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De escala de grises a color

La historia comienza como comienzan las grandes cuentos con un chico llamado Jake, vivía con sus
papás en compañía de su hermana; tuvo un hermano, pero este falleció debido a un accidente,
este hecho marcó la vida de Jake, sobrellevar el ser la causa de muerte de su hermano no era cosa
fácil, su papá lo culpaba de este hecho, su madre no hacía nada, no tenía el valor para enfrentar a
su esposo; por otra parte la hermana de Jake era la consentida de sus padres, Jake veía como les
importaba más su hermana que él, su vida llegó a un punto en el que ya no tenía sentido, o al
menos eso creía, pues un evento llegó a acomodar el desastre que tenía por vida, dejare como
caso inusual que de propia escritura nos cuente su historia:

Hola, mi nombre es Jake, tengo 16 años, se suponía que no debería estar aquí, sin embargo, hoy
voy a contar la historia de como mi vida pasó de ser blanco y negro, a una vida con color, que,
aunque no es para nada perfecta, es mucho mejor desde que me hicieron ver lo bueno de la vida.

Solía ser un niño alegre y social, creía que mi vida era perfecta, mi padre era lo mejor para mí, mi
madre nos amaba tanto, me llevaba bien con mis hermanos, bueno la verdad quería más a mi
hermano mayor, mi hermanita era en todo sentido un ser lleno de maldad, pero aun así la amaba,
no me quedaba de otra, pero bueno, todo era tan feliz en esos tiempos; yo era feliz, al menos
hasta ese día, maldigo ese día, el día en que mi hermano murió y todo por mi culpa, fue una tarde
donde al jugar sucedió,
-¡Ya Jake!, basta, me puedes tirar.
-Me estabas molestando hace rato, ahora me toca.
Todo estaba bien, la verdad nunca imaginé que las cosas se descontrolarían de ese modo, no
quería hacerle daño, solo estábamos jugando, juro que no quería, de verdad que no quería hacerle
daño, haría todo por jamás haber empujado a mi hermano de aquel balcón, pero lo hice, lo
empuje, y el cayó, no pude hacer nada.
-Jake, me voy a caer deja de empujarme.
-¿Qué dices?, yo no escucho nada, jajajajajaja.
-¡NO!, ¡JAKE!, ¡Ayudaaaa!
Mi padre estuvo a punto de golpearme hasta matarme, de no ser por mi madre, mi papá me
hubiera matado a golpes.
-¡MAMÁ!, ¡Ayudaaaa!, ¡Mamááááá!, mi hermano se cayó del balcón.
-¡Que dijiste!, ¡COMÓ QUE TU HERMANO SE CAYÓ!
-¿Pero qué pasó?, que hiciste, que estaban haciendo.
-Yo estaba empujando a mi hermano, pero no quería tirarlo.- Después de que dije eso mi papá se
puso como loco, no imaginé que decir la verdad me trajera un sinfín de problemas.
-¡Que acabas de hacer!, ¡Mataste a tu hermano!
-¡Eres un asesino!, ¡Cómo pudiste hacerle esto a tu hermano!- no paraba de repetirlo, lo decía una
y otra vez, yo solo podía llorar, no sabía que otra cosa hacer.
Después de eso me tuve que ir a vivir con mis abuelos maternos, al menos hasta que mi papá se
calmara. Creo que fue muy mala idea regresar.
-Que haces aquí maldito asesino.- fue lo único que dijo al verme regresar a casa, así fue como me
dio la bienvenida a casa.
Ya habían pasado dos años de la muerte de mi hermano y seguía llamándome asesino cuando se
enojaba y me golpeaba mientras me insultaba, - Eres un maldito asesino- , cuando llegaba
borracho –Tu hermano no merecía lo que le hiciste, porque no te moriste tú en vez de el - , o
cuando yo hacía algo mal –Que no puedes hacer nada bien, aparte de asesino, eres un inútil-, fue
así siempre, mi mamá no hacía nada era como si también lo pensara y por eso dejaba que mi papá
me pegara; con el tiempo dejaba de doler, bueno no del todo, solo que ya estaba acostumbrado a
que dolería y después debería curarme yo solo, pensé que se cansaría, pues al final seguía siendo
su hijo, en algún momento me iba a perdonar, de verdad que fui un iluso al pensarlo, de a poco en
poco deje de tener esa esperanza y me hice a la idea de vivir con la idea de que yo era un asesino.
Al final el que se cansó fui yo, la verdad no quería seguir, me sentía repleto de problemas, podía
sentir como me ahogaba en mi depresión.
