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DEDICATORIA

A mis padres, por estar conmigo, por enseñarme

a crecer y a que si caigo debo levantarme, por

apoyarme y guiarme, por ser las bases que me

ayudaron a llegar hasta aquí.


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RESUMEN

Este trabajo monográfico tiene como propósito resaltar la importancia de la

neurociencia conductual en el mundo actual en el desarrollo del ser humano. Cada

vez son de mayor interés los estudios desde una base neurocientífica que se

preocupan por dar mayores respuestas del por qué y cómo actuamos de alguna

manera y que conllevan a aportar excelentes contribuciones para entender en un

contexto más amplio al individuo.

La neurociencia ha generado diversas disciplinas como la neuropsicología,

neuroética y otras más que buscan darle una mejor explicación de la existencia del

individuo y por qué opta por determinadas preferencias, gustos o necesidades. El

ser humano como máxima creación de Dios tiene su centro por excelencia en el

cerebro cuyos misterios aún no son descubiertos del todo por la ciencia a pesar de

haber transcurrido miles de años.

El cerebro encierra muchas de las habilidades racionales como emocionales

que tiene el individuo para poder desarrollarse de manera integral en la sociedad.

Todos los pensamientos y sensaciones se almacenan en el cerebro y determinan

las decisiones que el individuo toma en cualquier escenario. La neurociencia es un

campo rico y complejo que tiene un futuro promisorio para el ser humano de las

próximas generaciones.
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INDICE

DEDICATORIA.................................................................................................2

RESUMEN....................................................................................................... 3

INDICE............................................................................................................. 4

INTRODUCCION............................................................................................. 5

CAPITULO 1.................................................................................................... 7

MARCO TEÓRICO...........................................................................................7

I. Antecedentes Generales:........................................................................7

II. Definición de Neurociencia Conductual...............................................8

III. Aspectos de la Relación Cerebro – Mente en la Neurociencia............8

IV. Los Hemisferios Cerebrales Según la Neurociencia..........................10

V. Funcionamiento Conductual en Neurociencias..................................10

VI. Interpretación Neurociencia del Comportamiento:.............................11

VII. Metodología de la Neurociencia Conductual......................................12

VIII. Causalidad y Problemática en la Neurociencia Conductual...........14

IX. Neurociencias Conductuales y de la Educación................................16

CONCLUSIONES...........................................................................................18

BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................. 19

ANEXOS........................................................................................................ 20
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INTRODUCCION

La neurociencia conductual es una disciplina que bebe de diversas

influencias de múltiples campos, desde la filosofía a la biología. Entender de donde

procede la disciplina, las cuestiones que arrastra de otros campos y el contexto

tecnológico en el que se desarrolla aporta un valor incuestionable a la visión de este

campo de la neurociencia.

El estudio cuestiones como la consciencia, el dolor o las emociones, no es

posible al completo sin conocer el marco mas amplio en el que se encuadra la

neurociencia conductual. Por este motivo, trataremos de manera superficial, pero

rigurosa, las cuestiones mas relevantes del panorama neurocientífico.

En primer lugar, se realiza un repaso a la historia y los antecedentes de la

disciplina, con mención especial a aquellas aportaciones fundacionales de las que

surgió la neurociencia conductual como entidad propia alrededor del año 2000.

En segundo lugar, se aborda la serie de objetivos que pretende abarcar la

neurociencia conductual. Como parte de la psicobiología, comparte múltiples

inquietudes con otros campos afines, pero plantea preguntas idiosincrásicas que es

necesario conocer.

En tercer lugar, se hace un repaso a los métodos utilizados en neurociencia

conductual para perseguir tales objetivos. El auge de nuevas tecnologías y

paradigmas experimentales ha propulsado en las últimas décadas el estudio de esta

disciplina. Conocerlos es necesario para dilucidar la información que aportan los

resultados.

Finalmente, por sus peculiaridades, la neurociencia conductual se enfrenta a

una serie de problemáticas y desafíos ausentes en otras ramas de la neurociencia.


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Se pondrán de manifiesto algunos de los casos mas ejemplares para que el

estudiantado observe de primera mano el tipo de cuestiones con las que debe lidiar

la disciplina.

Los objetivos que persigue el contenido de este tema son:

 Conocer los antecedentes históricos y experimentales de la

neurociencia conductual, así como con los objetivos que persigue

como disciplina.

