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que no es bífido. Sus procesos transversos son grandes, pero sus forámenes
transversos son pequeños.

Hueso hioides
El hueso hioides (o simplemente hioides) es móvil y se sitúa en la parte anterior del
cuello a nivel de la vértebra C3, en el ángulo entre la mandíbula y el cartílago tiroides
(fig. 9-3). Se encuentra suspendido por músculos que lo conectan a la mandíbula, los
procesos estiloides, el cartílago tiroides, el manubrio y las escápulas.
El hioides es único entre los huesos debido a que está aislado del resto del
esqueleto. El nombre del hioides, que tiene forma de U, deriva del griego hyoeidçs,
que significa «con forma de letra ípsilon», la vigésima letra del alfabeto griego. El
hioides no se articula con ningún otro hueso. Se encuentra suspendido de los procesos
estiloides de los huesos temporales mediante los ligamentos estilohioideos (fig. 9-3
A), y está adherido firmemente al cartílago tiroides. Consta de un cuerpo y de cuernos
mayor y menor. Funcionalmente, el hioides sirve de inserción para los músculos
anteriores del cuello y como apoyo para mantener la vía aérea abierta.
El cuerpo del hioides, en su porción media, está orientado anteriormente y tiene
unos 2,5 cm de anchura y 1 cm de grosor (fig. 9-3 B y C). Su cara anterior convexa se
proyecta anterosuperiormente; su cara posterior cóncava se proyecta
posteroinferiormente. Cada extremo de su cuerpo está unido a un cuerno (asta)
mayor que se proyecta posterosuperiormente y lateralmente al cuerpo. En el joven,
los cuernos mayores están unidos al cuerpo por fibrocartílago. En el anciano, suelen
estar unidos por hueso. Cada cuerno menor es una pequeña proyección ósea
procedente de la porción superior del cuerpo del hioides cerca de su unión al cuerno
mayor. Está conectada al cuerpo del hioides por tejido fibroso, y a veces al cuerno
mayor por una articulación sinovial. El cuerno menor se proyecta
superoposteriormente hacia el proceso estiloides; en algunos adultos puede ser parcial
o completamente cartilaginoso.

CUADRO CLÍNICO
HUESOS DEL CUELLO
Dolor cervical
El dolor cervical (dolor de cuello) tiene varias causas, como inflamación de
nódulos linfáticos, desgarro muscular y protrusión de discos
intervertebrales. El agrandamiento de los nódulos linfáticos cervicales puede
indicar un tumor maligno en la cabeza; sin embargo, el tumor primario puede
estar en el tórax o el abdomen, dado que el cuello conecta la cabeza al tronco (p.
ej., el cáncer de pulmón puede metastatizar a través del cuello hasta el cráneo). La
mayoría de los casos crónicos de dolor cervical se producen por alteraciones
óseas (p. ej., artrosis cervical) o por traumatismos. El dolor cervical normalmente
se ve afectado por el movimiento de la cabeza y el cuello, y puede aumentar
durante la tos o el estornudo, por ejemplo.

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Lesiones de la columna vertebral cervical


Las fracturas y luxaciones de las vértebras cervicales pueden lesionar la
médula espinal y/o las arterias vertebrales y los plexos simpáticos que pasan
a través de los forámenes transversos. Véanse los cuadros clínicos «Luxación de
las vértebras cervicales», «Fractura y luxación del atlas» y «Fractura y luxación
del axis» en el capítulo 2.

Fractura del hueso hioides


La fractura del hioides (o del proceso estiloides del hueso temporal; v. cap.
8) se produce en personas estranguladas manualmente por compresión de la
garganta. Esto provoca la depresión del cuerpo del hioides en el cartílago tiroides.
La incapacidad de elevar el hioides y moverlo anteriormente bajo la lengua
dificulta la deglución y el mantenimiento de la separación de los tractos
alimentario y respiratorio, y puede producir una neumonía por aspiración.

FASCIA DEL CUELLO


Las estructuras del cuello están rodeadas por una capa de tejido subcutáneo (fascia
superficial) y compartimentadas por láminas de la fascia cervical profunda. Los
planos fasciales determinan la dirección en que puede propagarse una infección en el
cuello.

Tejido subcutáneo del cuello y platisma


El tejido subcutáneo del cuello (fascia cervical superficial) es una lámina de tejido
conectivo adiposo que se sitúa entre la dermis cutánea y la lámina superficial de la
fascia cervical profunda (fig. 9-4 A). Este tejido normalmente es más delgado que en
otras regiones, en especial anteriormente. Contiene nervios cutáneos, vasos
sanguíneos y linfáticos, nódulos linfáticos superficiales y cantidades variables de
grasa. Anterolateralmente contiene el platisma (fig. 9-4 B).

PLATISMA
El platisma (del griego, plato plano) es una lámina muscular ancha y delgada
localizada en el tejido subcutáneo del cuello (figs. 9-4 B y 9-5). Como otros músculos
faciales y de la piel cabelluda, el platisma se desarrolla a partir de una capa continua
de musculatura derivada del mesénquima del 2.º arco faríngeo del embrión, y es
inervado por ramos del nervio facial, NC VII. La vena yugular externa (VYE)
desciende desde el ángulo de la mandíbula hasta la mitad de la clavícula (v. fig. 9-1),
y los principales nervios cutáneos del cuello son profundos al platisma.
El platisma recubre la cara anterolateral del cuello. Sus fibras se originan en la
fascia profunda cubriendo las porciones superiores de los músculos deltoides y
pectoral mayor, y se extienden superomedialmente sobre la clavícula hasta el límite
inferior de la mandíbula. Los límites anteriores de los dos músculos se decusan sobre
el mentón y se fusionan con los músculos faciales. Inferiormente, las fibras divergen,
dejando un hueco anterior a la laringe y la tráquea (fig. 9-5). En términos de

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continuidad (integridad), existe una gran variación en esta capa muscular, que a
menudo consiste en tiras aisladas. El platisma está inervado por el ramo cervical del
NC VII.

Puntos fundamentales
HUESOS DEL CUELLO
Vértebras cervicales. El cuello es un tallo «móvil de conexión» con un esqueleto axial segmentado. ●
Los cuerpos vertebrales apilados y colocados centralmente sostienen la cabeza. ● Las articulaciones
invertebrales —especialmente las articulaciones craneovertebrales en su extremo superior— proporcionan
la flexibilidad necesaria para permitir el posicionamiento de la cabeza, de manera que se maximiza el uso
de sus órganos sensoriales. ● Múltiples procesos vertebrales aportan tanto las inserciones como el efecto
de palanca necesario para mover y mantener la cabeza en esas posiciones. ● Los forámenes de las
vértebras cervicales proporcionan un paso seguro para la médula espinal y las arterias vertebrales que
nutren los huesos, y constituyen uno de los componentes principales del aporte sanguíneo encefálico. ●
Las vértebras aportan una pequeña protección para otras estructuras del cuello.
Hueso hioides. Único teniendo en cuenta su aislamiento del resto del esqueleto, el hioides en forma
de U se encuentra suspendido entre el cuerpo de la mandíbula superiormente y el manubrio inferiormente.
● El hioides proporciona una base móvil para la lengua e inserción para la porción media de la faringe. ●
También mantiene la permeabilidad de la faringe, necesaria para la deglución y la respiración.

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FIGURA 9-4. Secciones de la cabeza y el cuello que muestran la fascia cervical. A) La mitad derecha de la
cabeza y el cuello se han seccionado en el plano medio. El detalle ilustra la fascia en la región retrofaríngea.
B) Esta sección transversal del cuello pasa a través del istmo de la glándula tiroides a nivel de la vértebra C7,
como se indica en la parte A. La lámina más externa de la fascia cervical profunda, la lámina superficial, se
separa para incluir los músculos trapecio y esternocleidomastoideo en las cuatro esquinas del cuello. La
lámina superficial y los músculos que incluye rodean dos columnas fasciales principales. La lámina
pretraqueal (visceral) incluye los músculos y vísceras del cuello anterior; la lámina prevertebral
(musculoesquelética) rodea la columna vertebral y los músculos asociados. Las vainas carotídeas son
conductos vasculonerviosos relacionados con ambas columnas fasciales. C) Se muestran los compartimentos
fasciales del cuello para ilustrar un abordaje anterior en la línea media a la glándula tiroides. Como la laringe,
la tráquea y la glándula tiroides son prácticamente subcutáneas en la línea media, para alcanzarlas se han de
seccionar dos láminas de fascia cervical profunda (las láminas superficial y pretraqueal).

Actuando desde su inserción superior a la mandíbula, el platisma tensa la piel,


provocando arrugas cutáneas verticales y liberando presión de las venas superficiales
(tabla 9-2). Los hombres normalmente usan esta función del platisma cuando se
afeitan el cuello y cuando se aflojan una corbata ajustada. Actuando desde su

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inserción inferior, el platisma ayuda a bajar la mandíbula y tira de las comisuras de la


boca inferiormente, como en una mueca. Como músculo de expresión facial, el
platisma sirve para expresar tensión o estrés.

FIGURA 9-5. Platisma. El delgado músculo platisma se extiende subcutáneamente como una lámina, pasa
sobre las clavículas y es atravesado por nervios cutáneos. Existe una gran variación en la continuidad de esta
lámina muscular.

Fascia cervical profunda


La fascia cervical profunda consta de tres láminas fasciales (capas): superficial (de
revestimiento), pretraqueal y prevertebral (fig. 9-4 A y B). Estas láminas sujetan
vísceras cervicales (p. ej., la glándula tiroides), músculos, vasos y nódulos linfáticos
profundos. La fascia cervical profunda también se condensa en torno a las arterias
carótidas comunes, las venas yugulares internas (VYI) y los nervios vagos, formando
la vaina carotídea (fig. 9-4 B y C).
Estas tres láminas fasciales forman planos naturales de separación, que permiten
la separación de los tejidos durante la cirugía y que limitan la propagación de
abscesos (colecciones de pus) provocados por infecciones. Las láminas fasciales
cervicales profundas también proporcionan el deslizamiento que permite el
movimiento y el desplazamiento sin dificultad de unas estructuras del cuello sobre las
otras, como por ejemplo en la deglución y en la rotación de la cabeza y el cuello.

LÁMINA SUPERFICIAL DE LA FASCIA CERVICAL PROFUNDA


La lámina superficial (de revestimiento) de la fascia cervical profunda, la más
externa de las láminas de la fascia cervical profunda, rodea todo el cuello en
profundidad a la piel y el tejido subcutáneo. En las «cuatro esquinas» del cuello se

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separa en hojas superficial y profunda para incluir (rodear) los músculos


esternocleidomastoideo y trapecio (fig. 9-4 B y C). Estos músculos derivan de la
misma capa muscular embrionaria y están inervados por el mismo nervio (NC XI).
Básicamente tienen inserciones continuas en la base del cráneo superiormente y en la
espina y el acromion de la escápula y la clavícula inferiormente.
Superiormente, la lámina superficial de la fascia cervical profunda se une a:

Las líneas nucales superiores del hueso occipital.


Los procesos mastoides de los huesos temporales.
Los arcos cigomáticos.
El borde inferior de la mandíbula.
El hueso hioides.
Los procesos espinosos de las vértebras cervicales.