Todo fue de mal en peor, la escuela, mis amigos, mi casa, empezó con mi relación; la verdad creo
que no es correcto llamarlo una relación, eso me hacía creer, pues para Daniela yo no era más que
un juguete o alguien con quien pasaba el rato mientras se conseguía a alguien más, así fue por dos
años, creí que hacia las cosas bien al ser su novio, yo creía que de verdad me amaba, que nos
amábamos, pero todo fue una estúpida mentira, pues poco después me enteré de que me era
infiel con mi mejor amigo.
-¡Cómo pudiste!, yo te consideraba mi hermano, confié en ti, te conté mis problemas, mi vida,
¡Todo!
-Mira hermano, la verdad es que ya me tenías harto, y Daniela ya se había cansado de ti y de todas
las cursilerías que le decías, ambos estábamos cansados de ti y de tus problemas, sabes, esto no es
reciente, llevamos saliendo dos meses después de que tú y ella comenzaron a salir, vino y me dijo
que no estaba satisfecha contigo, y por eso me buscó a mí.
-Son el uno para el otro, ¡No quiero volver a verlos!, ves y dile a Daniela que los felicito, que les
deseo que duren mucho, te deseo lo mejor, te deseo mucha suerte, porque la necesitarás.
Dolió la verdad, pero dolió más que aquel al que consideraba mi hermano, al cual le confié mis
problemas, mis penas y lo que me pasaba me había traicionado, después de eso Daniela me lo
confesó todo, solo estaba conmigo por diversión.
Esto me sumió más en la depresión, pues antes de eso tenía por quien luchar, alguien que me
daba ánimos, amigos que me apoyaban, ahora estaba solo, solo, en un entorno en el que era el
extranjero, era terriblemente doloroso, no tener amigos, tener que comer solo, ser excluido de
todo, ser el más molestado y el que se agarraban para humillar siempre; así fue desde la mitad del
segundo año hasta el último de secundaria.
Durante las vacaciones fui con mi hermana a casa de mis abuelos, entre tanto mi mamá se quedó
con mi papá a arreglar todos sus problemas, pues tenían demasiados problemas y al parecer era
uno de ellos; al pasar todas las vacaciones en casa de mis abuelos podía sentir la paz, volvía a ser
un poquito más feliz, sin embargo, las ideas que por años me inculcó mi papá seguían
atormentándome, eran como fantasmas; lograba deshacerme de ellos por un momento, pero
regresaban, lo odiaba, porque no podía dejarme en paz ni por un momento, a pesar de que ya
estaba lejos de él, seguía lastimándome; no pude disfrutar de las vacaciones, no pude descansar,
pues aun cuando dormía toda la historia se repetía de principio a fin, yo seguía llorando por el
hecho de que fui yo quien mato a mi hermano, me sentía una basura, lo peor de este mundo,
quería acabar con mi vida, lo pensé tanto que ya tenía un plan para acabar con ese sufrimiento,
pero me detuve solo por mis abuelos y por los escenarios que cree en mi cabeza, pensando en
todo lo que sucedería si me suicidaba fue por eso que desistí de ese intento, no del todo pero en
ese instante descarté esa idea.
Pasaban los días, la esperanza de que las cosas mejoraran se iban desvaneciendo, hasta que un
evento cambió mi vida. Llegaban las fechas de San Valentín, no tenía ganas de asistir al evento,
pero al final de todo me animé a ir por mi primo, pues me había insistido toda la semana para que
lo acompañara.
-Vamos Jake, debes salir, no te puedes pasar la vida ahí encerrado, hay muchas cosas allá afuera
por las cuales luchar.- supongo que me convenció porque era el único que sabía de mis situación y
nunca me abandonó, ni cuando se enteró de todo lo que pasó, si me dio un extenso sermón a
cerca de mi situación, me regañó por haberle creído a Daniela recalcándome que la mentira era
evidente, pero sus regaños no me dolían, era el único que de verdad se preocupaba por mí, y el
único al cual respetaba.
Sin embargo, un día antes del evento mis papás y en especial mi papá me regañaron como nunca,
pues había reprobado una materia, la verdad no era gran cosa, solo era una materia, no había
reprobado el año, no era algo por lo que saldría mal, de hecho aun así había estado en el cuadro
de honor, para ellos el honor de mi familia importaba más, el tener un 10 en todo era lo único por
lo que seguían teniendo cierto aprecio por mí, mi estado emocional no era algo que importara, de
hecho creo que nunca les importó, para ellos el reprobar una materia era una ofensa hacía toda mi
familia, sentí de nuevo ese sentimiento que solo cuando estás en depresión sabes perfectamente
que es, sientes como en tu pecho traspasan unas cuchillas, y en cuanto sale una se puede sentir
como otra entra después, ya había planeado de nuevo como acabar con mi vida, y la fecha sería
una semana después del evento de San Valentín, esto me daría tiempo de despedirme, para dejar
todo listo, para irme en paz conmigo mismo.
