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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE GUAYANA

VICERRECTORADO ACADÉMICO

POSTGRADO OPERACIONES Y PRODUCCIÓN

CÁTEDRA: PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

PROFESOR: AUTOR:

Dr. Felson Lugo Ana Ortega C.I: 24.612.606.

CIUDAD GUAYANA, 27 MAYO DEL 2023.


El desarrollo desde un enfoque alternativo ante el escenario global

Muchos de nosotros hablamos de la Globalización como un tema actual, critico y


polémico, a veces sabemos y somos conscientes de lo que decimos sobre ella, y otras veces
los comentarios son meramente críticos sin ningún tipo de argumento; los invito a que nos
autoanalicémonos y elevemos preguntas de suma importancia, como ¿realmente quién es la
señora globalización? En los últimos años, la característica sobresaliente de la economía
mundial es la globalización de sus mercados y los procesos de apertura de muchas
naciones, en las perspectivas de establecer unas nuevas bases para el desarrollo, Hablar de
la globalización resulta tema obligado hoy en día. Parece que todo mundo está de acuerdo
en que ésta es un fenómeno social contemporáneo, producido esencialmente por los
enormes adelantos de la ciencia y la tecnología, particularmente los relacionados con la
comunicación y la electrónica, pero que se nutre esencialmente o a los que se agregan las
aspiraciones hegemónicas de las empresas transnacionales o mundiales que representan a
los países, también hegemónicos, consolidados a partir del Siglo XIX.

La globalización no tiene un inicio concreto, según Arese (1999) hay momentos


históricos que fueron determinantes, para que el mundo comercial sea como hoy se percibe,
menciona por ejemplo la transformación hacia un esquema global a partir de la Segunda
Guerra Mundial y las implicaciones que tuvo en su aceleración, la transformación del
bloque soviético, finalmente analiza el cambio del paradigma construido sobre las bases de
las ventajas competitivas, a raíz de estos mismos acontecimientos.

El debate sobre los modelos alternativos de desarrollo es característico, sea como


resistencia a la globalización neoliberal, como integración a la deseada era global; o como
apuestas de sociedades diferentes. Lo cierto es que en torno a esta cuestión hay muchos y
complejos interrogantes por su parte la denominada Economía del Desarrollo desde su
nacimiento se centra en los problemas del crecimiento económico, identificando los
conceptos de desarrollo y crecimiento. A partir de los años setenta se puede constatar un
punto de inflexión en la noción del desarrollo a través de corrientes de pensamiento que
vieron su definición más allá del crecimiento económico.
El desarrollo desde un enfoque alternativo ante el escenario global

La evolución de la noción de desarrollo es expresión de diferentes posiciones ideológicas


y agrupaciones metodológicas, la forma de materializar esa alternativa es a través de los
modelos de desarrollo, modelos que dado el carácter heterogéneo de los países
subdesarrollados se articulan en función de las condiciones específicas que han
determinado la historia económica, política y social de cada país. Por su parte, los modelos
de desarrollo se expresan y alcanzan a través de las políticas para el desarrollo, las políticas
para un desarrollo alternativo resultaran de la síntesis entre economía política y la política
económica.

La globalización ha puesto en marcha un proceso de cambio de gran alcance que afecta a


todos. Las nuevas tecnologías, asentadas en políticas de mayor apertura, han creado un
mundo más interrelacionado que nunca. Ello no sólo entraña una mayor interdependencia
en las relaciones económicas, el comercio, la inversión, las finanzas y la organización de la
producción a escala global, sino también una interacción social y política entre
organizaciones y personas de todo el mundo. La globalización se ha convertido a la opinión
pública en una vigorosa fuerza política que, en estos momentos ejerce presiones insistentes
sobre todas las instituciones políticas establecidas desde los Estados y los partidos políticos
nacionales hasta las organizaciones internacionales, lo que origina nuevas tensiones entre la
democracia representativa y la democracia participativa, el proceso de globalización ha
producido en el ambiente de las relaciones económicas una serie de transformaciones que
rompen con los esquemas clásicos del Derecho Internacional como ámbito peculiar de
protagonismo.

“Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía ha dado un carácter


cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Las antiguas industrias
nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por
nuevas industrias, cuya introducción se convierte en cuestión vital para todas las naciones
civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas indígenas, sino materias
primas venidas de más lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen
en el propio país, sino en todas partes del globo. Todo lo estancado se esfuma; todo lo
sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus
condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas, porque todo lo sólido se desvanece
El desarrollo desde un enfoque alternativo ante el escenario global

en el aire” (Marx/Engels, El manifiesto comunista [1848], cit. de Marx/Engels 1998:23-


24).

La globalización brinda, sin duda, oportunidades para el desarrollo. Todos hemos


entendido, con razón, que las estrategias nacionales deben diseñarse hoy en función de las
posibilidades que ofrece y los requisitos que exige una mayor incorporación a la economía
mundial. Pero, al mismo tiempo, este proceso plantea riesgos originados en nuevas fuentes
de inestabilidad (tanto comercial como, especialmente, financiera), riesgos de exclusión
para aquellos países que no están adecuadamente preparados para las fuertes demandas de
competitividad propias del mundo contemporáneo, y riesgos de acentuación de la
heterogeneidad estructural entre sectores sociales y regiones dentro de los países que se
integran, de manera segmentada y marginal, a la economía mundial.

