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02 NOS ARDE EL CORAZÓN. Catecumenado de Adultos. Libro
02 NOS ARDE EL CORAZÓN. Catecumenado de Adultos. Libro
I N I C I AC I Ó N C R I S T I A N A D E A D U LTO S
CLAUDIO CASTRICONE
Dirección editorial: Herminio Otero
Edición: Mario González Jurado
Diseño: Amparo Hernández
Diagramación: Antonia Rivero
Portada: José Ignacio Molano
Fotografía: Javier Calbet, Juan Baraja, Sergio Cuesta / ARCHIVO SM; Richard E. Joyal,
Miguel Hernández Santos, Carlos Aguilar Grande, José María Alvear, Yina Garza,
Miguel Castaño, Pedro Carrion Juarez; José Manuel Navia, Montse Fontich, Martial Colomb /
PHOTODISC; Laurence Mouton / PHOTOALTO; JUPITER IMAGES / GETTY IMAGES; EFE;
DIGITAL VISION; IMAGE100; PHOVOIR; PHOTOLINK; INGIMAGE; THINKSTOCK;
Brand x Pictures; Stockdisc; Hpphoto.Dreamstime.com; 123RF; SHUTTERSTOCK;
MUSEO DEL PRADO.
Ilustración: Patxi Velasco Fano
Querido catecúmeno:
Este Catecumenado con Adultos que tenés en tus
manos es el fruto de diez años de vivencias con adultos
deseosos de recibir los sacramentos de la iniciación
cristiana y de personas que, habiendo recibido estos
sacramentos, querían renovar su fe y que fueron acompañados por
catequistas que los ayudaron en su proceso de fe y con quienes hemos
elaborado este manual.
Todo comenzó cuando, con los sacerdotes del Decanato Saladillo de la
Arquidiócesis de Rosario, surgió la inquietud de ofrecer a las personas
que venían en busca de algún sacramento de iniciación algo más profundo
que una simple catequesis de adultos de unos pocos meses.
El planteo era simple: no sacar cristianos en serie, sino ser cristianos en
serio. Las preguntas que nos hacíamos fueron:
¿Por qué los cristianos de los primeros cuatro siglos estaban dispuestos
a dar la vida por Cristo?
¿Por qué elegían el martirio antes que renunciar a su fe?
¿Cómo es que tenían tanta fe y valentía?
¿Cómo se preparaban para su Bautismo sabiendo que luego deberían
ser testigos?
La respuesta es que aquellos primeros cristianos eran fruto del Catecumenado
Bautismal.
Por eso, también nosotros comenzamos a ver que la respuesta para la
iniciación cristiana de adultos está en el Catecumenado con Adultos, guiados
por el RICA (Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos), que nos propone
un proceso de fe para ser verdaderos discípulos misioneros de Jesús.
Y nos animamos a realizar este camino de iniciación cristiana de adultos;
y los frutos los estamos viendo. Te invito a vos a animarte, sabiendo que
contás con la gracia de Dios y la fuerza del Espíritu.
P. Claudio Castricone
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Una invitación para todos
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S E G U N D O T I E M P O
El t iem p o d e l
C A T E
C U M E
N A D O
Primera parte
La misión de Jesús: Anunciar
y hacer presente el Reino de Dios.
Segunda parte
La Iglesia: Continuadora
de la misión de Jesús.
Tercera parte
Los sacramentos comunican
la vida de Dios
SEGUNDA PARTE
La Iglesia: Continuadora de la misión
de Jesús
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Somos miembros
de la Iglesia que nació
en Pentecostés
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CATECUMENADO
La primera comunidad cristiana estaba reunida en oración cuando vino sobre ellos el
Espíritu Santo. Ahí nació la Iglesia.
Todos escucharon la Palabra por parte de los Apóstoles y la entendieron en su propia len-
gua, como si todos tuvieran el mismo idioma. El Espíritu Santo hizo este milagro porque
quería la unidad de todos: una misma fe, un mismo amor, un mismo Dios, una misma
Iglesia. Así comenzó la Iglesia de Jesús.
Todos los que estamos bautizados formamos parte de esta Iglesia que nació en Pentecostés.
Celebramos
Pentecostés, día de fiesta
Pentecostés, día de fiesta. Ya se siente, ya se siente,
Pentecostés, día de gozo. ya se siente el Espíritu de Dios.
Pentecostés, día de la Iglesia,
Aleluya, aleluya,
de la Iglesia del Señor.
aleluya al Espíritu de Dios.
Ya se derrama, ya se derrama,
ya se derrama el Espíritu de Dios.
32 La Iglesia
es una comunidad
de hermanos
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CATECUMENADO
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CATECUMENADO
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CATECUMENADO
Celebramos
El papa Juan Pablo II nos invita a ver y agradecer “lo que hay de positivo en el otro” como un
“regalo de Dios: un don para mí’”.
Escribo en cada papelito el nombre de uno de mis hermanos o hermanas
de comunidad junto con una cualidad o don que tiene, y que representa un
verdadero don de Dios.
Rezamos el padrenuestro, sintiéndonos realmente hermanos.
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ENCUENTRO
33 La Iglesia existe
para evangelizar
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CATECUMENADO
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CATECUMENADO
Pero la mejor Buena Noticia que la Iglesia debe transmitir, que yo que soy Iglesia debo transmitir,
es la salvación que Jesús trajo y el Reino de Dios que él instauró en la tierra.
Debemos anunciar que Jesucristo muerto y resucitado nos reconcilió con el Padre y entre no-
sotros, porque nos perdonó y purificó de todos nuestros pecados, llevándolos a la cruz.
Debemos anunciar que Jesucristo instauró en este mundo el Reino de Dios, que es una manera
totalmente nueva de relacionarnos, ya que en el Reino somos hijos del Padre Dios y hermanos
entre nosotros, que debemos amarnos y servirnos. Y así construir una nueva sociedad fundada
en el amor.
Evangelizar es llevar esta Buena Noticia de que estamos salvados y que estamos llamados a
pertenecer al Reino (cf. Mt 13,38).
“La Buena Nueva debe ser proclamada, en primer lugar, mediante el testimonio” (EN 21).
“Para la Iglesia, el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida
auténticamente cristiana... El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que
dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan es porque dan
testimonio” (EN 41).
Y el testimonio no debe ser
solo de cristianos aislados,
o testimonios individuales;
debe ser un testimonio co-
munitario, donde los que
ven la fe, el amor y la vida
de esa comunidad, comien-
cen a cuestionarse su ma-
nera de vivir.
“Sin embargo, esto sigue
siendo insuficiente,
pues el más hermoso
testimonio se revelará a la
larga impotente si no es
esclarecido, justificado...
explicitado por un anuncio
claro e inequívoco del
Señor Jesús... No hay
evangelización verdadera,
mientras no se anuncie
el nombre, la doctrina,
la vida, las promesas, el
reino, el misterio de Jesús
de Nazaret, Hijo de Dios”
(EN 22).
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CATECUMENADO
Celebramos
Cantamos Signo de esperanza.
Le pedimos a Jesús que nos ayude en esta tarea de evangelizar. A cada
intención respondemos:
R/ Jesús, ayúdanos a evangelizar.
—Para tener el valor de ser tus apóstoles en nuestros ambientes con nuestro testimonio
y con nuestra palabra. R/
—Para que sepamos evangelizar ante todo en nuestra familia. R/
—Para que nunca renunciemos a ser levadura en la masa. R/
Rezamos el padrenuestro.
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ENCUENTRO
34 La Iglesia de Jesús
está edificada
sobre los apóstoles
Nadie es “más Iglesia” que otro, por muy importante que sea el papel que cumple dentro
de ella. Primero somos todos hermanos por el Bautismo; después recién nos distinguimos
por la misión específica a la que el Señor llama a cada uno. La Iglesia está jerárquicamente
organizada y el servicio de los pastores es sumamente importante, instituido por el mismo
Jesús. Pero podemos decir que desde el Concilio Vaticano II la Iglesia ha tomado mayor
conciencia de que es “Iglesia Pueblo de Dios”, de la que todos somos corresponsables.
La misión de Cristo representa un momento, aunque singular, de la única acción salvadora
de Dios. Y este mismo Dios ha querido que esta salvación de Cristo sea de una vez y para
siempre y sin posibilidad de retorno, a favor de toda la humanidad; es por eso que ha
hecho el encargo a determinados hombres de que anuncien esta salvación de Cristo a lo
largo de la historia.
La Iglesia viene a ser así el instrumento del Señor resucitado, por el que se halla presente
en toda la historia posterior.
El mensaje de salvación que Jesús trajo no podía concluir con su ascensión al cielo, debía
continuar; el Reino que él trajo no podía dejar de ser anunciado por ya no estar más fí-
sicamente con nosotros. Es por eso que les deja a sus discípulos el encargo de continuar
anunciando su mensaje (cf. Hch 1,8).
Y es después de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, donde los Apóstoles comienzan
con la predicación de la Buena Noticia (cf. Hch 2,14ss).
Si bien todos los discípulos
debían sentirse corresponsa-
bles del anuncio del Evange-
lio, sin embargo, la responsa-
bilidad mayor estaba sobre
los Doce. Cuando decimos
que la Iglesia es “Apostóli-
ca”, lo que queremos decir
es que está basada en los
Apóstoles.
La nota de la Iglesia de ser
“Apostólica” no es solo por-
que está basada sobre los
Apóstoles, sino también
porque la salvación de Cris-
to nos es comunicada a tra-
vés de unos hombres que la
transmiten. La apostolicidad
de la Iglesia es también la
expresión del modo como
la salvación divina adquie-
re una dimensión social e
histórica.
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CATECUMENADO
Por eso, la Iglesia se define por su carácter divino, ya que fue fundada por Jesucristo,
pero también por su carácter humano, ya que Jesucristo eligió a personas humanas para
llevar su salvación a lo largo de la historia. Y porque la Iglesia tiene este carácter divino y
humano, también es santa y pecadora a la vez.
De los Doce, Jesús puso a Pedro al frente de los demás. Son varios los textos bíblicos que
nos muestran esto, de los que sobresalen estos dos: Mt 16,13-19 y Jn 21,15-18.
Jesús llamó a Pedro “piedra”, sobre la que quiso edificar su Iglesia, y le mandó “apacentar
sus ovejas”.
Jesucristo puso al frente de toda la Iglesia a san Pedro, quien fue el primer papa. Hoy el
sucesor de Pedro es el papa y los sucesores de los apóstoles son los obispos.
La Iglesia católica nació el día de Pentecostés y, desde ese momento, Pedro no ha dejado
de tener sucesor, hasta llegar al actual papa Francisco. Ahí vemos cómo la Iglesia católica
es la que viene desde Pedro.
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CATECUMENADO
Celebramos
Iglesia peregrina de Dios
Todos unidos formando un solo cuerpo, Una esperanza nos llena de alegría;
un cuerpo que en la Pascua nació; presencia que el Señor prometió.
miembros de Cristo Vamos cantando,
en sangre redimidos, él viene con nosotros,
Iglesia peregrina de Dios. Iglesia peregrina de Dios.
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu
Todos nacidos en un solo bautismo,
que el Hijo desde el Padre envió,
unidos en la misma comunión.
él nos conduce, nos guía y alimenta,
Todos viviendo en una misma casa,
Iglesia peregrina de Dios.
Iglesia peregrina de Dios.
Somos en la tierra Todos prendidos en una misma suerte,
semilla de otro reino, ligados a la misma salvación.
somos testimonio de amor. Somos un cuerpo y Cristo es la Cabeza,
Paz para las guerras Iglesia peregrina de Dios.
y luz entre las sombras,
Iglesia peregrina de Dios.
Rugen tormentas
y a veces nuestra barca
parece que ha perdido el timón.
Miras con miedo,
no tienes confianza,
Iglesia peregrina de Dios.
21
ENCUENTRO
35 La Iglesia de Jesús
es la comunidad
que vive el Reino de Dios
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PONERSE EN MARCHA
Jesús predicaba que en el Reino de Dios el prójimo es mi hermano, alguien que me per-
tenece; la comunidad cristiana así lo había entendido, por eso compartían todo: la fe, la
vida y los bienes materiales.
Esas personas que habían experimentado que Jesús era el Mesías y Salvador y que lo
habían aceptado como Señor, también sabían que debían ser una comunidad que diera
testimonio, con su manera de vivir, de que el Reino de Dios ya está presente.
La comunidad cristiana era la muestra de que lo que había anunciado Jesús se podía vivir.
Ellos eran el testimonio viviente del Reino; su manera de vivir era un grito que decía:
“Vengan y vean: vivir el Reino de Dios es posible”.
La “fracción del pan” era la celebración comunitaria de la presencia del Reino.
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CATECUMENADO
Celebramos
Recordamos lo que nos proponemos en este tema:
— La comunidad cristiana es presencia viva del Reino de Dios, es una comunidad que vive
con alegría.
— Dice el libro de los Hechos de los Apóstoles: “comían juntos con alegría y sencillez de
corazón” (Hch 2,46).
— Así también debemos ser nosotros: debemos manifestar a nuestros hermanos la alegría
de ser una comunidad que procura vivir el Reino de Dios aquí en la tierra.
Debo procurar que esto se convierta en realidad. Por eso:
— Anoto los pasos que voy a dar para que mi comunidad sea testimonio de la presencia
del Reino de Dios.
— Periódicamente revisaré las cosas que hoy he dicho.
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CATECUMENADO
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S É P T I M A C E L E B R A C I Ó N
Somos Iglesia
Hoy queremos celebrar que somos Iglesia, que formamos parte de su Pueblo, que
somos miembros de su familia.
Liturgia de la Palabra
Dios, que nos habla por medio del profeta Jeremías, hoy nos hace una hermosa
promesa: la de una Nueva Alianza.
Leemos Jr 31,31-34.
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S E G U N D A C E L E B R A C I Ó N
Oración
La Iglesia tiene un Padre, que es el mismo Dios, por eso ahora le rezamos diciendo:
Padre nuestro...
También tenemos una Madre, la Virgen María. A ella le decimos: Dios te salve,
María...
Despedida
El Pueblo de Dios
El Pueblo de Dios en el desierto andaba,
guiándolo al frente su Dios caminaba.
El Pueblo de Dios no tenía nada,
tan solo esperanza, su Dios lo alentaba.
Hoy somos tu Pueblo, Señor,
vamos caminando,
solamente tu gracia
nos basta y alcanza.
El Pueblo de Dios temía y dudaba,
a veces costaba creer en su Dios.
El Pueblo de Dios llorando rezaba,
pedía perdón y recomenzaba.
El Pueblo de Dios también tuvo hambre,
y Tú les mandaste el pan de la vida.
El Pueblo de Dios cantando dio gracias,
gustó de tu amor, tu amor que no pasa.
El Pueblo de Dios de lejos miraba,
tierra prometida que tu amor preparaba.
El Pueblo de Dios, corría y cantaba,
y, en sus alabanzas, tu amor proclamaba.
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TERCERA PARTE
Los sacramentos comunican
la vida de Dios
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ENCUENTRO
36 Los sacramentos:
signos de Dios
en la Iglesia-comunidad
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CATECUMENADO
Los gestos producen efecto cuando son verdaderos y sinceros. Por ejemplo, cuando dos
amigos se abrazan sinceramente produce efecto en ambos, los dos entienden los gestos
y son más amigos que antes.
