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Auto A-1733/22
Auto 1733/22
Magistrada ponente:
CRISTINA PARDO SCHLESINGER
I. ANTECEDENTES
Hernández Barbosa y Hugo Quintero Bernate. Cabe señalar que, en su oficio remisorio, el presidente de la
Sala de Casación Penal dijo obrar “de acuerdo con las funciones de representación definidas en el reglamento
interno de [la Sala de Casación Penal]”; razón por la cual se tiene que la peticionaria de la nulidad es la Sala,
como tal, y no el colectivo de los magistrados que la integran.
segunda instancia. Sin embargo, mediante sentencia de quince (15) de mayo
de 2019, la Sala de Casación Penal resolvió no casar la providencia
impugnada y mantuvo la condena privativa de la libertad impuesta sobre el
accionante. Como fundamento de su decisión, en el numeral 8 de su
sentencia, relativo al tema de la prescripción de la acción penal, la autoridad
peticionaria manifestó lo siguiente:
Adicionalmente, para los fines establecidos en las normas vigentes, después de haber sido escogidos
autónomamente por la Sala de Selección competente, los fallos sobre acciones de tutela instauradas contra
providencias de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado deberán ser llevados por el magistrado
a quien le corresponda en reparto a la Sala Plena, la cual determinará si asume su conocimiento con base en
el informe mensual que le sea presentado a partir de la Sala de Selección de marzo de 2009. (…)”
9
“Por medio del cual se unifica y actualiza el Reglamento de la Corte Constitucional” Modificado por el
Acuerdo 01 de 2020 (marzo 19)
10
MP Cristina Pardo Schlesinger. S.V. Magistrados Diana Fajardo Rivera y Alejandro Linares Cantillo y
Conjuez Mauricio Piñeros Perdomo. A.V. Magistrada Natalia Ángel Cabo.
Segundo: Dejar sin efecto la decisión proferida por la Sala de
Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, el quince (15) de
mayo de 2019, que resolvió no casar la sentencia dictada por el
Tribunal Superior Militar y dejó en firme la condena impuesta al
señor Ariosto Orozco Fontalvo.
Cabe mencionar que, aunque el proceso penal del caso inició bajo el trámite
previsto en la Ley 522 de 1999 (Antiguo Código Penal Militar), la Corte
encontró que la mencionada aplicación de los principios pro homine, pro
libertate, in dubio pro reo y plazo razonable exigía que, en lo que respecta al
11
El texto artículo 352 de la Ley 1407 de 2010 y el artículo 189 de la Ley 906 de 2004 son equivalentes. A su
tenor “(p)roferida la sentencia de segunda instancia se suspenderá el término de prescripción, el cual
comenzará a correr de nuevo sin que pueda ser superior a cinco (5) años.”
12
Ver numeral 53.6 de la Sentencia SU-126 de 2022.
plazo que tenía la Sala de Casación Penal para resolver la situación jurídica
del procesado luego de que se profiriera la sentencia de segunda instancia, se
aplicara lo previsto en el artículo 352 de la Ley 1407 de 2010 (Nuevo Código
Penal Militar). Lo anterior por cuanto, aun tramitándose el proceso bajo la
Ley 522 (Antiguo Código Penal Militar), este remitía a la Ley 906 de 2004
cuyo artículo 138 es igual a 352 de la Ley 1407.
15. En ese orden, luego de referirse a los distintos cálculos que hizo para
determinar que la prescripción de la acción penal seguida contra el señor
Orozco Fontalvo solo se cumpliría hasta el 29 de junio de 2019 (ver 3 supra),
la Sala de Casación Penal señaló que el actor de tutela no habría alegado
defecto alguno respecto del específico asunto de la extinción de la acción
penal seguida en su contra. Por el contrario, la autoridad peticionaria sostuvo
que el accionante solo habría planteado que “la prescripción de la acción
penal es determinante porque ha[n] transcurrido 14 años y 7 meses, la corte
suprema de justicia debió analizar que la acción penal prescribió…” y que
“los hechos ocurrieron el 2 de mayo de 2005, la sentencia de casación fue
resuelta, el día 15 de mayo de 2019, 14 años y 12 días…”.