De igual forma Marx y Engels describieron en 1848 en el Manifiesto Comunista, en


términos que tienen increíble actualidad, el proceso de globalización: “la gran industria
abrió el mercado mundial, la necesidad de encontrar salida cada vez mayor a sus
productos, empuja a la burguesía a extenderse por todo el globo terrestre. Por todas partes
se tiene que meter la burguesía para iniciar y establecer relaciones. La burguesía,
aprovechando el mercado mundial, convirtió la producción y el consumo de cada país en
un fenómeno cosmopolita. A despecho de los reaccionarios quitó a la industria su carácter
nacional... El antiguo aislamiento local, por el que cada nación se bastaba a sí misma ha
sido reemplazado por el tráfico universal y la interdependencia de las naciones las unas de
las otras”

En este contexto transformado se renegocia el papel de los gobiernos tanto nacionales


como locales, y también los derechos y obligaciones de la ciudadanía. De manera que la
restructuración y privatización de muchas de las funciones públicas, no sólo expresan la
lógica de rentabilidad y lucro que caracteriza al neoliberalismo, sino también el amplio
descontento con el sector público. Además, los nuevos riesgos globales –por ejemplo la
creciente pobreza y polarización socioeconómica, el auge de la criminalidad organizada, el
desafío ecológico–, impactan en las políticas locales y determinan el futuro de las ciudades,
de manera que, tanto el sector público como los diferentes actores sociales privados,
dependen el uno del otro para encontrar soluciones que permitan ciudades más habitables.
El desarrollo desde un enfoque alternativo ante el escenario global

Los pobres, según Canclini, no son el producto de la falta de trabajo, sino de la


manufactura, la globalización económica, las tecnologías y las empresas. El libre comercio
a nivel mundial beneficia a las grandes corporaciones, pero no así a las pequeñas empresas
que no pueden competir. Sumado a esto, el mismo podría subir los costos de producción,
por lo que se demandaría aumentar los sueldos para contratar mano de obra más calificada.
La globalización es un condimento fundamental en el sistema capitalista, donde las grandes
corporaciones ganan por sus grandes flujos de caja y las pequeñas pierden por su escasez de
recursos.

A su vez, en los países avanzados, la globalización reduce los salarios reales y provoca la
pérdida de puestos de trabajo. Los críticos sostienen que la oleada de productos que
requieren mucha mano de obra generados en países en desarrollo de salarios bajos, destruye
el empleo en los países industriales. Este argumento se suele utilizar para restringir las
importaciones de los países en desarrollo. En realidad el tema es bastante más complejo.

Todas estas transformaciones globales, que también incluyen el surgimiento del


pensamiento posmoderno, han motivado el re-auge y la reafirmación de los análisis
territoriales en la investigación social. Porque si bien la globalización parece comprimir el
espacio y el tiempo a dimensiones que apenas nos podemos imaginar, la nueva condición
de globalidad se establece desde prácticas y dinámicas sociales locales que se desarrollan
en territorios concretos.

No es necesario extenderse en la ampliamente conocida revolución científico-técnica y


sus diversos impactos en los más variados ámbitos de la vida humana. Sólo resta recalcar
que recientemente su significación y amplitud cada vez más global está incluyendo a los
países y ámbitos más rezagados, aunque a distancia aún considerable en término de
cobertura poblacional y aplicaciones, las cuales constante y rápidamente se acrecientan en
los países industrializados. Aparentemente Venezuela habría estado demasiado sumida en
la crisis económica interna como para reaccionar frente a las tendencias de la globalización.
No obstante, la crisis de la deuda acentúa la tendencia declinante que venía originándose en
el modelo económico rentista impulsado durante las últimas décadas.
El desarrollo desde un enfoque alternativo ante el escenario global

La crisis que viene afectando el aparato productivo venezolano, en las dos últimas
décadas se manifiesta, entre otros aspectos, en una tendencia a la declinación del producto
interno bruto especialmente el no petrolero. Todos estos hechos reseñados repercuten, con
mayor o menor intensidad, en las más variadas dimensiones de la vida económica y social y
se expresan heterogéneamente en los respectivos correlatos de las geoeconomías
regionales. Dado el análisis crítico plasmado en este artículo, El reto de la gerencia
venezolana, es lograr la articulación y coordinación con el aparato gubernamental; que este
sea capaz de dar un giro con respecto a la implementación de un modelo económico viable,
que fomente la inversión, generación de empleos de calidad, que realmente mejoren el
poder adquisitivo de los trabajadores como fuerza motorizadora del país, pero que además
apliquen políticas macroeconómicas con disciplina fiscal y monetaria que requiere el
sistema para evitar las constantes distorsiones.

La crisis y deterioro se puede deducir y palpar más nítidamente de las opiniones que la
mayoría de la población venezolana viene manifestando con relación a la democracia como
sistema, hacia sus instituciones fundamentales, sus procesos y actores; así como en las
actitudes y creencias políticas y económicas que expresa, las cuales también han sido
detectadas y seguidas en múltiples estudios cualitativos y sondeos de opinión pública de
ellos sabemos, por ejemplo, que la mayoría de la población venezolana manifiesta que la
democracia es, sin lugar a dudas, el sistema de gobierno preferible pero que en algunas
circunstancias un gobierno no democrático podría ser aceptado.

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