Jesús se comunicó a través de signos. Con nuestros ojos no podemos ver a Dios, pero él
se hizo signo, se hizo hombre para nosotros.
31
CATECUMENADO
El Bautismo
Al comenzar nuestra vida nacemos por medio del Bautismo a la vida
de Dios, siendo sus hijos, y comenzamos a formar parte de la Iglesia-
comunidad.
El signo sensible es “el agua”, con las palabras: “N….., yo te bautizo en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
La Confirmación
Al ser más grandes, tomamos consciencia de lo que nuestros padres y
padrinos pidieron para nosotros en el Bautismo, confirmamos ese “sí” a
Dios, y Dios nos confirma dándonos su Espíritu Santo para ser sus testigos
y profetas del Reino de Dios.
El signo sensible es la unción con el Santo Crisma en la frente, diciendo
las palabras: “N….., recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”.
La Eucaristía
Cada persona necesita alimentarse. La Eucaristía es el alimento del cris-
tiano. Participar de la Mesa de Jesús es participar de sus sentimientos,
de su proyecto. Al recibir la Eucaristía, la persona se une a Cristo y a la
comunidad.
El signo sensible es “el pan y el vino”, y las palabras: “Esto es mi Cuerpo…
Esta es mi Sangre...”.
La Reconciliación
Cuando nos enemistamos con un amigo necesitamos reconciliarnos.
Cuando por nuestros pecados nos alejamos de Dios y rompemos con
nuestros hermanos, este sacramento nos reconcilia.
Los signos, por parte del pecado, son: las disposiciones de arrepentimiento,
la confesión de sus pecados y los deseos de cambiar de vida. Y de parte
del ministro del sacramento, las palabras: “Yo te absuelvo de tus pecados,
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
La Unción de los enfermos
Una realidad de nuestra vida es la fragilidad física. En la enfermedad
como en el dolor, este sacramento fortalece nuestro cuerpo debilitado;
es la presencia cercana de Jesucristo en el sufrimiento y en el dolor.
El signo es la unción en la frente y en las manos con el Óleo de los enfermos,
y las palabras: “Por esta santa unción y su bondadosa misericordia te ayude
el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Amén. Para que libre de tus
pecados te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad. Amén”.
En nuestra vida llegan los momentos de las grandes decisiones para
descubrir la voluntad de Dios. Allí también tenemos dos sacramentos.
32
CATECUMENADO
El Matrimonio
El hombre y la mujer que se aman, quieren vivir la plenitud de su comunión
de cuerpo y espíritu (proyecto que debe identificarse con el de Jesús) y
están abiertos a la vida reciben el sacramento del Matrimonio; de este
modo, los esposos dan su testimonio público teniendo como testigos a
la comunidad cristiana.
En este sacramento, el signo son las mismas palabras del consentimiento
matrimonial: “Yo…, te recibo a ti por esposa (esposo) y prometo serte fiel
tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la
enfermedad, amándote y respetándote durante toda mi vida”.
El Orden sagrado
Algunos son llamados por Dios para consagrarse del todo a Él en el
servicio de animación a la comunidad.
Los signos son “la imposición de las manos” del obispo y la unción con
el Santo Crisma, y las palabras: la oración consacratoria.
33
CATECUMENADO
Celebramos
Signo de esperanza
Queremos ser una Iglesia Queremos ser una Iglesia
seguidora del Señor; de veras comunidad,
Jesús, el Dios hecho hombre, fraterna, porque la gente
el profeta, el servidor. comparte fe y realidad;
Una Iglesia de testigos, con sencillez y alegría
con mártires, donde son se aprende a participar,
protagonistas los pobres, como hacían los cristianos
y hombre nuevo el pecador. con Pedro, Santiago y Juan.
Signo de esperanza, Queremos ser una Iglesia
causa de alegría, que está siempre en oración,
con doña María que alumbra toda su vida
y un Jesús pascual. con la Palabra de Dios;
La gente se siente, que celebra como pueblo
siendo servidora, la Nueva Alianza de Dios
que es transformadora en la fiesta de la vida
de la sociedad. que es la Cena del Señor.
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CATECUMENADO
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ENCUENTRO
37 El Bautismo nos da
vida nueva
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CATECUMENADO
Cuando una persona es bautizada, ocurre algo similar a lo que ocurrió en el bautismo
de Jesús: desciende el Espíritu Santo que se hace presente dentro de él y lo transforma,
desde lo más profundo de su ser, a imagen de Cristo, hijo de Dios. A partir del Bautismo,
el cristiano es otro Cristo.
Por eso desde el Bautismo tengo la misma vida de Dios, a la que llamamos “Gracia”. Todos
los sacramentos son un encuentro entre “Dios y la persona”.
La celebración del Bautismo nos da la seguridad de que Dios quiere entrar en una relación
de amistad con nosotros. Por supuesto, este sacramento, este encuentro, se hace realidad
solamente si acepto esa amistad y vivo este encuentro toda la vida.
Para ello, he de vivir como bautizado. No basta “nacer del agua”, es preciso también “na-
cer del Espíritu”, permitir que el Espíritu Santo me transforme, guíe y renueve cada día.
Desde el Bautismo tengo la misma vida de Dios dentro de mí. Esa vida nueva es la vida en
abundancia que Jesús vino a traer ( Jn 10,10); vida llena de Dios, de gracia, de amor. Es lo
que Jesús le dijo a Nicodemo “Renacer de lo alto”, “Nacer del agua y del Espíritu”.
37
CATECUMENADO
Celebramos
Por el Bautismo hemos muerto
al hombre viejo, es decir, a la
persona pecadora. Vamos
a renovar las renuncias al
hombre viejo respondiendo:
“Sí, renunciamos”.
—¿Renuncian al egoísmo,
que no les permite vivir
en el amor? R/
—¿Renuncian a la indiferencia,
que les impide comprometerse
con sus hermanos? R/
—¿Renuncian al materialismo,
que no les deja compartir
con su prójimo? R/
—¿Renuncian a la sensualidad, que va encegueciendo su alma? R/
—¿Renuncian a la pereza, que les impide llevar la Buena Noticia a sus hermanos? R/
—¿Renuncian a las supersticiones, que los aleja del verdadero Dios? R/
Como signo de que queremos renunciar a todo los que nos impide vivir como
discípulos de Jesús, nos hacemos unos a otros la señal de la cruz en la frente.
Recibimos uno de los signos del Bautismo: la vestidura blanca.
Ella es signo de aquella actitud del padre de la parábola del hijo pródigo, que manda a los
servidores que traigan la mejor ropa (cf. Lc 15,22), es decir, la ropa de hijo. Y también es signo
de que en el bautismo hemos sido revestidos del hombre nuevo (cf. Col 3,10).
Renovamos nuestras promesas bautismales. A cada pregunta, respondemos:
“Sí, nos comprometemos”.
—¿Se comprometen a vivir la vida que Jesús nos regaló,
viviendo en comunión con Dios y con los hermanos? R/
—¿Se comprometen a servir a Jesús crucificado en los hermanos
y hermanas más pobres y sufrientes, acompañando a los que están solos
y compartiendo con quienes nos necesitan? R/
—¿Se comprometen a seguir profundizando en la Palabra de Dios
el camino señalado por Jesús? R/
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CATECUMENADO
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ENCUENTRO
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CATECUMENADO
41
CATECUMENADO
Celebramos
Cantamos “Iglesia peregrina de Dios” (ver en página 21).
Escribimos nuestro nombre en el papelito y lo ponemos junto a la foto de
familia.
Oramos juntos.
Te pedimos, Señor, que en la Iglesia-comunidad,
a la que ingresamos por medio del Bautismo,
no sea solo un número,
sino que nos sintamos parte de ella,
que nos sintamos amados y valorados.
Que sintamos la necesidad de encontrarnos
con nuestros hermanos y hermanas,
para compartir la fe y la vida.
Gracias por habernos llamado
a entrar en el Reino de Dios,
por medio del agua y del Espíritu,
y que lo vayamos construyendo día a día,
procurando que este mundo
sea cada día más el sueño de Dios,
donde todos vivamos amándonos
y sirviéndonos como hermanos,
porque somos hijos de un mismo Padre. Amén.
Rezamos juntos el padrenuestro, la oración de los que nacimos de nuevo en
el Bautismo y queremos que venga su Reino.
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ENCUENTRO
39 ¿Quién es
el Espíritu Santo?
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CATECUMENADO
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad. Dios Espíritu Santo es igual
a Dios Padre y a Dios Hijo; pero no son tres dioses, sino tres personas distintas y un solo
Dios verdadero.
El fuego (Hch 2,3; Mc 3,11) purifica, transforma, ilumina... El Espíritu Santo "purifica"
nuestros corazones pecadores; "transforma" nuestras acciones, "ilumina" nuestras mentes
para ir conociendo cada vez más y mejor a Jesús y su mensaje; enciende el amor, infunde
el ardor misionero.
Mientras Jesús vivía con sus discípulos ellos no temían nada. Él era su paráclito, siempre
presente para acudir a su defensa y sacarlos de los peligros (cf. Jn 17,12). Cuando él se
ausentó, el Espíritu Santo ocupó su lugar para ser nuestro paráclito (cf. Jn 14,16; 16,7).
El Espíritu Santo es espíritu de verdad.
Espíritu de verdad que da testimonio de Jesús ( Jn 15,26), que permanece en sus discípulos
y discípulas como huésped ( Jn 14,17).
Espíritu de verdad que guía a la verdad completa ( Jn 16,13). Espíritu de verdad que hace
comprender los gestos y palabras de Jesús ( Jn 14,26).
El Espíritu Santo es espíritu de amor.
Es el que infunde el amor en nuestros corazones (cf. Rom 5,5)
El Espíritu Santo es el principio interior de la vida nueva que Dios nos dio, y esa vida
nueva es vida de amor.
Es el Espíritu Santo quien nos hace amar al Padre y a nuestros hermanos. Una persona
llena del Espíritu Santo es una persona llena de amor.
45
CATECUMENADO
Celebramos
Viento y fuego
Que tu Espíritu Santo que es un viento, Señor,
nos sacuda la vida hasta la conversión.
Nos arranque de cuajo este yo pecador,
haragán y miedoso, egoísta, Señor.
Ven, Espíritu Santo, ven, tu pueblo está en oración,
María está con nosotros, y no podés faltar Vos.
Ven, Espíritu Santo, ven y anima nuestra reunión,
queremos hallar el modo de vivir la comunión.
Que tu Espíritu Santo que es un fuego, Señor,
nos alumbre por dentro, nos encienda en su ardor.
Y nos lance a la calle, testimonio de amor,
como Buena Noticia, profecía y canción.
Pidámosle al Espíritu Santo que él sea nuestro Paráclito.
Ya que conocimos mejor quién es el Espíritu Santo, nos proponemos desde
hoy rezar todos los días esta oración al Espíritu Santo.
Invocación al Espíritu Santo
–¡Ven, Espíritu Santo!,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
–Envía tu Espíritu
y todo será creado.
–Y renovarás la faz de la tierra.
–Oh, Dios, que aleccionaste
los corazones de tus fieles
con la ciencia del Espíritu Santo,
haz que, guiados por este mismo Espíritu,
saboreemos las dulzuras del bien
y gocemos siempre
de sus divinos consuelos.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
El Espíritu Santo es quien nos impulsa a llamar a Dios “Padre” (cf. Rom 8,15),
por eso ahora decimos: Padre nuestro...
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ENCUENTRO
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CATECUMENADO
En este texto de san Pablo la expresión “carne” es la sede de las pasiones y del pecado, es
decir, la condición pecadora del hombre. Los que viven según "la carne" son los que están
viviendo habitualmente en pecado y no quieren salir de él.
Jesús nos dice: “No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos
buenos” (Lc 6,43). ¿Ocurre igual con las personas?
La Palabra de Dios muestra claramente cuáles son las obras de la carne y los frutos del
Espíritu. Una persona que se deja conducir por el Espíritu Santo da estos frutos que men-
ciona san Pablo.
Como dice Jesús en Mt 15,17-20, la persona actúa de acuerdo a lo que piensa y lleva en
su corazón. En nuestra sociedad estamos recibiendo permanentemente propuestas que
quieren destruir los valores cristianos.
El cristiano es luz y los frutos del Espíritu Santo deben llevarlo también a un cambio pro-
gresivo en la sociedad por el camino del bien.
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma
en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna...” (CEC 1832).
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CATECUMENADO
Celebramos
El fruto del Espíritu es amor
El fruto del Espíritu es amor, Contra tales cosas no hay ley:
gozo, paz, tolerancia, amor, gozo, paz, tolerancia,
benignidad y bondad, benignidad y bondad,
fe, mansedumbre y templanza. fe, mansedumbre y templanza.
41 La acción
del Espíritu Santo
—¿Qué día sucede este relato? —¿Qué día sucede este relato?
—¿Cuál era aquel día, el primero de la semana? —¿Quién es el que habla?
—¿Quiénes estaban reunidos? —¿A quiénes les habla?
—¿Por qué estaban cerradas las puertas? —¿De qué los acusa Pedro (v. 23)?
—¿Por qué tenían temor a los judíos?
Dialogamos.
—¿Los dos textos son
de momentos pos-
teriores a la Pascua?
—¿En cuál de los dos
textos tienen miedo
los protagonistas?
—¿Por qué Pedro, en
el segundo texto, no
tiene más miedo?
—¿Qué pasó entre un
relato y otro?
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CATECUMENADO
52
CATECUMENADO
Por este amor que el Espíritu Santo ha derramado en nosotros nos dirigimos con amor al
Padre y amamos a nuestros hermanos con el mismo amor con que el Padre ama al Hijo
y a nosotros.
La fuerza para dar la vida por Cristo y por los hermanos les viene del Espíritu Santo, el que
recibimos en la Confirmación.
La acción del Espíritu Santo no es solamente sobre cada persona, sino que su acción es
sobre toda la Iglesia-comunidad.
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CATECUMENADO
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CATECUMENADO
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CATECUMENADO
Si nos dejamos conducir por el Espíritu Santo será él quien nos irá identificando con el
Maestro, para que podamos decir con san Pablo: “Vivo yo, pero ya no soy el que vive, es
Cristo que vive en mí” (Gal 2,20). Y es el mismo Espíritu el que va construyendo el Reino
de Dios, es él quien renueva la faz de la tierra.
El Espíritu sigue guiando a la Iglesia
Una mirada sobre el mundo de hoy nos puede llenar de pesimismo, parecería que Sodoma
y Gomorra se han actualizado. No todo es negativo. El Espíritu Santo dio nacimiento a la
Iglesia en Pentecostés.
Los primeros capítulos del libro de los Hechos de los Apóstoles nos propone como mode-
lo de Iglesia a las primeras comunidades cristianas, impulsadas y guiadas por el Espíritu
Santo. Y el Espíritu Santo es el que sigue actuando hoy en la Iglesia.
El Concilio Vaticano II es un signo claro de este nuevo Pentecostés. Un impulso del Espíritu
que ha hecho que la Iglesia se redescubra a sí misma como el Señor la concibió, inmersa
en el mundo contemporáneo y con su mensaje siempre fresco.