20. En tal orden, la Sala de Casación Penal reiteró que el problema jurídico
que señaló la Corte en el párrafo 28 de su sentencia -esto es, “si la
interpretación normativa en que la Sala de Casación Penal se apoyó para no
declarar la prescripción de la acción penal es una hermenéutica que se
encuentra constitucionalmente respaldada”- era, precisamente, el problema
que emanaba del caso; pero que, a pesar de ello, más adelante y en un “giro
inesperado”, la Corte Constitucional habría concentrado el debate en la
hermenéutica de “disposiciones que no fueron objeto de aplicación en el fallo
acusado ni que estaban involucradas, a primera vista, en el problema”.
IV. CONSIDERACIONES
COMPETENCIA
Temporalidad
por ella misma. En tal ocasión la Sala Plena sostuvo: “(…) se debe aceptar que cuando la Sala Plena de la
Corte Constitucional se aleja de manera arbitraria y caprichosa del precedente sentado por ella misma,
omitiendo justificar la modificación jurisprudencial, vulnera de manera grave y ostensible el derecho al
debido proceso y procede entonces el incidente de nulidad. A diferencia de las hipótesis de variación de
jurisprudencia por la Sala de Revisión, en este caso el fundamento jurídico de la nulidad no son los principios
de competencia y de juez natural, sino la vulneración del derecho al debido proceso por la omisión de las
cargas de transparencia y argumentación, en detrimento de los valores antedichos.” (El subrayado no es del
texto original).
25
Al igual que el acápite anterior, este acápite de la providencia reproduce, con identidad virtual, lo dicho al
respecto por el Auto 320 de 2018 (MP Cristina Pardo Schlesinger).
26
Para una explicación sobre el término de tres (3) días escogido por la jurisprudencia como plazo para
presentar la solicitud de nulidad se puede consultar el A-163A de 2003.
año contado a partir de la publicación del respectivo acto).” (Negrilla fuera
del texto original).”27
Carga argumentativa
43. Así, por una parte, en los términos expuestos en el Auto A-055 de
201929, los requisitos formales de una solicitud de nulidad consisten en
exponer con “fundamentos claros, ciertos, serios y coherentes la causal de
nulidad invocada, la incidencia en la decisión adoptada y la evidente
violación del debido proceso”30; por lo que “[n]o son de recibo razones o
interpretaciones que obedezcan al disgusto o inconformismo del solicitante
con la sentencia proferida31”. Más aún, los “presupuestos formales de
procedencia excepcional de la nulidad contra los fallos de las Salas de
Revisión deben cumplirse de manera concurrente por lo que de faltar uno de
ellos la Sala Plena estaría relevada de entrar a examinar los presupuestos
materiales subsiguientes invocados por el solicitante32”.
28
Autos del 22 de junio de 1995 y del 18 de mayo de 2004. Jurisprudencia reiterada en A-170 de 2009 y A-
290 de 2016
29
MP José Fernando Reyes Cuartas.
30
Auto 036 de 2017.
31
En Auto de Sala Plena 185 de 2012 se indicó: “el carácter excepcional de la nulidad de los fallos de la
Corte impone al solicitante la carga de argumentación de identificar con suficiencia y claridad una
vulneración grave al debido proceso que afectó el sentido de la decisión y que además se desprende
directamente del texto de la sentencia censurada, de modo que la solicitud de nulidad no puede basarse
simplemente en una inconformidad con la decisión o la ocurrencia de defectos de procedimiento o de
valoración probatoria que no inciden en la decisión final del caso sometido a estudio”.
Asimismo, en Auto de Sala Plena 049 de 2013 se reafirmó: “Precisamente, por razones de seguridad jurídica
y de garantía en la certeza del derecho, la declaratoria de nulidad de una sentencia de esta Corporación tiene
características muy particulares, en virtud a que ´se trata de situaciones jurídicas especialísimas y
excepcionales, que tan sólo pueden provocar la nulidad del proceso cuando los fundamentos expuestos por
quien la alega muestran, de manera indudable y cierta que las reglas procesales aplicables a los procesos
constitucionales, que no son otras que las previstas en los decretos 2067 y 2591 de 1991, han sido
quebrantadas, con notoria y flagrante vulneración del debido proceso. Ella tiene que ser significativa y
trascendental en cuanto a la decisión adoptada, es decir, debe tener unas repercusiones sustanciales, para
que la petición de nulidad pueda prosperar’.
