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Curso 2023-2024
Grado en Periodismo / LENGUA: EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA
TEMA 1
Introducción al conocimiento y dominio
de la norma culta del español actual
Por la misma ley, tampoco sabemos por qué hablamos como hablamos, y en nuestra vida coti-
diana no nos ponemos a dar instrucciones a nuestras palabras, sino que simplemente salen por nuestra
boca, laten en nosotros, respiran y huelen. Igual que nacemos con un código genético que organiza
nuestro organismo, las palabras almacenan también unos códigos que las desarrollan y las ensamblan.
Si un médico se dedica a averiguar por qué late el corazón, los gramáticos analizan el compor-
tamiento de los verbos, de los sustantivos, de las conjunciones… Ambos son fenómenos de la evolu-
ción humana que usamos cada día sin gobernarlos, sin ordenarles que actúen, pero cuando los estu-
diamos y tratamos de explicar su secreto funcionamiento, lo que estamos descubriendo es algo que va
más allá de lo puramente biológico o de lo meramente gramatical; lo que encontraaf abrumamos, a fin
de cuentas, son las claves de nuestra forma de vida y de nuestra manera de pensar.
El lenguaje se sirve de muchos mecanismos similares a los biológicos. Dispone de palabras que
son como plaquetas sanguíneas que acuden solas a taponar una herida, de verbos que ponen en marcha
el motor de una frase dotándola de acción, tiene artículos que engarzan sus huesos como si fueran pre-
cisamente eso, articulaciones o cartílagos. El lenguaje creó los adjetivos para darnos el aspecto que te-
nemos y se inventó los adverbios para poner matices a los actos que llevamos a cabo.
Los científicos de la medicina han averiguado por qué nos salen granos o hematomas, qué ocu-
rre en nuestro cuerpo para que esto suceda; los científicos de la palabra intenta saber por qué pronun-
ciamos una oración yuxtapuesta, qué ha pasado por nuestra cabeza para que construyamos una frase
sencilla, sin florituras verbales, o una construcción llena de petulantes adjetivos, cómo funciona el ar-
senal de prefijos y sufijos que se ha creado a lo largo del tiempo, de los siglos, para que las palabras se
amplíen y dupliquen.
Pese a estas consideraciones, quiero aclarar que este curso de lengua no está diseñado para me-
morizar la gramática sino para pensar en ella y con ella. El lenguaje no es otra cosa que pensamiento,
y conocer la estructura de nuestro lenguaje equivale a conocer cómo se estructuran nuestras razones.
La gramática trocea o disecciona lo que pensamos y nos permite averiguar lo que pasa en el alma de
quien habla. La gramática nos ayuda a ordenar la realidad.
La gramática enseña a exponer ideas, a organizarlas, pero sobre todo enseña a generarlas.
Este curso pretende hacer un repaso de aquellas leyes de la gramática que nos han de permitir
hablar y escribir mejor, es decir, pensar mejor. Se trata, pues, de eso, de un repaso en común y no de
un estudio exhaustivo que dejaremos para algún friki de la filología. Para eso tenéis en el programa del
curso una amplia bibliografía dedicada a las diversas disciplinas gramaticales: al léxico, la sintaxis, la
morfología, la semántica, la ortografía y la fonética. De cada una de ellas podríamos dar un curso es-
pecializado y aún nos faltarían horas, pero ése no es el propósito de esta asignatura.
Mi principal objetivo es compartir con vosotros una idea general de cómo se estructura el len-
guaje y cómo funciona.
Vamos pues a estudiar los músculos de nuestro corazón mental, porque conocer su mecanismo
nos servirá para obtener mayor rendimiento de él aprovechando sus sístoles y sus diástoles, y para in-
yectar sangre pura, limpia, a todos los capilares de nuestras frases.
Durante el curso también evitaré el abuso de términos filológicos y de tecnicismos lingüísticos
que sólo sirven para amedrentar al alumno y oscurecer las explicaciones. Si digo “ortología”, antes
habré pronunciado la expresión “estudio del lenguaje oral”, si hablo de variedades diastráticas del len-
guaje, antes habré dicho que se trata de fenómenos lingüísticos relacionados con el nivel sociocultural
de los hablantes, es decir, según tu cultura y tu nivel social, hablarás y escribirás con mayor o menor
propiedad.
Hablaremos de definiciones, ideas y conceptos que deben ser del dominio de toda persona ins-
truida, pero siempre con una explicación sobre su origen y su significado, de modo que la barrera léxi-
ca, terminológica, que se levanta en toda ciencia no alcance mucha altura y pueda saltarse sin dema-
siado esfuerzo.
El propósito, pues, es acabar este curso hablando y escribiendo bien y mejor que nunca, mane-
jando con soltura los conceptos gramaticales, sirviéndonos de ellos en la práctica y comprendiendo lo
que hasta ahora no habíamos entendido del todo: por qué nunca se debe acentuar el pronombre ti,
cuándo hay que escribir “aparte” junto o separado, por qué el verbo “prever” se conjuga como “ver” y
no con dos “es” como viene siendo costumbre, o por qué las repeticiones, las cacofonías o las frases-
hechas están de más en una buena redacción.
El curso de lengua que vamos a compartir se ha creado en y con las condiciones idóneas para
que surja en el alumno el amor por la lengua, la herramienta de la que se ha de valer en su profesión.
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No olvidemos que entre millones y millones de hablantes que han empleado el español en los
últimos siglos se ha conseguido esta maravillosa creación que es nuestro idioma; un fenómeno igual o
parecido al de la evolución biológica del hombre, al hecho de que millones y millones de seres huma-
nos que han poblado la tierra lograran que acabáramos caminando sobre dos pies y a que el tamaño de
nuestro cerebro nos permitiera pensar y hablar.
Son nuestros antecesores quienes han dictado las leyes y sus evoluciones, colectivamente y sin
saberlo, no los gramáticos o las academias, como los médicos no han determinado cuántos glóbulos
rojos debemos tener en la sangre o cuántas neuronas necesitamos para que el cerebro resuelva una ju-
gada de ajedrez.
Los gramáticos y los médicos se han limitado a estudiar cómo funciona el cuerpo y el idioma, a
cuidar su naturaleza sin dañarla.
Vamos entonces a conocer ese funcionamiento.
Para completar este comentario, sugerimos la lectura del siguiente artículo publicado en el dia-
rio La Vanguardia de Barcelona el 15 de febrero de 2015:
Escribir y hablar son dos acciones que últimamente están enfrentadas a las nuevas
tecnologías. En realidad, la televisión, los mensajes de texto... están influyendo en la forma
de hablar y escribir de las personas. Hablar y escribir correctamente nos ayuda a transmi-
tir lo que sentimos y opinamos. Sin embargo, el lenguaje no es el único instrumento nor-
mal de comunicación. Hoy en día, los avances en la tecnología han hecho posible la comu-
nicación a través de otros medios como son la radio, el móvil o el ordenador.
Debemos utilizar correctamente el lenguaje para comunicarnos mejor con los de-
más. Hablar y escribir correctamente demuestra respeto hacia las personas a las que nos
dirigimos; demuestra respeto por uno mismo; evita malas interpretaciones del mensaje
que queremos transmitir; demuestra tener cultura; demuestra que una persona se siente
orgullosa de sus conocimientos; consigue mayor atención por parte de las personas que
nos escuchan. Escribir y hablar bien es gratis; no hacerlo puede costar un empleo, una no-
ta baja o dejar de ser admirado por alguien. La mala escritura es un enemigo silencioso; la
gente te lee, mira el error, piensa mal de ti, pero no te dice nada. Esfuérzate por escribir y
hablar bien; no dañes tu idioma, es la raíz de tu comunicación. Es necesario hablar y es-
cribir correctamente en muchas profesiones y oficios y no hacerlo puede ser un gran obs-
táculo en el mundo laboral. Hablar y escribir bien nos hace sentir orgullosos de nosotros
mismos y hacerlo incorrectamente nos resultaría vergonzoso.
Escuchar hablar a una persona que tenga como cualidades la fluidez verbal, la elo-
cuencia, un agradable tono de voz, que lleve el ritmo y las pausas adecuadas al expresarse
es un verdadero deleite y aún más si cuenta con un gran conocimiento del tema tratado.
Este mismo impacto que tiene la buena oratoria lo tiene la escritura ante los ojos del lec-
tor. Quien haga buen uso del idioma en sus dos máximas expresiones da muestra de su
cultura, nivel intelectual y asertividad. En caso contrario si se incurre en errores de pro-
nunciación, de ortografía o mal uso de las palabras, es el más claro efecto de la falta de co-
nocimiento, educación y dedicación. Primero hay que aprender bien el propio idioma, an-
tes de hablar otro. Debemos tener cuidado con nuestro idioma al hablarlo, escribirlo, en
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tareas escolares, en trabajos, mensajes de texto, tesis, notas, etcétera. El lenguaje que utili-
zamos no solamente refleja nuestro grado de cultura y educación, sino el interés que usted
pone en lo que quiere expresar. Hacerse algunas preguntas sobre cómo debe hablar y có-
mo debe escribir es un primer paso para la corrección.
Dentro del ámbito de la comunicación humana, no hay dudas de que la expresión
oral es y ha sido siempre de gran importancia para los individuos. La pervivencia de esta
forma de comunicación por sobre otras demuestra que es entonces una de las capacidades
del hombre más importantes y útiles para la convivencia en sociedad. Mientras que a lo
largo de la historia, el ser humano contó siempre con la posibilidad de expresarse oral-
mente, no se puede decir lo mismo de otras formas y tecnologías de la comunicación que
llevan existiendo un corto tiempo en comparación.
La escritura tiene muchas funciones más allá que la de comunicar ideas y en la ac-
tualidad el acceso a la misma está relacionado con la noción de igualdad. Esto es así debi-
do a que por siglos la lectura y comprensión de textos escritos (así como también la escri-
tura misma) estuvieron reservadas a los sectores privilegiados de la sociedad. Sería recién
a mitad del siglo XIX cuando las sociedades podrían acceder en su mayoría a este tipo de
conocimiento y habilidad.
Creo que el peor enemigo de un gobierno corrupto es un pueblo culto, y que escri-
bir y hablar bien no solamente hace a las personas más cultas, sino más interesantes.
También pienso que si te gusta la ortografía, eso sugiere que sabes poner las cosas en su
lugar, que eres digno de confianza, porque quien cuida hasta la forma correcta de escribir
una palabra, sin duda sabrá respetar aspectos más importantes de la vida. Evidentemente,
nadie va a morir por no escribir o hablar bien, pero esta habilidad es un reflejo de la edu-
cación, un valor cuya ausencia se encuentra detrás de un buen número de problemas. Una
correcta expresión implica respeto hacia el interlocutor, a quien le estás hablando y a
quien diriges tu mensaje. No saber hablar y escribir bien no es malo, se puede arreglar. Lo
verdaderamente malo es que te dé igual o no quieras aprender. El título profesional es un
adorno si tu ortografía, vocabulario y comportamiento son vulgares y corrientes.
Las palabras han hecho revoluciones, puentes y caminos. Han logrado que la gente
se enamore o se odie para siempre. Por eso hay que tener cuidado al decirlas y escribirlas.
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1.2. Usos normativos del español actual: La RAE y el resto de Academias de la Lengua
Cualquier escritor o periodista que se precie de serlo ha de conocer el idioma del que se sirve
para lograr su principal objetivo: comunicarse con sus lectores o con su audiencia. En ese sentido, es
necesario tener un conocimiento de los usos considerados normativos de la lengua que emplea. Y para
ello, ha de tenerse en cuenta las recomendaciones de las Academias de la Lengua, así como otros tra-
bajos de gramáticos y especialistas en lingüística normativa.
Partimos de la idea de que ningún hablante posee un dominio completo de su propia lengua. Lo
habitual es que tenga un conocimiento parcial del idioma, que puede ir ampliando a lo largo de su vida
añadiendo nuevas palabras a su vocabulario, incrementado el saber sobre el significado preciso y los
matices significativos de las palabras que ya posee, recurriendo a estructuras gramaticales nuevas o
más complejas, etc. La responsabilidad, sin embargo, de un profesional de la escritura o de la comuni-
cación consiste en adquirir un conocimiento y un dominio lo más completo posible de la lengua que
emplea y de sus normas, es decir, alcanzar un uso correcto de la misma.
El Diccionario de la Lengua Española (en adelante DRAE) define el término correcto como
“libre de errores o defectos, conforme a las reglas”, definición en la que puede apreciarse ya un doble
componente de la corrección: uno preceptivo, de carácter absoluto —lo correcto es lo que está bien, lo
que carece de defectos—, y otro contrastivo, de carácter relativo —lo correcto es lo que se ajusta a una
determinada regla.
Para empezar hay que hacer una distinción importante entre corrección y gramaticalidad o, ex-
presando en términos negativos, entre incorrección y agramaticalidad.
Se entiende por agramaticalidad el hecho de que una secuencia no se ajuste a las reglas de
combinación sintáctica de un idioma. Por ejemplo, una oración como el vaso estaban rotas es agrama-
tical en español, porque no respeta las reglas de la concordancia, así que posiblemente ningún hablante
que tenga el español como lengua materna la usará nunca en la comunicación.
