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Trabajo de La Guayana Esequiba
Trabajo de La Guayana Esequiba
235
Giselle Larrosa León C.I: 23.640.600
VENEZUELA POTENCIA
Gerardo Fonseca
1
INTRODUCCIÒN
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ÌNDICE
CONTENIDO Pg
Introducción 2
1. PRIMER MOMENTO: 1492-1840 4
FORMACIÒN DEL TERRITORIO PERÌODO COLONIAL E
INDEPENDENCIA
Conclusiones 14
Glosario 15
Bibliografía 16
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PRIMER MOMENTO: 1492-1840
FORMACION DEL TERRITORIO PERÌODO COLONIAL E INDEPENDENCIA
Formación del territorio periodo colonial e independencia:
La región del Esequibo, o Guayana Esequiba, abarca más de 159.000km2 de tierra al oeste
del río Esequibo, un territorio mayoritariamente selvático que goza de 435km de costa
bañada por el mar Caribe al norte. Aunque es administrada por la República Cooperativa de
Guyana desde su independencia -antes lo fue por el Imperio británico- es un territorio
reclamado por Venezuela desde el s. XIX y uno de los últimos enclaves, el mayor en
tamaño, cuya soberanía aún se encuentra en disputa, en el continente latinoamericano.
El Esequibo representa dos tercios del territorio total de Guyana, y alberga a poco más de
280.000 habitantes de los menos de 800.000 que forman el pequeño país sudamericano, una
tercera parte de su población. Venezuela, por su parte, considera como propia la región
desde su independencia. La disputa del Esequibo hunde sus raíces en la época colonial,
momento al que debemos retrotraernos para comprender los orígenes del conflicto. La
región del Esequibo fue explorada por primera vez en 1499 por navegantes españoles. La
llegada a este territorio se enmarca dentro de la política de expansión española tras el
descubrimiento “del nuevo mundo” por parte de Cristóbal Colón en 1492.
La presencia española en la zona fue sustancialmente menor que en otras partes del
continente, donde la existencia de reservas minerales llevó a la metrópoli a ejercer una
política activa para asentar su dominio y hacer una eficaz explotación de los recursos
naturales. De esta forma, no se encontrarán grandes asentamientos coloniales en la región
del Esequibo en los primeros siglos tras la llegada española a América. Los historiadores
coinciden en señalar que en la primera mitad del s. XVII comenzarán a desarrollarse
plantaciones de yuca y otros cultivos aunque, como mencionaba anteriormente, no
podemos hablar de una presencia estructurada del Imperio español.
Paralelamente Países Bajos, motivada por el potencial comercial que ofrecía la región, se
asentará en varios puntos de la costa caribeña al este del río Esequibo, fundando ciudades
que posteriormente se convertirían en colonias estables neerlandesas, caso de las
principales ciudades de Guyana y Surinam. Pero los holandeses no limitaron su presencia a
este territorio y comenzaron a atacar posiciones españolas al oeste del río Esequibo (1623),
consiguiendo en varias ocasiones establecer control efectivo sobre el territorio y explotarlo
económicamente.
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Las tensiones entre España y Países Bajos se resolvieron con el Tratado de Münster, parte
de la paz de Westfalia; ello supuso el fin de la guerra entre ambos y el reconocimiento
tácito de las respectivas posesiones españoles y neerlandesas, cuya frontera sería el río
Esequibo. Al este del río se encontraba la Guayana Neerlandesa, que ocupaba parte de la
actual República Cooperativa de Guyana y la totalidad del actual Estado de Surinam.
“Los límites de la dicha Provincia de Guayana que da principio por la parte oriental de
ella a barlovento del desemboque en el mar del río Orinoco, en el confín de la Colonia
Holandesa de Esequibo.”
Por su parte, la agresiva política expansionista británica contra Países Bajos culminó con el
Tratado de Londres de 1814, donde los neerlandeses ceden sus dominios a Reino Unido,
convirtiéndose estos en la Guyana Británica.
Este principio ha sido aplicado desde el XIX de manera importante en los procesos de
independencia de las nuevas naciones latinoamericanas, y posteriormente en las del
continente africano. La Corte Internacional de Justicia ratificó este extremo en el conflicto
fronterizo entre Burkina Faso y Malí.
