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“AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN

DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE
LA CONMEMORACIÓN DE LAS HEROICAS BATALLAS
DE JUNÍN Y AYACUCHO”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA AMAZONÍA PERUANA

FACULTAD DE FARMACIA Y BIOQUIMICA

CURSO: BIOQUIMICA II

TEMA: LIPOPROTEINAS

PROFRSOR: WILFREDO OSWALDO GUTIERREZ ALVARADO

INTEGRANTES:
 Ayachi Plasencia Lesly.
 Diaz Arévalo Emilio Junior.
 Gutiérrez Rivera Renzo Renildo.
 Macedo Rodríguez Ángel Antonio Alejandro.
 Nacimento Gonzales Vanny Felicia.
 Sánchez Vela Adrián Enrique
 Tello De La Cruz Leo Valentín.

IQUITOS – PERÚ

2024
INDICE

1. INTRODUCCIÓN
2. OBJETIVO
3. MARCO TEORICO
4. ESTRUCTURA DE LAS LIPOPROTEINAS
5. FUNCIÓN DE LAS LIPOPROTEINAS
6. MECANISMO DE ACCIÓN
7. METODOS DE REGULACIÓN
8. CONCLUSIONES
9. REFERENCIA BIBLIOGRAFICA
INTRODUCCION
Las lipoproteínas son complejos de lípidos y proteínas
específicas, que se denominan apolipoproteínas, que tienen
como función el transporte de lípidos en un medio acuoso
como es la sangre. Las apolipoproteínas (apo) son proteínas
que tienen la capacidad de solubilizar los lípidos en la sangre.
Las lipoproteínas son partículas supramoleculares, con dos
regiones bien definidas: una superficie anfipática y un centro
hidrofóbico formado por lípidos neutros (triglicéridos y ésteres
de colesterol). La capa superficial contiene una combinación de
fosfolípidos, colesterol libre y proteínas anfipáticas en contacto
con el medio acuoso circundante. Los componentes proteicos
de las lipoproteínas son conocidos como apolipoproteínas.
Estas proteínas son moléculas anfipáticas capaces de
interactuar con lípidos y con el ambiente acuoso del plasma.
Algunos autores han descrito dos tipos principales de
apolipoproteínas: uno que posee primordialmente estructura
secundaria de hoja β (beta), que se asocia con gotas lipídicas de
forma irreversible y crea lipoproteínas de baja densidad; y otro
que consiste de hélices α (alfa) y se asocia reversiblemente con
gotas lipídicas. La mayoría de las proteínas del segundo tipo
forman partículas lipoproteicas de alta densidad.

OBJETIVO

 el objetivo de este trabajo es dar a conocer sobre la estructura, función,


mecanismo de acción, métodos de regulación de las lipoproteínas
MARCO TEORICO
Las lipoproteínas son partículas supramoleculares con dos regiones distintas: una supe
rficie anfipática y un centro hidrofóbico compuesto por lípidos neutros (triglicéridos y
esteres de colesterol). La capa superficial contiene una combinación de fosfolípidos,
colesterol libre y proteínas anfipática que están en contacto con el medio acuoso
circundante.

Los componentes proteicos de las lipoproteínas se llaman apolipoproteínas.


Estas proteínas son moléculas anfipáticas que pueden interactuar con lípidos y con el
ambiente acuoso del plasma.
Las lipoproteínas cumplen varias funciones importantes en las membranas celulares y
son esenciales para el transporte y el metabolismo de lípidos en el organismo. Estas
estructuras complejas que se originan en el hígado, donde se generan sus precursores.
La síntesis de estos precursores involucra dos componentes principales: los
componentes lipídicos se producen en el retículo endoplásmico liso (REL), mientras
que el componente proteico se sintetiza en el retículo endoplásmico rugoso (RER) de
los hepatocitos.

Después de la síntesis, los complejos de lipoproteínas se dirigen al aparato de Golgi,


una estructura celular importante. En el aparato de Golgi, se forman vesículas
de secreción que contienen partículas lipoproteicas densas en electrones.

