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Derecho Administrativo I – Prof. Jaime Arancibia Martín Urbina
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Derecho Administrativo I – Prof. Jaime Arancibia Martín Urbina
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Derecho Administrativo I – Prof. Jaime Arancibia Martín Urbina
A) Unitaria:
En primer lugar, la relación jurídica administrativa-privada es unitaria, lo cual significa
que cuando la persona se relaciona con la administración pública, se relaciona con un sujeto
único llamado administración pública. Por razones de eficiencia, la administración pública
se ha ido dividiendo y organizando en torno a distintos organismos estatales, pero en
principio, esa división no obsta a que para mí siga siendo un solo sujeto con un solo titular
(PdR), con una sola finalidad, con un solo presupuesto y con un solo centro final de
imputación jurídica.
Cada vez que la administración se divide en distintos organismos, estos deben concebirse
como medios a través de los cuales la AP, como una sola, se relaciona con las personas, pero
estos organismos sólo ejercen competencias parciales que son imputables jurídicamente a
ellos de modo inmediato, pero imputables de modo mediato o final a la Administración
Pública que integran como un todo.
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B) Vertical:
En segundo lugar, la relación jurídica administrativa es Vertical, esto significa que se da
entre partes ubicadas en una posición desigual, la relación es asimétrica. Esto porque se da
entre una autoridad titular del interés público y un sujeto privado que es titular de un interés
particular.
El interés del todo de asegurar o garantizar el bien común es superior al interés de cada
sujeto de simplemente participar en el bien común.
Esta desigualdad jurídica se traduce en que cada parte de la relación jurídica tiene deberes
diferenciados. Corresponde al Estado servir al bien común mediante actos imperativos y
corresponde a la parte particular exigir dichos servicios de bien común y obedecer los actos
imperativos legítimos.
Esto tiene consecuencias prácticas, como por ejemplo que la relación jurídica
administrativa no se rige por el principio de igualdad ante la ley, ya que esta igualdad es entre
las personas. La justicia que rige en esta relación es vertical, y es la llamada justicia
distributiva. Esto importa porque algunos autores que equivocadamente hablan de igualdad
entre el Estado y la persona en la relación jurídica, cosa que no es válida porque se trata de
un caso de justicia distributiva y no de justicia conmutativa.
Cuando la AP contrata a un particular, vemos un reparto equivalente de derechos y
obligaciones entre ambos y una apariencia de justicia e igualdad conmutativa, pero sigue
siendo lo mismo porque el equilibrio económico está en la esencia del contrato
administrativo.
A juicio del profesor, también en contratos administrativos la relación es vertical, lo cual
no obsta a que haya equilibrio económico, porque la igualdad que rige en este contrato no es
la conmutativa horizontal sinalagmática, sino que una igualdad de cargas públicas.
C) Potestativa:
En tercer lugar, la relación administrativa es potestativa. Esto significa que la
verticalidad se manifiesta en el ejercicio de potestades o poderes jurídicos de imposición
unilateral. Una parte ejerce poderes respecto de otra. Lo único que puede hacer la AP en la
relación es ejercer poderes, no puede ejercer derechos.
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La AP sólo se vincula con las personas mediante actos de imperio. Con potestades nos
referimos a poderes jurídicos de imposición unilateral con interés ajeno. Con derechos nos
referimos a facultades de imposición bilateral o consentida y en interés propio.
D) Unilateral:
En cuarto lugar, la relación jurídica administrativa es unilateral. Esto porque los deberes
u obligaciones que surgen en esa relación provienen de una sola de las partes. Es un rango
distintivo esencial, porque en el derecho privado, ellas surgen de la voluntad de ambas partes.
Las consecuencias prácticas de que la relación administrativa sea unilateral son muy
relevantes.
Algunos discuten que para los contratos administrativos 1 existe una excepción, ya que
estos necesitan del consentimiento de ambas partes, pero a juicio del profesor esto no es así,
ya que basta con la voluntad de una de las partes para la creación de las relaciones jurídicas,
sí necesita confluencia de voluntades para producir efectos jurídicos, pero ello es un tema
distinto, aquí estamos hablando del origen de la relación jurídica. Podemos concluir esta idea
con que el rol del consentimiento en la relación administrativa es el de producir efectos, y no
el de su creación. El contrato administrativo sigue siendo de origen unilateral, ya que es muy
parecido a los actos de nombramiento de funcionarios públicos. El contratista es otro
funcionario público. La AP impone unilateralmente en virtud de un acto administrativo de
adjudicación una carga pública compensada que ya existe como acto pero cuyos efectos están
sujetos a la condición suspensiva de aceptación por parte del destinatario del acto. A juicio
del profesor, el rol del particular en el contrato administrativo es el de condición necesaria
para que el acto que ya existe produzca sus efectos. Así, el contrato administrativo se asemeja
más a actos privados unilaterales como aceptación de herencia o donación.
La consecuencia práctica más importante de que la relación administrativa sea unilateral
es que el autor del acto debe soportar unilateralmente los costos derivados de su anti-
juridicidad, en la medida que dicha anti-juridicidad no haya sido causada por un obrar
erróneo o de mala fe del destinatario del acto.
Dado que el acto existe por la voluntad de una sola de las partes, ¿Qué pasa si la parte que
la dictó lo hizo de modo contrario a derecho? Si se trata de un acto anti-jurídico que produjo
un efecto beneficioso en un destinatario de buena fe y que no es responsable de dicho error,
¿Quién debe asumir el costo de la nulidad? En una relación jurídica privada contractual
bilateral, la ley dice que si ese contrato es anti-jurídico o ilegal, dado que ambas partes
concurrieron a la materialización del acto con sus voluntades, ambas asumen el costo de la
nulidad, ya que ambas le dieron origen. Pero en el acto administrativo sólo lo asume la
administración, ya que el acto se materializa por una sola voluntad. Sería injusto hacer pagar
al destinatario del acto por un error o vicio del que no fue responsable.
Si es que además se obtuvo un beneficio de buena fe y el acto se declara nulo, el beneficio
no se pierde, pues no se tuvo responsabilidad. Nadie puede alegar su propio error en perjuicio
de otro.
