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El mundo es o está siendo: las TIC en la encrucijada

“La cuestión particular se refiere al hecho de saber cuál es nuestra relación con lo real
cuando las condiciones de la simbolización cambian”.

Marc Augé, La guerra de los sueños, 1998.

Comenzamos este primer encuentro con una cita del antropólogo Marc Augé justamente
porque el mundo está cambiando y las tecnologías de las comunicaciones, que
construyen nuestra realidad, están en el centro de estos cambios: nuestras condiciones
de simbolización han cambiado.

Es sabido que hoy no se conoce ni se comunica como antes.

Es sabido, además, que nuestros alumnos son nativos digitales, es decir, que han nacido
en medio de redes digitales que han estado al alcance de su mano desde siempre y les
son totalmente naturales, en el sentido de que no imaginarían sus vidas sin ellas.
Parecería ser que, asimismo, esta condición,
coloca a los jóvenes - sujetos ya informatizados, conectados, que necesitan volverse
constantemente visibles, que adecuan su cuerpo y su modo de vida a esos artefactos-
como expertos ante las nuevas tecnologías (procesadores de textos, contenidos
multimedia, chat, mails, teléfonos celulares, Wikipedia, Facebook, Twitter, e-books,
diarios digitales, buscadores digitales, uso del hipertexto y del hipermedia, entre otras
aplicaciones).

Parecería ser, en este contexto, también, que nosotros, los docentes, nativos del papel o
inmigrantes digitales, quedamos por fuera de esos nuevos modos de comunicación y de
transmisión de información y conocimiento propios de una cultura digital.

Ya sabemos: la escuela ha construido su legitimidad a partir del libro y del dominio de la


escritura y la lectura en sentido tradicional. Sin embargo, en esta sociedad de la
sobremodernidad, las mediaciones tecnológicas se han constituido en una dimensión con
densidad cultural y política, constitutiva de toda práctica social. Sin caer en
generalizaciones falaces: ¿quién no navega por la web, se comunica con algún colega por
e-mail, chatea con amigos, deja su comentario en un diario digital, intenta –o lo hace-
modificar un contenido de Wikipedia, sube un video aYoutube, manda un twit?

Vivimos en una sociedad en red, una sociedad que fluye en un espacio sin espacio y en
un tiempo atemporal; donde las identidades se procesan en los flujos de las redes
sociales.

Vivimos, además, desde hace dos décadas, un panorama educativo caracterizado por la
proliferación de políticas y proyectos educativos en nivel medio vinculados a las TIC.

Hoy, los saberes que transmite el sistema educativo se ven cuestionados por un tipo de
saber más flexible, casuístico, indiciario, que promueven los medios y las TIC,
fuertemente articulado -por supuesto que en muchos casos interesadamente- con la
cultura popular.

Eva da Porta, Doctora en Comunicación, plantea que el escenario


educativo de la sobremodernidad está “dominado por un imaginario
tecnoutópico que se plantea como destino irreversible de la sociedad” y
observa la presencia de “un imaginario emergente que apunta a incorporar
los medios y las tecnologías en las prácticas educativas con el propósito de
potenciar procesos de resistencia social y cultural que dotan a la escuela y
los espacios sociales de una dimensión política de notable relevancia”
(2008).
En este escenario, Daniel Cabrera en su libro Lo tecnológico y lo
imaginario, las nuevas tecnologías como creencias y esperanzar colectivas
plantea la irrupción de lo tecnológico “como significación instituida de lo
imaginario social” (2006) como imaginario tecnocomunicacional de la
sociedad contemporánea que transforma y reinterpreta las significaciones
de las distintas esferas con las que se va articulando. En este sentido, este
imaginario neotecnológico, transforma, disloca y resignifica todos los
espacios educativos, provocando distintas reacciones.
Hace algún tiempo, la escuela comenzó a sentir la tensión de dos órdenes aparentemente
antagónicos: el de los medios, la cultura de masas, que se avizoraba por delante, y el de
su tradición, de su pasado, el del libro y la cultura letrada propia de la cultura escolar. Así
algunos se plantaron en una suerte de guerra. ¿La escuela contra los medios y las
tecnologías? Otros, más abiertos, se preguntaron si no podía ser la escuela con los
medios y las tecnologías. En su mayoría estos últimos creían, y siguen creyendo, que si el
conocimiento es la clave del desarrollo contemporáneo, por qué la escuela y la educación,
ocupando un lugar privilegiado, estarían en crisis.

