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Unidad 2 / Escenario 3

Lectura fundamental
El origen de nuestro
derecho: de la
Constitución de 1886 a la
Constitución de 1991

Contenido
1
El derecho en el siglo XX en Colombia

2
El marco jurídico a partir de la Constitución de 1991

3
El papel de la Corte Constitucional en los años 90 y los primeros años del Siglo XXI

Palabras clave: Corte Constitucional, casación, derecho laboral, Constitución de 1991, Constitución de 1886.
1. El derecho en el siglo XX en Colombia
1.1. La Constitución de 1886 y sus reformas más importantes de
primera mitad del siglo XX

Luego de los cruentos ataques que se presentaron en los últimos años de los Estados
Unidos de Colombia, vino un proceso de unificación política a partir del movimiento
que se conoce como la Regeneración, de la cual su líder directo era Rafael Núñez. A
raíz de las batallas sangrientas que se presentaron entre los revolucionarios de talante
conservador y el gobierno liberal federalista, triunfaron los primeros, y procedieron a
iniciar el proceso de unificación de la República en cabeza de un gobierno central
fuerte. Para ello, estudiaron diversos proyectos constitucionales. Finalmente, salió
adelante el texto desarrollado por Miguel Antonio Caro. De allí, entonces, que se suela
hacer referencia a la Constitución de Núñez (el líder político que trazó las pautas
centrales a seguir) y Caro (quien se encargó de estructurar la base del proyecto de
texto constitucional) que se sometió a consideración, y que culminó siendo el eje
central de la Constitución de 1886.

A partir de su expedición, surgió igualmente la unificación de la legislación. En especial,


conviene destacar la Ley 57 de 1887, norma jurídica que en su artículo 1, adopta los
siguientes códigos como legislación permanente, y aplicable en todo el territorio
nacional: 1) el Código Civil de la Nación, que venía de ser sancionado el 26 de Mayo
de 1873; 2) un texto compuesto de un código de comercio que constó de la unión entre
el Código de Comercio del Estado de Panamá, sancionado el 12 de Octubre de 1869, y
el Código Nacional de 1884 que versa únicamente sobre comercio marítimo; 3) el
Código Penal del Estado de Cundinamarca, sancionado el 16 de octubre de 1858; 4) el
Código Judicial de la Nación, sancionado en 1872, y reformado por la Ley 76 de 1873;
5) el Código Fiscal de la Nación (lo que hoy se denominaría como Estatuto Tributario) y
las leyes y decretos con fuerza de la ley sobre la organización y administración de las
rentas nacionales; y por último, 6) el Código Militar Nacional y las leyes concordantes
(Ley 57, 1887).

Como se observa, a finales del siglo XIX, Colombia adopta una postura
evidentemente centralista, en clara oposición al modelo que inspiró la Constitución
de 1863. En gran medida, el modelo de organización política y social en el país
provenía del modelo que venía siendo acompañado por la Iglesia católica: la
prelación del hombre sobre la mujer, el desarrollo de la institución de la familia, la
organización administrativa a través de parroquias, y el control de la población a
través de las actas de bautismo (hoy en día se maneja a través de la institución del
registro civil). En esencia, el modelo político y legislativo era eminentemente
conservador.
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Es así como la Constitución Política, por ejemplo, reconoce que la moral católica es la
que se ha de imponer como reglas de conducta (Asamblea Nacional Constituyente,
1886, artículos 38 y 41), y esta afiliación religiosa se verá impregnada en la educación
que se debía impartir de conformidad con este credo. En consecuencia, la decisión de
afiliarse a la moral católica fue decisiva en materia del desarrollo jurídico en el país.

En relación con la práctica jurídica del país, con la Constitución de 1886 se toman
decisiones como las que se mencionan a continuación. En primera medida, esta
Constitución Política establece que existirá una única alta corte en materia de
administración de justicia, que es la Corte Suprema de Justicia, como tribunal de
casación. Sin embargo, ya desde la expedición de este texto constitucional se
consagra la posibilidad de constituir tribunales de comercio, así como de desarrollar
toda una jurisdicción contencioso-administrativa. Es claro, sin embargo, que es la ley la
que debe desarrollar el contenido constitucional, y, en consecuencia, una constitución
no posee fuerza normativa en sí misma.