No hay agramaticalidad alguna, en cambio, en una frase como *Que salga el que lo haiga he-
cho: la palabra haiga está perfectamente formada en español (compárese con traiga, caiga), y de he-
cho coexistió durante mucho tiempo con plena validez como variante de haya. Pero por diferentes mo-
tivos, la pugna entre las dos palabras se resolvió con la preferencia de la segunda sobre la primera, de
manera que haiga acabó siendo considerada incorrecta, esto es, una expresión que no se cree idónea
dentro del español general. Sin embargo, la forma sigue estando presente en boca de muchos hablantes
de español y su uso no impide la comunicación.
Del mismo modo, si se crease una palabra como *nuclearanti resultaría agramatical en español
porque viola las reglas de formación de palabras de nuestro idioma, que exigen que el prefijo se sitúe
delante del lexema (antinuclear). Pero en el caso del adjetivo *antiedad, aplicado a una crema rejuve-
necedora o antiarrugas, se podrá hablar de incorrección y hasta tacharla de calco innecesario del in-
glés, pero se trata de una palabra que no quebranta ninguna regla de formación de palabras del espa-
ñol. El primero de los ejemplos tiene muy pocas probabilidades de aparecer y, casi con seguridad, des-
aparecería en el mismo momento en que surgiese. El éxito o el fracaso del segundo, por el contrario,
dependería de la actitud que los hablantes adopten hacia él y es posible que, si considerasen que les
resulta útil por los motivos que sea, pudiera acabar incorporándose al caudal léxico del español.
En definitiva, pues, la agramaticalidad es una ruptura del sistema lingüístico, mientras que la in-
corrección es una desviación de lo que se considera aceptable o adecuado.
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1.2.2. Lo correcto y lo aceptable. “Cuando habían más parados, tú eras el que gobernabas”)
La propiedad en gramática se define como el “significado o sentido peculiar y exacto de las vo-
ces o frases”. La impropiedad es el resultado de la falta de adecuación entre el pensamiento que el ha-
blante desea transmitir y las palabras que escoge para hacerlo. Se produce, como consecuencia de una
inadecuada selección léxica, al utilizar una palabra que no corresponde al significado con el que se usa
o que carece del matiz que se quiere expresar. Cuando alguien dice sendos golpes queriendo significar
“grandes golpes”, incurre en impropiedad, en tanto transmite un significado distinto del que desea
transmitir. Igual sucede con la expresión Me es inverosímil, cuando lo que se quiere decir es Me es
indiferente.
Naturalmente, igual que se producen cambios en la forma de las palabras, se producen altera-
ciones en el significado. Los dueños de la lengua son los hablantes, no cada uno individualmente, sino
de manera colectiva, o la lengua es una convención entre ellos, un acuerdo que, como todos los acuer-
dos, está sujeto a renegociaciones y modificaciones —e incluso a que alguien decida romperlo—. Lí-
vido significaba “amoratado” y álgido “muy frío”, pero si los hablantes de español han decidido que el
primero signifique también “pálido” y el segundo, “muy caliente”, pues habrá que aceptarlo, aun reco-
nociendo la contradicción con los anteriores significados y la ambigüedad que pueden crearos nuevos
valores. Y así lo ha hecho el diccionario, que en última instancia no es sino el libro en el que se da
cuenta del significado preciso de las palabras en un momento determinado. Pero justamente por cum-
plir esa función, digamos, «notarial», el diccionario permite el consenso para establecer la frontera en-
tre lo que es correcto y lo que no es correcto, que es lo mismo que decir entre lo que se acepta por la
mayoría y aquello a lo que aún no se le otorga validez general. Así, si alguien decide usar la palabra
libro con el significado de “banqueta”, tendrá toda la libertad de hacerlo, pero se podrá decir con plena
justicia que no está usando libro en su significado propio, esto es, en ninguna de las acepciones que
convencionalmente los hablantes de español damos a la palabra.
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La impropiedad puede deberse a causas muy diversas, pero el origen principal de la misma es-
triba en el carácter difuso e inestable que tiene el significado de las palabras. Lo habitual es que el ha-
blante común conozca solo de manera aproximada los valores y los matices significativos de una de-
terminada palabra. Lo que le puede llevar a usarla como sinónimo de otra en contextos en los que tal
sinonimia no corresponde. Por otra parte, la similitud en la forma de dos palabras hace que los signifi-
cados de ambas se atraigan y puedan llegar a confundirse, como sucede en el caso de los parónimos o
palabras que se asemejan en la forma. Un tipo particular de impropiedad es el que se produce por des-
ajuste semántico en la combinación de palabras, al complementar una de significación positiva con
otra de valor negativo o viceversa. (adolecer —tener un defecto— por carecer; hacer gala —siempre
exige un complemento positivo—por mostrar).
1.2.5. Lo correcto y lo normal. (“No se admite a más ninguno que no haiga pagado su billete”)
El DRAE da cuenta de la vinculación entre corrección y norma al definir esta como el “conjunto
de criterios lingüísticos que regulan el uso correcto”. Desde este punto de vista, la corrección está
subordinada a la norma y se considerará correcto lo que esté sometido a los criterios lingüísticos. No
queda determinado, sin embargo, de quién o de quiénes surgen estos ni cuáles son las condiciones en
las que se generan.
Ayuda más a precisar la relación entre ambos la definición, más matizada y precisa, que ofrece
el Diccionario panhispánico de dudas (DPD), según el cual norma es «el conjunto de preferencias
lingüísticas vigentes en una comunidad de hablantes, adoptadas por consenso implícito entre sus
miembros y convertidas en modelos de buen uso». La norma, pues, es una especie de acuerdo entre los
hablantes de una comunidad acerca de los hechos lingüísticos, acuerdo que se traduce en la preferencia
de unos usos frente a otros. Y preferir implica tener la posibilidad de elegir entre varias alternativas,
que se presentan como susceptibles de ser ordenadas jerárquicamente. De ese modo, entre las posibili-
dades haya y *haiga, la norma actual prefiere la primera, igual que elige somos en lugar de *semos, o
determina que el orden es ninguno más y no *más ninguno.
Como se desprende de lo que acabamos de señalar respecto a haya/*haiga, la actitud no es esta-
ble, sino que se modifica en función de criterios diversos que pueden ocasionar que la preferencia va-
ríe individual o socialmente. De esta manera, la norma, lejos de ser estática, se va modificando en con-
sonancia con los cambios o variaciones en las preferencias sociales. Estas oscilaciones se muestran
claramente en fenómenos como el de la revitalización léxica de las palabras que en un momento de-
terminado cayeron en desuso y que vuelven a ponerse en circulación, a veces con un nuevo significa-
do. Baste el ejemplo de azafata, voz que con el significado de “criada de la reina” había caído en
desuso, pero que ha recuperado su vigor a partir del significado “asistente de vuelo”, aplicado luego a
cualquier “persona que atiende al público en compañías de aviación, viajes, etc.” Y más tarde a “auxi-
liar de congresos”.
La norma está sujeta a modificaciones y lo que hoy se considera correcto ayer pudo ser juzgado
como incorrecto y ser objeto de censura. Palabras hoy completamente asentadas en nuestra lengua
como autobús, detective, explotar, planificar o tráfico, entre otras muchas, fueron en otro tiempo obje-
to de la reprobación por parte de los puristas. Precisamente lo que define la actitud purista ante la len-
gua es la oposición a cualquier cambio que pueda producirse en un estado idealmente «puro» de la
lengua, que el purista suele identificar con el estado en que se halla la lengua en el momento histórico
que le ha tocado vivir. Caracteriza al purista, por tanto, su resistencia a cualquier modificación, su re-
nuencia ante todo lo que suponga cambio, proceda este de influencias foráneas o de neologismos crea-
dos desde la propia lengua. El purista establece una regla estática, rígida e inamovible y considera re-
probable todo lo que se desvía de ella, olvidando que la lengua posee un carácter dinámico, imprescin-
dible para poder adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad. Por ello, la actitud purista re-
sulta, en definitiva, inútil, pues la lengua es esencialmente instrumento de comunicación y si la socie-
dad cambia, la lengua ha de cambiar para adaptarse a las nuevas necesidades comunicativas.
En el otro extremo de la escala se encuentra la actitud de quienes consideran que todo vale, que
cualquier innovación en lengua tiene carta de naturaleza por el hecho mismo de haber sido creada.
Frente a lo que pudiera parecer, es una actitud que va en contra de la lengua, porque en último extremo
supone una dificultad para la comunicación. Si cada hablante individual creara sus propias reglas y
marcara como barrera sus propios criterios, el intercambio de información se haría no ya difícil, sino
incluso directamente imposible, como en el ejemplo de libro que veíamos antes. Por su carácter social,
la lengua requiere la existencia de criterios compartidos, de preferencias comunes que posibiliten que
la comunicación fluya.
Ya hemos dicho que la norma no la crea el individuo, sino la colectividad en la que el individuo
se inserta. Por eso no puede estimarse meramente arbitraria o caprichosa, esto es, no sujeta a criterio
alguno. Al contrario, la norma puede caracterizarse como convencional, pues en su establecimiento
interviene siempre algún criterio para determinar la prevalencia de una forma sobre otra. Los criterios
pueden ser diversos, desde la frecuencia de uso hasta el origen etimológico, pasando por la simple pre-
ferencia social o cualquier otro. Además, los criterios pueden considerarse más o menos acertados, lo
que implica que sean a menudo discutibles y hasta no aceptados por los hablantes. Pero la norma
siempre es creación social.
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1.2.6. Lo correcto y lo usual. (“Me enerva pensar que mi adversario está en el punto álgido”).
La norma establece, como hemos repetido, las preferencias de unos elementos lingüísticos sobre
otros dentro de una comunidad de habla. Uno de los criterios fundamentales para establecer la norma
de una comunidad, aunque no el único, reside en la frecuencia de uso, de manera que suele considerar-
se dentro de la norma antes lo frecuente que lo infrecuente o lo raro.
Ahora bien, cuando queda asentada en los tratados normativos, los diccionarios, las gramáticas
o las ortografías, lo habitual es que progresivamente vayan produciéndose desajustes entre la norma,
estática y anclada en un tiempo pretérito, y el uso, dinámico y en evolución permanente. Baste citar
algunos ejemplos actuales de este desajuste, que se genera en cualquier nivel de la lengua: la norma
prescribe la acentuación de las mayúsculas, pero a menudo se encuentran sin acentuar; lo corriente es
formar el plural esquís, tabús, cuando lo propio de la norma culta sería la terminación -íes, -úes, y ca-
bría preguntarse hasta qué punto son seguidas las propuestas normativas de adaptación de extranjeris-
mos como whisky, jazz o zoom.
En última instancia, las discrepancias entre norma y uso se resuelven siempre a favor de este úl-
timo, pese a los gramáticos, puristas y estilistas. El uso es el que acaba imponiendo la norma de lo que
se considera válido, recto, aceptable o apropiado, como ha quedado ejemplificado en los párrafos ante-
riores. Los temas siguientes se ocupan precisamente de ese punto en el que los usos sociales y la nor-
ma divergen. Es muy posible que muchas de las observaciones que se hagan en este curso acerca de lo
que se considera fuera de la norma tengan que ser corregidas o rectificadas en el futuro. No sería nada
extraño y tampoco debe ser ningún motivo de preocupación, pues lo natural es que la norma evolucio-
ne. Pero lo cierto es que la norma de hoy es la que es y su conocimiento constituye una prerrogativa
del hablante, incluso en el caso de que decida no seguirla.
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CUESTIONES LÉXICO-SEMÁNTICAS
TEMA 2
El vocabulario del periodista
Este tema está dedicado a repasar algunos aspectos que tienen que ver con la corrección y la
norma en los planos léxico y semántico. Hay que tener presente que estos niveles lingüísticos están
más sujetos a modificaciones y cambios. Las palabras deben adaptarse a una realidad siempre cam-
biante, por lo que, a medida que esta se transforma, han de ir cambiando también los términos y las
voces con que nos referimos a ella, dando lugar a los procesos de mortandad léxica y creación de las
palabras, de arcaísmos y neologismos. Y otro tanto ocurre en el plano semántico, ámbito en el que los
cambios se producen de manera ininterrumpida, tanto como consecuencia de las extensiones o reduc-
ciones en el significado que origina el uso de las palabras, como por la dificultad que ofrece para la
mayoría de los hablantes delimitar de forma precisa el límite significativo de muchas palabras.
Esta variabilidad no implica, claro está, que en el plano léxico-semántico se carezca de norma o
que esta sea totalmente voluble. El propio diccionario sirve como notario sancionador de unos usos
frente a otros y, aunque no haya que tomar su contenido en términos absolutos —en el sentido de que
solo está bien dicho lo que aparece en él—, lo cierto es que los hablantes de español tendemos a otor-
garle ese valor normativo de referencia común y guía de los usos lingüísticos. Esta consideración per-
mite distinguir los usos que están plenamente consagrados y aceptados por todos de otros que son más
inestables y sobre los que el consenso es menor. Lo que vamos a tratar en este tema son precisamente
esos usos que se apartan de lo que está asentado, tomando la norma académica y el diccionario como
criterios.