Como fruto del Concilio, o impulsados por él, han aparecido en la Iglesia distintos movimien-
tos suscitados por el Espíritu Santo: el movimiento bíblico; la renovación de la catequesis;
el redescubrimiento del kerygma y del catecumenado de adultos; la renovación litúrgica; el
movimiento carismático; las comunidades eclesiales de bases (CEB); redescubrir la impor-
tancia de la misión; el impulso a la caridad, a la promoción humana y a la transformación
social; el movimiento ecuménico…
Y en la Iglesia de Latinoamérica y El Caribe estamos experimentando también la acción
del Espíritu: Medellín, Puebla, Aparecida… son signos de este viento y fuego del Espíritu.
Decía el profeta Joel: “La promesa es para todos” ( Jl 3,1), y la Iglesia está viviendo hoy este
nuevo Pentecostés. Y debe tener los mismos efectos permanentes del primer Pentecostés:
es el mismo Señor que está vivo, es el mismo Espíritu que ha sido derramado, es el mismo
proyecto que Dios tiene para el mundo.
Nosotros debemos estar atentos a los signos de los tiempos para ser fieles al Espíritu Santo,
que nos habla por medio de ellos.
56
CATECUMENADO
Me tengo que preguntar si estoy verdaderamente dispuesto o dispuesta a vivir lo que allí
se me pregunta, sea que me confirme, sea que renueve mi Confirmación.
En los evangelios, Jesús me hace una propuesta de vida, Jesús me propone un proyecto: el
Reino de Dios. Este proyecto no es fácil de vivir, seremos en el mundo signo de contradicción.
Pero si estoy dispuesto a vivir como testigo de Jesús, Dios es quien viene en mi ayuda y
me fortalecerá, con el alimento de la Palabra de Dios y de la Eucaristía; y me dará la luz,
el fuego y la fuerza del Espíritu Santo.
Ya estoy en el tramo final del tiempo del Catecumenado. Por eso, antes de seguir adelante,
debo preguntarme con sinceridad:
—¿Estoy dispuesto a vivir y a morir alegremente en esta vocación cristiana?
—¿Estoy dispuesto a creer, con la luz del Espíritu Santo, todo lo que Dios ha revelado
y nos enseña por medio de la Iglesia?
—¿Estoy dispuesto, con el fuego del Espíritu Santo, a amar a Dios sobre todas las cosas
y al prójimo como a mí mismo?
—¿Estoy dispuesto, con la fuerza del Espíritu Santo, a dar testimonio de Jesús
en todas partes, aunque tenga que sufrir por eso desprecio y persecución?
La Confirmación no es para tener todos los certificados de que soy católico. Es un com-
promiso de vida.
El Espíritu Santo estará en mí para que ese compromiso lo pueda vivir.
Seguir a Cristo nos compromete a dejarnos conducir por el Espíritu Santo:
—Para creer todo lo que Dios nos revela por medio de la Iglesia,
—para amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos
—y para dar testimonio de Jesús en todas partes.
57
CATECUMENADO
Celebramos
Cantamos.
Viento y fuego
Que tu Espíritu Santo que es un viento, Señor,
nos sacuda la vida hasta la conversión.
Nos arranque de cuajo este yo pecador,
haragán y miedoso, egoísta, Señor.
Ven, Espíritu Santo, ven, tu pueblo está en oración,
María está con nosotros, y no podés faltar Vos.
Ven, Espíritu Santo, ven y anima nuestra reunión,
queremos hallar el modo de vivir la comunión.
Que tu Espíritu Santo que es un fuego, Señor,
nos alumbre por dentro, nos encienda en su ardor.
Y nos lance a la calle, testimonio de amor,
como Buena Noticia, profecía y canción.
58
ENCUENTRO
42 La Confirmación:
sacramento
de la madurez cristiana
60
CATECUMENADO
“Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del
bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo,
llenándolo de poder.” (Hch 10,37-38a)
El que se confirma decide trabajar por Cristo en el mundo y en la Iglesia.
Ya debo ir pensando en qué me integraré en la parroquia después de finalizar el Catecu-
menado.
61
CATECUMENADO
Celebramos
Espíritu Santo, ven aquí
Espíritu Santo, ven aquí,
Espíritu Santo ven aquí,
quiero vivir, quiero ser feliz,
con tu poder dentro de mí.
Ahora sé lo que es vivir,
puedo reír, puedo cantar.
Ahora sé que yo puedo amar
con tu poder dentro de mí.
Hermano, ¿quieres tú vivir
la gloria del Señor?
Acepta pues, esta bendición
que será tu salvación.
Levanta tus brazos,
cierra ya los ojos,
alégrate hermano,
llénate de gozo.
62
ENCUENTRO
43 La Misa: fiesta
de la comunidad
63
CATECUMENADO
64
CATECUMENADO
Celebramos
Decoramos nuestro lugar de oración. Ponemos un mantel y, encima, una
Biblia y pan y vino.
Oramos de manera espontánea, expresando lo que vivimos en este encuentro.
La Virgen María nos reúne
La Virgen María nos reúne
en nombre del Señor, del Señor Jesús,
Dios, nuestro Señor.
Venimos a buscar el pan de la Palabra,
Palabra del Señor que reconforta el alma.
Venimos a comer el pan sacramentado,
el Cuerpo del Señor Jesús resucitado.
Venimos a llevar el pan de la alegría,
mensaje que nos dio el Hijo de María.
65
ENCUENTRO
44 La Misa: celebración
de nuestra salvación
66
CATECUMENADO
Cristo, en aquel día, nos liberó de la esclavitud del pecado: los judíos inmolaban un cordero.
Cristo mismo fue el cordero, ya anunciado por Juan el Bautista: “Este es el cordero de Dios
que quita los pecados del mundo…” ( Jn 1,29). El cordero era sacrificado, Jesucristo derra-
mando su sangre en la cruz es el cordero inmolado, haciendo así la Alianza nueva y eterna.
“Nueva” porque fue posterior a las alianzas del Antiguo Testamento con Abraham y Moisés.
“Eterna” porque dura para siempre, ya no necesitamos otras. Y así por medio de Jesucristo
somos reconciliados para siempre con el Padre.
Jesucristo hace realidad las promesas de las Escrituras, por eso es muy común encontrar
en los Evangelios frases como esta: “De él estaba escrito…”; “En él se cumplieron las es-
crituras…”. Durante siglos el pueblo judío esperó este acontecimiento.
En la comida pascual, Jesús recuerda aquella Alianza en la que se derramó la sangre de
animales sacrificados (cf. Ex 24,8). Pero ahora él derrama su sangre por una muchedumbre
(cf. Is 53,11). Esta muchedumbre se refiere, en forma especial, a la Iglesia; Jesús purifica a
los que serán su propio Pueblo.
67
CATECUMENADO
Al decirnos Jesús: “Hagan esto en memoria mía” nos está diciendo: “Júntense para cele-
brarlo, para revivirlo, para renovarlo, es decir, para hacerlo nuevo.” Jesús nos llama a “hacer
memoria”, es decir, nos llama a recordarlo y a renovarlo. Es como juntarse para festejar un
cumpleaños, no repetimos el nacimiento, sino que lo recordamos.
68
CATECUMENADO
Celebramos
Leemos el canto y hacemos una oración con la ayuda de sus palabras.
Jesucristo, danos este pan
Jesucristo danos de este Pan,
que tu Pueblo crezca en la unidad.
Siendo Dios, hombre te hiciste, Tú, Señor, has visto el hambre
para poderte entregar que tenemos de hermandad,
en la cruz, sangriento altar, y nos brindas la unidad
donde a los hombres te diste. con tu Cuerpo y con tu Sangre.
Al morir te diste todo, Y tu Cuerpo nos congrega
ofreciéndote en la cruz en eterna comunión,
y era el cielo, buen Jesús, y la Sangre del perdón
que nos dabas de ese modo. hasta el corazón nos llega.
Cuando eres celebrado, Que podamos con María,
en cada Misa te das, en tu Espíritu, Jesús,
pero ya no mueres más ser los hijos de la luz;
porque estás resucitado. más hermanos cada día.
Una vez todo te diste Y estrechando nuestras manos,
y es cada Misa esa vez, obedientes a tu voz,
hasta que vuelvas después ser así Pueblo de Dios,
como tú lo prometiste. servidor de los hermanos.
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ENCUENTRO
45 La vida:
una Misa prolongada
En la Misa nos unimos a celebrar nuestros esfuerzos y trabajos, las alegrías y esperanzas,
en esta que es la oración más importante: nuestra “acción de gracias” (Eucaristía).
El Espíritu Santo transforma el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Dios trans-
forma lo que el hombre transforma.
71
CATECUMENADO
72
CATECUMENADO
Celebramos
Decimos todos juntos esta oración:
“Señor, queremos que cada Misa
sea un llevarte nuestros trabajos y descansos,
nuestras penas y alegrías,
nuestros anhelos y toda nuestra vida;
pero que la Misa sea también para nosotros
fuente de transformación de nuestra sociedad.
Amén”.
73
ENCUENTRO
46 El sacramento
del Matrimonio
74
CATECUMENADO
San Pablo considera el matrimonio cristiano como un signo del amor que une a Cristo con
su Iglesia. Este amor es único, fiel, sacrificado y generoso, da vida y lleva a la salvación.
El “amor” expresado en términos “nupciales” –Cristo esposo y la Iglesia esposa– es el
fundamento del significado del matrimonio cristiano. Los esposos se aman desde la fuente
de todo amor que es Cristo entregado a la humanidad, y su unión conyugal, en medio
de la comunidad, se constituye en símbolo del amor con que Cristo y la Iglesia se aman.
El sacramento del Matrimonio se entronca en la dinámica de la vida de Jesús, según la
cual el amor, buscando hacer el bien al otro, ha de llegar hasta el final, que consiste en
arriesgar hasta la vida por aquellos a los que se ama.
La relación de Cristo y la Iglesia narra el amor como don de sí, el amor sin llevar cuentas,
el amor sin calcular, sin pensar “quién puso más y qué se recibe a cambio”, sin esperar “el
pago que se me debe dar”. La gratuidad, la generosidad, el “perder la cabeza” es lo que
da valor al amor. Lo demás es comercio, intercambio, interés, utilidad, tacañería... En el
amor amante, el mismo amor que ama queda saciado amando.
El matrimonio representa (hace presente y actualiza) el “misterio” de la relación de Cristo
con su Iglesia, y esta es su “grandeza”.
En el sacramento del Matrimonio, el vínculo entre el esposo y la esposa se convierte en
una representación salvadora y permanente del vínculo de Cristo y la Iglesia.
Toda relación de amor, respeto, sacrificio, dulzura y paciencia entre los esposos es aceptada,
perfeccionada y sellada por Cristo, de modo que lleve los rasgos de su amor a la Iglesia.
En el amor recíproco de los esposos es Cristo quien ama, aunque ellos no se den cuenta;
su amor es una voz del amor de Cristo a la Iglesia.
En la alianza Cristo-Iglesia, Jesús es presentado como el esposo que viene al encuentro de
la humanidad perdida, que le echa las redes del amor y le ofrece una alianza indisoluble,
nueva y eterna.
En la alianza matrimonial, el amor, como donación mutua, hace crecer la experiencia de
la pertenencia mutua: Yo te me doy, tú te me das, nosotros nos pertenecemos.
75
CATECUMENADO
¿Casarse o juntarse?
Para el cristiano, el casarse por la Iglesia no son simplemente papeles, ni mucho menos
una fiesta social, es mucho más: un sacramento, es decir, un signo que comunica la gracia
y la salvación, porque es signo de la unión de Cristo y la Iglesia.
Por eso el matrimonio es algo religioso y debe ser también una experiencia de Dios. El
matrimonio debe ser un camino de seguimiento de Jesucristo.
¿Se puede pensar que quiere vivir como cristiano alguien que descarta casarse por Iglesia?
De entrada suena muy seductor “juntarse sin ningún compromiso”, “probamos y después
vemos”.
Una pareja “a prueba” tiene un gran riesgo: es el de separarse ante las primeras dificultades
que encuentran. Si hubo una discusión o maneras distintas de enfrentar una situación,
deciden separarse y volver con sus padres. Y la separación trae consigo una frustración
para esas personas, aunque esa frustración no la noten de una manera consciente. Y si
hay uno o varios hijos de por medio, le terminan embromando la vida a ellos sin ningún
derecho, ya que crecerán y educarán con la ausencia de uno de sus padres.
El juntarse –simplemente– puede guardar dentro de sí el egoísmo de tener miedo a darse
para siempre, de manera exclusiva y en cualquier circunstancia que se presente. El jun-
tarse “para ver qué pasa” puede identificarse como un “prestarse” el uno al otro, y no un
donarse el uno al otro; un prestarse por querer reservarse “por las dudas”... Pero eso es
justamente lo contrario al amor, porque amar es entregarse.
El “solo convivir”, pudiendo casarse, quizás esconda secretamente el miedo a ser de la
otra persona. Si uno se guarda “en la manga” la posibilidad de decidir de otra manera,
¿qué clase de amor es ese? Un signo total (entregar el cuerpo) de una entrega parcial (sin
comprometerse).
El paso de vivir por separados al juntarse le quita lo solemne de la entrega para siempre
que, al hacerse ante Dios y ante la comunidad, marca a fuego la decisión, tornándola im-
borrable. En el compromiso que uno asume públicamente, consciente y libremente, uno
se dice a sí mismo al decirlo.
Casarse es elegir un estado de vida para “con-vivir”, “com-partir”, participar juntos de una
76
CATECUMENADO
misma realidad y proyecto, poner en común el mismo pan de relación para comerlo en la
misma mesa. Los casados, más que nadie, son compañeros (“cum-panis”). Casarse es una
decisión libre que supera el impulso del instinto irracional y lleva a elegir a la persona con
la que convivir en el amor.
No se puede confundir el “casarse” con el “aparearse”. Se aparean, por el impulso del
instinto, los animales irracionales.
En el mundo animal irracional, el celo empuja al apareamiento, y esto provoca la repro-
ducción de la especie. En la especie humana adulta, el celo es superado por el amor, que
lleva a entablar una relación estable. Y, en este hogar de amor, las personas adultas son
llamadas a “engendrar generosamente” otra vida humana, buscando antes el bien del
engendrado y no el propio bien o la satisfacción.
77
CATECUMENADO
Celebramos
Leemos juntos este Decálogo.
Decálogo para un matrimonio feliz
1. No estén los dos enojados al mismo tiempo.
2. Nunca se griten el uno al otro,
a menos que se esté incendiando la casa.
3. Si uno de los dos quiere ganar una discusión,
deja que sea tu cónyuge.
4. Si tienes que criticar, hazlo con amor.
5. Nunca se recuerden errores del pasado.
6. Estén siempre disponibles
el uno hacia el otro.
7. Nunca se vayan a dormir
con un desacuerdo sin resolver.
8. Por lo menos una vez cada día,
trata de decirle algo lindo
y agradable a tu cónyuge.
9. Cuando hayas hecho algo
equivocado, admítelo y pide perdón.
10. Se necesitan dos para que haya
una discusión, y generalmente
el que está equivocado
es el que más habla.