En ese sentido la jurisprudencia de esta Corporación ha manifestado que quien acude en solicitud de nulidad
de una sentencia proferida por una sala de revisión, debe acreditar el cumplimiento de unos requisitos de
procedibilidad, además de invocar y sustentar, cualquiera de las causales de procedencia de nulidad de las
sentencias específicamente señaladas por la doctrina constitucional”.
32
Autos 097 de 2013, 011 de 2011, entre otros.
44. En cuanto a los requisitos materiales, se ha señalado que la carga
argumentativa de las solicitudes de nulidad contra providencias de la Corte
Constitucional debe demostrar la violación del debido proceso. Al respecto, la
jurisprudencia acopiada en Auto 020 de 2017 señaló algunas “situaciones
bajo las cuales procede la nulidad contra fallos de revisión de tutela, así33:
33
Auto A-162 de 2003 (M. P. Rodrigo Escobar Gil). Cfr. A-013 de 2008 (M. P. Nilson Pinilla Pinilla).
respecto al formalismo de la solicitud como si se tratara de una
demanda de carácter civil’.
fin de ponderarlos cuidadosamente a la luz de la normatividad que debe aplicar, para de esa manera tomar
la mejor decisión posible. A fin de cuentas, nuestra función como jueces es hacer justicia conforme a derecho.
Esta imparcialidad del juez debe reflejarse no sólo en la justicia y corrección de la decisión sino también en la
fundamentación misma de la sentencia, esto es, en la argumentación y en el propio lenguaje de la parte
motiva. Por ello, como dice acertadamente Perelman” “en una sociedad democrática, es imposible mantener
la visión positivista según la cual el derecho no es otra cosa que la expresión arbitraria de la voluntad del
soberano. Para funcionar eficazmente, el derecho debe ser aceptado, y no sólo impuesto por medio de la
coacción, " y eso implica que las decisiones judiciales deben ser adecuadamente fundamentadas a fin de
ganar el mayor consenso social posible. Por ello el juez no puede alinearse con una de las partes, y
desconocer los argumentos, intereses y pretensiones de la otra parte, por cuanto dejaría de jugar el papel
mediador que le es consustancial. Esto obviamente no significa que el juez no pueda dar la razón a una de
las partes, puesto que su función es decidir el asunto, lo cual implica en la mayor parte de los casos,
adjudicar la victoria a alguna de las pretensiones en juego. Pero debe hacerlo guardando y demostrando su
imparcialidad, lo cual implica un lenguaje ponderado, que demuestre que verdaderamente se tuvieron en
cuenta todos los puntos de vista y todos los intereses.” (El resaltado no es del texto original). Y de la misma
opinión ha sido la Corte Suprema de Justicia, cuando dijo que: “Desde una perspectiva constitucional, el
debido proceso se concibe como un límite al poder punitivo del Estado, y como un método para la
preservación de las garantías constitucionales de los sujetos procesales, entre las cuales se incluye la debida
fundamentación de las resoluciones judiciales. “La fundamentación de las resoluciones judiciales, como
expresión del núcleo del derecho al debido proceso y de cortapisa a la arbitrariedad del poder punitivo,
encuentra en la fuerza persuasiva de la argumentación judicial la fuente de su legitimidad, al punto que
bien se puede expresar que no existe decisión sin argumentación. Tanto lo será, que en guarda del
derecho al debido proceso y de la adecuada motivación de las decisiones judiciales, la Corte en sede de
casación ha trazado una sólida línea jurisprudencial para solucionar desviaciones que atentan contra la
seguridad y certeza de las decisiones.“Pues bien, de la mano de exigencias formales y materiales que
hacen de una sentencia una decisión judicial, en estados democráticos el análisis de los supuestos fácticos
y la consideración de los argumentos de los sujetos procesales y de las razones por las cuales se estima
que una o más normas jurídicas asumen el supuesto que se juzga, se consideran esenciales en la
construcción de la respuesta judicial.” (Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Sentencia 22412
del 24 de enero de 2007.M.P. Mauro Solarte Portilla, citando: Corte Suprema de Justicia, sentencia del 28 de
noviembre de 1984) (El énfasis no es del texto original).
