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REVISTA DE FFLCH-USP

Revista de Historia ¡35 2ssemestre de J 996

LA LUCHA ENTRE ESPAÑA Y PORTUGAL POR LA


OCUPACIÓN DEL ESPACIO: UNA VALORACIÓN
ALTERNATIVA DEL TRATADO DE SAN ILDEFONSO DE 1777

Lie. Marcela Viviana Tejerina


Gabinete de Investigación ele Historia Americana y Argentina

RESUMO: A ocupação definitiva da Colonia de Sacramento c as disposições do Tratado de São Ildefonso deram uma
fisionomia diferente à tradicional e permanente interação de lusitanos e espanhóis na área rio-platense. Essas mudan-
ças provocaram a inevitável reação daqueles que viam desmoronar a estrutura que tinha sustentado suas atividades até
esse momento. A proposta deste artigo consiste cm analisar o processo de adequação e readaptação daqueles indiví-
duos a essa situação, com a finalidade de descobrir os mecanismos utilizados para adaptar-se a mesma c gerar novas
formas de relacionamento.

ABSTRACT: The definite settlement of the Colónia do Sacramento and the resolutions of San Ildefonsos' Treaty
brought distinct features to the traditional and permanent Hispanic-Lusitanian interaction in the Rio de la Plata region.
These changes triggered the inevitable reaction of those affected by the collapse of the establishment which had
sustained their activities until that moment. This present article analyzes the process of adjustment and readjustment
of these individuals to this situation, with the objective of comprehending Spanish and Portuguese mechanisms of
adaptation and the unfolding of new kinds of association.

PALAVRAS-CHAVE: Rio da Prata, Tratado, Interação, Hispano-lusitano, Readaptação

KEYWORDS: Rio de la Plata, treaty, interaction, Hispanic-Lusitanian, readjustment