78
CATECUMENADO
Dulce muchacha
Dulce muchacha humilde de Palestina, En aquel tallercito de carpintero,
a vos por madre suya Dios te eligió, Dios aprendió el oficio del buen José.
y, cuando desde el cielo Y vos, yendo y viniendo en la cocina,
te mandó un ángel guardabas cosas dentro del alma
para pedir tu consentimiento, que te sirvieran para después.
vos le dijiste su esclava soy. Viendo morir a tu hijo sobre el Calvario,
Por eso voy a darte mi corazón te hiciste nuestra madre junto a la cruz,
y cantando repetiré tu nombre: y quedaste esperando porque sabías
María de Nazaret. que volvería, resucitado
Fue tu materna espera de entre los muertos, tu buen Jesús.
luz de esperanza Ahora que en cuerpo y alma
hasta que el Gurisito nació en Belén estás en el Cielo,
y vinieron los pobres y peregrinos sentimos tu plegaria junto al Señor
para adorarlo, y él sonreía, y que vas caminando con el que sufre,
Dios con nosotros, el Emmanuel. con el que llora, con el que sueña,
con la justicia, con el amor.
79
ENCUENTRO
Comentamos:
—¿En el viaje se daban cuenta de
que estaban llenos de tierra?
¿Por qué?
—¿Cuándo se dieron cuenta de
su estado?
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CATECUMENADO
81
CATECUMENADO
No le justificó a la mujer su adulterio, por eso le pidió que no peque más, pero no la
condenó por lo que había hecho.
Así también quiere ser Jesús conmigo. Si me presento ante él sin caretas sino tal cual soy,
con mis pecados y defectos, me mostrará su misericordia, dándome su perdón y una vida
nueva. Pero si me mantengo en mi ceguera o soberbia de decir que no tengo pecados, no
podré experimentar su perdón y misericordia.
82
CATECUMENADO
Recibir este sacramento debe ser algo frecuente en mi vida. Lo voy a celebrar ahora para
que, reconciliado con Dios y mis hermanos, pueda recibir o renovar el sacramento de la
Confirmación.
— ¿Ha cambiado mi forma de ver la Reconciliación? ¿Por qué?
83
CATECUMENADO
Celebramos
Hacemos examen de conciencia para preparar nuestra confesión.
EXAMEN DE CONCIENCIA
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma,
con toda tu mente, y con todas tus fuerzas.” (Mc 12,30)
— ¿En qué expreso mi amor a Dios? ¿En qué cosas manifiesto que estoy siguiendo
los pasos de Jesús?
— Respecto a mi amor a Dios y a su Palabra: ¿Tengo oración todos los días?
¿En qué momento del día? ¿Cómo es mi oración?
— ¿Doy gracias a Dios o solo le pido, como si Dios fuera un “almacén” de cosas
que compro con promesas?
— ¿Es la Biblia un alimento para mi fe? ¿Leo diariamente la Palabra de Dios?
— ¿El domingo lo vivo como “el día del Señor”? ¿Participo de la Misa todos
los domingos? ¿Trato de vivir la Misa como un encuentro profundo con Dios
a través de la comunidad, de la Palabra y de la Eucaristía?
— ¿Pongo mi confianza en Dios en los momentos difíciles?
“El que dice que ama a Dios a quién no ve, y no ama a su hermano
a quien ve, es un mentiroso.” (1 Jn 4,20)
— ¿En qué muestro mi amor al prójimo? ¿Cómo ando en el servicio y la solidaridad?
— ¿Desprecio, margino, dejo de lado…?
— ¿Cómo ando en la responsabilidad con mi familia, en el trabajo?
— ¿He mentido? ¿He difamado a mi prójimo? ¿He criticado? ¿Me he peleado con alguien?
— ¿Guardo rencor, resentimiento u odio contra mi prójimo?
— ¿Cuál es mi actitud más permanente: honestidad o corrupción?
— ¿Qué tal es mi amor por la vida? ¿Defiendo siempre la vida? ¿He realizado algún aborto
o lo he aconsejado a alguien?
— ¿Tengo capacidad de compartir? ¿O soy egoísta y acaparo?
— ¿Me involucro con lo que le pasa a mi prójimo o prefiero el “no te metás”?
— ¿Estoy comprometido con el bien común del lugar donde vivo o soy indiferente
en la cuestión social?
Dice el refrán popular: “Árbol que crece torcido es difícil de enderezar”.
— ¿Hacia dónde apunta la dirección de mi vida?
La salud es un regalo de Dios y una tarea mía.
— ¿Tengo vicios como son las bebidas alcohólicas o el cigarrillo? ¿Consumo drogas?
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CATECUMENADO
85
ENCUENTRO
48 El sacramento
de la Reconciliación
Cuando el hijo le pidió su parte al padre lo estaba matando en vida, ya que la herencia
solo se repartía cuando el padre moría. Fue una actitud orgullosa de pensar ser feliz por
su cuenta, al margen del padre y lejos de su casa.
No quiso servir al padre y terminó sirviendo a los cerdos.
El hijo menor recapacitó y volvió. Se dio cuenta de que junto a su padre estaba mejor y
que hasta los mismos jornaleros estaban mejor que él.
Quería volver como peón, esto muestra nuevamente que no conocía al padre, porque para
él nunca había dejado de ser su hijo.
Recién cuando recibe el abrazo, cuando lo vuelve a vestir como su hijo y le hace la fiesta,
es cuando aprende a conocer a su padre.
Yo también puedo alejarme del Padre Dios; tomo todos los bienes que me dio y los des-
pilfarro. Opto “por no querer servir a Dios”, sintiéndome libre, y termino sirviendo a mis
propias pasiones y vicios.
Y cuando toco fondo es cuando recapacito y me doy cuenta de que junto al Padre estaba
mejor. Solo junto al Padre Dios voy a ser verdaderamente feliz.
Volver significa querer cambiar; es arrepentirse de haberse ido de la casa del Padre, y
haberse separado también de los hermanos; es reconocer los pecados y querer dejarlos.
El Padre Dios, cuando me arrepiento de corazón, está esperándome con los brazos abiertos,
sin reproches ni castigos. Él no dejó de amarme por más que me haya alejado.
Si experimento que soy pecador y deseo cambiar y volver a Dios, también experimentaré
el abrazo del Padre que me recibe.
Debo imitar al hijo menor reconociendo mis pecados, arrepintiéndome y volviendo a Dios
cambiando de vida.
Con esta parábola Jesús muestra la misericordia de Dios, que es un Padre que ama y per-
dona sin reproches, cuando me arrepiento y quiero cambiar.
en nombre de Dios. Así se produce ese reencuentro con mi Padre Dios cada vez que me
alejo de su casa por mis pecados.
Nos dicen nuestros obispos de Latinoamérica y el Caribe (Documento de Aparecida 254):
“El sacramento de la Reconciliación es el lugar donde el pecador experimenta
de manera singular el encuentro con Jesucristo, quien se compadece
de nosotros y nos da el don de su perdón misericordioso, nos hace sentir
que el amor es más fuerte que el pecado cometido, nos libera de cuanto
nos impide permanecer en su amor, y nos devuelve la alegría y el entusiasmo
de anunciarlo a los demás con corazón abierto y generoso.”
88
CATECUMENADO
Estos son los pasos que debe hacer la persona para reconciliarse con Dios. Pero para que
se produzca la reconciliación es necesario el perdón de Dios. A esa parte del sacramento
se la llama “absolución”.
Leo el examen de conciencia del encuentro anterior en silencio y medito sobre aquello
que me alejó de Dios.
Celebramos
Rezamos juntos.
Perdóname, Señor
Perdóname, Señor,
por haberte ofendido.
Me arrepiento de todo corazón.
Tengo confianza en Ti,
porque sé que me amas”
89
CATECUMENADO
90
O C T A V A C E L E B R A C I Ó N
La Reconciliación
Monición introductoria
Guía 1: Tras estos encuentros que hemos compartido,
nos disponemos a vivir la celebración de la Reconciliación,
con un corazón arrepentido y dispuestos a volver a Dios,
como el fruto de todo lo vivido.
Nos ponemos de pie y cantamos...
Sacerdote: En el nombre del Padre y del Hijo…
Que el Señor misericordioso nos conceda hoy su perdón,
y que su paz y alegría esté siempre con ustedes.
Guía 2: Sobre la mesa de las ofrendas hay una canastita con piedras.
Los invito a que cada uno retire una piedra y regrese al banco.
Tomamos asiento. Tenemos una piedra en nuestras manos.
Ella sirve para construir con firmeza un edificio o puede ser
un arma para herir o matar a un adversario.
Guía 1: Con una piedra, David logró desarmar la prepotencia
del gigante Goliat.
Guía 2: Con una piedra podemos expresar nuestra agresividad o la podemos
utilizar para construir.
Guía 1: Nuestras palabras o nuestros juicios son, muchas veces,
como piedras que hieren a nuestros hermanos.
Guía 2: Hoy queremos pedir perdón. Somos demasiados duros
para tratar a otros. Juzgamos con excesiva facilidad.
Somos injustos en nuestras condenas.
Liturgia de la Palabra
Guía 1: Con mucha alegría recibimos la Biblia, donde se nos anuncia
el mensaje de salvación. La colocamos en “el lugar de la Palabra”.
Guía 1: Escuchemos con atención la Palabra de Dios, donde el profeta
nos dice lo que Dios hará con nuestro corazón.
Lector: Lectura del profeta Ezequiel (Ez 36,24-28).
Guía 2: Meditamos la Palabra que escuchamos, cantando:
“Zamba del perdón” (ver p. 85).
91
Guía 1: Escuchemos lo que Jesús le dice a los que vienen con piedras
en las manos.
Nos ponemos de pie y cantamos el Aleluya.
Sacerdote: Lectura del Santo Evangelio según san Juan ( Jn 8,1-11).
Momento penitencial
Guía 2: Si alguno de ustedes no tiene pecado que tire la primera piedra.
Cantamos:
“Perdón, perdón,
perdóname, Señor.
Ante Ti yo pequé.
Perdóname, Señor.”
Catecúmeno: Señor, mi vida es oscura y egoísta, no sé amar ni servir,
como Tú me enseñaste. Tengo pecados, no puedo tirar
la primera piedra.
Cantamos: “Perdón, perdón…”
Catecúmeno: Señor, tengo mal carácter con quienes me rodean.
Los trato injustamente y con dureza. Tengo pecados
y no puedo tirar la primera piedra.
Cantamos: “Perdón, perdón…”
Catecúmeno: Mi corazón es duro como esta piedra para juzgar
a los otros, me dejo llevar por apariencias o por lo que dicen
otros. Tengo pecados y no puedo tirar la primera piedra.
Cantamos: “Perdón, perdón…”
Catecúmeno: Tengo mucha claridad para ver los defectos ajenos,
pero me cuesta demasiado ver mis propias limitaciones.
Tengo pecados y no puedo tirar la primera piedra.
Cantamos: “Perdón, perdón…”
Celebrante: Hagamos un momento de oración...
“Padre de bondad, tu eres nuestro único Dios.
Nos conoces y nos amas.
Tú sabes nuestros pensamientos,
heridas y limitaciones.
Tú no nos condenas ni nos rechazas.
Crees en nosotros y nos sanas.
Recibe hoy a los hijos que necesitan
de tu perdón y de tu amor.
A ti sea el honor y la gloria,
por los siglos de los siglos. Amén.”
92
Confesión de los pecados
Guía 2: Arrepentidos de nuestros pecados nos acercamos
a reconciliarnos. El sacerdote, en nombre de Dios,
nos dará el perdón y nos devolverá la paz y la bondad perdidas.
Después de recibido el perdón, nos acercamos al altar,
dejamos la piedra y retiramos un corazón, signo del corazón nuevo
de carne que hoy nos da Dios.
93
T E R C E R T I E M P O
El tiemp o d e la
I L U M I
N A C IÓ N
Y L A
P U RI FI
CACIÓN
Encuentro 49: Llamados por nuestro nombre
Novena celebración: La elección y la inscripción del nombre
Encuentro 50: Le respondemos a Dios por la fe
Décima celebración: Entrega del símbolo de la fe
Encuentro 51: Llenos del agua viva
Undécima celebración: Primer escrutinio
Encuentro 52: Jesucristo: la luz que debemos seguir
Duodécima celebración: Segundo escrutinio
Encuentro 53: Llamados a la vida
Decimatercera celebración: Tercer escrutinio
La gran celebración: Vigilia Pascual
ENCUENTRO
49 Llamados
por nuestro nombre
97
ILUMINACIÓN-PURIFICACIÓN
98
ILUMINACIÓN-PURIFICACIÓN
Celebramos
Leemos 1 Cor 1,26-31.
Meditamos juntos
con esta oración.
Señor, te damos gracias
porque, a pesar de que
humanamente hablando no hay
ninguno “grande” entre nosotros,
vos nos amaste desde siempre
y ahora nos mirás y nos llamás
por nuestro nombre
para que te sigamos.
Y al ser amados, mirados
y llamados por vos, Señor,
sabemos que a tus ojos
somos “grandes”.
Qué detalle
Qué detalle, Señor, Yo dejé casa y pueblo
has tenido conmigo, por seguir tu aventura,
cuando me llamaste, codo a codo contigo
cuando me elegiste, comencé a caminar.
cuando me dijiste Han pasado los años
que tú eras mi amigo. y, aunque aprieta el cansancio,
Qué detalle, Señor, paso a paso te sigo
has tenido conmigo. sin mirar hacia atrás.
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N O V E N A C E L E B R A C I Ó N
Monición introductoria
Lectura de la Palabra de Dios
Lectura del libro del Génesis (Gn 3,1-7).
Salmo.
Lectura de la Carta a los Romanos (Rom 5,12-19).
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt 4,1-11).
Presentación de los elegidos
Diálogo con los padrinos y madrinas
Diálogo y petición de los catecúmenos
Sacerdote: Ahora me dirijo a ustedes, queridos catecúmenos.
Sus padrinos y madrinas, catequistas y miembros
de la comunidad han dado buen testimonio de ustedes.
Y la Iglesia, en nombre de Cristo, confiada en ese parecer,
los llama a los sacramentos pascuales. Por eso, ahora,
les corresponde a ustedes, que ya desde hace tiempo
han escuchado el llamado de Cristo, dar su respuesta
en presencia de la Iglesia, manifestando su propósito.
¿Quieren ser iniciados en los sacramentos de Cristo,
esto es: Bautismo, Confirmación y Eucaristía?
Catecúmeno: Sí, queremos.
Sacerdote: Entonces, digan sus nombres.
Catecúmeno: (Cada uno dice su nombre en voz alta).
Elección
Preparándonos a las celebraciones de la Pasión y la Resurrección
del Señor, hemos comenzado este camino cuaresmal.
Estos “elegidos”, a quienes acompañaremos al recibir los sacramentos,
necesitan de nuestro ejemplo y de nuestra ayuda.
Roguemos por ellos y por nosotros al Señor para que,
convertido nuestro corazón, podamos recibir
las gracias pascuales.
100
Oración de los fieles
Guía: A cada intención respondemos: "Escúchanos, Señor"
—Por estos catecúmenos, para que recordando el día de su elección,
permanezcan siempre agradecidos a las bendiciones de Dios. Oremos…
—Para que, empleando bien este tiempo cuaresmal, lleven con alegría
las renuncias de los criterios del mundo y se encaminen
hacia la santidad, construyendo el Reino de Dios. Oremos…
—Por sus catequistas, para que les muestren siempre la belleza
del seguimiento de Cristo. Oremos…
—Por sus padrinos y madrinas, para que le den testimonio
a sus ahijados de la vivencia del Evangelio, tanto en su vida privada
como social. Oremos…
—Por sus familias, para que los ayuden a seguir la inspiración
del Espíritu Santo. Oremos…
—Por nuestra comunidad, para que en este tiempo cuaresmal brille
por su caridad y persevere en la oración. Oremos…
—Por los que no creen en Jesucristo, para que encuentren el camino
que lleva a Dios. Oremos…
Ofertorio
Acercamos al altar los nombres escritos de los "elegidos", quienes quieren integrarse
totalmente a nuestra comunidad para trabajar juntos por el Reino de Dios.