Los vulgarismos se pueden producir en cualquiera de los niveles lingüísticos: hay vulgarismos
gráficos (faltas de ortografía), vulgarismos morfológicos, vulgarismos sintácticos, vulgarismos léxicos
y vulgarismos semánticos. En este tema nos centraremos en estos últimos, pero podemos resumir aho-
ra algunos de los demás casos y que constituyen fenómenos repudiados en la mayor parte del territorio
hispanohablante.
En el plano fónico se consideran vulgares fenómenos como los siguientes:
• El desplazamiento del acento en la palabra: *ávaro (avaro), *méndigo (mendigo), *intérvalo
(intervalo), *páis (país), *máiz (maíz).
• El cambio de timbre vocálico: *lantejas (lentejas), *melitar (militar), *medecina (medicina),
*escuro (oscuro), *redículo (ridículo), *rial (real), *tiatro (teatro), *nusotros (nosotros).
• La sustitución de sonidos consonánticos: *gabina (cabina), *agüelo (abuelo), *abuja (aguja),
*gomitar (vomitar), *jamilia (familia), *ajuera (fuera), *esparda (espalda), *armendras (almendras),
*celebro (cerebro).
• La adición de sonidos: *asín (así), *muncho (mucho), *aluego (luego), *amoto (moto),
*
arradio (radio), *trompezar (tropezar), *riyendo (riendo), *el taxis (el taxi).
• Las supresión de sonidos: *pograma (programa), *dotor (doctor), *caráter (carácter),
*ginasia (gimnasia), *pos (pues), *deo (dedo), *depué (después), *padastro (padrastro).
• La alteración del orden de los sonidos que conforman la palabra: *axfisia (asfixia), *probe
(pobre), *siéntesen (siéntense), *naide (nadie).
• Las faltas de ortografía: *avalanzarse (abalanzarse), *mal estar (malestar), *imágen (ima-
gen), *DIRECCION (DIRECCIÓN).
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Dentro del plano léxico-semántico, los vulgarismos tienen que ver con el empleo de términos
que no se adecuan a las circunstancias o el contexto en que se produce el enunciado. Se consideran
también vulgarismos algunas impropiedades léxico-semánticas como las que veremos en el apartado
que aparece a continuación.
2.1.1. Impropiedades
Al establecer las relaciones entre corrección y propiedad, definimos la impropiedad como la fal-
ta de adecuación interna entre el pensamiento que el hablante desea transmitir y las palabras que esco-
ge para hacerlo. Se produce como consecuencia de una inadecuada selección léxica, al utilizar una pa-
labra que no corresponde al significado con el que se usa o que carece del matiz que se quiere expre-
sar.
Vamos a centrarnos ahora en señalar una serie de palabras que con frecuencia se usan con des-
viaciones respecto al significado que les corresponde. Para la exposición, dividiremos en tres grupos
estos vocablos: un primer listado, que recoge impropiedades de carácter general; el segundo, en el que
la impropiedad se debe a un desajuste entre el significado de la palabra y el complemento que la
acompaña; y un tercer grupo, que incluye los errores que se deben a las interferencias en el significado
de palabras que se parecen en la forma.
• abolición
Consiste en el acto legal de dejar sin vigencia una ley o una costumbre. Dado ese carácter de ac-
to legal, tiene un significado más restringido que los términos generales supresión o prohibición, por
lo que no en todos los casos puede utilizarse como sinónimo de estos.
• abrumador
Tiene un significado originariamente negativo: ‘que agobia por el peso’, ‘que preocupa’, ‘que
cansa’; como consecuencia de ello, ha adquirido el valor de ‘que produce asombro o admiración. Es
un adjetivo que se usa hoy en exceso y habitualmente referido a sustantivos de carácter positivo (éxito
abrumador, victoria abrumadora, respaldo abrumador); debe evitarse como sinónimo de grande, ma-
sivo.
• aforo
Es el número máximo de personas que admite un establecimiento público o un recinto. No
equivale, por tanto, al ‘número de asistentes a un acto´.
• agnóstico
No equivale a ateo. El ateo es el que no cree en la existencia de Dios; el agnóstico es aquel que
solo cree en lo que se puede demostrar por la razón, por lo que admitirá la existencia de Dios o no en
la medida en que esta se pueda demostrar. Con la expresión no creyente se alude tanto al ateo como al
agnóstico.
• ajusticiar
No significa asesinar, sino ‘dar muerte a un reo condenado a ella’. No se puede, pues, ajusticiar
a alguien que no haya sido previamente juzgado y condenado a la pena capital. Ajusticiar equivale a
‘aplicar justicia’, aunque bajo esa palabra se hayan ejecutado a muchos inocentes.
• alocución
Es un ‘discurso breve dirigido por un superior a sus inferiores, a sus secuaces’. No debe em-
plearse como sinónimo de discurso, sermón, etc.
• arrojar
Referido a un documento o a un dato, puede usarse con el valor de ‘presentar una consecuencia
o un resultado’. Se usa indebidamente, sin embargo, cuando se utiliza como sinónimo de ocasionar,
producir, causar.
• asumir
Significa ‘atraer a sí’, ‘hacerse cargo, responsabilizarse, aceptar’. No es sinónimo de suponer.
• balance
No equivale a resultado, saldo o total. Balance es el estudio comparativo de las circunstancias o
factores que intervienen en un proceso para tratar de prever su evolución, para averiguar el estado de
un negocio.
• barajar
Significa ‘considerar varias posibilidades’, por lo que el complemento ha de ser plural. A me-
nudo se emplea en lugar de estudiar, analizar, considerar, proponer…
• bifurcarse
Es ‘dividirse en dos caminos’. No debe utilizarse para indicar una división en más brazos o ra-
males.
• coger
No debe usarse con el significado de caber.
• climatología
Es la ‘ciencia que estudia el clima’ y el ‘conjunto de las condiciones propias de un de-
terminado clima’. No es correcto, por tanto, usarlo como equivalente de ‘clima’ o de ‘tiempo
atmosférico’.
• comentar
No es sinónimo de indicar, señalar o decir. Implica un desarrollo de la información, es decir,
ofrecer una explicación detallada de algo.
• contabilizar
No sustituye en todos los casos a contar, sumar o producirse. El significado es ‘apuntar una
cantidad en un libro de cuentas’.
• corroborar
Significa ‘dar mayor fuerza a un argumento u opinión mediante nuevos razonamientos o nuevos
datos’, por lo que no debe usarse como sinónimo de ratificar o confirmar.
• cruento
Equivale a sangriento, es decir, ‘que echa sangre: No debe usarse como sinónimo de cruel.
• cuestionar
No debe usarse como equivalente de preguntar, pues su significado es ‘controvertir algún asun-
to proponiendo pruebas o argumentos de una y otra parte’ o bien ‘poner en duda lo
afirmado por alguien’.
• deflagración
Se emplea en el lenguaje periodístico como sinónimo de explosión. Pero su significado propio
es el de ‘acción y efecto de arder súbitamente con llama y sin explosión’.
• dejar
No cuenta entre sus numerosas acepciones con la de ‘causar, ocasionar’, que aparece con fre-
cuencia en el lenguaje periodístico para referirse a hechos luctuosos que producen desgracias.
• deleznable
Significa ‘despreciable por su poco valor’, ‘que dura poco’ o ‘que se rompe con facilidad’. No
es apropiado usarlo como sinónimo de detestable, despreciable.
• desconvocar
Es ‘anular una convocatoria’ así que solo puede desconvocarse un acto cuando ha sido previa-
mente convocado. No es correcto usarlo con el sentido de interrumpir, suspender algo que ya se haya
iniciado.
• detentar
Significa ‘retener y ejercer ilegítimamente el poder’, por lo que no es correcto emplearlo como
sinónimo de ocupar, ejercer o desempeñar un cargo.
• dilema
Es la duda o disyuntiva que se produce al elegir entre dos opciones. No se debe usar cuando no
hay opciones entre las que elegir, ni cuando las posibilidades entre las que se duda son más de dos.
• ejecutar
Tiene el significado, entre otros, de ‘ajusticiar, dar muerte al reo’. Implica, por tanto, el requisito
de haber seguido algún tipo de proceso judicial. No es correcto aplicarlo a situaciones en las que falta
ese requisito.
• emergencia
Por influencia del inglés ha adquirido el significado que tradicionalmente correspondía a urgen-
cia, pero no son sinónimos. Una emergencia es el ‘suceso, accidente que sobreviene’ o la ‘situación de
peligro o desastre que requiere una acción inmediata’; una urgencia es cualquier ‘caso urgente’ y tam-
bién la ‘necesidad o falta apremiante de lo que es menester para algún negocio’.
• enclave
No es sinónimo de lugar o territorio sin más, sino que se aplica a aquel territorio que se halla
incluido en otro de diferentes características geográficas, políticas, económicas, etc. Es el caso de Gi-
braltar o Rincón de Ademuz.
• endosar
Se define como ‘trasladar a alguien una carga, trabajo o cosa no apetecible’. No se debe usar en
el sentido de propinar, encajar, valor que adquiere a menudo en el lenguaje deportivo.
• envergadura
Es la ‘distancia de los brazos humanos cuando están extendidos en cruz’, o, en sentido figurado,
‘importancia, amplitud, alcance’. No equivale a corpulencia o gran estatura.
• escuchar
No significa simplemente ‘oír’, sino ‘prestar atención a lo que se oye’.
• exento
No es sinónimo de carente, desprovisto o falto. Su significado es ‘libre, desembarazado de una
ocupación’ (queda exento de responsabilidades’) y también ‘aislado, independiente’ (una columna
exenta).
• exiguo
No significa simplemente ‘pequeño’, sino que lleva el valor añadido de ‘insuficiente’.
• favoritismo
Es un comportamiento negativo que se produce cuando, entre varios candidatos, se tiene en
cuenta más el favor a uno de ellos que sus méritos. No debe usarse, por tanto, con el significado neutro
de ‘considerar favorito a alguien’.
• humanitario
Se aplica a aquello que se refiere al bien del género humano y, en particular, a lo que tiene como
fin aliviar los efectos que las guerras y catástrofes producen en las personas. Así se puede hablar de
ayuda humanitaria, sentimiento humanitario, labor humanitaria, etc., pero resulta inapropiado hablar
de drama humanitario, catástrofe humanitaria, crisis humanitaria… No se debe confundir humanita-
rio con humano.
• inaudito
Significa literalmente ‘no oído’ y también ‘monstruoso, extremadamente vituperable’. No es si-
nónimo, por tanto, de insólito.
• imberbe
No equivale a barbilampiño (varón adulto que no tiene barba o le crece muy escasamente). El
imberbe carece de barba, pero no cabe la opción de tenerla escasa o rala).
• identificar
Consiste en ‘reconocer si una persona o cosa es la misma que se supone que se busca’. Por tan-
to, no equivale a descubrir o encontrar, ya que para poder identificar es preciso haber hallado.
• incidente
Es una ‘riña, disputa o pelea’. No debe usarse como sinónimo de suceso, problema, avería o ac-
cidente.
• interceptar
Se aplica a objetos, no a personas: la policía pude interceptar vehículos, carreteras, mercancías,
etc., el portero puede interceptar el balón, el controlador aéreo intercepta una señal.
• inmiscuirse
Equivale a entremeterse, meterse en asuntos cuando no hay razón o autoridad para ello. No sig-
nifica incluir
• justiciero
No significa ‘justo’, sino ‘que observa y hace cumplir la justicia’. Es un adjetivo que debe apli-
carse a personas, no a cosas.
• obsoleto
No es sinónimo de antiguo, sino de anticuado. Las cintas de casete pueden resultar objetos anti-
cuados y hasta obsoletos para algunos, aunque no sean demasiado antiguos.
• oscilar
No significa ‘aproximarse a una determinada cantidad’ ni ‘girar’, sino ‘efectuar movimientos de
vaivén, como un péndulo’ y ‘crecer y disminuir alternativamente’.
• panfleto
No equivale a folleto. Un panfleto es un ‘libelo difamatorio’, por lo general de carácter ofensivo.
Un folleto es simplemente una publicación no periódica de reducido número de hojas.
• perecer
No es sinónimo perfecto de morir; se utiliza para expresar un proceso generalmente breve y vio-
lento que desemboca en una muerte repentina. Se perece en un incendio, en una inundación, en un tu-
multo, como consecuencia de una enfermedad fulminante, etc.
• permisividad
Añade a la idea de tolerancia el matiz de ‘excesivo’. Por lo tanto, no debe ser considero un tér-
mino sinónimo en todos los casos.
• pirómano
No equivale a incendiario. La piromanía es una enfermedad, una tendencia patológica a provo-
car incendios y el que la padece es el pirómano. Si no hay patología, al que provoca un incendio se le
ha de denominar simplemente incendiario.
