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f u n d a d o r s e la n a c io n a l id a d o r ie n t a l .
K3 C1UTA
Aíío BE 1860.
Imprenta de Do-Me.m
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INTRODUCCION.
La vida de los hombres públicos, que lian influido en el des
tino de los Pueblos, pertenece á la historia, á cuyo juicio imparcial
debe librarse la apreciación de sus méritos, de sus flaquezas y de
eos virtudes.
A ella deben los contemporáneos la deposición sincéra de cu
anto conocieron de aquellos personajes, de aquellos gónios que
jugaron un rol sobresaliente en el gran teatro de los sucesos po
líticos, de las glorias mas altas, á qne ligaron su nombre.
A ella se debe el conocimiento de sus antecedentes, de sus
servicios, de sus actos, de sus debilidades y virtudes, para que
exenta de toda pasión, pueda juzgarlos, presentándolos al aprecio
ó al reproche de las generaciones presentes y venideras.
El Jeneral Artigas ha sido la primera y la mas prominente
figura histórica de nuestra revolución. Su vida pública, y aun su
vida íntima, debe ser un objeto de interés para sus Qauciuéadanos,
de estudio para el político y el filósofo, para e,l hístoriadory para
el biógrafe, ora se le contemple en el pinacuíq de su grandeza
ora en el pedestal de la adversidad.
Iniciador, apóstol, soldado y mártir de una creencia fervorosa
y noble, que vino á ser nuestra religión política como la de todos
los pueblos Hispáno-americanos, tiene derecho al homenaje de
nuestro respeto y reconocimiento.
Cnalqniera que fuesen los errores atribuidos á su época,
en que se operaba una transición violenta, talvez prematura, pasan
do del obscurantismo y vasallage de tres siglos, á la luz de la liber
tad y al ser propio independiente, hay mucha gloria en ella, mu
chos rasgos heróicos, muchas virtudes cívicas y mucha enseñanza
saludable, que dignifica al hombre y enaltecen al Pueblo Oriental,
señalando los escollos que debe evitar en su camino, para llegar
al apogeo de su prosperidad, complemento grandioso de la
obra magna que empezaron los heroes de nuestra independencia,
en aquella época vaga y confusa todavía de la historia moderna.
Sin pretenciones de biógrafos, trazaremos apenas algunos rasgos
de la vida política y militar de esa gran figura histórica de la tierra
de Solís, que refleja la gloria y los dolores de la primera época de
nuestra revolución, y que peregrinando 30 años en las soledades
del Paraguay, envuelto en el sudario del olvido, rindió sn espíritu,
para parecer ante la posteridad y decirla—J uzgadme!
E l. J E N E E A L © JOSAS G E R V A C IO A E T I G A S .
F u ndad o? de la A la c io n a lid a d O r ie n ta l.
»
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el jérmen de la división entre los sostenedores de «na propia cansa.
A proyectándose de ella la Corte de Portugal que acariciába la
id ta de erijir un trono en Buenos Aires á la PrincesaDa. Carlota
Joaquina de Barbón, y cuyas aspiraciones se alhsgaban se llevaron
las cosas al punto de pactar el abandono del sitio de Montevideo,
dejando el paso franco á las tropas de Portugal, que á presto de
seguridad desús fronteras, se internaron en el territorio Oriental
á las órdenes del Jeneral I). Diego de Scuza.
En viitud de ese pacto ó aimisticio celebrado en 23 de Octu
bre de 1,811 entre la Junta de Gobieino de Buenos Aires y el
Gobernador Elío, levantó el coionel Bcndeausus reales del sitio
de Montevideo, emprendiendo por tierra su retirada parala ca
pital tradicional del antiguo viieinato. donde seles declaró lene-
meritosde Ja Patria.
El'coronel Aitígas después de conferenciar con el coronél
Rondeau en el Arroyo Grande, se negó á abandonar su país cuan
do las ai mas de Portugal golpeaban sus puertas, salvaban el dintel
de sus fronteras, internándose per la cesta del Uruguay, asaltando
Paysandú, y derramando sangre patiiciu en los encuentros tenidos
con fuerzas Orientales en Yapeyú, Arapey y Paisandrí.
El gobierno de Buenos Aires le exijía el licénciamiento de las
milicias Orientales y que le mandase el Regimiento de Blanden-
dez, conservando el título de su coronel que le Labia conferido
aquel gobieino. D. José Artigas lo resiste, devolviéndole con
oficio los galones que se arranca, y le niega la obediencia. *
Artigan sin amilanarse ante la magnitud de los peligros que
iva á afrontar en Ja nueva JucLa, reducido á sus propios recursos,
no desiste de su propósito y seguido de un inmenso pueblo que
abandona Logar y fortuna antes de vivir bajo estraSa dominación,
marcLa á situarse en la márjen occidental del Uruguay, campando
en el Ayuí ó interponiendo.el famoso Río entre I03 que se acojen
á su protección y á su bandera, y las Luestes Portuguesas que •en
número de cuatro mil hombres oprimen con su planta la campa-
fia oriental que presenta la imágen del desieito, habiéndose apo
derado de los Pueblos de Misiones.
Desde allí D. Jcsé Artigas, mantiene en hostilidad constan
te al enemigo, desprende fuerzas en su observasion, le Lace la
guerra de recursos, destina á Otorgues con una división de 80®
hombres sobre los pueblos occidentales de Misiones, donde tiene
varios encuentros ccn los portugueses, hasta que loe abandonan,
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