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Módulo 3

En esta oportunidad abordaremos los diferentes tipos de violencia por


motivos de género, en qué ámbitos se manifiestan y cómo se reproducen.
Partimos del objetivo de promover la prevención, erradicación y detección
temprana de estas violencias, tanto en nuestras relaciones personales
como en las laborales. Buscaremos ofrecer herramientas para identificarlas,
cuestionarlas y apostar a la construcción de relaciones y vínculos igualitarios
y sin violencia.

Las situaciones de violencia por motivos de género no son sólo producto de


cuestiones personales e individuales, sino de procesos históricos y culturales
de la sociedad en la que vivimos.

Para realizar este recorrido será necesario retomar los conceptos que
ya hemos visto, por lo que les recomendamos tener a mano los módulos
anteriores así como también los foros en los que ya hemos trabajado.
De este modo, podremos integrar los contenidos de cada encuentro.

Este módulo se dividirá en dos partes. En la primera, se realizará un desarro-


llo conceptual en donde abordaremos los contenidos principales y necesarios
para conocer las diferentes dimensiones de esta problemática social. En la
segunda parte, se presentará una serie de herramientas e instrumentos
concretos para poder asesorar o actuar ante estas situaciones.

Vocabulario Contenido multimedia Normativa

Para seguir pensando

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Módulo 3

ÍNDICE

1. Violencias por motivos de género.

2. Representación de las violencias.

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1. Violencias por motivos de género

¿Qué son las violencias por motivos de género?


Para iniciar este recorrido, te proponemos hacer el siguiente ejercicio:

Tomate un momento y pensá una posible respuesta para esta pregunta:


¿Qué entendemos por violencia por motivos de género?

A continuación compartiremos unas líneas de la Ley 26.485 (* ) en su Artículo 4:

Se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión,
que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado,
basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad
física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad
personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.

Entonces hablar de violencias por motivos de género


No solo es violencia física
No es solo contra las mujeres
No sólo supone las formas explícitas de violencia
No sólo se da en la pareja
No sólo es del ámbito privad

Vamos a recuperar algunas definiciones

Se usa la expresión VIOLENCIAS POR MOTIVOS DE GÉNERO antes que


“violencia de género”, “violencia hacia la/s mujer/es” o “violencia doméstica”,
para dar cuenta de que se trata de una diversidad de situaciones en las que
el género de la persona es el motivo o causa de la violencia.”

Entonces, las violencias por motivos de género no sólo implican la violencia física, sino también la
simbólica, la psicológica, la mediática, la sexual, la económica y la patrimonial. Estas violencias son ejercidas
en diversos ámbitos, como el doméstico, el institucional, el laboral, los medios masivos de comunicación,
y los ámbitos de salud. A su vez, son ejercidas cotidianamente, naturalizadas e invisibilidades, y generan
sentimientos de desprotección y angustia, incomprensión, vulnerabilidad, depresión, entre otros.

* Ley nacional de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que
( )

desarrollen sus relaciones interpersonales, sancionada en Argentina en el año 2009.

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¿Por qué decimos que la desigualdad es estructural?


Como vimos en la definición de la Ley 26.485 se menciona que este tipo de violencia se basa en una
relación desigual de poder. Tal como vimos en los módulos anteriores de esta capacitación, reconocemos
que las desigualdades son históricas y sociales y de carácter estructural. Es decir, que no se trata
solamente de experiencias personales e individuales, sino que la estructura del sistema machista y
patriarcal produce desigualdades, discriminaciones y violencias.

¿A qué nos referimos cuando decimos que hay distintas manifestaciones


de la violencia?
Para referirnos a las distintas formas y manifestaciones de la violencia, utilizaremos la metáfora
del iceberg.

En la punta, se encuentran las formas más visibles y extremas, como el femicidio, la violencia física y
el abuso sexual. Pero, debajo de la superficie, hay otras manifestaciones menos visibles como el humor
sexista, la discriminación en el trabajo, los micromachismos, el sexismo en el lenguaje y la publicidad.

Generalmente, las formas de violencia ubicadas en la parte superior del iceberg, son menos toleradas,
y las que están por debajo están más naturalizadas y son permitidas sin cuestionamiento a pesar de
que son tan importantes como las visibles, ya que son las que sostienen y legitiman las violencias por
motivos de género.