• presunto
Difiere de supuesto. En el lenguaje judicial, el adjetivo presunto se aplica al que se supone que
ha cometido un delito mientras está abierta la causa judicial y hasta que se emite el fallo. Si no hay
causa judicial, no se puede hablar de presunto, sino de supuesto, y una vez terminada la causa, ya no
se debe seguir aplicando el adjetivo.
• recolectar
Tiene el significado de ‘juntar personas o cosas dispersas’. No equivale a recoger, salvo cuando
los elementos acopiados estaban diseminados.
• recopilar
Se define como ‘juntar en compendio, recoger o unir diversas cosas, especialmente escritos lite-
rarios’. Es incorrecto su empleo cuando lo que se recoge es un solo objeto o cuando no se realiza nin-
gún compendio de lo recogido; en estos casos debe usarse recoger, juntar u otros similares..
• reticente
No es sinónimo de reacio, remiso o terco. Se aplica al que no dice todo sobre un asunto, dando
a entender con malicia que oculta algo que debiera o pudiera decirse; por ello mismo, también se apli-
ca al que se muestra ‘reservado o desconfiado’. Reacio es el que se resiste a hacer algo y es remiso el
poco diligente o poco determinado en hacer algo
• rutinario
Es aquello que ‘se hace o se practica por rutina’, es decir, sin reflexión y por mera práctica, por
lo que tiene un valor negativo. No debe usarse como sinónimo de habitual, ordinario o de trámite,
como podemos encontrar en ejemplos como estos: trámite rutinario, vuelo rutinario, informe rutina-
rio, control rutinario, reconocimiento rutinario, etc..
• saga
Es un `relato novelesco que cuenta las vicisitudes de dos o más generaciones de familias’. Se
usa indebidamente como sinónimo de familia, dinastía familiar, etc.
• singladura
No equivale a recorrido, trayecto o travesía; designa la ‘distancia recorrida por una nave en 24
horas’.
• acarrear
En un sentido metafórico significa ‘ocasionar daños o desgracias’, por lo que el complemento
ha de ser algo que se considere negativo o desafortunado. Resulta contradictorio, por tanto, que el
complemento sea de carácter positivo.
• adolecer
Se utiliza indebidamente con el valor de ‘carecer’ de algo, pero adolecer significa ‘tener o pade-
cer algún defecto’, por lo que sólo admite combinación con elementos que supongan tacha o carencia
de algo (adolecía de prudencia en sus juicios). Si afirmo: Juan adolece de de bondad estoy diciendo
que Juan es demasiado bueno (ese es su defecto). Si, por el contrario, afirmo que Juan carece de bon-
dad estoy confirmando que Juan es mala persona. No es correcto, pues, el uso de asolecer en casos
como:
• atesorar
Como derivado de tesoro, tiene un significado positivo, por lo que no admite complementos
metafóricos que se sientan como negativos o desfavorables:
• celebrar
Cuando equivale a ‘realizar una reunión, un espectáculo, un partido, etc.’ puede tener un signifi-
cado neutro: se celebra un juicio, una asamblea, una reunión. No obstante, cuando significa ‘festejar
una fecha o un acontecimiento’ y ‘alabar o aplaudir algo’ no debe combinarse con complementos que
impliquen hechos o actitudes negativas. En tales casos conviene usar verbos como conmemorar:
• cerúleo
Este adjetivo hace referencia a un color, pero no al blanco o al amarillo, los colores de la cera,
palabra que no está emparentada con la que nos ocupa. Alguien que de repente empalidece no adquie-
re un color cerúleo, porque esta palabra significa ‘del color del cielo, azul celeste’ y tiene un uso bas-
tante limitado.
• cesar
Nadie puede cesar ni dimitir a otra persona; es uno mismo quien cesa o quien dimite de algún
cargo o puesto. Cuando es otra persona quien aparta a alguien de un cargo o un puesto deben emplear-
se verbos como destituir, expulsar, despedir, relevar, echar…
• confrontación
A pesar del uso que se está extendiendo en nuestra lengua, confrontar no significa ‘enfrenta-
miento, discusión, lucha’. Confrontación es la acción y el resultado de ‘cotejar, comprobar, contras-
tar’.
• culpable
Tiene un marcado carácter negativo, por lo que el complemento debe tener aspectos que se per-
ciban como perjudiciales, dañinos o negativos. Se emplea a veces con carácter irónico.
• entrenar
Solo entrenan los entrenadores. En el caso de que, como suele ser normal, otra persona, un pre-
parador físico, nos entrene a nosotros o a cualquier otro deportista, deberemos emplear la forma pro-
nominal: entrenarme, entrenarse.
• erigir
Significa ‘fundar o instituir algo’ y ‘dar a alguien o algo un carácter o una categoría superior a la
que tenía’. No es correcto utilizarlo en el sentido simple de edificar o construir.
• esperar
Se aplica cuando se espera que vaya a suceder algo favorable, por lo que resulta contradictorio
con complementos que signifiquen sucesos funestos, aciagos o adversos.
• explosionar
Explosionar significa ‘hacer explotar, provocar la explosión’, por lo tanto, es la policía, los gru-
pos artificieros, quienes explosionan, provocan la explosión, para evitar males mayores.
• facción
En sentido colectivo tiene el sentido peyorativo de grupo que actúa o tiene intenciones perver-
sas. No es correcto emplearlo como sinónimo de grupo, sector, etc..
• hacer gala
Es demostrar una cualidad o un comportamiento preciándose de ello. El significado de gala exi-
ge como complemento que lo que se considera motivo de gala sea algo favorable (hacer gala de las
virtudes propias, de buena educación, de buen gusto, de buen humor, de sabiduría, etc.). No obstante,
se está extendiendo su uso como simple equivalente a mostrar.
• incurrir
Significa ‘caer en una falta’, por lo que el complemento debe tener el significado negativo de la
falta cometida.
• lívido
Como en el caso de cerúleo, se suele confundir con la tonalidad de este color: pálido, blanco.
En realidad, lívido significa ‘morado, cárdeno, amoratado’ y se usa sobre todo para hacer referencia al
color que el frío intenso produce en la piel o el tono que adquiere el rostro cuando una persona no
puede respirar o está a punto de ahogarse.
• nominar
Es un verbo contaminado por el inglés to nominate que, en esa lengua, significa ‘proponer, de-
signar, seleccionar’. En español sólo tiene una definición: ‘poner nombre’.
• proclive
Quiere decir ‘inclinado o propenso a algo, especialmente a lo malo’. No obstante, se usa con
mucha frecuencia con complemento de carácter positivo.
• proferir
Significa simplemente ‘pronunciar’ pero se emplea indebidamente con el significado de pro-
clamar. Se usa por lo general en combinación con elementos negativos: proferir amenazas, insultos,
gritos, etc.
• tachar
Al igual que tildar, solo admite combinación con elementos que se consideran defectos o que se
sienten como negativos:
Algunas impropiedades en los usos de las palabras se producen como consecuencias de la seme-
janza en la forma que presentan dos palabras. Esta similitud formal recibe el nombre de paronimia y
son parónimas las dos palabras que se asemejan formalmente.
• abstraerse y sustraerse
Alguien se abstrae cuando aparta la atención de lo que le rodea para concentrarse en lo que se
tiene en el pensamiento; sustraerse, por el contrario, significa ‘separarse de lo que es una obligación o
un compromiso’. En ocasiones se confunde el primero con el segundo.
• abertura y apertura
Son frecuentes las confusiones entre estos dos términos. Una abertura, derivado de abrir, es una
‘grieta, hendidura o agujero’; la apertura es la ‘acción de abrir’, ‘el acto de inaugurar un proceso pú-
blico’ o ‘la disposición favorable a la innovación’. Una camisa puede tener una abertura, un juez ini-
cia un juicio con la apertura del mismo.
• accesible y asequible
Accesible es aquello a lo que se puede acceder con facilidad, bien porque tiene fácil acceso, bien
porque es de trato llano o fácil, bien porque se puede comprender fácilmente. En cambio, asequible se
aplica a aquello ‘que puede conseguirse o alcanzable’. Una casa será accesible, si tiene fácil entrada, y
asequible si se dispone de suficiente dinero para poder comprarla. Un libro es accesible si su conteni-
do se comprende con facilidad. Una persona importante de trato sencillo será accesible, pero no es co-
rrecto decir que sea asequible.
• acervo y acerbo
Acervo es un sustantivo que significa ‘conjunto de bienes acumulados en una tradición o en una
cultura’ o ‘montón de cosas menudas’. Acerbo es un adjetivo que significa ‘áspero, cruel, riguroso’.
• aptitud y actitud
La aptitud es la ‘capacidad’ para poder realizar algo; la actitud es la ‘disposición mental’ para
hacer algo.
• asolado y desolado
Asolado se emplea erróneamente con el significado de ‘lleno de dolor, pena o tristeza’, signifi-
cado que corresponde a desolado. El significado del primer término es ‘destruido’.
• bianual y bienal
Bienal es lo que sucede cada dos años; bianual es lo que tiene lugar con una frecuencia de dos
veces al año. La muestra de cine de Venecia, que se celebra cada dos años, recibe el nombre de la bie-
nal de Venecia. La revisión de algunos vehículos se realiza cada seis meses, es decir, bianualmente.
• bimensual y bimestral
Bimensual es lo que sucede dos veces al mes; bimestral es lo que acontece cada dos meses.
• calificar y clasificar
Calificar es ‘expresar un juicio sobre las cualidades o circunstancias de alguien’ o ‘juzgar el
grado de suficiencia de los conocimientos demostrados por un alumno’. Clasificar es ‘distribuir en
clases’ y ‘obtener un determinado puesto en una competición’.
• concitar y suscitar
Se utiliza inadecuadamente concitar como sinónimo de suscitar. Concitar significa ‘reunir,
congregar’, además de ‘instigar a alguien contra otra persona’ y ‘excitar inquietudes y sediciones en el
‘ánimo de los demás’. Suscitar es ‘levantar, promover’.
• especia y especie
Especia es el ‘condimento alimentario’; especie tiene, entre otros significados, el de ‘conjunto
de cosas semejantes entre sí’.
• espirar y expirar
Espirar es ‘respirar, expulsar aire’; expirar significa, sencillamente, ‘morir’.
• espulgar y expurgar
Cuando nos espulgamos, nos ‘quitamos las pulgas’; también, figuradamente, ‘examinamos con
atención, rebuscamos’. Expurgar significa ‘purificar, limpiar los pecados’.
• hojear y ojear
Hojear es ‘pasar las hojas de un libro leyendo deprisa algunos pasajes’; ojear es ‘lanzar ojeadas
a algo’. No obstante, ambos términos coinciden en el significado de ‘leer superficialmente un texto’.
• inerme e inerte
Inerme equivale a ‘indefenso’; inerte es ‘sin vida, muerto’. Salvo en biología, donde se aplica a
las plantas que carecen de espinas u otras defensas, inerme solo debe aplicarse a los elementos que
tengan la capacidad de portar armas o defenderse (personas, organismos, etc.).
• infectado e infestado
Infectado se dice del organismo o la parte de él que padece una infección causada por micro-
bios; infestado se aplica a los seres vivos o los lugares cuando se encuentran repletos de parásitos u
otros seres molestos o nocivos. El mar puede estar infestado de tiburones, el cuero cabelludo infestado
de piojos; un barrio infestado de drogas; una herida está infectada, un animal puede resultar infectado
por una enfermedad, un ordenador con virus está infectado.
• infringir e infligir
Se infringe una ley o una norma cuando se quebranta o no se cumple; infligir es ‘casuar daño’ o
‘imponer un castigo’.
• ingerir e injerirse
Ingerir es ‘tomar alimento’; injerir significa ‘meter una cosa en otra’ e injerirse ‘entremeterse’.
• mortandad y mortalidad
Con mortandad nos referimos a una ‘gran cantidad de muertos causados por epidemia, cata-
clismo, peste o guerra’. La mortalidad es la tasa de muertes que se produce en un territorio en un
tiempo determinado; se trata de un valor estadístico y puede usarse en general o relacionada con una
causa determinada.
• mayoritariamente y mayormente
Mayoritariamente significa ‘por mayoría’; mayormente quiere decir ‘principalmente, especial-
mente’.
• perjuicio y prejuicio
Perjuicio es el daño o menoscabo que ocasiona algo; prejuicio es el juicio previo, la opinión
desfavorable con que se juzga algo que se conoce mal.
• prescribir y proscribir
Prescribir significa ‘ordenar’, ‘recelar’ y ‘extinguirse por el transcurso del tiempo una obliga-
ción, una deuda, un delito, etc.’ Proscribir es ‘expulsar a alguien de un territorio’ o ‘prohibir una cos-
tumbre’. No deben confundirse tampoco los adjetivos derivados: prescrito y proscrito.
• previsto y provisto
Previsto es el participio del verbo prever, que significa ‘conocer por indicios lo que ha de suce-
der’ y ‘preparar con antelación’; provisto viene de proveer, ‘dotar de medios o alimentos’. Lo previsto
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es lo que ha sido pensado con antelación y preparado; lo provisto es lo dispuesto. A menudo se con-
funden los verbos prever y proveer. *Preveer es una forma mixta que no existe y *preveyendo una
aberración lingüística que, desgraciadamente, se emplea con demasiada frecuencia.
