Conducción descuidada: Cerrar el paso y dificultar maniobras, no
hacer uso de espejos retrovisores.
9. Agresividad en la conducción: la agresividad en la conducción es
uno de los factores por los cuales se producen más accidentes
de tráfico. Un indicador muy común son los toques de claxon,
gestos y comentarios exagerados.

Las Distracciones

Conducir implica una variedad de tareas a las que hay que atender
como son el control de la marcha, la dirección, los indicadores, la
vigilancia de las señales, las maniobras de los demás conductores.

Son muchos los agentes externos que pueden motivar las


distracciones, como pueden ser una señalización incorrecta o una
excesiva concentración de señales en la carretera, pero también el
mantener conductas interferentes (encender un cigarrillo, la radio,
atender al teléfono móvil, etc.).

Otras cuestiones pueden anular el campo perceptivo de la conducción,


como son concentrar la atención en buscar una gasolinera, conducir
con hambre, buscar un coche radar, etc. La monotonía puede ser
también un factor que puede provocar el descenso de atención, por
ello es recomendable mantener un cierto grado de estimulación.
Entre el 80 y el 90% de los accidentes se encuentra implicado el factor
humano como elemento fundamental. De este porcentaje hay tres
fallos humanos que reúnen el 60%: Alcohol, velocidad y distracciones.

AGENTES HUMANOS QUE PROVOCAN DISTRACCIONES


• La personalidad: Las personas extrovertidas suelen tener
mayores dificultades para mantener la atención y son más
propensos a las distracciones.
• Fatiga, depresión, estrés, ansiedad, sueño... provocan falta de
atención y riesgo en la conducción.
• Poner un cd, encender un cigarrillo, buscar algo en la guantera o
ponerse el cinturón en marcha también provocan distracción en
la conducción.
• Circular bajo los efectos de alcohol, fármacos o sustancias
sicotrópicas.
• Tener una edad avanzada.

FACTORES EXTERNOS QUE PROVOCAN DISTRACCIONES

• La señalización incorrecta, que además potencia la aparición de


fatiga.
• Las conductas interferentes, es decir, prestar atención al paisaje
a alguna publicidad...
• Buscar información ajena a la conducción como un hotel o un
restaurante.
• El grado de luminosidad (especialmente a la entrada y salida de
túneles o por la noche)
• Confianza en una carretera o ruta conocida hace que se reduzca
la alerta sensorial.
• La localización del estímulo respecto al conductor.
• La temperatura en el interior del habitáculo.
A propósito del uso del Teléfono Móvil

• Según un miembro de Epidemiology Resources de Boston, el


riesgo más grave y plenamente constatado del móvil en la salud
humana es el de provocar un accidente de tráfico.
• Hablar por el móvil durante la conducción puede aumentar entre
5 y 10 veces la posibilidad de sufrir un accidente de tráfico.
• El uso del móvil incrementa el riesgo de accidente en los mismos
niveles que conducir con una tasa de alcoholemia de 1.0 g/l.
• Hablar por el móvil interfiere en el manejo motriz del vehículo
(volante, intermitentes, cambios de marcha...)
• Se altera la distancia de seguridad, se confunden itinerarios y se
comenten más infracciones de lo habitual.
• Se altera la velocidad, con fuertes cambios y con una tendencia
a ir más despacio de lo normal.
• Aumenta el tiempo de reacción del conductor en 0.71 segundos.
• Si en condiciones normales no se perciben entre un 5-15% de
las señales de tráfico, hablando por el móvil se dejan de captar
hasta el 50%.

Momentos De Riesgo Con El Móvil

• Cuando se recibe una llamada, por el factor sorpresa que altera


las pulsaciones y la actividad cerebral, incluso llevando manos
libres.
• Cuando se marca. En un teléfono normal esta acción requiere
entre 5-10 segundos lo que implica que si se circula a 120 km/h
se pueden recorrer entre 180 y 350 metros sin un control
adecuado el vehículo.
• Cuando se está hablando, riesgo que va aumentado conforme
pasan los segundos y que comienza a ser especialmente
peligroso a partir del segundo minuto. Si se circula con manos
libres, el tiempo aumenta a los cinco minutos.

Los niños y su seguridad. El caso Español

La legislación sobre transporte de menores y el uso de los diferentes


dispositivos de seguridad infantil no es muy extensa, en España por
ejemplo sólo hasta el mes de marzo del 2003, el Parlamento Europeo
aprobó una Directiva que obliga a que los niños que miden menos de
1,50 metros viajen en coche con sillita o dispositivo de seguridad
homologado. De esta forma los menores sólo pueden viajar en el
coche con asientos especiales, sentados en cojines, o con sistemas
que permitan regular la altura del cinturón.