Acercamos el pan y el vino que, de las manos del sacerdote, se transformarán
para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor.
Comunión
Jesús en la Eucaristía se ofrece como pan, no para saciar el hambre del cuerpo,
sino para sanar y fortalecer el hambre espiritual.
Despedida
El catecumenado era el largo camino de los primeros cristianos para recibir
el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.
Estos hermanos tomaron en serio el compromiso de recibir o renovar
los sacramentos de la Iniciación Cristiana y hoy han dado un paso fundamental.
Toda la comunidad se alegra con ellos y se compromete a seguir
acompañándolos.
101
ENCUENTRO
50 Le respondemos a Dios
por la fe
Comentamos:
— ¿Por qué su mamá le dice que se tire?
— ¿Por qué se tira el chico?
— ¿Por qué le creemos a alguien cuando nos dice algo?
Ponemos ejemplos de la vida cotidiana en los que hacemos actos de fe, de confianza.
Debemos tener presente, ante todo, que la fe es un don gratuito de Dios; Él nos lo regaló
el día de nuestro Bautismo.
“La fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dando
al mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido
último de su vida.”
Catecismo de la Iglesia Católica 26
A veces solemos decir que una persona tiene fe porque consigue todo lo que pide, o porque
vemos todo lo que tiene y parece que todo le va bien.
En la Biblia, vemos que la fe es otra cosa:
La fe de Abrahán (Hebreos 11,8-12).
La fe con obras (Santiago 2,14-19).
La fe ante las adversidades de san Pablo (2 Corintios 11,23-27).
Lo que dice el profeta Habacuc sobre la fe (Habacuc 3,17-18).
103
ILUMINACIÓN-PURIFICACIÓN
Celebramos
Escribo mi “Credo del catecumenado”.
104
ILUMINACIÓN-PURIFICACIÓN
Getsemaní
Para que mi amor no sea un sentimiento,
tan solo un deslumbramiento pasajero,
para no gastar mis palabras más mías
ni vaciar de contenido mi te quiero,
quiero hundir más hondo mis raíces en Ti
y cimentar en solidez este mi afecto.
Pues mi corazón que es inquieto y es frágil
tan solo acierta si se abraza a tu proyecto.
Más allá de mis miedos, más allá,
de mi inseguridad, quiero darte mi respuesta.
Aquí estoy para hacer tu voluntad,
para que mi amor sea decirte sí hasta el final.
Duermen en un sopor y temen en el huerto,
ni sus amigos acompañan al maestro,
si es hora de cruz, es de fidelidades,
pero el mundo nunca quiere aceptar esto.
Dame a comprender, Señor, tu amor tan puro,
amor que persevera en cruz, amor perfecto.
Dame serte fiel cuando todo sea oscuro,
para que mi amor no sea un sentimiento
No es en las palabras ni en las promesas
donde la historia tiene su motor secreto.
Solo es el amor en la cruz madurado,
el amor que mueve todo el universo.
Pongo mi pequeña vida hoy en tus manos,
por sobre mis inseguridades y mis miedos;
y para elegir tu querer y no el mío,
hazme, en mi Getsemaní, fiel y despierto.
105
D É C I M A C E L E B R A C I Ó N
Monición introductoria
Hoy también acompañaremos a nuestros hermanos que ya están a punto
de culminar su camino catecumenal para llegar a la Vigilia Pascual,
donde algunos recibirán los sacramentos de la Iniciación Cristiana
y otros los renovarán.
El domingo pasado hemos participado de su “admisión” para recibir
los sacramentos, hoy los acompañaremos al recibir el “Símbolo de la fe”
o “Credo”.
Lectura de la Palabra de Dios
Entrega del Símbolo de la fe
Sacerdote: Acérquense los que recibirán el Símbolo de la fe.
Guía: Con la “Entrega del Símbolo de la fe”, o lo que comúnmente llamamos
“Credo”, estos hermanos y hermanas nuestros se siguen preparando
para recibir o renovar los sacramentos de la Iniciación Cristiana,
expresando así la fe en la que creen y que quieren profesar.
Sacerdote: Queridos hermanos que han sido elegidos para recibir o renovar
los sacramentos de la Iniciación Cristiana, ha llegado el momento
en que les haga las preguntas concernientes a nuestra fe:
¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, Creador del universo,
que nos llama a completar su obra?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que Él es el Dios de la vida y que quiere
que la defendamos?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre
y nuestro hermano?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que se encarnó en el seno de María Virgen por obra
del Espíritu Santo?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que él se acercó sobre todo a aquellos que estaban
excluidos de la sociedad, dándoles la preferencia cuando anunciaba
la Buena Noticia de Reino de Dios?
106
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que murió y resucitó para salvarnos y liberarnos?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que su sangre nos purificó de todo pecado?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que su resurrección nos ha dado la vida nueva
y ha instaurado el Reino de Dios?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que está glorificado a la derecha del Padre y que es
el Señor de nuestra vida, de la historia y de nuestra sociedad?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que está vivo y viene junto a nosotros para construir
la historia?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que es el Espíritu Santo quien nos da vida nueva
y renueva la faz de la tierra?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen en la Iglesia, que es una, santa, católica
y apostólica?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que ella es el Pueblo de Dios, la comunidad
de los creyentes y el Cuerpo de Cristo?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que la Iglesia está llamada a anunciar y construir
el Reino de Dios?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen en la comunión que hay entre los que estamos unidos
a Cristo?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen que la imagen y semejanza de Dios que hay
en cada persona es la fuente de todos sus derechos?
107
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen en el Dios misericordioso que perdona
nuestros pecados?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Sacerdote: ¿Creen en la resurrección y en la vida eterna?
Catecúmeno: Sí, creemos.
Guía: El catequista llamará a cada catecúmeno y le hará entrega
del “Símbolo de la fe” o “Credo”.
Catecúmeno: “Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia,
la que nos gloriamos de profesar: recíbela y consérvala
en tu corazón.”
Oración sobre los elegidos
Sacerdote: Señor, fuente de luz y de verdad,
imploramos tu bondad sobre estos servidores tuyos;
purifícalos y santifícalos, concédeles la verdadera sabiduría,
una firme esperanza y santa doctrina,
para que sean dignos de llegar a recibir o renovar
los sacramentos de la Iniciación Cristiana.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
Oración de los fieles
Guía: A cada intención respondemos: "Escúchanos, Señor".
—Por estos catecúmenos que han recibido el Símbolo de la fe,
para que esta fe que profesaron hoy los guíe en el camino de esta vida
y los lleve a la vida eterna. Oremos...
—Para que esta fe, en la que creen, la lleven a sus hermanos
con la fuerza del Espíritu Santo. Oremos...
—Por toda esta comunidad, para que vivamos con alegría la fe
que profesamos con nuestros labios. Oremos...
Ofertorio
Comunión
Despedida
108
ENCUENTRO
Comentamos.
—¿Qué opinión nos merece lo que está haciendo Alicia?
—¿Es bueno quedar en la ignorancia de una enfermedad? ¿Por qué?
Si no asumimos nuestras enfermedades nunca podremos sanarnos; si no vamos al médico nunca
se nos podrá dar el tratamiento adecuado para recuperar la salud.
Tal vez, esa visita al médico y todos los estudios que tengamos que hacer lleven a la dolorosa
noticia de que tenemos alguna enfermedad grave; pero después de esa mala noticia podremos
comenzar el tratamiento para recuperar nuestra salud.
110
ILUMINACIÓN-PURIFICACIÓN
Celebramos
Compartimos nuestra oración:
—Reconocemos nuestros pecados y pedimos perdón al Señor y a los hermanos.
—Damos gracias a Dios por todo lo que Dios nos ofrece a través de Jesucristo,
y que nos está ayudando a ser más felices.
111
U N D É C I M A C E L E B R A C I Ó N
Primer escrutinio
(Tercer domingo de Cuaresma)
Monición introductoria
Lectura de la Palabra de Dios
Escrutinio
Sacerdote: Queridos catecúmenos: Ya se acerca el día en que ustedes
recibirán los sacramentos de la Iniciación Cristiana;
por eso les pregunto:
¿Están dispuestos a seguir el camino que Jesús nos señaló?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: ¿Están dispuestos a adherirse a Jesús, fuente de agua viva?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: ¿Están dispuestos, de corazón, a arrepentirse
de los pecados de su vida pasada?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: Queridos hermanos: Oremos por estos catecúmenos,
a los que eligió la Iglesia confiadamente después de un largo camino,
para que encuentren a Cristo en sus sacramentos de la Iniciación Cristiana.
Guía: Respondemos a cada intención: "Escúchanos, Señor".
—Para que mediten en su corazón la Palabra de Dios y las saboreen
más profundamente cada día. Roguemos al Señor. R/
—Para que el encuentro con Cristo transforme toda su vida.
Roguemos al Señor. R/
—Para que confiesen con corazón humilde que se reconocen pecadores.
Roguemos al Señor. R/
—Para que rechacen sinceramente lo que en sus vidas desagrada
y se opone al Señor Jesús. Roguemos al Señor. R/
—Para que, como la samaritana, después de haber encontrado
a Jesús lo anuncien a sus hermanos. Roguemos al Señor. R/
—Para que el Espíritu Santo, que sondea los corazones de todos,
fortalezca la debilidad de estos catecúmenos elegidos para los sacramentos.
Roguemos al Señor. R/
—Para que, enseñados por el Espíritu Santo, aprendan lo que es
de Dios y procuren vivirlo. Roguemos al Señor. R/
112
—Para que también sus padrinos pongan siempre en Cristo su esperanza,
y encuentren en el Señor la paz y la santidad. Roguemos al Señor. R/
—Para que cada uno de nosotros corrijamos nuestros errores, elevemos nuestro
corazón a Dios y practiquemos obras de caridad. Roguemos al Señor. R/
—Para que en el mundo entero, por la acción del Espíritu Santo,
las luchas se apacigüen y crezca el deseo de la paz; que el perdón venza
al odio y la indulgencia a la venganza. Roguemos al Señor. R/
Sacerdote:Escucha, Señor, las súplicas que te hacemos
por estos catecúmenos y por todos tus hijos.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.
Exorcismo
Todos: Amén.
Ofertorio
Comunión
Guía: Así como Jesús le ofreció a la samaritana el agua viva que brota
hasta la vida eterna, ahora él mismo se nos ofrece como alimento
de vida eterna.
Nos acercamos a comulgar cantando...
Despedida
Guía: Nuestra comunidad está de fiesta porque estos hermanos catecúmenos
han dado otro paso camino a su encuentro con Jesús por medio
de los sacramentos. Los dos próximos domingos continuaremos
con los escrutinios, la comunidad los seguirá acompañando.
Finalizada esta Eucaristía, salgamos como la samaritana a anunciar
que hemos encontrado al Mesías. Nos despedimos cantando...
113
ENCUENTRO
52 Jesucristo: la luz
que debemos seguir
La luz nos permite ver las cosas, da tranquilidad y seguridad; con ella percibimos las formas y
los colores de las cosas; podemos descubrir y conocer las maravillas que nos rodean, así como
evitar los peligros y defendernos de las agresiones.
114
ILUMINACIÓN-PURIFICACIÓN
115
ILUMINACIÓN-PURIFICACIÓN
que la vida nos fue dada para amar y servir a Dios y al prójimo, y que eso nos hace ver-
daderamente felices.
Cuando Jesús nos da la vista descubrimos que vamos caminando hacia la Casa del Padre;
por lo tanto, la muerte no es el fin sino la entrada a la fiesta eterna del cielo.
Muchos piensan que la fe es una ilusión y que es como un velo que se pone encima a la
realidad, pues para ellos solo son reales las cosas que se pueden ver, contar y medir. Pero
la realidad es otra, el que cree aunque ve lo mismo que los demás pero capta, además,
algo que a ellos se les escapa, porque se necesitan otros ojos para ver más allá. La fe es
una capacidad de descubrir lo verdadero a la luz de Cristo.
116
ILUMINACIÓN-PURIFICACIÓN
Celebramos
Quemamos el papelito en que hemos escrito lo que tenemos de tinieblas en
nuestro corazón y que queremos eliminar de nuestra vida dejando entrar
la luz de Jesús.
117
DUODÉCIMA CELEBRAC I Ó N
Segundo escrutinio
(Cuarto domingo de Cuaresma)
Monición introductoria
Lectura de la Palabra de Dios
Escrutinio
Sacerdote: Estamos próximos al momento en que recibirán o renovarán
los sacramentos de la Iniciación Cristiana; por eso les pregunto:
¿Están dispuestos a abrir sus corazones a Jesucristo,
para que él entre en ustedes como luz?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: ¿Están dispuestos a seguir el mensaje de Jesús,
quien vino a nosotros como luz del mundo?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: ¿Están dispuestos a vivir como hijos de la luz renunciando
a las tinieblas del pecado?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: ¿Están dispuestos a llevar la luz de Jesús a sus hermanos
mediante el testimonio y la palabra, a fin de que Jesucristo ilumine
también sus vidas?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Guía: Respondemos a cada intención: "Escúchanos, Señor".
— Para que estos catecúmenos, confiando en la verdad de Jesucristo, alcancen
y conserven siempre la libertad de la mente y del corazón. Roguemos al Señor. R/
— Para que, meditando en la sabiduría de la cruz, se gloríen en Dios
que confunde la sabiduría de este mundo. Roguemos al Señor. R/
— Para que, liberados por la fuerza del Espíritu Santo, pasen del temor
a la confianza. Roguemos al Señor. R/
— Para que, convertidos en personas de fe, se esfuercen en buscar
lo que es justo y santo. Roguemos al Señor. R/
— Por sus madrinas y padrinos, para que junto a sus ahijados
nunca abandonen el camino del Evangelio. Roguemos al Señor. R/
— Para que todos los que sufren persecución por el nombre de Cristo,
sean ayudados por el mismo Cristo. Roguemos al Señor. R/
— Para que, a las personas, familias y pueblos que encuentran obstáculos
en el camino de la fe, se les conceda la libertad de creer
en el Evangelio. Roguemos al Señor. R/
118
— Para que todos nosotros permanezcamos siempre fieles a los criterios
y valores que nos transmite el Evangelio. Roguemos al Señor. R/
— Para que el mundo entero, amado por el Padre, pueda acercarse, por medio de
la Iglesia, a Jesucristo, luz para iluminar las naciones. Roguemos al Señor. R/
Sacerdote: Escucha, Señor, las súplicas que te hacemos por estos catecúmenos
que desean recibir la luz de la fe en sus corazones para seguir a Jesús
como hijos de la luz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.
Exorcismo
Sacerdote: Oremos.