La regulación de la secreción de lipoproteínas está influenciada por varias hormonas,


como el estrógeno y las hormonas tiroideas. Estas hormonas juegan un papel
importante en el control de la cantidad de lipoproteínas liberadas al torrente
sanguíneo.
FUNCION Y ESTRUCTURA
Las lipoproteínas son partículas compuestas por proteínas y lípidos que transportan
lípidos a través del torrente sanguíneo.
Los triacilgliceroles, el colesterol y los esteres de colesterol no se pueden transportar
como moléculas libres en la sangre ni en las linfas, ya que son insolubles en agua.
Entonces esos lípidos se asamblea con fosfolípidos y proteínas de unión anfipática a
lípidos y forman macromoléculas esféricas, estas son llamadas lipoproteínas.
Las lipoproteínas son partículas supramoleculares, con dos regiones bien definidas:
una superficie anfipática y un centro hidrofóbico formado por lípidos neutros
(triglicéridos y ésteres de colesterol). La capa superficial contiene una combinación de
fosfolípidos, colesterol libre y proteínas anfipáticas en contacto con el medio acuoso
circundante.
Los componentes proteicos de las lipoproteínas son conocidos como apolipoproteínas.
Estas proteínas son moléculas anfipáticas capaces de interactuar con lípidos y con el
ambiente acuoso del plasma. Algunos autores han descrito dos tipos principales de
apolipoproteínas: uno que posee primordialmente estructura secundaria de hoja β
(beta), que se asocia con gotas lipídicas de forma irreversible y crea lipoproteínas de
baja densidad; y otro que consiste de hélices α (alfa) y se asocia reversiblemente con
gotas lipídicas. La mayoría de proteínas del segundo tipo forman partículas
lipoproteicas de alta densidad.
En la actualidad se conocen seis clases principales de apolipoproteínas: A, B, C, D, E y
H. En general, a estas se les asignan dos funciones principales: el transporte y la
redistribución de lípidos entre varios tejidos, y el ser cofactores de enzimas en el
metabolismo lipídico. Una función adicional involucra el mantenimiento de la
estructura de las lipoproteínas.
Las lipoproteínas se clasifican según su densidad, ya que según este criterio se pueden
separar mediante ultra centrifugación. Este método de separación permite luego
determinar su contenido de apolipoproteínas y lípidos. La densidad de las diferentes
lipoproteínas depende en gran medida de su tamaño y proporción de lipoproteínas.
Por tanto, las lipoproteínas menos densas son las más grandes y tienen el mayor
contenido de lípidos. Entonces, de mayor a menor tamaño, tenemos quilomicrones,
VLDL, IDL, LDL y HDL. Sin embargo, es importante recordar que se han definido
diferentes tamaños y densidades de diferentes subtipos de VLDL, LDL y HDL y, por lo
tanto, cada clase de lipoproteínas a su vez consta de diferentes subpoblaciones de
partículas que tienen importancia clínica.
CLASIFICACIÓN DE LAS LIPOPROTEÍNAS
Quilomicrones (QM).
Son partículas lipoproteicas grandes (con un diámetro superior a los 100 nm) y
menos densas que contienen una alta proporción de lípidos, especialmente
triglicéridos(1). Estas lipoproteínas contienen varias apolipoproteínas,
incluyendo apoB-48, apoA-I, apoC-II, apoC-III y apoE. ApoB-48 es una proteína
necesaria para la estructura y función de los quilomicrones y es específica de
este tipo de lipoproteínas(2). La principal función de los quilomicrones es
transportar los lípidos obtenidos de la dieta, principalmente triglicéridos, a los
tejidos(3). Para su catabolismo, los quilomicrones requieren la acción de la
lipoproteína lipasa (LPL), que hidroliza los triglicéridos de los quilomicrones
liberando ácidos grasos. La LPL necesita apoC-II como cofactor para ser
activada. Después de la hidrólisis de los triglicéridos, los quilomicrones
residuales, de tamaño reducido, son captados por receptores hepáticos que
reconocen apoE. Las porciones que se desprenden de los quilomicrones
residuales contribuyen a la formación de las HDL. Diferentes enfermedades
hereditarias pueden afectar la función y estructura de los quilomicrones debido
a deficiencias en LPL, apoC-II, apoB, MTP o SAR1a(2).