• rebelar y revelar
Revelar deriva de velo y significa ‘descubrir lo que estaba oculto’; rebelar quiere decir ‘suble-
var u oponer resistencia’.
• reverter y revertir
Reverter se aplica a las cosas cuando rebosan o se salen de sus límites. Revertir una cosa es vol-
verla al estado que tuvo o también llegar a parar en otra.
• señalizar y señalar
Señalizar es colocar señales en las vías de comunicaciones’; señalar es ‘marcar, indicar’.
Igual que sucede con los objetos materiales y otros productos, como resultado del contacto entre
sociedades que utilizan lenguas diferentes se producen a menudo influencias y trasvases de una lengua
a otra, un fenómeno que ha sido constante a lo largo de la historia. Estos cambios se conocen con los
nombres de préstamo lingüístico y extranjerismo. Préstamo es la voz más amplia y abarcadora, y se
refiere no solo a la incorporación de palabras (préstamo léxico), sino también a los casos en los que lo
que se incorpora es solo el significado (préstamo semántico o calco semántico), así como a las in-
fluencias de una lengua sobre otra en el plano gramatical (préstamo gramatical). El nombre de ex-
tranjerismo se reserva para el préstamo léxico cuando la voz foránea se toma con la misma forma y
pronunciación que en la lengua original o con una mínima adaptación fonética. Por otra parte, cuando
lo que se incorpora no es una palabra individual, sino un grupo de palabras lo aconsejable es que se
traduzcan al idioma receptor (prime time > horario estelar), creándose así lo que se conoce como cal-
cos semánticos.
Con la llegada de un extranjerismo a una lengua puede suceder que el término nuevo no supon-
ga el desplazamiento de ninguna palabra existente en la lengua receptora o que desplace a otra ya exis-
tente. Cuando se da el primer caso, el préstamo se convierte en un procedimiento enriquecedor, ya que
el neologismo sirve para expresar nuevos conceptos o para designar realidades nuevas. La incorpora-
ción de voces como robot, apartheid, ayatolá o ayatola, barman, bonsái, chándal, chat, clip, complot,
kamikaze, láser, módem, set, etc. ha servido para incorporar conceptos nuevos al español, igual que en
su momento lo hicieron términos procedentes de lenguas europeas, como jardín, manjar, novela, sone-
to, guerra, orgullo, o de lenguas americanas, cacique, tomate, huracán o tabaco, sin olvidar las apor-
taciones del árabe como azúcar, azul o alcoba. Hay práctica unanimidad en considerar útil y necesario
este tipo de préstamos.
Más discutido ha sido siempre, desde el punto de vista normativo, el caso de los extranjerismos
que entran en competencia con voces ya existentes en la lengua receptora, sobre todo cuando la voz
foránea no añade ningún matiz nuevo a la palabra autóctona: ¿por qué usar interview si disponemos de
entrevista?, ¿qué añade hall que no tuviera vestíbulo? La actitud más general ante este tipo de térmi-
nos ha sido la de rechazarlos por innecesarios, teniendo en cuenta además que en su adopción subya-
cen a menudo actitudes esnobistas, despectivas o simplemente poco reflexivas.
En cuanto a los préstamos semánticos y gramaticales, actúan a menudo de manera más sutil, por
lo que no son tan fácilmente detectables como los extranjerismos. Los préstamos semánticos se produ-
cen cuando, por influencia de una palabra extranjera, se incorpora a una palabra existente en español
un significado del que carecía.
2.2.1. Extranjerismos
Hay que diferenciar entre los que se consideran necesarios y los que resultan prescindibles. En
el primer grupo están todos aquellos para los que no resulta fácil encontrar una voz o un giro equiva-
lentes en español, así como los muy extendidos. En estos casos, se proponen las siguientes soluciones:
• Conservarlos con la grafía originaria: blues, crescendo, sheriff, tory. Al escribirlos, deben po-
nerse en cursiva o con algún otro tipo de marca que señale su carácter de voz foránea.
• Adaptarlos a la fonética y la ortografía españolas, ya sea simplificando la grafía original, ya
marcando mediante la tilde la pronunciación que les corresponde: chalé, ragú, crupier, esquí, máster.
En la escritura estas voces adaptadas no precisan de ninguna marca especial. En cuanto a la acentua-
ción de los extranjerismos, los no adaptados no se ajustan a las normas de acentuación del español:
marketing, hardware. El resto, incluidos los nombres propios, debe llevar tilde o no según las normas
generales: béisbol, cáterin, cupé, escáner, escay, eslogan, Úlster, Taiwán, Dubai. (Para el plural de los
extranjerismos, ver Tema 6.1.)
Se enumeran a continuación algunas propuestas gráficas para adaptar al español los extranje-
rismos:
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El préstamo semántico resulta más difícil de detectar, como hemos señalado, debido a que actúa
sobre una palabra ya existente en español, que por influencia del término extranjero añade valores
nuevos. Este tipo de influencias se debe a menudo a las traducciones apresuradas o poco cuidadosas.
• Conferencia, con el sentido de ‘reunión de personas’ se refería solo al encuentro de represen-
tantes de Gobiernos o de instituciones (la conferencia episcopal, conferencia interministerial), hoy se
aplica a cualquier congreso.
• Contemplar, por influencia del inglés to contemplate, ha incrementado su uso con el valor de
‘considerar’, significado que ya tenía la palabra en español, pero era poco frecuente: El gobierno con-
templa la posibilidad de incrementar las cargas fiscales (correcto: considera, estudia, prevé).
• Cualquier significa ‘uno indeterminado, sea el que sea pero se emplea con el significado de
‘todo’ por influencia del inglés: El acusado negó *cualquier relación con los hechos (correcto: toda).
• Discusiones se usa como ‘conversaciones’. Es una acepción no recomendada, pues puede crear
ambigüedad: Las partes acordaron proseguir las *discusiones a partir del próximo lunes (correcto:
las negociaciones, las conversaciones).
• Doméstico se emplea con el significado de ‘nacional’ para referirse a los vuelos de avión cuyo
destino es el propio país (ing. Domestic fly). Es un uso no admitido; se debe sustituir por vuelo nacio-
nal.
• Envolver (ing. to involve) se usa en lugar de rodear en expresiones como las circunstancias
que envuelven el caso, las incidencias que envuelven el campeonato. La acepción ya está admitida.
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• Evento significaba en español ‘eventualidad, hecho imprevisto, suceso’; por influencia del in-
glés event (‘cosa que sucede’), en español se usa como ‘acaecimiento, hecho que sucede’, acepción ya
admitida: Durante todo el año se programan eventos deportivos.
• Exclusivo ha adquirido los valores de ‘selecto’, ‘elegante’, que no le corresponden. En español
exclusivo significa ‘único, solo, excluyendo a cualquier otro’: Se ha abierto un restaurante *exclusivo
(correcto: selecto, especial, elegante).
• Extender se usa como sinónimo de ampliar: Han *extendido el plazo para el pago de la con-
tribución (correcto: han ampliado).
• Honestidad tradicionalmente tenía el significado de ‘decencia’, ‘recato’, ‘pudor’, pero por in-
fluencia del inglés ya se admite como sinónimo de honradez. No obstante, debe evitarse el uso del ad-
verbio honestamente por sinceramente, francamente: Te lo digo *honestamente (correcto: sincera-
mente).
• Impacto es el choque de un proyectil o de otro objeto contra algo y también la huella que deja
ese choque; en su uso metafórico, debe conservar ese valor de intensidad y sorpresa; pero por influen-
cia del inglés se emplea en contextos neutros, sustituyendo a términos más precisos, como efecto, re-
percusión, consecuencia, reflejo: Se estudia el *impacto de las medidas económicas tomadas el año
pasado (correcto: efecto, la repercusión).
• Jugar un papel se considera calco del francés (jouer un róle) o del inglés (play a role). Está
aceptado por su arraigo en la lengua culta, aunque se aconseja emplear otros verbos, como hacer,
desempeñar o representar: Los sindicatos han *jugado un papel decisivo en el acuerdo (correcto: han
desempeñado).
• Levantar dudas es otro préstamo de influencia inglesa (to arouse doubts) o francesa (soulever
des doutes). En español el sustantivo dudas se combina con verbos como suscitar, surgir, provocar,
sembrar, despertar: La jugada puede *levantar dudas, pero el árbitro acertó (correcto: suscitar du-
das).
• Mayor se usa sin valor comparativo por influencia del inglés: Se trata de un tema *mayor (co-
rrecto: un tema importante).
• Peculiar se usa en contextos que corresponden a extraño, raro: Lo que ocurrió fue algo
*peculiar (correcto: algo extraño).
• Pobre ha ampliado sus significados tradicionales con el de ‘malo’ en ejemplos como un
*pobre resultado (correcto: mal resultado).
• Promover, por influencia del inglés to promove, desplaza innecesariamente a verbos más pre-
cisos, como convocar, fomentar, organizar, promocionar: Los jóvenes *promueven el lenguaje de los
sms (correcto: fomentan, promocionan).
• Puntual se usa por concreto, preciso, esporádico, limitado a un caso individual. Es un uso no
admitido aún: Se trata de un caso *puntual (correcto: un caso concreto, esporádico).
• Remover, en lenguaje informático, se emplea con el significado de ‘borrar, suprimir, eliminar’.
Es uso no aceptado: *Remueva el contenido de este archivo (correcto: borre el contenido, suprima el
contenido).
• Romance por influjo del inglés se usa ya desde hace tiempo en español con el significado de
‘episodio amoroso de breve duración’: Las revistas han publicado el romance entre la actriz y el can-
tante. La acepción se ha incluido en el diccionario, pero no debe sustituir a términos tradicionales co-
mo idilio, amorío, aventura amorosa.
• Santuario ha tomado del inglés el significado de ‘espacio natural regulado legalmente para la
conservación de especies’, valor que el español ha importado del inglés: Las islas Galápago son el
*santuario de varias especies de tortuga. Es un uso aún no admitido en la norma culta; debe usarse en
su lugar reserva, espacio protegido.
• Salvar, en el lenguaje informático se emplea con el significado de guardar o de grabar: Con-
viene que cada poco tiempo *salve el trabajo que está realizando (correcto: guarde el trabajo o grabe
el trabajo).
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• Sensible se usa con el significado de ‘importante’, acepción anglicada que no registra el dic-
cionario: Hay una *sensible diferencia entre los dos candidatos (correcto: una importante diferencia).
• Severo se usa en plural con el significado de ‘mucho’ o ‘grave’, usos incorrectos de origen in-
glés que deben sustituirse: El año pasado tuvo *severos problemas laborales (correcto: tuvo muchos
problemas, o bien, tuvo importantes o graves problemas).
• Soportar, en el lenguaje informático, se usa para expresar la compatibilidad de un programa
con otro. No es aceptable en usos como Windows *soporta Photoshop (correcto: Windows es compa-
tible con Photoshop). En el mismo sentido, no es aceptable el sustantivo soporte en expresiones como
*soporte técnico, soporte telefónico en lugar de asistencia técnica, asistencia telefónica o incluso
*soporte al cliente en lugar de atención al cliente.
claros que impidan el empobrecimiento de nuestra lengua, que pierde palabras propias —algunas de
ellas muy antigua— para dejar paso a voces y expresiones ajenas.
Como hemos visto en el apartado anterior al hablar de préstamos y extranjerismos, hay que
adoptar el criterio de dar siempre prioridad a las palabras del español que sustituyen ventajosamente a
los términos que la colonización de otras culturas —principalmente la anglosajona— nos viene impo-
niendo.
Partimos de la base de que la unidad del castellano forma un capital cultural e histórico de infi-
nito valor. Está bien que el periodista, consciente de esta riqueza, ejerza la tolerancia con el neologis-
mo en general, pero debe plantar cara a los barbarismos, es decir, a los neologismos que proceden de
otros idiomas. En todos estos casos, el redactor buscará alternativas que pueda comprender cualquier
usuario del castellano. No oiremos nunca una sola palabra de un idioma extranjero que carezca de una
equivalencia en español, si la buscamos bien.
De todas formas, tampoco debemos caer, para defendernos de la invasión extranjera, en traducir
literalmente al vocablo contra el que luchamos, puesto que de esa manera estaríamos pronunciando en
castellano lo que simplemente es una expresión concebida por el pensamiento de otra cultura y otro
idioma. Por ejemplo, de nada sirve traducir fireman como ‘hombre fuego’ u ‘hombre antifuego’ si te-
nemos ya la palabra ‘bombero’; o reality show como ‘programa-realidad’, cuando resulta más sencillo
decir simplemente ‘programa de sucesos’.
Insistimos en que los barbarismos, es decir, las palabras que nos llegan desde una lengua ex-
tranjera, siempre tienen un equivalente en español. Sin embargo, a nadie se le ocurrió pensar, cuando
se introdujo en nuestro idioma la palabra inglesa córner, que existía la expresión castellana ‘cornijal’,
que es la esquina de un terreno o heredad. Adoptamos ese barbarismo con la misma indolencia con la
que ahora mismo permitimos que la palabra airbag pase a nuestro uso común, sin reaccionar con equi-
valencias del tipo ‘globo de seguridad’ (como en su día se aportó ‘cinturón de seguridad’) para que
con el tiempo se llame simplemente ‘globo’ (como ahora decimos ‘ponte el cinturón’).