36
M.P. Jaime Córdoba Triviño.
37
Además del referido Auto 223 de 2006, puede verse el Auto 31A de 2002.
situaciones materiales en las que la violación del derecho al debido proceso se
considera grave y significativa38.
El requisito de temporalidad
49. Así mismo, la Sala coincide con lo señalado por la Sala de Casación
Penal en que esta se encuentra legitimada en la causa por activa para solicitar
la nulidad de la Sentencia SU-126 de 2022. En efecto, fue precisamente la
Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia la entidad que fungió
como demandada en el proceso de tutela y respecto de la que se impartieron
38
Auto 2020 de 2021.
39
Es preciso señalar que el escrito de nulidad fue remitido al despacho de la magistrada ponente hasta el
veinticinco (25) de agosto de 2022.
las decisiones y órdenes contenidas en los numerales segundo y tercero de la
parte resolutiva de la sentencia que se ataca40.
Carga argumentativa
50.1 Por una parte, en el primer cargo, la autoridad peticionaria alegó que
esta Corporación habría violado su derecho al debido proceso cuando, en la
Sentencia SU-126 de 2022, resolvió “un debate no propuesto por el
peticionario y respecto del cual la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia no tuvo oportunidad de pronunciarse” (14 supra). Al
margen de que esto sea o no de recibo, la Sala Plena advierte que las razones
en que se fundó dicha afirmación son claras, ciertas, serias y coherentes en
tanto lo que mediante ellas se controvierte es que el estudio de la prescripción
a la luz del artículo 352 de la Ley 1407 de 2010 haya sido materia de la
sentencia de tutela correspondiente. Así, en criterio de la Sala de Casación
Penal, cuando en la Sentencia SU-126 de 2022 la Corte fundó su decisión en
la interpretación constitucional de dicha disposición, terminó por impedirle su
derecho a manifestar su posición al respecto; manifestación que, de habérsele
permitido a la autoridad peticionaria, podría haber variado el sentido del fallo
correspondiente. Se trata, pues, de un cargo basado en la imposibilidad que
habría tenido la Sala de Casación Penal para ejercer su derecho de
contradicción.
Veamos:
41
Ver numeral 20 supra.
42
Ley 1407 de 2010, Artículo 352. Suspensión de la prescripción. “Proferida la sentencia de segunda
instancia se suspenderá el término de prescripción, el cual comenzará a correr de nuevo sin que pueda ser
superior a cinco (5) años.”
55. La Corte considera que la respuesta al anterior problema es negativa;
lo que lleva a que en la Sentencia SU-126 de 2022 sí se pudiera estudiar la
aplicabilidad del artículo 352 de la Ley 1407 de 2010 para solucionar la
acción de tutela presentada por el accionante. Por ende, se tiene que el primer
cargo de la nulidad no tiene vocación de prosperidad. Lo anterior, por las
razones que se exponen a continuación:
44
CSJ, Sala de Casación Penal, sentencia de unificación SP4573- 2019.
equivalente a la mitad del indicado en el artículo 83 del Código
Penal, sin que sea inferior a tres (3) años. (d) Este término se
suspende (esto es, se detiene) cuando se profiere el fallo de
segunda instancia. Dicha suspensión no puede ser superior a los
cinco (5) años. Y (e), ya agotado el tiempo de la suspensión (es
decir, los cinco - 5- años), el término de la prescripción de la
acción que se estaba contando desde la formulación de la
imputación se reanuda hasta su vencimiento. (…)” (todo el
énfasis es fuera de texto)
64. En suma, si el plazo con que contaba la Sala de Casación Penal para
fallar el recurso de casación presentado por el señor Orozco Fontalvo
dependía ineludiblemente del término que estipula el artículo 352 de la Ley
1407 de 2010, la Corte no puede aceptar que, en su intervención, la autoridad
penal haya afirmado que el debate de que se ocupó la Sentencia SU-126 de
2022 no era uno que “pudiera ser razonablemente visualizado ni anticipado
por la [Sala de Casación Penal]”45. Es decir, para la Corte no es un asunto
menor que la autoridad peticionaria haya olvidado, en el caso del señor
45
Ver numeral 20 supra.