Fig A.(4)
Lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).
Las VLDL, o lipoproteínas de muy baja densidad, son partículas grandes con
baja densidad (d<1,006g/ml) y alto contenido de triglicéridos (1). Su composición
apolipo-proteica es similar a la de los quilomicrones, excepto por dos aspectos:
no contienen apoA-I y tienen forma completa de apoB (apoB-100) debido a la
falta de la enzima editadora de apoB en el hígado, donde se sintetizan las VLDL.
La apoB-100 es la proteína estructural de las VLDL y de las lipoproteínas que se
sintetizan a partir de su catabolismo: IDL, LDL y Lp(a). La principal estimulación
para la síntesis de VLDL parece ser la captación y catabolismo de quilomicrones
residuales por parte del hígado(2). Al igual que los quilomicrones, la función
principal de las VLDL es transportar los triglicéridos de la síntesis endógena y
suministrar ácidos grasos a los tejidos musculares y adiposos (3). El proceso
mediante el cual se generan los ácidos grasos a partir de los triglicéridos es el
mismo que se explicó en el caso de los quilomicrones, y depende
principalmente de la actividad de la enzima LPL y su cofactor apoC-II. Como
resultado de esta acción, las VLDL se vuelven más pequeñas, con una relación
más equilibrada entre su contenido de colesterol y triglicéridos, y adquieren
mayor densidad. Además, al igual que en el catabolismo de los quilomicrones,
el catabolismo de las VLDL es una de las vías de síntesis de HDL(2).