No obstante, el idioma español se va defendiendo y lo podemos apreciar en el hecho de que, po-
co a poco, se va introduciendo la expresión ‘saque de esquina’ en lugar de corner, o la de ‘juez de lí-
nea’ por linier, ‘columna de sonido’ por baffle o la de ‘pinchadiscos’ por disc-jochey.
Hay otras vías de neologismos. También hemos de aceptar los neologismos que corresponden a
nuevos servicios o hechos de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, la palabra “bonobús” es un neolo-
gismo necesario, porque se refiere a un servicio nuevo al que hemos de dar nombre. En Madrid ya se
emplea el “metrobús”, un billete que sirve para combinar los dos medios de transporte. (Esta palabra
se incluyó en el Libro de estilo de El País unos años antes de que se inventara tal boleto combinado;
precisamente para prever su existencia).
Otra vía de neologismos que se puede aceptar con gusto procede de las jergas que se han ido ex-
tendiendo hasta convertirse en palabras de dominio común, como “porro”, “canuto”, “camello”
—que salen del mundo de la marginación— pero también “tiburón” (que viene del mundo de las fi-
nanzas). Y asimismo podemos acoger palabras que proceden de nuestros adstratos (en el caso de Es-
paña, el euskera o vascuence y el catalán). Ya en otro tiempo entraron en el castellano vocablos como
“izquierda”, “aquelarre” o “kiosco”, del vascuence, o “capicúa” o “peseta”, del catalán. Ahora nos han
llegado principalmente palabras del norte, como “ikurriña”, “ikastola” o “zulo”, lo que ocurre es que
—como suele suceder— tales significados llevan incorporado siempre un matiz del que carecen en su
idioma de origen (igual que si alguien dice que viste de sport no creeremos que se ha puesto unas bo-
tas de fútbol, sino que usa ropa desenfadada). Así, “zulo” significa “agujero”, pero en el contexto cas-
tellano se entiende como “escondite de armas”; “ikastola” o “ikurriña” significan simplemente “la es-
cuela” o “la bandera”, mientras que para nosotros son ya “la bandera vasca” y “la escuela en vascuen-
ce”.
La Real Academia es el organismo que vela por el estado de salud de nuestra lengua, pero tam-
poco hay que aceptar, sin el menor espíritu crítico, lo que ésta ha bendecido. El periodista no tiene por
qué acudir siempre a lo que figura o no figura en el Diccionario. A veces, palabras asumidas por los
académicos al considerar que su uso se ha extendido lo suficiente no corresponden a un buen estilo del
periodista. La palabra “mierda”, por ejemplo, se halla admitida hace siglos, pero eso no significa que
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la usemos así como así en el periódico. Igualmente, el buen gusto literario y lingüístico debe hacernos
huir de algunas expresiones poco precisas, confusas o simplemente feas; aunque estén admitidas.
En el Diccionario de la Real Academia figura, por ejemplo, la voz “liderar”. Si en español te-
nemos “encabezar”, “presidir”, “capitanear”, “acaudillar”, “comandar”, “dirigir”, “pilotar”..., no nece-
sitamos liderar, que es un barbarismo empleado sólo por políticos y periodistas, y ausente del lenguaje
del común de los hablantes, incluso cultos. Además, esos equivalentes españoles reúnen mayores ma-
tices y riqueza, pese a lo cual se ven relegados. Porque “liderar” se relaciona con cierta capacidad de
liderazgo o de arrastre, lo que puede corresponder a dirigentes sociales. Pero se usa a menudo con es-
caso cuidado:
Los doctores que lideraban sus respectivos equipos médicos... (El País, 21 de marzo de 1997).
Fernando Lázaro Carreter cuenta con sorna otro ejemplo tomado de la prensa, en el que se decía
que “el obispo lideraba la procesión”.
Ocurre lo mismo con “chequeo”, palabra de origen inglés que podemos sustituir por “revisión”
o “examen”; y “chequear”, por “verificar”, “comprobar”, “examinar”, “corroborar”, “probar”, “anali-
zar”... En Puerto Rico, donde el inglés cada vez hace más daño, a “ir de compras” le llaman algunos
“chopear”, por la influencia de shopping.
El académico Emilio Alarcos criticaba en el seminario “El neologismo necesario”, celebrado en
La Rioja en abril de 1991, el significado que algunos estaban dando, por influencia del inglés, a la pa-
labra “romance” para designar un episodio amoroso (o sea, un ligue o una aventura). Pues bien, un año
después ese significado se lo podía encontrar en el mismísimo Diccionario elaborado por sus compa-
ñeros académicos.
Por las mismas razones, ya no podemos emplear la palabra “enervar”. Para Cervantes, esta ex-
presión significaba “debilitar, quitar las fuerzas”, que es el significado que figuró en el Diccionario
hasta 1992. Y ahora se ha incorporado también el significado de “poner nervioso, excitar”. Por tanto,
la palabra queda anulada porque nunca sabremos si quien la pronuncia quiere decir una cosa o su con-
traria, si se habla de la acción de quitar las fuerzas o de la acción de excitarlas.
Se refiere el autor al presidente del PNV, Xabier Arzalluz, ex jesuita; y el neologismo hace un
juego irónico entre “peneuvista” y “jesuítico”.
En Madrid siempre hubo cenáculos donde se hosannaba la memoria de don Juan, como peaje pa-
ra criticar al Rey. (El País, 26 de noviembre de 2000. Fragmento del libro de Pilar Urbano Un abrazo de
humo, biografía del juez Baltasar Garzón).
La periodista Pilar Urbano inventa aquí el verbo “hosannar”, que se basa en el latinismo de ori-
gen hebrero hosanna, exclamación de júbilo usada en la liturgia católica.
españoles). Tal vez proviene de una formación onomatopéyica, por el guirigay de las palabras extranjeras. Puede
utilizarse, pero conviene escribirla en cursiva al no estar aún suficientemente implantada.
HACER DEDO. Una nueva expresión con la que el castellano se defiende frente a “hacer auto-stop”.
HOMOFOBIA. Hay quien, desde una perspectiva purista, rechaza esta palabra. Etimológicamente, en
efecto, no significa “aversión a los homosexuales” —significado que se le pretende dar—, sino “aversión a lo
igual”. Pero la alternativa “homosexualesfobia” no la sustituiría con ventaja. Las organizaciones de homosexua-
les defienden la difusión de esta palabra de modo que sirva en su día para tipificar el delito de agresiones o dis-
criminaciones a estas personas.
INTERNET. En su día pudo haberse llamado “Interred”, o “Mundjrred”, pero se impuso la denominación
internacional Internet (en inglés, por supuesto), que al fin y al cabo la inventaron los norteamericanos. Se puede
tomar también como nombre propio.
KARAOKE. Llegó a España en 1993, procedente de los países asiáticos (donde triunfaba desde hacía
muchos años). Consiste en la emisión de un vídeo con música instrumental y subtítulos que muestran la letra de
una canción, de modo que el usuario pueda cantarla por su cuenta mediante un micrófono. Constituye uno de los
pocos casos de extranjerismo en que se puede aceptar sin más la expresión. Además, su pronunciación no repug-
na a la fonética castellana.
LAMBADA. Ritmo del verano del 89, interpretado por el grupo Kaoma. Cuando todos creíamos que ha-
bía llegado de Brasil, se descubrió que la canción estrella de este son era un plagio de una melodía boliviana de
los hermanos Hermosa. Se puede aceptar como neologismo sin problemas, como nombre propio —aunque se
escriba con minúscula— de un determinado ritmo (igual que rock o blues).
LIPOSUCCIÓN. Nueva palabra para un nuevo concepto. Consiste en aspirar la grasa mediante una cánu-
la que se aplica a la zona correspondiente. La técnica fue inventada en 1977 por el cirujano francés Yves Gérard
Illouz.
LITRONA. Botella de litro —generalmente de cerveza— que los jóvenes suelen adquirir en los super-
mercados y que se consume al aire libre. Su alternativa es “botella de litro”, pero “litrona” añade connotaciones
específicas a las que no se debe renunciar.
MARUJA. Precedida del artículo “una” y escrita con minúscula, designa la mujer que se dedica a las la-
bores domésticas sin otras pretensiones culturales o profesionales. Se extendió a mediados de los años ochenta.
MICROONDAS. Un nuevo vocablo para un invento destinado al hogar. El principio físico fue inventado
(o descubierto) en 1945, y se trata del radar electrónico aplicado a la cocina. Los alimentos no se calientan por
contacto directo con una fuente de calor, sino por la estimulación a distancia de la frotación de sus partículas. El
primer horno de este tipo se vendió en Estados Unidos en 1967. En Francia, a mediados de los setenta. A España
llegó con los ochenta.
MITINERO. Probablemente, se puede sustituir bien “mitin” (meeting) por “acto electoral”, o “acto públi-
co”, o “discurso político”, “discurso electoral”... Pero, ciertamente, la palabra “mitinero” tiene connotaciones
propias (demagógico, acalorado, apasionado en la expresión...)
MÓVIL. El adjetivo de “teléfono móvil” se ha convertido en sustantivo. En el español de América se le
llama también “portátil” y “celular”.
MULTIPROPIEDAD. Propiedades inmobiliarias —por lo general, apartamentos en zonas turísticas—
que comparten varias personas —normalmente desconocidas entre sí— y que se distribuyen en el tiempo de mo-
do que sus dueños las usen sucesivamente, sin coincidir jamás. Por tanto, se trata de una propiedad de muchos, y
se puede aceptar la palabra sin problemas.
NARCO. Apócope de “narcotraficante”, que ha tenido gran éxito en la prensa por su menor número de le-
tras que la palabra completa, lo que facilita los titulares. El periodista deberá darle el mismo tratamiento que su
publicación otorgue a otros apócopes (como “tele”, “cole”, “seño”…).
OKUPAS. Quienes entran ilegalmente en propiedades ajenas cuyos dueños no les dan uso práctico (tal
vez sólo uso especulativo). La “k” forma parte del gusto contracultural hacia esa letra con fama de transgresora
(empezando por la propia palabra “kultura”). Puede aceptarse como parte de una jerga que se va introduciendo
en el lenguaje normal. Y porque ofrece matices distintos respecto a “ocupantes”.
PARABÓLICA. Igual que en el caso de “móvil”, el adjetivo se ha pasado a nombre. Las antenas parabó-
licas se llaman así por el diseño característico de la “paellera”, que parece inspirarse en la parábola geométrica.
Permite recibir la imagen de televisión o sonido que rebota un satélite artificial.
PATERA. Muy presente en el lenguaje periodístico, define la embarcación de escasísimo calado que usan
muchos magrebíes para cruzar el estrecho hacia España, en penosas condiciones. Se empieza a utilizar en los pe-
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riódicos en los años ochenta. En realidad, se trata de una palabra de sentido figurado, puesto que significa “plato
o cuenco de poco fondo que se usaba en los sacrificios antiguos”.
RATÓN. El mando que, manejado sobre la mesa con movimientos horizontales, reproduce igual movi-
miento, esta vez vertical, en la pantalla del ordenador. La traducción del inglés Mouse se adapta en este caso
también al castellano, y procede de la forma del instrumento, concebida así para acomodarse mejor a la mano.
SENDERISMO. Deporte o diversión que consiste en caminar por el monte o por parajes de valor ecológi-
co o ambiental. Palabra de formación legítima.
SEROPOSITIVO. Una voz técnica que ha pasado al lenguaje común, convertida precisamente en nombre
común. Define a la persona portadora del virus de la inmunodeficiencia humana. El afectado no es un enfermo
de sida pero sí está infectado, con posibilidades de desarrollar la enfermedad. La palabra comenzó a generalizar-
se en 1983, y ahora decimos de alguien que es “un seropositivo”.
SIDA. Como ya hemos visto anteriormente, se trata de una palabra más de las que se forman a partir de
siglas. Su uso comenzó en 1981. También se usan los derivados “sídico” y “sidoso”, incluso “sidatorio” y “sida-
fobia”. La Academia incluyó en su Diccionario de 1992 solamente “sida” y “sidafobia”.
TELEMANDO. O mando a distancia. Es mejor emplear “telemando” porque economiza espacio.
TRIATLÓN. Competición que consiste en carreras de ciclismo, natación y pedestrismo, y que comenzó a
disputarse en 1987. Se originó en una apuesta entre soldados de marina norteamericanos. La palabra se forma
mediante una modificación del vocablo “decatlón” (del que también se forman “pentatlón” y “heptatlón”)
ZAPEAR. Esta voz siempre significó “espantar”, “ahuyentar” (especialmente al gato). La Academia ha
admitido ahora el significado de cambiar reiteradamente de canal de televisión. Al no aportarse en su día expre-
siones como “fisgar”, “curiosear” o “picotear” (habrían respondido mejor a nuestro idioma), o incluso “cana-
lear”, se ha terminado imponiendo este vocablo vacío, que procede de zapping, una onomatopeya inglesa. No
obstante, el periodista no debe olvidar alternativas como las citadas, siquiera como cuestión de estilo.