Los femicidios, por ejemplo, generan una gran (y justa) indignación, mientras que el humor sexista es
tolerado, sin reconocer que también se trata de una expresión de superioridad de un género por
sobre el otro.

Las formas menos evidentes, contribuyen a reforzar y reproducir las formas más extremas.
Resulta fundamental la re�exión sobre nuestras acciones, actividades o conversaciones
cotidianas.

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El iceberg de las violencias

La Subsecretaría de Mujeres y Géneros de la Municipalidad de San Martín diseñó hace unos años lo
que llamamos “Violentómetro”, el cual se propone visualizar de forma simple los diferentes niveles de
violencia por motivos de género, identificando el nivel de intensidad en que estas se van presentando
en las acciones cotidianas. Te invitamos a descargarlo en el campus.

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Los micromachismos
Son actitudes casi imperceptibles y la mayoría de las veces son inconscientes, es decir, no están
planificadas deliberadamente. Sin embargo, que sean inconscientes no quiere decir que sean inocentes.
Se van incorporando desde la crianza, asociados a los mandatos de la masculinidad hegemónica, y a
la manera de vincularse entre mujeres y varones.

En términos de la Ley 26.485, los micromachismos pueden definirse como violencia simbólica, ya que
tienen que ver con la producción y reproducción de mensajes, prejuicios y estereotipos que afectan
la dignidad de mujeres y LGBTIQ+. Se reproducen en todos los ámbitos y tipo de vínculos.
1. En el ámbito laboral
Se pueden expresar en forma de bromas o comentarios que señalan a las mujeres como incapaces
de realizar ciertas tareas, o explicar cómo se debe hacer algo sin que se lo haya solicitado. Su uso
tiene que ver con formas sutiles del ejercicio del poder.
2. “Qué suerte, tu marido te ayuda en casa”
No, el hombre no debe “ayudar” en casa: él, como otro habitante del hogar, es responsable de la
mitad de las tareas, o, en su defecto, de las que se pacten entre los miembros de la pareja. Así
como tampoco obligatoriamente son tareas para los hombres los arreglos del hogar, ocuparse del
auto. Así como de las mujeres, llevar a sus hijos/as al pediatra, reuniones escolares o formar parte
del grupo de “mamis” de la escuela.

3. En el restaurante, la cuenta es para él


Es común que cuando se pide la cuenta en un restaurante se sobreentiende que quien paga es el
hombre. En el ámbito de la gastronomía también es habitual encontrar que, ante la duda de quién
ha pedido la cerveza y quién el refresco, la bebida alcohólica sea para él.

4. Ser madre vs la carrera profesional


Esto empieza ya en la entrevista de trabajo: es muy común preguntar a las mujeres acerca de su
decisión personal de ser madres y convertir su respuesta en un factor de decisión clave sobre su
contratación. Una vez dentro de la empresa, es más probable que los puestos de dirección sean
para los hombres y no para las mujeres. Esto es conocido como techo de cristal, el cual abordare-
mos más adelante.

5. “Corres como una nena”


Desde el “corres como una nena” o “llorar es de nenas”: este tipo de estereotipos despreciativos
hacen daño al género femenino pero también al masculino. Porque nombra a las características
femeninas como algo despectivo.

En esta lista de ejemplos de micromachismos en la vida cotidiana hemos mencionado situaciones


comunes, pero, por desgracia, hay muchos más.

Seguro que se te ocurren muchos más. Entre todos y todas podemos acabar
con el machismo, siendo un poco conscientes y advirtiendo a quien se le “escapa”
algún que otro micromachismo.

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Los micromachismos funcionan de manera automática. Es decir, no tienen que ver con una voluntad
de hacer daño, sino que (amparados en la costumbre) se consideran actitudes “normales”.

Los pueden reproducir tanto varones como mujeres, y se pueden dirigir a cualquier persona. Pero no
por ser micro producen menos daño: generan diversos grados de malestar, discriminación, dificultan
la igualdad en las relaciones, y con el tiempo limitan la autonomía y autoestima especialmente de las
mujeres y LGBTIQ+.

