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Como bien sabemos la nueva forma que tenía Lutero de entender el evangelio, y la
importancia que daba a la doctrina de la justificación, reorienta todo su pensamiento,
en el que van interviniendo más cuestiones teológicas, dando lugar a una fe con un
fuerte acento cristológico, donde la gran pregunta de Lutero va a ser la cuestión de
la salvación, y donde ya se van a percibir los acentos; donde se va a fraguar una
espiritualidad que ha sido definida como una espiritualidad del mundo.
JUSTIFICACION
Lutero buscaba protestar en contra de las malas prácticas y los abusos que se
venían presentando al interior de las iglesias. La división entre protestantes y
católicos marco la historia alemana durante un largo tiempo, así también el
pensamiento y la acción protestante tuvieron grandes efectos e influencia que hasta
el día de hoy prevalecen, por eso considero que es importante conocer de este
tema.
Lutero quería salvar el alma y la Iglesia sólo ofrecía un sistema dogmático, basado en
su exclusiva autoridad para interpretar la Biblia. De su lectura se dedujeron
cuestiones acerca de la predestinación humana, la negación del libre albedrío y la
sola justificación por la fe en los méritos de Cristo, socavando así las bases
tradicionales del catolicismo: los sacramentos, las indulgencias, el purgatorio, el
sacerdocio y la jerarquía eclesiástica. El protestantismo rechaza la tradición y se
atiene a la Biblia, única revelación absoluta que posee fuerza redentora y salvador.
OBJETIVOS GENERALES
Ahora bien, creer o no creer depende de la conciencia de cada uno y con ello no se
causa ningún daño al poder secular, que debe permitir “que se crea de esta o de
aquella manera, como cada uno quiera y pueda, sin obligar a nadie... ya que nadie
puede ser obligado a creer”. No hay que confundir esto, aunque es lo que según
Lutero lamentablemente ocurre en esa época. La Iglesia no predica la palabra de
Dios, el Papa y los obispos “se han convertido en príncipes temporales, gobernando
con leyes que sólo conciernen al cuerpo y a los bienes... deberían gobernar las
almas interiormente con la palabra de Dios y, sin embargo, gobiernan externamente
palacios y ciudades”.
Por muchos años Martín Lutero se mantuvo en tácito anonimato como monje y
erudito, hasta 1517 cuando a través de un documento clavado a las puertas de la
iglesia del castillo de Wittenberg, se atrevió a denunciar públicamente la práctica
corrupta de la iglesia católica, con la venta de indulgencias para absolver el pecado;
principal y reiterativa denuncia de este texto conocido como Las 95 tesis.
5. “El Papa no tiene ni la voluntad ni el poder para remitir penas, excepto las que
haya impuesto él por su propia autoridad. [...]
20. Por lo tanto, el Papa, cuando habla de remisión plenaria de todas las penas, no
significa realmente de todas, sino sólo de las que él mismo ha impuesto. [...]
36. Todo cristiano que experimenta verdadera compunción tiene como derecho
remisión plenaria de castigo y culpa, aunque no tenga cartas de perdón”
31. A Lutero le indignaba la venta de indulgencias, pues sabía que los seres
humanos no pueden negociar con Dios. En el otoño de 1517 escribió sus tesis, en
las que acusaba a la Iglesia de abusos económicos, doctrinales y religiosos. Con el
deseo de fomentar una reforma, no una rebelión, Lutero envió sus tesis al arzobispo
Alberto de Maguncia y a varios eruditos. Muchos historiadores señalan
aproximadamente el año 1517 como la fecha del nacimiento de la Reforma.
Sin duda la iglesia católica ha sido una de las instituciones más perdurables de la
historia, su gran cantidad de feligreses, su robusta tradición, su sistema doctrinario y
sus vastas propiedades le han conferido una poderosa influencia en los asuntos
terrenales. Semejante poder ha sido sacudido en muchas ocasiones en sus casi dos
milenios de existencia. Fue el motivo más resaltante del rechazo a la iglesia católica
y de la activación del movimiento protestante, que socavó la autoridad espiritual del
Papa y su jerarquía. La apresurada riqueza de la iglesia con sus propiedades y poder
secular; las grandes dotaciones y la corrupción en los establecimientos monásticos;
tanto como la a venta de indulgencias en 1517 para financiar la reconstrucción de la
Basílica de San Pedro en Roma, fueron malgastando la fe cristiana. En resumen, el
hastío de varios países europeos por el pago de impuestos papales, el control
ejercido desde Roma por los delegados pontificios y la suma de acusaciones de
corrupción y mala voluntad contra la iglesia, resultaron en una propuesta urgente de
reforma.