CRACK. La estrella de un equipo de fútbol. El castellano dispone de muchas alternativas: figura, astro,
genio... También, un tipo de droga derivada de la cocaína (en este caso, la única posibilidad de castellanizar el
vocablo sería “crac”). A veces se escribe por error “crack” en lugar de “crash” (el hundimiento o bajón de la
Bolsa).
DISKETTE. La Academia ha admitido “disquete”, pese a que no se trata propiamente de un disco. De to-
das formas, ya se emplea más el “zip”. Es probable que todo termine llamándose “disco”, como el actual “cedé”.
E-MAIL. La palabra adecuada en español es “mensaje”: “Te envío un mensaje”. Y si se trata de un texto
largo, se puede acudir sin complejos a “carta”. Dentro de muy poco sólo existirán las cartas que se envíen por
Internet; y es muy probable que se mantenga la palabra aunque cambie el medio de transporte. También eran
mensajes los que llevaban las palomas, y cartas las que portaba aquella persona que corría para llevarlas pronto.
Igualmente, conviene hablar de “correo electrónico” o “cibercorreo” para referirse al sistema de envío. Y a la
“dirección” informática puede llamársele “buzón”.
FINGERS. Pasarelas para acceder al avión. En los aeropuertos las llaman “mangueras” o tubos.
FLIPAR. En inglés, flip significa “viaje corto de placer”. Y flippant es algo disparatado, alocado. La pa-
labra que nos llega parece mezclar ambos conceptos. Pero en español se puede sustituir por “alucinar”; y “flipe”,
por “alucine” (en jerga).
FOOTING. Analizando la frase completase puede buscar mejor la alternativa: “Iba por el monte corrien-
do”, “iba por el monte haciendo deporte”. Si se quiere una palabra más sencilla, úsese “corretear” o simplemente
“correr”.
FORDWARDEAR. En la jerga informática, reenviar algo. Se recibe un mensaje y se remite tal cual a otra
persona. El filólogo José Antonio Millán propone, con magnífico criterio, el verbo que siempre se utilizó en el
servicio de correos: reexpedir.
GAY. En el provenzal, gai significa alegre (de aquí que en español “gayo” y “gaya” signifiquen alegre
también; y que a la poesía se le denomine “la gaya ciencia”). Pero la palabra —de igual raíz— nos llega a través
del inglés para significar “homosexual masculino. En un buen estilo, debemos huir de “gay” y escribir “homose-
xual” (palabra que engloba a hombres y a mujeres).
HARDWARE. Pese a que muchos creen que hacen falta palabras nuevas para los inventos recientes de la
informática, este vocablo ya existía en inglés muchos años antes de que llegaran los ordenadores. En informática,
el hardware es el soporte físico. Lo que normalmente llamamos el ordenador. Equivale al aparato de televisión o
televisor (o sea, el continente).
HOMELESS. Siguiendo el gusto inglés de definir las ideas con una negación, aquí se ha traducido como
“sin casa”, “gente sin casa”, “los sin casa”. En castellano se dice “indigentes”, o “vagabundos”, o “desvalidos”, o
“pordioseros”, o “mendigos”...
HOMEPAGE. Se puede emplear “portada” pan referirse a la imagen inicial que nos ofrece un espacio de
Internet.
JACUZZI. Bañera importada de Japón y que comenzó a generalizarse en saunas y gimnasios a principios
de los ochenta. Se puede explicar mejor con la palabra “hidromasaje”.
JET-SET. En teoría, la sociedad del reactor. Pero quien lo utilice incurrirá en error tanto en español (por-
que dispondrá de opciones mejores) como en inglés (porque la gente a la que se suelen referir con ese vocablo
los periodistas no tiene ni reactor ni nada. Como mucho, usan un aerotaxi, y no todos). Se puede sustituir por “al-
ta sociedad”, “los ricos”, “la gente de lujo”, “los famosos”...
KIT. En español, lote. Un kit de afeitado, un kit de productos informáticos... son un lote de afeitado, un
lote de productos informáticos...
LIDERAR. Anglicismo admitido por la Academia en 1987. Se puede sustituir por expresiones más caste-
llanas, como encabezar, dirigir, presidir, acaudillar, capitanear, comandar, pilotar...
LIFTING. Levantar (to lift) la piel para luego estirarla, de modo que la persona sometida a esta interven-
ción parezca más joven. Se puede sustituir por “estiramiento”.
LIGHT. Productos ligeros, suaves, rebajados, descafeinados, sin nicotina, sin azúcar, sin calorías... Cual-
quiera de estas opciones gana a la palabra inglesa. En algunos países de Hispanoamérica, a la Coca-Cola light se
le llama “Coca-Cola de dieta”.
LINKAR. LINK. Como tantos otros casos relativos a la informática o Internet, las palabras en inglés (o
en spanglish) se pueden sustituir perfectamente por sus concentos en español. En este caso, “enlazar” y “enlace”.
Si es que deseamos que nos entienda el gran público.
MAILING. Reparto de propaganda a domicilio. Se puede utilizar “buzoneo”.
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MARKETING. En castellano existe “mercadotecnia”, que cualquiera puede entender perfectamente por
su analogía con “pirotecnia”, “nemotecnia”, “luminotecnia”... En cambio, marketing sólo da pistas a quien sepa
inglés.
MASACRE. MASACRAR. Galicismos. En correcto español, “matanza” y “aniquilar”.
MÁSTER. Se ha puesto de moda esta palabra, que refleja simplemente lo que en español se puede llamar
estudios de posgrado. Hace unos años se sugirió la alternativa “magister”, pero no prosperó. En el español de
América se le llama “maestría”.
MISS. En España ya tal vez no tenga remedio. Pero en Venezuela a las misses se les llama “reinas” de be-
lleza; y la más guapa de Colombia recibe la denominación de “señorita Colombia”. Las ganadoras colombianas
obtienen también el título de “reinas”; y las damas de honor, el de “princesas”.
PACK. Un paquete, un paquetito, un envoltorio...
PARKING. No está claro si esta palabra equivale a “aparcamiento subterráneo”, porque a menudo se em-
plea para referirse a grandes estacionamientos al aire libre. En países de Latinoamérica se aporta como equiva-
lente “parque”. De todas formas, el castellano se defiende con expresiones como “he dejado el coche en el subte-
rráneo”, en las que se sobreentiende que se trata de un aparcamiento
PASSWORD. La fórmula alfabética, numérica o alfanumérica para tener acceso a un ámbito informático.
Por tanto, se pueden emplear en español “clave”, como en los cajeros automáticos, o “contraseña”.
PINS. En otro tiempo se llamaron “alfileres” o “insignias”, según su forma y su enganche.
PLUG-IN. En informática, “conectar”, “enchufar”.
POSICIONARSE. Palabra que introdujeron en la prensa los políticos vascos. No tiene sentido si ya con-
tamos con otras más eficaces, como “definirse”, “situarse”, “pronunciarse”... Aún parece más fea la derivación
“posicionamiento”. Lamentablemente, la Academia ha aceptado ya “posicionarse”.
PRIME TIME. Muy empleada en las páginas de televisión, esta voz se puede sustituir muy bien por “ho-
rario estelar”, “hora de máxima audiencia”, “horario principal”, “horas de oro”...
PUENTING. Deporte que consiste en arrojarse por un puente, atado a la barandilla con unas cuerdas elás-
ticas. El Libro de estilo de El País aportó la innovación “puentismo”, como alternativa, opción que reprodujeron
luego textualmente el Libro de estilo de El Mundo y el del diario mexicano Siglo 21.
REALITY SHOW. Como ya hemos visto anteriormente, se puede sustituir por “programa de sucesos”.
ROL. Se trata de un galicismo muy introducido en el habla, sobre todo con los “juegos de rol”, pero antes
en la sociología. Un periodista cuidadoso debe evitar expresiones como “jugar un rol” o “tener un rol social”, y
emplear preferiblemente “representar un papel”, “desempeñar una función social”.
SKINS. El castellano se ha defendido aportando la alternativa “rapados”. Se comete una redundancia al
decir “cabezas rapadas”, puesto que si nos hablan de alguien que se ha rapado entendemos siempre que se trata
del cabello.
SOFTWARE. En informática, el soporte lógico, los programas, las aplicaciones. El equivalente a los pro-
gramas de la televisión (o sea, el contenido). Conviene huir de la palabra inglesa.
TERTULIANO. Tertuliano no era un hablador impenitente, sino un famoso teólogo cartaginés que en el
siglo III escribió La prescripción de los herejes para reflejar los principios cristianos de la tradición y la autori-
dad. Algunos de los tertulianos actuales se le parecen, pero eso no es motivo para olvidar la voz “contertulio”, de
mejor estilo.
TETRABRIK. Cajas de cartón forrado interiormente por un derivado de aluminio. El sistema fue inven-
tado en Suecia en 1952, y sirve para envasar leche, vino, agua... En español se puede reemplazar simplemente
por “cartón”, y de hecho los consumidores ya hablan de comprar “un cartón de leche” o “una caja de leche”.
TOP-LESS. Como en el caso de homeless, se define algo con una voz que equivale a una negación: “sin
la parte de arriba”. El castellano ya se empieza a defender también ante esta nueva colonización y muchas chicas
dicen “tomé el sol en tetas”. En cualquier caso, la expresión inglesa se puede evitar con recursos como “tomó el
sol sin sujetador”, “trabaja en una barra a pecho descubierto”, “es un local de camareras con el pecho desnudo”..,
O “tomó el sol en braga” (si el contexto lo permite).
TOP-MODEL. Modelo de altura, chica de portada, modelo cotizada, modelo famosa, supermodelo... O,
simplemente, modelo. Si realmente se trata de top-models, bastará con escribir su nombre.
VIDEOCLIP. Se puede sustituir por la expresión “vídeo musical”, o forzando más el invento, por “musi-
vídeo” o “videocorto”. Se trata generalmente de vídeos de promoción que se lanzan con la salida de un nuevo
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disco, así que también podemos sugerir “promovídeo”. Lamentablemente, la expresión videoclip se ha extendido
mucho, y no se ve fácil este intento de sustituirla.
WALKMAN. Se puede llamar “magnetófono portátil”, o simplemente “el portátil”: “Iba corriendo mien-
tras escuchaba música en el portátil”. El periodista dispone también de la expresión “los cascos”: Iba escuchando
música por los cascos”, “oía la radio por los auriculares”.
WINDSURF. En algunos países de Latinoamérica se conoce este deporte como “tabla-vela”. Probable-
mente, poco a poco se irá halando sólo de “hacer tabla” en lugar de “hacer windsurf”. Y tal vez ocurra lo mismo
en el caso del surf
YONKI. Del inglés junkie, que viene de junk (trastos viejos, basuras, desperdicio, chatarra). Por tanto, te-
nemos dos motivos para no usar esta expresión: que pertenece a otro idioma y que constituye un desprecio hacia
los enfermos que padecen dependencia de las drogas. Se pueden usar “drogadictos” (aunque se trata de un gali-
cismo) o —mucho mejor— “drogodependientes”; en determinados reportajes nos encajarán también expresiones
como “enganchados” o “colgados”.
YUPPIES. Profesionales en una situación económicamente acomodada, instalados en el sistema. Puede
sustituirse por “joven ejecutivo” o, simplemente, “ejecutivo”. La palabra inglesa procede del acrónimo de young
upwardly-mobile people, o gente joven en ascenso.
2.4. Redundancia
Se denomina redundancia a la repetición de la misma información en un mensaje. Cuando al-
guien dice ¡Entra adentro!, está repitiendo con el adverbio la misma información del verbo entrar,
cuyo significado es ‘pasar adentro’.
Se trata de un mecanismo necesario en la comunicación, mediante el cual el emisor intenta ase-
gurarse de que el contenido transmitido llegue al receptor de manera completa, reduciendo las inevita-
bles pérdidas que supone la transmisión de la información. En el lenguaje escrito, son redundantes de-
terminados recursos tipográficos: un texto escrito con letras mayúsculas, con cursivas o con letra ne-
grita aporta la misma información que ese mismo texto con letra normal; sin embargo, estos recursos
tratan de asegurar que el contenido del texto llegará de la mejor forma posible al lector.
Un tipo de redundancia obligatoria es la llamada redundancia gramatical. En español —como
en el resto de lenguas derivadas del latín— es redundante la concordancia: en un enunciado como Las
camisas nuevas están planchadas la información de género femenino se repite en cuatro palabras y la
de número en las cinco (compárese con el inglés, donde solo una marca sirve para indicar pluralidad
The new shirts).