Poco tiempo después de haberse dado este giro constitucional tan importante, se
presentaron varios hechos de especial relevancia para el país: en primera medida, la
Guerra de los Mil Días, que estalló en 1899 y finalizó en 1902, y en segundo lugar la
secesión de Panamá en 1903. El siglo XX en Colombia inicia en un muy mal momento
histórico. En los primeros años del siglo XX se presenta un gran periodo de
inestabilidad política. Sin embargo, a lo largo del siglo se percibe el mayor periodo de
estabilidad de un texto constitucional en la historia de Colombia. Es claro que la
Constitución de 1886 fue objeto de un número importante de reformas, como son los
actos legislativos de 1910, de 1936 y de 1945.

El primero de ellos, es decir, el Acto Legislativo 3 de 1910, consagra, por ejemplo, la


función de la guarda de la Constitución Política a través del control de constitucionalidad
que hoy denominaríamos como concentrado, en cabeza de la Corte Suprema de
Justicia. Cuatro años después, en 1914, se consagra de manera formal la
transformación del Consejo de Estado de un órgano netamente consultivo del Gobierno
colombiano, para adquirir igualmente competencias de administración de justicia en
materia contencioso-administrativa, nuevamente siguiendo el ejemplo de Francia. Como
se observará, de las funciones institucionales del Consejo de Estado, en la actualidad es
esa su función principal, algo que vendrá consolidándose a lo largo del siglo XX.

En 1936 se presenta una importante reforma legislativa bajo el gobierno de Alfonso


López Pumarejo, en donde se consagra la función social de la propiedad y se prevé la
expropiación con indemnización previa por razones de utilidad pública o interés social
(Acto Legislativo 1, 1936). En este momento empiezan a darse previsiones con
relación a la libertad de cátedra y la protección de los trabajadores.
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Es de destacar que la Corte Suprema de Justicia de la época fue conocida como la
corte admirable, por la estatura académica y moral de sus magistrados. En
consecuencia, fue un importante periodo para el desarrollo del derecho en Colombia.

De las tres reformas mencionadas, por último, conviene referirse a la de 1945. En esta
reforma se presentan varios puntos importantes a destacar. En primera medida, se le
atribuyen al presidente de la República funciones de inspección y vigilancia, algo que
actualmente desarrollan primordialmente las superintendencias. Igualmente, allí se
consagran las figuras de los departamentos administrativos como una forma de
ministerios, pero de naturaleza técnica. Se realizan cambios constitucionales
tendientes a establecer reglas fiscales claras, y se introduce normativamente el
principio de planeación en materia de hacienda pública.

1.2. El surgimiento del derecho laboral

Vendrá a mediados de siglo XX a ser especialmente relevante el auge del derecho


laboral como disciplina autónoma. Para entender esto, cabe resaltar que, a raíz de
los abusos de la Revolución Industrial y las prácticas capitalistas de finales del siglo
XIX, empieza a existir un constante malestar en la población obrera, hasta el punto
de que se les conoció como proletarios, en la medida en que su único capital real era
su prole (hijos). La evidente desigualdad en el modelo económico llevó a que incluso
surgiese toda una teoría económica y política fundada como respuesta a esta
realidad: el marxismo. Para Karl Marx, la lucha de clases sería la eterna pugna sobre
la que se construyen los hechos históricos más relevantes (Marx y Engels, 2001). Al
analizar la teoría económica clásica, considerará Marx que el concepto de plusvalía
no está debidamente justificado, y mucho menos debidamente distribuido 1.

Como consecuencia de esto, surge todo un movimiento reaccionario que se opone


radicalmente a ese modelo capitalista: el comunismo. El surgimiento del comunismo,
su triunfo en oriente con la conversión de Rusia y países aledaños en la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS),
determinará la discusión geopolítica de la mayor parte del siglo. El comunismo,
entonces, desconoce el principio de la propiedad privada, y todas las implicaciones
económicas y políticas que ello conlleva. Por el contrario, los países que siguen el
modelo capitalista defenderán la propiedad privada, con las consecuencias que ello
genera a corto, mediano y largo plazo.