Fig. B(5)
Lipoproteínas de densidad intermedia (IDL).
Las lipoproteínas de densidad intermedia, también conocidas como IDL (con
una densidad entre 1,019 g/ml y 1,006 g/ml), son un tipo minoritario de
lipoproteínas que tienen una composición apolipoproteica similar a las VLDL (1).
Sin embargo, son más pequeñas y densas que éstas, presentando una
proporción menor de triglicéridos en relación con el colesterol, debido a su
origen mayoritariamente como producto de la lipólisis de las VLDL. Se estima
que aproximadamente la mitad de las partículas de IDL son capturadas por
receptores hepáticos que reconocen apoE, mientras que la otra mitad se
convierte en LDL a través de un proceso complejo en el que interviene la lipasa
hepática (LH). En situaciones de ayuno, como en la mayoría de los análisis
clínicos, las IDL provienen principalmente de las VLDL. Sin embargo, en
situaciones postprandiales o en algunas situaciones patológicas, pueden
producirse e incluso acumularse partículas de IDL que corresponden a
quilomicrones residuales(2).
Lipoproteínas de baja densidad (LDL).
Las lipoproteínas de baja densidad o LDL son caracterizadas por su contenido de
apoB-100 y tienen como componente lipídico principal los ésteres de colesterol.
Su función es transportar y entregar colesterol a las células, incluyendo tejidos
periféricos y el hígado. Las LDL son reconocidas por los receptores de LDL
presentes en la membrana plasmática que reconocen apoB-100 y apoE. Estos
receptores son sintetizados por múltiples células y se fijan en zonas específicas
de la membrana plasmática llamadas hoyos revestidos, los cuales están
compuestos por una proteína llamada clatrina. Cada 5 minutos
aproximadamente, las LDL unidas a estos hoyos revestidos experimentan
endocitosis y son transportadas hacia el citoplasma en forma de endosomas. En
caso de contener LDL unidas al receptor, el contenido proteico y lipídico de las
mismas es hidrolizado para formar aminoácidos y colesterol no esterificado. El
colesterol no esterificado es tóxico para las células por encima de una cierta
concentración y, por lo tanto, debe ser utilizado adecuadamente, ya sea para la
síntesis de membranas o de hormonas esteroides, o bien convertido en ésteres
de colesterol por la enzima ACAT para ser almacenados como depósito celular
de colesterol. Una vez completado su ciclo celular, el receptor de LDL puede ser
degradado por PCSK9 o reciclado para iniciar nuevamente el ciclo(2).
Las células también pueden sintetizar colesterol de nuevo a través de una larga
vía de síntesis endógena, la cual tiene como punto crítico de regulación la
conversión de hidroximetilglutarilCoA a mevalonato, paso catalizado por la
HMGCoA reductasa. Sin embargo, la mayor eficiencia de la vía de síntesis del
receptor de LDL hace que predomine sobre la activación de la vía endógena de
síntesis de colesterol, ya que mediante la síntesis de menos proteínas se
obtiene acceso a un mayor número de moléculas de colesterol. Los niveles de
colesterol no esterificado intracelular regulan de forma coordinada los dos
sistemas de síntesis de colesterol, asegurando así su coordinación y evitando un
exceso de colesterol intracelular. La expresión y funcionalidad adecuadas de los
receptores de LDL son un determinante importante de la concentración de LDL
sérica(2).
Lipoproteinas de alta densidad (HDL).
Las lipoproteínas de alta densidad (HDL), que tienen una densidad menor a 1,21
g/ml y mayor a 1,063 g/ml, se caracterizan por su contenido de apoA-I, así
como por tener como componente principal ésteres de colesterol. La síntesis de
HDL depende tanto del catabolismo de las partículas ricas en triglicéridos