Justo por debajo de su inserción en la mandíbula, la lámina superficial de la fascia


profunda se divide para envolver la glándula submandibular; en la zona posterior a la
mandíbula se separa para formar la cápsula fibrosa de la glándula parótida. El
ligamento estilomandibular es un engrosamiento de esta lámina fascial (v. fig. 8-69).
Inferiormente, la lámina superficial de la fascia cervical profunda se inserta en el
manubrio del esternón, las clavículas, los acromion y las espinas de las escápulas. La
lámina superficial de la fascia cervical profunda se continúa posteriormente con el
periostio que cubre el proceso espinoso de C7 y con el ligamento nucal, una
membrana triangular que forma un tabique fibroso intermedio entre los músculos de
los dos lados del cuello (fig. 9-4 B).
Inferiormente entre las cabezas esternales de los esternocleidomastoideos e
inmediatamente superior al manubrio, la lámina superficial de la fascia cervical
profunda sigue dividida en dos hojas que rodean al esternocleidomastoideo: una hoja
se une a la cara anterior y la otra a la posterior del manubrio. Entre estas hojas se
sitúa un espacio supraesternal (v. fig. 9-4 A). Rodea los extremos inferiores de las
venas yugulares anteriores, el arco venoso yugular, grasa y unos pocos nódulos
linfáticos profundos.

LÁMINA PRETRAQUEAL DE LA FASCIA CERVICAL PROFUNDA


La delgada lámina pretraqueal de la fascia cervical profunda está limitada a la
porción anterior del cuello (v. fig. 9-4). Se extiende inferiormente desde el hioides
hacia el interior del tórax, donde se fusiona con el pericardio fibroso que recubre el
corazón. La lámina pretraqueal de la fascia incluye una porción muscular delgada,
que rodea a los músculos infrahioideos, y una porción visceral, que envuelve a la
glándula tiroides, la tráquea y el esófago, y se continúa posterior y superiormente con
la fascia bucofaríngea de la faringe. La lámina pretraqueal de la fascia profunda se
fusiona lateralmente con las vainas carotídeas. Por encima del hioides, un
engrosamiento de la fascia pretraqueal forma una polea o tróclea a través de la cual
pasa el tendón intermedio del músculo digástrico, suspendiendo el hioides.
Envolviendo el borde lateral del tendón intermedio del omohioideo, la lámina
pretraqueal también une el músculo omohioideo de dos vientres, redirigiendo el

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trayecto del músculo entre los vientres.

LÁMINA PREVERTEBRAL DE LA FASCIA CERVICAL PROFUNDA


La lámina prevertebral de la fascia cervical profunda forma una vaina tubular
para la columna vertebral y los músculos asociados con ella, como el largo del cuello
y el largo de la cabeza anteriormente, los escalenos lateralmente y los músculos
profundos del cuello posteriormente (fig. 9-4 A y B).
La lámina prevertebral de la fascia profunda está fijada superiormente a la base
del cráneo. Inferiormente, se mezcla de forma periférica con la fascia endotorácica y
se fusiona centralmente con el ligamento longitudinal anterior del cuello hasta
aproximadamente la vértebra T3 (v. cap. 2) (v. fig. 9-4 A). La lámina prevertebral se
extiende lateralmente como vaina axilar (v. cap. 3), que rodea los vasos axilares y el
plexo braquial. Las porciones cervicales de los troncos simpáticos están rodeadas por
la lámina prevertebral de la fascia cervical profunda.

FIGURA 9-6. Vaina carotídea.

Vaina carotídea. La vaina carotídea es un recubrimiento tubular fascial que se


extiende desde la base del cráneo hasta la raíz del cuello. Esta vaina se fusiona
anteriormente con las láminas superficial y pretraqueal de la fascia, y posteriormente
con la lámina prevertebral de la fascia (v. fig. 9-4 B y C). La vaina carotídea contiene:

Las arterias carótidas común e interna.


La vena yugular interna (VYI).
El nervio vago (NC X).
Algunos nódulos linfáticos cervicales profundos.
El nervio del seno carotídeo.
Fibras nerviosas simpáticas (plexos periarteriales carotídeos).

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La vaina carotídea se comunica con el mediastino torácico a nivel inferior y se


extiende hasta la base del cráneo (base del occipucio) en la parte superior. Estas
comunicaciones representan potenciales vías para la propagación de infecciones o la
extensión de sangre extravasada.
Espacio retrofaríngeo. El espacio retrofaríngeo es el mayor y más importante
espacio interfascial del cuello (fig. 9-6). Es un espacio virtual formado por tejido
conectivo laxo entre la porción visceral de la lámina prevertebral de la fascia cervical
profunda y la fascia bucofaríngea, que rodea superficialmente la faringe.
Inferiormente, la fascia bucofaríngea se continúa con la lámina pretraqueal de la
fascia cervical profunda.

CUADRO CLÍNICO
FASCIA CERVICAL
Parálisis del platisma
La parálisis del platisma, consecuencia de la lesión del ramo cervical del
nervio facial (v. fig. 9-16 B), provoca que la piel caiga del cuello formando
arrugas laxas. Por tanto, durante las disecciones quirúrgicas del cuello es preciso
tener especial cuidado para preservar el ramo cervical del nervio facial. En la
sutura de heridas del cuello, los cirujanos suturan con cuidado la piel y los bordes
del platisma. Si esto no se realiza, la piel herida será retraída (estirada en
diferentes direcciones) por las fibras contráctiles musculares del platisma, y
puede generarse una cicatriz antiestética.

Propagación de infecciones cervicales


La lámina superficial (de revestimiento) de la fascia cervical profunda ayuda
a prevenir la propagación de abscesos (infecciones purulentas) causados por
la destrucción tisular. Si se produce una infección entre la lámina superficial de la
fascia cervical profunda y la porción muscular de la lámina pretraqueal que rodea
a los músculos infrahioideos, normalmente la infección no se propagará más allá
del borde superior del manubrio del esternón. No obstante, si la infección se
produce entre la lámina superficial y la porción visceral de la lámina pretraqueal,
puede propagarse hacia la cavidad torácica, anteriormente al pericardio.
El pus de un absceso posterior a la lámina prevertebral de la fascia cervical
profunda puede extenderse lateralmente en el cuello y formar una tumefacción
posterior al esternocleidomastoideo. El pus puede perforar la lámina prevertebral
de la fascia cervical profunda, penetrar en el espacio retrofaríngeo y formar un
abultamiento en la faringe (absceso retrofaríngeo). Este absceso puede causar
dificultad para la deglución (disfagia) o el habla (disartria).
Las infecciones de la cabeza también pueden propagarse inferiormente por
detrás del esófago y entrar en el mediastino posterior, o pueden propagarse
anteriormente a la tráquea y entrar en el mediastino anterior. Las infecciones del
espacio retrofaríngeo también pueden extenderse inferiormente dentro del
mediastino superior. Del mismo modo, el aire procedente de una rotura de la

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tráquea, de un bronquio o del esófago (neumomediastino) puede pasar


superiormente hacia el cuello.

Puntos fundamentales
FASCIA CERVICAL
Tejido subcutáneo cervical y platisma. El tejido subcutáneo (fascia superficial cervical) es normalmente
más delgado en el cuello que en otras regiones, en especial anteriormente. ● Contiene el platisma, un
músculo de expresión facial.
Fascia cervical profunda. Como cualquier fascia profunda, la función de la fascia cervical profunda
es: 1) proporcionar contención para los músculos y vísceras en compartimentos con grados variables de
rigidez, 2) aportar el deslizamiento que permite a las estructuras resbalar unas sobre otras, y 3) servir
como un conducto de paso de estructuras vasculonerviosas. ● Los dos principales compartimentos del
cuello se encuentran separados por el espacio retrofaríngeo. ● Anteriormente, la lámina pretraqueal rodea
las vísceras cervicales y la musculatura extrínseca asociada con ellas (músculos suprahioideos e
infrahioideos). ● Posteriormente, la lámina prevertebral rodea los elementos musculoesqueléticos del
cuello que se asocian e incluyen a las vértebras cervicales. ● Estos dos compartimentos fasciales se
encuentran incluidos dentro de la tercera y más superficial lámina de la fascia cervical profunda, la lámina
superficial, que abarca los músculos superficiales (trapecio y esternocleidomastoideo). ● La lámina
superficial se inserta en el cráneo superiormente y en la cintura escapular inferiormente. ● Los principales
conductos vasculonerviosos, las vainas carotídeas, se sitúan anterolaterales a las uniones comunes de
estas tres láminas. ● Los límites y continuaciones superiores e inferiores de estas láminas fasciales,
compartimentos y espacios interfasciales, constituyen vías de extensión o propagación de infecciones,
líquidos, gases o tumores.

La fascia alar forma otra subdivisión del espacio retrofaríngeo. Esta delgada
lámina se inserta a lo largo de la línea media de la fascia bucofaríngea desde el cráneo
hasta el nivel de la vértebra C7. Desde esta inserción, se extiende lateralmente y
termina en la vaina carotídea. El espacio retrofaríngeo permite el movimiento de la
faringe, el esófago, la laringe y la tráquea respecto a la columna vertebral durante la
deglución. Este espacio está cerrado superiormente por la base del cráneo y a cada
lado por la vaina carotídea. Inferiormente se abre dentro del mediastino superior (v.
cap. 4).

ESTRUCTURAS SUPERFICIALES DEL CUELLO: REGIONES


CERVICALES
Para definir con claridad la localización de las estructuras, lesiones o patologías, el
cuello se divide en regiones (fig. 9-7; tabla 9-1). Entre el cráneo (la mandíbula
anteriormente y el hueso occipital posteriormente) y las clavículas, el cuello se divide
en cuatro regiones principales de acuerdo con los bordes normalmente visibles y/o
palpables de los músculos esternocleidomastoideo y trapecio, grandes y relativamente
superficiales, que se encuentran en el interior de la lámina más externa (superficial)
de la fascia cervical profunda.

Región esternocleidomastoidea

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El músculo esternocleidomastoideo (ECM) es un punto de referencia muscular


clave del cuello, constituyendo la región esternocleidomastoidea. Divide
visiblemente cada lado del cuello en las regiones cervicales anterior y lateral
(triángulos cervicales anterior y posterior). El ECM es un músculo ancho con forma
de cinta que tiene dos cabezas: el tendón redondeado de la cabeza esternal se inserta
en el manubrio, mientras que la cabeza clavicular, carnosa y gruesa, se inserta en la
cara superior del tercio medial de la clavícula (figs. 9-7 y 9-8; tabla 9-2).

FIGURA 9-7. Regiones y triángulos cervicales.

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FIGURA 9-8. Músculos del cuello.

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Las dos cabezas del ECM están separadas inferiormente por un espacio, visible
superficialmente como una pequeña depresión triangular, la fosa supraclavicular
menor (fig. 9-7 B). Las cabezas se unen superiormente a medida que discurren en
sentido oblicuo ascendente hacia el cráneo. La inserción superior del ECM es el
proceso mastoides del hueso temporal y la línea nucal superior del hueso occipital. La
lámina superficial de la fascia cervical profunda se separa para formar una vaina para
el ECM (v. fig. 9-4 B).
Los ECM mueven las articulaciones craneovertebrales, las articulaciones
intervertebrales cervicales o ambas (fig. 9-8; tabla 9-2). Sus inserciones craneales se
sitúan posteriores al eje de las articulaciones atlanto-occipitales. Partiendo de la
posición anatómica, con una contracción tónica que mantiene la posición de la
columna vertebral cervical, la contracción bilateral de los ECM (especialmente de sus
fibras más posteriores) provocará la extensión de la cabeza en las articulaciones
atlanto-occipitales, elevando el mentón (fig. 9-8 D).
Actuando bilateralmente, los ECM también pueden flexionar el cuello. Pueden
hacerlo de dos maneras diferentes:

1. Si la cabeza está al inicio flexionada anteriormente en las articulaciones atlanto-


occipitales por acción de los músculos prevertebrales (y/o los músculos
suprahioideos e infrahioideos) contra resistencia, los ECM (específicamente las
fibras anteriores) flexionan toda la columna vertebral cervical, de manera que el
mentón se acerca al manubrio (v. fig. 9-8 E). Sin embargo, la gravedad es
normalmente la fuerza motriz de este movimiento en posición erecta.
2. Actuando antagónicamente con los extensores del cuello (es decir, los músculos
cervicales profundos), la contracción bilateral de los ECM puede flexionar la

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porción inferior del cuello mientras produce una extensión limitada en la


articulación atlanto-occipital y la porción superior del cuello, protruyendo el
mentón mientras mantiene la cabeza al mismo nivel. Estos movimientos de
flexión también se dan cuando se levanta la cabeza del suelo desde la posición
de decúbito supino (con la gravedad proporcionando la resistencia en lugar de
los músculos cervicales profundos).