Otra consecuencia de que la relación jurídica administrativa sea unilateral es que el autor
debe soportar las consecuencias de una modificación repentina o brusca del mismo acto o de
eventualidades que lesionen las expectativas o la confianza legítima en cuanto a su
estabilidad.
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Contrato Administrativo: Acto Jurídico Unilateral de efectos bilaterales sujeto a la
condición suspensiva de la aceptación de la carga pública recibida por la contraparte.
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E) Distributiva
La Administración debe distribuir bienes o cargas entre los integrantes de una comunidad.
A base de esto, la AP dicta actos de beneficio o de gravamen.
Los Actos de Beneficio consisten en actos de reconocimiento, declaración, o adjudicación
de derechos por parte de una autoridad o un integrante del órgano administrativo.
Las Cargas o Actos de Gravamen son actos impuestos unilateralmente a las personas.
Se les denomina cargas públicas y pueden ser merecidas o inmerecidas.
Las cargas merecidas son aquellas que se le impone a la persona que corresponde, lo
cual puede pasar por 3 motivos distintos:
• Por mérito conductual (Ej. Sanciones).
• Por realización de actividades de interés público (Cargas Regulatorias).
• Aquellas que exigen una contribución general al funcionamiento del Estado (Cargas
Tributarias).
Las Cargas Inmerecidas son aquellas asumidas por una persona no obligada a ella
jurídicamente, pueden ser:
• Asumidas de forma voluntaria (Ej. Cargos Públicos).
• Impuestas en Contravención a Derecho (Daño injusto cometido por el Estado).
• Aquellas que obligan a un sacrificio individual necesario pero inmerecido en
beneficio de un interés público (Ej. Expropiación).
Cuando se imponen cargas inmerecidas debe hacerse una indemnización para compensar
el daño patrimonial efectivamente causado. Todos estos actos obedecen a una lógica
distributiva, por lo que esa distribución debe ser justa e igualitaria.
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A) Juridicidad Normativa
Se refiere a la mera adecuación del acto a la norma o fuente normativa que permite y
regula su dictación.
Para dictar un acto administrativo se requiere tener una potestad, la cual está regulada en
una o más fuentes normativas. Por lo tanto, un acto será justo desde una perspectiva
normativa cuando el poder que lo dicta es fiel a cada uno de los requisitos que debe cumplir
para dictar tal acto.
Según la fuente que lo regula, el acto debe cumplir con los requisitos que dicha fuente
impone, es decir, si está regulado por la Constitución, debe cumplir con los requisitos de
Constitucionalidad; si está regulado por la ley, con los requisitos de Legalidad; si está
regulado por un reglamento, con los requisitos de Reglamentalidad; si está regulado por una
Convención Internacional, con los requisitos de Convencionalidad; Si está regulado por
Precedentes Judiciales, con los requisitos de Presedencialidad; Si está regulado por Bases
Concursales, con los requisitos de Basividad; y está regulado por la costumbre, por los
requisitos de Costumbridad.2
La Juridicidad Normativa salvaguarda a la Certeza, la Igualdad y, si es que la norma se
dictó con un congreso democrático, legitimidad democrática. Cada vez que se dicta un acto
infringiendo la juridicidad normativa, el acto es injusto desde un punto de vista normativo y
esa injusticia da origen a incerteza, discriminación y menosprecio a la voluntad democrática.
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Los términos de Reglamentalidad, Presedencialidad, Basividad y Costumbridad fueron
inventados por el profesor y no son oficiales.
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Cuando estas fuentes regulan el ejercicio del poder, regulan la estructura de la potestad
administrativa.
Para saber si el acto administrativo se adecúa a la juridicidad normativa, hay que fijarse
en las siguientes preguntas sobre la potestad ejercida:
• El Qué: El poder mismo que se está ejerciendo, el verbo rector del acto
administrativo. No se adecúa cuando el poder que está ejerciendo el órgano
administrativo no le corresponde, o cuándo este poder no ha sido otorgado
debidamente (El otorgamiento de un poder se hace siempre por ley de iniciativa
exclusiva del Presidente de la República).
• El Quién: El órgano administrativo que ejerce la potestad para dictar un acto
administrativo y sus integrantes. El acto no se adecúa al quien cuando el poder se
atribuye a órganos creados por fuente extra-legal, o cuando los integrantes del órgano
carecen de investidura regular o de las cualidades de probidad o imparcialidad que la
ley exige para que dicten un acto administrativo.
• El Por Qué: La norma debe establecer la situación fáctica o la circunstancia ante la
cual el órgano tiene la obligación de actuar ejerciendo un poder. El acto no se adecúa
al Por Qué cuando el órgano actúa de forma injustificada, al no haber ocurrido un
hecho que ameritase su intervención. También puede no adecuarse cuando debiendo
haber actuado el órgano en dicha situación, no lo hizo.
• El Para Qué: Indica la finalidad de la potestad otorgada, el motivo por el cual el
órgano obtiene un poder. El acto no se adecúa al Para Qué cuando el órgano actúa
hacia una finalidad distinta a la establecida en la norma, vicio conocido como
desviación de fin.
• El Cuándo: Puede referirse a dos situaciones distintas. En primer lugar, si es que la
norma establece un período de tiempo durante el cual el poder puede ser ejercido,
por lo que si se ejerce fuera del período permitido el acto no se adecúa al Cuándo. En
segundo lugar sobre la oportunidad para ejercer el poder, lo cual mide la eficacia
del poder en relación al momento en el cual ejerce el poder, y si este momento es
inoportuno, extemporáneo, tardío, retrasado o adelantado a una circunstancia, el acto
no se adecúa al Cuando.
• El Dónde: Se refiere al espacio territorial que fija la norma para el ejercicio del poder.
El acto no se adecúa al donde cuando el órgano actúa respecto de situaciones para las
cuales no es competente territorialmente, como un órgano que tiene competencia en
la Región Metropolitana actuando en Arica. La norma establece un territorio
específico en el cual el órgano debe realizar sus funciones.