(quilomicrones y VLDL) como de la síntesis de apoA-I, que inicialmente no está
asociada a los lípidos, por parte del hígado y el intestino(2).
La función más conocida de las HDL es el transporte reverso de colesterol,
aunque también parecen ser relevantes otras funciones como la inhibición de la
modificación oxidativa de las LDL, la capacidad antiinflamatoria y
antitrombótica. La función de las HDL depende en gran medida de su contenido
de apoA-I, su principal apolipoproteína (1). Esta apolipoproteína facilita la salida
del exceso de fosfolípidos y colesterol intracelular a través de mecanismos
específicos que requieren gasto de energía. Este paso, conocido como eflujo,
depende de su interacción con transportadores del tipo ATP-binding cassette A1
y G1 (ABCA1 y ABCG1). También existe en menor medida un eflujo de colesterol
de células periféricas a través del receptor scavenger receptor B-I (SR-BI).
Posteriormente, el colesterol HDL obtenido del flujo celular pasará a ser
esterificado por la enzima lecitina: colesterol aciltransferasa (LCAT), que
también necesita de la presencia de apoA-I como cofactor. El aumento de
colesterol esterificado en el núcleo de las HDL irá aumentando el tamaño y
redondeando la forma de las HDL, hasta que finalmente su contenido en
ésteres de colesterol será liberado a los hepatocitos tras interaccionar con SR-
BI. El colesterol captado de esta forma puede ser eliminado por la bilis y las
heces, a través de la secreción hepática e intestinal mediada por un
heterodímero de ABCG5/ABCG8. Alternativamente, el colesterol puede ser
convertido, a nivel hepático, en ácidos biliares, siendo eliminados por vía biliar y
fecal si no son antes reabsorbidos a nivel intestinal. Dado que el colesterol no
puede ser degradado por el organismo, el transporte reverso de colesterol (y
ácidos biliares) es la única vía conocida de eliminación de colesterol en nuestro
organismo(2).
Es importante señalar que en los seres humanos la lipoproteína mayoritaria es
la LDL, pero también se produce una transferencia no específica de colesterol
entre diversos tipos de lipoproteínas, en un proceso que es catalizado por la
proteína transferidora de ésteres de colesterol (PTEC). El resultado final de su
acción depende de la concentración de las diferentes lipoproteínas y de su
tiempo de vida media, y es la transferencia de colesterol de HDL a LDL y VLDL, y
de triglicéridos de VLDL a HDL. Aunque no se conoce bien el significado
fisiológico de estos intercambios, los animales con menor actividad de PTEC
(como los roedores) no presentan susceptibilidad a la arteriosclerosis y tienen
la HDL como lipoproteína mayoritaria. La entrega de colesterol por parte de
HDL a través del receptor SR-BI, así como la acción de la lipasa endotelial (LE) y
de la PTEC, tienden a disminuir el tamaño de las partículas de HDL, lo que
parece ser importante para que dichas partículas puedan seguir funcionando en
nuevos ciclos de transporte reverso de colesterol. Sin embargo, en estos
procesos de lipólisis y transferencia se pierden lípidos hidrófobos y se
desprende de la superficie de la HDL apoA-I (que es catabolizada a nivel renal),
lo que disminuye el tamaño de HDL. Existe una clara relación directa, a nivel
poblacional, entre el tamaño de las partículas de HDL y la concentración de
colesterol HDL. Existen diferentes enfermedades hereditarias por deficiencia de
HDL que se deben a mutaciones en algunos de los siguientes genes: ABCA1,
APOA1 y LCAT. También existen alteraciones hereditarias que causan aumento
de HDL, como las debidas a mutaciones en el gen de la PTEC, LH o LE(2).