1 Para entender mejor el concepto de plusvalía, así como la crítica de este, ver (Arnaudo, 2013).
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En todo caso, el derecho laboral, como disciplina jurídica venía siendo un apéndice del
derecho comercial, y no una disciplina autónoma. Con el auge del marxismo, el triunfo
del comunismo en Rusia y el empobrecimiento generalizado de Europa —como
consecuencia de la Primera Guerra Mundial—, surge la necesidad de buscar una
salida a la pobreza y propender por la productividad, pero a la vez responder a los
abusos del capitalismo que venía denunciando Marx y sus seguidores. En
consecuencia, el surgimiento del derecho laboral como derecho protector de los
trabajadores, es una respuesta a esta problemática que se venía presentando
principalmente en los países industrializados, y que se exacerbó a través del
surgimiento del marxismo. Las normas en materia de protección laboral, en
consecuencia, constituyen una respuesta del modelo capitalista a la problemática de la
explotación de los trabajadores. En Colombia, se venían presentando normas que
tendían a adoptar algunas de las soluciones que venían gestándose en Europa. Sin
embargo, fue solo hasta mediados del siglo que se adopta realmente un esquema de
codificación laboral que sustituyó el manejo mercantil de las relaciones de trabajo2. Con
el surgimiento del derecho laboral, nacería igualmente la jurisdicción especializada
laboral, jurisdicción que persiste en nuestros días. Esto, bajo el entendido de que
Colombia no se ha afiliado nunca al modelo comunista de Rusia, y se ha aliado con los
países occidentales. Así pues, históricamente ha mostrado un rechazo al modelo
comunista, lo que se evidencia, en esta región, del aislamiento que durante mucho
tiempo se presentó frente a Cuba, e incluso frente al modelo socialista del siglo XXI
implantado en Venezuela, a inicios del siglo XXI.

1.3. La segunda mitad del siglo XX

Pasado el punto medio del siglo XX, Colombia ha recibido importantes contribuciones
jurídicas. Por ejemplo, en materia jurídico-penal, inicialmente se venía trabajando un
modelo italiano del derecho penal a partir de la escuela clásica, y principalmente de la
obra de Francesco Carrara3, y la discusión con la escuela positiva de Enrico Ferri,
Cesare Lombroso y Raffaele Garoffalo4. Sin embargo, a partir
de la segunda mitad del siglo XX, Colombia vino a adoptar una legislación mucho más
relacionada con la dogmática jurídico-penal alemana, sus categorías y su modelo de
acción/conducta5.

2El Código Sustantivo del Trabajo fue inicialmente adoptado mediante decretos de estado de sitio en 1950. En 1951 se publicó
la versión oficial del código, a partir de la cual se han venido desarrollando las reformas subsiguientes.
3 Carrara desarrolló toda una obra extensa que denominó Programa de derecho penal, que consta de diez tomos, siendo el
primero publicado en 1864 en italiano (Carrara, 1978-1981).
4 La escuela positiva fue liderada por estos tres autores, y en general defendía una postura determinista del delito, lo que
contrariaba las posturas de la escuela clásica.
5 Para un análisis de las distintas escuelas de derecho penal acogidas en Colombia, ver (Agudelo Betancur, 2010).

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Igualmente, a inicios de la década de los setenta, se expidió en el país el Código de
Comercio a través del Decreto 410 de 1971 que rige actualmente —aunque
evidentemente ha sido objeto de modificaciones legislativas importantes— y que
unificó la legislación mercantil que anteriormente se encontraba dividida en dos. No
obstante, desde el punto de vista procesal, nunca llegó a consolidarse la jurisdicción
comercial de manera verdadera, situación que igualmente se presentó con la
jurisdicción agraria, que, si bien ha tenido algún tipo de impacto, en general se ha
absorbido como un problema procesal propio de la jurisdicción civil.