Orozco Fontalvo, darle aplicación a una disposición que, salvo cuando la
sentencia de segunda instancia sea dictada por un juez del circuito, fue
consagrada únicamente para los procesos que se hallaran en sede de casación
ante ese mismo máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria en la
especialidad penal.
65. No sobra añadir, sin embargo, que, por virtud del principio iura novit
curia y del carácter oficioso propio de la acción de tutela, el juez
constitucional tiene la facultad de formular el problema jurídico de las
acciones de tutela. Sobre este particular, en Sentencia SU-461 de 2020 46, se
puso de presente que la necesidad de aplicar tales garantías se sustenta en el
“carácter informal de la acción de tutela, el principio de oficiosidad que la
rige, como también la naturaleza ius fundamental de los derechos que tratan
de protegerse a través de ella”.
46
MP Gloria Stella Ortiz Delgado.
Además, en criterio de la Sala de Casación Penal, con la expedición de la
Sentencia SU-126 de 2022, la Corte Constitucional habría cambiado su
precedente sobre la regla de subsidiariedad. En apoyo de ello se invocó el
precedente fijado en la Sentencia SU-258 de 2021 que habría resuelto un caso
similar al que se estudió en la sentencia objeto de la solicitud de nulidad. A
esto la Sala de Casación Penal añadió que la subsidiariedad es un requisito de
procedibilidad de la acción de tutela especialmente exigente cuando se trata
de atacar providencias judiciales.
50
Cfr. Auto A-272 de 2020 (MP Diana Fajardo Rivera)
51
MP Rodrigo Escobar Gil.
52
Auto 053 de 2001. M.P. Rodrigo Escobar Gil
72.2 Luego, en Auto A-310 de 200653, la Sala Plena sostuvo que, cuando se
proponga la nulidad de una sentencia de la Corte por cuenta del
desconocimiento del precedente constitucional, “debe concurrir para el caso
concreto una “jurisprudencia en vigor [que] (…) corresponde al precedente
constitucional fijado reiteradamente por la Corte, que en diversas decisiones
trata problemas jurídicos análogos con presupuestos fácticos idénticos,
frente a los cuales adopta de manera uniforme la misma regla de
decisión”(énfasis fuera de texto).
72.3 Después, mediante Auto A-077 de 200754, la Sala Plena explicó que “la
utilización del precedente jurisprudencial por parte del juez de tutela está
condicionado a la verificación de una plena identidad entre los aspectos
fáctico y jurídicos relevantes contenidos en el fallo anterior y los del caso
que es objeto de análisis. Es decir, deben verificarse los supuestos fácticos
sometidos al conocimiento del pleno de la Corte y las situaciones jurídicas
examinadas, para que pueda cumplirse en cada caso las subreglas
constitucionales que ella haya sentado” (énfasis fuera de texto).
53
MP Manuel José Cepeda Espinosa.
54
MP Humberto Antonio Sierra Porto.
55
MP Luis Ernesto Vargas Silva.
56
MP Manuel José Cepeda Espinosa.
57
Cita Sentencia T-292 de 2006] Sentencia T- 1317 de 2001.
y un problema jurídico, o una cuestión de constitucionalidad específica,
semejantes.”58 (énfasis fuera de texto).
72.6 Finalmente, en reciente Auto A-068 de 202162, la Sala Plena reiteró que
“para que se declare la nulidad por desconocimiento del precedente es
necesario que dentro de la carga argumentativa específica se acredite “a)
que la sentencia, en forma expresa, acoja una interpretación normativa
contraria a una línea jurisprudencial establecida por la Corte Constitucional,
definida de manera reiterada y uniforme en varias sentencias y que esta no
haya sido modificada por la Sala Plena; b) que entre unas decisiones y otras
exista identidad de presupuestos fácticos; c) que la diferencia en la
aplicación del ordenamiento jurídico implique que la resolución adoptada en
la sentencia atacada sea diferente a la que se venía adoptando”.[3963]
(énfasis fuera de texto)
58
Sentencia T-292 de 2006.
