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CULTURAS ORGANIZACIONALES FUERTES FRENTE A DEBILES

Una cultura fuerte es aquella donde prima la coherencia, en todos los lugares de la
organización y una débil es aquella en la que podemos encontrar “islas” de
culturas distintas en la misma organización. Es una cultura “fragmentada“.

En la cultura fuerte los valores están presentes en la acción y en la mentalidad de


sus miembros, y las estrategias que se implementen serán exitosas además que
esta, está desde el momento de la contratación de las personas hasta el fin de la
relación laboral. Una cultura fuerte no garantiza el éxito. Hay culturas
“fuertemente” faltas de ética tóxicas o que orientan “fuertemente” al desastre o que
no supieron adaptarse al cambio. Aunque, a la vez, será difícil tener éxito a largo
plazo sin una cultura fuerte.

Una cultura fuerte empieza por la VISION Y MISION, que permite conectar al
equipo con la organización y que permite enlazar con un sentido de propósito
amplio, mucho más que los objetivos -generalmente pensados para el corto plazo.

En una cultura débil puede que los ejes centrales (misión, visión, valores) no
estén bien definidos o aceptados por el equipo o, simplemente, no existan. O
quizás no se corresponde la forma en que se trabaja y los valores que se
propugnan generando frustración entre empleados o clientes.

La cultura débil podrá tener personas satisfechas pero le costará encontrar


personas comprometidas. Suelen estar presentes en negocios jóvenes, que
todavía están descubriendo su forma de actuar.

La ventaja de una cultura fuerte es que tiene más capacidad de crear equipos de
alta productividad. Si la cultura de la empresa es consistente aparecerán las
personas que se sientan cómodas en ese entorno y, a su vez, propagarán esa
cultura haciéndola más fuerte.

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