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EL SEÑOR HARRY

Todos deseamos, anhelamos algo, hay personas que lo único con los que sueñan es con un
aumento de salario, niños y adultos que esperan cada veinticuatro de diciembre la llegada de
un hombre viejo con barba repartiendo regalos, niños de once años que se quedan dormidos al
lado del buzón esperando su carta de invitación a Hogwarts. También hay personas un poco
más egoístas con sus deseos, como el señor Harry, un hombre desamparado de cincuenta años,
algo bajo y regordete, que lo único con lo que sueña es la extinción de la humanidad, suena un
poco dramático pero es cierto, el señor Harry desde que es un niño odia a las personas, pues
estudio en casa y cuanto tuvo la edad suficiente para ir a la universidad, estudio agricultura
para cumplir su sueño de irse a vivir a un campo lejano , construir su propio huerto y no
depender de ningún humano, y así lo hizo, según harry los humanos solo le hacían daño al
planeta y a su hermosa flora y fauna, solía pensar que todo sería mejor si solo existieran el y la
naturaleza. pero eso estaba por cambiar.
Era una muy linda mañana de primavera, Harry se encontraba recorriendo su invernadero
realizado su inspección diaria, en cuanto se dio cuenta de que faltaba una de sus macetas de
lirios, se dio cuenta porque tenía cada maceta enumerada, aunque quizá había enumerado mal
y se había saltado el número tres, si eso debía de ser, pensó Harry mientras le quitaba la
etiqueta mal enumerada a la maceta, porque no era posible que la maceta desapareciera por
si sola, sin darle más vueltas al asunto, salió del invernadero y se dirigió a recolectar un par de
naranjas para su desayuno. Al día siguiente se encontraba nuevamente realizando su
inspección matutina, en cuento se dio cuenta de que ahora le faltaba una de sus matas de apio,
comenzó a dudar de si mismo, "vamos Harry desde cuando etiquetas tan mal las macetas", se
dijo tomando nuevamente la etiqueta de una de sus plantas para remplazar el número mal
puesto por el indicado, lo dejó pasar y se dirigió a su casa. Al día siguiente nuevamente se
encontraba regando sus plantas, cuando se tropezó con una pala que había en el piso “algo
raro está pasando, estoy casi seguro de que yo no deje esto aquí” recogio la pala y la acomodo
en su repisa, se dio cuenta de que varios de sus instrumentos de jardinería estaban mal
acomodados, “quizá alguno de mis traviesos conejos estuvo aquí, debería de empezar a cerrar
con seguro en la noche” se dijo mientras buscaba la cerradura entre uno de sus muchos
cajones. Cuando la encontró se aseguró de que la puerta quedará bien cerrada para que
ninguno de sus traviesos conejos entrara. Ya era la siguiente mañana de primavera, Harry de
levanto ansioso de su cama para ir a ver cómo se encontraba su invernadero, se puso sus botas
de jardín rápidamente y se dirigió a su destino, al apenas visualizar la puerta de el invernadero
se percató de que algo andaba mal, la cerradura estaba intacta, pero a un costado de la puerta,
la malla de la que estaba construido el invernadero se encontraba cortada, el agujero no era lo
suficientemente grande como para que pasara una jirafa pero si lo suficiente para que pasara
un humano de estatura baja, Harry se asustó demasiado incluso pasó por su cabeza llamar a la
policía pero eso requeriría de interactuar con un humano y eso a Harry le disgustaba bastante,
así quereunió todo el valor que pudo y se adentró en el invernadero, tomó una pala que según
el sería una muy buen arma si es que se llegará a encontrar con algún intruso que atentará
contra su integridad física, no divisó ninguna amenaza, pero si pudo distinguir que faltaban
varias de sus macetas, entre ellas una de sus macetas de tomate favoritas, Harry no lo podía
creer, quien podía ser tan descarado como para irrumpir en su territorio y encima robarle,
estaba decidió, esta noche se quedaría en el invernadero hasta que apareciera este tal
bandido. Ya eran pasado las dos de la madrugada, el sol ya se había escondió dejando así ver a
la hermosa luna que siempre llegaba acompañada de las estrellas, Harry amaba observar el
cielo nocturno, aveces solo aveces se encontraba a si mismo pensando en cómo seria mirar el
hermoso cuadro nocturno del cielo acompañado de alguien, charlar sobre cosas triviales como;
¿prefieres el helado de chocolate suizo o el helado de pistacho?, Harry por supuesto que sabía
la respuesta a esa pregunta, era la pregunta que encabezaba la lista de “charlas de emergencia
para silencios incómodos”, ocupaba su lista muy poco por no decir nada, solo la había ocupado
una vez, la vez que tuvo que ir al veterinario por uno de sus conejitos y se vio obligado a hablar
con la única persona que estaba en la recepción mientras el esperaba. Movió la cabeza
bruscamente para retirar ese incómodo momento de su cabeza. Ya eran las tres A.M. Cuando