El problema agrario, así como la constante pugna de distintas fuerzas políticas generó
que, a mediados de siglo, se presentara un fenómeno que habría de marcar en gran
medida el desenvolvimiento jurídico de Colombia en la segunda mitad del siglo XX y lo
que ha transcurrido del siglo XXI. Se trata de la violencia política. Cabe recordar que el
modelo constitucional implantado en 1886 era una respuesta al modelo liberal que
imperaba en la época de la Confederación Granadina, y mayoritariamente en la época
de los Estados Unidos de Colombia. En consecuencia, con el triunfo del movimiento de
la Regeneración, Colombia pasó a ser política y jurídicamente un Estado decididamente
conservador. Durante la década de los treinta y cuarenta, hubo un repunte del
liberalismo en el país. Por ello, cuando las fuerzas liberales empezaron a ganar terreno,
empezó a presentarse una tensión política inevitable, que habría de finalmente detonar
a partir del asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, quien luchaba por obtener la
presidencia del país a finales de la década de los 40. En ese momento, el discurso de
Gaitán —que era un abogado penalista convertido en político liberal de izquierda— caló
entre las clases sociales más relegadas y se constituyó en un peligro para aquellos
estamentos que él denominaba la oligarquía.

El 9 de abril de 1948, el caudillo liberal fue asesinado en el centro de Bogotá, lo que


habría de desatar el fenómeno social denominado como el Bogotazo, que generó una
lucha frontal entre liberales y conservadores, y una evidente fragmentación del Estado
central y unitario que fuera pensado con la Constitución de 1886. A partir de allí, se
sumaron momentos históricos tales como el auge de las guerrillas liberales, la llegada
de la dictadura del teniente general Gustavo Rojas Pinilla (con las consecuencias
positivas y negativas que trajo consigo) y posteriormente la llegada del pacto político
conocido como el Frente Nacional, que buscó poner fin a esta época de violencia
virulenta. Mientras todo ello ocurría, el mundo enfrentaba importantes cambios en la
manera como se comunicaba y como producía riqueza. En Latinoamérica, se dio un
fenómeno importante de fortalecimiento de la autoridad estatal —aunque de manera
antijurídica— a través de las dictaduras que se consolidaron en gran parte de América.

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A ello, sin duda, se le debe sumar la existencia de una clara división global que se
generó en dos momentos a destacar: el auge del régimen nazi en Alemania
desde finales de la década de 1930 hasta mediados de la década de los 40,
cuando finalmente fue derrotado por las fuerzas aliadas.
En consecuencia, el contexto del conflicto cambió. En efecto, de una guerra abierta
contra Adolf Hitler (en Alemania), Benito Mussolini (en Italia), y el emperador Hirohito
(en Japón), el mundo se vio dividido entre los soviéticos, liderados por Josef Stalin y
sus sucesores, y el mundo Occidental, liderado por los Estados Unidos y Gran Bretaña.
Se trataba de lo que históricamente se conoce como la Guerra Fría. Las discusiones a
nivel político, filosófico y jurídico que se presentaron a raíz de esta sucesión de
conflictos fueron determinantes en el desarrollo político y jurídico de los distintos países,
y Colombia no fue la excepción. Esto, sin embargo, será objeto de mayor desarrollo en
el siguiente Escenario de aprendizaje, por cuestiones metodológicas.

1.4. El ocaso de la Constitución de 1886

En todo caso, es claro que la fragmentación del país ha sido muy marcada durante gran
parte de su historia, y se intentó superar a través de la figura del Frente Nacional, que
habría de detener la lucha entre liberales y conservadores, pero que sacrificaba
cualquier intento por disputar el poder y por generar pluralismo político. De esta forma
de distribuirse el poder vendrá el origen de la guerrilla del M-19. En efecto, su origen se
debió al aparente fraude electoral que se habría cometido en las elecciones
presidenciales donde resultó electo Misael Pastrana Borrero. Algunos seguidores de
Gustavo Rojas Pinilla, principal contendor de Pastrana, realizaron varias acusaciones
de fraude electoral, y ante la proclamación de Pastrana como presidente electo, se
negaron a reconocer el resultado, y crearon el M-19 (Movimiento 19 de abril —dado
que esa fue la fecha de las votaciones—).