Introducción

La cuenca del Plata fue el epicentro de los conti- nombre de Paracuaria representó una preocupación
nuos intentos de Portugal por extender sus fronteras constante para el gobierno hispánico, pues los portu-
sobre las posesiones españolas de ultramar. Ese espa- gueses tendieron, desde siempre, a convertir al Río
cio geográfico de contornos imprecisos que recibía el de la Plata en el límite natural entre sus posesiones y
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las castellanas. Toda la zona de influencia de este río frente a las nuevas reglas de juego impuestas desde
constituyó un verdadero espacio fronterizo en el que, el gobierno central, a fin de determinar y describir
permanentemente, interactuaron los intereses de las pautas de relación que se generaron sobre la base
ambas naciones ibéricas y, como todo territorio de de este "nuevo orden" y descubrir los mecanismos
frontera, fue escenario del desenvolvimiento de diver- utilizados para adaptarse al mismo.
sas formas de vinculación a lo largo de la historia de El análisis de estos temas debe trascenderei nivel
la región. Los lusitanos, consecuentes en sus intentos regional para integrarlos a los procesos americano,
de ampliar su área de dominación efectiva, ya duran- peninsular y europeo, signados por un clima inter-
te la unión del gobierno peninsular habían traspasa- nacional que se complicaba progresivamente. Las
do con creces los límites impuestos por el Tratado de potencias europeas, en lucha por la hegemonía,
Tordesillas, posibilitándose la presencia efectiva de habían ido definiendo una red de alianzas en la que
una gran cantidad de portugueses en diversos puntos España se apoyaba en Francia, mediante el sosteni-
de la gobernación (CANABRAVA, 1984). Luego de miento de los Pactos de Familia. Portugal, por su
la restauración en 1640, la expansión continuó de la parte, se había convertido desde el Tratado de
mano de los "bandeirantes" y alcanzó su punto cul- Metuen en socia y aliada incondicional de Inglater-
minante en 1680 con la fundación de Colonia de Sa- ra. La política de alianzas funcionaba como una
cramento frente a la ciudad porteña, La existencia de verdadera garantía de supervivencia de los reinos
este establecimiento comprometió las ya difíciles re- ibéricos como naciones colonizadoras' y, en la lucha
laciones entre las dos naciones y dio lugar a la consoli- por el poder, los territorios de ultramar jugaron un
dación de una antigua y muy frecuentada vía de comu- importante papel. Estrategias que superaban el
nicación por los puertos de Buenos Aires y Monte- planteo puramente localista determinaron su futuro
video: el comercio clandestino (BARBA, 1980). y, en ocasiones, los rescataron de un destino oscuro
Desde 1680 y hasta muy avanzado el siglo XVIII, y marginal para ubicarlos en la senda que los condu-
el contrabando realizado desde dicho enclave sirvió ciría al protagonismo.
a los fines de obtener el metálico tan ansiado. Su En este contexto, el Río de la Plata fue objeto de
traspaso definitivo a la corona española en 1777, la importantes transformaciones internas en el orden
Firma del Tratado de San Ildefonso en el mismo año político y económico que, hacia el último cuarto del
y la consecuente paz entre ambas coronas, a su vez, siglo XVIII, promovieron su desarrollo integral.
determinaron un significativo reacomodamiento en Inextricablemente unida a la expedición de Ceballos
la puja por el predominio en la región. se determinó la creación del Virreinato del Río de
Estos cambios provocaron la inevitable resisten-
cia de quienes veían derrumbarse la estructura que
tradicionalmente sostenía sus actividades. Como
reacción, se apresuraron a abrir nuevos caminos para ]. Fernando A. Novais señala al respecto que "... el desfosaje
el usufructo de sus beneficios y así se fueron modi- entre la posición política y económica de las metrópolis ibéricas
ficando las relaciones económicas con los sectores en el cuadro de equilibrio europeo y la extensión e importancia
comercial de sus dominios ultramarinos sólo se pudo mantener
locales, que comenzaron a adquirir una fisonomía
hasta el lindel siglo XVI [ I gracias a la rival idad entre los potencias
diferente. Por consiguiente, la propuesta del presente
ascendentes. Inglaterra y Francia." NOVAIS, Fernando A. Portu-
trabajo consiste en analizar este proceso de adecua-
gal y Brasil en la crisis del antiguo sistema colonial (1777-1808).
ción, reacomodamiento y ajuste de los individuos, Editora Hucitec, San Pablo, 1989.
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la Plata. Al poco tiempo, la promulgación del Regla- bre las provincias de Santa Catalina y Río Grande.
mento y Aranceles Reales para el comercio libre de Asimismo se determinaba la existencia de zonas