• El Cómo: Se refiere básicamente a dos puntos, la modalidad de ejercicio del poder
y al procedimiento administrativo de actuación. Para el primer punto, la norma
establece que el poder puede estar establecido de modo reglado (El poder debe ser
ejercido de modo obligatorio cada vez que surja una situación que lo necesite) o
discrecional (El órgano goza de un margen de libertad para elegir entre posibilidades
de reacción según las circunstancias cuando ejerce el poder). En cuanto al segundo
punto, el órgano debe actuar siguiendo un procedimiento previamente establecido por
la norma, la cual es por regla general la Ley 19.880 sobre Bases de los
Procedimientos Administrativos.
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Cada vez que el acto administrativo se aparta, no respeta o infringe el modo según el cual
la norma regula alguno de estos elementos, está actuando contra la norma, y por lo tanto está
incurriendo en una antijuridicidad normativa.
Pero todo esto es estrictamente normativo, y cada vez que se infringe lo normativo el acto
es injusto desde ese punto de vista. Pero la juridicidad normativa no agota la justicia del acto.
No podemos decir que un acto es completamente justo sólo porque se adaptó a los
requisitos normativos, ya que la norma puede estar equivocada desde un punto de justicia
material, o tal vez no cubra todos los aspectos de justicia de un acto. El derecho es más que
la norma.
B) Juridicidad de Especie
Se refiere a la juridicidad o legitimidad de la actividad material, y al fin inmediato que el
acto administrativo realiza o se dispone a realizar, es decir, la juridicidad de la acción
intencional básica en que consiste el acto, más allá de su fin ulterior o de las circunstancias.
Hay actos que son injustos incluso si es que la norma los permite, existiendo dos tipos:
• Aquellos actos que privan, proscriben o desconocen de modo directo la titularidad de
derechos fundamentales. Esto se relaciona con la idea de intangibilidad del núcleo
esencial de los derechos que el poder ejecutivo no tiene competencia para afectar. Un
ejemplo podría ser la expropiación no compensada, o el aborto directo o la tortura.
• Aquellos actos dictados por la Administración Pública que constituyen el ejercicio
material de una función legislativa o judicial, para las cuales carece de legitimidad
orgánica mínima. Cada vez que un acto administrativo invade el ámbito natural de
funciones del legislador o del juez está actuando de un modo anti-jurídico, aunque lo
permita la norma jurídica. El acto no es injusto porque se oponga a la norma, sino que
porque lo es intrínsecamente.
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D) Juridicidad Orgánica
Se refiere a la aptitud del órgano administrativo y de sus integrantes para ejercer
debidamente la función encomendada. Para tal efecto, el órgano debe ser legítimo en su
origen y autónomo respecto del resto de las funciones del Estado, en particular de la Judicial.
A su vez, los integrantes del órgano deben acceder al cargo de un modo acorde con el
cometido público encomendado.
Cabe la posibilidad de que el acto sea legítimo por juridicidad normativa, de especie o
finalista, pero aun así ser injusto desde un punto de vista orgánico porque el órgano que lo
dictó o sus integrantes no gozan de la legitimidad para ejercer el poder, siendo el acto anti-
jurídico desde un punto de vista orgánico.
Los órganos administrativos son parciales desde un punto de vista objetivo, están
diseñados para perseguir un interés público específico respecto del cual no son imparciales.
Todo órgano debe tener una imparcialidad subjetiva y una parcialidad objetiva. La primera
significa que el sujeto que integra el órgano debe ser imparcial en cuanto sujeto, debe velar
siempre por el interés público y nunca por el suyo propio, pero el órgano es siempre parcial,
porque va a ser siempre parcial respecto del interés público que le encomienda la ley.
La legitimidad orgánica podría verse afectada cuando la decisión administrativa no es
adoptada por un órgano parcial, sino que por uno imparcial. Cada vez que un juez sustituye
al órgano administrativo en una decisión, esa decisión administrativa adoptada por el juez
carece de legitimidad orgánica, porque los jueces no están diseñados orgánicamente para
adoptar decisiones administrativas.
Puede pasar también que un integrante del órgano haya accedido al cargo de modo
ilegítimo, o habiendo accedido de modo legítimo decidió el asunto faltando a sus deberes de
probidad e imparcialidad subjetiva.
Se podría argumentar que no hay diferencia entre la juridicidad orgánica y la juridicidad
de especie, pero está sí existe y recae en que la juridicidad orgánica es la legitimidad del acto
respecto del órgano que la dicta, mientras que la juridicidad de especie se refiere a la
legitimidad del acto respecto de las facultades de quien lo dicta. La juridicidad de especie,
por tanto, apunta a la funcionalidad del acto.
E) Juridicidad Procedimental
La juridicidad procedimental se refiere a los principios del debido proceso que deben
preceder a la dictación del acto.
Sabemos que el debido proceso es una institución de la razón y de lo justo. Cada vez que
se dicta un acto estatal de imposición unilateral, necesariamente, ese acto para ser justo debe
estar precedido de un debido proceso.
El fundamento del debido proceso es el carácter impositivo unilateral del acto. Si el acto
estatal no se impusiera unilateralmente, el debido proceso no existiría. Es por eso que el
debido proceso no está regulado en el Código Civil, no es necesario el debido proceso para
actos bilaterales de participación voluntaria.
Estos principios que vamos a ver, de carácter procedimental, pueden estar regulados en la
norma, y de hecho en Chile lo están (En la Constitución y en la Ley de Bases Generales de
Procedimientos Administrativos). Pero el punto de esta juridicidad es para cuando la norma
nada dice o lo dice de forma incompleta sobre el debido proceso, o incluso si es que lo niega.
Existen criterios procedimentales que existen aun si no están incluidos en la norma.
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• Publicidad:
Consiste en el deber que tiene el órgano de dar a conocer el contenido y
fundamento de sus actuaciones a los interesados en el procedimiento que lleva a la
dictación del acto terminal.
Los interesados o eventualmente afectados tienen derecho a conocer
oportunamente los actos relativos al procedimiento y su fundamento, así como el resto
de los documentos que forman parte del expediente decisional.