A manera de ejemplo la legislación Española establece que:

1. En el asiento delantero del vehículo, sólo pueden viajar menores


de 12 años, si utilizan dispositivos de seguridad infantil
homologados.
2. En los asientos traseros habría que distinguir entre:
• Niños de 3 a 12 años: deberán utilizar sistemas de sujeción
homologados si el vehículo que ocupan dispone de ellos, y
si no utilizar los cinturones de seguridad, igualmente sólo si
el vehículo dispone de ellos.
• Niños menores de 3 años: deberán utilizar sistemas de
sujeción homologados, siempre que el vehículo disponga
de ellos.

Por lo que respecta a las normas de homologación; España no ha


desarrollado ninguna norma legislativa que recoja el contenido del
Reglamento número 44 de Naciones Unidas, de 1981, y que obliga a
los países firmantes a poner los medios para extender los dispositivos
de seguridad infantil dentro del automóvil. Por este motivo en nuestro
país podremos encontrar dispositivos homologados junto a otros que
no lo están y urge en consecuencia una adaptación de nuestra
legislación a la normativa en europea en cuestión.

Uno de los dispositivos desarrollados es el denominado ISOFIX, cuyas


características son las siguientes:

• Confirmación acústica del ensamblaje o fijación del sistema.


• Adaptable a todos los asientos exceptuado el del conductor.
• Válido para todo tipo de silla.
• Método de anclaje estandarizado.
• No puede soltarse accidentalmente.
• Debe cumplir las normas sobre regulación de Sistemas de
Seguridad Infantil.

Viajar con niños

Viajar en coche con niños es una ocasión para compartir un tiempo de


ocio pero a la vez requiere una serie de normas. La seguridad es
esencial en los viajes en carretera. La Dirección General de Tráfico
Española alerta sobre el uso de sistemas infantiles de retención:

• La mitad de los menores de 1 año viaja incorrectamente sujeto.


• La mayoría de los de más de 4 años no lleva ningún sistema de
retención.
• Entre los 4 y 6 años sólo el 11% lleva el cojín elevador
adecuado.
• Entre 7 y 9 años sólo el 20% viaja sujeto y lo hace con cinturón,
no con el sistema adaptado a su edad y estatura.
• Para niños deben utilizarse elementos de retención
homologados y adecuados a su peso y estatura hasta alcanzar
los 36 kg. de peso o 1,50 de altura, (entorno a los 12 años).
• Un niño que viaje sin ninguna sujeción multiplica por cinco las
posibilidades de sufrir lesiones mortales.
• El uso generalizado de sistemas de retención infantil salvaría la
vida de casi un centenar de niños.
• No se debe usar el mismo cinturón de seguridad para sujetar a
dos niños o a un niño y a un adulto.
• No se debe llevar nunca al bebé en brazos. Aunque parezca
más seguro no es así. Un frenazo o un golpe a 60 Km/h puede
hacer que el efecto sea que pese mil veces más de lo que pesa,
siendo casi imposible sujetarle y protegerle.
• No viajes sin antes activar los cierres de seguridad del coche.
• No coloques objetos pesados o de gran tamaño en la bandeja
trasera del coche. Podría dificultar la visión del conductor y en el
caso de un frenazo, caerse y hacer daño a los niños.
Jóvenes conductores

Los jóvenes conductores de 15 a 24 años pagan un precio altísimo en


los accidentes de circulación. Ello obedece a la combinación de varios
factores desfavorables: una experiencia de conducción insuficiente,
una afición al riesgo más acusada o una actitud menos respetuosa
para con las normas de circulación. Otros factores (cansancio,
conducción nocturna, uso de sustancias psicotrópicas,
comportamientos en grupo) han contribuido a que los accidentes de
tráfico de noche de fin de semana, se hayan convertido en la primera
causa de mortalidad juvenil.

Son muchos y muy variados los factores psicológicos que hacen que
los jóvenes conductores sean el grupo de mayor riesgo. La mayor
necesidad de autoafirmación, la excesiva sobrevaloración de su
capacidad, su mayor predisposición a asumir el riesgo, son algunos de
los factores que inciden en su conducta.

Tal vez de entre todos los factores que inciden en mayor medida sobre
la accidentalidad de los jóvenes, esté la falta de experiencia en la
conducción. Los jóvenes por regla general, aunque es algo que habría
que aplicar al conjunto de los conductores, no ven la actividad de
conducir como peligrosa, a la vez que confían en exceso en su
capacidad para controlar el vehículo en cualquier situación, por lo que
arriesgan mucho más.
En el caso de los jóvenes tiene gran importancia la accidentalidad
asociada al uso de ciclomotores y motocicletas, y ello debido en gran
parte al incumplimiento de las normas de seguridad fundamentales
entre otras el uso del casco.
A este respecto las investigaciones demuestran que el uso del casco
de protección por parte de los usuarios de vehículos de motor de dos
ruedas reduce a la mitad el riesgo de traumatismo craneal mortal o
grave.