Es probable que la mayoría de las veces músculos sinérgicos más pequeños y/o
una contracción excéntrica (relajación controlada del músculo, cediendo
gradualmente a la gravedad) se relacionen con la iniciación de la flexión o la
extensión, aportando el ECM la potencia y el alcance del movimiento una vez
iniciado.
Actuando unilateralmente, el ECM flexiona lateralmente el cuello (tuerce el
cuello de lado) y rota la cabeza aproximando la oreja al hombro homolateral (mismo
lado), al tiempo que rota la cabeza de forma que el mentón gira hacia el lado
contralateral (opuesto) y se eleva. Si la cabeza y el cuello se mantienen fijos, la
contracción bilateral de los ECM eleva las clavículas y el manubrio, y por tanto las
costillas anteriores. De esta forma, los ECM actúan como músculos respiratorios
accesorios, ayudando en la generación del movimiento de «palanca de bomba de
agua» de la pared torácica.
Para explorar el esternocleidomastoideo, la cabeza se gira hacia el lado opuesto
contra resistencia (mano contra el mentón). Si actúa de forma normal, se puede ver y
palpar el músculo.

Región cervical posterior


La región posterior a los bordes anteriores del trapecio (es decir, correspondiente a su
área) es la región cervical posterior (v. fig. 9-7; tabla 9-1). La región suboccipital es
profunda a la porción superior de esta región (v. fig. 9-8). El trapecio es un músculo
triangular ancho, plano, que cubre la cara posterolateral del cuello y el tórax (v. fig.
9-8 F). El trapecio es un:

Músculo superficial del dorso (v. cap. 2).


Músculo axioapendicular posterior que actúa sobre la cintura escapular (v. cap.
3).
Músculo cervical, que puede producir movimientos del cráneo.

El trapecio une la cintura escapular al cráneo y la columna vertebral, y colabora


en su suspensión. Sus inserciones, inervación y acciones principales se describen en
la tabla 9-2. La piel de la región cervical posterior está inervada de forma segmentaria
por ramos posteriores de los nervios espinales cervicales que atraviesan, pero no
inervan, el trapecio (v. fig. 2-28).
Para explorar el trapecio se encoge el hombro contra resistencia. Si el músculo
actúa de forma normal, se puede ver y palpar su borde superior. Si el trapecio está
paralizado, el hombro cae; sin embargo, las acciones combinadas del elevador de la
escápula y las fibras superiores del serrato anterior ayudan a mantener el hombro y en

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cierta medida pueden compensar la parálisis (v. cap. 3).

Región cervical lateral


La región cervical lateral (triángulo posterior) está limitada (figs. 9-7 y 9-9):

Anteriormente, por el borde posterior del ECM.


Posteriormente, por el borde anterior del trapecio.
Inferiormente, por el tercio medio de la clavícula, entre el trapecio y el ECM.
Por un vértice, donde se unen el ECM y el trapecio, sobre la línea nucal superior
del hueso occipital.
Por un techo, formado por la lámina superficial de la fascia cervical profunda.
Por un suelo, formado por músculos cubiertos por la lámina prevertebral de la
fascia cervical profunda.

La región cervical lateral se enrolla en torno a la cara lateral del cuello a modo de
espiral. La región está cubierta por la piel y el tejido subcutáneo que contiene el
platisma.

MÚSCULOS DE LA REGIÓN CERVICAL LATERAL


El suelo de la región cervical lateral está formado generalmente por la fascia
prevertebral que recubre cuatro músculos (figs. 9-9 y 9-10): esplenio de la cabeza,
elevador de la escápula, escaleno medio y escaleno posterior. En ocasiones, la
porción inferior del escaleno anterior aparece en el ángulo inferomedial de la región
cervical lateral, donde habitualmente está oculta por el ECM. Una división ocasional
del escaleno anterior, el escaleno mínimo, pasa posterior a la arteria subclavia para
insertarse en la 1.a costilla (Agur y Dalley, 2017).

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FIGURA 9-9. Disección superficial de la región cervical lateral. El tejido subcutáneo y la lámina
superficial de la fascia cervical profunda se han retirado, conservando la mayor parte del platisma y de los
nervios cutáneos. Entre el trapecio (en la región cervical posterior) y el esternocleidomastoideo, la lámina
prevertebral de la fascia cervical profunda constituye el suelo de la región cervical lateral. El nervio accesorio
(NC XI) es el único nervio motor superficial a esta fascia.

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FIGURA 9-10. Disección profunda de la región cervical lateral. La lámina superficial de la fascia cervical
profunda se ha retirado. Aunque el nervio accesorio (NC XI) es superficial a ella, el plexo braquial y los
nervios motores de los plexos cervicales discurren profundos a la lámina prevertebral de la fascia cervical
profunda que recubre el suelo del triángulo.

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FIGURA 9-11. Disección más profunda de la porción inferior de la región cervical lateral. Se han
retirado todas las fascias, el músculo omohioideo y la porción clavicular del pectoral mayor para mostrar la
vena subclavia y la tercera porción de la arteria subclavia. La vena yugular interna, profunda al
esternocleidomastoideo, no se encuentra en la región cervical lateral pero está cerca de ella. El plexo braquial
y los vasos subclavios pasan hacia el miembro superior; el nombre de los vasos cambia a axilares por debajo
de la clavícula en el borde lateral de la 1.a costilla.

Para una localización más precisa de las estructuras, la región cervical lateral está
dividida por el vientre inferior del músculo omohioideo en un gran triángulo
occipital, superiormente, y un pequeño triángulo omoclavicular, inferiormente (v. fig.
9-7; tabla 9-1).

El triángulo occipital se denomina así porque la arteria occipital aparece en su


vértice (figs. 9-8 y 9-9; v. fig. 9-13). El nervio más importante que cruza el
triángulo occipital es el nervio accesorio (NC XI).
El triángulo omoclavicular (subclavio) está marcado en la cara lateral del
cuello por la fosa supraclavicular. La porción inferior de la VYE cruza este
triángulo superficialmente; la arteria subclavia se encuentra en su profundidad
(figs. 9-11; v. fig. 9-13). Estos vasos están separados por la lámina superficial
de la fascia cervical profunda. Dado que la tercera porción de la arteria
subclavia se localiza en esta región, el triángulo omoclavicular normalmente se
conoce como triángulo subclavio (v. fig. 9-7).

ARTERIAS DE LA REGIÓN CERVICAL LATERAL


Las arterias de la región cervical lateral son las ramas del tronco tirocervical, la
tercera porción de la arteria subclavia y parte de la arteria occipital (figs. 9-10 a 9-12).

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El tronco tirocervical, rama de la arteria subclavia, habitualmente da lugar a la arteria


supraescapular y a la arteria cervical transversa (un tronco cervicodorsal) desde sus
caras laterales; sus ramas terminales son la arteria cervical ascendente y la tiroidea
inferior.
La arteria supraescapular cruza inferolateralmente el músculo escaleno anterior
y el nervio frénico (fig. 9-11). Después cruza la tercera porción de la arteria subclavia
y los fascículos del plexo braquial, y pasa posterior a la clavícula para irrigar los
músculos de la cara posterior de la escápula. De forma alternativa, la arteria
supraescapular puede originarse directamente de la tercera porción de la arteria
subclavia.
También originándose lateralmente, la arteria cervical transversa (tronco
cervicodorsal) (Weiglein et al., 2005) se bifurca de nuevo en la arteria cervical
superficial (rama superficial de la arteria cervical transversa) y la arteria dorsal de la
escápula (rama profunda de la arteria cervical transversa). Estas ramas discurren
superficial y lateralmente cruzando el nervio frénico y el músculo escaleno anterior,
2-3 cm superior a la clavícula. Luego cruzan o pasan a través de los troncos del plexo
braquial, dando ramas para sus vasa nervorum (vasos sanguíneos de los nervios). La
arteria cervical superficial pasa profunda (anterior) al trapecio acompañando al
nervio accesorio (NC XI). La arteria dorsal de la escápula puede originarse de
manera independiente, directamente de la tercera (o con menor frecuencia la segunda)
porción de la arteria subclavia. Cuando es una rama de la subclavia, la arteria dorsal
de la escápula pasa lateralmente a través de los troncos del plexo braquial, anterior al
escaleno medio. Independientemente de su origen, su porción distal corre profunda a
los músculos elevador de la escápula y romboides, irrigando ambos y participando en
la anastomosis arterial que rodea la escápula (v. cap. 3). La arteria occipital, una
rama de la arteria carótida externa, entra en la región cervical lateral al nivel de su
vértice y asciende por la cabeza para irrigar la mitad posterior de la piel cabelluda (v.
fig. 9-10).

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FIGURA 9-12. Arteria subclavia: porciones y ramas. La arteria subclavia tiene tres porciones: medial (1),
posterior (2) y lateral (3) respecto al músculo escaleno anterior. El tronco cervicodorsal (arteria cervical
transversa) y la arteria supraescapular se originan ocasionalmente de forma directa (o a través de un tronco
común) de la segunda o tercera porción de la arteria subclavia en vez de hacerlo directamente desde el tronco
tirocervical, como se muestra aquí, o independientemente.

La arteria subclavia irriga el miembro superior. La tercera porción se inicia


aproximadamente a un través de dedo de ella, al otro lado del borde lateral del
músculo escaleno anterior. Se encuentra oculta en la porción inferior de la región
cervical lateral, posterosuperior a la vena subclavia. La tercera porción de la arteria es
la porción más larga y más superficial. Descansa sobre la 1.a costilla y sus
pulsaciones pueden palparse haciendo una presión profunda en el triángulo
omoclavicular. La arteria está en contacto con la 1.a costilla cuando pasa posterior al
músculo escaleno anterior; en consecuencia, la compresión de la arteria subclavia
contra la costilla puede controlar una hemorragia en el miembro superior. El tronco
inferior del plexo braquial se sitúa directamente posterior a la tercera porción de la
arteria. Las ramas que se originan ocasionalmente de la tercera porción (arteria
supraescapular, arteria dorsal de la escápula) son formas aberrantes de patrones más
típicos en los cuales nacen de cualquier localización (del tronco tirocervical a través
de un tronco cervicodorsal en particular).