Tan importante es la publicidad, que existen ciertos actos que carecen de validez
si no han sido debidamente notificados o publicados para los interesados en el
procedimiento decisional. De hecho, en concreto, un acto administrativo sólo produce
efectos jurídicos válidos una vez que es debidamente notificado o publicado. Antes
de esto no existe como acto y es sólo un proyecto de acto.
En cuanto a quien corresponde la notificación o publicación, la Juridicidad
procedimental indica que los actos de efectos individuales deben ser notificados a los
interesados particulares, en cambio aquellos actos de efectos generales deben ser
publicados en un medio de circulación nacional para poder ser conocidos por todos,
por ejemplo un reglamento se publica en el diario oficial, pero una multa se notifica
al interesado. El acto debe ser publicado o notificado por el órgano.
• Control:
La juridicidad procedimental exige que un acto administrativo pueda ser
controlado por el propio órgano o uno distinto de carácter administrativo o judicial
de oficio o a petición de parte para efectos de confirmarlo si es conforme a derecho o
modificarlo o dejarlo sin efecto si adolece de algún vicio o problema.
Por lo tanto, se atenta contra la juridicidad procedimental cada vez que se niega o
se restringe la posibilidad de control administrativo.
• Impugnabilidad:
La impugnación es la solicitud de revisión que hace una persona afectada.
La impugnación es un derecho fundamental del afectado por el acto. El órgano
que recibe esa impugnación está obligado a controlar el acto y determinar si la
impugnación procede o no procede, y si procede, deberá o modificar o dejar sin efecto
el acto según los términos de la impugnación.
La Impugnabilidad puede ser administrativa o judicial:
o La Impugnación Administrativa consiste en interponer un recurso
administrativo ante un órgano administrativo, que puede ser el mismo que
dictó el acto (Recurso de Reposición), otro superior jerárquicamente
(Recurso Jerárquico) o uno de otra institución (Recurso Especial).
o La Impugnación Judicial se interpone ante un Órgano Judicial a través de
acciones judiciales de impugnación, que consisten en demandar judicialmente
al órgano que dictó el acto, alegando que ese acto es injusto. Aquí el juez
resuelve las medidas respecto del acto, pudiendo rechazar la impugnación o
acogerla y adoptar una medida de protección, anulando el acto o dejándolo
sin efecto, o bien ordenando su modificación parcial.
Podemos clasificar las acciones judiciales de impugnación en:
▪ Constitucionales: Se interponen ante un juez y están reconocidas por
la Constitución, como el recurso de amparo, reclamación por pérdida
de nacionalidad, nulidad de derecho público, etc.
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F) Juridicidad Territorial
Se refiere al ámbito espacial, geográfico o territorial en que el poder puede ser ejercido de
modo justo.
Un acto administrativo carece de juridicidad territorial cuando pretende producir efectos
en un ámbito territorial distinto a aquel sobre el cual puede hacerlo.
Un órgano no puede dictar un acto que produzca sus efectos fuera del territorio de Chile,
ya que el Estado no tiene soberanía fuera del territorio y el acto no sería legítimo.
A) Eficacia:
La eficacia de un Acto Administrativo consiste en la capacidad del mismo para proteger
el interés público encomendado. Para ser eficaz, el acto debe ser:
1. Procedente:
La procedencia se refiere al deber de actuar ante el surgimiento de una necesidad
pública concreta. Se entiende infringida en casos de omisión injustificada o de
actuación ante una necesidad que es inexistente, distinta de aquella que habilita para
actuar o que ya ha sido abordada eficazmente por una actuación anterior.
2. Idóneo:
La idoneidad se refiere a la elección de la potestad más eficaz entre aquellas que
el órgano dispone para actuar.
3. Acertado:
Un acto acertado es correcto en cuanto a la ponderación de los hechos y/o a la
solución técnica del problema.
4. Oportuno:
La oportunidad alude a la satisfacción de la necesidad a tiempo. Se infringe ante
actuaciones extemporáneas.
5. Suficiente:
La suficiencia se refiere a la intensidad o quantum del poder desplegado para la
protección del interés público encomendado.
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B) Proporcionalidad:
La proporcionalidad es un criterio extrínseco de juridicidad que exige al órgano satisfacer
el interés público encomendado del modo menos lesivo posible.
Por regla general, en Derecho Administrativo el órgano detenta más de una potestad para
alcanzar su objetivo ante un hecho determinado. Por ello, el test de proporcionalidad se
realiza en dos momentos:
1. Proporcionalidad en la elección del instrumento o potestad para actuar:
La proporcionalidad exige que, ante instrumentos igualmente eficaces, debe
elegirse el menos lesivo. Podemos encontrar varios ejemplos para esto:
o Si se sabe que se puede lograr solucionar y proteger a tiempo el interés público
con una advertencia, sería desproporcionado imponer una multa.
o Ley N°20.529 sobre Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de
Educación Parvularia, Básica y Media, Art. 78 Inc. 2°: “Sólo serán
sancionadas las infracciones a esta ley si no fueran subsanadas en el plazo
que prudencialmente conceda al efecto la Superintendencia”.
o Ley N°20.417 que crea el Ministerio, el Servicio de Evaluación Ambiental y
la Superintendencia del Medio Ambiente, Art. 41: “La Superintendencia
deberá eximir del monto de la multa al infractor que concurra a sus oficinas,
por primera vez, y denuncie estar cometiendo por sí cualquier infracción
establecida en los artículos precedentes”.
2. Proporcionalidad en la intensidad o quantum con que se aplica la potestad:
Una vez elegido el instrumento, éste debe ser usado de modo proporcional a la
necesidad. Por ejemplo, si el carabinero puede detener a un agresor con un balazo en
la pierna, sería desproporcionado que le disparara en la cabeza.
Con respecto a la eficacia y la proporcionalidad, hay un fenómeno conocido como
Discrecionalidad Administrativa, que consiste en el margen de libertad del órgano
administrativo para escoger la reacción más adecuada ante un determinado hecho o necesidad
pública.
La discrecionalidad puede darse en varios ámbitos, existiendo varias clases de
discrecionalidad administrativa:
• Potestativa o Instrumental:
La discrecionalidad para escoger qué poder ejercer para resolver un asunto
particular.