La cima del Iceberg: femicidios, travesticidios, transfemicidios y crímenes de odio


El femicidio es la expresión más extrema de las violencias por motivos de género. Consiste en las
muertes violentas de mujeres por el hecho de ser mujeres. Son asesinatos cometidos por un varón
hacia una mujer que considera “de su propiedad”.

En aquellos casos donde hay un vínculo entre el agresor y la víctima, durante mucho tiempo se los
ha denominado “crímenes pasionales”, asociándolo a la idea de amores antes que a una relación
desigual de poder. Por otro lado, existen femicidios en el ámbito público, donde no existe un vínculo
cercano con el agresor, pero se basan explícitamente en el hecho de ser mujeres, como fue el caso
de Micaela García.

Los travesticidios y transfemicidios representan crímenes de odio con motivo de la identidad de


género y -generalmente- son cometidos con enorme violencia y crueldad.

Hoy existe en nuestro país una fuerte discriminación hacia el colectivo travesti-trans. Las ONG, movimientos
y grupos organizados de la comunidad LGBTIQ+ visibilizan las condiciones estructurales de vulnerabilidad
a la que se ven sometidas las personas trans y travestis. La mayoría de estas personas sufren múltiples
formas de exclusión de las familias y los espacios de socialización desde edades muy tempranas.

Así como también la interrupción del trayecto educativo, dificultades en el acceso a la salud y la
enorme dificultad de una inserción laboral formal. Por todas estas situaciones, hoy lamentablemente
la esperanza de vida de las personas trans y travestis no alcanza los 40 años de edad, y las condiciones
en las que viven son precarias y riesgosas.

El 58% de las mujeres fueron asesinadas por su pareja o ex pareja.

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2. Representación de las violencias

Hablemos del mito del “amor romántico”


Las relaciones de pareja están atravesadas por mitos que funcionan señalando cómo deberían ser los
sentimientos, comportamientos y creencias cuando estamos frente a eso que llamamos “amor”. Están
presentes en los cuentos, canciones y películas. Existen muchos largometrajes infantiles apoyados en
estos mitos como “La Cenicienta”, “Aladdín”, “La bella durmiente”.

Los mitos funcionan sosteniendo la asimetrías de género en la pareja y se entraman con la idea de
“amor romántico” dificultando así el corte del vínculo violento. Podemos considerar que los mitos
románticos son el conjunto de creencias socialmente compartidas sobre la supuesta verdadera
“naturaleza del amor”.

Revisar nuestros vínculos más cercanos desde una perspectiva de género nos permitirá
promover formas de relacionarnos más sanas y libres de violencia.

Analicemos algunos de estos mitos:


> La media naranja. Supone que existe una persona que está predestinada a ser nuestra pareja y que
funciona como complemento, mitad perfecta nuestra. Insinúa que esa persona sería la única opción
o elección posible. Si estamos en una relación que no nos gusta cómo está funcionando, esta falsa
creencia nos llevaría a tolerar cosas que no son de nuestro agrado o esforzarnos más para hacer
funcionar una relación que sería mejor terminar. Y sobre todo, a pensarnos personas incompletas
en caso de no tener pareja. ¿Qué nos faltaría, o a qué no podríamos acceder si nos falta nuestra
media naranja?

> Mito del emparejamiento. Se refiere a la idea de que es natural y universal que las personas formen
parejas heterosexuales. Invisibiliza que se puedan elegir como pareja personas de su mismo género
y también limita la posibilidad de pensar otras configuraciones de familia, por ejemplo: dos padres
con sus hijas o hijos.

> Los celos son una muestra de amor. En este mito, los celos lejos de ser vistos como una forma de
control, son un requisito indispensable para que el amor sea verdadero. Y si no hay celos, se entiende
como indiferencia o falta de amor.

> Mito de la omnipotencia. Se representa con la idea de que el amor todo lo puede y todo lo cura. En
este mito el amor verdadero superará todos los obstáculos, tanto sean externos como internos de la
pareja. El poder mágico del amor para salvarnos.

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> Mito del libre albedrío. Creencia de que nuestros sentimientos amorosos son íntimos y no están
influenciados o determinados por factores sociales y culturales ajenos a nuestra voluntad.

> Mito de la perdurabilidad. Supone que la pasión es eterna, por lo tanto debería sostenerse el mismo
nivel de intensidad y pasión de los primeros meses a lo largo de toda la vida.