Ante este escenario, el libertador Simón Bolívar, ordenó en 1822 a su Ministro en Londres,
José Rafael Revenga, presentar una denuncia oficial a las autoridades británicas, en los
siguientes términos:
“Los colonos de Demerara y Berbice tienen usurpada una gran porción de tierra que
según los últimos tratados entre España y Holanda nos pertenecen de este lado del Río
Esequibo. (…) que dichos colonos se pongan bajo jurisdicción y obediencia de nuestras
leyes o se retiren a sus antiguas posesiones”.
La protesta cayó en saco en roto y Reino Unido mantuvo su presencia al oeste del río
Esequibo. Contradictoriamente, Reino Unido reconocerá en 1825 a la Gran Colombia como
Estado soberano. En 1830 Venezuela se separa de la Gran Colombia y recoge sus fronteras
en la Constitución, definidas como las que conformaban la antigua Capitanía General de
Venezuela, lo que incluía de iure –ya que la presencia británica no desapareció- el
Esequibo. Reino Unido reconoce también la independencia de esta república.
Hasta ese momento, aunque Reino Unido tenía presencia en la Guayana Esequiba, nunca
había reivindicado formalmente como parte de su dominio este territorio. No obstante, el
conflicto territorial se oficializaría en 1835, cuando Reino Unido encarga al naturalista
prusiano Robert Schomburgk la exploración del territorio y la elaboración de una línea
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fronteriza. Los resultados del especialista se denominarán “Línea Shomburgk” y serían
utilizados por el Imperio británico para reclamar el territorio.
En 1835 Schomburgk comunicó una primera línea que incluía como demarcación el Río
Moroca, es decir, tomaba 4,290 km2 del territorio Esequibo. No obstante, Schomburgk
continuó realizando exploraciones y ofreciendo al Reino Unido datos para redefinir su
frontera colonial. En 1840 se publicaría una nueva Línea Schomburgk que esta vez incluía
más de 141.000 km2 que los británicos reivindicaron como propios. En total se elaborarían
varios mapas donde Reino Unido fue ampliando progresivamente su control sobre el
Esequibo, llegando a incluso a reclamar en la última de las versiones parte del territorio
actualmente controlado por Venezuela.
El gobierno venezolano atravesará durante toda la segunda mitad del s. XIX, e incluso
principios del s.XX, un periodo de gran debilidad política. La profunda inestabilidad social
y económica, que alternaba periodos más o menos estables con otros de crisis total, tuvo
también su reflejo en una diplomacia vacilante e intermitente. De esta forma, Venezuela en
1840 se mostró dispuesta a renunciar a fijar la frontera en el río Esequibo y reconocer los
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asentamientos británicos del Pumarón y Moroco; y propuso una negociación a Reino Unido
que finalmente nunca se celebró.
SEGUNDO MOMENTO: 1840-1899
AGRESION IMPERIAL, DESPOJO Y FRAUDE ARBITRAL
Conforme avanzó el siglo, Reino Unido fue asentándose en los territorios que reivindicaba
como propios, aunque hubo periodos de coexistencia que frenaron la expansión de los
británicos. Con la reclamación de 1887, donde se incluían poblaciones bajo control
histórico español y venezolano, el gobierno de Venezuela decidió romper relaciones
diplomáticas.
El laudo arbitral de París y la titubeante diplomacia venezolana del s.XX
En este contexto y ante la escalada de tensión, surge la figura mediadora de EEUU,
potencia emergente y antigua colonia británica a la que recurre Venezuela esperando recibir
ayuda para desatascar el conflicto territorial.
Entre junio y octubre de 1899 se reunió el Tribunal Arbitral, que alcanzó un acuerdo por
unanimidad por el que se trazaba como línea limítrofe las actuales fronteras, donde
Venezuela apenas mantendrá un 10% de lo que se denomina la región del Esequibo,
quedando bajo su dominio solamente los territorios más occidentales que reclamaba Reino
Unido según la última Línea Shomburgk. Por el contrario, el fallo del Laudo otorgó a Reino
Unido 159.000km2 de territorio al oeste del río Esequibo.
El fallo generó la reacción de otros países, como Brasil y Países Bajos, quienes
consideraron que la decisión excedía su margen de acción al pronunciarse sobre la
navegación de ríos, una competencia que afectaba a estos terceros países y sobre la que no
podía pronunciarse el Laudo. También varias autoridades políticas y juristas alertaron sobre
lo excesivo del fallo. Venezuela se quejó formalmente, aunque finalmente asumió el
resultado y colaboró en la demarcación de la nueva frontera. En este momento el país
seguía caracterizado por la inestabilidad arriba mencionada.