El órgano puede ejercer cualquier poder que le haya sido reconocido, pero estos
poderes son también deberes. El órgano debe ejercer un poder si es necesario, por
mucho que la facultad sea discrecional, lo que queda a su libertad es elegir el poder a
usar. Además, siempre se tiene que adoptar el poder más eficaz pero menos dañino
para actuar, siguiendo así con el principio de proporcionalidad.
Cuando ocurre una infracción, es importante entender que la administración cuenta
con un conjunto de posibilidades de reacción, donde la multa, por ejemplo, es sólo
una de las posibilidades de reacción. La finalidad de las sanciones administrativas no
es castigar, sino corregir.
• Cuantitativa:
Una vez elegido el instrumento, se tiene la libertad para elegir la intensidad con la
cual ejercer el poder.
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• Interpretativa:
Ámbito de libertad del órgano para interpretar o fijar el sentido o alcance de
disposiciones con un sentido vago.
• Temporal o de Oportunidad:
Discrecionalidad que tiene el órgano para decidir el momento en el cual actuar.
• Nominativa:
Cuando el órgano tiene libertad para darle una denominación formal al acto, el
nombre formal apropiado del acto.
Esta libertad no es absoluta, se debe ver si esa libertad se ejerció de forma correcta o no.
Pero esta es una idea relativamente nueva, porque la cultura jurídica chilena está tan teñida
por el derecho penal, que cada vez que se produce una infracción el órgano inmediatamente
multa.
La ley que otorga el poder no dice que tiene que ser ejercido de forma proporcional, y si
la ley no lo dice, podría tocar un juez que rechace una impugnación por proporcionalidad.
Pero la proporcionalidad no necesita estar fijada por ley, es un principio jurídico fundamental.
La única acción que permite al juez controlar una acción más allá de su legalidad es el
recurso de protección.
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impone una carga pública inmerecida, la cual debe ser compensada. El fundamento
de la responsabilidad del Estado por daño anti-jurídico es la igualdad ante las cargas
públicas. Es una obligación de padecer en favor del interés público.
• Las que obligan a un sacrificio inmerecido y especial o excepcional en beneficio de
un interés público, como por ejemplo una expropiación, limitación al dominio y
privaciones derivadas de la invalidación o revocación lícita de actos de beneficio por
razones ajenas al obrar del beneficiado.
D) Certeza:
Para ser justo, el acto debe respetar los criterios de seguridad o certeza jurídica.
El acto es justo cuando logra salvaguardar la capacidad del destinatario para prever las
consecuencias jurídicas de sus actos y adaptarse a los cambios impuestos.
El deber de certeza se traduce en el cumplimiento de deberes procedimentales y
sustantivos.
Entre los deberes procedimentales está la Contradictoriedad y la Publicidad.
Entre los deberes sustantivos está el Respeto a los derechos adquiridos y el Respeto a la
confianza o expectativa legítima que produce un acto estatal anterior en la medida que sea
más favorable que el acto posterior.
Es extrínseca porque su medición se hace respecto de una persona determinada.
Cuando se dicta el acto administrativo, en principio, debe producir efectos sólo para
situaciones futuras, y atenta contra la certeza cuando afecta derechos adquiridos con
retroactividad a su dictación. Puede hacerlo siempre y cuando lo autorice el legislador y
exista una debida compensación.
Otra forma de incerteza es que haya un acto inválido que le confiera un derecho a una
persona, la cual goza de él hasta que un nuevo acto invalida el anterior, operando con efecto
retroactivo. Esto está bien porque de actos inválidos no pueden nacer derechos, pero podría
pasar que tal persona hubiera adquirido este derecho de buena fe, por lo cual se protege a
dicha persona.
Lo anterior es una Situación Jurídica Consolidada, una situación jurídica beneficiosa
para un particular que actúa de buena fe pero cuyos beneficios surgen de un acto inválido.
El profesor prefiere hablar de acto administrativo putativo, lo cual deriva del
matrimonio putativo, un matrimonio del cual hay hijos pero que luego se invalida. Lo lógico
sería retrotraer la situación hasta antes del matrimonio, pero el derecho considera injusto esto
para los hijos porque son terceros de buena fe, por lo que aunque se anule el matrimonio,
para los hijos éste subsiste bajo el nombre de matrimonio putativo.
Un tercer ejemplo sería: un acto que opera retroactivamente pero no para privar a una
persona de un derecho adquirido, sino que para otorgarle un beneficio. Al ser beneficioso no
afecta la seguridad jurídica.
La retroactividad no siempre afecta la certeza jurídica.
Ahora, si un acto anula uno anterior y se le quita el beneficio a una persona que, por
ejemplo, tenía una beca por 5 años y sólo lleva 3, el Estado no puede cortar la beca si el acto
era válido. Esto sería una revocación de acto administrativo válido que atenta contra una
expectativa legítima, en razón de la cual no se puede privar algo que se habría tenido el
derecho eventual de obtener.
El derecho protege esta confianza legítima de 3 formas posibles: respetando el beneficio
hasta su cumplimiento, revocarlo con indemnización o revocar pero con efectos de
revocación diferidos a futuro.
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Hay autores que dicen que cuando el acto es invalido y estaba de buena fe, es correcto que
se respete, pero desde aquel momento se está de mala fe. Esto puede ser refutado con un caso
práctico: imaginemos que el Estado me da una beca para irme a estudiar 5 años a Alemania.
Al tercer año me quita la beca diciéndome que no me quitará lo otorgado en estos 3 años pero
que tampoco me seguirá dando dinero para los 2 que quedan. Lo que pasa aquí es que los 3
años anteriores ya no me sirven. No puedo pagar los 2 que quedan y no me queda otra que
volver a Chile, habiendo perdido 3 años para nada porque el Estado decidió revocarme un
beneficio que obtuve de buena fe. Tenía la confianza legítima de mantener mi beneficio y no
sería justo perderlo repentinamente por un cambio de opinión del Estado.