VENAS DE LA REGIÓN CERVICAL LATERAL


La vena yugular externa empieza cerca del ángulo de la mandíbula (justo inferior a
la oreja) mediante la unión de la división posterior de la vena retromandibular con la
vena auricular posterior (fig. 9-13). La VYE cruza oblicuamente el ECM, profunda
al platisma, y entra en la porción anteroinferior de la región cervical lateral (v. fig. 9-
8). Luego perfora la lámina superficial de la fascia cervical profunda, que forma el

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techo de esta región al nivel del borde posterior del ECM. La VYE desciende hacia la
porción inferior de la región cervical lateral y termina en la vena subclavia (figs. 9-11
y 9-13). Drena la mayoría de la piel cabelluda y el lado de la cara.
La vena subclavia, el principal conducto venoso de drenaje del miembro
superior, se curva a través de la porción inferior de la región cervical lateral. Pasa
anterior al músculo escaleno anterior y al nervio frénico, y se une en el borde medial
del músculo con la VYI para formar la vena braquiocefálica, posterior a la
extremidad esternal de la clavícula. Inmediatamente por encima de la clavícula, la
VYE recibe las venas cervicales transversas (cervicodorsales), supraescapulares y
yugular anterior.

FIGURA 9-13. Venas superficiales del cuello. Las venas temporal superficial y maxilar confluyen formando
la vena retromandibular, cuya división posterior se une con la vena auricular posterior para formar la vena
yugular externa. La vena facial recibe la división anterior de la vena retromandibular antes de desembocar en
la vena yugular interna, profunda al esternocleidomastoideo. Las venas yugulares anteriores pueden
localizarse superficiales o profundas a la lámina superficial de la fascia cervical profunda.

NERVIOS DE LA REGIÓN CERVICAL LATERAL


El nervio accesorio (NC XI) discurre profundo al ECM y lo inerva antes de entrar en
la región cervical lateral al mismo nivel que la unión de los tercios superior y medio
del borde posterior del ECM, o bien inferior a ella (v. figs. 9-9 y 9-10). El nervio pasa
posteroinferiormente, en el interior de la fascia superficial de la fascia cervical
profunda o profundo a ella, hasta alcanzar el elevador de la escápula, del cual está
separado por la lámina prevertebral de la fascia. Luego, el NC XI desaparece
profundo al borde anterior del trapecio, al nivel de la unión de sus dos tercios
superiores con su tercio inferior.
Las raíces del plexo braquial (ramos anteriores de C5-C8 y T1) aparecen entre
los músculos escalenos anterior y medio (v. fig. 9-11). Los cinco ramos se unen para

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formar los tres troncos del plexo braquial, que descienden inferolateralmente a través
de la región cervical lateral. Luego, el plexo pasa entre la 1.a costilla, la clavícula y el
borde superior de la escápula (el conducto cervicoaxilar) para entrar en la axila,
proporcionando la inervación para la mayor parte del miembro superior (v. cap. 3).
El nervio supraescapular, que se origina del tronco superior del plexo braquial
(no del plexo cervical), discurre lateralmente a través de la región cervical lateral para
inervar los músculos supraespinoso e infraespinoso en la cara posterior de la
escápula. También proporciona ramos articulares a la articulación del hombro.
Los ramos anteriores de C1-C4 forman las raíces del plexo cervical (fig. 9-14).
El plexo cervical está constituido por una serie irregular de asas nerviosas
(primarias), y los ramos se originan en las asas. Cada ramo participante, excepto el
primero, se divide en ramos ascendentes y descendentes que se unen con los ramos
del nervio espinal adyacente para formar las asas. El plexo cervical se sitúa
anteromedial a los músculos elevador de la escápula y escaleno medio, y profundo al
ECM. Los ramos superficiales del plexo, que en su inicio discurren posteriormente,
son ramos cutáneos (sensitivos) (fig. 9-14 A, C y D). Los ramos profundos, que pasan
anteromedialmente, son ramos motores e incluyen las raíces del nervio frénico (para
el diafragma) y el asa cervical (fig. 9-14 A y B).
La raíz superior del asa cervical, que transporta fibras de los nervios espinales
C1 y C2, se une brevemente y luego desciende desde el nervio hipogloso (NC XII) en
su trayecto por la región cervical lateral (fig. 9-14 A y B). La raíz inferior del asa
cervical se origina de un asa entre los nervios C2 y C3. Las raíces superior e inferior
del asa cervical se unen, formando un asa secundaria, el asa cervical, constituida por
fibras de los nervios espinales C1-C3, que se ramifican del asa secundaria para
inervar los músculos infrahioideos, incluyendo el omohioideo, el esternotiroideo y el
esternohioideo (figs. 9-14 A, 9-15 A y 9-16). El cuarto músculo infrahioideo, el
tirohioideo, recibe fibras de C1, que descienden de forma independiente desde el
nervio hipogloso, distal a la raíz superior del asa cervical (nervio tirohioideo) (figs.
9-14 A y B, y 9-15 B).
Los ramos cutáneos del plexo cervical emergen alrededor de la mitad del borde
posterior del ECM, a menudo denominado punto nervioso del cuello (v. fig. 9-9), e
inervan la piel del cuello, la pared torácica superolateral y la piel cabelluda entre la
oreja y la protuberancia occipital externa (fig. 9-14 A, C y D). Cerca de su origen, las
raíces del plexo cervical reciben ramos comunicantes grises, la mayoría de los cuales
descienden desde el gran ganglio cervical superior, en la porción superior del cuello.
Los ramos del plexo cervical que se originan del asa nerviosa entre los ramos
anteriores de C2 y C3 son:

El nervio occipital menor (C2), que inerva la piel del cuello y la piel cabelluda
porterosuperior a la oreja.
El nervio auricular mayor (C2 y C3), que asciende verticalmente a través del
ECM oblicuo al polo inferior de la glándula parótida, donde se divide e inerva
la piel que cubre —y la vaina que rodea— la glándula, el proceso mastoides y
ambas caras de la oreja y un área de piel que se extiende desde el ángulo de la
mandíbula hasta el proceso mastoides.

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El nervio transverso del cuello (C2 y C3), que inerva la piel que cubre la
región cervical anterior. El nervio se incurva alrededor de la mitad del borde
posterior del ECM, inferiormente al nervio auricular mayor, y pasa anterior y
horizontalmente a este, cruzándolo profundo a la VYE y el platisma,
dividiéndose en ramos superiores e inferiores.

Los ramos del plexo cervical que se originan del asa formada por los ramos
anteriores de C3 y C4 son los:

Nervios supraclaviculares (C3 y C4), que emergen como un tronco común por
debajo del ECM, enviando pequeños ramos a la piel del cuello que cruzan la
clavícula e inervan la piel que recubre el hombro.

Además del asa cervical y los nervios frénicos, que se originan de las asas del
plexo, los ramos motores profundos del plexo cervical incluyen ramos que se
originan de las raíces que inervan los romboides (nervio dorsal de la escápula; C4 y
C5), el serrato anterior (nervio torácico largo; C5-C7) y los músculos prevertebrales
próximos.
Los nervios frénicos se originan principalmente en el nervio C4, aunque reciben
contribuciones de los nervios C3 y C5 (figs. 9-11 y 9-14 A y B). Los nervios frénicos
contienen fibras nerviosas motoras, sensitivas y simpáticas. Estos nervios
proporcionan la única inervación motora para el diafragma, y también la sensibilidad
para su porción central. En el tórax, cada nervio frénico inerva la pleura mediastínica
y el pericardio (v. cap. 4). En el cuello, reciben fibras comunicantes variables de los
ganglios simpáticos cervicales o de sus ramos; cada nervio frénico se forma cerca de
la porción superior del borde lateral del músculo escaleno anterior, a nivel del borde
superior del cartílago tiroides. El nervio frénico desciende oblicuamente con la VYI
cruzando el escaleno anterior, profundo a la lámina prevertebral de la fascia cervical
profunda y a las arterias cervical transversa y supraescapular.
En el lado izquierdo, el nervio frénico cruza anterior a la primera porción de la
arteria subclavia; en el lado derecho, se sitúa anterior al músculo escaleno anterior y
cruza anterior a la segunda porción de la arteria subclavia. En ambos lados, el nervio
frénico discurre posterior a la vena subclavia y anterior a la arteria torácica interna
cuando entra en el tórax.

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FIGURA 9-14. Plexo nervioso cervical. A a C) El plexo está constituido por asas nerviosas formadas entre
los ramos anteriores adyacentes de los primeros cuatro nervios cervicales y los ramos grises comunicantes que
reciben del ganglio simpático cervical superior (no se muestra aquí) (fig. 9-25 A). De las asas del plexo se
originan nervios motores (B) y sensitivos (C). El asa cervical (A, B) es un asa de segundo nivel, cuya rama
superior se origina del asa entre las vértebras C1 y C2, pero viaja inicialmente con el nervio hipogloso (NC
XII), que no forma parte del plexo cervical. D) Se muestran las áreas de piel inervadas por los nervios
sensitivos (cutáneos) del plexo cervical (derivados de los ramos anteriores) y por los ramos posteriores de los
nervios espinales cervicales.

La contribución del nervio C5 al nervio frénico puede derivar de un nervio


frénico accesorio (v. fig. 9-11). Frecuentemente es un ramo del nervio subclavio.
Cuando existe, el nervio frénico accesorio se sitúa lateral al nervio principal y
desciende posterior y a veces anterior a la vena subclavia. El nervio frénico accesorio
se une al nervio frénico en la raíz del cuello o en el tórax.

NÓDULOS LINFÁTICOS DE LA REGIÓN CERVICAL LATERAL


La linfa de los tejidos superficiales de la región cervical lateral entra en los nódulos
linfáticos cervicales superficiales que se sitúan a lo largo de la VYE por encima del

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ECM. Los vasos eferentes procedentes de estos nódulos drenan en los nódulos
linfáticos cervicales profundos, que forman una cadena a lo largo del trayecto de la
VYI que está contenida en la fascia de la vaina carotídea (v. figs. 9-4 B y 9-15 A).

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FIGURA 9-15. Disecciones de las regiones cervical anterior y suprahioidea. A) Esta disección superficial
del cuello muestra la glándula y los nódulos linfáticos submandibulares. B) En esta disección de la región
suprahioidea se han retirado la mitad derecha de la mandíbula y la porción superior del músculo milohioideo.
La superficie seccionada del milohioideo va siendo progresivamente más delgada conforme avanzamos
anteriormente.

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FIGURA 9-16. Disección profunda de la región cervical anterior. Se han retirado la vena facial común y
sus tributarias, mostrando arterias y nervios, incluyendo el asa cervical y sus ramos para los músculos
infrahioideos. Las arterias facial y lingual en este individuo se originan de un tronco común que pasa profundo
a los músculos estilohioideo y digástrico para entrar en el triángulo submandibular.

Región cervical anterior


La región cervical anterior (triángulo anterior) (v. tabla 9-1) posee:

Un límite anterior formado por la línea media del cuello.


Un límite posterior formado por el borde anterior del ECM.
Un límite superior formado por el borde inferior de la mandíbula.
Un vértice localizado en la incisura yugular en el manubrio del esternón.
Un techo formado por el tejido subcutáneo que contiene el platisma.
Un suelo formado por la faringe, laringe y glándula tiroides.

Para una localización más precisa de las estructuras, la región cervical anterior
está subdividida en cuatro triángulos más pequeños por los músculos digástrico y
omohioideo: el triángulo impar submentoniano y tres pequeños triángulos pares —
submandibular, carotídeo y muscular.
El triángulo submentoniano, inferior al mentón, es un área suprahioidea
limitada inferiormente por el cuerpo del hioides y lateralmente por los vientres
anteriores de los músculos digástricos derecho e izquierdo. El suelo del triángulo
submentoniano está formado por los dos músculos milohioideos, que se unen en un
rafe fibroso medio (v. fig. 9-15 B). El vértice del triángulo submentoniano está en la
sínfisis mandibular, el punto de unión de las dos mitades de la mandíbula durante la
lactancia. Su base está formada por el hioides (fig. 9-17). Este triángulo contiene
varios pequeños nódulos linfáticos submentonianos y pequeñas vénulas que se unen

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para formar la vena yugular anterior (fig. 9-17).