 Familiarizarse con la metodología actual utilizada en los paradigmas

de neurociencia conductual.

 Adentrarse en la problemática real que afronta la neurociencia

conductual en un mundo cambiante y con tecnología que avanza

rápidamente.
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CAPITULO 1

MARCO TEÓRICO

I. Antecedentes Generales:

Las primeras personas que estudiaron las relaciones entre el cerebro y el

comportamiento se consideraban filósofos, y sus descubrimientos contribuyeron al

nacimiento de la biología y la psicología. Desde el albor de la humanidad, el Homo

sapiens ha postulado la existencia de algo intangible que lo anima: una mente, un

alma o un espíritu.

Este rompecabezas ha sido históricamente identificado como el problema

mente-cuerpo. La filosofía ha tratado de solucionar esta cuestión durante siglos.

Más recientemente, con el avance de la tecnología y el conocimiento de procesos

básicos, la ciencia ha asumido la tarea. El problema mente-cuerpo se concibe desde

dos grandes enfoques generales: costa este o costa oeste. Es broma. Los enfoques

son el dualismo y el monismo.

 Dualismo: creencia en la naturaleza dual de la realidad. La mente y el

cuerpo están separados; el cuerpo está hecho de materia ordinaria,

pero la mente no.

 Monismo: creencia de que todo en el universo consta de materia y

energía y que lamente es un fenómeno producido por el

funcionamiento del sistema nervioso. La neurociencia conductual, y

quienes se dedican a esta, adopta un enfoque empírico y monista. El

sentir general es que, una vez se comprenda el funcionamiento del

cuerpo humano y, en particular, el funcionamiento del sistema

nervioso, la cuestión mente-cuerpo se resolverá.


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Será posible explicar desde la percepción hasta la conducta compleja. Con la

explosión de la neurociencia en el siglo XX, el estudio del cerebro ha evolucionado

hasta el punto de que la neurociencia conductual ofrece una descripción más

precisa. Sin embargo, no existe un acuerdo unánime sobre sus límites. Cualquiera

que sea el nombre que se use, el objetivo principal de este campo es comprender la

neurociencia que subyace al comportamiento y la experiencia. Por este motivo, a

pesar de que la neurociencia conductual es un campo que incluye muchos

«jugadores» que provienen de muy diferentes formaciones, los dos principales

pilares de los que se sustenta son la psicología y la biología.

II. Definición de Neurociencia Conductual

Tiene como propósito el estudio del rol que cumple el sistema nervioso, en

interacción con el resto del cuerpo (especialmente endocrino), en el control del

comportamiento. El nombre original es Psicología Fisiológica, también es conocido

como Fisiología de la Conducta, Psicología Biológica, Biopsicología y Psicobiología.

Este pertenece a otro campo de mayor dimensión denominado Neurociencia. Los

neurocientíficos tienen por función el estudio de todos los aspectos del sistema

nervioso: anatomía, química, fisiología, desarrollo y funcionamiento. La neurociencia

de por sí, es muy extensa y abarca estudios y terrenos muy disímiles como la

genética molecular o a la conducta social. La unión de distintos neurocientíficos se

ha dado gracias a la concientización de que la última función del sistema nervioso

es la conducta (Vale, 2007)

III. Aspectos de la Relación Cerebro – Mente en la Neurociencia

Se distinguen tres aspectos relacionados a él. Estos son:

 Mente pulsional: instintos, tendencias, impulsos.


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 Mente racional: imágenes, cogniciones, pensamientos.

 Mente emocional: pasiones, afectos, sentimientos.

Esta clasificación no debe entenderse en un sentido empírico, como si se

estuviera describiendo la estructura material de un órgano anatómico, sino como un

bosquejo de teoría aprovechable para comprender una realidad físico-psíquica muy

compleja.

Así, si se cambiara el término mente por cerebro no se estaría dando

cercanía al contexto material del tema, sino que se estaría haciendo hincapié en su

naturaleza metonímica, puesto que lo que se dice no es de las estructuras

cerebrales que intervienen en las emociones sino de las emociones mismas que son

producto del funcionamiento de dichas estructuras.