Fig. C y D (6)

METABOLISMO DE LAS LIPOPROTEÍNAS


El metabolismo de las lipoproteínas es frecuentemente dividido en distintas rutas
metabólicas con exclusiva finalidad didáctica, ya que in vivo las mismas se encuentran
estrechamente vinculadas.
Fig. E(1)
Vía exógena.
Es responsable de transportar los lípidos provenientes de la dieta desde el
intestino hacia diferentes tejidos donde se utilizan en procesos metabólicos. Los
triglicéridos, colesterol y fosfolípidos que se originan en el intestino se
ensamblan en quilomicrones (QM) que contienen apo-B 48, una proteína más
corta que la apo-B100 producida en el hígado. Además de la apo-B 48, los QM
también contienen apo A-I, A-II y A-IV. Estos QM son liberados al torrente
linfático y posteriormente llegan al flujo sanguíneo(7). En la circulación, son
hidrolizados por la lipasa lipoproteica (LPL) presente en el endotelio vascular,
músculo y tejido adiposo, así como por la lipasa hepática (LH) en el hígado. A
medida que circulan, los QM pierden triglicéridos, se vuelven más pequeños y
densos, y se enriquecen en colesterol, transformándose en remanentes de QM.
Además, adquieren apo CII de las HDLs, que es el activador de la LPL, y apo E,
que es necesaria para la unión a receptores hepáticos que no reconocen la apo
B48(8). Estas partículas son eliminadas de la circulación por el hígado utilizando
los receptores para LDL y, en menor medida, por un sistema de receptores
llamado LRP-1 (proteína relacionada con el receptor de LDL) en conjunto con el
proteoglicano de la surface celular (PG). La mayoría de los triglicéridos
transportados por los QM se utilizan en los tejidos fuera del hígado, mientras
que casi todo el colesterol se devuelve nuevamente al hígado. Una pequeña
proporción de los remanentes de QM son captados por tejidos periféricos(7).
Fig. G(7).
Vía endógena
Se trata de un sistema hepático que utiliza la apo B100 como mediador y está
presente en las VLDL, IDL y LDL. Este sistema comienza en el hígado, donde se
ensamblan y se secretan inicialmente las lipoproteínas de muy baja densidad
(VLDL). La producción hepática de estas lipoproteínas aumenta con la ingesta
de grasas y carbohidratos. Las VLDL transportan triglicéridos a los tejidos
periféricos (tejido adiposo y músculo) y colesterol a las glándulas suprarrenales
y a las membranas plasmáticas. El colesterol se encuentra en las VLDL en forma
de colesterol esterificado y colesterol libre. Cuando las VLDL ingresan en la
circulación, interactúan con las apolipoproteínas C-I, C-II y C-III de las HDL, así
como con la apo E, lo cual afecta su unión a los receptores en la superficie
celular. En la circulación, las VLDL son hidrolizadas por la lipoproteína lipasa
(LPL) en la superficie endotelial de varios tejidos, lo que provoca la pérdida de
triglicéridos y la formación de partículas más pequeñas conocidas como
remanentes. Una parte de estos remanentes es captada por el hígado y otros
tejidos, y el resto ingresa a la llamada cascada lipolítica de las lipoproteínas
VLDL - IDL - LDL en el compartimento plasmático. Todas estas lipoproteínas
tienen en común la presencia de apo B100 en su estructura, que se une al
receptor hepatocelular apo B/E. La LPL y el receptor hepático conducen a la
captación de los triglicéridos remanentes, formando partículas llamadas IDL por
su carga de apo B100 y apo E. El receptor hepático para las IDL es el receptor
para las LDL, también conocido como receptor apo B/apo E. La apo E
desempeña un papel importante en la unión de las lipoproteínas que la
transportan al receptor apo B/apo E. La presencia de apo E es fundamental para
que las partículas IDL sean reconocidas por el receptor hepático apo B/apo E, lo
que permite su incorporación en el hígado y la continuación del metabolismo.
En ratas transgénicas que carecen de genes funcionales para codificar apo E,
estas partículas no pueden ser metabolizadas ya que no son reconocidas por el
receptor hepático, lo que lleva a su acumulación en la sangre. Algunas IDL en la
sangre continúan perdiendo triglicéridos y se convierten en LDL, que son
eliminadas principalmente por el sistema de receptores hepáticos para las LDL,
aunque algunas son procesadas de otras formas donde no intervienen
receptores. Las LDL son los principales transportadores del colesterol
plasmático a los tejidos, pero el 75% de su captación ocurre en el hígado,
mientras que el resto se da en las glándulas suprarrenales y el tejido adiposo.
Para que este proceso se lleve a cabo, es esencial la presencia de apo B100 y de
receptores que las reconozcan. Una vez dentro de la célula, la partícula se
descompone en sus componentes proteicos y lipídicos, y el exceso de colesterol
libre se esterifica para su almacenamiento intracelular por la enzima acil-CoA-
colesterol aciltransferasa (ACAT).