Así, hace algunos años, en un texto fundamental, el comunicólogo colombiano, Jesús


Martín Barbero (2002) promovió, contra la tesis de que los medios y las tecnologías de
comunicación e información desacreditan a la escuela, que la escuela debía servirse de
las TIC para reconciliarse con la sociedad.

¿Cuáles eran los problemas que planteaban los primeros? Decían: los maestros se sienten
desautorizados por una sociedad que cuestiona su lugar de saber. Desorientados, asumen
posiciones de resignación, de liviandad, de falta de exigencia, a la vez que desaprovechan
las inquietudes de los jóvenes y adolescentes descalificándolas. En otros casos, los
maestros educados en la última generación del libro ven en la competencia de los otros
medios una forma bárbara de incultura.

De este modo, se fueron consolidando diversas posiciones frente a lo tecnológico y, más


específicamente, frente a la incorporación de tecnologías en educación. Jorge Huergo
plantea 7 posiciones. Los tecnófobos “reniegan del uso de las tecnologías a veces por
miedo, pero más frecuentemente porque eligen un modelo pedagógico magisterial o
tradicional, logocéntrico o bibliocéntrico, que los ubica en un papel de privilegiados
poseedores de los saberes válidos” (Huergo, 2007). Los contenidistas que aíslan la
informática del resto de los procesos educativos. Los informados que están al tanto de la
situación, pero no quieren alejar el eje escolar de la lógica escritural. Los disciplinadotes
“que aunque sepan que los niños y jóvenes usan Internet y distintos programas sin la
presencia del docente y fuera de la escuela, intentan controlar “pedagógicamente el uso
de tecnologías, haciendo que su “uso educativo” sea más aburrido y casi ajeno a los
estudiantes” (Idid). Los funcionales que usan las computadoras en educación como
herramientas sin modificar las estrategias pedagógicas. Los educadores educandos “que
se asumen en la necesidad de hacer un proceso de aprendizaje permanente de la cultura
tecnológica con una intencionalidad pedagógica; no temen aprender de y con los
estudiantes ni temen “desordenar” los contenidos y estrategias tradicionales al incluirse
en un proceso creativo y productivo” (Idid).

¿Por qué nos cuesta tanto comprender que los jóvenes con los nuevos
medios se están incorporando a otro tipo de alfabetización, una
alfabetización que no descarta la alfabetización tradicional?

Las redes sociales mediadas por computadoras o los videos juegos exigen competencias
importantes de lectura y escritura tanto tradicionales como de la lectura de la imagen.
¿Acaso no es el momento para mirar lo que nos rodea y reconocer que el paisaje de
cables, fibras ópticas, pantallas led, celulares, triple play, y convergencia ya es
radicalmente otro? Si sólo basta con subir al auto para ver que un mapa interactivo nos
puede guiar por cualquier ciudad del mundo, si con hacer un simple click en nuestra
computadora podemos obtener cualquier texto literario al que antes sólo podíamos
acceder en una biblioteca después de arduos trámites burocráticos, o que con un simple
celular hoy podemos archivar miles de imágenes en la web para confeccionar nuestro
propio repertorio visual, si cualquier joven con algunos mínimos conocimientos puede
desarrollar una carrera de posgrado a través de las infinitas ofertas a distancia que hay
hoy disponibles en la web. Lo dijimos y diremos hasta el hartazgo posiblemente a lo largo
de estas páginas: el mundo está cambiando.

¿Sociedad de la información o sociedad del conocimiento?

Martín Becerra señaló que a principios de esta década la globalización fue claramente un
proceso económico y la Sociedad de la Información un proyecto político. Este proyecto se
reflejado ideológicamente en forma acabada en el informe Bangeman (1994) para el
contexto europeo en el que se señala sin eufemismos: “El mercado llevará la dirección y
decidirá quién gana y quién pierde. Debido al poder y a la omnipresencia de la tecnología
este mercado (el de las tecnologías info-comunicacionales) tiene carácter mundial. La
primera tarea de los gobiernos consistirá en proteger las fuerzas competitivas y
garantizar una acogida política calurosa y duradera a la sociedad de la información, de
modo que el impulso de la demanda pueda financiar el crecimiento, tal como ocurre en
otros sectores”.

Quien gana y quien pierde expresa con una sinceridad, brutal tal vez, pero honesta, hacia
dónde dirigían sus esfuerzos los centros de poder, y asignaba tareas claras, para los
Estados y gobiernos, para el mercado y las empresas.