> Mito del amor como dolor o pelea. ¿Cuántas veces hemos escuchado la frase “los que se pelean se aman”
o le hemos dicho a alguien que si una persona le molestaba o hacía sufrir es porque le amaba? Según
este mito, la violencia y el amor serían compatibles.
Estos mitos en su conjunto, sustentan la idea de que en el amor no se ven los defectos, es incondicional,
irrenunciable, para siempre y no acepta cuestionamientos ni dudas, ya que de otra forma no sería un
amor verdadero. El “mito del amor romántico” incluye celos, posesión, control, dolor.

Hoy día nos encontramos cuestionando fuertemente el ideal y la práctica del amor romántico como
fuente de felicidad y de realización personal. Sobre esta idea del amor romántico se reproducen las
dependencias materiales, afectivas, sociales y subjetivas.

En conclusión podemos decir que es preciso prestar atención a la reproducción de desigualdades a


través de la idea del amor romántico, pero también, que existen diversidad de amores, parejas y
vínculos que van construyendo nuevas formas que superan esta noción.

Revisar estas ideas que muchas veces tenemos incorporadas, nos da la posibilidad de
modi�car nuestros vínculos y/o construir otros nuevos, en condiciones de igualdad y
libres de violencia.

La violencia doméstica
El ámbito doméstico está ligado al concepto de familia, de pareja, a lo íntimo y lo privado.
Si bien existen distintos tipos de familias, es muy común en nuestra sociedad que al hablar de ellas,
se reafirme que, el modelo de familia remite a una nuclear compuesta por una pareja heterosexual
con sus hijas e hijos cuando esto no contempla todas las realidades.

En esta “familia modelo”, quien cumple la función de “jefe de familia” es el padre y es quien concentra
los ingresos económicos y la toma de decisiones, y la madre es a quien le corresponde el trabajo
doméstico y de cuidados no remunerado.

Diferentes estadísticas dan cuenta que la gran mayoría de las violencias se dan puertas adentro de
los hogares, donde son más invisibles, ya que son los ámbitos de más difícil intervención.

Durante mucho tiempo, este tipo de violencia estuvo silenciada dado que el ámbito privado se
consideraba una cuestión personal en donde nadie externo se podía meter.

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¿Cuántas veces escuchamos decir


“es problema de parejas, es cosa de ellos, no te metas”?

Desde la sanción de la Ley N° 26.485, es una cuestión de Estado


proteger los derechos de las mujeres y feminidades en todos los ámbitos
en donde se desarrollen sus actividades.

Para muchas mujeres y personas LGBTIQ+, el hogar puede ser incluso el espacio de mayor riesgo para
su integridad psicofísica.

El ciclo de la violencia en la violencia doméstica


Analizar el ciclo de la violencia es muy importante para el acompañamiento y abordaje de la violencia
en el ámbito doméstico.

Así como el iceberg nos permite comprender las formas en que se manifiestan las violencias por
motivos de género, entender el ciclo de la violencia nos permite comprender los distintos momentos
y etapas de las situaciones de violencia.

Este concepto sirve también para poder prevenir mayores daños. Además, analizar el círculo de la
violencia nos permite comprender ciertos interrogantes que surgen usualmente.

¿Por qué no lo deja? ¿Por qué no lo denuncia? ¿Por qué cuando se atreve a denunciar, luego, retira
la denuncia? ¿Qué sienten las víctimas en cada etapa de ese vínculo violento?

La dinámica cíclica de la violencia tiende a intercalar períodos de calma y afecto con situaciones de
tensión y maltratos que pueden llegar incluso a poner en riesgo la vida de las mujeres. Con el correr
del tiempo, se convierte en un vínculo de dependencia emocional que rompe de tal manera la
autoestima y la autonomía de las mujeres que se vuelve una dinámica difícil de romper, tanto para
el varón que agrede como para la víctima.

(Ver gráfico El Ciclo de la violencia en la página siguiente)

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El Ciclo de la violencia

El entorno Mujer víctima Varón agresor

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En la primera fase del ciclo, llamada de acumulación de tensión, aunque la violencia es sutil o invisi-
ble, se caracteriza por el aumento gradual de los conflictos y la violencia. Se pueden presentar celos
reiterativos, control, cambios de humor repentinos, violencia verbal, amenazas o incluso agresiones
físicas. Quien atraviesa la situación no logra comprender estas situaciones como conductas violentas
y tiende a la justificación. Pero a su vez intenta complacer las expectativas y demandas de su pareja
para evitar conflictos.