España e Indias contribuyó a promover la acelera- neutrales en las que ninguna de las partes podía pe-
ción de los cambios tendientes a modificar sus basa- netrar, poblar o hacer comercio y se establecía la
mentos político-administrativos y su estructura eco- formación de una comisión mixta que debería
nómico-social. trasladarse a América para fijar las fronteras defini-
Estas reformas, sumadas a la ocupación defini- tivas entre ambas naciones (Tratado Preliminar...,
tiva de Colonia y a la existencia de un convenio in- 1970, p. 213 a 237).
ternacional que le daba marco legal, podrían haber Las valoraciones de la historiografía respecto a
significado para el gobierno español la finalización la importancia de este documento difieren de acuer-
del antiguo y arraigado problema generado por la do a la perspectiva de análisis sobre la que se centren.
presencia activa de los portugueses. Sin embargo, no Sin embargo, la mayor parte de los autores lo analiza
se tuvieron en cuenta otros factores tales como las en función de la problemática de la demarcación de
futuras exigencias geopolíticas y estratégicas de una fronteras. Mientras algunos señalan su importancia
coyuntura internacional cada vez más comprometi- para la fijación de los límites entre ambos reinos
da o, lo que fue igualmente decisivo, las alteraciones (CÁRCANO, 1972, p. 179 a 181), otros lo conside-
que se producirían en el ámbito de las relaciones de ran de gran perjuicio para España, en tanto y en
portugueses y españoles en la región. cuanto perdió las provincias de Santa Catalina y Río
Es en este marco general que el Tratado de San Grande y accedió a la neutralidad de algunas zonas,
Ildefonso logró una relevancia singular pues, más sin advertir que complicaría la demarcación y
allá del problema limítrofe, propició directa o serviría de refugio de ladrones y contrabandistas
indirectamente el surgimiento de nuevas condiciones (SILIONI, 1964. p. 107 a 109). Desde la perspecti-
favorables para la afirmación de los intereses de unos va brasileña la visión del tema es distinta. Para
y otros en la zona. Manoel Mauricio de Albuquerque el tratado respon-
dió a la política expansionista de España: "El expan-
sionismo español fue, en parte, facilitado porque
El ajuste frente al «nuevo orden»
Inglaterra se encontraba envuelta en la Guerra de
El primero de octubre de 1777 se firmó en San Independencia contra los colonos norte-americanos
Ildefonso el Tratado preliminar hispano-portugués ( 1776-1783). Sin este apoyo externo y debilitado por
de paz y límites. Según sus cláusulas, los fundamen- la política anticolbertista de D. María I, el gobierno
tos de la demarcación debían remitirse y ajustarse portugués fue forzado a firmar el Tratado de San
al Tratado de Madrid (1750). En líneas generales Ildefonso en 1777" ( A L B U Q U E R Q U E , 1984.
pasaban a jurisdicción española la Colonia del Sa- p. 205). Desde el punto de vista del desenvolvimien-
cramento, los Siete Pueblos de las Misiones Orien- to de la política internacional, por otro lado, tuvo im-
tales del Uruguay y el territorio al Norte de Castillos portantes connotaciones para los sucesos que
Grandes hasta la laguna Mirim y sus vertientes. sobrevendrían a principios de la década siguiente.
Además, España mantenía la exclusividad en el trá- Sobre sus bases se firmaría el 11 de marzo de 1778
fico de los Ríos de la Plata y Uruguay y obtenía la el Tratado de El Pardo, de amistad, garantía y co-
soberanía sobre las Islas Annobon y Fernando Poo. mercio entre España y Portugal, comprometiéndose
Portugal, por su parte, confirmaba sus derechos so- ambas naciones a no entrar en guerra una contra otra.
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De esta forma, España se aseguraba la neutralidad se hacía referencia al compromiso que asumían las
de los lusitanos en el inminente conflicto que lo iba dos naciones ibéricas para conservar la "... recípro-
a enfrentar con Inglaterra al apoyar la independencia ca seguridad y perpetua paz, y tranquilidad de ambas
de las colonias de Norteamérica. naciones, y el total exterminio de los contrabandos,
No obstante estos distintos enfoques, la mayoría que los subditos de la una puedan hacer en los domi-
de los estudiosos coincide en destacar que, a pesar nios, o con los vasallos de la otra" (Ibidem, p. 230 a
de la firma del tratado, la divergencia de intereses y 231 ). Por tal razón se establecía que, en caso de que
ambiciones de ambas naciones sobre el área riopla- se aprehendiere a cualquiera de estos individuos
tense se mantuvo de tal forma que nunca se llegó a comerciando en forma ilegal, sería castigado en su
una solución concluyeme del problema. Las comisio- persona y bienes con las penas impuestas por las
nes de límites debieron enfrentarse a diversos pro- leyes de la nación que le hubiese capturado. En el