• La redundancia léxica es la reiteración mediante otra palabra del contenido que ya conlleva
una unidad aparecida antes. Un tipo particular de redundancia es la que se usa para producir un efecto
expresivo o intensificador: aunque es claro que uno sólo puede ver con los propios ojos, no resulta
igual de convincente una expresión neutra como Lo vi que la redundante Lo vi con mis propios ojos;
probablemente el efecto que se consigue con una orden como ¡Sube para arriba! sea más eficaz que la
del simple ¡Sube! Para este tipo de redundancias se reserva el nombre de pleonasmo. Son pleonasmos
también los llamados complementos internos: vivir una vida, dar un portazo a la puerta, correr una
carrera, soñar un sueño. Otras redundancias, a veces criticadas, cumplen la función pragmática de
ayudar al receptor a interpretar el mensaje: decir aterido de frío es redundante, pues aterido significa
‘pasmado de frío’, pero al añadir el complemento estamos tratando de facilitar la interpretación del
mensaje ante un eventual desconocimiento del significado del término por parte del receptor. Pueden
considerarse redundancias que cumplen esta función las de ejemplos como mendrugo de pan, hijo
primogénito, bifurcarse en dos, crespón negro, divisas extranjeras, deambular sin rumbo, estafeta de
correos, macedonia de frutas, nexo de unión, colofón final, monopolio exclusivo, etc.
Deben evitarse, sin embargo, las redundancias cuando no aportan ni efectos pragmáticos ni ex-
presividad al enunciado, sino que sirven únicamente de relleno a la expresión. Se trata con frecuencia,
además, de expresiones que se generalizan y se convierten en meros clichés.
Algunas de las redundancias frecuentes en el español actual son las siguientes (los elementos
redundantes y, por tanto, suprimibles van marcados con negrita):
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• a la misma vez
El adjetivo misma es redundante; basta con decir a la vez.
Nunca antes en la historia, el contacto de la población con los centros de decisión política había sido tan
inmediato y, a la *misma vez, tan indirecto.
• a un mismo tiempo
Cruce de dos estructuras de igual significado: a un tiempo y al mismo tiempo.
Aquel político ingenuo e idealista intentó a un *mismo tiempo contentar a las derechas y las izquierdas
del país.
• accidente fortuito
Solo si se trata de un suceso fortuito puede hablarse de accidente; si no, es un suceso, un inci-
dente, etc.
Como Vuestra Excelencia ya sabe, un accidente *fortuito y lamentable costó la vida a los cinco geólogos
que realizaron la investigación conmigo.
• actualmente en vigor
En vigor quiere decir que ‘rige, se usa o es válido en el momento de que se trata’. Solo es nece-
sario especificar la vigencia para referirse a momentos diferentes del que se habla: en vigor hasta
1958; en vigor durante el siglo pasado.
Sabemos que la policía no puede intervenir porque las leyes *actualmente en vigor, lo impiden.
• adelante
Es redundante cuando se combina con palabras que contienen la idea de ‘hacia delante’, como
proseguir adelante, progresar adelante.
Descendía nadando cuando divisó en tierra a alguien que le hacía señas de proseguir *adelante.
• aproximadamente
Este adverbio cuantificador resulta redundante si se combina con otras expresiones que indican
cantidad estimada o aproximada:
Es *aproximadamente unas diez veces mayor.
Más de 600 caballos, yeguas y poneys de *aproximadamente unas 150 ganaderías están presentes en la
VII edición del salón internacional del caballo.
• antecedentes previos
El antecedente de un hecho es aquello que ha ocurrido con anterioridad y que se usa para com-
prender ese hecho o valorarlo. Por tanto, es redundante el adjetivo previo.
(...) se ha visto envuelto en un nuevo escándalo tras la desaparición de unos documentos confidenciales
sobre los antecedentes *previos de la actriz.
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• asesinato premeditado
Un asesinato es un acto alevoso que causa la muerte de una persona y la alevosía es la ‘cautela
para asegurar la comisión de un delito, sin riesgo para el delincuente’, lo que supone premeditación.
(...) lo que apoya la versión de que se trató de un asesinato *premeditado y selectivo de los servicios se-
cretos.
• autopsia de un cadáver
Solo se pueden realizar autopsias a los cadáveres.
En la vista declaró el médico forense que practicó la autopsia *al cadáver del anciano.
• beber líquidos
Beber significa ‘ingerir un líquido’, por lo que el complemento debe ser la especificación del lí-
quido: bebe vino, bebe limonada.
Amedio aprendió a comer correctamente con la cuchara, a beber *líquidos en un vaso, a jugar a la com-
ba y a abrir las puertas.
• cita previa
Se define cita como la ‘asignación de día, hora y lugar para verse y hablarse dos personas’: Por
tanto, pedir cita implica acordarla previamente. A menudo se usa cita previa para referirse a la que se
solicita telefónicamente en organismos públicos, como hacienda, hospitales, etc.
Si su declaración es abreviada o simplificada y quiere que se la confeccionemos gratuitamente,
deberá pedir cita *previa en el teléfono indicado.
• colofón final
El significado de colofón es el ‘remate final de un proceso’.
Como colofón *final actuarán El canto del loco junto a la alicantina Inma Serrano.
Cuando conocí *por primera vez la isla me quedé maravillado de sus encantos.
• constelación de estrellas
Una constelación es un ‘grupo de estrellas’. Se abusa de esta redundancia cuando estrella tiene
el valor metafórico de ‘personaje famoso’ del mundo del cine, el espectáculo, etc.
Almodóvar apareció rodeado de una *constelación de estrellas de Hollywood como los actores Robert
De Niro, Ben Affleck y Glenn Close, (…)
• crespón negro
Un crespón es una ‘tira o lazo de tela negra’; por tanto, es redundante hablar de crespones ne-
gros.
El edificio amaneció con banderas a media asta con crespón *negro por la muerte del guardia civil.
• dentro y adentro
Se consideran pleonasmos cuando se combinan con verbos como entrar, introducir(se), me-
ter(se). No obstante, pueden ser aceptables cuando tienen una intención expresiva.
El representante de la gestora cogió una cubitera de hielo que había en la sala e introdujo *dentro cua-
tro trozos de papel doblados con los nombres de los cuatro candidatos,
Fue de un lugar a otro hasta meterse *dentro de la pequeña guarida (correcto: en).
• divisas extranjeras
Las divisas son las monedas extranjeras, no hace falta especificarlo.
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En realidad, toda la operación parece una reforma monetaria destinada a recolectar las divisas
*extranjeras que pueda todavía tener la población.
• doblar a muerto
Referido a las campanas, doblar significa ya ‘tocar a muerto’.
¿Por quién doblan las campanas? Cuando las oigas que doblan *a muerto no preguntes quién se ha
muert. Te has muerto tú.
• edad longeva
El adjetivo longevo significa ‘muy anciano o de larga edad’, por lo que resulta redundante como
complemento del sustantivo edad.
(...) y finalmente gobernar hasta que en edad *longeva muere en la cama sin haber dejado de ser jefe del
Estado (preferible: edad avanzada).
• erario público
El significado de erario es ‘tesoro público’. Erario admite adjetivos como municipal, nacional,
comunal, etc., pero no público.
Es mucho lo que la provincia aporta al erario *público y poco lo que recibe a cambio,
• error involuntario
El error, por naturaleza, ha de ser involuntario. Si no es así, no es un error, sino un acto malin-
tencionado o una falta o descuido premeditados.
Por un error *involuntario se borraron todos los datos del ordenador.
• especial hincapié
El sustantivo hincapié conlleva la idea de insistencia en algo que se afirma, se propone o se en-
carga. Por tanto, supone una atención especial.
Hizo *especial hincapié en los problemas a los que se enfrenta la economía.
• falso pretexto
Pretexto tiene el significado de ‘causa simulada’, por lo que siempre es falso. Puede servir como
recurso pleonástico.
Con el tiempo me di cuenta de que los *falsos pretextos que utilicé para convencerle no me sirvieron de
nada bueno.
• fuera, afuera
Se consideran pleonasmos cuando se combinan con verbos como salir, escaparse u otros de
significado similar. No obstante, puede ser aceptable cuando tiene una intención expresiva.
Antes de detenerlo, el comisario le dio la posibilidad de poder salir *fuera del país.
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• funcionario público
Un funcionario es una ‘persona que desempeña profesionalmente un empleo público’. No puede
haber, por tanto, funcionarios privados.
El tema de fondo es que han desaparecido los tiempos en los que un funcionario *público era calificado
por lo mucho que gastaba en un problema concreto.
• hijo primogénito
Primogénito significa ‘hijo nacido en primer lugar’. Para diferenciar entre hijos según su mo-
mento de nacimiento, debe usarse hijo mayor frente a mediano o pequeño. Primogénito ya implica la
palabra hijo.
Sin embargo, en el caso del sacrificio de Abraham sí coinciden los tres textos. En ellos se dice que Dios
ordenó al padre de las tres religiones entregarle a su *hijo primogénito.
• hipotético supuesto
Un supuesto es una ‘suposición’, por lo que es siempre de carácter hipotético.
Pensaba explayar su filosofía acerca de la protección del casco urbano de Elche en el *hipotético su-
puesto de que las manifestaciones se llevaran a cabo.
• hueco vacío
Hueco como sustantivo significa ‘espacio vacío en el interior de a1go’, por lo que ya está vacío.
Podemos decir que al fallecer alguien dejó un hueco o dejó un vacío, pero no ambas cosas.
Durante la conmemoración del aniversario fundacional de la Falange Española era visible un hueco
*vacío en el banco azul, el correspondiente al ministro de Información.
• kilos de peso
De peso es un complemento redundante cuando se coloca tras unidades que expresan esta mag-
nitud: tonelada de peso, kilos de peso, gramos de peso, etc.
Han realizado 1.400 kilómetros de dura travesía a pie, tirando de un trineo con 80 kilos *de peso.
Dos prensas hidráulicas trasladaron la monumental pieza de 800 toneladas *de peso.
• macedonia de frutas
Macedonia significa ‘ensalada de frutas’
Añade el arroz ya cocido y la macedonia *de frutas escurrida. Mezcla suavemente.
• mendrugo de pan
Referido al pan, un mendrugo es un pedazo duro o que se desecha.
Lo único que pedía era un mendrugo *de pan para sus hijos.
• monopolio exclusivo
Monopolio se define como la ‘concesión otorgada por la autoridad competente a una empresa
para que ésta aproveche con carácter exclusivo alguna industria o comercio’.
La seguridad pública es monopolio *exclusivo del Estado.
• nexo de unión
Un nexo es un nudo, un lazo, una unión.
El Patrimonio geológico nos permite establecer el nexo *de unión entre la historia de la Tierra y la his-
toria del Hombre.
• objetar en contra
En el significado de objetar ya está incluida la idea de ponerse en contra de algo.
Todo se realizará como estaba previsto, siempre que alguien no tenga nada que objetar *en contra.
• opinión personal
Es un pleonasmo la combinación del posesivo mi y el adjetivo personal, usada pragmáticamente
como refuerzo expresivo.
Mi opinión *personal es que se dan las circunstancias que justifican una actitud comprensiva y generosa
de la sociedad.
• parte integrante
Una parte es una ‘porción de un todo’, por lo que necesariamente ha de ser integrante.
La música y los bailes forman parte *integrante de la vida social de la ciudad.
• peluca postiza
Las pelucas son siempre postizas.
Quedó completamente calvo, sin un pelo en todo el cuerpo y se puso una peluca *postiza.
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• persona humana
Es redundante, salvo si humana se emplea como ‘comprensiva, sensible a los infortunios aje-
nos’.
Todos creemos en la dignidad de la persona *humana y en el respeto del derecho.
• personalmente
Es redundante cuando el hablante lo usa para expresar opiniones propias, a menudo precedido o
seguido de pronombres personales de primera persona, yo, a mí.
Uno tiene una responsabilidad muy fuerte, porque le piden resultados. Pero yo *personalmente me in-
clino por la honestidad.
A mi, *personalmente, me parece que la extradición es una monstruosidad.
• plan futuro
El adjetivo resulta redundante combinado con sustantivos que contienen la idea de futuridad,
como plan, proyecto, propósito, intención, deseo, etc.
En el plan *futuro de de la empresa figuraba la búsqueda de otros mercados.
• puño cerrado
No hay puños abiertos, ya que puño es la ‘mano cerrada’. Aunque en ocasiones puede conside-
rarse pleonasmo por usarse con valor expresivo, debe evitarse el adjetivo cuando no aporta ese valor
añadido.
El lenguaje de los gestos debe de ser amable, evitando señalar con el dedo índice o amenazar con el pu-
ño *cerrado.
Uno de los viajeros, que manifestó haber sido testigo *presencial de los hechos, relató que el Ejército af-
gano utilizó helicópteros de combate.
• túnel subterráneo
Es redundante el adjetivo si atendemos a la definición de túnel: ‘vía subterránea abierta artifi-
cialmente para el paso de personas y vehículos’. Túnel se puede usar con otros complementos como
tecnicismo, como túnel aerodinámico o túnel de lavado; se podría añadir el túnel de vestuarios, aún no
recogido en el diccionario.
El Museo está unido por medio de un túnel *subterráneo al teatro y anfiteatro de la antigua Emérita Au-
gusta.
• utopía inalcanzable
Una utopía es un ‘plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en
el momento de su formulación’.
Sentía la verdadera amistad como una utopía *inalcanzable, espejismo lleno de sufrimiento, es-
fuerzo sobrehumano jamás recompensado.