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La venganza del cóndor

Había una vez un indio que dormía a la intemperie. cuando su abusivo padrón el capitán
Gonzales .quien se hallaba junto al escritor ventura García galerón. empezó a despertar a
punta pies y le dijo

Pedazo de animal debías ensillar mi caballo a las 5 de la mañana son las 7 y aun siques
durmiendo como un cochino tengo que llegar a waras en 2 dias

El indio se irguió con la primera patata y en ese momento el capitán lo lanzó un latigazo lo iba
a hacer otra vez pero el escritor lo detuvo y le dijo de nuevo al indio

tondo necio y el pellón negro. soganalla y si no de apuras ya veras.

el pobre indio fue en busca del pellón y no regreso y entonces sumamente enojado y advierto
severos azotes. el capitán Gonzales se marco 2 horas después mientras García calderón
ensillaba su mula. un pellejo de granero llego a su encuentro

y de pueblerino pelambre salió una cabeza despeinaba que se ofrecía a guiarlo era el indio
castigo así este y el escritor comenzaron su viaje con sus respectivas
mulas el empilado camino de los cerros de los andes parecía conducirlos a un lugar siniestro
había recorrido un largo comino y ya un unos cóndores asían su aparición al llegar a un
estrecho desfiladero el indio le pidió a García calderón que lo esperara y en sequita
desapareció al poco rato un fuerte ruido se escucho en la montaña

pues algo rodeaba por las alturas y de pronto a 15 metros del escritor paso un vuelo de
cóndores y entonces vio rebotar con estruendo una masa oscura que parecía un hombre o un
caballo que fue a parar allá abajo en el rio

temblando de error García calderón espero y al cabo de unos minutos apareció el quía y triste
le pregunto si avía visto al capitán

a veces taita en un
precipicio los cóndores rozan con el ala el hombre del viajero y este pierde el equilibrio y calle
al abismo así avía ocurrido con el capitán Gonzales pobre sito ay ay ayi García calderón}
pensó que quizás entre los indios y cóndores engistian en un pacto para vengarse de los
hombres blancos

y de su quía aprendió que es imprudente humillar con un látigo la resignación de los vencidos

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