Entonces en el evento de San Valentín las cosas cambiaron, iniciaron como siempre, pero, no
terminaron igual.
Al comenzar el evento apareció aquella persona que había jugado conmigo, exactamente, era
Daniela, se me revolvió el estómago al verla, me hubiera regresado de no ser porque en mi casa
me esperaba algo peor, pero bueno, comenzó el evento, y pues trate de disfrutar el tiempo con mi
primo, pues eran los últimos que yo viviría con él y no quería que el último recuerdo mío que
tuviera fuera de un chico amargado y sumido en la depresión, pasaron los juegos y llegó el
momento de que las cartas que había en el buzón fueran entregadas, sabía perfectamente el
número de cartas que recibiría, pero inesperadamente ese número no fue el correcto, había una
de más, al leerla era una declaración de amor, jamás creí que yo le gustaba a alguien, estaba
concentrado tanto en mis problemas que no preste atención a si alguien estaba interesada en mí,
me sorprendió leer que ya me había dado señales, ya me había contactado una vez, pero la
verdad no me di cuenta o lo pasé por alto, al leerla me exigía una respuesta, no tenía una, la chica
sí asistió al evento pero en cuanto se entregaron las cartas ella se fue, y debía darle una respuesta,
esto cambió mis planes, pues no había considerado esta posibilidad, la verdad me había
emocionado, pero no quería volver a cometer el mismo error dos veces, por lo que me dedique a
investigar la verdad, para comenzar debía asegurarme de que no era por un reto o por una broma.
Para ver que realmente no era una broma o un reto decidí decirle que no, y después ser amigos.
Al final si funcionó, pues una vez que nos conocimos bien ambos durante 4 meses aclaramos lo
que sentíamos, yo por mi parte me enamoré perdidamente de ella, élla no perdió lo que sentía por
mí, fue algo increíblemente hermoso, lamentablemente para ella el hecho de ser solo amigos la
mortificaba demasiado y llegó un punto en el que ya no pudo más, decidió dejar de ser mi amiga,
yo aún no me daba cuenta de lo que sentía, pero de igual manera me dolía, se sentía feo el
terminar una amistad que tanto quería, e hice de todo para que se quedara, seguía inseguro de lo
que sentía, no quería decirlo porque no quería jugar con ella, sabía perfectamente lo que se sentía
el que te usaran para un rato nada más, necesitaba más tiempo, pero no había de otra, al final
tuve que despedirme, en ese instante confesé lo que sentía, no estaba del todo seguro pues no
sabía porque la amaba, pero la amaba, fue ese mensaje el que cambió todo, pues no pensé que
ese simple mensaje haría que se quedara.
Desde entonces conocí a la chica que más amo, Rachel, con ella comencé una relación, en la cual
estoy viviendo todo lo que siempre soñé, al parecer ese hecho desató una serie de situaciones que
mejoraron en gran manera mi vida, comenzando por el divorcio de mis padres, pues mi mamá se
enteró de que mi papá le había sido infiel, por lo que no lo pensó dos veces y le pidió el divorcio,
mi mamá y yo nos pedimos perdón, lloramos, y por ultimo aclaramos todo, fue entonces cuando le
presente a Rachel, mi mamá se puso contenta, pues Rachel era muy buena chica.
Después de que acabe la secundaria, entre al bachiller, ahí me encontré con nuevos amigos, mi
vida de nuevo retomaba sentido, y pensar que quería acabar con mi vida, no creí que las cosas
podían mejorar tanto, estaba tan sumido en mi depresión que ignoraba el hecho de que habían
tantas cosas que valían la pena, por las cuales debía luchar y debía seguir a adelante; al día de hoy
mi vida no es perfecta, tengo problemas todavía, pero ya no dejo que estos me afecten, mis
amigos y mi madre me hicieron ver que todavía hay porque luchar, de ahora en adelante seguiré
luchando por lo que tengo, estaré atento a todo lo que no presto atención, por ahora es todo; fue
un gusto haberles contado mi historia, les aconsejo que presten atención a todo y ver más allá de
lo que aparentemente es.

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