El triángulo submandibular es un área glandular entre el borde inferior de la
mandíbula y los vientres anterior y posterior del músculo digástrico (v. fig. 9-7 A y
C; v. también fig. 9-12). El suelo del triángulo submandibular está formado por los
músculos milohioideo e hiogloso, y por el constrictor medio de la faringe. La
glándula submandibular ocupa casi todo el triángulo (v. fig. 9-15 A). (Debido a su
asociación funcional con la boca, y a su asociación anatómica con el suelo de la boca,
la glándula y su conducto se describen en el capítulo 8.)
A cada lado de la glándula submandibular y a lo largo del borde inferior de la
mandíbula (v. fig. 9-15 A) se sitúan los nódulos linfáticos submandibulares. El
nervio hipogloso (NC XII) proporciona inervación motora a los músculos intrínsecos
y extrínsecos de la lengua. Pasa por el triángulo submandibular, al igual que el nervio
milohioideo (un ramo del NC V3, que también inerva el vientre anterior del músculo
digástrico), porciones de la arteria y la vena faciales y la arteria submentoniana (una
rama de la arteria facial) (v. figs. 9-15 y 9-16).

FIGURA 9-17. Disección superficial de la región cervical anterior. El triángulo submentoniano limita
inferiormente con el cuerpo del hioides y lateralmente con los vientres anteriores derecho e izquierdo de los
músculos digástricos. El suelo de este triángulo está formado por los dos músculos milohioideos y el rafe que
hay entre ellos (no se muestra aquí) (v. fig. 9-15 B). El triángulo muscular está limitado por el vientre superior
del omohioideo, el borde anterior del ECM y la línea media.

El triángulo carotídeo es un área vascular limitada por el vientre superior del


omohioideo, el vientre posterior del digástrico y el borde anterior del ECM (v. figs. 9-

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7, 9-15 A y 9-16). Este triángulo es importante porque la arteria carótida común


asciende por él. Su pulso puede auscultarse o palparse comprimiéndola ligeramente
contra los procesos transversos de las vértebras cervicales. A nivel del borde superior
del cartílago tiroides, la arteria carótida común se divide en las arterias carótidas
interna y externa (figs. 9-16, 9-18; v. fig. 9-20). Dentro del triángulo carotídeo se
localizan:

El seno carotídeo: una pequeña dilatación de la porción proximal de la arteria


carótida interna (fig. 9-18), que puede incluir la arteria carótida común.
Inervado principalmente por el nervio glosofaríngeo (NC IX) a través del
nervio del seno carotídeo, así como por el nervio vago (NC X), es un
barorreceptor (receptor de presión) que reacciona a los cambios de la presión
arterial.
El glomus (cuerpo) carotídeo: una masa pequeña de tejido de forma ovoide y
color marrón rojizo en vivo, que se sitúa en el lado medial (profundo) de la
bifurcación de la arteria carótida común, en íntima relación con el seno
carotídeo. Inervado principalmente por el nervio del seno carotídeo (NC IX) y
por el NC X, es un quimiorreceptor que controla la concentración de oxígeno en
la sangre. Bajas concentraciones de oxígeno en sangre lo estimulan e inicia un
reflejo que incrementa la frecuencia y la profundidad de la respiración, la
frecuencia cardíaca y la presión arterial.

FIGURA 9-18. Glomus (cuerpo) carotídeo y seno carotídeo. Este pequeño cuerpo epitelioide se localiza en
la bifurcación de la arteria carótida común. Se muestran también el seno carotídeo y la red asociada de fibras
sensitivas del nervio glosofaríngeo (NC IX).

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Las estructuras vasculonerviosas del triángulo carotídeo están rodeadas por la


vaina carotídea: las arterias carótidas medialmente, la vena yugular interna
lateralmente y el nervio vago posteriormente (v. fig. 9-4 B y C). Superiormente, la
carótida común es sustituida por la arteria carótida interna. El asa cervical
normalmente se sitúa sobre (o está rodeada por) la cara anterolateral de la vaina (v.
fig. 9-16). Muchos nódulos linfáticos cervicales profundos se sitúan a lo largo de la
vaina carotídea y la VYI.
El triángulo muscular está limitado por el vientre superior del músculo
omohioideo, el borde anterior del ECM y el plano medio del cuello (figs. 9-7 y 9-17)
músculos y vísceras (p. ej., las glándulas tiroides y paratiroides) infrahioideos.

MÚSCULOS DE LA REGIÓN CERVICAL ANTERIOR


En la porción anterolateral del cuello, el hioides proporciona inserciones para los
músculos suprahioideos, superiormente, y para los músculos infrahioideos,
inferiormente. Estos músculos hioideos fijan o mueven el hioides y la laringe (figs.
9-16, 9-17 y 9-19). A efectos descriptivos, se dividen en músculos suprahioideos e
infrahioideos, cuyas inserciones, inervación y acciones principales se presentan en la
tabla 9-3.
Los músculos suprahioideos se localizan superiores al hueso hioides y lo
conectan con el cráneo (figs. 9-15 A, 9-16, 9-17 y 9-19; tabla 9-3). El grupo de
músculos suprahioideos incluye los músculos milohioideo, genihioideo, estilohioideo
y digástrico. Como grupo, estos músculos constituyen la masa muscular del suelo de
la boca y sostienen el hueso hioides, con lo que proporcionan una base para las
funciones de la lengua y elevan el hueso hioides y la laringe para la deglución y la
producción del tono de voz. Cada músculo digástrico tiene dos vientres unidos por
un tendón intermedio, que desciende hacia el hueso hioides. Un asa fibrosa
derivada de la lámina pretraqueal de la fascia cervical profunda permite al tendón
deslizarse anterior y posteriormente, ya que lo conecta al cuerpo y al cuerno mayor
del hueso hioides.
La diferente inervación de los vientres anterior y posterior de los músculos
digástricos es consecuencia de su diferente origen embrionario a partir del 1.º y el 2.º
arcos faríngeos, respectivamente. El NC V inerva a los derivados del 1.er arco y el
NC VII inerva los del 2.º arco.
Los músculos infrahioideos, frecuentemente denominados músculos acintados
debido a su apariencia de cinta, se encuentran inferiores al hioides (figs. 9-16 y 9-19;
tabla 9-3). Estos cuatro músculos fijan el hueso hioides, el esternón, la clavícula y la
escápula, y descienden el hueso hioides y la laringe durante la deglución y el habla.
También actúan con los músculos suprahioideos para estabilizar el hueso hioides,
proporcionando una base firme a la lengua. El grupo de músculos infrahioideos se
dispone en dos planos: un plano superficial, constituido por el esternohioideo y el
omohioideo, y un plano profundo, compuesto por el esternotiroideo y el tirohioideo.
Al igual que el digástrico, el omohioideo posee dos vientres (superior e inferior)
unidos por un tendón intermedio. La banda fascial para el tendón intermedio conecta
con la clavícula.
El esternotiroideo es más ancho que el esternohioideo, bajo el que se encuentra.

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El esternotiroideo cubre el lóbulo lateral de la glándula tiroides. Su inserción en la


línea oblicua de la lámina del cartílago tiroides, inmediatamente superior a la
glándula, limita la expansión superior del tiroides hipertrofiado (v. cuadro clínico
«Aumento de tamaño de la glándula tiroides»). El tirohioideo parece ser la
continuación del músculo esternotiroideo, que discurre superiormente desde la línea
oblicua del cartílago tiroides hasta el hioides.

ARTERIAS DE LA REGIÓN CERVICAL ANTERIOR


La región cervical anterior contiene el sistema arterial carotídeo, compuesto por la
arteria carótida común y sus ramas terminales, las arterias carótidas interna y externa.
También contiene la VYI y sus tributarias, y las venas yugulares anteriores (figs. 9-20
y 9-21). La arteria carótida común y una de sus ramas terminales, la arteria carótida
externa, son los principales vasos arteriales del triángulo carotídeo. En el triángulo
carotídeo también se originan ramas de la carótida externa (p. ej., la arteria tiroidea
superior). Cada arteria carótida común asciende dentro de la vaina carotídea junto
con la VYI y el nervio vago, hasta el nivel del borde superior del cartílago tiroides.
Ahí, cada arteria carótida común se divide finalmente en las arterias carótidas interna
y externa. La arteria carótida interna no tiene ramas en el cuello; la arteria carótida
externa tiene varias.
La arteria carótida común derecha empieza en la bifurcación del tronco
braquiocefálico. La arteria subclavia derecha es la otra rama de este tronco. Desde el
arco de la aorta, la arteria carótida común izquierda asciende por el cuello. En
consecuencia, esta arteria tiene un trayecto de unos 2 cm por el mediastino superior
antes de entrar en el cuello.
Las arterias carótidas internas son la continuación directa de las arterias
carótidas comunes por encima del origen de la arteria carótida externa, a la altura del
límite superior del cartílago tiroides. La porción proximal de cada arteria carótida
interna es donde se localiza el seno carotídeo, ya descrito previamente en este
capítulo (figs. 9-18 y 9-20). El glomus (cuerpo) carotídeo se localiza en la hendidura
entre las arterias carótidas interna y externa. Las arterias carótidas internas entran en
el cráneo a través de los conductos carotídeos de las porciones petrosas de los huesos
temporales, y se convierten en las principales arterias del encéfalo y de las estructuras
de las órbitas (v. cap. 8). A nivel del cuello no se desprende ninguna rama con
nombre de las arterias carótidas internas.
Las arterias carótidas externas irrigan la mayoría de las estructuras externas al
cráneo; la órbita y parte de la frente, y la piel cabelluda, irrigadas por la arteria
supraorbitaria, son las excepciones más notables. Presenta, además, una cierta
distribución profunda (p. ej., la arteria meníngea media). Cada arteria carótida externa
discurre posterosuperiormente por la región entre el cuello de la mandíbula y el
lóbulo de la oreja, donde está rodeada por la glándula parótida y termina por dividirse
en dos ramas: la arteria maxilar y la arteria temporal superficial (fig. 9-20). Antes de
estas ramas terminales, seis arterias se originan de la arteria carótida externa:

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FIGURA 9-19. Músculos de la región cervical anterior.

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FIGURA 9-20. Arterias subclavia y carótida con sus ramas. A) Se muestran las posiciones de las vainas
carotídeas. B) Los músculos (vientre posterior del digástrico y omohioideo) indican los límites superior e
inferior del triángulo carotídeo.

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FIGURA 9-21. Vena yugular interna. Es la principal estructura venosa del cuello. Se origina como una
continuación del seno sigmoideo (seno venoso de la duramadre) en forma de S. En su descenso por el cuello
va incluida dentro de la vaina carotídea. Termina a la altura de la vértebra T1, superiormente a la articulación
esternoclavicular, al unirse a la vena subclavia para formar la vena braquiocefálica. Una gran válvula cerca de
su final impide el reflujo de sangre.