Una situación jurídica consolidada puede pasar a ser un derecho adquirido mediante la
prescripción. Por ejemplo, el Estado expropia indebidamente y luego le da el bien expropiado
a un tercero. Éste no tiene un justo título pero sí una situación jurídica consolidada. Tras un
plazo de prescripción el bien pasa a ser suyo por derecho adquirido. El sujeto al que se le
expropió puede demandar la nulidad del acto expropiatorio, pero al ser derecho adquirido del
tercero no se le puede quitar el bien, por lo que es el Estado el que debe hacerse responsable,
pagando una indemnización.
Hay ciertos atributos, elementos o propiedades que debe cumplir un acto
administrativo para efectos de asegurar el principio de certeza jurídica. Entre ellas
destacan:
• Precisión: El acto no puede contener órdenes, mandatos o declaraciones vagas o
ambiguas de voluntad.
• Motivación: Los actos administrativos deben ser fundados o motivados.
• Autarquía: El acto debe ser autosuficiente y contener todos los elementos para su
entendimiento.
• Congruencia: Congruencia entre el acto y lo solicitado al inicio del procedimiento.
• Inmutabilidad: El acto no puede ser modificado sino por razones de interés público.
• Intangibilidad o Desasimiento del Órgano que dicta el Acto respecto de éste:
Cuando un órgano dicta un acto, ya no puede volver a tocar el acto original.
• Irretroactividad del Acto: Salvo que éste sea de beneficio.
Habiendo examinado todos los criterios de juridicidad, cabe destacar que en Chile, lo más
común es que el alegato jurídico por la legitimidad del acto se produzca en el plano
normativo, y muy pocas veces se alega en base a otros criterios de juridicidad.
Apoyarse en los demás criterios funciona pocas veces, y por lo mismo no se intenta mucho
a menos que se pueda encontrar tal criterio en alguna norma jurídica. Si no se puede encontrar
en sentido expreso, se debe subsumir en una norma interpretativa.
La norma que sirve para subsumir estos principios es el Artículo 7°, Inc 1° de la
Constitución: “Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de
sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la ley”.
Dentro de este artículo, la clave está en la frase “Dentro de su competencia”, porque
cada vez que el órgano dicta un acto anti-jurídico de acuerdo a cualquiera de estos criterios,
está actuando fuera de su competencia. El órgano no tiene competencia para actuar de modo
injusto. Entonces, cualquiera de los criterios de juridicidad se puede vincular a este artículo,
con la sola excepción de la juridicidad procedimental, que se asocia más al debido proceso
contenido en el Art. 19 N°3.
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A) Actos de Beneficio
Cuando el Acto de Beneficio es válido, es obligatorio y exigible, esto significa que la
Administración está obligada a dar el beneficio y, en caso contrario, el beneficiado tiene la
posibilidad de demandar el cumplimiento forzado de las obligaciones en su favor. En caso
de que esta omisión o retardo genere un perjuicio al beneficiado, cabe la posibilidad de
solicitar indemnización de perjuicios a través de una acción de responsabilidad del Estado.
Claro que no siempre hay que exigir el beneficio, ya que existen ciertos actos de beneficio
cuyos efectos producen imperatividad inmediata, es decir, el beneficio consiste en el acto
mismo y sus efectos inmediatos.
Para los actos de beneficio que una vez dictados necesitan una actividad ulterior de la
administración para concretarse (Ej. Becas), es necesario que primero se dicte el acto y luego
la administración cumpla con el requisito mediante un acto posterior.
Pero si la Administración no cumpliera con el pago, el destinatario debe exigir el
cumplimiento del beneficio mediante demanda civil ante tribunal ordinario.
B) Actos de Gravamen
Cuando el Acto de Gravamen es válido, se vuelve obligatorio y exigible. Por ello, si un
particular no cumpliera con la carga impuesta, el órgano dicta un acto o realiza actividades
materiales de ejecución de la obligación impuesta, es decir, que el órgano mismo vela por el
cumplimiento forzado del acto.
Esto está reconocido en la Ley N°19.880 de Bases de Procedimientos Administrativos,
que en su Art. 50, que prevé que un órgano administrativo podría ordenar la ejecución
material de sus resoluciones previa notificación al particular interesado.
Para algunos autores basta con esta disposición para que cualquier órgano pueda exigir el
cumplimiento forzoso cada vez que impone un gravamen. Otros dicen que no es suficiente,
porque sólo reconoce la posibilidad de la ejecución forzosa del cumplimiento, pero para ello
el órgano necesita un poder especial de ejecución que sólo puede ser conferido por ley y que
el Art. 50 no otorga. El profesor apoya esta postura.
Entonces, ¿Puede el órgano administrativo usar sus poderes para disponer el
cumplimiento forzado ante la resistencia del particular? La opinión se divide, ya que
algunos piensan que sí mientras que otros consideran que el cumplimiento forzado de
obligaciones es patrimonio exclusivo de los tribunales de justicia, ya que desde el momento
en que hay incumplimiento, surge un conflicto jurídico entre partes que al ser tal, debe ser
resuelta por un tercero independiente e imparcial.
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El daño por parte del Estado está paulatinamente reconocido por nuestro ordenamiento
jurídico, lo cual se refleja en:
• Art. 7° Inc. Final de la Constitución: “Todo acto en contravención a este artículo
es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley señale”.
• Art. 7° Inc. Final de la Constitución: “La infracción de esta norma generará las
responsabilidades y sanciones que determine la ley”.
• Art. 38 Inc. 2° de la Constitución: “Cualquier persona que sea lesionada en sus
derechos por la Administración del Estado, de sus organismos o de las
municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales que determine la ley, sin
perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere
causado el daño”.
• Art. 4° de la Ley 18.575: “El Estado será responsable por los daños que causen los
órganos de la Administración en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de las
responsabilidades que pudieren afectar al funcionario que los hubiere ocasionado”.
• Art. 42 de la Ley 18.575: “Los órganos de la Administración serán responsables del
daño que causen por falta de servicio.
No obstante, el Estado tendrá derecho a repetir en contra del funcionario que hubiere
incurrido en falta personal”.
Ahora bien, con respecto a los requisitos para que opere esta responsabilidad, existe una
división doctrinaria que se remite a dos escuelas: la de tradición civilista y de tradición ius
publicista.