Padre misericordioso,
que concediste al ciego de nacimiento creer en tu Hijo,
y, por esta fe, alcanzó la luz de tu Reino,
haz que estos catecúmenos, elegidos tuyos, aquí presentes,
sean liberados de los engaños que los rodean y ciegan;
concédeles que, arraigados firmemente en la verdad,
se conviertan en hijos de la luz.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.
Sacerdote: Señor Jesús, luz verdadera, que iluminas a todo hombre,
libra, por el Espíritu de la verdad, a todos los sufren bajo el yugo
de Satanás, el padre de la mentira; despierta la buena voluntad
de los que has elegido para recibir tus sacramentos,
llénalos de tu Espíritu Santo, de manera que gocen de la claridad de tu luz
y, como el ciego a quien diste la claridad,
se conviertan en testigos valientes de la fe.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Ofertorio
Comunión
Despedida
119
ENCUENTRO
53 Llamados a la vida
120
ILUMINACIÓN-PURIFICACIÓN
La resurrección de Lázaro es signo de que Cristo es “la resurrección y la vida” (v. 25) y
es esperanza de mi propia resurrección. La muerte no es límite para la vida del hombre.
121
ILUMINACIÓN-PURIFICACIÓN
Celebramos
Leemos Romanos 14,7-9.
Pedimos al Señor, de manera espontánea, que nos sane de las enfermedades
que pueden llevar a la muerte de nuestra alma.
122
DECIMOTERCERA CELEBRACIÓN
Tercer escrutinio
(Quinto domingo de Cuaresma)
Monición introductoria
Lectura de la Palabra de Dios
Escrutinio
Sacerdote: Dentro de dos semanas ustedes recibirán o renovarán
los sacramentos de la Iniciación Cristiana; por eso les pregunto:
¿Están dispuestos a seguir y a servir al Dios de la vida?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: ¿Están dispuestos a resucitar a la vida nueva
que el Espíritu Santo nos da en el Bautismo?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: ¿Están dispuestos a dejarse conducir por el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: ¿Están dispuesto a vivir según el Espíritu de Dios
y no según la carne?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: ¿Están dispuestos a anunciar e instaurar el Reino de Dios
en este mundo, con la mirada puesta en la vida eterna del cielo?
Catecúmeno: Sí, estamos dispuestos.
Guía: Respondemos a cada intención: "Escúchanos, Señor".
—Para que estos catecúmenos, por la fe, sean fortalecidos contra cualquier
clase de engaños que el mundo les propone. Roguemos al Señor. R/
—Para que se muestren agradecidos de su elección divina por la que
han entrado en el camino de la salvación. Roguemos al Señor. R/
—Para que, con el ejemplo y la intercesión de los catecúmenos
que derramaron su sangre por Cristo, se animen en el camino
de discípulos misioneros de Jesucristo. Roguemos al Señor. R/
—Para que todos aborrezcamos el pecado que destruye la vida.
Roguemos al Señor. R/
—Para que los que afligidos por la muerte de sus seres queridos
encuentren su consuelo en Cristo resucitado. Roguemos al Señor. R/
123
—Para que todos nosotros nos afirmemos en la esperanza
de resucitar con Cristo. Roguemos al Señor. R/
—Para que todo el mundo, creado por el amor de Dios,
alcance nueva vida con el crecimiento de la fe y de la caridad.
Roguemos al Señor. R/
Catecúmeno: Señor, como hijos de la vida, confiamos a tu infinita bondad
estas súplicas que te hacemos. Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
Exorcismo
Sacerdote: Oremos.
Padre de la Vida, que no eres un Dios de muertos sino de vivos,
y que enviaste a tu Hijo como mensajero de la vida,
para arrancar a los hombres del reino de la muerte y conducirlos
a la resurrección, te rogamos que libres a estos elegidos
del poder del espíritu maligno, para que reciban
la nueva vida de Cristo resucitado y sean siempre sus testigos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.
Catecúmeno: Señor Jesús, que, al resucitar a Lázaro,
revelaste que viniste para que tuviéramos vida abundante,
libra de la muerte a los que buscan la vida en tus sacramentos.
Presérvalos del espíritu del mal y, por tu Espíritu de vida,
comunícales la fe, la esperanza y la caridad, para que viviendo
siempre contigo, participen de la gloria de tu resurrección.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Ofertorio
Comunión
Despedida
124
L A G R A N C E L E B R A C I Ó N
Vigilia Pascual y celebración de los sacramentos
de la Iniciación Cristiana
125
Por tanto, ¿ya han escuchado su Palabra? ¿Quisieron observar
sus Mandamientos y participaron en la oración y en la unión fraterna
de la comunidad? ¿Han hecho todo esto para hacerse cristianos?
Candidatos: Sí, lo hicimos.
Guía: Ahora el dialogo continúa con los padrinos.
Obispo: Ustedes los padrinos, ¿juzgan ante Dios que son dignos de ser
admitidos a los sacramentos de la Iniciación Cristiana?
Padrinos: Sí, juzgamos que son dignos.
Obispo: ¿Están dispuestos a seguir ayudando con la palabra y el ejemplo
a sus ahijados?
Padrinos: Sí, estamos dispuestos.
Obispo: Queridos hermanos: Imploremos la misericordia de Dios, Padre
todopoderoso, por estos hermanos que piden el Santo Bautismo.
El Señor que los ha llamado y conducido hasta aquí, les conceda luz
y fortaleza para entregarse a Cristo y profesar valientemente la fe
de la Iglesia, y también la nueva vida en el Espíritu Santo,
a quien invocaremos con fervor sobre esta agua.
126
Todos: Sí, renunciamos.
Obispo: ¿Renuncias a criterios y comportamientos que llevan a:
creerse los mejores; verse siempre superiores;
creerse ya convertidos del todo; a buscar el dinero
como el máximo valor; a buscar el placer como única ilusión;
buscar el propio interés por encima del bien común?
Todos: Sí, renunciamos.
Profesión de fe
Guía: Porque es la fiesta de la luz vamos a encender nuevamente nuestros cirios
y así los que serán bautizados harán su profesión de fe y todos los demás las
renovaremos, queriendo expresar nuestra totalm adhesión a Cristo y a su Iglesia.
Obispo: ¿Creen en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
Todos: Sí, creemos.
Obispo: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació
de la Virgen María, padeció y fue sepultado, resucitó de entre
los muertos y está sentado a la derecha del Padre?
Todos: Sí, creemos.
Obispo: ¿Creen en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos y la vida eterna?
Todos: Sí, creemos.
Obispo: Y Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo,
y nos ha perdonado los pecados, nos conserve con su gracia
en Jesucristo nuestro Señor para la vida eterna.
Todos: Amén.
Bautismos
Guía: Apagamos las velas.
Llegó el momento culminante de esta parte de la celebración:
N. y N. serán bautizados invocando la Santísima Trinidad.
Invitamos al padrino y a la madrina a que impongan
la mano derecha sobre el hombro derecho de su ahijado.
Obispo: N., yo te bautizo, en el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
127
Guía: N. y N. ya son hijos de Dios, ya son miembros de nuestra comunidad
eclesial, entonces como expresión de nuestra alegría les brindamos un
fuerte aplauso.
128
Párroco: Ciertamente, todos están bautizados, han sido instruidos en la fe
y se han venido preparando con sincero empeño. Creo que son dignos
de recibir el sacramento del Espíritu Santo que confirmará su Bautismo.
Obispo: En el nombre del Señor los aceptamos para la recepción de este
sacramento admirable, que los confirmará en la vida del Espíritu Santo
que recibieron en el Bautismo.
Guía: Ahora el Obispo dialoga con los confirmandos.
Obispo: Queridos cristianos: ¿Saben lo que van a recibir?
Confirmandos: Recibiremos el Espíritu Santo que Jesús nos prometió.
Obispo: ¿Y saben lo que va a hacer en ustedes el Espíritu Santo?
Confirmandos: El Espíritu Santo nos iluminará con la luz de la fe, nos encenderá
con el fuego del amor, nos confirmará para dar testimonio de Jesús.
Obispo: De esta manera, por medio de la Confirmación, el Espíritu Santo
completará en ustedes la obra del Bautismo. Así serán cristianos perfectos,
es decir, ungidos del Señor y señalados con la marca imborrable de los
testigos de Jesús. Respondan, entonces, ahora: ¿Están dispuestos a vivir
y a morir alegremente en esta vocación cristiana?
Confirmandos: Sí, estamos dispuestos.
Obispo: ¿Están dispuestos a creer, con la luz del Espíritu Santo,
todo lo que Dios ha revelado y nos enseña por medio de la Iglesia?
Confirmandos: Sí, estamos dispuestos.
Obispo: ¿Están dispuestos, con el fuego del Espíritu Santo, a amar a Dios
sobre todas las cosas y al prójimo como a ustedes mismos?
Confirmandos: Sí, estamos dispuestos.
Obispo: ¿Están dispuestos, con la fuerza del Espíritu Santo, a dar testimonio de Jesús
en todas partes, aunque tengan que sufrir por eso desprecio y persecución?
Confirmando: Sí, estamos dispuestos.
Obispo: Queridos confirmandos, renacidos en Cristo han sido hechos
miembros suyos y de su pueblo sacerdotal: van a recibir ahora
el Espíritu Santo. El Señor lo envió sobre los Apóstoles el día
de Pentecostés, y por ellos y sus sucesores fue dado a los bautizados.
Del mismo modo ustedes reciben la prometida fuerza del Espíritu Santo,
con la cual, asemejándose más perfectamente a Cristo, darán testimonio
de la pasión y resurrección del Señor y los hará miembros activos de la
Iglesia, para la edificación del Cuerpo de Cristo en la fe y en la caridad.
129
Imposición de las manos
Obispo: Oremos, amadísimos hermanos, a Dios, Padre todopoderoso,
pidiéndole que derrame con bondad el Espíritu Santo
sobre estos confirmandos, que los fortalezca con la abundancia
de sus dones y con su unción los haga más semejantes a Cristo, Hijo de Dios.
Guía: Ahora el obispo, sucesor de los Apóstoles, impone las manos
a los catecúmenos, repitiendo el gesto con que los Apóstoles transmitían
el Espíritu Santo. Nos ponemos de pie.
Obispo: Dios todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo,
que hiciste renacer a estos servidores tuyos por medio del agua
y del Espíritu Santo, liberándolos del pecado: envía sobre ellos
el Espíritu Santo Paráclito; concédeles el espíritu de sabiduría
y de entendimiento, el espíritu de consejo y de fortaleza,
el espíritu de ciencia y de piedad; y cólmalos con el espíritu
de tu santo temor. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Crismación
Guía: Los confirmandos son ungidos con el Santo Crisma. Así como
el aceite penetra la piedra, impregnándola, entrará plenamente
en estos nuevos confirmandos para que sean testigos de Jesús
con su palabra y su vida.
Obispo: N., recibe por esta señal el don del Espíritu Santo.
Confirmando: Amén.
Obispo: La paz esté contigo.
Confirmando: Y con tu espíritu.
Oración de los fieles
130
C U A R T O T I E M P O
El tiemp o d e la
M I S
T A G O
G Í A
Encuentro 54: Somos ungidos, somos perfume
Encuentro 55: Participamos de la Pascua del Señor
Encuentro 56: Porque comemos del mismo pan
formamos un solo cuerpo
Encuentro 57: Vivimos nuestra fe en comunidad
Encuentro 58: Somos sacramento del Dios amor
Encuentro 59: Los cristianos luchamos contra el mal
Encuentro 60: Somos misioneros de la Iglesia de Jesús
Decimacuarta celebración: Enviados
54
ENCUENTRO
Somos ungidos,
somos perfume
Si leo, en mi Biblia o Nuevo Testamento, Marcos 1,1, puede que diga “Jesús Cristo” o “Jesús
Mesías”.
No es que estén equivocadas nuestras biblias, sino que están en distintos idiomas.
“Cristo” está en griego, “Mesías” en hebreo (que es el idioma del pueblo de Israel).
En castellano es “Ungido”. Por lo tanto, Cristo equivale a Mesías y a Ungido.
¿Por qué estamos haciendo este lío de palabras en distintos idiomas? Para entender lo
que pasó en mi bautismo. Allí también yo fui ungido, se me ungió con un aceite llamado
Santo Crisma, en mi frente.
¿Y para qué? ¿Cuál fue el significado? Que si en el Bautismo fui sumergido en Cristo para
ser uno con él, eso significa que soy otro Cristo, es decir, ungido.
Y si todos estamos sumergidos en Cristo, todos formamos parte del Cuerpo de Cristo. Ese
Cuerpo de Cristo es la Iglesia. Por estar sumergidos en Cristo, todos somos hermanos.
Si soy otro “Cristo”, la gente que ve mi manera de vivir debe sentir la fragancia de Cristo.
Al verme a mí deben percibir a Cristo.
San Pablo nos dice que nosotros somos la fragancia de Cristo, para que, por intermedio
nuestro, se propague por todas partes su fragancia (cf. 2 Cor 2,14-15).
Por eso, el Santo Crisma con que somos ungidos no es solo aceite, sino aceite mezclado
con perfume.
134
MISTAGOGÍA
Celebramos
Iglesia peregrina
Ver Encuentro 34, p. 91.
Vamos a darle gracias a Dios por este misterio de comunión tan grande con
Jesús. Respondemos: “Gracias, Señor”.
—Porque en el Bautismo fuimos sumergidos en Cristo
para ser una sola cosa con él. R/
—Porque desde el Bautismo somos ungidos,
es decir, somos otros Cristos. R/
—Porque al estar todos sumergidos en Cristo
formamos un solo Cuerpo, que es la Iglesia. R/
135
55
ENCUENTRO
Participamos
de la Pascua del Señor
136
MISTAGOGÍA
Es significativo analizar los verbos que la gente utiliza en relación con la Eucaristía: el sa-
cerdote “dice” Misa, los fieles “van” a Misa, “asisten” a Misa y “oyen” Misa. Expresiones
que muestran que a la Misa se acude como espectador.
Por eso, frente a todo esto debemos decir “celebramos”. El sacerdote es quien preside en
nombre de Cristo, pero celebramos todos.
La Eucaristía es cuerpo entregado y sangre derramada, y nosotros estamos llamados a una
comunión de entrega con Jesús.
Los dones que ofrecemos en el ofertorio simbolizan nuestra entrega.
La Eucaristía nos mete de lleno en el Misterio central de la vida cristiana, que no es otro
que el cumplimiento del mandamiento principal que Jesús nos dejó: “Aménse los unos a
los otros como yo los he amado” ( Jn 15,12).
Nos dice el Documento de Aparecida. “Nuestra existencia cotidiana se convierte en una
Misa prolongada” (DA 354).
El domingo es la celebración semanal de la Pascua.
137
MISTAGOGÍA
Celebramos
Revivimos los gestos de la entrega de Jesús en la Eucaristía.
Como Cristo nos amó
Como Cristo nos amó en su pueblo es un obrero
nadie pudo amar jamás. como todos los demás,
Él nos guía como estrella con sus manos gana el pan,
por la inmensa oscuridad, trabajando con amor:
al partir con él el pan, Él conoce la pobreza y el dolor.
alimenta nuestro amor: Como Cristo nos amó
es el pan de la amistad, el pan de Dios. nadie pudo amar jamás:
Es mi cuerpo, vengan a comer. al morir en una cruz
Es mi sangre, vengan a beber. nos dio su paz y libertad;
Porque yo soy la vida, yo soy el amor. pero al fin resucitó
¡A tu amor eterno, llévanos, Señor! por la fuerza de su amor
Como Cristo nos amó y salió de su sepulcro vencedor.
nadie pudo amar jamás:
138
ENCUENTRO
56
Porque comemos
del mismo pan
formamos un solo cuerpo
139
MISTAGOGÍA
Celebramos
Volvemos a leer 1 Cor 10,16-17 y compartimos el pan.