1. La arteria faríngea ascendente se origina como la primera o segunda rama de


la arteria carótida externa y es su única rama medial. Asciende sobre la faringe,
profunda (medial) a la arteria carótida interna, y proporciona ramas a la faringe,
los músculos prevertebrales, el oído medio y las meninges craneales.
2. La arteria occipital se origina en la cara posterior de la arteria carótida externa,
superior al origen de la arteria facial. Pasa posteriormente, inmediatamente
medial y paralela a la inserción del vientre posterior del músculo digástrico en
el surco occipital del hueso temporal, y termina dividiéndose en múltiples
ramas en la porción posterior de la piel cabelluda. A lo largo de su recorrido
pasa superficial a la arteria carótida interna y a los NC IX a XI.
3. La arteria auricular posterior, una pequeña rama posterior de la arteria
carótida externa, que normalmente es la última rama preterminal. Asciende
posteriormente entre el meato acústico externo y el proceso mastoides para
irrigar los músculos adyacentes, la glándula parótida, el nervio facial y las
estructuras del hueso temporal, la oreja y la piel cabelluda.

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4. La arteria tiroidea superior, la más inferior de las tres ramas anteriores de la


arteria carótida externa, que discurre anteroinferiormente profunda a los
músculos infrahioideos hasta alcanzar la glándula tiroides. Además de irrigar
esta glándula, proporciona ramas para los músculos infrahioideos y el ECM, y
da origen a la arteria laríngea superior, que irriga la laringe.
5. La arteria lingual se origina en la cara anterior de la arteria carótida externa,
donde se sitúa sobre el músculo constrictor medio de la faringe. Se arquea
superoanteriormente y pasa profunda al nervio hipogloso (NC XII), al músculo
estilohioideo y al vientre posterior del músculo digástrico. Desaparece profunda
al músculo hiogloso, proporcionando ramas para la porción posterior de la
lengua. A continuación gira superiormente al nivel del borde anterior de este
músculo y se bifurca en las arterias lingual profunda y sublingual.
6. La arteria facial se origina anteriormente en la arteria carótida externa, ya sea
junto con la arteria lingual o inmediatamente superior a ella (v. figs. 9-16 y 9-
20). Después de dar lugar a la arteria palatina ascendente y a una arteria
tonsilar, la arteria facial pasa superiormente bajo los músculos digástrico y
estilohioideo y el ángulo de la mandíbula. Se curva anteriormente y entra por un
surco profundo en la glándula submandibular, a la que irriga. Luego da origen a
la arteria submentoniana para el suelo de la boca y se curva alrededor de la
porción media del borde inferior de la mandíbula para entrar en la cara.

Regla mnemotécnica para las seis ramas de la arteria carótida: 1-2-3 —una rama
se origina medialmente (faríngea ascendente), dos ramas se originan posteriormente
(occipital y auricular posterior), y tres ramas se originan anteriormente (tiroidea
superior, lingual y facial).

VENAS DE LA REGIÓN CERVICAL ANTERIOR


La mayoría de las venas de la región cervical anterior son tributarias de la VYI,
normalmente la vena más grande del cuello (figs. 9-16 y 9-21). La VYI drena sangre
del encéfalo, la parte anterior de la cara, las vísceras cervicales y los músculos
profundos del cuello. Empieza en el foramen yugular en la fosa craneal posterior
como continuación directa del seno sigmoideo (v. cap. 8).
Desde una dilatación en su origen, el bulbo superior de la vena yugular
interna, la vena desciende en la vaina carotídea (fig. 9-20 A), acompañando a la
arteria carótida interna, superior a la bifurcación carotídea, y la arteria carótida común
y el NC X inferiormente (fig. 9-26). La vena se sitúa lateral dentro de la vaina, con el
nervio localizado posteriormente.
El tronco simpático cervical se sitúa posterior a la vaina carotídea. Aunque se
encuentra en estrecha relación con ella, el tronco no está dentro de la vaina carotídea;
por el contrario, está rodeado por la lámina prevertebral de la fascia cervical
profunda. La VYI abandona la región cervical anterior pasando profunda al ECM. El
extremo inferior de la vena pasa profundo al espacio entre las cabezas esternal y
clavicular de este músculo. Posterior a la extremidad esternal de la clavícula, la VYI
se une con la vena subclavia para formar la vena braquiocefálica (fig. 9-21). El
extremo inferior de la VYI también se dilata para formar el bulbo inferior de la vena

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yugular interna. Este bulbo tiene una válvula bicúspide que permite que la sangre
fluya hacia el corazón e impide su retorno hacia la vena, lo cual puede ocurrir si se
invierte (p. ej., haciendo el pino o cuando se aumenta la presión intratorácica).
Las tributarias de la VYI son el seno petroso inferior y las venas facial y lingual
(habitualmente mediante un tronco común), faríngeas y tiroideas superior y media. La
vena occipital suele drenar en el plexo venoso suboccipital, drenado a su vez por la
vena cervical profunda y la vena vertebral, aunque también puede hacerlo en la VYI.
El seno petroso inferior abandona el cráneo a través del foramen yugular y entra
en el bulbo superior de la VYI. La vena facial desemboca en la VYI frente o
inmediatamente inferior a la altura del hioides. La vena facial puede recibir las venas
tiroidea superior, lingual o sublingual. Las venas linguales forman una única vena
desde la lengua, que desemboca en la VYI a la altura del origen de la arteria lingual.
Las venas faríngeas se originan del plexo venoso de la pared faríngea y desembocan
dentro de la VYI al nivel del ángulo de la mandíbula. Las venas tiroideas superior y
media salen de la glándula tiroides y drenan en la VYI.

NERVIOS DE LA REGIÓN CERVICAL ANTERIOR


En la región cervical anterior se localizan varios nervios, incluyendo ramos de los
nervios craneales.

El nervio transverso del cuello (C2 y C3) inerva la piel que cubre la región
cervical anterior. Este nervio ha sido descrito previamente con el plexo cervical
en este capítulo (v. figs. 9-9 y 9-14 A, C y D).
El nervio hipogloso (NC XII), el nervio motor de la lengua, entra en el
triángulo submandibular profundo al vientre posterior del músculo digástrico
para inervar los músculos intrínsecos y cuatro de los cinco músculos extrínsecos
de la lengua (figs. 9-14 A, 9-16 y 9-22). El nervio pasa entre la carótida externa
y los vasos yugulares, proporcionando la raíz superior del asa cervical y luego
un ramo para el músculo genihioideo (v. fig. 9-14). En ambos casos, el ramo
transporta sólo fibras del nervio espinal C1, que se unen en su porción proximal;
en estos ramos no se transportan fibras del hipogloso (v. detalles en cap. 10).
Ramos de los nervios glosofaríngeo (NC IX) y vago (NC X) en los triángulos
submandibular y carotídeo (figs. 9-18 y 9-22). El NC IX está relacionado
principalmente con la lengua y la faringe. En el cuello, el NC X da lugar a
ramos faríngeos, laríngeos y cardíacos.

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FIGURA 9-22. Relaciones de los nervios y los vasos para los músculos suprahioideos de la región
cervical anterior. El vientre posterior del músculo digástrico, que discurre desde el proceso mastoides hasta
el hioides, ocupa una posición superficial y clave en el cuello.

Anatomía de superficie de las regiones cervicales y los triángulos del


cuello
La piel del cuello es delgada y flexible. El tejido conectivo subcutáneo contiene el
platisma, una capa delgada de músculo estriado que asciende hacia la cara (figs. 9-5 y
9-23 A). Sus fibras pueden ser visibles, especialmente en personas delgadas,
solicitándoles que contraigan los músculos platisma intentando aflojar un collar
ceñido.
El esternocleidomastoideo es la principal referencia muscular del cuello. Define
la región esternocleidomastoidea y divide el cuello en regiones cervicales anterior y
lateral (fig. 9-23 B). Este músculo extenso y prominente es fácil de observar y palpar
en toda su longitud a medida que discurre superolateralmente desde el esternón y la
clavícula. Su inserción superior en el proceso mastoides es palpable posterior al
lóbulo de la oreja. Podremos explorar el ECM si pedimos al paciente que rote la
cabeza hacia el lado contralateral y eleve el mentón. En este estado de contracción,
los límites anterior y posterior del músculo se definen claramente.
La incisura yugular del manubrio forma el límite inferior de la fosa entre las
cabezas esternales de los ECM (fig. 9-23 C y D). El espacio supraesternal y el arco
venoso yugular se localizan por encima de esta incisura (v. figs. 9-4 A y 9-17). La
fosa supraclavicular menor, entre las cabezas esternal y clavicular del ECM, cubre el
extremo inferior de la VYI (fig. 9-23 B y D). En este punto puede accederse a ella
con una aguja o un catéter (v. cuadro clínico «Punción de la vena yugular interna»).
La vena yugular externa discurre verticalmente y cruza el ECM en dirección al
ángulo de la mandíbula (fig. 9-23 D). Esta vena puede ser prominente, especialmente
si está distendida, por ejemplo cuando solicitamos al paciente que respire
profundamente y mantenga la respiración, espirando contra resistencia (maniobra de
Valsalva), o aplicando una presión suave sobre la porción inferior de la vena. Estas
acciones impiden el retorno venoso al lado derecho del corazón. La VYE es menos

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aparente en niños y mujeres de mediana edad, dado que su tejido subcutáneo tiende a
ser más grueso que en los varones.
El nervio auricular mayor discurre paralelo a la VYE, aproximadamente un través
de dedo por detrás de la vena. El plexo cervical se sitúa profundo a la mitad superior
del ECM, mientras que la VYI, la arteria carótida común y el nervio vago de la vaina
carotídea se encuentran profundos a la mitad inferior del ECM.
El trapecio, que define la región cervical posterior, puede observarse y palparse
si solicitamos al paciente que eleve los hombros contra resistencia (fig. 9-23 B a D).
Superiormente, donde se inserta en la protuberancia occipital externa, el músculo
cubre la región suboccipital (v. fig. 2-37).
El vientre inferior del músculo omohioideo apenas puede verse o palparse cuando
cruza superomedialmente la porción inferior de la región cervical lateral. Más fácil
de observar en gente delgada, el músculo omohioideo a menudo puede verse cuando
se contrae al hablar.

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FIGURA 9-23. Anatomía de superficie del cuello. A) Contracción del platisma. B) Regiones (A-E) y
triángulos (2-7) del cuello. C) Trayecto del nervio accesorio (NC XI). D) Puntos de referencia del cuello
anterolateral. E) Exploración del pulso de la arteria subclavia. F) Palpación de los nódulos linfáticos
submandibulares.