V. Doctrinas de Lutero
Lutero fue desarrollando cada vez más a fondo sus doctrinas y contactó con
humanistas de la talla de Melanchton o Erasmo de Rotterdam. Así llegó a
conclusiones más profundas, tanto en aspectos dogmáticos como organizativos. Un
ejemplo de ello fue el sacerdocio universal, que implica la existencia de una relación
directa del individuo con Dios. La Iglesia, entendida como conjunto de clérigos que
desarrollan un papel de intermediario con la población seglar, perdía esta función.
La interpretación de las Escrituras, según Lutero, no tenía por qué ser monopolio
exclusivo del clero, sino que cualquier fiel que supiera leer podía extraer
conclusiones válidas. Este hecho fundamental tiene como consecuencia la
necesidad de traducir la Biblia a las diferentes lenguas vernáculas que pasaban a ser
un instrumento de transmisión de contenidos filosóficos, científicos e intelectuales en
general. Es decir, con ello, las lenguas vernáculas se revitalizaron enormemente,
principalmente en aquellos Estados en los que se extendió el punto de vista de
Lutero. Además, el clero, al no ser un elemento intermediario entre Dios y la
sociedad, al perder el estatus de segmento privilegiado, no tiene por qué
diferenciarse del resto del cuerpo social, y de esta forma se integra en él y se abole
el celibato eclesiástico. Otra consecuencia muy importante fue la eliminación de
algunos sacramentos de la Iglesia Católica, de manera que tan sólo conservó el
bautismo y la eucaristía.
Esto es lógico, ya que, si se considera que no debe existir un cuerpo social diferente
del resto de la sociedad, si se considera que los encargados de dirigir el culto deben
ser un elemento más de la estructura social, esto implica que deben situarse debajo
del poder temporal, como todos los demás miembros.
La consecuencia política de esta premisa es de todos conocida: las Guerras de
Religión de los siglos XVI y XVII: Una serie de conflictos de naturaleza
políticoreligiosa que sumieron a Europa en un baño de sangre cuyas consecuencias
se rastrean hasta en la contemporaneidad.
Por su formación teológica, pensaba que los seres humanos se debían dividir en dos
grupos o reinos: el Reino de Dios, donde se debían incluir los que creían en Cristo, y
el Reino de este mundo. Cada uno de estos diferentes ámbitos debía disponer de su
propio sistema político. De esta forma, el Reino de Dios debía estar gobernado por
un sistema espiritual, mientras que el Reino de este mundo, por un sistema secular.
El espiritual debía recurrir a la palabra como instrumento, y el secular, a la espada.
En la idea de Cristiandad del mundo medieval no existían los dos mundos o reinos
que propugnaba el fraile agustino, sino sólo un poder. De hecho, cuando Papado e
Imperio habían chocado, no lo habían hecho para dirimir qué poder estaba port
encima de cuál. Los dos representaban al mismo: el poder político-temporal de
justificación divina. A consecuencia de esto, en el mundo tardomedieval no existía
una diferenciación de gobierno para cada una de esas esferas.
En este punto conviene recordar que el concepto que tenía Lutero de la autoridad
política, entendida como pública, era que se trataba, necesariamente, de un poder
político muy fuerte. En este punto podemos rastrear otra diferencia con el
reformador suizo, que, aunque aceptaba la autoridad secular, la cuestionaba si
objetivamente desarrollaba una serie de actuaciones en contra de las Escrituras.
La religión, por tanto, pasaba a ser un elemento de Estado. Es cierto que ya se había
utilizado como tal durante la edad media (la creación del Santo Oficio papal así lo
demuestra) pero no fue hasta la modernidad (término que hace referencia a la edad
moderna) cuando pasó a ser un asunto de Estado.
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA:
http://132.248.9.195/ptd2009/agosto/0646718/Index.html
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https://biblat.unam.mx/hevila/EnClavesdelPensamiento/2014/vol8/no15/7.pdf
http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20100609123955/8varnagy.pdf
http://clio.rediris.es/n39/articulos/Lutero.pdf