Como Cristo nos amó
Ver Encuentro 55, p. 138.
140
ENCUENTRO
57 Vivimos nuestra fe
en comunidad
141
MISTAGOGÍA
142
MISTAGOGÍA
143
MISTAGOGÍA
Celebramos
Volvemos a leer 1 Cor 10,16-17 y compartimos el pan.
Dios familia
Cada vez que nos juntamos Cada vez que nos juntamos
siempre vuelve a suceder siempre vuelve a suceder,
lo que le pasó a María lo que dice la promesa
y a su prima la Isabel: de Jesús de Nazareth:
ni bien se reconocieron, "Donde dos o más se juntan,
se abrazaron, y su fe en mi nombre y para bien,
se hizo canto y profecía, yo estaré personalmente,
casi, casi un chamamé. con ustedes yo estaré."
Y es que Dios, es Dios familia, Cada vez que nos juntamos
Dios amor, Dios trinidad. siempre vuelve a suceder,
De tal palo, tal astilla, lo que le pasó a la gente
somos su comunidad. reunida en Pentecostés,
Nuestro Dios es padre y madre, con el Espíritu Santo,
causa de nuestra hermandad. viviendo la misma fe,
Por eso es lindo encontrarse, se alegraban compartiendo
compartir y festejar. lo que Dios les hizo ver.
144
ENCUENTRO
58 Somos sacramento
del Dios amor
145
MISTAGOGÍA
146
MISTAGOGÍA
Escribo nuestro compromiso concreto para demostrar como grupo que Dios es amor.
Celebramos
Danos un corazón
Danos un corazón grande para amar;
danos un corazón fuerte para luchar.
Hombres nuevos,
creadores de la historia,
constructores de nueva humanidad.
Hombres nuevos que viven la existencia
como riesgo de un largo caminar.
Hombres nuevos, luchando en esperanza,
caminantes, sedientos de verdad.
Hombres nuevos, sin frenos ni cadenas,
hombres libres que exigen libertad.
Hombres nuevos, amando sin fronteras,
por encima de razas y lugar.
Hombres nuevos, al lado de los pobres,
compartiendo con ellos techo y pan.
Leemos Mt 5,15-16.
147
59
ENCUENTRO
Los cristianos
luchamos contra el mal
148
MISTAGOGÍA
Dice Juan Pablo II: “Construir el Reino significa trabajar por la liberación del mal en todas
sus formas” (Redemptoris missio 15).
149
MISTAGOGÍA
Celebramos
Leemos Jn 2,13-17.
Oramos a partir de lo que hemos compartido en el encuentro.
Somos gente nueva
Somos gente nueva viviendo en unión, hombres libres
somos nueva semilla de liberación, por Cristo liberados
somos pueblo nuevo viviendo en amor, luchando todos juntos
somos comunidad, Pueblo del Señor. por la gran liberación.
Voy a invitar a mis
hermanos trabajadores,
obreros, cosecheros,
campesinos y otros más;
y juntos vamos
celebrando la esperanza,
nuestra lucha y la confianza
de tener tierra,
pan y paz.
Vengan ustedes, los que
quieren que las cosas
sean nuevas y tengamos
una nueva sociedad,
150
ENCUENTRO
60 Somos misioneros
de la Iglesia de Jesús
Un poco tarde
Cuentan que una vez un misionero llegó a una tribu
de infieles, que por otro lado lo recibieron muy bien
–cosa que no siempre pasa entre los fieles–.
Este misionero comenzó por ganarse las simpatías
de aquellos salvajes, tratando de conocerlos bien,
antes de largarse a anunciarles la Buena Noticia del
Evangelio. Convivió unas cuantas semanas con ellos,
acostumbrándose a sus comidas, escuchando sus
cantos, aprendiendo su idioma y, sobre todo, tratando
de conocer lo que pensaban y sabían de Dios.
Y aquí se llevó una tremenda sorpresa. Aquellos po-
bres primitivos tenían de Dios una imagen temible.
Pensaban que Dios era un ser implacable, que estaba
continuamente irritado, que se disgustaba por cual-
quier cosa y que exigía sacrificios enormes para quedar
satisfecho. Su Dios no buscaba para nada la felicidad
de sus fieles. Ni que hablar de la posibilidad del amor.
Estaban permanentemente atemorizados, creyéndose
en error en el cumplimiento de sus minuciosos deberes
religiosos. Se podría decir que vivían sometidos a una
terrible superstición de la que no podían liberarse.
Una vez que nuestro misionero se percató bien de todo lo que les cuento, pensó que había
llegado el momento de iluminar aquellos corazones con la verdad del Evangelio. Y, en una
tibia noche de luna creciente, pidió la palabra, junto al fogón de la tribu. A su alrededor
cantaban todos los bichos de la noche, en un juego fascinante de luces y colores. Los
151
MISTAGOGÍA
perfumes del monte que los rodeaban parecían invitar a la vida y al amor. El momento no
podía ser mejor para entregar el mensaje de un Dios Padre que tanto amó al mundo que le
envió a su propio Hijo, no para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Y así, ante los oídos atentos de aquellas pobres criaturas asustadas por lo divino, les fue
relatando los sencillos sucesos de la Encarnación, de la Navidad, las parábolas, llegando
finalmente al Misterio Pascual, con la pasión, muerte y resurrección del Señor.
Los ancianos de la tribu se ponían la mano al oído, haciendo pantalla para no perderse ni una
sola palabra. Los hombres sentían que un aire nuevo, lleno de libertad y alegría, comenzaba a
soplar sobre sus vidas. Las mujeres, desde las puertas de sus chozas, trataban de hacer callar
a sus bulliciosas criaturas para poder atender a aquellas inauditas novedades. Copando por
esta atención colmada de expectativa, el misionero sacó sus mejores recursos para pintar
la bondad de un Dios lleno de amor y de ternura, que luego de darnos a su propio Hijo,
cuando aún éramos pecadores, ya nada nos puede negar siendo ahora sus hijos queridos.
El mensaje dejó francamente estupefactos y llenos de admiración a aquellos infieles. Les
parecían imposibles tantas cosas lindas juntas. Se sentían renacer a la alegría y a la paz.
Ya podrían sentirse seguros en medio de las tormentas, cuando bramara el huracán o
chispearan los refucilos en el corazón de la noche. Si Dios estaba con ellos, ¿quién podría
estar contra ellos? Porque todo, absolutamente todo lo que Dios permitiera, les había
dicho el misionero, serviría para el bien de aquellos que eran amados por Dios.
Cuando el misionero terminó su mensaje se hizo un silencio profundo, cargado de pre-
guntas pendientes. Fue el cacique, quien, haciéndose eco de lo que estaba en el corazón
de todos, se atrevió a interrogar:
—¿Y cuándo sucedió todo esto tan hermoso que nos venís a contar? ¿Tal vez en la luna
llena pasada? ¿O tal vez hace más tiempo? ¿Varias lunas atrás?
El misionero se dio cuenta de que sus oyentes desconocían totalmente la historia, y no
tenían noción de todo el tiempo que había transcurrido desde los sucesos vividos por
Cristo de Belén a la Ascensión. Les explicó que hacía mucho tiempo que todo esto había
sucedido. Que era imposible contarlo sumando lunas llenas. Que había que contarlo por
soles y primaveras. Cuando finalmente les logró hacer entender que los acontecimien-
tos hermosos que constituyen la Buena Nueva del Evangelio hacía ya dos mil años que
habían sucedido, y que por lo tanto los árboles más antiguos del monte aún ni siquiera
habían nacido cuando todo esto pasó, sintió que sus oyentes cambiaban su sonrisa de
agradecimiento por una mueca de rabia.
Y fue nuevamente el cacique quien rompió el silencio diciendo:
— ¡Desgraciados! Hace dos mil soles que esto ha sucedido, ¿y recién ahora nos lo vienen
a contar? Esto es señal de que ustedes mismos no le dan importancia, o que nunca nos
han querido bien. De lo contrario, hace rato que nos hubieran buscado por todos los
medios para venir a decirnos cosas que para nosotros son tan fundamentales.
P. Mamerto Menapace
152
MISTAGOGÍA
153
MISTAGOGÍA
Si en la Confirmación pasé a ser adulto en la Iglesia, esto significa que debo asumir con
responsabilidad mi misión en ella, y más concretamente en el lugar donde vivo: mi familia,
mis amigos y vecinos, en la escuela o el trabajo.
Todos debemos poner nuestro granito de arena para que nuestra parroquia sea evange-
lizadora y misionera, también yo.
También puedo integrarme en algún grupo misionero para ir a compartir la Buena Noticia
a otros pueblos o a otras provincias.
Hay laicos que van como familias o como profesionales misioneros a llevar la Palabra y el
Reino de Dios a otros países, como los de África. No lo descartemos de nuestra mente ni
de nuestro corazón. ¿Quién sabe si Dios no nos está pidiendo algo así?
Y no debo olvidar que misionar es fruto del amor a mis hermanos, si amo a mi prójimo no
puedo dejar de anunciarles lo mejor que tengo: la Buena Noticia de Jesús y de su Reino.
154
MISTAGOGÍA
Celebramos
Leemos y meditamos juntos.
“Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la gratitud
y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don
de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que
es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo,
testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad,
y de la Iglesia a todos los confines del mundo (cf. Hch 1,8).” (DA 145)
“Benedicto XVI nos recuerda que: el discípulo, fundamentado así en la roca
de la Palabra de Dios, se siente impulsado a llevar la Buena Nueva
de la salvación a sus hermanos. Discipulado y misión son como las dos caras
de una misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo,
no puede dejar de anunciar al mundo que solo él nos salva (cf. Hch 4,12).
En efecto, el discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza,
no hay amor, no hay futuro. Esta es la tarea esencial de la evangelización,
que incluye la opción preferencial por los pobres, la promoción humana
integral y la auténtica liberación cristiana.” (DA 146)
Oramos a partir de lo que hemos compartido en el encuentro.
Toma mi vida nueva
Señor, toma mi vida nueva Y así, en marcha iré cantando,
antes de que la espera por pueblos predicando
desgaste años en mí. tu grandeza, Señor.
Estoy dispuesto a lo que quieras, Tendré mis brazos sin cansancio,
no importa lo que sea, tu historia entre mis labios,
tú llámame a servir. tu fuerza en la oración.
Llévame donde los hombres
necesiten tus palabras,
necesiten mis ganas de vivir;
donde falte la esperanza,
donde todo sea triste
simplemente por no saber de ti.
Te doy mi corazón sincero
para gritar sin miedo
lo hermoso que es tu amor.
Señor tengo alma misionera,
condúceme a la tierra
que tenga sed de vos.
155
DECIMOCUARTA CELEBRACIÓN
Enviados
(Domingo de Pentecostés)
Monición introductoria
Guía: Los que hicieron el catecumenado y recibieron los sacramentos
de la Iniciación Cristiana en la Vigilia Pascual, continúan reuniéndose
durante todo este Tiempo Pascual para reflexionar lo que significó
haber recibido los sacramentos. Hoy, en esta Misa, culmina el
catecumenado y como signo de pertenencia a esta comunidad
y como compromiso de ser apóstoles en ella recibirán
el “Diploma de envío”.
Cantamos.
Lectura de la Palabra de Dios
Oración de los fieles
Ofertorio
Guía: Acercamos los “Diplomas de envío”: ellos representan a estos hermanos
nuestros que forman parte de nuestra comunidad, ya que ellos quieren
trabajar por el Reino aquí.
Presentamos el pan y el vino que, por la acción del Espíritu Santo,
se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Jesús.
Cantamos.
Comunión
Guía: Ahora acompañaremos la entrega del “Diploma de envío” a los
que durante este largo tiempo han realizado el catecumenado.
A medida que los vayamos nombrando se acercarán junto
con su padrino o madrina.
Despedida
Guía: En Pentecostés nació la Iglesia; en este nuevo Pentecostés nace este
grupo de cristianos que, al igual que los apóstoles, quieren dar testimonio
de Cristo con la fuerza del Espíritu Santo.
Entre todos construyamos la Iglesia y el Reino de Dios.
Nos despedimos cantando.
156
A P É N
D I C E
LOS TIEMPOS FUERTES DE LA LITURGIA
Adviento y Navidad
Encuentro A: María, mujer creyente
Encuentro B: Llega Jesús
Encuentro C: Preparamos el camino del Señor
Encuentro de servicio misionero “A”
Cuaresma y Pascua
Encuentro D: La Cuaresma
Encuentro E: Semana Santa
Encuentro F: La Pascua
Encuentro G: La Iglesia nace en Pentecostés
Encuentro de servicio misionero “B”
A María,
mujer creyente
159
APÉNDICE
Sin embargo ella puso toda la fe en Dios y dijo: “Hágase en mí según tu Palabra”. Porque
ella tenía fe en que el Señor no la engañaba.
Este “sí” que dio María, generoso, humilde y total, le cambió la vida, le trajo alegría pero
también dolor.
Después, en cada circunstancia de la vida que tuvo que enfrentar, María renovó con la
misma fe y generosidad hacer la voluntad de Dios cuando…
José decidió dejarla (Mt 1,19).
Dio a luz en un establo (Lc 2,67).
Debió huir de la persecución de Herodes (Mt 2,13-15).
Jesús estuvo perdido tres días (Lc 2,41-50).
Jesús, a los treinta años, dejó su casa para ir a predicar (Lc 3,23).
Le dijeron que su hijo estaba “loco” y que lo fuera a buscar (Mc 3,20-21).
Jesús está en la cruz ( Jn 19,25).
Todos estos fueron momentos dramáticos. Sin embargo, ella supo ser fiel y los vivió con
entereza, sin rebelarse. Más adelante, y junto a los apóstoles, compartió el gozo de Pen-
tecostés (Hch 1,14; 2,4).
Muchas veces creemos que tener fe es que Dios haga lo que yo quiero. María nos enseña
que es todo lo contrario: tener fe es hacer lo que Dios quiere.
La fe se expresa en obras
María también nos enseña que la fe se
tiene que expresar en obras.
Leemos St 2,14-18.
Por eso la Virgen María es ejemplo de
fe. Ella muestra lo que significa creer
en la Palabra de Dios, y que esa fe se
convierta en obras.
María es ejemplo de cómo tener fe. Ella
muestra lo que significa confiar en Dios.
160
APÉNDICE
María no se encerró en sus planes y esquemas. Ella se abrió a recibir, discernir y asumir
el proyecto que Dios le manifestó, pidiendo su adhesión.
María escuchó de modo maduro y crítico el anuncio, la propuesta que el ángel le manifes-
taba. No se dejó deslumbrar por el brillo de la misión que se le proponía.
Reflexionamos y escribimos:
A imitación de María hoy debo…
161
APÉNDICE
Celebramos
María fue una mujer de fe. Antes de llevar a Jesús en su vientre lo llevó en su
corazón. Pidámosle que nos ayude a tener una fe como la de ella en todos los
momentos de nuestra vida. Respondemos a cada intención: "María, ayúdanos
a decir sí".