Así, desde el punto de vista socioeconómico Becerra señala que el proyecto de la


Sociedad de la Información se planteó como primer gran objetivo liquidar el viejo Estado
de bienestar impulsando la sustitución a gran escala del trabajo humano, en ubicar en el
centro del proceso productivo al complejo de la microelectrónica y la industria de las
telecomunicaciones, en profundizar a escala global la interconexión financiera, a
desarrollar un modelo productivo deslocalizando la industria, a consolidar al sector
terciario y a la promoción del consumo como relación social preponderante.

Desde entonces pasaron algunos años, la primera década del siglo XXI terminó y, como
todos sabemos ya, no podemos detener el proceso, ni ubicarnos en sus márgenes. Los
medios y tecnologías de la información y la comunicación han terminado globalizando
todo. Y la desigualdad que aparece en el escenario internacional sigue siendo la misma,
sólo que esta vez, paradójicamente, la situación de los pobres podría ser más grave y
compleja, porque, como señala el sociólogo norteamericano radicado en Inglaterra, Scott
Lash, la diferencia sustancial con la moderna sociedad industrial nacional es que las
desigualdades de hoy se tienden a definir cada vez menos por las relaciones de
producción entre empresarios y trabajadores, que por las relaciones de exclusión dentro
del sistema global de la información como paradigma productivo de nuestras sociedades.

Este paradigma de exclusión se sostiene,


para Scott Lash, en que las formas de producción no devienen de los objetos que
hacemos o las tecnologías incluso con las que los elaboramos, sino de las marcas, de la
propiedad de las marcas, con que se “diseñan” esos objetos y/o tecnologías. En una
sociedad cada vez más comprimida, acelerada y discontinua, la información ya no es un
discurso, una superestructura ideológica tendiente a legitimar un orden establecido, sino
un hecho fáctico, una suerte de performatividad, de modelo, de marca, que determina a
los que están adentro y los que están afuera, los que acceden y los que no. Fredric
Jamenson ha dicho en su trabajo sobre la posmodernidad, que lo distingue a la cultura
contemporánea, en relación a la dimensión material de la vida, es que esta ahora es el
motor básico de la producción económica, toda vez que ésta necesita diferenciarse para
seguir alimentando la rueda. De este modo, lo que antes podía significar un aditamento,
hoy es la esencia del proceso, la materia prima del producto. De ahí que inmersos en el
mundo de las tecnologías nuestra forma de vida se ha vuelto tecnológica. Porque ya nada
de lo que hacemos se desvincula de la mediatización en que vivimos y de las audiencias
de las que formamos parte.

De ahí que si lo que determina la inclusión o no en una sociedad es el acceso de sus


integrantes a los circuitos de información y a los flujos de comunicación, todos los
procesos que median en la transmisión cultural se vuelven cruciales. Sin embargo, como
ha señalado UNESCO en su último informe (2005) Hacia las sociedades del conocimiento,
la información no es necesariamente conocimiento: la información es un instrumento del
conocimiento pero no el conocimiento en sí. Para que la información se transforme en
conocimiento debe ser apropiada por los sujetos.

De ahí que las instituciones, como los sistemas educativos, cuyo sentido fundamental es
la transformación de la información en conocimiento, se ubiquen naturalmente en la
encrucijada contemporánea.

Encrucijada que, como las crisis, puede convertirse en una oportunidad.

Material audiovisual

Como lo vamos a ir haciendo clase a clase, para cerrar este encuentro los
invitamos a ver uno de los programas de la serie de Canal Encuentro "TIC
en el Aula", serie coproducida por el Instituto Nacional de Formación
Docente (INFD). En cada programa tres docentes -posicionados en lugares
diferentes respecto de la inclusión de TIC en el aula y a su uso cotidiano
de TIC- concurren a un taller coordinado por Beatriz para profundizar en el
uso de las netbooks en la escuela y acercarse a la realidad tecnológica de
sus alumnos. En este caso, a uno de los docentes -Ernesto- se le presenta
el problema del “busco en rincón del vago, copio, pego y entrego” y del
uso de los celulares en el aula. ¿Qué hacer ante estas realidades? ¿Salir
corriendo, como quiere hacerlo Ernesto, o podemos comprenderlas y
modificarlas? ¿Cómo? ¿Las TIC nos resuelven problemas o nos traen más
complicaciones en el aula? A lo largo de cada programa, Ana, Julián y
Ernesto irán tratando de pensar esta nueva realidad.