El M-19 protagonizó algunos de los hechos históricos más recordados en la historia del
conflicto del país, como es el caso del hurto de la espada de Simón Bolívar en 1974, la
toma de la embajada de República Dominicana en 1980, y la toma del Palacio de
Justicia en 1985. Este último hecho ha dado lugar a varios procesos judiciales, debido
tanto a la toma del Palacio de Justicia, como a la violenta respuesta de los
comandantes militares encargados de la retoma del edificio, las desapariciones
forzadas, las muertes de guerrilleros, funcionarios públicos y civiles que se presentaron
en el edificio y fuera de él.

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En todo caso, muchos factores confluyeron para que, a finales de la década de los
ochenta, un importante sector de la población pidiera un cambio completo del texto
constitucional. De todos ellos, conviene destacar tres de ellos: 1) el movimiento de la
Séptima Papeleta liderado por un grupo de estudiantes universitarios6; 2) el proceso de
paz adelantado con el M-19; y 3) el reconocimiento jurídico realizado por las
instituciones del ejecutivo, legislativo y judicial sobre la convocatoria realizada por el
pueblo para cambiar la Constitución Política. Estos tres factores, además de muchos
otros relacionados con la virulencia de la violencia en el país, principalmente liderados
por los carteles de la droga, hicieron que fuera posible lograr la convocatoria a la
Asamblea Nacional Constituyente que dio vida a la Constitución de 1991.

En síntesis...
El siglo XX fue un siglo que de principio a fin estuvo marcado por
amplios periodos de violencia, tanto en Colombia como en el mundo
en general. En medio de estos momentos, la Constitución de 1886
fue incorporando conceptos como los de
inspección, vigilancia y control, y planeación en materia de hacienda
pública. Se da el surgimiento de la jurisdicción de lo contencioso
administrativo, y la jurisdicción especializada laboral fue definiendo
una tendencia marcada hacia la expansión
de la especialización en materia jurídica: una tendencia que se mantiene en la
actualidad.
2. El marco jurídico a partir de la Constitución de 1991
Gran parte del sistema jurídico que existía en el país cambió con la expedición de la
Constitución de 1991. En efecto, el marco jurídico previsto en la Constitución de 1886
partía de una premisa fundamental: la Constitución debía necesariamente ser
desarrollada por la ley, como fuente formal principal de nuestro sistema. El nuevo
texto constitucional, en cambio, introdujo una importante variante, a saber: la
Constitución no será únicamente un texto político, sino que será una norma jurídica
en sí misma; la norma de normas.

6 En relación con la historia de este movimiento, se recomienda ver (Torres Villarreal, 2010).

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Esto, por supuesto, tendrá una incidencia impresionante en el desarrollo jurídico,
porque implica el desarrollo de tres instituciones fundamentales: 1) la acción pública
de inconstitucionalidad —que ya venía siendo trabajada por la Corte Suprema de
Justicia, pero con connotaciones distintas—; 2) la acción de tutela, y; 3) la excepción
de inconstitucionalidad.

Desde el punto de vista estructural, la parte dogmática de la Constitución (aquella que


contiene los principios, valores constitucionales fundamentales, y la carta de derechos)
viene a ser bastante robusta. Consagra la categorización de tres tipos de derechos
constitucionalmente garantizados: 1) los derechos fundamentales, o de primera
generación; 2) los derechos económicos y sociales, o de segunda generación; y 3) los
derechos colectivos. Esta clasificación, sin embargo, no ha permanecido invariable y
ha sido objeto de constante e ininterrumpido desarrollo por parte de la Corte
Constitucional. Adicionalmente, se incluirá una noción que será determinante para
efectos de darle una estructura adaptable a la Constitución: el bloque de
constitucionalidad. Esto será determinante porque matizará en gran medida el principio
de legalidad, eje fundamental de la operación jurídica en un sistema de derecho escrito
como ha venido siendo el derecho colombiano.