Harry se despertó por un ruido que logró escuchar dentro del invernadero, era el ruido de unas
pisadas, Harry se paro de un salto de su asiento y se puso en alerta, empuñó la pala con fuerza
y se acercó al lugar del que provenía el ruido, se sorprendió bastante cuando encendió su
linterna y vio a un niño de no más de 10 años castaño y bajo desenterrando una de sus matas
de calabacín, el niño al verlo gritó de sorpresa y salió corriendo con la mata de calabacín en la
mano y una de las palas de Harry en la otra, “!HEY TU, NIÑO VEN AQUÍ, DEVUÉLVEME MIS
COSAS! “ Gritó Harry persiguiendo al menor, El niño no paraba de correr, se adentró en un
lugar en el que Harry nunca había estado, el lugar tenía una casa bastante linda con una
chimenea se veía bastante acogedora y otra aun mas pequeña que fue a la que entró el
muchacho, el niño cerró rápidamente la puerta dejando a Harry afuera pidiendo por sus cosas
“niño dame mis cosas si no quieres meterte en problemas” dijo Harry esperando que el niño
cediera, hubo un muy profundo silencio por unos minutos hasta que el niño habló,
“prométame que si abro no me va a hacer nada” dijo el niño algo asustado al otro lado de la
puerta “por supuesto que no te voy a hacer nada, solo quiero mis cosas devuelta” dijo Harry un
poco más calmado, Harry escucho la puerta abrirse y pudo ver el interior de la casita, se veía
un poco más grande por dentro, tenía un sofá que estaba rodeado de plantas, y muchas repisas
con plantas también, Harry pudo ver que ahí estaban todas las plantas que se le habían estado
perdiendo, estaba su planta de lirio, su maceta de apio, de tomate, e incluso algunas de sus
herramientas que nisiquiera se había percatado de que le faltaban, “con que aquí estaban
todas mis cosas faltantes” dijo Harry inspeccionando el lugar, el niño estaba quieto en una
esquina observando a Harry, “lo siento mucho señor, no debi de robarle sus pertenencias, solo
que aquí usted es conocido por odiar a las personas y pensé que si me acercaba y se las pedía
me echaría” dijo el niño acercándose un poco más a él mayor “estás en lo correcto muchacho,
si hubieses ido te habría echado, pero no hubieras quedado como un ladrón” dijo Harry para
depues cambiar de tema “veo que has cuidado muy bien las plantas, ¿de donde aprendiste lo
que sabes?” pegunto Harry curioso “mi abuela tiene bastantes libros sobre jardinería, ella vive
en la casa que está allí” exclamo el niño apuntando la casa más grande “ ya veo” dijo Harry
“¿como te llamas?” pregunto acercándose a una de las macetas para inspeccionarla más de
cerca “ Eddie, pero me puede llamar Ed” “ muy bien Ed, que te parece si yo te dejo conservar la
cosas de las que te apropiaste si me prometes que no entrarás nunca mas a mi invernadero a
robar cosas o a hacer destrozos” dijo Harry después de llegar a la conclusión de que solo era un
niño como lo había sido el al que le gustaban las plantas “se lo prometo señor, muchas gracias
de verdad” “ llámame Harry” dijo el más mayor dirigiéndose a la salida “okey Harry muchas
gracias” dijo Eddie acompañando al señor Harry a la salida “Harry, ¿estaría bien si voy mañana
a su casa para que me enseñe más sobre jardinería?, me encantaría aprender más” pregunto
Eddie esperanzado, Harry lo pensó un poco poniendo aun más ansioso a Eddie “esta bien, te
quiero a las 10 A.M. en la entrada si no quiere quedar afuera” dijo Harry perdiéndose de vista
camino a su casa. Al día siguiente así fue, Eddie estaba fuera de la casa del señor Harry a las 10
menos cuarto, Harry lo recibió y comenzaron con sus clases, le enseñó sobre jardinería, cultivo
y crianza de animales y así fueron todos los días siguientes, ya se había vuelto una rutina diaria,
Harry se levantaba preparaba un rico desayuno para dos, iba a recibir a Eddie y después
comenzaban con sus lecciones. Harry se había dado cuenta de lo lindo que podía ser tener
compañía, y de que la humanidad no estaba perdida, todavía había personas en el mundo que
valían la pena, pero por supuesto que no todas valían la pena todavía habían personas que
preferían “El señor de los anillos” sobre “Harry Potter” pero eso era tema aparte. Con el
tiempo Harry con el apoyo de Eddie inauguró su propia escuela gratuita de agricultura, se
divertía mucho enseñando a niños y adultos sobre las cosas que el amaba, tenía bastantes
alumnos, los vecinos que Harry nisiquiera sabía que tenía, le comenzaron a perder el miedo a
Harry, le llevaban tartas, lo invitaban a fiestas y muchas otras cosas, Harry por fin se dio cuenta
de que la vida puede ser igual de hermosa con y sin compañía, Harry prefería mantenerlo en
secreto, pero le gustaba mucho más la vida con un poco de compañía.

FIN

Nombre estudiante: Agustina Daniela Palma Palma


Curso: 8vo Básico
Edad: catorce

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