¿Cuál es el rol de la escuela en la sociedad tecnológica de hoy?

Lectura

Leer el texto de Jesús Martín Barbero “Ensanchando Territorios.


Comunicación/cultura/educación”

Foro “Comunicación y Educación”

Participar en el Foro de Debate “Comunicación y Educación” tratando de pensar


una posible respuesta a la pregunta: ¿Qué retos culturales impone la
dimensión comunicativa de las sociedades contemporáneas a la educación?
 Jesús Martín Barbero “Ensanchando Territorios.
Comunicación/cultura/educación”, Publicado en C.E. Valderrama, Comunicación-
Educación: coordinadas, abordajes, travesías, DIUC/Siglo del Hombre, 2000.

Para aquellos que quieran y puedan seguir profundizando sobre el tema de la


posmodernidad, la Sociedad de la Información y lo tecnológico les sugerimos:

 Becerra, Martín. Cap. 2: “Genealogía y concepto: la definición como problema”.


En Sociedad de la información. Proyecto, convergencia, divergencia. Buenos
Aires: grupo editorial Norma, 2003. Disponible en línea:
http://www.terras.edu.ar/aula/tecnicatura/3/biblio/3BECERRA-Martin-CAP-2-
Genealogia-y-concepto-La-definicion-como-problema.pdf. Última fecha de
consulta: 1 de marzo de 2013.
 Cabrera, Daniel. “La matriz imaginaria de las nuevas tecnologías”. En
Comunicación y Sociedad, vol. XVII, n. 1, 2004, pp.9-45. Disponible en línea:
http://www.unav.es/fcom/comunicacionysociedad/es/articulo.php?
art_id=72#C01. Última fecha de consulta: 7 de Febrero de 2013.
 Casado Aparicio, Elena. “Crítica de libros, Scott Lash. Crítica de la
información.2005”. 2006.
 Huergo, Jorge. “Los medios y las tecnologías en educación”. Disertación realizada
en la ciudad de La Plata en el marco del seminario de capacitación, Programa
PROMSE (Programa de Mejoramiento del Sistema Educativo) del Ministerio de
Educación de la Nación, 2007. Disponible en línea:
http://www.me.gov.ar/curriform/publica/medios_tecnologias_huergo.pdf. Última
fecha de consulta 1 de Marzo de 2013.
 Jamenson, Fredric. Ensayos sobre el posmodernismo, ediciones Imago Mundi,
Buenos Aires, 1991. Disponible en línea:
http://sociedaddemente.blogspot.com.ar/2010/08/marc-auge-una-antropologia-
de-la.html. Última fecha de consulta: 1 de marzo de 2013.
 Augé, Marc. La guerra de los sueños. Ejercicios de etno-ficción. Barcelona:
Gedisa, Colección Hombre y sociedad, 1998.
 Becerra, Martín. Sociedad de la información. Proyecto, convergencia,
divergencia. Buenos Aires: grupo editorial Norma, 2003.
 Cabrera, Daniel. Lo tecnológico y lo imaginario. Las nuevas tecnologías como
creencias y esperanzar colectivas. Buenos Aires, Ed. Biblos, 2006.
 Da Porta, Eva. “Imaginarios de la comunicación y la educación. La escuela como
lugar de resistencia”. Ponencia presentada en las XII Jornadas Nacionales de
Investigadores en Comunicación. “Nuevos escenarios y lenguajes convergentes”
Escuela de Comunicación Social – Facultad de Ciencia Política y RRII - Rosario
2008.
 Hacia las sociedades del conocimiento. UNESCO. 2005.
 Huergo, Jorge. “Los medios y las tecnologías en educación”. Disertación realizada
en la ciudad deLa Plataen el marco del seminario de capacitación, Programa
PROMSE (Programa de Mejoramiento del Sistema Educativo) del Ministerio de
Educación dela Nación, 2007.
 Informe Bangeman. Europa y la sociedad de la información. Recomendaciones al
Consejo Europeo. 1994. Disponible en
http://es.scribd.com/doc/29054214/Informe-Bangemann. Última fecha de
consulta: 1 de marzo de 2013.
 Jamenson, Fredric. Ensayos sobre el posmodernismo, ediciones Imago Mundi,
Buenos Aires, 1991.
 Lash, Scott. Crítica de la información. Buenos Aires, Amorrortu, 2005.
 Martín Barbero, Jesús. La educación desde la comunicación. Bogotá: Grupo
Editorial Norma, 2002.

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