La Tesis Civilista señala que, si bien la Constitución y la Ley de Bases Generales de la
Administración del Estado reconocen que el Estado es responsable por los daños antijurídicos
que cause, no dicen nada respecto del estatuto jurídico aplicable a dicha responsabilidad, por
lo que es preciso recurrir a las normas del Código Civil. Esta tesis tiene como consecuencias:
• La Responsabilidad Estatal sería indirecta, ya que el Estado no es el sujeto
directamente imputable por el daño, sino que responde tal como lo hace un
empresario por los daños de sus dependientes.
• Para que surja la responsabilidad en el Código Civil, no basta con que exista un daño
antijurídico causado a una persona, sino que además la víctima debe probar que tal
daño fue causado por dolo o culpa del sujeto que causa el daño. Por tanto, si esto
último no se acredita, el Estado no responde. Aquí se aumenta la carga probatoria
para el demandante.
• Al estar regulada en el Código Civil, la acción de responsabilidad del Estado se rige
por los plazos de prescripción del Código Civil. Es por ello prescriptible la
responsabilidad del Estado.
Por otro lado, la tesis ius publicista sostiene que es erróneo pensar que existe un vacío
normativo en relación al estatuto jurídico aplicable a la responsabilidad, porque la
Constitución cuenta con un estatuto aplicable a la responsabilidad que se deduce de ciertos
artículos. Esta tesis postula que la Constitución reconoce un principio de justicia distributiva,
que establece que el Estado no puede aplicar cargas inmerecidas a una persona sin
indemnizarla íntegramente. Las consecuencias de esta tesis son:
• El estatuto normativo que rige la Responsabilidad del Estado está tanto en la ley como
en la Constitución.
• La Responsabilidad del Estado es directa, ya que el órgano que causa un daño es
parte del Estado, y éste es un solo.
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1. Introducción
En Chile, la Administración Pública está a cargo de entes ficticios, organismos estatales
creados por el legislador.
La reserva legal de la creación de organismos públicos en Chile está consagrada en el Art.
65 Inc. 4° N°2 CPR: “Es de reserva legal y de iniciativa exclusiva del Presidente de la
República, la creación de nuevos servicios públicos”.
Al decir que está a cargo de organismos, estamos diciendo que el Legislador, al crearlos,
los dota de un nombre, existencia legal, domicilio, poderes, capacidad para obligarse y de ser
representado. Eventualmente también lo puede dotar de patrimonio propio o ajeno para
actuar. También lo dota de órganos, a través de los cuales ejerce sus poderes.
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Pero esto último genera un problema a posteriori: ¿Qué pasa cuando el legislador omite
decir que una institución nueva tiene personalidad jurídica pero sí cumple con los requisitos
de ella? Algunos plantean que se entiende que la tiene, pero esto no es tan fácil en la práctica.
La jurisprudencia y doctrina, actualmente, opinan que si el legislador no dice
expresamente que la institución goza de personalidad jurídica, no podemos decir que la tiene
por que posee ciertos atributos. A juicio del profesor esto no es así, y si cuentan con
personalidad jurídica con tal de cumplir con los requisitos.
Ahora, si la ley crease un organismo que cumple con todos los atributos de una persona
jurídica menos el patrimonio propio, hay casi total unanimidad en decir que no tiene
personalidad jurídica, pero nuevamente el profesor difiere, ya que considera que decir que
carece totalmente de personalidad jurídica es excesivo, y que podría hablarse de una
personalidad jurídica parcial o suficiente.
Toda esta discusión tiene una serie de consecuencias jurídicas, ya que si el organismo
carece de personalidad jurídica, no puede actuar por sí mismo en juicio, al carecer de
capacidad procesal. También debe acogerse a una personalidad jurídica distinta: la del fisco.
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B) Desconcentración
Consiste en la creación de un nuevo órgano por parte del legislador, el cual lo dota de
atribuciones directamente, pudiendo ser atribuciones que le quita al órgano superior para
entregarle, o atribuciones nuevas creadas expresamente por el legislador.
El órgano nuevo e inferior es el que ejercer dichas potestades, pero el superior dicta
instrucciones o políticas generales de cómo ejercer dichas atribuciones.
Se diferencia de la delegación porque esta última se da por Acto Administrativo, mientras
que la desconcentración se da por la ley.
La desconcentración puede ser funcional o territorial:
• Funcional: Se desconcentra el ejercicio de un poder ejercido dentro de todo el
territorio de la república, siguiendo el ejercicio de la potestad desconcentrada en todo
el territorio.
• Territorial: Se desconcentra un poder para ser ejercido en un solo territorio
determinado dentro de la república.
Un ejemplo de desconcentración funcional es el Ministro de Estado como órgano
desconcentrado del Presidente de la República; mientras que un ejemplo de
Desconcentración Territorial es el SEREMI como órgano desconcentrado del Ministro en la
Región, o el INRE como órgano desconcentrado del Presidente en una región.
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C) Descentralización
Es más radical que la desconcentración, consistiendo en la creación por ley de nuevos
organismos independientes del original.
Siendo la Administración Pública un conjunto de organismos, podemos decir que hay una
división de la administración pública de dos tipos:
1. Administración Centralizada o Fiscal
Tiene su origen en el gobierno, que funciona como el organismo central de la
administración pública.
El gobierno estaría compuesto por varios organismos y órganos que están
subordinados a un centro: El Presidente de la República.
Ahora bien, existen órganos desconcentrados del Presidente de la República y que
mantienen este vínculo jerárquico con él. A un nivel funcional, hablamos de los
Ministros de Estados; y a un nivel territorial, de los INRES y GOPROS. Todos estos
órganos forman parte de un solo organismo, que llamamos gobierno, y todos actúan
con el patrimonio y personalidad jurídica del fisco.
El fisco funciona entonces como la personalidad jurídica del gobierno.
El vínculo que une al Presidente con los Órganos Fiscales es jerárquico, y se
traduce en poderes genéricos de dirección, nombramiento, remoción, supervisión,
corrección, etc.