Fig. H(7)
a. Vía para el transporte del colesterol desde la periferia al hígado (vía de retorno).
La función del sistema mediado por apo AI en las HDL es transportar el
colesterol desde la periferia hacia el hígado. Este sistema está conectado con la
vía exógena y endógena de transporte de lípidos. Las partículas HDL derivan de
precursores complejos proporcionados por el hígado e intestino, y se convierten
de discoidales a esféricas (HDL2 y HDL3). Posteriormente, las HDL son
incorporadas nuevamente al hígado mediante receptores específicos para apo
A-I(7).

Las HDL también capturan colesterol y apo E de los macrófagos a través de


receptores. La presencia de apo E en las HDL facilita su captación por los
receptores hepáticos y su catabolismo. Además, las HDL tienen la función de
intercambiar colesterol libre y esterificado. Al capturar colesterol de las
membranas celulares, las HDL reducen el colesterol almacenado en las
células(8).
Las HDL también pueden transferir ésteres de colesterol a las LDL y VLDL a
través de la enzima CETP. Esto permite devolver el colesterol al hígado mediante
mecanismos de receptor para las LDL y HDL(8).
En resumen, este sistema de transporte de colesterol retrocede desde la
periferia hacia el hígado a través de las HDL, lo que reduce el riesgo de
aterosclerosis(7).
METODOS DE REGULACION
El metabolismo de las lipoproteínas puede ser regulado por receptores nucleares que
regulan la expresión de genes del metabolismo de triglicéridos y de las
apolipoproteínas (lípidos y proteínas específicas); su función es el transporte de lípidos
en medio acuoso (la sangre), se denominan en función de una letra y un número y van
desde la apo A-1 hasta la apo M. Los principales lípidos transportados por las
lipoproteínas incluyen de elementos mayoritarios el colesterol no esterificado, el
esterificado, los TG y los fosfolípidos. (1)
La densidad de las lipoproteínas se condiciona por su tamaño y por su relación lípido-
proteína, de mayor a menor tamaño tenemos: quilomicrones, VLDL, IDL, LDL y HDL.
QUILOMICRONES: La principal función de los quilomicrones es aportar a los tejidos los
lípidos obtenidos de la ingesta, principalmente triglicéridos. Para el catabolismo de
quilomicrones se necesita la acción de la lipoproteína lipasa (LPL), una enzima que se
encuentra anclada en los capilares de los tejidos antes mencionados y que cataliza la
hidrólisis de los triglicéridos de los quilomicrones liberando ácidos grasos. La LPL
necesita para ser activa la presencia de apoC-II como cofactor. Esta apolipoproteína se
encuentra en los quilomicrones y otras partículas ricas en triglicéridos como son las
VLDL, que experimentarán un proceso de lipólisis similar. Como consecuencia de este
proceso, los quilomicrones ven reducido su tamaño y pasan a ser denominados
quilomicrones residuales, que son captados en cuestión de minutos por receptores
hepáticos que reconocen apo-E.
La reducción del tamaño de los quilomicrones que se produce por la acción de la LPL
reduce fundamentalmente el núcleo de estas lipoproteínas e inestabiliza su estructura,
que, para equilibrarse, desprende espontáneamente porciones de su superficie. Estas
vesículas discoidales que se desprenden contienen fosfolípidos, colesterol no
esterificado y algunas apolipoproteínas, constituyendo de los orígenes de las HDL.
Existen diferentes enfermedades hereditarias que afectan a los quilomicrones, de
forma aislada a conjunta con las otras lipoproteínas que contienen apoB, bien sea por
deficiencia de LPL o de su cofactor, la apoC-II, o de algunas proteínas implicadas en la
estructura, procesamiento intracelular y empaquetamiento de los quilomicrones. (1)
VLDL: El principal estímulo para la síntesis de VLDL parece ser la captación y el
catabolismo de quilomicrones residuales por parte del hígado. El proceso por el cual se
generan los ácidos grasos a partir de los triglicéridos es básicamente idéntico al ya
explicado en el caso de los quilomicrones y, por tanto, depende fundamentalmente de
la actividad de la enzima LPL y de su cofactor apoC-II. El resultado de esta acción es
que las VLDL se hacen más pequeñas, con una relación más pareja en su contenido en
colesterol y triglicéridos y con una mayor densidad, flotando en la ultracentrifugación
como IDL. También, a semejanza de lo que ocurre en el catabolismo de los
quilomicrones, el catabolismo de las VLDL es una de las vías de síntesis de HDL. (1)
IDL: Se cree que aproximadamente la mitad de las partículas de IDL son capturadas a
nivel hepático por receptores que reconocen apoE, mientras que la otra mitad son
convertidas en LDL mediante un proceso complejo en el que interviene la lipasa
hepática (LH).
Como se ha mencionado, en una situación de ayunas como en la que se realizan la
mayoría de análisis clínicos, las IDL proceden mayoritariamente de las VLDL. Sin
embargo, en una situación posprandial o en algunas situaciones patológicas pueden
producirse e incluso acumularse partículas de IDL que correspondan a quilomicrones
residuales.
La enfermedad prototipo de acumulación de IDL es la disbetalipoproteinemia familiar,