En el caso de los conductores de vehículos de motocicletas, el llevar


ropa visible y adecuada, y a ser posible con elementos reflectantes,
circular siempre con el casco y la luz de cruce encendida, así como
señalizar sus maniobras con la debida antelación, son algunas
medidas que pueden contribuir de forma eficaz y directa a su
seguridad. Algunas de estas medidas ya están contempladas como
normas de obligado cumplimiento, pero hay que ver más allá, y esto
es, que su cumplimiento puede salvar vidas.

Otro colectivo afectado por un grado alto de siniestralidad, son los


conductores de ciclomotores y los ciclistas. En el caso de los
conductores de ciclomotores, éstos suelen ser por regla general
jóvenes, cuyas características personales ya hemos comentado con
anterioridad, con muy poca o nula experiencia y en la mayoría de los
casos con un total desconocimiento de las normas más elementales
de circulación.
Son personas que asumen un mayor nivel de riesgo en la conducción,
que a menudo circulan en vehículos cuya potencia ha sido modificada,
y que no suelen hacer uso del casco. En este aspecto es necesario
hacer hincapié en que es deber de todos, padres y educadores,
transmitirles la necesidad de cumplir con la normativa vial, no sólo por
imperativo legal, sino por su propia seguridad.

Jóvenes y conducción: ¿víctimas o culpables?


Los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte en jóvenes
de entre 18 y 24 años. Según algunas investigaciones, un 56% de los
jóvenes ha conducido sin tener licencia de conducir y la mayoría de
ellos admiten haber infringido las normas de tráfico en más de una
ocasión.
Las infracciones más frecuentes cometidas por los jóvenes son el
exceso de velocidad y saltarse un semáforo en rojo. Además, un 33%
de los jóvenes ha sufrido algún accidente de tráfico, mayoritariamente
en desplazamientos al trabajo, de día y durante la semana.
Y entre las causas de los accidentes: los jóvenes las atribuyen a las
distracciones, la velocidad excesiva, las condiciones de la vía, a
saltarse un semáforo o stop y al alcohol.

La influencia de la familia

En este estudio se reflejan que la actitud de los padres ante la


conducción y la seguridad vial influye en gran manera en los
accidentes de tráfico de los jóvenes, de hecho, los jóvenes multados
son frecuentemente hijos de padres sancionados por infracciones de
tráfico, mientras que los jóvenes no multados suelen tener padres que
cumplen las normas.

Los jóvenes piensan que su padre excede los límites de velocidad


porque no considera peligrosa esta conducta y uno de cada tres
jóvenes que se saltan un semáforo en rojo estima que su padre hace
lo mismo y la mitad de los jóvenes piensa que su padre no se pone el
cinturón de seguridad porque no lo considera peligroso.
Además, según la percepción de los jóvenes, cometen menos
infracciones que los padres, sobre todo en lo que se refiere a los
excesos de velocidad. La mayoría de los jóvenes afirman que las
infracciones de las madres se producen más por distracciones que por
no tener una adecuada percepción del riesgo.

Ciclistas

Por lo que respecta a los ciclistas, éstos son en muchos casos los
propios causantes de sus accidentes, pero a su vez son los más
perjudicados por los mismos, ya que son absolutamente vulnerables
ya que no tienen ningún elemento de seguridad que les proteja. Pero
sin duda, hay que considerar que en muchos casos, la bicicleta es el
primer contacto que se tiene con la circulación vial, y por lo tanto es
necesario que se tengan desde un principio buenos hábitos de
circulación.

Circular con bicicletas cuyos frenos están en mal estado, circular en


paralelo, circular de noche sin utilizar elementos de iluminación o
reflectantes, no circular por los bordes, no usar casco, son algunas de
las causas por las que se producen los accidentes.

Por ello, es necesario insistir en que los ciclistas hagan uso del casco
en sus desplazamientos, utilicen en la medida de su existencia las
pistas reservadas para su circulación o circulen por el arcén, usen
elementos reflectantes y cumplan con las normas de circulación.