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La situación cambiaría radicalmente en 1949, ya que uno de los cuatro Consejeros
norteamericanos que representó a Venezuela en el laudo arbitral de París de 1899, el
abogado Severo Mallet-Prevost, hizo publicar a título póstumo un Memorándum donde se
ponían de manifiesto un gran número de irregularidades en el proceso –desde presiones,
actitud parcial del juez ruso, negociaciones paralelas, etc-, lo que a su juicio viciaba el
resultado del Laudo.
Pese a todo, el abrumador contenido del Memorándum y la creciente presión sobre Reino
Unido para proceder a la descolonización de la Guyana Británica, facilitó la celebración de
múltiples reuniones bilaterales -entre ambos países- y trilaterales –contando con las
autoridades del enclave colonial-, las cuales allanaron el camino para retomar la disputa.
Finalmente, en 1966 y tras años de contactos se celebró el Acuerdo de Ginebra, que incluye
a los gobiernos de Venezuela, Reino Unido y de la colonia de la Guayana Británica. En él,
se afirma la existencia de una “controversia” y se compromete a los países en la búsqueda
de una solución pacífica de la misma. El acuerdo crea también una comisión mixta
venezolano-guyanesa para desarrollar la negociación. El texto permitió reactivar legalmente
la reclamación venezolana, aunque no determinaba plazos temporales para alcanzar una
solución, ni tampoco una vía específica.
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CUARTO MOMENTO: 1966-2015
El Acuerdo de Ginebra, fue suscrito el 17 de febrero de 1966, en esa ciudad del país suizo,
y se establecieron los mecanismos para iniciar un proceso de revisión discusión y búsqueda
de soluciones satisfactorias a una controversia que afecta el territorio y la soberanía de
Venezuela y Guyana.
«He tomado nota de las obligaciones que eventualmente pueden recaer en el Secretario
General de las Naciones Unidas en virtud del párrafo 2 del artículo IV del Acuerdo, y me
complace informarle que dichas funciones son de tal naturaleza que pueden ser
desempeñadas apropiadamente por el Secretario General de las Naciones Unidas».
En este acuerdo se detallan los pasos a seguir para la resolución de la controversia limítrofe-
territorial sobre la Guayana Esequiba, surgida de la contención venezolana ante la ONU, en
1962, de considerar nulo e írrito el Laudo Arbitral de París de 1899, que emitió el Tribunal
Arbitral de París y que definió la frontera común entre Venezuela y Guyana Británica.
Ante esto, ambas partes acordaron la creación de “una Comisión Mixta, con el encargo de
buscar soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia”, reza el texto. La
cual, en un plazo de 4 años tendría que decidir cuál podía ser la solución al problema
limítrofe, una vez vencido este plazo, se suscribe en 1970 el Protocolo de Puerto España entre
Guyana, Reino Unido y Venezuela por el cual se congelaba, por un término de 12 años, parte
del Acuerdo de Ginebra. En 1982 Venezuela decide no ratificar el Protocolo de Puerto
España y se vuelve a lo establecido en el acuerdo.
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Más tarde, en 1983, por iniciativa de Venezuela, el conflicto limítrofe se lleva bajo los
auspicios del Secretario General de las Naciones Unidas, en concordancia a lo previsto en el
artículo IV numeral 2 del acuerdo y apegados al artículo 33º de la Carta de las Naciones
Unidas, referente a los medios de soluciones pacíficas de controversias.
Entre 1983 y 1999, ambos países intentaron resolver el conflicto a través del denominado
mecanismo de Buenos Oficios de la ONU, un sistema de arreglo pacífico de controversias
territoriales mediante un ‘Buen oficiante’ elegido y aceptado por las partes. Esta figura tiene
como función acercar a ambos gobiernos con el fin de que estos lleguen a una solución
satisfactoria, como lo dicta el tratado. Sin embargo, estos intentos nunca arrojaron resultados
concretos.
En el año 2015, el conflicto entre ambos países se avivó cuando la petrolera estadounidense
Exxon Mobil, anunció el descubrimiento de un importante yacimiento en el océano Atlántico,
justo en la zona que entra en el histórico diferendo territorial. Las exploraciones fueron
realizadas con el aval del gobierno de Guyana, lo que provocó una nota de protesta desde
Venezuela.
Pero, de nuevo, no se llegó a una solución. Ante eso, Guyana le pidió de forma unilateral a la
Corte Internacional de Justicia (CIJ) juzgar sobre la disputa territorial. Venezuela ha
razonado que, habiéndose reconocido en 1962, la nulidad del Laudo de 1899, por parte de la
comunidad internacional, la CIJ no tiene jurisdicción para evaluar y decidir al respecto.
