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LA DEPRESIÓN Y SUICIDIO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

La depresión es un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de


ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de
actividad y del pensamiento.

Supone una de las patologías más frecuentes en Atención Primaria y es la primera causa de
atención psiquiátrica y de discapacidad derivada de problemas mentales.

En su vida personal, Arguedas luchó con la depresión y experimentó periodos de profunda


tristeza y desesperanza. Su infancia estuvo marcada por la violencia y la discriminación racial.
Estas experiencias traumáticas influyeron en su salud mental y contribuyeron a su depresión.

El 2 de diciembre de 1969, el novelista peruano José María Arguedas decidió quitarse la vida
por mano propia. No lo hizo por egoísmo o desprecio a los demás, sino por un dolor en el alma,
en el espíritu y la conciencia. Su confrontación con ese Perú de constantes cambios sociales y
económicos, de mezclas culturales a fines de la década de 1960 fue demasiado. Guardó en lo
más profundo de su ser a ese niño sufriente y angustiado que sus biógrafos reseñaron.

Por todo eso, esa tarde del viernes 28 de noviembre de 1969, en un salón de la Universidad
Agraria La Molina, cuando el escritor apurimeño se desencajó un tiro en la sien que lo hirió
mortalmente, el Perú entero lloró su desgracia. Ya había intentado otro suicidio en 1966, pero
esa vez sí lo consiguió. Fueron cuatro días de agonía, hasta que el martes 2 de diciembre, a los
58 años de edad, murió en el piso 13 B del Hospital del Empleado, en Jesús María.

La depresión de Arguedas se refleja en su obra literaria de varias formas. En muchos de sus


escritos, se exploran temas de opresión, discriminación y marginalización, especialmente hacia
las comunidades indígenas. Arguedas fue capaz de transmitir el sufrimiento y la desolación que
experimentó tanto personalmente como a través de sus personajes y escenarios literarios.

El zorro de arriba y el zorro de abajo, y en las cartas suyas publicadas posteriormente, Arguedas
presentó al parecer múltiples episodios depresivos, catacterizadas principalmente por
decaimiento, cansancio, falta de concentración, insomnio, ansiedad y una ideación suicida
recurrente que lo llevó a un primer intento frustro en 1966 y a un segundo que acabó con su
vida.

Pese a los múltiples tratamientos farmacológicos y psicoterapéuticos que recibió. Se han


planteado muchas ideas para comprender la depresión y suicidio del autor de Yawar fiesta, Los
ríos profundos, El sexto, Todas las sangres, y amor mundo la pérdida temprana de la madre, el
supuesto maltrato de parte de su madrasta y hermanastro, la repetida ausencia del padre
viajero, el fracaso de su matrimonio, el no poder tener hijos, la sensación de marginalidad
entre el mundo indígena y el mundo de los mistis sin pertenecer realmente a ninguno, el
supuesto fracaso de sus tesis integradoras; todo ello quizás influyó sobre una una
predisposición biológica a la depresión. Cabe preguntarse en qué medida sus síntomas
depresivos contribuyeron a forjar su obra, marcada por la nostalgia, la marginalidad y la
ambivalencia, al punto de preguntarnos si habría Arguedas pasado a la historia de la literatura
de no haber padecido depresión.

“En este instante lo siento bajo mi frente, lento, regándome su polvo de cementerio,
acrecentando mi enfermedad. ¡Pero ya no deseos de suicidio! Al contrario, hay cierta dureza en
el cuerpo de mis ojos, un dolor difuso, como de sueño maligno, de muerte temida y no de la
deseada”

(El zorro de arriba y el zorro de abajo, 1961)

En sus novelas más conocidas, como “Los ríos profundos” (1958) y “Todas las sangres” (1964),
se abordan temas de identidad cultural, violencia y desigualdad social. Estas obras revelan una
profunda sensibilidad hacia los problemas psicológicos y emocionales que afectan a las
personas, especialmente a aquellos que son víctimas de injusticia y discriminación.

“Los ríos profundos” es considerada la obra maestra de Arguedas y es una novela


semiautobiográfica que narra la historia de Ernesto, un niño mestizo que intenta encontrar su
lugar en la sociedad peruana, enfrentándose a su identidad y combatiendo la discriminación
racial. Esta obra refleja la realidad de la sociedad peruana, con su violencia, marginalización y
opresión, y la dificultad de encontrar un sentido de pertenencia y aceptación.

“Todas las sangres” se adentra en las diferencias sociales y raciales existentes en el Perú y
aborda la lucha de clases. Arguedas presenta un amplio abanico de personajes que
representan el mosaico cultural peruano, desde los más acomodados hasta los más
desfavorecidos, y muestra cómo estas diferencias generan conflictos y tensiones en la
sociedad. La novela presenta una crítica social profunda y evidencia la desigualdad y la
injusticia que existía en el Perú de la época.

Estas dos novelas, al abordar temas tan profundos y sensibles, pudieron hacer que Arguedas se
identificara emocionalmente con los personajes y las situaciones que retrataba, lo que podría
haber intensificado su propia lucha interna y su depresión.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la depresión de Arguedas no fue causada
exclusivamente por su obra literaria, sino por una combinación de factores personales,
familiares y sociales. La depresión es una enfermedad compleja y multifactorial, por lo que es
difícil atribuirla únicamente a estos dos libros.