— Cuando el Señor nos pide cosas que no entendemos, como te pasó a vos, María,
en el anuncio del ángel. R/
— Cuando hay personas que se alejan de nosotros porque queremos vivir la voluntad
de Dios, como te pasó a vos cuando José decidió dejarte. R/
— Cuando nos pedís que sirvamos a los que nos necesitan, como te pasó a vos
con tu prima Isabel. R/
— Cuando nos llegan momentos felices, como te pasó a vos en el nacimiento
y en la resurrección de Jesús. R/
— Cuando nos lleguen momentos de sufrimientos y dolor, como te pasó a vos
junto a la cruz de tu Hijo. R/
Oramos espontáneamente, expresando lo que vivimos en el Encuentro.
El ángelus
El Ángel vino de los cielos
y a María le anunció
el gran misterio de Dios hombre,
que a los cielos admiró.
Virgen Madre, Señora nuestra,
recordando la encarnación,
te cantamos tus hijos todos
como Estrella de salvación.
Yo soy la esclava del Señor, mi Dios,
la Virgen dijo al contestar;
que se haga en mí según has dicho,
se cumpla en mí tu voluntad.
Y el Verbo, para redimimos,
tomó su carne virginal;
vivió hecho hombre entre nosotros,
librándonos de eterno mal.
Rezamos el avemaría.
162
ENCUENTRO
B Llega Jesús
163
APÉNDICE
Me comprometo personalmente a
Me comprometo grupalmente a
164
APÉNDICE
Celebramos
Oramos al Señor, manifestándole cómo queremos vivir estas próximas fiestas
navideñas.
La navidad de Luís
Toma Luis, mañana es navidad, Señora, cree que mi pobreza
un pan dulce y un poco de vino llegará al fin comiendo pan
ya que no puedes comprar. en el día de navidad.
Toma Luis, llévalo a tu casa Mi padre me dará algo mejor,
y podrás, junto con tu padre, me dirá que Jesús es como yo
la navidad festejar. y entonces así podré seguir.
Mañana no vengas a trabajar Viviendo, viviendo…
que el pueblo estará de fiesta
y no habrá tristezas.
Señora, gracias por lo que me da,
pero yo no puedo eso tomar
porque mi vida no es de navidad.
165
ENCUENTRO
C Preparamos el camino
del Señor
166
APÉNDICE
Celebramos
Meditamos cuáles son los pecados que nos impiden que Jesús nazca en nuestro
corazón.
Hacemos una oración de petición espontánea.
La peregrinación
A la huella, a la huella José y María, A la huella, a la huella los peregrinos,
por las pampas heladas, cardos y ortigas. préstenme una tapera para mi niño,
A la huella, a la huella cortando campos, a la huella, a la huella soles y luna,
no hay cobijos ni fonda, sigan andando. los ojitos de almendra, piel de aceituna.
Florecita del campo, clavel del aire, Ay burrito del campo, ay buey barcino,
si ninguno te aloja, ¿adónde naces? mi niño está viniendo, háganle sitio.
Dónde naces florcita que estás creciendo, Un ranchito de quinchas solo me ampara,
palomita asustada, grillo sin sueño. dos alientos amigos, la luna clara.
A la huella, a la huella, José y María,
con un Dios escondido nadie sabía.
167
ENCUENTRO
D La Cuaresma
168
APÉNDICE
169
APÉNDICE
170
APÉNDICE
Celebramos
Meditamos con las palabras del Salmo (51,3-15).
Ten piedad de mí, oh Dios, Rocíame con agua purificadora,
por tu amor, y quedaré limpio, lávame,
por tu inmensa compasión, y quedaré más blanco que la nieve.
borra mi culpa; Hazme sentir el gozo y la alegría,
lava del todo mi maldad, y se alegrarán los huesos
limpia mi pecado. quebrantados.
Pues yo reconozco mi culpa, Aparta tu vista de mis pecados,
tengo siempre presente mi pecado; borra todas mis culpas.
contra ti, contra ti solo pequé; Crea en mí, oh Dios,
hice lo que tú detestas. un corazón limpio,
Por eso eres justo renueva dentro de mí
cuando dictas sentencia un espíritu firme;
e irreprochable cuando juzgas. no me arrojes de tu presencia,
Yo soy culpable desde que nací, no retires de mí tu santo espíritu.
pecador desde que me concibió Devuélveme la alegría de tu salvación,
mi madre. fortaléceme con tu espíritu generoso;
Pero tú amas al de corazón sincero, enseñaré a los malvados tus caminos,
en mi interior me enseñas la sabiduría. los pecadores se convertirán a ti.
Perdón, Señor
Perdón, Señor, hoy te ofendí;
perdóname por no comprender
que me amabas antes de nacer
y me esperas hoy en mi atardecer.
Perdón, Señor, yo no sé vivir,
de mis hermanos yo me separé.
El calor de tu dulce hogar
quiero revivir, haz que vuelva a Ti.
Ayúdame, quiero serte fiel,
resucitar contigo otra vez
y llevarte con mi caminar
por esta ciudad hacia los demás.
Igual que el sol que al despertar
sabe que tiene mucho que brillar,
y al fin sé por quién vivir
porque tu perdón fecunda mi andar.
171
ENCUENTRO
E Semana Santa
172
APÉNDICE
La Semana Santa para algunos son días que no hay clase; para otros es un fin de semana
largo para salir de vacaciones o visitar a algún familiar; para otros un tiempo para ponerse
al día en cosas atrasadas…
Para los cristianos la Semana Santa es revivir los hechos fundamentales de nuestra salvación.
173
APÉNDICE
174
APÉNDICE
Celebramos
Contemplamos el crucifijo que está sobre el mantel y expresamos lo que nos
hace sentir.
175
ENCUENTRO
F La Pascua
Comentamos.
— ¿Qué señales de vida y de muerte encontramos en nuestra sociedad?
— ¿Y en nosotros mismos?
— ¿Qué responsabilidad tenemos frente a estas realidades?
— ¿Tienen la muerte y la resurrección de Jesús alguna relación con estas realidades?
¿Por qué? ¿Cuáles?
Cristo pasó de la muerte a la vida para liberar a los hombres de todo lo que los destruía, para
quitar los signos de muerte de sus vidas.
177
APÉNDICE
Liturgia bautismal:
Se bendice el agua para los bautismos y con esa agua se bendice a la asamblea reunida.
También pueden hacerse bautismos de miembros de la comunidad.
De este modo recordamos que en el bautismo pasamos de la muerte del pecado a la
vida de los hijos de Dios. Y renovamos nuestras promesas bautismales.
Liturgia de la Eucaristía: Continúa la celebración de la Misa para alimentar a los fieles con
el Cuerpo y la Sangre de Cristo resucitado.
Con su resurrección, Jesús nos enseña que lo que vence es la vida. Por lo tanto, los que
somos sus seguidores, debemos tener un compromiso con la vida, con signos de vida.
— ¿Como grupo de catequesis que sigue a Jesús resucitado, qué compromiso podemos
tomar a favor de la vida?
178
APÉNDICE
Celebramos
Rezamos el Gloria.
La gran noticia
Esta es la gran noticia:
“que Jesús resucitó,
que no hay muerte,
solo hay vida,
vida plena nos da Dios”.
Por la Pascua Dios nos llama
a vivir en plenitud;
el camino está marcado,
es el paso de Jesús,
por la muerte a la vida,
de la sombra a su luz.
Alegría en el cielo
y en la tierra gozo y paz
porque Cristo ha vencido
para siempre todo mal;
con su gracia caminamos
a la fiesta celestial.
179
ENCUENTRO
G La Iglesia nace
en Pentecostés
Hace casi 2000 años la Iglesia nace en Pentecostés y sus primeros miembros son esa
primera comunidad que estaba reunida con María y en oración (Hch 1,14). Hoy la Iglesia
la formamos nosotros; nosotros somos la Iglesia.
181
APÉNDICE
Celebramos
Pedimos al Padre y al Hijo que renueven en nosotros al Espíritu Santo.
182
ENCUENTRO
Comentamos.
— ¿Todos formamos una familia?
¿En qué ocasiones nos reunimos?
— ¿Nos gusta encontrarnos
con nuestros primos?
¿Nos reunimos para las fiestas?
¿Nos visitamos entre nosotros?
Completamos estos círculos con nuestros
distintos familiares y colocamos los grados
de parentesco que tenemos con ellos.
183
APÉNDICE
Parroquia
Pueblo (o barrio)
Patrono/a
Día de la fiesta.
Nuestra diócesis es
184
APÉNDICE
Completamos los círculos con las distintas comunidades que forman la única Iglesia de Jesús.
185
APÉNDICE
Celebramos
A edificar la Iglesia
A edificar la Iglesia del Señor. Los altos son la Iglesia,
Hermano ven, ayúdame, los bajos son la Iglesia.
hermana ven, ayúdame, Somos la Iglesia del Señor.
a edificar la Iglesia del Señor. Los lindos son la Iglesia,
Los chicos son la Iglesia, los feos son la Iglesia.
los viejos son la Iglesia. Somos la Iglesia del Señor.
Somos la Iglesia del Señor.
Los varones son la Iglesia,
las mujeres son la Iglesia.
Somos la Iglesia del Señor.
186
ENCUENTRO
187
APÉNDICE
Las fiestas patronales no son solamente una reunión para comer, bailar y jugar. Es un día
en honor de nuestro patrón o patrona.
— ¿Qué cosas deberíamos hacer en nuestras fiestas patronales?
188
APÉNDICE
Celebramos
Recibimos cantando a nuestro santo patrón o patrona.
Respondemos a cada intención: “Gracias, Señor”.
— Por haber dejado a N. como nuestro patrón y protector. R/
— Porque en N. nos dejaste un ejemplo de discípulo en el seguimiento de Jesús. R/
Respondemos ahora: “Te lo pedimos, Señor”
— Por las familias de nuestro pueblo (o barrio), para que en estas fiestas patronales
Dios las bendiga abundantemente. R/
— Por las todas las instituciones de nuestro pueblo (o barrio) y por todos los que en
ellas sirven a la comunidad. R/
— Podemos agregar nuestras intenciones.
Copiamos la oración de nuestro santo patrón o patrona y la rezamos.
189
INDICE
Primer volumen
Invitados al catecumenado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Primeros pasos
Encuentro 1: Comenzamos a caminar juntos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Encuentro 2: ¿A qué venimos? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Encuentro 3: La fe que vivimos en familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Encuentro 4: La oración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Encuentro 5: La iniciación al silencio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
Encuentro 6: La Biblia: Palabra viva de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Primera celebración: Entrega de la Palabra de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Encuentro 7: La Biblia es una biblioteca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Encuentro 8: La comunidad parroquial nos acompaña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Segunda celebración: La comunidad nos designa un “responsable” . . . . . . . . . . . . 34
PRIMER TIEMPO: EL TIEMPO DEL PRE CATECUMENADO
Retiro: Proclamación del kerygma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
El kerygma dado con metodología catequística
Encuentro I: La alegría del amor de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Encuentro II: Dios tiene un proyecto: El Reino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
Encuentro III: Todos somos hermanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Encuentro IV: ¿Por qué existe el mal? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Encuentro V: Todos somos pecadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Encuentro VI: La misericordia de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
Encuentro VII: Jesucristo, nuestro único Salvador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
Encuentro VIII: Jesucristo libera a la persona de todo lo que lo oprime55 . . . . . . .
Encuentro IX: Cambiar el corazón (Primera parte) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
Encuentro X: Cambiar el corazón (Segunda parte) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Encuentro XI: Nacer de nuevo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Tercera celebración: Le doy mi respuesta al Señor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
Cuarta celebración: Admisión al Catecumenado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
190
Encuentro 15: Jesús nos enseña que Dios es un Padre misericordioso . . . . . . . . . . . 91
Encuentro 16: Jesús nos enseña a orar a nuestro Padre Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Quinta celebración: Transmisión del padrenuestro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
Encuentro 17: El sentido del sufrimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Encuentro 18: Creo en la vida eterna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Encuentro 19: Jesús nos dice que todos somos hermanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Encuentro 20: En el Reino de Dios la Ley suprema es el amor . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
Encuentro 21: El Reino de Dios es servicio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
Encuentro 22: El Reino de Dios es solidaridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
Encuentro 23: El Reino de Dios es Reino de paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Encuentro 24: El Reino de Dios es Reino de justicia y equidad . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Encuentro 25: Jesús nos enseña a involucrarnos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Encuentro 26: Los milagros de Jesús, signos de la presencia del Reino de Dios . . . 122
Encuentro 27: La creación entera forma parte del proyecto de Dios . . . . . . . . . . . . 125
Encuentro 28: El Reino de Dios es vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Encuentro 29: Por el Reino de Dios vale la pena dar la vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
Encuentro 30: La Iglesia anuncia el Reino de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Sexta celebración: Llamados a construir el Reino de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
Segundo volumen
Segunda parte. La Iglesia: Continuadora de la misión de Jesús
Encuentro 31: Somos miembros de la Iglesia que nació en Pentecostés. . . . . . . . . . 7
Encuentro 32: La Iglesia es una comunidad de hermanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Encuentro 33: La Iglesia existe para evangelizar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
Encuentro 34: La Iglesia de Jesús está edificada sobre los apóstoles . . . . . . . . . . . . 18
Encuentro 35: La Iglesia es la comunidad que vive el Reino de Dios . . . . . . . . . . . . 22
Séptima celebración: Somos Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
191
Encuentro 47: El Señor nos ofrece su perdón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Encuentro 48: El sacramento de la Reconciliación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
Octava celebración: La Reconciliación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
TERCER TIEMPO: EL TIEMPO DE LA ILUMINACIÓN Y LA PURIFICACIÓN
Encuentro 49: Llamados por nuestro nombre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Novena celebración: La elección e inscripción del nombre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Encuentro 50: Le respondemos a Dios por la fe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Décima celebración: Entrega del Símbolo de la fe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
Encuentro 51: Llenos del agua viva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
Undécima celebración: Primer escrutinio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
Encuentro 52: Jesucristo: la luz que debemos seguir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Duodécima celebración: Segundo escrutinio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
Encuentro 53: Llamados a la vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Decimotercera celebración: Tercer escrutinio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
La gran celebración: Vigilia Pascual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
CUARTO TIEMPO: EL TIEMPO DE LA MISTAGOGÍA
Encuentro 54: Somos ungidos, somos perfume . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Encuentro 55: Participamos de la Pascua del Señor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Encuentro 56: Porque comemos del mismo pan formamos un solo cuerpo. . . . . . . 139
Encuentro 57: Vivimos nuestra fe en comunidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
Encuentro 58: Somos sacramento del Dios amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
Encuentro 59: Los cristianos luchamos contra el mal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
Encuentro 60: Somos misioneros de la Iglesia de Jesús . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Decimocuarta celebración: Enviados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
APÉNDICE
Los tiempos fuertes de la liturgia
Adviento y Navidad
Encuentro A: María, mujer creyente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
Encuentro B: Llega Jesús . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Encuentro C: Preparamos el camino del Señor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
Cuaresma y Pascua
Encuentro D: La Cuaresma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
Encuentro E: Semana Santa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
Encuentro F: La Pascua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
Encuentro G: La Iglesia nace en Pentecostés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
192