El Congreso y el Poder Judicial también actúan bajo la personalidad jurídica del
fisco, pero sin tener un vínculo jerárquico con el Presidente de la República.
La Administración Pública Fiscal o Centralizada es aquella que le pertenece al
gobierno bajo la personalidad jurídica del fisco.
Existen dos instituciones que ejercen una función ejecutiva y se denominan
fiscales, pero que no están subordinados al Presidente:
• La Contraloría General de la República
• El Ministerio Público
2. Administración Descentralizada o Personificada
El legislador ha ido creando organismos o personas jurídicas estatales distintas de
la persona jurídica del fisco, pero que también actúan en la Administración Pública,
ellos se denominan entes de la AP descentralizada o Personificada.
Dentro de ellas distinguimos entre Servicios Públicos Descentralizados 3;
Empresas del Estado; Universidades Estatales; Municipalidades; Gobiernos
Regionales; el Banco Central y Superintendencias.
La naturaleza del vínculo que une a estas instituciones con el Presidente es de
Supervigilancia, con poderes tasados (aquellos que otorga la ley).
Los poderes típicos de supervigilancia son: Nombramiento; Aprobación de
Decisiones; Fiscalización, etc.
Esto tiene consecuencias procesales:
• Si el Organismo tiene personalidad jurídica propia, demando al organismo.
• Si el Organismo no tiene personalidad jurídica propia, debo demandar al fisco.
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Organismos administrativos con personalidad jurídica y patrimonio propios que cumplen
con un servicio de interés público, como el Registro Civil o el Servicio de Aduanas.
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El Art. 27 señala que, según el volumen de trabajo del ministerio, la ley podría establecer
divisiones de departamento.
El Título II de la Ley también regula los Servicios Públicos, los cuales están destinados
a satisfacer necesidades públicas y están en contacto directo con las personas.
Cada vez que existe una necesidad o interés público, esto puede ser satisfecho por
instituciones privadas o por el Estado. Cuando se da por instituciones privadas, el Estado
igual interviene mediante fiscalización y regulación.
Cuando se da por instituciones estatales, se hace mediante un Servicio Público, y esos son
los regulados por la Ley, la cual los define en su Art. 28: “Los servicios públicos son órganos
administrativos encargados de satisfacer necesidades colectivas, de manera regular y
continua. Estarán sometidos a la dependencia o supervigilancia del Presidente de la
República a través de los respectivos Ministerios, cuyas políticas, planes y programas les
corresponderá aplicar, sin perjuicio de lo dispuesto en los Artículos 22, inciso tercero, y 30.
La ley podrá, excepcionalmente, crear servicios públicos bajo la dependencia o
supervigilancia directa del Presidente de la República”.
Art. 29: “Los servicios públicos serán centralizados o descentralizados.
Los servicios centralizados actuarán bajo la personalidad jurídica y con los bienes y
recursos del Fisco y estarán sometidos a la dependencia del Presidente de la República, a
través del Ministerio correspondiente.
Los servicios descentralizados actuarán con la personalidad jurídica y el patrimonio propios
que la ley les asigne y estarán sometidos a la supervigilancia del Presidente de la República
a través del Ministerio respectivo. La descentralización podrá ser funcional o territorial”.
Esta distinción entre centralizado y descentralizado también supone una distinción entre
los representantes de los Servicios Públicos:
• En el caso de Servicios Públicos Centralizados, el representante legal es el Presidente,
aunque puede delegarla según el Art. 35 de la ley. El representante judicial del fisco
es el presidente del Consejo de Defensa del Estado.
• En el caso de Servicios Públicos Descentralizados, el representante legal y judicial es
el jefe superior del servicio.
En cuanto a la estructura del Servicio Público, el Art. 31 dispone que “los servicios
públicos estarán a cargo de un jefe superior denominado director (…), les corresponderá
dirigir, organizar, y administrar el correspondiente servicio; controlarlo y velar por el
cumplimiento de sus objetivos; responder de su gestión, y desempeñar las demás funciones
que la ley les asigne”.
Por otro lado, el Art. 32 señala que “en la organización interna de los servicios públicos
sólo podrán establecerse los niveles de Dirección Nacional, Direcciones Regionales,
Departamento, Subdepartamento, Sección y Oficina”.
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1. Funcionario Público
Es toda persona natural que desempeña una función para el Estado con independencia de
la figura jurídica en virtud de la cual está prestando ese servicio, y con independencia de la
norma que regula su estatuto de derechos y obligaciones.
Por regla general, el carácter de funcionario público se adquiere en virtud de un acto
jurídico unilateral, en virtud del cual se impone una carga pública compensada. Pero para
que produzca efectos este acto jurídico, se requiere consentimiento de dicha persona.
Este acto unilateral podría ser un nombramiento o un contrato, y la carga pública consiste
en prestar servicios para el Estado, estando sus efectos sujetos a la condición suspensiva de
aceptación o rechazo.
El concepto de funcionario público es el género que agrupa a todas aquellas personas que
prestan servicios para el Estado, con independencia de la modalidad en que hayan adquirido
ese carácter, y con independencia de la norma en que esté recogido su estatuto de derechos y
obligaciones.
Una vez adquirida la calidad de funcionario público, la persona admite distintas fuentes
normativas, como el Código Civil en contratos de honorarios, el Código del Trabajo u otras
leyes especiales, como la de Estatuto Administrativo de los Funcionarios de la
Administración del Estado.
La Ley de Estatutos Administrativos (18.834) regula en forma exclusiva la relación
entre el Estado y sus funcionarios; las obligaciones, responsabilidad y las causas que ponen
fin a ésta. Las excepciones a esta ley son para las instituciones que se rigen por sus propias
leyes especiales, como el Banco Central.
Lo que regula esta ley es un vínculo jurídico, que puede darse de distintas maneras:
• Se nombra un funcionario “planta”, pudiendo designar funcionarios suplentes. El
nombramiento se hace por acto administrativo y la cantidad de funcionarios la
determina la ley
• Otro vínculo es el de “contrata”, el cual no lo asigna la ley, sino el mismo servicio.
Son de carácter transitorio, se asignan por acto administrativo y su cantidad depende
del órgano.
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