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GENÉTICA DE LA CONDUCTA

Los científicos emplean la genética de la conducta para analizar el papel de la herencia y el del
medio ambiente en el origen de ciertos rasgos, tales como la inteligencia. Los diseños de
genética de la conducta también nos permiten estimar la herencia de rasgos y enfermedades.
Por herencia se entiende el grado en que los genes contribuyen a las diferencias entre
individuos en cuanto a un rasgo. Algunos rasgos, como la altura, se heredan. En cambio, otros
rasgos, como el acento del habla, se deben casi por completo al entorno. Esto ocurre porque
nuestro acento es casi en su totalidad resultado del dialecto que hablan nuestro padre y
nuestra madre o la comunidad en la que crecemos.
GENÉTICA DE LA CONDUCTA: CÓMO SE ESTUDIA LA HERENCIA Los cientícos emplean la
genética de la conducta para analizar el papel de la herencia y el del medio ambiente en el
origen de ciertos rasgos, tales como la inteligencia (véase Capítulo 7). En realidad, los diseños
experimentales de genética de la conducta no tienen un nombre adecuado, ya que nos
permiten observar tanto las in-uencias que tiene la genética sobre la conducta, como las que
tiene el entorno (Waldman, 2005). Los diseños de genética de la conducta también nos
permiten estimar la herencia de rasgos y enfermedades. Por herencia se entiende el grado en
que los genes contribuyen a las diferencias entre individuos en cuanto a un rasgo. Por lo
general, la herencia se expresa en porcentajes. Por lo tanto, si decimos que la herencia de un
rasgo es del 60%, eso signica que más de la mitad de las diferencias entre individuos respecto
al nivel de ese rasgo se deben a diferencias en sus genes. Por denición, el otro 40% se debe a
diferencias en su entorno. Algunos rasgos, como la altura, se heredan en gran medida; la
herencia de la altura de los adultos es de 70 - 80% (Silventoinen, et al., 2003). En cambio, otros
rasgos, como el acento del habla, se deben casi por completo al entorno; la herencia del
acento es generalmente 0. Esto ocurre porque nuestro acento es casi en su totalidad resultado
del dialecto que hablan nuestro padre y nuestra madre o la comunidad en la que crecemos.

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