Todo fenómeno mental o contenido de conciencia real incluye de alguna

forma estos tres elementos (se halla en algún lugar de este triángulo). Cualquier

lugar de su interior estará a una distancia dada de cada uno de estos elementos. A

pesar que todos los fenómenos mentales intervengan en alguna medida de

componentes cognitivos, sentimentales e impulsivos, hay evidencia que cada uno

de esos fenómenos tiene un grado distinto de cada uno de esos elementos. Lo

importante es que las vivencias y acciones se comprenden mejor cuando se analiza

con exactitud de qué forma y en qué medida participan en ellos estos tres elementos

teóricos que de manera necesaria se van a encontrar en ellos. El planteamiento que

se propone no es más que una variación de muchos anteriores, alguno tan excelso

como el realizado por Kant al distinguir tres facultades o capacidades del alma

(seelenvermögen): capacidad de conocer, de sentir y de querer que reflejan la

distinción tradicional entre conocimiento y voluntad (Diaz, 2017).


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IV. Los Hemisferios Cerebrales Según la Neurociencia

Actualmente no sólo se acepta que el cerebro es asimétrico, sino que hay

asimismo una lateralización en sus funciones. De esta forma, el hemisferio izquierdo

que es el de mayor volumen es asociado con el conocimiento abstracto, el lenguaje

y el cálculo matemático y también con la memorización; su forma de funcionar suele

darse en una secuencia de pasos ordenados que tiene que ver con redes paralelas

que discurren al mismo tiempo a lo largo de zonas singulares que conllevan a un

pensamiento convergente, en concordancia con la práctica de la lógica; así el

pensamiento convergente se define como la capacidad de enfocarse en la mejor

solución a un problema dado; por esto se califica al hemisferio izquierdo como el

lado analítico del cerebro (Laurence, 2018)

Por su parte, el hemisferio derecho se asocia con el pensamiento divergente,

esto es, con la explosión de una gran cantidad de posibles respuestas ante un

estímulo dado y con las acciones vinculadas con el sentimiento, intuición,

sexualidad, localización en el espacio y creatividad; por ende, es el lugar donde

entienden las metáforas, se sueña e imagina o fantasea. Por tanto, las destrezas

artísticas como el dibujo, la representación tridimensional de los objetos, es decir, el

concepto de perspectiva radica en el hemisferio derecho; por lo que se etiqueta con

la creatividad en las artes y se le llama el lado emocional del cerebro (Chavarria,

2014)

V. Funcionamiento Conductual en Neurociencias

Ciertos actos conductuales aportan, junto con respuestas reguladoras

viscerales, a la homeostasis del ambiente interno, así como al hecho de adaptarse

al ambiente externo. Las respuestas viscerales son moduladas por el sistema

nervioso autónomo y el sistema endocrino, en tanto las respuestas de conducta


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adaptativas comprenden sistemas de control somatomotor, mecanismos sensoriales

e interacción sensoriomotora. Por mucho tiempo estos sistemas fueron estudiados

por separado y sólo en tiempos recientes se prestó atención al estudio de

mecanismos neurales que los componen, o sea, a las actividades neurales

integrativas que inician movimientos o acciones biológicamente de significancia que

dan aporte a la adaptación y sobrevivencia del individuo (Gumá, 2001).

VI. Interpretación Neurociencia del Comportamiento:

Los cambios de comportamiento pueden ampliarse con o sin persistencia de

los estímulos desencadenantes iniciales y naturalmente seguir en actividad los

factores orgánicos reaccionantes; si se añaden refuerzos de otros estímulos

especialmente mentales y mnésicos, se pasará a la conducta general con

intervención de la mente, personalidad, información, etc. En sí, el neuro

comportamiento es la respuesta personal directa, gestual, verbal, de relación

mnésica ante los distintos estímulos presentes, endógenos o exógenos, más no los

elaborados por previa actividad de la mente de intención. Así, el neuro

comportamiento es la múltiple y ejecutiva actividad cerebro-neural del organismo

que gobierna la ejecución de las funciones vitales defensivas. Actualmente, ya se

admite que la emoción mediante el sistema nervioso neuro-vegetativo, puede

determinar comportamientos autónomos (Camacho, 2004).

Al creer que un sistema íntegro y en funciones (un individuo) es a quien se

pueden atribuir actividades físicas y mentales, nace la necesidad de incluir un tercer

aspecto en la conducta. Es a través del comportamiento que el sistema adquiere,

modula y expresa información. La conducta es un intermediario entre el sistema y su

medio, y es el mecanismo esencial de adaptación. La relevancia de la acción y


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expresión en general apareció de manera tardía en las elucubraciones filosóficas

(Corse, 2004).

