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Facultad de Teología Agregada a la Universidad

Alumno: José Canelón,


Pontificia Salesiana de Roma – UPS
C.I: 20952887. Seminario
Facultad de Teología Asociada a la Universidad
Santa Rosa de Lima.
Católica Andrés Bello – UCAB

Carlos Schickendant: El ministerio ordenado no está “por encima de”, sino que es, ante
todo, “uno en” el Pueblo de Dios; su tarea de presidencia se sitúa al interior de las
comunidades eclesiales, de las que forma parte. “El abuso sexual constituye siempre,
también, un abuso de poder, y esto puede ser facilitado por las estructuras autoritarias y
clericales de la Iglesia católica”. Por eso reclama un “cambio en las estructuras de poder
clerical”, es decir, un examen fundamental del ministerio ordenado del sacerdote y de la
comprensión de su papel con respecto a las personas no ordenadas.
Claudia leal: La identidad del sacerdote es un elemento dinámico que, en diálogo con la
consolidación y maduración de la identidad humana, configura una respuesta personal y
eclesial capaz de interpelar tanto a la cultura como a los miembros de la institución. El
hecho de que la identidad sacerdotal sea dinámica reclama una atención y
acompañamiento a lo largo de la historia personal y comunitaria. Los tres elementos para
la renovación de la práctica sacerdotal reflexionados, se enmarcan en el desafío eclesial
más amplio de la formación permanente del clero. Se refieren al código profesional, a la
noción de accountability y a una cierta visión de la vida afectiva del consagrado. Un plan
de formación que aborde estas dimensiones considera etapas y debe ofrecer
herramientas que ayuden a profesionalizar el ejercicio del ministerio.
Carlos Schickendantz: Una reforma eclesial puede designar procesos de muy diversa
naturaleza, que incluyan los más variados aspectos de su organización y misión. Utilizada
en sentido amplio la expresión puede incluir la renovación de toda la vida de la Iglesia,
tanto la “renovación del espíritu”, como la “reforma de la institución”. Francisco habla de
una “pirámide invertida”; efectivamente, hay que invertir la pirámide en las mentalidades
y traducirlo en las instituciones.
Reflexión Personal: Los problemas de abuso de poder en la Iglesia en los últimos años,
exigen por parte de la Institución eclesiástica una llamada a la renovación y conversión.
Dicha transformación tendrá que darse de manera enfática en el ejercicio del ministerio
sacerdotal ordenado. La formación y el acompañamiento para el sacerdote debe ser de
manera constante y personalizada, para que pueda ejercer su función de una manera mas
parecida al ideal evangélico presentado por Jesús como Pastor que da la vida por las
ovejas. Urge a los sacerdotes una formación integral permanente que permita el
autoconocimiento y dominio de sí mismo, Redimensionando sus virtudes y defectos desde
la unión personal con Cristo y desde la gradual puesta en práctica del carisma sacerdotal.
Integrando así en la persona propia, el ideal de la configuración con Cristo. Es precioso
que el sacerdote aprenda a Ofrecer su vida para el servicio en las condiciones reales de la
sociedad actual, y que su servicio sea adecuado con las exigencias actuales de la Iglesia.

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