Asimismo, Venezuela plantea a la CIJ, el papel de mediar en la solución del conflicto, pero a
tenor del Acuerdo de Ginebra y nunca a instancia unilateral, sino ante la presentación del
caso por ambas partes, en cumplimiento de los principios de buena fe y solución amigable de
conflictos que fundamentan el mencionado pacto. El año pasado, tras darse a conocer el 18 de
diciembre el fallo por parte de la CIJ, que valida la jurisdicción del Laudo Arbitral de 1899,
Venezuela interpuso un documento en rechazo, en el cual señala:
“Los Acuerdos de Ginebra es la única norma taxativa general bilateral vigente, aplicable
para dirimir, mediante negociaciones amistosas, la controversia territorial. Lo anterior
niega la vía judicial, incapaz de alcanzar el arreglo práctico y satisfactorio que este Tratado
impone a ambas partes. En ese sentido, Venezuela ha estado y está dispuesta a entregarse a
dichas negociaciones amistosas para alcanzar un arreglo mutuamente satisfactorio”.
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En este sentido, el Gobierno Bolivariano, repudió el fallo emitido por la CIJ, en los términos
referidos, a la vez que reivindica, una vez más, la vigencia del Acuerdo de Ginebra de 1966 y
ratifica que continuará ejerciendo su justo reclamo, habida cuenta del grotesco fraude que
implicó el Laudo Arbitral de 1899, en perjuicio de su integridad territorial.
Frente a los intentos de Guyana por deslegitimar el proceso de resolución del conflicto
territorial del Esequibo, el presidente de la República Nicolás Maduro, emitió a principios de
este año a la Secretaria General de la ONU, una carta que reitera el desconocimiento de las
decisiones tomadas unilateralmente.
A través de la misiva reiteró que «nunca ha prestado su consentimiento» para que la Corte
Penal Internacional (CIJ), evalúe la controversia territorial fuera de lo apegado en el Acuerdo
de Ginebra y afirmando que continuarán en la lucha por su territorio. También, le hizo llegar
una misiva al presidente de la CIJ, Abdulqawi Ahmed Yusuf, para rechazar que se haya
convocado a los dos países a una audiencia virtual el 15 de enero, aunque Venezuela sostiene
que no reconoce la jurisdicción de la corte.
“Normalmente para cualquier caso de la corte, pueden pasar como 3 meses o más para
convocarse audiencia entre las partes para ver la decisión de la corte, pretendían
imponernos una audiencia el 15 de enero sin que Venezuela conociera la decisión oficial
entregada con sello y firma de la corte”, denunció en esa oportunidad el Jefe de Estado.
“La fecha del 25 de enero no brinda la posibilidad de ofrecer una posición acabada sobre
un asunto de vital trascendencia para el país, se requiere tiempo por los peligros que
subyacen en esta sentencia, que además, contraviene con los acuerdos de Ginebra de 1966”,
citó.
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Rodríguez indicó, que la decisión de aplazar la audiencia responde al pedido de su Gobierno,
donde se tratarán aspectos del fallo del 18 de diciembre del 2020, con relación a la demanda
interpuesta por Guyana contra Venezuela.
Hoy Venezuela con su Diplomacia Bolivariana de Paz, muestra al mundo la verdad histórica
de lo ocurrido con el despojo del Esequibo por los imperios de entonces, y convoca a la
unidad nacional para transitar sobre lo dispuesto en el Acuerdo de Ginebra, como
instrumento para la defensa de nuestra soberanía.
A través del ejercicio democrático, Venezuela afianzará su posición soberana para recuperar
lo que por derecho, historia y tradición le pertenece.
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CONCLUSIONES
El origen de este conflicto fue la avaricia por parte de Gran Bretaña de apoderarse
de una gran extensión de terreno, que legalmente le pertenece a Venezuela;
sustentado esta arbitrariedad bajo un procedimiento totalmente nulo, en donde el
gobierno de Estados Unidos dejando por fuera a una representación venezolana,
firmando un Laudo a espaldas de nuestro país, decide entregar ese territorio al
gobierno de Gran Bretaña.
Es los últimos años Venezuela se habían caracterizado por mantener relaciones con
Guayana. El Laudo de Paris ha sido considerado no valido y no obligante por
nuestra parte y entre las argumentaciones mas importantes se encuentra que el
mismo fue firmado a espaldas de nuestro país.
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GLOSARIO
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BIBLIOGRAFÌA
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