José María Arguedas encontró en la escritura una vía de escape de su angustia y sufrimiento. A
través de sus obras, pudo canalizar sus emociones, reflexionar sobre sus propias experiencias y
explorar temas que le preocupaban profundamente.
La literatura le permitió a Arguedas crear mundos alternativos donde podía expresarse
libremente y dar voz a aquellos que no tenían voz en la sociedad. En sus escritos, pudo plasmar
la realidad social y política del Perú, abordando temas como la discriminación, la opresión y la
desigualdad. Al hacerlo, pudo sacar a la luz problemáticas y conflictos que le afectaban
personalmente, encontrando un sentido de propósito y trascendencia a través de su escritura.

Si bien la escritura y la literatura fueron una forma de evadir su angustia y sufrimiento, también
es importante reconocer que no pudo escapar completamente de ellos. Arguedas lidió con una
profunda depresión y soledad que se manifestaron en su vida y en su obra literaria. Sin
embargo, la escritura le brindó un espacio de catarsis y expresión que le permitió hacer frente
a su angustia y encontrar cierto alivio en su arte.

Dejó dos cartas: una para su viuda, la chilena Sybilla Arredondo, y otra para sus alumnos de la
U. Agraria y su rector. ¿Cuándo las escribió? Todo reveló que lo había redactado entre el 27 y el
mismo día del intento de suicidio, el 28. La depresión le venció la partida, luego de más de 20
años de enfrentarla y luchar contra ella. En la última carta mencionada, Arguedas manifiesta su
profundo apego a la Universidad, donde dejó todos sus grandes esfuerzos en el trabajo de
investigación y su intención al no querer seguir con su vida:

“Sybi, amor: He dejado en la U. Agraria un documento de tres hojas de éstas, dirigida al Rector
y a los estudiantes y copia de la carta a Losada y del “Ultimo Diario” Te dejo copia de mi
especie de testamento, yfotocopia del documento al Rector y alumnos. Me voy de la vida sin
más agobio verdadero que el de dejarte y dejar a Carolina. Pero verdaderamente tengo un
cansancio incurable. Has de comprender que la cesantía es peor que la muerte para mí. Me
asusta algo la congestión de cuestiones que mi desaparición ha de causarte. Pero tengo fe en
tu fortaleza y tu generosidad para con nuestrós semejantes, en tu decisión de realizar tu vida,
como yo la he realizado, con menos temple pero quizá con algo más de amor.” (27 de Nov.
1969)

“Creo haber cumplido mis obligaciones con cierto sentido d e responsabilidad, ya como
empleado, como funcionario, docente y como escritor. Me retiro ahora porque siento, he
comprobado, que ya no tengo energía e iluminación para seguir trabajando, es decir, para
justificar la vida. Con el acrecentamiento de la edad y el prestigio, las responsabilidades, la
importancia de estas responsabilidades crece y si el fuego del ánimo no se mantiene y la
lucidez empieza, por el contrario, a debilitarse.” (28 de Nov. 1969)

Los médicos nada pudieron hacer con la bala que se había incrustado en su cavidad craneana.
Dejó de existir a las 7 y 15 de la mañana. Descansó en paz de muchos cargos profesionales y
académicos, de muchas angustias y necesidades artísticas y humanas.
Al mediodía del mismo 2 de diciembre, sus restos fueron trasladados a la antigua biblioteca de
la U. Agraria, donde fueron velados, en medio de la tristeza general, pero también de la alegría
que impuso la música que tocaron en su honor. El violín y el arpa fueron los protagonistas,
hasta que a las 4 de la tarde se lo llevaron al cementerio El Ángel.

No hay duda de que las novelas y los cuentos, o los ensayos y estudios de José María Arguedas,
de gran lucidez y coherencia, lo dejan marcado entre nosotros como un clásico de la literatura
y de las ciencias sociales en el país. Así sea.

Si bien es cierto que Arguedas experimentó periodos de depresión y enfrentó dificultades


personales, no es adecuado vincular directamente su figura con la problemática del suicidio de
su época. El suicidio es un tema complejo y delicado que no puede ser simplificado ni reducido
a una única causa o influencia. Sino que El suicidio es quitarse la vida. Es una muerte que pasa
cuando alguien se hace daño porque quiere terminar con su vida. Un intento de suicidio es
cuando alguien se hace daño para intentar terminar con su vida, pero no muere.

El suicidio es un gran problema de salud pública y una de las principales causas de muerte en
los Estados Unidos. Los efectos del suicidio van más allá de la persona que se quita la vida.
También puede tener un efecto duradero en la familia, los amigos y las comunidades. El
suicidio no discrimina. Puede afectar a cualquier persona en cualquier momento.

Algunas personas pueden decir a otros acerca de sus pensamientos suicidas. Sin embargo,
otros pueden ocultarlos. Esto puede hacer que sea difícil identificar las advertencias.

Cómo reflexión personal y final, podría decir la mayor causa para tener pensamientos suicidas,
sería la depresión. Tener depresión mayormente en adolescentes te lleva a pensar en ideas
suicidas, en dónde ves al suicidio como tu única salida, es algo muy doloroso tener depresión,
ya que una persona en si no se da cuenta de su estado. Por eso creo que todos deberíamos ser
empáticos con el resto ya que nadie sabe la realidad del otro, aprendamos a ser mejores
personas.

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