blemas que obstaculizaron aún la constitución de las artículo X V I I se incluía bajo sanciones similares a
mismas y el gobierno portugués tendió a dilatar la todos aquellos que incursionaran en el territorio o en
concresión de la demarcación d e f i n i t i v a . D i c e los ríos que no fueran propios de su nación, aunque
Cárcano al respecto: "Las comisiones hallan toda se exceptuaba a los que arribasen a puerto y territo-
clase de dificultades para constituirse, por falta de rios ajenos por necesidad y urgencia o por comisión
técnicos e instrumental adecuado, por el distinto oficial de su respectivo país (Ibidem, p. 231 a 232).
criterio para iniciar el trabajo, por las instrucciones Además de estas especificaciones, había una
vacilantes de M a d r i d , las chicanas de Portugal y las serie de cláusulas destinadas a aclarar y solucionar
contradicciones que encuentran en los documentos las diferentes situaciones particulares que se pudie-
que deben servir de base para la demarcación. Sólo sen presentar. Por el artículo I I se ordenaba que los
dos comisiones trabajan conjuntamente. El resulta- españoles y lusitanos que se hubieran hecho prisio-
do final es muy deficiente. Los portugueses, hábiles neros en mar o en tierra fueran puestos en libertad,
y tenaces en demorar el cumplimiento del tratado, sin otra condición que la de asegurar el pago de las
finalmente abandonan la empresa. El mayor bene- deudas que hubieran contraído en el país en que se
ficio de este gran esfuerzo son los informes, estudios, hallasen. Más adelante se precisaba que tanto los ha-
memorias y diarios que escriben sus más destacados bitantes como los oficiales y soldados vasallos de
comisionados" ( C Á R C Á N O , 1972, p. 180). Portugal que se encontraban en Colonia del Sacra-
mento, isla de San Gabriel u otro cualquier territorio
Extendiendo el análisis más allá del planteo
que pasaba a depender de la corona española,
geopolítico y estratégico, la lectura de este documen-
tendrían la libertad de retirarse o de permanecer en
to permite incursionar en el ámbito particular de
el lugar con sus efectos y muebles. Por otro lado, el
aquellos individuos que, por una u otra razón, se
gobernador, oficiales y soldados de la guarnición de
vieron involucrados en los cambios y transformacio-
Colonia gozarían de la facilidad de poder vender sus
nes que se produjeron como consecuencia de su
bienes raíces antes de abandonar la zona. Estas
implementación.
libertades y derechos se hacían extensivas a los ha-
Las particularidades del área platina hicieron que bitantes, oficiales y soldados españoles que estuvie-
su elaboración pretendiera c u m p l i r con la doble ran en alguno de los establecimientos cedidos o re-
finalidad de solucionar el problema limítrofe y de nunciados en favor de la corona de Portugal (Ibidem,
terminar con las actividades ilegales que se desarro- p. 219 a 237 y 224 a 225).
llaban en la región. En el artículo X V I de su texto
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El encargado de iniciar las diligencias para la resti- aquí. A la falta de cooperación por parte de los en-
tución de los prisioneros portugueses que se hallasen viados del gobierno portugués, debían sumarse las
en las provincias españolas y, a su vez, cfcctivizar las distintas situaciones originadas en el aplazamiento
disposiciones dei Tratado de San Ildefonso en torno de la solución a tan engorroso asunto que, por su
a los vecinos de Colonia fue el Virrey Cevallos. Este parte, podían convertirse en excusas y pretextos para
debía resolver, además, las cuestiones planteadas por enmascarar algunas actividades ilícitas.
los mismos pobladores de las zonas en conflicto. En Así, por ejemplo, en febrero de 1780 una de las
virtud de este tema se trató de tomar todas las naves portuguesas que tenía que conducir la artillería
precauciones a fin de facilitarei transporte de aquellos y demás efectos que se debían entregarse a aquel
que quisiesen volver a su lugar de origen, previo pago gobierno hizo su aparición con el añadido de una carga
de todas sus deudas en el territorio restituido. Al de negros. Este hecho planteó grandes desacuerdos
mismo tiempo, se permitió que los que quisiesen entre los representantes del gobierno virreinal. El
quedarse pudieran decidirlo voluntariamente. administrador de la real Aduana indicó al intendente
A pesar de estas precauciones, sobre la marcha que se permitiese la venta de los mencionados negros
de los acontecimientos se comenzaron a presentar porque "... la contemplaba útil, coincidía con algunos
dificultades. Algunos portugueses que decidían aban- artículos del tratado preliminar, y evitaba el fraude de
donar Colonia tenían la pretensión de que se les los referidos derechos" (Ibidem, p. 110). En el otro