que es debida en parte a la presencia de variantes genéticas específicas de apoE (lo
que se conoce como genotipo apoE2/E2) que parecen tener una menor afinidad por
los receptores apoE-específicos hepáticos. (1)
LDL: Las LDL son reconocidas por los receptores de LDL situados en la membrana
plasmática que reconocen apoB-100 y apoE. El receptor de LDL es sintetizado por
múltiples estirpes celulares y viaja hacia la membrana plasmática quedando fijado por
una proteína, denominada clatrina, en unas zonas específicas que se denominan hoyos
revestidos.
Aproximadamente cada 5min, hayan unido o no LDL, estos hoyos revestidos
experimentan endocitosis y son transportados hacia el citoplasma en forma de
endosomas. En el caso de que contengan LDL unidas al receptor, el contenido proteico
y lipídico de las mismas es hidrolizado hasta formar aminoácidos y colesterol no
esterificado. El colesterol no esterificado es tóxico para las células por encima de una
cierta concentración y, por tanto, debe ser o bien utilizado (para síntesis de
membranas o de hormonas esteroideas, por ejemplo), o bien convertido por enzimas
del tipo acil:colesterol aciltransferasa (ACAT) en ésteres de colesterol, forma en que
pueden ser guardados como reservorio celular de colesterol. El receptor de LDL, una
vez completado su ciclo celular, puede ser degradado por la PCSK9 o bien reciclado
para volver a comenzar el ciclo.
Las células pueden también sintetizar de novo colesterol a través de una larga vía de
síntesis (endógena) que tiene como punto crítico de regulación el paso de
hidroximetilglutarilCoA (HMCoA) a mevalonato, paso catalizado por la HMGCoA
reductasa. Sin embargo, la mayor eficiencia de la vía de síntesis del receptor de LDL
hace que predomine sobre la activación de la vía de síntesis endógena de colesterol, ya
que mediante la síntesis de menos proteínas consiguen acceso a un mayor número de
moléculas de colesterol. Los niveles de colesterol no esterificado intracelular regulan
de forma coordinada los 2 sistemas de síntesis de colesterol, asegurando así su
coordinación y evitando un exceso de colesterol intracelular.
La expresión y la funcionalidad adecuadas de los receptores de LDL son un
determinante importante de la concentración de LDL sérico. Como prueba, el
hipercolesterolemia familiar, que es una enfermedad autosómica dominante causada
por mutaciones en el gen del receptor de LDL o, menos frecuentemente, del dominio
de ligando de apoB-100 o de PCSK9, presenta concentraciones séricas elevadas de LDL.
En este contexto es importante conocer que el tipo de medicamentos
hipocolesterolemiantes más usados en clínica, las estatinas, funcionan inhibiendo la
HMGCoA reductasa, ya que de esta forma se consigue un aumento de la síntesis de
receptor de LDL celular, lo que disminuye la concentración sérica de LDL y, por tanto,
de colesterol.
HDL: Su síntesis depende, por una parte, del catabolismo de las partículas ricas en
triglicéridos (quilomicrones y VLDL) y, por otra parte, de la síntesis de apoA-I, en un
principio no asociada a lípidos, por parte del hígado y del intestino.
La más conocida de sus funciones es el transporte reverso del colesterol, también son
relevantes sobre que actúa en la inhibición de la modificación oxidativa de las LDL y
tiene capacidad antiinflamatoria y antitrombótica. Sus funciones dependen en gran
parte del contenido de apo A-1 que tengan; de manera alternativa, el colesterol se
puede convertir a nivel hepático, en ác. Biliares siendo eliminados por la vía biliar y
fecal si es que no son reabsorbidos a nivel intestinal, debido a que estos no pueden ser
degradados por el organismo esta es la única vía conocida para la eliminación del
colesterol de nuestro organismo.
LIPOPROTEÍNAS:
Estas son el único tipo de lipoproteínas que no se define por su densidad sino por la
presencia de una apolipoproteína específica (apo (a)) que se une a la apo B-100 por
varios enlaces (entre estos un puente disulfuro).
Es de interés conocer que los fibratos que se utilizan para la disminución de la
concentración de TG y aumentar el colesterol HDL, son agonistas artificiales de PPAR
alfa (El receptor activado por proliferadores peroxisómicos tipo alfa).
CONCLUSIONES:
 Las lipoproteínas desempeñan un papel crucial en el transporte de lípidos en el
cuerpo.
 Tenemos que saber que las lipoproteínas de baja densidad (LDL) a menudo se
asocian con el "colesterol malo", ya que su exceso puede contribuir a la
acumulación en las arterias.
 Por otro lado, las lipoproteínas de alta densidad (HDL) suelen considerarse
beneficiosas, ya que ayudan a eliminar el exceso de colesterol de las arterias.
 Es importante mantener un equilibrio adecuado y adoptar hábitos de vida
saludables para gestionar las lipoproteínas y prevenir problemas
cardiovasculares.
BIBLIOGRAFÍA

1. Brites FD, Rosso LAG, Meroño T, Menafra M. Lípidos y Lipoproteínas. [Internet].


[citado 26 de enero de 2024]. IDL. Disponible en:
https://fepreva.org/curso/6to_curso/material/ut17.pdf
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