La segunda fase es la de la agresión y la explosión violenta, que puede expresarse a través de la


agresión física, psicológica o sexual, y en el caso que ya sean explícitas, se incrementan con inten-
sidad en el tiempo. En esta fase es posible que la persona violentada, comente la situación a alguien
de su entorno cercano y hasta probablemente realice una denuncia.

En este momento es fundamental que el entorno pueda escuchar sin juzgar y conocer qué es lo que
esa persona realmente necesita. También es importante contar con abordajes especializados y
respetuosos en las comisarías y otros dispositivos de atención.

Por su parte el varón que ejerce la violencia, muchas veces puede reconocer que se “descontrola”,
pero se justifica culpabilizando a la víctima y tergiversando las razones.

Luego del estallido de violencia, llega la tercera fase, etapa de arrepentimiento o de “luna de miel”.
Quien ejerce la violencia suele mostrar su arrepentimiento, pedir perdón, hacer regalos o mostrarse
amable y cariñoso, prometiendo que no volverá a suceder. Sin embargo, nunca se hace responsable
de la situación, siempre se justifica. Esta fase está rodeada de frases y expresiones que se basan en
los mitos del amor romántico.

Aquí, puede darse que la persona agredida cambie algunas actitudes para evitar la repetición de
nuevos episodios, ya que suele verse responsable de la situación.

La persona violentada quiere creer en esas promesas y entiende que las demostraciones son la
“verdadera cara” de su pareja. Este momento es clave para promover la continuidad del ciclo,
momento en el cual la víctima se aísla de su entorno o de quienes señalan los hechos de violencia
en el vínculo.

Superar las situaciones de violencia es un proceso largo y difícil. Una vez que las personas que
las están atravesando reconocen las violencias, habrá avances y retrocesos. Es muy necesaria
la contención, el acompañamiento y asesoramiento de otras personas e instituciones.

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Al acompañar a una persona intentando salir de una situación así, es importante comprenderla, no
juzgar sus decisiones y comportamientos, y no exigir o forzar a que tome ciertas resoluciones,
actitudes o que realice determinadas acciones. Dado que se trata de relaciones sociales de poder
asimétricas, es fundamental no revictimizar. Las personas en estas situaciones deben tomar decisiones
importantes: iniciar procesos legales o no, continuar o no con la convivencia, implementar cambios a
múltiples niveles (cambiar de empleo o lugar de residencia; escolaridad de sus hijas/os, etc.). Esto
demanda un esfuerzo emocional, monetario y temporal. Es clave en este momento promover la
autonomía económica para fortalecer la independencia. Y siempre construir redes de contención y
apoyo, en las familias, con las amistades, compañeros/as de trabajo.

La Municipalidad de San Martín mediante el Sistema de protección integral para personas


que padecen violencia realiza acompañamiento y atención integral a través de un equipo
profesional especializado. Asimismo, a partir del Programa Integral para varones que ejercen
violencia de género, se trabaja en grupos de re�exión sobre la visibilización y la desnatura-
lización de conductas violentas basadas en la desigualdad de género. En el próximo módulo
se ampliará esta información.

Visibilizar, reconocer y nombrar las violencias

Tipos y modalidades

Continuamos leyendo la Ley 26.485 la cual identifica en sus artículos 5° y 6° los tipos y modalidades
de violencia de género.

6 tipos Psicológica Económica y patrimonial


de violencia Sexual Simbólica
de género Física Política

Doméstica En el espacio público


8 modalidades
Obstétrica Público política
de violencia
de género Institucional Contra la libertad reproductiva
Laboral

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El tipo se refiere a la forma o características de esa violencia y del daño o perjuicio que se produce.
Si bien sabemos que la violencia afecta a la persona en su totalidad y la mayoría de las veces suceden
simultáneamente varios tipos de violencia, podemos pensar los “tipos” de violencias en base al
género como las dimensiones de la vida de las personas que se ven más afectadas.

Cuando se nos presente la duda, formulemos la pregunta ¿cómo se ejerce esa violencia?