pagara por el valor de sus casas; otros intentaban extremo, el defensor de Real Hacienda, los dos
acarrear su ganado o decidían llevarse con ellos a su abogados fiscales, el tribunal de cuentas y el asesor
esposa e hijos españoles. del Virreinato dictaminaron la ilegalidad de tal me-
Si bien estas solicitudes no parecen descabella- dida. Si éstos se fundamentaban en las prohibiciones
das, significaban un problema para los representan- legales que impedían de plano la venta de dichos ne-
tes reales pues daban lugar a situaciones no previs- gros en la plaza comercial rioplatense, el administra-
tas porla ley. Portal razón, el Virrey Vcrtiz no vaciló dor de la aduana alegaba la conveniencia de su
en denegar todos aquellos pedidos que no estuvieran introducción para los intereses del virreinato, justifi-
comprendidos en las ordenanzas reales. cando su opinión en lo dispuesto por el Tratado de San
Hacia fines de 1781 se debía resolver, además Ildefonso 2 . Finalmente el Virrey permitió la venta de
del regreso de los pobladores a sus lugares de ori- los negros c informó al gobierno portugués que su "...
gen, la entrega de prisioneros y la restitución de las condescendencia con los oficiales, que había remitido
embarcaciones y cargas apresadas durante el con- era solo en obsequio de la buena armonía que procu-
flicto. El Virrey Vértiz daba cuenta minuciosa de raba se radicase entre ambos" (Memorias de los
lo actuado en lai sentido, afirmando haber tomado Virreyes..., 1945, p. 110). Otra fue su explicación al
las previsiones necesarias para poner fin a «... tan monarca español, aludiendo tanto a las connotaciones
dilatado negocio, diferido a la verdad contra todos diplomáticas del problema como, fundamentalmen-
mis estímulos y condescendencia, por una progre- te, a la necesidad de satisfacer las demandas de los
siva deducción de nuevos artículos y disputas, que
ha suscitado este comisionado Portugués» (Memo-
rias de los Virreyes..., 1945, p. 103).
2. Seguramente aquí el administrador de la Real Aduana se
Los problemas de la administración española refería a los artículos XVI y XVII, que han sido comentados
derivados de estas circunstancias no terminaban oportunamente.
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comerciantes del virreinato. Informado el rey de todo Estas circunstancias sirvieron de marco para el
lo dispuesto, la decisión tomada por la máxima desarrollo de distintas formas de vinculación mer-
autoridad rioplatense fue aprobada por Real Orden del cantil entre lusitanos y españoles.
14 de marzo de 1781. Don Diego Cantero, vecino de Buenos Aires y
Capitán de las Milicias de Potosí, en marzo de 1785
Algunas cuestiones colaterales había sido favorecido con un permiso para conducir
600 negros al Río de la Plata y, en el viaje de retorno,
La decisión tomada por el Virrey Vértiz acerca de trasladar cueros y otros frutos de la jurisdicción del
permitir la venta de la carga negrera respondía, indu- Plata. Los negros se debían transportar desde el Bra-
dablemente, a los requerimientos, en lodo el territorio sil y en navios portugueses bajo la "...indispensable
virreinal, de mano de obra para la agricultura y la condición de no llevar efecto, ni género alguno con
minería. Además había que sumar los efectos produ- los negros, bajo la pena de comiso..." (Documentos
cidos por la paralización del comercio entre España para la Historia Argentina, 1915, p. 280-281). Pese a
con sus colonias, como consecuencia de la guerra estas advertencias, en 1786 se informaba que Cantero
desatada contra Inglaterra el 23 de junio de 1779. había arribado a Montevideo en la Zumaca Portuguesa
El inicio de este conflicto, originado en el apoyo Nuestra Señora de los Dolores, su capitán Antonio
brindado por el gobierno peninsular a las colonias Pereyra, llevando a su bordo ciento sesenta negros,
norteamericanas en su lucha por la independencia, varios efectos, y diferentes sujetos extranjeros con el
obstaculizó la plena vigencia del Reglamento y fin de desembarcar y quedarse en el área. En la causa
aranceles reales para el comercio libre de España e que se le siguió por este ilícito se demostró que
Indias del 12 de octubre de 1778. Su prolongación Cantero mantenía negocios con varios comerciantes
hasta avanzado el año 1783, y sus repercusiones en de la ciudad de Bahía de Todos los Santos, tales como
el ámbito de las comunicaciones y el comercio en- Juan Manuel Martínez de Acosta, Manuel de Silva
tre la metrópoli y sus posesiones de ultramar, obligó Fernandez y Miguel José de Araújo (A.G.N., 33-3-8).
a España a implementar una serie de medidas alter- Asimismo, en el grueso expediente que se originó a
nativas destinadas a lograr soluciones de emergencia raíz de estas actividades fraudulentas se inculpó no