59
MP Diana Fajardo Rivera.
60
Auto 020 de 2017. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo
61
Autos A-270 de 2009. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva; A-319 de 2013. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio; A-319
de 2015. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio y A-229 de 2017. M.P. José Antonio Cepeda Amarís.
62
MP Cristina Pardo Schlesinger.
63
Corte Constitucional, auto 654 de 2018 (MP José Fernando Reyes Cuartas).
carga para el solicitante que consiste en la identificación del precedente que,
a su juicio, fue desconocido, la cual no se cumple con la sola enunciación
de las sentencias sino que exige la identificación de su ratio decidendi, que
permita establecer el desconocimiento del precedente; y (iii) no se agota con
la enumeración o la diferencia con sentencias de las salas de revisión que
no puedan identificarse dentro de una línea de jurisprudencia en vigor.64”65
(énfasis fuera de texto).
Y añadió que:
68
Expediente digital, Escrito de tutela, p. 5.
69
Sentencia T-105 de 2019.
70
Antes de dicha providencia, la Sala de Casación Penal resolvió “NO ADMITIR la demanda de casación
interpuesta por la defensa de MIRIAM ARAQUE GALVIS, contra la sentencia de segunda instancia que la
condenó como autora del delito de injuria” (Proceso AP3179-2019; Radicación Nº 54271; Aprobado Acta Nº
195).
76.2 Mientras que la condena impuesta sobre la accionante de la tutela
relativa a la Sentencia SU-258 de 2021 fue de dieciséis (16) meses de
prisión71, la condena impuesta sobre el accionante de la tutela relativa a la
SU-126 de 2022 fue de seis (6) años y seis (6) meses de prisión (o 78 meses
de prisión), “además de las penas accesorias de separación absoluta de la
fuerza públicas (sic) e interdicción de derechos y funciones públicas por el
mismo término de la pena principal” (ver 2 supra) 72.
71
Ver párrafo 2 de la Sentencia SU-258 de 2021.
72
Ver párrafo 4 de la Sentencia SU-126 de 2022.
73
Ver párrafo 2 de la Sentencia SU-258 de 2021.
74
En el Expediente digital correspondiente al Exp.T-8.809.706, concretamente en el documento que
corresponde a la sentencia del doce (12) d septiembre de 2018 dictada en segunda instancia dentro del
proceso penal seguido contra Miriam y Oscar Araque Galvis por la Sala Penal del Tribunal Superior de San
Gil, la mencionada autoridad judicial manifestó que en el escrito de acusación correspondiente se indicó que
“Denuncia el señor Sergio Iván Reyes Barbosa que a raíz de serias desavenencias por un préstamo que su
esposa le hiciera a los hermanos MIRYAM Y OSCAR ARAQUE GALVIS, éstos iniciaron en su contra una
campaña de difamación en la cual lo han acusado de ser un ladrón, estafador, corrupto; comentarios que
igualmente hicieron ante el Gerente de Coomuldesa lo que provocó su traslado de San Gil a Oiba y que sus
jefes lo vieran con desconfianza; de él igualmente dijeron que se valía de su cargo como Gerente de
Coomuldesa Oiba para engañar, estafar y robar a la gente; aduce igualmente Sergio Iván Reyes Barbosa que
en una tutela impetrada por Miryam Araque Galvis ante el honorable Tribunal Superior de San Gil, esta
manifestó que él tenía alta influencia en esta región donde imperan grupos armados ilegales y que en contra
de ella han proliferado amenazas. Finaliza la víctima diciendo que el último de estos hechos calumniosos se
produjo el 11 de junio de 2014 a las 6:15 horas de la tarde en la sala 30 de oralidad civil del Palacio de
Justicia donde en tono agresivo y alto los hermanos MIRYAM Y SERGIO ARAQUE GARCIA le gritaron que él
era un bandido, (…)” (negrita fuera de texto)
Casación Penal que confirmó la sentencia condenatoria de segunda instancia
fue del quince (15) de mayo de 2019 (más de 14 años después).