Modalidades de violencias

Doméstica Aquella ejercida por un integrante del grupo familiar con vínculos
por consanguinidad, pareja o afinidad, independientemente
del espacio físico donde ésta ocurra, igentes o finalizadas.

Institucional Aquella realizada por las/los agentes pertenecientes a cualquier


institución pública, los partidos políticos, sindicatos, organizaciones
empresariales, deportivas y de la sociedad civil.

Laboral Aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajó


públicos o privados y que obstaculiza su acceso al empleo,
contratación, ascenso, estabilidad o permanencia, quebranta
el derecho de igual remuneración por igual tarea e incluye el
hostigamiento psicológico.

Contra la libertad Aquella que vulnera el derecho a decidir libre y responsablemente


reproductiva si se quiere atravesar un embarazo o interrumpirlo, el número
de embarazos o el intervalo entre los nacimientos.

Obstétrica Aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los


procesos reproductivos

Mediática Publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a


través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera
directa o indirecta atente contra la dignidad de las mujeres, legitime
la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales
reproductores de la desigualdad.

En el espacio Aquella ejercida en lugares públicos o de acceso público, a través


público de conductas o expresiones que afecten o dañen su dignidad,
integridad, libre circulación y/o generen un ambiente hostil u ofensivo.

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Tipos de violencias

Física Violencia que se emplea contra el cuerpo produciendo dolor,


daño o riesgo de producirlo, y cualquier otra forma de maltrato
o agresión que afecte su integridad física.

Psicológica Violencia que causa daño emocional, disminución de la


autoestima y perjudica el pleno desarrollo personal y la
autodeterminación. Sus medios pueden ser la amenaza, el
acoso, la humillación, el descrédito, la manipulación y el
aislamiento. Incluye también la culpabilización, la vigilancia
constante, la exigencia de obediencia, la coerción verbal, la
persecución, el insulto, la indiferencia, el abandono, los celos
excesivos, el chantaje, la ridiculización, o cualquier otro medio
que cause perjuicio a su salud psicológica.

Sexual Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus


formas del derecho a decidir voluntariamente acerca de su vida
sexual o reproductiva, incluyendo la violación dentro del
matrimonio o de otras relaciones vinculares, así como la
prostitución forzada, trata, acoso y abuso sexual.

Simbólica Violencia que -a través de patrones estereotipados, mensajes,


valores, íconos o signos- transmita y reproduzca dominación,
desigualdad y discriminación en las relaciones sociales,
naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad.

Política Violencia que se dirige a menoscabar, anular, impedir,


obstaculizar o restringir la participación política de la mujer,
vulnerando el derecho a una vida política libre de violencia y/o
el derecho a participar en los asuntos públicos y políticos en
condiciones de igualdad con los varones.

Económica y La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos


Patrimonial económicos o patrimoniales de la mujer, a través de la
perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus
bienes; La pérdida, sustracción, destrucción, retención o
distracción indebida de objetos, instrumentos de trabajo,
documentos personales, bienes, valores y derechos
patrimoniales; La limitación de los recursos económicos
destinados a satisfacer sus necesidades o privación de los
medios indispensables para vivir una vida digna; La limitación
o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario
menor por igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo.

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Violencia por razones de género en el ámbito laboral

Las organizaciones del mundo del trabajo han comenzado a visibilizar la necesidad de implementar
acciones de prevención y erradicación de la violencia y discriminación por motivos de género.

Un ejemplo de esto es la adopción del Convenio 190,


“sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo”,
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Frente a una situación de violencia en el ámbito laboral o más bien en el mundo del trabajo, se debe
considerar la doble subordinación -tanto de género como laboral- en la que se encuentran las mujeres
y las personas de la diversidad.

La violencia en el mundo del trabajo por motivos de género constituye una de las principales fuentes
de inequidad, discriminación, estigmatización y conflicto en el ambiente de trabajo. Sus consecuencias
trascienden al plano individual, organizacional y social, por lo que el abordaje de esta problemática
configura un tema central desde la perspectiva de los Derechos Humanos

Según la Ley 26.485. Artículo 6° Inc.C

Violencia laboral contra las mujeres es aquella que:


• Discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados;
• Obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo,
exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de test
de embarazo;
• Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual
remuneración por igual tarea o función;
• Incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con
el fin de lograr su exclusión laboral.