El modelo de Estado adoptado corresponde al de un Estado social de derecho. Esto


tiene una serie de implicaciones que van más allá de la diferenciación semántica. El
Estado de derecho, por una parte, se fundamenta en una mezcla de dos nociones
fundamentales: la libertad y la observancia de la ley por parte tanto de las autoridades
públicas, como de los particulares. Esta noción de Estado de derecho, por ejemplo,
implica para los particulares el poder hacer —en ejercicio de su libertad— aquello que
no esté prohibido. En cuanto a las autoridades públicas, deberán hacer únicamente
aquello que les es exigido por ley, no pudiendo extralimitarse. Esto, en esencia, se
mantiene en un modelo de Estado social de derecho. Sin embargo, lo que ha de
cambiar es precisamente el componente social que establece un valor axiológico
especial.

Ese principio de tender hacia lo social hace que la norma jurídica y la función de las
autoridades no esté vaciada de unos objetivos y unos principios a alcanzar, por lo que
serán el criterio orientador. De hecho, principalmente se verá la incidencia de este
componente en la aplicación equitativa de la norma, en principios jurídicos como la
prevalencia del interés superior del niño (contenido en el Código de la Infancia y de la
Adolescencia), la estabilidad laboral reforzada de personas con algún tipo de
discapacidad, o de mujeres en estado de embarazo y en la utilización de la perspectiva
de género en muchos ámbitos del ordenamiento.

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Con la Constitución de 1991 se introducen cambios en la manera en la que se ha
organizado el ejercicio del poder público, el establecimiento de los distintos
organismos de control, la inclusión de la Fiscalía General de la Nación como entidad
autónoma encargada de la persecución penal, la elección popular de alcaldes y
gobernadores, y la inclusión de los conceptos de descentralización, desconcentración
y delegación en materia administrativa. En ese mismo sentido, la Constitución Política
buscó limitar el ejercicio del poder y el abuso de los estados de excepción, que tiende
a concentrar demasiado poder en cabeza del presidente de la República. Sin
embargo, quizá el cambio institucional más importante se dio con la creación de un
tribunal constitucional encargado de la guarda de la Constitución. Algunos aspectos
que resaltan su importancia se verán en el aparte siguiente.

Cómo mejorar...
La Constitución de 1991 trae en sus primeros artículos (preámbulo, y
artículos del 1 al 10) los principios fundamentales de la carta política y, por
ende, del ordenamiento jurídico que de allí se desprende. Estos principios
no están vaciados de contenido jurídico aplicable y muchas veces son los
que determinan la aplicabilidad de ciertas decisiones de las autoridades
estatales. En ese mismo sentido, los códigos expedidos con
posterioridad a la Constitución de 1991 contienen habitualmente
un acápite de principios
rectores. Un buen estudio de una disciplina jurídica parte de
interiorizar estos principios, como un mecanismo para interpretar
las normas jurídicas.

3. El papel de la Corte Constitucional en los años 90 y los


primeros años del siglo XXI
Según se ha señalado anteriormente, ya en Colombia existía un control de
constitucionalidad desarrollado por la Corte Suprema de Justicia, antes de que la
Constitución de 1991 fuera aprobada. Sin embargo, el contexto en el que se daba ese
control de constitucionalidad era mucho más limitado de aquel que habrá de ejercer la
Corte Constitucional a partir de su nacimiento.

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Entre otros aspectos, el modelo de Estado era distinto, pues se pasa de un Estado de
derecho en sentido clásico a un Estado social de derecho. Igualmente, los efectos de
las sentencias funcionaban de manera distinta. En efecto, cabe recordar que la
tradición jurídica adoptada por Colombia como república naciente, a inicios del siglo
XIX, fue la tradición francesa, que a su vez venía fuertemente influenciada por el
derecho romano. Ya a finales del siglo XIX, surge la casación como recurso
extraordinario, y la Corte Suprema de Justicia se convierte en un tribunal de casación.

Entender la casación como un recurso extraordinario no es sencillo, y menos para


quien inicia el estudio del derecho sin tener el correspondiente contexto histórico.
Téngase en cuenta que, a diferencia de lo que ocurrirá en la tradición jurídica del
precedente judicial o del common law, el derecho escrito fundamenta su vigencia y su
legitimidad en el respeto irrestricto por la ley escrita. Por lo tanto, el juez no es un
creador de derecho, sino la boca de la ley, término usado por el barón de
Montesquieu en El espíritu de las leyes para referirse a la función que debe cumplir un
juez. En consecuencia, claramente el ordenamiento jurídico opera sobre la base de
que es la ley la principal fuente de derecho, y la contradicción de una sentencia con
el contenido de la ley la convierte en ilegal. Precisamente esa ilegalidad es la que se
busca atacar a través del recurso de casación7. Como su nombre lo indica, el recurso
de casación será eminentemente extraordinario, lo que hace que no proceda frente a
todos los casos, ni frente a cualquier inconformidad procesal. Las causales de
casación serán muy específicas.