VII. Metodología de la Neurociencia Conductual

Uno de los mayores retos de la neurociencia conductual es el desarrollo de

métodos de estudio tanto para la conducta funcional como desadaptativa. Medir la

conducta en humanos y en animales de laboratorio es diferente por múltiples

motivos. Siendo el lenguaje quizá uno de los más reveladores. A las personas se les

puede preguntar por sus pensamientos, sus síntomas, etc. Para trabajar con

animales es necesario desarrollar métodos que permitan inferir, con la mayor

certeza posible, el estado o proceso que se pretende identificar.

El debate ético acerca del uso de animales de experimentación es uno

ferviente y todavía en marcha. Desafortunadamente, conocer la naturaleza de

determinados procesos no está al alcance de la neurociencia de otro modo, por lo

que nunca se debe olvidar tratar con respeto a cada sujeto que participa en un

experimento. Ni minimizar la importancia que supone cada uno de estos seres vivos

para el avance del conocimiento.

La investigación en neurociencia conductual sigue tres enfoques principales

para comprender la relación entre el cerebro y el comportamiento: intervención

somática, intervención conductual y correlación. En el enfoque más común, la

intervención somática, se altera una estructura o función (del cerebro u otra parte

del organismo) para observar cómo esta alteración cambia el comportamiento. Aquí,

la intervención somática es la variable independiente y el efecto conductual es la

variable dependiente; es decir, el comportamiento resultante depende de cómo se

haya alterado el cerebro. Por ejemplo, en respuesta a la estimulación eléctrica leve


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de una parte de su cerebro, una paciente no solo se rio, sino que encontró divertido

lo que estaba mirando (Fried, 1998) Ejemplos de técnicas aplicadas en este enfoque

podrían ser desde técnicas de lesión hasta la estimulación magnética transcraneal

(TMS). El enfoque opuesto a la intervención somática es la intervención psicológica

o conductual. En este enfoque, la intervención se realiza sobre una conducta o

experiencia, esperando observar los cambios en la estructura o función. Aquí, el

comportamiento es la variable independiente y el cambio en el cuerpo es la variable

dependiente. Un ejemplo de este tipo de aproximación sería poner juntos a dos

adultos del sexo opuesto y observar la respuesta hormonal de cada uno. Otro

ejemplo podría ser exponer a una persona o animal a un estímulo visual y registrar

qué cambios se producen en la actividad eléctrica y el flujo sanguíneo en partes del

cerebro. Ejemplos de técnicas aplicadas bajo este enfoque son la

electroencefalografía (EEG), las técnicas hemodinámicas (fMRI, PET, SPECT…), y

técnicas bioquímicas (western blot, ELISA…). El tercer enfoque de las relaciones

cerebro-conducta es la correlación. Esta consiste en observar en qué medida una

determinada variable corporal cambia con una determinada variable conductual.

Ejemplos de preguntas que se exploran bajo este enfoque son: «¿Están las

diferencias individuales en la conducta sexual relacionadas con los niveles de XXX

hormona?» o «¿muestran mejores puntuaciones en pruebas de CI las personas con

cerebros de mayor tamaño?». Cuando las dos variables se comportan de forma

similar (aumentan o disminuyen a la vez), se dice que ambas correlacionan

positivamente. Cuando se comportan de forma diferente (una aumenta y la otra

disminuye o al revés), se dice que hay una correlación negativa. El estudio de

correlaciones es fundamental para el planteamiento de hipótesis y decidir

direcciones que seguir en una investigación. Desafortunadamente, en gran parte de


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las ocasiones los datos de correlación se malinterpretan, asumiendo que la relación

entre dos variables es causal, cuando no lo es. Correlación no es causalidad.

Correlación implica vínculo, pero no describe una relación de causa-efecto. Es muy

importante tener esto en cuenta a la hora de interpretar estudios de neurociencia

conductual, especialmente al observar datos de neuroimagen, o al hablar de

correlatos neurales de determinada función.