Justo inferior al vientre inferior del omohioideo se encuentra la fosa


supraclavicular mayor, la depresión situada sobre el triángulo omoclavicular (fig. 9-
23 C y D). La tercera porción de la arteria subclavia pasa a través de este triángulo
antes de continuar posterior a la clavícula y cruzar la 1.a costilla. La fosa
supraclavicular mayor es clínicamente importante debido a que aquí se pueden palpar
las pulsaciones de la arteria subclavia en la mayor parte de las personas. El trayecto

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de la arteria subclavia por el cuello se representa por una línea curva desde la
articulación esternoclavicular hasta el punto medio de la clavícula. Para sentir las
pulsaciones de la subclavia hay que presionar inferoposteriormente (abajo y detrás)
justo por detrás de la unión de los tercios medial y medio de la clavícula (fig. 9-23 E).
Este es el punto de presión de la arteria subclavia; aplicando una mayor presión,
comprimiendo la arteria contra la 1.a costilla, puede ocluirse la arteria en caso de una
hemorragia distal en el miembro superior.
Los principales contenidos del triángulo occipital, más grande, superior al
músculo omohioideo, son el nervio accesorio (NC XI), ramos cutáneos de los nervios
C2, C3 y C4, y nódulos linfáticos. Dada la vulnerabilidad y la frecuencia de lesiones
yatrógenas de este nervio, es importante ser capaz de estimar la localización del NC
XI en la región cervical lateral. Su recorrido coincide aproximadamente con una línea
que corta la unión de los tercios superior y medio del borde posterior del ECM y la
unión de los tercios medio e inferior del borde anterior del trapecio (fig. 9-23 C).
Las vísceras del cuello y las arterias carótidas y sus ramas son accesibles
quirúrgicamente a través de la región cervical anterior, entre el borde anterior del
ECM y la línea media (fig. 9-23 B). De los cuatro triángulos más pequeños en que se
subdivide esta región, los triángulos submandibular y carotídeo son especialmente
importantes en clínica.
La glándula submandibular ocupa casi todo el triángulo submandibular. Puede
palparse como una masa blanda por debajo del cuerpo de la mandíbula,
especialmente cuando se fuerza el vértice de la lengua contra los dientes incisivos
maxilares. Los nódulos linfáticos submandibulares se sitúan superficiales a la
glándula (v. fig. 9-15 A). Estos nódulos reciben linfa de la cara por debajo del ojo y
de la boca. Si están hipertrofiados, estos nódulos pueden palparse moviendo los dedos
desde el ángulo de la mandíbula a lo largo de su borde inferior (fig. 9-23 D y F). Si se
continúa hasta que los dedos se sitúan por debajo del mentón, en el triángulo
submentoniano pueden palparse los nódulos linfáticos submentonianos agrandados
(fig. 9-23 B).
El sistema arterial carotídeo se localiza en el triángulo carotídeo. Esta área es
importante para el acceso quirúrgico a la vaina carotídea que contiene la arteria
carótida común, la VYI y el nervio vago (v. figs. 9-16 y 9-22). El triángulo carotídeo
también contiene el nervio hipogloso (NC XII) y el tronco simpático cervical. La
vaina carotídea puede localizarse mediante una línea que une la articulación
esternoclavicular a un punto en la línea media entre el proceso mastoides y el ángulo
de la mandíbula. El pulso carotídeo puede palparse poniendo los dedos índice y
medio sobre el cartílago tiroides y apuntándolos posterolateralmente entre la tráquea
y el ECM. El pulso se palpa justo medial al ECM. La palpación se realiza en un punto
bajo en el cuello para evitar comprimir el seno carotídeo, lo que podría causar una
caída refleja de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca (figs. 9-18 y 9-23 B).

CUADRO CLÍNICO
ESTRUCTURAS SUPERFICIALES DEL CUELLO: REGIONES

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CERVICALES
Tortícolis congénito
El tortícolis es una contracción o acortamiento de los músculos cervicales
que produce una torsión del cuello e inclinación de la cabeza. El tipo más
frecuente de tortícolis es el resultado de un tumor fibroso que se forma en el ECM
antes o poco después del nacimiento. La lesión, como en una contracción
unilateral normal del ECM, provoca que la cabeza se incline hacia el lado afecto
y que la cara se aparte de él (fig. C9-1). Cuando el tortícolis ocurre antes del
nacimiento, la posición anormal de la cabeza del feto normalmente requiere un
parto de nalgas.
A veces, el ECM se lesiona al desgarrarse sus fibras cuando se estira la
cabeza fetal durante un parto difícil (tortícolis muscular) (Kliegman et al., 2016).
Se forma así un hematoma (masa localizada de sangre extravasada) que puede
convertirse en una masa fibrótica, la cual atrapa un ramo del nervio accesorio
(NC XI) y en consecuencia desnerva parte del ECM. La rigidez y la rotación del
cuello derivan de la fibrosis y el acortamiento del ECM. Para permitir que la
persona pueda inclinar y rotar la cabeza con normalidad, puede ser necesaria la
liberación quirúrgica del ECM de sus inserciones inferiores en el manubrio y la
clavícula por debajo del nivel del NC XI.

FIGURA C9-1. Tortícolis congénito.

Tortícolis espasmódico
La distonía cervical (tonicidad anormal de los músculos cervicales),
habitualmente denominada tortícolis espasmódico, suele aparecer en la edad
adulta. Puede implicar cualquier combinación de músculos laterales del cuello, en

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especial el ECM y el trapecio. Esta enfermedad se caracteriza por un giro,


inclinación, flexión o extensión mantenidos del cuello. El desplazamiento lateral
o anterior de la cabeza puede ocurrir de forma involuntaria (Fahn, 2016). El
hombro suele elevarse y desplazarse anteriormente sobre el lado hacia el cual gira
el mentón.

Punción de la vena subclavia


A menudo, la vena subclavia, izquierda o derecha, se utiliza para la
colocación de una vía central, como el catéter de Swan-Ganz. Estos
catéteres se colocan con el fin de administrar líquidos (nutrición por vía
intravenosa) y medicación parenteralmente, y para registrar la presión venosa
central. En el abordaje infraclavicular a la vena subclavia, se coloca el dedo
pulgar de una mano en la porción media de la clavícula y el dedo índice sobre la
incisura yugular en el manubrio (fig. C9-2). La aguja punciona la piel por debajo
del dedo pulgar (en la mitad de la clavícula) y avanza medialmente hacia la punta
del dedo índice (incisura yugular) hasta que la punta entra en el ángulo venoso
derecho, posterior a la articulación esternoclavicular. Aquí, la VYI y la vena
subclavia se unen para formar la vena braquiocefálica. Si la aguja no se introduce
con cuidado puede puncionar la pleura y el pulmón, dando lugar a un
neumotórax. Además, si la aguja se introduce demasiado posteriormente puede
entrar en la arteria subclavia. Cuando la aguja se ha insertado correctamente, se
introduce un catéter blando y flexible en la vena subclavia, usando la aguja como
guía.

Cateterización cardíaca derecha


Para la cateterización cardíaca derecha (con el objetivo de medir presiones
en las cavidades derechas del corazón) puede usarse la punción de la VYI
para introducir un catéter a través de la vena braquiocefálica derecha dentro de la
vena cava superior y el lado derecho del corazón. Aunque el trayecto de elección
es a través de la VYI o la vena subclavia, en algunos pacientes puede ser
necesario usar la VYE. Esta vena no es idónea para la cateterización, dado que su
ángulo de unión con la vena subclavia hace difícil el paso del catéter.

Prominencia de la vena yugular externa


La VYE puede servir como un «barómetro interno». Generalmente, cuando
la presión venosa se encuentra en un intervalo normal, la VYE es visible por
encima de la clavícula sólo durante un corto trecho. Por el contrario, cuando la
presión aumenta (p. ej., como en la insuficiencia cardíaca), la vena se hace
prominente durante todo su recorrido a lo largo de la porción lateral del cuello.
En consecuencia, la observación sistemática de las VYE durante la exploración
clínica puede revelar signos diagnósticos de insuficiencia cardíaca, obstrucción
de la vena cava superior, nódulos linfáticos supraclaviculares hipertrofiados o
incremento de la presión intratorácica.

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FIGURA C9-2. Punción de la vena subclavia.

Sección de la vena yugular externa


Si se secciona la VYE a lo largo del borde posterior del ECM, donde perfora
el techo de la región cervical lateral (p. ej., por una cuchillada), su luz se
mantiene abierta por acción de la resistente lámina superficial de la fascia
cervical profunda, y la presión intratorácica negativa succionará aire dentro de la
vena. Esta acción produce un ruido de estertor en el tórax y cianosis (coloración
azulada de la piel y las mucosas provocada por una concentración excesiva de
hemoglobina reducida en la sangre). La embolia gaseosa venosa provocada de
esta forma llenará el lado derecho del corazón de espuma, casi bloqueando su
flujo sanguíneo, dando lugar a disnea. La aplicación de una firme presión sobre la
vena yugular seccionada hasta que pueda ser suturada parará el sangrado y la
entrada de aire en el torrente sanguíneo.

Lesiones del nervio accesorio (NC XI)


Las lesiones del nervio accesorio son infrecuentes. El NC XI puede
lesionarse a causa de:

Traumatismos penetrantes, como cuchilladas o heridas de bala.


Intervenciones quirúrgicas en la región cervical lateral.
Tumores en la base del cráneo o nódulos linfáticos cervicales neoplásicos.
Fracturas del foramen yugular a través del cual el NC XI abandona el
cráneo.

Aunque la contracción de un ECM gira la cabeza hacia un lado, normalmente


una lesión unilateral del NC XI no provoca una postura anómala de la cabeza. Sin
embargo, los sujetos con lesión del NC XI suelen presentar debilidad al girar la
cabeza hacia un lado contra resistencia. Las lesiones del NC XI producen
debilidad y atrofia del trapecio, afectando los movimientos del cuello.

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La parálisis unilateral del trapecio se evidencia por la incapacidad del


paciente para elevar y retraer el hombro, y por la dificultad para elevar el
miembro superior por encima del plano horizontal. La prominencia normal del
cuello producida por el trapecio también se reduce. La caída del hombro es un
signo obvio de lesión del NC XI. En disecciones quirúrgicas extensas en la región
cervical lateral —por ejemplo durante la resección de nódulos linfáticos
neoplásicos— el cirujano aísla el NC XI para preservarlo en la medida de lo
posible. Es importante tener en cuenta la localización superficial de este nervio
durante procedimientos superficiales en la región cervical lateral, dado que el NC
XI es el nervio que sufre lesiones yatrógenas con mayor frecuencia.

Sección, bloqueo y aplastamiento del nervio frénico


La sección de un nervio frénico provoca la parálisis de la mitad
correspondiente del diafragma (v. cuadro clínico «Parálisis del diafragma»,
cap. 4). El bloqueo del nervio frénico produce un corto período de parálisis de un
lado del diafragma (p. ej., para una operación pulmonar). El anestésico se inyecta
alrededor del nervio en su localización en la cara anterior del tercio medio del
músculo escaleno anterior. El aplastamiento quirúrgico del nervio frénico (p. ej.,
dañando el nervio por compresión con un fórceps) produce un período más largo
de parálisis (a veces durante semanas tras reparaciones quirúrgicas de una hernia
diafragmática). Si existe un nervio frénico accesorio, este también ha de ser
aplastado para producir una parálisis completa del hemidiafragma.

Bloqueos nerviosos en la región cervical lateral


El bloqueo del plexo cervical inhibe la conducción de impulsos nerviosos
para la anestesia regional antes de una intervención quirúrgica en la región
cervical. El anestésico se inyecta en varios puntos a lo largo del borde posterior
del ECM, especialmente en la unión de sus tercios superior y medio, el punto
nervioso del cuello (v. figs. 9-9 y 9-14 A). La mitad del diafragma suele
paralizarse por el bloqueo del plexo cervical debido a la inclusión del nervio
frénico en el bloqueo. Por esta razón, este procedimiento no se realiza en
personas con patología pulmonar o cardíaca. Para anestesiar el miembro superior
se realiza un bloqueo supraclavicular del plexo braquial inyectando el anestésico
alrededor de la porción supraclavicular del plexo braquial. El punto principal de
inyección se encuentra superior al punto medio de la clavícula.

Lesión del nervio supraescapular


El nervio supraescapular puede lesionarse en las fracturas del tercio medio
de la clavícula. La lesión de este nervio provoca pérdida de la rotación
lateral del húmero en la articulación del hombro. En consecuencia, el miembro
relajado rota medialmente y da lugar a la postura de propina del camarero (v. fig.
C3-13 B). También se afecta la capacidad para iniciar la abducción del miembro.