Con la llegada de la Constitución de 1991, habrá cuatro altas cortes: la Corte


Constitucional como cabeza de la jurisdicción constitucional, la Corte Suprema de
Justicia como cabeza de la jurisdicción ordinaria (que incluye las jurisdicciones
especializadas civil, familia, laboral, penal), el Consejo de Estado como cabeza de la
jurisdicción contencioso administrativa, y el Consejo Superior de la Judicatura como
juez disciplinario de fiscales y jueces —función que ya no desempeña— y con
atribuciones administrativas de la rama judicial. En términos reales, con el retiro de las
funciones disciplinarias del Consejo Superior de la Judicatura8, podría válidamente
afirmarse que, frente a las funciones jurisdiccionales propiamente dichas, quedan
únicamente las tres primeras cortes que se han señalado.

7 Desde el punto de vista etimológico, el término casación se origina del verbo latino casso que significa anular. Los romanos no
enunciaban los verbos en su modo infinitivo, como lo hacemos en el castellano actual. Sin embargo, una enunciación en infinitivo
de ese verbo sería cassare. Esta claridad es importante plantearla desde ya, dado que en español tenemos igualmente el verbo
casarse con, que lejos de implicar una anulación, quebrantamiento
o rompimiento, implica la unión o la vinculación con algo. En derecho, entonces, debe entenderse el verbo casar, en el
ámbito procesal como el equivalente a romper.
8 En efecto, a la expedición de la Constitución de 1991, el Consejo Superior de la Judicatura tenía dos salas: la jurisdiccional
disciplinaria, y la administrativa. A partir del Acto Legislativo 02 de 2015, específicamente de su artículo 19, se elimina
formalmente la Sala Jurisdiccional Disciplinaria y sus funciones pasan en cabeza de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial.

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Bajo esa estructura, parecería que no habría interrelación entre las Cortes. Sin
embargo, lo cierto es que, desde la entrada en vigor de la acción de tutela, empezaron
a presentarse acciones de tutela en contra de providencias judiciales por diversas
causas, y la procedencia de algunas de estas acciones de tutela generó un conflicto
entre las distintas jurisdicciones. Tanto el Consejo de Estado como la Corte Suprema
de Justicia procuraron defender su supremacía como órganos de cierre de sus
correspondientes jurisdicciones. Sin embargo, a pesar de diversos debates, en la
actualidad se acepta la procedencia de acciones de tutela frente a providencias
judiciales, aunque por causas excepcionales que ha venido desarrollando la
jurisprudencia constitucional.
Sin embargo, el rol de la Corte Constitucional en la democracia colombiana ha sido
especialmente relevante —aunque en ningún caso exento de críticas— por su
interpretación de la ley con alcances de obligatoriedad, por su facultad de dictar
sentencias de unificación que tornan sus consideraciones en interpretaciones
obligatorias para todos los ciudadanos y todas las autoridades, y por la manera en la
que ha venido sentando reglas jurídicas en casi todos los campos que componen el
ordenamiento jurídico. Esto, por supuesto, es algo que no ocurría anteriormente; la
casación era excepcional y en muchos casos, la procedencia de la casación obedece a
un sinnúmero de requisitos formales que llevan a que gran parte de las decisiones de la
Corte Suprema de Justicia se centren en cuestiones formales y no en temas de fondo.
Precisamente, dado que había muchas áreas del ordenamiento jurídico en los que no
parecía existir un desarrollo jurisprudencial profuso, las primeras sentencias dictadas en
sede de control de constitucionalidad (sentencias identificadas por el prefijo C) venían a
ser sumamente largas, en la medida en que la Corte Constitucional, a diferencia de las
otras altas cortes, no estaba restringida en su análisis, y por el contrario, resultaba
deseable que fuera decantando las reglas jurídicas y las consideraciones jurídicas a
aplicar. Esto, en la práctica, generó que el anteriormente incontrovertible principio de
legalidad, pasará a ser matizado, o incluso reemplazado en algunos casos por el
principio de constitucionalidad. En diversos campos, se hace referencia a la huida de
ciertas disciplinas del derecho hacia el derecho constitucional.
En materia de acción de tutela, el rol de la Corte Constitucional ha sido esencial, puesto
que con la entrada en vigor de esta acción de tutela —que ha debido ser excepcional y
no habitual— se han descubierto muchas falencias del funcionamiento del
ordenamiento jurídico. Por ejemplo, es indudable la necesidad de este mecanismo
frente al derecho a la salud, frente a la defensa del derecho al mínimo vital, así como
frente a la protección al derecho de petición. Como se recordará, el cambio de un
modelo de Estado de derecho hacia un Estado social de derecho implicó algunos
cambios en la forma de aplicación del derecho.

