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Había una vez un reino mágico donde las cuatro estaciones, Primavera, Verano, Otoño e Invierno,

gobernaban con armonía sobre la tierra. Cada una de ellas tenía la responsabilidad de traer su
encanto único al mundo, pero un día, un suceso inesperado afectó a Primavera.

Primavera, la estación de la renovación y la vida, se sintió repentinamente débil. Sus flores perdieron
su color vibrante, los árboles dejaron de bailar con la brisa y el dulce aroma de las flores desapareció.
El reino entero se sumió en una tristeza inusual, y las otras estaciones rápidamente se dieron cuenta
de que algo andaba mal.

Verano, Otoño e Invierno se reunieron en el claro del bosque para discutir cómo podrían ayudar a
su querida amiga Primavera. Decidieron unir sus fuerzas y emprender un viaje mágico para
encontrar soluciones que pudieran devolverle la vitalidad a Primavera y restaurar la belleza natural
del reino.

En su búsqueda, Verano decidió regalar a Primavera los rayos cálidos y brillantes del sol. Pintó el
cielo con colores intensos y llenó el aire con el chisporroteo de los días soleados. Aunque los primeros
intentos fueron alentadores, no lograron despertar completamente a Primavera.

Luego, Otoño se acercó con una solución ingeniosa. Recolectó hojas doradas y las esparció por todo el
reino, creando una alfombra brillante y cálida. Las hojas crujían bajo cada paso, pero a pesar de la
belleza otoñal, Primavera aún no mostraba signos de mejora.

Finalmente, Invierno decidió aportar su toque mágico. Cubrió delicadamente el suelo con su suave
manto blanco de nieve. Las brillantes luces de la nieve reflejaban la luz del sol, creando un
espectáculo resplandeciente. Aunque la nieve hizo que el reino pareciera mágico, Primavera seguía
débil y sin recuperarse por completo.

Las tres estaciones se miraron con preocupación, pero en ese momento, algo maravilloso sucedió.
Una brisa suave comenzó a soplar desde el corazón del bosque. La brisa era portadora de pequeñas
semillas y esencias florales que flotaban en el aire. Lentamente, las semillas comenzaron a tomar
raíces y brotar en todo el reino.

Primavera, al sentir el amor y el esfuerzo de sus amigas, se llenó de energía renovada. Sus flores
recuperaron su color, los árboles volvieron a bailar, y el dulce aroma de las flores regresó al reino.
El equilibrio y la armonía se restauraron, y el reino volvió a ser un lugar mágico y lleno de vida.

Las cuatro estaciones, unidas por la amistad y la solidaridad, celebraron con alegría el regreso de la
vitalidad a su reino. Aprendieron que trabajar juntas en tiempos difíciles fortalecía su vínculo y
hacía que su mundo fuera aún más hermoso. Desde entonces, cada estación continuó cumpliendo su
papel único, recordando siempre que la verdadera magia estaba en el amor y la colaboración entre
ellas.

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