Ligadura de la arteria carótida externa

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A veces es necesaria la ligadura de la arteria carótida externa para controlar una


hemorragia de una de sus ramas relativamente inaccesibles. Este
procedimiento disminuye el flujo sanguíneo a través de la arteria y sus ramas,
pero no lo elimina. La sangre fluye en dirección retrógrada (hacia atrás) hacia la
arteria desde la arteria carótida externa del otro lado a través de comunicaciones
entre sus ramas (p. ej., las de la cara y la piel cabelluda), y atraviesa la línea
media. Cuando se ligan las arterias carótida externa o subclavia, la rama
descendente de la arteria occipital proporciona la mayor parte de la circulación
colateral, anastomosándose con las arterias vertebral y cervical profunda.

Disección quirúrgica del triángulo carotídeo


El triángulo carotídeo proporciona una vía quirúrgica de abordaje
importante para el sistema arterial carotídeo. También facilita el acceso a la
VYI, los nervios vago e hipogloso, y el tronco simpático cervical. La lesión o
compresión de los nervios vago y/o laríngeo recurrente durante una disección
quirúrgica del triángulo carotídeo puede provocar una alteración en la fonación,
ya que estos nervios inervan los músculos de la laringe.

Oclusión carotídea y endarterectomía


El engrosamiento ateroesclerótico de la íntima de la arteria carótida
interna puede obstruir el flujo sanguíneo. Los síntomas provocados por esta
oclusión dependen del grado de obstrucción y del volumen de la circulación
colateral que llega al encéfalo y a estructuras de la órbita a través de otras
arterias. Una oclusión parcial de la arteria carótida interna puede causar un
accidente isquémico transitorio (AIT), una pérdida focal súbita de funciones
neurológicas (p. ej., mareo y desorientación) que desaparece en el curso de 24 h.
La oclusión arterial también puede causar un pequeño accidente vascular
cerebral o ictus, una pérdida de funciones neurológicas como pérdida de fuerza o
sensibilidad en una parte del cuerpo que supera las 24 h pero desaparece en el
plazo de 3 semanas.
La obstrucción del flujo sanguíneo puede observarse en un estudio Doppler
color (fig. C9-3 A). El Doppler es una técnica diagnóstica que emite un haz de
ultrasonidos y detecta su eco procedente de un líquido (sangre) en movimiento,
de forma que distingue el fluido del tejido estático circundante, y proporciona
información sobre su presión, velocidad y turbulencia. La oclusión carotídea, que
causa estenosis (estrechamiento) en una persona por lo demás sana (fig. C9-3 B),
puede aliviarse si se accede a la arteria en su origen y se extrae la placa
ateromatosa con la íntima. Este procedimiento se denomina endarterectomía
carotídea. Tras la intervención se administran fármacos anticoagulantes hasta que
el endotelio se ha reparado. Dadas las relaciones de la arteria carótida interna,
durante esta intervención hay riesgo de lesión de alguno de los siguientes nervios
craneales: NC IX, NC X (o su ramo, el nervio laríngeo recurrente), NC XI o NC
XII (v. fig. 9-22).

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FIGURA C9-3. Estudio Doppler del flujo carotídeo.

Pulso carotídeo
El pulso carotídeo («pulso del cuello») se nota fácilmente al palpar la
arteria carótida común en el lado del cuello, donde esta se sitúa en un surco
entre la tráquea y los músculos infrahioideos (v. fig. 9-16). Se palpa con facilidad
inmediatamente profundo al borde anterior del ECM al nivel del borde superior
del cartílago tiroides. Se explora sistemáticamente durante las maniobras de
reanimación cardiopulmonar. La ausencia de pulso carotídeo indica un paro
cardíaco.

Hipersensibilidad del seno carotídeo


En los sujetos con hipersensibilidad del seno carotídeo (respuesta excesiva de los

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senos carotídeos en varios tipos de enfermedades vasculares), la presión


externa sobre la arteria carótida puede provocar el enlentecimiento de la
frecuencia cardíaca, una caída en la presión arterial e isquemia cardíaca, lo que da
lugar a un desvanecimiento (síncope). En todas las formas de síncope, los
síntomas derivan de una disminución brusca y crítica de la perfusión cerebral
(Hirsch, 2016). Por tanto, este método de comprobación del pulso no es
recomendable para individuos con enfermedad cardíaca o vascular. Para
comprobar la frecuencia del pulso en personas con hipersensibilidad del seno
carotídeo deben utilizarse lugares alternativos, como la arteria radial en la
muñeca.

Papel de los glomus (cuerpos) carotídeos


Los glomus (cuerpos) carotídeos se encuentran en una posición ideal para
monitorizar el contenido de oxígeno de la sangre antes de que esta alcance
el encéfalo (v. fig. 9-18). Una disminución en la PO2 (presión parcial de oxígeno),
como ocurre en grandes altitudes o en la patología pulmonar, activa los
quimiorreceptores aórticos y carotídeos, aumentando la ventilación alveolar. Los
glomus (cuerpos) carotídeos también responden a los aumentos sanguíneos de la
presión de dióxido de carbono (CO2) o de iones de hidrógeno libres. El nervio
glosofaríngeo (NC IX, quizá con participación del nervio vago) conduce
centrípetamente la información, provocando una estimulación refleja de los
centros respiratorios del encéfalo que aumentan la profundidad y la frecuencia de
la respiración. La frecuencia del pulso y la presión arterial también aumentan.
Con el aumento en la ventilación y la circulación se recibe más oxígeno, y en
consecuencia la concentración de CO2 se reduce.

Pulso yugular interno


Aunque las pulsaciones se asocian habitualmente con las arterias, las de la
VYI pueden dar información sobre la actividad cardíaca correspondiente a
los registros electrocardiográficos y la presión atrial derecha. El pulso de la VYI
no es palpable de la misma manera que los pulsos arteriales; sin embargo, las
pulsaciones de la vena se transmiten a través de los tejidos circundantes y pueden
observarse en profundidad al ECM, superiormente a la extremidad esternal de la
clavícula.
Debido a que la vena braquiocefálica y la vena cava superior no tienen
válvulas, la onda de contracción pasa desde estos vasos hacia el bulbo inferior de
la VYI. Las pulsaciones son especialmente visibles cuando la cabeza del paciente
se encuentra inferior a los miembros inferiores (posición de Trendelenburg). El
pulso yugular interno aumenta considerablemente en trastornos como la
valvulopatía mitral (v. cap. 4), que incrementa la presión sobre la circulación
pulmonar y el lado derecho del corazón. La VYI derecha realiza un trayecto más
rectilíneo y directo al atrio (aurícula) derecho que la VYI izquierda; por tanto, es
la que se explora (Bickley, 2016).

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Punción de la vena yugular interna


La punción y la cateterización de la VYI pueden ser necesarias por motivos
diagnósticos o terapéuticos. Resulta preferible utilizar la VYI derecha, dado
que normalmente es más grande y rectilínea. Durante este procedimiento, el
médico palpa la arteria carótida común e inserta la aguja en la VYI justo lateral a
ella con un ángulo de 30°, dirigiéndola hacia el vértice del triángulo que se forma
entre las cabezas esternal y clavicular del ECM, la fosa supraclavicular menor
(fig. C9-4). A continuación se dirige la aguja inferolateralmente hacia el pezón
homolateral.

FIGURA C9-4. Punción de la vena yugular interna.

Puntos fundamentales
ESTRUCTURAS SUPERFICIALES DEL CUELLO: REGIONES
CERVICALES
Esternocleidomastoideo y trapecio. Los músculos ECM y trapecio comparten un origen embrionario
común, la inervación por el nervio accesorio (NC XI), estar rodeados por la lámina superficial de la fascia
cervical profunda, una inserción superior lineal en la base del cráneo y una inserción inferior en la cintura
escapular. ● Sus masas superficiales y sus bordes palpables proporcionan las bases para la descripción de
las regiones del cuello. ● El ECM produce múltiples movimientos de la cabeza y el cuello. ● El trapecio

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interviene en múltiples movimientos de la escápula, dependiendo de si los músculos actúan unilateral o


bilateralmente, así como de si lo hacen de forma independiente o en conjunción con la contracción
concéntrica o excéntrica de otros músculos.
Región cervical lateral. La región cervical lateral está limitada por el ECM, el trapecio y el tercio
medio de la clavícula, con un suelo muscular formado por los músculos cervicales profundos laterales. ●
Se encuentra subdividida por el vientre superior del omohioideo, dispuesto diagonalmente. ● La
estructura más aparente del triángulo occipital superior es la mitad inferior de la VYE. ● Lo más
importante clínicamente es el nervio accesorio (NC XI), localizado superficialmente. ● En el triángulo
omoclavicular, inferior y mucho más pequeño, el plexo braquial emerge entre los músculos escalenos
medio y anterior; este último es cruzado anteriormente por el nervio frénico. ● Superior al plexo braquial
y en el mismo plano se encuentra el plexo cervical. ● Los ramos cutáneos de este plexo emergen del
punto medio del borde posterior del ECM e irradian hacia la piel cabelluda, la oreja, el cuello anterior y el
hombro.
Región cervical anterior. La región cervical anterior se encuentra por debajo del cuerpo de la
mandíbula, extendiéndose anteriormente desde el ECM hasta la línea media. ● Los vientres del digástrico,
el vientre anterior del omohioideo y el hioides subdividen la región en triángulos más pequeños. ● El
triángulo submentoniano es superficial al suelo de la boca. ● El triángulo submandibular, superior a los
vientres del digástrico, está ocupado por la glándula salivar submandibular y por los nódulos linfáticos
submandibulares. ● La arteria facial, que discurre dentro de este triángulo, es palpable cuando emerge de
él y cruza el cuerpo de la mandíbula. ● El triángulo carotídeo, situado entre el vientre posterior del
digástrico, el vientre superior del omohioideo y el ECM, contiene la mayoría de la vaina carotídea y
estructuras relacionadas, incluyendo la bifurcación de la arteria carótida común, el seno y el glomus
(cuerpo) carotídeos, así como las ramas iniciales de la arteria carótida externa. ● El triángulo muscular
está formado y ocupado por los músculos infrahioideos.

ESTRUCTURAS PROFUNDAS DEL CUELLO


Las estructuras profundas del cuello son los músculos prevertebrales, situados
posteriormente a las vísceras cervicales y anterolaterales a la columna vertebral
cervical, y las vísceras que se extienden a través de la apertura torácica superior en la
parte más inferior o la raíz del cuello.

Músculos vertebrales anteriores y laterales (prevertebrales)


Los músculos prevertebrales o vertebrales anteriores y laterales se encuentran
profundos a la lámina prevertebral de la fascia cervical profunda. Los músculos
vertebrales anteriores, constituidos por los músculos largo del cuello y largo de la
cabeza, el recto anterior de la cabeza y el escaleno anterior (fig. 9-24 A), se sitúan
directamente posteriores al espacio retrofaríngeo (v. fig. 9-5 A y B) y mediales al
plano vasculonervioso de los plexos cervical y braquial y la arteria subclavia. Los
músculos vertebrales laterales, constituidos por los músculos recto lateral de la
cabeza, el esplenio de la cabeza, el elevador de la escápula y los escalenos medio y
posterior, se sitúan posteriores a este plano vasculonervioso (salvo el recto lateral de
la cabeza, ubicado a un nivel superior) y constituyen el suelo de la región cervical
lateral. Estos músculos están ilustrados en la figura 9-24; sus inserciones,
inervaciones y principales acciones se detallan en la tabla 9-4.

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