VIII. Causalidad y Problemática en la Neurociencia Conductual

La problemática de la neurociencia conductual se fundamenta en dos

cuestiones principales: la primera, ya presentada, se centra en comprender cómo

acciones voluntarias y procesos psicológicos identificables toman forma en una

experiencia subjetiva. La segunda es una cuestión de aplicabilidad, de ética. En

agosto de 1966, en Austin, EE. UU., un exmilitar se subió a lo alto de la torre de la

Universidad de Texas y comenzó a disparar a la gente que pasaba por allí. Causó la

muerte a dieciséis personas e hirió a otras treinta y una antes de suicidarse. El día

anterior, había asesinado a su mujer y a su madre, y había redactado una nota de

suicidio. En la nota describía el amor que sentía hacia ambas mujeres, que no

quería hacerles daño, y solicitaba fervientemente que tras su muerte le realizaran la

autopsia porque estaba convencido de que su cerebro no estaba bien. No quería

actuar de la forma que lo hacía, pero se veía empujado a ello. Tras su muerte, la

autopsia informó de un tumor del tamaño de una nuez presionando la amígdala. Se

ha observado en pacientes con hemisferectomía que, al presentar una instrucción

en el campo visual izquierdo (información procesada por el hemisferio derecho), los

pacientes son incapaces de identificar el estímulo. No obstante, sí son capaces de

seguir la instrucción, dando una explicación posterior a la pregunta de por qué han

hecho lo que han hecho. El neurocientífico Michael Gazzaniga realizó varios


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experimentos siguiendo esta premisa. Mostraba a pacientes un papel con la

instrucción «levántate y vete al final de la habitación». Los pacientes no eran

capaces de ver el papel, pero se levantaban y marchaban hasta el final de la

habitación. Al preguntar por qué, siempre se daba una razón «sentía que debía

estirar las piernas», «quería ir al lavabo», «me ha parecido ver algo en la pared».

Cuando actuamos, creamos una narrativa que explica nuestras acciones una vez

las hemos realizado (Wolman, 2012).

Como dato interesante, del 70 % al 85 % de internos en centros

penitenciarios de EE. UU. presentan historia de lesión cerebral de algún tipo, frente

al 2 %-5 % que presenta la población general. Correlación no es causalidad, pero

desde luego llama la atención. Lo que sabemos hoy sobre cómo funciona el cerebro

nos sugiere que la experiencia de agencia, el «yo», sentirse autor de una acción o

pensamiento, es un proceso surgido a posteriori. Una narrativa que creamos para

dar explicación a las acciones que realizamos. Reaccionamos de la forma que lo

hacemos y pensamos en el modo que pensamos como resultado de la acumulación

de nuestra experiencia y aprendizaje. Con la información anterior, el cerebro crea un

patrón de acción coherente con las acciones que nos han llevado hasta el punto

actual (las acciones que nos han garantizado seguir con vida) y actúa de la manera

más consistente posible.

Existen diversos y rigurosos estudios que demuestran esto. Por ejemplo, se

ha observado que el resultado de una decisión «libre» de sumar o restar un número

se puede predecir a partir de la actividad neural de circuitos activos en la corteza

prefrontal medial y en la corteza parietal con una anticipación de cuatro segundos

antes de que la persona refiera esa decisión de forma consciente (Rojas, 2019). A

nivel motor, está amplia mente documentado que es posible anticipar la ejecución
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del movimiento más de un segundo ante de que la persona refiera conscientemente

la decisión de moverse (Schuger, 2022). Esto puede parecer contraintuitivo. Incluso

crear resistencia. Sin embargo, es un fenómeno ampliamente estudiado de forma

rigurosa. Desde un punto de vista científico, no hay mucho que apoye la idea de

«libre albedrío» La neurociencia conductual ostenta una gran responsabilidad como

disciplina centrada en dar explicación a la conducta a partir del funcionamiento del

cerebro. ¿Tenemos derecho a hacer responsables a las personas de sus actos, si

no son conscientes de ellos cuando de hecho se formulan? ¿Deben servir las

pruebas de neuroimagen como evidencia en procesos judiciales? ¿Es legítimo

realizar pruebas sistemáticas para comprobar el estado cerebral de la población a

modo de maximizar la prevención de conductas indeseables y antisociales? Si

nuestras acciones se formulan previamente a la consciencia, ¿sería legítimo

considerar otros seres y organismos preconscientes, como ciertas inteligencias

sartificiales o animales, como iguales a los ojos de la ley y la sociedad? Ninguna de

estas preguntas resulta sencilla. Pero todas reflejan escenarios actuales y

potenciales problemas ah corto plazo. Y todas necesitan la neurociencia conductual

para ser contestadas.