ante la crisis desatada (SILVA, 1993). sólo a Cantero sino, también, al portugués Antonio
Pereyra de los Santos, capitán de la zumaca lusitana,
La intervención lusitana en el comercio riopla-
Juan de Silva Cordeiro, quien era de la misma
tense fue una constante durante el período que duró
nacionalidad y actuaba como el sobrecargo de la
el conflicto bélico con Inglaterra. El gobierno espa-
embarcación, y el comerciante Custodio Antonio de
ñol se vio en la necesidad de utilizar la neutralidad
Oliveira. Estos 1res fueron procesados y acusados por
de los portugueses como una vía alternativa para el
el fiscal de su majestad en virtud de "... las graves pe-
comercio. Durante el mismo período y aún durante
nas en que por derecho han incurrido, y a que también
la posguerra, el tráfico negrero desde el Brasil fue
están sujetos los portugueses por las leyes y tratados
un excelente punto de partida para todo tipo de
de Paz últimamente ajustados entre las dos cortes de
transacciones mercantiles con el Río de la Plata. Los
España y Portugal con expresa condenación de cos-
negros que se conseguían en dicha plaza eran relati-
tas" (A.G.N., 33-3-8 y 33-4-2).
vamente baratos y esa vía de comercialización sumi-
nistraba excelentes oportunidades para el contra- Informado de estos hechos, el marqués de
bando (STUDER, 1958, p. 263 a 271). Sononra indicaba actuar con todo el rigor del dere-
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cho, imponiendo todas las penas con que se había marino avezado, a ratos contrabandista, comercian-
conminado en la concesión del permiso. te, empresario teatral, incansable escritor de cartas,
Si en esta ocasión la administración española notorio integrante de la masonería, caudillo, rico,
invocaba el Tratado de San Ildefonso para castigar generoso ... y por encima de todo, portugués, hijo
el comercio ilegal cometido por un grupo de portu- de la misma Lisboa" (BENTANCUR, 1985, p. 8).
gueses, el mismo documento había servido con Su vida fue una gran aventura y sólo sus relacio-
anterioridad a las autoridades virreinales para justi- nes con distintas jerarquías de la burocracia colonial
ficar la implcmcntación de una medida que no estaba le permitieron esquivar, en la mayoría de los casos,
enmarcada en la legislación, pero que era altamente el rigor de la ley. El probadamente asombroso
provechosa para los intereses económicos rioplaten- usufructo que este lisboeta hizo de las actividades
ses en una época de conflictos. Este criterio parti- clandestinas desde su puesto (A.G.N., 33-4-5), sólo
cular para aplicar la ley habla a las claras del prag- fue posible en el marco de la connivencia de otros
matismo de las autoridades virreinales que se encon- funcionarios. El mismo Virrey Loreto denunciaba
traban en la creciente necesidad de adaptar las nor- "...las cualidades de los Comandantes que había en
mas a las demandas concretas de su territorio, en el el resguardo. Ortega y Melo su segundo, y del Admi-
marco de una cada vez más confusa y cambiante nistrador Tesorero que tenía la Real Aduana de esta
coyuntura política internacional. Capital, Mesa; malversadores todos de sus oficios y
Los condicionamientos que rodeaban las decisio- negociantes al mismo tiempo que con socios de otras
nes gubernamentales justificarían, de alguna forma, personas con valores muy crecidos del Erario de
la continua injerencia de los portugueses en el co- S.M..." (Memorias de los Virreyes..., 1945, p. 262).
mercio lícito e ilícito rioplatcnsc en los tiempos A pesar de estas denuncias y no obstante las cau-
inmediatamente posteriores a la firma del Tratado de sas que se iniciaron en contra de Melo como
San Ildefonso. Sin embargo, no podemos dejar de consecuencia de sus dobles actividades (1788-1791),
resaltar que la misma administración española tenía el mismo gobierno español contribuiría a su perma-
graves deficiencias y presentaba amplios resquicios nencia en el cargo. Por Real Orden del 16 de octubre
por los que se filtraban los lusitanos en busca de un de 1788 era nombrado vasallo de la corona española,
provechoso intercambio. Es sabida y comprobada la en posesión de todos los privilegios concedidos a los
asidua participación de las autoridades locales en naturales del reino español y con derecho a mantener
diversas actividades fraudulentas que los vinculaban el puesto que se le había conferido. Esta decisión se
con los portugueses. Pero lo más grave es que, en fundamentaba, según el texto del documento, en los
ocasiones, los intereses lusitanos actuaban desde el artículos 3 o , 7 o y 9 o del Tratado firmado en San
mismo seno de la administración. Ildefonso en octubre 1777 y "...en los méritos y
Tal fue el caso de Don Manuel Cipriano de Melo, servicios que acreditó haber ejecutado el nombrado
quien había actuado como piloto y práctico del Río Don Manuel Cipriano de Melo..." (A.G.N., 30-7-5).