La violencia laboral por motivos de género se puede manifestar en todos los momentos de la relación
laboral: en el acceso al empleo, durante la relación laboral o al momento de extinguirse, y en relación
con integrantes de la misma organización o con terceros, como clientes o proveedores.

Pueden darse a partir de situaciones de abuso de poder jerárquico, por ejemplo, por parte de un superior
o quien imparte lineamiento o encuadres de trabajo, pero también pueden ocurrir situaciones de acoso
y violencia laboral hacia las mujeres entre pares laborales o de trabajadores hacia sus superiores
mujeres, en donde puede haber un único agresor o varios que cuentan con la complicidad de otros
integrantes del grupo.

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Puede asumir diferentes maneras, desde conductas discriminatorias, hostigamiento psicológico,


hasta la violencia física o el acoso sexual. Algunas actitudes violentas son más solapadas como los
chistes, las burlas, el maltrato, los comentarios con connotación sexual o aquellos que denigran el
trabajo realizado o a la persona misma.

También encontramos micromachismos en el espacio laboral, como no prestar atención a las propuestas
realizadas por mujeres (a menos que las repita un varón), o dar por sentado que una mujer no va a
entender ciertos temas porque son “masculinos”, aunque sean de su área de especialidad.

Otra expresión de micromachismo corriente es relegar, en los equipos de trabajo, a las mujeres las
tareas administrativas o de gestión cotidiana (como, por ejemplo, servir el café, atender el teléfono,
tomar nota en las reuniones), aunque no sea su tarea específica, sino que se corresponde con la lógica
de la división sexual del trabajo de la que venimos hablando.

También puede darse una situación de micromachismo laboral cuando los varones intentan explicar
algo a sus compañeras de forma condescendiente, suponiendo que ellas no lo saben y como forma de
demostrar conocimiento y poder. A esta expresión se la suele denominar mansplaining.

A continuación te dejamos este breve video respecto al mansplaning


https://youtu.be/byptwcKdVXI

Otro ejemplo de violencia laboral de género, que se manifiesta como una conducta discriminatoria, es
cuando en una entrevista de trabajo a las mujeres se les consulta sobre su situación conyugal, o si tienen
o desean tener hijas/os. De esta forma, se presupone que las mujeres son las principales responsables
de las tareas de cuidado y que esto afecta su rendimiento laboral.

También es violencia laboral cuando el personal jerárquico presupone la posibilidad de embarazo de la


trabajadora, y perjudica la estabilidad de su empleo o la posibilidad de un ascenso.

El acoso sexual en el mundo del trabajo


Es una forma de violencia específica basada en el sexo, y tiene como resultados un ambiente de trabajo
hostil, un impedimento para hacer las tareas y un condicionamiento de las oportunidades de ocupación
de la persona acosada.

Puede consistir en proposiciones, acercamientos o invitaciones no deseadas, o presión que puede ser:

> Física (besos, abrazos o contacto físico forzado).


> Verbal (comentarios sobre el aspecto físico de la persona, su estilo de vida, orientación sexual o
identidad de género, llamadas y mensajes no deseados, petición de relaciones sexuales).
> No verbal (miradas, silbidos, gestos de connotación sexual, envío de mensajes con contenidos sexuales).

Es importante que sepas que existe en el ámbito de la Municipalidad de San Martín el Protocolo de
Violencia Cero, el cual establece un procedimiento interno ante situaciones de violencia de género,
acoso sexual, conductas sexistas, discriminación por razones de género u orientación sexual. En el
próximo módulo se ampliará más la información.

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REFLEXIONES FINALES
A lo largo de este módulo, hemos trabajado las causas y manifestaciones más comunes de las violencias
por motivos de género. Pudimos reconocer que su causa no es individual sino que corresponde a la
diferencia estructural de la valoración de las mujeres y diversidad por debajo de los varones. También
observamos que no ocurre de la misma manera en todas las personas y que además se complementa
con componentes de discriminación.

Su manifestación más evidente son los femicidios, pero existen otras formas menos visibles que dan
lugar a las situaciones de violencia.

Por último, en el ámbito laboral, estas violencias también están presentes, a veces de forma más directa
y visible pero, otras veces, ocurren de manera más solapada, sutiles y naturalizadas.

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