75
Ver párrafo 39 de la Sentencia SU-258 de 2001.
76
En el tercer párrafo del folio 5 de la acción tutela, el apoderado del señor Orozco Fontalvo señaló que
“(e)l dia 19 de junio del 2013, el honorable magistrado coronel PEDRO GABRIEL PALACIOS OSMA, se
pronuncia con un salvamento de voto [a la sentencia condenatoria del Tribunal Militar] argumentando en
sus diferencias con la sala tercera de decisión, manifestando que se debió condenar por el delito de
homicidio por exceso en la legitima defensa, imponiendo como pena principal veintiséis 26 meses de prisión
y concederle el beneficio de la condena de ejecución condicional conforme al artículo 71 de la ley 522 de
1999” (énfasis fuera de texto).
77
Ver, por ejemplo, las sentencias T-596 de 1992 (MP Ciro Angarita Barón); C-318 de 1995 (M.P. Alejandro
Martínez Caballero); T-705 de 1996 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz); T-706 de 1996 (MP Eduardo Cifuentes
Muños); T-714 de 1996 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz), y T-966 de 2000 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz), T-
881 de 2002 (MP Eduardo Montealegre Lynnet), T-126 de 2009 (MP Humberto Sierra Porto), T-479 de 2010
(MP Juan Carlos Henao Pérez) y C-143 de 2015 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).
consecuente derecho a que, en su caso, se flexibilizara el cumplimiento del
requisito de subsidiariedad.
Veamos:
78
Sobre este particular se pueden consultar los autos A-828 de 2021
79
MP Alejandro Linares Cantillo.
80
Corte Constitucional, auto 131 de 2004.
90. La regla y la excepción recién señaladas surgen de la lectura del inciso
3º del artículo 86 de la Constitución, de acuerdo con el cual la acción de tutela
“solo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa
judicial, salvo que aquella se utilice como mecanismo transitorio para evitar
un perjuicio irremediable.” Así mismo, el numeral 1º del artículo 6º del
Decreto 2591 de 1991, prevé la improcedencia de la acción de tutela cuando
el actor cuente con otros medios de defensa judiciales a través de los cuales
sus derechos puedan protegerse eficazmente.
[…]
94. Para tales efectos la Corte tuvo en cuenta: (i) que el trascendental
derecho fundamental en juego era la libertad del accionante, quien se hallaba
privado de la misma desde 2013 (ver 2 supra); y (ii) que el recurso de
revisión del caso era ineficaz. Esto último por cuanto (a) su negación por
parte de la Sala de Casación Penal era previsible con ocasión de la
interpretación inconstitucional del artículo 189 de la Ley 906 de 2004
(idénticamente reproducido por el artículo 352 de la Ley 1407 de 2010)
sostenida en la doctrina de la Sala de Casación Penal y según la cual el plazo
terminante de cinco (5) años previsto en dichas disposiciones era susceptible
de ampliación (ver 62 supra); y (b) la demora en su solución también era
previsible teniendo en cuenta que la demanda de casación cuya sentencia
motivó la tutela de la referencia tardó casi seis (6) años en resolverse,
mientras que el accionante seguía privado de su libertad.
95. Por lo expuesto, para la Sala también es claro que, sin perjuicio de que
el desacuerdo de la Sala de Casación Penal con la Sentencia SU-126 de 2022
no pueda fundar una solicitud de nulidad contra esta, para la Sala es claro que
la acción de revisión al alcance del accionante no era un mecanismo idóneo y
eficaz para la protección de sus derechos, especialmente cuando al momento
de presentar su acción de tutela el accionante se encontraba privado de la
libertad en centro de reclusión.
Conclusión
96. Por las razones expuestas en esta providencia, la Corte concluye que
Sentencia SU-126 de 2022 no vulneró el derecho al debido proceso de la Sala
de Casación Penal. Lo anterior toda vez que con dicha sentencia de la Corte
Constitucional:
III. DECISIÓN
RESUELVE