IX. Neurociencias Conductuales y de la Educación

La neurociencia es la condición de las ciencias cuya materia de examen es el

sistema sensorial con preocupación específica sobre cómo se logra identificar el

movimiento mental con la conducta y el aprendizaje. El aprendizaje tiene mucha

significancia, por ende, focal en la vida, esta es la razón por la que termina siendo

esencial para tratar de entender qué es, los medios por los cuales se da y cómo se

pueden mejorar los procedimientos, de manera independiente y social. Las

neurociencias permiten ver las estructuras cerebrales asociadas con la previsión de


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la recompensa que guía la conducta. Lo que se cree hoy sobre diversas ideas y

estilos de aprendizaje se cimentó en una variedad de actividades que usan datos e

innovaciones de correspondencia para instruir formas de aprendizaje (Trujillo, 2018).

Las neurociencias representan la reunión de ciencias cuyas contribuciones

son muy valiosas para la fijación de prácticas de enseñanza aprendizaje en

concordancia con la manera en que se desarrolla y aprende el cerebro al dar

información sobre las condiciones en las que los aprendizajes pueden ser más

efectivos, posibilitando de esta manera la aplicación de prácticas educativas más

idóneas en los ambientes educativos.

Todo proceso de aprendizaje produce cambios de estructura en el cerebro y

es, por ende, un proceso de plasticidad del cerebro que debe ser aprovechado en

los ambientes educativos considerando que aunque los niños y niñas estén

predispuestos a desarrollar ciertas habilidades como la lectura y escritura por

hallarse expectantes a estos aprendizajes, los docentes no deben olvidar que si no

reciben un ideal estímulo y si no se respeta su necesidad de relacionarse con los

objetivos de aprendizaje mediante experiencias concretas les será difícil de

aprender, porque para hacerlo necesitan confrontarse a experiencias de

aprendizajes que les producen significancia y que satisfagan algún requerimiento o

interés propio que les motive intrínsecamente a desear aprenderlo (Catillo, 2022).

Durante el proceso de aprendizaje o educación se debe considerar la edad

madurativa de cada individuo, teniendo noción que existen periodos sensibles, no

adelantando objetivos, puesto que ello produce frustración y creencia en el alumno

que no puede ni podrá aprender. A esto, el estrés crónico, haciendo que el cerebro

relacione aprendizaje a malestar (Yucra, 2019).


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CONCLUSIONES

Las neurociencias desde hace algún tiempo abarcan a todo un mundo de

conocimientos sobre el sistema nervioso y determinan un terreno de confluencia

para las diversas ópticas que se utilizan en su estudio, desde aspectos moleculares

hasta los de tipo conductual. Las neurociencias apoyadas en bases angulares de los

descubrimientos pioneros sobre la operación cerebral, experimentaron un

crecimiento acelerado en la segunda mitad del Siglo XX a causa en cierta manera al

avance tecnológico, pero más aún a la interrelación de diversas disciplinas como la

biofísica, la bilogía molecular, la neuro etología, la fisiología comparada, la genética,

la endocrinología, la inmunología, la neurología, la psiquiatría, la psicología, y otras

más.

El sistema nervioso, objeto de las neurociencias, es el gran coordinador de

todas las funciones del organismo y que empiezan por las automáticas hasta las de

mayor complejidad, como el pensamiento, el lenguaje y la conducta. Como centro

de coordinación, el sistema nervioso requiere recibir y procesar datos de todos los

niveles de organización, tanto del ámbito celular y el medio interno, como del

ambiente que lo circunda y de otros seres vivos. Desde la convergencia de esos

datos, el sistema nervios toma decisiones y ejecuta actividades, que, a la vez,

afectan a todos los niveles de organización.

Por ende, el entendimiento de la conducta en su totalidad, producto final de la

integración de todos estos procesos y base central de interés de la psicología,


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solamente podrá lograrse si se unen todos los conocimientos de todos los niveles de

organización que intervienen en su creación y si se determina un terreno de

convergencia entre la neurobiología y la psicología.

Bibliografía

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 Catillo, C. (2022). Enfoque a las Neurociencias. Lima.

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 Diaz, L. (2017). Sistema Cognitivo. Caracas: Torreiro..

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 Trujillo, L. (2018). El Cerebro del Hombre. Lima: Santernina.

 Vale, T. &. (2007). Sistema Nervioso. Lima: Justus.

 Wolman, C. (2012). La Neurociencia. Caracas.

 Yucra, J. (2019). Las Ciencias del Cerebro. Lima: Cience.


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ANEXOS
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