de la Plata bajo las órdenes de Cevallos y Vértiz, para
luego revistar como Teniente del Comandante del Conclusiones
Resguardo del Puerto de Montevideo. De él escribió
un historiador: "No había sido virrey, ni gobernador, Si bien el Tratado de San Ildefonso pretendió
ni integrante del Cabildo, ni terrateniente, pero síjefe otorgarle una solución legal y definitiva a la proble-
de la vigilancia del tráfico ilegal de mercaderías, mática geopolítica y estratégica que giraba en torno
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al espacio fronterizo rioplatense, los hechos demos- nuar interactuando en la región. Lo que tendría que
traron que la Corona Española no supo aprovechar haber significado un freno a la presencia lusitana en
en la práctica lo que habfa ganado en los papeles. el Río de la Plata, se convierte en un factor propicia-
Los designios polfticos emergentes de los órganos torio más. Las normas fijadas en el documento en
gubernativos lusitanos, sumados a la acción de los cuestión permitieron que muchos portugueses se
particulares en la zona, siempre tendieron a usufruc- quedaran residiendo en los territorios que pasaban a
tuar legal o ilegalmente las posibilidades económicas la jurisdicción española, junto con todas sus pertenen-
de la región platina. Como bien explica un estudio- cias. Algunos de estos hombres, como hemos visto,
so de la diplomacia luso-brasileña en el Río de la aún ocuparon puestos de vital importancia dentro de
Plata: "... el gobierno de Portugal y sus autoridades la estructura gubernamental, utilizando para su prove-
en el Brasil, aprovechándose de la habitual indiferen- cho las ventajas que esta situación ofrecía.
cia hispana, del poco interés prestado por el gabine- Simultáneamente, distintas circunstancias deri-
te de Madrid a comarcas apenas habitadas y muy vadas de la firma del tratado dieron pie para la
poco conocidas, habían ido ensanchando los límites introducción de los intereses comerciales lusitanos
del Brasil, con detrimento de los del virreinato de en el área rioplatense bajo diversas formas. El pro-
Buenos Aires..." (SILIONI, 1964. p. 108). Esta ceso de entrega de prisioneros y restitución de em-
expansión fue complementada posteriormente con la barcaciones que siguió a la resolución de la paz
incorporación de los pueblos de las Misiones orien- enmascaró, en algunas oportunidades, irregularida-
tales al dominio portugués luego de finalizada la des tales como la introducción de mercadería ilíci-
Guerra de las Naranjas. 3 ta. La recientemente lograda paz entre las dos na-
Es evidente que la corona española no opuso una ciones ibéricas aseguró, por otra parte, la neutralidad
clara y contundente política que obstaculizara real portuguesa en el conflicto entre España y Gran Bre-
y definitivamente la penetración de los intereses taña. Esto le dio a sus subditos la oportunidad de
lusitanos. Además queda claro que no tuvo el apoyo sacar pingües ganancias de la utilización de sus bar-
ni de la generalidad de tos representantes de la admi- cos y hombres para la comunicación entre la penín-
nistración en la zona, ni de los mismos pobladores sula y sus colonias mientras duró el enfrentamiento.
que se beneficiaban de la situación. Sumado a estas circunstancias, el mismo tráfico de
Los casos analizados a lo largo del trabajo de- negros fue un excelente punto de partida para tran-
muestran que los vasallos de ambas coronas encon- sacciones de todo tipo.
traron en la normativa pautada en San Ildefonso en el En el marco de estos hechos, el tratado de San
año 1777, un respaldo y una justificación para conti- Ildefonso tuvo una insospechada relevancia ya que,

3. La llamada guerra "de las naranjas", de cona duración, per- por el acuerdo que se estaba elaborando entre ingleses y franceses:
mitió a los lusitanos apoderarse de los pueblos de las Misiones orien- la "Paz de Amiens" del 25 de marzo de 1802. Cfr. CORTESÃO,
tales mientras que, curiosamente, se comprometían a cerrar sus Jaime Y CALMON, Pedro: "Brasil" en: Historia de America y de
puertos a Inglaterra. España, por su parte, quedaba en posesión de la los pueblos americanas, dirigida por Antonio Baltesterose Beretta.
plaza portuguesa de Oli venza. Este desenlace había sido favorecido T. XXVI. Salvai Editores, S.A., Barcelona. 1956. p. 544 a 545.
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de alguna manera, permitió que la presencia portu- antiguos intereses lusitanos en el área y favoreciendo
guesa en la zona continuara bajo otros condiciona- la vigencia de una problemática que se pretendía
mientos, facilitando el reacomodamicnto de los haber concluido.

Fuentes

Documentos inéditos: BENTANCUR, Arturo A. Don Cipriano de Melo, señor de


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