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La protección especial de los niños, del trabajador que goza de estabilidad laboral
reforzada (como es el caso de quienes están incapacitados o de las mujeres en
estado de gestación) así como de los adultos mayores, las minorías étnicas, son todos
asuntos que ha abordado la Corte Constitucional, estableciendo lo que anteriormente
se conocía como discriminación positiva, fenómeno que
actualmente se conoce como acciones afirmativas.

Por último, no se debe dejar de lado el importante rol que ha jugado la Corte
Constitucional en el control de los distintos poderes a raíz de grandes cambios
estructurales que se presentaron o se podrían haber presentado, como es el caso de
los controles de constitucionalidad frente a la posibilidad de que se presentara la
reelección inmediata del presidente de la República (validando la
primera y negando la segunda reelección), los controles jurídicos a los instrumentos
empleados para adelantar los procesos de desmovilización de las autodefensas, y el
proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-FARC. En
todos estos distintos momentos y coyunturas, la Corte Constitucional ha sido
protagonista central. En ocasiones, sus sentencias son cuestionadas por los alcances
que tienen, o por el tipo de órdenes que profiere. Sin embargo, independientemente de
este tipo de situaciones, la Corte Constitucional ha sido un elemento central en el
desarrollo jurídico de Colombia a partir de la expedición de la Constitución de 1991.

¿Sabía que...?
El Consejo de Estado, en su Sala de lo Contencioso Administrativo
ha venido acudiendo igualmente a la figura de las sentencias de
unificación, para efectos de que distintos tipos de criterios y
posturas que podían presentarse en el seno mismo de esa
corporación puedan unificarse con criterios comunes y evitar la
inseguridad jurídica. Igualmente, el Consejo de Estado ha venido
interpretando en los últimos años que sus sentencias son de
obligatoria aplicación para los
tribunales y jueces de menor jerarquía. Esto es algo que muestra
una tendencia importante hacia el reconocimiento del precedente
judicial como de carácter obligatorio para los jueces. Esto es propio
del sistema del common law y no del derecho escrito, según se ha
visto.

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Referencias
Agudelo Betancur, N. (2002). Grandes corrientes del derecho penal: escuela positivista
(introducción a la lectura de César Lombroso, Rafael Garofalo y Enrico Ferri) (7.ª ed.).
Editorial Temis.

Agudelo Betancur, N. (2010). Curso de derecho penal: (esquemas del delito). Ediciones Nuevo
Foro.

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http://editorial.urosario.edu.co/pageflip/acceso-abierto/la-septima-papeleta-historia
contada.pdf
POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 15
INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Fundamentación Jurídica


Unidad 2: Conceptos básicos de la historia del
derecho: devenir histórico del derecho en los
siglos XX y XXI Escenario 3: Evolución histórica
del derecho colombiano tras el fin del siglo XIX

Autor: Javier Darío Pabón Reverend

Asesora Pedagógica: Ingrid Gissell Ospina


Posada Diseñador Gráfico: Andrés Felipe
Figueroa Huertas

Este material pertenece al Politécnico


Grancolombiano. Prohibida su reproducción
total o parcial.

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