Unos consejos si se circula con la bicicleta:

• Si circula por la noche, debe usar una luz frontal. Lo exigen las
normas de tráfico.
• Consiga un timbre o una bocina y úsalos siempre que veas un
coche que se aproxime (o esté esperando) enfrente o a la
derecha.
• No pare en el ángulo muerto.
• NUNCA adelante a un coche por la derecha.
• No circule por la acera. Cuando se sale de la acera para cruzar
la calle, los conductores no pueden verlo.
• Es obligatorio llevar elementos reflectantes de noche, pero no es
mala idea llevarlos también de día.
• Si se circula de noche, debe usar una luz trasera intermitente.
• Escoge calles anchas y con tráfico lento.

Personas Mayores

Las personas mayores es otro de los grupos de mayor riesgo, si


tomamos en consideración el número de accidentes en los que se ven
involucrados personas mayores de 65 años y los kilómetros que
recorren al año, nos encontraremos con el resultado de que junto con
los jóvenes son los grupos de mayor riesgo.

Las personas mayores tienen en su haber el hecho de que son muy


respetuosas con las normas de circulación, no exceden de la
velocidad permitida, no consumen alcohol, pero sin embargo sufren
más accidente como consecuencia de la perdida de sus capacidades
psicomotoras. Tienen más dificultades para ver, oír, interpretar las
indicaciones, procesar las informaciones, etc.

Pero no sólo sufren los accidentes como conductores, también y en


mayor medida, como peatones. Por ello es fundamental que el
conjunto de los conductores respetemos todavía más si cabe las
normas de circulación en su presencia, porque resultan
extremadamente vulnerables.

La autonomía y la independencia de las personas en sus


desplazamientos como peatones y como conductores son
componentes inseparables de la calidad de vida. Sin embargo, la
movilidad de las personas mayores se ve dificultada por problemas de
salud y por condiciones ambientales. Ambos aspectos constituyen
barreras que limitan su autonomía y su independencia y disminuyen su
seguridad vial.

Las consecuencias de estas condiciones pueden cambiarse, pueden


ser paliadas e incluso corregidas y eliminadas. El conocimiento de las
estrategias que pueden utilizarse para afrontar las dificultades
ambientales y las limitaciones funcionales es muy valioso. Las
personas que tienen limitaciones o que experimentan dificultades son
quienes mejor conocen la forma de adaptarse a ellas. Sólo quien lo ha
vivido es capaz de comprenderlo.

Los Niños

Es otro de los grupos de mayor riesgo, aunque afortunadamente los


índices de accidentalidad están en descenso en lo que les respecta.
Los niños son mucho más propensos a sufrir accidentes en su
condición de peatones, ya que su nivel de atención es más bajo,
desconocen las normas, son imprudentes por naturaleza, tienen
problemas de visión por su estatura, etc.

Las ciudades están raramente diseñadas para los niños, sufren el


acoso de la densidad de circulación en algunas de ellas, los
conductores no siempre son respetuosos ante la presencia de niños
en la proximidad de la calzada, la señalización es inexistente o
deficiente, etc. Por ello se producen muchos más accidentes que los
que deberían acontecer. Los niños por su constitución son mucho más
vulnerables a sufrir lesiones de importancia, ya que por ejemplo, los
frontales de los vehículos resultan mucho más altos para ellos.

Por ello, ante la presencia de niños deben extremarse todas las


atenciones, reducir la velocidad, y prever la reacción de los mismos,
por su irrupción en la calzada. Si la vía es estrecha y existen vehículos
a ambos lados, hay que reducir la velocidad. Los padres deben
enseñarles, desde el primer momento, las reglas básicas para sus
seguridad, aprender a cruzar por pasos de peatones, hacerlo siempre
en verde para ellos, hacerlo por el lado más alejado de la zona de
parada de los vehículos, circular por la parte más alejada a la calzada
y por la acera, no cruzar entre coches, ni correr en las proximidades
de los vehículos, llevar elementos reflectantes si circulan por la noche,
y si van en bicicleta hacerlo respetando las reglas de circulación.

Muchas de estas pautas pueden enseñarse por mediación de los


parques infantiles de tráfico, y en los colegios pero sin duda la
responsabilidad más importante la tienen los padres día a día.

En Colombia y de acuerdo al artículo 82 del Código de tránsito, los


menores de diez (10) años no podrán viajar en el asiento delantero del
vehículo.

Por razones de seguridad, los menores de dos (2) años solo podrán
viajar en el asiento posterior haciendo uso de una silla que garantice
su seguridad y que permita su fijación a él, siempre y cuando el menor
viaje únicamente en compañía del conductor.

A partir de los vehículos fabricados en el año 2004, se exigirá el uso


de cinturones de seguridad en los asientos traseros, de acuerdo con la
reglamentación que sobre el particular expida el Ministerio de
Transporte.

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